De todos modos no podemos definir una forma universal, valida para todos los lugares que nos conduzca a la solución del problema de comercialización rural, y al beneficio de los productores minifundistas. Cada vereda, corregimiento o región, debe tener su propia formula según sus condiciones, y lo mas probable es que el método útil en un lugar, no es el más eficaz en otro aunque sean áreas vecinas; salvo que las características sean iguales.
En cumplimiento de la función de acopio las actividades se realizan con métodos muy rudimentarios y económicamente irracionales. Las laborales en la finca dirigidas a la comercialización no cuentan con ninguna técnica y la generalidad nos muestra, salvo las correspondientes excepciones, que el productor campesino no desarrolla adecuadamente las labores de precosecha, cosecha y postcosecha. Sobre todo en la postcosecha, que ya está inscrita en la fase de comercialización, el manejo de los productos no cumple ni siquiera con los más elementales principios de la técnica. No hay limpieza, no hay selección, ni clasificación, ni empaque, ni manipuleo acorde con los requisitos para disminuir las perdidas y conservar la calidad, principalmente en lo que se refiere a frutas y verduras.
En cuanto a las conductas que adoptan los agentes de la comercialización, la situación presenta síntomas de irracionalidad con graves consecuencias. Las modalidades mas comunes, casi en todos los casos son perjudiciales para el productor en cuanto a la fijación de precios, de tal manera que los factores de la producción no son equitativamente remunerados, con los consecuenciales efectos en el desarrollo del sector agropecuario, resultantes de la imposibilidad de lograr la acumulación del "excedente económico" necesario para sostener un proceso de desarrollo; por el contrario, el excedente generado se transfiere a otros sectores de la economía.
Los agentes son los que comúnmente se les llama "intermediarios". Estos, si bien es cierto en el caso de los perecederos son el único medio para lograr que los productos salgan a los mercados de consumo (de no existir los intermediaros muchos productos se perderían en las fincas), también es cierto que estos manejan el negocio en condiciones de desventaja para los productores, por cuanto disponen de la información sobre precios y mercados que les otorga la facultad de ejercer dominio en el negocio. Los productores no poseen estos conocimientos y deben someterse a las reglas de juego que establece el comerciante.
En otros casos el intermediario actúa a manera de fuente de financiamiento y entrega dinero al productor para que cubra los gastos del cultivo, la cosecha o sus gastos familiares, quedando el productor atado a dicha persona quien, ante las circunstancias, saca provecho en el momento de realizar las transacciones sobre la compra de la cosecha.
Entre todos los problemas que se observan en el proceso de distribución de alimentos los mas graves se presentan en cumplimiento de la función de acopio donde se está sacrificando el sector productivo de la economía, creador de valor, en beneficio de un sector improductivo o terciario, que realiza un papel "parasito".
Por factores de infraestructura, de accidentes geográficos, de servicios de transporte y comunicaciones, por las distancias a los mercados, etc. En casi todas las zonas productoras se presentan serios problemas de comercialización. Es igual para vegetales y para los de origen animal; pues se conocen casos de zonas productoras de leche que afrontan dificultades para llevar los productos a los mercados, viéndose obligadas a disminuir la producción o a procesar el producto en forma artesanal para mejorar las condiciones de perecibilidad y facilitar su comercialización en forma de queso. Y eso que en razón a la demanda, los productos pecuarios (principalmente de ganadería bovina), mientras cuenten con vías, no ofrecen dificultades mayores para lograr la solución de comercialización.
De todas maneras el acopio es una función muy importante porque gracias a ella el producto recibe la primera adecuación o preparación para salir a los mercados. Las tres variables inherentes al flujo (frecuencia, intensidad y especialización) están determinadas por las características de la producción: la frecuencia depende del ciclo o periodo vegetativo de los cultivos o la explotación y se suceden movimientos comerciales en el flujo solo cuando hay cosecha o cuando la naturaleza así lo permite; la intensidad depende del rendimiento por hectárea del cultivo o del tamaño y rendimiento de la explotación y la especialización depende del número de productos que se cultivan en la finca o se producen en la unidad productora.
La función de acopio ocasiona los primeros cambios en las variables acercando los valores a las características de las etapas posteriores del proceso.
7.2. LA FUNCION MAYORISTA
Esta es la función de mezcla y dosificación; además, la mas importante en el proceso de distribución. Aquí ocurren los mayores cambios en los valores de las variables intrinsecas (frecuencia, intensidad y especialización) y es el preámbulo para que el producto alimentario cumpla su función social. En esta etapa convergen todas las corrientes de productos que se dirigen hacia el consumidor; aquí se mezclan conformándose la canasta familiar y se dosifican ajustándose a los requerimientos de la distribución urbana.
La importancia de la función mayorista depende de cuatro razones principales:
En primer lugar, porque aquí está el punto de encuentro de la oferta y demanda de los productos que se consumen en estado natural. Todo el proceso de distribución es una cadena de operaciones de compra-venta de modo que parece que en cada eslabón existe un mercado con oferta y demanda; pero desde el punto de vista global de la economía, solo existe una oferta y demanda. La oferta está compuesta por la producción que es el origen o primer eslabón de la cadena y la demanda por el consumo que es el final o ultimo eslabón de la cadena. A pesar de que existe en el intermedio una secuencia de operaciones de compra-venta, que parecen mercados, el punto de confrontación de la oferta y demanda (inicial y final) es el mercado mayorista. Por eso vemos que los productores y los intermediarios que actúan cerca de la producción, siempre buscan los mercados mayoristas para llevar ahí sus mercancías; y los comerciantes detallistas y los intermediarios que actúan cerca del consumo, casi siempre buscan los mercados mayoristas para comprar su mercancía.
En segundo lugar, porque en el mercado mayorista se forman los precios de los perecederos vegetales. El hecho mismo de ser el punto de encuentro de la oferta y la demanda o sea el "epicentro" del mercado, hace que esta función sea factor determinante para la formación de los precios de los perecederos. En la practica se observa que los intermediaros o agentes de la comercialización que actúan entre la producción y el mercado mayorista, toman como referencia los precios del mercado mayorista para pagar las mercancías que compran en las zonas de producción, los mercados de intercambio regional, o los mercados rurales (eventos semanales de las veredas, corregimientos o cabeceras municipales cuya finalidad es el consumo de sus habitantes). Como ya se anotó, en estas etapas quien fija el precio es el comprador (persona que lleva los productos al mercado mayorista) y no el vendedor (persona que saca los productos de la finca). De otro lado, en las etapas que están entre el mercado mayorista y el consumo, los comerciantes venden a precios que fija el vendedor (persona que lleva los productos hacia el consumo). Por su parte en el interior del mercado mayorista, los precios de los perecederos vegetales y de muchos otros que también se consumen en estado natural, se fijan según las leyes de oferta y demanda.
En el interior de los mercados mayoristas se presenta alguna libertad donde los precios fluctúan según las condiciones de oferta y demanda. Es una tendencia general que se puede observar en casi todos los mercados mayoristas, exceptuando los mercados monopolistas de algunas centrales de abastos (por ejemplo la central de abastos de Bogotá) donde se han fortalecido algunos comerciantes por falta de normas jurídicas y organización, e impiden el libre juego de oferta y demanda; pero en la mayoría de los mercados el fenómeno se aprecia claramente. Es común ver que la variable que suele desplazarse es la oferta aunque la demanda también sufre alteraciones; pero comparativamente con la oferta, es más estable por cuanto corresponde a consumos de una población determinada en un espacio territorial fijo; por esto, las alteraciones que suceden son circunstanciales y no corresponden a fenómenos estructurales del mercado. La demanda puede variar por la época del año, por el periodo dentro del mes, por el estado del tiempo atmosférico, etc., pero son ocurrencias temporales que no miden el tamaño real del mercado. La oferta en cambio es más susceptible de modificaciones porque depende de las condiciones de la producción y cosecha, del estado de las vías, del transporte, de la posibilidad de desplazar el producto hacia otros mercados mayoristas y hasta de los caprichos de quienes monopolizan un producto; es decir la variabilidad de la oferta es mas frecuente. Por eso se ven casos que en un mercado mayorista durante el mismo día, se presentan fluctuaciones en los precios según la situación de la oferta a distintas horas. Por ejemplo, como ha sucedido en el mercado mayorista de la central de abastos "Mercalipuerto": si a las 11:30 P.M. de un lunes han entrado 10 vehículos cargados de plátano hartón del Quindío, el precio de la "pucha"[17] es uno y si a la 1:00 de la madrugada del martes el número de vehículos es de 30, el precio es sustancialmente menor que el anterior; y si por el contrario a la una de la mañana no han entrado mas vehículos, el precio es más alto que el de las 11:30 en la misma noche.
En tercer lugar, el mercado mayorista desempeña funciones de "válvula" dosificadora, reguladora y convertidota de los flujos comerciales. Las variables intrinsecas del flujo presentan distintos valores en cada una de las etapas del proceso de distribución; estos valores son completamente diferentes en los dos extremos (producción-consumo) como se vio en el capitulo anterior, de modo que en el punto de partida, en la unidad de producción, las variables tienen una características similares a las de producción y en las que están mas cerca del final las variables presentan valores parecidos a los del consumo. Por ejemplo, un intermediario que trabaja en la función de acopio visita una vereda dos veces al año o sea cuando hay cosecha en dicho lugar (cuando no la hay busca el producto en otra parte); este intermediario maneja entre dos o seis toneladas en cada operación y comercializa entre dos y seis productos. En cambio un tendero, que actúa dentro de la función detallista, compra surtido para su negocio una o dos veces por semana: cada vez que hace sus compras adquiere entre media y una tonelada y comercializa cincuenta o setenta productos.
La instancia del proceso donde se suceden los cambios más notorios en las variables intrínsecas, es el mercado mayorista. Por eso decimos que esta función cumple tareas de dosificación, regulación y conversión. Por ejemplo: al mercado mayorista de Cali llegan los productos principalmente los días lunes y jueves en horas de la noche; o sea, la frecuencia toma el valor dos veces a la semana (los demás días también llegan productos pero estos son los días de mayor movimiento). En esta instancia, la mayorista, se acumulan y almacenan para entregarlos a la ciudadanía con frecuencia de valor diario (o sea todos los días). Aunque granos, procesados, manufacturados y conservas no llegan a la ciudad con la misma frecuencia, para efecto de comprender el concepto nos referimos a los perecederos vegetales únicamente. La variable intensidad: toma el valor "viaje", "tonelada", etc., cuando el producto está llegando al mercado. Aquí se descarga el producto y se vende con intensidad: "bulto", "arroba", etc. Cada comerciante o vehículo llega al mercado con especialización de un número reducido de artículos; todos convergen en el mercado mayorista y los compradores (comerciantes detallistas por ejemplo) pueden comprar en el mercado mayorista todos los artículos o sea con mayor diversificación. Es decir, el mercado mayorista dosifica la frecuencia acomodando el flujo a los hábitos de compra de los detallistas que se parece al de los consumidores; regula los volúmenes de las operaciones comerciales facilitando la dispersión necesaria para irrigar el producto en los centros de consumo, y mezcla todos los flujos aislados o individuales que llegan desde los múltiples lugares de productos que requieres los consumidores.
En cuarto lugar, el mercado mayorista es el evento comercial donde se concentra el mayor volumen de productos, lo que le obliga a ocupar espacios considerables y consecuencialmente genera efectos de carácter urbanísticos. Hagamos un ejemplo hipotético: si consideramos que el consumo promedio por persona en Colombia es de 35.05 kgms,[18], un mercado mayorista para una población de 100 mil habitantes mueve en carga bruta 3.505 toneladas mensuales es decir 42.060 toneladas al año. Este volumen de carga dentro de dicha ciudad ocupa un espacio significativo respecto al casco urbano; pues si aplicamos el factor carga/área de bodega que recomienda Secofi de México,[19], se requieren 4.206 metros cuadrados de bodega para albergar esta carga, sin contar los espacios para circulación, cargue, estacionamiento, etc., que sumados pueden alcanzar la cifra de treinta mil metros cuadrados, cifra significativa para una ciudad de solo 100 mil habitantes. Por supuesto una superficie de tres hectáreas dentro de una ciudad de estas, genera efectos notorios en su estructura urbana.
Principalmente las cuatro razones anotadas hacen de la función mayorista la más importante del proceso; así mismo estas razones son también las que explican la existencia de graves problemas en los mercados mayoristas. Problemas sanitarios, de generación de basuras, de transporte y vialidad, de servicios complementarios, el desorden comercial, de hábitos de negocios irracionales e inequitativos, etc.
Por su complejidad y multiplicidad de elementos que intervienen, la función mayorista es la que más necesita de una infraestructura adecuada. Las demás funciones también necesitan de infraestructura apropiada, con los espacios suficientes y la funcionalidad arquitectónica requerida; pero el mercado mayorista crea lo podemos llamar una obligación en materia de infraestructura.
No podemos definir el concepto de infraestructura adecuada para todos los mercados mayoristas y con aplicación universal; pues cada mercado tiene sus propias características y por lo tanto sus propios requerimientos en materia de infraestructura. En algunos casos un mercado mayorista necesita como infraestructura una gigantesca central de abastos con mucho espacio para bodega, con diseño y dotación de instalaciones sofisticadas; en otros casos el mercado mayorista solo requiere para operar cómodamente y con racionalidad y eficiencia, de un patio o espacio abierto, que este correctamente localizado dentro de la estructura urbana y con una dotación mínima de servicios e instalaciones simples. En ambos casos la infraestructura puede ser adecuada según las condiciones específicas de cada mercado.
Cuando una localidad tiene pocos habitantes y el tamaño del mercado mayorista es pequeño, esta función no es problema mayor y hasta llega a pasar inadvertida. Por eso en las etapas iniciales del desarrollo nacional cuando la población era menor y las ciudades concentraban pocos habitantes, en el país no se hablo de las necesidades y exigencias del mercado mayorista; pero en la medida en que las ciudades fueron creciendo, el tamaño de su mercado mayorista también fue creciendo (creando la especialización y el fortalecimiento económico de los comerciantes mayoristas), y la actividad que se concentraba en las plazas de mercado se fue extendiendo en los alrededores e invadiendo espacios urbanos destinados para otros fines. Se deterioró el paisaje urbano en estas zonas, se crearon problemas de funcionalidad y de inconformidad en el uso del suelo urbano con utilización inadecuada de las edificaciones. Simultáneamente con este fenómeno físico-urbanístico se crearon las irracionalidades de carácter comercial; el fortalecimiento de algunos comerciantes condujo en muchos casos a la formación de monopolios y oligopolios a quienes se les ha facilitado la adopción de conductas de especulación y acaparamiento y otras prácticas comerciales no recomendables.
Pero lo mas grave de esta situación, es que la comunidad y el Estado no se percataron oportunamente del fenómeno sino cuando los problemas urbanísticos saltaron a la vista; y aunque estos no son los más graves, al menos fueron los que permitieron evidenciar la necesidad de atender la situación pensando en la construcción de infraestructura adecuada; de ahí surgieron las centrales mayoristas o centrales de abastecimiento.
7.3. LA FUNCION DETALLISTA
La función detallista desempeña el papel de penetración a los centros de consumo y dispersión del producto acercándolo al consumidor final. Como es la encargada de colocar el producto frente al consumidor, le corresponde llevar los alimentos hasta donde este se encuentre.
Si bien es cierto toda la población es consumidora de alimentos tanto la residente en los centros urbanos como en las localidades rurales, en nuestro análisis nos referimos solo a los consumidores residentes en las principales ciudades; por eso, la distribución detallista la asimilamos a la distribución urbana y con ese enfoque lo examinaremos.
A medida que se fue presentando la industrialización del país, fue creciendo el sector terciario y con estos dos fenómenos se fue dando la concentración de población en las ciudades y con ello el crecimiento del número de personas demandantes de alimentos, pero no participantes en la producción de los mismos. Así como el mercado mayorista se fue haciendo mas complejo, la distribución detallista fue tomando mayor significado y aparecieron nuevos mecanismos para llevar los alimentos a todas las áreas de la ciudad.
El mercado urbano de consumo de alimentos se puede mirar en dos sentidos: uno, el de los estratos sociales que determinan el segmento del mercado, cada uno con sus propias características, hábitos y necesidades en materia de alimentos y con su propia capacidad de compra. Otro, el de los sectores y barrios de la ciudad, cada uno con sus propios diseños urbanísticos y equipamiento comunitario concordante con el precio de la tierra y la construcción.
En cumplimiento de su función social, le corresponde a la distribución detallista llevar el producto alimentario dentro de la ciudad ofreciendo dos coberturas: por un lado la cobertura social y por otro lado la cobertura física. Llevar los alimentos a todas las clases sociales y a todos los barrios de la ciudad.
En esta etapa del proceso las variables intrinsecas del flujo toman valores parecidos a los de la etapa final. La frecuencia con la que el comerciante detallista compra su mercancía guarda relación con la frecuencia de compra del consumidor; los volúmenes que la mayoría de detallistas manejan de cada producto son proporcionales al tamaño de su propia clientela (excepto las cadenas de autoservicios en el manejo de granos, procesados, conservas y manufacturados, pero este canal solo cubre un porcentaje bajo respecto a la población total); la variedad de artículos o la diversificación del detallista armoniza con el número de productos que componen la canasta familiar.
Está entonces la función detallista en relación y dependencia directa del consumidor y es a ésta a quien le toca adaptarse a las exigencias y requerimientos del último eslabón de la cadena de distribución.
En resumen podemos decir entonces que las tres funciones de la estructura de distribución de alimentos tienen bien definido el papel estructural así:
Acopio: aglutinamiento
Mayorista: dosificación y mezcla
Detallista: dispersión y acercamiento
Y las tres como elementos o partes de la estructura, actúan condicionadas a la necesidad de trasladar el producto desde su origen en la producción hasta su destino en el consumo.
CAPITULO VIII:
Las cuasifunciones
En el componente de superestructura de la estructura de distribución, existen otros dos elementos que son relevantes por que su presencia se destaca cuando observamos los procesos comerciales en la practica; pero su papel a pesar de estar bien definido, encierra más de una actividad y por lo tanto no se puede concretar de manera sintética como en el caso de las funciones cuyos conceptos se enmarca en términos precisos.
Pero lo más importante de las actividades que hemos incluido dentro de esta clasificación no es el hecho de que su papel encierre una combinación de tareas; lo que consideramos más importante es que su finalidad dentro de la estructura no es indispensable. Es decir, si desaparecen quitándolas de la estructura de distribución, la estructura se puede conservar cumpliendo con su papel social. Son por lo tanto elementos innecesarios dentro de la estructura de distribución de alimentos.
Como elementos sobrantes e innecesarios, causan perjuicios y daños tanto a los otros elementos de la estructura como a los otros dos componentes del sistema económico que también entran en juego, como son la producción y el consumo, para quienes está dirigida la estructura de distribución. Por eso es conveniente concebir una estructura que no incluya este tipo de elementos.
Los hemos denominado cuasifunciones, principalmente porque la incidencia en el cambio de valores las variables intrinsecas es muy poca y casi nula; además, porque su labor dentro de los procesos comerciales encierra la combinación de actividades. Las dos cuasifunciones son: el intercambio regional y el Transportismo.
8.1 EL INTERCAMBIO REGIONAL
La falta de continuidad del flujo comercial y las continuas rupturas, se observan en la practica a través de las limitaciones en la capacidad operativa de la mayoría de agentes comerciales que intervienen en el proceso. Estas limitaciones que imposibilitan a los agentes de la comercialización para trasladar el producto desde zonas de producción hasta los centros de consumo de una manera directa, han creado actividades y eventos de intercambio que tiene la única finalidad de trasladar el producto de una región a otra.
Los intermediarios que actúan en las zonas de producción, que generalmente se acercan hasta las fincas a recoger los productos, no tienen la capacidad comercial, en su mayoría, para llevar ellos mismos la mercancía hasta los mercados mayoristas de los grandes centros de consumo. Los intermediarios que abastecen los mercados mayoristas de los grandes centros de consumo, en su mayoría, no tienen la capacidad de viajar hasta las zonas de producción a recoger los productos directamente en las fincas. El alcance de ambos tipos de agentes es limitado y lo común es que ambos dispongan de un punto de encuentro donde realizar las operaciones comerciales. Los agentes acopiadores llevan el producto hasta una localidad intermedia y hasta dicho lugar van a comprar quienes llevan el producto a los mercados mayoristas terminales.,
Un ejemplo de este evento se observa en la localidad de Piendamó Cauca. Desde las zonas productoras de la cordillera central en los municipios de Silvia y Totoro traen papa y cebolla larga algunos intermediarios cuyo radio de acción no pasa de ser la zona donde recoge los productos y la localidad de Piendamó. En esa localidad lo venden a otros intermediarios cuyos radio de acción esta entre la ciudad de Cali y Piendamó. El domicilio de los primeros es en la zona de producción y el domicilio de los segundos es en el centro de consumo; estos compran el producto de Piendamó y lo venden en el mercado mayorista de Cali ya sea en Santa Elena o en la central de abastos.
En la localidad de Piendamó se realiza un comercio grande de papa, cebolla larga, panela y ajo, entre otros; pero dicho comercio no es para el consumo de esa localidad, sino que son transacciones que tienen la finalidad de pasar el producto de los agentes de la zona de producción (Silvia) a los agentes de la zona de consumo (Cali). De estos eventos ocurren también en Tulúa Valle, Tunja con la papa en relación con Bogotá y en muchas otras poblaciones del país.
Aquí las variables intrinsecas y sus valores no corresponden a la secuencia lógica del proceso que conduce el producto desde la producción hasta el consumo. La frecuencia es dependiente porque se acomoda a la frecuencia del mercado semanal que ocurre para la función detallista que lleva el producto a los consumidores de la localidad (por ejemplo Piendamó); la intensidad no cambia de valor puesto que es una transacción que recibe en un tipo de unidad y entrega en el mismo tipo de unidad, a veces las mismas cantidades en los mismos empaques cambiando solamente el medio de transporte; la especialización no se modifica por que cada comerciante vende exactamente el mismo producto que trae el cual pasa de un intermediario a otro que realiza una actividad similar.
8.2 EL TRANSPORTISMO
Dentro de cualquier proceso de distribución el transporte esta implícito. Pero el transporte en los procesos de distribución de alimentos presenta un significado especial. En la distribución de manufacturados, éste es un servicio que complementa la actividad comercial es decir un servicio complementario del comercio; pero en los alimentos, el transporte muestra dos facetas que le imprimen otro significado. El hecho de que en los alimentos exista separación física entre la producción y el consumo y de que haya dispersión de la producción y concentración del consumo, sumados al alto grado de perecibilidad de la mayoría de los productos y la obligación de movilizarlos rápidamente a los centros de consumo, y a las condiciones viales de la zonas rurales que difieren de las urbanas, etc., le dan al transporte un valor que lo constituye en elemento integrante de a estructura e distribución.
Las dos facetas se aprecian de la siguiente manera:
Como servicio complementario al comercio: Cuando la utilización de los vehículos por parte de los comerciantes se hace simplemente para trasladar la mercancía puede ser o no ser propietario del medio de transporte y este aspecto es secundario porque su negocio no esta en función de la propiedad o tenencia del vehículo porque puede pagar este servicio cuando lo necesite.
Como cuasifunción de la estructura de distribución: Cuando el vehículo es de propiedad del comerciante, pero sobre todo, cuando su actividad comercial depende de la tenencia del vehículo. Puede no ser el propietario pero hay una dependencia directa del negocio al uso del medio de transporte constituyéndose esta en la esencia de la actividad comercial. Su negocio consiste en trasladar productos de un lugar a otro y obtener utilidad comprando en un sitio y vendiendo en otro. Este comerciante en su balance contable incluye el activo fijo representado por el vehículo, que no está al servicio del público como un transportador, sino que lo tiene dedicado a su propia actividad comercial. Este es el agente de la comercialización que llamamos "transportista".
El transportista es un comerciante que desempeña una tarea importante en el proceso de distribución porque gracias a su intervención muchos productos pueden salir de las zonas rurales. Pero también por su movilidad, es el principal causante de las fluctuaciones de precios en los mercados mayoristas de perecederos vegetales. Este es un agente que durante un mismo día puede estar en dos mercados propiciando aumentos transitorios de la oferta y con ello caídas en los precios o viceversa. Como no dispone de sede fija, desarrolla su trabajo desde el mismo vehículo que estaciona en una vía anexa a un mercado mayorista, siendo con esto, uno de los causantes del desorden urbano en los alrededores de las plazas de mercado, y el causante también de la mayor parte de la basura resultante en dichos sectores urbanos. No paga impuestos municipales ni incurre en muchos gastos que sí tienen los comerciantes fijos. Por su movilidad conoce perfectamente los mercados y por ello cuenta con ventajas para la negociación.
El transportista es quien generalmente se interna en las zonas de producción a recoger los productos en las fincas y es quien compra en los mercados de intercambio regional. Es muy versátil en su campo y bastante nocivo en la estructura de distribución.
En resumen podemos decir acerca de las cuasifunciones:
El intercambio regional es una operación comercial de compra-venta que ocurre en eventos comerciales o mercados de ciertas localidades con ubicación geográfica estratégica respecto a las zonas productoras y los grandes mercados de consumo. La finalidad es trasladar el producto de una región de otra, sumada a una actividad propia de una función estructural de comercio.
El transportismo es una actividad comercial cuya finalidad es trasladar el producto de un lugar a otro, la cual está estrechamente ligada y dependiente de la tenencia de un medio de transporte. Es el traslado físico del producto sumado a una actividad propia de una función estructural del comercio.
CAPITULO IX:
Canales y sistemas
Según el análisis precedente de la estructura de distribución, el enfoque global del problema nos muestra los componentes y elementos que contiene la estructura y el rol que desempeñan en relación con la finalidad del todo que, como se anoto, consiste en trasladar el producto de su origen en la producción hasta el final en el consumo. Este enfoque macroeconómico nos permite evidenciar en conjunto los fenómenos que ocurren en el funcionamiento del sistema económico cuando se trata de distribuir socialmente el producto alimentario, precisándonos muchos de los factores necesarios para el examen de la situación y la búsqueda de formulas tendientes a implantar las soluciones que necesitan la irracionalidades existentes.
Pero dichos componentes y elementos estructurales tienen un carácter más o menos abstracto. Encontrarlos y observarlos implica un análisis sistemático y un método que va mas allá de la simple mirada de un observador desprevenido; pues la concreción de las funciones y cuasifunciones que ocurren en el componente de superestructura solo se sucede a través de las acciones de los agentes de la comercialización o comerciantes. Es decir, los fenómenos que se hacen perceptibles al sentido de la vista, que se evidencian en forma concreta, son las actividades comerciales de compraventa que se realizan con la finalidad de trasladar el producto hasta el consumidor final.
Esta concreción de las funciones y cuasifunciones estructurales se logra a través de los canales comerciales.
Es decir, los canales comerciales son las formas que adopta la función para su realización. Por lo tanto, la misma función puede presentarse con diferentes formas o lo que es igual, la misma función puede tener distintos ropajes. Si se permite utilizar la habitual dicotomía de forma y contenido, la función es el contenido y el canal es la forma que adopta.
El enfoque usual de la teoría del marketing, que se utiliza para manejar los problemas de comercialización de los productos manufacturados, trata el caso de la comercialización a nivel microeconomico con el objeto de identificar soluciones que beneficien a los productores. En tal caso se presenta ante el productor las distintas alternativas sobre canales de distribución para que el productor adopte el conducto, a través de los canales, que más convenga según el producto y sus condiciones de demanda.
Teniendo en cuenta que la meta final de los bienes que se obtienen en las unidades productivas es el consumo, se le atribuye mucha importancia a los canales de distribución que se consideran como "…instituciones de marketing a través de las cuales los productos o servicios se transfieren desde los centros productores originales hasta el consumidor o usuario final"[20] o como los medios que "…el fabricante puede utilizar para llevar sus productos hasta el consumidor"[21].
En el lenguaje común de la teoría del marketing, los canales de distribución son la esencia del carácter dinámico del componente distribución dentro del sistema económico. A este componente se le considera como la parte dinámica del sistema y dentro de este, los canales de distribución le imprimen el citado dinamismo. En todo caso, los canales de distribución se consideran como medios expuestos a la voluntad del productor y dispuestos a su servicio.
Pero cuando nos referimos al proceso de distribución de alimentos, el concepto de canales de distribución, principalmente de los que se consume en estado natural (porque los procesados se asimilan bastante a los manufacturados), el productor no puede, a su propio criterio y voluntad, escoger los canales de distribución para su producto. En este caso la definición de Hardy no se cumple exactamente. Se cumple sí el concepto Giles porque también aquí los canales de distribución son instituciones a través de las cuales los productos se transfieren desde los centros productores hasta el consumidor; pero con la gran diferencia de que el productor no puede escoger el conducto para dirigir su producto hasta el final del proceso.
En el caso de la distribución de alimentos, los canales de distribución son simplemente agentes de la distribución que actúan dentro de una función estructural. Cada agente o canal, desempeña una labor de comercio en cumplimiento de una función estructural; por eso decimos que los canales son la concreción de las funciones o la forma que estas adoptan.
En tal sentido, existen canales en cumplimiento de la función de acopio, canales en cumplimiento de la función mayorista y canales en cumplimiento de la función detallista.
Entre los distintos canales que existen, hay unos más eficientes que otos. O sea que no todos desempeñan su tarea con la misma calificación. La eficiencia de un canal está determinada por la finalidad de la función a la que pertenece y según ésta, depende al servicio de quién debe estar.
Los canales de acopio son más eficientes en la medida en que satisfagan en mejor forma las necesidades de los productores. Es decir, si la función de acopio se cumple para brindar una solución de comercialización a los productores, los canales que actúan dentro de esta función son eficientes si corresponden a las necesidades de ellos.
Los canales mayoristas son más eficientes si cumplen en mejor forma su papel dosificador, regulador y convertidor. Un canal mayorista que acapara, por ejemplo, o especula, no esta cumpliendo adecuadamente su papel regulador y dosificador por que no entrega los flujos de acuerdo a las necesidades de la distribución detallista y el consumo y en consecuencia es un canal ineficiente. O un canal mayorista que no ofrece continuamente el abastecimiento de un producto, es decir que no armoniza la frecuencia con los canales detallistas, es una canal ineficiente.
La eficiencia de los canales detallistas e miden según las necesidades del consumidor. Un canal detallista es eficiente si corresponde a los requerimientos del consumidor y es ineficiente si no lo hace. Los valores para medir la eficiencia de un canal detallista dependen de los criterios y hábitos del consumidor. Si un canal detallista es eficiente, tendrá buena acogida por pare de los consumidores y contara con buena demanda; si no lo es, los consumidores no compraran en dicho canal por que ser ineficiente significa no satisfacer los gustos de los consumidores.
9.1. CANALES EN EL ACOPIO
1. En cumplimiento de la función de acopio hay un canal que es muy común y se encuentra en casi todas las regiones examinadas: se trata del agente de la comercialización que se denomina "intermediario", quien actúa con procedimientos fijos y móviles.
Cuando utiliza procedimientos móviles hay una forma típica: el comerciante utiliza una vía o carretera y recoge el producto de acuerdo con la localización de las fincas respecto a la vía. A Este se le denomina "acopio en ruta". Otro procedimiento es cuando el comerciante se rige por la localización de las fincas respecto a una región y recoge el producto en la misma finca. A este se le llama "acopio en finca".
Cuando utiliza procedimientos fijos, el desplazamiento lo realiza el productor y el comerciante permanece fijo. En este hay dos alternativas más comunes: el comerciante posee instalaciones permanentes con algún grado de adecuación para esta actividad en un local comercial donde recibe el producto en cualquier momento. A este se le conoce como "acopio en planta". Y si el comerciante fija determinados lugares donde periódicamente ejerce su actividad, se le llama "acopio en punto de compra".
Otro procedimiento es cuando el comerciante ni es móvil, ni coloca punto de compra, ni tiene sede fija si no que espera la llegada de los vehículos mixtos donde vienen los productores campesinos y en el mismo sitio de estacionamiento del vehículo adquiere la mercancía. Este generalmente es un transportista que conduce productos a un mercado de intercambio regional.
El intermediario más común es el transportista. Este actúa con procedimientos móviles y puede hacerlo en ruta o en finca según las condiciones viales de la zona.
El transportista es una persona natural que labora dentro de las modalidades de la economía informal. Generalmente es una persona que vive dentro de la zona donde actúa y mantiene relaciones personales con los productores que le venden. En ocasiones es uno de los mismos propietarios de la región que ha adquirido un vehículo y esto le brinda la facilidad para recoger el producto de varios de los productores vecinos para llevarla al mercado de intercambio regional.
2. Otro canal que existe aunque en menor proporción, es el de las formas asociativas de productores. Durante los dos últimos decenios se le consideró a este canal como la panacea de los problemas de comercialización rural. No obstante solo un porcentaje muy bajo de las organizaciones de productores que se crearon para atender necesidades de comercialización, han subsistido.
Este es un canal que está constituido por una persona jurídica integrada por los mismos productores de la zona. Las organizaciones mas conocidas son las cooperativas, las asociaciones de productores, los grupos pre-cooperativos y las empresas comunitarias. La mayoría de los fracasos de este canal se dieron por dos motivos principales: uno, porque se previó la solución comercial para el productor mediante la compra por parte de la organización (tapar la ruptura del flujo en el productor), pero no se previo la solución comercial para la organización de modo que el productor pudo vender pero la organización no lo pudo hacer (formación de la ruptura al acopiador) y entonces el problema individual se le traslado a la organización. Dos, fue la poca capacidad operativa y financiera de las organizaciones que no contó con la asesoría y apoyo adecuado por parte de las instituciones del Estado y privadas que promovieron el proceso. A pesar de todo este continúa siendo el canal que ofrece mejores perspectivas a los productores campesinos.
3. Otro canal que se encuentra es el que constituyen las empresas comercializadoras del Estado o de los gremios de productores. En el primer caso tenemos como ejemplo Cavasa en el Valle del Cauca y el Cauca, entidad que posee una empresa comercializadora que dispone de canales de acopio en las zonas productoras. Esta empresa comercializadora actúa con varios procedimientos: hace acopio en planta (centro de acopio de Roldadillo), hace acopio en finca (municipio de Dagua) y trabaja colocando puntos de compra. El segundo caso tenemos como ejemplo la organización del grupo cafetero. Se destaca Mercafé, por ejemplo, que posee puntos de compra y también hace acopio en planta en varios lugares de las zonas de diversificación de la producción cafetera.
4. Otro canal que se observa son las empresas procesadoras. Algunas empresas de procesamiento (por ejemplo San Jorge, Fruco, etc.) sitúan puntos de compra en zonas productoras y recogen sus materias primas directamente de los productores.
Podrían existir otros canales de acopio principalmente formados por organizadores de comerciantes detallistas y canales mayoristas, que serían soluciones eficaces a las necesidades de los productores.
La eficiencia de los canales de acopio se mide según su capacidad para atender los requerimientos del productor. Si examinamos las características que debe tener un canal para que satisfaga los intereses del productor encontramos las siguientes:
Que compre con la misma frecuencia con que se obtiene el producto (cosecha)
Que compre la totalidad del producto que se obtenga en la producción
Que pague precios altos.
Que pague de contado
Que pague en efectivo
Que recoja el producto en la finca
Que suministre el empaque
Si un canal ofrece al productor los anteriores servicios será un canal de acopio muy eficiente. El valor que tiene cada una de las características depende de la ponderación que en cada zona le dan los productores.
Un instrumento que ha sido reconocido como muy útil para mejorar las condiciones de la comercialización en cumplimiento de la función de acopio son los centros de acopio. Con estos, se esta estableciendo una infraestructura para la actividad comercial, se está creando condiciones para la tecnificación y se está propiciando la eficiencia de los canales que actúan dentro de esa función.
LOS CENTROS DE ACOPIO
En Colombia se comenzó a hablar seriamente sobre los centros de acopio en el año 1979. De ellos se hablo mucho y últimamente se les han presentado como la formula salvadora de las necesidades de la comercialización rural, así como presentaron a las formas asociativas en el decenio anterior. Pero lo más conveniente es hacerles un examen detenido antes de lanzar juicios acerca de sus bondades.
Un centro de acopio es una combinación de dos componentes: aquí convergen aspectos de infraestructura, instalaciones físicas y aspectos de superestructura o actividades propiamente de comercialización.
Dadas las circunstancias de Colombia, podemos identificar tres tipos de centros de acopio viables en este país:
a) Como punto de compra, b) como mercado mayorista en origen y c) como polo de desarrollo rural. Pero en tres casos, no basta con las construcciones o instalaciones físicas, que por si solas no generan soluciones de comercialización, sino se establecen mecanismos de ordenamiento y racionalización de los procesos comerciales.
A) LOS CENTROS DE ACOPIO COMO PUNTOS DE COMPRA
Es la forma más simple de presentar el concepto y la manifestación natural de la función. En el país se observan muchos casos de actividades comerciales en los que se presenta este tipo de centro de acopio; todas ellas rudimentarias pero de todos modos ceñidas al concepto. En muchas poblaciones se encuentran locales comerciales que poseen un aviso en la puerta donde se india que "se compra…" determinado producto, abundante en la zona y con buena demanda en los mercados de consumo. Por ejemplo en las zonas cafeteras es muy común ver esta clase de negocios donde el aviso dice "se compra café".
Este tipo de centro de acopio lo podemos definir así: instalaciones locativas donde una persona natural o jurídica compra bienes producidos en su zona de influencia.
El rasgo característico consiste en que acuden muchos vendedores y solamente hay un comprador. En el caso de comprador formado por una persona jurídica, esta puede ser una organización de productores (cooperativa, asociación de productores, etc.). El acopiador puede hacer su trabajo en forma móvil recogiendo los productos en las fincas para llevarlos a su bodega. También puede tener otros puntos de compra satélites en lugares más adentro de las áreas de producción.
La conformación física de este tipo de centro de acopio es variable y depende de distintos factores según las especificaciones de la zona donde funciona. Por ejemplo, las condiciones viales tanto hacia las zonas de producción como a los mercados terminales, el servicio de transporte hacia los mercados terminales, la distancia hacia estos, la periodicidad con que se realizan los eventos comerciales en los centros de consumo a donde se llevan los productos, los volúmenes de producto que se movilizan, el grado de perecibilidad de estos, la necesidad de aplicar labores de beneficio (por ejemplo, lavado, secado, encerado, clasificación, selección, empaque, etc.), el clima del lugar tanto en temperatura como en humedad, además de otros, son factores que inciden en la conformación de los distintos componentes del centro de acopio como son el tamaño, el diseño arquitectónico, la dotación, los materiales usados en la construcción, y, desde luego, en el valor de las inversiones. Lógicamente, es necesario definir primero la forma como va a operar el proyecto o lo que podemos denominar el "modelo operativo" para posteriormente diseñar las instalaciones físicas. Por ejemplo, como sucede de en el Valle del Cauca, donde las vías están en buen estado, donde no hay grandes dificultades para conseguir el servicio de transporte y donde las distancias al centro de consumo principal (Cali) son relativamente cortas, el producto en los centros del acopio no debe permanecer más de dos días; entonces la capacidad de almacenamiento no ha de ser muy grandes y los equipos de conservación en frió no son estrictamente necesarios.
Este tipo de centro de acopios hace portes importantes al ordenamiento de la comercialización rural y sin duda es de beneficio para los productores en las zonas de minifundio; pero para tener éxito necesita de organizaciones empresariales con la capacidad para vincularse a los mercados mayoristas pues si no, o fracasan o terminan en manos de los intermediarios. Tampoco generan suficiente impulso al desarrollo socioeconómico de la región, aunque son buena manera de comenzar un proceso de modernización y tecnificación del mercadeo rural por el hecho de que no son un cambio brusco respecto a las modalidades de comercio existentes.
B) LOS CENTROS DE ACOPIO COMO MERCADOS MAYORISTAS DE ORIGEN
El carácter básico de este tipo de centro de acopio radica en que el centro es un punto de encuentro de pluralidad de vendedores y pluralidad de compradores a diferencia del anterior donde el comprador es uno solo.
Un mercado mayorista en origen lo podemos definir así: evento comercial donde convergen vendedores y compradores siendo los vendedores productores de su zona de influencia, que aprovechando los servicios complementarios que ofrece el centro, realizan las operaciones de compraventa en mercado abierto.
Es un mercado mayorista por que los volúmenes que se movilizan son grandes, porque las unidades de transacción son de cantidad mayor a las que utiliza el consumidor, porque no asisten consumidores a comprar. Es de origen por que se realiza cerca de las zonas de producción y por que los vendedores son productores.
Según lo anterior, un centro de acopio como mercado de origen es un conjunto donde se integran: las instalaciones locativas o espacio físico, los servicios complementarios y la administración del evento, para que dicho conjunto albergue una actividad abierta de compraventa. Lo ideal es que todos los vendedores sean productores; pero en las circunstancias actuales es bastante difícil lograr esto. Así, la oferta puede también estar integrada por intermediarios (cuya participación no se podría evitar) sobre todo de aquellos que son también productores que recogen el producto de sus vecinos; lo mismo de transportistas que recogen el producto directamente en las fincas. Desde luego, en el mediano plazo está participación no debe ser tolerada, para mayor beneficio de los productores campesinos. Lo recomendable es que estos participen en este mercado a través de organizaciones asociativas, que les reduce costos y les otorga mayor capacidad de negociación.
La demanda debe ser conformada por canales mayoristas de los centros de consumo y por empresas procesadoras; aunque tampoco se podría evitar que transportistas y otra clase de intermediarios participen como compradores, por lo menos durante las primeras etapas de operación de un evento de esta clase. Posteriormente, cuando se haya consolidado el mercado y se hayan conformado las organizaciones de productores y de comerciantes de los centros de consumo, será mas fácil evitar la presencia de comerciantes intermediaros.
De otro lado, el ente administrador y manejador del mercado debe brindar los servicios complementarios que se requieren para facilitar la actividad comercial y hacer atractivo el evento tanto para compradores como para vendedores; pues si no es atractivo, no asisten ni los unos ni los otros. Estos servicios serán simples o complejos según los requerimientos del mismo mercado y la factibilidad económica de las inversiones necesarias para brindarlos.
Los ingresos para el sostenimiento del centro de acopio provienen de cobrar tarifas a cambio de los servicios que se ofrecen. Estos servicios pueden ser entre otros: información de precios de los mercados mayoristas terminales, servicio para beneficiar producto (lavado, secado, encerado, selección, clasificación, empaque, etc.), servicio de pesaje, servicios de almacenamiento, servicio de conservación (cuartos fríos o bodegas especializadas), espacio físico para las transacciones y negocios, organización de un servicio de transporte hacia los mercados mayoristas terminales, venta de artículos complementarios (por ejemplo, embalajes, papelera, etc.), servicio de comunicaciones (teléfono, fax, radioteléfono, télex, terminal de computador, etc.), cafetería y restaurante, estacionamiento de vehículos de uso particular, patio de operaciones de vehículos de carga, vigilancia y seguridad para la mercancía y las personas, servicio de mantenimiento de vehículos, y todos los demás servicios que según el caso sean necesarios.
Este tipo de centro de acopio proporciona más ventajas al productor que el del literal A porque el campesino tiene opción de vender a quien mejor le pague, en razón a que el mercado se presenta transparente y con plena libertad para el juego de oferta y demanda; además, se crea la posibilidad de eliminar muchos intermediarios porque el intercambio se realiza entre el productor y el comerciante del centro de consumo ya sea canal mayorista o detallista (a través de organizaciones). También se facilita la tecnificación y con ello la disminución de las perdidas físicas de producto y del deterioro de la calidad. El diseño, el tamaño, la dotación y, por supuesto, las inversiones necesarias, obedecen a las características de cada proyecto en particular.
C) LOS CENTROS DE ACOPIO COMO POLOS DE DESARROLLO RURAL
Este tercer tipo de centro de acopio es una aglomeración de servicios e integración de acciones para promover el desarrollo de una región, mediante una estrategia que concentra todas las acciones impulsoras del desarrollo, en torno a la actividad de comercialización. El objetivo final o general de este centro no es propiamente la comercialización, sino que ésta se convierte en uno de los objetos específicos. El objeto general es el desarrollo de la región al cual se llega con una estrategia cuya columna vertebral es la comercialización. En su esencia, el fenómeno consiste en que, teniendo en cuenta que el "cuello de botella" para el desarrollo de una zona de minifundio es la comercialización, entonces se fija el epicentro de las acciones promotoras del desarrollo precisamente en esta actividad, dándole así prioridad al factor neurálgico y a partir de aquí, de la comercialización, se irrigan los demás servicios necesarios para fomentar la producción, para mejorar la productividad, para mejorar la tecnología de producción, para tecnificar el mercadeo, para estimular el desarrollo social, para modernizar la organización empresarial campesina, etc. Es algo similar a la propuesta sobre un sistema de soporte para el desarrollo rural que plantea Raanán Weitz en el enfoque de Rejovot cuando dice que en la etapa critica del desarrollo, el sistema de soporte propuesto debe cumplir tres requisitos fundamentales: la amplia dispersión de las instalaciones de servicio, la eficiencia de los servicios en termino de costo y calidad y la concentración de estos en localidades especificas. Para este tercer requisito propone la creación de un "centro de servicios" que haga parte del "… sistema de soporte institucional para la comercialización de sus productos, la provisión de insumos, créditos, asistencia profesional".[22]
Tal vez si desde 1975 el Programa DRI (así se llamaba en esa época) hubiera adoptado este tipo de centro de acopio como instrumento de integración de servicios e inversiones y como mecanismo oficial para la comercialización, en muchas zonas del país los resultados del DRI diez años después, hubieran sido más satisfactorios, además de que el país habría avanzado en la modernización de la comercialización.
Tomando como punto de partida para el análisis los dos tipos de centros de acopio anteriores, podemos decir que éste tiene dos alternativas en su modelo operativo: uno, si a un centro que se opera como punto de compra se le adicionan los demás servicios; y otro, si a uno que funciona como mercado mayorista en origen se le suman los demás servicios. En ambos casos, para ser polo de desarrollo rural se necesita que la operación sea de "doble vía"; es decir, que sea un vehículo para darle salida a la producción de la zona y a la vez que sea un medio para su propio abastecimiento. Este abastecimiento debe ser tanto en alimentos como de insumos para la producción. Esto quiere decir que en el centro de acopio el campesino puede comprar los restantes productos de su canasta familiar y ahí mismo, las semillas, fertilizantes, plaguicidas, herramientas, etc., además de ser el lugar donde vende sus productos.
Para lograr un polo de desarrollo rural a partir de un centro de acopio del tipo A), es necesario que el comprador sea persona jurídica y preferiblemente conformada por los mismos productores, o que sea una empresa comercializadora del Estado; pues de otra manera es muy difícil conciliar los intereses de compradores y vendedores para beneficio de productores y el desarrollo de la región.
Mas factible es organizar un centro de acopio como polo de desarrollo a partir de uno del tipo B), al cual se le suman: la "doble vía", el servicio de asistencia técnica a productores, el servicio de asesoria administrativa y financiera, el servicio de tramitación de crédito, el servicio de bienestar social y asistencia familiar y todos los demás que generen aportes al desarrollo de la región (por ejemplo una cooperativa de ahorro y crédito, un servicio de capacitación, un servicio de previsión social, etc.).
También como en los anteriores, el tamaño, el diseño, la dotación, las inversiones, etc., dependen de las condiciones de cada uno. De todos modos los aportes al desarrollo rural son muy significativos por la gran capacidad para retener el "excedente económico" o "plusvalor" producido en el mismo lugar.
9.2 CANALES MAYORISTAS
En esta función de la estructura de distribución son pocos los canales que se observan. Son en mayor número los posibles y convenientes, que los existentes.
1) Los más conocidos son los comerciantes mayoristas, o sea personas naturales que realizan sus actividades comerciales en cumplimiento de esta función. Se les puede definir así:
Personas naturales que se han establecido en forma fija y que utilizando un espacio físico con capacidad de almacenamiento, realizan actividades de compra-venta de productos alimentarios recibiendo la mercancía principalmente de las zonas de producción, áreas rurales, centros de acopio, mercados de intercambio o procesadoras, y vendiendo para detallistas o agentes que introducen el producto a los mercados de consumo.
2) También vemos en cumplimiento de esta función, a las empresas comercializadoras. Estas solo se distinguen de los comerciantes en que mientras los primeros son personas naturales, estas son personas jurídicas, organizadas mediante una de las formas legales existentes (sociedades limitadas, anónimas, en comandita).
Las empresas mayoristas tienen un radio de acción más amplio y tienen presencia en varios mercados mayoristas a través de sucursales o agencias. Su organización se enmarca dentro de la economía formal porque se someten al cumplimiento de todas las normas del código del comercio. Su presencia solo se observa en los mercados mayoristas de las ciudades grandes (Bogota, Cali, Medellín, Barranquilla, etc.) de la misma manera que los comerciantes individuales, operan en el mercado abierto comprando la mercancía según las fuerzas del mercado.
3. Otro canal mayorista son los mayoristas-detallistas cuya forma más conocida son las cadenas de autoservicios. Estas son empresas organizadas con criterios de empresa capitalista moderna cuyo papel principal se enmarca dentro de la función detallista; pero por el hecho de movilizar volúmenes elevados de producto en razón a que poseen varios puntos de venta al detal, tienen presencia en los mercados mayoristas y cumplen la función internamente para su organización; pues dosifican, regulan y combinan, para surtir sus almacenes de autoservicio que mantienen en distintos lugares de la ciudad (por ejemplo Carulla). Las compras, que las hacen al por mayor, en ocasiones las efectúan participando en el mercado abierto según juego de oferta y demanda; pero la mayora de las veces las realizan con base en sus propios mecanismos que implican normas de calidad y precios según sus propios requerimientos.
4. También existen como canal que cumple la función mayorista las empresas comercializadoras del Estado. Por ejemplo en Cali el caso de Cavasa; y también lo puede ser Emcoper en Bogotá. Su operación sería similar al de cualquier empresa mayorista privada solo que la propiedad es del Estado.
Lo más conveniente para corregir las deficiencias existentes en la estructura de distribución seria que los principales canales en un mercado mayorista fueran de dos tipos: formas asociativas de detallistas como por ejemplo uniones de compra de tenderos, asociaciones de comerciantes de plazas de mercado o cooperativas de cualquier tipo de detallistas. Y también formas asociadas de productores como por ejemplo asociaciones de productores, cooperativas de productores, etc. Si esto se lograra, los mercados mayoristas dejarían se ser un mecanismo que facilita la concentración y monopolio.
Para mejorar las condiciones del funcionamiento del mercado mayorista mediante la infraestructura adecuada y abriendo las posibilidades de ordenamiento y racionalización, existen las centrales mayoristas o centrales de abastecimiento.
LAS CENTRALES MAYORISTAS
Las céntrales mayoristas son un tipo de infraestructura adecuada para las actividades de la función mayorista. Pero su nacimiento en Colombia no se produjo dentro de este marco sino que surge con una imagen distorsionada frente a la dimensión real y aparecen en un momento que tal vez no fue el más oportuno dado el nivel de desarrollo de la estructura de comercialización.
Estos proyectos aparecen como respuesta a una necesidad de tipo urbanístico principalmente, y con este enfoque se manejaron durante los primeros lustros de existencia; por ello se ha presentado la desarticulación con los demás eslabones de la cadena y la falta de condiciones para integrar estructuralmente las centrales con los demás componentes que encierran acciones de tipo comercial, manejo y administración.
Lo que más preocupó a gobernantes y planificadores a finales del decenio de los sesenta, cuando las principales ciudades ya habían alcanzado dimensiones importantes, fueron los problemas viales, los de deterioro urbano, los de higiene, los de tránsito, los del paisaje urbano, los de valorización, etc. Pero poco fue el valor que se le concedió al aspecto comercial, según se puede deducir de los estudios y proyectos que se elaboraron en esa época. O si se le dio importancia, el enfoque con que se abordo el asunto no fue e más acertado y la incidencia de estos proyectos en la estructura de distribución de alimentos se relegó a terreno secundario. Por ejemplo, en el caso de Corporación de Abastecimientos de Bogotá (Corabastos), dice Silva que se adoptó una estrategia que nosotros juzgamos como más o menos aceptada según los cuatro puntos incluidos, donde se tiene en cuenta: la formación de cadenas voluntarias con detallistas estratégicamente localizados en la ciudad (corrige ruptura del flujo hacia el final) y también acciones especificas por producto para mejorar la eficiencia del acopio, el procesamiento y el manejo de los productos (cierre de la ruptura hacia el origen). Pero, agregan Silva y Albornoz, "en la practica la estrategia se sesgó hacia el primer punto…"[23] que consistía solamente en promover, construir y administrar una moderna central mayorista de alimentos. "La infraestructura provocó beneficios pero los otros componentes de la reforma se rezagaron y, en consecuencia, el sistema de mercadeo de alimentos está aun lejos de convertirse en una importante fuente de crecimiento económico y de modernización del sistema producción-distribución de alimentos".[24]
Las primeras centrales que se construyeron tuvieron un manejo equivocado que impidió alcanzar los resultados esperados y satisfacer las expectativas creadas. Se quedo escrito en los proyectos simplemente lo referente al beneficio de tipo comercial, porque en la gestión de los mismos, las obras físicas no se acompañaron de las acciones oficiales necesarias para materializar las propuestas de naturaleza comercial. Creyeron tal vez, que construyendo las edificaciones simplemente y por obra de Dios, el ordenamiento comercial llegaría por añadidura. El criterio de su manejo fue básicamente de carácter urbanístico y de localización física, limitándose por eso su verdadero alcance hasta el punto de que personas relacionadas con el sector han dicho que las centrales de abastos solo sirven para resolver problemas urbanos. Desde luego esta afirmación no tiene en cuenta la importancia de las acciones de superestructura para utilizar correctamente una obra de infraestructura
Esto significa que el proyecto de una central de abastos en su conjunto consta de dos partes: la infraestructura o construcciones físicas y la supraestructura o actividad de organización, coordinación, racionalizacion, manejo y administración del mercado que ahí se realiza. Las centrales de abastos de Bogota y Cali se limitaron simplemente a crear y administrar infraestructura pero no realizaron correctamente las gestiones para desarrollar la supraestructura: por eso la incidencia de estas en materia de ordenamiento y racionalizacion del proceso de comercialización no ha sido importante sobre todo en Bogotá, puesto que en Cali durante el decenio de los ochentas, Cavasa viene adelantado grandes esfuerzos para superar las deficiencias de los primeros años. Lógicamente, los alcances para lograr resultados en acciones de este tipo son bastante limitados en razón a que las fallas e impedimentos están en estructura total y por lo tanto es necesario corregir toda la estructura para que los proyectos tengan total éxito.
Otro aspecto importante que el lector debe tener en cuenta se refiere a la afirmación de que sólo las grandes ciudades requieren centrales de abastos. Si hemos dicho que el mercado mayorista por ser la función más importante del proceso de distribución requiere de una infraestructura adecuada, entonces tenemos que pensar que todos los mercados mayoristas de alguna magnitud requieren de construcciones que se asimilen a las centrales mayoristas no por su diseño y tamaño sino por su utilización. Como se anotó anteriormente, así como hay mercados que requieres de diseños complejos e inversiones cuantiosas, los hay también que necesitan espacios reducidos y diseños simples; lo importante es que en la ciudad existía un espacio adecuado para esta actividad.
Sobre la localización e las centrales mayoristas los siguientes son algunos criterios para tener en cuenta:
– Debe estar fuera del perímetro urbano y en lugar contrario al crecimiento de la ciudad.
– Debe estar comunicada directamente con vías de jerarquía regional o de penetración.
– Deben tomarse previsiones por el sentido de los vientos.
– Las zonas aledañas no deben tener usos que produzcan contaminación
– Debe disponer de superficie de terrenos suficiente para incluir: áreas para la construcción, para la ampliación, para amortiguamiento urbano, para usos complementarios, para equipamiento complementario, para transición urbana donde se ubican actividades afines y de apoyo.
– Debe disponer de redes de agua, energía, teléfono, alcantarillado, de acuerdo a las necesidades.
– La topografía no debe encarecer los costos de construcción.
Sobre el diseño y dotación no podríamos generalizar por que cada caso requiere un tratamiento especial. Pero podríamos considerar tres tipos de proyectos según sus tamaños: uno, simple, para poblaciones pequeñas que no movilicen más de 10 mil toneladas mensuales; otro, intermedio, para mercados mayoristas que movilicen entre 10 y 20 mil toneladas mensuales y otro para mercados con volúmenes superiores a 20 mil toneladas mensuales.
A manera de ilustración para el lector que apenas esta iniciando los conocimientos sobre este tema, presentamos a continuación algunos de los elementos que conforman una central de bastos:
– Bodegas de almacenamiento
– Muelles de cargue y descargue
– Estacionamiento de vehículos particulares de comerciantes
– Estacionamiento para visitantes ocasionales y compradores
– Patio para operación de vehículos de carga
– Locales para comercio y servicios complementarios
– Locales para oficinas y sedes administrativas
– Locales para servicios de mantenimiento de la central y talleres
– Locales para instalaciones de beneficio de productos
– Locales para bodegas especializadas
– Servicios sanitarios públicos
– Instalaciones para tratamiento de basuras
– Instalaciones para servicio de mantenimiento de vehículos
– Auditorio
– Hotel o servicio de alojamiento
– Instalaciones para subastas
– Guardería infantil
– Zonas verdes
9.3 CANALES DETALLISTAS
La función detallista desempeña un papel de dispersión y penetración del producto en los centros urbanos. En cumplimiento de esta función existen varios canales perfectamente identificados.
La eficiencia de los canales detallistas se mide por su capacidad de satisfacer los requerimientos del consumidor. Los canales que cumplen esta función son dedicados a corresponder a los hábitos y costumbres del consumidor y por lo tanto un canal es más eficiente que otro si satisface en mejor forma los intereses del consumidor. Los canales pueden tener factores de eficiencia que son intrínsecos a ellos y también pueden ser ineficientes por fallas en la prestación del servicio. Por ejemplo, las características particulares de los supermercados de autoservicio le otorgan a este canal un grado de eficiencia; pero el manejo de un supermercado en particular puede elevarle o disminuirle la eficiencia según los servicios que brinda al público.
Los factores de eficiencia de un canal detallista están determinados por los consumidores. En términos generales los siguientes son los factores de eficiencia que se observan en el mercado:
– Surtido de todos los artículos de la canasta familiar
– Precios bajos
– Buena calidad de los productos
– Disponibilidad permanente del surtido
– Buena atención del vendedor
– Comodidad para comprar
– Agilidad para la compra
– Higiene del establecimiento
– Cercanía a la residencia
– Seguridad personal
– Horarios amplios al público
– Relaciones interpersonales amables con el vendedor
– Facilidad del acceso
– Moralidad comercial y honradez del vendedor
– Unidades comerciales según conveniencias del consumidor
– Ventas de crédito
Si un canal comercial ofrece todas las anteriores características entonces será muy eficiente. Para cada ciudad, cada segmento del mercado, cada sector urbano, etc., los factores de eficiencia son diferentes. Puede presentarse el caso de que un canal es eficiente en un lugar y, manteniendo las mismas características y servicios, este mismo es ineficiente en otro lugar. Todo depende de los hábitos gustos y preferencias de los consumidores que atiende.
Los canales detallistas que hemos observado en el país son los siguientes: mercados públicos detallistas (plazas de mercado), tenderos de barrio, supermercados de autoservicio, mercados móviles, mercados campesinos, supertiendas, furgones tienda y mercados estándar empacados.
A) MERCADOS PUBLICOS DETALLISTAS (PLAZAS DE MERCADO)
Se les llama "plazas de mercado" pero su nombre debería ser "mercado publico detallista de alimentos". Su origen remonta siglos atrás a los eventos comerciales de la edad antigua; pero el concepto actual debemos enmarcarlo en nuestra propia historia desde la colonización española, cuando periódicamente, casi siempre una vez a la semana, se reunían en la plaza central de la localidad los productores agropecuarios de las áreas rurales cercanas y los comerciantes de profesión que llevaban mercancías de otros lugares. Era propiamente, como su nombre lo indica, el mercado, o sitio de intercambio de bienes: quien tenía algo para vender lo llevaba a dicho evento y quien necesitaba comprar algo se dirigía ahí mismo a buscarlo.
Con el desarrollo de las ciudades se introdujeron nuevos conceptos de urbanismo; la plaza se dedico a otros usos y para el mercado se destino otro espacio, este ya con muros y techo y diseño arquitectónico acorde al momento histórico, pero inconsistente con la técnica de comercialización de alimentos puesto que el edificio era para albergar el mercado en general y no especializado en alimentos.
Desde entonces se creó la concepción que aún existe sobre las plazas de mercado. Desde sus orígenes implícitamente se las ha tomado como un componente de la estructura urbana que hace parte del equipamiento comunitario, sin reconocerles que hacen parte de la estructura de distribución de alimentos. Antaño era justificable porque la actividad comercial no era tan grande y la revoltura de actividades era permisible de modo que en el mismo evento se comercializaban alimentos y demás mercaderías de consumo. Pero con el desarrollo de las ciudades se han creado las especializaciones comerciales y con ello las especializaciones de los usos de suelo urbano y las construcciones. Los productos manufacturados fueron creando sus propias localizaciones y fueron abandonando las plazas de mercado.
Como su origen está en la plaza pública o sea un espacio de propiedad social manejado por la administración pública, fue el Estado el creador de la plaza de mercado como un edificio; y desde entonces es el gobierno quien viene manejando y administrando este lugar de actividades públicas comerciales. Claro que está dentro de su obligación porque al Estado le corresponde brindar los medios para el bienestar de la comunidad y porque la distribución de alimentos puede compararse con la distribución de un servicio público como el agua o la energía, en razón a la importancia que estos productos tienen dentro de las necesidades sociales; pero desde el punto de vista de la técnica de comercialización de alimentos, no es precisamente el Gobierno Municipal el ente más adecuado e idóneo para manejar canales detallistas.
Al principio era necesario utilizar la plaza de mercado para alojar el comercio de toda clase de mercancías porque era el único lugar para el intercambio; pero ahora cuando existen nuevos conceptos urbanísticos, arquitectónicos y comerciales que son utilizados por las demás mercarías, las plazas de mercado han quedado a merced de la comercialización de alimentos principalmente; el problema es que conservan residuos de su antiguo papel y esto perjudica el objeto social que actualmente poseen y que se debe inscribir en el campo de los alimentos. Pues su objeto socioeconómico no es, como algunos urbanistas lo afirman, un extracto de expresiones culturales que refleja el contenido del desarrollo histórico y por lo tanto un acontecimiento sociológico que debe conservarse en las actuales condiciones, (de desorden y anarquía) solamente modernizado la parte arquitectónica y urbanística. La plaza de mercado es un ente que se inscribe dentro de la actividad de distribución de alimentos, desempeñado el papel de canal que cumple la función de distribución detallista.
Una radiografía de las plazas de mercado, que es común a casi todas las del país, nos muestra las siguientes características: mala organización y mal uso de los espacios; alto porcentaje ocupado por el comercio de productos manufacturados no relacionados con la canasta familiar; se destina mucho espacio al comercio de alimentos preparados, mientras que frutas y verduras se venden en el suelo de las calles circundantes; la mayoría de las edificaciones no tienen diseño técnico para la comercialización de alimentos (excepto las construcciones más recientes que se han acomodado mejor a esta función), se observa cómo los perecederos vegetales se exhiben bajo el sol en áreas sin cubierta en tanto que manufacturados y otros de baja perecibilidad se expenden bajo techo.
La administración y manejo, como ya lo anotamos, son orientados más hacia el campo urbanístico, razón por la cual es más preocupante la presentación física, la basura, el deterioro de los sectores aledaños, etc., que el abastecimiento, la calidad, los servicios comerciales al público, los precios, el desarrollo de los comerciantes y todos los demás aspectos de la comercialización. El ente que las maneja desde luego, no es el idóneo; si éstas son canales de comercialización de alimentos lo mas indicado es que sean manejadas por entidades especializadas en esta materia y no por el gobierno que debe dedicarse a gobernar.
Las plazas de mercado están desarticuladas operativamente de los eslabones anteriores de la cadena de comercialización, lo cual es grave en este caso, porque éste es un canal donde participan muchos comerciantes, en su mayoría pequeños, donde cada uno se especializa en un producto o un conjunto pequeño de productos. La causa principal de la desarticulación es el tamaño de la mayoría de comerciantes que tienen poca capacidad financiera y comercial y por ello afrontan dificultades para proveerse y financiarse por sí solos. Los comerciantes son muchos en relación con su demanda, siendo esto un factor que impide su desarrollo individual. O sea que el número de comerciantes es un agravante de la situación porque en su carácter de mircrocomerciantes encuentran muchas limitaciones para cumplir mejor su tarea y consecuencialmente para alcanzar su propio desarrollo.
Entre los servicios comerciales para el público se destacan los siguientes: los consumidores pueden encontrar en el mismo sitio todos los artículos de la canasta familiar; los espacios son amplios y suficientes lo que permite realizar las compras con comodidad (otra cosa es que por el mal manejo esta cualidad o factor de eficiencia no se explote y se permite el desorden y la incomodidad); los horarios al público son suficientes para las necesidades del consumidor; el comprador puede seleccionar a su vendedor entre un número alto de posibilidades; se permiten las relaciones interpersonales entre vendedor y comprador facilitándose la "humanización" de las relaciones comerciales y con ello un ambiente más amable en la actividad de las compras; los precios de muchos artículos, a pesar de los niveles mas o menos altos, no son rígidos por que las relaciones interpersonales entre comprador y vendedor permiten la negociación con posibilidad de obtener rebajas por parte del cliente; existe la viabilidad (que no está aprovechándose) de integrar al consumidor con el proceso de distribución, lo cual facilitaría la orientación y la educación lo mismo que su participación en el manejo de este canal.
Entre los aspectos negativos encontramos: el manejo de los productos es antitécnico lo cual se manifiesta con el mal manipuleo, empaques inadecuados, falta de métodos de conservación, etc.; se presentan alto deterioro de la calidad y perdida física de productos; los precios de venta al público son relativamente altos (debido a la poca capacidad comercial y financiera de los comerciantes); la capacidad administrativa y financiera de los comerciantes es deficiente; el nivel educativo y cultural es bajo en los comerciantes; los espacios interiores son utilizados irracionalmente (sin lógica entre el tipo de productos y su ubicación, los espacios para puntos de venta y la circulación, el tipo de productos que se venden y los que conforman la canasta familiar); el aseo y manejo de basuras no es apropiado para un lugar donde se expenden alimentos; las normas sobre higiene y salud pública se cumplen sólo en mínima parte; existe inseguridad para los compradores y comerciantes; no hay selección de productos y la calidad no es la mejor.
En resumen podemos decir que este canal se caracteriza porque la infraestructura es pública, los comerciantes son detallistas pequeños, hay muchos comerciantes por cada producto, la vinculación de los comerciantes se realiza por contrato de concesión, no existe regulación del mercadeo y su cobertura de servicio es de radio de acción fijo.
B) TENDEROS DE BARRIO
El conjunto de tenderos es también un canal detallista tradicional y a nuestro juicio el segundo en importancia después de las plazas de mercado.
Existen pequeños comerciantes dispersos por toda la ciudad que se especializan en distintas mercancías; pero entre ellos hay un número considerable que se puede enmarcar dentro del contexto de la comercialización de alimentos, porque entre los productos que venden y según el uso que le dan los consumidores, los alimentos son relevantes.
El tendero como empresa presenta muchas deficiencias. Muchos realizan esta actividad como un pasatiempo (por ejemplo hay jubilados que se convierten en tenderos por no aburrirse); otros lo hacen como medio de subsistencia; otros como complemento de los ingresos domésticos, etc. y en casi todos los casos los métodos de administración y control y el manejo financiero son rudimentarios. En casi todos los casos el tendero no lleva contabilidad y generalmente las finanzas del negocio se confunden con las domésticas. En muy alto porcentaje las empresas son pequeñas y disponen de poco capital y consecuencialmente, muchas dificultades afrontan para realizar su función social con eficiencia.[25]
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