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Filosofía pedagógica para formar el nuevo hombre del Perú

Enviado por aracelict


Partes: 1, 2

    1. El actual proceso pedagógico en el Perú
    2. Persistencia de la pedagogía dogmática
    3. Tránsito de la pedagogía dogmática
    4. La nueva pedagogía peruana
    5. Aplicación de la dialéctica a la pedagogía
    6. Aplicación del método científico a la enseñanza
    7. Enfoque científico de la estructura curricular
    8. La estrategia didáctica moderna
    9. Nueva filosofía de la pedagogía peruana
    10. La pedagogía científica – técnica
    11. Síntesis
    12. Bibliografía

    MENSAJE

    La Educación Peruana, en los umbrales del siglo XXI, está: como una nave sin brújula.

    Nuestra obra Filosófica Pedagógica se proyecta, en la presente era de conocimientos científicos a encender la luz de la verdad en la oscuridad de la Educación Nacional. Y, enrumbar por una ruta luminaria hacia un puente que dé acceso a un mundo mejor, donde la vida peruana vibre al ritmo de la ciencia y la tecnología.

    Brindo a los egregios educadores del Perú y de América Latina mis lucubraciones pedagógicas, escritas en la cantera íncita del Perú; declarando los principios:

    "El Perú es país de todos y para todos".

    "La cultura peruana es de todos y para todos".

    Los principios universales: igualdad, libertad, solidaridad, democracia y justicia social, son de todos y para todos.

    Liborio COCA DÁVILA

    Huancayo, Febrero del 2004

    PREÁMBULO

    La sociedad peruana a las puertas del presente siglo atraviesa por una aguda crisis, motivada por circunstancias imponderables; siendo una de ellas, sin duda alguna, la írrita calidad de su Educación.

    Toda ciencia, según la Filosofía Madre, tiene razón humana, de no ser así, no tendría razón de existir. La Ciencia de la Educación, entendida universalmente como la destinada a la formación del hombre, en la sociedad peruana no ha respondido a sus anhelos de superación; porque su fin ha sido desviado desde los albores de la vida republicana.

    Nuestro aporte, modesto por cierto, tiene el fin de reorientar a la Educación Nacional, para formar el nuevo hombre analítico – crítico – científico. En este sentido, orientada por una filosofía realista, lógica política concreta; inspirada en la democracia social, la mútua comprensión, la reciprocidad, la concertación del Estado con el pueblo civil; para formar el hombre de mentalidad altruista, ni opresora ni oprimida, sino amante a la igualdad, la libertad, la solidaridad, la democracia y la justicia social.

    Para nadie es novedad la condición tercermundista del país, y su condición de ignorante, pobre, ocioso y sin valores humanos; que actúa con irresponsabilidad, inmadurez cívica. Pues, para superar este proceso psico-social es lógico que se requiere de un cambio revolucionario de su sistema educativo; no con una simple reforma común y corriente; sino sustantiva, para formar hombres con más bondades y menos defectos; o sea, creativos, líderes y empresarios. Para ello, el enseñar y el aprender debieran ser ocupaciones placenteras y estimulantes, no gravosas obligaciones; y corregir la imagen del profesor como mero difusor de ideas ajenas y predicador de dogmas. Creo que el bicho universitario más útil es el que hace sucesivamente de abeja, araña y tábano.

    El hombre formado bajo el cuño de la filosofía clásica es inepto para una sociedad democrática. La democracia significa, hacer obras entre todos y para todos, desarrollo integral de una sociedad en lo biológico, económico, político, cultural, y ético; orientada por una filosofía realista, una educación científica, y con educadores calificados, etc.

    El filósofo Protágoras, al concebir la educación como la mejor obra que se puede hacer sobre la Tierra, dijo: "El hombre es la medida sobre todas las cosas". Los gobernantes del Perú, desde los albores de la época republicana no comprendieron el valor de la educación en su verdadera dimensión; prueba de ello es, la mínima economía que destinaron para este rubro, casi siempre; razón por la cual, la educación está en la cola en América Latina. En el Perú, el Estado gasta en cada estudiante más o menos 700 soles al año, en otros países como Argentina, Chile, etc., el doble; en Japón, EE.UU., 3500 dólares. Las horas escolares en el Perú a penas llegan a 700 al año, en otros países vecinos a 1300; en Japón y otros países desarrollados a 1600. Estos componentes determinan el nivel del conocer y pensar del estudiante; pues, el hombre peruano todavía es abstracto en el conocer e incoherente en el pensar; en tanto, el hombre de los países desarrollados es concreto, científico y lógico con el mundo y la vida. En síntesis, en el Perú hay todavía aristotélicos, hegelianos y, algunos marxistas; por eso, no hay hombres competitivos a nivel mundial.

    La ciencia y la filosofía nacieron juntas en la misma cama, hasta fueron una sola criatura, pero evolucionó la una como la otra. La ciencia ha tenido tres movimientos revolucionarios, en el siglo V; en el XVII y, en el XIX. La Ciencia de la Educación en los países desarrollados evolucionó a ese ritmo; menos en el Perú, que todavía está normada por principios del siglo XVII.

    El diseño de un modelo sistémico de educación socialista debiera estar a cargo de un equipo multidisciplinario, y no de un equipo político. Para ello, se requiere una nueva política educativa, nueva política nacional, un Estado que comprende la necesidad de una verdadera educación en el país.

    Este ideal implica, el cambio de sistema político capitalista por el socialista, el cambio de educación dogmática – idealista por la socialista, para resolver los problemas centrales, como: la pobreza, el desempleo, la falta de trabajo, la inmoralidad, etc.

    La pobreza es un problema grave en el mundo, que se agudiza cada vez más en el Perú. Las organizaciones de Derechos Humanos de la América, de las Naciones Unidas, de la Federación de Derechos Humanos de Europa, se muestran incapaces de resolver. Pero, la vía razonable podría ser: la verdadera educación en el Perú.

    Al poner el presente aporte a consideración de los lectores, abrigo la esperanza de mi modesta contribución a la cultura.

    Huancayo, Febrero del 2004

    El Autor

    Primera Parte

    PEDAGOGÍA PRECIENTIFICA

    CAPITULO I

    EL ACTUAL PROCESO PEDAGÓGICO EN EL PERÚ

    La Realidad Educativa y Educacional.

    El léxico realidad significa, de aquello que realmente existe y se desarrolla, que contiene en sí mismo su propia esencia y sus propias leyes.

    En la Historia de la Filosofía se distingue con singular precisión, lo real diferenciado de la realidad; es decir, lo real se ha concebido en más de las veces como el ser algo esencial en la cosa dada, como ser de sí misma; mientras la realidad como la presencia de todo lo esencial en la cosa. Quiere decir, en toda realidad hay dos componentes: esencia y forma; la esencia es el éidos, y la forma es el factum o hecho.

    La realidad educativa es la esencia de la educación, la calidad de la educación. La calidad de la Educación Peruana es baja, porque la cultura peruana es de bajo nivel en relación a las culturas de los países desarrollados del mundo. La realidad educacional es el factum o hecho de la educación escolar, el resultado del proceso enseñanzaaprendizaje. En síntesis, la esencia educativa de la Educación Nacional es la flor y nata de la cultura peruana, que es de baja calidad; lógicamente su factum educativo es igualmente de bajo nivel.

    Para superar la Educación Peruana se requiere el cambio de su esencia, ponderando la cultura peruana con el método dialéctico, para transmitir una cultura valiosa para la vida.

    En la realidad educacional acontece, algo extraño. Cada cierto tiempo los que fungen ser expertos sorprenden con supuestas técnicas que empañan el proceso educativo. El problema educacional radica en la cualidad inválida del pedagogo, debido a sus múltiples limitaciones; pues, la labor pedagógica está en razón directa a la calidad del pedagogo. La cruda realidad peruana es, aunque lo sentimos en el alma, que el estudiante es ciego o semiciego que necesita un guía, y éste es casi del mismo nivel de aquel, porque ignora del planteamiento filosófico de la Educación Nacional.

    El Análisis Científico de la Educación Nacional

    NIVELES COMPARATIVO DE EDUCACIÓN

    EN PAÍSES DESARROLLADOS

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     Interpretación:

    1. La educación en el país es dogmática, idealista, teórica, de ahí su bajo nivel científico y axiológico.
    2. Se adoptaron sistemas educativos foráneos sin criterios de adaptación a la realidad peruana.
    3. No desarrolló la sociedad peruana, porque no tuvo una verdadera educación.
    4. En el Perú todavía se cree que la educación es un gasto, cuando sería la mejor inversión para su desarrollo.

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    Interpretación:

    1. La educación en los países más desarrollados del mundo es científica y plena informática. Mientras en el Perú es todavía idealista.
    2. En los países más desarrollados su Educación ha seguido un proceso evolutivo constante. Mientras en los países subdesarrollados un proceso involutivo.
    3. Si en el mundo existen: países desarrollados, en desarrollo y en incipiente desarrollo se debe; a la calidad de educación que tuvieron.
    4. La educación es el motor de desarrollo de los países. Eso todavía no se comprende en el Perú.

    NIVEL DE EDUCACIÓN EN EL PERÚ

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    Interpretación:

    1. La Educación es un proceso lento y progresivo, así como lo entienden los países desarrollados. En cambio, en el Perú se pretende impulsar un salto; de la educación idealista a la informática.
    2. La Educación en el Perú es de bajo nivel, que parece corresponder al siglo XVII.
    3. En el G-8 del mundo, aplican en su educación los avances de la filosofía, de la ciencia y de la tecnología. Mientras en el Perú, no se ha dado el ánimo de aplicar dichos avances.
    4. La Educación Peruana hace 3 décadas, sigue un proceso sin rumbo, como una nave sin brújula.

    La educación es, en su sentido general, una actividad que tiene por fin formar, dirigir o desarrollar la vida humana para que ésta llegue a su plenitud. Pero es un fenómeno muy complejo, difícil de definir en pocas palabras; desde luego es un hecho, una realidad que encontramos en la vida, tanto en los individuos como en las sociedades, y tanto ahora, como desde que existió el hombre.

    Ahora bien, la educación es una función universal; pero su realización no fue la misma en todos los tiempos y lugares, dependiendo esto, esencialmente, de la concepción de la vida y el mundo de cada tiempo. Cada época y cada pueblo tuvieron sus ideales educativos; la función en sí es la misma, como lo es el lenguaje respecto a las lenguas particulares.

    En la educación intervienen diversos factores, los principales son:

    a) La finalidad ideal que se persigue.

    b) La personalidad psicofísica a quien se dirige.

    c) Los medios que se emplean.

    d) Las circunstancias o el medio en que se realiza.

    e) La persona o agente que dirige, etc.

    De cada uno de ellos vamos a tratar, a groso modo:

    Juan Jacobo Rousseau, creador de la Psicología del Niño llamado en justicia Copérnico de la pedagogía, al escribir "El Emilio", dijo: "No se mejora la educación porque no se conoce la infancia". Esta afirmación, se debe tener en cuenta en cualquier confín del mundo. Pues, en nuestra realidad peruana no se conoce a quien se educa. Aristóteles, quien sistematizó el conocimiento griego por primera vez, dijo: "El propósito mayor de la educación es la formación del hombre para el arte de vivir bien y brindar el bien a los demás". En el Perú, casi todos los hombres carecemos del arte de vivir bien, de valores humanos; y quienes saben algo, en lugar de ser altruistas con sus congéneres se convierten en los explotadores de los que saben menos: por ese hecho, los explotados son prematuramente deprimidos, insatisfechos, y lógicamente se tornan rebeldes en su vida posterior.

    La pedagogía es la ciencia de la educación. Se ha discutido sobre el carácter científico de esta disciplina y se ha dicho que es un arte, una teoría o una técnica. En realidad, la pedagogía es todo esto, según el punto de vista que se la contemple. La educación comenzó siendo un arte, es decir, una obra personal, una actividad de la persona.

    Esta reflexión y meditación ha llegado ha formar con el tiempo parte de un sistema educativo. Esta ciencia de la educación, tal como se describe en forma breve, ha seguido un proceso evolutivo, dejando en su paso algunas especulaciones. De esta ciencia se ha derivado la tecnología educativa, a raíz de su proceso creciente en cuanto sus procedimientos y experimentos comprobados en el quehacer educativo, como una pedagogía de avanzada. Asimismo, la filosofía de la educación, que es una parte de la pedagogía que estudia los fines, los ideales y los valores de la educación.

    Durante mucho tiempo fue nutrida la pedagogía por principios elementales, así como todas las ciencias del saber humano. Recién en la primera década del siglo XVIII, cobra su categoría científica, mediante el aporte valioso de Juan Federico Herbart, pedagogo, filósofo y Psicólogo alemán; quien puso las bases científicas para su autonomía, fundado en la Psicología y la ética. Y, expuso también sus fundamentos:

    – La educación es un derecho frente al Estado y los políticos.

    – La vida espiritual del hombre es un derecho frente al mero aprender y a las materias de enseñanza.

    – La conducción espiritual requiere una teoría científica.

    – Las verdades son renovables, etc.

    La pedagogía peruana aún no es científica, por la inautenticidad cultural de la sociedad, por el hibridismo tahuantinsuyo hispano-francés- norteamericano. Por eso, la conciencia peruana está desorientada desde la gesta emancipadora de 1824 hasta hoy, al carecer de un ideal de vida nacional con filosofía propia. Esta lacra social, mental y cultural frena el desarrollo de la sociedad. Otros países del orbe, ostentan un ideal de vida auténtica; por eso desarrollan y alcanzan mejores niveles de vida.

    En el Tahuantinsuyo, los hijos del sol, recibieron educación dirigida por el Estado y el hogar, orientada por las leyes naturales, y basada en la verdad y el bien, vale decir, la educación fue científica. Una vez destruida por la invasión española, la educación dialéctica fue eliminada. Años después de la gesta emancipadora recién se restituye la educación en 1876, con el primer presidente civil, Manuel Pardo; con cánones de la educación española, dogmática por entonces, y en 1903, durante el gobierno de Eduardo López de Romaña se adopta el modelo educativo francés para la Secundaria y el modelo educativo norteamericano para la Primaria; con estas fuentes incongruentes y otras, se determinó el sistema educativo en el Perú. Y, a lo largo de la vida republicana no se produjo innovaciones importantes; pues las reformas que se dieron no han transformado en su esencia. Por estas circunstancias extrañas, no se generó una auténtica y verdadera educación en nuestra sociedad; hoy se practica sin saber: ¿a quién se enseña?; ¿cómo se enseña?; ¿qué se enseña?, y ¿ para qué se enseña?.

    Se aplica una pedagogía dogmática, impositiva; al margen de los avances de la ciencia. Por eso, nuestros estudiantes son deprimidos, insatisfechos, frustrados en sus aspiraciones; que lógicamente se tornan rebeldes por despecho, ya que los conocimientos suministrados y la formación inculcada no han sido útiles para la vida real, menos para ser profesionales competitivos a nivel de la Comunidad Internacional. La prueba incontrovertible de esta situación es, la vida ulterior de nuestros estudiantes universitarios, que al concluir sus estudios profesionales no tienen aplomo de su especialidad, con el agravante de mentalidad desviada y la conciencia destruida, sin Patria ni bandera; con la trágica suerte de no tener trabajo por su incompetitividad, o engrosar a la fila de los desocupados.

    La otra variable negativa de la educación es el método dogmático, que consiste en el razonamiento deductivo y definitivo; en contraposición a la vida y el mundo. Método tan antiguo que se utilizó en Australia en el siglo VIII, en una Escuela Religiosa. El dogmatismo es procedimiento del pensar invariable y abstracto, sin tener en consideración las variantes del espacio y el tiempo, el carácter concreto de la verdad. Su aparición está unida al desarrollo de las representaciones religiosas. En la filosofía moderna, el dogmatismo está unido a las concepciones antidialécticas que niegan la variabilidad y el desarrollo del mundo. En la vida política conduce al sectarismo, al subjetivismo. Este método determina en el hombre su estructura mental adinámica – pasiva, originando el conformismo, la resignación, el servilismo, etc.

    La pedagogía actual es de corte idealista, que implícitamente conlleva el método dogmático; por eso es teórica la enseñanza, y convierte a los estudiantes en repetidores, y sin iniciativas, ni actitudes de ingenio. Los educadores del Perú son dogmáticos, porque su formación fue dogmática. En efecto, pueden promulgarse las leyes más sabias, pueden formularse las doctrinas educativas más avanzadas, puede incluso contarse con los edificios escolares más modernos, planes y programas científicos, los medios y materiales más técnicos; todo esto será ineficaz, sin la acción creadora, amorosa, patriótica y artística del auténtico espíritu magisterial. Sólo educadores dialécticos, sanos, vigorosos. optimistas, egregios. podrán forjar personalidades con cualidades análogas.

    El Perú es tercermundista, ¿por que?. La respuesta no es tan fácil, obedece a muchas razones, siendo una de ellas y la más decisiva: la mala orientación de su educación desde su restitución en 1876 hasta hoy. El Perú es una realidad distinta a otras, por razones étnicas, políticas, económicas, ideológicas, jurídicas, étnicas, etc. Pues, requiere una educación sui géneris, acorde a su carácter étnico, ecológico, idiosincrásico…, asimismo una pedagogía científica forjada por sus educadores, con participación de las instituciones tutelares, el Estado, la familia y otras. Además, requiere una educación con organización horizontal, Plan Nacional, ideal educativo proyectado por el Estado y la sociedad . En síntesis, el actual sistema educativo es obsoleto, desgajado por los avances de la ciencia y la tecnología, que tiene más de 90 años de antigüedad, y no responde a las exigencias de la vida moderna. Hoy, la sociedad peruana necesita una verdadera educación con un magisterio de profunda vocación, técnicamente capacitado, con dignidad social y económica, con escalafón científico; para que se reconstruya la sociedad de clases, y quizá para que se obvie la opresión de la clase dominante en alguna medida. De lo contrario, el fenómeno psico-social oprimirá al Perú profundo por un tiempo más; pero no para siempre, ya que los tiempos cambian y no hay en este mundo algo eterno.

    En toda investigación científica, en cualquier tema, se llega a conocer las causas; después, se plantean las soluciones posibles. En el presente análisis de la realidad educativa, se arriba a la siguiente conclusión: "La educación en el Perú es de bajo nivel", con las siguientes secuelas:

    • De país ignorante.
    • De sociedad pobre.
    • De conglomerado social ocioso.

    La Cultura Inauténtica del Perú

    El hombre Tahuantinsuyano fue de estirpe ingeniosa, como lo justifica su elevado grado de cultura logrado. La idea de inepto del hombre peruano para realizar un trabajo algo importante en la vida, es el parecer de los espurios de la humanidad, que llevados por su mezquindad material. Se dice inepto al hombre no apto para una cosa determinada, al inhábil, al que no tiene aptitud o capacidad. Esta cualidad negativa no es propia del hombre peruano; pues por nuestros ancestros somos creativos.

    En la antesala del tercer milenio, más de la mitad de la población se halla en extrema pobreza, sumergida en la ignorancia, llevando una vida ignominiosa y servil; simple y llanamente por no haber merecido una "verdadera educación" por indiferencia de quienes dirigieron el destino de la sociedad. Por ejemplo, si un huancaíno viaja a Estados Unidos de Norte América en busca de trabajo, no obstante de tener educación superior e incluso especialidad, sólo es admitido en trabajos subsidiarios, y en la mayoría de los casos en trabajos de servidumbre; si es analfabeto o semialfabeto con dedos burdos y filosofía pancista, a la actividad de pastor de ganados. Mientras el extranjero que llega al Perú es recibido como patrón, científico, industrial, asesor de Estado, etc. Esta contradicción social revela el bajo nivel cultural del hombre peruano.

    Sobre el planeta Tierra no habría un hombre consciente que no quiere mejorar su vida, pues, la superación humana es un anhelo universal. El hombre peruano no tiene desarrolladas sus facultades, porque no ha sido merecedor de una verdadera educación desde su infancia; no está formado o preparado para la producción de alta calidad competitiva; de ahí que, la clase social oprimida se halla sumergida en extrema pobreza, sentenciada a dejar de existir por inanición.

    En tanto, los países más desarrollados del mundo: Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Japón y Rusia tuvieron un sistema educativo de alto nivel, acorde a los avances de la ciencia y la tecnología, como podemos apreciar en el esquema gráfico Nivel de Educación en los Países Desarrollados.

    Cabe destacar en la formación del hombre, el "hábito al trabajo" mediante la educación técnica, como un valor positivo. Mientras la educación teórica inspira la ociosidad en el oficio, arte o profesión; como ocurre en el Perú y otros países atrasados. En consecuencia, la educación científica y técnica forman hombres activos y productivos como acontecen en los países altamente industrializados. El trabajo es, ante todo un proceso entre el hombre y la naturaleza, mediante su propia actividad, mediatiza, regula y controla el intercambio de sustancias entre él y la naturaleza. Al actuar sobre la naturaleza exterior, el hombre la modifica, a la vez se modifica a sí mismo. Al modificar la naturaleza, el hombre realiza su fin consciente, adapta los objetos de la naturaleza a sus necesidades. El proceso del trabajo incluye 3 momentos: 1) La actividad del hombre dirigida a un fin, es decir, el trabajo mismo; 2) el objeto del trabajo, y 3) los instrumentos de producción con que el hombre actúa sobre el objeto dado. El trabajo constituye la condición primera y fundamental de la existencia humana. No sólo proporciona al hombre los medios de subsistencia que necesita; el trabajo ha creado al propio hombre. Gracias al trabajo, el hombre se ha separado del mundo animal. Una de las diferencias esenciales entre el hombre y el animal estriba en que éste, se sirve de productos acabados de la naturaleza, mientras el hombre, gracias al trabajo, obliga a la naturaleza a ponerse al servicio de sus fines.

    La Crisis de la Educación Nacional.

    Uno de los países con raíces más profundas en la historia de América es el Perú, por los grandes niveles culturales y organizativos logrados por la civilizaciones prehispánicas; y que hoy es, simplemente tercermundista, "pasando de colonia a colonia", por la ironía política de sus gobernantes, y por la secuela social y mental producida por la invasión española. El país confronta una problemática, al parecer sin canal por donde salir y empezar a resolver. Creemos, que el primer canal sería la educación de su capital humano, mediante una verdadera educación acorde a los avances de la ciencia y la tecnología, concordante al carácter étnico, ecológico e idiosincrásico de la realidad; aplicando el método dialéctico y el razonamiento inductivo; ya que estos mecanismos lógicos, forman el hombre creativo, el hombre con iniciativas, productivo de calidad. En el gráfico Comparación de Niveles de Educación se advierte el proceso "involutivo" de la Educación Nacional, y hoy se pretende dar un salto a la Informática; cuando lo lógico sería, elevar primero al nivel científico.

    Así como la religión y el arte existen desde hace ochenta mil años. La ciencia, como fuerza importante, comienza con Galileo. por consiguiente, existe desde unos trescientos ochenta años. En la primera mitad de este corto período fue un anhelo de los eruditos, sin afectar los pensamientos de los hombres corrientes. Sólo en la segunda mitad de este período, la ciencia se ha convertido en un factor importante que determina la vida cotidiana de todo el mundo. En este breve tiempo ha causado mayores cambios que los ocurridos desde los días de los antiguos egipcios. Ciento noventa años de ciencia han resultado más explosivos que cinco mil años de cultura precientífica. La ciencia como conocimiento es, en cualquier caso, una conquista positiva e irrenunciable de la humanidad; pero como técnica puede dar lugar a un mundo de esclavitud, cuando no es orientada hacia la construcción de la sociedad entera. De lo que se colige, que la educación anticientífica, idealista y dogmática viene a ser el opio de la formación de nuestra sociedad; por eso, conviene precisar los conceptos de cultura, metafísica, ciencia y religión.

    La Educación no es un Gasto sino una Inversión

    La realidad peruana, conlleva aguda crisis ideológica, esencialmente por no fundar sus ideas en las leyes sociales. La razón humana sin la natural, inevitablemente tiene que adolecer de certeza.

    A la luz de la verdad científica, la cultura Inkaria fue científica por su orientación por las leyes naturales y cósmicas, como también por su educación dialéctica. En tanto, en el mundo capitalista de hoy, el maquinismo del siglo XVIII, la revolución industrial del XIX han traído consigo la confusión, la quiebra de los valores humanos, reflejándolas en la clase proletaria.

    El esfuerzo del hombre contemporáneo está orientado a la indagación de la verdad para comprender el mundo y la vida en su esencia, y por ende para vivir como elemento cósmico, sin prejuicios culturales ni mezquindades económicas. Y, la sociedad peruana con incipiente desarrollo, no obstante su herencia cultural Tahuantinsuyana y su potencial económico, en la presente era científica, se halla con signos críticos de asfixiarse por la secuela social – mental de su pasado histórico y sobre todo, por fulgurar una educación idealista dogmática: sin objetivos ni fines concretos.

    La crisis de la sociedad es verosímil e incontrovertible. La misma que ha generado conflictos sociales a través de generaciones tras generaciones, ocasionando la baja calidad de su educación. El destino de un país depende de la calidad de su capital humano.

    Concebimos, que cualquier esfuerzo del Estado peruano por el despegue del país, no será operante ni orgánico cuando el fin de su educación está desviado, como dijera Adolfo Hitler en su obra "Mi Lucha". Por esta razón real, consideramos que si hay algo que hacer perentoriamente por el Perú, lo primero sería: educar y reeducar el capital humano, con filosofía realista, lógica política concreta, inspirada en la democracia social, la mútua comprensión; formando el hombre reflexivo, realista, técnico; con mentalidad analítica, crítica, científica, práctica y superada; ni opresor ni oprimida, sino amante de la verdad y la justicia social.

    Si bien es cierto que no hay un cambio real valedero en el saber para todos los tiempos, la ciencia de la Educación con principios dialécticos, como es nuestro aporte, bien podría superar la desigualdad socio -económica. Porque, la dialéctica es la alta síntesis de la filosofía griega y de la clásica alemana, pues las leyes dialécticas son extraídas de la realidad y aplicables a ella.

    Cuando se concibe la educación como pregunta y respuesta de una época, la Educación Peruana no podría ser concebida como un gasto, sino como la mejor inversión; para resolver el problema número uno del país: necesidad de reconstruir la sociedad, para su desarrollo en el mundo globalizado.

    CAPÍTULO II

    PERSISTENCIA DE LA PEDAGOGÍA DOGMÁTICA

    Metafísica y Ciencia.

    Es un hecho curioso que, cuando justamente el hombre de la calle comienza a creer del todo en la ciencia, el hombre del laboratorio ha comenzado a perder su fe en ella. Es en similares contradicciones, que la mayoría de los físicos no abrigan la menor duda que las leyes de la física nos proporcionan una información real sobre los movimientos de los cuerpos, y que el mundo físico se compone realmente de las clases de entidades en que aparecen en las ecuaciones de la física. Bien es verdad que los filósofos pusieron en duda esta opinión desde los tiempos de Berkeley; pero como su crítica no se aplicó a ningún punto concreto en el campo de la ciencia, pudo ser ignorada hoy en día. Las ideas revolucionarias de la filosofía, de la física es humilde y balbuciente, mientras la antigua filosofía era orgullosa y dictatorial. Es natural, a mi modo de ver, que cada hombre procura llenar el vacío dejado por la desaparición de la creencia de las leyes físicas lo mejor que puede, y que utilice para este propósito cualquier retazo de creencia infundada que antes no había tenido ocasión de difundirse. Cuando decayó la robustez de la fe

    católica en tiempos del Renacimiento, tendió, a ser reemplazada por la astrología y la nigromancia; y de análoga manera debemos esperar que el decaimiento de la fe científica conduzca a una recrudescencia de las supersticiones precientíficas.

    Esto es muy impresionante, pero los científicos no están de ningún modo persuadidos de que exista realidad objetiva alguna en las grandes cifras que manejan. No quiero decir con esto que no juzguen como verdaderas las leyes que enuncien; quiero dar a entender más bien que estas leyes son susceptibles en una interpretación que convierte los abismos del espacio astronómico en conceptos meramente auxiliares, que son útiles en los cálculos por medio de los cuales ligamos un suceso real con otro.

    El saber humano de las cosas del mundo, hasta aquí logrados por la ciencia, todavía no lo es el todo; la investigación avanza, y la metafísica profundiza a sus primeras causas. La pedagogía como ciencia es sustentada por las causas razonables de la necesidad de formación del hombre.

    La Pedagogía es una Ciencia y no un Dogma.

    Los siglos XVIII y XIX tuvieron una filosofía de la ley natural, basado en Newton. Se suponía que la ley implicaba un legislador, aunque a medida que el tiempo avanzaba, esta suposición iba siendo menos subrayada. En todo caso, el universo estaba ordenado y podían pronosticarse sus fenómenos. Al averiguar las leyes de la naturaleza, y así la ciencia se hizo el origen del poder.

    ¿Cómo, en estas circunstancias, ha de contribuir la ciencia a la metafísica?. Los filósofos académicos han creído, desde la época de Parménides, que el mundo es una unidad. Esta opinión ha sido tomada de ellos por los clérigos, y su aceptación ha sido considerada como la piedra de toque de la sabiduría. Creo que el universo es un enjambre de puntos y saltos, así por ejemplo, hoy se concibe el Sol como ondas de metafísica, Y por otro, como sentido común. Como metafísica ha sido iniciada por su éxito; en cambio, como sentido común permanece triunfante, más triunfante que nunca.

    En vista de este estado de cosas, es necesario hacer la distinción tajante entre las creencias metafísicas y las creencias prácticas. por lo que toca a la conducta de la vida. No estaremos errando al afirmar que la metafísica pertenece a la religión, mientras la ciencia a la investigación de la verdad demostrada y probada.

    Esta breve historia de la antigua idea de metafísica nos lleva a decir que el método dogmático es creado por ella, método propio de la religión, y, que fue aplicado en las primeras escuelas del mundo. La educación en su proceso evolutivo, así como se dio en muchos países del orbe, acorde con los avances de la filosofía, vino cambiando los métodos de la enseñanza hasta la práctica del método científico. En tanto en otros países que carecieron de visión de futuro, no se dio el cambio de métodos acorde con los avances de la ciencia. De este hecho, devinieron "las clases de mentalidades humanas". Lamentablemente, el sistema educativo del Perú esta impregnado de dogmatismo; por eso, la enseñanza es impuesta, y los estudiantes peruanos son repetidores algo así como se repite el Padre Nuestro. Vale decir, no hay el cultivo de imaginaciones en nuestros estudiantes, ya que su esquema mental está formado para repetir lo poco que aprendió en sus instituciones educativas, carecen de creatividad o innovaciones científicas. Pues, la Pedagogía como ciencia es científica, entonces el proceso pedagógico que se sigue es mediante fases y niveles de una investigación; en cambio, en la religión la enseñanza es en base de preceptos, aplicando el procedimiento dogmático. Lamentablemente en la pedagogía peruana de hoy está en vigencia el dogmatismo.

    La Ciencia y la Religión.

    En tiempos recientes la mayoría de físicos eminentes y un cierto número de eminentes biológicos han hecho declaraciones, afirmando que los avances últimos en la ciencia desaprueba el viejo materialismo y tienden a restablecer las verdades de la religión. Las afirmaciones de los científicos han sido, por regla general, vagas y han tenido el carácter de ensayo. En primer lugar, los hombres de ciencia han dicho la mitad de lo que se les ha atribuido, y en segundo lugar, que no han dicho para apoyar las creencias tradicionales religiosas. Lo han dicho, no con el carácter de defensa prudente y científica, sino más bien en su condición de ciudadanos, ansiosos de defender ciertos valores y la propiedad privada.

    Examinemos lo que en realidad la ciencia tiene que decir:

    1. Libre albedrío.- Hasta tiempos muy recientes, la teología, en su forma católica aunque admita el libre albedrío en los seres humanos, mostraba afecto a la ley natural en el universo, mitigada sólo por la creencia en milagros ocasionales. En el siglo XVIII, bajo la influencia de Newton, la alianza entre la teología y la ley natural se hizo muy estrecha. Se sostenía que Dios había creado el mundo en consonancia con un plan. Hasta el siglo XIX, la teología permaneció firme y definida. Con el fin de contener los asaltados de la razón atea, sin embargo, ha tendido cada vez más durante los últimos cien años a recurrir al sentimiento. Ha tratado de atraer a los hombres a sus modos intelectuales relajados; y. de camisa de fuerza que fue, ahora a pasado a ser una bata. En nuestros días solos los fundamentalista y unos pocos teólogos los más eruditos, mantienen la antigua y respetable tradición intelectual. Todos los demás apologistas religiosos se dedican a embotar el filo de la lógica, apelando al corazón en vez de la cabeza y manteniendo que nuestros sentimientos pueden demostrar la falsedad de una conclusión, que a nuestra razón ha sido conducida a la verdad real, dicha verdad es fundada en el principio de la libre determinación en atención a una casualidad. En suma, no hay efecto sin causa.

    2. Dios como creador.- Una de las serias dificultades con que lucha la ciencia en el momento actual, es la que deriva del hecho de aparecer el Universo en decadencia. Existen, por ejemplo, los elementos radioactivos en el mundo. Éstos están desintegrándose perpetuamente en elementos menos complejos, y no se conoce el proceso por medio del cual pueden ser reconstituidos. Esto, sin embargo, no es el aspecto más importante o difícil en la decadencia del mundo. Aunque no conocemos ningún proceso natural por medio del cual elementos complejos sean reconstituidos con trozos más sencillos, podemos imaginarnos de tal proceso; y es posible que está verificado en alguna parte. Pero cuando llegamos a la segunda ley de la termodinámica, encontramos una dificultad más fundamental.

    La segunda ley de la termodinámica afirma, dicho con términos vulgares, que las cosas abandonadas así mismas tienden a embrollarse y no vuelven por si solas a ponerse en orden de nuevo. Parece que en cierta época pasada el universo estaba muy ordenado, y cada cosa se hallaba en un sitio adecuado; pero desde entonces ha ido desordenado más y más, hasta el punto de que sólo un remedio heroico pueda restaurarlo a su orden primitivo. En su forma original la segunda ley termodinámica afirma mucho menos general, a saber: que cuando hay una diferencia de temperatura entre dos cuerpos, el más caliente se enfría y el más frío se calienta, hasta que ambos alcanzan una temperatura igual. En esta forma, la ley afirma un hecho familiar a todo el mundo; pero ocurre, algo más de lo que se afirma simplemente, las partículas de los cuerpos muy calientes están en movimiento muy rápido, mientras las de los cuerpos fríos se mueven más despacio. A la larga cuando una serie de partículas moviéndose despacio se encuentran juntas en la misma región las rápidas se chocan con unas lentas, ambas series adquieren velocidades iguales. Una verdad similar se aplica a todas las formas de energía. Siempre que hay mucha cantidad de energía en una región y muy poca en una región vecina, la energía se tendrá a trasladarse de una región a otra, hasta que se establezca una igualdad. Si se traslada esta tendencia de la energía a la vida social podemos afirmar que la diferencia que existe hoy entre ricos y pobres, en años más tarde o más temprano se llegará a la democracia, a la totalidad de las clases sociales. ya que las clases deprimidas hoy, luchan por alcanzar las fuerzas de las clases opresoras, ya que avanzó a su límite máximo, entonces, tiene que ceder las aspiraciones justas de la clase oprimida. Esto, no se comprende hasta hoy, la fuerza de la ciencia dará justificación correspondiente, a los que hasta hoy ignoran.

    ¿Debemos inferir de esto que el mundo fue hecho por un Creador?. Inferir un creador es inferir una causa y, las inferencias causales son sólo admisibles, en ciencia, cuando proceden de leyes causases observadas. La creación procedente de la nada es un suceso que no ha sido observado. No hay, por ello, razón para que el mundo fue engendrado por un creador, que para suponer que lo fue sin causar; una y otra suposición contradicen en las leyes causales que podemos observar.

    El argumento puramente intelectual en este asunto es muy sencillo: ¿Está el Creador sujeto a las leyes de la física, o no?. Si no lo está, no puede ser deducido de los fenómenos físicos, ya que ninguna ley física causal puede conducir a él; si lo está, debemos aplicarle la segunda ley de la termodinámica suponer que él también tuvo que ser creado en algún período remoto. Pero en este caso ha perdido su razón de ser. Decir algo más, sobre el tema del creador, creo que la imaginación del hombre común y corriente, por muy sabios físicos, no tiene la capacidad suficiente para explicar. Entonces, la tesis de la creación, queda por hoy, para otro momento en reserva, manteniendo latente en la imaginación humana, que la idea del creador es netamente espiritual. Desde este punto de vista, persiste la idea de la creación por un Ser Supremo. Cualquier otro tema del mundo físico podría ser abordado por el hombre según los avances de la ciencia, menos del creador, porque no hay indicios, sin embargo lo creemos.

    3. Teología evolucionista.- La evolución, cuando apareció, fue considerada como hostil a la religión y aún es para los fundamentalistas. Pero se ha creado una escuela completa de apologistas, que ven la evolución como la prueba de un plan divino, desarrollándose lentamente a través de las edades. Algunos colocan este plan en la mente del Creador, mientras otros lo consideran como inmanente en los oscuros esfuerzos vivientes.

    La actitud apologética que tanto prevalece en la ciencia actual no es un resultado lógico de la introducción de nuevos conceptos. Está basada en la esperanza de restablecer creencias tradicionales, contra las cuales la ciencia luchó de un modo manifestó en otro tiempo. Esta esperanza no es un producto accesorio de descubrimiento científico. Tiene sus raíces en la índole de este período. Durante algunos años, las naciones de Europa abandonaron el ejercito de la razón en sus relaciones mutuas. El Juicio intelectual imparcial era deslealtad. La crítica de la creencia tradicional era traición. Los filósofos y hombres de ciencia se inclinaban ante el inexorable decreto corriente. El compromiso con la creencia tradicional llegó a ser sello del bien ciudadano. La filosofía contemporánea tenía aún que encontrar el camino que la salven del desaliento intelectual, herencia de la guerra mundial.

    Los hombres necesitan una fe que sea robusta y real y no tímida y descorazonada. La ciencia no es sino en esencia, la persecución sistemática del conocimiento; y el conocimiento, por mal uso que hagan de él los hombres, es en su esencia bueno. El perder la fe en el conocimiento es perder la fe en la mejor de las capacidades del hombre; por eso, repito sin vacilación, el racionalista inflexible tiene una fe mejor y un optimismo más firme que cualquiera de los que buscan, tímidos, los consuelos pueriles de una edad menos adulta.

    En otros términos la teología evolucionista ya viene admitiendo, aunque no son pasos firmes la evolución de la materia como el origen del mundo, el agua como el primer elemento donde se formó la materia. Pero, sin negar, que el agua fue obra de una Creación.

    La religión es una creencia, y la pedagogía es una ciencia. En la educación peruana se viene enseñando siguiendo lo pasos de la enseñanza de la religión, en que no hay debate, diálogo ni polémica.

    La Ciencia con Galileo

    El método científico tal como lo entendemos, aparece en el mundo con Galileo (1564 – 1642), y en menor grado, con su contemporáneo Kepler (1571 – 1630). Kepler alcanzó la fama por sus tres leyes. Primero descubrió que los planetas se mueven en torno al sol según elipses y no círculos. Para la mente moderna no hay nada sorprendente en el hecho de que la órbita terrestre sea una elipse; pero para las mentes educadas a la antigua, nada, excepto, círculo, o algún complejo de círculos, parecía órbita educada para el movimiento de un cuerpo celeste. Según los griegos, los planetas eran seres divinos y debían, por eso, moverse en curvas perfectas. Los círculos y epiciclos no lastimaban susceptibilidades estéticas; pero la órbita encorvada y oblicua, tal como lo es de la Tierra, les hubiera impresionado profundamente. Una observación sin prejuicios estéticos requería por eso, en aquella época, una rara intensidad de ardor científico. Fueron Kepler y Galileo los que establecieron el hecho de que la tierra y otros planetas giraban al rededor del Sol. Esto había sido afirmado por Copérnico, y como hemos visto, ciertos griegos, que no habían logrado, empero, dar las pruebas de ello. Copérnico, en verdad, no encontró argumentos serios que presentar a favor de su entrevista. No es mera justicia para con Kepler el afirmar que al adoptar la hipótesis copernicana se apoyaba en razones puramente científicas. Se dice que en cierta época de la juventud fue partidario de la adoración al Sol, y que pensaba que el centro del universo era el único sitio digno de un tan gran deidad.

    Sin embargo, sólo motivos científicos pudieron conducirle al descubrimiento de las órbitas planetarias elipses y no círculos.

    Él, y aun más Galileo, poseyeron el método científico (dialéctico) en su integridad. Auque se sabe actualmente muchas más cosas que las que se sabían en su época, no se ha añadido nada esencial al método. Pasaron de la observación de hechos particulares al establecimiento de leyes cuantitativas rigurosas, por medio de las cuales los hechos particulares futuros podrían ser predichos. Chocaron profundamente con sus contemporáneos, en parte porque sus conclusiones se enfrentaban por su naturaleza con las creencias de aquellas épocas; pero en parte también porque la creencia en la autoridad había impulsado a los eruditos a limitar en sus investigaciones, y los profesores estaban angustiados ante la sujeción de que podría ser necesario contemplar el mundo para saber como es.

    Hay que reconocer que Galileo era algo travieso, siendo aún muy joven, fue nombrado profesor de matemáticas en Pisa; pero como el salario era miserable, no parece haberse ilusionado con que se esperasen de él grandes cosas. Comenzó escribiendo un tratado contra el uso del birrete y de la toga de la universidad, tratado que pudo quizá popularizarse entre los estudiantes; pero que fue acogido con gran descontento por sus compañeros los profesores. Se divertía buscando ocasiones que pusiesen en ridículo a sus colegas. Éstos admiraban, por ejemplo, basándose en la física de Aristóteles, que un cuerpo que, pasase diez libras caería de una altura determinada en una décima parte de tiempo que necesitaría un cuerpo que pesase una libra. Una mañana subió Galileo a lo alto de la torre inclinada de Pisa con dos pesos de una y de diez libras, respectivamente, y en el momento en que los profesores se dirigían con grave dignidad a sus cátedras, en presencia de los discípulos llamó su atención y dejó caer los dos pesos a sus pies de lo alto de la torre. Ambos pesos llegaron al mismo tiempo. Los profesores, sin embargo, sostuvieron que sus ojos debían haberles engañado, puesto que era imposible que Aristóteles se equivocase.

    En otra ocasión fue aún más atrevido. Giovanni de Medici, que era gobernador de Lioma, inventó una máquina de dragar, de la que estaba muy ufano. Galileo afirmó que, hiciese lo que hiciese, no lograría dragar con ella; como así resultó. Esto indujo a Giovanni a hacerse un entusiasta aristotélico.

    Galileo se hizo impopular y fue silbado al explicar sus cursos, hecho que también le ha sucedido a Einstein en Berlín. Después hizo un telescopio e invitó a los profesores a mirar por él los satélites de Júpiter. Los profesores rehusaron, exponiendo como motivo que Aristóteles no había mencionado dichos satélites, y que, por eso, cualquiera que pensase que lo veía tenía que estar equivocado. Así, se sigue también en pedagogía, hasta ahora.

    El experimento de la torre inclinada de Pisa corroboró a la primera investigación importante de Galileo; o sea el establecimiento de la "Ley de la caída libre de los graves". Según dicha ley, todos los cuerpos caen a la misma velocidad en el vacío, al termino de un tiempo determinado han adquirido una velocidad proporcional al tiempo durante el cual han estado cayendo y han recorrido un espacio proporcional al cuadrado de dicho tiempo.

    Aristóteles había sostenido otra cosa; pero ni Aristóteles ni ninguno de sus sucesores, durante cerca de dos mil años como se había tomado la molestia de averiguar que si lo que sostenían era verdad. La idea de hacer esta investigación era una novedad, y la falta de respeto de Galileo a la autoridad fue considerada abominable.

    El Precio Del Método Científico

    Como todo el mundo sabe, tuvo que ver con la Inquisición al final de su vida, por sostener que la Tierra gira al rededor del Sol. Había tenido un primer encuentro de menor importancia, del cual saliera sin gran quebranto; pero en el año 1632 publicó un libro de Diálogos sobre los sistemas de Copérnico y Ptolomeo, en el que cometió la temeridad de colocar en boca de un personaje llamado Simplicio algunas observaciones que habían sido hechas por el Papa. El Papa mantenía relación amistosa con Galileo; pero en esta ocasión se puso furioso. Galileo vivía en Florencia en buena amistad con el Gran Duque. Pero la Inquisición reclamó su presencia en Roma para juzgarla, y amenazo al Gran Duque con castigos y multas si continuaba amparando a Galileo. Éste tenía por entonces sesenta años, estaba muy enfermo y se iba quedando ciego. Envío un certificado médico para demostrar que no estaba en condiciones de viajar, a lo cual la Inquisición respondió enviándoles un médico de los suyos, con ordenes de que tan pronto se repusiese lo bastante, fue traído a Roma cargado de cadenas. Al enterarse de que esta orden se iba llevar a cabo, se puso voluntariamente en camino. Con amenazas se le obligó a hacer acto de sumisión.

    La sentencia de la inquisición es un documento interesante.

    Dice así:

    Por cuanto tú, Galileo, hijo del difunto Vincenzo Galilei, de Florencia, de setenta años de edad, fuiste denunciado en 1615, a este Santo oficio por sostener como verdadera una falsa doctrina enseñada por muchos, a saber: que el Sol esta inmóvil en el centro del mundo y que la Tierra se mueve y posee también un movimiento diurno, así como por tener discípulos a quienes instruyen en las mismas ideas; así como por mantener correspondencia sobre el mismo tema con algunos matemáticos alemanes; así como por publicar ciertas cartas sobre el Sol, en las que desarrollas la misma doctrina como verdades; así como por responder las objeciones que se suscitan continuamente por las Sagradas Escrituras, glosando dichas escrituras según tu interpretación, y por cuanto fue presentada la copia de un escrito en forma de carta, redactada expresamente por ti para una persona que fue antes tu discípulo, y en la que siguiendo la hipótesis de Copérnico, incluyes varias proposiciones contrarias al verdadero sentido y autoridad de las Sagradas Escrituras; por eso este Sagrado Tribunal, deseando de prevenir el desarrollo y prejuicio que desde entonces proceden y aumentan en menoscabo de la Sagrada Fe, y atendiendo al deseo de su santidad y de los eminentísimos cardenales de esta su rema Universal Inquisición, califica las dos posiciones de la estabilidad del Sol y del movimiento de la Tierra, según los calificadores tecnológicos, como sigue:

    1. La proposición de ser el Sol el centro del mundo e inmóvil en su sitio es absurda, filosóficamente falsa y formalmente herética, porque precisamente es contraria a las Sagradas Escrituras.

    2. La proposición de no ser la Tierra el centro del mundo, ni inmóvil, sino que se mueve, y también con un movimiento diurno, es también absurda, filosóficamente falsa y, teológicamente considerada, por lo menos errónea en la fe.

    Pero estando decidida en esta ocasión a tratarse con suavidad, la Sagrada Congregación, reunida ante su Santidad el 25 de febrero de 1616, decreta que su eminencia el cardenal Bellarmino te prescriba adjurar del todo de la mencionada falsa doctrina; y que si se rehusares hacerlo, seas requerido por el comisario del Santo Oficio a renunciar a ella, a no enseñarla a otros ni a defenderla; y a falta de aquiescencia, que seas prisionero; y por eso, para completar este decreto al día siguiente, en el palacio, en presencia de tu eminencia el mencionado cardenal Bellarmino, después de haber sido ligeramente amonestado por dicho cardenal, fuiste conminado por el comisario del Santo Oficio, ante notarios y testigos, a renunciar del todo a la mencionada opinión falsa, y en el futuro, no defenderla ni enseñarla de ninguna manera, ni verbalmente ni por escrito; y después de prometer obediencia a ello, fuiste despachado.

    Y con el fin de que una doctrina tan perniciosa pueda ser extirpada del todo y no se insinúe por más tiempo con grave detrimento de la verdad católica, ha sido publicado un decreto procedente de la Santa Congregación, prohibiendo los libros que tratan de esta doctrina, declarando la falsa y del todo contraría a la Sagrada Divina Escritura. Y por cuanto después ha aparecido un libro publicado en Florencia el último año, cuyo título demostraba ser tuyo, a saber: El Diálogo de Galileo sobre los dos sistemas principales del mundo: ptolomeico y el copernicano; de dicho libro va ganando terreno diariamente la opinión falsa del movimiento de la Tierra y de la estabilidad del Sol, se ha examinado detenidamente el mencionado libro y se ha encontrado en él una violación manifiesta de la orden anteriormente dada a ti, toda vez que en este libro has defendido aquella opinión que ante tu presencia había sido condenada; auque en el mismo libro haces muchas circunlocuciones para inducir a la creencia de que ello queda indeciso y sólo como probable, lo cual es asimismo un error muy grave, toda vez que no puede ser en ningún modo probable una opinión que ya ha sido declarada y determinada como contraria a la Divina Escritura. Por eso, por nuestra orden, han sido citado en este Santo Oficio, donde, después de prestado juramento, han reconocido el mencionado libro como escrito y publicado por ti. También confesaste que condensaste a escribir dicho libro hace diez o doce años, después de haber sido dada la orden antes mencionada. También reconociste que habías pedido licencia para publicarlo, sin aclarar a los que te concedieron este permiso, que habías recibido orden de no; mantener, defender o enseñar dicha doctrina de ningún modo. Que también confesaste que el lector podría juzgar los argumentos adicidos para la doctrina falsa, expresados de tal modo, que impulsaban con más eficacia a la convicción que a una refutación fácil, alegando que habías caído en error contra tu intención al escribir en forma dialogada y, por consecuencia, con la natural complacencia que cada uno siente por sus propias sutilezas en mostrarse más habilidoso que la generalidad del género humano al inventar, aún en falsas proporciones, argumentos ingeniosos y plausibles.

    Y después de haber concedido tiempo prudencia para hacer tu defensa, mostraste un certificado con el carácter de letra de su eminencia el cardenal Bellarmino, conseguido, según dijiste, por ti mismo, con el fin de que pudieses defenderte contra las calumnias de tus enemigos, quienes propalaban que no habían abjurado ni que habías sido castigado por el Santo Oficio; en cuyo certificado se declara que no habías abjurado ni habías sido castigado, sino únicamente que la declaración hecha por su Santidad, y promulgada por la Santa Congregación, te había sido comunicada, en la que se declara que la opinión del movimiento de la Tierra y de la estabilidad del Sol es contraria a las Sagradas Escrituras, y que por eso no puede ser sostenido. Por lo que al no haberse hecho allí mencionado de dos artículos de la orden de "no enseñar" y "de ningún modo" argüiste que debíamos creer que el lapso de catorce o quince años se habían borrado de tu memoria, y que esta fue también la razón por la que guardaste silencio respecto a la orden, cuando buscaste el permiso para publicar tu libro, y esto es dicho por ti, no por excusar tu error, sino para que pueda ser atribuido a ambición de vanagloria más que a malicia. Pero este mismo certificado escrito a tu favor, ha agravado considerablemente tu ofensa, toda vez que en él se declara que la mencionada opinión es opuesta a las Sagradas Escrituras, y, sin embargo, te has atrevido a ocuparte de ella y a argüir que es probable. Ni hay ninguna atenuación en la licencia arrancada por ti, insidiosa y astutamente, toda vez que no pudiste de manifiesto el mandato que se te había impuesto. Pero considerando nuestra opinión de no haber revelado toda la verdad respecto a tu intención, juzgamos procedente un examen riguroso, en el que contestaste como buen católico.

    Por eso, habiendo visto y considerado seriamente las circunstancias de tu caso con tus confesiones y excusas, y todo lo demás que debía ser visto y considerado nosotros hemos llegado a la sentencia contra ti, que se escribe a continuación.

    Invocando el sagrado nombre de Nuestro Señor Jesucristo y de su gloriosa Virgen Madre María, pronunciamos esta nuestra final sentencia, la que, reunidos en Consejo y Tribunal con los reverendos maestros de la Sagrada Teología y doctores de ambos Derechos, nuestros asesores, extendemos en este escrito relativo a los asuntos y controversias entre el magnífico Carlo Sincereo, Doctor en ambos Derechos, fiscal procurador del Santo Oficio, por un lado, y tú, Galileo Galilei, acusado, juzgado y convicto por el otro lado, y pronunciamos, juzgamos y declaramos que tú Galileo, ha causa de los hechos que han sido detallados en el curso de este escrito, que antes has confesado te has hecho a ti mismo vehemente sospechoso de herejía a este Santo Oficio al haber creído y mantenido la doctrina de que el Sol es el centro del mundo; también de que una opinión puede ser sostenida y definida como pasable encontraría a la Sagrada Escritura, y que, por consiguiente has incurrido en todos las censuras y penalidades contenidas y después de haber sido declarada y decretada como promulgadas en los sagrados cánones y en otras constituciones generales y particulares contra delincuentes de esta clase. Visto lo cual, es nuestro deseo que seas absuelto, siempre que con un corazón sincero y verdadera fe, en nuestra presencia abjures, maldigas y detestes los mencionados errores y herejías, y cualquier otro error, y herejía contrario a la Iglesia Católica y Apostólica de Roma, en la forma que ahora se te dirá.

    Pero para que tu lastimoso y pernicioso error y trasgresión no queden del todo sin castigo, y para que seas más prudente en lo futuro y sirvas de ejemplo para que los demás se abstengan de delincuencias de este género, nosotros decretamos que el libro "Diálogos de Galileo Galilei" sea prohibido por un edicto público, y te condenamos a una prisión formal de este Santo Oficio por un periodo determinable a nuestra voluntad, y, por la vía de saludable penitencia, te ordenamos que durante los tres próximos años reces, una ves a la semana, los siete salmos penitenciales, reservándonos el poder moderar, conmutar o suprimir, la totalidad o parte del mencionado castigo o penitencia.

    La fórmula de abjuración que a consecuencia de esta sentencia fue obligado Galileo a pronunciar, decía como sigue:

    Yo, Galileo Galilei, hijo del difunto Vincenzo Galilei, de Florencia, de setenta años de edad, siendo citado personalmente a juicio y arrodillado ante vosotros, los eminentes y reverendos cardenales, inquisidores generales de la República universal cristiana contra la depravación herética, teniendo ante mí los Sagrados Evangelios, que toco con mis propias manos, juro que siempre he creído y, con la ayuda de Dios, creeré en lo futuro, todos los artículos que la Sagrada Iglesia Católica y Apostólica de Roma sostiene, enseña y predica. Por haber recibido orden de este Santo Oficio de abandonar para siempre la opinión falsa que sostiene que el Sol es el centro e inmóvil, siendo prohibido mantener, defender o enseñar de ningún modo dicha falsa doctrina; y puesto que después de habérseme indicado que dicha doctrina es repugnase a la Sagrada Escritura, he escrito y publicado un libro en el que trato de la misma condena doctrina y aduzco razones con gran fuerza en apoyo de la misma, sin dar ninguna solución; por eso he sido juzgado como sospechoso de herejía, esto es, que yo sostengo y creo que el Sol es el centro del mundo e inmóvil, y que la Tierra no es el centro y es móvil, deseo apartar de las mentes de vuestras eminencias y de todo católico cristiano esta vehemente sospecha, justamente abriga contra mí; por eso, con un corazón sincero y fe verdadera, yo abjuro, maldigo y detesto los errores y herejías mencionadas y, en general, todo error y sectarismo contrario a la Sagrada Iglesia; y juro que nunca más en el porvenir diré o afirmaré nada verbalmente o por escrito, que pueda dar lugar a una sospecha similar contra mí; asimismo si supiera de algún hereje o de alguien sospechoso de herejía, lo denunciaré a este Santo Oficio o al inquisidor y ordinario del lugar en que pueda encontrarme. Juro, además, y prometo que cumpliré y observaré fielmente todas las penitencias que me han sido impuesto por este Santo Oficio.

    Pero si sucediese que yo violase algunas de mis promesas dichas juramento y protesta, me someto a todas las penas y castigos que han sido decretados y promulgados por los Sagrados cánones y otras constituciones generales y particulares contra delincuente de este tipo. Así, con la ayuda de Dios y de sus Sagrados evangelios, que toco con mis manos yo, el antes nombrado Galileo Galilei, abjurado, prometido y me he ligado a lo antes dicho; y en testimonio de ello, con mi propia mano he suscrito este presente escrito de mi abjuración, que he recitado palabra por palabra.

    En Roma, en el convento de la Minerva, 22 de julio de 1933; yo, Galileo Galilei, he abjurado conforme se ha dicho antes con mi propia mano.

    El conflicto entre Galileo y la Inquisición no es meramente el conflicto entre el libre pensamiento y el fanatismo, o entre la ciencia y la religión; es además un conflicto entre el espíritu de inducción y el espíritu de deducción. Los que creen en la deducción, método para llegar al conocimiento se ven obligados a tomar sus premisas de alguna parte, generalmente de un libro Sagrado. La deducción procedente de libros inspirados en el método para llegar a la verdad empleado por los dogmáticos, lo que practican la lógica aristotélica. Galileo discutió a Aristóteles y con ello destruyó todo el edificio del conocimiento medieval.

    La ciencia tiene su punto de partida con Galileo, con el Diálogo, libro escrito en 1632, entonces, la ciencia tiene 368 años de vigencia en el mundo. Sin embargo, en el Perú se conoce muy pocos de ciencia, los conocimientos son pocos científicos. El método de la inducción es el científico, que implica análisis. En la Educación Nacional, todavía se detenta el método deductivo que significa dogmatismo. Por eso, nuestros estudiantes son repetidores; cuyo hecho, configura estatismo en la estructura mental. Esta es, una de las razones graves que no permite el desarrollo de la sociedad. En este sentido, el sustento de la razón de ser nuestra obra, es nada menos que el de dar luces científicas en la formación de los hombres del Perú. Actualmente, en los umbrales del siglo XXI, los Centros de Formación Magisterial vienen forjando los futuros educadores mediante la práctica del método deductivo; por eso, creemos tan importante el cambio de método dogmático por el científico para mejorar la calidad de la educación. Muchos de nuestros intelectuales de hoy, todavía son aristotélicos en sus pensamientos, deductivistas, absolutistas y soberbios, porque perciben en su mente ideas viejas, ideas aristotélicas. La educación es: investigación; acción, cada clase es una hipótesis, que hay que validar o falsear; es una relación sujeto – objeto. con una epistemología creciente, innovadora y expansivo. Y, no hay educación, sin la relación biunívoco entre sociedad y desarrollo, entre sociedad y Estado, y Estado y ciudadanos. Además, la educación Peruana, por condiciones históricas es elitista, marginante y ajena a la realidad nacional y regional. Se habla de grandes avances y estrategias metodológicas, como: aprendizaje significativo, autoestima, constructivismo, bachillerato, nueva secundaria. Pero, todo esto son planteamientos declarativos; y en la práctica, el statu que estableció, queda en pie y vigente.

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