Hasta los 34 años hay más hombres que mujeres (en las franjas más jóvenes la diferencia es mayor). A partir de los 35 años, empiezan a haber más mujeres que hombres. Y esa curva se va agigantando a medida que se avanza en los años.
Más mujeres: Ciudad de Buenos Aires, Provincia de Buenos
Aires, Córdoba, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Jujuy, La Pampa, Mendoza, Neuquén, Río Negro Salta, San Juan, Santa Fe y Tucumán.
Más hombres: Catamarca, Chubut, Formosa, La Rioja, Misiones, San Luis, Santa Cruz, Santiago del Estero y Tierra del Fuego.
Matrimonios y algo más: La provincia con más alta tasa de nupcialidad es Santa Cruz (4,5%) y la más baja es Santiago del Estero (2,1%).
En números, según los registros citados por año nacen 746 mil argentinos (datos de 2008, últimos disponibles). De esos bebés, el 51,5% son varones (383 mil) y el 48,5% mujeres (362 mil). o sea, nacen 21 mil bebés nenes más que nenas.
La provincia con más nuevos bebés por habitante es Santa Cruz (25%) y la de menos es la Ciudad de Buenos Aires (15,1%).
Como se ven los porteños a sí mismos
¿Sabía Ud. que Villa del Parque, es el barrio donde más años viven?
Que la tercera edad representa en la ciudad de Buenos Aires el 24.2%.
En Villa del Parque, Devoto, Agronomía, Villa Urquiza y Saavedra, los adultos mayores son casi el 20% de los habitantes. (Según publica el CoNICET en el año 2006).
En cambio, en Flores, Parque Chacabuco, Pompeya y Lugano hay una persona mayor por cada nueve que aún no alcanzaron la edad de jubilarse.
Mejores barrios
Se editó un artículo de (UNLP) que mide la calidad de vida en 48 barrios porteños y llega a la conclusión que los mejores barrios son Colegiales, San Nicolás y Villa Ortúzar.
El estado de las veredas, la presencia de actividades culturales y de recreación, la calidad y disponibilidad de espacios verdes, la seguridad durante el día y la ausencia de polución, ruidos molestos y gente pidiendo por las calles son todas variables que afectan significativamente la calidad de vida del barrio, según los propios vecinos.
Peores barrios
Villa Real, Villa Riachuelo y Versalles son los peores barrios del ranking.
Otras curiosidades
Palermo es el barrio más poblado de CABA (tiene 223.772 personas), le siguen Caballito y Flores y que son los barrios que eligen ellas para vivir (55% son mujeres).
La contracara de Palermo es Puerto Madero (menos poblado) y además donde hay más hombres que mujeres.
Dónde viven los mayores de 65 años en nuestro país
Un dato importante para la juventud
¿Sabés cuáles son las sustancias psicoactivas que provoca más daño y más se consumen?
Las estadísticas de "Sedronar, Mayo 2012" En todo el país, dice que el alcohol obtiene una puntuación de 49,2%, seguido del tabaco: 18,7, drogas ilícitas: 7,5, marihuana: 6,2, cocaína
1,5, tranquilizantes: 1,4,
solventes: 1,3, estimu-
paco 0,6%, otros 1,5%.
De todas estas sustancias el consumo de alcohol se duplicó en 10 años, las mujeres aumentaron su consumo en tres veces. Solo bajó el uso del tabaco.
CAPÍTULO IV
Conozca el estado de su salud
Test
Repase algunos aspectos de su vida cotidiana, responda honestamente y descubra cuan sano es su estilo de vida. Los resultados pueden ayudarlo a seguir así o impulsarlo a cambiar cuanto antes.
1) ¿Se siente conectado con su cuerpo?
a) Sí
b) Relativamente
c) No
2) ¿Realiza al menos un chequeo médico (de control) por año?
a) Sí
b) Me hago chequeos, pero pasa más de un año entre uno y otro
c) No suelo realizarme estudios. Sólo lo hago cuando tengo un problema de salud.
3) ¿Fuma?
a) No
b) Poco
c) Bastante o mucho
4) ¿Trabaja o vive en ambientes donde se fuma?
a) No
b) Eventualmente
c) Sí
5) ¿Bebe alcohol?
a) No, solo socialmente de vez en cuando
b) Sí, entre 2 y 4 veces a la semana
c) Sí, todos o casi todos los días
6) ¿Lleva un plan de alimentación balanceada?
a) Sí, lo hago
b) Sí, pero no siempre lo logro
c) No
7) ¿Consume frituras?
a) Nunca, ó 1 vez por semana.
b) Entre 2 y 3 veces por semana.
c) Más de 3 veces por semana.
8) ¿Come entre el desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena?
a) Dos veces al día, colaciones para no tener tanta hambre al almorzar o cenar.
b) A veces sí, golosinas o snack.
c) Siempre como lo que encuentre a mano entre comida y comida.
9) ¿Con qué frecuencia realiza actividad física?
a) 2 ó más veces por semana.
b) Una vez a la semana.
c) No realizo con regularidad.
10) ¿Realiza alguna actividad que lo distiende y relaja?
a) Sí.
b) A veces.
c) No.
11) ¿Logra conciliar y mantener el sueño normalmente?
a) Sí.
b) A veces.
c) Generalmente no.
12) ¿Está en contacto con el aire libre?
a) Si no es todos los días, al menos los fines de semana.
b) Eventualmente.
c) Prácticamente nunca.
13) En la semana ¿Cuántas cuadras suele caminar por día?
a) 15 ó más
b) Entre 5 y 15
c) Menos de 5
14) ¿Cómo evalúa su vida afectiva actual?
a) Positiva
b) Aceptable
c) Negativa
15) ¿Cómo evalúa su rutina laboral?
a) Activa pero manejable
b) Bastante intensa
c) Estresante
Puntaje:
Sume 10 puntos por cada respuesta A. Sume 5 puntos por
Sume 0 puntos por cada respuesta C.
Resultados
Si obtuvo entre 100 y 150 puntos
Usted tiene una calidad de vida realmente saludable. Conserve sus hábitos y recuerde que a medida que pasan los años debemos adoptar los cuidados e intensificarlos.
Si obtuvo entre 50 y 95 puntos
Si bien usted tiene un estándar de vida que alcanza los parámetros de lo saludable, le falta para estar realmente bien encaminado. Revise los ítems en los que obtuvo menos puntaje y, una vez identificadas las debilidades, reviértalas buscando información al respecto y adoptando algunas de las sugerencias que le brindamos en este libro.
Si obtuvo entre 0 y 45 puntos
Su cuerpo no tiene repuesto y la vida es una sola, No está preservando su salud como debería si su objetivo es vivir muchos años y vivirlos bien. Primer paso, convénzase de esto y elija revertirlo. Segunda instancia, consulte a un médico: necesita conocer su estado físico y establecer un plan de vida saludable cuanto antes
¿De qué sirve vivir por más tiempo, si esos años "extras" no pueden disfrutarse? Lograr que las personas no sólo vivan mayor cantidad de años sino que una calidad de vida óptima acompañe esa etapa constituye uno de los grandes desafíos mundiales
¿Y qué pasa con nuestro cuerpo?
En general, es muy difícil determinar cuáles son los cambios que se
relacionan con el paso de los años y cuáles dependen del estilo de vida que haya llevado cada individuo.
Varios órganos pueden sufrir daños en un grado mucho mayor que el causado por el envejecimiento, como en el caso de las personas que llevan un modo de vida sedentario, una dieta inadecuada, que fuman y abusan del alcohol y de las drogas. Los individuos expuestos a sustancias tóxicas pueden experimentar un decaimiento más marcado o más rápido en algunos órganos, especialmente los riñones, los pulmones y el hígado. Los individuos que han trabajado en ambientes ruidosos tendrán más probabilidades de perder la capacidad auditiva. Algunos cambios se pueden prevenir si se adopta un estándar más saludable. Por ejemplo, dejar de fumar a cualquier edad, incluso a los 80 años, mejora el funcionamiento de los pulmones y disminuye las probabilidades de un cáncer del pulmón. Y, a cualquier edad, la actividad física ayuda a mantener en forma los músculos y los huesos.
Con la edad cambian varios aspectos perceptibles en el cuerpo humano.
Tal vez, la primera indicación de envejecimiento aparece cuando el ojo enfoca con dificultad los objetos cercanos (presbicia). La lectura sin usar lentes resulta en general difícil para mucha gente hacia los 40 años. La capacidad auditiva también cambia con la edad, siendo frecuente la pérdida de cierta capacidad para oír los tonos más agudos (hipoacusia). De ahí que las personas mayores pueden considerar que la música del violín ya no suena tan emocionante como cuando eran jóvenes.
En la mayoría de los individuos la proporción de grasa corporal aumenta con la edad en más del 30 por ciento. Su distribución también varía. En efecto, hay menos grasa bajo la piel y más en la zona abdominal y en consecuencia la piel se vuelve más fina, arrugada y frágil, y también cambia la forma del cuerpo.
Por ello, no es sorprendente que disminuyan con la edad casi todas de las funciones internas, cuyo pico máximo de eficacia se sitúa en la franja de los treinta años. A partir de esa edad se inicia un descenso
gradual, lento pero continuo. A pesar de esta pérdida, la mayoría de las funciones continúan siendo adecuadas durante el resto de la vida porque la capacidad funcional de casi todos los órganos es superior a la que el
cuerpo necesita (reserva funcional). Por ejemplo, aunque se destruya la mitad del hígado, el tejido hepático restante es suficiente para mantener un funcionamiento normal. Por lo general, son las enfermedades, más que el envejecimiento normal, las que explican la pérdida de la capacidad funcional en la vejez. Aun así, el decaimiento de las funciones incide en la predisposición de los ancianos a sufrir los efectos adversos de los fármacos, los cambios ambientales, el efecto de las sustancias tóxicas y las enfermedades.
Aunque la calidad de vida se altera poco con el decaimiento de las funciones de algunos órganos, el deterioro de éstos, sí puede afectar seriamente a la salud y al bienestar.
Por ejemplo, en la vejez la cantidad de sangre que el corazón puede bombear cuando el cuerpo está en reposo no se reduce demasiado; en cambio cuando el esfuerzo es máximo, la
disminución que se produce es significativa. Esto supone que los atletas mayores no serán capaces de competir con los atletas más jóvenes.
Por otra parte, los cambios en el funcionamiento del riñón pueden afectar gravemente la capacidad de las personas mayores para eliminar ciertos fármacos del organismo.
Edad de oro
La combinación es perfecta: cuerpo joven, experiencia, sueldo, independencia.
plican, la salud que decae.
Es la edad de oro. De los 24 a 34 años, y sí, atrás quedaron los titubeos adolescentes, el estudio, la dependencia económica y la casa familiar. Y por otra parte no comenzaron aún las grandes obligaciones, los tironeos
de los hijos, los matrimonios que se com-
La cadena MTV contactó 28.000 personas (incluida Argentina). El cambio más grande comparado con décadas anteriores es el "nuevo concepto de juventud". Entre las conclusiones del estudio, está aquello de que "la edad ya no condiciona la juventud": alcanzar la madurez funcional como emocional ocurre cada vez más tarde en la vida a nivel global. El 80% de los entrevistados dijo algo clarísimo: "es importante usar los 20 años para explotar todas las oportunidades de la vida.
Un estudio dividió la juventud en 3 etapas:
1) el descubrimiento de 16 a 19 años,
2) la experimentación de 20 a 24.
3) la edad de oro de 24 a 34.
En este último grupo a su vez detectaron cuatro actitudes. "Guerreros siempre jóvenes" tienen buen ingreso y poder social.
Tienden a ser solteros independientes económicamente, individualistas
y optimistas; soñadores y nostálgicos. Aspiran a algo más, buscan su dirección y autoafirmación. Triunfadores consolidados, maduros emocional y funcionalmente. Se establecieron pero no dejaron atrás la cultura joven; "frustrados arrepentidos" tomaron decisiones importantes de muy jóvenes y son pesimistas
con respecto al futuro.
En los países europeos donde el índice de natalidad disminuyó,
hoy es una tendencia mundial y es parte de uno de los fenómenos de globalización. Además, conforman un sector de consumo importante. "La edad de oro", según estudios sociológicos europeos, pertenecen sobre todo a niveles socioeconómicos altos y sus padres los pueden alojar cómodamente, a lo que se suma que la formación profesional lleva más tiempo que antes, con la desventaja que por la mala situación económica no basta con tener una profesión. Por eso hoy día se exigen masters y doctorados para acceder a una buena bonificación.
Parecería que son varios los factores sociales que conllevan a este"nuevo estadio humano".
La crisis económica, la falta de inserción laboral, un ambiente facilitador y sobreprotector, la extensión de la educación y la disolución de los límites generacionales, que muestran a la niñez cada vez más corta y a la adolescencia, más larga. Estas personas quedan atrapadas en una trama familiar compleja y complicada, con una
dependencia emocional que atañe al vínculo y que es difícil de resolver. Vemos que se resisten
"La confesión de los pequeños defectos
es frecuentemente un deseo de dar a entender que no tenemos otros mayores".
François de La Rochefoucauld
a crecer, estos eternos adolescentes, esconden un
entramado inconsciente e intrincado, sufren de profundas angustias, temores arcaicos y culpa relacionados con el desprendimiento de sus padres, vivir solos y la posibilidad de formar su familia.
En otra encuesta hecha en personas de la tercera edad y ante la misma pregunta, consideraban que estaban conformes con la edad que
tenían, pero al preguntárseles que edad preferían tener, la mayoría decía que la mejor edad para hombres y mujeres era entre "los 40 y 50 años".
Un trabajo en EE.UU. en agosto de 2011, nos relata que los 50 años son la nueva edad de oro. Y es porque a la estabilidad laboral se le suman el menor cansancio y peso de las responsabilidades.
Afirman que los 50 de hoy son los 30 de ayer.
La actitud mental, clave para llegar en forma. Cada vez son más los que arriban a esa etapa vital con estado físico, proyectos y energía de gente más joven. Además, redescubren la sexualidad y manejan las emociones negativas.
Graciela Zarebski, especialista en gerontología de la Universidad Maimónides,
habla del corrimiento del tiempo social: la adolescencia hasta los 30, la mediana edad hasta los 65 "Hoy no importa la edad sino cómo se la siente y significa. No hay etapas con tareas predeterminadas, cada uno las atraviesa a su modo y tiempo".
A tirar la casa por la ventana que ahora, a los 50, empieza la segunda juventud.
Pero, ¿para usted cuál es la edad de oro?
No es fácil ser joven
Particularmente en Argentina, a juzgar por los datos que reúne el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo sobre el Mercosur, no es fácil la vida de los jóvenes en los países de la región. Frecuentemente viven situaciones familiares dramáticas, se sien-
ten discriminados, no imaginan la posibilidad del progreso económico, acceden a niveles educativos deficientes y en gran número son "invisibles" para el sistema de salud.
Una pregunta común entre adolescentes y adultos es si efectivamente hoy es más fácil o difícil ser joven que antes, producto del mayor número de estímulos a los que están expuestos. Los expertos coinciden en que es mejor expresar que se trata de una realidad simplemente diferente y subrayan el valor de numerosos elementos positivos que, bien utilizados, pueden facilitar el desarrollo de la juventud del presente.
Cuando somos jóvenes lo mayores dicen: "Yo a tu edad ". "Tu hermano (a) nunca " "Si yo fuera tú ". Pero nunca se dan cuenta de que son personas diferentes, que no piensan de la misma manera y mucho menos hacer lo que los mayores desean.
Todo esto porque cada uno es un ser único y diferente, en especial los jóvenes. Ser joven no es sinónimo de tener todo fácil.
Ser Joven es la profesión más difícil que
existe. Ser joven implica ser responsable en los estudios., pensar que es lo que van a ser más adelante, es decir proyectarse hacia el futuro. Ser joven implica poner una base capaz de resistir toda una vida, no desmoronarse en un momento de crisis, al contrario dejar bien en claro que viven y desempeñan bien el rol de jóvenes.
Es por eso que los jóvenes deben sentirse dichosos de decir: "Soy joven", con todas las letras que implica ello, y no sentirse mal frente a las exigencias de la gente mayor, porque al fin y al cabo ellos forjan su destino, y si se equivocan y caen, siempre se levantarán y darán la cara al mundo con la experiencia que ganan al caer.
Uno los ve caminar, despreocupados y abúlicos, por las calles y plazas de la ciudad y no puede menos que envidiarlos. Aparentemente, crecen con alegría, se aman sin muchos prejuicios y hacen poca cosa, más allá de divertirse y derrochar su salud y robustez.
Los adultos hacen mal en olvidar los desgarros que produce el tránsito de la adolescencia a la madurez, la angustia de dejar atrás años hechos de juegos, de risas, de amigos y amores para enfrentar la otra cara de la vida, más dura y terrible a medida que se desciende en la escala social. La inseguridad, la desorientación, el desequilibrio emocional son, en ese tránsito atroz, moneda corriente.
Aunque existe un cierto acuerdo general respecto de que las generaciones actuales tienen mayores opciones y posibilidades de elección que antes, esta gran cantidad de nuevas alternativas pueden generar desconcierto, ansiedad e incertidumbre entre los jóvenes.
CAPÍTULO V
Casados mejor ¿¿¿Y viven más también???
Madre, padre y dos hijos. Lejos parece quedar el modelo de familia tal como se "estilaba" hacía unos años. Es que las parejas se divorcian y vuelven a formar nuevas familias. Las mujeres se desarrollan profesionalmente y recurren a la ciencia para ser madres, casi al límite de su edad fértil. Las parejas homosexuales tienen la posibilidad de ser padres. Las mujeres solas pueden recurrir a una donación de gametas masculinas. Los hombres alquilar un vientre. Y todos tienen la chance de adoptar.
Como se ve, las opciones de familia parecen ser tantas como seres humanos.
Podrá haber peleas, discusiones, períodos de furia y hasta cierto descontrol, pero aun así, vivir en pareja es mucho más saludable que vivir solo. Sí, sí. Y decir "mucho" no es exagerado.
Un estudio reciente asegura que los solteros de entre 40 y 50 años tienen hasta tres veces más posibilidades de morir que aquellos que viven de a dos.
Cualquiera sea la edad los solos tienen mayores posibilidades de morir que los casados; que la mayor diferencia se da a los 40 y pico; pero que la brecha luego se va achicando a medida que pasan los años.
La investigación no desconoce que hay múltiples factores económicos y sociales que hacen que las personas tengan mayores o menores probabilidades de morir, como pertenecer a una determinada categoría social, el nivel de educación alcanzado, el estado de salud físico y psíquico. "Sin embargo, a iguales características, quienes tienen entre 40 y 60 años y nunca vivieron en pareja tienen mayores posibilidades de morir que el resto".
En términos económicos, el estudio muestra que los empleados y los obreros tienen el doble de riesgo de morir que los profesionales o los intelectuales. Y que esta
brecha se reduce a la mitad si se está en pareja, sea cual sea la condición social.
No es casual que quienes están solos suelen tener otras dificultades, como una salud degradada, estar fuera del mercado laboral o vivir en condiciones precarias, lo que a su vez hace que sea aún más difícil relacionarse y lograr estar en pareja. Es decir, plantea algo así como una suerte de círculo vicioso de soledad y problemas.
Los solteros viven menos
¡En EE.UU. el 67% de las parejas se separan! (En Argentina no sabemos) Dicen que las personas inteligentes conservan más tiempo la pareja. Por ser respetuoso, mantener sus espacios. Ser más tolerantes, hacer algo nuevo, no echarse culpas, ponerse en el lugar del otro construir la
pareja todos los días, ser amigables, tener sueños, afecto, etc., etc. Las personas que nunca contrajeron matrimonio tienen un 58 por ciento
más de posibilidades de morir antes, según reveló un estudio de la Universidad de California.
otros de los datos que otorgó la investigación es que los hombres que nunca se casaron son más vulnerables que las mujeres solteras
en esa misma situación. Los solteros que estuvieron solos toda la vida sobreviven mejor que quienes estuvieron siempre acompañados y se quedan solos por un divorcio o la muerte de la pareja. La explicación tiene que ver con este "choque" que causa la diferencia entre estar acostumbrado a una vida compartida y otra en soledad, sin apoyo ni contención.
otro detalle: las mujeres, en todos los casos, resisten más. "En la medida que la mujer ya no depende del dinero del hombre para sobrevivir se hace más realista. Y la realidad cambió y en función de eso vamos cambiando las costumbres" el motivo más importante esgrimido es que "no creen en el matrimonio como Institución".
Por eso, las que se separan o enviudan no tienen tanto apuro como los hombres en volver a armar una pareja. De hecho, la encuesta muestra que el 47% de las consultadas cree que puede ser feliz estando sola. Aunque el 40% reconoce que casarse está en los planes del futuro, y de este grupo, ocho de cada 10 no renunciaría a su trabajo al casarse para convertirse en un ama de casa tradicional. Y, según otro estudio, los que mejor posicionados están para vivir más saludablemente son quienes están en pareja y, además, tienen dos hijos: "Es el equilibrio justo entre el costo de la descendencia en términos de esfuerzo financiero humano, y sus beneficios sobre la esperanza de vida ligada a conductas menos riesgosas y a una mejor integración social".
¿Quién vive mejor y es más feliz?, ¿los solteros o los casados?
Unos aseguran que viven más y los otros que lo hacen de forma más intensa. La verdad es que los solteros envidian la estabilidad de los casados y éstos las noches locas de los que pasaron de compromisos.
¿Qué hay de falso y de cierto en todos los mitos sobre la soltería y el matrimonio?
¿Y quién es más feliz?
La gente casada se ve por lo general más feliz que los solteros y la diferencia parece deberse en parte al efecto positivo de la felicidad sobre las posibilidades de matrimonio. La infelicidad es un inconveniente para el amor, tanto por ser generalmente un inconveniente para los encuentros íntimos como por el hecho de que actúa en detrimento del desarrollo de las características psicológicas esenciales en el matrimonio moderno.
Existe una gran cantidad de investigación respecto a la correlación entre la felicidad y el matrimonio. Un resultado importante es que los solteros son generalmente menos felices que los casados. Los viudos y los divorciados tienden especialmente hacia la infelicidad. Hasta ahora esta diferencia se ha empleado siempre para mostrar que la presencia de una pareja hace la vida más satisfactoria; en otras palabras, que el matrimonio aporta felicidad. Ahora bien, esta diferencia también puede significar que la felicidad aumenta las posibilidades de matrimonio. El desarrollo de las características psicológicas esenciales en el matrimonio moderno.
Los indicios de que los solteros son menos felices provienen de las llamadas encuestas de "Calidad de Vida", realizadas a gran escala entre muestras representativas de la población, con cuestiones referentes a la propia situación de vida y al modo de apreciarla.
Cuando se comparan las respuestas de solteros y casados a preguntas acerca de la felicidad, estos últimos resultan siempre más felices. No se aprecia ninguna diferencia en el hecho de si están legalmente casados o
viviendo en pareja de modo informal, ni si son heterosexuales u homosexuales. Entre los que no viven en pareja, los divorciados son normalmente los más infelices, seguidos por viudas y viudos. Los que nunca se han casado son los menos infelices de esta categoría, aunque claramente menos felices que aquellos de la categoría de la vida en pareja.
Por supuesto que intervienen numerosas variables, tales como "ingresos" y "edad". Deberíamos recordar que una gran
parte de los que viven solos son ancianos y viudos. Una edad avanzada y una pensión insuficiente podrían tener más que ver con su satisfacción con la vida que el hecho de que vivan solos o no. También se ha señalado que el factor "salud" podría estar complicando el asunto. Los problemas
de salud hacen que disminuyan simultáneamente la satisfacción con la vida y las propias posibilidades en el mercado del matrimonio, surge entonces una relación estadística entre el hecho de vivir solo y la felicidad sin ninguna relación real entre los dos fenómenos.
Algunas personas consideran a los que viven solos como unos retraídos, en particular cuando se trata de personas mayores que no se han casado nunca. Tal estigmatización podría hacer que los solteros se mostraran más inhibidos en sus respuestas sobre la satisfacción con la vida y menos reticentes a la hora de expresar sus sentimientos de infelicidad si los tuvieran.
A pesar de que esto puede tener su importancia, no puede explicar completamente la diferencia. Por una razón, el estereotipo del "pobre solterón" ha perdido fuerza en estas últimas décadas y ha sido remplazado por la nueva imagen de "soltero codiciado".
Hasta ahora, no parece que exista ninguna razón para cuestionar la diferencia en sí misma. Sin embargo, esto no excluye la posibilidad de que ya no exista. Es posible que una nueva generación de "solteros codiciados" haya cambiado el enfoque.
Debemos asumir que, en la sociedad actual, los solteros son, como término medio, menos felices. ¿Será así? ¿Es bueno vivir sin pareja?
Ser "single" está de moda
La mitad de los porteños no tienen pareja. Las personas que no están en pareja constituyen un grupo demográfico de sostenido crecimiento en el mundo occidental. En Europa ya superan los 170 millones las personas que viven solas. Proliferan cada vez más en las grandes ciudades y están más expuestas a sufrir enfermedades físicas o psíquicas En los países industriales, la tendencia a vivir en soledad ha sido constante desde hace 4 a 5 décadas.
Aproximadamente la mitad de los porteños son solteros, separados, divorciados o viudos. Según un estudio de la consultora Advise, cuatro de cada diez porteños de entre 25 y 65 años declaran estar "desemparejados", aunque reconocen que podrían cambiar de categoría si encontraran a la persona adecuada.
El aumento de la soltería se vincula con la inestabilidad de las uniones.
La postergación en la edad para el primer enlace entre los jóvenes, la trayectoria de autonomía de las mujeres, sus considerables exigencias a la hora de encontrar una nueva pareja y el incremento de la expectativa de vida, entre otros factores.
Este cambio altera las formas de vida y de relación de millones de individuos en todo el planeta. Significa que la mayoría transita por un período de su vida adulta en el que, por elección o imposición, no forma parte de una pareja.
Para muchos la soltería reivindica los espacios de intimidad y libertad individual, otorga un lugar central a los logros profesionales, al establecimiento de lazos fuertes con los amigos y alienta una intensa vida social.
otros padecen la sensación del aislamiento, un fenómeno característico de las grandes ciudades, donde la sociabilidad de los demás se torna más visible y dolorosa ante la mirada de los que se sienten solos. En Francia una de cada cinco personas no tiene con quién hablar cotidianamente, y hay buenas razones para suponer que algo parecido ocurre en otras grandes urbes.
Los seres humanos necesitamos vivir en grupo:
Lo decía Freud: "el humano es un ser gregario: Se busca el grupo, y la partícula menor en este sentido es la pareja, entonces se supone que si no se está en pareja hay problemas o tristeza, y que en general la gente tiende a lo estable por temor".
Diversos trabajos científicos evaluados por Jonathan Haidt muestran que la mayor parte de las personas no podemos vivir plenamente sin tener dos o tres afectos cercanos con los que interactuar a diario. También evidencian que el contacto social frecuente con redes más extensas suele incrementar la sensación de bienestar.
En las grandes ciudades, aproximadamente la mitad de las personas viven solas, tengan o no parejas cama afuera.
La mujer dice "soy sola" y el hombre dice "estoy solo"".
En la Argentina hay poco más de 40 millones de personas, y
825.000 mujeres más que hombres. Esta mayoría femenina empezó a darse, sin razón alguna como antes se daba la mayoría masculina, a partir de 1973. Y la presencia mujeril, se nota con mayor vigor a partir de los 35 años. Como al pasar, también mueren más hombres que mujeres.
Sin embargo ni este preámbulo ni estas cifras, ni aún una preponderancia mayor de homosexuales alcanzarían para explicar una frase que repiten las mujeres: "Ya no hay hombres".
A partir de la segunda mitad del siglo XX la pareja fue el eje articulador de la familia, que durante siglos funcionó en sus diversas variantes como la célula básica de la sociedad.
Si las relaciones de pareja son cada vez más efímeras, ¿los lazos sociales se disuelven o se transforman? Una forma de inclinar la balanza a favor de la segunda opción sería recuperar los espacios públicos como lugares de encuentro, trabajar en favor del aumento de la confianza interpersonal y construir ciudades de y para la gente
A la mitad de las solteras ya no les interesa casarse.
Hoy privilegian la libertad y disfrutan la soledad. Una encuesta muestra que, en cambio, ahora los hombres están más pendientes que ellas de la boda. Especialistas dicen que la mujer cambió: es dueña de su cuerpo, pide lo que quiere y sabe decir que no.
La mujer, presuntamente más cercana a la idea de casarse, de legalizar la unión "hasta que la muerte la separe" de su esposo, empieza a manifestarse independiente, alejada del mandato cultural tradicional. Lo dice una encuesta: el 50% aproximadamente de las solteras argentinas no tiene planes de casarse.
Cuestión de independencia, de igualdad de género, de protagonismo laboral; múltiples razones y explicaciones pueden encontrarse para comprender la debacle de "la institución matrimonio" como dijimos anteriormente.
Según detalla el relevamiento de la consultora D"Alessio Irol, "Durante muchos años, la única opción que les ofrecía la sociedad a las mujeres era casarse, tener hijos y atender su hogar. Hoy el abanico de posibilidades se amplió y casarse ya no es el principal objetivo". Y explica que "el motivo más importante esgrimido es que no creen en el matrimonio como institución". De hecho, la encuesta muestra que el 47% de las consultadas cree que puede ser feliz estando sola. Aunque el 40% reconoce que casarse está en los planes del futuro, y de este grupo, ocho de cada 10, no renunciaría a su trabajo al casarse para convertirse en un ama de casa tradicional.
El matrimonio implica la toma de un compromiso. Si es mantenido, lo es de por vida. La encuesta también revela que son menos los
hombres, a diferencia de lo que se cree, que no tienen planes de casarse (38%) y más los que sí (52%), respecto de las mujeres. "El hombre se siente raro frente a esta mujer que necesita algo más que un hombre proveedor. Y el hombre sigue buscando esa mujer madre que lo cuide" "La mujer ya no depende de un casamiento para ser aceptada socialmente. Ante esto la necesidad del hombre es reforzar la institución matrimonial", arriesga Díaz.
"En la medida que la mujer ya no depende del dinero del hombre para sobrevivir se hace más realista. Y la realidad cambió y en función de eso vamos cambiando las costumbres".
Qué es "ser solo"
Ser solo y elegir llevarlo por la vida como un slogan y no como una discapacidad no es sencillo. Que el pote familiar termine sacando hongos en la heladera, que la cena con amigos siempre tenga un plato impar y que se rumoree que "si a esta edad está sola/o por
algún lado debe perder aceite", no es para cualquiera.
"Ser solo" no es lo mismo que "estar solo".
La primera es una elección aunque no necesariamente definitiva. Guarda (no esconde) un anhelo (no una urgencia) de encontrar (no de forzar el encuentro) un compañero/a. "Estoy solo", en cambio, suena a padecimiento. Por desgracia o por vocación, un 50% de los porteños no tiene pareja. El dato corresponde a la última Encuesta Anual de Hogares del Gobierno de la Ciudad, que. también muestra que el 17% de las mujeres termina su vida fértil sin hijos. Hoy la soltería es una elección, cruza todas las edades y hasta está bien vista. Lejos de la estigmatización, el marketing del "soy solo" crece.
"Actualmente, en cambio, para muchas mujeres los mandatos "maternidad" y "familia" son una elección y no un imperativo, por lo que dejaron de ser el anzuelo para correr a buscar pareja. Claro que hay muchos hombres que, ante una mujer independiente, que tiene un
pensamiento propio, que puede hacer demandas más profundas, que no tiene urgencia por tener hijos y que no necesita un hombre proveedor que la mantenga, se acobardan, mienten para encubrir sus temores ante el avance femenino y huyen".
El perfil de los "neo solteros" –así los llama la escritora Carmen Alborch, autora del libro "Solas"– es el siguiente: más de 30 y hasta 60 años, profesionales calificados, económicamente estables y que no tienen como meta la vida en pareja. "Además, están los hombres que ya tuvieron esposa e hijos, se separaron y lograron recuperar sus espacios y decorar sus departamentos como se les antoja. Aunque se muestren apetecibles y en carrera, tienen como lema "a mí no me agarran más".
"Lo que hay es una enorme dificultad para formar parejas", dice Teresita Ferrari, periodista y autora del libro "Soy sola". "Por un lado, se retrasa el encuentro: antes, cuando terminabas el secundario estabas lista para casarte; hoy muchos prefieren avanzar solos con proyectos propios: el postgrado, el viaje, la casa. No quieren parecerse a esas madres que repiten "yo dejé todo cuando me casé". Por otro, seguimos pensando en el amor en términos de mariposas en el estómago y perseguimos el viejo mandato de buscar a alguien que nos complete y nos guíe en vez de alguien con quien poder hacer una buena sociedad anónima. Ponemos en el otro un ideal y le terminamos echando la culpa de todo eso que no puede ser. Recién ahí nos damos cuenta de que el Príncipe Azul destiñe", opina.
Aunque para quien está harto de estar en pareja la soltería por elección se parece al paraíso, el concepto de "ser solo" se lleva como una reivindicación pero no permanente. "La ventaja es la posibilidad de administrar tu propia vida. El solo dispone de su dinero, de su tiempo, de la libertad de irse, de pensarse y siente que es leal consigo mismo por no estar con alguien a quien no ama sólo por estar acompañado", dice Ferrari.
Pero tiene aspectos negativos: "Muchos creen que tienen que salvarnos y presentarnos a alguien, pero las citas a ciegas son elecciones propias hechas por otro, por eso creo que no suelen funcionar". "A veces me acuesto con la cara encremada y la remera de Snoopy y me siento
una afortunada; otras me pregunto por qué no soy capaz de habitar esta cama con alguien.
A veces pienso en lo maravilloso de que nadie me hable de mañana; otras, cuando me voy de viaje pienso "si me muero acá ¿me querés decir quién me va a reclamar?", se ríe.
Y es así. Comprar un zapallito, una zanahoria y la planta de lechuga más minúscula, ponerle magia a una comida que nadie alabará o abrir la puerta de casa y encontrar que todo está exactamente como lo dejamos puede ser, según como se lo viva, una escena aterradora o simplemente un hogar.
"Ser solo", en general, son profesionales muy calificados, desenvueltos, competentes y seguros de sí mismos. No tienen por referente social la pareja, no están obsesionados con la estabilidad económica. No renuncian a las comodidades sino que las buscan y quieren disfrutarla. La vida en pareja no es una meta y compensan la cama vacía con el éxito profesional.
CAPÍTULO VI
El hombre
En la vida de hombres y mujeres, la llegada de los 40 marca un punto de inflexión. Se inicia un período de cambios biológicos, psicológicos y sociales. ¿Cómo se atraviesa esa etapa, en el umbral de la madurez?
El hombre cuando cumple los cuarenta siente la necesidad de sentirse joven, porque se da cuenta de que un abandono a esa edad puede suponer una caída en picado hacia una forma física que transforme el cuerpo de forma inexorable. Por ello, es normal que sea a esa edad cuando el hombre decida de una vez por todas apuntarse al gimnasio y comenzar una dieta más sana.
Psicológicamente, el hombre experimenta que no solo su cuerpo sino también su felicidad y sus ilusiones están en juego y de no retomarlas a tiempo es posible que ya no vuelvan a la existencia de uno.
Las responsabilidades de la vida familiar y laboral se hacen más pesadas por el simple hecho de volver la vista atrás y darse cuenta del poco tiempo que se ha dedicado para el ocio y la libertad que se ha desperdiciado en el camino.
Cambia todo cambia
En general la pareja ya no se percibe de la misma forma, pues posiblemente han pasado muchos años de matrimonio y es difícil adaptarse a los cambios que se producen entre uno y otro. Mientras uno comienza a tener deseos de libertad y a experimentar por su cuenta o con los amigos, sin necesidad de la compañía habitual de la pareja, siempre hay uno que tiene que acarrear con las tareas y responsabilidades diarias, pero ahora más solo, porque será uno el que tenga que ceder ante esas ansias de libertad para seguir manteniendo la familia.
En los hombres es una de las fases más sintomáticas. "Ellos suelen sentir la necesidad imperiosa de buscar la felicidad y a la que asocian a la juventud que han perdido.
Por tal motivo quieren recuperar una vida que ha quedado atrás junto a sus veinte años ya enterrados y hacen lo que sea para reconquistar esa pérdida.
Durante un tiempo se sientan a gusto con un estilo de vida lejos del compromiso y asociado a la libertad ya consumida por las responsabilidades y exigencias de la vida madura, pero a largo plazo, será uno de los mayores errores cometidos porque se pone en juego la verdadera estructura emocional y social que tanto sacrificio ha costado conseguir y todo por un momento pasajero de confusión", explica la socióloga y catedrática norteamericana Bárbara Weiss Hewitt.
Ciertamente, nadie se salva de este síntoma ya que parece ser que es mundial. "Se supone que una persona de esta edad ha alcanzado un equilibrio social y laboral. Iniciada esta etapa también conocida como edad intermedia, se efectúa un análisis sobre la vida, sobre logros y temas pendientes y comienzan los lamentos por no haber realizado todo lo que se había planeado para el futuro", comenta la socióloga.
"El síntoma de los 40" es cada vez más común en varones que tienen muchas exigencias y presiones sociales, pero que desean liberarse de ellas.
"No poder enfrentar conscientemente esa lucha entre lo que se debe y lo que se quiere es el primer síntoma que florece en hombres de esta edad que ya cansados de seguir mandatos, no saben de qué manera sana dejar de cumplirlos. Se limitan a querer vivir en el pasado y recuperar lo que ya es imposible. Si sumamos a este presentir el deterioro físico que a esta edad suele manifestarse, es casi lógico que muchos hombres no sepan manejar la situación hasta verse frente a una crisis que para ellos es sin retorno o que suele durar varios años", expresa Weiss.
Todo pasa, todo pasará
La entrada a esta nueva década produce ansiedad y desconcierto. "En muchas ocasiones, el hombre ve que va perdiendo cabello, que su vida sexual ya no es lo que era y comienza a tener actitudes hipocondríacas.
Es tan importante esta etapa porque por primera vez la persona toma conciencia de su propia mortalidad. Comienza a buscar la juventud perdida.
El paso del tiempo no se puede engañar dejando un trabajo por otro, cambiando a la mujer de siempre por una veinte años más joven o yendo al gimnasio y a bailar
todos los fines de semana, pero estas son maneras de querer esquivar la edad ya adquirida, de no resignarse ante lo inevitable".
La mujer
La mayoría busca postergar la maternidad. En general son profesionales exitosas, muy ocupadas y sin pareja. Tienen alrededor de los 30 años y quieren ser madres pero más adelante. 4 de cada 10 porteñas deciden no ser madres en edad fértil.
Esta baja de fecundidad se explica porque las mujeres tienen hijos a mayor edad, o no tienen por la mayor inserción laboral, y por la mayor expectativa de desarrollo laboral y profesional. "La maternidad es opcional y elegida, en contraposición a un mandato social impuesto, como era antiguamente.
Esta es la reflexión de mi hija:
Esa era la pregunta recurrente que me hacía cuando yo tenía 20. Por esos tiempos, una mujer de 40, en mi opinión, era una "cuarentona".
Hoy, la cuarentona soy yo, dice mi hija.
Recién a los 32, entré en la crisis de los 30. Ahí comprendí que ya no era adolescente y que había perdido la frescura de la juventud.
Siempre me jacté de mi aspecto juvenil y mirarme al espejo diariamente me hizo perder la noción del paso del tiempo. Hasta que un buen día, alguien me dijo:
–Señora, ¿Tiene hora? Me mató. Fue espantoso.
Volví a mi casa, me miré en aquel espejo mentiroso e inmediatamente salí corriendo a buscar fotos. Muchas fotos viejas. De la escuela secundaria, de mi casamiento o de algunas vacaciones. B-i-k-i-n-i. Usaba bikini. ¿Dónde me entrará ahora?
Recién después de ver aquellas imágenes prehistóricas pude comprender. Unos cuantos kilos de más, varias canas desparramadas en mi cabeza y unas incipientes patas de gallo me han transformado en SEñoRA.
Los hombres también podrían sentirse identificados, pues no son ajenos al paso del tiempo. Pero nosotras, en este caso, corremos con algunas
ventajas por el solo hecho de ser mujeres:
No nos quedamos peladas y la grasa se nos acumula bien parejita a lo largo y ancho de nuestro cuerpo.
Sin embargo, contamos con otros signos del paso del tiempo.
Por ejemplo: el vello de las piernas disminuye notoriamente. Supongo que será para permitirnos atender los recién adquiridos bigotes. Y ya nos resulta familiar el espejito de aumento que guardamos en la mesita de luz para depilarnos la barbilla. Y no porque tengamos "pelusitas" difíciles de divisar, sino porque cada vez vemos menos.
A estas alturas, ya han aparecido en nuestras piernas unas cuantas líneas rojas y otras tantas azules que semejan al Amazonas con todos sus afluentes y estamos en la edad justa para calcular las calorías que tiene una porción de torta y sacarnos el cargo de conciencia, pidiendo una gaseosa light para acompañarla.
En esta época, solemos hacernos planteos, dice mi hija, como:
–¿Qué hice yo con mi vida?
Y si aún no están convencidos de lo que estoy diciendo, piensen en los velatorios. De chicos, nos han preservado de tan desagradable experiencia. De jóvenes, no fuimos invitados a casi ninguno. Pero ahora, cada tanto, asistimos a la despedida de algún ser que se ha ido. Es la generación que nos precede, y les seguimos nosotros
No hay caso. Me siento en el camino de vuelta. Desde una mirada optimista podría decir que tengo toda una vida por delante. No obstante, con mucha suerte, estoy en la mitad de mi vida.
Si pudiera demostrarlo gráficamente dibujaría un tobogán. Ya subí por la escalera y ahora debo arrojarme.
Si bien adquirí la madurez suficiente para manejarme con prudencia en la vida y acumulé experiencias que no cambiaría por nada del mundo, ese equipaje, indefectiblemente irá acompañado de una decadencia física. Quizás ni hoy ni mañana. Pero de ese camino de vuelta nadie se salva.
Debo decir que me quedan muchísimas cosas por hacer y tal vez ese sea el secreto: proyectar, hacer y disfrutar como si cada día fuera el primero de nuestras vidas. o el último
Pese a todo, en la mujer, los cuarenta se viven de otra manera. "Esta década llega
a las vidas de ellas como una brisa de aire fresco. ¡Por fin pueden ocuparse de ellas mismas!".
Ya han criado a sus niños y han postergado la vida profesional. Ahora es el momento en el que pueden satisfacerse y sin rendirle cuentas
a nadie. Disponen de su tiempo como quieren y logran en menos lapso que los hombres instalarse donde siempre han soñado estar. "Ellas lo viven como un renacer, como una primavera, como una segunda adolescencia", revela Weiss.
La raíz de conflicto siempre está latente y puede desencadenarse. "Ninguna mujer está exenta de sentir a esta edad que se le terminará la hora biológica, que estará dentro de poco entrando en la menopausia".
Lo importante es que ante el acecho del reloj se puedan esquivar estas maniobras del destino que a muchos atrapan y que a varios deja sin salida Cuando cumplen los 40 años las mujeres sienten que llegan a la línea que divide la vida de todo "lo que fue y lo que será".
Pero cada vez hay más mujeres que aprenden a ser felices con la edad que tienen. Sentimos cierto prurito emocional dicen, siempre que nos preguntan la edad, especialmente si ronda los cuarenta; ante la mención de nuestra "cifra hechizada" sentimos que nos miran con resignación ajena y siempre recurren al ya trilladísimo y nefasto comentario de que "los cuarenta de hoy son los nuevos veinte"; cómo si con esa "certeza de moda" una debería aliviarse de haber vivido todo este tiempo.
El filósofo chileno Rafael Echeverría en una conferencia decía que los seres humanos indefectiblemente siempre buscan asociar las situaciones nuevas con algunas del pasado, es decir: intentamos mirar lo nuevo con ojos conocidos, aun cuando el presente sea completamente distinto. Así pues, los cuarenta son los nuevos veinte. Pues parece que existe la marcada tendencia en nosotros de mirar hacia atrás y volver al origen de la juventud, "a esos veinte abriles".
Pero no debiera ser así o sí La edad que ahora tienes es la que es, y no es otra. Si por ejemplo ahora tienes 39, esa es la edad que debes sentir, y no otra. No son los 19 de antes, ni los 58 de mañana, son los años que has construido paso a paso, y te los has ganado a pulmón.
¿Por qué creer que todo tiempo pasado fue mejor? ¿Por qué no nos atrevemos a desprendernos de las consideraciones que boicotean nuestro presente y vivimos? ¿Por qué no disfrutar del bendito milagro de estar vivas? ¿Por qué no disfrutar de quienes somos ahora y no añorar quienes fuimos?
A lo largo de la historia, durante mucho tiempo, hemos sido relegadas a menos que nada, aprendimos a ganar batallas, y logramos muchos nuevos espacios en donde esparcirnos. Por supuesto, que aún quedan muchas luchas y avances a los que las mujeres aún debemos aspirar; pero no es enriquecedor pasarnos toda nuestra existencia mirando sólo la mitad del vaso vacío.
¡Conquistamos! Hemos ganado oportunidades, áreas de jerarquía, voz, voto y podemos seguir progresando: ¿Cómo no empezar entonces desde los mandatos sociales que nos aplastan, que nos condicionan?
¿Cómo no rebelarnos con la frente bien alta frente a las imposiciones de la juventud eterna? ¿Para qué ser eternamente adolescentes? ¿Veinteañeras inocentes con sonrisas crédulas? Ya hemos crecido, y hemos saboreado cada peldaño de nuestra escalera; y sin duda, el mejor lugar en dónde podríamos estar, es dónde estamos.
Estoy más bajo, ¿me estoy achicando?
Entre los 30 y 40 años se alcanza el máximo de altura, disminuyendo luego 5 mm aproximadamente, a partir de los 50 años.
Esta fue la reacción de mi yerno, que pasó la barrera de los 50 años, al conversar sobre algunos de los cambios que él viene experimentando en torno al paso de los años.
"Hace poco utilicé el centímetro para registrar mi altura y ¡oh! sorpresa, mido 1.65 hasta el año anterior medía 1.66. ¡Me estoy achicando!". " ¿¿¿Estoy más bajo qué pasa???".
Pero, ¿qué sucede realmente con nosotros con el paso de los años?
¿Le pasa a usted lo mismo que a mi amigo? Parece que el que estemos disminuyendo de altura es algo irreversible y que todos y todas lo vamos a experimentar. ¿Qué le sucede a nuestros órganos como la piel, músculos y esqueleto al ir acumulando años a nuestra existencia?
Entre los 30 y 40 años se alcanza el máximo de altura, disminuyendo luego 5 mm por año a partir de los 50 y es más acentuado en las mujeres. Se explica por cambios posturales, disminución de la altura de los cuerpos vertebrales y alteración de los discos intervertebrales.
¡¡Hablá más fuerte!! Quéee??? ¡¡No te escucho!!".
Qué pasa ¿? zumbidos molestos que perturban la vida de las personas, alteración del sueño, disminución de la capacidad auditiva y dificultad para ver por la aparición de las temidas cataratas. A nivel del sistema glandular ya se
comienzan a evidenciar las primeras señales de desórdenes, lo que nos conlleva a ser presas fáciles del estrés.
Es verdaderamente preocupante todo lo que ocurre en un cuerpo que está envejeciendo y que sufre las terribles consecuencias de no haber sido adecuadamente tratado, que hizo caso omiso a los chequeos de rutina, a las recomendaciones y tratamientos médicos en su debida oportunidad, cuando la situación aún se podía controlar.
Usted está a tiempo de evitar las incontables molestias que se presentan durante el transcurso de la vida que suceden a nivel del sistema nervioso, con el oído, y la visión, (la presbicia es uno de los primeros síntomas) con nuestro sistema endocrino y la audición.
Se estima que un 30% de la población geriátrica presenta trastornos de la audición, lo que supone, por su frecuencia, la tercera afección crónica después de los trastornos de las articulaciones y del corazón y los vasos sanguíneos.
La Pérdida de la audición entre los ancianos es un problema generalizado, a menudo agravado por sentimientos de soledad, ansiedad y depresión, por tal razón muchas personas con problemas auditivos se sienten aislados de la sociedad.
¿Y las canas? ¿Por qué me salen? (¿No me falta nada más?)
La mitad de las personas mayores de 45 años presentan canas en su pelo.
En alguna ocasión ha descubierto con sorpresa algún pelo blanco en la maraña de su cabellera. Es uno de los indicios naturales que señalan que al cuerpo humano le pasan los años. La decoloración del cabello, que tanto trae de cabeza a hombres y a mujeres, es irreversible y depende en la mayoría de las ocasiones de procesos hereditarios. Ahora bien, existen casos –los menos– en que las canas son síntomas o consecuencia de enfermedades o de procesos de estrés laboral o emocional.
La aparición de las canas en el cabello, en general, no es más que un síntoma que anuncia el obligatorio proceso el paso del tiempo al que se enfrenta el ser humano. Su presencia en el cuero cabelludo alcanza el mismo rango que el que pueden tener las arrugas en la piel. El color del cabello es un rasgo distintivo de cada hombre y de cada mujer. Su intensidad y pigmentación varían conforme avanza la edad del individuo. De hecho, generalmente, el pelo sufre un proceso que lo oscurece entre la infancia y la adolescencia. Después la tonalidad del cabello alcanza una fase estacionaria previa a la aparición de las primeras canas, con la llegada de la madurez. Esta decoloración natural adquiere el calificativo de canicie fisiológica. La misma obedece a una disminución progresiva de la producción en el organismo de una sustancia llamada melanina (aunque en 2011) también se identificó la proteína Wnt, coordinadora de la pigmentación). Es parte de un fenómeno que pasa por varias etapas antes de que los melanocitos, que son las células que están en el pelo, dejen de funcionar por completo. Este proceso es irreversible y provoca la pérdida gradual y no uniforme del color de la cabellera.
La calidad del pelo también disminuye a medida que transcurre el tiempo. Por ello, las canas no tienen la misma fuerza que el pelo anterior. La falta de brillo, los cambios en el grosor y su falta de flexibilidad son características propias de este cambio. Todo ello puede
llevar a la caída del cabello, algo que contradice la creencia que asegura que las canas no se caen.
Mediante este proceso irremediable –salvo con los tintes–, el pelo se vuelve blanco y traslúcido. Este hecho no deja de ser curioso, ya que sin pigmentación los cabellos deberían ser transparentes, como las uñas, pues la queratina, sustancia orgánica que conforma pelos y uñas, es así. La causa de que las canas se vean de color blanco obedece a fenómenos ópticos. Podría explicarse con el ejemplo de lo que le ocurre al hielo picado, que aparece blanquecino y no transparente.
Diferencias entre razas
Sea como fuere, habitualmente las primeras canas llegan antes en los individuos blancos y en aquellos otros con rasgos orientales. La experiencia en este sentido explica que en ambos casos, los primeros indicios de canicie suelen darse a una edad de entre 30 y 40 años. Con ello, un hombre o mujer de estas dos razas presentará la mitad de su cabello canoso a los 50. Por su parte, las personas de raza negra empiezan a sufrir este proceso de decoloración más tarde. En concreto, a partir de los 45 años. Al respecto, la Academia Americana de Dermatología señala que más de la mitad de la población mundial mayor de 45 años tiene el cabello canoso, aunque sólo una de cada tres mujeres lo mantiene en ese estado.
En principio, las primeras canas aparecen salpicando el tapiz capilar de forma diseminada y difusa. Un fenómeno curioso mientras aparece la canicie es la conversión discontinua del cabello de color normal en blanco, por partes y, a veces, separado. Es la denominada canicie anular. En todos los casos, la aparición de cabellos blancos empieza a manifestarse en las regiones temporales, a la altura de las sienes, más tarde por la coronilla y, finalmente, abarca toda la cabeza. Además, en un nivel más avanzado, se pueden extender a la barba, pecho, axilas, brazos y zonas genitales.
También me duele la espalda ¡¡¡qué hago!!!
Deberíamos ser conscientes de que una postura incorrecta mantenida durante tiempo, en tareas aparentemente no penosas, puede llegar a producir lesiones acumulativas en la columna vertebral.
Muchas personas tienen, tuvieron o tendrán dolor de espalda en algún momento de sus vidas. Se calcula que cerca del 90% de la población adulta sufre algún tipo de desequilibrio en la columna en algún momento de su vida y que el 14% lo padece de forma crónica.
Esto no debería extrañar si se tiene en cuenta que entre el sistema nervioso y la columna vertebral hay una estrecha interconexión y de donde sale una gran cantidad de filetes nerviosos con diversos destinos.
Sin restarle importancia a las malas posturas (en el trabajo o en la vida cotidiana) son los factores emocionales o psicológicos los que generan con mayor frecuencia las tensiones musculares.
Entonces los dolores y contracturas musculares pueden estar hablando de cosas con que la persona no se conecta adecuadamente ni conscientemente.
Las emociones más reprimidas suelen ser la agresión y la rabia.
Las personas depresivas casi siempre tienen una retracción de los hombros y de la columna dorsal. Las agresivas mantienen una postura altiva con el cuello y las que están afligidas se encorvan y bajan la cabeza.
Las emociones normalmente se guardan: acumulamos tensiones en diferentes zonas del cuerpo especialmente en el hígado, estómago, riñones, hombros y espalda. Esta tensión deforma los órganos y el propio cuerpo, afectando de esta manera a la columna vertical en forma de tensión y músculos agarrotados. Uno siempre le expresa al paciente que un dolor es en realidad el resumen final de una calidad de vida con deterioro, uno no llega a padecerlo fortuitamente, sino por el acumulo de situaciones.
Mente joven-Cuerpo joven
Un reciente estudio concluyó que el 83% de las mujeres que se encuentran en el período pre o post menopausia está de acuerdo con que este es un momento de vida ideal para empezar nuevos proyectos, y es la clave para vivir el paso del tiempo con naturalidad.
Entre los 40 y 60 años las mujeres viven la etapa, que conjuga lo mejor de la madurez (la experiencia) con lo mejor de la juventud (la energía).
Un estudio demostró que las mujeres de entre 40 y 60 años que se animan a hacer ejercicio de intensidad moderada son mucho más felices y más propensas a seguir haciendo actividad física (caminar, bicicleta, etc.) que aquellas que ejercitan más intensamente, reveló un estudio reciente.
El grupo que entrenó con intensidad moderada fue dos veces más propenso que la otra, diciendo que sentía más energía y confianza en poder seguir con la rutina. La mayoría sintió también menos tristeza y ansiedad.
"El ejercicio hace que uno se sienta bien, pero es más placentero cuando se realiza con intensidad moderada, en especial si antes uno era sedentario y tenía sobrepeso", dijo la autora principal del estudio, doctora Steriani Elavsky, de la Penn State University, en Pensilvania.
Un estudio multicéntrico realizado por investigadores de las personas estudiadas reportó altos niveles de preocupación en su mediana edad, cuando también tuvieron picos altos el estrés, el enojo y la tristeza.
Su autor principal, el psicólogo Arthur Stone, con sinceridad confiesa no saber por qué los ánimos se deprimen en la década de los 50-60, pero arriesga una línea de análisis: las peores emociones se asocian con
la vida laboral y en esos años el foco aún está centrado en los logros profesionales.
Claro que también está la casa desbordante y desbordada por los hijos adolescentes, la fase en que los propios padres también necesitan ayuda, y la experiencia laboral no siempre valorada por las nuevas generaciones con más tecnologías que empujan como un tsunami. Y está el chequeo anual que dispara un déficit nuevo por año.
"La edad media de la vida no es un tema cronológico sino una respuesta psíquica a la percepción del envejecimiento corporal, que cancela la fantasía de la eterna juventud",
Ella cree que los hombres tienen más suerte porque, aunque vayan cumpliendo años, siempre encuentran a otra más joven y potente; y que a los 50– 60, una mujer es difícil que tenga una vida de pasión.
No pienso lo mismo. Para empezar, creo que una mujer de 50-60 años de hoy no tiene nada que ver con una mujer de la misma edad de hace 10 ó 20 años. La vida ha cambiado mucho, menos mal, y las formas de vida, también. Y tampoco creo que los hombres lo tengan siempre más fácil.
Estas etapas en la vida de la mujer y el hombre, son casi inevitables, llegan en la etapa adulta y representan un cúmulo de cambios y sensaciones con las que habrá que aprender a vivir.
Ellos
En los hombres, las primeras canas y arrugas suelen considerarse signos de elegancia y seducción, mientras que en las mujeres, estos mismos aspectos pueden ser el comienzo de una encarnizada lucha por erradicarlas. Por eso, algunos especialistas sostienen que, si bien el proceso de envejecimiento comienza tanto en el hombre como en la mujer a
los 27 años, en términos sociales, las mujeres llegan a la vejez diez años antes que los hombres.
Sucede que, en ellas, la sociedad suele considerar como un atributo fundamental a la belleza física, por lo que es necesario que luzcan sus cuerpos siempre jóvenes y en espléndido estado. Pero como en el caso de los hombres lo fundamental pareciera estar en la cabeza, antes que en el cuerpo, su aspecto externo no cobra tanta relevancia como en sus pares femeninos, y de hecho los primeros signos de envejecimiento parecieran estar relacionados simplemente con una mayor experiencia.
De esta forma, es muy común que las mujeres comiencen a recurrir a las cirugías estéticas y todo tipo de tratamientos anti-edad apenas llegan a los 40, mientras que los hombres suelan hacer esto mismo (y en menor medida) recién cuando entran en los 50. Pero además, algunos expertos señalan que como el cuerpo de la mujer debe afrontar la menopausia, y sus consecuentes cambios hormonales, esto produce en las mismas un proceso de envejecimiento mayor que en los hombres, ya que cuando ellos sufren la andropausia, sólo experimentan cambios psicológicos. Incluso, señalan los dermatólogos, la piel de la mujer suele comenzar a tener arrugas a partir de los 20 años, de forma fina y sutil, mientras que estas características no llegan a exponerse en el varón sino hasta que el mismo está cerca de los 40 años, aunque, en este caso, las arrugas aparecen de forma profunda y pronunciada. Según estos especialistas, esto último sucede por que la dermis de los hombres es más gruesa y seborreica, lo cual los protege de la acción de los radícales libres. No en vano las mujeres consumen el 70 por ciento de los productos anti-edad con antioxidantes destinados a combatir los radicales libres.
Ellas
Según señalan los expertos, esta característica social anteriormente descripta, tiene también un fundamento biológico. Como las culturas en general consideran jóvenes a quienes pueden seguir reproduciéndose, es claro que el hombre –que puede tener hijos incluso cuando ya ha superado los 70 años– aventaja a la mujer, que sólo los puede procrear hasta la llegada de la menopausia, alrededor de los 50.
Pero más allá de las valoraciones sociales, se podría pensar que, en términos naturales, las mujeres envejecen más lentamente que los hombres, pues suelen morir diez años más tarde. Según los especialistas, esto se explica porque los estrógenos actúan como protectores de las agresiones externas que aceleran el envejecimiento, mientras que, al tener un metabolismo con una asimilación más lenta, las mujeres también pueden resistir mejor lo adverso que se encuentra en el ambiente. Sin embargo cada vez son más mujeres que aprovechan esta edad para comenzar un sueño aun no realizado, en gran medida porque con hijos ya grandes tienen mayor tiempo para dedicarse a sí mismas.
Es que un siglo atrás una mujer de 50-60 años debía conformarse con el retiro y una apacible vida como abuela protectora, hoy en día esta situaciones ha revertido bastante en gran medida por el aumento en sus expectativas de vida.
Para algunas esto se manifiesta en terminar sus estudios, iniciar cursos de computación, idiomas, yoga o peluquería, reconstruir vínculos amorosos, recorrer el país o el mun
do o intentar ser mejores abuelas de lo que pudieron ser como madres.
En conclusión podemos apreciar que las mujeres de 50-60 años
"Feliz aquel que fue joven en su juventud, feliz aquel que supo madurar a tiempo", Alejandro Pushkin novelista ruso.
tienen todo para mantenerse en plenitud, tiempo adecuado, un cuerpo sano, una mente lúcida y una capacidad de goce intacta ¿qué está esperando para volver a sentir sus "años maravillosos"?
Las mujeres ¿viven más que los hombres?
Las mujeres enferman menos que los hombres, según diversas investigaciones: sufren menos los cambios de estaciones, están más protegidas ante las inclemencias de los factores ambientales y resisten más los resfriados e infecciones leves.
El profesor David Goldspink y su equipo sostienen que el corazón de un varón de 70 años representa la edad de 70 años; mientras que en el caso de las mujeres su órgano cardiaco se parece al de una chica de 20 años. Aunque parezca sorprendente, Goldspink asegura que el órgano masculino sufre un descenso de 25% de su capacidad entre los 18 y los 70 años. Un fenómeno que no tiene lugar en el organismo femenino.
Las mujeres tienen una esperanza de vida al nacer mayor que los varones. En Argentina esta diferencia se establece en 7.7 años más para las mujeres y si bien disminuye a medida que avanza la edad, por ahora se mantiene en todos los grupos de edades.
Sin embargo no hay hasta el momento datos claros que indiquen que la mayor esperanza de vida de la mujer, suponga ventajas significativas en términos de calidad de vida.
A medida que avanza la edad cronológica aumenta la probabilidad de sufrir enfermedades degenerativas que ocasionan pérdidas en la capacidad funcional de tipo físico, mental o cognitivo, pero por ahora no se han desarrollado sistemas integrales e integrados que ayuden a vivir con el máximo grado de autonomía y comprimir la discapacidad y la dependencia hacia el final de la vida.
"Las mujeres tienen comportamientos más saludables", apunta Robert Hummer, director del Centro de Investigación Poblacional de la Universidad de Texas (EU). "Tienden a fumar menos, beber menos, tomar menos drogas, conducir de forma menos agresiva y emplear menos la violencia que los hombres", concluye.
Sin embargo, parece que la incorporación de la mujer al mundo laboral y el cambio de hábitos que ha experimentado le están pasando factura. Las últimas estadísticas indican que la diferencia entre unos y otras se han reducido desde 1975.
Esto quiere decir que las mujeres empiezan a ser víctimas de enfermedades "masculinas", aunque también hay quien asegura que hemos alcanzado ya el límite natural de la vida humana y, a partir de ahora, las expectativas de longevidad sólo pueden disminuir.
No sólo en los seres humanos; también en la mayoría de las especies de mamíferos son las hembras las que tienen una longevidad superior a los hombres. Sin embargo, hasta ahora existen teorías diversas para tratar de explicar este fenómeno, cuyas causas no están claras.
CAPÍTULO VII
¿Cuál es la edad más feliz?
Frente a esta pregunta, la respuesta mayoritaria era la juventud, pero, cuando se le preguntaba ¿"cual es la edad más feliz para Ud.? la gente tendía a pensar en edades más tardías.
¡Exclama Rubén Darío que
cuando la juventud se va, no vuelve, y es entonces cuando las lamentaciones empiezan tomar forma! ¡Ah si yo hubiera hecho esto ! ¿oh si yo hubiera hecho
"Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro…
¡y a veces lloro sin querer !
Rubén Darío
aquello otro ? Pero se cumplió el tiempo. De esos años dorados
y divinos sólo quedan leves añoranzas y recuerdos imborrables.
Esta frase súper conocida tiene un significado muy profundo, pero la mayoría de las personas la toman como marco para los adolescentes, aunque la palabra juventud se refiere al período entre la niñez y la edad viril. Sinónimo de adolescencia, mocedad, pubertad, etc.
Si la aplicamos a los adultos podemos decir que ésta se refiere a toda persona que tiene un espíritu joven propio de esta condición.
La juventud es la etapa más hermosa por la que pasa todo ser humano, pues en ella se logra el disfrute total de la vida, ya que con ella todas las cosas son posibles, aun cuando todo debe hacerse decentemente y en orden, esta no tiene tiempo, vive sin pensar, no tiene frenos y es por eso que su desenfreno no tiene límites.
Nuestra juventud no tiene miedo, se deja influenciar, se deja seducir, se deja convencer y se deja arrastrar, sin medir consecuencias.
Los jóvenes son atrevidos, no tienen inhibiciones ni vergüenza, no tiene pudor ni orgullo ni dignidad, lo único que ellos conocen es la diversión y vivir intensamente cada experiencia. No protegen sus vidas, se lanzan a cualquier aventura y no miran jamás al futuro, desconocen en su totalidad su rol en la sociedad. No se preocupan por madurar porque piensan que no les hace falta, que ya tendrán tiempo para eso y lamentablemente la vida es una sola, breve y no vuelve. Aún con todo lo que implica ser joven, es la etapa más excitante del hombre, pero debe vivirse conforme al tiempo y a la época, mantenimiento siempre el sentido de lo correcto, sin apasionamiento ni hazañas. Es bueno ser joven, porque existen muchos privilegios, pero se debe vivir y disfrutarla sanamente. Aprovechemos la juventud, porque el tiempo que se va no vuelve jamás. Y como dijera Pierre Nicole en una de sus frases célebres: "El gran escollo de los hombres, y particularmente de los jóvenes, es querer experimentar si es realmente peligroso lo que como tal se les presenta".
Por una parte, los niños sueñan con llegar a ella, y en su afán queman etapas por las que antes se pasaba, y ahora fácilmente se considera "joven" a un niño o pre-adolescente de 11 años, el cual en lugar de jugar con muñecas, o carritos, busca imitar el comportamiento de los mayores: un niño obedece a sus padres, pero el "joven"
de once años ya no; una niña juega con muñecas, una "joven" de once ya no, ahora tiene novio, bebe en las fiestas, ve películas y lee revistas para jóvenes y se comporta como lo hacen sus hermanos de 16.
Los adultos se aferran a su juventud como a su más preciada joya.
Hacen de todo con tal de no perderla.
No es difícil encontrar a "jóvenes" de 30 ó hasta 40 años vistiendo el mismo atuendo que esos otros "jóvenes" de 11; evitando todo aquello que huela a "adulto" o a "madurez" como el comprometerse únicamente con una persona, o el seguir unas ciertas normas éticas; llevando una vida sin nada que los ate y sin responsabilidades pues para eso son jóvenes, para "estar libres" y hacer lo que quieran. Y yo me pongo a pensar,
¿qué les ofrece la "juventud" para que la busquen con tanto ahínco?
Muchos piensan que el joven es "más libre" porque tiene menos ataduras, porque se le exige menos, y por lo mismo se "divierte más". Ya disfruta de las diversiones de los adultos, pero todavía se libra de sus responsabilidades. Y así se da un fenómeno muy triste del desencanto y desaliento en tantos jóvenes que no quieren llegar a adultos: muchos piensan que la juventud es la edad para "probar todos los placeres" y que ya llegará la edad en la que "sentarán cabeza". Pero se olvidan de que lo quieran o no, cada acto de la juventud va dando una dirección a su futuro. Los que optan por tomar decisiones definitivas en la vida, están libremente modelando su propio futuro: al decidir formar una familia, o aceptar un trabajo estable, o comprometerse en alguna acción social que ayude a la comunidad, están siendo protagonistas de sus vidas. En cambio, los que optan por no decidir, y quedar "libres" sin amarrarse para poder "probar de todo", están dejando que las circunstancias escriban y condicionen su futuro y paradójicamente están coartando ellos mismos su libertad para decidir sobre su propia vida.
No son pocos los jóvenes, que por sentirse "libres" han quedado presos de alguna adicción a las drogas, o han adquirido el Sida o enfermedades venéreas que han condicionado el resto de su vida, o atados al alcohol que les ha impedido hacer lo que realmente querían, o viven con el constante remordimiento de un aborto que nos les permite ser realmente felices, aunque hayan pasado ya muchos años. Es verdaderamente triste encontrarse con "jóvenes" que a los 35 años se encuentran marchitos y sin muchas posibilidades de dónde elegir, cuando la juventud debería de ser ese momento esperanzador de la vida en que todo es posible todavía y en el que uno se prepara de la mejor manera para poder
optar libremente por el camino que se quiere seguir en la vida. La juventud, al ser una etapa sin las responsabilidades propias de la edad adulta, ha de ser el momento propicio de la vida en que la persona aprende y se ejercita en ser dueña de sí misma para estar preparada
para lo que la vida le depare en un futuro. Es el momento de preparase profesionalmente para poder rendir el mejor servicio posible a su sociedad; el momento de hacer propios los principios éticos que fundamentarán su vida, sobre los cuales basará todas sus decisiones futuras; el momento de fortalecer la propia voluntad para estar listo para lo que venga; el momento de construir amistades estables y duraderas basadas en el respeto mutuo, que lo acompañarán el resto de su vida; es el momento de sentar las bases de lo que será la vida futura.
La sociedad de hoy al incitar a los jóvenes a vivir sin reglas, a probar de todo, a tener el placer como el mayor objetivo de esta etapa, al no pasar a la edad adulta, le está haciendo un daño muy grande a esta generación, al no brindarle los elementos
para una verdadera maduración. No está equipando a estos jóvenes de lo que necesitan para cuando sean mayores. En pocas palabras, ofreciéndoles la "felicidad" en placeres pasajeros y momentáneos, les está quitando la oportunidad de ser realmente felices. La juventud será un verdadero tesoro para todos aquellos que la aprovechen equipándose bien para la verdadera batalla de la vida, y en este caso se convertirá en un tesoro invaluable para la sociedad al asegurarle un futuro esperanzador.
Ayudemos a nuestros jóvenes a ver el engaño y el peligro que hay en esa vida fácil, consumista y sin responsabilidades que les ofrece el mundo de hoy, para que puedan realmente disfrutar del divino tesoro que es su juventud dignamente vivida como una etapa de transición hacia la verdadera plenitud humana.
Es por eso que deseo recordar a nuestra divina juventud los valores morales que rigen nuestras vidas que los tenemos un poco perdidos y su importancia en la vida que nos toca vivir:
Los valores los debemos tener todos, sin importar el género, la clase social, la edad, el sexo, etc., principalmente la forma en que viven los valores los jóvenes en la actualidad.
Cuáles son los valores morales y su importancia en la vida
Significado de algunos valores morales
Cuando decimos que algo tiene valores morales afirmamos que es bueno y digno de aprecio y estimación.
¡En esta generación algunos viven de espaldas a los verdaderos valores! ¡Han perdido lo que son los valores esenciales de la vida!
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |