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Hacia una teoría racional de la micro y macroeconomía (página 2)


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La Sociedad de bienestar

El sistema de Sociedad de bienestar, que resultó una panacea en la Europa de los 60, en un principio se creyó que sería eterno. A mi llegada a Suecia en 1974 y recibir los múltiples beneficios económicos por tener una familia grande y venir como exiliado del Gobierno de Allende, de inmediato me asaltó la duda que el sistema pudiera sostenerse en un periodo largo de tiempo. Así lo hice notar ya siendo presidente de la sección hispana del Partido Socialdemócrata en numerosos cursos a los cuales fui invitado en el Centro Internacional de Líderes de Bomersvick. Ni el obsecado y marxista-leninista premier Olof Palme, ni los social-comunistas suecos que le apoyaban querían oír de tales negros presagios, simplemente porque lo les gustaban nada que oliera a negro. Al abandonar el socialismo en 1979, después de mis visitas al área del este europeo ocupado por la URSS, entre otros Alemania comunista y pasar a pertenecer en Escania, Suecia al Gobierno de coalición Moderado-Centro-Liberales y Democristianos — 1991-95 – pude contribuir desde el debate interno político para que los suecos se vieran al espejo y constaran, gracias a la razón, que el cuerno de la abundancia, como lo denominaban, no tenía sus fundamentos solamente en la inteligencia, habilidad y productividad de los inversores, empresarios y trabajadores suecos, sino que se debía a la coyuntura mundial que Suecia había aprovechado más que ningún otro país de la postguerra. Como sabemos, Suecia comerció con ambos bandos en pugna en la II Guerra mundial y convenció a los dos de sus simpatías. Al finalizar la guerra, Suecia se encontraba en óptimas condiciones para vender a altos precios acero sueco, máquinasherramientas y vehículos de transporte al resto del mundo. ¡Así quien no! Esa realidad mencionada en todos los encuentros de líderes sociales en los cuales participé, fue oída y se hizo verbo legal en los 90 cuando el gobierno burgués antes mencionado se decidió por ajustar el traje de las prestaciones sociales a sus realidades de los ingresos por impuestos. Mi propuesta regional en el Parlamento de Escania de crear un Fondo financiero para hacer frente a las pensiones futuras de los funcionarios provinciales (que luego fue imitado a nivel nacional) se vio confirmada como un balde agua congelada en pleno verano. El detonante fue la crisis financiera sueca de principio de los 90 cuando el Premier Carl Bildt se vio obligado a prestar a la desesperada dinero internacional ofreciendo el 500% de interés a corto plazo para poder pagar los sueldos de los funcionarios públicos. Del 51% del presupuesto que se gastaba en asuntos sociales, se pasó a reducirlo escalonadamente. Así mismo, del 57% que se cobraba en impuestos directos e indirectos para poder sostener la Sociedad de bienestar, se bajó al 51%, y se sigue en esa misma tendencia. En las elecciones del 2006, las tradicionales cartas de triunfo de los social-comunistas democráticos consistentes en promesas electorales de nuevas prestaciones sociales, ya no convencieron a muchos. La misma coalición burguesa antes mencionada conquistó nuevamente el poder y ahora con la firme decisión de privatizar la enorme red de empresas del Estado y al mismo tiempo de desmontar la Sociedad de bienestar. El motivo es lógico. Se la acusa de pacificar a la población premiando el desempleo y castigando la creación de puestos de trabajo. Es decir, justo lo contrario que la razón económica nos aconsejaría.

Si nuestro lector no está plenamente enterado debo aquí mencionar que el sistema económico sueco desde la Concertación social de 1932 entre la patronal y los sindicatos de trabajadores, siempre estuvo dirigido a premiar la creación de empresas del Estado en primer lugar, las empresas cooperativas controladas por los socialistas y sus aliados comunistas en segundo lugar, y finalmente permitiendo la creación de grandes transnacionales privadas, pero bajo el control de los sindicatos. ¿Cómo lo hicieron? Simplemente por el camino de legislar en favor de representaciones obreras en los directorios y finalmente por medio de la adquisición sindical de grandes paquetes de acciones gracias a nuevos impuestos destinados a fortalecer a los mismos sindicatos ahora transformados en potentados accionarios. En otras palabras, parte de los impuestos patronales tenían el objetivo de "socializar" a las empresas y entregarlas a los sindicatos, porque por ese camino a la postre los sindicatos serían mayoritarios en todos los directorios. Si les tomaba 50 o 100 años, les tenían sin cuidado. Que esos sindicatos están todavía dirigidos por los mismos líderes socialistas y comunistas, quizá no debiera ser necesario mencionar por ser tan obvio. Todo esto explica como y por qué Suecia se había transformado en la campeona donante y sustentadora de todos los regímenes y movimientos revolucionarios social-comunistas de todo el mundo. No se crea que el motivo era solamente ideológico y "para poner fin a la pobreza en el III mundo", como se aseguraba, sino que era una buena inversión destinada a dar dividentos futuros en ventas de armas, acero y máquinas herramientas suecas. Quedó evidente cuando Olof Palme vendió armas a Irán e Irak en plena guerra fraticida en los 80. Que esas inversiones, por ejemplo en el Viet Nam, Cuba, Angola y Nicaragua socialcomunistas no dieron los resultados que se esperaban, eso fue otra historia y como siempre existe un imperialismo al cual acusar de todos los males. Que nunca dijeron que el imperialismo ruso o el chino también llevaban gran parte de culpa, fue un asunto del cual desentenderse.

El sistema de planificación estatal socialista.

En cuanto al sistema económico de planificación estatal socialista, casi no se debiera decir mucho más que ha fracasado en todos los países donde fue impuesto por medio de la intimidación, las policías secretas y las armas. El desmantelamiento de la Unión Soviética y de su tratado de libre comercio socialista COMECOM tienen un solo común denominador, causa y efecto. Eran sistemas obsoletos, porque ni siquiera el nombre "sovjet " = comités, era honesto. Los 154 países que estuvieron obligados por las armas y la intimidación a pertenecer a la esfera de Rusia, nunca fueron regidos democráticamente por comités de soldados, mineros, pescadores, agricultores y obreros, sino por camarillas comunistas que se cuidaron de no compartir el poder con nadie fuera de sus esferas. Que todas esas esferas cayeron en la esquizofrenia política, es otro tema. Cuando algunos grupos de auténticos comités de trabajadores quisieron zafarse del sistema, fueron fusilados o enviados prisioneros a la Siberia como castigo desde 1926 a 1956. La enorme URSS de 245 millones de seres humanos era regida por un Partido comunista al cual pertenecían solamente 2 millones de miembros. ¡A eso denominaban Democracia comunista! Como el enterrador de la URSS Gorbachov denunció, "no existía ni siquiera una administración racional de los recursos, ni tampoco un sistema de contabilidad y auditoría de los presupuestos". Las alegres metas de producción, distribución y consumo de los líderes eran escritas mentirosamente sobre el papel, que como sabemos aguanta todo. Si alguien cree que el COMECOM significaba alguna ventaja para los países sometidos por los rusos, pues estará muy equivocado, porque esa fue precisamente la crítica generalizada que desató las protestas que culminaron con el derribamiento del Partido unificado socialista de la Alemania comunista en 1988-89. Quizá deba explicar a mi lector que el sistema de economía política, al establecer los precios de los productos o servicios por medio de contubernios e intrigas, se pone a sí mismo la soga al cuello, ya que muchas veces esos precios no se compadecen de los costos reales para producirlos.

Hacia una teoría de racionalidad económica

El primer lugar se debe recordar las preguntas que se hacía la Academia Nobel cuando entregó el premio de Economía al profesor Amartya Sen del Trinity College de Cambridge, en Inglaterra en 1998 por "su contribución al análisis del sistema económico de la sociedad de bienestar", que aquí transcribo.

"Sen ha realizado estudios referentes a definiciones para cuantificar diferentes formas de bienestar social y económico, sobre todo con respecto a procesos que degeneran en hambrunas. Sus resultados han sido plasmados en teorías abstractas definitorias, las cuales serán de amplio uso para los políticos.

La idea de Sen ha sido la de conseguir un sistema económico social justo, pero sin conculcar los derechos individuales. La Academia cree que los instrumentos teóricos creados por el profesor Sen permitirán al sector decisorio de la sociedad poder comparar las diferentes formas de redistribución del producto nacional.

"A partir de sus análisis, se tiene una base teórica mejor para comparar las diferentes formas de redistribución. Al mismo tiempo, se podrán definir nuevos parámetros para medir la pobreza", asegura la Academia Sueca.

Esta institución se hace muchas preguntas retóricamente:" ¿Pueden las diferentes valoraciones individuales, de diferentes alternativas, ser satisfechas de forma justa y básicamente satisfactoria, conjuntamente con las valoraciones de toda la sociedad? ¿Cómo funcionan las decisiones de las mayorías? ¿Cómo se deben medir las igualdades de ingresos en una sociedad?"

La Academia Sueca asegura que los parámetros económicos sociales utilizados por el profesor Amartya Sen contribuirán a combinar la economía con la filosofía. La obra más conocida de Sen es Pobreza y hambrunas, un ensayo sobre derechos y privaciones, editada en 1981, y en la que cuestiona la creencia común de que las hambrunas vienen provocadas por la falta de alimentos.

Después de estudiar varias catástrofes de este tipo en la India, Bangladesh y el Sahara, desde los años 40, Sen descubrió que las hambrunas se han producido incluso cuando la provisión de alimentos no era diferente de años anteriores y que, en algunas áreas afectadas por el hambre, se había producido exportación de víveres. Para Sen, en este fenómeno concurren factores sociales y económicos que afectan a los diferentes grupos de la sociedad y que influyen sobre la elección de oportunidades.

El nuevo Nobel de Economía completó la labor previa de los investigadores Serge Kolm y Anthony Atkinson en la búsqueda de nuevos índices para medir los grados de ingresos, el nivel de pobreza y otros indicadores del bienestar."

En ese mismo instante que el profesor Sen mencionaba esos factores económicos que contribuyen a la pobreza, me asaltó esa campanilla en mi cerebro que en el futuro sería necesario teorizar, debatir e implementar un nuevo paradigma económico financiero. No hice las preguntas pertinentes en la conferencia que dictó referente a sus estudios, por la simple razón de que el tema es complicado y precisa de muchos análisis a la luz de la razón.

¿Cuál es el origen de la pobreza?

No me referiré a la pobreza producto de enfrentamientos militares o de catástrofes imprevisibles, aunque los primeros casi siempre son efecto de causas sicológicas de desesperación social que tiene sus raíces en la economía. Los segundos, si los gobiernos han hecho acopio de recursos y reservas suficientes para paliarlas, no deberían per se ser causa de ninguna pobreza extrema. Nos quedará para el final aquella pobreza que es producto de la marginalización racista.

En primer lugar se debe discutir si la pobreza es producto o no del subdesarrrollo individual, social, estructural o nacional. Si es nacional, como en Nicaragua y Haití por ejemplo, la causa tiene que ser la falta de excedentes que comercializar para obtener divisas que permitan la importación, de por ejemplo, maquinarias e insumos para la producción, que generen excedentes de exportación . Todos los intentos de obviar los caminos del comercio mundial en cuanto a insumos, han fracasado. Comprarle camiones a Rusia no resultó a la postre más barato, sino mucho caro porque junto a los camiones no había un sistema de aprovisionamiento de repuestos digno de ese nombre. Si es estructural, es decir de la existencia de muchos pobres y pocos ricos, la repartición de toda la riqueza de los últimos, apenas alcanzaría a 100 dólares por cabeza de pobre en la mayoría de los países. Una vez comidos los 100 dólares, otra vez en la pobreza y Nicaragua sabe que así fue. Expropiar a los "ricos" en la Nicaragua sandinista no mejoró la economía nacional, (el PBN disminuyó a niveles similares a 40-50 años atrás. Pero si mejoró la economía personal de los líderes sandinistas. La medicina fue peor que la enfermedad.

En este acápite es dable analizar la pobreza cubana, que el gobierno de los Castros ha explicado como efecto del bloqueo económico norteamericano a Cuba. En primer lugar, tal bloque no existe ni nunca ha sido implementado de verdad, ya que las empresas norteamericanas siguieron comprando a Cuba pero a través de intermediarios canadienses. Lo que sucedió fue disminuyó el intercambio comercial entre ambos países, EE.UU. y Cuba. Y finalmente, el bloque nunca ha sido DEL MUNDO ENTERO en contra de Cuba. Por el contrario, por causa de la propaganda de las izquierdas, ¡numerosos países europeos aumentaron sus compras a Cuba! ¿Por qué Cuba sufre una pobreza generalizada? La respuesta sólo puede ser una: la carga del gasto militar y del aparato estatal. Demasiada gente vive del Estado en Cuba y demasiado pocos son productivos porque la productividad está castigada por el mismo sistema.

Si la causa de la pobreza es social, es decir como resultado de una mala distribución de la pobreza, la causa hay que buscarla en un sistema impositivo no redistribuido. Pero ¡cuidado! Por ese camino se llega a la Sociedad de bienestar de sueldos sociales sin contraprestación y finalmente al colapso de la economía nacional. Entonces, es obvio que al introducir nuevos impuestos a la producción o al consumo, se deberá destinar ex profeso esos recursos para proyectos de efecto multiplicador del dinero, en lugar de consumidor de los mismos. ¿Cuál es la diferencia? En el primer caso la producción o servicio estará destinado a impulsar o sostener el estatus económico, En el segundo, si se crean puestos de trabajo estatales, sólo por tener "pleno empleo", llegamos a las aberraciones económicas como en la URSS, donde cada tienda contaba con una veintena de funcionarios: uno para recibir el pedido; un segundo para ponerle un sello; un tercero para registrar la orden en un libro; el cuarto para llevar la orden al interior de la tienda; un quinto para ordenar la order conforme al tipo de compra; un sexto para controlar si ese producto estaba en existencia; un séptimo para entregar la orden a un encargado de sección; un octavo para buscarlo en el interior del almacén; y así interminablemente. Si alguien se arrepentía y cambiaba la orden, el mismo proceso otra vez, pero a la inversa.

Si la causa de la pobreza es individual, es decir de subdesarrollo educacional y profesional, el culpable es el Estado respectivo que no provee de soluciones de entrenamiento laboral para responder a la demanda de personal cualificado para acceder a un puesto de trabajo en las empresas. En su defecto, son culpables las mismas empresas que no crean alternativas de entrenamiento interno para paliar esas deficiencias. Pero también es culpable el individuo mismo que no busca soluciones educacionales que mejoren sus posibilidades de obtener mejores ingresos dentro del marco de la ley. Si el problema es tan básico, como que no hay bibliotecas para informarse respecto de diferentes profesiones u oficios, la culpa es de los políticos locales que no basan sus campañas en el mejoramiento infraestructural educacional.

Entendido que las causas de la pobreza en cualquier país tienen raíces, causas y efectos que no pueden ser mirados cada uno de ellos sin analizar el resto, llegamos a la conclusión que todos estamos navegando en el mismo bote. Si en un país un desesperado asalta a un turista extranjero, le roba o le mata, el efecto mariposa es mucho mayor de lo que se pudiera esperar. La prensa nacional donde el turista vivía ventilará el asunto como "típico de países del tercer mundo". A consecuencia de la mala propaganda disminuirá el número de turistas que llegaban a ese determinado país. Los hoteles, restaurantes y sitios de atracciones verán reducido el número de visitantes. Las líneas áreas venderán menos billetes para transportar viajeros con destino a ese país. Las agencias de viajes verán resentidas sus ventas a ese determinado país, y finalmente éste será borrado de la lista de países atractivos a los cuales visitar.

Si uno argumentaba de este modo en los 60 y 70 era acusado de inmediato de "pasarse al imperialismo que vende a nuestras mujeres a los turistas americanos", pero ahora, con el auge del turismo en Cuba, ya no se oyen esos argumentos.

Todo lo anterior es un asunto muy serio y debería ser analizado y criticado a fondo de modo que no nos engañemos. El pensamiento individual tiene que pasar por el tamiz del colectivo para hacerse carne. Es entonces asunto de crear un nuevo paradigma social en donde todos entendemos que estamos inter-relacionados y somos dependientes el uno del otro. En este contexto es dable mencionar dos ejemplos históricos en cuanto al mejoramiento de la situación de los pobres gracias a los esfuerzos de instituciones sociales ayudadas por el erario. Se trata de las experiencias realizadas en las ciudades de Chicago y Nueva York. Veamos. En los 90 esas dos ciudades mostraban el mayor índice de criminalidad de los Estados Unidos y del mundo. Las autoridades estatales llamaron a las iglesias cristianas en busca de ayuda. No se podía seguir metiendo gente a la cárcel por la simple razón que ya no había lugar para tantos criminales y el presupuesto para su manutención estaba sobrepasando todos los cálculos. De seguir así las tendencias en alza, más de la mitad de la población de esas ciudades estaría encerrada en las cárceles y mantenida por los demás. Cientos de asistentes sociales (el presidente Barak Obama fue uno de ellos) fueron puestos en las calles para visitar a mujeres solas sin maridos, hombres solos sin familia, etc. La misión era simple pero promisoria. Se trataba de conseguir que los pobres se pasaran a la legalidad tocándoles su amor propio, tratando de hacerles recuperar su autoestima y autorespeto. Aunque los mecanismos serían de mencionar, todos los profesionales de psicología y asuntos sociales saben muy bien cuales son y como pueden ser implementados desde mínimos.

Hacia una teoría racional de la economía y las finanzas.

Vivimos una realidad en donde quien triunfa en los negocios se puede transformar en un potentado que acumula dinero salvajemente, no importa si vive en Nueva York, Moscú, Beijin, Medellín o Bombai. En todos los países donde la economía de mercado es la dominante, esto es considerado lógico y deseable. Se acostumbra a argumentar asegurando que "el empresario genial tiene derecho a ganar tanto dinero como pueda". En aquellos países de la Sociedad de bienestar se castiga al empresario exitoso con impuestos progresivos, pero se le deja la alternativa de mudar sus empresas a paraísos fiscales y hasta de localizar sus unidades de producción en países de menores costes. Por ese camino se han hecho ricos varios millones de chinos, malayos e hindúes sirviendo como productores de partes en productos que mas tarde se montan y venden en el mundo postindustrial. Quizá el mejor ejemplo es el de la confección. Al contrario de como "se piensa" en los países latinoamericanos y africanos, donde siempre aparecen moralistas de la economía que repudian al emprendedor, los chinos comunistas se han desentendido de la teoría marxista y han aprovechado la filosofía económica que busca la mayor utilidad al menor precio. ¿Es esto deseable?

Por este camino los ricos emprendedores y los prestatarios del dinero se han hecho aún más ricos que antes, pero al mismo tiempo han enriquecido a aquellos que trabajan para ellos, lo cual demuestra la falacia que los "ricos son más ricos y los pobres son más pobres" de los curas revolucionarios que predicaban la liberación del trabajo para los pobres.

Al mismo tiempo se ha producido el fenómeno de la concentración empresarial que devora a todas las demás iniciativas, o las compra, en muchos casos, sólo para eliminarlas de la faz de la tierra y que no constituyan competencia alguna. ¿Es esto deseable?

Es indudable que las grandes empresas y transnacionales son más efectivas y rentables que las pequeñas, porque el sistema de "a mayor volumen, menor precio" es un factor de costes que tarde o temprano elimina a aquellas pequeñas. No me preguntaré si es deseable o no, porque todos disfrutamos de la posibilidad de hacer nuestras compras a menor precio. Aunque en la última década se ha estado introduciendo el concepto de shopping ecológico a mayor precio que el normal, la realidad en cuanto a rentabilidad de aquellos es bastante cuestionable y difícil de mantener a largo plazo si las condiciones del mercado prevalecieran tal como en los últimos cien años.

Paralelamente se presenta otro importante problema generado por la efectividad de las grandes empresas: no permiten que aquellas empresas pequeñas o demasiado innovativas. se afiancen en el mercado No conozco el número total de marcas de detergentes y pastas de dientes que han quebrado por la competencia con Procter & Gambler y Colgate Palmolive, pero estoy seguro que supera el millar en todo el mundo.

No necesito decir que no es deseable el monopolio industrial ni empresarial, cualquiera que fuese el rubro. La posición monopolizante tarde o temprano se transforma en DICTADURA DEL CONSUMO, algo que ni siquiera Marcuse atisbó. Junto a la Dictadura del consumo camina la manipulación de los consumidores por medio de la publicidad abierta o encubierta, incluso usando de métodos científicos sacados de experimentos de la psicología, y usando de la prensa que se vende al mejor postor.

Por otra parte, esa tendencia a la concentración del poder en pocas manos ha originado tales fortunas que muchas de ellas, la de Billy gates, Ingvar Kamprad, Warren Buffet y otros son prácticamente muros que no dejan respirar a quienes intentan oxigenarse creando sus propias empresas. Y aquí tenemos verdaderamente un problema. Cuando fracasan las grandes transnacionales, de cualquier rubro, significan catástrofes económicas para millones de personas dependientes. No es lo mismo cuando fracasan las pequeñas empresas que han conseguido establecerse. Las pequeñas fueron la salvación para la Alemania de postguerra mundial. Las empresas familiares son la columna vertebral de la economía de Suiza e Italia. Los tenderos británicos el sector económico más potente del Reino Unido. Los pequeños desarrolladores de la construcción en España, son por sí mismos un motor de la economía. ¿Es esto deseable? Sin lugar a dudas que lo es.

Mi propuesta de legislación de los capitales.

La realidad es que nadie necesita más de unos 10 a 50 millones de dólares o Euros para sobrevivir decentemente toda su vida. Sólo si vive de los intereses bancarios por ese dinero, si es "un pobre" con el menor capital antes mencionado, en coyuntura financiera en alza obtendría entre 500 mil y un millón de dólares anuales,. Si es un pobre con 50 millones de capital propio obtendría entre 2,5 y 5 millones anuales por intereses ¡sin perder un centavo del principal! Si esos dineros han sido invertidos en propiedades, por ejemplo, la utilidad antes de impuestos no sería menor al 10-15% anual.

¿Qué nos están diciendo estas cifras? Que toda acumulación superior a una cierta cantidad respetable, sería suficiente para cualquiera y así debiera legislarse, impidiendo la acumulación salvaje del dinero, que a la postre sólo sirven para acumular poder, para comprar las consciencias de ciertos políticos, para manipular a los demás y erigirse en dioses de las finanzas, la industria, el comercio y la banca. Lo que es peor, para manipular a la población por medio de los medios de comunicación de Internet, prensa, radio, TV y editoriales, lo cual significa un grave riesgo para todas las democracias. En la realidad esos millonarios frenan a los otros que intentan acumular sus 50 millones. ¿Esto que estoy diciendo es socialismo? ¡NO DEL TODO! Porque de haber una mejor distribución de la riqueza en el mundo, no hubiera desesperados que intentan hacerse ricos por medio del socialismo, la corrupción, el crimen y la mentira.

Nuestro lector ha leído bien. No tiene nada de socialista que se legisle para que aquel que ha superado su techo de capital se viese obligado a invertir su excedente económico en otros emprendedores y que las utilidades que se generen pasen a fondos de capital riesgo bajo el control mixto del Estado y las Cámaras de comercio e industria, u otras instituciones financieras.

Este sistema crearía una fuerza generadora de riqueza en los países pobres que en menos de diez años podría sacar de la pobreza a muchas naciones.

Simulación de progreso económico y social.

¿A qué nos conduce en realidad esta legislación? Veamos. En un país que denominaremos X existen 10 empresas gigantescas, 250 medianas y 2000 pequeñas. Los potentados dueños de las 10 empresas grandes se ven obligados a pagar el 100% de sus excedentes de ingresos en forma de Impuesto al desarrollo. Todas ellas responden con la siguiente distribución del ingreso: Las primeras con el 50%. Las segundas con el 35% y las últimas con el resto 15%. Pero, las primeras dan trabajo al 15% de la fuerza laboral. Las segundas aun 25% y las pequeñas a un 55%. Un 5% comprende ese grupo de bajo coeficiente intelectual, minusválidos y enfermos. Debemos reconocer que las grandes de seguro pagarán mejores salarios que las otras, pero la diferenciación, en lugar de contribuir al desarrollo, contribuye al lujo superfluo, para no mencionar las tensiones sociales. Si gran parte de las medianas y pequeñas obtiene financiamiento para crecer, veremos que el nivel de salarios también crecerá y la riqueza quedará mucho mejor distribuida.

Lo anterior es la simulación positiva. Si hacemos una simulación negativa se podría argumentar en cuanto a que los grandes empresarios perderían fuste e interés por ganar más con sus empresas. ¿Es esto negativo? ¿Acaso no sería mejor para las familias de los potentados que ahora dispusieran de más tiempo para sus propias familias? ¿Para pasarse en vacaciones y disfrutando de sus éxitos económicos? ¿Para transformarse en héroes del desarrollo ayudando a los más jóvenes a crear y dirigir sus propias empresas?

¿A qué a conducido la voracidad financiera?

Quien conduce su Mercedes o BMW a 200 kilómetros por horas en las autopistas alemanas le parecerá muy lógico que estas hayan sido construidas para él. Pero por el camino han sido talados millones de árboles. Se han abierto miles de agujeros en la tierra para extraer la piedra caliza. Se ha llenado de humo al mundo con las fábricas de coches, de refinerías, de acerías. ¿Sólo para que todos soñemos con un BMW conducido a 200 Km hora? ¡Vamos, que con los coches tirados por caballos estábamos más cómodos y hasta teníamos tiempo para conversar con el compañero de viaje! (Y nunca nos estrellábamos en contra de las barreras de los caminos.)

La voracidad financiera nos ha regalado con vacaciones baratas, hoteles al alcance de los pobres, bebidas y comidas rápidas, ropas casuales que perduran o que son desechables. Casas de paredes de cartón, madera y ladrillo. Nos ha regalado con medicinas que nos alargan la vida (para seguir persiguiendo la zanahoria nuestra de cada día.) Pero al mismo tiempo, la voracidad financiera nos ha alienado, robotizado y llenado de ansias consumistas que no conducen sino a la depresión, al hastío, al suicidio. Y en este suicidio no vamos solos. Junto a nosotros van nuestras familias, hijos, nietos, animales caseros y toda la demás vida de este planeta. No es extrañar que los cachalotes y ballenas se estén suicidando en nuestras costas. Nuestro mundo va camino a su final rápido y repentino. Y ya no valen oraciones.

Soñaremos con un nuevo paradigma financiero internacional.

Soñemos que esta nueva legislación de política financiera en cuanto a acumulación de capital privado es aprobada en muchos e importantes países. Soñemos que a pesar de las protestas, maquinaciones, intrigas e intentos de golpes de estado y asesinatos políticos poco a poco se van imponiendo la razón y parte del mundo deja de experimentar escándalos de corrupción financiera, porque ¿para qué mentir y engañar a los accionistas si ya nadie puede acumular demasiado dinero? ¿Para qué recetarse bonos millonarios al dejar el puesto directivo si uno tiene que invertir su excedente en otros emprendedores?

Soñemos que el poder del dinero comienza a estar bien repartido y que el poder adquisitivo de todos ha mejorado notablemente. ¿No significaría un relanzamiento espectacular de la producción hacia productos ecológicos y respetuosos de nuestro planeta? Así sería, porque el precio ya no tendría que ser el menor posible, sino el más apropiado en beneficio de todos. Tampoco se tendría que seguir pagando salarios de hambre a los trabajadores de los países en desarrollo, porque todos tendríamos dinero suficiente para pagar los precios justos por los mejores productos. Los costes relacionados a la salud disminuirían notablemente gracias a la calidad de los productos, entre ellos por desaparecer

el abuso con los transgénicos, los pesticidas y los abonos masivos en esos absurdos intentos de maximizar utilidades. Además disminuirían los problemas crecientes que hoy vivimos de diabetes, coronarias, cáncer y obesidad. A menor polución circundante, menores son los riesgos de ciertas variantes de carcinomas, enfermedades de vías respiratorias y melanomas cutáneos. Lo que es mejor, al disminuir la producción industrial superflua, disminuiría la polución ambiental y causada por los transportes; disminuirían los daños causados a nuestro paraguas de ozono.

A menores tensiones en el hogar, menores las crispaciones y los conflictos que conducen a la violencia familiar y de género. A mejor estabilidad familiar, menores son las psicopatías como ansiedad, traumas, esquizofrenias y trastornos bipolares en general.

Es mi honesto convencimiento que todas las tendencias socialistas y comunistas, entre las cuales debo mencionar el comunismo primitivo que tanto inspiró a Carl Marx como a otros filósofos sociales; el social-nacionalismo y el socialismo fascista, así como el fascismo rojo estalinista fueron reacciones desesperadas ante una sola realidad que era propia de las sociedades primitivas: la acumulación salvaje del capital en pocas personas. No se trata de eliminar al capital porque todos lo necesitamos. Se trata de democratizarlo sin violencia ni autoritarismo. Se trata de extenderlo y repartirlo al mayor número posible de personas, familias, y sociedades. Por el bien de la Humanidad.

 

 

Autor:

Carlos Medina de Rebolledo

cmedinarebolledo[arroba]yahoo.se

Londres, enero 2010

Catedrático de Ciencias de la Comunicación

Editor de

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