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Traducción del ensayo de David Perkins y análisis de los signos de puntuación en la traducción (página 2)


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Finalmente considero que debe ser positivo este tipo de ideas nuevas para trabajar en un proyecto de grado. Pienso que se debe tener en cuenta aquellas teorías nuevas que oxigenen la cátedra en la universidad. Por eso considero importante traducir, al menos en parte, este libro para que estas nuevas ideas puedan ser trabajadas por otros estudiantes en el área de los Estudios Literarios.

Análisis general de la obra que se va a traducir

El libro titulado Theoretical Issues in Literary History es una compilación de trabajos teóricos que se introducen en el debate sobre la historia de la literatura, debate que a lo largo del siglo XX, se ha intensificado en el ámbito de la crítica literaria. Esta polémica se focalizado en la manera como tradicionalmente se configuran las historias de la literatura; en esta medida, analiza la forma como éstas definen los géneros, construyen períodos y cánones literarios. El artículo escrito por David Perkins (incluido en esta compilación) intitulado "Clasificaciones literarias: ¿cómo se han hecho?" aborda el problema de la periodización; este problema ha sido objeto de variados estudios dentro de la polémica sobre cómo se debe escribir la historia literaria. Las clasificaciones literarias han sido redefinidas, reevaluadas y, en algunos casos, cuestionadas por la crítica, que últimamente reflexiona sobre los problemas que afronta el historiador de la literatura.

Este problema es retomado por René Wellek, por ejemplo, en un artículo titulado "Períodos y movimientos en la historia literaria"; en éste artículo, Wellek describe la forma como se ha concebido la noción de período: en muchas historias no deja de ser una simple etiqueta lingüística, que se le adjudica a una etapa del desarrollo literario; en otras es una herramienta dependiente de la periodización, configurada por otros discursos históricos y, en la opinión de algunos críticos, sofisma que niega la imposibilidad de escribir una historia literaria, ya que, según ellos, la literatura está fundada únicamente por valores eternos, inmutables y acabados. El anterior ejemplo demuestra hasta qué punto el concepto de periodización ha sido objeto de múltiples replanteamientos y controversias.

David Perkins, por su parte, recalca, en el capítulo que se va a traducir, la necesidad de las clasificaciones literarias para la historia, para comprender y para abordar la literatura inmersa en un proceso histórico. Los historiadores, al valerse de las clasificaciones literarias, homogenizan fenómenos que por naturaleza no lo son; por lo tanto, terminan construyendo generalizaciones. Perkins, en la introducción del libro, describe el objeto de su estudio sobre las clasificaciones; además, como lo indica el título de su trabajo, Perkins explora el fondo y los motivos por los cuales los historiadores han hecho sus clasificaciones literarias; de esta manera, señala seis aspectos que han condicionado la forma como los historiadores han construido las clasificaciones literarias en la historia de la literatura. El primero de estos seis aspectos es la mediación de criterios estéticos pertenecientes a la tradición de las historias literarias, a la hora de establecer una clasificación. El segundo punto es la certeza de que una historia literaria no puede revolucionar totalmente los criterios bajo los cuales se han construido tradicionalmente los períodos literarios; no le es fácil partir de cero y evadir el peso de una tradición. El tercero es la incidencia de la ideología del historiador que, aparte de sus valoraciones estéticas, interfiere en sus periodizaciones literarias. El cuarto es la mediación del debate sobre la actitud historiográfica, es decir, la pulsión de legitimarse a sí mismo como historiador. El quinto es la creencia de que una historia literaria debe tener una dimensión estética, un principio de organización y un equilibrio de argumentación. Por último, el sexto es la aceptación por parte de los historiadores de las periodizaciones creadas por los artistas; periodizaciones que por lo general son producto de la autoconciencia de los escritores, de su ubicación en la historia y de la autolegitimación de los algunos movimientos literarios.

De esta forma, Perkins retoma las diferentes alternativas por las que han optado los historiadores de la literatura para establecer sus clasificaciones literarias, observando así los procedimientos a los que ha recurrido esta tradición historiográfica. Su intención no es proponer una nueva manera de construir clasificaciones literarias, sino reconocer el valor de éstas para la historia al hacer un balance de cómo se han conformado las mismas en las historias literarias.

2.1. IMPORTANCIA DE LA OBRA EN EL CAMPO DE LA DISCIPLINA QUE TRATA.

Durante el siglo XX la historia de la literatura ha caído en un descrédito del cual le ha sido difícil superarse. Básicamente lo que se ha criticado es la forma tradicional como se han concebido las historias literarias. En muchas ocasiones, y principalmente durante el siglo XVIII y XIX, las historias literarias no dejan de ser un catálogo de obras y autores, o son subsidiarias de otros discursos históricos, o han seguido en su configuración pretensiones nacionalistas e ideológicas. Las teorías literarias críticas del siglo XX revalidaron los métodos y procedimientos tradicionales, bajo los cuales se han escrito las historias de la literatura. El marxismo y el formalismo, entre otras, buscaron salvar a la historia literaria del vacío en el que se había sumido, abordando la literatura desde otras vías de aproximación. En este sentido, la necesidad de establecer una relación entre una obra y su contexto social; la exigencia de buscar una "idea básica", que pretenda darle un carácter totalizador a la historia (el idealismo); la noción de lo "clásico", que implique el otorgar un carácter supratemporal a las "obras maestras"; o la idea de la autonomía semántica del texto que lo lleve a liberarse de todo condicionamiento histórico y social (formalismo), no son más que reacciones y respuestas a las diversas inquietudes que surgen al leer aquellas historias "tradicionales" de la literatura. Las cuales antes de dar a conocer aspectos fundamentales de los fenómenos literarios a través de los tiempos, lo que hacen es reducir la obra en su potencialidad semántica y convertirla en un simple suceso ubicado en una lista de acontecimientos que vienen a contextualizar cierto periodo histórico, o a ser exponentes de cierto género literario. El hecho de que el formalismo replantee las bases de la teoría literaria y se pregunte de nuevo sobre el concepto de lo literario, que le dé predominancia a la obra como ente significante por sí mismo, y, que, sobre todo, con su noción de la "literariedad", la diferencie de otros discursos históricos y culturales, hace pensar en la evidencia de la crisis en la que había recaído la historia de la literatura; pero más que eso, en la decadencia de la definición de la misma. Por consiguiente, el repensar en la literatura, en su valor artístico, en la función del lector y en el papel de la interpretación en la esencia de la misma, ha sido un factor determinante a la hora de replantear la escritura de su historia.

En este debate crítico se instaura esta compilación de ensayos titulada Theoretical issues in literary history. Su importancia en el ámbito de la literatura es que abarca diferentes miradas y temáticas importantes en la polémica sobre la historia literaria. De esta forma, tiene un capítulo sobre la teoría del género, otro sobre el antihistoricismo de Benedetto Croce, otro sobre las clasificaciones literarias, etc. En este sentido, se retoman las diferentes perspectivas críticas sobre las historias literarias y se hace un recuento de cómo y bajo qué presupuestos se han criticado éstas. Así, en la introducción escrita por David Perkins, éste hace un estado de la cuestión y contextualiza la polémica crítica en torno a la historia de la literatura. La necesidad de encontrar un punto de partida o de definir la función social de la historia de la literatura, la mediación de las instituciones y las ideologías en ésta, el ataque y el escepticismo frente a la misma, el problema de la periodización y de las clasificaciones literarias son algunos de los tópicos más frecuentes en este debate crítico, tópicos que son abordados en este trabajo. A pesar del descrédito de la historia de la literatura, aludido antes, ésta ha recobrado cierta validez gracias a los presupuestos de la estética de la recepción. Al concebirse al historiador ante todo como un lector y al pensar que la dimensión histórica de una obra se equipara con su dimensión estética y con su potencialidad semántica, se observa desde otra perspectiva la historia de la literatura. Por otro lado, es complejo hacer una división tajante entre crítica, teoría e historia literaria, ya que las dos primeras en algún momento se basan en el conocimiento aportado por esta última, y el historiador no puede dejar de ser un crítico al ser un intérprete ubicado en su presente. Las anteriores reflexiones no han pasado desapercibidas por los estudios literarios. Los trabajos monográficos y teóricos que han reflexionado sobre la historia de la literatura, sobre la importancia de redefinirla son prueba de lo anterior. Así mismo, los cursos de profundización sobre la relación entre la historia y la literatura, y sobre la estética de la recepción en la carrera de Estudios Literarios dejan ver hasta qué punto el debate sigue vigente en el ambiente crítico. La preocupación por la historia de la literatura colombiana y la necesidad de una lectura crítica de la misma son algunos de los objetivos principales de la Maestría en Literatura Colombiana, maestría que se abrió el primer semestre de 2005.

Marco teórico

Para el marco teórico tomaré el libro de Juan Gabriel López Guix y Jacqueline Minett Wilkinson llamado Manual de traducción inglés / castellano. La clave de este libro es que recoge, con ejemplos, los diversos problemas que se pueden presentar durante una traducción. Los autores usan un enfoque deductivo para desarrollar los diferentes temas planteados en el libro. El punto de partida según los autores es tener en cuenta que una traducción es una toma de decisiones; en este proceso tenemos dos etapas: las diversas interpretaciones del texto de partida y las diferentes maneras de expresar las ideas en el texto de llegada. En capítulos más adelante los autores describen las características que pueden o no tener en común las lenguas; así como una breve historia de las dos lenguas que nos conciernen en este trabajo, naturalmente el inglés y el español; también contiene un análisis de la estructura gramatical de estas dos lenguas, de hecho hay dos capítulos destinados a las diferencias que hay entre el español y el inglés, en cuanto a la puntuación se refiere. Este análisis es importante dentro de mi trabajo monográfico, en particular, porque, teniendo yo que limitar el análisis a un área específica, escogí las diferencias de puntuación que tienen el inglés y el español; obviamente, este estudiante no ha olvidado el papel que tiene el traductor -tan importante que ningún programa de computador, por sofisticado que éste sea, lo ha podido remplazar- como puente entre el autor (texto de partida) y el lector (texto de llegada). Este papel le da una responsabilidad extra al traductor, porque, en este proceso, éste tiene que hacer una interpretación del texto de partida, diferente a la que haría cualquier lector convencional; esta interpretación debe ser más profunda, debe desmenuzar el texto y abordar las estructuras internas para, de esta forma, lograr un producto final en donde los rasgos del texto de llegada conserven la misma esencia del texto de partida. Esta parte del libro me dio una visión más clara de lo que debía ser el punto de inicio de mi trabajo de traducción. Para empezar hay que notar que existen diferencias entre el uso de los distintos signos de puntuación entre el inglés y el español. Debo subrayar "entre el uso", ya que los signos de puntuación, desde el punto de vista tipográfico, son los mismos tanto en el inglés como en el español; y así como encontramos diferencias en su uso, también podemos encontrar, fácilmente, similitudes.

Claro que aparte de la puntuación, hay que repasar un poco la teoría de la traducción; en el manual de traducción hay diversos enfoques y teorías. Sin embargo, la teoría de Peter Newmark tiene algo atractivo: en su A Textbook of Translation (1988), él tiene en cuenta la "intención textual, el tipo de texto, el tipo de lector, las escalas estilísticas, la actitud del autor, el marco de recepción de la traducción, la "autoridad" del texto, el grado de denotación y connotación, así como los aspectos culturales"[1]. Al tener en cuenta todas estas variables, encuentro que la traducción es algo que puede llegar a ser subjetivo pues dos traductores diferentes siempre tendrán ideas diferentes sobre la interpretación de todos estos aspectos. También tiene en cuenta dos tipos de traducción: el arte que pertenece al campo semántico y el oficio que está relacionado con el aspecto comunicativo. El primer tipo de traducción esta dirigido a los textos literarios, y en ellos hay que tener en cuenta el efecto emocional del texto de llegada en el lector. En el segundo método encontramos una herramienta de aplicación para los textos informativos, donde el impacto emocional no es tan importante. Para este proyecto en particular voy a tener en cuenta este segundo aspecto, ya que, como lo he descrito anteriormente, el ensayo a traducir, aunque habla de literatura, es un texto teórico, en el cual lo importante es tener en cuenta la utilización de un corpus de conocimientos (Manual de Traducción 1997). Esto quiere decir que lo más importante aquí es la correcta utilización del vocabulario, para lo cual es necesaria la asesoría de un profesor de esta área de estudio. Posteriormente en su libro Paragraphs on Translation (1993), Newmark unifica su teoría dual (Traducción Semántica/traducción comunicativa) en lo que llama una teoría correlativa que intenta responder a la pregunta: ¿cuándo hay que alejarse del texto y cuándo no? Esta teoría formula tres proposiciones: a) cuanto más importante sea el lenguaje de un texto, con mayor precisión debe traducirse; b) cuanto menos importante sea, con menor precisión debe traducirse, c) cuanto mejor escrita este una unidad del texto, más precisa debe ser la traducción. Esta escala móvil de la importancia del lenguaje del texto determina la actitud del traductor ante cualquier texto y puede estar dada por factores situacionales, por el valor que el traductor le da al texto o por el propio leguaje del texto. Para este trabajo en particular, me focalizaré en lo que Newmark llama ""communicative" translation" que, como ya dije atrás, es la traducción de aquellos textos que tienen un carácter informativo. Newmark resalta la importancia de alcanzar un buen nivel de lenguaje escrito; tenemos que tener en cuenta que un texto como el que se tradujo en este trabajo carece, salvo algunas excepciones, de lenguaje coloquial, de expresiones cargadas con un alto sentido emocional, como las que se encontrarían en un texto literario (en donde nos focalizaríamos más en el aspecto semántico). Además él expone en su obra A text book of translation, que la mejor manera de traducir es buscar entre las teorías que haya a la mano, la que mejor se adapte a las dificultades que presente cada texto en particular.

Teniendo en cuenta lo anterior, voy a describir brevemente algunas teorías sobre traducción. La primera de ellas es la de Nidia y Taber. Ellos se basaron en la etnografía, en factores socioculturales y en la Gramática Generativa Transformacional; de esta forma propusieron tres estadios en su modelo comunicativo: el análisis, la transferencia y la reestructuración. En el Manual de traducción, dice que el primer objetivo en este modelo es el de obtener "el equivalente natural más cercano", poniendo el sentido en primer plano, y después el estilo; Nidia propone dos tipos de equivalencia: la equivalencia formal, en la que se reproducen las características formales del texto de partida en el texto de llegada; y la equivalencia dinámica, que busca que la respuesta del lector del texto de llegada sea esencialmente la misma de la del lector del texto de partida. La segunda teoría que quiero tocar es la de Vinay y Darbelnet. Estos estudiosos del tema representaron la escuela franco-canadiense; propusieron tres planos: el léxico, el gramatical y el mensaje. Su comparación se hizo de la traducción entre el inglés y el francés, además le dieron piso a su teoría con los estudios que hizo Saussure sobre el signo lingüístico y la dualidad de la lengua-habla. El primero de los planos que ellos proponen es el léxico y en él se establece la relación que surge de la diferencia entre el significado y el significante. El segundo plano es el gramatical, aquí estudiaron la oración y su sintaxis; también agruparon todos los casos en siete procedimientos de traducción: tres para la traducción directa (préstamo, calco y traducción literal) y cuatro para la traducción oblicua (modulación, transposición, equivalencia y adaptación). El tercer plano es el del mensaje que abarca no sólo el contexto lingüístico, sino también el contexto extralingüístico.

Antes de continuar con otras teorías, quiero profundizar un poco en lo que se refiere a los procedimientos de traducción. Considero que estos procedimientos son una guía práctica para afrontar cualquier dificultad que se pueda presentar a la hora de traducir cualquier texto. En este trabajo en particular, aunque su objetivo final fue el análisis de la puntuación, indudablemente tuve que echar mano de estos procedimientos.

Los tres primeros, como ya dije, son: préstamo, calco y traducción literal; y pertenecen a la traducción directa. El préstamo es la adaptación fónica y morfológica de una palabra; especialmente aquellas que pertenecen a un campo técnico como las comunicaciones, la medicina, ingeniería, educación, etc. Por lo general son palabras que son aceptadas en el idioma original por los profesionales de estas áreas, y pertenecen a su jerga profesional. El calco "…toma prestado", según Vinay y Darbelnet, "de la lengua extranjera el sintagma, pero se traducen literalmente los elementos que lo componen."

Es interesante anotar que este recurso en particular, según López y Wilkinson, contribuye a evitar el uso de extranjerismos. El último proceso dentro de la traducción directa, es la traducción literal; este tipo de traducción es simplemente "el trasvase palabra por palabra" de la estructura en la lengua de partida a la estructura en la lengua de llegada. Yo creo que en el caso del inglés y el español éste puede ser el menos efectivo de los procesos de traducción, ya que en la mayoría de los casos el carácter "cortante" de la lengua inglesa va en contra del "expresivo" de la lengua española. Por otro lado tenemos la traducción oblicua y sus cuatro procesos: modulación, transposición, equivalencia y adaptación. La modulación es una variación del mensaje teniendo en cuenta la manera de ver las cosas por parte del lector en la lengua de llegada; soluciona así, creo yo, la dificultad que presenta la traducción literal, ya que la modulación tiene en cuenta la diferencia entre los dos idiomas, teniendo en cuenta las categorías de pensamiento, en lugar de las categorías gramaticales.

El segundo proceso en esta categoría de traducción oblicua es la transposición. Ésta modifica la categoría gramatical de una parte de la oración sin cambiar el sentido general; así que tenemos un herramienta a la hora de traducir expresiones como "out of order" por "no funciona" (ejemplos estos del Manual de traducción). La equivalencia, por otro lado, es como una versión mejorada de la modulación, ya que esta "abarca la totalidad del mensaje" y se mueve en el campo semántico, en lugar del léxico. Creo que es apropiado, en beneficio de la claridad, ilustrar esto con un ejemplo: "birds of one feather flock together" que al aplicar la equivalencia tenemos "Dios los cría y ellos se juntan". Finalmente tenemos que la adaptación "se aplica a los casos en que la situación a la que hace referencia el mensaje no existe en la lengua de llegada y tiene que crearse en relación con otra situación, considerada equivalente. Se trata pues de un caso particular de la equivalencia, una "equivalencia de situaciones."" Lo que hace este tipo de traducción es ambientar una situación propia de la cultura de la lengua de llegada, para remplazar otra propia de la lengua de partida, que no existe en la lengua de llegada; y así, de esta forma, darle un contexto a lo que se tradujo para hacerlo más comprensible.

Ahora bien, López y Wilkinson agruparon tres procesos más, que definieron ellos mismos: la expansión, la reducción y la compensación. De la misma manera que hice anteriormente voy a explicar brevemente en qué consiste cada uno de ellos.

La expansión parece tocar el campo sintáctico; para explicar mejor lo que quiere decir este tipo de traducción, López y Wilkinson proponen el siguiente ejemplo: "…Peter staring out of the window or at a blank sheet of paper on his desk (…)"; éste se tradujo como: "…Peter mirando por la ventana o contemplando la hoja en blanco que tenía sobre el pupitre (…)". El verbo "staring" ha producido dos construcciones en español: "mirando" y "contemplando"; esta "ampliación" en el número de palabras se hizo por razones estilísticas, ya que el mismo autor dice que con una traducción literal como "mirando por la ventana o la hoja en blanco" es correcta. Por otro lado, tenemos que "a blank sheet of paper" se tradujo como "la hoja en blanco" eliminando así las palabras "de papel". Siguiendo con las definiciones, en las que no quiero ahondar demasiado, la reducción puede ser el caso contrario a la "expansión"; el autor asegura que es menos frecuente, en la traducción del inglés al castellano, que la expansión; es así que por razones estilísticas o estructurales el resultado en español es más conciso que la expresión inicial [esta oración suena un poco equívoca: yo entiendo que en el caso de la reducción el resultado en español es más conciso que en inglés, pero al insertar la frase "que es menos frencuente, en la traducción del inglés al castellano, que la expansión" parecería que el "es así" se refiere a la expansión, y no a la reducción]. Finalmente la compensación busca recuperar aquellos elementos que se han perdido en el proceso de traducción, logrando un equilibrio entre la expansión y la reducción.

Otro personaje que aportó a la teoría fue George Steiner, quien se basó en lo filosófico dirigiendo su teoría a lo cultural; propuso un modelo hermenéutico que dividió en cuatro etapas: la confianza inicial, "el impulso de generosidad del traductor basado en la presuposición de que hay algo que merece comprenderse"; la agresión, esta implica "invasión" y "extracción"; la incorporación, que es la "importación de la significación y la forma"; Y finalmente una reestructuración del equilibrio. Según López y Wilkinson lo que propone Steiner es poner la traducción en "el eje central de la cultura".

Otro aporte a la teoría lo hizo Louis G. Nelly con su libro The true interpreter (1979). Él presenta tres funciones para la traducción. La primera de ellas es la función simbólica, que es la traducción literal y, además, está centrada en el objeto; la función sintomática que se focaliza en el emisor y que alcanzaría una alta traducción; finalmente, la función señalizadora que trata de influenciar los pensamientos y las acciones centrando su atención en el receptor. Kelly se caracteriza por haber criticado la mayoría de los modelos por "haber mal interpretado la naturaleza del signo lingüístico y desatender alguno de sus aspectos." Y en general porque consideraba que muchos teóricos no tuvieron en cuenta aspectos como los usos no literales del lenguaje. Según López y Wilkinson, otro libro que puede tomarse en cuenta es el de Jean Delisle, L"analyse du discours comme méthode de traduction (1984). En este texto saltan a la vista tres operaciones en el proceso intelectual de la traducción: la comprensión, la reformulación y la comprobación. La primera hace referencia a qué es lo que se quiere decir; la segunda es la "reexpresión" de los conceptos en la otra lengua; y finalmente el último de ellos consiste en la comprobación, por parte del traductor, de la exactitud de la solución dada a determinado problema. Para terminar hace también distinción entre dos tipos de equivalencias; las que se dan entre palabras o frases "transcodificación" y las que se dan en los mensajes o enunciados "traducción".

Otra particularidad de este autor es que se interesa particularmente por la enseñanza de la traducción, en la que el dominio del lenguaje es su objeto principal, distinguiendo así cuatro aspectos: los usos establecidos de redacción, la exégesis léxica (vocablos monosémicos o nivel cero, acepción contextual pertinente o primer nivel, y redacción contextual o segundo nivel), la interpretación de la carga lingüística y la organicidad contextual o lo que es la coherencia del texto. Otro libro del que hacen referencia López y Wilkinson es el Text analysis translation de Christiane Nord. Éste le da importancia a la finalidad del texto de llegada; es así que presenta un modelo de análisis textual en el texto de partida, que "trata de establecer la función del texto original para luego reproducirla en el texto de llegada." Al mismo tiempo es primordial la función comunicativa en la que se integran los rasgos sintácticos y semánticos; por otro lado presenta un modelo aventajado en la medida en que puede ser válido para todos los textos sin focalizarse en sus características, sin embargo su propuesta parece estar más orientada a la enseñanza de la traducción. Ya para terminar con las referencias teóricas que nos ofrecen López y Wilkinson en su Manual de traducción, voy a hacer alusión al último autor. Basil Hatim e Ian Mason y su libro Discourse and the Translator (1990) introduce el estudio sociolingüístico y pragmático, dejando, así, de lado la preocupación de los otros autores sobre las funciones o los tipos de texto; al tiempo que presenta tres dimensiones del contexto. En primer lugar está la comunicativa, en donde se tienen en cuenta variaciones relacionadas con el uso y el usuario de la lengua; después tenemos la pragmática que está determinada por los propósitos de la enunciación y todo lo que éstos encierran; y al final, la semiótica en la que se toma en cuenta al signo.

Más adelante, durante el análisis de la traducción, mostraré otras referencias teóricas. Estas tendrán que ver, por supuesto, con el tema de análisis escogido por mí en el proyecto para la monografía, que, como ya enuncié anteriormente, está orientado hacia el uso de los signos de puntuación en los dos idiomas (inglés y español).

3.1. METODOLOGÍA

El primer paso para este proyecto es la lectura. Como se ha mencionado en el Manual de Traducción de López y Wilkinson la lectura que debe hacer el traductor debe ser diferente al la que hace el lector ordinario; esta debe ser más profunda, siempre teniendo en cuenta que de la interpretación que del texto de partida hace el traductor, dependerá en gran medida la calidad del texto de llegada. El segundo paso es el semántico. Para una traducción no se toman las palabras, oraciones o frases por separado. Se debe traducir el sentido y no las palabras (Manual de Traducción 1997). Lo que sigue en adelante es usar las herramientas propuestas en el Manual de Traducción en el capítulo de procedimientos de traducción y escoger los más apropiados para resolver los problemas que van surgiendo a medida que se avanza en la traducción del texto, todo con miras a lograr precisión, claridad y naturalidad.

Antes de finalizar quiero mencionar otro aspecto del procedimiento que considero importante. Este aspecto está relacionado con los signos de puntuación. En el texto que voy a traducir este aspecto es especialmente importante porque es un texto sobre teoría literaria, dirigido a estudiantes de literatura que pueden ser más sensibles a la mala utilización de éstos. Sobra mencionar que el Manual de Traducción ofrece una completa guía acerca de la correcta utilización de estos signos y de sus diferencias entre el español y el inglés. Los pasos finales son la corrección de estilo para darle finalmente al texto de llegada naturalidad, y la lectura de éste por parte de un profesor que esté relacionado con el tema para perfeccionar la terminología y comprobar su utilidad practica como texto de ayuda en clase.

Análisis de la traducción

El análisis en el que descansa este trabajo monográfico es sobre puntuación. Según José Antonio Millán, lingüista formado en la Universidad Autónoma de Madrid, "Las letras son el cuerpo de un texto, pero rodeándolas hay una nube de pequeños signos, a los que apenas prestamos atención, que constituyen el auténtico espíritu de las palabras". Esta aseveración está contenida en el prólogo de su libro Perdón imposible (2005). Con una breve lectura del prólogo de este libro podemos refrescar la importancia que tiene para el lenguaje escrito los signos de puntuación. En ciertas ocasiones dejamos los signos de puntuación de lado, a veces quitándoles la importancia que tienen dentro del lenguaje escrito. En el prólogo de Millán también encontré un ejemplo que ilustrará en pocas palabras la importancia que tienen los signos de puntuación dentro del lenguaje escrito. Él hace referencia a la sentencia de muerte que tenia que dictar un gobernante en contra de un preso. La nota que debía dirigir decía: "Perdón imposible, que cumpla su condena". Sin embargo al monarca le ganó su magnanimidad y antes de firmarla movió la coma de sitio: "Perdón, imposible que cumpla su condena." Y de ese modo, una coma cambió la suerte de algún desgraciado. Creo que este ejemplo es suficiente para ilustrar la importancia que tienen los signos de puntuación en el lenguaje escrito.

Teniendo en cuenta lo anterior es fácil reconocer la importancia de los signos de puntuación en la traducción escrita de textos. En el caso particular de este trabajo de grado me focalizaré en las diferencias que hay en el uso de los signos de puntuación en el idioma inglés y el idioma español. En este caso en especial describiré algunas características significativas que tienen los signos de puntuación en estos dos idiomas. Primero definiendo las características individuales que tienen los signos de puntuación en cada uno de los idiomas: inglés y español.

4.1. LOS SIGNOS DE PUNTUACIÓN EN ESPAÑOL

Para empezar, y como consecuencia del orden que pretendo llevar en este trabajo, debo dar una definición de los signos de puntuación que se usan en español. Para lograr esto consulté las definiciones del libro de Carlos Bastidas Padilla Cómo Puntuar en Castellano (2000). A manera de complemento, también use un libro de J. Alberto Serna M. titulado Cómo Utilizar Correctamente los Signos de Puntuación Para Redactar Bien (1990). El primero de los libros tiene características, que son muy similares a su contraparte Punctuation, libro del que hablaré más adelante cuando me refiera a la puntuación en inglés; ambos libros son muy agradables de leer, tienen una gran variedad de ejemplos y definiciones bien claras del uso específico de cada signo de puntuación.

4.1.1. La coma

Es el signo de puntuación más importante, prueba de ello es que en los libros sobre puntuación consultados, es el primero en ser clasificado y definido; también es el signo de uso más frecuente, esto a su vez explica por qué se cometen tantos errores con él; y, además, es el signo de puntuación que presenta, según López y Wilkinson, más diferencias entre las dos lenguas. En su libro, Bastidas define una veintena de caso en los que se debe usar la coma, en lugar de otros signos que pueden, en un momento dado, cumplir con una función similar: punto y coma, dos puntos, etc. Sin embargo, yo voy a tratar de resumir sus usos con el objeto de hacer menos extenso este trabajo.

La coma sirve, en primera instancia, para separar elementos análogos como sustantivos, adjetivos, verbos, frases, oraciones.

""… (períodos, géneros, tradiciones, escuelas, movimientos, horizontes de expectativa, discursos o sistemas de comunicación) (…)""

Otro uso bien común de la coma es el intercalar una aposición, una explicación o algo extra que se quiera decir sobre el sujeto de la oración. En este caso el uso o no de la coma, puede alterar el sentido de la oración; podemos tener una oración explicativa o especificativa, como lo muestran los siguientes ejemplos respectivamente.

""Pero este argumento, que reemplaza el consenso creado por Wellek, aún se concentra en la misma cuestión (…)""

, ""…los historiadores de la literatura clásica sostuvieron que la versificación usualmente estaba asociada con otras características significativas (…)""

En el primer caso, ""que reemplaza el consenso creado por Wellek"", es sólo una explicación del sujeto ""pero este argumento""; en otras palabras si quitamos lo que está en medio de las dos comas, tenemos que no se altera el sentido de la oración. Por el contrario si en el segundo ejemplo quitamos ""de la literatura clásica"", estaríamos hablando de cualquier historiador, sin importar el campo en el que se desenvuelve. Es así que la decisión de usar o no la coma en este tipo de casos depende en gran medida del significado que se le quiera dar a la oración; en este caso en particular, este significado está dado por la versión original en inglés del texto que se tradujo.

Otra situación particular en la que se puede usar la coma es en las frases elípticas. En este caso la función de la coma es la de reemplazar un verbo que no se quiere repetir.

""En este conjunto de mujeres poetas no se incluye a Safo, de quien se habla en otra categoría diferente; pero sí, a Cirinna, Myrtis, Telesilla y Praxilla.| ""

Si omitiéramos la coma en este caso, tendríamos que usar otro recurso como la repetición del verbo incluir: ""En este conjunto de mujeres poetas no se incluye a Safo, de quien se habla en otra categoría diferente; pero sí incluye a Cirinna, Myrtis, Telesilla y Praxilla.| "" De todas formas Bastidas aclara que este recurso se usa ""en beneficio del estilo, de la gracia, de la economía de recursos"".

Hay otro punto en el que usamos la coma, éste es después de la conjunción y. Creo que este uso de la coma en español es importante para resaltar. La razón para esto, es que es una de las diferencias, que señalan López y Wilkinson, en cuanto al uso de la coma entre el inglés y el español. Según los autores del Manual de Traducción este uso no es corriente en español, salvo cuando usamos un sujeto diferente en la segunda oración: ""The incident destroyed his popularity, and Lafaytte resigned from the guard in October."; la traducción de este fragmento en el Manual de Traducción es el siguiente: ""El incidente destruyó su popularidad, y Lafayette dejó la guardia en octubre"". Sin embargo, Bastidas argumenta que la coma después de la conjunción y tiene la función de destacar un elemento dentro de una enumeración de elementos.

""Además, se sabía que Wordsworth y Coleridge eran amigos, y Coleridge elogió la poesía de Wordsworth con frecuencia""

Aunque parece estar fuera de contexto, este ejemplo nos muestra lo que quiere decir Bastidas. Es así que le damos más relevancia al hecho de que Coleridge hizo elogios a la poesía de Wordsworth [que al hecho de que fueran amigos]. De otra manera tal vez hubiéramos podido usar otro tipo de estrategia como ""…se sabía que Wordworth y Coleridge eran amigos, del mismo modo Coleridge elogió la poesía de Wordsworth con frecuencia"".

El español tiene una característica, que le da dinamismo al lenguaje escrito: alterar el orden sintáctico de una oración. Nuestro idioma nos ofrece una mayor libertad para jugar con los elementos de una expresión escrita; el inglés, en su forma escrita, es menos flexible en este aspecto. En esta ""ventaja"" del español sobre el inglés, la coma juega un papel importante: nos indica que el orden sintáctico de la oración ha sido cambiado.

""Para hacer las clasificaciones, Allen confió principalmente en los "factores externos".""

En el último ejemplo, se ha cambiado el orden natural de la oración (sujeto, verbo, complementos); el significado de la oración seguiría siendo el mismo si la colocáramos en el orden ""correcto"", pero ya no estaríamos puniendo de relieve que cualquier cosa que haya hecho Allen fue ""para hacer las clasificaciones"".

4.1.2. El punto y coma

La definición del uso del punto y coma es menos extensa que la de la coma; de hecho, el autor del manual se limita a enumerar los casos en que el uso del punto y coma es imprescindible; sin dejar de lado la importancia que tiene este signo de puntuación, el autor nos previene sobre el hecho de que han querido dejar que este signo de puntuación, en particular, caiga en desuso tal vez porque puede ser reemplazado por una coma o por un punto y seguido. El primer caso específico donde podemos estar seguros de poder usar el punto y coma correctamente es cuando una idea está formada por varias oraciones, y en cada una de ellas se introduce un nuevo sujeto o hay cambio de acción verbal.

""Las clasificaciones son los principios de organización de los cursos como "la lírica"; de las estanterías de las bibliotecas como lo sería la sección de "ficción estadounidense en el siglo XIX"; de sociedades como las divisiones de la Asociación Moderna de la Lengua (MLA); de publicaciones periódicas como los Estudios sobre Romanticismo; así como de antologías, colecciones de ensayos, conferencias y cátedras universitarias."

Otro caso se da cuando un párrafo contiene más de dos oraciones, en las cuales hay comas; cuando esto sucede se usa el punto y coma para evitar confusiones y hacer que el sentido del texto sea más claro.

""Refiriéndose a los libros renacentistas sobre jardinería y al trabajo ético de los reformadores protestantes, Fowler argumenta que el clima de opinión favorecía al ethos georgiano; dice, además, que había entusiasmo por los poemas ejemplares, las Geórgicas de Hesíodo y Virgilio; y finalmente, estudia las concepciones de los géneros en los escritos críticos del Renacimiento.""

Al igual que la coma, el punto y coma también se usa para separar oraciones elípticas; en el siguiente ejemplo, la segunda parte de la idea omite el sujeto de la primera idea; de lo contrario, sería redundante y aburrido, pues este sujeto es, además, muy extenso.

""Nuestra duda postmoderna sobre la unidad y la objetividad de los períodos se basa en la historiografía de la escuela de los Annales y en el apéndice de La mente salvaje de Lévi-Strauss; ambos resaltan el traslapo de eventos a largo y corto plazo (…)""

4.1.3. El punto y seguido

Básicamente, la definición que nos presenta Bastidas es que el punto y seguido se usa para separar oraciones con sentido completo, pero que mantienen una estrecha relación entre sí.

""Los teóricos han propuesto nuevas categorías taxonómicas (horizonte de expectativa, discurso, sistema comunicativo, épisteme) que se espera escaparán a las objeciones que se han hecho a las clasificaciones tradicionales. Sin embargo, el énfasis en la particularidad, la diferencia y la discontinuidad socava la confianza en todas las clasificaciones. Al mismo tiempo, por supuesto, debemos clasificar, puesto que de lo contrario nos hundiremos en un mar de detalles sin relación, y de esta manera perderemos cualquier posibilidad de entenderlos. Una idea típica del presente es, entonces, que debemos imponer las taxonomías, pero que no debemos creer que ellas corresponden a realidades históricas"".

Aquí, cada uno de los componentes del párrafo tiene sentido completo; pero todos guardan estrecha relación entre sí, manteniendo el hilo de la idea principal. Por otro lado, Bastidas sostiene que la relación entre la coma, el punto y coma, y el punto y seguido, tiene que ver también con el grado de emotividad que queramos imprimir en el lector: la coma hará una transición suave entre las ideas; el punto y coma hará que esa transición sea un poco más brusca, o como dice Alberto Serna: ""El punto y coma sirve para indicar una separación sintáctica y fonética menor que la del punto [y seguido] y mayor que la de la coma(…)""; y, finalmente, el punto y seguido hará que el flujo entre las ideas sea cortante, es decir, que aunque guarden relación entre ellas, se deben entender por separado.

4.1.4. Los dos puntos

Éstos son los casos en los que se usa los dos puntos: después de un saludo formal en ciertos documentos, como cartas; para citar, o como dice Alberto Serna: ""Después de la palabra o frase que antecede a una cita.""; también se usa para concluir con una frase, después de haber expuesto una serie de conceptos o, por el contrario, cuando la frase conclusiva va antes de la enumeración de los elementos; y cuando se introduce una enumeración de elementos, tal como podemos apreciar en el principio de este párrafo.

""Las clasificaciones literarias han sido determinadas principalmente por seis factores: la tradición, los intereses ideológicos, los requerimientos estéticos que conlleva el escribir una historia de la literatura, las afirmaciones de los autores y sus contemporáneos acerca de sus afinidades y antipatías, las similitudes que el historiador literario observa dentro de los autores y/o textos, y las necesidades de las carreras profesionales y las políticas de poder en las instituciones""

""Estas características fueron, según él, una emoción fuerte, "una expresión honesta y directa" cumplían una función social: se cantaban elegías en los banquetes"".

El primero de los ejemplos es muy obvio, con un primer vistazo se puede descifrar que función está cumpliendo los dos puntos: se introdujo una enumeración de elementos (seis en total); en el último de los ejemplos, por el contrario, podemos apreciar cómo ""se cantaban elegías en los banquetes"", es solo una explicación -o ejemplificación si se prefiere- de la primera parte, antes de los dos puntos; es decir, lo que se busca con los dos puntos aquí es clarificar a qué se refiere el autor con ""función social"".

4.1.5. Los paréntesis y los corchetes

Se puede afirmar, hasta cierto punto, que los paréntesis son muy parecidos, en su función, a las dos comas cuando éstas se usan para marcar una frase explicativa de un sujeto dentro de una oración; el contenido del paréntesis se puede eliminar sin afectar ni el orden sintáctico, ni semántico de la oración que lo contiene; y del mismo modo funcionan los corchetes, sólo que la frase o expresión que ellos encierran, está contenida dentro de otra que ya está encerrada entre paréntesis. Debo decir que el autor hace mención de otra cantidad de usos que tienen estos signos de puntuación: encerrar fechas, marcar la hora, en el caso del paréntesis; y corregir errores de una cita textual, para el caso del corchete.

""Ahora me ocuparé de las taxonomías formadas sobre la base de lo que podemos llamar "factores externos" (hechos externos a los textos en sí mismos).""

""…la última versión del Cambridge History of Classical Literature (1985) clasifica(…)"

4.1.6. Los puntos suspensivos

El autor de nuestra guía de puntuación empieza la presentación de este signo diciendo que "…son sólo tres (3), ni uno más ni uno menos(…)"; creo que hace esta aclaración porque tiende a haber confusión a la hora de enfrentar este elemento de la puntuación con otros signos, el punto final o el punto y seguido; por otro lado, hay una descripción detallada de más o menos una decena de casos en los que se puede -o por lo menos es más correcto- usar este elemento de lo puntuación.

"Aún en tiempos tan recientes como 1929 la autoridad en el tema Schmid-Stählin afirmó que "la división según géneros literarios…corresponde en gran medida con la división según aspectos raciales y de dialectos"(…)"

En este solo ejemplo, tenemos dos casos, de la decena que enumera Bastidas. El primero de ellos son los puntos suspensivos para indicar que no se han enumerado todos los elementos que contiene una cita textual, ya sea porque consideramos que el lector los puede inferir, porque consideramos que los enumerados ya bastan o porque sencillamente tenemos que continuar con otros: "tienen el mismo valor de la palabra "etcétera"." El segundo caso expresa que en el texto citado se ha omitido una parte de él; esta parte puede estar al principio, en el medio o al final; los puntos suspensivos que corresponden a este caso son los que están entre los paréntesis, y significa que yo dejé de copiar parte del texto original por considerar que no era necesario, en este caso en particular, para ejemplificar este punto. Otros usos de los puntos suspensivos tienen que ver con los efectos que se quiere producir en el lector, especialmente en narración: dejar en suspenso un pensamiento para que el lector imagine lo que sigue, "reticencia" (Alberto Serna 1990), dejando en suspenso el sentido; cuando el pensamiento de una frase es bien conocido por el lector (como en el caso de un refrán); etc.

4.1.7. Los signos de interrogación

El uso de estos signos de puntuación es bien conocido por todos; indica que una pregunta ha sido formulada. Para Bastidas como para Serna es importante resaltar que los signos de interrogación en español son dos: uno de apertura y otro de cierre; esta es una diferencia fundamental del uso de este signo de puntuación en el español escrito, con el uso que se le da en el inglés escrito.

"…dirigiéramos sólo una o tal vez dos preguntas a los trabajos literarios, como por ejemplo ¿Tiene éste catorce líneas? o ¿Tiene éste un final feliz?(…)"

"Clasificaciones Literarias: ¿Cómo se han hecho?"

Sin embargo, hay un tipo de preguntas en el que no se usan los signos de interrogación: las preguntas, o formas interrogativas, indirectas.

"…decide cómo sería reconocido un georgiano por un lector y qué expectativas hubieran sido activadas por este reconocimiento."

Hasta este punto he definido los signos de puntuación que se usan en español; son signos gráficos que se usan en la lengua escrita para ayudar al lector a captar el sentido de lo que lee, y también para reflejar las pausas melódicas y las entonaciones de voz del lenguaje oral (Enciclopedia Barsa "Tomo XII" 1964); ellos se encargan de superar ambigüedades, que no podrían ser aclaradas como en el lenguaje oral, donde tenemos la oportunidad de explicarnos; ahora pasaré a explicar el uso de los signos de puntuación en el inglés escrito; ya dije, anteriormente, que la diferencia entre éstos y los que usamos normalmente en español es de uso, ya que al igual que la mayoría de letras en el alfabeto, el inglés y el español comparten los mismos signos de puntuación.

4.2. LOS SIGNOS DE PUNTUACIÓN EN INGLÉS

Ahora, voy a hacer mención del otro libro, del que hice ya referencia al principio de este análisis, que me ayudó a configurar la teoría sobre puntuación. El libro se llama Punctuation (Puntuación), y es obra de Robert Brittain; éste es un manual -por cierto muy fácil de leer, que usa un vocabulario sencillo y un estilo de redacción ameno, que lo separa de otras obras más densas- que hace una descripción breve, clara y suficientemente ejemplificada de todos los signos de puntuación; de la misma manera, este manual provee el significado preciso de cada signo de puntuación en el inglés escrito. Partiendo de este punto es fácil, para el lector de este trabajo, pronosticar que lo primero que voy a hacer es dar una definición de cada signo de puntuación que se usa en la escritura en lengua inglesa; los ejemplos que acompañarán estas definiciones son apartes de la versión original del texto traducido en este trabajo monográfico. Robert Brittain destaca cinco signos de puntuación entre todos los que se puedan encontrar en un texto escrito: la coma (the single comma), las comas dobles (the pair of commas), la coma y la conjunción (the comma plus co-ordinating conjunction), el punto y coma (semicolon) y los dos puntos (the colon). Así, que empezaré por definir el uso de estos signos de puntuación primeramente, y luego describiré [esta es una sugerencia] sus diferencias y similitudes con el trato que se les da en el español escrito.

4.2.1. La coma (The Single Comma)

Como en el caso de Bastidas y Serna, Brittain clasifica este signo de puntuación en primer lugar; él también considera que este es el signo de puntuación más empleado, a la vez que es el que presenta más ambigüedades en su uso. El autor de este manual reduce el uso de la coma, en inglés, a dos casos muy específicos (es importante resaltar que, para este autor, las comas, que usamos en español para intercalar una aposición, son otro signo de puntuación: the pair of commas [las comas dobles] y lo define por aparte). El primero uso es cuando se "omite" un "pequeño elemento" de la oración, que el lector puede fácilmente identificar. Este es el mismo uso que podemos ver en la coma del español escrito, cuando ésta reemplaza un elemento en una oración elíptica. El siguiente pie de página ilustra mejor este punto.

"…in literary history see R. S. Crane, Critical and Historical Principles of Literary History (Chicago: University of Chicago Press, 1971); Claudio Guillén, Literature as System (Princeton: Princeton University Press,1971); Ulrich Weisstein, Comparative Literature and Literary Theory: Survey and Introduction, trans. William Riggan (Bloomington: Indiana University Press, 1973); Fredric Jameson, The Political Unconscious: Narrative as a Socially symbolic Act (Itheca, N. Y.: Cornell University Press, 1981); John Frow, Marxism and Literary History (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1986)."

En este ejemplo podemos apreciar el uso de la coma, reemplazando un elemento que se omitió; de lo contrario, sería muy monótono repetir "…in literary history see(…)" tantas veces como autores hacen referencia a este aspecto en particular. Este uso de la coma, en inglés, es compartido con el uso que se le da, también, en español. Creo que éste es más un uso estilístico que se la da a la coma, para hacer un escrito más agradable de leer, evitando así caer en repeticiones innecesarias. El segundo uso específico, que según Brittain, tiene la coma (The Single Comma) es para separar elementos que guardan relación entre sí; dichos elementos pueden ser sustantivos, adjetivos o, también, frases, al igual que en español; el punto relevante aquí es resolver lo que pasa cuando llegamos a enumerar el último elemento.

"Literary classifications have been determined mainly by six factors: tradition, ideological interests, the assertions of authors and their contemporaries about their affinities and antipathies, the similarities that the literary historian observes among authors and/or texts, and the needs of professional careers and the politics of power in institutions."

Brittain considera los dos casos como correctos, es decir, la opción de poner la coma antes de la conjunción and; o por el contrario decidir no colocarla. Y expone dos argumentos para esta "difícil" elección; el argumento de la primera opción se basa en el hecho de que en inglés la coma se usa para la elisión de una conjunción coordinada (co-ordinating conjuction): The house was large and handsome; The house was large, handsome. O bien, The house was large, handsome, and imposing (Punctuation 1950); lo que llevaría a decir que si and no está elidido, no hay razón para colocar la coma; pero por el contrario, el argumento de la segunda opción se fundamenta en que en inglés esta coma resuelve una ambigüedad: sin ella se podría interpretar que la casa (The house) tiene dos características, en lugar de tres. Finalmente, parece ser que los editores tienden a resolverse por la segunda opción: poner la coma antes de la conjunción (and, or); y conjurar así la posible ambigüedad. Finalmente, Brittain habla de otros usos de la coma; en particular con el que tiene que ver con los números; en inglés se usa la coma para escribir aquellas cifras que superan los 999: 17,500; mientras que el punto se usa con los decimales: 57.05 %. En español ocurre todo lo contrario, usamos el punto para las cifras como 17.500 y la coma para separar los decimales, 57.05%. (López y Wilkinson 1997).

4.2.2. Las comas dobles (The pair of commas)

Antes de describir este signo de puntuación, debo recordar que este autor lo clasifica como un solo signo de puntuación, compuesto por dos símbolos que están separados por una palabra o un grupo de palabras ("The first thing to fix in your mind concerning the pair of commas is that it is "one" punctuational mark. It is composed of two symbols…these two are always separated from each other by a word or a group of words" [Brittain 1950]); lo que significa que este signo de puntuación es diferente de la coma, con una función en particular y que es el signo de uso más frecuente entre todos los que se usan en el lenguaje escrito (en inglés).

"These facts and many others, plus the mere effect of grouping them together, caused a presumption that their poems were similar in style (…)"

En este sencillo ejemplo podemos ver el uso más corriente que tienen las dos comas (The pair of commas); este signo de puntuación cumple exactamente la misma función que la coma en el español escrito.

"Estos hechos, junto con muchos otros, además del simple efecto de agruparlos juntos, hicieron que se presumiera que sus poesías eran similares en el estilo (…)"

Aunque la forma básica de este signo de puntuación es como en el ejemplo anterior, también se puede encontrar como una "coma sencilla"; esto depende del lugar que ocupe la frase explicativa, complemento de nombre, conjunciones adversativas, causales, etc; en este orden de ideas, la coma sólo marca a aquel elemento que se introduce dentro de una oración gramaticalmente completa, y se marca este elemento porque está interrumpiendo ese orden "natural" de la oración en inglés. (""The element enclosed within this mark of punctuation is not essential to the grammatical structure of the sentence and is placed in such a position that it changes the normal order."").

"Texts are grouped together when they exhibit a number of features that belong to the set, even if they also have anomalous features."

Aquí, en este caso sólo se marcó una coma, pero esto no significa que ésta se trate de una coma (the single comma); por el contrario lo que pasa aquí es que el elemento "complementario" termina con un punto y seguido, razón por la cual no se marca la coma de cierre. De todas formas, esta manera de usar las comas en inglés coincide con la forma en español, de manera que el uso de las comas se traduce literalmente aunque la manera en que han sido clasificadas cambie de un manual de puntuación a otro.

"Los textos se agrupan juntos cuando exhiben cierto número de características que pertenecen al conjunto, incluso cuando también presentan características anómalas."

4.2.3. La coma y la conjunción (The comma plus co-ordinating conjunction)

"The comma plus co-ordinating conjunction is a "single" mark composed of two symbols (…)"; casi de la misma manera que definimos the pair of commas definimos la coma y la conjunción (,and); la combinación de símbolos que tenemos aquí es diferente de la que ya vimos, cuando hablé del uso de la coma en inglés (The single comma); aquí no se trata de enumerar elementos, se trata de un signo de puntuación que se pone en medio de una oración compuesta, en donde una oración aparece completa y va seguida de otra oración, también completa (""…in the sentence, one independent clause has been completely stated, and the second one is about to begin."" Obviamente no son sólo oraciones completas que están coordinadas, sino que guardan una relación dentro del contexto del texto.

"Hence he derives the content of the concept from accepted exemplars of Aestheticisn in England, France, and Belgium, and applies it to the writings of Andrian and Hofmannsthal".

En este solo ejemplo podemos apreciar el contraste entre la coma para enumerar elementos ("…,and Belgium […]"), y el signo compuesto del que hemos hablado en este punto ("…, and applies it […]"), cosa que no sucede en la traducción, en donde el contexto nos indica el orden de los conceptos. Recordemos que según Lopez y Wilkinson en español la coma antes de la y se usa cuando los sujetos han cambiado; por el contrario aquí tenemos el mismo sujeto, Schorske que, dentro el contexto del texto, es uno de los teóricos de la historia literaria que tienen voz en el ensayo traducido.

"Por lo tanto, deriva el contenido del concepto de ejemplares aceptados del esteticismo en Inglaterra, Francia y Bélgica y los aplica a los escritos de Andrian y Hofmannsthal."

4.2.4. El punto y coma (Semicolon)

Para este signo de puntuación Brittain dice que la coma y la conjunción (The comma plus co-ordinating conjunction) y el punto y coma (Semicolon) significan exactamente lo mismo. En pocas palabras, según Brittain, lo que el escritor hace es dar a entender que está uniendo dos frases independientes, pero que forman una sola idea.

"He made one group out of persons who had published in the same journals, namely, "Origin" and "Black Mountain Review"; several of them had also taught or studied at Black Mountain College."

Aquí tenemos dos oraciones, que aunque guardan una estrecha relación entre sí, son totalmente independientes; ahora, tomando en cuenta que, según López y Wilkinson, éste es el signo de puntuación que presenta menos divergencias con el español, en donde también se usa para separar oraciones compuestas, tenemos que se puede traducir literalmente este signo de puntuación.

"Él hizo un grupo aparte con las personas que habían publicado en los mismos periódicos, a saber, Origin y Black Mountain Review; muchos de ellos también habían enseñado o estudiado en el Black Mountain College."

Sin embargo, así como en español hubiéramos tenido la libertad de usar otro signo de puntuación, como la coma o incluso el punto y seguido, en la versión en inglés su hubiera podido usar la coma y la conjunción (The comma plus co-ordinating conjunction) o un punto y seguido.

4.2.5. Los dos puntos (The Colon)

Los dos puntos, en inglés, tienen la función de dar una explicación completa ("fuller explanation") sobre algo; esta función es muy parecida a la que cumple en español. De este signo de puntuación no hay mayor cosa que agregar, pues la descripción hecha de él, al principio del análisis, describe sus usos que, por demás, no varían en inglés.

"Geography partly determined other groups: the San Francisco Renaissance, the New York poets."

"Por otro lado la geografía determinó, parcialmente, otros grupos: el Renacimiento de San Francisco, los Poetas de Nueva York."

4.3. OTROS SIGNOS DE PUNTUACIÓN

Hasta ahora he abordado el tema desde la perspectiva de los dos idiomas en los que está hecho este trabajo; he descrito los principales signos de puntuación y sus usos, así como sus diferencias entre el inglés y el español. Solo me queda analizar algunos signos, como el guión largo o raya (the single dash), las comillas (quotation marks), el paréntesis (the parentheses), los puntos suspensivos (the three dots) y los corchetes (the brackets). En el caso de los puntos suspensivos, el paréntesis y los corchetes, su uso quedó suficientemente al principio de este análisis; su uso tanto en inglés como en español es relativamente el mismo.

La raya o guión largo presenta más diferencias entre el uso que se le da en español, y el uso que se le da en inglés; según López y Wilkinson, la función que cumple este signo dentro de la oración es el mismo entre los dos idiomas ("encerrar incisos "sugerentes, irónicos o afectivos, de intención más bien estilística".[2]", pero la diferencia es que en el inglés escrito este signo de puntuación se usa con mayor frecuencia que en el español.

"…what we may call "external facts" -facts external to the texts themselves."

"…de lo que podemos llamar "factores externos" (hechos externos a los textos en sí mismos)."

En este sencillo ejemplo, he remplazado el guión largo por el paréntesis ateniéndome a lo que dicen López y Wilkinson, en cuanto a que, en castellano, la raya o guión largo equivalen al paréntesis; sin olvidar que aún se podrían usar otros signos de puntuación como los dos puntos, la coma, el punto y coma, etc. Otro aspecto para resaltar aquí, es que en la versión en inglés sólo se utilizo un solo guión; lo que pasa es que, según Brittain, el guión largo en inglés funciona como las comas dobles (The pair of commas); y de la misma manera se hace la diferencia entre el guión (The dash) y los dos guiones (The pair of dashes).

Finalmente solo me queda hacer una breve referencia sobre el uso de las comillas (quotation marks). Realmente la diferencia a destacar en este punto es tipográfica: en español se usa "«»", mientras que en inglés se emplean las comillas altas dobles ""; las comillas simples "", se usan para citar algo que ya se encuentra entre comillas (en inglés británico es, como en todo, lo opuesto). Durante la traducción me decidí finalmente por las comillas altas dobles y las comillas simples; como afirmó Bastidas, lo importante es que "…a lo largo del texto hay que decidirse por un solo tipo (…)".

Traducción

Clasificaciones Literarias: ¿Cómo se han hecho?

La clasificación es fundamental para la disciplina de la historia literaria, la cual no puede tener sólo un texto como tema de estudio y tampoco puede describir un gran número de textos por separado. La multiplicidad de objetos debe ser reducida a unas pocas unidades que sean más manejables, que, a su vez, puedan ser caracterizadas, comparadas, interrelacionadas y ordenadas. El supuesto más necesario de la historia literaria es que uno pueda hablar significativamente de entidades supraindividuales (periodos, géneros, tradiciones, escuelas, movimientos, horizontes de expectativa, discursos o sistemas de comunicación). Tales "temas lógicos", como Dilthey los llamó, son los protagonistas usuales de las historias literarias, los "héroes" cuyo surgimiento y caída son el objeto de nuestras narraciones.

Las clasificaciones representan el mundo cultural. La literatura de los negros en Estados Unidos puede ser una unidad taxonómica separada, o puede estar "integrada" a la literatura de los blancos; Langston Hughes puede ser agrupado con Amiri Baraka o con Carl Sandbug. Según Alexander von Bormann, la tendencia que tiene la historia de la literatura alemana de demarcar un periodo literario como literatura del tercer Reich tiene una "función perceptiblemente desembarazadora". El período cae "fuera de nuestra tradición cultural como "un presente pasado" exótico", que deja de ser. "Esto cambia de una vez si uno procede a partir de la tesis de continuidad y presta atención a las muchas líneas de interconexión".[3] De esta manera, las clasificaciones le dan forma a nuestro sentido de identidad nacional y personal.

No es posible sobre enfatizar la importancia de la taxonomía literaria para la profesión. Las clasificaciones son los principios de organización de los cursos como "la lírica"; de las estanterías de las bibliotecas como lo sería la sección de "ficción estadounidense en el siglo XIX"; de sociedades como las divisiones de la Asociación Moderna de la Lengua (MLA); de publicaciones periódicas como los Estudios sobre Romanticismo; así como de antologías, colecciones de ensayos, conferencias y cátedras universitarias. Las clasificaciones son utilizadas y cuestionadas en las luchas por el poder institucional.

Sin embargo, pese a la importancia de este tema, no ha habido muchas reflexiones críticas en Estados Unidos sobre las clasificaciones literarias y sus problemas[4]además, excepto en las consideraciones del género literario, la discusión se limita a un solo interrogante a saber: si las taxonomías literarias pueden corresponder a realidades históricas. Los términos de este argumento no son exactamente los mismos con respecto a los periodos, géneros, tradiciones, movimientos y otras categorías, pero sí son similares y nuestro pensamiento acerca de la periodización ilustran el estado de esta asunto con respecto a las clasificaciones literarias en general.

En el libro Teoría literaria de 1949, Wellek rechazó tanto la noción de que los periodos sean entidades metafísicas, así como la opinión opuesta que tiene Croce de que los periodos son meramente convencionales. Es así que adaptando ideas de los formalistas rusos, Wellek argumentó que un periodo es un "sistema dominante de normas, estándares y convenciones literarias". De esta forma Wellek aseguró la objetividad y la "relativa" unidad de los periodos, a la vez que permitió un cierto grado de heterogeneidad y lucha al interior de ellos[5]Los puntos de vista de Wellek fueron aceptados pero no sin ser criticados por Guillén, Weisstein, Japp y muchos otros que escribieron acerca de la teoría de la historia literaria. Este consenso, aunque se fue desvaneciendo gradualmente, duró hasta principios de 1970.

Hoy en día tendemos a considerar los periodos como ficciones necesarias porque no podemos escribir historia o historia de la literatura sin periodizar. Es más, necesitamos el concepto de un periodo unificado para poder negarlo y por consiguiente resaltar la particularidad, la diferencia local, la heterogeneidad, la fluctuación, la discontinuidad y la lucha que son ahora nuestras categorías preferidas para entender cualquier momento del pasado.

Nuestra duda postmoderna sobre la unidad y la objetividad de los períodos, se basan en la historiografía de la escuela de los Annales y en el apéndice de La mente salvaje de Lévi-Strauss; ambos resaltan el traslapo de eventos a largo y corto plazo (estas ideas ya habían modificado la visión acerca de la periodización literaria de Guillén); el sentido estructuralista de las oposiciones sistemáticas o las diferencias al interior de cualquier campo que discriminemos; la "genealogía" de Foucault y su polémica en contra de las totalizaciones; la orientación hacia la historia de la recepción, la cual concede periodos bastante diferentes de aquellos construidos por la historia de la literatura tradicional del génesis de las obras[6]el argumento de los hermeneutas de que los periodos del pasado se construyen desde una perspectiva del presente y cambian a medida que el tiempo pasa; y la Ideologiekritik, que insiste en que las clasificaciones sirven a intereses ideológicos.

Aparte de lo anterior, objeciones más tradicionales aún tienen fuerza. De acuerdo con Croce, una obra de arte encarna una intuición individual; por lo tanto, cada una de estas obras es distinta de todas las otras. El campo literario (cualquier conjunto de textos que queramos dividir en grupos) es siempre completamente heterogéneo. Cuando clasificamos textos ponemos los objetos, que continuamente se están diferenciando, dentro de algunos nichos. Es más, Croce está de acuerdo con los formalistas rusos y con la vanguardia en general en que la cualidad individual o diferencia en una obra de arte es la piedra angular de su valor. Puesto que las taxonomías se basan en las características que los textos comparten, ponen en primer plano lo que es menos valioso en dichos textos.

Le debemos a Dilthey el concepto de que los periodos son trechos de tiempo unificados espiritual o ideológicamente, pero aún el mismo Dilthey se preocupó porque tales representaciones son integrales y estables, mientras que la "vida" es infinitamente diversa y está en constante cambio. Los periodos son "representaciones fijas de algo en progreso, dando la idea de fijeza en el pensamiento a aquello en sí mismo constituye proceso o movimiento en determinada dirección"[7]. Cuando hablamos del periodo Romántico, aislamos una porción de tiempo que pertenece a un lapso mayor y sugerimos, sin quererlo, que el proceso de cambio termina dentro de dicho "periodo". Este problema ha sido enfatizado frecuentemente por los teóricos de la historia literaria[8]y aplica la misma objeción a los conceptos de las escuelas y los movimientos. La frase "movimiento imaginista" suprime no solamente las diferencias entre los textos que sintetiza, sino que además suprime el desarrollo de este estilo a través del tiempo, puesto que un poema típico de este género en la década del treinta es diferente de uno de la década del diez. Lo dicho anteriormente, en sí mismo comete el error que critica y de esta manera ilustra el problema, cuya raíz se halla en la naturaleza del pensamiento conceptual y el lenguaje.

Los teóricos han propuesto nuevas categorías taxonómicas (horizonte de expectativa, discurso, sistema comunicativo, épisteme) que se espera escaparán a las objeciones que se han hecho a las clasificaciones tradicionales. Sin embargo, el énfasis en la particularidad, la diferencia y la discontinuidad socava la confianza en todas las clasificaciones. Al mismo tiempo, por supuesto, debemos clasificar, puesto que de lo contrario nos hundiremos en un mar de detalles sin relación, y de esta manera perderemos cualquier posibilidad de entenderlos. Una idea típica del presente es, entonces, que debemos imponer las taxonomías, pero que no debemos creer que ellas corresponden a realidades históricas. Philippe Forget dice que cuando se escribe historia de la literatura uno debe "aceptar una división definitiva" del material, pero que "en el curso o al final de la investigación" se debe hacer que la división aparezca "inapropiada" y abandonarla o reestructurarla[9]Las interrelaciones de textos y autores en una historia de la literatura no están "inmersos en el proceso histórico" para que los descubra el historiador como sostiene Wellek[10]sino que son construidos por el historiador de la literatura. Tenemos que admitir, según dice Siegfried Schmidt, que debemos aplicar criterios distintos al de la verdad, la objetividad o la confiabilidad a los historias literarias, y que debemos formular funciones sociales para las historias literarias y que sean distintas a proveer un informe verdadero acerca de "cuál ha sido el caso"[11]

Pero este argumento, que reemplaza el consenso creado por Wellek, aún se concentra en la misma cuestión: ¿la taxonomía literaria puede ser fiel al pasado? En esta ocasión enmarcaré este interrogante para que surjan otras preguntas, que no se han hecho o que recién se han empezado a formular sobre clasificaciones literarias. Estas preguntas tienen que ver con su origen (¿Quién las hizo?, ¿Cómo las hicieron? y ¿Cuáles fueron los intereses que las motivaron?), su acogida (¿Quién o qué determina su aceptación?, ¿Por qué y cómo cambian?) y sus funciones en la determinación de lo qué leemos, en la modificación de nuestras respuestas a los textos y nuestras interpretaciones de ellos, la organización del pasado, la determinación de las carreras profesionales y la vida institucional y también afectan la sociedad en general. Estas preguntas pueden formularse con respecto a las clasificaciones particulares y al proceso de clasificación literaria en general.

Un breve ensayo puede explorar sólo una parte de este programa. Intentaré exponer cómo, en términos generales, los historiadores de la literatura han hecho las clasificaciones. Sólo intento describir cuáles han sido y son los métodos más comunes; sin intentar sugerir qué tendría que hacerse si hemos de superar nuestras prácticas, claramente insatisfactorias. La investigación es empírica, en el sentido de que se concentra sobre las instancias particulares de los historiadores de la literatura cuando hacen su trabajo de clasificación. Los ejemplos son escogidos casi al azar y mis generalizaciones están basadas en el estudio de muchos más ejemplos que los que puedan ser analizados en este espacio. Tampoco llegaríamos a conclusiones diferentes al estudiar otro grupo de ejemplos.

Obviamente, los procesos de clasificación literaria han sido contingentes y los resultados irracionales. No son en absoluto como los esfuerzos de Linnaeus y otros naturalistas del siglo XVIII descritos por Foucault en El orden de las cosas, puesto que los naturalistas, aunque miopes en los criterios sobre los cuales basaron sus clasificaciones, fueron por otro lado lógicos y sistemáticos. No cuenta la literatura con un sistema taxonómico, sino más bien con un conjunto confuso de clasificaciones traslapadas a partir de diferentes puntos de vista. Ver cómo se han hecho realmente las clasificaciones literarias nos dirá el por qué.

Las clasificaciones literarias han sido determinadas principalmente por seis factores: la tradición, los intereses ideológicos, los requerimientos estéticos que conlleva el escribir una historia de la literatura, las afirmaciones de los autores y sus contemporáneos acerca de sus afinidades y antipatías, las similitudes que el historiador literario observa dentro de los autores y/o textos, y las necesidades de las carreras profesionales y las políticas de poder en las instituciones. Este ensayo no analiza el último de los seis factores, puesto que las necesidades de las carreras profesionales y las políticas de poder de las instituciones están perfectamente claras o están velados por motivaciones más aceptables cuya objetividad es aparente. Contrario a lo que ingenuamente se supone, la observación de los textos es el método de clasificación más inusual y también el menos efectivo, si medimos el grado de efectividad teniendo en cuenta la aceptación. De aquí en adelante, intento dar a estas generalizaciones concreción y detalle, estudiando casos particulares. Para mí la cosa más sorprendente revelada por tales casos es el abrumador rol de la tradición en el proceso de clasificación.

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