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Orientación psicopedagógica de las relaciones del adolescente con trastorno negativista desafiante con su familia


Partes: 1, 2, 3, 4

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Adolescentes con trastorno negativista desafiante, relaciones con su familia
  4. Programa de orientación psicopedagógica para mejorar las relaciones adolescentes con TND – familia
  5. Conclusiones
  6. Recomendaciones
  7. Bibliografía
  8. Anexos

Resumen

Se realizó un estudio descriptivo con 3 adolescentes del nivel de secundaria básica con trastorno negativista desafiante de la Escuela Especial Victoria de Cuito Cuanavale, cuyo problema fue ¿Cómo contribuir al desarrollo de las relaciones del adolescente con trastorno de conducta negativista desafiante con su familia en la Escuela Especial Victoria de Cuito Cuanavale? Se planteó como objetivo general proponer un Programa de Orientación Psicopedagógica para el desarrollo de las relaciones del adolescente con trastorno de conducta negativista desafiante con su familia. La categoría directriz de la investigación fueron las relaciones del adolescente con trastorno de conducta negativista desafiante con su familia. Sus dimensiones son: Construcción sociocognitiva del concepto familia, Actividades conjuntas en situaciones de relación, Tipos de relaciones y Condiciones hogareñas. Antes del diseño del programa se desarrolló un diagnóstico que identificó como principales peculiaridades: en la construcción sociocognitiva del concepto familia los adolescentes muestran dificultades en las relaciones con sus familias, sobre todo en la comunicación y en el vínculo emocional-afectivo; las actividades conjuntas en situaciones de relación no son suficientemente estimuladas y aprovechadas al máximo por sus familias; los tipos de relaciones expresadas fueron la despreocupación, huidizo-ausente y miedosa, relaciones de poco a nada afectivas; las condiciones hogareñas presentan muchas carencias constructivas, económicas y sociales, ello dificulta las relaciones del adolescente con sus familias, sobre todo en la comunicación y en el vínculo emocional-afectivo. Los resultados estimularon la elaboración de un programa de orientación psicopedagógica dirigido a los adolescentes, para desarrollar relaciones positivas con su familia.

Introducción

Desde inicios del siglo XX, Vygotski (1989) escribió sobre la necesidad de prestar especial atención a los niños, llamados en los años veinte del referido siglo, difíciles1. Desde esta época existe la preocupación de buscar formas educativas especiales para atenderlos, sin embargo, el propio Vygotski declaró que pocos intentos se hacían para lograrlo.

La situación que presentaban los niños difíciles a inicios del siglo XX, poco varió en los años sesenta según Reca (1972)2, lo cual se evidenció en el estado deplorable y de lento desarrollo del proceso de atención a los mismos.

En Cuba, sobre todo después del triunfo de la Revolución en 1959, se prestó mayor atención a los niños y adolescentes con necesidades educativas especiales, para ello se crearon instituciones especiales dirigidas a contribuir desde lo social, pedagógico y psicológico a educarlos. Entre estas instituciones se encuentran las escuelas de conductas para escolares y adolescentes con trastornos en el proceso de formación de su personalidad, comúnmente llamados con trastornos en la conducta o con trastornos emocionales. (Arias et al., 1992). Una de ellas es la Escuela Especial "Victoria de Cuito Cuanavale" del municipio Boyero -lugar donde se realizó la presente investigación-, inaugurada por Fidel Castro Ruz, Presidente de la República de Cuba, a finales del siglo XX en la actual provincia La Habana.

Entre los estudiantes que atiende este tipo de escuela se encuentran los adolescentes con trastorno negativista desafiante (tema de la investigación). Este trastorno, según la bibliografía (Rigau, García, & Artigas, 2006; Granero, Ezpeleta, Domenech,

& De la Osa, What single reports from children and parents aggregate to attention deficit disorder and oppositiona defiant disorder diagnoses in epidemiological studies, 2008; Orellana, 2012), se puede detectar desde las edades preescolares a partir de la manifestación de aislados rasgos.

A pesar, de las medidas preventivas que se toman en las instituciones escolares desde preescolar hasta la enseñanza media, todavía existen debilidades en las concepciones teóricas y metodológicas para identificar características o rasgos propios de este trastorno de conducta.

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1 Para Vygotski los niños difíciles eran los casos de retraso mental, sordos, ciegos, delincuentes y emocionalmente desajustados.

2 Para el procesamiento bibliográfico se seleccionó la norma APA en su 6ta. Edición.

Ello está dado, según Arias (2004), porque el concepto de trastorno es muy complejo y se relaciona con un conjunto de variados elementos.

Arias (2004) declaró en su libro "La dinámica causal de las alteraciones del proceso de formación de la personalidad" que aunque existieron investigaciones importantes en el siglo XX de Berge (1959) en Francia, Thomas, Chess y Birch (1969) en Estados Unidos y Grossman, Fitzner y Gerth (1983) que trataron de ofrecer un modelo del tipo de investigación para estudiar la formación de los trastornos de la conducta en los niños y adolescentes hoy en día prevalecen tendencias que importunan una mejor construcción de la explicación de dichos trastornos desde la psicología y la pedagogía. En la bibliografía consultada, uno de los trastornos de conducta que presenta una pobre o casi nula explicación orientadora desde la psicopedagogía es el trastorno negativista desafiante (TND). Lo común son los manuales (Asociación Americana de Psiquiatría, 2000) o guías clínicas (Vázquez, Feria, Palacios, & Peña, 2010) para diagnosticar y orientar dicha conducta desde la posición de adolescentes enfermos -la mayoría diagnosticados desde niños-, a muchos se les suministran medicamentos de tipo psiquiátricos.

Esta carencia constituye una limitación para el buen desenvolvimiento de la presente investigación, a pesar de existir estadísticas en muchos países que denotan la persistencia de adolescentes con TND o con rasgos relacionados con el trastorno, lo que le da actualidad e importancia a la presente investigación, no solo para el trabajo de reeducación con los ya diagnosticados, sino con aquellos que pueden o no según las condiciones educativas de padres, escuela y comunidad de declinar por sellar el trastorno, es la concepción del diagnóstico psicopedagógico asumido para la investigación que parte del estudio de cómo son las relaciones de los adolescentes con TND con la familia.

Según Orellana (2012), entre los rasgos del TND, el más difícil de detectar es el vinculado con las relaciones que el adolescente establece con las personas a quienes conoce bien (familiares, compañeros, etc.), dichas relaciones no se manifiestan durante la exploración clínica, pues no se observa la situación y por relatos de maestros y familiares y otras pruebas se detectan comportamientos de cómo discute con adultos, los desafía activamente o rehúsa cumplir sus órdenes o demandas, molesta deliberadamente a sus compañeros de aula o familiares, los acusa de sus errores o mal comportamiento.

Bausela (2006) aclaró que muchas veces el componente familia, compañeros o docentes no es parte de las baterías que se le aplican a los adolescentes con ese trastorno u otro, porque se dirigen a detectar el trastorno desde un enfoque pediátrico- psiquiátrico y no como sujeto que presenta una anomalía psíquica y necesita un tratamiento, no solo médico, sino, psicopedagógico también.

Por su parte, Emberley y Pelegrina (2011) indicaron que existe poca concordancia entre lo que manifiestan los profesores y los tutores de los adolescentes respecto a sus relaciones con su familia.

Entre las problemáticas detectadas durante la investigación, las más significativas fueron:

  • En las múltiples visitas al hogar de los adolescentes con TND por la trabajadora social de la Escuela Especial "Victoria de Cuito Cuanavale", no se revelaron claramente las relaciones de ellos con su familia y viceversa.

  • En las valoraciones del Expediente del escolar, escritas por maestros y maestras de los diferentes grados por los cuales transitaron los adolescentes con TND, no se expresan los tipos de relaciones que existen entre ellos y su familia. Las valoraciones se concentraron en el comportamiento del adolescente en la escuela y las relaciones de la familia con la misma.

  • No se encontraron en la bibliografía nacional e internacional (Wolpe, 1979; Ortega, 1990; Pérez Fowler, 2003; Pérez, 2004; Orellana, 2012) pruebas e instrumentos que exploren las relaciones entre el adolescente con trastorno negativista desafiante y su familia.

  • Los programas psicopedagógicos para orientar a los adolescentes con TND a conducirse de forma adecuada en la vida en familia sobre la base de relaciones familiares afectuosas, orientadoras y atentas no son muy comunes en las instituciones educativas especiales y de servicios psicológicas y psiquiátricas. Por lo general, lo que abunda son las orientaciones al docente de psicólogos y psiquiatras y los programas

  • de psicoterapia individual, familiar y grupal, cuya respuesta de los pacientes se concentra en la de tipo clínica.

    A la dirección de la Escuela Especial "Victoria de Cuito Cuanavale" le interesó trabajar con la familia de los adolescentes con TND, pero primero, según la psicóloga Vasallo (2002), ante cualquier intento de trabajar con la familia (primer grupo social con el que se relaciona el adolescente) es necesario explorar las percepciones, sentimientos, valoraciones y opiniones que tienen uno del otro, a la presente investigación le correspondió resolver el problema de investigación:

    ¿Cómo contribuir al desarrollo de las relaciones del adolescente con trastorno de conducta negativista desafiante con su familia en la Escuela Especial "Victoria de Cuito Cuanavale"?

    La investigación de las relaciones de los adolescentes con TND es crucial para atender a las relaciones que establecen con el primer grupo social, aun cuando puedan revelarse dificultades en la influencia educativa de padre, madre u/y otros familiares sobre estos adolescentes y ser rechazadas por ellos (Vasallo, 2002); a partir de la importancia y actualidad del tema para la contribución a la transformación de estas relaciones se trazó el siguiente objetivo general:

    • Proponer un Programa de Orientación Psicopedagógica para el desarrollo de las relaciones del adolescente con trastorno de conducta negativista desafiante con su familia de la Escuela Especial "Victoria de Cuito Cuanavale".

    Se planteó como objeto de investigación a Las relaciones del adolescente con trastorno de conducta negativista desafiante con su familia, y se determinó como campo de acción al Programa de Orientación Psicopedagógica para el desarrollo de las relaciones del adolescente con trastorno de conducta negativista desafiante con su familia.

    Se trazaron los objetivos específicos siguientes:

    • Analizar en la literatura especializada cubana y extranjera las concepciones teóricas y metodológicas sobre las relaciones de los adolescentes con su familia, con énfasis en los que presentan trastorno negativista desafiante.

    • Identificar las peculiaridades de las relaciones entre adolescente con trastorno de conducta negativista desafiante y su familia a partir de la correspondencia de las dimensiones Construcción sociocognitiva del concepto familia, Actividades conjuntas en situaciones de relación, Tipos de relaciones y Condiciones hogareñas.

    • Diseñar un Programa de Orientación Psicopedagógica para el desarrollo de las relaciones del adolescente con trastorno de conducta negativista desafiante con su familia, para su aplicación con los adolescentes diagnosticados durante la primera etapa de la investigación y los nuevos incorporados a la escuela en el curso 2016- 2017.

    • Evaluar el Programa de Orientación Psicopedagógica durante su aplicación. Las preguntas científicas resueltas fueron:

    ¿Cuáles concepciones sobre las relaciones de los adolescentes con trastorno negativista desafiante con su familia constituyen los fundamentación teórico- metodológica para la identificación de las peculiaridades de las relaciones y la elaboración de su programa de orientación?

    ¿Cuáles son las peculiaridades de las relaciones entre adolescente con trastorno de conducta negativista desafiante y su familia?

    ¿Qué estructura y componentes debe poseer un programa de orientación psicopedagógica sobre las relaciones de los adolescentes con trastorno negativista desafiante con su familia?

    ¿Qué variables, dimensiones e indicadores psicopedagógicas, curriculares y didácticas contribuyen a la evaluación del programa de orientación psicopedagógica durante su aplicación?

    Otras limitaciones de la investigación estuvieron en: a) los adolescentes con TND pueden ingresar o salir de la escuela en cualquier época del curso escolar, esta situación no permite realizar una orientación psicopedagógica sistemática; b) el grupo de estudio para el diagnóstico estuvo conformado por 3 adolescentes con trastorno negativista desafiante, uno de estos estudiantes fue baja de la escuela y en el curso siguiente se incorporaron dos nuevos, así el programa se aplicó a un grupo de 4 adolescentes con dicho trastorno, 2 de ellos no fueron diagnosticados pues llegaron en el momento que se comenzaba a aplicar el primer tema.

    La novedad de la investigación se reveló desde la selección del tema; tema carente de referentes teóricos y metodológicos lo cual exigió la creación de condiciones para la selección de métodos y técnicas que respondieran al diagnóstico de las relaciones del adolescente con TND con su familia, y a partir de sus resultados diseñar, aplicar y evaluar un Programa de Orientación psicopedagógica de las relaciones del adolescente con trastorno negativista desafiante con su familia. No se encontró, como ya se explicó más arriba, en la bibliografía nacional e internacional este tipo de programa, sobre todo para adolescentes con TND, lo cual constituye una contribución práctica, pues, aunque los cambios en las relaciones fueron difíciles de observar, el programa sirve de referente metodológico al propio trastorno de conducta y otros.

    El informe final de la investigación cuenta con introducción, tres capítulos: el primero relacionado con la fundamentación teórica, el segundo con el desarrollo del diagnóstico y el tercero con el programa de orientación psicopedagógica y los resultados de su aplicación y evaluación, conclusiones, recomendaciones, bibliografía y anexos.

    CAPÍTULO I.

    Adolescentes con trastorno negativista desafiante, relaciones con su familia

    En este capítulo se cumple el primer objetivo específico y la primera pregunta científica de la investigación, al analizar en la literatura especializada cubana y extranjera las concepciones teóricas y metodológicas sobre las relaciones de los adolescentes con trastorno negativista desafiante con su familia.

    La conducta, su definición

    Un aporte importante para entender cómo se forma la conducta y su relación con las influencias externas, las hizo Vygotski (1987) cuando explicó la dinámica interna del desarrollo, conocida como la ley de la situación social del desarrollo. En diferentes escritos él manifestó que el sujeto vive la situación social de manera particular y personal y en función de esto, en última instancia, se produce el desarrollo.

    Por su parte, el psicólogo francés Wallon (1971), desde un enfoque dialéctico, estableció una relación más flexible entre la madurez orgánica y el desarrollo social del niño, dicha relación constituye una individualidad, no solo consecuencia de estructuras que actúan sobre él, sino como una individualidad activa que apunta a la significación de la categoría sujeta en el desarrollo y las respuestas motrices, afectivas y cognitivas que el niño debe expresar se integran en unidades dialécticas que resultan inseparables.

    Otros autores más contemporáneos, desde un enfoque materialista dialéctico, coinciden en que a la categoría conducta es una categoría de la personalidad pues las:

    (…) configuraciones subjetivas de la personalidad y de la acción, está apoyada en el carácter más estable y anticipatorio de aquellas configuraciones subjetivas de relaciones y situaciones que son parte estable de nuestras vidas, sobre las cuales se organiza nuestra identidad. Esas configuraciones se organizan en un sistema recursivo que definimos como personalidad; ellas existen reconfigurándose recíprocamente en procesos donde una configuración aparece en uno o múltiples sentidos de otras. (González F. , 2013a, pág. 36)

    Otro criterio teórico y metodológico, al estudiar la conducta es que hay que investigar las condiciones de vida y las influencias que estas ejercen sobre los adolescentes, ellas no pueden ser analizadas de forma aisladas, como el único factor influyente en la conducta de los mismos, sino, en su relación con las características psicológicas de cada uno. (Bozhovich, 1976)

    Muchas veces, se encuentran en los estudios de la conducta de los adolescentes instrumentos y técnicas dirigidas a las características psicológicas o a las relaciones que la comunidad, la familia y los maestros establecen con los adolescentes y a la evaluación de cómo ellos se comportan en los diferentes entornos donde actúan.

    Tanto Piaget (1980), González F (1983) como Pérez (2004) enfatizaron en el papel de las normas morales y los valores de la sociedad en la formación de la conducta de todo ser humano ya que tiene un contenido social, ideológico y moral.

    A partir del estudio de diferentes concepciones sobre la conducta, se asumió como definición de conducta la propuesta por Pérez Fowler, que dice:

    (…) la conducta es por tanto la expresión externa de modo individual de la configuración interna de la personalidad, por lo que refleja la unidad de la forma inductora y ejecutora de la función reguladora de la misma, es decir, la unidad de lo cognitivo y de lo afectivo. (2003)

    rastorno de conducta

    Tratar de definir o delimitar desde el punto de vista conceptual las condiciones que influyen en los trastornos conductuales resulta una tarea muy difícil, entre las muchas razones se encuentran la gran cantidad y complejas variables implicadas en su manifestación y evolución.

    Al intervenir varias ciencias en el diagnóstico, desarrollo de terapias y programas educativos para la modificación de la conducta y en el seguimiento y evaluación de la conducta se hace difícil un consenso por parte de investigadores de la sociología, la psicología, la pedagogía y la medicina.

    Uno de los estudiosos de los problemas de los trastornos de conducta es sin dudas el psicólogo cubano Arias G (1992; 2004), él trató de explicar las causas que producen los trastornos de conducta en el proceso de formación de la personalidad de los niños y adolescentes; dijo "que aunque existen condiciones biológicas y sociales desfavorables, la verdadera causa está en el efecto interactivo que se producen entre estas condiciones o causas, dando lugar, a la formación de las estructuras psicológicas". (Arias G, 2004, p. 12)

    Para Arias G. (2004) y Fontes y Pupo (2006) existen condiciones desfavorables para que aparezcan trastornos de conducta desde las edades preescolares, tanto internas como externas, ellas son:

    Internas:

    • Un sistema nervioso con determinadas características.

    • Trastornos neurológicos leves.

    • Condiciones psíquicas desfavorables Externas:

    • Influencias familiares, sociales y educacionales desarrolladas de forma desfavorables.

    Ya Vygotski (1989) en los años 30 del siglo XX señaló que la naturaleza del niño difícil se encuentra en el conflicto psicológico entre él y su medio o entre los diferentes aspectos de su personalidad. Estas ideas van a influir en otros autores para ubicar la causa de los problemas de los niños y adolescentes con trastorno de conducta -sobre todo de carácter externo- en condiciones como: la comunicación social y en el vínculo emocional-afectivo con los otros (familia, maestros, coetáneos). (Grossman, Fitzner, & Gerth, 1983)

    Desde esta época, Vygotski (1989) alertó sobre la relación adecuada de las condiciones externas con las internas para poder identificar en los escolares problemas de conductas e insistió en que los factores psicológicos internos no significan de ningún modo que existan aptitudes indispensablemente patológicas.

    Además, Vygotski precisó que los dos aspectos de categoría central son el problema de la formación del carácter y las capacidades infantiles debido a que los niños con trastorno de la conducta -llamados por él y su época niños difíciles-, en una gran mayoría presentan problemas en la enseñanza "como consecuencia de las capacidades disminuidas" o por "algunas orientaciones en su conducta y rasgos del carácter que hacen al niño difícil en él, o por contacto social. Con él es difícil llevarse bien, no se subordina a la disciplina escolar, etc.". (Vygotski, 1989, p. 121 y 122)

    En su época hubo autores que centraron sus investigaciones en el componente biológico, refiriéndose al temperamento y no al carácter, y conocer cómo lo orgánico se desarrolla según las diferentes condiciones de su contexto social con las que a diario se relaciona el individuo a todo lo largo de su desarrollo, ello influye en la formación de su carácter de forma inadecuada, según el punto de vista de las exigencias sociales y los modelos de comportamientos marcados por la sociedad en la que vive.

    Vygotski, además, declaró que un niño difícil se forma cuando sobre él, como una criatura débil, actúan de forma sistemática y en un período prolongado las mismas dificultades (carencias afectivas, económicas, etc.), situaciones traumáticas y condiciones educativas no adecuadas que lo obligan a responder de modo incorrecto y de acuerdo con las normas de la convivencia social que de forma cotidiana y de manera reiterativa se van a adquirir y a producir conflictos y contradicciones, entre el niño y su contexto social, todo lo cual conforma un carácter desviado y desajustado que lo lleva a caracterizarlo con trastorno de la conducta. (Vygotski, 1989)

    A partir de la concepción teórica de Vygotski, Arias G (2004) enumeró las situaciones que se pueden producir o presentarse para alterar la conducta o el carácter de un niño:

    • Sea una criatura débil.

    • Sufran situaciones de conflictos y traumas.

    • Ante las situaciones conflictivas, respuestas inadecuadas acorde con las normas vigentes.

    • Que la situación de conflictos y las respuestas inadecuadas se mantenga durante un tiempo prolongado.

    • Agudización de los conflictos y contradicciones entre el sujeto, los otros y su medio social producto de la naturaleza de su conducta y lo prolongado del tiempo.

    • Formación e interiorización de mecanismo de convivencia social incorrectas que impliquen la formación estable del carácter. (pág. 15)

    Arias G (2004) y Betancourt (2002) han enjuiciado las tendencias que tratan de enaltecer lo biológico en los trastornos de conducta. Betancourt (2002) criticó a César

    Lombroso que desde 1876, sostuvo la teoría que existían sujetos con características genéticamente determinadas y portadoras además de estigmas físicos propios del trastorno.

    Por su parte, Vygotski (1987) juzgó duramente el enfoque biologicista y su relación con el análisis de la herencia de las propiedades psíquicas de Bühler en los primeros 30 años del siglo pasado; este psicólogo hizo referencia a resultados de investigaciones realizadas con padres delincuentes y sus hijos también delincuentes, sentenció que la herencia fatal de los delincuentes se trasmite tan regularmente de generación en generación como cualquier propiedad física simple.

    En la década del 80 del pasado siglo, Grossman et al. (1983) dieron una de las explicaciones mejores estructuradas acerca de la génesis de los trastornos de la conducta en la infancia y la adolescencia, muchas basadas en investigaciones anteriores a ellos. Ellos dijeron:

    • Las causas de los trastornos de la conducta son producto de la interacción de los aspectos biológicos y socioculturales. Los aspectos socioculturales son los responsables de desencadenarlos en tanto, se conforman internamente estructuras psicológicas inadecuadas que rigen todo el proceso siguiente de formación de la personalidad.

    • Los aspectos biológicos son condiciones que favorecen el surgimiento, pero no necesariamente es una condición absoluta porque no resultan ser suficiente por si mismos para que desencadene la formación de los trastornos de la conducta.

    • Presentan estrecha relación con los trastornos de conducta de los adolescentes la presencia de condiciones desfavorables en la familia (Berge, 1959) o disfunción familiar (Freedman et al., 1982) y las relaciones y actitudes inadecuadas de los padres.

    • Los trastornos de la conducta son más el resultado de las situaciones vivenciales (sobre ello en 1935 Vygotski hizo alusión) de tipo traumáticas producidas durante un tiempo más o menos prolongado, en las que el adolescente por carencia de experiencias no puede asimilar los mecanismos y formas adecuadas de conducta para evitarlas o salir de ellas.

    • Los estados vivenciales negativos muy prolongados en el tiempo, conducen a la formación de significados inadecuados, sobre todo, acerca de las relaciones interpersonales de las personas más cercanas (familiares, coetáneos y maestros) y del ambiente social (o como dijera Vygotski: entorno) que le rodea. Se forman conceptos, sentimientos, actitudes, ideas y otros contenidos psicológicos complejos de forma incompletos e incorrectos, acerca de ellos y de su entorno. Por todo esto, sus alteraciones en el comportamiento y en su proceso de formación de su personalidad.

    • Los trastornos de la conducta presentan un conjunto de características complejas en los adolescentes, que se evidencian por una estabilidad determinada del trastorno y cierta resistencia a la reeducación.

    • Los adolescentes con trastornos de la conducta se les afectan todas las áreas de la personalidad. La esfera cognoscitiva presenta dificultades a consecuencia secundaria de las afectaciones en el área de la comunicación y los aspectos afectivo-volitivos de la personalidad; estos dos son los primeros que se alteran en la dinámica familiar y grupal desde las edades preescolares y escolares como consecuencia de la falta de modos correctos de atención y educación por parte de los adultos.

    • Se les consideran intelectualmente capaces o con potencialidades para la asimilación de los contenidos programados en la enseñanza que cursan, con una condición: ser compensado su retardo en el desarrollo psíquico o dificultades en el aprendizaje que pudiera presentarse como consecuencia de todo lo ocurrido anteriormente en el proceso de formación inicial.

    A juicio de Arias G (1992, 2004) y Pérez (2004) pesa más en el surgimiento de trastornos de conducta las condiciones desfavorables del ambiente:

    creadas por la participación y dirección de los adultos, en última instancia, desempeñan un papel determinante y desencadenante de los trastornos en los niños llamados con defectos o con necesidades educativas especiales o con déficit o simplemente deficientes o intentando ocultar con el anglicismo, handicap todo el significado social-peyorativo de todas estas palabras. Esta situación social y cultural se hace más notable y evidente, en el caso de los niños con trastornos de la conducta dado el peso que ello tiene en la génesis de este problema particular. (Arias G. , 2004, p. 59)

    Este juicio resulta importante para revelar en el siguiente capítulo cómo las condiciones hogareñas y las actividades conjuntas en situaciones de relación influyen en las

    relaciones que los adolescentes con TND sostienen con sus familiares.

    Se asumió como concepto de trastorno de conducta el propuesto en su tesis de doctorado por Betancourt, porque considera que el trastorno de conducta es una:

    desviación en el desarrollo de la personalidad que se caracteriza por la afectación de la esfera afectivo-volitiva que se manifiesta con variadas formas anormales y relativamente estables de la conducta, producidas por deficiencias en las relaciones de la comunicación al no tener en cuenta las características peculiares del sujeto. (Betancourt, 2002)

    Coexisten otras definiciones, pero la de Betancourt comprende unidades de análisis afines con las dimensiones propuestas en la investigación como son: personalidad, afectación de la esfera afectivo-volitiva y deficiencias en las relaciones de la comunicación.

    Existen diversos tipos de trastornos de la conducta, pero en esta investigación solo se estudió el trastorno negativista desafiante.

    Trastorno Negativista Desafiante (TND3)

    En España, en la primera década del presente siglo, los porcientos del TND se comportaron entre 9.7 y 16.5 % de los adolescentes (Granero et al., 2008).

    Por otra parte, Rigau et al. (2006), Vázquez et al. (2010) y Orellana (2012) plantearon que existe la posibilidad, aproximadamente, que un 3% de los adolescentes puedan tener rasgos de trastorno de la conducta negativista desafiante, los cuales se revelan desde las edades preescolares.

    Por lo general, a los 8 años de edad se manifiesta el TND. Los síntomas negativistas primero afloran en el entorno familiar, muchas veces la familia por falta de experiencias no percibe los síntomas, ello contribuye al agravamiento por la carencia de una atención temprana especializada (psicológica, psicopedagógica y psiquiátrica). Su inicio es típicamente gradual, y suelen mantenerse a lo largo de meses o años.

    El diagnóstico de los adolescentes con TND resulta difícil pues pueden aparecer rasgos relacionados con déficit de atención e hiperactividad (TDAH), ello obliga a estudiar la posibilidad de este diagnóstico en todo adolescente que es diagnosticado con TDAH. Esta prevalencia se incrementa gradualmente con la edad desde preescolares a escolares.

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    3 En inglés Oppositional Defiand Disorder (ODD)

    Greene et al. (2002) señalan que no hay una explicación clara sobre la causalidad del TND, aunque se considera que los adolescentes que lo poseen "pueden no tener las habilidades cognitivas y emocionales necesarias, suficientemente desarrolladas, para cumplir con las demandas del entorno o los requerimientos de las figuras de autoridad".. (p.1220)

    Además, debe existir una diferencia entre el diagnóstico de los adolescentes y las adolescentes, debiéndose utilizar en las adolescentes otros criterios, dado que sus conductas irregulares pueden ser más sutiles, utilizan más la agresión verbal que la física, recurren a rumores o conductas de exclusión de otras compañeras, etcétera.

    Hamilton y Armando (2008) plantearon que en estos adolescentes puede existir cierta alteración o menor desarrollo de la modulación afectiva y la función ejecutiva.

    Por lo general, al TND se le suministran medicamentos por los psiquiatras y otros especialistas de la medicina, por ejemplo: serotonina y la norepinefrina. Aunque no existe una explicación neuroquímica específica. (Hamilton & Armando, 2008)

    En la bibliografía se dice que los adolescentes con TND provocan en otros niños, adolescentes y adultos molestias, preocupaciones y angustias, mientras que ellos no experimentan tales estados, pues no son conscientes de sus problemas.

    Asimismo, se hace difícil la atención a estos adolescentes con dicho trastorno, dado, entre otras causas, a que "todo proceso de reeducación es mucho más difícil que el de la educación; pero, además, todo proceso educativo implica, en una pequeña escala y en una relación dialéctica, al proceso reeducativo". (Arias et al., 1992, p. 6) Según, Vázquez, Feria, Palacios y Peña (2010) el TND se caracteriza por la existencia de un patrón recurrente de conductas no cooperativas, desafiantes, negativas, irritables y hostiles hacia los padres, compañeros, profesores y otras figuras de autoridad. Además, son adolescentes discutidores, desafiantes y provocadores que se enojan y pierden el control con facilidad.

    En la adolescencia, este comportamiento, casi siempre se presenta por un periodo mayor a seis meses, con más intensidad que en otros adolescentes de su misma edad que no presentan TND.

    Las principales dificultades en adolescentes con TND están en las relaciones interpersonales, en su vida familiar y en el rendimiento escolar.

    Como consecuencias secundarias a estas dificultades, tanto niños como adolescentes suelen tener baja autoestima, escasa tolerancia a las frustraciones, ánimo deprimido y estallidos de enojo.

    El pronóstico del TND depende de muchas variables, entre las que se incluye la gravedad del trastorno, la estabilidad a lo largo del tiempo, la presencia de otros trastornos, como: Trastorno Disocial (TD), Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), Trastornos del Aprendizaje, Trastornos del estado de Ánimo y Trastornos de Abuso de Sustancias, además, del grado de integración, responsabilidad y conciencia de la familia. Por la incidencia de tantas variables se sugiere el empleo de un diagnóstico diferencial.

    Los adolescentes con TND no tratados de forma adecuada por especialistas de la medicina, psicólogos, trabajadores sociales, psicopedagogos, la familia y maestros, además de ser evaluados a tiempo y cada cierto tiempo, según Orellana (2012) corren los siguientes riesgos:

    • Victimización

    • Rechazo de los compañeros o adultos

    • Incremento de las conductas inapropiadas con cristalización de las mismas (quedan incorporadas al patrón o repertorio de conductas)

    • Fracaso escolar y el riesgo de abandono escolar

    • Tabaquismo a edad más temprana

    • Consumo de alcohol a edad más temprana

    • Consumo de drogas

    • Actividad sexual de riesgo o a edad más temprana

    • Desajustes familiares, estrés familiar.

    • Continuar su evolución hacia Trastorno Disocial.

    A los adolescentes tratados de forma sistemática, se puede lograr obtener un pronóstico positivo para su futuro.

    Las propuestas de tratamiento del TND en muchos países es una responsabilidad de psiquiatría, neurología y psicología, los especialistas de estas disciplinas sugieren como tratamiento fundamental del TND: la psicoterapia individual, familiar y grupal y la medicación. (Vázquez et al., 2010). En el Anexo 1 se puede apreciar un modelo de tratamiento.

    Las relaciones del adolescente con su familia

    Un aspecto muy importante para el desarrollo de la presente investigación son las consideraciones de Vygotski respecto al entorno o contexto (Cole, 1999), dijo: "sólo podemos explicar el papel del entorno en el desarrollo del niño cuando conocemos la relación que existe entre el niño y su entorno". (Vygotski, 1935, p. 23). El conocimiento de por sí solo no revela las verdaderas condiciones desfavorables que inciden en la relación del adolescente con su familia, sino, que es preciso estudiar el entorno de un adolescente en dos sentidos: uno, cómo fue cambiando en toda la edad y dos, cómo lo vivencia en diferentes momentos del desarrollo del adolescente; Vygotski (1935) señaló:

    Aun cuando el entorno permanezca poco cambiado, el hecho mismo de que el niño cambia en el proceso de desarrollo trae como resultado una situación en que el papel y el significado de estos factores ambientales, que al parecer, se han mantenido inalterados, experimentan en realidad un cambio, y los mismos factores ambientales que pueden tener un significado y desempeñar cierto papel durante una determinada edad; dos años después empiezan a tener un significado diferente y a desempeñar un papel diferente porque el niño ha cambiado, en otras palabras, se ha alterado la relación del niño con estos factores ambientales particulares. (p. 24)

    La relación con el entorno, como se puede apreciar en los postulados de Vygotski, está mediatizada por la relación personal de cada individuo con su entorno, lo cual depende de lo que éste tiene formado ya al inicio de cada período.

    Por otra parte, Vygotski explicó que "una misma situación ambiental y los mismos acontecimientos ambientales pueden influir sobre el desarrollo de diversas personas de distinto modo, en dependencia de a qué edad ocurran". (Vygotski, 1935, p. 37), la actitud que asumen ante la misma.

    Vygotski (1935) recomendó a los investigadores que siempre que se estudie a cualquier sujeto, se debe hallar la relación que existe entre él y su entorno, su experiencia emocional, cómo interpreta y se relaciona emocionalmente con ciertos acontecimientos, en el caso de la presente investigación: con la familia.

    Vasallo (2002) dijo que desde que el individuo nace está apto para "su relación con los otros y a lo largo de su vida materializa esta aptitud mediante la cual alcanza su socialización". (p. 28).

    Desde que el adolescente nace, vive y actúa en diversos grupos, que de una forma u otra influyen sobre él en una determinada forma, uno de estos grupos es la familia. Pero ¿Qué particularidades tiene esa relación en la adolescencia?

    Domínguez consideró a la adolescencia como una de las etapas del desarrollo de la personalidad y "un período crítico del desarrollo, y una de las principales razones en que se sustenta esta valoración, es la presencia, prácticamente inevitable, de contradicciones entre adolescentes y adultos". (Domínguez, 2008)

    Oliva (1999) destacó que uno de los tópicos más generalizados sobre la adolescencia es el concerniente a los conflictos que se manifiestan en la relación del adolescente con sus padres, dicha concepción:

    ha experimentado diversos vaivenes a lo largo de las últimas décadas en función de las perspectivas teóricas predominantes, desde los enfoques que consideran la adolescencia como un período en el que las relaciones familiares se toman enormemente problemáticas, hasta las concepciones que abogan por la normalidad en las relaciones entre padres e hijos. En un extremo se sitúa la perspectiva psicoanalítica, que habla de explosión de conflictos, rebelión del adolescente y separación emocional respecto a los padres. Pero esta imagen de conflictividad familiar, (…), ha sido sustituida por otra mucho más normalizada y realista… Los datos disponibles hoy día nos permiten sostener la idea de que durante la adolescencia tienen lugar una serie de cambios en la relación que chicos y chicas establecen con sus padres, pero estos cambios no tienen que suponer necesariamente la aparición de conflictos graves. (p. 494)

    En las relaciones con los adultos (Petrovsky, s/a; Oliva, 1999; Domínguez, 2008) – fundamentalmente con los padres y otros familiares-, en la adolescencia se manifiestan:

    • Mayor criticidad en la valoración de las figuras adultas (familiares, maestros), en comparación con etapas anteriores. La valoración es poco reflexiva y tiende, además, a ser rígida, dado fundamentalmente al carácter dicotómico del pensamiento y a la ausencia de una consolidación de algunas formaciones motivacionales.

    • Relaciones de comunicación entre él o ella y sus padres, las mismas dependen de los factores: el nivel socioeconómico de la familia, el nivel escolar y cultural de los padres y el estilo de comunicación (democrático, autoritario y mediatizado) que generalmente usan entre padres – hijo en la convivencia familiar: costumbre de conversar en familia, colegiar decisiones, respeto a la diversidad de las individualidades y el respeto y derecho a la independencia de los hijos.

    • La independencia en el plano: emocional (aceptación por parte del grupo de iguales), de la conducta (más posibilidades para la regulación interna) y la normativa (sus intereses, en sentido general, no siempre coinciden con los adultos cercanos, situación generadora y causante de conflictos). (Domínguez, 2008)

    • Perturbaciones temporales en las relaciones con familiares tienden a normalizarse; esa anormalidad inicial es producto a que los adolescentes pasan más tiempo fuera del hogar y disminuye el número de interrelaciones positivas con los padres.

    • Conflictos adulto – adolescente, causados por la divergencia de opiniones de ambos, sobre todo en lo relacionado con los derechos y deberes del adolescente y condicionada por factores objetivos (el adolescente depende económicamente de los padres, tiene que asistir a una institución escolar, no siempre posee un espacio habitacional en el hogar, entre otras) y subjetivos (el adolescente muestra en ocasiones conductas infantiles o rasgos de inmadurez, no tiene suficiente reconocimiento en la familia, comunidad o/y escuela, su familia es disfuncional, etc.).

    • Conflicto o brecha generacional-cultural, o sea, la sucesión entre generaciones va a ser selectiva y determinada por parte de los adultos de acuerdo a sus modelos, tradiciones, valores y normativas educativas que responden a su cultura generacional y tratan de trasmitirse al hijo adolescente -nueva generación-; muchos no se corresponden con el momento histórico-cultural que se vive y son rechazados o transformados.

    Las relaciones de los adolescentes con TND con su familia se agudizan en esta etapa del desarrollo de la personalidad, pues una de las características de estos tipos de adolescentes es precisamente las relaciones interpersonales sobre todo con familiares y en su vida familiar. Es, en este entorno, donde se manifiestan los primeros trastornos negativista desafiante.

    Partes: 1, 2, 3, 4
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