La sanidad divina: praxis y significación religiosa en la cultura popular
Enviado por Enrique Antonio Lalana Torres
- La Sanidad Divina: significado y praxis mágico-religiosa
- Cultura popular y sanidad divina
- Bibliografía mínima consultada
La Sanidad Divina: significado y praxis mágico-religiosa
Sin lugar a dudas, en los últimos años, el estudio de los fenómenos religiosos en Cuba se ha incrementado, influenciado por el avivamiento religioso sufrido en la isla luego de la caída del campo socialista, la desaparición de la URSS en la década del 90 del pasado siglo XX y la sucesión de otros hechos históricos, que devinieron en una crisis civilizatoria a causa de la inestabilidad económica, política y social que encerró no sólo a Cuba, sino a todo el mundo.
A pesar de los estudios llevados a cabo, desde las diferentes aristas disciplinarias y epistemológicas socioculturales, acerca del tema religioso ningún investigador ha tratado con sitematicidad el tema de la Sanidad Divina en el movimiento pentecostal, aunque sí se han escritos artículos y trabajos sobre la sanidad en diferentes sistemas religiosos como el chamanismo y el judaísmo y sus implicaciones dentro del cristianismo, por ser este último, heredero directo de parte de su sistema dogmático.
Cuando hablamos de sanidad nos viene a la mente la curación de una enfermedad por cualquiera de las vías tradicionales o no tradicionales. Aquí se incluyen, desde la curación gracias a determinadas prescripciones médicas hasta la visita a un curandero o sanador popular, la sanación por el uso de la medicina tradicional o alternativa, por el empleo de la oración en iglesias históricas o por actos de "Sanidad Divina", que forman parte de la expresión cúltica de algunas denominaciones cristianas protestantes.
Para los cristianos, la razón por la cual existen las enfermedades es lo que ellos denominan "pecado original"; este hecho bíblico es considerado por el cristianismo la causa primaria de la muerte del hombre. Supuestamente el hombre comió del árbol de la ciencia y no del de la vida, o sea, que al cometer pecado por incitación de Satanás el mismo no tuvo derecho a probar de dicho árbol, pues estaba sentenciado a que si pecaba moriría[1]De esta forma empezaron los procesos de evolución regresiva del ser humano hacia la muerte.
No solamente en el cristianismo se ve la creencia en la sanidad divina. Otras religiones con prácticas de sanidad chamánicas presentan una fuerte creencia y se basan fundamentalmente en ella. A estos sistemas religiosos se les identifica con lo que es la curación, porque habitualmente se han orientado y se han explicado de esa manera. Chamán es el que cura problemas, normalmente de tipo físico, con hierbas, con rezos, con cantos. En la selva hay muchos chamanes que a través de sus rezos y de sus cantos ayudan a sanar la enfermedad física de las personas que ante él acuden. Otra característica fundamental del chamanismo es la comunicación con el mundo etéreo espiritual.
El Chamanismo es un fenómeno complejo y poco conocido, el cual presenta un conjunto articulado de modos de actuar cuya comprensión es inicialmente difícil. Su origen es detectable en los grupos humanos, incluso antes de que se desarrollara la escritura y se habitase en ciudades. Por otra parte las prácticas de sanidad chamánicas son más que una aportación prehistórica o preliteraria a la curación de las enfermedades.
Generalmente los sistemas religiosos primarios practicaban lo que algunos especialistas han llamado chamanismo de autodescubrimiento.[2] Es de esa forma que un número de importantes religiones tengan dentro de sus dogmas características chamánicas.
Sin lugar a dudas podemos decir que la sanidad divina es la recuperación de la salud perdida, por intervención de Dios[3]Esta definición se adecua a los objetivos de esta investigación.
En el cristianismo existen dos principios: uno de estos principios está en el Antiguo Testamento, con el pueblo de la antigua Israel; el otro, en el Nuevo Testamento, con Cristo.
En el Antiguo Testamento se declara:
"Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador". (Éxodo 15:26).
En la sociedad precristiana existía una estrecha relación entre el pecado y la enfermedad. Esto determinaba una analogía entre la cura y el perdón de los pecados (Lc 5:23). Lo que creaba una ligazón entre el pecado y la falta de salud, que abarcaba a la persona, a su familia y a todo su entorno social.
En la Biblia, principalmente en el antiguo testamento, la enfermedad era vista como castigo divino a causa del pecado cometido por la persona o sus ancestros (2Cr 26: 16-20; 1S 5:6; Jn 9:2) o por el incumplimiento o trasgresión de los Mandamientos de la Ley de Dios (Lv 26:25; Dt 28: 21-22, 27-29).
Esta concepción está marcada por la teología de la retribución, que está presente en muchos textos bíblicos y todavía hoy angustia a muchas personas, es muy simple: si usted está bien es porque Dios lo está premiando, si está mal, es castigo de Dios. Este castigo se traducía en pobreza, enfermedad, deficiencia física o mental.[4]
Teniendo en cuenta esta relación se ve que uno de los modos principales de alcanzar la sanidad en aquellos tiempos era la oración.
Para el pueblo judeo-cristiano Jehová es el señor de la enfermedad y la curación. En el antiguo testamento no existe diferenciación entre curación natural y milagrosa, es por eso que entre el enfermo y Dios debía mediar la oración para que el primero obtenga el favor del segundo de forma mediata o inmediata. Ejemplo de esto lo vemos en el caso del Rey David que "no busca médico ni medicina, sino que ora y ayuna para obtener la curación de su hijo enfermo (2Samuel 12: 15-23). Otros ejemplos lo tenemos en Naamán (2Reyes 5: 15) y en varios salmos que proclaman la importancia de la oración y el "clamor a Dios" (Salmos 6; 37; 38; 40; 41; 87; 88). [5]
La mayoría de los cristianos creen que Dios tiene el poder para sanar todas sus dolencias físicas, si así es su voluntad, y que la sanidad divina es uno de los resultados del sacrificio de Cristo; pues "El llevó todas nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores" (Isaias: 53:4). Es de esta forma que la sanidad del cuerpo se efectúa a través de la combinación de la fe del creyente y del poder del Nombre de Jesucristo que se invoca sobre el enfermo. Jesucristo prometió que los que creyeran en su nombre colocarían las manos sobre los enfermos y éstos sanarían (Marcos 16:18).
Según La Biblia, Dios le dio al pueblo judío todas las medidas a tomar en la ley, para que se conservaran en salud, mediante la utilización de medios humanos, o sea, un número de medidas higiénicas a seguir. Entre estas medidas podemos ver: Cuarentena, asepsias, higiene ambiental y aislamiento.
Dentro del cristianismo generalmente existen personas que suelen expresar: Dios es nuestro sanador, entonces ¿para qué tomar precauciones? ¿Para qué cuarentena o vacunas? Por ejemplo, si hubiese un leproso, no lo podría tocar y si un extremista de estos sabe que no lo puede tocar, pero lo toca, en consecuencia se convertirá en leproso. Si alguien dijera: Yo no tomo ninguna medida higiénica, no me lavo las manos, ni me baño, porque soy Hijo de Dios, Él me cuida. Indudablemente se enfermará.
La cuestión en cuanto a la intervención divina en cuestiones de sanidad no sólo implica la acción del ser sobrenatural o supranatural, sino el nivel de autosugestión que debe alcanzar el creyente para lograr dicha sanidad.
En el Nuevo testamento podemos encontrar un número de pasajes bíblicos sobre Jesús y su obra de sanidad (Mateo 4:23-24; Mateo 8:2-3; Mateo 8:6-7,13; Mateo 8:14-15; Mateo 9:2, 5-7; Mateo 9:2022; Mateo 9:2730; Mateo 9:32-35; Mateo 12:22; Mateo 14:14; Mateo 15:30-31; Mateo 17:14, 15,18; Mateo 20:30-34; Mateo 21:14; Marcos 1:32-34; Marcos 3:1-5; Marcos 3:10-11; Marcos 6:55-56; Marcos 8:22-25; Lucas 4:33-35; Lucas 4:40-41; Lucas 6:17-19; Lucas 7:12-15; Lucas 7:21-22; Lucas 8:1-2; Lucas 13:10-13; Lucas 17:12-14; Juan 4:46-51; Juan 5:3-9).
Cultura popular y sanidad divina
La forma popular de experimentar la religión está particularmente condicionada por la cultura, tanto de la clase hegemónica como de las clases dependientes o sometidas. La relación entre religión y cultura popular puede considerarse un caso particular en su mutua interacción dialéctica.
En todas las culturas donde se vive una situación donde la irrupción de lo sagrado adquiere una particular intensidad, la religión ofrece a la cultura su dimensión de profundidad vital. Tal sucede en las grandes áreas culturales inspiradas por las grandes religiones del Oriente, por el hinduismo o por el budismo, por el judaísmo o por la del Islam. De la misma forma ocurre en las naciones marcadas por el contacto profundo con el cristianismo. A su vez, la cultura ofrece las formas expresivas que hacen presente en la vida familiar y social los grandes ideales y valores religiosos: la verdad absoluta, la belleza sublime, la justicia incondicionada, la bondad misericordiosa.
Además la cultura popular puede ofrecer formas expresivas de la fe o de la esperanza religiosa, del ethos de solidaridad y fraternidad, de la búsqueda de reconciliación y paz a la misma religiosidad o piedad. De este modo, han coexistido siempre con la vida de la comunidad eclesial, como institución, múltiples expresiones de fe y de la vivencia religiosa popular, dotadas muchas veces de gran sinceridad religiosa y autenticidad humana en su expresión de la confianza creyente, así como de contenidos objetivos de la fe. Con frecuencia, la vivencia religiosa se ha mezclado íntimamente con las realidades culturales o sociales, coloreando el lenguaje y el arte popular, la vida familiar y comunitaria.
Las ciencias sociales contribuyeron al estudio y delimitación de lo «popular» y a la totalidad homogénea llamada «pueblo» (idealizados por discursos en los que se cruzan el ensayismo social y la política) y han propuesto la imagen de lo popular como resultado de procesos de producción simbólica de grupos subalternos en relación con otras clases sociales: lo popular no tiene un carácter esencial y, siendo algo inestable, supone una heterogeneidad que deriva tanto de sus diversas raíces sociales como de las diferentes situaciones históricas en que se produce (situaciones que pueden incluir también lo que hoy conocemos a través de la investigación de circuitos de hibridación cultural y de dinámicas de globalización). Es a partir de esto que no hablamos de una cultura o culturas populares sino de una cultura producida por grupos populares. [6]
La cultura popular es amplia y abarcadora, aunque se defina en ocasiones con aspectos netamente regionales o locales. La influencia de esta en la vida social de los pueblos es muy vasta, incluso definitoria en la formación de la identidad cultural de las naciones.
Teniendo en cuenta la relación existente entre religión y sociedad, por andar estas unidas en el transcurso de la historia de la humanidad, la primera ha aportado un gran número de costumbres, que forman parte fundamental del universo simbólico de los pueblos, donde la misma se profesa.
Cuba no está exenta de esas costumbres heredadas de la religión. La Iglesia Católica, principal institución religiosa en la isla desde la colonización hasta principios del siglo XX, aportó un gran caudal de creencias heterodoxas que, junto a las donadas por las religiones yoruba y conga, también fuertemente presentes en el territorio nacional durante esa época , formaron lo que don Fernando Ortiz catalogó como "ajiaco cultural".
La influencia de estas religiones en la cultura popular se enmarcó principalmente en fiestas de santos, que con el pasar de los años se han convertido en fiestas populares, la creencia en brujas, güijes, entes demoníacos, que son los causantes de disímiles infortunios y que aún prevalecen fundamentalmente en el imaginario popular de las zonas rurales de preferencia de ascendencia hispana, sin descartar otras etnias.
Otro sistema religioso muy difundido también en las zonas rurales, máxime en el oriente del país, es el Espiritismo de Cordón. Este le ha aportado a la cultura popular la creencia en espíritus, apariciones, mal de ojos, que forman parte de las tradiciones populares.
Para el siglo XX comienzan a fomentarse las iglesias protestantes en la isla, aunque estaban presentes para el año 1898[7]El universo simbólico de estas denominaciones de nuevo tipo, que aparecen en el archipiélago nacional, difiere en gran medida, con respecto a la Iglesia Católica, que se encontraba ya asentada en Cuba por más de 300 años. Estas diferencias, sin embargo, son fundamentales, pues permitieron que el protestantismo aportara nuevos matices al argot popular cubano.
Entre las principales creencias religiosas difundidas dentro de la cultura popular podemos encontrar la sanidad divina. La mayoría las religiones que conforman el amplio espectro religioso cubano, desde la católica, las africanas y caribeñas, el espiritismo e incluso las religiones que han aparecido en el ámbito nacional durante los últimos años, como por ejemplo los judíos mesiánicos, creen en la sanidad divina.
Los pueblos, desde sus inicios, han buscado en la religión el aliciente a las penas que "consumen" sus vidas. Todas ellas, en sus sistemas dogmáticos, hacen hincapié en la búsqueda de un mundo perfecto y sobrenatural, que ha sido llamado de diferentes formas: Paraíso, Nirvana, Campos Elisios, Valhala… el que es sinónimo de una paz espiritual y a veces física, inalcanzable en el mundo terrenal a causa de los pecados cometidos por el hombre.
En todas estas religiones la existencia de la sanidad divina está dada por la presencia de enfermedades, que en muchos casos, se consideran causas espirituales. Esto ha llevado al hombre a buscar la sanidad no sólo a través de las vías no religiosas, sino que se ha refugiado en la religión para así poder lograrla.
Una de las prácticas de sanidad en la cultura popular cubana es la utilización de la llamada medicina verde o tradicional. Claro está que la elaboración de muchos de los medicamentos alcanzados por esta vía está exenta de las prácticas chamánicas que las originaron. Algunas veces, teniendo en cuenta el contexto socio religioso en que se lleve a cabo, sí son utilizados rituales de iniciación chamánica, por ejemplo, el ritual mágico religioso de iniciación de la Regla Ocha, llamado popularmente "hacerse el santo", lleva implícito la utilización de plantas medicinales y en ciertas ocasiones el mismo rito es un acto de sanidad divina por orden del santo protector de la persona iniciada.
También existen costumbres tomadas del catolicismo e incluso de religiones más antiguas, que formaron parte de la herencia mágico religiosa del catolicismo primitivo, de utilizar amuletos o talismanes, llamados por las religiones africanas "resguardos", para alejar de las personas que los utilizan las enfermedades y los males que los puedan atacar.
El pentecostalismo, desde sus inicios, ha mantenido una estrecha relación entre su proceso de evangelización y la práctica de la sanidad divina en su liturgia y labor proselitista. Esto ha dado como resultado que la población haga una asociación casi involuntaria o instintiva entre sanidad y pentecostalismo, incluso en su historia esta relación se ve muy plasmada.
Por otro lado, también se hace hincapié en la utilización de elementos atrayentes para la población como puede ser la música y en especial el carácter carismático presente en el líder pentecostal con la utilización de experiencias esotéricas y el ejercicio de un ministerio público (predicación, sanación exorcismos, etc.) que permite una mejor relación entre este y el grupo consagrado.
Existe la certidumbre de la Sanidad Divina en la mayoría de las religiones del mundo. Las características de estas creencias están muy relacionadas con el dogma de cada una de ellas. Por ejemplo, en el islamismo la Sanidad Divina se ve a través del llamado Camino Sufí, que le enseña a cada musulmán el uso adecuado de dietas rigurosas y la utilización de posturas respiratorias para mantener en armonía el cuerpo con el espíritu y evitar de esa forma las enfermedades. La creencia musulmana de la sanidad es contradictoria porque creen en la existencia de Jesús pero como profeta, creen en los milagros, pero no creen en él como el Mesías prometido, al igual que los judíos. Tampoco creen en los milagros como algo que pueda ser acometido por cualquier persona, sino solamente por aquellos iniciadores del Camino Sufí a los que Alá dio ese poder.
Por otra parte existen costumbres populares muy arraigadas en nuestra cultura, que son una liga de prácticas heterodoxas en las que se mezclan oraciones cristianas con ritos chamánicos mágico-religiosos con la utilización de ungüentos y brebajes de plantas medicinales, que tienen como fin la sanidad, pero la misma al ser alcanzada es identificada como obra de un ser espiritual determinado.
La sanidad divina en el discurso y la liturgia pentecostal.
El Pentecostalismo es un movimiento religioso que ocurre dentro de las iglesias protestantes o evangélicas, que puede tener sus orígenes en divisiones internas, en la labor de misioneros o como una tendencia autóctona.[8] También suele suceder la aparición de denominaciones pentecostales principalmente en la etapa sectaria de este movimiento.
El pentecostalismo surge entonces de las entrañas del Movimiento de Santidad, marcado por una teología premilenarista y una liturgia avivadora, extremadamente emocional, dado en lo esencial que su base social heredada, estaba conformada por las masas de obreros empobrecidos, grupos de inmigrantes, grupos raciales negros y un sector desarraigado de la clase media que se vio desplazado por el elitismo del Mainstream Protestantism.[9]
Las iglesias pentecostales se distinguen por las siguientes características: El asumir parte medular en sus creencias y prácticas el bautismo del Espíritu Santo y la seguridad de la existencia del mismo a través de sus dones, entre los que se encuentran el hablar en lenguas, la profecía, la sanidad, entre otros.
El movimiento pentecostal es una de las experiencias religiosas más importantes del siglo. Se trata, tanto de un fenómeno socio-religioso mundial cuanto de un movimiento alternativo en la vida y misión de la Iglesia cristiana. El Pentecostalismo es, ante todo, un movimiento religioso y no una "denominación" u organización religiosa. Aunque existen comunidades religiosas autodenominadas "pentecostales" y grupos religiosos conocidos como "carismáticos" en el seno del catolicismo, es el movimiento de lo Pentecostal lo que los dinamiza y produce sus expresiones orgánicas y visibles.[10]
Para los pentecostales, el Pentecostalismo es la consecuencia religiosa y de fe de la Acción de Dios a través del Espíritu Santo que irrumpió en Pentecostés en el siglo I de la historia cristiana. (Luc 24:49) y se extendió de Oriente a Occidente.[11]
Desde el punto de vista teológico, lo pentecostal, en América Latina como en cualquier otro país del mundo, es una experiencia religiosa de lo Divino. Como experiencia religiosa, representa una prolongación ritualizada del suceso pentecostal originario.[12]
El pentecostalismo es, para otros, la expresión religiosa de una determinada ética social y económica. Sociólogos de la religión como el brasileño Francisco Cartazo Romil y el suizo-francés Jean Pierre Bastian, señalan que el pentecostalismo es "la religión de las camadas pobres de la sociedad" y se explica en la dinámica de las relaciones sociales del modo de producción capitalista que le imprime su sello a su condición de clase y a su ideología.[13]
Según el teólogo Bernardo Campos, en el culto pentecostal se da un proceso ascendente orientado a lograr un "contacto con el cielo" por medio del éxtasis. De esa forma el culto típicamente pentecostal es el espacio donde se genera el éxtasis místico[14]y comprende los siguientes momentos: cánticos, oración de apertura, clausura del tiempo profano, etapas de progresión mística, oración de cierre y misión o extensión del tiempo sagrado sobre el profano.[15]
Hay una variedad de "cultos" pentecostales. Los más conocidos son el culto evangelístico, el culto de oración, el culto dedicado a la enseñanza de la Palabra de Dios, los cultos especiales(aniversario de la iglesia, Navidad, Pascua, Pentecostés, Día de las Madres, etc.), y el culto dominical central (evangelístico), entre otros. Hay también cultos especiales de oración (de un día, una semana, un mes continuo, con objetivos específicos), cultos especiales de evangelización (más conocidos como campañas evangelísticas en la iglesia o al aire libre), cultos de alabanza y adoración (incluye mensaje de la Biblia), cultos de Bautismo y Santa Cena (eucaristía), cultos de acción de gracia (culto fúnebre in memorian de alguna persona), cultos para la dedicación o presentación de niños, cultos de "sanidad divina", cultos de restauración espiritual (reconciliación del converso) y , cultos de liberación (de endemoniados), entre otros. Cada uno de estos cultos procuran siempre ser extáticos, es decir, carismáticos, con manifestacionesde los "ministerios", "dones" y "operaciones" del Espíritu.[16]
Para algunos líderes religiosos el Pentecostalismo surgió desde el mismo momento en que el Día del Pentecostés el Espíritu Santo regresó a la tierra. Por otra parte, el investigador W. Hollenweger afirma que los orígenes más primitivos del Pentecostalismo están en el reavivamiento religioso desarrollado por Wesley, fundador de la Iglesia Metodista en la primera mitad del siglo XVIII. Para otros estudiosos fueron los discípulos de Wesley en Estados Unidos, Juan Flitcher y Josehp Benson, los iniciadores del movimiento a través de sus experiencias de santificación.[17]
Un siglo después, Charles Finney y Asa Maham ayudarían en este sentido desde su trabajo en una universidad norteamericana donde se predicaban como evangelistas. A fines de la centuria decimonona decayó dicho proceso, que volvió a tomar fuerza con la labor de Charles Parham en una escuela bíblica de Kansas alrededor de 1901. Uno de sus alumnos, el predicador negro William J. Seymour se fue a Los Ángeles y se estableció en un templo metodista de la Calle Azusa No. 312, luego de ser rechazado por personas de otras denominaciones. La nueva iglesia integrada por individuos negros y de origen humilde fundamentalmente, se llamaría "La Fe Apostólica" y a partir de allí surgieron las ramas que dieron nacimiento a las Asambleas de Dios y otras denominaciones pentecostales [sic.].[18]
Como la mayoría de las denominaciones protestantes, los pentecostales asumen como principios teológicos básicos: la creencia en la Trinidad, la reencarnación de Cristo, el segundo advenimiento de Jesucristo para instaurar el Reino de Dios, la consideración de la Biblia como única autoridad teológica, así como de la no existencia de intermediarios entre Dios y los fieles y la salvación como hecho individual que se alcanza solamente por medio de la fe.
Sus únicos sacramentos son el bautizo que se realiza por inmersión y la santa cena o comunión que tiene lugar en convenciones, confraternizaciones, etc. Otros rituales frecuentes son la presentación de niños, funerales y matrimonios.
El Pentecostalismo hace énfasis principalmente en la evangelización destinada a la salvación, la sanidad divina, el bautismo del Espíritu Santo y la segunda venida de Jesucristo, de manera similar a la fecha del Pentecostés, en que fue enviado el Espíritu Santo a la comunidad de sus primeros seguidores para que se arrepintieran de sus pecados, fueran bautizados y salvados de todo perversa generación, viviendo todos con bienes comunes que eran repartidos según sus necesidades. (Hechos, 2.1-42)[19]
La liturgia pentecostal es muy desinhibida y poco rígida; es un culto colectivo donde tanto el pastor, los obreros laicos como los creyentes simples pueden jugar un papel protagónico. Se basa en la lectura de la Biblia, las alabanzas, las oraciones, los cánticos con ritmos alegres, movidos, en ocasiones estridentes. En su desarrollo juegan un papel muy importante los líderes carismáticos.[20]
Según las investigadoras Daisy Fariñas y Ana María Díaz:
"los pentecostales cubanos se basan en una interpretación literal de Nuevo Testamento para proclamar que el pecador debe ir buscando la perfección de sus acciones durante su vida con la ayuda de la fe en el Espíritu Santo. El nuevo nacimiento se produce con la conversión, con la profesión de fe, y conlleva una transformación de la vida del creyente, que se inicia con el bautismo. Una de las más altas expresiones de ese bautismo de Espíritu Santo es darle a los salvos el don de hablar en lenguas o glosolalia"[21].
Este hecho se convirtió en prueba irrebatible del "bautismo de espíritu santo". Situación esta que les permite a los fieles soportar las condiciones de vida terrenales con más soltura hasta la "segunda llegada de Cristo", la cual se producirá en el fin de los tiempos, durante épocas difíciles, cargadas de calamidades, terremotos, enfermedades, guerras, etc.
Para los pentecostales la presencia del Espíritu Santo en lo que ellos llaman el cuerpo de Cristo (dígase la iglesia) no es pasiva, al contrario es considerada sumamente "activa". Para ellos la iglesia, por su misma naturaleza, debe ser un espacio donde el hombre encuentre esperanza y vida. Lo que no significa convertir a la iglesia en un refugio en el que aislarse del mundo, porque eso sería una "alienación".
Las iglesias pentecostales se han caracterizado desde siempre por ofrecer un "clima" que posibilita la sanidad del hombre. Se piensa en la atmósfera que se llega a formar en una comunidad cuando se realiza un acto cultural. Los himnos, canciones, coros, testimonios y predicación transmiten el "mensaje de Dios" al hombre. Es así, que para los miembros del movimiento pentecostal, en el culto se celebra y vive la victoria de Dios sobre el mal y se comparte esa victoria con Dios, lo que hace que se forme un clima sanador.
"El concepto de sanidad física, emocional, espiritual y mental es característicamente pentecostal. La soberanía de Dios sobre el hombre permite la posibilidad del milagro, que no es otra cosa que la intervención directa del poder de Dios en la vida del ser humano."[22]
Cuando los evangelistas quieren resumir el ministerio de Jesús desde sus comienzos, proclaman: "Jesucristo predicaba, enseñaba y sanaba". Tres características que, sin duda, identifican a una iglesia pentecostal.
Para el movimiento pentecostal la sanidad está fuertemente relacionada con la labor evangelizadora del cristianismo. Estos tomando a la Biblia como principal fuente de sabiduría han creado su propia conceptualización respecto a lo que es la sanidad y el origen de la enfermedad.
En su libro La palabra sanadora, Kenzy Savage hace un análisis literal de la Biblia respecto al origen de la enfermedad, sus causas, la sanidad en el antiguo y nuevo testamento y las formas de mantener la sanidad alcanzada a través de Dios.
Para los pentecostales, la sanidad divina "[…] es esa sanidad que se consigue de cristo mediante la oración y fe en su palabra. No es el efecto de la mente sobre la materia, sino que es el poder de Cristo sobre la enfermedad"[23].
"Teniendo en cuenta la interpretación literal que hacen los pentecostales de la Biblia, para ellos la sanidad es posible si para ello se tiene fe y se está preparado para la sanidad espiritual y física"[24], pero a pesar de que creen en la posibilidad de enfermarse por causas normales, según el pastor Mario Jorge Travieso, se le atribuyen el 85% de las enfermedades a causas espirituales, o sea a Satanás.
Otras formas de Sanidad Divina pentecostal es la unción con aceite. En la Biblia a menudo el aceite es símbolo del Espíritu Santo, por otro lado era también una especie de pacto entre las personas ungidas con ese aceite y Dios ya que estas pasaban a ser servidoras directas de él. Se debe tener en cuenta que para la civilización judeo- cristiana el aceite tuvo un lugar fundamental en su dieta, economía y comercio de ahí su gran valor simbólico.
Algo interesante dentro del movimiento pentecostal la clasificación que este hace de los tipos de enfermedades y sus causas. "En la concepción pentecostal las enfermedades pueden tener también diferentes orígenes y razones:
Enfermedades causadas por el hombre (hechicería o "daño).
Enfermedades permitidas por Dios ("pruebas de Dios" para el crecimiento espiritual del creyente. Caso típico aquí es la del Job de la Biblia, por la que se probó su fidelidad a Dios).
Enfermedades permitidas por Dios (reservadas para que la gloria de Dios sea manifestada, como el caso del ciego de nacimiento que sanó milagrosamente Jesús, pues de él dijo Jesús: "este no pecó ni sus padres, sino que nació así para que la gloria de dios se manifieste").
Enfermedades por causa del pecado o "desobediencia" de los padres a la ley de Dios. Existe la idea de que las consecuencias del pecado se transmiten y por consiguientes los hijos las heredan, aún hasta la cuarta generación. Estas son consideradas como "maldiciones" y merecen un tratamiento diferente a los de un dolor de cabeza, o de estomago.
Enfermedades por causa del pecado que son un "castigo de Dios" para escarmiento de la congregación. Así son explicadas sobre todo las enfermedades que conducen irreversiblemente a la muerte (cáncer, tuberculosis mal curada) y las enfermedades súbitas, los accidentes terribles, o enfermedades moralmente censuradas (venéreas, SIDA).
Enfermedades por causas naturales, es decir, por la avanzada edad o envejecimiento.
Enfermedades por causas espirituales como la locura o demencia, por exceso de ayunos sin una previa consagración. También la búsqueda de dones espirituales con fines materialistas: caso de Simón el mago, tristemente célebre por el uso de su nombre para la llamada "simonía".
Enfermedades por tomar la Santa Cena (eucaristía) en pecado. Muchas enfermedades se atribuyen a esta actitud, interpretando las palabras se San Pablo:"por esta causa muchos duermen", aludiendo a aquellos que "comen el pan o beben la copa del señor indignamente".
Enfermedades como medios utilizados por Dios para llevar a las personas hasta el límite de la vida y que lleguen a "aceptar a cristo", es decir, a convertirse al evangelio.[25]
Bibliografía mínima consultada
1. Campos, Bernardo: Experiencia del Espíritu; Claves para una interpretación del pentecostalismo. CLAI, ecuador, 2002.
2. Hultkrantz, A "El chamanismo: ¿un fenómeno religioso?, en El Viaje del Chamán, editorial Cairos, Barcelona, 1988.
3. La Santa Biblia. Versión Reyna-Varela, Editorial UBU, 1960.
4. Lugo, Gamaliel: Base Social del Pentecostalismo Latinoamericano. Buenos Aires, Encuentro Pentecostal Latinoamericano (EPLA), 19-22 de Abril, 1989.
5. Massón Sena, Caridad: El Pentecostalismo en Cuba: su visión desde el Municipio. [Documento digital].
6. Naranjo, Miriam: "La iglesia como comunidad sanadora", en revista Caminos, No. 35, 2005,
7. Savage, Kenzy: La palabra sanadora. 308 N. Garden, Roswell, New México. [s/a].
8. Semán, Pablo: "Religión y cultura popular en la ambigua modernidad latinoamericana". En Nueva Sociedad Nro. 149, Mayo-Junio 1997, pp.
9. Torres Gómez de Cádiz Hernández, Alejandro: Iglesia Cultura y sociedad; Estudio histórico del protestantismo en Holguín (1900-1960), [Inédito].
10. Vaccaro, Gabriel O: "Identidad pentecostal". En www.pctii.org/wcc/vacarro94S.html.
Autor:
Lic. Enrique A. Lalana Torres
[1] La Santa Biblia. Versión Reyna-Varela, Editorial UBU, 1960. Génesis. 3,17-19
[2] Hultkrantz, A "El chamanismo: ¿un fenómeno religioso?, en El Viaje del Chamán, editorial Cairos, Barcelona, 1988, págs. 57-67.
[3] Cuando hablamos aquí de Dios nos referimos a cualquier ente espiritual supranatural.
[4] Miriam Naranjo: “La iglesia como comunidad sanadora”, en revista Caminos, No. 35, 2005, p. 12.
[5] Idem. p. 14
[6] Pablo Semán: “Religión y cultura popular en la ambigua modernidad latinoamericana”. En Nueva Sociedad Nro. 149, Mayo-Junio 1997, pp. 130-145
[7] Alejandro Torres Gómez de Cádiz Hernández: Iglesia Cultura y sociedad; Estudio histórico del protestantismo en Holguín (1900-1960), [Inédito], p.11.
[8] Caridad Massón Sena: El Pentecostalismo en Cuba: su visión desde el Municipio. p. 3
[9] Alejandro Torres Gómez de Cádiz Hernández: Iglesia Cultura y sociedad; Estudio histórico del protestantismo en Holguín (1900-1960). p.19-20
[10] Bernardo Campos: Experiencia del Espíritu; Claves para una interpretación del pentecostalismo. CLAI, ecuador, 2002, p.14.
[11] ídem. p. 14
[12] Ibidem. p. 14.
[13] Gamaliel Lugo: Base Social del Pentecostalismo Latinoamericano. Buenos Aires, Encuentro Pentecostal Latinoamericano (EPLA), 19-22 de Abril, 1989.
[14] Entiéndase por místico una categoría que señala la presencia de lo divino en la experiencia religiosa.
[15] Bernardo Campos: Experiencia del Espíritu; Claves para una interpretación del pentecostalismo. CLAI, ecuador, 2002, pp. 78-79.
[16] Ídem. p. 81-82
[17] Caridad Massón Sena: Op cit. p. 4
[18] Ibidem. p. 4
[19] Caridad Massón Sena: Op. cit. p. 3
[20] Alejandro Torres Gómez de Cádiz Hernández: El protestantismo en Holguín; Estudio socio – histórico. (1900 – 1960) p.38-39
[21] Caridad Massón Sena: Op. cit. p. 3
[22] Gabriel O. Vaccaro: “Identidad pentecostal”. En www.pctii.org/wcc/vacarro94S.html.
[23] Kenzy Savage: La palabra sanadora. 308 N. Garden, Roswell, New México. P. 108
[24] Kenzy Savage: Ídem. p. 110
[25] Bernardo Campos: Experiencia del Espíritu; Claves para una interpretación del pentecostalismo. CLAI, ecuador, 2002, pp. 87-88.