- Introducción
- Herramientas de Gestión Ambiental
- Breve panorámica de la legislación ambiental en Cuba
- Conclusiones
- Referencias
Es reconocido desde hace mucho tiempo que los problemas ambientales no reconocen fronteras, pero no fue hasta finales de la década de los años 60 y principio de los 70 del siglo pasado cuando se comenzaron a dar los primeros pasos para resolver los problemas ambientales desde una perspectiva mundial, nació entonces el concepto de la Gestión Ambiental. Definida como el campo que busca equilibrar la demanda de recursos naturales de la Tierra con la capacidad del ambiente natural, sobre una base sustentable (Colby 1990).
La gestión ambiental aparece como el mecanismo cardinal en la búsqueda de la sustentabilidad ambiental. Su principal objetivo se centra en la conciliación de las actividades humanas y el medio ambiente, a través de herramientas que inciten y posibiliten esta tarea, la cual conlleva a la modificación de la conducta humana, en relación con el medio ambiente.
Otro concepto lo plantea la Ley cubana No. 81/97 del Medio Ambiente donde se señala que la Gestión Ambiental es: el conjunto de actividades, mecanismos, acciones e instrumentos, dirigidos a garantizar la administración y uso racional de los recursos naturales mediante la conservación, mejoramiento, rehabilitación, monitoreo y el control de la actividad humana.
Diferentes investigadores norteamericanos concuerdan en que la gestión ambiental o gestión del medio ambiente no es más que el conjunto de diligencias conducentes al manejo integral del sistema ambiental. La gestión de espacios protegidos por su valor natural es una de las más puras causas de la gestión ambiental, la cual surge precisamente de esta tendencia, como un conjunto de técnicas que buscan como propósito fundamental un manejo de los asuntos humanos. Siendo posible un sistema de vida en armonía (Weynall 2009).
Abarcando las diferentes acepciones de la gestión ambiental se puede afirmar que diferentes autores plantean (Castellanos 1996), (Capuz 2002), (Isaac 2003), que la gestión ambiental ha venido evolucionando, pudiendo clasificarse a través de tres etapas fundamentales: el control de la contaminación, la prevención de ésta y finalmente el desarrollo sostenible.
La primera etapa surge a finales del siglo XIX cuando se descubre el origen de la epidemia de la peste, siendo así que es en esta etapa cuando comienzan a tomarse acciones de control al final de los procesos y la gestión de algunos desechos, sin embargo el consumo de recursos naturales creció de forma acelerada y la variable ambiental era considerada un costo, el cual era pagado por aquellos que incurrieran en estos sin importar la gravedad de los efectos.
La etapa de prevención estuvo determinada por la toma de acciones de carácter preventivo y en consecuencia la evolución de los razonamientos ecológicos sobre la actividad humana, surgiendo principios que admitían la compatibilidad del desarrollo y la conservación del medio ambiente, y la introducción de la dimensión ambiental en la planificación estratégica empresarial. Tomando un mayor auge el reciclado, la sustitución de materiales y la optimización de los recursos. Promoviéndose de un marco ambiental voluntario a la incorporación de estrategias y herramientas de gestión ambiental.
A partir de la década de 1970 a raíz de todos los cambios climáticos, fenómenos naturales de mayor envergadura, los científicos empezaron a darse cuenta de que muchas de las acciones humanas producían grandes impactos casi irreversibles sobre la naturaleza (Boullón 2006), por lo que algunos especialistas señalaron la evidente pérdida de la biodiversidad y elaboraron teorías para explicar la vulnerabilidad de los sistemas naturales. En consecuencia la humanidad, los gobiernos e instituciones comprenden la necesidad y urgencia de producir bienes y servicios, que no pusieran en peligro la sustentabilidad de las generaciones futuras, siendo así que en el año 1987 (Reporte de la Comisión Brundtland, "Nostro Futuro Comum") queda definido como desarrollo sostenible aquel que "satisface las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades"
Por otro lado Daly (2006) asegura, que una sociedad sostenible es aquella en la que los recursos no se utilicen a un ritmo superior al de regeneración, y no se emitan contaminantes a un ritmo superior al que el sistema natural sea capaz de absorber o neutralizar.
El objetivo del desarrollo sostenible es definir proyectos viables y reconciliar los aspectos económico, social, y ambiental de las actividades humanas; Baldock (2013) plantea que estos "tres pilares" deben definirse a nivel de comunidad, empresas y gobiernos, los mismos los define como:
Económico: funcionamiento financiero "clásico", pero también capacidad para contribuir al desarrollo económico en el ámbito de creación de empresas de todos los niveles;
Social: consecuencias sociales de la actividad de la empresa en todos los niveles: los trabajadores (condiciones de trabajo, nivel salarial, etc), los proveedores, los clientes, las comunidades locales y la sociedad en general.
Ambiental: compatibilidad entre la actividad social de la empresa y la preservación de la biodiversidad y de los ecosistemas. Incluye un análisis de los impactos del desarrollo social de las empresas y de sus productos en términos de flujos, consumo de recursos difícil o lentamente renovables, y términos de generación de residuos y emisiones. Este último pilar es necesario para que los otros dos sean estables.
Ciertamente todos los autores concuerdan (Colombia 2013; Piaszyk 2013; S. Cutter and Ahearn 2013) en que la gestión ambiental es un proceso que está orientado a resolver, mitigar y/o prevenir los problemas de carácter ambiental, con el propósito de lograr un desarrollo sostenible, entendido éste como aquel que le permite al hombre el desenvolvimiento de sus potencialidades y su patrimonio biofísico y cultural y, garantizando su permanencia en el tiempo y en el espacio.
La gestión ambiental se basa en el estudio del aspecto ambiental, el cual está constituido por los elementos de las actividades, productos o servicios de una organización que puede interactuar con el medio ambiente (NC-ISO:14001 2004) . Los aspectos ambientales, una vez identificados por la organización, deben ser atendidos con prioridad, en correspondencia con su significado, pues generan impactos ambientales sobre el medio. Además los aspectos ambientales pueden clasificarse de acuerdo a su potencial de ocurrencia, la relación con la gestión por parte de la organización, entre otras clasificaciones.
La norma (NC-ISO:14001 2004) define el impacto ambiental como cualquier cambio en el medio ambiente ya sea adverso o beneficioso, como resultado total o parcial de los aspectos ambientales de una organización. La relación entre los aspectos ambientales y sus impactos es de causa y efecto. Se puede decir que el impacto es el efecto que produce una determinada acción humana sobre el medio ambiente. Los efectos pueden ser positivos o negativos y se pueden clasificar en: efectos sociales, efectos económicos, efectos tecnológico-culturales y efectos ecológicos.
También el término es utilizado para hacer mención a las consecuencias de un fenómeno natural (como un tsunami o un terremoto), aunque dicha aceptación es poco frecuente. Lo habitual es que la noción se use para nombrar los efectos colaterales que implica una cierta explotación económica sobre la naturaleza.
Resumiendo las definiciones, el impacto ambiental es el efecto (negativo o positivo) que se produce a partir de una determinada acción humana generado por aspectos ambientales, ocasionando alteraciones al medio ambiente. Para minimizar, eliminar o mitigar los impactos sobre el medio se da la necesidad de incorporar la gestión ambiental al actuar de las organizaciones.
1. Gestión ambiental en las organizaciones
La gestión ambiental permite aplicar la política ambiental establecida mediante un enfoque multidisciplinario, teniendo en cuenta el acervo cultural, la experiencia nacional acumulada y la participación ciudadana (ANPP 1997). Generalmente va encaminada a la protección del entorno como un factor más de competitividad. Dentro de la cual se siguen disímiles planes de implantación y sensibilización, considerándolos como parte fundamental de la conciencia ambiental de toda la organización, no sólo del personal propio de la entidad sino también de la industria complementaria, para ello se establecen programas adecuados de formación continua.
Plantea Isaac (2004) que la empresa influye en el medio proporcionando productos y servicios, empleo, dividendos, pero también consume recursos naturales escasos, genera contaminación y residuos. Los efectos que la empresa genera en su entorno han de clasificarse de carácter económico y social y ambiental.
Siendo así que la gestión ambiental en la organización estará enfocada en la producción de bienes y servicios con menor impacto ambiental, protegiendo la salud de los trabajadores y de la comunidad, tomando conciencia del ciclo de vida de los productos y buscando alternativas en materiales de producción más económicos y amigables al medio ambiente.
La gestión ambiental en las organizaciones está enfocada en proveer una visión de futuro sostenible para el entorno como para la organización en sí misma. Siendo un factor de competitividad empresarial; Córdova (2006) plantea que la integración en el proceso de perfeccionamiento de la gestión ambiental deberá considerar 9 principios:
Adaptarse a los requisitos legales y normativos establecidos dentro y fuera de la Organización.
Desarrollar el compromiso de la dirección y de los trabajadores para la protección del medio ambiente.
Estimular la planificación ambiental durante el ciclo de vida de los productos o de los procesos.
Proporcionar recursos apropiados y suficientes, incluyendo la capacitación, para alcanzar los niveles de desempeño fijados sobre una base continua.
Evaluar el desempeño ambiental respecto a la política
Priorizar la prevención sobre la corrección.
Reducción y utilización de los efluentes.
Conocimiento de la situación y de su evolución.
Comunicación
En consecuencia la gestión ambiental debe ser entendida como la incorporación de la dimensión ambiental a las decisiones de intervención del hombre, debe ser previa y paralela a la elaboración de productos o servicios, y allí radica su mayor fortaleza, en prevenir impactos ambientales y minimizar aquellos inevitables, mitigando sus efectos sobre el ambiente. Propiciando entonces un menor costo por ahorro de materiales y gastos por tratamientos de residuos.
Herramientas de Gestión Ambiental
La gestión ambiental se nutre de una gran cantidad de herramientas metodológicas, que se integran, asocian y coordinan para administrar una dada situación. Entre éstas, algunas son de tipo predictivo, como los análisis de ciclos de vida, brindando conocimientos muy detallados acerca de materiales, procesos y residuos, información que resulta muy importante para la toma de decisiones. Existen otras de herramientas vinculadas directamente con la innovación y el desarrollo tecnológico, como lo son la química verde, la ingeniería verde, las mejores tecnologías disponibles, en general conocidas en su aplicación bajo el rótulo de Producción más Limpia. Además existen normas que tienden a estandarizar los procedimientos de gestión ambiental, como la serie de ISO 14000, que sirven como sostén y guía para la aplicación de distintas herramientas de gestión.
La mayor efectividad de las herramientas de gestión ambiental se logra cuando son aplicadas a priori, no sólo en términos ambientales sino también económicos y sociales, logrando una mayor eficiencia en el uso de materias primas y energía, y una reducción en la generación de emisiones y el costo asociado a su tratamiento.
Evidentemente el conjunto de herramientas es bastante amplio, pudiendo ser agrupadas bajo dos categorías (Isaac 2012), las normalizadas y las no normalizadas. Siendo las normalizadas aquellas que cuentan con normas para su aplicación, jugando el rol protagónico la familia de normas ISO 14000.
Figura 1: Herramientas de gestión ambiental.
2.1 Gestión de residuos.
Uno de los aspectos ambientales que mayor significancia han venido cobrando en estos tiempos, debido al impacto negativo que ocasiona, es la generación de residuos. Diversos son los criterios respecto a la definición de residuo y desecho, uno de los primeros incursores a nivel mundial en la temática de gestión de residuos, Skitt (1993) planteaba que un residuo era aquel producto, material o elemento que después de haber sido producido, manipulado o usado carecía de valor para el poseedor y por ello se desechaba. Diecisiete años más tarde, George Tchobanoglous, uno de los autores más reconocidos en materia de gestión de residuos en la actualidad; precisa en uno de sus libros, que un residuo o desecho es cualquier material o sustancia que por estar gastados, ser inútiles, excesivos o sin valor para quien los posee los tira o rechaza (Tchobanoglous 2010).
Evidentemente no caben dudas de que ambos autores plantean que un residuo o desecho no es más que un material que no representa una utilidad o un valor económico para su poseedor. Siendo de vital importancia en el concepto la palabra poseedor, ya que en muchas ocasiones el residuo de unos es la materia prima de otros (Jones 2010).
El concepto de residuo no debe ser tratado como un concepto cerrado, definitivo, sino que dependerá más bien del momento y del individuo que lo considere. Así se puede concluir que tal como afirmase Alfonso del Val en la revista "Economía y Sociedad", 2003 el residuo es ante todo una realidad social, diferente según sociedades y épocas y representa un valor cultural y social para los individuos que forman o han formado dichas sociedades y así lo ratifica O`Riordan (2013) una década después. Lo que evidencia que esta realidad social debe tomar protagonismo como herramienta de gestión.
El término residuo también se define desde el punto de vista del análisis del ciclo de vida en la como: "cualquier salida que se desecha del sistema producto"(NC-ISO:14050 2005).
Por tanto ya definido lo que es un residuo se podrá definir que la gestión de ellos no es más que el conjunto de operaciones dirigidas a darles el destino más adecuado de acuerdo con sus características, con la finalidad de prevenir daños o riesgos para la salud humana o el ambiente. Incluyendo el almacenamiento, la recolección, la transferencia, el transporte, el tratamiento, la disposición final y cualquier otra operación necesaria.
La meta perseguida por las organizaciones con la gestión de los residuos ha de ser la de minimizar los volúmenes de residuos generados durante el proceso productivo, administrarlos de una forma compatible con el medio ambiente y la salud pública y comprometerse con un desarrollo sostenible, permitiendo conservar recursos, reducir costos y generando valor agregado (UE 2009). Las organizaciones han de realizar una gestión que sea ambiental y económicamente adecuada, y reducir al mínimo la cantidad de desechos enviados al vertedero. Estos esfuerzos incluyen el reciclaje, convertir los residuos en energía, diseñando productos que usen menos material, siempre cumpliendo con la legislación aplicable. Por ello debe enfocarse esta gestión como un proceso más de la organización.
Clasificación de residuos.
Los residuos se pueden clasificar de diversos modos ya sea por su estado físico, origen, características de peligrosidad o el manejo que se les dé, entre otras clasificaciones.
La clasificación de los residuos según el estado físico en que se encuentre lo define Rossin (1998) en tres tipos de residuos: sólidos, líquidos y gaseosos, es importante notar que el alcance real de esta clasificación puede fijarse en términos puramente descriptivos o, como es realizado en la práctica, según la forma de manejo asociado: por ejemplo un tambor con aceite usado y que es considerado residuo, es intrínsecamente un líquido, pero su manejo va a ser como un sólido pues es transportado en camiones y no por un sistema de conducción hidráulica.
También otra clasificación que es muy utilizada es por el tipo de manejo que reciban los residuos. Siendo Krishna (1996) el autor que comienza a clasificarlos de acuerdo a las características de peligrosidad, ya que en función de esta se realizará el manejo de los mismos.
Un residuo peligroso (RP) es aquel que por su naturaleza son inherentemente peligrosos de manejar y/o disponer, y pueden causar muerte, enfermedad; o que son dañinos para la salud o el medio ambiente cuando son manejados en forma inapropiada (CITMA 2009). Mientras que los no peligrosos son aquellos que no clasifiquen dentro del apartado anterior, generalmente son los provenientes de casas, sitios de servicio privado y público, demoliciones y construcciones, establecimientos comerciales y de servicios, resumiendo, que no tengan efectos nocivos sobre la salud humana.
Gestión de residuos peligrosos
No caben dudas que la gestión de los residuos peligrosos (GRP) es una de las más complejas dentro de la gestión ambiental, siendo así que se ha prestado atención especial a esta materia. En 1992 entra en vigor el Convenio de Basilea sobre el control de los movimientos transfronterizos de los residuos peligrosos y su eliminación. Actualmente cuenta con 170 países miembros y su objetivo es proteger el medio ambiente y la salud humana contra los efectos nocivos derivados de la generación, el manejo, los movimientos trasfronterizos y la eliminación de los desechos peligrosos y otros desechos.
El gobierno cubano en su condición de signatario del convenio de Basilea y en cumplimiento de su política ambiental dictó en el año 2009 el "Reglamento para el manejo integral de desechos peligrosos" con el objetivo de establecer las disposiciones que aseguren el manejo adecuado de estos productos en el país. Siendo de cumplimiento obligatorio para todas las personas naturales o jurídicas que generen este tipo de desecho.
Este plan incluye todos los procesos y procedimientos técnicos y administrativos necesarios para lograr que una vez agotadas las posibilidades de reducción de la generación de estos desechos, el manejo de los mismos, tanto dentro de la instalación, como fuera de la misma se haga con el menor riesgo y de la forma más eficiente posible.
La clasificación del residuo peligroso puede realizarse de diferentes formas, una de las más tradicionales es de acuerdo a los criterios del CRETIB (Las características CRETIB se refieren a las características que hacen a un residuo peligroso si presenta por lo menos una de ellas, cada sigla quiere decir:Corrosivo, Reactivo, Explosivo, Tóxico, Inflamable, Biológico Infeccioso.
Otra forma de clasificación es de acuerdo al convenio de Basilea donde se establecen 6 categorías de desechos (CITMA 2009):
Biológico peligroso (Y1)
Químico peligroso (Y2- Y18)
Compuesto con componente de material especificado en el Anexo I de dicho convenio (Y19-Y44)
Mixto
Y de consideración especial (Y46-Y47)
2.2 Gestión de residuos y su vínculo con otras herramientas.
La gestión de residuos es una herramienta que aunque no tiene una base normativa, se interrelaciona con otras herramientas normalizadas y no normalizadas, complementándose entre ellas. Dentro de todo el conjunto de herramientas de gestión ambiental se pueden destacar las siguientes:
Producción más limpia
El concepto de Producciones Más Limpias, fue lanzado por vez primera en el año 1989, por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), quien ha actuado como su promotor y ha incidido en la divulgación de la información relacionada con este tema. Así, en el año 1994, surge el Programa Internacional de Producciones Más Limpias creado bajo la iniciativa conjunta del PNUMA y el ONUDI, con el objetivo de desarrollar capacidades nacionales en Producciones Más Limpias y fomentar el desarrollo industrial sostenible en países subdesarrollados.
El PNUMA define la Producción más limpia (P+L) como la aplicación continua de una estrategia integrada de prevención a los procesos, productos y servicios, para aumentar la eficiencia y reducir los riesgos a la vida humana y al medio ambiente.
Este concepto fue definido sobre la base de diferentes criterios: la puesta en práctica de una estrategia ambiental preventiva, la conservación de materias primas y energía, la eliminación de los materiales tóxicos, y la reducción de la cantidad y toxicidad de todas las emisiones y residuos antes de que se concluya el proceso productivo. Siendo este enfoque uno de los principios de la gestión de residuos.
La P+L hace referencia a una mentalidad que enfatiza la producción de bienes y servicios con el mínimo impacto ambiental bajo la tecnología actual y límites económicos. Reconoce que la producción no puede ser absolutamente limpia. La realidad práctica asegura que habrá residuos de algún tipo, de varios procesos y productos obsoletos. Sin embargo, se deben realizar esfuerzos para hacer las cosas mejor que en el pasado, para lograr que el planeta siga siendo habitable.
La herramienta de "producción más limpia" forma parte del programa ambiental aplicado en Cuba. Las acciones dentro de la estrategia nacional de producción más limpia se dirigen al perfeccionamiento de la gestión empresarial mediante la ejecución de medidas organizativas, el ahorro de recursos, la innovación tecnológica, el aprovechamiento económico de residuales y el uso de tecnología apropiada para el tratamiento de la contaminación.
Evidentemente la P+L está dirigida fundamentalmente a la minimización en origen, evitando el consumo de sustancias peligrosas que se transforman en residuos y emisiones, así como disminuir el consumo de materias primas, materiales auxiliares, agua y energía para contribuir así a la elevación del desempeño ambiental y económico de una organización.
La industria cubana exhibe un significativo avance en la conservación del medio ambiente, al confirmar la buena marcha y resultados de un proyecto de cooperación con la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), institución que tiene su sede central en Viena, Austria.
Además de las leyes y decretos que se relacionan con la aplicación en alguna forma de la producción limpia, también existen parámetros "voluntarios" , que hoy en día se hacen indispensables para una competitividad aceptable , los cuales son la certificación de la empresa , con estándares internacionales , para obtener con esto una ventaja a la hora de querer ampliar fronteras de producción y mejorar la imagen. Además con los avances y la globalización estos se hacen obligatorios para la realización de ciertas actividades.
Dentro de estos estándares, uno de los más importantes es la norma internacional ISO, y en especial para este tema se encuentra la familia de normas ISO 14000.
Normas ISO 14000.
Las ISO 14000 son normas internacionales que se refieren a la gestión ambiental de las organizaciones, su desarrollo recae sobre el comité técnico de la ISO 207 (ISO/TC 207). Su objetivo básico consiste en promover la estandarización de formas de producir y prestar servicios que protejan al medio ambiente, minimizando los efectos dañinos que pueden causar las actividades organizacionales.
Las características generales de las normas se encuentran en que son estándares voluntarios y no tienen obligación legal. Tratan mayormente sobre documentación de procesos e informes de control. Fueron diseñadas para ayudar a organizaciones privadas y gubernamentales a establecer y evaluar objetivamente sus SGA.
Estas no establecen objetivos ambientales cuantitativos ni límites en cuanto a emisión de contaminantes. No fijan metas para la prevención de la contaminación ni se involucran en el desempeño ambiental a nivel mundial, sino que establecen herramientas y sistemas enfocados a los procesos de producción de una empresa u otra organización, y de las externalidades que de ellos deriven al medio ambiente. Los requerimientos de las normas son flexibles y, por lo tanto, pueden ser aplicadas a organizaciones de distinto tamaño y naturaleza.
Dentro de esta familia de normas la ISO 14001 es el marco normativo más internacionalmente reconocido para la implantación de un Sistema de Gestión Ambiental (SGA). El mismo parte del sistema de gestión general que incluye la estructura organizativa, las actividades de planificación, las responsabilidades, las prácticas, los procedimientos, los procesos y los recursos para desarrollar, implantar, realizar y mantener la política ambiental (NC-ISO:14001 2004). Los requisitos de un SGA quedan resumidos en la siguiente figura:
Figura 2: Requisitos de un SGA
Para que un SGA sea factible es necesario como paso inicial y base del proceso contar con un compromiso común, en el que deben estar implicados todos los integrantes (personal propio, industria complementaria.), destacando el papel relevante de la dirección para poder conseguir los objetivos establecidos (Real and Carro 2002). El SGA contribuye al igual que el sistema de gestión de seguridad y salud del trabajo a garantizar un ambiente más saludable y seguro al trabajador, solo que su alcance es mucho mayor, ya que el mismo tiene que proyectarse obligatoriamente fuera de los límites de la empresa y analizar los impactos que provocan la actividad de la misma en el entorno que la rodea (García González 2010).
Las organizaciones de todo tipo están cada vez más interesadas en alcanzar y demostrar un sólido desempeño ambiental mediante el control de los impactos de sus actividades, productos y servicios sobre el medio ambiente, acorde con su política y objetivos ambientales. Lo hacen en el contexto de una legislación cada vez más exigente, del desarrollo de políticas económicas y otras medidas para fomentar la protección ambiental, y de un aumento de la preocupación expresada por las partes interesadas por los temas ambientales, incluido el desarrollo sostenible.
Un SGA posee una política ambiental y gestiona los aspectos ambientales en la empresa. La política ambiental es basada en las intenciones y dirección generales de una organización relacionadas con su desempeño ambiental, como las ha expresado formalmente la alta dirección (NC-ISO:14001 2004). EL reglamento EMAS (2001) la define como la declaración de principios y objetivos generales de la organización con respecto al medio ambiente. Siendo la política ambiental la base que permite a la empresa establecer sus objetivos y metas, es de vital importancia que esta se encuentre en concordancia con la planificación estratégica, dado que la implementación y mejora del desempeño ambiental en la empresa parte de la política ambiental.
Es importante destacar que todo sistema de gestión independientemente que parte de una política, debe constar con una serie de procedimientos que permitan la articulación, materialización y mejora de esta política. No sólo con precisar una adecuada política ambiental es suficiente, sino deben establecerse procedimientos que permitan identificar aspectos ambientales en toda su extensión, determinando aquellos que presentan un impacto significativo, de forma tal que permita a las organizaciones acometer un control que permita erradicarlo o minimizarlo.
Dentro de las fases de implantación y verificación de un SGA, son varios los requisitos que se encontrarán estrechamente vinculados con la gestión de residuos. La norma plantea que la organización necesita aplicar algún tipo de control operacional para cumplir con sus compromisos de política ambiental, lograr sus objetivos y metas, cumplir los requisitos legales aplicables y gestionar sus aspectos ambientales significativos.
Por tanto la generación de residuos peligrosos constituye un aspecto significativo que toda empresa debe gestionar a través de controles operacionales. Estos no sólo estarán en función de cumplir el marco legal, ya que las acciones a tomar deberán seguir una estrategia, que tenga como primera fase la reducción.
En el año 2002, Japón introduce políticas para establecer una sociedad orientada al reciclaje, llevando a cabo diferentes campañas entre organizaciones civiles y órganos gubernamentales para difundir entre ciudadanos la idea de las R`s, (reducir, reutilizar, reciclar). Convirtiéndose en una estrategia para la gestión de residuos.
Filosofía de las R`s.
Este concepto hace referencia a estrategias para el manejo de residuos que buscan ser más sustentables con el medio ambiente y específicamente dar prioridad a la reducción de volumen de residuos generados. Con el de cursar de esta problemática muchas organizaciones han desarrollado una campaña divulgadora de una política de comportamiento la que llaman "Regla de las R", cada cierto tiempo el número de R`s aumenta, como también lo hace su caracterización. Diferentes autores fueron consultados (Quillo 2008; McCogue 2009; Leganes 2010; Carpio 2011; Bennett 2013) y en esencia las R´s responden a la pirámide de la gestión ambiental:
REESTRUCTURAR el sistema económico para que, en lugar de producir bienes superfluos, se concentre en la satisfacción de las necesidades de todos. Incluir los costes sociales y ambientales en el precio final del producto o los servicios.
REPENSAR el modo de vida que se lleva, diferenciar las necesidades básicas de las no imprescindibles.
REDUCIR el consumo excesivo.
RENTAR: rentar en lugar de poseer de manera personal.
RECHAZAR, rechazar aquellos productos o materiales que se convertirán en basura o residuos.
REGRESAR: regresar a distribuidores productos cuya vida útil haya terminado.
REUTILIZAR, prolongar la vida útil de los materiales.
REFORMAR: rehacer o reconstruir productos como ropa, zapatos entre otros para que puedan utilizarse nuevamente.
REPARAR, aunque se descomponga el producto se repara para poder seguir usándolo
RECICLAR, reincorporar al ciclo de producción los materiales una vez finalizada su vida útil.
RECONVERTIR A ENERGÍA: Aquellos residuos que no puedan ser reutilizados, pueden generar energía a través de su incineración.
Breve panorámica de la legislación ambiental en Cuba
La familia de normas ISO 14000 es un conjunto de documentos de gestión ambiental que, una vez implantados, afectará todos los aspectos de la gestión de una organización en sus responsabilidades ambientales y ayudará a las organizaciones a tratar sistemáticamente asuntos ambientales, con el fin de mejorar el comportamiento ambiental y las oportunidades de beneficio económico. ISO 14000 se centra en la organización proveyendo un conjunto de estándares basados en procedimiento y unas pautas desde las que una empresa puede construir y mantener un sistema de gestión ambiental.
En este sentido, cualquier actividad empresarial que desee ser sostenible en todas sus esferas de acción, tiene que ser consciente que debe asumir de cara al futuro una actitud preventiva, que le permita reconocer la necesidad de integrar la variable ambiental en sus mecanismos de decisión empresarial.
Dentro de la familia de normas cubanas han sido adoptadas la ISO 14001:2004, ISO 14004:2004, ISO 14006:2012, ISO 14015:2005, ISO 14020:2005, ISO 14021:2005, ISO 14024:2005, ISO 14025:2007, ISO 14031:2005, ISO 14040:2009, ISO 14044:2009, ISO14050:2009, ISO14063: 2009, ISO 14065:2007 y la ISO 19011:2012.
A partir de la década del 90, Cuba, introduce en la Constitución el concepto de desarrollo sostenible, la aprobación de diversas legislaciones sobre recursos naturales y la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), fortaleciéndose la política y la gestión ambiental del país. Como resultado de los esfuerzos anteriores, surge la Estrategia Ambiental Nacional (EAN), la que constituye una herramienta clave del quehacer ambiental, y contribuye en la proyección de importantes avances en la Gestión Ambiental. En su edición actual, se concibe un aprovechamiento de las experiencias adquiridas, robusteciendo un nuevo enfoque que combinan las bases de la política ambiental cubana con la existencia de un programa a partir de la implementación de las metas y acciones de la estrategia ambiental. Por lo que constituye un marco global que incluye la definición de los principales problemas ambientales del país, los objetivos estratégicos y las metas generales, ajustados a cambios institucionales y económicos. Su fundamentación está basada en los "Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución aprobada el 18 de abril del 2011".
Además existen diferentes leyes y decretos elaborados por el gobierno cubano respecto a la gestión ambiental. Desde 1987, Cuba ha implantado y extendido paulatinamente el Perfeccionamiento Empresarial, alcanzando niveles apreciables de organización, disciplina y eficiencia en la gestión integral de las empresas cubanas. En el Decreto 281 del 2007 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, se establece que las empresas que aplican el Sistema de Dirección y Gestión, tienen el propósito de prevenir, reducir y finalmente eliminar los impactos negativos que causan los procesos productivos y servicios al medio ambiente. Asimismo en el artículo 478, se hace referencia a la aplicación de los principios de Producción Más Limpia y consumo sustentable. Dentro del conjunto de regulaciones establecidos por el CITMA se hallan:
Ley No. 81 Del Medio Ambiente
Decreto ley No. 200 De las contravenciones en materia de Medio Ambiente.
Resolución No.135 /2004 Sobre el Reconocimiento Ambiental Nacional.
Resolución No.132/2009 Reglamento del proceso de evaluación de impacto ambiental.
Resolución No.136/2009 Reglamento para el manejo de productos químicos y desechos peligrosos.
Otro conjunto de normas cubanas de gran utilidad para la gestión ambiental y la evaluación del desempeño ambiental en las organizaciones son:
NC 26:2012. Ruido en zonas habitables.
NC 27:2012. Vertimiento de aguas residuales a las aguas terrestres y al alcantarillado.
NC 133:2002 Residuos sólidos urbanos. Almacenamiento, recolección y transportación. Requisitos higiénicos sanitarios y ambientales.
NC 134:2002. Residuos sólidos urbanos. Tratamiento.
NC 135:2002. Residuos sólidos urbanos. Disposición final.
En resumen, la gestión ambiental conceptualmente debe ser un proceso continuo, de aplicación permanente, sirviéndose de las herramientas ya conocidas y aquellas que surgen del desarrollo tecnológico y del avance del conocimiento, instrumentadas, aplicadas e interrelacionadas en distintos momentos de acuerdo a cada caso o situación en particular, pero conformando una estrategia sólida y permanente para materializar la política ambiental.
El eje central de las herramientas de gestión ambiental se articula en la gestión de los aspectos significativos, por lo que deben aplicarse de forma integrada. La gestión de residuos viene despuntando como una herramienta de gran alcance, la misma está estrechamente vinculada a herramientas normalizadas y no normalizadas, pudiendo mencionar la ISO 14001, P+L y la filosofía de las R`s.
Todas estas herramientas al ser aplicadas sobre un proyecto/organización en funcionamiento, siempre requieren una reingeniería o modificación de materias primas, procesos y servicios, por lo cual necesariamente deben ser precedidas de un adecuado diagnóstico.
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