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Mas allá de las palabras (página 2)


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

  • Símbolos universales: como la calavera en productos venenosos, las llamas en sustancias inflamables, la imagen de una mujer a la entrada de un baño, las señales del tránsito, los semáforos, etcétera.
  • Mensajes publicitarios: afiches, avisos luminosos, spots televisivos, propaganda radial, volantes, letreros.
  • Información noticiosa: prensa escrita, revistas, noticieros televisivos, radiales, computacionales (internet).
  • Mensajes gestuales o mímicos: poner el Índice sobre los labios para solicitar silencio; guiñar el ojo en señal de complicidad; sacar la lengua en son de burla, entre otros.
  • Manifestaciones artísticas: cuadros, esculturas, obras musicales, novelas, teatro, poesía, danza, ópera.

El acelerado avance de la ciencia y la técnica ha permitido al hombre contemporáneo, desarrollar medios cada vez más sofisticados para comunicarse: telefonía celular, redes satelitales que llevan los mensajes de un extremo a otro de la tierra en fracciones de segundo, y que hacen posible, que veamos en nuestros televisores, en vivo y en directo, un partido de fútbol, un recital o una guerra, que están ocurriendo a miles de kilómetros distancia o nos conectemos, vía internet, con museos, bibliotecas, grandes tiendas u otros usuarios de todo el planeta.

Para nosotros, ciudadanos del siglo XXI, es muy natural encender el televisor y ver a Rivaldo jugando en España; disfrutar de un partido de basquetbol en Estados Unidos, observar las Olimpíadas, jugar con un dibujo animado digitando los números de un aparato telefónico o conectarnos con un canal de vídeo juegos. Sin embargo, estas posibilidades son muy recientes. Nuestros abuelos contaban sólo con la radio y, antes de eso, el único modo de enterarse de lo que ocurría en el mundo eran los periódicos, y cuando éstos no existían y no se había inventado siquiera el telégrafo, las noticias viajaban muy lentamente de un lado a otro, a través de la transmisión oral.

Pero el hecho de comunicarse no consiste sólo en hablar, pues podemos pasamos horas hablando todo el día, pero sin lograr comunicar nada porque la comunicación implica escuchar, es una ida y vuelta del mensaje. También el silencio, en algunos casos, es comunicación.

Cuando nos comunicamos:

  • establecemos contacto con alguien
  • transmitimos un mensaje o lo recibimos
  • expresamos nuestras experiencias, ideas o sentimientos
  • percibimos los requisitos, necesidades y problemas de los otros
  • nos transformamos transformando
  • transformamos la realidad que nos rodea.

Además no existe mejor comunicación que la que se da cara a cara porque nos permite conocer las reacciones de nuestro receptor.

El tema de la comunicación excede los aspectos puramente lingüísticos o verbales, ni es sólo la transmisión de informaciones, ya que los seres humanos, lo que comunicamos primordialmente, son modos de conducta.

La comunicación se establece de diferentes maneras, no sólo por medio del lenguaje. Por ejemplo, cuando un conferenciante está hablando, aunque el auditorio no responda verbalmente, él recibe datos acerca de su discurso, porque los oyentes emiten diversas señales no verbales que el conferenciante puede interpretar. Por ejemplo: los oyentes se mueven inquietos, tosen o bostezan; significa: aburrimiento o poco interés. Hacen, de pronto, un silencio notable, esto comunica que están sorprendidos o conmovidos. Miran fijamente a quien habla o toman nota con rapidez; lo que comunica interés.

Por lo que los gestos, el silencio y la mirada son elementos no verbales que producen comunicación por sí mismos o están presentes en la comunicación verbal.

Los modos de comportamiento que integran la comunicación son:

  • la palabra (reglas gramaticales para formular enunciados)
  • la entonación
  • el gesto, la mímica
  • la mirada
  • el espacio interindividual
  • las reglas sociales de utilización del lenguaje según el interlocutor, el tema, el lugar, la relación con el interlocutor.

Estos comportamientos están presentes en la comunicación no verbal y en la comunicación lingüística y son interdependientes de la situación comunicativa o contexto.

 

ELEMENTOS QUE CONCURREN EN LA COMUNICACIÓN: Existen diferentes esquemas de comunicación, pero nosotros adoptaremos la que nos propone Héctor Grajales, pues es el que responde al enfoque comunicativo de la enseñanza de la lengua.

 

La comunicación es un proceso mediante el cual se transmiten informaciones, sentimientos, pensamientos, y cualquier otra cosa que pueda ser transmitida. Es un proceso, porque se lleva a cabo en un lapso de tiempo. Se necesitan varios elementos y el tiempo suficiente para que ella, en efecto, se realice. Con este fin, hay que pasar por varias etapas, que -aunque muy cortas- es necesario cumplir.

En la comunicación, todos los elementos son importantes y absolutamente imprescindibles. Si cualquiera de ellos faltara, el proceso quedaría incompleto y la comunicación no se realizaría.

Estamos ante una situación comunicativa, cuando este proceso se completa sin problemas. Entonces, cuando se produce una situación comunicativa, es porque algo se ha transmitido. La situación comunicativa está constituida por las personas, el lugar, el asunto y el momento.

Por lo tanto, debemos partir de esta base: lo primero que hay que tener, para que pueda haber comunicación, es ese algo que se desea transmitir, el primer elemento de la comunicación que llamaremos mensaje.

Por ejemplo, si alguien está perdido en una calle, y le pregunta a un carabinero: "Oiga, ¿puede decirme cómo llegar a la avenida principal? ", es el mensaje transmitido.

Ahora bien, lo más probable es .que el mensaje que se ha transmitido genere a su vez una respuesta. En ese caso, se produce un mensaje nuevo, que podría ser, por ejemplo: "Doble por la siguiente esquina".

EL MENSAJE: Por lo tanto el mensaje es la información cifrada que envía el emisor al receptor, atendiendo a sus conocimientos, a su estatus y a su rol. Es el producto de la actividad elocutiva, ya que recoge la intención comunicativa.

Es el contenido convertido en formas transmisibles tales como expresiones orales o escritas, música, gestos, por parte del emisor, o sea que pasa de un dispositivo a otro, por lo que hoy se prefiere el término texto o discurso para referirse al mensaje, que no involucra sólo al contenido, sino que también incluye aspectos lingüísticos cognitivos, comunicativos y enunciativos, en particular la interacción entre las instancias emisora y receptora que construye y reconstruyen conjuntamente el sentido.

Otra condición de cualquier situación comunicativa es que deben existir dos partes interviniendo en ella. Una, es la que transmite el mensaje, y la otra, es a quien se lo transmite.

En nuestro ejemplo, una es la persona perdida, y la otra, el carabinero. A la parte que transmite el mensaje llamaremos emisor, y a la que recibe, receptor.

EMISOR: Es el sujeto textual que inicia y construye el mensaje, promueve o mantiene la comunicación, a partir de la percepción, el desciframiento, la interpretación y la codificación de la información que transforma en mensajes. Es el que transmite al otro su pensamiento sobre algo.

Tiene un propósito, una intención comunicativa, un estatus y desempeña un rol que refleja una visión del mundo y de la relación psicosocial que guarda con el receptor.

EL RECEPTOR: Es el sujeto real y textual que recibe el mensaje y queda evidenciado de esta manera por las marcas formales que aparecen en el texto.

Utiliza o continúa el proceso de la comunicación mediante la percepción, el desciframiento, la interpretación y la decodificación del mensaje para responder al mensaje inicial o reaccionar ante él.

Cualquier persona o grupo de personas puede hacer estos papeles. Por ejemplo, si se está jugando un partido en el estadio, y toda la gente de las graderías grita: ¡Bravo! después de una buena jugada. Toda la gente es el emisor de ese mensaje. Y, naturalmente, el jugador será el receptor de ese mensaje.

Los papeles de emisor y receptor pueden ser adoptados indistintamente por las personas, dependiendo de las circunstancias.

Si una niña le dice a su mamá: "Te quiero", la niña es el emisor, y su mamá el receptor. Pero cuando la mamá, inmediatamente, le contesta: "Yo también", entonces la mamá es el emisor y la niña el receptor.

O sea, cuando tenemos una conversación, somos alternativamente emisor y receptor.

Para que se produzca la comunicación, entonces, es necesario un nuevo elemento, que llamaremos código. Se trata de un conjunto de signos que le permite al emisor transmitir el mensaje, de manera que el receptor pueda entenderlo.

EL CÓDIGO: Conjunto de signos convencionales, escogidos para cifrar y enviar el mensaje. Para nuestro caso: el español, pronunciado a nuestro modo y con nuestras propias palabras, que a lo mejor significan otra cosa en Argentina o en la misma España. Recuerda las variedades lingüísticas.

El código es el conjunto de signos capaz de servir a la comunicación porque es compartido, comprendido por los miembros de la comunidad. Tanto emisor como receptor manejan el mismo código. El signo es cualquier elemento, sonido, gesto, grafismo, etc. que puede tener significación o sentido para quien lo percibe. Debe ser naturalmente audible, visible.

Existen muchísimos códigos con los que nos comunicamos día a día. El más común es el idioma. Cada país tiene una misma lengua, en la que se comunican sus habitantes y por eso se entienden.

Aparte del idioma, existen muchos otros códigos, es decir, muchos conjuntos de signos, que utilizamos a diario. Pero, para que un signo sea considerado como medio de comunicación tiene que tener intención comunicativa.

Uno de ellos son, por ejemplo, las señales de tránsito que constituyen un conjunto de signos, que la mayoría de nosotros manejamos, y nos permiten comprendemos, en cualquier vía pública. Por ejemplo, cuando el semáforo tiene la luz roja encendida, los que están frente a él entienden el mensaje, que es quedarse detenido. Del mismo modo, cuando en la calle vemos varias líneas amarillas pintadas en el suelo, sabemos que ese es un paso autorizado para los peatones.

En estas situaciones, así como en tantas otras, vemos que no hay ninguna participación del lenguaje. Sin embargo, el mensaje que se da es recibido de todas formas, ya que los receptores entienden el código que se está empleando.

Sin embargo existe el lenguaje que sí necesita del código o conjunto de signos lingüísticos, es la lengua o idioma, ya sea en forma oral o escrita. De este modo, los códigos lingüísticos se dividen, a su vez, en código lingüístico oral -si utiliza el lenguaje oral- y código lingüístico escrito -si utiliza el lenguaje escrito-.

Revisemos una situación comunicativa a modo de ejemplo.

Mauro va por la calle caminando, junto a su hermana pequeña.

Ve un letrero en el camino, que dice: "PELIGRO – EXCAVACIÓN".

En ese momento, le dice a su hermana: "No te vayas a caer".

En esta situación, hay un letrero que está transmitiendo el mensaje:

"PELIGRO – EXCAVACIÓN".

Pero no podemos pensar que el letrero es el emisor, ya que el letrero no puede dar ese mensaje por sí solo. Lo que sucede es que alguien quiso transmitir a la gente ese mensaje y, por eso, puso el letrero en ese lugar.

En este caso, el emisor sería la persona que puso el letrero, la municipalidad, los encargados de la excavación, o quien sea. El letrero sólo fue un medio para transmitir el mensaje, o sea el canal.

El receptor del mensaje, sin duda, es Mauro. El código que se ha utilizado es lingüístico, ya que el mensaje está en español, que es un idioma, por lo tanto, emplea el lenguaje, y es escrito, puesto que el cartel lo está.

En una palabra, decimos que el código es lingüístico escrito.

Pero la situación no termina ahí. Luego, Mauro, haciendo el papel de emisor esta vez, le transmite un mensaje a su hermanita: "No te vayas a caer". La hermana es, entonces, el receptor de este mensaje. En este caso, el código empleado también es lingüístico, ya que se trata de nuestro idioma, pero esta vez se trata de un código lingüístico oral, pues el mensaje se ha transmitido de forma hablada.

Códigos no lingüísticos: Son aquellos códigos que no necesitan del lenguaje. No requieren de un idioma determinado para ser capaces de transmitir el mensaje. Para que estos códigos sean útiles, tanto el emisor como el receptor deben saber sus significados, pero no tienen que saber leer ni escribir. Ello se debe a que estos códigos, como no utilizan el lenguaje, no son escritos ni orales.

Los códigos no lingüísticos se dividen en código no lingüístico visual, código no lingüístico gestual y código lingüístico auditivo.

Código no lingüístico visual: se transmite a través de la vista. Para captar el mensaje, el receptor debe ver la señal que el emisor le envía. No debemos confundir ver con leer.

En relación con el código lingüístico escrito, también hay que verlo. Pero no basta con eso, porque hay que saber leer y conocer el idioma para entender el mensaje. En cambio, cuando nos comunicamos con el código no lingüístico visual, sólo basta con ver. Un ejemplo típico de código no lingüístico visual es el de la mayoría de las señales de tránsito.

ACTO ELOCUTORIO: Propósito que persigue el emisor al enviar o presentar su mensaje, al expresar ciertas palabras en un contexto determinado. Esta intención se manifiesta seleccionando uno u otro tipo de enunciación o discurso. Por ejemplo: "cállate de una vez por todas" (orden) "es preferible que te calles" (sugerencia).

Es el acto más o menos convencional (ordenar, preguntar, informar, comprometerse, etc.) que efectuamos al emitir una frase determinada, tratando de influir en nuestro receptor. Es la intención comunicativa que se cifra en el mensaje y es sumamente importante, puesto que la misma determina el tipo de texto y la función de la lengua, que lleva a producir determinado texto para provocar un efecto o una respuesta en su receptor.

Para comprender un texto debemos tomar en cuenta la situación comunicativa que significa responder a las siguientes interrogantes:

  • ¿Qué dice el texto?
  • ¿Quién lo dice?
  • ¿Dónde lo dice?
  • ¿Cuándo lo dice?
  • ¿Por qué lo dice?
  • ¿Para qué lo dice?
  • ¿Cómo lo dice?
  • ¿Desde donde lo dice?
  • ¿Con qué intención lo dice?

En realidad lo que descubrimos cuando comprendemos el mensaje es la intención comunicativa y de acuerdo a esto reaccionamos como receptores.

Pero, también cuando producimos un texto oral o escrito creamos una situación comunicativa, vale decir tomamos en cuenta todos los elementos de la comunicación, por eso cuando estamos en el rol de emisores o de receptores debemos tomar en cuenta los siguientes aspectos:

1. ¿A quién voy a escribir?

2. ¿Para qué?

3. ¿Qué quiero decirle?

4. ¿Qué relación tengo con el destinatario?

5. ¿Qué tipo de texto enviaré?

6 ¿En qué soporte lo enviaré?

7. ¿A través de qué modo?

8. ¿dónde y cuándo leeré mi texto?

9. ¿Podrá comprender mi mensaje?

10. ¿Produciré el efecto que deseo?

ACTO LOCUCIONARIO: Es el que se produce cuando hablamos, es decir cuando articulamos y combinados sonidos y palabras que tienen sentido o referencia (por ejemplo: "La tierra se mueve").

Está constituido por el mensaje y el código que organiza la materia lingüística desde el punto de vista fonológico, sintáctico y semántico. La locución conlleva el propósito o ilocución. El conocimiento del código y la capacidad para producir e interpretar mensajes forman parte de la competencia lingüística, lo que significa conocer el idioma o código con todo lo que involucra este conocimiento.

Pero no basta conocer el código, sino también hay que considerar la competencia para manejarlo, lo cual se demuestra en la capacidad para interpretar y producir mensajes. Si no tenemos dominio sobre la lengua, si difícilmente elaboraremos un buen texto.

EL ACTO PERLOCUTORIO: Es el efecto producido en el receptor por el acto locucionario e elocucionario: ofensa, miedo, alegría, entusiasmo, etc. Acto no lingüístico y no convencionalizado, que escapa al control del emisor. Efecto determinado por los valores, intereses y visión del mundo del receptor.

Toda comunicación tiene como objetivo o meta: producir una reacción, un efecto o respuesta en el receptor.

EL CANAL: Es el medio sicofísico a través del cual se transmite el mensaje. Vehículo que transporta el mensaje y distribuye a través de canales naturales, como los sentidos, o artificiales, como la televisión, libro, radio, cine.

Para que la comunicación se dé en buena forma, es importante que el canal esté despejado. Si éste se cierra, como cuando estamos viendo televisión y se corta la luz o cuando dejamos de escuchar lo que te dicen, el intercambio de información se interrumpe.

Cada vez que hay interferencias en el canal (exceso de ruido, varias personas hablando al mismo tiempo, la radio encendida mientras lees) resulta muy difícil comunicarse.

CONTEXTO: En general, se entiende por contexto, en lingüística, el conjunto de conocimientos y creencias compartidos por los interlocutores de un intercambio verbal y que son pertinentes para producir e interpretar sus enunciados, por lo tanto son las circunstancias que rodean el momento específico de la comunicación (situación, estatus, rol, lugar y tiempo, medio histórico o sociocultural del hablante y del oyente), es el momento de realizar un enunciado.

Además el mensaje o texto se entiende dentro de un contexto, ya que toda palabra puede tener diferentes significaciones para cada persona, en un tiempo o en un espacio.

Se suelen diferenciar tres tipos de contexto:

EL CONTEXTO LINGÜÍSTICO: El contexto lingüístico está formado por el material lingüístico que precede y sigue a un enunciado, y se lo llama a veces contexto.

En las actividades de lectura y comprensión oral, el contexto será de gran importancia para inferir palabras o enunciados que no conocemos.

EL CONTEXTO SITUACIONAL: El contexto situacional, es el conjunto de datos accesibles a los participantes de una conversación, que se encuentran en el entorno físico inmediato. Por ejemplo: para que el enunciado Cierre la puerta, por favor tenga sentido, es necesario que haya ciertos requisitos contextuales que son parte de la situación de habla: que haya una puerta en el lugar donde ocurre el diálogo, y que esté abierta, entre otras cosas.

EL CONTEXTO SOCIOCULTURAL: El contexto sociocultural es la configuración de datos que proceden de condicionamientos sociales y culturales sobre el comportamiento verbal y su adecuación a diferentes circunstancias. Hay regulaciones sociales sobre cómo saludar, por ejemplo, o sobre qué tratamiento o registro lingüístico usar en cada tipo de situación.

REFERENTE: Objeto al que hace referencia el mensaje, realidad a la cual se refiere la comunicación. Es decir, los hechos, las personas, los objetos, los procesos, las características; el mundo con toda su complejidad. De qué trata el texto, qué contiene.

ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE LA COMUNICACIÓN: No siempre los mensajes pueden llegar con la claridad deseada, sino que muchas veces, en su transmisión se producen interferencias, que técnicamente se llaman ruidos, entendidos como perturbaciones, que generalmente distorsionan o desvían el mensaje. El ruido sea intencional o casual, es el obstáculo más común a la comunicación correcta, lo que dificulta su captación y comprensión. El ruido existe siempre por mucho que se evite, ya que en el proceso intervienen factores que corresponden al orden físico, técnico, psicológico y sociocultural que forman parte del contexto.

Un ruido es una interferencia, un malentendido que impide la eficacia de la comunicación, así como el rumor y el chisme. Los elementos que son considerados ruidos son:

  • En la comunicación oral: pronunciación defectuosa, audición defectuosa, malas condiciones acústicas, cualquier tipo de déficit en la competencia lingüística, déficit en la competencia enciclopédica, etc.
  • En la comunicación escrita: dibujo confuso de los grafemas, omisiones. intercalaciones, sintaxis confusa, grafía incorrecta, impresión defectuosa, cualquier tipo de déficit en la competencia lingüística, déficit en la competencia enciclopédica, etc.

Existen también otros factores adversos a la comunicación, como las interferencias en el medio y la distracción del receptor.

Para que la comunicación se lleve a cabo en forma óptima, todos los elementos que participan en ella deben estar funcionando bien. Basta que uno falle, para que el proceso entero fracase. Veamos algunos de los problemas que se pueden presentar, en cada uno de los elementos que hemos estudiado.

EMISOR

El emisor falla cuando no se expresa con claridad, cuando transmite algo distinto a lo que en realidad quería transmitir, cuando se confunde, cuando olvida partes importantes de su mensaje.

Asimismo, el emisor puede errar en el medio que utiliza para transmitir. Por ejemplo, si hablamos de lenguaje oral, un emisor que habla demasiado bajo o demasiado rápido, no transmitirá de buena manera sus mensajes. Si hablamos de lenguaje escrito, un emisor que tiene una letra incomprensible también dificultará que la comunicación se produzca.

MENSAJE

Deben elaborarse mensajes completos y correctos para que puedan ser entendidos por el receptor, puesto que esta es su finalidad. Cuando el mensaje está incompleto, o es poco claro, estamos ante un mensaje que presenta fallas, y que, por lo tanto, no producirá comunicación alguna.

El problema más frecuente en la elaboración de mensajes es la ambigüedad, es decir, aquellos mensajes que pueden ser interpretados de más de una manera.

Por ejemplo, hay un anuncio en el diario que dice: "Alquilo departamento en Cochabamba". Algunos lectores podrían pensar que la persona que puso el aviso tiene un departamento en Cochabamba y desea alquilarlo a alguien. Sin embargo, otros lectores podrían creer que la persona que puso el aviso es quien necesita alquilar un departamento que quede en Cochabamba.

El emisor de ese mensaje lo construyó de buena forma, pero no se dio cuenta de que era ambiguo, es decir, que podía interpretarse o entenderse de dos maneras diferentes.

La elaboración correcta del mensaje permite que se produzca la situación comunicativa, pues si no se tiene dominio sobre el código, el mensaje puede distorsionarse.

CÓDIGO

No todos los códigos son efectivos para todas las personas ni en todas las situaciones.

Al momento de elegir uno, el emisor debe cerciorarse de dos cosas. Primero, de que el receptor maneja ese código, es decir, de que lo entiende y, segundo, de que el receptor podrá captar el código en la situación en que se encuentra. Por ejemplo, un muchacho (emisor) quiere transmitir a una muchacha (receptor) que ella le gusta. Pero se lo dice en inglés. Si la muchacha no sabe inglés, no podrá entender el mensaje. El código ha sido el elemento que falló para que no se realizara la comunicación.

En otro caso, si el muchacho se declara a la muchacha en el idioma que ella entienda, pero se lo dice en una fiesta, con la música a todo volumen y mucha gente conversando alrededor, lo más probable es que ella no oiga nada. Entonces, el código oral tampoco fue el apropiado. Tal vez, en esa situación hubiera sido preferible el uso de un código no lingüístico gestual.

RECEPTOR

En muchas ocasiones, el receptor no capta el mensaje, debido a una falla propia. Un receptor desconcentrado, distraído, somnoliento, no comprenderá el mensaje que se le está enviando, aunque todos los otros elementos de la comunicación estén funcionando bien.

Pero, también existen factores favorables a la comunicación como la empatía y la retroalimentación. La empatía entendida como la facultad de proyectarse en la personalidad de otros. Ponerse en el lugar de otro, en su pellejo para comunicarse con él. La retroalimentación, considerada como información de retomo, o sea la respuesta que se obtiene para hacer más comprensible el mensaje.

La comunicación es un proceso que requiere aprendizaje, por lo que para comunicarse con eficacia es necesario:

SABER ESCUCHAR: Muchas veces oímos las palabras, pero no escuchamos el mensaje. Escuchar supone un acto de voluntad, querer comprender, querer acoger al otro a través de lo que dice.

SABER DIALOGAR: Se parte del principio de respeto al otro que implica aceptación. En el diálogo asumimos, no sólo lo que dice, sino a la persona misma. Esto no quiere decir que aceptemos sin más lo que nos dice. Podemos estar en desacuerdo y expresarlo, pero le damos ambiente de respeto para que pueda manifestarse; le escuchamos hasta el final, le acogemos como persona para luego dialogar sobre su posición.

LA COMUNICACIÓN Y LAS COMPETENCIAS COMUNICATIVAS: El esquema de la comunicación nos permite mostrar la correspondencia entre los componentes del circuito comunicativo y las funciones del lenguaje, pero también el hecho de que, si bien el emisor y el receptor tienen el mismo código o lengua y lo comparten, los conocimientos que tienen sobre ese código no son los mismos. Pues, un hablante que tiene estudios universitarios tiene mayor capacidad de dominio de la lengua que un estudiante del primero básico. Por otro lado, existe entre los hablantes diferencias culturales e ideológicas y determinaciones psicológicas que inciden en el momento en que se produce la comunicación. En ella intervienen asimismo, ciertas restricciones que dependen del tipo de mensaje del que se trate. Por eso es importante tomar en cuenta, a todo lo señalado lo siguiente:

Podemos observar que el mensaje es producido por un emisor que cuenta con una serie de saberes o competencias lingüísticas, paralingüísticas, culturales, ideológicas y con una serie de predisposiciones psicológicas (su malhumor, por ejemplo) que intervienen en el momento de la producción. El emisor codifica su mensaje poniendo en juego todos esos saberes y predisposiciones, que no necesariamente deben coincidir con los que corresponden al receptor. Para alcanzar el desciframiento o decodifícación del mensaje, el receptor apela a todas sus competencias particulares y lo hace desde un particular estado psicológico. Por otra parte, influye también el tipo de mensaje del que se trate, porque los hablantes poseen además de un saber sobre los formatos y las particularidades de los textos, la competencia textual, que hace que tiendan a adecuar a ellos sus mensajes.

ACTIVIDADES: Ahora que conocemos el proceso de la comunicación y sus implicaciones, responde a los siguientes cuestionamientos.

1. ¿Por qué es importante la comunicación?

2. La comunicación, ¿sólo se refiere al hecho individual de comunicarse con otra persona?

3. ¿Qué se entiende por competencia lingüística y qué por comunicativa?

4. ¿Por qué y para qué debemos conocer el esquema de la comunicación?

5. ¿Te resulta fácil comunicarte? ¿Por qué?

6. Somos realmente, como dicen, ¿sociedades incomunicadas? ¿Por qué? Argumenta.

7. ¿Justifica por qué es importante la intención comunicativa?

8. ¿ Qué se requiere para que se produzca la comunicación entre el emisor y el receptor?

9. ¿Qué factores influyen o determinan la interpretación correcta del mensaje?

10. Elabora dos mensajes donde se vea la situación comunicativa.

11. ¿Qué pasa con las demás personas (receptores) cuando se emite un mensaje cotidiano?

Pueden entender cuando:

No pueden entender cuando:

12. Toma en cuenta la importancia del mensaje en la comunicación e interpreta los siguientes refranes:

"Más vale pájaro en mano que cientos volando"

"En casa de herrero, cuchillo de palo"

"Cuando el gato no está, los ratones bailan"

"Ojos que no ven, corazón que no siente"

"No podemos miramos la suerte entre gitano"

¡LA TIERRA NO ES REDONDA!

El satélite Topex- Poseidón ha proporcionado unas insólitas imágenes en las que, lejos de verse como una esfera, parece una coliflor deformada. Asimismo, las mediciones de este satélite muestran que, contrariamente a lo que se pensaba, la superficie de los mares no es plana: presenta hundimientos y protuberancias que reflejan las variaciones geográficas del campo de gravedad de la Tierra y que pueden alcanzar 200 metros en varios miles de kilómetros. Los mapas realizados por el Topex- Poseidón, indican una diferencia de altura de 70 centímetros entre las orillas este y oeste del Atlántico (los barcos suben cuando se dirigen de Brest a Nueva York, por ejemplo) y una pendiente de 40 entre el norte y el sur, debido a la Corriente del Golfo. La inclinación oscila entre 120 y 170 centímetros a lo largo del círculo Antártico.

La altura de la superficie de los océanos depende de la forma de los fondos marinos, con sus valles, sus montañas y sus mesetas, pero también de los vientos y de las corrientes. Así, el mar se abomba sobre un volcán submarino o se deprime sobre las grandes fosas oceánicas. La explicación es sencilla: los relieves submarinos crean un exceso o un defecto de materia y, de esta forma, producen oscilaciones locales del campo gravitatorio.

Por otro lado, midiendo la altura del oleaje y del fondo marino, la dirección y la velocidad de los vientos y de las corrientes, este satélite permitirá conocer mejor el clima y la influencia que sobre él ejercen los 360 millones de kilómetros cuadrados que ocupan los océanos.

SITUACIÓN COMUNICATIVA:

1. ¿A qué ámbito pertenece este texto?

2. ¿Cuál es la intención comunicativa?

3. ¿Te imaginas algunas características del emisor de la nota, en cuanto a su profesión, gustos etc.?

4. ¿Qué opinas sobre el texto?

Femando Savater es un escritor español que, en su libro Ética para Amador, expone para su hijo lecciones de vida.

DE QUÉ VA LA ÉTICA

Por mucha programación biológica o cultural que tengamos, los hombres siempre podemos optar finalmente por algo que no esté en el programa (al menos, que no esté del todo) podemos decir "sí" o "no", quiero o no quiero. Por muy achuchados que nos veamos por las circunstancias, nunca tenemos un solo camino a seguir sino varios.

Cuando te hablo de libertad, es a esto a lo que me refiero. A lo que nos diferencia de las termitas y de las mareas, de todo lo que se mueve de modo necesario e irremediable. Cierto que no podemos hacer cualquier cosa que queramos, pero también cierto que no estamos obligados a querer hacer una sola cosa. Y aquí conviene señalar dos aclaraciones respecto a la libertad:

Primera: No somos libres de elegir lo que nos pasa (haber nacido tal día, de tales padres y en tal país, padecer un cáncer o ser atropellados por un coche, ser guapos o feos (…) etc., sino libres para responder a lo que nos pasa de tal o cual modo (obedecer o rebelarnos, ser prudentes o temerarios, vengativos o resignados, vestirnos a la moda o disfrazarnos de oso de las cavernas, defender Troya o huir, etc.)

Segunda: Ser libres para intentar algo no tiene nada que ver con lograrlo indefectiblemente. No es lo mismo la libertad (que consiste en elegir dentro de lo posible) que la omnipotencia (que sería conseguir siempre lo que uno quiere, aunque pareciese imposible)

APARECE PEPITO GRILLO

.. Todos los que quieren dirimir de su responsabilidad creen en lo irresistible, aquello que avasalla, sea propaganda, droga, apetito, soborno, amenaza, forma de ser… lo que salte. En cuanto aparece lo irresistible, ¡zas!, deja uno de ser libre y se convierte en marioneta a la que se le den pedir cuentas (…) ¿Y si yo te dijera que lo irresistible no es más que una superstición, inventada por los que le tienen miedo a la libertad? (…)

Un gran poeta y narrador argentino, Jorge Luis Borges, hace al principio de uno de sus cuentos la siguiente reflexión sobre cierto antepasado suyo: "Le tocaron, como a todos los hombres, malos tiempos en que vivir". En efecto, nadie ha vivido nunca en tiempos completamente favorables, en los que resulte sencillo ser hombre y llevar una buena vida. Siempre ha habido violencia, rapiña, cobardía, imbecilidad (moral y de la otra), mentiras aceptadas como verdades porque son agradables de oír… A nadie se le regala buena vida humana ni nadie lo consigue conveniente para él sin coraje y sin esfuerzo, por eso virtud deriva etimológicamente de vir, la fuerza viril del guerrero que se impone en el combate contra la mayoría. ¿Te parece un auténtico fastidio? Pues pide el libro de reclamaciones… Lo único que puedo garantizarte es que nunca se ha vivido en Jauja y que la decisión de vivir bien la tiene que tomar cada cual respecto a sí mismo, día a día, sin esperar a que la estadística le sea favorable o el resto del universo se lo pida por favor.

El meollo de la responsabilidad, por si te interesa saberlo, no consiste simplemente en tener la gallardía o la honradez de asumir las propias meteduras de pata sin buscar excusas a derecha e izquierda. El tipo responsable es consciente de lo real de su libertad. Y empleo la palabra "real" en su doble sentido de "auténtico" o "verdadero" pero también de "propio de un rey". El que toma decisiones sin que nadie, por encima suyo, le dé órdenes.

1. ¿Quién es el emisor del texto?

2. ¿Cómo es según se desprende del texto?

3. ¿Cuál es su intención?

4. ¿Quién es el receptor? ¿Cuál es el ámbito?

5. ¿Cuál es el tema de cada uno de los fragmentos? Subraya las palabras que te resulten claves para cada uno.

6. ¿Qué variedad de lengua utiliza, en general, este texto? ¿Hay expresiones que corresponden a otra variedad? ¿Cuáles? ¿Por qué las introduce?

7. ¿Está de acuerdo con las opiniones del autor?

…… Son muy pocas las horas libres que nos deja el trabajo. Apenas un rápido desayuno que solemos tomar pesando ya en los problemas de la oficina, porque de tal modo vivimos como productores que nos estamos volviendo incapaces de detenernos ante una taza de café en las mañanas, o de unos mates compartidos. Y la vuelta a la casa, la hora de reunimos con los amigos o la familia, o de estar en silencio como la naturaleza a esa misteriosa hora del atardecer que recuerda los cuadros de Millet, ¡tantas veces se nos pierde mirando televisión!; Concentrados en algún canal, o haciendo zaping, parece que logramos una belleza o un placer que ya no descubrimos compartiendo un guiso o un vaso de vino o una sopa de caldo humeante que nos vincule a un amigo en una noche cualquiera.

Cuando somos sensibles, cuando nuestros poros no están cubiertos de las implacables capas, la cercanía con la presencia humana nos sacude, nos alienta, comprendemos que es el otro el que siempre nos salva. Y si hemos llegado a la edad que tenemos es porque otros nos han ¡do salvando la vida, incesantemente. A los años que tengo hoy, puedo decir, dolorosamente. que toda vez que nos hemos perdido un encuentro humano algo quedó atrofiado en nosotros, o quebrado. Muchas veces somos incapaces de un genuino encuentro porque sólo reconocemos a los otros en la medida que definen nuestro ser y nuestro modo de sentir, o que nos son propicios a nuestros proyectos. Uno no puede detenerse en un encuentro porque está atestado de trabajos, de trámites, de ambiciones. Y porque la magnitud de la ciudad nos supera. Entonces el otro ser humano no nos llega, no lo vemos. Está más a nuestro alcance un desconocido con el que hablamos a través de la computadora. En la calle, en los negocios, en los infinitos trámites, uno sabe -abstractamente- que está tratando con seres humanos pero en lo concreto tratamos a los demás como a otros tantos servidores informáticos o funcionales. No vivimos esta relación de modo afectivo, como si tuviésemos una capa de protección contra los acontecimientos humanos "desviantes" de la atención. Los otros nos molestan, nos hacen perder el tiempo. Lo que deja al hombre espantosamente solo, como si en medio de tantas personas, o por ello mismo, cundiera el autismo.

De: La resistencia, Ernesto Sábato

1. ¿Quién es el emisor del texto? ¿Con qué intención lo escribe?

2. ¿Qué opinión tiene de esta época?

3. ¿Estás de acuerdo con lo que expresa? ¿En qué momento te gustó lo que decía?

4. ¿En qué momentos te molestó o te enojó y discutiste con el texto?

5. ¿Qué te aportó el texto?

6. ¿Lo asociaste con algún hecho de la realidad?

2. LENGUAJE, LENGUA Y HABLA

Los seres humanos hemos creado una serie de signos para poder comunicamos, que van desde las señales hasta los signos lingüísticos. Sin embargo es pertinente aclarar tres términos que parece que fueran similares, pero tienen diferencias sustanciales no sólo en el carácter semántico, sino comunicacional.

El lenguaje es el más valioso y eficaz instrumento con que contamos los seres humanos para poder comunicamos y establecer relaciones para así satisfacer nuestras necesidades y compartir con los otros nuestros deseos, aspiraciones, alegrías, preocupaciones, etc. Ya que es un sistema estructurado de signos producidos de manera consciente del cual nos servimos los seres humanos. Pero, no puede reducirse a ser mero instrumento de comunicación, sino es algo constitutivo del ser humano porque le permite realizar representaciones y dar a conocer las mismas, así como nuestras vivencias que nacen de nuestras percepciones haciendo posible que nuestro interior se convierta en testimonio palpable.

El lenguaje involucra a todo sistema de señales, signos o símbolos, que permiten identificar una intención comunicativa. Por lo que existe un lenguaje de los animales, lenguaje del pintor, lenguaje artístico o musical, etc.

Sin el lenguaje, la vida en sociedad y cualquier forma de cultura serían imposibles; puede considerarse, de hecho, que el lenguaje es la manifestación más importante de la conducta humana.

De modo general, el lenguaje es todo sistema de señales o signos que permiten y facilitan cualquier modo de expresión, pero el lenguaje humano es muy distinto de los demás lenguajes, pues su carácter social, histórico, su complejidad extraordinaria y por ser el resultado de la interrelación de numerosos factores, le dan características especiales y que no encuentran paralelo en ningún otro ser viviente, ni en cualquier otra forma de expresión.

Por eso en forma restringida, se entiende el lenguaje como la capacidad exclusiva del ser humano que le permite vivir en sociedad donde inventa, organiza y desarrolla un peculiar sistema de signos, llamados lingüísticos, lo que hace posible todo tipo de comunicación para expresar y trasladar a los demás seres humanos sus impresiones, sus dudas, situaciones, experiencias y vivencias, por medio de ciertas unidades sonoras y significativas, dotadas de características especiales.

El lenguaje humano recibe una doble definición. Es una capacidad inherente al ser humano: la capacidad de aprender una lengua y emplearla. Es decir cualquier ser humano que no presente patologías relacionadas con la adquisición del lenguaje tiene esta capacidad. Por extensión, y fuera del ámbito lingüístico, también se denomina lenguaje a todo sistema humano de comunicación basado en determinadas convenciones o acuerdos. Así las señales de tránsito, la música, las imágenes, constituyen lenguajes en un sentido amplio.

En cambio, la lengua es una especial manera del lenguaje, se refiere a la capacidad humana para organizar, construir y estructurar sus experiencias en formas lingüísticas que se pueden transmitir y comunicar por medio de mensajes, de textos. Consiste en un cúmulo de elementos distintos, de formas múltiples y variadas que los grupos humanos han ido inventando, probando y corrigiendo a lo largo de siglos y que han venido a materializarse en sistemas, lenguas o idiomas concretos: castellano, inglés, alemán, ruso, quechua, etc.

Es el sistema complicado de asociaciones entre las ideas y los sonidos o gestos (para incluir los lenguajes de señas) que cada sociedad humana posee sin excepción. Esta lengua, sea escrita o no, tiene forzosamente un sistema gramatical propio por eso lengua o idioma es el lenguaje articulado que constituye la especial manera de hablar de un grupo determinado de individuos.

La lengua permite comunicar nuestras ideas, nuestros deseos, nuestras emociones, lo pasado, lo presente o lo futuro, lo real o imaginario, sin más límite que nuestra capacidad, nuestra voluntad o nuestra audacia para utilizarla como instrumento de comunicación lingüística.

La lengua es una visión del mundo global y organizado, es la cosmovisión de la comunidad lingüística. Es un ente de naturaleza social, una "institución" proveniente de todos los hablantes de una misma comunidad lingüística.

La lengua es algo abstracto que sólo se puede concebir en su totalidad imaginando la suma de los conocimientos lingüísticos depositados en la mente del conjunto de hablantes. Los hablantes no la aprenden voluntariamente sino en forma pasiva, sin darse cuenta de ello.

Y, el habla viene a ser el modo cómo los hablantes usan la lengua en actos cotidianos de comunicación, de ahí que los textos o mensajes que producimos a través de la lengua, haciendo uso de unidades abstractas -los signos lingüísticos- llamamos actos de habla, que son concreciones de la lengua. Vale decir que cuando producimos textos, estamos produciendo actos de habla.

Por lo tanto, cuando un sujeto, en una situación comunicativa determinada, hace uso del sistema lingüístico, produce un hecho inédito al que se llama habla, acto voluntario porque cada sujeto decide cuándo hablar, y qué decir. Es individual porque el acto de usar la lengua no depende de la sociedad en su totalidad.

Cuando hablamos, no sólo estamos diciendo algo, sino que también estamos haciendo algo. Es decir expresamos una idea, una combinación de palabras con determinado significado y, al mismo tiempo, llevamos a cabo el acto de expresarla.

Si decimos por ejemplo, "los gatos son mamíferos", nos referimos a los gatos y predicamos de ellos que son mamíferos, pero al expresar esa idea estamos realizando, a su vez, un acto de habla: "acertamos ", afirmamos que los gatos son mamíferos.

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