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Situación socioeconómica argentina entre 1955 y 1976 (página 2)

Enviado por Paula Gregorio


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Los grupos que se disputaban el liderazgo del peronismo eran muchos y de las mas diversas extracciones por lo que generan unos enfrentamientos tan violentos que producen en el país un descontrol que lleva a una crisis económica y favorece el golpe del "76

Las tensiones al interior del movimiento y la amenaza de intervención de las FFAA, se desataron a la muerte del líder, el 1 de julio de 1974; comenzando el tiempo en que las Fuerzas Armadas esperaron hasta llevar a cabo el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, con el que se iniciaría la Dictadura más sangrienta de la historia Argentina.

Desarrollo

El derrocamiento de Perón– El gobierno de la llamada Revolución Libertadora

A partir de 1955 la sociedad argentina vivió un período muy crítico. Entre el derrocamiento del peronismo y su vuelta al gobierno en 1973 se sucedieron ocho presidentes, cinco de ellos surgieron de golpes militares y sólo tres accedieron por medio de elecciones, pero en comicios que no fueron completamente libres, ya que el peronismo sufrió dieciocho años de proscripción y su líder debió ser exiliado en España.

La inestabilidad y la crisis política fueron las características dominantes de la época. Con la inestabilidad creció la violencia, las protestas, los enfrentamientos y la represión.

El golpe de estado de septiembre de 1955 produjo un gran entusiasmo en varios sectores de la sociedad, en especial en la clase media, estos sectores tenían un intenso sentimiento antiperonista. Mientras el descontento se manifestaba en el sector de los obreros, que veían en el gobierno militar una amenaza para las conquistas sociales logradas y el fin de la justicia social.

El gobierno surgido del golpe de 1955 estaba apoyado por una amplia variedad de grupos unidos por su oposición a Perón. Esta heterogeneidad se manifestó también en el gobierno militar. Por un lado: el general Eduardo Lonardi, a cargo de la presidencia, y los grupos nacionalistas y católicos buscaban llegar a un acuerdo con el peronismo, pero excluyendo a Perón; por otro: los sectores militares de ideas liberales apoyados en sectores conservadores, radicales y socialistas, eran fervientemente antiperonistas y se oponían a cualquier acuerdo.

El gobierno que dominó en el país entre 1955 y 1958 se autoproclamó "Revolución Libertadora", ya que equiparó el derrocamiento de Perón con la campaña de Urquiza contra Rosas, en 1853; y Lonardi adoptó el lema que Urquiza había proclamado después de su triunfo en la batalla de Caseros: "Ni vencedores ni vencidos". Se declaraban herederos de una línea histórica que provenía de la Revolución de Mayo y continuaba con la batalla de Caseros. Los sectores peronistas en cambio, adhirieron a una línea histórica que se expresaba en una trilogía: "San Martín-Rosas-Perón".

A partir de 1955, los debates históricos aumentaron y se convirtieron en herramientas centrales de la lucha política. Cada bando se veía así mismo como el autentico representante de la nación y presentaba a sus adversarios como enemigos de la patria.

El primer gobernante de la Revolución Libertadora fue el General Eduardo Lonardi, asumiendo como presidente provisional, tras haberse declarado así el 20 de septiembre por medio del "Decreto Nº1", donde solicitaba el reconocimiento de los otros países y el establecimiento de la sede provisoria en la ciudad de Córdoba. El 23 de septiembre el general Lonardi y el almirante Rojas llegan a Buenos Aires, donde presta juramento como presidente provisional, y se designa a Isaac Rojas como vicepresidente provisional. En noviembre de ese año asume como presidente Pedro Eugenio Aramburu.

La Revolución Libertadora adoptó una política económica que favorecía a los sectores exportadores y buscaba atraer la inversión de capitales extranjeros. También prohibió muchas de las conquistas sociales de la época peronista y en las fábricas se impuso una nueva disciplina laboral que favorecía a las empresas. Del mismo modo la intervención militar en los sindicatos buscaba favorecer el surgimiento de una dirigencia sindical antiperonista.

El gobierno militar se proponía acabar con el peronismo, así se decretó la proscripción del Partido Peronista, se demolieron monumentos de Perón y evita, se cambió el nombre de calles, provincias y edificios, y hasta el simple hecho de nombrar a Perón llegó a considerarse un "delito". Sin embargo, Perón exiliado se convertía en un símbolo para sus seguidores, que se revelaban por medio de huelgas, manifestaciones, sabotajes a la producción, a los transportes y toda clase de atentados. Estas acciones se conocieron como la "resistencia peronista", y expresaban la postura política de un sector muy amplio de la sociedad.

En enero de 1956 se presentaron 3 informes llamados: "Informe Preliminar acerca de la situación económica"; el segundo, "Moneda Sana o Inflación Incontenible" y el tercero titulado "Plan de Restablecimiento Económico".   El contexto internacional no fue favorable por esos años para el comercio exterior argentino, ya que los términos de intercambio cayeron notablemente: los precios de las exportaciones eran un 13% menor que los de 1953. Además, los países compradores de las exportaciones argentinas estaban aplicando prácticas restrictivas. Se registraron déficits en el balance de pagos entre 1955 y 1958, las reservas declinaron y se acumularon las deudas comerciales, los gastos administrativos no podían ser cubiertos con las entradas normales, la balanza de pagos estaba seriamente comprometida por los numerosos vencimientos de créditos, permisos de importación ya otorgados, y una balaza deficitaria en millones de dólares, la deuda externa que llegaba casi a los mil millones de dólares, la producción por habitante se mantuvo estacionaría y el deterioro de los salarios que no seguían el incremento de los precios, y la alarmante situación inflacionaria.

El gobierno incorporó en su política económica una mayor apertura hacia la economía internacional. De acuerdo con las recomendaciones de Prebisch, se adoptaron medidas liberalizadoras que apuntaban a reducir el déficit fiscal, limitar los aumentos salariales y restaurar los mecanismos de precios para equilibrar el balance de pagos.

Asimismo, el programa propuesto incluía una estrategia de desarrollo agropecuario que fomentaba el aumento de la producción mediante la incorporación de nuevas tecnologías y un fuerte estímulo a las inversiones en infraestructura, como por ejemplo en provisión de energía, transportes, etc. En cuanto al sector industrial, se proponía el desarrollo de la industria siderúrgica y la expansión de las ya existentes, en los sectores metalúrgico y mecánico. También se fijaba como objetivo la expansión de ciertas industrias básicas sustituidoras de importaciones, tales como papel y celulosa, química y petroquímica.

    Estos planes requerían la concreción de importantes inversiones que aceleraran el desarrollo de los sectores mencionados. La mayoría de las propuestas de más largo plazo no llegaron a efectivizarse en medidas de política económica.

    En el corto plazo, el gobierno estableció nuevas pautas cambiarias que permitieron la existencia de sólo dos tipos de cambio, uno libre y uno oficial. Se llevó a cabo una devaluación y se implementaron retenciones móviles a las divisas provenientes de las exportaciones de hasta un 25%, con lo cual el tipo de cambio efectivo para los productos primarios se incrementó un 40% para la carne y más de 200% en el caso de los cereales. Ocasionalmente se recurrió al régimen de aforos para establecer el precio al cual debían liquidarse las exportaciones. Las importaciones de bienes esenciales se regían por el mercado oficial y siguieron estando sujetas al régimen de permisos de cambio. Este último sólo se flexibilizó en lo atinente a productos de suma necesidad, los cuales recibían un permiso automático. El resto de las importaciones se canalizaban por el mercado libre de cambios. El gobierno estableció un recargo para las importaciones, administrado por el Banco Central, como un modo de protección de la industria local.

A principios de 1956 se iniciaron gestiones para el ingreso de la Argentina al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial. En febrero del mismo año se acordó un crédito del Export-Import Bank por 60 millones de dólares a ser destinados a la adquisición de equipos para una planta siderúrgica, además se promovió la industrialización de la Patagonia.

   Se alcanzó el Acuerdo Provisional de París con once países europeos a mediados de 1956, por el que se fijaba un sistema multilateral de comercio y pagos con esos países basado en la transferibilidad y arbitraje de las diferentes monedas de los países adherentes. Las mismas podían ser usadas indistintamente para realizar pagos o cobros resultantes de las operaciones comerciales entre dichos países y la Argentina. No sólo aumentó fuertemente el endeudamiento externo del país, sino que también fue imposible revertir por este medio el crónico desequilibrio comercial con Estados Unidos.

    Al suceder el general Aramburu a Lonardi, se designó un nuevo ministro de Economía, Eugenio Blanco. Durante esta última etapa, el gobierno suprimió los subsidios que se daban al sector agropecuario a través del IAPI y este organismo cesó en sus funciones. La devaluación, quedó compensada por esta supresión de los subsidios y por el establecimiento de retenciones a las exportaciones.

    Por otro lado, en 1956 se creó el Instituto de Tecnología Agropecuaria (INTA), con la intención de estimular el crecimiento de la producción del sector agropecuario. De todos modos, chocó contra las condiciones adversas que presentaba el mercado internacional, en el que seguían cayendo los precios de las exportaciones argentinas. Por eso el gobierno debió recurrir a préstamos externos.

   El objetivo principal era bajar la inflación, por lo que se decidió congelar los salarios por un año lo cual, junto con una reducción del gasto público, permitió obtener un superávit fiscal y contener la inflación hacia fines de 1957. Pero la caída del salario real obligó al año siguiente a autorizar aumentos masivos que reactivaron la espiral inflacionaria.

Durante el gobierno de Aramburu se reabrió el principal teatro judío de Buenos Aires, se creó el Fondo Nacional de las Artes. Siguiendo la política de proscripción del peronismo, la dictadura militar reprimió sistemáticamente la expresión de las ideas de esa corriente política. De ese modo, fueron clausuradas publicaciones como la revista "De Frente" y el periódico Palabra Argentina. En materia universitaria, la Revolución Libertadora permitió un régimen de autonomía universitaria, con cogobierno estudiantil, con el pretexto de que las universidades no podían permitir el acceso a la cátedra de docentes peronistas o ligados con el peronismo. Simultáneamente se dejó de financiar la UON (Universidad Obrera Nacional), que había sido creada durante el gobierno de Perón, con el objetivo de organizarla como un instituto de formación no universitario, pero los estudiantes se sublevaron exigiendo el mismo reconocimiento que las demás universidades, y comenzaron a denominarla Universidad Tecnológica Nacional, nombre que se hizo oficial en 1959.

En lo que respecta investigación científica, el gobierno reorganizó el CONITYC, y lo renombró como Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

El gobierno de Frondizi

Perón había sido derrocado y exiliado en Europa. En el radicalismo las crisis estalló muy pronto y el posicionamiento ante Perón había provocado la división del partido e dos: la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), dirigida por Ricardo Bablin e integrada por los radicales más antiperonistas, que profundizaba un acercamiento con Aramburu. Y la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), liderada por Arturo Frondizi, partidario de dialogar con el peronismo y compartía algunas de sus ideologías. Una división semejante tuvo lugar en el socialismo, en el conservadorismo y entre los militares.

El gobierno militar buscaba una formula política que permitiera gobernar al país sin el peronismo. De éste modo se dejó sin vigencia la Constitución de 1949, y a través de un decreto se restableció la de 1853. En 1957 se convocó a elecciones para una Convención Constituyente con el objeto de reformar la Constitución de 1853. Pero como no se permitió la participación del peronismo; Perón instó a sus seguidores a votar en blanco, lo que demostró el poder que aún conservaba el peronismo, ya que votaron en blanco el 24% de los ciudadanos. Este hecho y las divisiones cada vez mayores en el sector antiperonista determinaron que solo se pudiera aprobar el artículo 14 bis, que establecía los derechos sociales.

En 1958 el gobierno militar convocó a elecciones generales, pero se prohibió que el peronismo participara con sus candidatos. Por lo que Frondizi estrechó contactos con Perón a través de su delegado William Cooke y logró su adhesión para la candidatura presidencial, logrando así un amplio triunfo con el 44% de los votos. Asumiendo a la presidencia el 1º de mayo de 1958, apoyado por un conjunto de fuerzas muy diversas que abarcaban desde el sector del radicalismo, que él lideraba, hasta el peronismo y el comunismo. Durante su gobierno debía resolver el agresivo enfrentamiento entre peronistas y antiperonistas, enfrentar la oposición de las Fuerzas Armadas y recuperar la economía del país.

Inició su política económica otorgando los aumentos salariales prometidos durante la campaña electoral. Adoptó una estrategia de flexibilidad monetaria y fiscal que produjo un aumento de la oferta monetaria y, consecuentemente ocasionó una crisis inflacionaria agravada por el déficit de la balanza comercial. En diciembre de 1958 nombró a Álvaro Alsogaray como ministro de Economía y aplicó una política de ajuste liberal, que logró detener la inflación pero produjo un marcado deterioro de los salarios. Incluso, la ocupación no aumentó y la tasa de participación de la población ocupada descendió en un 2% entre 1958 y 1961.

Asesorado por Rogelio Frigerio, adoptó una política económica denominada "desarrollista", que proponía una importante transformación del país, con el objetivo de poder salir del subdesarrollo; pretendía impulsar un crecimiento industrial acelerado que abarcaba también a las industrias básicas. En el impulso de las economías regionales para integrar la economía nacional y la explotación intensiva de los recursos naturales. Para ello favoreció las inversiones extranjeras en sectores clave como la producción de automotores, la siderurgia, el petróleo y le energía; a través de una serie de leyes que estimularon la radicación de capitales extranjeros. Aplicó políticas muy generosas con las inversiones foráneas, ya que les permitía remitir libremente sus ganancias a los países de origen; alejándose de su antigua postura nacionalista.

Estos sectores crecieron de manera significativa, mientras decaían otros antes dinámicos, como textiles y electrodomésticos. A su vez, estableció acuerdos con organismos financieros internacionales para combatir la inflación.

Hacia fines de 1958 se sancionó la ley de promoción a las inversiones extranjeras, cuyo fundamento básico proponía la reforma agraria, la nacionalización de servicios públicos, la energía y el transporte. Negociaba constantemente con los militares y en octubre de 1958 acabó con el monopolio del Estado sobre la enseñanza suprior, ya que permitió la apertura de universidades privadas.

En el plano social, reestableció la CGT, y a través de una ley de Asociaciones Profesionales permitió la reorganización de grandes sindicatos. Por intermedio de su gobierno buscaba integrar al peronismo a la vida política y obtener su apoyo, pero al mismo tiempo buscaba reducir la influencia de Perón.

Mientras Argentina se encontraba en una profunda crisis política, la sociedad iba cambiando. Las nuevas actividades económicas aumentaron la influencia de ciertos sectores sociales e hicieron que surgieran nuevos.

El crecimiento industrial hizo que la clase trabajadora creciera y que sus organizaciones sindicales se fortalecieran. Resulto necesario establecer nuevos acuerdos entre empresarios y trabajadores; además debido a la modernización de la economía el papel decisivo del sindicalismo pasó a manos de quienes representaban a los obreros de las nuevas industrias.

La legislación sindical del gobierno de Frondizi retomó algunas características del peronismo, permitiendo la existencia de grandes sindicatos únicos, organizados de acuerdo a la rama de producción y agrupados en uno sólo central. Estos organismos se ocuparon de distinto tipo de actividades sociales, en especial de la salud, la recreación y las actividades de turismo. Se convirtieron en grupos muy influyentes, y como el peronismo estaba proscripto, se transformaron no solo en la representación sindical de los trabajadores, sino también política; y en el principal sostén de éste movimiento político.

Las empresas variaron sus hábitos de gestión por la influencia de empresas extranjeras y se incorporó un nuevo grupo social: los ejecutivos, personas calificadas, especializadas en el manejo de empresas. Del mismo modo, todos los grupos profesionales e intelectuales cobraron mayor importancia en la sociedad; y las antiguas empresas familiares adoptaron una organización más moderna.

Los cambios en la organización económica contribuyeron a mejorar el nivel de vida de muchos sectores sociales, y les permitieron adquirir nuevos productos. De esta forma se produjeron cambios acelerados en los hábitos de consumo, y en muchas costumbres de la sociedad, transformándose la Argentina en una sociedad de consumo.

Frondizi se encontraba sujeto a una constante presión: por un lado el peronismo, que le exigía retirar la proscripción, y por otro las Fuerzas Armadas en las que predominaban los sectores antiperonistas que le impedían legalizar el peronismo y el retorno de Perón al país. A su vez la UCRP era el principal partido de oposición; y perdió el apoyo de gran parte de los sectores intelectuales y juveniles que estaban en desacuerdo con su política económica, que favorecía a capitales extranjeros, y educativa, con la que se favorecía la enseñanza privada.

El crecimiento de la economía entró, a finales de 1961, en un nuevo ciclo recesivo: por un lado debido al aumento de la inflación producido por algunos aumentos salariales otorgados por Frondizi; y por otro, debido a las enormes dificultades para afrontar la balanza de pagos, que se agudizaron como consecuencia de la escasa cosecha de ese año. El crecimiento de la deuda externa y la falta de pagos llevaron al FMI a declarar al país en incumplimientos de los acuerdos y a imponer una serie de condicionamientos de carácter financiero. Se produjo de ésta forma una caída de las reservas y de las inversiones extranjeras. La crisis se profundizaba por la inestabilidad política y por el retiro del apoyo a Frondizi por parte de los militares y los sectores más liberales.

Plan Conintes

Frondizi, se desbocó de sus afirmaciones de nacionalismo, al firmar contrato con ocho compañías petroleras extranjeras y desnacionalizar al Frigorífico Lisandro de la Toree en 1959; hecho que provoco un intento de "huelga revolucionaria", promovida por Juan Borro y John William Coke, en enero del mismo año.

Ante la creciente oposición de la clase obrera y las violentas actividades de resistencia de los peronistas, el Presidente Arturo Frondizi, quien era miembro de la UCRI cedió a las presiones de los militares y declaro el estado de sitio, el llamado PLAN CONINTES.

En este plan los acusados de terrorismo eran pasados a la Jurisdicción militar, y Berisso, La Plata y Ensenada, se declararon zonas militares.

Los sindicatos sufrieron "intervenciones" y muchos huelguistas fueron detenidos. Los peronistas se sintieron traicionados, ya que perón ayudo mucho a Frondizi para llegar al poder.

Atrapado entre las oposiciones de los militares y las presiones peronistas, para poder conservar su cargo Frondizi, decidió traicionar al Movimiento Peronista, dándole vía libre a las pretensiones de los mandatarios militares.

Eran épocas confusas, donde aún prevalecía la llamada "guerra fría" entre EE.UU., y la URSS, y sus respectivos aliados.

El golpe militar de 1962

En 1962 para las elecciones de gobernadores, el gobierno permitió que se presentaran candidatos peronistas, los cuales ganaron en ocho de las catorce provincias. Ante esta situación la presión militar fue insostenible, las elecciones anuladas y tras un nuevo golpe de estado Frondizi fue depuesto y detenido.

El golpe de estado de 1962 se produjo con el apoyo de los sectores políticos contrarios al peronismo y al desarrollismo. Formalmente el poder pasó a José María Guido, presidente del Senado, pero en realidad lo ejercía las Fuerzas armadas.

El ejercito se dividió en dos, por un lado: "Los Colorados", que pretendían imponer un gobierno militar hasta erradicar el peronismo y acabar con el poder de los sindicatos peronistas. Por otro: "Los azules" que proponían alejar las Fuerzas Armadas del gobierno directo, para poder reestablecer la disciplina militar y evitar divisiones internas. Se produjeron varios enfrentamientos entre septiembre de 1962 y abril de 1963, que finalizaron con la victoria de "los azules"; y su jefe Juan Carlos Onganía designado como Comandante en Jefe del Ejercito.

En ésta época se produce una profunda recesión, principalmente debido a la aplicación de políticas antiinflacionarias, cuya consecuencias directas fueron: el aumento del desempleo, la caída del producto bruto interno y fuerte retracción del consumo. La participación del salario en el producto bruto industrial siguió cayendo y entre 1958 y 1961 osciló entre el 35 y el 38 por ciento.

El gobierno de Illia

Las Fuerzas armadas no podían gobernar a causa de sus divisiones internas y el 7 de julio de 1963 convocaron a elecciones; al peronismo se le prohibió presentar sus candidatos; por lo que conjuntamente con el desarrollismo llamaron a votar en blanco. Dadas las circunstancias, el triunfo fue para la UCRP, pero el nuevo presidente, el Dr. Arturo Umberto Illia llegaba a gobierno sólo con el 26% de los votos.

El nuevo gobierno era partidario de la participación activa del Estado en materia económica, y reguló la actividad en algunas áreas sosteniendo una política de control de precios.

Arturo Illia asumió el 12 de octubre de 1963. Eliminó las restricciones impuestas al peronismo, en un acto conmemorativo que se realizó el 17 de octubre en la Plaza Miserere. Del mismo modo se levantaron las restricciones electorales, se permitió a participación del peronismo en los comicios legislativos y se levantó la prohibición impuesta al Partido Comunista; promulgando penalidades contra la discriminación y la violencia racial.

El primer año de gobierno resultó para la economía relativamente favorable, después de la crisis de 1962-63. Durante 1964 ascendió el producto bruto industrial y se incrementaron las exportaciones, lo que produjo un aumento de los salarios.

En junio del "64 se sanciona la Ley 16.459, del salario mínimo, vital y móvil. Con los mismos objetivos se sancionó la Ley de Abastecimiento, destinada a controlar los precios de la canasta familiar y la fijación de montos mínimos de jubilaciones y pensiones.

Illia era partidario de una moderada independencia económica, y en ese sentido se anularon los contratos petroleros del gobierno de Frondizi, por considerarlos ilegítimos y dañosos a los derechos e intereses de la Nación. Esta decisión provocó grandes problemas con el abastecimiento; lo que hizo necesario importar combustible.

La política económica de éste gobierno apuntó a resolver algunas cuestiones como: en principio se aplicaron controles cambiarios sobre los movimientos de capital, con el objetivo de evitar el crecimiento de la deuda externa y de tratar de eliminar el desequilibrio de la balanza de pagos que resultó relativamente favorable.

La política económica de Illia podría caracterizarse como levemente nacionalista y estatista; generó una profunda oposición de los grupos empresariales, específicamente por: la anulación de los contratos petroleros, la polémica desarrollada con el Banco Mundial por su injerencia en la política económica de la empresa SEGBA (Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires); la ruptura de acuerdos concertados con el FMI; la política de controles cambiarios. Todas estas situaciones sumadas al control de precios, la expansión monetaria, el salario mínimo, vital y móvil; y la sanción de algunas leyes sociales eran percibidas como ataques a las libertades de mercado de las grandes corporaciones, como por ejemplo la Unión Industrial Argentina y la Sociedad Rural, que unidas en la Acción Para la Defensa de la Libre Empresa (ACIEL) atacaban sistemáticamente al gobierno.

Se produjo un sostenido crecimiento de las exportaciones, que se vio favorecido por los buenos precios internacionales, el excelente clima y un relativo aumento de la productividad.

Los puntos más débiles de la política económica del radicalismo se encontraban, por un lado: en su postura ante las empresas del Estado, que se centraba en el elevado déficit de las empresas estatales, en especial de los ferrocarriles, como producto no sólo de problemas de administración, sino también de los desfasajes salariales, consecuencia de los constantes aumentos de sueldo otorgados por el gobierno. El crecimiento del déficit de las empresas era aprovechado por la oposición liberal para intentar demostrar la ineficacia e ineptitud por parte del gobierno. Y por otro: en su relación ambigua con el sindicalismo que tenía fuertes connotaciones políticas, ya que los planes implementados por la CGT en 1964-65 con la consecuencia de ocupaciones fabriles, huelgas y movilizaciones, que obligaban al gobierno a conceder mucho mas de lo que estaba dispuesto y generaban un clima de inestabilidad política, que tuvo un papel importante a la hora de decidir por el general Onganía para el golpe de estado.

En 1964 el sindicalismo adquiere un importante poder político. La figura más significativa es Augusto Timoteo Vandor, dirigente de la Unión Obrera Metalúrgica, desde allí pretendían controlar el peronismo.

Este sindicalismo burocrático que había desplazadazo al gremialismo combativo desde marzo del "62 en los cargos de conducción de la CGT. Desde este ligar controlaban las finanzas, que era el verdadero factor de poder. Fondos que provenían de las cuotas sindicales de los afiliados y sus contribuciones patronales. Esta clase dirigente mantenía buenas relaciones con la patronal y gestionaba beneficios como las obras sociales y hoteles para los afiliados acrecentando de esa manera su poder. Además de mantener la hegemonía en la CGT y las 62 organizaciones, éste poder se extendió al terreno político a través del aparato partidario del peronismo. En el "64 la CGT organiza un plan de lucha que era un verdadero desafío al gobierno de Illia, y a pesar de las concesiones otorgadas por el gobierno continuaron con dicho plan. Su objetivo era pedir la intervención del gobierno militar y derrocar al gobierno de Illia.

La educación tuvo un peso importante en el Presupuesto Nacional, ya que entre 1963 y 1965 la participación aumentó del 12 al 23%. En noviembre del "64 se pone en marcha el Plan Nacional de Alfabetización, con el objetivo de disminuir el analfabetismo.

En 1964 se sancionó la Ley de Medicamentos, también conocida como la Ley de Oñativia en homenaje al Ministro de Salud. Establecía una política de precios y de control de medicamentos, congelando los precios vigentes a fines de 1963, fijaba límites para los gastos de propaganda, a la posibilidad de realizar pagos en el exterior en conceptos de regalías y de compra de insumos.

La debilidad del gobierno se acentuaba por la cantidad de sectores que se le oponían: las Fuerzas Armadas rechazaban un gobierno al que consideraban débil y falto de autoridad; los sindicatos, dominados por el peronismo acentuaron su oposición, y realizaron huelgas, ocupaciones de fábricas; los empresarios que exigían una política más favorable a sus inversiones; la Iglesia que no le perdonaba al radicalismo su apoyo a la escuela laica; y las relaciones con Estados Unidos que eran tensas, ya que no apoyaban su política de intervención en los países latinoamericanos. Perón por su parte, intentó regresar al país a través del Operativo Retorno coordinado por Vandor en noviembre del "64, pero el gobierno hizo detener su avión en Brasil.

A pesar del crecimiento económico producido entre 1963 y 1966, se generó una imagen de gobierno lento, ineficaz e incapaz de frenar el proceso inflacionario y de contener las demandas gremiales. A esa imagen contribuían otros factores de importancia: como las circunstancias anómalas en las que el gobierno había resultado electo debido a la proscripción del peronismo, hecho que indudablemente le quitaba legitimidad; la conspiración de los partidos políticos opositores; y la prensa, que a través de revistas como Primera Plana y Confirmado que sostenían que la única salida a la crisis que atravesaba el país era un golpe militar.

El gobierno de Onganía

Finalmente, el 28 de junio de 1966, el ejercito derrocó al presidente Illia, y una junta militar se arrogó la suma del poder público y convocó para el cargo de presidente de facto al general retirado Juan Carlos Onganía. El nuevo presidente denominó al proceso iniciado como "Revolución Argentina" y no se planteó límites temporales para su gobierno.

El golpe del "66 fue indiferente para la mayor parte de la sociedad, y no se proclamó como un gobierno provisional, ya que las Fuerzas Armadas habían llegado a la conclusión de que era necesario acabar con el conjunto de los partidos políticos. Esta vez los militares no asumieron el poder para desplazar a un gobierno y convocar a nuevas elecciones, sino que proponían anular la vida política por varios años. Se autoproclamaron "Revolución Argentina", expresando de este modo que querían producir cambios de fondo en la sociedad argentina.

El nuevo gobierno concentró la actividad del Estado al reducir a cinco el número de ministerios: Interior, Economía y Trabajo, Defensa, Bienestar Social y Relaciones Exteriores y Culto.

Se crearon tres nuevos organismos: el CONADE (Consejo Nacional de Desarrollo Económico), el CONASE (Consejo Nacional de Seguridad), y el CONACYT (Consejo Nacional de Ciencia y Técnica).

Onganía recibió el apoyo de amplios sectores de la sociedad, en primer lugar contó con la adhesión de la prensa, que en los últimos años venía actuando a favor del golpe y resultaba un medio muy eficaz para lograr el consenso civil. También contó con el apoyo del empresariado, organizado en diversas corporaciones, como la Sociedad Rural Argentina, la Unión Industrial Argentina, la Confederación General Económica y ACIEL; impulsados por la política estatista del gobierno radical. Sin embargo, el respaldo más sorprendente provino desde las fuerzas políticas, con excepción del radicalismo, el Partido Comunista y el socialismo democrático, varias agrupaciones políticas simpatizaron con el golpe y en particular se destaca el peronismo.

La política del gobierno militar concentraba las decisiones en grupos muy reducidos y minoritarios, y sectores sociales cada vez más amplios quedaron excluidos de toda forma de participación y se vieron perjudicaos por el gobierno militar.

No sólo se reprimieron y persiguieron las manifestaciones políticas e ideológicas, sino también las expresiones culturales. Fue particularmente importante la intervención de la Universidad, que mediante la ley 16.192 perseguía el propósito de poner fin a la autonomía universitaria.

Las universidades pasaron a depender directamente del Ministerio del Interior, y antes la persistente resistencia de los diversos claustros, el 29 de julio de 1966, la policía irrumpió en la Universidad violando la autonomía. El incidente se conoció como la Noche de los Bastones Largos por la violenta represión ejercida por las fuerzas policiales.

La censura alentada por la Iglesia, se propagó a todos los ámbitos de la sociedad: la universidad, el teatro y la prensa.

El orden y la censura también se manifestaron con profunda firmeza en la política hacía el movimiento obrero y los trabajadores en general. El cierre de establecimientos industriales, la racionalización del personal, el deterioro salarial, se convirtieron en una constante del régimen militar.

En agosto del "66 se sancionó la Ley de Arbitraje Obligatorio, que prohibía continuar con cualquier conflicto no arbitrado por el gobierno; como un medio para fortalecer el control del gobierno.

El gobierno de Onganía definió su orientación económica en diciembre del "66 al nombrar a Krieger Vasena al frente del Ministerio de Economía, quien tenía excelentes relaciones con las empresas multinacionales y los grandes grupos oligopólicos. En marzo del "67 dio a conocer su plan que devaluó el peso el 40% y estableció un gravamen del 40% sobre las exportaciones agropecuarias con el fin de sanear las cuentas fiscales. Así mismo liberalizó el mercado de los cambios, disminuyó los gravámenes para la importación y aplicó ciertas medidas que tendían al saneamiento económico.

Unos de los principales objetivos de Vasena era la estabilización, para lo que aplicó una serie de políticas con las que apuntaba a reducir la inflación tratando de evitar las secuelas de recesión y apelando a la promoción de la competencia, la eficiencia y la inversión de capitales extranjeros. Tras otorgar un aumento salarial del 15%, se suspendieron las convenciones colectivas de trabajo y se congelaron los salarios. Simultáneamente se celebró un acuerdo con las empresas más importantes, que se comprometieron a congelar el precio de los productos. Lo mismo sucedió con los combustibles y las tarifas de los servicios públicos.

El Estado tuvo un rol central en ésta estrategia, no sólo a través del establecimiento de pautas, sino también interviniendo activamente en la inversión de grande infraestructuras. La red vial pavimentada avanzó significativamente en distintas zonas del país.

Hacia los primeros meses del "69 la construcción mostraba un importante crecimiento del 59%. La agricultura se había estancado, pero el sector industrial había experimentado un significativo crecimiento del 20%, principalmente en la siderurgia y en la química que en las industrias tradicionales.

La inflación había descendido a menos del 10% anual. El PBI creció de manera notable. Más allá del desempleo ocasionado con la racionalización y los cambios en la industria, la desocupación no aumentó.

Los mayores beneficios se concentraron en un pequeño sector representado por la burguesía vinculada al sector financiero, a la construcción y al segmento más concentrado de la industria. El sector perjudicado era amplio y variado: los trabajadores asalariados, perjudicados por el congelamiento de sus sueldos; los obreros desplazados por la racionalización; los empresarios nacionales afectados por el excesivo peso del capital trasnacional y los sectores rurales perjudicados por las retenciones a las exportaciones.

La característica económica de la época estuvo dada por el desequilibrio entre importaciones y exportaciones, la pérdida de reservas monetarias, la aceleración de la tasa inflacionaria y el aumento de los precios y la disminución de los salarios.

El gobierno de Onganía pretendió asegurar el orden impidiendo la vida política. La aparente calma que el gobierno militar había impuesto en 1966, llegó impetuosamente a su fin en 29 de mayo de 1969, cuando una rebelión popular sacudió a Córdoba y al régimen de Onganía. La ciudad era el punto industrial más dinámico del interior y su Universidad era una de las más importantes. En los días previos el clima había sido muy tenso, ya que las huelgas y asambleas fabriles se habían sumado a las manifestaciones callejeras de los estudiantes contra la represión que en otras provincias había ocasionado varías muertes. El 29 de mayo, la huelga y la movilización general contaron con una gran adhesión, en particular por parte de los empleados de las plantas automotrices y los estudiantes universitarios. Los manifestantes con la simpatía de la población forzaron a la policía a retirarse y se adueñaron de las calles hasta que el ejército ocupó la ciudad. La jornada produjo grandes destrozos decenas de muertos y gran cantidad de detenidos.

El "Cordobazo", como se denominó a éste día, inició la crisis del orden autoritario impuesto por el gobierno de Onganía. En la rebelión participaron conjuntamente sectores muy diferentes; trabajadores y estudiantes, que desde 1945 estaban enfrentados fueron sus principales protagonistas. A su vez, participaron agrupaciones políticas de muy diverso origen: peronistas, radicales, de izquierda y pertenecientes al catolicismo.

Los diferentes grupos de la sociedad expresaban reclamos muy distintos, pero todos apuntaban al autoritarismo militar. A su vez puso de manifiesto que el movimiento sindical también estaba cambiando. Hasta entonces la CGT se encontraba dividida en dos centrales obreras con orientaciones opuestas, por un lado: la CGT nacional y de los sindicatos más importantes que habían adoptado una política conocida como "participacionismo", que buscaba lograr acuerdos con el gobierno militar. Por otro: "la CGT de los argentinos", que agrupaba sindicatos menores y a un conjunto de agrupaciones peronistas, radicales, católicas y de izquierda que se oponían al gobierno militar y a la CGT nacional. A partir del "Cordobazo" y de la crisis del gobierno militar, la CGT nacional paso a oponerse al gobierno.

En muchos centros fabriles de Córdoba, comenzó a surgir una nueva tendencia sindical de izquierdista, el "clasismo", que buscaba apartar a los trabajadores de su adhesión al peronismo. Al mismo tiempo, se da un nuevo fenómeno en el panorama político: la aparición de grupos que buscaban llegar al poder por métodos violentos y producir una transformación revolucionaria de la sociedad.

A partir del "Cordobazo" el país vivió una ola de movilizaciones sociales y protestas de todo tipo. En el ámbito laboral, se incrementaron las huelgas y creció la influencia del sindicalismo. Pero las movilizaciones abarcaron también a otros sectores de la sociedad, en especial a los estudiantes.

Conjuntamente con la protesta social, la utilización de violencia se convirtió en un fenómeno cada vez más frecuente. Su manifestación más extrema fue el surgimiento de la guerrilla: una serie de grupos armados que actuaban clandestinamente y buscaban acceder al poder mediante acciones terroristas. Los más importantes fueron los Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP); con métodos semejantes, pero orientación distinta. Compartían la idea de que la revolución social era necesaria e inmediata. Los montoneros se identificaban con el peronismo y buscaban el regreso de Perón; mientras que la ERP no aceptaba su regreso y proponía una revolución socialista.

Los sectores juveniles se veían influenciados por los sectores mundiales, en especial por le Revolución Cubana. La figura de Ernesto "Che" Guevara fue muy importante, y muchísimos grupos la adoptaron como su símbolo. La década de los "60 se caracterizó a nivel mundial como un repudio juvenil a la autoridad.

Después del "Cordobazo", los partidos políticos reiniciaron su actividad y comenzaron a reclamar la convocatoria a elecciones; paralelamente la violencia se incrementaba.

Mayo francés

     Todo se inició cuando se produjeron una serie de huelgas estudiantiles en varias universidades e institutos de Paris, seguidos enfrentamientos con la universidad y la policía. El intento de la administración de Charles de Gaulle, presidente francés, de parar las huelgas mediante una mayor carga policial sólo contribuyó a encender los ánimos de los estudiantes, que protagonizaron batallas campales contra la policía en el Barrio Latino y, una huelga general de estudiantes y huelgas diversas colaboradas por diez millones de trabajadores en todo el territorio francés.

Las protestas llegaron a tal punto que De Gaulle disolvió la Asamblea Nacional y se celebraron elecciones parlamentarias anticipadas el 23 de junio de 1968.

La primera reclamación de los estudiantes fue que se les permitiera acceder a los dormitorios de las mujeres en las universidades, acceso que no estaba permitido por las normas sociales de la época. Al principio el movimiento surgió como respuesta estudiantil a la represión policial, pero en poco tiempo los trabajadores iniciaron fuertes huelgas que paralizaron el país, en las cuales, el principal promotor fue la CGT, referente sindical del Partido Comunista Francés. A medida que el movimiento se fue radicalizando, la CGT y el Partido Comunista Francés se fueron distanciando del movimiento.

El gobierno se encontraba, en ese punto, al borde del colapso, pero la situación revolucionaria se evaporó tan rápido como había surgido. Los trabajadores, después de haber conseguido importantes mejoras salariales, volvieron al trabajo, a petición de la Confederación General del Trabajo, sindicato izquierdista, y del Partido Comunista Francés.

El ocaso del gobierno militar

El 8 de junio de 1970 Onganía fue desplazado por los jefes militares, que en su lugar designaron al general Roberto Marcelo Levingston, quien intento reanimar el proyecto de la "Revolución Argentina", pero su situación era ya irremediable.

El proceso del de la economía se acentuó durante su gobierno. Designó al radical Aldo Ferrer como Ministro de Economía. Sin embargo, su intento por imponer una política más distribucionista fracasó rápidamente

La protesta social se acentuó. Los enfrentamientos callejeros entre manifestantes y fuerzas de seguridad se generalizaron y se produjeron hechos similares al "Cordobazo" en otras provincias.

La actividad guerrillera aumentaba, y los atentados eran cada vez más audaces y violentos. Los partidos políticos recuperaron la iniciativa y por primera vez, se reunieron todos para redactar un documento conocido como "La Hora del Pueblo", a través del cual reclamaban la realización de elecciones libres y sin proscripciones.

Una nueva rebelión en Córdoba, ocurrida en marzo de 1971 y protagonizada por los trabajadores mecánicos, volvió a acelerar los acontecimientos y se produjo un nuevo golpe de Estado. Levingston fue sustituido por el jefe del Ejército, el general Alejandro Agustín Lanusse, quien decidió dar por terminada la llamada "Revolución Argentina" iniciada en 1966, y anunció la próxima convocatoria a elecciones.

La situación económica siguió siendo desfavorable; convencido de que la situación económica no mejoraría hasta llegar a un acuerdo político entre los diferentes sectores, el rumbo se descontroló casi por completo: inflación incontenible, caída del salario real, fuga de divisas, desempleo, fueron algunas de las características sobresalientes de la época

El objetivo de Lanusse era lograr un acuerdo entre los partidos políticos y las Fuerzas Armadas. Simultáneamente, se reformó la Constitución por decreto, estableciendo que si en la primera elección ningún candidato obtenía más del 50% de los votos, habría una nueva elección entre los dos más votados; esta medida fue realizada con el objetivo de evitar el triunfo peronista, tratando de que en la segunda vuelta electoral gran parte del electorado apoyara al candidato no peronista.

Perón, desde el exilio, se dedicó a completar el aislamiento del gobierno militar y debilitarlo al máximo; para ello alentaba a todas las fuerzas que se le acercaban.

El 17 de noviembre de 1972, Perón regresó al país. Conformó, con otros partidos, el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI), proclamó la candidatura de su delegado personal, Héctor José Cámpora, y regresó a España.

El regreso del peronismo al gobierno

En las elecciones del 11 de marzo de 1973, el FREJULI triunfó, a pesar de haber obtenido el 49.5% de los votos. El 25 de mayo, Cámpora asumió la presidencia, y volvió así el peronismo al gobierno.

La imagen de Perón y el peronismo habían cambiado. Prácticamente, todos los sectores sociales aceptaban que Perón regresara definitivamente al país y lo reconocían como un actor válido e imprescindible e la política argentina. Los partidos políticos estaban de acuerdo con iniciar una etapa en la que no hubiera más proscripciones.

Sectores muy amplios y diversos apoyaban al peronismo, en el que se encontraban grupos que tenían proyectos y objetivos opuestos.

Por un lado, estaban los sectores que tradicionalmente habían apoyado al peronismo, que esperaban que el gobierno pasara rápidamente de las manos de Cámpora a las de Perón. Representaban la mayoría de los políticos peronistas, y sobretodo de los dirigentes sindicalistas. Estos sectores se denominaban "ortodoxos" para destacar su fidelidad a los principios tradicionales del peronismo. Por otro lado, estaban los grupos juveniles que representaban el sector más dinámico de la campaña. Era un conglomerado de grupos diferentes que conformaron la llamada "tendencia revolucionaria", que rápidamente paso a estar dirigida por los Montoneros; estos grupos pensaban que el gobierno de Cámpora debía ser el primer paso de un gobierno revolucionario.

Los ortodoxos buscaban conformar la "patria peronista", mientras que los revolucionarios pretendían lograr la "patria socialista".

La paz y la estabilidad no eran las únicas esperanzas que había; gran parte de la sociedad aspiraba a cambios sociales profundos. La mayoría de los partidos políticos incluían en sus plataformas electorales propuestas para reformar el sistema económico y social. Estas ideas de cambio social se encontraban difundidas principalmente entre los sectores juveniles y estudiantiles.

A su vez la gran mayoría de los trabajadores eran peronistas, y tenían la esperanza de que un gobierno peronista significara prosperidad y justicia social.

La ola de huelgas que había sacudido muchas provincias a partir de 1973, se había extendido al Gran Buenos Aires.

El regreso del peronismo al gobierno implicaba aspiraciones y expectativas muy diferentes para los diversos sectores de la sociedad, que se expresaban en proyectos enfrentados dentro del peronismo.

Los enfrentamientos entre las dos tendencias aumentaron después de que Cámpora asumió el gobierno. La complejidad mayor del panorama político radicaba en la incapacidad de los diferentes sectores por establecer normas para una convivencia pacífica de resolución de los conflictos.

Durante su breve gobierno, entre mayo y julio de "73, se produjeron una serie de movilizaciones sociales y políticas de varios sectores en todo el país. A pesar de que el gobierno había sancionado la Ley de Amnistía que liberó a varios guerrilleros de las cárceles, el ERP anunció continuar con la lucha armada hasta la conquista definitiva del poder.

El gobierno de Cámpora se caracterizó no sólo por la lucha hacia el interior del peronismo, sino también por un convulsionado clima social en el que se sucedían las tomas de fábricas y reparticiones públicas. Intentó equilibrar las fuerzas en pugna y formó un gabinete con hombres con diversas posturas ideológicas dentro del movimiento.

Su gobierno fue ambiguo y estuvo marcado por el Programa de Reconstrucción y Liberación Nacional, que estaba determinado por la política económica intervensionista del ministro José Ber Gelbard, que había formulado un pacto social producto del acuerdo entre la CGT y la CGE. En cuanto a política externa, se planteó una estrategia basada en una mayor independencia con respecto a Estados Unidos y una apertura hacia el mundo socialista, en especial Cuba, Vietnam y China.

Juan Domingo Perón regresó al país el 20 de junio de 1973, en un operativo controlado por los sectores más derechistas, encabezados por López Rega, Norma Kennedy o el coronel Osinde. Ese día en Ezeiza se realizó un acto para recibirlo, se reconocían los rasgos que habían marcado al peronismo en 1945: la presencia popular masiva, el protagonismo de los sindicatos y las proclamas de lealtad al líder; pero también podían reconocerse los nuevos componentes que el peronismo presentaba en 1973: preponderancia juvenil en las movilizaciones y la ocupación de organizaciones armadas. En ese día la violencia estalló entre las fuerzas que apoyaban a Perón y que pugnaban por el control del movimiento peronista, produciendo más de una decena de muertos y una multitud de heridos.

El enfrentamiento entre las divisiones internas del peronismo, puso de manifiesto que éstas eran irreconciliables. Perón optó por los grupos ortodoxos y comenzó su conflicto con los revolucionarios y los Montoneros. El 13 de julio, el presidente Cámpora y el vice Vicente Solano Lima debieron renunciar a sus cargos; y asumió el gobierno de forma provisoria el presidente de la Cámara de Diputados, Raúl Lastiri, que tenía dos objetivos: alejar del gobierno a los representantes de izquierda y convocar a elecciones para acelerar la llegada de Perón a la Casa Rosada.

Perón eligió que en la formula lo acompañara su esposa, María Estela Martínez, conocida como "Isabel", favoreciéndose de ésta forma el sector ortodoxo. En las elecciones del 23 de septiembre, la fórmula Juan D. Perón-María E. Martínez de Perón, obtuvo casi el 62% de los votos.

EL 12 de octubre, Perón inició su tercer gobierno, llegó al poder con una gran adhesión popular e incluso tenía la aceptación de sectores con los que había estado enfrentado.

Fundó su estrategia política en la convivencia con los partidos políticos; en el pacto social, es decir en la búsqueda de acuerdos entre empresarios y sindicatos para contener la inflación y mantener los salarios; y en la reorientación del movimiento justicialista. El primer aspecto no presentó grandes inconvenientes, pero los otros dos, se convirtieron en las dos grandes cuestiones de su gobierno que no serían resueltas satisfactoriamente.

El pacto social era desbordado, ya que no alcanzaba a contener los reclamos salariales y de mejores condiciones de trabajo. Perón se propuso, desde un primer momento, consolidar la estructura de poder en la CGT. En noviembre de 1973 impulsó la Ley de Asociaciones Profesionales, que reforzó el control de la dirigencia sindical sobre el movimiento obrero.

El Estado realizó importantes inversiones en las obras sociales y aumentó de manera considerable la cantidad de empleados públicos en sus distintas empresas. Si bien se logró activar rápidamente la economía interna a partir del mayor consumo de los beneficiados, el déficit estatal creció rápidamente.

Se incentivó las exportaciones de carácter no tradicional, industrial, con la participación activa del Estado, favoreciendo por medio de créditos y estímulos a las empresas implicadas en el proceso exportador; para lo que se creó la Corporación de Empresas Nacionales con el objeto de controlar y racionalizar su funcionamiento. También se puso énfasis la exportación de productos agrícolas, ya que la apertura de nuevos mercados: Unión Soviética y los buenos precios internacionales favorecerían al Estado.

Ante todo debía resolver la disputa interna del peronismo, cada vez más violenta. Se apoyó firmemente en el sector ortodoxo, y en especial, en la CGT, desplazando del gobierno a los sectores juveniles y a los Montoneros. De esta manera los enfrentamientos entre las dos tendencias del peronismo se acrecentaron. Así el 1º de mayo del "74, Perón se enfrentó directamente con los Montoneros y la Juventud Peronista. Ese mismo mes, la rama juvenil fue excluida del Consejo Superior.

Por otra parte intentaba frenar al grupo ERP, declarándolo ilegal y persiguiendo a lo medios de prensa que publicaran su comunicados o informaran de sus acciones; así el 14 de marzo era clausurado el diario El Mundo.

En marzo del "74, el ascenso del precio del petróleo dispuesto por la OPEP incrementó los precios de importación, se cerró el Mercado Común Europeo a las carnes argentinas y empezó a repuntar la inflación, como consecuencia del aumento del consumo, y la evidente falta de inversión privada.

Cuando Perón falleció, el 1º de julio de 1974, el gobierno quedó en manos de su esposa. Aunque, en realidad era controlado por José López Rega, que encabezaba el sector ortodoxo y había conformado una organización armada secreta, la Alianza Anticomunista Argentina, conocida como la "Triple A", encargada de diseminar a opositores y disidentes; que persiguió y asesinó a decenas de políticos, intelectuales, periodistas y sindicalistas. Durante los primeros meses se fortalecieron paralelamente tanto el poder de López Rega, como el del sindicalismo hegemonizado por las 62 Organizaciones.

Los Montoneros proclamaron que pasaban a formas de acción secretas e ilegales, y atacaron públicamente al gobierno. El ERP, organizó una guerrilla rural en Tucumán, con la intensión de crear un foco guerrillero que luego se extendiera a todo el país. El gobierno ordenó a las Fuerzas Armadas aniquilar a los grupos guerrilleros; pero la represión se dirigió no sólo contra los grupos armados, sino contra todos los grupos opositores.

El gobierno de "Isabel" Perón era cada vez más débil; dominado por López Rega, abandonó el Pacto Social y los acuerdos con los partidos de oposición. Los grupos guerrilleros respondían con mayor cantidad de atentados y la Triple A, actuaba sin que el gobierno lo impidiese. La violencia era una constante; y la crisis política empujó a la crisis económica. En junio de 1975 asumía como ministro de Economía Celestino Rodrigo, que cambió drásticamente el rumbo devaluando la moneda un 100 por ciento, estableciendo tarifas superiores a ese porcentual en servicios públicos y, recompensando con la eliminación de los controles de precios sobre el sector privado. Este breve proceso conocido como el "Rodrigazo", ocasionó una importante estampida de precios y salarios, la emisión monetaria desmedida, las corridas por el dólar y el sistema de indexación; el gobierno adoptó medidas que afectaron el nivel de vida de los trabajadores y se negaba a reconocer los convenios laborales que habían obtenido los sindicatos. De esta manera el gobierno se enfrentaba con su principal apoyo; las movilizaciones a Plaza de Mayo organizadas por la Unión Obrera Metalúrgica y la decisión de la CGT de organizar un paro general el 7 de julio marcaban la ruptura de la CGT con el gobierno.

La principal consecuencia de la política económica de la época fue la recesión generalizada, reflejada en el descontrol de precios, el deterioro del salario, la disminución del PBI. Por otro lado, la caída de las exportaciones, y el aumento de las importaciones produjeron durante 1975 un déficit en la balanza comercial superior a las 900 millones de dólares.

En medio de este clima de inestabilidad política y social, la mayoría de las entidades empresariales como: la Sociedad Rural Argentina, las Confederaciones Rurales Argentinas, las cámaras de Comercio y de la Construcción conformaron la Asamblea Permanente de Entidades Empresariales (APEGE), que a través de paros sectoriales desestabilizaron y debilitaron cada vez más al gobierno. A fines del "75 se intentó rehabilitar el pacto social a través de una tregua denominada Acta de Concertación Social Dinámica, con la participación de la CGT, la CGE y el gobierno, pero resultó un absoluto fracaso.

La crisis era permanente. Los intentos en el Congreso por desplazar a la Presidente mediante un juicio político o las negociaciones para que renunciara fueron un fracaso. Era evidente que un nuevo golpe de Estado se produciría, y muchos sectores lo reclamaban a través de los medios de comunicación. En diciembre del "75 hubo un intento de golpe de Estado, por parte de un grupo de las Fuerzas Armadas, pero no contó con el apoyo suficiente.

El 24 de marzo de 1976, los jefes de las Fuerzas Armadas acabaron con el gobierno peronista, y volvían a las fuerzas sin encontrar resistencia, y contando con el apoyo de gran parte de la población. Isabel fue detenida y trasladada a Neuquén; el nuevo presidente de facto era el Teniente Gral. Jorge Rafael Videla, que dispuso que la Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea compondrían el futuro gobierno con igual participación. Comenzó así el autodenominado: "Proceso de Reorganización Nacional".

José Martínez de Hoz fue designado Ministro de Economía, y el 2 de abril anunció su plan para contener la inflación, detener la especulación y estimular las inversiones extranjeras.

Secuestro de los Montoneros a Aramburu

Una vez que asumió la presidencia Héctor José Cámpora, sus acciones se dirigían a la instauración en la Argentina de un sistema político que denominaban "Socialismo Nacional", al que consideraban como la evolución histórica natural del peronismo. Fue considerada como organización terrorista por el gobierno de María Estela Martínez de Perón.

Durante los primeros años de su existencia recibieron el apoyo del General Perón y de buena parte del Movimiento Peronista, a partir del primero de mayo de 1974, sus acciones ocasionaron el rechazo por parte del mismo líder y de los sectores sindicales y políticos del peronismo leal, llevándolo a un progresivo aislamiento y a decidir su pase a la reserva, para ser aniquilado por la dictadura militar que derrocó a la viuda de Perón, María Estela Martínez, el 24 de marzo de 1976.

La organización Montoneros se presentó ante la sociedad el 1° de junio de 1970 mediante un comunicado referido al secuestro y asesinato del general Pedro Eugenio Aramburu.

El secuestro se había realizado el 29 de mayo, cuando militantes de un autodenominado "Comando General Juan José Valle de la Organización Montoneros" vestidos como oficiales del Ejército lo sacaron en su departamento haciéndole creer que le brindarían custodia. Aramburu fue llevado por la fuerza a una chacra de la localidad de Timote, provincia de Buenos Aires y luego de un "juicio revolucionario" en que no tuvo posibilidad de defensa y estaba decidido de antemano, fue acusado por traición a la patria, por los fusilamientos de civiles en los basurales de José León Suárez, por el del General Juan José Valle y otros militares, y por la desaparición del cadáver de Evita y finalmente asesinado por Fernando Abal Medina en el sótano de la mencionada chacra.

Conclusión

Estas dos décadas analizadas, se caracterizaron por un permanente cambio, siendo la inestabilidad y el caos las características dominantes. Para intentar comprender esta rauda sucesión de conflictos, debemos considerar que el país no pudo encontrar una fórmula política estable. La crisis permanente llevó a la división no solo de peronistas y antiperonistas, civiles y militares sino, que involucró a todos los partidos políticos que se desprestigiaron ante la población. En pocos años, se había estado bajo gobiernos ilegales surgidos de golpes de Estado o bajo gobiernos legales pero ilegítimos, puesto que habían logrado su triunfo impidiendo la participación de amplios sectores de la sociedad. La utilización de la fuerza en la política se había hecho frecuente y cada vez más habitual.

Estas circunstancias hicieron que, gran parte de la sociedad mantuviera un descreimiento hacia la democracia. Muchos sectores, comenzaron a considerar que esta, era la causa de las divisiones y enfrentamientos; otros, la rechazaban porque no estaban incluidos en ella; y otros, creían que la democracia era un sistema incapaz de generar soluciones de fondo. Todo esto, posibilitaba que, las Fuerzas Armadas intervinieran en la vida política como si se trataran de otro partido y esto era admitido por la sociedad de manera mayoritaria, incluso por las fuerzas políticas.

Quienes habían creído, que la "Revolución Libertadora" iba a terminar con el peronismo, concluyeron que este continuaba vivo; Los que tuvieron la esperanza que con Frondizi se iniciaría un prolongado régimen constitucional que superaría los enfrentamientos, vieron fracasar sus esperanzas ante el crecimiento del abismo existente entre peronistas y antiperonistas, y civiles y militares, que no solo no fueron superados, sino que terminaron con el gobierno civil electo.

La protesta social se acentuó. Los enfrentamientos callejeros entre manifestantes y fuerzas generalizan hechos parecidos al "Cordobazo" en otras provincias e incluso se incorporaron nuevas formas de protesta, como las ocupaciones fabriles, e incluso la toma de rehenes, entre otros. Un alto grado de violencia presente en la protesta se relacionaba directamente a la ilegitimidad política y a los métodos represivos aplicados. La actividad guerrillera aumentaba; y si para 1970 los grupos armados habían realizado unos 300 atentados, un año después este número se había duplicado y eran cada vez más audaces y violentos. Los partidos políticos recuperaron la iniciativa y, por primera vez, todos se unieron para redactar un documento conocido como La Hora del Pueblo. El conflicto con el gobierno militar pasaba así a primer plano, y partidos políticos que en los últimos años habían sido enemigos, reclamaban conjuntamente la realización de elecciones libres y sin proscripciones.

Perón desde su exilio buscaba debilitar al gobierno militar, alentando todas las fuerzas que se le acercaban. En noviembre de 1972 regresa al país, conforma el FREJULI (Frente Justicialista de Liberación) conjuntamente con otros partidos, y proclamó la candidatura de su delegado personal Héctor José Cámpora, que el 13 de julio renuncia, por lo que se llamó nuevamente a elecciones, resultando Perón electo presidente de la nación por tercera vez, tras 18 años de exilio, periodo que no pudo completar a causa de su fallecimiento el 1° de julio de 1974, en ejercicio de la presidencia, sucediéndolo su viuda Estela Martínez de Perón, quien fue depuesta por un golpe militar el 24 de marzo de 1976 que dio origen al autodenominado Proceso de reorganización Nacional, y que la mantuvo detenida ilegalmente por varios años. El nuevo presidente de facto era Teniente Gral. Jorge Rafael Videla.

Bibliografía

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Autora:

Paula Gregorio

Partes: 1, 2
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