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Influencias de la globalización en la región (página 2)

Enviado por cesaraco


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En la economía capitalista actual la presencia del capital extranjero para el desarrollo de la acumulación de cualquier nación, es imprescindible, récord alza de los precios de los productos básicos o por la labor especulativa de un capitalista aislado, pero resulta, que tales momentos contradictorios de la acumulación, son solo formas externas de manifestación de la agudización de la contradicción económica fundamental del capitalismo.En la época de la globalización, la contradicción económica fundamental del capitalismo, además, de haber adquirido un carácter internacional, está llena de las contradicciones tradicionales más la que han generado la política económica neoliberal, donde se destacan la Desregulación y la Privatización de la economía. Por un lado, la socialización de la producción es cada vez mayor, cualquier necesidad a satisfacer depende del trabajo de miles de obreros no de un país, sino de diferentes países, y por otro lado, los resultados de la producción se hacen cada vez más privados concentrándose cada vez en menos manos. Es decir, que cuando en el contexto de la globalización actual, se habla del estallido de una crisis económica de superproducción, estamos hablando de la agudización de la contradicción económica fundamental del capitalismo y no otra, y dado el nivel de internacionalización actual del capital y de todas sus leyes y contradicciones, su alcance no se limitará a un país, con extensión mundial gradual, sino que será una crisis Mundial global que además de ser internacional por esencia, abarcará todas las esferas de la vida económica, social y política de la sociedad mundial.Al menos, la crisis financiera en Asia, su extensión a Rusia y América Latina, con sus respectivas consecuencias económicas sociales, permite vaticinar que la crisis global ha tenido sus antecedentes, y ya comenzó.Este es un proceso de mundialización, que supone la transición del capitalismo desde una base nacional a una mundial o como la necesaria interconexión de las economías nacionales, vuelven a coincidir en que la crisis global, en las condiciones actuales es inevitable. Pensando y actuando de forma optimista, se pueden desarrollar varias acciones, para aliviar, retardar el estallido de la crisis global, pero lo que no será posible es evitar que finalmente estalle. La globalización del capital y la aplicación de las política económicas neoliberales, han creado condiciones para que el estallido de la crisis económica de superproducción que se avecina tenga también carácter global. No será en un país o en un grupo de países, sino en toda la Economía Mundial y no será sólo para las finanzas, sino para todos los sectores de la vida económica y social de la humanidadNo será producto a la caída de la bolsa o la fuga de capitales, estos sólo son sus manifestaciones. Su causa está en la agudización de la contradicción fundamental del capitalismo y en cada una de sus manifestaciones concretas e ahí la inevitabilidad de la crisisNo habrá soluciones por separado, esta tiene que ser tan global como el propio funcionamiento del capital y la propia crisis. El Estado tendrá que recuperar su papel de regulador y controlador de la economía y de hecho, la propiedad privada, demostrará una vez más su ineficiencia.

El consumismo en tiempos de globalización

La globalización como decíamos anteriormente es indiscutiblemente un fenómeno de nuestros días, que tiene gran influencia en muchos aspectos sobre los cuales se desarrollan las distintas sociedades contemporáneas. Mucho se puede hablar de este fenómeno, pero ahora queremos centrar nuestra atención en el consumismo, fuente fundamental de desarrollo de los sistemas capitalistas a través de un fenómeno que repercute de forma directa sobre las bases de las sociedades establecidas.

El ser humano desde su nacimiento consume como forma de satisfacción de sus necesidades básicas. Esta forma de consumo, en una primera instancia está destinada pura y exclusivamente a ese fin. Esta clase de consumo no parece ser objeto del estudio sociológico, ya que se presenta en el ser humano naturalmente, sin la intervención de factores sociales. Pero a medida que el individuo se desarrolla, a estas necesidades básicas se les suman nuevas necesidades de origen social. Todo esto implica en el individuo, una nueva necesidad de consumir, esta vez alejada de la necesidad original de satisfacción de las necesidades básicas, que comienza a generar en éste, la necesidad de consumir por razones externas a su naturaleza. Es esto lo que finalmente genera un nuevo tipo de consumo, al que llamaremos consumismo, plagado de factores sociales, que procuraremos estudiar a continuación.

Si enfocamos el tema basándonos pura y exclusivamente en la mercancía, veríamos a estas como simples objetos de uso que sirven como piezas de cambio, sin encerrar estas ningún valor sutil o rebuscado. Pero es evidente que la intervención del hombre en la creación de mercancías ofrece un amplio espectro de variedades que dejan su forma simple y transparente para transformarse en objetos un tanto más complejos.

Tomando en cuenta que en ocasiones los objetos se ven envueltos en formas sutiles, parecerían tener dones o cualidades naturales que son determinados socialmente y que proyectan lo que Marx define como el "carácter social del trabajo". "Este carácter fetichista del mundo de las mercancías es el carácter genuino y peculiar del trabajo productor de mercancías."

El problema de la identidad nacional

Las relaciones y estructuras políticas, culturales y sociales que se desarrollan a escala mundial adquieren preeminencia sobre las que se desarrollan a escala nacional. "La sociedad nacional está siendo recubierta, asimilada o subsumida por la sociedad global" La sociedad nacional obviamente conserva su vigencia (por ello resurgen y sobreviven nacionalismos, regionalismos e identidades) pero simultáneamente se articula dinámica y contradictoriamente con las configuraciones de la sociedad global, que, poco a poco y, en ocasiones, rápidamente asimila a la sociedad nacional. "Sociedad, como tal, pasa a comprender una multitud de "sociedades" que, en el contexto de un sistema más amplio, pueden solamente encontrar una autonomía relativa y condicionada, en gran medida como naciones-estados estrechamente entrelazados." La identidad es un fenómeno que resurge como respuesta política y cultural a las transformaciones del mundo global. Este resurgimiento se debe a la crisis de las instituciones del Estadonación y la sociedad civil. El Estado comienza a adaptarse a los nuevos flujos globales y desplaza a los sectores protegidos por él a un segundo plano debilitando así el principio de ciudadanía. Este quiebre en la relación contribuye a que dichos sectores se opongan a la globalización y separen al estado como agente racionalizador de la globalización. Se separa la nación del estado y surgen los nacionalismos ( francés, catalán, movimientos zapatistas, etc.). La identidad nacional se constituye en principio de recomposición social y aparecen fuertemente las identidades religiosas ( Islamismo, Judaísmo, Evangelistas, etc). "Sometido a las presiones contradictorias de la globalización y las identidades culturales comunitarias, el Estado- nación soberano y la sociedad civil constituida en torno a él, entran en un proceso de declive histórico que pareciera irreversible." La globalización no es lo mismo que internacionalización, "En sentido estricto es el proceso resultante de la capacidad de ciertas actividades de funcionar como unidad en tiempo real a escala planetaria tiende a rebasar barreras espaciales que dificulten el intercambio, para conquistar el planeta entero como mercado, busca anular el espacio disminuyendo el tiempo que insume el movimiento de un lugar a otro. Se agilizan universalmente las comunicaciones, los mercados, los flujos de capitales y tecnologías, los intercambios de ideas y de imágenes, los medios de producción y los de consumo. Todo esto obviamente modifica los parámetros de las sociedades, disuelve fronteras.

Este sistema global tiene un doble carácter, el de ser incluyente y excluyente a la vez, incluye a todo lo que tiene valor según los códigos dominantes (lo económicamente rentable) y excluye todo aquello carente de valor según dichos códigos.

La globalización, en su encarnación actual de capitalismo informacional desregulado y competitivo, supera a los estados, pero articula a los segmentos dinámicos de las sociedades en todo el planeta, al tiempo que desconecta y margina a aquellos que no tienen otro valor que el de su vida.

En la medida en que la sociedad nacional se ve debilitada por la global, la primera se ve absorbida y debilitada por la segunda. Esto implica el reflorecimiento de identidades obsoletas y actuales, también implica nuevas diferenciaciones, desigualdades con otras formas.

El hombre en la sociedad de consumo

La expresión sociedad de consumo se utiliza para designar a las sociedades en las que el consumo de los ciudadanos (demanda) se orienta y se dirige en función de las exigencias de la industria y no a la inversa, como había sucedido tradicionalmente.

La sociedad de consumo es la de los medios masivos de comunicación, la del desarrollo de la ciudad frente al campo, y la del dominio de los valores de la moda y el individualismo.

Las expresiones "sociedad de consumo" o "civilización de consumo" han evolucionado desde ser nociones abstractas de la economía hasta tener uso en el lenguaje diario. El hombre de nuestro tiempo, sobre todo en las sociedades industriales occidentales, pero no exclusivamente en ellas, se considera impulsado al consumo de productos –y más sutilmente, de imágenes, de ideas, de modos de vida- por encima de su voluntad, a través de ciertas formas de imposición que en ocasiones puede reconocer. Este reconocimiento no le impide continuar actuando según lo esperado por la sociedad, guiado por fenómenos paralelos como los de las modas, que aunque los reconozca solo protesta contra los estamentos superiores, aunque muchas veces no logra abstraerse el mismo de su colaboración.

La sociedad de consumo y los consumidores

En la sociedad de consumo los productores impulsan nuevas técnicas de venta para fomentar la compra por impulso y decantar las decisiones de los consumidores hacia la adquisición de determinados productos previamente delimitados. En estas circunstancias, la decisión de compra deja de ser una atribución de los consumidores para pasar a manos de los productores, los cuales, a través de campañas de marketing y publicidad, y empleando el extraordinario potencial divulgativo de los medios de comunicación de masas, señalan lo que los consumidores deben comprar, generándoles necesidad. Sólo una minoría es consciente de la pérdida de soberanía para decidir lo que quiere consumir.

Los partidarios de la sociedad de consumo mantienen que todo individuo dispone de total autonomía para desarrollar su conducta de compra de bienes y servicios. En definitiva, en la economía de mercado la última autoridad es del propio consumidor. Sin embargo, en la sociedad de consumo, aquellos que no tienen la posibilidad de adquirir los bienes que se ofertan, viven su carencia como una auténtica exclusión social, ya que la sociedad de consumo propicia la identificación de la posición social sobre la base de la tenencia de determinados bienes.

La publicidad como herramienta de la sociedad de consumo Los distintos sistemas de comunicación a través de los cuales se dan a conocer productos, se impone una imagen favorable de los mismos, y se estimula su compra y su consumo, se denomina publicidad.

En la sociedad de consumo, la publicidad constituye el instrumento adecuado para adaptar la demanda de bienes de consumo a las condiciones y exigencias del sistema productivo. La publicidad actual desempeña un papel muy importante en la civilización industrial urbana, condicionando —para bien o para mal— prácticamente todos los aspectos de la vida cotidiana.

La "persuasión invisible" forma parte de la publicidad. Se ha podido observar que gran parte de esta última es de por sí invisible, con el objeto de evitar la resistencia o las formas de defensa racionales del consumidor.

Entre las características de la persuasión invisible están las formas y los colores. En algunos almacenes o mercados se ha podido comprobar que entre los productos idénticos de forma y marca, los consumidores se inclinan por los que tienen un color determinado. A veces, los colores están relacionados con ciertas marcas prestigiosas que los emplean para sus productos, pero generalmente se prefieren los colores vivos como el rojo, o los de "moda".

El habitante de una ciudad promedio recibe decenas, quizá centenas, de mensajes publicitarios al día. Entran en su hogar por todas partes: la radio, la televisión y la prensa son los modos habituales, pero también la publicidad está presente en el teléfono, en el correo, la encuentra en la calle, en el ómnibus, en los letreros luminosos, en las carreteras, la encuentra en sus semejantes y, finalmente, él mismo se convierte en portador de publicidad. Ciertas camisetas llevan bordada la marca de fábrica, determinados pantalones la proclaman en grandes letreros nada discretos, y el portador de publicidad se siente ingenuamente satisfecho de llevar encima el producto de prestigiosa marca, convirtiéndose así en anunciante gratuito de la misma.

Consumismo global

Esta sociedad de consumo ve ampliados sus horizontes con el fenómeno de la globalización. Los mercados se agrandan y las tácticas y estrategias de los productores se proyectan a escala mundial. Nuestro mundo globalizado contribuye –como dice Ianni- a rebasar las barreras espaciales, y favorecer el intercambio de mercancías. De esta forma se dilata el espectro de productos disponibles al consumidor, y así se favorece y estimula el consumo. Esto se ve reflejado en el pasaje de los viejos almacenes a las grandes superficies que cuentan con una infraestructura tal, que proporcionan al consumidor una amplia gama de productos de diversas procedencias, calidades, precios, etc.

Cuando el consumidor se enfrenta a la góndola de un supermercado debe elegir entre productos similares que tienen diferentes orígenes, tanto nacionales como extranjeros, de esta manera el productor nacional se ve obligado a competir con productos que provienen de lugares con realidades distintas. Muchas veces esta competencia se torna desleal si tenemos en cuenta las diferencias en cuanto al precio de la mano de obra, desarrollo tecnológico, capacidad productiva etc.

Los avances tecnológicos vividos en los últimos tiempos llevaron a agilizar las comunicaciones y a proveer de un mayor dinamismo a la relación producto-consumidor (fomentando el consumo). Este es el caso de Internet en el cual el producto aparece al alcance de la mano del consumidor y se presenta como una nueva forma de acceso a un ilimitado mercado de productos. Pudiendo acceder a ellos desde nuestros hogares, acortando distancias y ofreciéndonos la posibilidad de obtener beneficios en calidad y precios. Esta moderna vía de acceso se presenta con el típico carácter global de ser problemática y contradictoria, generando integración y fragmentación. Además de requerir una mínima infraestructura como es el tener una computadora y una línea telefónica, lo cual aparecería como elemento de discriminación para aquellos sectores más carenciados, surge el tiempo como un objeto de valor, como una mercancía que será trabajada de acuerdo a las conveniencias de quienes ostentan el poder y los medios de producción.

Mercado e identidad, socios para el consumo

El deseo de lo nuevo es algo inextinguible, se impone en forma perpetua: Quien tiene el dinero para invertir en él como consumidor, es una especie de coleccionista al revés. En lugar de coleccionar objetos, colecciona actos de adquisición de objetos, mientras que el coleccionista del viejo tipo sustrae los objetos de la circulación y del uso para atesorarlos. Para el coleccionista al revés, su deseo no tiene objeto que pueda conformarlo, porque siempre habrá otro objeto que lo llame. Colecciona actos de compra-venta.

También existen los excluidos del mercado, que pueden soñar con consumos imaginarios La identidad transitoria afecta tanto a los coleccionistas al revés como a los menos favorecidos coleccionistas imaginarios: ambos piensan que el objeto les algo de lo que carecen en el nivel de la identidad.

Aquello que los hace deseables, también los vuelve volátiles. La inestabilidad de los objetos se origina en los saberes de la moda quien los codifica cada temporada. El tiempo fue abolido en los objetos comunes del mercado porque son completamente transitorios.

Los objetos crean sentido mas allá de su utilidad o su belleza, o mejor dicho, su utilidad y su belleza son subproductos de ese sentido que viene de la jerarquía mercantil.

Siempre el puntaje de una marca, una etiqueta o una firma tiene otros fundamentos, además de sus cualidades materiales, de su funcionamiento o de la perfección de su diseño. La libertad de quienes los consumimos surge de la necesidad que tiene el mercado de convertirnos en consumidores permanentes.

Consumidores efectivos o consumidores imaginarios, los jóvenes encuentran en el mercado de mercancías y en el de bienes simbólicos un deposito de objetos y discursos preparados especialmente. La velocidad de circulación y, por lo tanto la obsolescencia acelerada se combinan en una alegoría de juventud: en el mercado, las mercancías deben ser nuevas, deben tener el estilo de la moda, deben captar los cambios más insignificantes del aire de los tiempos Los fenómenos de la distribución del poder dentro de una comunidad están representados por los estamentos. Es común a cierto número de hombres un componente causal específico de sus posibilidades de existencia, en tanto que tal componente este representado exclusivamente por intereses lucrativos y de posesión de bienes, en las condiciones determinadas por el mercado. Constituye el hecho económico más elemental que la forma en que se halla distribuido el poder de posesión sobre bienes en el seno de una multiplicidad de hombres que se encuentran y compiten en el mercado con finalidades de cambio crea por sí misma probabilidades específicas de existencia. La competencia mutua, excluye a los no poseedores de todos los bienes mas apreciados a favor de los poseedores, y monopoliza de hecho su adquisición por estos últimos.

La "posesión" y la "no posesión" son las categorías fundamentales de todas las situaciones de clase, lo mismo que el "sentido" que dan y pueden dar al aprovechamiento de sus bienes, ante todo sus bienes monetarios. Son intereses económicos, intereses creados a la existencia del "mercado" los que producen la clase".

Se postula que estamos lejos de tender a sociedades integradas, sino que el fraccionamiento y la exclusión son crecientes. La situación es mucho más compleja. Iniquidades tradicionales se suman a nuevas, produciendo una dinámica social en la cual los individuos y las familias luchan por integrarse o no ser excluidos, en un marco de creciente desprotección y debilitamiento de los canales de inclusión. La inclusión social, así como la exclusión, se divide en distintas esferas de la vida política, económica, social y cultural. La inclusión /exclusión política esta directamente ligada con lo que puede denominarse ciudadanía formal y con la participación o no como ciudadanos en la marcha de la sociedad. La inclusión económica y social están relacionadas con la participación en la vida colectiva y pueden distinguirse dos ejes: por un lado, el que se refiere al empleo y la protección social. Por el otro lado el que toma en cuenta las interrelaciones individuales y colectivas en el contexto de lo que se ha denominado el capital social y que demarca la inclusión social. Los fenómenos de pobreza, los cuales implican incapacidad para participar en el mercado de consumo, como los del desempleo y diversas formas de empleo informal y precario, constituyen una fragilidad, debilitamiento o ruptura de las relaciones económicas.

La perdida de identificación tanto racional como afectiva con las instituciones supuestamente representativas de los derechos de la ciudadanía a partir de la incapacidad de su ejercicio puede englobarse en un proceso de desciudadanización. Dada la amplitud del fenómeno excluyente que implica perdida de identidades coherentes con la participación ciudadana, podemos concluir que la mayoría de la sociedad argentina esta en esta condición.

Qué significa hoy ser un ciudadano

Para una gran parte de las personas, ser ciudadano es tener derecho a poseer aquello que otros poseen. Hoy ser ciudadano no es apenas estar al amparo del estado en que el sujeto nació y tener dentro de él derechos políticos, civiles y sociales. La ciudadanía se refiere a las prácticas sociales y culturales que dan sentido de pertenencia. Y lo que da sentido de pertenencia es la posibilidad de tener acceso a lo mismo que el grupo de referencia, tanto en materia de bienes cuanto de servicios.

La posesión de bienes se da a través del consumo. El simple hecho de su existencia, transforma a los productos en potencialmente consumibles y da a todos el derecho legítimo de aspirar a tenerlos, ya que fueron producidos, en mayor o menor grado, con el esfuerzo de toda la sociedad.

La globalización de la cultura lleva a la exigencia del derecho al consumo por parte de las personas. El hombre de hoy es un cosmopolita que exige movilidad social o simulada. Esto quiere decir que si no tiene una movilidad social real, puede sentirse bien accediendo a los lugares de consumo, como shopping centers o supermercados, aunque sea solo para compras pequeñas, o para pasear y consumir las vidrieras.

Este mismo cosmopolitismo lleva a que el concepto de ciudadanía, que antes estaba referido a un derecho de participar de las decisiones en la esfera de la política, pase hoy por la esfera de lo civil, con un énfasis en los derechos del consumidor.

El hombre pos moderno se interesa poco por la política; quiere consumir los diversos bienes que están en el mundo y desea viajar para consumir la cultura de los diferentes países.

En última instancia, podríamos decir que la mayor parte de las personas, aún aquellas que podrían ser clasificadas como de sectores sociales de bajos ingresos que actúan con la finalidad última de obtención de medios para el consumo a corto plazo, dejando en segundo lugar la militancia en pro de justicia social y sus derivados. Estas reclamaciones puntuales quedan para las poblaciones totalmente marginadas que no consiguieron aún llegar a tener un mínimo de derechos garantizado. El dinero permite consumo, y es por las posibilidades de consumo que la persona se siente o no un ciudadano.

La nueva democracia del consumidor, estimulada por la producción en masa y el comercio de bienes estilizados, estuvo fundamentada en la idea de que los símbolos y prerrogativas de la élite podrían estar ahora disponibles en escala masiva.

Así como en la edad media, el hecho de poder usar terciopelo podría aproximar un burgués a un noble, hoy las personas se contentan con poder usar una marca famosa comprada en una liquidación, o una imitación más económica de una marca famosa, vendida en el supermercado.

Este fenómeno no debe ser atribuido ni a la manipulación de los medios de comunicación ni al consumismo inducido por la sociedad capitalista. El fenómeno del consumo es más complejo; implica relaciones de dominación pero también de imitación. El mimetismo cultural es un móvil importante para el consumo.

Pero esta también no es una explicación suficiente visto que las personas también consumen por iniciativa propia. Las razones de esta necesidad de consumo deben ser mucho más estudiadas ya que se encuentran en casi todas las sociedades y en todos los tiempos, con excepción de aquellas comunidades que realizan votos de pobreza por convicciones religiosas. (franciscanos, hinduístas).

Actualmente no tiene mucho sentido continuar con clasificaciones dicotómicas: bienes materiales/ espirituales, necesarios a la subsistencia/superfluos. Los bienes materiales traen satisfacción espiritual y los superfluos acaban, con el tiempo, transformándose en necesarios.

No se trata apenas de consumir, sino de mostrar que tipo de bienes se es capaz de consumir. Cuanto más caro, diferente y novedoso. Más próximo del consumo conspicuo, cuanto más alejado de lo esencial para sobrevivir, más gratificante, más próximo de la dimensión estética.

La globalizacion en latinoamérica

La volatilidad de los flujos de capitales característica de la tercera fase de globalización se ha reflejado en América Latina en una acentuada inestabilidad del crecimiento económico. Por lo tanto, las autoridades han tenido problemas para garantizar la estabilidad real de las economías frente a las acentuadas variaciones de la liquidez internacional. Esto refleja no sólo problemas propios del manejo macroeconómico procíclico que se ha tendido a generalizar en la región, sino también la ausencia de una institucionalidad financiera internacional apropiada, que ayude a corregir la inestabilidad de los mercados financieros y las enormes asimetrías que caracterizan el desarrollo financiero y el comportamiento macroeconómico de los países desarrollados y en desarrollo.

Durante el decenio de 1970, la expansión del crédito internacional permitió a las economías crecer con elevados déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos y estructuras de gastos y precios relativos insostenibles, que culminaron en la crisis de la deuda . En los años ochenta, el paso de una transferencia neta de recursos positiva, a una transferencia notablemente negativa se tradujo en una "década perdida" en materia de desarrollo económico. La expansión del producto, a una tasa media anual de 5.6% en los años setenta, fue seguida por graves crisis externas, fiscales y financieras, que condujeron a la adopción de una serie de programas de ajuste y estabilización, que ejercieron una importante influencia en el crecimiento del PIB regional (1.2% anual).

En los años noventa, el renovado pero volátil acceso a los flujos internacionales de capitales dio origen a ciclos breves de crecimiento, interrumpidos por períodos de desaceleración o franca recesión. La consecuencia neta fue un crecimiento regional inestable y mediocre, del 2.9% anual en promedio entre 1990 y 2001. Aunque notables por sí mismos, los logros en materia de control fiscal, reducción de la inflación y aumento de la credibilidad en las autoridades macroeconómicas, no se han traducido, por lo tanto, en procesos de crecimiento económico dinámicos y estables en la mayoría de los países de la región.

Tres crisis en una década

La crisis por la que atraviesa América Latina y el Caribe es el tercer episodio en menos de una década en el que el ritmo de crecimiento del producto interno bruto regional sufre una brusca caída, haciendo disminuir el producto por habitante. Las crisis anteriores tuvieron lugar en 1995 y en 1998-1999.

Todas fueron producto de fenómenos de origen externo, lo que coloca en el vértice de la atención el modo de transmisión de su impacto, reflejado naturalmente en las cuentas de la balanza de pagos: el comercio y las corrientes de capital.

En este sentido, existen diferencias muy significativas entre las tres coyunturas. Éstas se derivan del carácter más o menos global de las crisis, que a su vez condiciona la importancia relativa del modo en que se transmite cada una de ellas, sus repercusiones e incluso las respuestas de política económica. La crisis de 1995 no fue de carácter global. Su origen se localizó en un solo país (México) y por ello su transmisión no se dio por la vía comercial, sino por la financiera. La devaluación del peso mexicano, en diciembre de 1994, provocó salidas de capital en varios países y la suspensión virtual del financiamiento externo voluntario. A la larga, el único país seriamente afectado, además de México, fue Argentina, que a su vez arrastró a Uruguay. Pero el comercio aportó el mecanismo de ajuste a esa crisis, en un entorno de apreciable crecimiento mundial y de masiva ayuda financiera a México y Argentina, gracias a lo cual ésta pudo superarse en tres trimestres.

La que se originó en Asia en la segunda mitad de 1997 presentó un carácter intermedio en cuanto a su origen y alcance. Los efectos de transmisión a través del comercio fueron considerables, pero su impacto se hizo sentir sobre todo por la vía financiera. Los primeros se concentraron en la baja del precio de varias materias primas de importancia para la región, como el petróleo, otros minerales y varios productos agrícolas. Las perturbaciones financieras originadas en Asia se acentuaron con la moratoria y devaluación adoptadas en la Federación de Rusia en agosto de 1998, lo que profundizó la crisis en 1999, dejando una estela de inestabilidad financiera que perdura en la actualidad. El rápido ritmo de crecimiento de la economía estadounidense tuvo, por el contrario, efectos comerciales positivos para México y Centroamérica, lo cual hizo que la crisis se concentrara en los países sudamericanos.

A diferencia de las anteriores, la actual es una verdadera crisis global, desencadenada por una profunda desaceleración de la economía mundial iniciada en el país con mayor influencia en la actividad económica mundial y regional. Por consiguiente, su transmisión tiene lugar fundamentalmente por medio del comercio y se manifiesta en una desaceleración o contracción de los volúmenes exportados, así como en una caída de los precios de las materias primas que afecta a todos los países.

El carácter primordialmente financiero de la transmisión de las dos primeras crisis y la situación en que se encontraban los países, embarcados en programas de estabilización con anclas cambiarias, restó margen de maniobra a las autoridades económicas. La restricción del financiamiento externo hizo inevitable enfriar la demanda, en lo que fue esencialmente una respuesta procíclica de la política económica. Debido al carácter global de la crisis actual, las medidas nacionales para mejorar la competitividad externa y reactivar la demanda interna, por deseables y necesarias que sean, no son suficientes para lograr los resultados deseados. Todo ello apunta a la necesidad de complementar las políticas nacionales con medidas en otros dos niveles, el internacional y el regional, sobre la base de una comprensión cabal de los distintos factores en juego en cada circunstancia.

Fuente: CEPAL, Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe, 2001 (LC/G.2153-P), Santiago de Chile, diciembre de 2001. Publicación de las Naciones Unidas, N° de venta: S.01.II.G.182.

Efectos de la globalización en el sur de la provincia de santa fe

A mediados de la década del noventa la ciudad de Capitán Bermúdez centro del Cordón Industrial del Gran Rosario vivió su epicentro en la crisis de la Globalización.

La apertura del MERCOSUR y mercado externo enero la crisis que en igual medida afecto a todo el país.

En Cap. Bermúdez la desocupación en 1994 alcanzaba niveles del 40% como consecuencia de que la mayor parte de la población vivía del sector industrial. No solo de las industrias locales sino también de las demás integrantes del Cordón.

Con respecto a la seguridad pública los delitos contra la propiedad se mantienen constantes, en cambio aumentaron mucho los delitos contra las personas.

edu.red

Tasa de delincuencia, por departamento.

Fuente: Enc. Perm. De Hogares, IPEC De acuerdo a la información aportada por el último Censo Económico Nacional los datos de la industria según la actividad en la localidad de Capitán Bermúdez son los siguientes:

edu.red

Fuente: MAGIC.

Aquí podemos ver el descenso en los Establecimientos Industriales.

edu.red

Establecimientos Industriales según Departamento. IPEC En las calles céntricas algunos inmuebles se encuentran en venta o alquiler, pudiéndose atribuir ésto a los cambios generados en la industria. Datos obtenidos reflejan que solo un 25% abona la Tasa General de Inmuebles.

La ciudad presenta diferentes estructuras edilicias según los barrios.

Los barrios más carenciados de la ciudad, Copello, Batallán (Zanjón) y Argumedo han experimentado un vertiginoso crecimiento espacial producto de los movimientos interprovinciales, especialmente provenientes del norte del país.

Son varias las familias que no pueden alquilar y se van a vivir con familiares; otras se trasladan por cuestiones laborales.

Un ejemplo de esto último es el traslado que sufrió en 1994, la industria Colgate- Palmolive, desde Granadero Baigorria a Llavallol. Entre los 85 trabajadores -la mayoría con edad superior a los 45 años-, muchos eran de ciudades vecinas, entre ellas Capitán Bermúdez.

La situación vivida por los empleados se refleja perfectamente en lo expresado por uno ellos en el momento del cierre de la industria: "No sabemos qué vamos a hacer; nos han ofrecido ir a vivir a Llavallol para seguir trabajando, ¿pero a usted le parece que a esta altura de nuestras vidas vamos a dejar este lugar, donde nacimos, nos casamos y tuvimos hijos?"[1] A raíz de los cambios que se han dado en los últimos años, en la política industrial santafesina, el porcentaje de desocupados se incrementa.

En agosto de 1994 afirmaba Edgardo Quiroga, perteneciente al gremio de los municipales y encargado de la conducción de la CGT de San Lorenzo: "Santa Fe tiene la peor política industrial, que es no tener política" .[2] La planta de Porcelanas Verbano instalada en la ciudad, cerró sus puertas el 17 de octubre de 1991, tras presentarse en quiebra debido a la competencia de las cerámicas chinas. Este cierre significó un golpe muy duro al cordón industrial y a los 250 empleados y obreros que trabajaban allí, ya que perdieron su fuente de sustento económico sin cobrar un solo peso de indemnización.

Electroclor antes del cierre manifestaba serios problemas en su economía. Producía PVC (para la fabricación de caños plásticos) y soda caústica. Cuando se firma el acuerdo del Mercosur, se comienza a ímportar soda cáustica de Brasil; la diferencia de precios era notable, Brasil tenia en exceso por lo que la tonelada costaba u$s 200 (estaba subvencionado), en cambio la tonelada proveniente de Electroclor costaba u$s 800.

La empresa madre es imperial Chemical Industries y sus representantes en Argentina:

Duperial, Agroquímicos Continental, Electroclor. ICI se retiró del país por lo cual desaparece Electroclor en 1993, quedando sin trabajo 420 personas.

Celulosa Argentina es un consorcio de veintitrés empresas liderado por el City Bank.

Celulosa contaba con cinco establecimientos localizados en: Puerto Piray, Andino, Bernal, Zárate y Capitán Bermúdez.

Esta gran industria sufrió una fuerte ola de despidos años atrás. Por ejemplo en el año 1992, Celulosa Andino cerró, hubo 100 afectados y en el año 1991, la planta de Capitán Bermúdez despidió a 210 trabajadores y en 1994 fueron 40 los retiros.

Después de los despidos algunos empleados se reincorporaron, otros prefirieron invertir la indemnización en negocios o servicios. Algunos no fueron reincorporados. Muchos se jubilaron debido a la edad.

En los dos últimos años más de 200 jóvenes -con estudios secundarios completos- fueron incorporados, reemplazando a los jubilados y despedidos. Las mujeres empleadas, trabajan en la sección alistamiento, cortando papel.

La fábrica trabaja constantemente; los turnos son de ocho horas, comienzan a las 6:00, l4:00 y 22:00.

Para el sindicato el orden de prioridades es: que haya trabajo, lugares de trabajo seguros y finalmente el sueldo. La desocupación no solo trae problemas al que padece la situación directamente, sino que también provoca una potencial disminución de los ingresos de los ocupados al crear una oferta de mano de obra con natural inclinación a aceptar cualquier trabajo, a precios inferiores, con tal de obtener empleo. Otra situación que se soporta son las malas condiciones de trabajo, la inseguridad y el empleo de tecnologías muchas veces altamente contaminantes.

Una situación que se viene observando en la ciudad es una lluvia ácida que se agrava en las noches con mucha humedad ambiental. En numerosas oportunidades sus habitantes reclamaron al municipio para que realice los controles de contaminación necesarios Toda esta situación producto de esta crisis laboral, generó profundos cambios en la estructura de la ciudad, problemas sociales, cambios espaciales. Algunas familias también emigraron hacia otras ciudades, donde contaban con posibilidad de trabajo y las que no, se alistan en las filas del cuentapropísmo.

En varias localidades del Cordón Industrial aumentaron por esta razón los cuentapropistas, con objetivos similares y destinos inciertos. Esta no es una situación aislada ya que representa uno de los tantos casos en que empleados de las empresas que cerraron invirtieron sus indemnizaciones en pequeños Kioscos y remisses, con la esperanza de tener un sustento económico. Si bien al principio parecía que estos negocios iban a funcionar, el tiempo demostró que la falta de experiencia comercial y la caida del poder adquisitivo terminaron por bajar las persianas de los pequeños comercios.

Oscar, un ex empleado de la cerrada Cerámica San Lorenzo de 44 años cuenta: "Con los catorce mil dólares que me pagaron de indemnización hace años se me ocurrió ponerle un kiosco a mi señora. Y yo me compré un auto para trabajarlo como remisse, haciendo viajes desde San Lorenzo, Granadero Baigorria, Capitán Bermúdez, hasta Rosario. Al principio la cosa andaba bien, hasta que se armó un lío bárbaro con los taxistas de Rosario que decían que nosotros les robábamos viajes y el trabajo. Me amenazaron: me dijeron que me iban a quemar el coche. Primero esta la vida, así que seguí haciendo viajes pero muchos menos y con cuidado. Ahora ya no es rentable y el auto vale la mitad de lo que lo compré. La inversión fue mala. Es que uno nació para trabajar, no para hacer negocios"[3] La industria Verbano pertenecía a una familia real de Italia y hacia siete u ocho años que iba a cerrar. En este último tiempo se realizó una licitación nacional e internacional resultando adjudicada, la firma Faiard Porcelanas SA. de Portugal, que ofreció 3,34 millones de dólares pagaderos al contado.[4] Esto generó en un primer momento 150 puestos de trabajo que a largo plazo alcanzará los 300. Esta reapertura solo aliviará levemente la aguda situación que acosa a esta ciudad. Por otro lado incentiva la esperanza sumándose a la radicación de General Motors en Alvear.

No nos debemos engañar con análisis positivos, ya que un pequeño número de empresas, con poco personal, realiza exportaciones que representan una importante porción del PBI, dando cuadros estadísticos industriales no del todo fieles.

Aquí vemos cuadros estadísticos donde apreciamos el aumento del Producto Bruto Geográfico de la Provincia de Santa Fe, el aumento del consumo de energía eléctrica industrial, y el aumento del desempleo.

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Producto bruto geográfico, Pcia de Santa Fe, en $ a valores corrientes.

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Energía eléctrica facturada, Pcia. De Santa Fe, 1991-1998

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Fuente: EPH, INDEC_IPEC

Conclusiones

La globalización del capital y la aplicación de las políticas económicas neoliberales, han creado condiciones para que el estallido de la crisis económica de superproducción que se avecina tenga también carácter global. No será en un país o en un grupo de países, sino en toda la Economía Mundial y no será sólo para las finanzas, sino para todos los sectores de la vida económica y social de la humanidadNo será producto a la caída de la bolsa o la fuga de capitales, estos sólo son sus manifestaciones. Su causa está en la agudización de la contradicción fundamental del capitalismo y en cada una de sus manifestaciones concretas e ahí la inevitabilidad de la crisis.No habrá soluciones por separado, esta tiene que ser tan global como el propio funcionamiento del capital y la propia crisis. El Estado tendrá que recuperar su papel de regulador y controlador de la economía y de hecho, la propiedad privada, demostrará una vez más su ineficiencia.La clase obrera, cargada de altos índices de desempleo y subempleo, caídas en los gastos de su consumo, altos y numerosos impuestos sobre sus salarios, alto costo de la vida y bajo nivel de vida, exigirá su lugar en su enfrentamiento contra el capital que lo agobia cada vez más.

Esperemos ver en un futuro cercano, una concientización de la sociedad contra las consecuencias económicas de la globalización.

Notas: [1] Clarín, “Rosario : no cesa la escalada de despidos”, 14/08/94.

[2] Pagina 12, “Capital nacional del paro”, 08/08/94

[3] Clarín, “Rosario : no cesa la escalada de despidos”, 14/08/94.

[4] La Capital, “Verbano se afirma como una promesa de reactivación laboral”, 08/06/95

Bibliografía

Word, Ellen M. , "Trabajo, clase y estado en el capitalismo global" Cicolella, Pablo J., "Reestructuración industrial y transformaciones territoriales", en Territorio Nº 4, Instituto de Geografía, Univ. de Bs. Aires, 1993.

Taylor P., "Geografía política", Cap. 1 El análisis de sistemas mundiales y la geografía política.

Wallerstein Emmanuel, "El moderno sistema mundial".

Reich, Robert B., "El trabajo de las naciones", Vergara editor.1993.

Quijano, Aníbal, "Colonialidad del poder, globalización y democracia", Forum Social Mundial Porto Alegre 2002 – http://www.forumsocialmundial.org.br Mendez Ricardo, "Geografía económica", la lógica espacial del capitalismo global.

Diario Clarín 14/05/94 Diario La Capital, 08/06/95 Diario Pagina 12, 08/08/94

 

 

 

Autor:

Azar Jorge.

Acoglanis Cesar.

cesaraco[arroba]hotmail.com

Partes: 1, 2
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