IV
LA REFORMA PROTESTANTE ALEMANA
Toda lucha contra el feudalismo tenia que vestirse de ropaje antirreligioso.
La burguesía europea, surgida de la Revolución Industrial y apoyada por las masas campesinas, llevo a cabo contra la Iglesia Católica terrateniente, tres grandes batallas decisivas: la reforma protestante, la revolución inglesa y la revolución francesa.
Federico Engels, nos dice en su folleto Del Socialismo al Socialismo Utópico, que al grito de rebelión de Lutero contra la Iglesia, respondieron dos insurrecciones políticas. Ambas fueron aplastadas a causa, principalmente, de la falta de decisión de la burguesía de las ciudades.
La reforma luterana condujo a una nueva religión, apenas abrazaron el luteranismo, los campesinos alemanes se vieron degradados de hombres libres a siervos de la gleba.
Donde Lutero fallo, triunfó Calvino. El dogma calvinista cuadraba a los más intrépidos burgueses de la época. Su doctrina de la predestinación, era la expresión religiosa del hecho de que en el mundo comercial, en el mundo de la competencia, el éxito o la bancarrota no depende de la actividad o de la aptitud del individuo, sino de circunstancias independientes de el.
Además el régimen de la iglesia calvinista era absolutamente democrático y republicano.
Si el luteranismo alemán se convirtió en un instrumento sumiso en manos de los pequeños príncipes alemanes, el calvinismo fundo una republica en Holanda y fuertes partidos republicanos en Inglaterra y sobre todo en Escocia.
V
LA REVOLUCIÓN INGLESA.
La burguesía inglesa encontró en el calvinismo su teoría, para poder realizar su segunda insurrección en contra de los nobles feudales y sus aliados los integrantes del clero político que se encontraban en el mando del Estado feudal británico.
Aún cuando los campesinos medios ingleses, los que lucharon en el campo de batalla contra la nobleza y lograron derrotarla, fue la burguesía británica la que se apodero políticamente del triunfo.
Sin los campesinos, la burguesía no hubiera podido conducir la lucha hasta su final victorioso, ni llevado al cadalso a Carlos I.
Una vez derrotada la nobleza inglesa y su aliada la Iglesia, la burguesía, al frente de la insurrección campesina, llevó a cabo una "concertación" (léase tranza) entre ella y los terratenientes feudales de Inglaterra.
Fruto de esta transacción fue el aburguesamiento de la nobleza británica.
La oligarquía aristocrática feudal sabia muy bien cuan inseparablemente unida se hallaba su propia prosperidad económica a la de la burguesía industrial y comercial.
Para poder exprimir, aun más, a los trabajadores ingleses, la burguesía tenía que educarlos, domesticarlos, por medio de la religión.
La burguesía británica se dio cuenta del papel de la religión para convertir a los trabajadores en sumisos servidores de sus amos capitalistas.
Mientras el materialismo filosófico de los científicos se encontraba destinado solamente a los sabios y hombres cultos, la religión se consideraba buena para la gran masa proletaria no ilustrada.
VI
LA REVOLUCIÓN FRANCESA.
La gran revolución francesa fue la tercera insurrección de la burguesía en contra de la Iglesia Católica, aliada e instrumento político e ideológico de la nobleza que destinaba el poder político y con ello el Estado feudal.
Esta revolución fue la primera que se despojó del manto religioso, para dar la batalla en el campo político abierto, y fue también la que llevo realmente la lucha hasta derrocar completamente a la aristocracia feudal, enemiga histórica de la burguesía triunfante.
Mientras que en Inglaterra la transacción entre capitalistas y nobles terratenientes encontró su expresión y continuidad en los precedentes judiciales y en la respetuosa conservación de las formas legales del feudalismo.
En Francia, la revolución rompió plenamente con las tradiciones del pasado feudal y creó, con el Código Civil, una adaptación magistral del antiguo Derecho Romano a las relaciones capitalistas modernas.
En cuanto a su lucha contra la Iglesia, la burguesía francesa le asestó un duro golpe económico, al decretar, el 2 de noviembre de 1789, la confiscación, en beneficio de la Nación, de todos los bienes y las tierras de la Iglesia.
Fueron sacadas a la venta estas tierras, que recibieron el nombre de "Bienes Nacionales". Se privó a la Iglesia de ciertas funciones (registro de nacimientos, matrimonios y defunciones), que fueron entregados al Estado.
La burguesía francesa derrotó a la Iglesia para poder romper las trabas que le impedían desarrollar las fuerzas productivas, y acumular el capital suficiente para invertir en la gran industria de exportación del trabajo asalariado.
Esta hazaña histórica, como veremos mas adelante, la realizó también, la débil burguesía mexicana durante la Reforma, cuando los liberales expropiaron los bienes de la Iglesia Católica en nuestro país.
VII
ORÍGENES DE LA INQUISICIÓN
Antes de estudiar los métodos que aplicó la Iglesia Católica de Roma para introducir el cristianismo, al lado y al servicio de los conquistadores, en América Latina y en especial en México, es necesario retroceder un poco en la historia para analizar y divulgar la forma de represión violenta que utilizo la Iglesia Católica en contra de los que no estaban de acuerdo con su religión, me refiero a la INQUISICIÓN.
La burguesía europea y más adelante los fascistas, los nazis y la burocracia stalinista, así como la burguesía mexicana, por medio de sus policías políticos, utilizaron los métodos de la inquisición (en especial la tortura) para tratar de doblegar a todos los rebeldes y revolucionarios que se opusieran a su despotismo y dictadura claro, bendecidos por el clero político dirigido desde el Vaticano.
Any Testas y Jean Testas, autores del libro "La Inquisición", afirman que es difícil precisar la fecha en que se inician las funciones de la inquisición.
Mucho antes de la guerra de los albigenses, existía un medio de coerción ejercido por los obispos.
En cada diócesis había un tribunal eclesiástico y unos prelados cuya misión era visitar e inspeccionar las parroquias. Iban en busca de herejes pudiendo juzgar o hacer juzgar a los sospechosos.
El Papa intervenía en forma pasiva.
En 1197, el Papa Alejandro III decretó, en el tercer concilio de Letrán, que era absolutamente necesario oponerse a los herejes, CONFISCAR SUS BIENES y reducirlos a la servidumbre.
La Constitución del 4 de noviembre de 1184, se considera el origen de la Inquisición Episcopal, en la medida en que los obispos son los encargados de mantener la fe.
En el texto de dicha constitución, el Papa les ordena que se informen directamente acerca de las personas sospechosas de herejía.
Aunque al principio la inquisición estaba dirigida en contra de los cataros y no se aplicaba la pena de muerte, será el Rey Federico II, en 1224, quien decreta que, cualquiera que haya sido convicto de herejía por el obispo de su diócesis, será apresado por las autoridades seculares del lugar y condenado a la HOGUERA.
El Papa excomulga a este Rey, pues solo la Iglesia es la que debe perseguir y juzgar a los herejes.
Años después, en 1232, el Papa tuvo que recurrir al Rey excomulgado, pues éste había perseguido a los herejes, quedando claro que a partir de ese momento el apóstata seria entregado a jueces seculares, quienes de acuerdo con las leyes decretadas por Federico II, serian QUEMADOS en nombre de la autoridad imperial.
VIII
LA INQUISICIÓN EN EUROPA
El primer dominico que mando QUEMAR a 60 herejes en Tréveris, en 1233, fue Aldobrandino Cavalcante.
En 1279, en Parma, la Inquisición hizo QUEMAR a dos mujeres, una de noble familia y otra casada con un posadero.
La Iglesia, ante la resistencia de los nobles y de los campesinos, creó sus propias tropas. La ciudad de Sermione fue tomada en 1273 y 200 catarinos sufrieron LA CONDENA A LA HOGUERA.
El 13 de abril de 1233, el Papa Gregorio IX anunció al clero francés la próxima llegada de inquisidores dominicos y nombró inquisidor general de Francia al Padre Robert, quien por haber pertenecido a la secta de los cataros, conocía sus secretos y al menor signo, descubría herejes.
En ese mismo año, este temible personaje hizo QUEMAR, en la Caridad, a los primeros inculpados.
En 1235, el Padre Robert se muestra despiadado en su represión. En 1239 condeno 50 herejes, una parte de los cuales murieron en la HOGUERA y otros fueron ENTERRADOS VIVOS. En el mismo año, en Montwimer, mando a la HOGUERA a 187 cataros.
Los dominicos, fueron el brazo inquisitorial del Vaticano. En Moissac, 210 herejes sufrieron la condena a la HOGUERA.
Su sadismo llegó hasta la necrofilia; pues varias veces desenterraron cadáveres, que juzgaba, exhibían por las ciudades y luego los quemaban.
En abril de 1241, a la muerte del Papa Gregorio IX, los dominicos redoblaron sus actividades. En Lavaur, condenaron a la HOGUERA a algunos cataros.
El 16 de marzo de 1244, 200 perfectos que se negaban a convertirse, reunidos en un circulo al pie de las murallas de Montsegur, se les prendió fuego. MURIERON QUEMADOS VIVOS.
Un sacerdote secular, Conrado de Marburgo, recibió la misión de oponerse a los luciferanos, aun cuando no tenia el título de inquisidor, al ocupar un cargo que lo protestaba para aplicar las ordenanzas imperiales y los estatutos de la Santa Sede, asumía prácticamente dichas funciones. Puso tal ardor en su tarea, que según los anales de Worms, "fueron QUEMADOS tantos herejes, que es imposible averiguar su número".
Conrado de Marburgo, era el tipo perfecto del inquisidor fanático y sin misericordia. El Papa Gregorio IX le atribuyó, en 1232, "poderes discrecionales", y le envió los Estatutos de la Santa Sede para que le sirvieran de ayuda en su labor inquisitorial.
Este inquisidor, después de atacar a los humildes, quiso mostrar su fuerza amenazando a las gentes de buena posición. Por una serie de hábiles interrogatorios, obtuvo abrumadores testimonios contra personajes de la nobleza.
Atacó especialmente al Conde Sayn, uno de los nobles más poderosos de la provincia de Maguncia, acusándolo de herejía. Requerido ante el tribunal de los inquisidores, el Conde se negó a obedecer y se dirigió directamente al arzobispado. Este, en julio de 1233, reunió un concilio en Maguncia.
Allí los obispos tomaron medidas contra los herejes, aplicándoles LA PENA DE MUERTE. Pero al mismo tiempo ayudaron al Conde decretando que sus bienes permanecerían inviolables hasta que su crimen o su inocencia fueran reconocidos.
El concilio fue incluso mas lejos, puesto que declaro inocente al Conde y atacó al triunvirato que lo acusaba.
Enterado el Papa intenta oponerse a una represión tan sangrienta, pero era tarde.
Marburgo, poco tiempo después, es ajusticiado por el pueblo.
El Papa Gregorio IX se vio obligado a excomulgar a los asesinos y ordenó a los príncipes que persiguieran a los herejes con las armas.
Esta clase de cruzada dará lugar también a excesos, especialmente en la Baja Sajonia, en la diócesis de Brema, adonde FUERON ASESINADOS CERCA DE DOS MIL CAMPESINOS.
IX
EL CRISTIANISMO EN MÉXICO
En 1992 se cumplieron 500 años de la llegada de los conquistadores españoles a nuestros países americanos y junto con ellos, junto a la espada, llegaron los evangelizadores, la cruz, a imponer la religión cristiana.
Pocos mexicanos saben la forma violenta y sanguinaria, como fue impuesta a los indígenas, la religión de los conquistadores.
Una vez derrotados los ejércitos aztecas y los colonizadores tomaron Tenochtitlan, la conquista militar de Anáhuac había terminado.
Pero nadie puede explotar y gobernar a un pueblo solo por la espada, se requiere el cemento ideológico que adormezca a las masas, se necesita del opio religioso.
Para dominar en forma estable no basta la fuerza, se requiere un sistema administrativo capaz de asegurar el funcionamiento de ese dominio y su reproducción económica, política y jurídica.
Es por lo anterior que al lado de los soldados, y después de ellos, tenían que llegar los sacerdotes y los burócratas.
Enrique Sermo afirma que Hernán Cortés sabia muy bien que sus victorias militares solo eran el primer paso en el establecimiento del poder español, por eso en sus Cartas de Relación pidió al Rey que enviara religiosos para que se hicieran cargo de la conversión de los indios.
Como comprendía que antes de establecer la iglesia como Institución, había que asegurar la influencia de la religión como ideología, como un adormecedor político, por lo que pidió no se enviaran obispos y canónigos, sino frailes misioneros "de buena vida y ejemplo".
Carlos V estuvo de acuerdo con esa solicitud y el Papa autorizó, por medio de una bula, a los franciscanos y otras órdenes mendicantes a realizar su obra misionera en la Nueva España.
Los franciscanos arribaron en 1524, los dominicos en 1526 y los agustinos siete años mas tarde.
La tarea de los misioneros era complementaria de la llevada a cabo por Cortés y sus hombres.
Mientras los militares obtuvieron un triunfo como conquistadores, los frailes debían realizar la asimilación de los indios a la nueva sociedad que estaba naciendo.
X
LOS MISIONEROS CRISTIANOS EN MÉXICO
Enrique Sermo en su libro, "México pueblo en la historia", reconoce a 4 grandes misioneros que consumaron la conquista religiosa y cultural de los indios mexicanos.
Estos cuatro son : Pedro de Gante, (pedagogo), Vasco de Quiroga (reformador social), Bernardino de Sahagún (historiador y sabio) y Bartolomé de las Casas (defensor de los indios).
En 1514, Las Casas se conmueve ante la exterminación de los indios y se convence de que la conducta de los españoles en las colonias americanas es injusta y tiránica. A partir de esa fecha se inicia su larga cruzada en defensa de los naturales.
Las Casas es un reformador social, no un revolucionario, por ello no pretende abolir la explotación colonial, sino reformar esta explotación, impedir la destrucción de los nativos y elevar los beneficios de la corona y los colonos.
La tarea de los misioneros tuvo éxito porque se inscribió en el proyecto político de la corona: el de la conservación de las sociedades indígenas como sociedades tributarias.
Su importancia comenzó a declinar a medida que el Estado Español comenzó a apoyar totalmente la república en México.
La obra misionera se transformó en IGLESIA. Los ideales resucitados del cristianismo primitivo dejaron el lugar a los de la iglesia feudal.
Los frailes misioneros se volvieron explotadores del trabajo indígena.
La administración hacia la cultura indígena se trocó en prejuicios raciales criollos.
Los reformadores sociales, como Vasco de Quiroga y Las Casas, cedieron el lugar a los obispos y los Inquisidores. Las órdenes mendicantes fueron sustituidas por los JESUITAS.
En 1525, los sacerdotes cristianos iniciaron una gigantesca campaña de destrucción de templo e ídolos.
Los frailes, ayudados por sus jóvenes discípulos indios de las escuelas y protegidos por partidas de hombres armados, demolían y destruían sin misericordia miles de Códices de valor histórico y cultural, fueron quemados o desaparecieron (parte de ellos se encuentran en los museos europeos).
Para amedrentar a los indios que se resistían o eran morosos en la práctica de la nueva religión, se usaban los castigos corporales y las amenazas.
El éxito de la iglesia como Institución Feudal al servicio de los nobles terratenientes en España, en el tiempo de la contrarreforma, con el brazo inquisitorial de la Iglesia Cristiana, llevaron a la sustitución de los misioneros por ideólogos conservadores.
La aparición de los jesuitas en la década de los setenta, del siglo XVI, marcó el cambio del sesgo derechista y reaccionario de la Iglesia española en México.
Tanto el Estado como la Iglesia comenzaron a frenar la educación de los indios.
El arzobispado y Virrey de la Nueva España, de esos años, consideraba que no debía enseñarse latín y filosofía a los indios y que su formación debía reducirse a la artesanía.
Los nobles indígenas que fueron útiles a la corona tuvieron que asimilarse al modo de vida español. Los demás que se negaron a cooperar, fueron aniquilados o forzados a perderse entre las masas anónimas.
Los misioneros a medida que sus conventos prosperaban, competían con los encomenderos y hacendados por la mano de obra indígena.
El Estado y la Iglesia se unieron para debilitarlos promoviendo el clero secular. El idealismo y la pasión evangelizadora de los frailes, cedió lugar al acomodamiento, la escolástica y el enriquecimiento.
XI
LA IGLESIA DURANTE LA COLONIA
Durante la Republica de los españoles en los siglos XVI y XVII en México, la Iglesia Cristiana- principal terrateniente corporativo- desvía hacia fines económicos, una importante sección del producto excedente que debía invertirse en actividades económicas con el fin de desarrollar las fuerzas productivas frenadas precisamente por la falta de capital.
El inmenso poder económico que logró acumular la Iglesia a partir de la segunda mitad del Siglo XVI, se deriva de una impresionante combinación de factores: la estrecha asociación con el aparato virreynal, el dominio irrestricto de la vida cultural y la inmensa riqueza que, de acuerdo con él circulo conservador de alamán, abarcaba, a finales del periodo colonial la mitad de los bienes raíces del país.
Las órdenes religiosas acabaron por concentrar en sus manos un vasto imperio de propiedades agrícolas, ganaderas, urbanas; enormes ingresos monetarios provenientes de los diezmos, censos hipotecarios, donativos, herencias y fondos píos, así como propiedades personales que, a pesar de la ley, tenían muchos religiosos.
El buen ejemplo de la relación entre economía, religión y política en el seno de la Iglesia, lo proporciona la actividad de los jesuitas.
Veamos un caso: El colegio máximo de San Pedro y San Pablo, fundado en 1576 en la Ciudad de México.
Esta Institución llegó a ser el centro educativo más influyente de la colonia. En ella se educaba, no solo a los jesuitas, sino también a muchos hijos de las familias más encumbradas.
A través de el, los jesuitas no solo formaban a su imagen y semejanza a muchos de los dirigentes de las iglesias, sino también tejían lazos políticos y sociales con la aristocracia terrateniente, minera y comercial.
El prestamista más importante de la colonia era la iglesia. Al principio prestaban al 5% sobre una propiedad. Después amplio estos prestamos con intereses, con la garantía de una propiedad raíz.
Estos préstamos se otorgaban por un periodo de 5 a 9 años.
Teóricamente, al final del periodo debía reembolsarse el préstamo, de manera que las propiedades quedaban gravadas a perpetuidad y las deudas se heredaban junto con éstas.
Los centros de la actividad financiera de la iglesia eran los juzgados de testamentos, capellanías y obras pías.
Hacia el Siglo XVIII, estos se habían transformado en importantes instituciones crediticias que manejaban capitales de varios millones de pesos y contaban con empleados especializados y una contabilidad detallada.
Las actividades crediticias de la iglesia, se desarrollaron de tal manera, que la mayor parte de las propiedades rurales y urbanas estaban hipotecadas por ella, y casi todo el capital de préstamos se encontraba en sus manos.
Según Chevalier, "gran numero de censos y capellanías constituían ya pesadas hipotecas sobre las propiedades rurales y muchos personajes, aparentemente dueños de vastas haciendas, no disfrutaban en realidad, sino de una tercera o cuarta parte de sus rentas.
XII
IGLESIA Y CAPITALISMO EN MÉXICO
Adolfo Gilly nos dice en su libro "La Revolución Interrumpida", que en 1855 la revolución de Ayutla llevo al partido liberal al poder. El programa liberal, enarbolado por el grupo de intelectuales encabezados por Benito Juárez, significaba la organización del desarrollo capitalista del país.
Para lograr este desarrollo, la principal y primera traba era el mayor terrateniente de México: la Iglesia Católica, cuyos bienes de manos muertas –inmensos latifundios- cerraban la vía a la extensión del mercado capitalista del campo.
Los liberales, ideólogos burgueses, dictaron, en 1856 la ley de desamortización, que prohibió a las corporaciones religiosas y civiles, poseyeran bienes raíces y dispuso que esas propiedades fueran vendidas a sus arrendatarios, calculando su valor por la renta al 6% anual, o en caso de que estos no las compraran, a quien hiciera la denuncia de estos bienes.
La ley pretendía crear una clase de pequeños propietarios agrarios, pues iba dirigida no solo a poner en circulación en el mercado las tierras del Clero, sino también las de las comunidades indias, liquidando la antigua estructura de la propiedad comunal.
El grupo de ideólogos burgueses, encabezados por Juárez, en lucha contra el clero, los terratenientes y los invasores franceses, se apoyó en una guerra de masas, y en su curso dicto medidas aun más drásticas, como la Ley de Nacionalización de los Bienes de la Iglesia en 1859.
Esta disponía la separación completa de la Iglesia y el Estado, la secularización de todas las órdenes religiosas, la supresión de las congregaciones religiosas y la nacionalización de las propiedades rústicas y urbanas del clero.
El resultado de la Ley de Reforma no fue el surgimiento de una nueva clase de pequeños agricultores propietarios, sino de una nueva concentración latifundista de la propiedad agraria.
El golpe económico no solo fue contra de las propiedades de la Iglesia, sino también contra las comunidades agrarias indias que fueron fraccionadas y acaparadas por los grandes latifundistas, convirtiendo a los comuneros en peones de los terratenientes.
Sergio de la Peña, por su parte, nos dice en su libro "La formación del capitalismo mexicano", que es de suponer que la mayor parte de las propiedades del Clero, susceptibles de ser desamortizadas, fueron afectadas y que la mayoría de sus bienes raíces eran desamortizables en vista de que la iglesia, casi no explotaba directamente sus propiedades, sino que las daba en alquiler.
Al final del agitado año de 1856, a solo seis meses de emitidas las leyes de Desamortización, hubo una multitud de levantamientos de Conservadores y clericales en Puebla, Querétaro y Veracruz.
Debe notarse que la reacción más intensa, tuvo lugar en el Centro del País, en donde se encontraban las estructuras económicas y políticas más conservadoras y reaccionarias del clero político mexicano.
En diciembre de ese año, Pío X coléricamente declaró nulos todos los decretos y leyes del gobierno mexicano que afectasen los intereses del clero de nuestro país.
XIII
LA IGLESIA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA
Alicia Olivera Sedano, nos dice en su libro "Aspectos Religiosos de 1926 a 1929", que la iglesia católica romana, constituyó durante muchos años de la historia colonial e independiente un factor de poder, que se impuso en el país con todo el peso de una de las más antiguas instituciones, defensora de las buenas costumbres (léase defensora de la moral autoritaria de la clase dominante), lo mismo que transmisora de la herencia cultural de los invasores y colonizadores.
El poderío de esta Iglesia, no solo se apoyó en el alma de sus comulgantes, sino también acumuló un poderío económico y una influencia definitiva en la política y sobre la sociedad.
En la mitad del Siglo XIX con las nuevas Leyes de Reforma, la participación del Clero en la vida civil disminuyo, cuando menos formalmente.
La Iglesia no solo fue desposeída de sus bienes, sino que el Estado (burgués) la declaró incapacitada para impartir la enseñanza; le negó la posibilidad de dirigir los cementerios, y al instaurarse el matrimonio civil se le hizo a un lado para sancionar ese vínculo, con el objeto de restarle influencia sobre la familia.
En ese entonces se redujeron las festividades religiosas, fue censurado el encierro en los conventos y se estableció la libertad de prensa (formalmente también).
Esas reformas llevaron a declarar legalmente la separación entre la Iglesia y el Estado el 12 de julio de 1859.
El General Díaz, durante su dictadura burguesa de 30 años, asumió una política de conciliación entre la iglesia y el Estado.
Como sabemos, el despotismo porfirista reprimió militarmente al movimiento obrero y al magonista, logrando la paz…. de los cementerios.
Díaz permitió la existencia de una oligarquía y reforzó los privilegios del alto clero político mexicano, el más reaccionario y conservador.
Con el movimiento armado de 1910, el asunto religioso vuelve a tomar impulso, en particular cuando el Presidente Venustiano Carranza da a conocer su intención de reforzar las leyes anticlericales.
Con la Constitución proclamada en 1917, por la burguesía triunfante, el clero político mexicano irrumpirá de nueva cuenta en la vida política, criticando principalmente los contenidos de los artículos 3° y 130°.
En el seno del propio constituyente, se desató una verdadera lucha entre la ola conservadora y la jacobina encabezada por Francisco J. Mújica, quien llegó a declarar: "Si se deja la libertad de enseñanza absoluta para que tome participación en ella el Clero con sus ideas rancias y retrospectivas, no se formarían generaciones nuevas de hombres intelectuales y sensatos…"
La discusión del artículo 3°. Desembocó, finalmente, en una propuesta que superó la moderación del proyecto prometido por Carranza, y se determinó que la educación seria laica, que ni las corporaciones, no los ministros de algún culto podrían formar o dirigir escuelas primarias y que las particulares solo se establecerían con vigilancia oficial.
En cuanto al articulo 130°, se ratificó el 129° de la Constitución de 1857, en el que se define el matrimonio como contrato civil; la ley no reconoce personalidad alguna a las iglesias; estas solo se crearían con la autorización y con la vigilancia del gobierno; se prohibía al clero participar en política; solo los mexicanos por nacimiento podrían dedicarse al culto; se impedía al Clero asociarse para fines políticos; y se dejaba a las Legislaturas Estatales determinar él numero máximo de ministros del culto.
XIV
LA IGLESIA SOBRE EL ESTADO.
Hasta aquí hemos analizado el papel político de la Iglesia con respecto al Estado, para poder pasar revista al levantamiento de la Iglesia Católica Mexicana en contra del Estado emanado de la "revolución" de 1990-1917, será necesario estudiar, históricamente, de nuevo, la relación Iglesia-Estado, pero ahora desde el punto de vista de la ideología capitalista y en especial desde la mira ideológica-jurídica burguesa.
Durante la época prehispánica, en las ciudades-Estado mesoamericanas, existieron estrechas relaciones entre la organización política y la esfera religiosa, ambas estaban fusionadas y constituían un solo poder político.
El huey tlatoani o gran gobernante mexica, ostentaba los cargos de máximo jefe político y militar y al mismo tiempo desempeñaba, como representante divino, múltiples funciones religiosas.
Los aztecas tenían organizada su sociedad con el cemento de su religión cósmica.
Todas las actividades sociales (como el nacimiento, el matrimonio y la muerte) y políticas, estaban dominadas por creencias religiosas.
Los sacerdotes presidían y consagraban dichas actividades.
En cuanto a la educación, el calmécac, o residencia sacerdotal, daba educación, principalmente a los hijos de los nobles.
En el calmécac se formaban las elites religiosas, políticas y militares.
Los estudiantes de este centro recibían conocimientos religiosos, así como administración de gobierno, justicia, de guerra o medicina.
Del Calmécac egresaban los principales sacerdotes, los funcionarios de gobierno y los altos militares.
En suma, en este periodo de nuestra historia, el poder político lo compartían los sacerdotes, los jefes políticos y los militares, por tanto, ni el Estado estaba por encima de la institución religiosa, ni ésta dominaba completamente al Estado.
El equilibrio Estado-Iglesia se rompió con la llegada de los españoles.
En los hechos fue la Iglesia romana, con el Papa al frente, quien utilizó a los Reyes, a los conquistadores y colonizadores españoles, para incrementar su poderío económico y político.
La "Santa Inquisición" fue el brazo armado de la Iglesia Católica, brazo que utilizó, cuando fue necesario en contra del nuevo Estado de los colonizadores de México.
La Iglesia novo hispana, dependiente del Vaticano, tuvo una enorme influencia en todos los aspectos de la vida social e individual.
Por medio de la Santa Inquisición vigilaban y castigaban delitos cometidos contra la fe; los religiosos manejaban el registro civil, de los nacimientos, matrimonios y defunciones.
La Iglesia no solo controlaba la educación, los hospitales y centros píos, sino que también tuvo una gran fuerza política, como se demuestra, con el hecho, de que algunos arzobispos fueron al mismo tiempo Virreyes.
En un capítulo anterior hemos señalado ya el gran poderío económico que llegó a alcanzar la Iglesia Católica en México, por lo que, para no repetir, enviamos a nuestros lectores a releerlo.
XV
EL ESTADO CONTRA LA IGLESIA
Fue dentro de la misma Iglesia, de donde surgirían los caudillos de la Independencia: Hidalgo y Morelos.
El Cura Hidalgo fue excomulgado y maldecido por la Iglesia Católica mexicana.
Una vez lograda, mejor dicho, tranzada la independencia en 1821, la Iglesia simpatizó con la declaración Independiente.
El primer intento de colocar a la Iglesia bajo el control y poder del Estado, fue en 1833, por iniciativa del Vicepresidente Valentín Gómez Farias, durante el tiempo que el Presidente Antonio López de Santa Anna se encontraba fuera de la Capital gozando de una licencia.
Gómez Farias intentó quitarle al clero el monopolio de la educación; se secularizaron las misiones de la Alta y la Baja California, los hospicios, las fincas rusticas y urbanas y todo el capital que poseían las misiones de Filipinas; suspendió la Real y Pontificia Universidad; suprimió la obligación civil de pagar diezmos y derogó las leyes civiles a cumplir los votos monásticos, entre otras.
Cabe señalar que el teórico de estas medidas fue el Dr. José Maria Luís Mora, quien a pesar de ser clérigo, tenía clara cual era la función eclesiástica en la sociedad.
La reacción de la Iglesia fue una rebelión llamada de "religión y fueros". Santa Anna regreso de su licencia y derogó las reformas religiosas.
En 1847 se dio un segundo intento de reforma, también a cargo de Valentín Gómez Farias.
El objetivo fue la obtención de fondos para continuar la guerra contra los Estados Unidos, y para ello era necesario hipotecar o vender en subasta publica bienes de manos muertas.
La idea no fue aceptada por el clero y, dada su ingerencia en la política, la reforma fue rechazada.
En 1855 fue derrocada la dictadura de Santa Anna por la revolución de Ayutla. El 23 de noviembre de ese mismo año, se expidió la Ley de Administración de Justicia, conocida como Ley de Juárez.
Este ordenamiento declaró la supresión de los Tribunales Especiales que se encargaban exclusivamente de los asuntos del Clero y la milicia, y abolió los fueros de que disfrutaban ambos organismos.
Mientras se daba término a la Carta de 1857, se expidieron los siguientes ordenamientos: se decretó la desamortización y nacionalización de los bienes del clero de la Diócesis de puebla; se confirmó la ley de Juárez; entro en vigor la ley que declaraba libres de toda presión por parte del Estado, para exigir su cumplimiento, a quienes hubieran realizado votos monásticos; se declaró extinguida la Compañía de Jesús y se ordeno la expulsión de los jesuitas; se disolvió la comunidad religiosa de los franciscanos en la ciudad de México y sus bienes fueron nacionalizados; se abolió el cobro obligatorio de diezmos; se ordeno el establecimiento del Registro civil; se secularizaron los cementerios se expidió la Ley Lerdo, que decretaba la desamortización de los bienes del Clero en toda la Republica, y se prohibió a las corporaciones eclesiásticas adquirir bienes raíces.
XVI
LA IGLESIA CONTRA EL ESTADO
En la medida que la constitución de 1857 afectaba intereses y privilegios del clero, el Episcopado mexicano promulgó excomuniones y exigió la retracción de todos lo que juraron obediencia a dicho estatuto. Se desato la guerra civil.
En plena guerra de la Iglesia contra el Estado, el Presidente Juárez decretó las Leyes de Reforma, las cuales comprendían a la Ley Nacional de los bienes Eclesiásticas de los Bienes Eclesiásticos, fechada el 12 julio de 1859.
Esta ley estableció una perfecta independencia entre los negocios del estado y los puramente eclesiásticos; nacionalizo todas las propiedades muebles e inmuebles de la Iglesia Católica; suprimió las órdenes religiosas, archicofradías, cofradías, congregaciones o hermandades anexas a las comunidades religiosas y prohibió su fundación.
Se promulgó la Ley del Matrimonio civil que estableció el matrimonio como un contrato civil, no como sacramento, etc.
La reacción del clero político afectado por esta legislación exacerbó la lucha civil contra el estado.
Sin embargo, los liberales, ideólogos, pro-capitalistas, lograron triunfar en 1861, consolidando la constitución de 1857, las reformas contra la iglesia y restablecimiento del estado burgués como fuerza política dominante.
Aún cuando la Iglesia Católica fue derrotada por el Estado mexicano, las leyes de Reforma, elevadas al rango de normas constitucionales, en 1872, este hecho jurídico provocó muchas protestas, sobre todo en Guanajuato, Jalisco, Michoacán, zacatecas y México.
El movimiento recibió el nombre de CRISTERO y fue aplacado por el gobierno lerdista.
En un capítulo anterior dijimos que durante el porfiriato la Iglesia Católica fue favorecida por el Estado.
Los únicos que protestaron fueron los magonistas, quienes en el programa del Partido Liberal de 1906, establecieron que los templos serian considerados como negocios mercantiles y tratados como tales, se planteó que las penas por la infracción a las leyes de Reforma fueran más fuertes y que se suprimieran las escuelas "regenteadas por el clero".
A pesar de haber sido derrotada la Iglesia Católica, no había sido vencida completamente.
En junio de 1910, los católicos, a través de su periódico EL PAIS, hicieron una invitación a sus afiliados a participar en la política nacional, con la finalidad de crear un partido.
Así el 18 de agosto en la Ciudad de México, Gabriel Fernández Somellera, fundó el circulo Católico de México. No contaban con candidato propio para las elecciones presidenciales, por lo que apoyaron a Díaz y a corral.
El 3 de marzo de 1911 se funda el Partido Católico Nacional (PCN.) cuyo antecesor fue él círculo Católico. Este partido surgió como una necesidad de defensa de la Iglesia con el fin de exigir la participación de ella en la vida política nacional.
Del 18 al 20 de diciembre de 1911, en la ciudad de México, se realizó la primera asamblea de los círculos Católicos Obreros del país, la que tuvo como resultado la creación de la Confederación Nacional de círculos Católicos de Obreros.
En las elecciones de 1912, el PCN obtuvo: cuatro senadores, 29 diputados, 4 gubernaturas y algunas municipalidades. Los triunfos alcanzados dieron la oportunidad a los católicos organizados de participar abiertamente en la política.
XVII
LA CRISTIADA
Una vez triunfante el ala conservadora y burguesa del movimiento armado, ala encabezada por terratenientes y generales (grupo de Agua Prieta, sonora) que se turnarían en la Presidencia de la República, se convocó al Congreso Constituyente de Querétaro en 1917, en donde el ala jacobina logró que se acordaran los artículos 3° y 130°.
Respecto al 130°, quedó como estaba formulado en la constitución de 1857.
En él se define al matrimonio como contrato civil; la ley no reconoce personalidad alguna a las iglesias; éstas solo se crearían con la autorización y con la vigilancia del gobierno; sé prohibía al clero participar en política; solo los mexicanos por nacimiento podían dedicarse al culto; sé impedía al clero asociarse para fines políticos, y se dejaba a las legislaturas estatales determinar él numero máximo de ministros del culto.
La reacción del Clero político, ante las decisiones del constituyente de Querétaro fue de desconocimiento y desacato, como la carta firmada por varios obispos en el destierro, y aprobada por el delegado apostólico y por el Papa.
Con la reedición de esa carta, en 1926, la lucha de la Iglesia contra el Estado se desató de nuevo. Surgió LA CRISTIADA.
Al movimiento se le llamo cristero porque los combatientes se lanzaban a la lucha gritando "¡Viva Cristo rey!"
Mientras el clero reaccionario movilizó a una parte del pueblo mexicano en contra del Gobierno Callista, con el fin de arrebatarle el poder a la burguesía liberal y así poder dominar el gobierno y el aparato de estado, como lo había hecho durante la colonia, el estado burgués, por su parte, necesitaba consolidarse y fortalecerse por medio de un presidencialismo fuerte (autoritario) que desplace al Clero de las funciones políticas y terminar con la influencia política que tenia sobre la sociedad.
A pesar de todo el heroísmo de los campesinos cristeros, su lucha no fue apoyada ni defendida por el Vaticano, ni por la alta jerarquía eclesiástica.
Los traidores, nuevos judas del movimiento cristero, fueron los integrantes del Episcopado Mexicano, quienes buscaron acercamientos con el Gobierno para llegar a una solución negociada, por medio de la cual se toleraría su ministerio y les sería devueltos algunos templos y otros edificios que el culto requería.
Sin embargo, unos cuantos obispos siguieron apoyaron a los cristeros.
El fracaso de la rebelión del General Escobar, en quien los cristeros veían un eventual aliado, y la muerte de Gorostieta en 1929, fueron elementos que junto con las presiones del Embajador Norteamericano y la actitud conciliadora del gobierno de Portes Gil, llevaron a la negociación.
Los "arreglos" entre la Iglesia y el Estado, se firmaron el 21 de junio de 1929.
XVIII
EL ARTÍCULO 3°
"Ninguna corporación religiosa, ni ministro de algún culto, podrán establecer o dirigir escuelas de instrucción primaria" (Artículo tercero de la Constitución Política de los estados unidos mexicanos de 1917).
"Las corporaciones religiosas, los ministros de los cultos, que exclusiva o predominantemente, realicen actividades educativas…" (…apartado IV).
Se ha dicho hasta el cansancio, incluso por los propios abogados (sacerdotes de la ideología dominante), que la Constitución de México, es la más avanzada de México, y del mundo, pero que desafortunadamente no se respeta, ni se vela por su aplicación.
Es verdad.
Otra característica de esta Constitución es que contiene artículos contradictorios, es decir, artículos que contiene lo inverso de otros, permitiendo que se usen los que más convenga a los gobernantes, capitalistas, narcos, etc.
Prueba de lo anterior lo tenemos en partes del mismo artículo tercero que encabezan este artículo.
En la primera cita se prohíbe a las corporaciones religiosas que establezcan escuelas, en la segunda (apartado IV), el Estado faculta a dichas corporaciones a realizar actividades educativas.
La Carta Magna nos da a entender que la Iglesia depende del Estado.
En los hechos sucede lo contrario: la iglesia católica domina al Estado Mexicano.
Cada día brotan como hongos más escuelas particulares de tipo religiosos.
Con el triunfo del Partido Acción Nacional (PAN) en el 2000, no sólo la iglesia católica cuenta con mayor poder, sino también resurge "El yunque", organización de la ultraderecha en México.
XIX
EL ARTÍCULO 130.
"Los ministros de los cultos nunca podrán, en reunión pública o privada constituida en junta, ni en actos del culto o de propaganda religiosa, hacer crítica de las leyes fundamentales del país, de las autoridades en particular, o en general del gobierno…" (Artículo 130 de la Constitución…).
"Queda estrictamente prohibida la formación de toda clase de agrupaciones políticas cuyo título tenga alguna palabra que la relacione con alguna confesión religiosa(Ibíd.)
A pesar de lo anterior existe en México, un Estado dentro de otro Estado.
Dentro del Estado mexicano, se encuentra el Estado del Vaticano, representado por la iglesia católica mexicana.
Es una mentira que las leyes de reforma le dieron mayor poder al Estado sobre la iglesia.
Lo que hicieron los liberales es quitarle poder económico a la iglesia y separarla del Estado.
Prueba de lo anterior es la participación política del clero católico mexicano en organizaciones como el yunque, pro-vida, asociaciones de padres de familia, en el PAN., etc.
La iglesia católica, por medio de esas organizaciones se ha opuesto al Estado, en lo que respecta al uso del condón y a la educación sexual en los libros de texto gratuito, para prevenir embarazos y el Sida.
Por cierto que dicha educación sexual se limita a la información sobre la fisiología del aparato reproductor humano.
No es una noticia el decir que los partidos influidos por la iglesia son el PAN y el PRI.
Para nadie es un secreto, que en el interior de los mencionados partidos, existen cuadros teóricos de la iglesia que influyen en ellos.
El PRI aparenta no tener ligas con la iglesia, como las tiene el PAN., por que afirma ser respetuoso de la Constitución, pero en realidad si está influido por el clero católico.
XX
LA IGLESIA DENTRO DEL ESTADO
Aún antes de que se restablecieran las relaciones en entre el Vaticano y el Estado Mexicano, ya existían en forma secreta.
En cuanto al reconocimiento de personalidad jurídica a la iglesia católica, es ya una realidad pues no sólo el Estado le permite a ella participación política en el púlpito y en los medios de información masivos, la acumulación de riquezas (sin cobrarles impuestos), el control de escuelas, sino también la participación oculta en los partidos políticos y hasta en la designación del candidato a la presidencia de la república, otorgándole un voto de calidad.
Sólo falta que se legalice la personalidad jurídica de la iglesia.
Entonces a los alacranes del clero se les dará alas para incrementen legalmente sus riquezas y participen públicamente en los partidos políticos, hasta como candidatos a puestos de elección popular.
Ya en el primer borrador de este folleto, redactado hace varios años, preveíamos la posibilidad de que el PAN. Ocupara la presidencia de la república.
En el 2000 esto fue un hecho.
La ultraderecha del yunque y el clero político mexicano se encuentran ya en el poder.
A pocos días de las elecciones federales de este año de 2006, todo parece que los dos partidos mencionados, se turnarán en poder, como en Estados Unidos de norteamérica, iniciando un bipartidismo de Estado, con el fin de mantenerse en el poder muchos años, como habían planeado los salinistas.
Esta tendencia sólo podrá ser detenida por el propio pueblo mexicano, no votando por el PRI, menos por el PAN.
Ni tampoco por López Obrador, para encumbrar al Partido de la Revolución Democrática (PRD), que en apariencia y en palabras es de izquierda, pero que en el fondo se encuentran expriistas representantes de los grandes capitalistas de México y de Estados Unidos de norteamérica.
La única opción, desde nuestra posición política, es la propuesta del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN.), expuesta en sus documentos y en los discursos del subcomandante Marcos en su recorrido de la otra campaña.
Movimiento que consideramos influido por el magonismo y el zapatismo, el ala de izquierda radical de la revolución de 1906, que fue derrotada militarmente por los hacendados capitalistas triunfantes, de ese movimiento armado popular.
Humberto Escobedo Cetina
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