Programa de actividades físico-recreativo para la integración social de las personas alcohólicas
Enviado por Hugo Pedro Alejo Oliver
- Resumen
- Introducción
- Definiciones de términos
- Marco Teórico Conceptual
- Metodología y selección de los sujetos
- Programa de actividades físico-recreativas para los sujetos diagnosticados alcohólicos
- Programa de actividades físico-recreativas específico
- Conclusiones
- Recomendaciones
- Bibliografía
La investigación propone un programa de actividades físico-recreativo para la integración social de las personas alcohólicas en la zona de itabo, del municipio Martí, provincia Matanzas. Se elaboró el mismo con objetivos, contenido, estructura y organización, correspondiente para este tipo de personas, a través de un diagnostico que se sustentó en diversos métodos y técnicas propias de la investigación, de corte teórico, empírico y estadístico matemático. El aporte del trabajo lo constituye, la elaboración del programa de actividades físico–recreativo como una alternativa de intervención social para un grupo de personas diagnosticadas alcohólicas en la comunidad tomada como escenario, como un elemento que favorezca de forma novedosa y científica el trabajo del personal de la Cultura Física en función de la integración social de estas personas alcohólicas. El alcoholismo transforma la conducta del individuo, perdiendo el respecto y la consideración de los familiares y vecinos, destruye al hombre y a la familia, provoca disfunciones psíquicas, en particular estados depresivos que pueden desencadenar incluso el intento de suicidio o agresiones contra la vida de los demás. El beber alcohol aumenta los riesgos de muertes por accidentes automovilísticos, durante actividades recreativas, en el trabajo, y la probabilidad de que ocurran homicidios y suicidios. Las personas que beben mucho alcohol pueden aumentar el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer; especialmente del hígado, el esófago, la garganta, por eso se determinó como objetivo elaborar un programa físico-recreativo que contribuya a la integración social de las personas diagnosticadas alcohólicas en la zona de Itabo, municipio Martí, provincia Matanzas.
Desde hace mucho tiempo, el alcoholismo ha sido objeto de diferentes investigaciones comunitarias en el ámbito mundial, enfocadas desde diferentes ciencias, entre las cuales se destacan: la Sociología, Antropología, Psicología, las fisiológicas y médicas, entre otras, todas ellas, preocupadas por brindar una solución a uno de los flagelos que ha venido incrementándose como consecuencia del comercio indiscriminado de alcoholes y sus derivados.
Es así como, la prevención de manifestaciones no acorde a las normas sociales y la reinserción a la sociedad de personas que en algún momento de su vida han presentado o presentan un desajuste social, son acciones permanentes de nuestra sociedad.
Por lo que se comprende que, en una comunidad son múltiples los problemas que se presentan de salud: drogadicción, enfermedades trasmisibles, económicos y de formación, entre otros. Muchos de los cuales llevan a la marginación, exclusión y enajenación de los grupos e individuos que presentan algún tipo de desajuste social.
En Cuba existe una tradición cultural asociada al consumo de alcohol, pero los patrones de consumo de esta sustancia han ido cambiando en nuestra sociedad en las últimas décadas, en donde ha pasado a ser un uso doméstico y cotidiano.
Existen algunos estudios en Cuba sobre alcoholismo que se han referido a la repercusión social del mismo desde diferentes enfoques o ciencias, muchos son de corte psicológico (González Menéndez, 1989, 1999, 2002, 2007) y algunos desde la sociología, tal es el caso de Ramírez, (2004). Muchas son las propuestas de proyectos de trabajo comunitarios que plantean vías sanas de entretenimiento y distracción para la comunidad en busca de superar el nivel de consumo de alcohol en el contexto comunitario cubano.
En la provincia Matanzas, las investigaciones sociales se han incrementado, sobre todo, aquellas que tienen una alta incidencia en la población, personas con problemas mentales y otros como el alcoholismo, insertando las diferentes disciplinas como la psicología, el trabajo social, entre otros.
Varias son las consecuencias directas que provoca la ingestión de bebidas alcohólicas de forma continua e imprudente, entre ellas se encuentran la pérdida del afecto y la estimación de sus familiares , relaciones interpersonales, pérdida de los valores más elementales en el individuo, en detrimento de la calidad de vida, la felicidad y armonía.
Una de las interrogantes que más suscita la preocupación de las personas es, el por qué algunos pueden beber alcohol sin problemas, mientras que otros, son totalmente incapaces de controlar sus hábitos de beber. Investigaciones realizadas han demostrado que para muchas personas la vulnerabilidad al alcoholismo es heredada, según los autores: Goodwin ; Cloninger y Reich; Cotton y Latcham, (), sin embargo, es importante reconocer que los factores en el ambiente de la persona, tales como: las influencias de los compañeros y la disponibilidad de alcohol, influyen significativamente, Morse; Wiseman, ().
Ambos factores, los heredados y los del ambiente, son llamados "factores de riesgo", a pesar de estos factores, el riesgo no determina el destino. El hecho de que el alcoholismo tiende a ser común en algunas familias, no significa que el hijo o la hija de un padre o una madre alcohólica automáticamente desarrollarán alcoholismo. Para la mayoría de las personas, el alcohol es un acompañamiento placentero para las actividades sociales; el uso moderado del alcohol hasta dos tragos por día para los hombres y hasta un trago por día para las mujeres y personas mayores no es dañino.
Sin embargo, un gran número de personas tienen problemas serios con sus hábitos de consumo de alcohol, según estudios realizados, cerca de 14 millones de americanos presentan problemas con el alcoholismo, 1 de cada 13 adultos, abusan del uso del alcohol o son alcohólicos, además, varios millones de adultos tienen patrones o hábitos de consumir bebidas alcohólicas que los pueden conducir a problemas de alcohol. Aproximadamente el 53% de los hombres y mujeres en los Estados Unidos, reportan que uno o más de sus familiares presentan problemas de alcoholismo.
En la provincia Matanzas, según las estadísticas del departamento de Salud Mental Provincial, en el año 2009, de 32571 personas dispensan rizadas, 15169 para un 47% se diagnostican como alcohólicas, con mayor incidencia en municipios como Jovellanos, Colón y los municipios costeros de Cárdenas, Jagüey Grande, Matanzas y Martí. El abuso del alcohol también puede causar cirrosis hepática, problemas en el sistema de inmunidad, daño cerebral, y hasta puede dañar el feto durante el embarazo. Las consecuencias del abuso del alcohol son serias en muchos casos de amenaza o peligro a la vida, el beber alcohol aumenta los riesgos de muertes por accidentes de tipo: automovilísticos, durante actividades recreativas, laboral y la probabilidad de que ocurran homicidios, así como suicidios. Las personas que beben mucho alcohol pueden aumentar el riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer; especialmente del hígado, el esófago, la garganta, y la laringe (caja de la voz).
El hábito de ingerir bebidas alcohólicas que para muchos es una forma de entretenimiento, actividad recreativa, escape al estrés y en muchos casos una necesidad o costumbre, esto se manifiesta además en conductas antisociales, como abandono de la actividad laboral o de estudio, impuntualidades y su poca responsabilidad ante la disciplina, es decir, que se produce de manera general un deterioro en la calidad de vida del consumidor de alcohol. Muchas personas conscientes de su enfermedad y de las consecuencias que atraviesan por la misma se someten a procesos terapéuticos y de rehabilitación, esencialmente en los marcos de programas de salud y de tratamiento a las adicciones, en los que se utilizan principalmente recursos o procederes de carácter biológico y psicológico.
El alcoholismo transforma la conducta del individuo, perdiendo el respecto y la consideración de los familiares y vecinos, destruye al hombre y a la familia, provoca disfunciones psíquicas, en particular estados depresivos que pueden desencadenar incluso el intento de suicidio o agresiones contra la vida de los demás.
La idea esencial de esta investigación es que la Cultura Física, como uno de los mayores logros obtenidos como proceso de rehabilitación, de fármaco- dependientes, puede resultar también una de las acciones más vitales, que a juicio de este autor, se deben llevar a cabo en un proceso de rehabilitación, pues la misma utiliza medios terapéuticos para la recuperación de enfermedades y dentro de estos, los ejercicios físicos como los principales estimuladores de las funciones vitales del organismo, que influyen en el grado de reacción de todo el cuerpo, la misma, constituye un proceso terapéutico pedagógico que contribuye al correcto desarrollo del sistema nervioso, conlleva a efectos psíquicos favorables, conduciendo a un estado físico satisfactorio que incrementa la capacidad de trabajo.
La Cultura Física en general educa de manera integral, cuerpo y mente a la vez; ofrece grandes cambios de la conducta, la recuperación de aquellas capacidades coordinativas, condicionales y psíquicas que se han perdido, mejora la capacidad aeróbica, la orientación en tiempo y espacio, permite controlar impulsos nerviosos, corrige la postura, la marcha, así como mejora la relación sociales por medio de la comunicación y el colectivismo. No obstante estas potencialidades inherentes a la Cultura Física como proceso terapéutico y rehabilitador para los alcohólicos en nuestro país no existen, sino que los programas que están en función del proceso de terapia y rehabilitación para este tipo de personas son los de Salud Mental, dirigidos por el Ministerio de Salud Pública donde se insertan algunos recursos de carácter lúdico y recreativos como parte de la terapia general a la que son sometidos los pacientes alcohólicos.
A pesar de las investigaciones realizadas desde diferentes ciencias y los daños que conlleva el alcoholismo, conjuntamente con la labor profiláctica de los medios de difusión en nuestro país, aún existen personas en las comunidades que ingieren indiscriminadamente bebidas alcohólicas afectando su calidad de vida y sus relaciones sociales, provocando así mismo una enajenación de la sociedad.
En el contexto comunitario objeto de la investigación, se detectó a través del método de observación, la siguiente situación problémica:
Un alto índice de consumo de alcohol en la población de la zona, particularmente los fines de semanas, se convierte esta actividad en una de las principales que ocupa el tiempo libre de la población.
Existen personas diagnosticadas alcohólicas, manifestándose como fenómeno general común a ellas su enajenación social.
En la zona no existe un programa o acciones que desde los ámbitos sociológico, psicológico o desde la Cultura Física intenten contrarrestar esta tendencia y constituyan elementos preventivos o profilácticos integradores en el desarrollo comunitario.
No integración de la población alcohólica a los programas de rehabilitación establecidos por el Ministerio de Salud (Programa de salud mental) y a otras asociaciones de ayuda mutua (Alcohólicos anónimos).
A partir de esta situación se definió el siguiente problema científico:
¿Cómo contribuir a la integración social de las personas diagnosticadas alcohólicas en la zona de Itabo, municipio Martí, provincia Matanzas?
Lo que determina el siguiente objeto de investigación: proceso de rehabilitación de alcohólicos en la comunidad y Como campo de acción: la integración social de las personas diagnosticadas alcohólicas en la zona de Itabo, municipio Martí, provincia Matanzas.
Como una aproximación a la solución de este problema científico se declara como objetivo: Elaborar un programa físico-recreativo como alternativa de intervención que contribuya a la integración social de las personas diagnosticadas como alcohólicas en la zona de Itabo, municipio Martí, provincia Matanzas.
Para dar cumplimiento al objetivo investigativo se planteó la siguiente hipótesis: la aplicación de un programa de actividades físico-recreativas como alternativa de intervención contribuirá a la integración social de las personas diagnosticadas alcohólicas, en la zona de Itabo, municipio Martí, provincia Matanzas.
El desarrollo de la investigación respondió a trazarnos los siguientes objetivos específicos:
1. Sistematizar los referentes teóricos-metodológicos que sustentan el proceso de rehabilitación y en particular de integración social de las personas alcohólicas.
2. Diagnosticar la situación inicial de las personas alcohólicas en la zona de Itabo, municipio Martí, provincia Matanzas.
4. Estructurar el programa de actividades físico-recreativo como alternativa de intervención social para las personas diagnosticadas alcohólicas, en la zona de Itabo, municipio Martí, provincia Matanzas.
5. Valorar los resultados de la aplicación del programa de actividades físico-recreativo mediante la consulta a especialistas.
El aporte práctico lo constituye, la elaboración del programa de actividades físico–recreativo como alternativa de intervención social para un grupo de personas diagnosticadas alcohólicas en la comunidad tomada como escenario para la investigación, ofreciéndola el autor como elemento de trabajo para el personal de la Cultura Física en función de la integración social de estas personas.
En tanto, la novedad científica se expresa en la fundamentación y estructuración del programa de actividades físico-recreativo elaborado, que presenta de manera coherente las potencialidades de la Cultura Física, como una variante de intervención social; en función del proceso de integración a la sociedad de personas alcohólicas.
Programa: No es más que todas las ofertas de trabajo y empleo, buscador de empleo.
Actividades:
Físico:
Recreativo:
Personas: Es un ser social dotado de sensibilidad con inteligencia y voluntad propiamente humana. Para la psicología se trata de un individuo humano concreto.
Integración: Es un proceso dinámico y multifuncional que supone que gente se encuentra en diferentes grupos sociales (Ya sea para cuestiones económicas, culturales, religiosas o nacionales) se reúne bajo el mismo objetivo precepto.
Sociedad:
Alcoholismo: Es quizás, el problema médico y de salud pública más grave de estado español y de euska herria en particular .el proceso de decadencia en el que ven sumidas las personas y la sociedad no debería ,por tanto producir una alarma inferior que la derivada del consumo de droga.
Alcohólicos Anónimos: es una comunidad de enfermos alcohólicos, no lucrativa, espiritual que realiza reuniones entre sus miembros con el fin de ayudarse mutuamente para abandonar el alcoholismo mediante terapia de grupo.
Salud mental: Se define como el estado e equilibrio entre una persona y su entorno socio-cultural .este estado garantiza al individuo su participación, intelectual y social para alcanzar un bienestar y calidad de vida. La salud se puede dividirse en salud física y salud mental, aunque en realidad son dos aspectos interrelacionado para el cuidado de la salud ,se recomienda la realización frecuente y regular de ejercicio y una dieta equilibrada y saludable ,con variedad de nutrientes y proteínas.
Salud: es un estado físico y mental razonablemente libre de encomiendas y dolor que permite a la persona en cuestión funcionar efectivamente por más largo tiempo posible en el ambiente, donde por elección está ubicado .Rene Dubas (1956)
CAPÍTULO I.
1.1 Aproximación histórica al alcoholismo y su tratamiento.
La palabra alcohol, derivada del vocablo árabe alkune, significa esencia y su uso como bebida comenzó siendo parte de ritos religiosos en comunidades primitivas, ya que luego de su ingestión sentían que podían acercarse y hablar con los dioses. En el año 800 a.n.e se descubrió el proceso de destilación del alcohol y ya 400 años después Hipócrates describió "la locura alcohólica". Desde entonces se usa y abusa del alcohol, tanto es así que a pesar de sus efectos tóxicos en el organismo es considerada una droga lícita, quiere decir, un hábito permisible. La naturaleza familiar del alcoholismo es conocida desde la antigüedad. Así, Plutarco, en su "Vidas Paralelas" ya demuestra que la tendencia hacia la bebida que encontramos en los hijos se asemeja a la de los padres.
La primera referencia documental de la preocupación médica por el alcoholismo apareció en un texto mesopotámico donde se inscribe una receta con 11 hierbas medicinales para el tratamiento al alcoholismo, lo que expresa desde entonces el interés por la atención específica de la que resulta hoy la más trascendente toxicomanía a nivel mundial.
En la actualidad el alcoholismo es considerado como un fenómeno universal que constituye uno de los primeros problemas de salud pública en la mayoría de los países del mundo y está catalogado como el tercer problema sanitario de gravedad, precedido solamente por las enfermedades neoplásicas y los procesos cardiovasculares.
Algunos de los clásicos de la sociología han abordado la enfermedad en un grado menor o mayor dentro de sus postulados, tal es el caso de Talcott Parsons, Anthony Gidden, F. Engels. Que analizaron los problemas sociales y su repercusión en las sociedades que les tocó vivir.
De estas concepciones se deriva la existencia tolerada por la sociedad del alcoholismo. Salvo algunos países de cultura hindú o islámica donde el consumo de alcohol es menor como consecuencia de tradiciones o influencias religiosas, alrededor del 70% de la población, por encima de los 15 años, ingiere alcohol en determinada cantidad, del 3 al 5% son dependientes y, de ellos, el 10% se convertirán en bebedores problemas en algún momento de su vida (González, Menéndez).1987.
Aunque el abuso del alcohol fue reconocido desde épocas pretéritas como un problema de índole social, por su repercusión nociva sobre los colectivos humanos, la instauración de la categoría "alcoholismo" con la consiguiente inclusión de dicha toxicomanía en el ámbito médico, no ocurrió hasta 1849, en que Magnus Huss acuñó el término cuando Suecia era el país de mayor consumo de bebida alcohólica en todo el mundo (Acosta, C)
Fue este el primer esfuerzo científico para liberar al paciente alcohólico de las ancestrales concepciones que lo valoraban como delincuente, perverso y en el mejor de los casos, débil moral. No obstante cuando el término alcoholismo fue puesto en circulación por Magnus Huss, designaba una conducta desviada cuya explicación en la época fue la debilidad moral.
Más tarde en 1960 Jellinek, siguiendo el modelo médico clásico, incluyó la ingestión anormal de alcohol en la categoría enfermedad, a partir de este momento comenzó un proceso en el que el planteamiento genético representó la tesis principal acerca del alcoholismo y como antítesis se erigió la concepción medioambiental sustentada sobre todo en el aprendizaje instrumental. A partir de este momento comenzaron también a abrirse paso las tendencias que toman en cuenta los aspectos psicoculturales como factores que desempeñan un destacado papel en el desencadenamiento del alcoholismo.
Estas nuevas concepciones tuvieron una función catalizadora en el interés científico por encontrar una vía unificadora en el complejo espectro clínico de la que constituye, sin dudas, la más relevante toxicomanía de nuestros tiempos, considerada en muchas latitudes como uno de los problemas médico-sociales más significativos. No obstante a pesar de la intensión de unificar criterios, comenzaron a diseminarse en la ciencia toda una diversidad de concepciones que relacionaban el alcoholismo con diferentes factores desencadenantes entre las cuales se consideran como las más importantes las siguientes:
Los factores constitucionales: que en una de sus tendencias principales valoraba la herencia directa como factor de primer orden en el alcoholismo, planteando que por esa vía el sujeto nacía ya con un impulso específico para beber o con deficiencias metabólicas que se reflejarían en la necesidad de ingerir alcohol para resolverlas (Goodwin; Schuckit; Cotton; Cloninger y Reich; Lanchan) Dentro de esta corriente se encuentran también los criterios relacionados con la vulnerabilidad, que indica cierta predisposición evidenciable antes de la enfermedad, durante ella, después de su incidencia individual, según esta tendencia se heredaría no el alcoholismo sino las condiciones premórbidas necesarias a las que se suman otras influencias biopsicosociales (Gorenstein; Begleiter; Tarter; Torenstein).
Los factores psicológicos: entre ellas se encuentran la corriente cognitivo-conductual, que destaca el significado de un guión o programa de comportamiento establecido desde la infancia (Berne y Steiner) las concepciones psicoanalíticas, las mismas valoraban el alcoholismo relacionado con la fijación anal u oral, la angustia de castración, la hostilidad reprimida ante el padre y desplazada hacia la sociedad y con los instintos homosexuales latentes, las concepciones fenomenológico-existenciales, relacionan el alcoholismo con factores evasivos, los sentimientos de soledad y desesperanza como condición central que lleva al sujeto a buscar en el efecto del tóxico la solución a su situación (Alonso. F1979) y por último se señalan dentro de esta corriente la tendencia que centra su atención en la significación del aprendizaje y la experimentación, señalan como causas del alcoholismo el aprendizaje por imitación y las experiencias de relajación y euforia que provoca la ingestión del tóxico (Alonso. F).
-Los factores dependientes del medio: esta tendencia surgida en la década de los 80 (Pittman, Snyder, Wiseman, Sandahl, Lindbergh) estableció como factores asociados al surgimiento del alcoholismo factores macro sociales relacionados con situaciones familiares, escolares, laborales y recreativos, nivel de tensiones y estrés, así como la propaganda de los medios de difusión masiva, aspectos económicos, ocupacionales y factores climatológicos.
Los factores relacionados con la enfermedad no tratada: en este caso el factor desencadenante se refiere al círculo al círculo vicioso que se crea cuando el alcohólico en su repercusión familiar y social genera otros alcohólicos, hecho frecuente con sus hijos y también con otras personas a quienes el toxicómano sirve de iniciador (Mella. C1985).
Las tendencias hasta aquí tratadas están relacionadas con los llamados factores de la etiopatogenia del alcoholismo, a juicio de este autor la principal limitación de estos puntos de vista se encuentra precisamente en su unilateralidad, es decir, en la absolutización de un determinado factor como elemento desencadenante de la enfermedad, en vez de analizar la misma como un fenómeno multifactorial que en su origen puede tener asociado factores de diferente esencia: socioculturales, psicológicos y de diversa índole.
Si históricamente fue difícil aceptar, primero, que el alcoholismo es una enfermedad y luego establecer un consenso en relación a su origen, difícil también resultó superar la diversidad de criterios en cuanto a la conceptualización del término. En particular las divergencias de los científicos se centraron, por una parte, en concebir el alcoholismo como una enfermedad en la que existe puramente una dependencia física y por otra como una enfermedad que determina también daños biológicos, psicológicos y sociales, la primera tendencia por su alcance restringido llevó durante mucho tiempo a que muchos países reportaran cifras irrisorias de alcoholismo en sus poblaciones.
Esta discrepancia fue superada en la década de los 60 al establecerse una de las más difundidas definiciones sobre alcoholismo (Jellinek. E1960) en la cual se considera al alcoholismo como " todo uso de bebidas alcohólicas que causase daño de cualquier tipo al individuo, a la sociedad, o las dos " este criterio se refuerza en la década de los 70 con la definición emitida por la OMS y que es compartida por el autor de esta investigación en cuanto al alcance de la enfermedad de acuerdo a los daños que involucra, y en la cual se plantea " El alcoholismo es un trastorno conductual crónico manifestado por repetidas ingestas de alcohol, excesivas respecto a las normas dietéticas y sociales de la comunidad y que acaban interfiriendo la salud o las funciones económicas y sociales del bebedor "(OMS: Glosario de trastornos mentales y guía para su clasificación. Ginebra).
A juicio de este autor las definiciones anteriores lograron superar las concepciones restringidas que limitaban la comprensión del fenómeno a partir de criterios excluyentes de diferentes consecuencias de este fenómeno tan complejo.
Obra de las aristas en la que también se registran diversos enfoques ha sido el abordaje acerca de las diferentes maneras o procederes que desde las ciencias médicas y psicológicas se han utilizado históricamente en el tratamiento al alcoholismo. Uno de los principales recursos utilizados han sido los llamados "recursos biológicos" entre los cuales se han manejado cuatro grupos de ellos:
Los orientados a controlar los síntomas asociados y mejorar el estado general del paciente.
A superar las manifestaciones de abstinencia.
Determinar las respuestas aversivas.
Los orientados a reducir la ingestión etílica.
Estos recursos están asociados fundamentalmente al suministro de fármacos, (neurolépticos, tranquilizantes, antidepresivos, vitaminas, tapírida, propanolol, carbamacepina, sulfato de magnesio, medicamentos interdicto res o disuasivos como el metronidazol, fármacos atenuadores del deseo de beber (Glatt; Peachey; Agrew; Liskow y otros).
A consideración del autor, el suministro de fármacos se hace realmente necesario en determinados momentos del proceso terapéutico, pero su suministro requiere de tener en cuenta las contraindicaciones y reacciones adversas que pueden provocar algunos de ellos, así como evitar el riesgo adictivo, pues en este último caso sería sustituir una adicción por otra.
Por otra parte desde lo psicológico las maneras de tratamiento han tenido que ver con las diferentes corrientes o secuelas psicológicas, las cuales han determinado las principales corrientes psicoterapéuticas en el tratamiento al alcoholismo y entre las cuales se encuentran:
Exploración del inconsciente con el psicoanálisis como modelo.
Resultados de la experimentación psicológica cuyo prototipo es la terapia y modificación de la conducta.
Efecto de la palabra con la psicoterapia racional como paradigma.
Exploración y orientación existencial con el Da sien, análisis como técnica más relevante.
Análisis de la comunicación con la psicoterapia sistémica como pauta.
Este autor es del criterio, de que cada una de estas corrientes, de manera individual, ha hecho determinados aportes en la atención del alcohólico, se trata de procederes o técnicas que por separado han resultado provechosas en el tratamiento a los pacientes, por ejemplo: recursos como la confrontación, la clarificación y la catarsis propios del psicoanálisis, los recursos asertivos relacionado con la modificación conductual, el apoyo, la orientación psicológica desde la psicoterapia racional y los aportes humanistas de Bate son y Halley, sobre todo la teoría del "segundo salto", que expresa la tarea de no solo lograr que el alcohólico deje de beber, sino que logre también nuevos sistemas de interacción social.
Otra de las tendencias en el tratamiento al alcoholismo es la relacionada con los llamados "recursos sociales" a partir de las cuales se han obtenido logros importantes, en este grupo de recursos se encuentran: la terapia ocupacional, las redes de gestión , apoyo familiar y laboral, así como las redes de apoyo integradas por alcohólicos rehabilitados o sus familiares.
En la actualidad las terapias para el tratamiento a los pacientes alcohólicos parten de un enfoque más integrador, que a juicio de este autor resulta más efectivo, pues se imbrican diferentes recursos, tanto de carácter biológico como psicológico y social, como también técnicas o procederes individuales y grupales, en este sentido se considera fundamental, la idea de que en el proceso de rehabilitación la Cultura Física está llamada a jugar un papel importante, a partir de las potencialidades profilácticas, terapéuticas y de rehabilitación que esta encierra.
1. 2 El alcoholismo un problema de salud: modalidades clínicas y vías patogenéticas de esta toxicomanía.
En la Asamblea General de la OMS, efectuada en Ginebra, Suiza, en mayo de 2005, se hizo evidente que el tabaco y el alcohol eran las dos drogas de mayor significación mundial en lo referente a la Carga Global de Enfermedades (CGE) que determinaban, y se difundió a nivel planetario el significado de un nuevo indicador de salud, bajo las siglas AVAD (Años de Vida Ajustados a Discapacidad), que expresa la magnitud del daño biológico, psicológico, social, cultural y espiritual determinado -cada 12 meses- por dichas sustancias tóxicas. Su importancia radica en que expresa a nivel mundial el número de años perdidos como consecuencia de discapacidades físicas o mentales determinadas por dichas drogas.
Es justamente el AVAD quien ha permitido valorar con mayor nivel de detalle la repercusión médica, social y económica determinada por los diferentes tipos de drogas, con independencia de su carácter legal o ilegal, y su avance como indicador de salud está precisamente en que posibilita la suma del tiempo vinculado a las discapacidades y conforma la CGE cuando se le suman los años de vida perdidos por muertes precoces de los consumidores.
Fue también en la propia Asamblea General de la OMS donde se elaboró la Resolución/ 58.26, que ratifica una realidad epidemiológica constatada por décadas en la práctica de los especialistas en adicciones, y es que la repercusión médica, social y ético- humanística del uso inadecuado de alcohol en sujetos no alcohólicos, es mayor que la determinada por los propios pacientes alcohólicos.
La explicación del fenómeno se comprende si en lugar de valorar los riesgos adictógenos de las drogas en general, y del alcohol en particular, se piensa en la consecuencia del bloqueo funcional pre frontal implícito en la embriaguez, que "decapita" temporal o permanentemente los centros corticales vinculados a los valores de mayor jerarquía. De lo que se trata es de que por cada alcohólico existen aproximadamente 15 consumidores sociales de dicho tóxico, y si los patrones de consumo se hacen inadecuados por la vía del consumo inoportuno, irresponsable o embriagante, sus consecuencias son probabilísticamente muy superiores a las determinadas por los enfermos alcohólicos, tanto en su forma clínica de abuso de alcohol como en la dependencia, y algo similar ocurre a nivel mundial con el resto de las drogas que afectan el comportamiento.
El alcohol constituye " una sustancia natural o sintética, médica o no médica, legal o ilegal de efecto psicoactivo y cuyo consumo excesivo y prolongado determina tolerancia y dependencia, así como diversas afectaciones biológicas, psicológicas, sociales o espirituales " (González Menéndez, 2007). Si se valora en detalle esta definición, se puede establecer que las drogas pueden ser naturales como el tabaco, sintéticas como las anfetaminas, médicas como los tranquilizantes, no médicas como la cocaína, legales como el alcohol o ilegales como la marihuana, su efecto psicoactivo modifica las funciones psíquicas, ya sea deprimiéndolas como hace la morfina, excitándolas como hace la cafeína o distorsionándolas como ocurre con la dietilamida del ácido lisérgico (LSD), cuyo consumo excesivo (por encima de los patrones culturales de normalidad) y prolongado (por el tiempo necesario para que se produzca su efecto nocivo), determinan tolerancia (la que hace necesario el aumento progresivo de dosis) y dependencia (necesidad del producto para evitar la abstinencia) y que producen diversas afectaciones biológicas como la bronquitis del fumador; psicológicas como la depresión culposa del alcohólico; sociales como las reiteradas pérdidas de empleo del cocainómano y espirituales como la notable reducción de intereses morales, artísticos, filosóficos y culturales.
El comportamiento ante el alcohol, específicamente, abarca las siguientes categorías: los comportamientos "normales" donde se incluye el abstinente y el consumidor social, y los comportamientos "anormales" entre los que se encuentra el abuso de alcohol o consumo perjudicial y la dependencia alcohólica o síndrome de dependencia alcohólica, según la nomenclatura de la Clasificación Internacional de Enfermedades en su décima revisión (CIE-10) y el Manual de Diagnóstico y Estadística de la Asociación Psiquiátrica Americana (DSM-IV) respectivamente.
Entre los criterios más difundidos a utilizar para identificar la modalidad de comportamiento ante el alcohol (González Menéndez, 2007) se encuentran los siguientes:
– Criterio temporal: su esencia es que para delimitar una modalidad de comportamiento se tomará en cuenta que dicha conducta forma parte del estilo de vida del sujeto y que no se trata de algo coyuntural (que podría determinar por breve tiempo un comportamiento que sería falsamente clasificado de no tomarse en cuenta su eventualidad).
– Criterio de cantidad y frecuencia: cuyos límites superiores se abordarán más adelante.
– Criterio de nocividad o perjuicio: que se cumple cuando aparece algún daño evidente vio-mico-socio-espiritual.
– Criterio de pérdida de libertad o esclavitud: se cumple cuando el sujeto o bien no puede controlarse cuando comienza el consumo, o es incapaz de mantenerse dos días sin beber, o necesita el tóxico para poder desarrollar sus actividades cotidianas.
– Criterio de etiquetado: con sus dos variantes: auto etiquetado, de enorme valor (ya que cuando un toxicómano reconoce su condición pese a sus defensas, seguro esta en lo cierto) y el al etiquetado que es la apreciación de otras personas, ya sean familiares, amigos o vecinos que hacen su valoración sobre la conducta de la persona en cuestión.
Por otra parte, en la adquisición de una conducta adictiva resalta una múltiple concurrencia de factores individuales, sociales y culturales. Nunca se llega al abuso o la dependencia por la influencia de un solo factor. Para que una persona incurra en una conducta adictiva deben coincidir simultáneamente grupos de factores entre los que destacan tres esencialmente:
Factores de carácter individual que establecen ciertas predisposiciones determinantes de la dependencia.
Entre los factores individuales se encuentran la depresión, baja autoestima, falta de madurez, vulnerabilidad, dificultad para dar y recibir afecto, oscilaciones en el estado de ánimo, dificultad para establecer vínculos con otros, bajo nivel de tolerancia a la frustración, intolerancia al dolor y tensiones, inseguridad, ausencia de proyectos, conductas compulsivas y dificultad para planificar y ocupar el tiempo libre.
Factores vinculados al contexto: familia, sociedad.
Factores vinculados a las sustancias, objetos y a los actos.
González Menéndez establece el siguiente criterio, que es compartido por este autor, acerca de las vías pato genéticas en el alcoholismo. Establece seis vías básicas que conducen a las toxicomanías, ellas son:
La Sociocultural.
Hedónica.
Asertiva.
Evasiva.
Sintomática.
Constitucional.
Vía sociocultural: es producto de las costumbres, tradiciones y convenciones de las diferentes culturas, se relaciona íntimamente con la presión ejercida por los grupos humanos grandes o pequeños. Se ejemplifica por el adolescente que dice sí a la droga para demostrar "audacia" ante sus congéneres que lo subvaloran en esa etapa de inmadurez por no "haberse iniciado". Paradójicamente, ese mismo grupo durante su adultez rechazará como "flojo" a quienes no se han podido liberar de la droga.
Vía hedónica: aunque estrechamente vinculada a la primera, se caracteriza por ser la búsqueda de "placer", la motivación más importante para el consumo reiterado sin valorar que esos minutos de "placer" artificial se convertirán en décadas de sufrimiento para el adicto y sus seres queridos. Esta vía es la más importante en pacientes con rasgos disóciales previos a la adicción.
Asertiva: su esencia es la utilización del tóxico como muleta para enfrentar situaciones en algún grado temidas o determinantes de inseguridad o ansiedad, se establece frecuentemente en personas tímidas.
La evasiva: ha sido muy enfatizada en la literatura científica, hasta el punto de considerarla como la más relevante. La mecánica es la pretensión de "ahogar" penas presentes o pasadas y de carácter consciente o inconsciente. Este es el mecanismo seguido por los sujetos que pretenden evadirse de conflictos que pueden catalogarse tanto macro sociales como micros sociales. En este caso, el sujeto el trata de atenuar los conflictos mediante la distorsión de la realidad por el efecto euforizante y transitorio del alcohol.
Vía sintomática: donde existe una afección subyacente, generalmente psiquiátrica como la depresión la manía, obsesiones, fobias y otras, que posee un significativo papel en la determinación de dicha toxicomanía.
Vía constitucional: es la más cuestionada y debe ser tenida en cuenta cautelosamente en sujetos que combinan una gran carga familiar de toxicómanos con un inicio temprano, ausencia de otros mecanismos patogénicos, hegemónicos y tendencias disóciales.
Según González Menéndez, " la atención específica al alcoholismo muchas veces se dificulta por la diversidad de manifestaciones (espectro de categorías relacionadas con el consumo de alcohol) hace que muchos autores propongan hablar incluso de alcoholismos en plural y no de una enfermedad en específico " La literatura especializada actual recoge diversidad de criterios de clasificaciones entre los cuales se destacan:
Clasificación de Jellinek.
Clasificación de Alonso Fernández.
Clasificación de Bogani.
Clasificación de Marconi.
Clasificaciones de proyección epidemiológica.
Criterios de clasificación internacional y del DSM III.
Estos criterios de clasificación se diferencian, en que toman como base diferentes indicadores, que pueden ser la frecuencia en el consumo y la cantidad en el consumo. El autor asume un criterio de clasificación que a su juicio constituye uno de los más acabados de los consultados, el ofrecido por González Menéndez y el cual engloba indicadores epidemiológicos, pato genéticas, nosográficos y evolutivos y que se mueve entre dos polos opuestos: el sujeto totalmente abstinente y el alcohólico complicado en fase terminal o final, es decir entre la normalidad y la enfermedad, a partir de las cuales se establece el siguiente espectro de categorías (Cuadro 1
Cuadro 1. Espectro de categorías según González Menéndez.
A continuación se ofrece una descripción de cada una de estas categorías:
Abstinente total: sujeto que nunca bebe.
Bebedor excepcional o discreto: sujeto que bebe ocasionalmente en cantidad limitada y en situaciones muy especiales que no pasan de 5 en un año.
Bebedor social: sujeto que bebe sin transgredir las normas sociales y no cumplen los criterios tóxicos deterministas pues el alcohol no les produce efectos biopsicosociales nocivos y mantiene su libertad ante este.
Bebedor abusivo sin dependencia: sujeto que supera en cantidad y frecuencia los límites señalados socialmente lo que en breve conlleva al establecimiento de dependencia física.
Dependiente alcohólico sin complicaciones: se establece la dependencia física expresada en la aparición durante la abstinencia de temblores severos, nerviosismo, insomnio, cefalea, sudoración y a veces diarreas y subsaltos musculares.
Dependiente alcohólico complicado: se instalan las complicaciones psíquicas como el "delirium tremens", la alucinosis alcohólica, delirios celopáticos alcohólicos, aparecen complicaciones somáticas como polineuritis, cirrosis, cardiopatías y gastritis.
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