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Integración de cultivos de ciclo corto

Enviado por cokyken


    1. Resumen
    2. Papel de los árboles y arbustos en los ecosistemas ganaderos
    3. Las leguminosas arbustivas (Leucaena leucocephala)
    4. Cultivos acompañantes (Cultivos entre líneas)
    5. Consideraciones finales
    6. Referencias bibliográficas

    RESUMEN

    Los cultivos intercalados han adquirido gran relevancia en los últimos años, y en particular los de ciclo corto, debido a la variedad de usos, no solo por las producciones que de ellos se obtienen si no también por los beneficios de marcado interés ambiental y social que se derivan de su empleo. En el presente documento se plantea, en síntesis, el papel que desempeñan los cultivos intercalados cuando se integran al establecimiento de sistemas silvopastoriles con Leucaena leucocephala, tomando en cuenta, de manera especial, el impacto que puede lograrse sobre la sostenibilidad de los sistemas de producción ganadera. Se refieren, como ejemplos, los casos en particular de las especies Sesamun indicum, Sorghum vulgare y Vigna sinensis, haciendo énfasis en sus características nutritivas y la influencia en la sostenibilidad del establecimiento de silvopastoreo con Leucaena leucocephala cv Perú.

    INTRODUCCION

    En los últimos años se han realizado estudios con leguminosas adaptadas a diferentes condiciones del trópico latinoamericano (Cáceres y Santana, 1990; Jordán et al., 1995; Hernández, 2000), que suministran alimento rico en proteína y suficiente biomasa (Faría, 1997), con la finalidad de conseguir aumentos en la producción animal (Isidor, 1996). Pero no basta con disponer de especies o cultivares de alto valor nutritivo y alta producción de biomasa si no, además, que presenten características estructurales que generen información básica para el proceso de descarga de mayor aproximación al óptimo (Gasto, 1982).

    En las regiones tropicales y subtropicales es una práctica común la utilización de algunas especies arbóreas como forraje en la alimentación combinando el manejo adecuado como la base de cualquier sistema de explotación. Una de las especies más estudiadas ha sido Leucaena leucocephala, por su capacidad para tolerar diferentes técnicas de manejo y su adaptabilidad a condiciones adversas (Hernández, 1996. Citado por Francisco et al., 1998), aunque en ocasiones se presentan dificultades, como la altura de los árboles y las defoliaciones naturales que provocan pérdidas del material a cosechar.

    Para el medio tropical, se ha visto a Leucaena como un recurso exitoso para resolver problemas relacionados con la producción animal (Chacón et al., 1995; Ruiz et al.; 1995 y Lazcano, 1996). El establecimiento de sistemas silvopastoriles (en toda o una parte del área) o bancos de proteínas, implica un número importante de gastos para el productor, independientemente del volumen de área destinada a estos fines y el período de tiempo que se emplee. Esto, aparejado a otros factores: recursos y el tiempo que permanece la tierra sin explotación, en muchas ocasiones trae como consecuencia que se produzca cierto rechazo por parte de los productores, toda vez que en muchos casos, dado por la especialización de la producción, su mentalidad sea mayormente monoproductiva.

    Por otra parte, los sistemas a base de poli cultivos han adquirido gran relevancia en los últimos años. Esto se debe a que: por un lado, mundialmente se está registrando una acelerada pérdida de fertilidad de los suelos y, por el otro, existe una sentida necesidad por parte de los productores de disminuir los costos de producción. La realización de un proceso eficaz, desde el punto de vista productivo (altos rendimientos y óptima calidad) y desde el punto de vista económico (bajos costos), depende de la forma en que conjuguen y utilicen todos los elementos del proceso productivo. (Portal et al., 1987; Soto, 2004).

    La necesidad de incorporar nitrógeno a los ecosistema ganaderos, tiene como una de sus variantes la utilización de leguminosas, para cuyo establecimiento es necesario incurrir en gastos sensibles cuando se lleva a efecto en condiciones comerciales, por lo que existe la posibilidad de hacer más viable éste proceso a partir del uso de cultivos acompañantes.

    A pesar de ser Leucaena la leguminosa que más se sembró en Cuba en los últimos años (Anon, 2000), no hay un sistema en la producción pecuaria que indique cuáles y en qué magnitud deben ser intercalados los cultivos temporales y los pastos de gramíneas para obtener sistemas estables de gramíneas-leguminosas para la producción pecuaria (Padilla et al., 2001).

    DESARROLLO

    1-Papel de los árboles y arbustos en los ecosistemas ganaderos.

    Las áreas dedicadas a la ganadería han sufrido una drástica reducción de sus arboledas por efecto de la tala, la quema y el empleo de postes de cemento o de madera seca en sus cercos. Como consecuencia, se han reducido las áreas de sombra, así como posibles fuentes de alimento para el ganado. Aparejado a esto, la calidad y productividad de los pastizales se ha reducido a causa del aumento de la evapotranspiración, la erosión y los métodos inadecuados de pastoreo. La toma de conciencia de la importancia del árbol en la estabilidad ecológica y productiva de los pastizales, ha motivado la aplicación de directivas técnicas del área ganadera del Ministerio de la Agricultura encaminadas al restablecimiento de los setos vivos, los árboles de sombra, y otros, que son de obligatorio cumplimiento (Renda et al.,1997). Por otra parte, la ganadería ha sido considerada durante muchas décadas como la causante de conflictos ambientales, principalmente relacionadas con la deforestación, la compactación, la erosión y la pérdida de fertilidad de los suelos (Ibrahim y Mora, 2001).

    Por tales motivos, se hace necesario buscar nuevas vías para la recuperación y mantenimiento de la fertilidad, basadas en el enfoque agroecológico y sostenible, con el fin de lograr la estabilidad y la salud de los ecosistemas ganaderos (Crespo y Cancio, 2001).

    Los árboles y arbustos han sido introducidos en sistemas de cultivos y pastoreo para suministrar forraje verde con alta concentración de proteína suplementaria para dietas de baja calidad; se cultivan en bancos o cercas, entre cultivos (cultivos en callejón) o como componentes de los pastizales y también como árboles para sombra (Leng, 1996; Sánchez, 1999).

    Las especies arbustivas contribuyen a la protección contra le erosión, mejoran la fertilidad del suelo, favorecen el confort de los animales, aportan biomasa comestible, frutas, semillas, aceite y madera. Son fuentes de sustancias activas para la producción animal, incluyendo la llamada medicina alternativa; favorecen las lluvias, mejoran el paisaje, sus flores son materia prima para la producción agrícola, atenúan el efecto de los vientos, trabajan en secuestrar el CO2 y en la recirculación de nutrientes. De singular importancia es su sombra, que no solo contribuye al bienestar de los animales, sino también a mejorar el valor nutritivo de algunas especies vegetales que se reproducen bajo ellas. Trabajos publicados por Norton et al. (1991) y Wilson (1991) indican el efecto positivo de los arbustos y árboles en la producción y calidad nutritiva de esos pastos.

    Según Febles et al. (1998), citado por Pedraza (2000), los árboles que se integran a la producción animal deben tener las siguientes características:

    • Presentar crecimiento rápido en las primeras etapas de la plantación y en su establecimiento seguro.
    • Disponer de adecuada habilidad competitiva contra las malezas.
    • Mantener alta productividad a la poda, cortes y pastoreo.
    • Estar bien adaptada a las condiciones climáticas y edáficas del medio ambiente.
    • Ser compatibles con las leguminosas y gramíneas que conviven con él en la misma área.
    • No requerir de grandes cantidades de fertilizantes.
    • Ser resistente a las plagas y enfermedades.
    • Tener buena producción de semilla.
    • Tener habilidad para fijar nitrógeno.
    • Disponer de un profundo sistema radicular y pocas raíces superficiales.
    • No presentar efectos alelopáticos en la vegetación del pasto base.

    2- Las leguminosas arbustivas (Leucaena leucocephala).

    Entre los rasgos distintivos de las leguminosas, se encuentra su mayor valor nutritivo que las gramíneas, particularmente en época de seca; más que una fuente de alimento forma parte de las complejas interacciones entre plantas, animales y cosechas, efectos positivos que ayudan al balance: suelo – planta – animal en el ecosistema y de ello se desprende su fuente sostenible de alimentos (Devendra, 1999).

    En estas leguminosas arbustivas, podemos destacar su gran habilidad para asociarse con gramíneas y otras plantas, además de su capacidad para fijar el nitrógeno atmosférico, lo que representa sin dudas un enriquecimiento del suelo, con un nutriente muy definitorio en áreas tropicales y que se conoce que limita seriamente, cuando está en déficit, la producción basada en pastos (CIAT, 1990; Cadish et al., 1994).

    El valor nutritivo de las leguminosas arbustivas depende de la magnitud del consumo que realicen los animales y en qué cuantía ellas suministren energía, proteínas, minerales y vitaminas (Devendra, 1999). El consumo es el factor zootécnico individual que más influye en el valor nutritivo de los alimentos y en la productividad de los animales (Ruiz, 2000). En raras ocasiones las leguminosas arbustivas son utilizadas como único alimento; en la práctica su utilización fundamental es como suplemento para mejorar el consumo y utilización de alimentos voluminosos (Leng, 1996). Una característica importante de muchas leguminosas tropicales es el suministro de considerables cantidades de nitrógeno soluble, proteínas y minerales (Cáceres y González, 1998). En su publicación, Leng (1998) analiza en detalle las contribuciones a nivel ruminal del follaje de árboles. En forma resumida los follajes proporcionan nitrógeno y otros nutrientes necesarios para el adecuado funcionamiento ruminal en dietas basadas en forrajes de baja calidad; son una fuente excelente de energía digestible; y pueden proporcionar proteína sobrepasante necesaria para asegurar una respuesta productiva (en ganancia de peso o en aumento de producción de leche) en los animales alimentados con forrajes.

    Entre los árboles del trópico, el género Leucaena es uno de los más estudiados y utilizados en los sistemas ganaderos debido a su gran versatilidad: control de la erosión, reforestación, producción de madera y sus derivados, árbol de sombra, fertilizante orgánico y alimento para el ganado (Ruiz et al., 1993), así como en el mejoramiento del micro ambiente, estabilidad del ecosistema y alimento humano (Gutteridge y Shelton, 1997).

    En las regiones tropicales y subtropicales existe una marcada escasez de alimentos de calidad. En este sentido se ha informado que Leucaena es una planta de elevado valor nutritivo y digestibilidad para los rumiantes y otras especies de animales (Sosa et al., 2000). Leucaena leucocephala es una de las leguminosas de uso múltiple más productiva y versátil disponible en regiones tropicales, y se puede afirmar que es la más importante en sistemas extensivos de pastoreo y también para áreas de corte, donde se le aprovecha también para leña, carbón y madera, lo que además favorece el control de la erosión (Shelton, 2001). El tipo "Perú" incluye variedades de árboles de tamaño mediano que crecen hasta los 10 m de altura (NAS, 1984).

    Su nombre científico es Leucaena leucocephala, aunque en Cuba se conoce también como aroma blanca, perteneciente a la familia Leguminoseae y sub-familia Mimosoideae (Ruiz y Febles, 1987). 

    El valor nutritivo de la materia seca y verde de esta planta es igual o superior a la de la alfalfa y a la del gandul, así como es igual a estas en digestibilidad (Hernández et al., 2000). El contenido de proteína bruta en hojas y tallos jóvenes puede llegar hasta 39 %. La digestibilidad de la materia seca es superior al 71 %. La proteína de esta leguminosa es de una elevada calidad nutritiva y los aminoácidos están presentes en proporciones balanceadas. Leucaena puede ser también una fuente rica en carotenos y vitaminas (Sosa et al., 2000).

    Es ideal para sistemas silvopastoriles para ganado bovino en densidades aproximadamente de 4000 y 20000 árboles por ha, donde sustituye totalmente la aplicación de fertilizantes nitrogenados. Leucaena por su calidad nutricional, fijación de nitrógeno, crecimiento, tolerancia a la sequía y adaptación al ramoneo es la especie utilizada con mayor éxito en sistemas silvopastoriles intensivos en las regiones tropicales y subtropicales (Gutteridge y Shelton, 1997), algo similar a lo que ocurre en otros países de América como Cuba (Ruíz et al., 1996) y Venezuela (Clavero, 1998).

    A partir del momento de la siembra debe mantenerse la limpieza de los surcos o las franjas de las arbóreas, de forma manual y con bueyes hasta tanto alcancen un tamaño que sobrepase 10-15 cm. la altura del pasto (Funes et al., 1998). No obstante, esta especie debe mantenerse lo más limpia posible los primeros 80 días después de la siembra (Ruiz y Febles, 1987; Funes et al., 1998; Ruiz et al. 1998; Ruiz y Febles, 1999), para evitar la prolongación del período de establecimento y el daño a la planta.

    La altura de las plántulas a los 6 meses después del plantado en el campo varía por lo general entre 0.5 y 1.5 m (CATIE, 1991). En trabajos realizados por Wencomo et al. (2001), se encontraron coincidencias de los valores más bajos de altura con los valores más bajos en diámetros. Por su parte, Clavero (1998), plantea que las plantas de Leucaena tienen un establecimiento lento y pueden demorar de 12 a 18 meses para llegar a la altura de 1.50 a 2.00 mts, aunque anteriormente Ruiz y Febles (1987), publicaron que estas alturas se pueden alcanzar en un período que va desde los 8 a los 18 meses.

    Cuando el establecimiento se alcanza en un tiempo menor de 12 meses (para alcanzar alturas de 1.5 – 2.0 m, como criterio para considerar establecida la planta) para Leucaena en condiciones de pastoreo, es necesario realizar la poda a los 12 y 24 meses (Ruiz y Febles, 1987).

    A nivel mundial, desde la década del 80, se han dirigido las investigaciones para poner los recursos de sistemas en función de diversificar, integrar y transformar los sistemas de producción agrícolas actuales (Trujillo, 1997).

    En Cuba, se necesita buscar nuevas alternativas complementarias que disminuyan insumos foráneos, ya que, la industria de alimentos concentrados destinaba casi el 90% de su producción a cerdos y aves. Estas últimas, al igual que otras especies necesitan grandes cantidades de alimentos ricos en proteínas y vitaminas, que en la mayoría de los casos compiten con la alimentación humana y la demanda de los mismos impone la búsqueda y estudios de otros alimentos que puedan sustituir parcialmente las fuente tradicionales con la correspondiente ventaja económica que puedan derivarse de estas sustituciones (Lon-Wo, 1995).

    3-Cultivos acompañantes (Cultivos entre líneas).

    El término cultivo acompañante o intercalado no resulta nuevo, pues ha sido y es utilizado desde hace muchos años en diversos países como Filipinas, la India, Australia, algunos países africanos y también del continente americano, particularmente de la mitad sur. Es común ver siembras de Maíz a la que se les acompaña de Canavalia, Vigna o Tomate por solo poner algunos ejemplos. Así también se conocen otros casos (Ej. Australia), donde se ha intercalado Leucaena a cultivos de mediano plazo o permanentes, donde cumple la función de cobertura para la protección de los suelos y abono verde, sin descartar que, en momentos de poda, los productores utilizan el follaje como suplementos para animales de cría. De lo anterior se deduce la amplia gama de funciones que cumplen los cultivos acompañantes, como cobertura ("una cobertura vegetal viva que cubre el suelo y que es temporal o permanente"), donde la mayoría de los empleados son leguminosas o simplemente como intercalados (acompañantes), siendo relevante el valor agregado que adquieran para amortizar gastos de establecimiento del cultivo principal (FAO, 1994).

    Pound (2004), plantea que sus funciones son más amplias y multi-propósitos, las cuales incluyen la supresión de malezas, conservación de suelo y agua, control de plagas y enfermedades, alimentación humana y para el ganado, y otras muy importantes como el efecto positivo que tiene el empleo de cultivos intercalados en reducir la degradación de recursos naturales (reducir residuos de agroquímicos, reducir pérdidas de suelo por erosión; reducir deforestación y la pérdida de biodiversidad, reducir pérdidas de fertilidad por el quemado, mejorar infiltración de agua y así reducir inundación y sedimentación.

    Con el uso del cultivo de cobertura en el sistema tradicional de labranza y la adición de residuos de cosecha se aporta materia orgánica al suelo y que al mineralizarse estos residuos orgánicos se incrementan la cantidad de nutrimentos en el sitio, y en consecuencia se incrementa la producción de maíz y otros cultivos (Pool et al., 1998)

    Uno de los problemas más acuciantes, para el correcto aprovechamiento de las leguminosas tropicales, es la necesidad de lograr el establecimiento exitoso de las áreas comerciales con estas especies, y el género Leucaena no es una excepción a esta situación, por lo cual han sido cuantiosos los esfuerzos de investigadores, productores y extensionistas, para vencer las dificultades agrotécnicas y de adaptación de la especie a los factores de suelo, nutrición, luz y plagas (Mullen y Soller, 1998; Shelton, 2001).

    En nuestro país se han producido fracasos considerables en el establecimiento de áreas comerciales de Leucaena y otras plantas leguminosas, debido a los factores negativos que generan en esta fase, las plagas, la falta de nutrientes, agua y luz e incluso los problemas de drenaje y la calidad de las semillas (Simón, 2000).

    En este sentido, uno de los problemas mas difíciles de superar en nuestro país para establecer Leucaena ha sido, como indicó Simón (2000), la dificultad en la limpieza de las áreas para impedir la competencia negativa de plantas indeseables por nutrientes y energía, lo que ha propiciado además la presencia y daños por plagas, específicamente Crisomélidos y también el Pulgón de la Leucaena (Heteropsylla cubana), afectación que resulta muy perjudicial a esta especie (Shelton, 2001).

    Una vía importante, para contrarrestar estos aspectos negativos antes mencionados, es vincular Leucaena a cultivos de ciclo corto sembrados en intercalamiento y que representan otros beneficios para el hombre como granos y forrajes, además de suministrar ingresos que pueden ayudar a cubrir los gastos, muchas veces elevados, del establecimiento de la leguminosa, es decir, una posibilidad real es emplear cultivos de ciclos cortos que logren motivar al hombre a mantenerlos limpios, buscando sus beneficios como alimentos y forrajes y así recuperar la inversión financiera para la siembra (Hughes, 1998; Guevara y Guevara, 2003). A este tema también hacen referencia autores como Ruiz et al. (1996) y Padilla et al. (1999), quienes plantearon como una opción para lograr una buena sobrevivencia y resarcir, en alguna medida, los costos de preparación de suelo, siembra y limpieza, el intercalamiento de cultivos temporales para producir granos para consumo humano o animal. El aspecto referente a solventar los gastos de establecimiento con la producción de granos de estos cultivos fueron reportados también por Almillategui et al (1988), Berroteran (1995) y Padilla y Herrera (1997), que aclararon que en algunos casos pueden dejar un margen de ganancias; sin olvidar que, aumenta la diversificación del agroecosistema al lograr una mayor actividad de los biorreguladores y, como consecuencia, una menor presencia de insectos-plagas (Valenciaga y Mora, 1997; 1998).

    En relación con este problema, la inclusión de cultivos de ciclo corto entre las hileras de Leucaena es una práctica conocida para el trópico, pero desafortunadamente muy poco aplicada en nuestras condiciones. No obstante, el cultivo intercalado es de reciente introducción en el área, se están adaptando y adoptando, los productores están probando diferentes ciclos de rotación y en este proceso se están obteniendo los conocimientos para encontrar la mejor forma de manejo, tanto en el tiempo como en el espacio, con la que se diseñará la tecnología por aplicar (Valenciaga y Mora, 1998).

    Cómo seleccionar los cultivos para el intercalamiento.

    Un productor que decide establecer un área de silvopastoreo en su finca, y que prevee un mejor aprovechamiento de la tierra en este período, pudiera pensar en la siguiente pregunta:

    ¿Qué criterios deberían tenerse en cuenta para seleccionar un cultivo de ciclo corto para el intercalamiento en áreas de establecimiento de Leucaena?

    • Es obvio que el primer aspecto está relacionado con disponibilidad o posibilidad de adquirir la semilla necesaria en relación con el área destinada a la siembra, y su calidad garantizada.
    • Conociendo que el período más idóneo para la siembra de Leucaena es de Mayo a Junio (Ruiz y Febles, 1987), debe analizarse cuáles cultivos son más aconsejables para esta etapa, sin olvidar el factor suelo.
    • Deben seleccionarse cultivos que requieran de bajos insumos y que no necesiten del empleo de agrotóxicos.
    • Estos cultivos deben poseer aptitud forrajera probada de manera que constituyan una alternativa para la alimentación animal durante el período de establecimiento de Leucaena.
    • Tener en cuenta la representatividad desde el punto de vista de sus producciones (granos), de manera que se puedan obtener resultados significativos hacia tres direcciones fundamentales: alimentación humana, ingresos monetarios que permitan reducir los costos de establecimiento del cultivo principal y/o utilizar estas en la suplementación de los animales, bien sea para la masa afectada en sus áreas por la siembra de la leguminosa o para el total del rebaño.
    • Por sus características, deben ser cultivos que cumplan funciones de cobertura, para la protección de los suelos y/o como abono orgánico.
    • Es importante valorar la posibilidad de seleccionar una leguminosa (Ej. Vigna) por lo que representa no solo en el cumplimiento de lo anteriormente mencionado, sino también en relación con el mejoramiento de la fertilidad de los suelos.
    • Aunque el empleo de cultivos intercalados lleva implícito un mejor aprovechamiento espacial, deben tenerse en cuenta aquellas especies que por sus características agronómicas permitan una mayor densidad de siembra (sin afectar el cultivo principal), lo cual repercuta en el volumen de producción final que se obtenga.

    3.1-Ajonjolí (Sesamum indicum).

    La Asociación Naturland (2000), plantea que Ajonjolí (Sesamum indicum L., Sesamun orientale L.) es una planta dicotiledonea que pertenece a la familia de las Pedaliaceae. Es una planta tupida que crece en forma recta, y alcanza una altura entre 1 y 2 metros. El período vegetativo generalmente es de 3 a 4 meses. Esta planta oleaginosa proviene de la Sabana del África tropical y fue llevada hacia la India y China, donde se está cultivando hoy en día.

    La Asociación antes mencionada hace referencia también a que, en muchos países de África y Asia, el cultivo de Ajonjolí como fruto comercial incide muy poco porque es un producto alimenticio básico producido para el uso diario. La producción diaria de Ajonjolí como de Maní en muchas partes de África es obligación de las mujeres. Los hombres en contrapartida cultivan frutos comerciales. El cultivo de Ajonjolí como fruto comercial depende por lo tanto de las modificaciones de las costumbres culturales y sociales. Se utiliza para la elaboración de aceite comestible, margarinas (es apreciado en los países que lo consumen por su sabor agradable y ser fácilmente digerible), como ingrediente en la industria farmacéutica, en la fabricación de jabones, cosméticos y pinturas. Después de la extracción del aceite, queda la parte residual (torta) que es muy útil para la alimentación del ganado y aves de corral. Contiene de 40 a 50% de proteínas. La semilla de Ajonjolí se utiliza en la preparación de pan, galletas y confitería.

    Los brotes y las hojas nuevas de las variedades S. alatum y S. radiatum se consumen en África Occidental como verdura. Las semillas de Ajonjolí se consumen directamente por ser altamente nutritivas o se utilizan para refinar los productos confitados como los de pastelería. Los sabores amargos (ácido oxálico) de las cáscaras de semillas se eliminan por medio del vapor. Con Ajonjolí desmenuzado se preparan sopas y puré. La paja de esta planta cuidadosamente secada), puede ser aprovechada en forma limitada como forraje. Una gran parte de la producción de Ajonjolí se utiliza para la elaboración de aceite comestible. El contenido de aceite está entre 40 y 60%, y las proteínas oscilan entre 17 y 29%. El aceite producido del primer prensado en frío, se encuentra entre los aceites comestibles más caros. Es un aceite de color amarillo claro, no secante y soporta altas temperaturas. La buena calidad del aceite se obtiene esencialmente por el alto contenido del ácido linoleico (35 a 41% del aceite total). Por sus antioxidantes sesamina y sesamuslina el aceite tiene larga duración, y no se vuelve rancio (Asociación Naturland, 2000).

    La torta del prensado (40 y 50% de proteínas) conserva todavía el 12% de grasa, por lo que es un excelente alimento para animales. En el mercado convencional, así como en el ecológico, la semilla blanca y uniforme de Ajonjolí tiene mayor demanda, dado que la proporción de aceite es mayor que en la semilla pigmentada. El aceite del segundo prensado en caliente tiene, después de la extracción, menor calidad que el aceite prensado en frío. Este aceite se utiliza para la producción de jabones, pinturas, cosméticos y productos farmacéuticos (Asociación Naturland, 2000).

    Otros autores (García, 2003), citan que el cultivo de Ajonjolí ofrece, básicamente, dos niveles de oportunidad de negocio. El primero está en la preparación de las semillas para su venta a escala industrial (fabricantes de aceites y colorantes comestibles, grandes panificadoras o productores de comida industrializada). El segundo se refiere a productos elaborados para el consumidor final. En este sentido, existen varias opciones de comercialización: restaurantes vegetarianos, panaderías, tiendas naturistas, supermercados, dulcerías, cafeterías, mercados y misceláneas, principalmente.

    Ávila et al. (2003), indicó que en las zonas tropicales en transición hacia sub-tropicales aptas para el cultivo de algodón, ofrecen las mejores condiciones climáticas para el cultivo de Ajonjolí. Ésta se encuentra entre las zonas de producción de palma africana y zonas productoras de Soja. La planta de Ajonjolí requiere una temperatura alta y constante y que el óptimo para el crecimiento, floración y maduración es de 26 – 30 ºC. El mínimo de temperatura de germinación se encuentra en 12 ºC, temperaturas por debajo de 18 ºC influyen negativamente en la germinación. En un período de temperaturas altas de 40 ºC, la fecundación y la formación de la cápsula disminuye. En regiones con vientos cálidos y fuertes, la planta produce semillas más pequeñas y con menor porcentaje de aceite. Por tal motivo, el Ajonjolí se cultiva en regiones más frías en el verano y en zonas cálidas en los meses más fríos. La planta es extremadamente delicada en cada estado de su crecimiento al estancamiento de agua, por ello crece solamente en regiones con lluvias moderadas, o en zonas áridas con un control minucioso del riego. A través de su raíz pivotante es muy resistente a la sequía y puede dar buenas cosechas solamente por el agua almacenada en el sub.-suelo. Este cultivo se adapta a una gran variedad de tipos de suelos, aunque lo ideal son los suelos con buen drenaje, sueltos, areno-arcillosos, fértiles, y con un pH entre 5.4 y 6.7.

    La planta de Ajonjolí para completar su desarrollo requiere de la humedad (en los llanos occidentales), la cual queda almacenada en el suelo después de finalizar el período de las lluvias; de esta manera, las siembras muy apartadas de las últimas lluvias reducen la oportunidad al cultivo a expresar su máximo potencial productivo, por no disponer de una adecuada humedad en el suelo. Por otra parte, cuando el cultivo avanza en su desarrollo y las plantas son sometidas a un mayor estrés hídrico (falta de humedad en el suelo que le impide cumplir con la demanda de evaporación de la atmósfera), aumenta su susceptibilidad al ataque de plagas y enfermedades. Se han logrado rendimientos de hasta 973 Kg. /ha, cuando se siembra en fechas tempranas para evitar el ataque de plagas y enfermedades y el número de plantas por área. La demanda de semilla de Ajonjolí va en aumento cada año debido al interés comercial e Industrial despertado por el alto contenido de aceite (Ávila et al., 2003).

    En otros artículos (Anónimo, 2003) se hace referencia a que, desde hace miles de años, el Ajonjolí o sésamo entra en la preparación de numerosos medicamentos destinados a la reconstitución de las células, a la cicatrización de las llagas y en la China y la India se la considera como el alimento – medicamento más notable por las siguientes razones:

    – En el régimen macrobiótico se toma diariamente esta semilla, ligeramente tostada y aderezada con sal gris, como única fuente de proteínas y de grasas, con entera satisfacción de quienes lo practican, sin que se registre ningún problema digestivo. Incluso un hígado o un estómago delicados soportan Ajonjolí sin pena alguna; al contrario: ya sea en grano o bajo la forma de aceite, el sésamo o Ajonjolí ejerce una influencia suavizante.

    – Este aceite es de un hermoso color amarillo claro, prácticamente inodoro y difícilmente se enrancia, por lo que puede conservarse bastante tiempo.

    – Ajonjolí es muy rico en lecitina, más aún que la Soja que algunos consideran como el vegetal más rico en esta sustancia. La lecitina es una grasa fosforada que contiene nitrógeno y tiene la propiedad de ayudar a la elaboración de las hormonas sexuales. Es un factor de juventud y un alimento excelente para los nervios y el cerebro. El órgano del pensamiento normalmente constituido contiene un 28% de lecitina. Numerosas personas, sobre todo en los países occidentales, registran carencia de esta sustancia, lo que se caracteriza por una gran fatiga que no logran disipar aún durmiendo largo tiempo. Todos quienes tienen dificultades de memoria o han de efectuar grandes esfuerzos mentales se beneficiarían consumiendo diariamente ajonjolí. Esta semilla es también recomendada a las personas que sufren depresión nerviosa, simpaticotonía o vagotonía.

    – Hay que señalar, además, los ácidos poliinsaturados, la vitamina F, la vitamina E (de la fecundación), la vitamina B (antineurítica) y los minerales tales como calcio, hierro, magnesio, sílice, cromo, cobre, etc. contenidos en Ajonjolí, que hacen de él un alimento de protección y de revitalización.

    – En las proteínas de este grano oleaginoso (20% de su peso) se cuentan unos quince aminoácidos. Es, pues, un alimento plástico.

    Desde el punto de vista de su integración a la producción ganadera, para condiciones de Cuba, Soto (2004) reportó que, cuando se utiliza como cultivo intercalado entre hileras de Leucaena para silvopastoreo, es beneficioso el Ajonjolí desde varios puntos de vista. Primeramente, permite mejorar el control de la infestación por malezas y plagas sin el empleo de agrotóxicos y con beneficio para el cultivo principal. Al respecto el autor informó que, en el tratamiento de Leucaena con Ajonjolí, pudo ocurrir un efecto de no preferencia o repelencia, entre la plaga (Heteropsylla) y el cultivo, que según la literatura (Altieri, 1996; ILRI, 2002), se encuentra reportado como de alta resistencia a éste insecto, debido probablemente a que Ajonjolí no ha sido mejorado con gran intensidad por la vía genética para caracteres productivos, lo que pudiera afectar su resistencia a la acción de plagas.

    En relación a la presencia de malezas en el área, Soto (2004) encontró que, cuando se intercala Ajonjolí durante el establecimiento de Leucaena, se reduce la infestación por especies indeseables desde el 14,3 hasta el 9.2 % del primer al tercer mes posterior a la siembra. Lo anterior puede ser explicado partiendo del criterio de que Ajonjolí presenta una arquitectura que le favorece y al parecer tiene una gran habilidad en la extracción de nutrientes y la competencia por la luz y el agua, afectando a las especies invasoras por falta de luminosidad al provocar sombreamiento (ILRI, 2002).

    Por otra parte, se pueden lograr rendimientos de 0.95 ton/ha de granos, con los cuales es posible tomar decisiones importantes para el productor dado que, por las cualidades nutritivas del grano, puede (en su conversión a forraje) constituir un suplemento de calidad para los animales afectados en sus áreas de pastoreo por la siembra de Leucaena o incluirlo en el balance total de la Unidad, aunque la decisión puede estar encaminada a generar ingresos, bien por la venta directa del grano o por la extracción de aceite y la obtención de la torta para consumo animal. Cualquiera de las dos decisiones que se tome resulta economicamente viable para reducir los gastos de establecimiento de Leucaena por concepto de limpieza y compra de alimentos extras a la unidad, o se genera un nivel de ingresos que amortiza sensiblemente los gastos de establecimiento e incluso puede lograrse un margen de ganancias (Soto, 2004).

    3.2- Sorgo granífero(Sorghum vulgare)

    Sorgo es uno de los principales cultivos a nivel mundial cuyo destino más importante es el consumo humano y animal (ACAinsumos, 2003). Se ha demostrado que el valor de energía productiva del Sorgo, es similar al del Maíz (3.439 vs. 3.527 Cal/kg). Igualmente, los valores de proteínas, lípidos, fibra, cenizas, vitaminas y minerales, se asemejan en ambos granos (Quisenberry y Tanksley, 1975; Acurero et al., 1985; León y Angulo, 1989).

    Es un cereal muy resistente a la sequía con rendimientos de producción variable a 2000 y 4000 kg/ha; el promedio nacional en Venezuela es de 2 140 kg/ha (León y Angulo, 1989).

    De origen tropical ha sido adaptado, mediante selección, a las regiones templadas del mundo. Se cultiva tanto en regiones semiáridas, como en áreas de grandes precipitaciones, con buenos rendimientos y seguridad de cosecha en ambos casos. Se caracteriza por la gran diversidad de su germoplasma, siendo el cuadrante nordeste de África el centro de origen de esta especie. La superioridad del Sorgo granífero sobre otros cultivos, radica en su capacidad de producción de grano con limitada disponibilidad de agua y altas temperaturas, siendo aún más eficiente que el Maíz en el uso de recursos hídricos. Este cultivo es el único que permanece en dormancia durante períodos de stress hídrico, reiniciando el crecimiento cuando las condiciones son más favorables. La altura del Sorgo es variable y sus mecanismos de control genético son conocidos. En algunos países se prefieren las plantas altas, mientras que en otros donde se cosecha mecánicamente se requieren alturas menores. En los cultivares actuales existe una relación positiva entre altura y rendimiento. Los mayores rendimientos se obtienen con alturas entre 1,5 y 1,75 m. A su utilización como grano forrajero en la producción de carne y leche se suman nuevas alternativas de utilización en alimentación como silaje de planta entera y de grano húmedo con el agregado de urea que acrecienta su calidad forrajera en competitividad con Maíz. Además, Sorgo se destaca como el cultivo ideal para mejorar la estructura del suelo por el volumen de rastrojo que proporciona. El valor nutritivo del grano constituye un aspecto prioritario del programa de mejora que se lleva a cabo. En general, el grano de Sorgo tiene más proteína y menos aceite que el de Maíz, presentando por consiguiente un contenido de energía metabolizable ligeramente inferior (ACAinsumos, 2003).

    El grano de Sorgo iguala al de Maíz en ganancia y eficiencia alimentaria del ganado. Su sustitución por Maíz en las raciones permite disminuir costos sin afectar el valor nutritivo. De allí la importancia relevante de este grano en el ciclo de engorde (ACAinsumos, 2003).

    La planta de Sorgo es moderadamente tolerante a suelos con alguna salinidad y/o alcalinidad, siendo su comportamiento ante estas condiciones mejor que la de otros cultivos como Maní, Soja y Maíz (Acurero et al., 1985).

    Tradicionalmente el cultivo de Sorgo se sembró a una distancia de 70 centímetros entre hileras, ya que esa era la separación a la que se montaban los cuerpos en las sembradoras normales utilizadas. Además, las empresas de mejoramiento siempre realizaron sus selecciones para distancias de 70 centímetros entre líneas y en sistemas de labranza convencional. El achicamiento entre hileras respecto de los tradicionales 70 centímetros permite aumentos en la producción de granos. Asimismo, la respuesta al incremento de densidad fue mayor con menores separaciones entre líneas y con ciclos más cortos. Esta tendencia se corrobora para las distintas fechas de siembras analizadas. Las distancias entre surcos menores a los tradicionales 70 centímetros mejoran la respuesta del cultivo. Los rendimientos esperados son mayores aún cuando se utilizan ciclos cortos, que también mejoran la estructura del suelo. En consecuencia, en los ensayos comparativos de rendimiento o en las experiencias en lotes de producción, los ciclos largos mostraban generalmente menores rendimientos (Forrajes & Granos Journal, 2000).

    Cabría preguntarse qué sucede si ese material de ciclo corto, que se caracteriza por tener un porte menor y con menos macollos, es sembrado a menor distancia entre hileras y a densidades más altas que las comúnmente utilizadas. Esa inquietud condujo a varios productores y técnicos de Apresid, motivados también por los ensayos del ingeniero Horacio Agüero, a realizar algunos lotes con distancias de 26, 35 o 52 centímetros entre hileras. Del mismo modo, algunas experimentales del INTA realizaron ensayos donde evaluaban estos parámetros (Forrajes & Granos Journal, 2000).

    Específicamente, el ingeniero Hugo Fontanetto (citado por Forrajes & Granos Journal, 2000), realizó ensayos que comparaban la perfomance de ciclos cortos y largos de Sorgo, sembrados a tres niveles de densidad, con dos distancias entre hileras (0,35 y 0,70) y para dos fechas de siembra. En los resultados, que son coincidentes con numerosas experiencias de productores, se apreció la respuesta productiva al aumento de densidad en todos los ciclos, especialmente importante en los híbridos de ciclo corto. Por otro lado, el achicamiento entre hileras respecto de los tradicionales 70 centímetros permitió aumentos en la producción de granos. Asimismo, la respuesta al incremento de densidad fue mayor con menores separaciones entre líneas y con ciclos más cortos. Esta tendencia se corrobora para las distintas fechas de siembras analizadas.

    ¿Cuál es el fundamento de esa tendencia? (Forrajes & Granos Journal 2000).

    La mayor respuesta frente al aumento de la densidad y al acercamiento entre hileras que muestran los materiales de ciclos cortos se fundamenta en la diferente estructura de planta que estos poseen, comparados con los ciclos largos.

    Específicamente, los ciclos cortos son cultivares que presentan un tamaño de planta pequeño y son muy poco macolladores. Si las plantas son distribuidas más homogéneamente y con densidad más elevada, se logra que la producción total de material seco sea mayor. Además al aumentar la densidad se tendrán pocos macollos y muchos tallos principales. Este aspecto es crucial, ya que ante un período de estrés la planta se desprende de los macollos. Como sembrados a altas densidades hay un predominio de tallos principales, este aspecto no cobra tanta importancia.

    En contraposición los materiales de ciclos largos, caracterizados por una gran estructura de plantas y por ser macolladores, no tendrán una respuesta tan marcada al acercamiento de hileras y al aumento de densidad. Por otra parte, a 70 centímetros entre hileras las probabilidades de vuelco son mayores, ya que las plantas al mostrar una mayor competencia intraespecífica, debilitan sus cañas.

    Beneficios adicionales

    A la ventaja del aumento de rendimientos que se evidencia por esta redistribución especial de las plantas, hay que sumar al acercamiento entre hileras una serie de ventajas extra a saber (Forrajes & Granos Journal 2000):

    – Se logra una distribución más uniforme de los rastrojos en superficie, lo cual genera una cama de siembra dentro de la rotación.

    – La exploración radicular dentro del perfil también resulta más homogénea, lo que favorece la estructuración de todo el volumen del suelo, máxime si se tienen en cuenta las características de las raíces de Sorgo, muy agresivas y capaces de penetrar algunos horizontes muy resistentes como puede ser un B2t.

    -El acercamiento entre hileras, además, permite al cultivo cubrir más rápido el entresurco, lo que repercute en dos aspectos clave de manejo: por un lado la competencia que el cultivo presenta frente a las malezas es más agresiva y en consecuencia el control es más eficiente al complementar el accionar de los herbicidas; por otro lado, el rápido cubrimiento del entresurco hace que los rayos solares no incidan sobre la superficie del suelo, minimizando la evaporación; como resultado el cultivo hace un uso más eficiente del agua.

    -Respecto de la fertilización en la línea, el hecho de cultivar a menores distancias hace que el número de hileras sea mayor por unidad de superficie y por ende la dosis de fertilizante a colocar sin riesgos de fototoxicidad puede ser mayor.

    En trabajos realizados por Machena et al. (2000) en el establecimiento de un sistema silvopastoril, utilizaron Leucaena sembrada inicialmente por semilla sin inocular (6 kg/ha), mezclada con 600 gr (el 10%) de semilla de sorgo (planta utilizada como marcador de surco para facilitar los primeros controles de maleza) empleando una sembradora convencional de grano fino. De esta forma, se logró el primer pastoreo a los 6 meses después de la siembra.

    Soto (2004), empleó Sorgo intercalado entre hileras de Leucaena durante el establecimiento de un sistema silvopastoril, donde el cereal se sembró en los tres surcos centrales a 0.20 m entre plantas y 0.80 m entre hileras, obteniéndose 1.22 ton/ha de granos. Se logró reducir la infestación por malezas hasta el 13 y 20 % para el primer y tercer mes de la siembra respectivamente, lo que resulta positivo para la leguminosa en crecimiento y su posterior rendimiento, esto puede explicarse a partir de lo planteado por algunos autores (Paretas, 1990; CIAT, 2001), acerca de que el Sorgo es un género muy agresivo en su comportamiento agronómico, que compite ávidamente por agua y luz, lo cual pudo influir en la adaptación al sistema y la asociación con Leucaena, reduciéndose las necesidades de labores de limpieza, lo cual es coincidente con reportes de Hudges (1998), Shelton (2001) y Guevara y Guevara (2003), cuando informaron los resultados beneficiosos de asociar a la siembra de Leucaena los cultivos de ciclo corto.

    Los resultados en la producción de granos, constituyen una alternativa importante, tanto desde el punto de vista de los ingresos, que se generan por la venta, como nutritivo, por lo que representa para la alimentación (4.4 t MS/ha en la conversión del grano a forraje) de los animales de la unidad implicada como suplementación en el período de mayor penuria alimentaria (Soto, 2004).

    3.3- Frijol carita (Vigna sinensis)

    Entre las especies más utilizadas como abonos verdes, están las leguminosas, las cuales comprenden todos los árboles o plantas que producen vainas. En este grupo están todos los tipos de frijoles, los que junto con una bacteria llamada rhizobium son capaces de tomar y aprovechar el nitrógeno del aire, en los nódulos radiculares (CIPRES, 2003).

    Por su parte, Castañeda (2000), plantea que son de mucha importancia en la canasta básica familiar por su alto contenido de proteínas, carbohidratos y minerales, sus granos contienen proteínas (22% – 28%), vitaminas, minerales y fibras solubles (pectinas); los cuales poseen efectos en la prevención de enfermedades del corazón, obesidad y del tubo digestivo. Es por ello que importantes instituciones médicas a nivel mundial vienen promoviendo su consumo convirtiéndolo en un producto comercialmente atractivo. El frijol está adaptado a condiciones tropicales semiáridas requiriendo aproximadamente entre 300-400 mm de precipitación para su cielo. Presenta períodos críticos en cuanto a requerimientos de agua, y una temperatura óptima para su desarrollo entre 25-28 ºC, es una planta típica de días cortos, sensible al fotoperíodo.

    El uso de estas plantas en regiones con períodos de sequía cíclica, o con concentraciones de lluvia en un espacio reducido de tiempo es uno de los grandes vacíos para muchos investigadores, organizaciones y agricultores. Generalmente en zonas con esas carácterísticas climatológicas, la seguridad alimentaria se convierte en prioridad, por lo cual las especies de cultivos de cobertura utilizadas deberían además de contribuir al mejoramiento de los suelos, proporcionar una fuente adicional de alimentos (CIDICCO, 2003).

    Según el propio Centro Internacional de Información sobre Cultivos de Cobertura (2003), en Honduras la preparación de los suelos ocurre durante los meses de verano. Ya muchos agricultores en la zona utilizan el sistema de labranza mínima e incorporación de materiales orgánicos; aunque en el sistema tradicional se siembra utilizando chuzo o bordón en suelos donde solo se hace una limpieza con machete. Normalmente las siembras en esta zona ocurren en mayo-junio, es decir con el inicio de las lluvias. Algunos agricultores siembran en abril, lo que se conoce como "siembra en seco", es decir antes de que comiencen las lluvias. Las vignas se siembran en asociación con Maíz, y también se siembran solos; pero debido a la presión sobre la tierra, es común la siembra en asocio; los agricultores prefieren sembrar el fríjol alacín durante los primeros meses de invierno y en menor grado en la época de postrera (septiembre-octubre), debido a su precocidad en la producción de vainas en un período crítico de escasez de otros alimentos y a mayores problemas de plagas en la postrera. Normalmente solo se lleva a cabo un control de malezas en el mes de junio; pero esto dependerá de la incidencia de malezas en cada localidad; por eso en aquellas parcelas muy infestadas de malezas es necesario llevar a cabo un "repaso" o segunda limpia. Algunos agricultores realizan la primera limpia a los 15-20 días de haber nacido el fríjol y la segunda antes de la floración, aproximadamente a los 30 días de nacido. En cuanto a plagas los agricultores mencionan que los problemas mas comunes se encuentran con pulgones (Diabrótica spp.), virosis causado por mosca blanca (Bemisia tabaci), hormigas, picudo de la vaina (Apion godmani) y a veces sompopos.

    El uso de las vignas reporta las siguientes ventajas mencionadas por los agricultores (CIDICCO, 2003):

    1. Los rendimientos son bastante confiables y abundantes en relación a la fertilidad de los suelos de la zona. Se puede obtener desde unos 12 quintales por manzana (7000 m2) en sistema tradicional, hasta unos 30 quintales por manzana en sistemas con labranza mínima. Además se puede consumir el grano seco y también las vainas verdes

    2. La producción de vainas es precoz, lo que contribuye a la seguridad alimentaria de la zona. Normalmente los agricultores pueden cosechar vainas desde los treinta días después de la siembra. Según los agricultores, la cosecha de vainas verdes hace que la planta aumente aún más la producción de vainas. En muchos casos se observa la siembra muy cerca del hogar por la facilidad para la recolección de las vainas verdes y su posterior uso en la alimentación humana.

    3. Los rastrojos sirven como una excelente provisión de forraje para los animales en temporadas donde normalmente no existe ninguna otra fuente de alimento. Los rendimientos de materia seca pueden llegar desde 2-6 t./ha/año, dependiendo de las condiciones de precipitación y suelos de la zona.6

    4. El frijol tiene buen mercado en la zona; en los últimos años el frijol común ha aumentado mucho su precio, y su cultivo es mas difícil en las condiciones de la zona, entonces los agricultores locales prefieren cultivar el frijol alacín.

    5. Es un frijol que está adaptado a las condiciones de clima y suelos de la zona; además de su facilidad de asociarse a los sistemas de cultivo de maíz y maicillo que son tradicionales en los agricultores de Centroamérica. En algunos lugares de Centroamérica este frijol también se usa en asociación con la yuca (Manihot esculenta) usando 2-3 semillas cada 10-12 pulgadas en medio de los surcos de yuca o en los mismos surcos del tubérculo. También en ensayos de campo llevados a cabo por el CIDICCO (2003), se ha observado que el frijol alacín se puede asociar con hortalizas como brócoli y sandía en postrera, dejando un espaciamiento de 1 metro entre la postura de la hortaliza y la leguminosa.

    6. El frijol crea una cobertura que ayuda en el control de malezas, conservación de humedad y además aporta elementos al suelo provenientes de su follaje y de la fijación de nitrógeno.

    Precisamente el control de malezas ha constituido uno de los problemas de mayor incidencia que durante muchos años ha conspirado contra el establecimiento de leguminosas con fines ganaderos, particularmente en países tropicales. En Cuba se han realizado diversos trabajos con el objetivo de disminuir el efecto de las especies indeseables durante el establecimiento de Leucaena y, en los últimos años, una de las alternativas más estudiadas ha sido el empleo del intercalamiento de cultivos de ciclo corto, donde se han utilizado diferentes especies y variedades de frijol. Se pueden citar estudios realizados con Vigna unguiculata (Simón, 2000) y Phaseolus vulgaris (Padilla et al., 2001), donde se han reportado como resultados que los cultivos intercalados no afectan el establecimiento de Leucaena y tienen un efecto positivo sobre el control de las malezas.

    En este sentido, Soto (2004) reporta que, con la siembra de Vigna sinensis entre hileras de Leucaena leucocephla, se logró disminuir la infestación por malezas hasta un 24 y 21 % para el primer y tercer mes posterior a la siembra, obteniéndose además 1.48 ton/ha de granos como producción agregada, la cual puede emplearse como alimento (5.33 tn MS/ha en su conversión a forraje) para los animales afectados en sus áreas por la siembra de Leucaena, aunque es posible obtener un nivel de ingresos significativo que permita solventar los gastos de establecimiento de Leucaena e incluso lograr un margen de ganancias.

    Efectos similares fueron informados por Ruiz, et al. (2000) y Simón (2000), para siembras comerciales de Leucaena con Vigna asociada, en fincas ganaderas en el occidente de Cuba, con beneficios para Leucaena en su crecimiento y en la economía del sistema agrícola evaluado.

    CONSIDERACIONES FINALES

    El empleo de cultivos de ciclo corto (Ej. Ajonjolí, Sorgo y vignas), constituye una alternativa económicamente sustentable en el establecimiento de Leucaena para silvopastoreo. Estos cultivos, empleados de forma intercalada entre hileras del cultivo principal, no afectan su desarrollo ni rendimientos al establecimiento, siempre y cuando se respete el criterio espacial; es decir, puede sembrarse Leucaena a una distancia entre surcos de 5 m y entre estos sembrarse los cultivos ejemplificados en los surcos centrales (0.80 entre hileras).

    Con el empleo de estos cultivos se logra un control más eficiente de la infestación por malezas y plagas y sin el empleo de agrotóxicos, y se reduce el tiempo al establecimiento de Leucaena, lo que implica que se reduzcan los gastos por este concepto. Por otra parte, con el aporte forrajero de los cultivos acompañantes, se logra un ahorro sensible por concepto de compra de alimentos para los animales afectados durante el establecimiento de Leucaena, lo que permite la integración de estos cultivos, con criterio de sustentabilidad, al sistema que se explote. También se evidencian las ventajas por concepto de ingresos, con relación al valor que adquieren las producciones de granos de los cultivos intercalados, en este caso Ajonjolí, Sorgo y Vigna, lo cual representa una ventaja en el aprovechamiento del área.

    La integración de cultivos intercalados en áreas de Leucaena durante su establecimiento ofrece servicios no solo desde el punto de vista social, si no también de tipo ambiental, lo cual diversifica aún más los beneficios que estos pueden aportar y que muchas veces no se toman en cuenta, pero que contribuyen a mejorar los ecosistemas ganaderos, toda vez que la ganadería ha sido considerada durante muchas décadas como la causante de conflictos ambientales, principalmente relacionadas con la deforestación, la compactación, la erosión y la pérdida de fertilidad de los suelos.

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    M.Sc. Servando Soto Senra

    Dr.C. Raúl Guevara Viera

    M.Sc. Jorge Estévez Alfayate

    M.Sc.Guillermo Guevara Viera

    CEDEPA- Fac. Ciencia Agropecuarias

    Universidad de Camagüey

    Junio/2004