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Irán. Sistema político

Enviado por carmen andreu


  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Sistema político
  4. Conclusiones
  5. Anexo
  6. Bibliografía

Resumen

El objetivo de este trabajo es la descripción del sistema político iraní, a partir de la revolución contra el monarca absoluto en 1979, desde su aparente carácter republicano, por el hecho de adoptar el nombre de República Islámica y surgir del hecho revolucionario.

Se trata de analizar las características especiales de la llamada República Islámica, su diferencia con otras formas de gobierno basadas en el Islam y las circunstancias que determinaron la consolidación del clero como factor determinante del nuevo sistema surgido de la revolución; de afirmar que no supuso un avance en la defensa de las libertades como respuesta al absolutismo del monarca y resaltar la necesidad de separar la religión de la política, mediante la racionalización de lo político; finalmente, concluir poniendo de manifiesto la dificultad de esperar una pronta democratización del sistema, sobre los fundamentos del mismo.

Palabras clave: monarquía absoluta, república, islam, clero, teocracia.

Introducción

La revolución islámica de Irán, liderada por el ayatollah Ruhollah al-Musawi al-Jomein (Khomeini) fue uno de los acontecimientos de mayor importancia política en el siglo XX, significó la consolidación del clero shií como élite del nuevo sistema político instaurado.

Siguiendo al politólogo Gilles Kepel[1]el Islam político se divide en tres ramas:

a) Tradicionalista: asocia Islam con las prácticas culturales locales, y acepta la autoridad política de personas locales importantes, santos, y familias sagradas. (El culto a la Monarquía marroquí sería un ejemplo). Mientras que la mayoría de versiones del islamismo político se dan en las ciudades, los grupos tradicionalistas se concentran en las zonas rurales.

b) Fundamentalista: comparte una misión revolucionaria y reaccionaria al mismo tiempo: se persigue purgar el Islam de las prácticas locales o no musulmanas que han podido implantarse con los siglos, y al mismo tiempo, volver a la práctica de la fe que existía en la vida del Profeta.

Hace un uso muy importante del "hadit" (las palabras del Profeta y sus compañeros que describen la vida en el primer estado islámico), y cree que sólo los "ulemas" (sabios, clérigos entrenados cuidadosamente) pueden interpretar "el Corán" y el "hadit".

c) Islamista: aparece como resultado de los defectos del Islam fundamentalista. Considera que los musulmanes laicos, gente con experiencia sobre el mundo, y no sólo en los textos sagrados, deben tener una voz en la interpretación de la fe y la construcción de sus instituciones políticas.

Los islamistas se componen de grupos que han tenido influencias directas de ideas modernas y que han residido en países occidentales: estudiantes universitarios, ingenieros, médicos, etc. Este grupo es conocido como el del "Islam político para tecnócratas", y se dedica a rearticular el Islam como una ideología moderna que debe controlar de forma totalitaria el Estado para conseguir la transformación de la sociedad de forma que promueva la fe y el progreso.

Cronología del islamismo político:

La palabra "islamista" es un término moderno que se hizo popular hacia finales del siglo XX.

Los fundamentos intelectuales de los movimientos islamistas, permanecen en las ideas de Sayyid Qutb, en Egipto, Mawlana Maududi, en Pakistán, y Ruhollah Musawi Khomeini, en Irán[2]

En el siglo XIX, surgió en la India el "Movimiento Deobandi" como respuesta a las acciones del Imperio Británico contra los musulmanes, su pensamiento se caracterizaba por una estricta adhesión a la "sunna" (la tradición del Profeta) y un énfasis en "la sharia" (código de conducta, ley musulmana que está en el Corán pero no es irrefutable) y "la tasawwuf" (espiritualidad sufí).

Posteriormente, un alumno de este movimiento, Sayyid Abul Ala Maududi (1903-1979), escribió muchos textos sobre la ley islámica, el gobierno y los derechos humanos. Defendió la creación de un estado islámico gobernado por "la sharia".

En 1941 fundó la Jamaat-e-Islami, organización política con mucha influencia en Pakistán, Bangladesh, la India y Sri Lanka y escribió un libro clave para la evolución del islamismo político: "Hacia la comprensión del Islam". En él, Maududi formula un concepto de "teo-democracia" con tres principios (unidad de Dios, época del Profeta, califato) donde permanece el sistema político islámico, y afirma que la democracia islámica es la antítesis de las democracias seculares occidentales, porque éstas tienen la soberanía en el pueblo, mientras que en el caso islámico la soberanía de Dios y la del pueblo son exclusivas. Además, sostiene que un gobierno islámico debe aceptar la supremacía de la ley islámica por encima de todos los aspectos de la vida política y religiosa.

En Egipto, en 1928, Hasan al Banna, fundó el movimiento de "los Hermanos Musulmanes", es la primera organización político religiosa islámica moderna. Bajo el lema "el Corán es nuestra Constitución", perseguían reavivar el Islam proveyendo de servicios básicos a las comunidades como escuelas, mezquitas o talleres.

Al Banna, como Maududi, creía en la necesidad de un gobierno regido por "la sharia" y en eliminar toda influencia imperialista no musulmana en el mundo musulmán. Así, declararon la "Yihad" (guerra santa) contra los poderes coloniales europeos. Pese a la represión que el movimiento sufrió, los Hermanos Musulmanes se convirtieron en uno de los movimientos islamistas con más influencia en el mundo islámico, y su líder intelectual durante las décadas de los 50 y los 60, Sayyid Qutb, es uno de los personajes más importantes de la historia del islamismo político.

Un hecho clave que sirvió por ampliar la influencia de las teorías de Maududi y Qutb fue la Guerra de los Seis Días de 1967. La rápida derrota de las tropas árabes a manos del ejército de Israel, junto con la crisis económica general, originó el declive y el rechazo de las políticas nacionalistas y seculares, y la rápida expansión del islamismo político.

Finalmente se produjo en 1979 la revolución islámica en Irán, el ayatollah Khomeini dirigió una revuelta que puso punto y final a la monarquía pro-americana del Shah de Persia, Mohammad Reza Pahlevi, y creó el primer estado islamista del mundo. Su pensamiento era similar al de Maududi y Qutb, creía que la imitación de los primeros musulmanes y la restauración de "la sharia" eran esenciales para el Islam.

Sistema político

El sistema político de cualquier país se construye sobre su situación geográfica, social y política, alterada a lo largo de su historia por los distintos acontecimientos que se van sucediendo.

Irán, con una extensión de 1.648.195 kms2, más de tres veces la extensión de España, y una población de más de 70 millones de habitantes, ocupa parte del sudoeste asiático y se encuentra en el centro de la encrucijada formada por el mundo árabe, las grandes estepas de Asia Central y el subcontinente indio.

El Irán actual, persa desde la batalla de las Termópilas (480 a.C.), e invadido en el año 650 por los musulmanes con intentos de islamización que concluyeron con la islamización definitiva en el siglo XVIII, nace con el primer Emperador Reza Shah (1978-1944), jefe militar de ideología nacionalista, que subió al poder en el año 1925 acelerando la occidentalización del país, para cólera de los religiosos que empezaban a soñar con un poder religioso y le daban oficialmente al país el nombre de Irán[3]

El descubrimiento del petróleo y la Primera Guerra mundial, había incrementado la hegemonía británica, interviniendo cada vez más en la economía del país.

Durante la segunda guerra mundial el norte del país fue ocupado por las tropas soviéticas, y el sur, por las británicas y los americanos, por lo que el Emperador Reza Shah dimitió y nombró sucesor a su hijo, Mohammad Reza Pahlevi (1919-1989), tras ser derrocado por los invasores. Éste se opuso a la invasión soviética, retirándose de Irán, en 1946, fruto de la intensificación del movimiento nacionalista.

En el año 1953, el primer ministro, Mohammad Mossadeq (1882-1967) fue expulsado del poder en un golpe de estado organizado por la CIA, operación orquestada por británicos y estadounidenses (Operación Ajax), al intentar nacionalizar los recursos petrolíferos y poner en tela de juicio la repartición de los beneficios de la explotación pretrolera por la angloiraní "Oil Company". Estados Unidos sometió al país a un bloqueo que impidió la explotación del petróleo, el Shah, huído del país, volvió a subir al trono y con el apoyo del Reino Unido y Estados Unidos, inició una política de modernización de la industria del país, eliminando toda oposición a su régimen con la ayuda de la agencia de inteligencia SAVAK.

A partir de ese momento, Irán se convirtió en aliado de Estados Unidos y enemigo de la Unión Soviética, Reza Pahlevi mantuvo un sistema tradicional bajo los augurios del Islam pero de rápida modernización, creó un capitalismo basado en los ingresos del petróleo, no existía burguesía sino familias ligadas a la clase imperial que se convirtieron en los propietarios del país. No eran familias capitalistas, emprendedoras, eran familias que creaban sus imperios a la sombra del poder imperial.

Estos son los cimientos del actual régimen y lo que permite entender la evolución del sistema, con el conocimiento, a su vez, de la posición del clero shií, que desarrolló un papel de trascendental importancia hasta convertirse en la élite del sistema. En los últimos años del siglo XX, Irán se convirtió en una dictadura diferente a las dictaduras occidentales.

El Emperador creía que podía gobernar fácilmente el país, pero no tenía capacidad de resistencia ante una oposición fuerte y decidida a enfrentarse.

El proceso de movilizaciones que derrocó al Emperador, Shah de Persia, Mohammad Reza Pahlevi, monarca absoluto, en al año 1979 (quien presionado por Estados Unidos abandonó el país el 16 de febrero) desembocó en una República Islámica (RI) con profundas contradicciones (el 1 de abril del mismo año, con la vuelta del exilio del ayatollah Khomeini/Jomeini), en la que conviven instituciones elegidas por los ciudadanos con otras compuestas por dignatarios religiosos, una teocracia con apariencia de república, difícilmente compatible con los principios más elementales de la democracia[4]

El descontento popular estalló en enero de 1978, con manifestaciones en contra del Shah, el pueblo tomó el poder ante el que se rindió el Ejército, las relaciones con Estados Unidos se volvieron antagónicas cuando estudiantes de Irán entraron y capturaron a personal de la Embajada de dicho país y los tildaron de espías, de acuerdo con la CIA para derrocar al ayatollah Jomeini, tomaron la embajada durante 475 días, ejecutando a ciudadanos americanos (primera cédula para el nacimiento de los talibanes).

Fue la primera revolución tercermundista sin teoría occidental, cuyos pilares eran: 1. las diferencias religiosas, el 90% de la población era musulmana, de la que el 89% era shiíta y el 9% sunnita; 2. Estados Unidos armó a Irak contra Irán (a pesar de que posteriormente en el año 2009 el Presidente Obama manifestó, en un discurso, no estar en guerra contra el Islam, abriendo, con ello, la puerta a regímenes de corte islamista pero en colaboración con potencias occidentales).

Esta revolución llevó al poder al clero shiíta y a una visión del mundo determinada por los mandatos del Islam[5]con la diferencia respecto de otros estados teocráticos, como las monarquías de inspiración religiosa, de que en éstas gobernaba el rey por mandato divino y en la república iraní es un cuerpo sacerdotal el que detenta el máximo poder del Estado. Diferencia que mantiene con otras repúblicas islámicas en los que no se da tal situación. La característica teocrática del sistema político iraní deviene del hecho de que la conducción política del estado recae en manos de clérigos y, en los otros casos, no es una iglesia musulmana quien gobierna, aunque se aplique el derecho islámico por el sistema judicial.

La importancia del clero shií en todo este proceso revolucionario se entiende desde que surge[6]desde la asunción del Islam shií como religión oficial del Imperio Persa, a partir del shah Ismail I (fundador de la dinastía safaví en 1501), mediante un proceso de conversión de la sociedad persa al shiísmo desde el poder, utilizando a los religiosos como mecanismo de control social y de aumento de legitimidad del nuevo gobierno. A partir del siglo XVIII, un debate interno relacionado con la posibilidad de reapertura de la puerta de la interpretación de la ley (iytihad) por parte de los ulemas, consiguió la clericalización de los mismos, mediante el triunfo de éste debate que incluía poder ejercer el gobierno en reemplazo del "Imam oculto" hasta su regreso, pasando a formar parte de una jerarquía económicamente autosuficiente. En el siglo XIX, la pérdida de poder interno de la monarquía frente al embate de las potencias europeas permitió al clero una participación más activa en la vida política, iniciando un proceso de ideologización del mismo y la participación de los ulemas en los asuntos políticos del Estado. El enfrentamiento con la corona, especialmente con el shah Reza Pahlevi supuso una ruptura entre ambos poderes, compitiendo en la deslegitimación del adversario, hasta el momento de la revolución islámica, en que el movimiento liderado por el ayatollah Jomeini terminó con la institución monárquica.

La clerecía shiíta, por contraposición a la sunnita (son las dos grandes escuelas doctrinales del mundo islámico, surgidas por problemas sucesorios, los seguidores del Profeta y los partidarios de designar al sucesor por consenso de la comunidad islámica, respectivamente), alcanzó un alto grado de organización y estratificación jerárquica; este cuerpo de ulemas bien organizado, permanecía en contacto directo con el pueblo, utilizaba la mezquita como cuartel general del comité revolucionario y era el centro de distribución de víveres de primera necesidad. A dicha organización y autonomía se sumó, en el proceso revolucionario, la politización favorecida por el ayatollah Jomeini "La maligna propaganda de la politización del clero, busca que ustedes eviten la política, olvidando que el Profeta fue una persona política, también"

En el Islam sunnita no existe ninguna institución con autoridad que pueda ejercer las prerrogativas de la soberanía divina, susceptible de monopolizar el poder en nombre de lo sagrado.

(La fuente del poder en el Islam es de origen divino, por lo que no existe un estado que se legitime a sí mismo, que posea capacidad para autolegitimarse, la voluntad popular carece de todo poder para originar el cuerpo de normas legales que rigen un estado islámico, la competencia para el establecimiento de las leyes corresponde en exclusiva a Dios Todopoderoso, a diferencia de otras formas de gobierno, en las que son los representantes del pueblo o los monarcas quienes establecen la legislación. La voluntad de Allah expresada a través del Profeta, revelada en el Corán (sharia), es el principio legitimador del régimen político islamista. Todos los asuntos de Estado se deben basar en el criterio de las leyes del Islam y las reglas de la sharia, concebidas para crear un Estado y administrar los asuntos políticos, económicos y culturales de la sociedad, el deber de un gobierno islámico es tomar decisiones dentro de los límites establecidos por la sharia).

La audacia política de Jomeini le llevó a contemplar el Islam como un sistema de poder y una forma de organización social.

El sistema político iraní está basado en diversos centros de poder, es un estado bicéfalo porque así lo prevé la Constitución, máxima ley del país, elaborada por la Asamblea de Expertos para la Constitución, aprobada por referéndum el día 2 de diciembre de 1979 y modificada en 1989.

Consta de un Preámbulo que recoge las causas del triunfo de la revolución y su organización política y de 177 principios recogidos en catorce capítulos[7]

Establece dos fuentes de poder, una a través del sufragio universal para elegir al Presidente, a los parlamentarios y a los gobiernos municipales, y otra a través del sistema teocrático encarnado por el Guía, cuya elección se decide entre 86 altos dirigentes y jurisconsultos religiosos del cerrado colegio de la Asamblea de Expertos, elegidos popularmente por periodos de ocho años (comparada por algunos analistas políticos con el Colegio Cardenalicio del Vaticano).

El Líder Supremo (Guía de la Revolución) es la encarnación del poder máximo en Irán: un todopoderoso Jefe de Estado que dirige la acción política, después de consultar con el Consejo de Discernimiento, que se forma (principio 112) por orden del líder con el fin de discernir lo que es conveniente en aquellos casos en que una ley aprobada por la Asamblea Consultiva Islámica, sea considerada por el Consejo de Guardianes como contraria a la ley islámica o a la constitución y, la asamblea no sancione, teniendo en cuenta los intereses del sistema, el parecer de este último. Además de comandante general de las Fuerzas Armadas, es el encargado de designar al Presidente de la judicatura y a los Jefes de las estaciones de radio y televisión estatales. También tiene la potestad de destituir a altos cargos, entre ellos, el Presidente del Gobierno, que es un mero ejecutor de sus órdenes. Es un jurista experto en el conocimiento de la Ley Divina, descendiente del Profeta, custodio del gobierno (faqih), con aptitudes para dirigir el gobierno islámico y aplicar la sharia.

El principio 5º de la Constitución señala "Durante la ausencia del Imán de los Tiempos (que Dios acelere su aparición), en la RI de Irán la gestión y el imanato están a cargo de un alfaquí justo, virtuoso, conocedor de su época, valiente, eficaz y hábil, y asumirá esta responsabilidad de acuerdo con el principio 107, haciéndose cargo de la gestión de los asuntos y de todas las responsabilidades derivadas"

El proceso de construcción de las instituciones se demoró diez años, hasta la enmienda de la Constitución en 1989, pero algunas de las estructuras políticas creadas adquirieron considerable peso político desde los primeros años de vida republicana, convirtiéndose en centros primarios de la lucha facciosa entre clérigos.

La subordinación de lo religioso al estado, la estatalización de la función clerical, fue más perjudicial que beneficioso para el clero iraní, limitando su autonomía tradicional de alto clero a favor del estado. La religión pasó a estar subordinada a la política: el clero perdió su autonomía financiera, ya que las tasas religiosas eran colectadas a través del estado y las reglas tradicionales de sucesión y autoridad entre los grandes ayatollahs fueron ignoradas por el estado al elegir a un nuevo Guía.

La clericalización del aparato del estado, promovió clérigos de nivel intermedio en detrimento de los grandes ayatollahs, los religiosos iraníes ya no forman parte de una jerarquía religiosa shií, sino que su poder y jerarquía se define en función de su relación con el estado, convirtiéndose en miembros de un grupo de interés por sí mismo.

Junto a la estructura formal de poder existe una estructura informal vinculada a la pertenencia a los círculos allegados al grupo revolucionario de Jomeini en la década de los 80, lo que pone de manifiesto dos cosas: primera, el fraccionamiento de la élite religiosa shií, no participando gran parte de la misma del estado, manteniéndose al margen de la estructura de poder; segunda, la participación de los clérigos en el poder no está estrictamente vinculada con su jerarquía religiosa sino con sus vínculos a los grupos políticos que participaron de la revolución de 1979.

La función que desempeña el jurisconsulto (velayat-e-faqqih) fue una innovación de Jomeini en la teoría política shiíta, otorgándole una función superior a la de custodio de menores, actuando como viceregente del Imam oculto, preparando su parusía o retorno, cuya función es la de vigilar y supervisar la aplicación de la ley. Ante la necesidad de un liderazgo terrenal, Jomeini estableció una "regencia por delegación". El Guía es el depositario del "sentido oculto" del mensaje coránico.

Por otra parte, designa a seis de los doce miembros del Consejo de Guardianes de la Revolución, una especie de Tribunal Constitucional. La otra mitad de los Guardianes la nombra el Parlamento, pero a propuesta del Presidente de la judicatura. Es decir, que la institución encargada de que las leyes preserven el espíritu de la revolución Islámica está fuertemente controlada por el Líder Supremo, cuya composición es directa e indirectamente escogida por el mismo y tiene derecho a vetar a los candidatos a la Presidencia y al Parlamento. El Consejo de Guardianes controla las leyes y los actos de los demás poderes.

La parte "islámica" del sistema es sobre la que recae un mayor poder y capacidad de decisión. Se trata de un círculo cerrado de poder del que los reformistas quedan constantemente marginados.

Sin embargo, junto a todas estas figuras, existen órganos que se corresponden formalmente con los de las repúblicas democráticas, dividiéndose en tres poderes, independientes entre sí, y cargos elegidos democráticamente, que realizan un control político ficticio, siempre supervisado por las autoridades religiosas: un Parlamento, poder legislativo compuesto por 290 diputados, en una sola Cámara (majlis), cuyas leyes no deben contradecir la ley islámica; un Presidente, o poder ejecutivo, al Guía le sigue el presidente, elegido en votación libre, secreta y directa por todos los ciudadanos cada cuatro años; y judicial, regido por el Presidente del Consejo Supremo de Justicia, designado por el faqih[8]

En este punto conviene recordar, literalmente, algunos principios del texto constitucional: principio 56: "La soberanía absoluta sobre el hombre y el universo pertenece a Dios, y es él quien hace al hombre soberano sobre su destino social. Nadie puede privar al ser humano de este derecho divino ni ejercerlo para beneficio de un individuo o de un grupo específico, pues el pueblo ejerce este derecho otorgado por Dios de acuerdo con los principios que a continuación siguen"; principio 58: "El poder legislativo se ejerce a través de la Asamblea Consultiva Islámica integrada por representantes electos del pueblo. Sus disposiciones serán comunicadas, con el fin de su aplicación, al poder ejecutivo y judicial, tras haber superado los trámites…"; principio 72: "La Asamblea consultiva Islámica no puede promulgar leyes que estén en contradicción con los principios y preceptos de la doctrina religiosa oficial… La determinación de este asunto está a cargo del Consejo de Guardianes…"; principio 91: "Con el fin de salvaguardar los principios del Islam y la Constitución ,,, para que las aprobaciones de la Asamblea Consultiva Islámica no las contradigan, se constituirá…. el consejo de Guardianes…"

Ello descarta la consideración del sistema político iraní como semipresidencialista, ya que, siendo en principio un sistema político dual, la elección del Jefe del Estado no se efectúa por sufragio universal (dado que quien encarna el máximo poder en Irán es el Líder Supremo, elegido por altos representantes de la clerecía, con poder para destituir al Presidente del Gobierno), el Presidente del Gobierno es un mero ejecutor de las órdenes del Líder supremo y éste no es responsable ante el Parlamento. El Preámbulo de la constitución iraní dice "el curso de los asuntos está en manos de aquellos ulemas que distinguen lo lícito de lo ilícito". Esta soberanía divina, o potestad del Líder, constitucionalmente reconocida, mediatiza enormemente los poderes presidenciales y es contraria al concepto de semipresidencialismo, dado que ni siquiera estamos en presencia de un sistema democrático[9]

La revolución iraní tuvo durante años apoyo popular contra el imperialismo, era una forma de fascismo con base social; entre los años 1980 y 1988 en la guerra contra Irak, la paralización de la actividad industrial y agrícola, generó que los jóvenes sólo encontraran trabajo en las instituciones militares, paramilitares, de seguridad y religiosas promovidas por el régimen.

Incluso un sector importante de los comunistas iraníes, en especial el Partido Tudeh de Irán (PTI), apoyaron la revolución (RI)[10] debido a factores que resultaron ser determinantes, como: 1. El desconocimiento sobre el Islam y sobre el Islam político, era la primera vez que la casta clerical chií tomaba el poder, el Corán estaba escrito en árabe y ello dificultaba su acceso a los estudiosos y se desconocía la sharia, introducida, luego, en el Código penal y civil; 2. La ausencia de alternativa democrática al despotismo durante años ejercido por el shah; 3. Las promesas del ayatollah Jomeini de respetar las libertades políticas, también al Partido Comunista, y los derechos conquistados por las mujeres en la época del shah. Recogieron las consignas de la izquierda: libertad, independencia y justicia social, añadiendo el término "islámico" (la justicia no era otra que la ley de castigos islámicos plasmada en el código penal, la libertad era para el Partido de Dios, único mencionado en el Corán, la palabra "oprimidos" utilizada en frases como "el Islam pertenece a los oprimidos no a los opresores", ocultaba que en el Corán son los perseguidos por su fe no los trabajadores).

Esos sectores no fueron conscientes del carácter anticomunista y antisocialista de los clérigos, quienes reivindicaban su independencia respecto de otras potencias mundiales para no tener que responder de sus actos. Irán no reconoce ningún Tratado Internacional sobre los derechos de la mujer, la infancia y los trabajadores.

La creencia en la honestidad del ayatollah, Jomeini por parte de algunos sectores, en especial el referido, fue una ingenuidad política inexplicable, cuando se trataba de un fanático fundamentalista que pretendía instalar un sistema político a semejanza de Mahoma; su oposición a la injerencia extranjera, era, para impedir la influencia de la modernidad, que dañaba el poder del clero, y para conservar las estructuras tradicionales.

Irán es el único ejemplo de estado islámico contemporáneo instaurado gracias a una revolución popular[11](entendida como revolución premoderna en el sentido de que los fines perseguidos, por contraposición a la revolución moderna, son de carácter teocrático o trascendente, y cuya evaluación de resultados no puede realizarse en términos de elección racional porque tales fines resultan inconmensurables con los fines estrictamente mundanos vigentes en la civilización moderna).

Su constitución otorga preponderancia a la sharia y a una autoridad basada en la voluntad divina pero también incorpora la voluntad y la soberanía popular. Esta conjunción ha generado contradicciones, sobre todo respecto a las leyes parlamentarias que chocan con la sharia, y la autoridad del jurisconsulto, que pasa por encima de las estructuras políticas convencionales.

Puede decirse que la constitución iraní se compone de dos constituciones[12]la que hace hincapié en la autoridad y los derechos del pueblo y la basada en el derecho eclesiástico, de origen divino.

El sistema político de la RI de Irán se caracteriza por una fuerte competencia entre los grupos de poder.

Las distintas etapas históricas, a partir de la revolución han supuesto pasos hacia delante o hacia atrás en el camino hacia la supremacía de la soberanía popular. La elección y permanencia en el poder de Mohamed Hatamí supuso una nueva etapa en el pulso por el poder, incrementando la presión para la obtención de un mayor pluralismo político, abriendo de nuevo el debate sobre la democratización de Irán.

Posteriormente, con el triunfo del candidato ultraconservador, Mamad Ahmadineyad, en los comicios presidenciales de 2005, prácticamente todos los organismos e instituciones de poder quedaron en manos de ultraconservadores. El principal activo político del mismo es el fervor nacionalista nacido del programa nuclear iraní.

Irán es hoy un país desencantado, la ideología revolucionaria se ha agotado y la solución hacia una lenta evolución pacífica no parece próxima.

Conclusiones

La conclusión más rotunda la sostiene el principio 177 de la constitución vigente al afirmar "…son inmutables el contenido sobre los principios relacionados con la naturaleza islámica del sistema y con los fundamentos de todas las leyes y normativas sobre la base del Islam y de la fe…"

Por lo que, independientemente de las reformas constitucionales, respaldadas por la Constitución, el sistema político no puede cambiar a corto plazo, ganen reformistas o conservadores, porque el objetivo de ambos es el mismo, gobernar el país bajo las leyes islámicas.

La religión se convirtió en política, la élite religiosa shií se convirtió en élite estatal iraní, su funcionamiento mantiene la lógica del funcionamiento faccional, las diferencias entre grupos no se dirimen por factores religiosos sino por posiciones políticas y se resuelven en los diferentes organismos formales del estado iraní, el Parlamento y la Presidencia. El control del sistema y el acceso a la élite, está ejercido por el Consejo de Guardianes y el de Discernimiento, que funcionan como la cúpula del poder del estado.

La cuestión es si la RI de Irán podrá superar su identidad ideológica, o por el contrario, el mandato divino del Velayat-e-Faqih, acabará con la posibilidad de una transición democrática, que hoy parece muy lejana.

Anexo

edu.red

Bibliografía

(Textos consultados)

– Armanian, Nazanín. "Los marxistas y los islamismos, desde la experiencia de Irán" www.nazanin.es 2009

– Armanian, Nazanín; Zein, Martha. "Irak, Afganistán e Irán, 40 respuestas al conflicto en Oriente Próximo" Ed Lengua de Trapo, mayo 2009

– Constitución de la RI de Irán, 1979. IRNA, Agencia de noticias de la RI de Irán

– Cuadernos Políticos. "El islamismo político"

– Espina Montero, Álvaro. "Hacia una sociología evolucionista de la revolución" Revista española de investigaciones sociológicas, abril/junio 2005

– Jahanbegloo, Ramin. "¿Hasta qué punto es teocrático Irán? El País, 2009

– Martínez Rafael. "El semipresidencialismo: estudio comparado" Universidad de Barcelona, 1998

– Mazaeda, Enrique. "Irán: teocracia y república" www.monografías.com 2011

– Sánchez Díez, María. "Así funciona Irán: una guía para conocer el país de los ayatolás" soitu.es, junio 2009

– Satrapi, Marjane. "Persépolis" NORMA Editorial, 2007

– Tarnawski, Eduard. "Apuntes de clase de Política Comparada y Sistemas Políticos" Curso 2011-12

– Zaccara, Luciano. "La élite político clerical en la república islámica de Irán" Revista "Contra-relatos desde el sur" Apuntes sobre África y Medio Oriente. Córdoba, Argentina, diciembre 2005

 

 

Autor:

Carmen Andreu Arnalte,

enero 2012

[1] Profesor del Instituto de Estudios Políticos de París

[2] El Islamismo Político. Cuadernos Políticos

[3] Satrapi, Marjane: Ilustradora iraní “Persépolis” NORMA Editorial, 2007

[4] Sánchez Díez, María: Periodista “Así funciona Irán: una guía para entender el país de los ayatolás” Soitu.es CET 9.06.09

[5] Mazaeda, Enrique. Politólogo “Irán: teocracia y república” monografías.com 2011

[6] Zaccara, Luciano. Especialista en sistema político y política exterior de Irán y en política internacional en el Golfo Pérsico. Investigador del taller de estudios internacionales mediterráneos (TEIM) de la Universidad autónoma de Madrid (UAM). Doctorando en el departamento de estudios árabes e islámicos de la UAM en política exterior iraní. “La élite político-clerical en la RI de Irán” 2005

[7] Constitución de la República Islámica. IRNA, Agencia de noticias de la República Islámica iraní, 2007

[8] Armanian, Nazanín; Zein, Martha. Politólogas y escritoras iraníes. “Irak, Afganistán e Irán. 40 respuestas al conflicto en Oriente Próximo” Ed Lengua de Trapo, mayo 2009

[9] Martínez, Rafael. “El semipresidencialismo: estudio comparado”. Universidad de Barcelona. Working Paper,154. Barcelona, 1998

[10] Armanian, Nazanín: “Los marxistas y los islamismos, desde la experiencia de Irán” www.nazanin.es 2009

[11] Espina Montero, Álvaro: Doctor, profesor asociado de sociología en la Universidad Complutense de Madrid. “Hacia una sociología evolucionista de la revolución” Revista española de Investigaciones sociológicas, abril-junio 2005

[12] Jahanbegloo, Ramin: filósofo iraní, catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de Toronto. “¿Hasta qué punto es teocrático Irán?” El País, 2009