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Iniciación humana y solar (primera parte) (página 5)


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

Después de prestar el juramento que compromete al iniciado a guardar un inviolable silencio, el nuevo iniciado se adelanta, acercándose al Hierofante; luego coloca su mano en el extremo inferior del Cetro de Iniciación, que el Hierofante empuña en su parte media. Los Tres que se hallan alrededor del trono del oficiante colocan Sus manos sobre el fúlgido diamante que corona el Cetro y, cuando estas cinco personalidades están vinculadas con la energía circulante que emana del Cetro, el Iniciador comunica el secreto al iniciado. La razón de esto reside en que cada una de las cinco iniciaciones que nos conciernen inmediatamente (pues las dos superiores no son obligatorias y están fuera de nuestra presente consideración), afectan uno de los cinco centros del hombre,

1. el coronario,

2. el cardíaco,

3. el laríngeo,

4. el plexo solar,

5. la base de la columna vertebral,

y le revelan el conocimiento concerniente a los diversos tipos de fuerza o energía, que animan al sistema solar y llegan al iniciado por intermedio de determinado centro etérico. Durante la aplicación del Cetro sus centros fueron afectados en forma especial mediante la comunicación del Secreto, se le imparte la razón del mismo, se le demuestra que esta razón es idéntica a la que produce necesariamente determinada manifestación planetaria, causa de cierto gran ciclo específico.

Podría puntualizarse que:

  • 1. Cada secreto concierne a uno de los siete grandes planos del sistema solar.

  • 2. Cada secreto trata y enuncia una de las siete leyes de la naturaleza. Por lo tanto concierne a alguna de las evoluciones básicas de cada esquema planetario. Cada esquema encarna una de las leyes como su ley primaria, y todas sus evoluciones tienden a demostrar la perfección de esta ley con sus seis mutaciones subsidiarias, las cuales en cierto sentido, difieren en cada caso de acuerdo a la ley primaria manifestada.

  • 3. Cada secreto da la clave referente a la naturaleza de determinado Logos planetario y, en consecuencia, también la clave de la característica de las mónadas que pertenecen a ese determinado rayo planetario. Se evidencia la necesidad de este conocimiento, para el adepto que procura trabajar con los hijos de los hombres y manejar las corrientes de fuerza que afectan a los mismos y que ellos emanan.

  • 4. Todo secreto concierne a un rayo o color y proporciona el correspondiente número, nota y vibración.

Estos siete secretos son simplemente fórmulas breves y de ningún valor mántrico como la Palabra Sagrada, pero de naturaleza matemática, articulada con precisión para impartir la exacta intención de quien habla. Al no iniciado le parecerán y sonarán como fórmulas algebraicas, sólo que cada una está compuesta (vistas clarividentemente) por un óvalo de matiz específico, de acuerdo al secreto confiado y contiene cinco jeroglíficos o símbolos peculiares; un símbolo contiene la fórmula de la ley respectiva, otro da la clave y tono planetario, un tercero tiene que ver con la vibración, y el cuarto devela el número y el sector al que pertenece el rayo implicado. El último jeroglífico proporciona una de las siete claves jerárquicas, por cuyo intermedio los miembros de nuestra jerarquía planetaria pueden vincularse con la jerarquía solar. Esta información, evidentemente, es muy vaga y ambigua, pero servirá para demostrar que así como en el caso de las Palabras la comprensión involucra dos sentidos, del mismo modo, con el conocimiento de los secretos, entran nuevamente en actividad los dos sentidos, el secreto se oye y aparece simbólicamente al ojo interno.

Se evidencia con claridad por qué se da tanta importancia al estudio de los símbolos y se exhorta a los estudiantes a reflexionar y meditar sobre los símbolos cósmicos y del sistema. Esto los prepara para la comprensión y retención interna de los símbolos y fórmulas que entrañan el conocimiento que les permitirá actuar oportunamente. Estas fórmulas están basadas en los nueve símbolos ya reconocidos:

1. La cruz y sus variadas formas.

2. El loto.

3. El triángulo.

4. El cubo.

5. La esfera y el punto.

6. Ocho formas animales: la cabra, el toro, el elefante, el hombre, el dragón, el oso, el león y el perro.

7. La línea.

8. Ciertos signos del zodíaco, de ahí la necesidad de estudiar astrología.

9. El cáliz o el santo grial.

Todos estos símbolos afines, entretejidos o parciales, se combinan para expresar alguno de los siete Secretos. El iniciado debe reconocerlos al verlos y oírlos, fijándolos indeleblemente en su memoria por un esfuerzo de la voluntad. Para obtenerlo puede ser ayudado de tres maneras: Primero, por un largo y previo entrenamiento de observación, que todos los aspirantes pueden comenzar aquí y ahora, y a medida que aprenden a plasmar con exactitud en su memoria los detalles, cimientan la base de esa aguda e instantánea captación de aquello que les muestra el Hierofante; segundo, cultivando en sí mismo el poder de visualizar otra vez lo visto anteriormente. Será evidente por qué todos los inteligentes instructores de la meditación han puesto el énfasis sobre la facultad de construir cuidadosamente imágenes mentales. La finalidad ha sido doble:

  • Enseñar al estudiante a visualizar con exactitud sus formas mentales, para no perder el tiempo en transformaciones inexactas cuando empiece a crear conscientemente.

  • Capacitarlo para imaginar, también con precisión, el secreto confiado, de modo que pueda utilizarlo instantáneamente cuando lo necesite.

Tercero, mediante la fuerte aplicación de la voluntad de las otras cuatro Personalidades que sostienen el Cetro junto con el iniciado. Su intensa y entrenada concentración mental ayuda grandemente su captación.

En el caso de la evolución humana se generan ciertos tipos de fuerza, que se manejan, asimilan y utilizan, al principio inconscientemente y al final con plena inteligencia:

  • 1. En el Aula de la Ignorancia se emplea principalmente la fuerza o energía de Brahma (la actividad e inteligencia de la sustancia) y el hombre debe aprender el significado de la actividad basada en:

  • La energía inherente.

  • La energía absorbida.

  • La energía grupal.

  • La energía material, o la que se oculta en la materia del plano físico.

  • 2. En el Aula del Aprendizaje se hace consciente de la energía del segundo aspecto, utilizándola en la construcción de las formas, en las relaciones sociales y en los lazos familiares. Llega al reconocimiento del sexo y sus relaciones, pero aún considera esta fuerza como algo que debe ser controlado, pero no utilizado consciente ni constructivamente.

  • 3. En el Aula de la Sabiduría llega al conocimiento del primer aspecto de la energía, al empleo dinámico de la voluntad en el sacrificio, y se le confía entonces la clave del triple misterio de la energía, llegando a conocerla en su triple aspecto en las otras dos aulas. En la tercera, la cuarta y la quinta iniciaciones, se le dan las tres claves de los tres misterios.

Le es entregada la clave del misterio presentido en la primera aula, el misterio de Brahma, y entonces puede liberar las energías ocultas de sustancia atómica. Le es entregada en sus manos la llave del misterio del sexo o de los pares de opuestos, y luego puede liberar las fuerzas ocultas del aspecto voluntad. Se le muestra la dínamo del sistema solar si es posible expresarlo así y se le revela su complicado mecanismo.

Los tres Misterios solares.

Los tres misterios del sistema solar son:

  • 1. El misterio de la Electricidad. El misterio de Brahma. El secreto del tercer aspecto. Está latente en el sol físico.

  • 2. El misterio de la Polaridad, o el impulso universal del sexo. El secreto del segundo aspecto. Está latente en el Corazón del Sol, o el Sol subjetivo.

  • 3. El misterio del Fuego mismo, o la fuerza dinámica central del sistema. El secreto del primer aspecto. Está latente en el Sol Central Espiritual.

Su Revelación correlativa.

Los secretos, tal como se le comunican correlativamente al iniciado, son más o menos tres, aunque dentro de ellos pueden encontrarse misterios menores revelados anteriormente. En la tercera iniciación, se le revela al iniciado, inmediatamente después de prestar juramento, el primero de los tres secretos fundamentales del sistema solar. Este secreto podría llamarse, a falta de mejor término, "el secreto de la electricidad". Concierne a los fenómenos de la manifestación objetiva densa del Logos. Sería conveniente que el estudiante recordara que los tres planos de los tres mundos, físico, astral y mental, forman el cuerpo físico denso del Logos solar, mientras que los cuatro planos superiores forman Su cuerpo etérico. Los estudiantes tienden a olvidar que nuestros siete planos son los siete subplanos del físico cósmico. Esto incide definidamente sobre el secreto de la electricidad. Por eso no se revela este secreto hasta la tercera iniciación y se lo prepara para recibirla, comunicándole dos secretos menores que conciernen a los planos físico y astral, impartidos por el Bodhisattva en las dos primeras iniciaciones.

Se reconoce científicamente que los fenómenos eléctricos son de naturaleza dual, pero la inherente triplicidad de la electricidad es una cuestión de especulación para la ciencia moderna. Su triplicidad le es demostrada al iniciado en la primera iniciación, y también se le revela el secreto de balancear las fuerzas en el plano físico y lograr así el equilibrio. Este secreto lo pone en contacto con determinados Constructores del plano físico en los niveles etéricos y entonces puede producir fenómenos en el plano físico, si lo cree conveniente. Lo hace muy raras veces, pues los resultados obtenidos no tienen importancia y así no malgasta energía. Quienes trabajan con las fuerzas involutivas, los hermanos de la oscuridad, emplean ese método para asombrar y sojuzgar a los incautos, pero los hermanos de la humanidad no actúan así.

Al iniciado se le revela el secreto de la coherencia del átomo, y entonces puede estudiar el microcosmos bajo la ley de correspondencia, en forma nueva y clara. Similarmente, por medio de esta revelación, referente a la parte más densa del cuerpo logoico, puede aprender mucho de lo relacionado con el anterior sistema solar y con los hechos referentes a la primera ronda del nuestro esquema. Este secreto se llama también "el misterio de la materia".

En la segunda iniciación se despliega ante el iniciado el "secreto del mar" y por medio de esta revelación se aclaran, ante su visión interna, dos temas de profundo interés que son:

a. El misterio de la luz astral.

b. La ley del karma.

Después de esto el iniciado está en situación de realizar dos cosas, sin las cuales no puede vencer los obstáculos ni alcanzar la liberación; podrá leer los registros akásicos y cerciorarse del pasado, capacitándose así para actuar inteligentemente en el presente, empezar a equilibrar su karma, cumplir sus obligaciones y comprender la forma de contrarrestar el karma en los tres mundos. Se le demuestra la relación de esa Jerarquía de seres espirituales, conectados con la ley del karma, en lo que afecta al hombre, y conoce directamente que los señores del karma no son un mito ni unidades simbólicas, sino entidades de elevada inteligencia que aplican la ley en beneficio de la humanidad, permitiendo a los hombres ser plenamente autoconscientes y confiar en sí mismos, en sentido oculto, convirtiéndose en creadores por medio del conocimiento perfecto.

En la tercera iniciación se le confía al iniciado "el secreto de fohat" y se le revela el misterio de la triplicidad del cuerpo y del triple Logos; ante su asombrada visión se despliega el por qué de los fenómenos de los cuerpos denso, líquido y gaseoso, del Ser Supremo. Al utilizar los dos aspectos previamente comunicados y el conocimiento proporcionado, el iniciado está ahora en posición de beneficiarse con esta gran revelación mayor y comprender algo de los hechos siguientes:

  • 1. El proceso creador de la construcción de formas mentales.

  • 2. La transmisión de la energía, desde el ego al cuerpo físico, por intermedio de los centros de fuerza en los diferentes planos.

  • 3. El ascenso del kundalini, su progresión geométrica vivificando todos los centros.

Por el conocimiento así impartido y el progreso logrado por el iniciado, al estudiar la ley de analogía, puede comprenderse en vasta escala el manejo de las mismas fuerzas dentro del esquema planetario y del sistema solar. Se le revela el método de desarrollo en las tres primeras rondas y comprende teórica y prácticamente el proceso evolutivo en sus primeras etapas. Posee la clave de los tres reinos inferiores de la naturaleza y ciertas ideas acerca del tema de la polaridad, unificación y unión esenciales, que comienzan a estar dentro del alcance de su conciencia, y sólo espera que en la cuarta iniciación se complete la revelación.

Este secreto de la electricidad, que en su naturaleza es esencialmente triple, se refiere a Brahma o el tercer aspecto, al que se le da por lo general los siguientes nombres:

1. El Secreto de Brahma.

2. La Revelación de la Madre.

3. El Secreto de la Fuerza Fohática.

4. El Misterio del Creador.

5. El Secreto de los Tres que emanaron del Primero (sistema solar).

También se lo designa por cuatro frases místicas que arrojan mucha luz para la intuición:

6. La Nave del Misterio que Surca el Océano.

7. La Llave del Depósito Divino.

8. La Luz que Guía a través de las triples cavernas de la Oscuridad.

9. La clave de la Energía que une el Fuego con el Agua.

En todos estos nombres el estudiante hallará mucha información si reflexiona detenidamente y recuerda que trata con el aspecto Brahma en su manifestación inferior y con los tres mundos del esfuerzo humano; meditando así, el estudiante debe relacionar el actual sistema solar, donde domina el aspecto Vishnu o conciencia, con el anterior, donde dominaba el aspecto Brahma.

El iniciado, por el conocimiento adquirido, está capacitado para comprender su propia triple naturaleza inferior y equilibrarla en relación con la superior, leer los anales y reconocer su lugar en el grupo, manipular las fuerzas en los tres mundos, lograr la liberación de sí mismo y ayudar a los fines de la evolución, cooperando inteligentemente con los planes del Logos planetario, de acuerdo a como le serán revelados etapa tras etapa. Entonces puede manejar el poder y convertirse en un centro de energía, en acrecentada medida, pudiendo distribuir o retener corrientes de fuerza. En cuanto el hombre es poderosamente consciente en el plano mental, centuplica su poder para el bien.

En la cuarta iniciación se le revela otro de los grandes secretos llamado "el misterio de la polaridad" y la clave de la significación del sexo en cada sector de la naturaleza, en todos los planos. No es posible decir mucho sobre esto. Todo lo que puede hacerse es enumerar algunos de los temas sobre los cuales proporciona la clave, agregando que este secreto es de vital importancia en nuestro esquema planetario debido al punto de evolución de nuestro propio Logos planetario, el cual se halla en la etapa en que busca conscientemente la unificación con su polo opuesto, otro Logos planetario. Los temas sobre los cuales este secreto arroja luz son:

  • 1. El sexo en el plano físico. Proporciona la clave del misterio de la separación de los sexos en los días de lemuria.

  • 2. El equilibrio de las fuerzas en todos los sectores de la naturaleza.

  • 3. La clave respecto al esquema que forma con el nuestro una dualidad.

  • 4. El verdadero nombre de nuestro Logos planetario y Su relación con el Logos solar.

  • 5. El "Matrimonio del Cordero" y el problema de la desposada celestial. Un indicio de esto se halla en el sistema solar de S…. que debe ser leído astrológicamente.

  • 6. El misterio de Géminis y la relación de nuestro Logos planetario con dicha constelación.

En menor escala y en relación. con el microcosmos, cuando el iniciado recibe el segundo gran secreto o el cuarto, que incluye a los dos primeros menores, quedan aclarados los siguientes temas:

  • 1. Los procesos de unificación en los diferentes reinos de la naturaleza. Se indica la unión entre los reinos y se ve la unidad del esquema

  • 2. Se revela claramente el método de unificación egoica y se demuestra la verdadera naturaleza del antakarama y, una vez revelada, ya no es necesaria.

  • 3. Se percibe la esencial unidad que existe entre el yo y la personalidad.

  • 4. Ya no es un misterio la relación entre las evoluciones humana y dévica, pues su ubicación en el cuerpo del Hombre celestial se ve que es una realidad.

Podríamos continuar destacando la multiplicidad de los temas que le serán aclarados al iniciado cuando se le revele el misterio de la polaridad, pero basta con lo expuesto. Este secreto concierne en primer lugar a Vishnu, el segundo aspecto. Resume brevemente la totalidad del conocimiento obtenido en el Aula de la Sabiduría, así como los primitivos secretos sintetizaron la totalidad de lo logrado en el Aula del Aprendizaje. Se refiere a la conciencia y a su desarrollo mediante el aspecto materia y a través de él. Concierne a la unificación yo y noyo, hasta que son uno, real y verdaderamente.

En la quinta iniciación se le revela al admirado y sorprendido Maestro el gran secreto referente al aspecto fuego o espíritu, el Cual se da cuenta, en un sentido incomprensible para el hombre, el hecho de que todo es fuego y el fuego es todo. Puede decirse que este secreto revela al iniciado aquello que le aclara:

  • 1. El nombre secreto del Logos planetario, revelando así una sílaba del nombre del Logos solar.

  • 2. El trabajo y método del aspecto destructor de la divinidad.

  • 3. Los procesos por los cuales la oscuración y el pralaya son inducidos.

  • 4. La fórmula matemática que resume los cielos de manifestación.

  • 5. La triple naturaleza del fuego y el efecto del fuego mayor sobre el menor.

No es conveniente seguir considerando este secreto, porque el primer aspecto, Shiva, llegará a la perfección o, mejor dicho, no será comprendido hasta el próximo sistema solar. La siguiente clasificación podría aclarar el tema en la mente del estudiante:

Secreto Iniciación Logos Implicado Fuente de energía Planos

Fohat Tercera Brahma Creador Sol físico Siete, Seis, Cinco

Polaridad Cuarta Vishnu Conservador Sol subjetivo Cuatro, Tres

Fuego Quinta Shiva Destructor Sol Central Espiritual Dos

Como observará el estudiante, la fuente de la particular energía involucrada es un aspecto del Sol.

En la sexta y séptima iniciaciones se revelan dos secretos más; uno es un secreto menor que prepara el camino para la revelación del cuarto. Sólo se revelan cuatro secretos de mayor importancia a los iniciados en nuestro planeta; esto da la pauta de nuestra ubicación en el esquema de la evolución solar. Existen únicamente cinco secretos mayores, que se revelan en este sistema solar, debido a que éste es un sistema donde el quinto principio de la mente constituye preeminentemente la base del desenvolvimiento. La quinta revelación sólo se confiere a quienes pasan a los esquemas de síntesis.

CAPÍTULO XVII

Las diferentes iniciaciones

Iniciaciones Mayores y Menores.

Al tratar las distintas iniciaciones, será de valor para el estudiante recordar que el gran momento, en que el hombre salió del reino animal y pasó al humano, denominado en muchos libros de esoterismo el "momento de la individualización", fue en sí una de las más grandes iniciaciones. La individualización es la captación consciente por el yo, de la relación que tiene con todo lo que constituye el noyo y en este gran proceso iniciático, como en todos los posteriores, el despertar de la conciencia es precedido por un período de gradual desarrollo; el despertar es instantáneo en el momento que se produce la primera autorrealización y siempre va seguido por otro período de gradual evolución, período que, a su vez, conduce a una crisis ulterior denominada iniciación. En un caso, tenemos la iniciación en la existencia autoconsciente; en el otro la iniciación en la existencia espiritual.

Estos conocimientos o expansiones de conciencia, están regidos por la ley natural, y toda alma, sin excepción., los experimenta a su debido tiempo. Cada ser las obtiene diariamente en menor grado, a medida que aumenta gradualmente su comprensión y experiencia de la vida, pero únicamente se convierten en iniciaciones en la sabiduría (diferentes de las expansiones del conocimiento) cuando el conocimiento adquirido ha sido:

a. Buscado conscientemente.

b. Aplicado a la vida en forma autosacrificada.

c. Empleado en servicio de los demás, voluntariamente.

d. Utilizado inteligentemente en bien de la evolución.

Sólo almas de cierta experiencia y desarrollo realizan estas cuatro cosas en forma consciente y perseverante, trasmutando el conocimiento en sabiduría y la experiencia en cualidad. El hombre común trasmuta la ignorancia en conocimiento y la experiencia en facultad. Sería de utilidad que todos reflexionaran sobre la diferencia entre la cualidad inherente y la facultad innata; una es la propia naturaleza de budi o sabiduría, la otra de manas o mente. La unión de ambas, por medio del esfuerzo consciente del hombre, trae por resultado una iniciación mayor.

Estos resultados se logran de dos maneras: Primero, por el propio esfuerzo del hombre, que a su debido tiempo lo conduce a descubrir su propio centro de conciencia, a ser guiado y dirigido plenamente por el regidor interno o ego y a develar, tras intenso esfuerzo y penosas tentativas, el misterio del universo, oculto en la sustancia material, energetizada por Fohat. Segundo, por el esfuerzo del hombre, complementado por la amorosa colaboración inteligente de los Conocedores de la raza, los Maestros de Sabiduría. En este caso el proceso es más rápido, pues el hombre recibe instrucción si lo desea y, en consecuencia, cuando ha proporcionado por su parte las correctas condiciones, se pone a su disposición el conocimiento y la ayuda de Quienes alcanzaron la meta. Para beneficiarse con esta ayuda debe trabajar con el material de su propio cuerpo, introduciendo en él material adecuado en forma ordenada y, por lo tanto, debe aprender a discernir al seleccionar la materia y también comprender las leyes de la vibración y de la construcción. Esto entraña, en cierto modo, el dominio de las leyes que rigen los aspectos Brahma y Vishnu; significa poseer la facultad. de vibrar con precisión atómica y desarrollar la cualidad de atracción, base del aspecto constructivo o Vishnu.

Además debe equipar su cuerpo mental, para ser un expositor y transmisor y no un factor obstaculizante como hasta ahora. Análogamente, debe desarrollar una actividad grupal y aprender a trabajar coordinadamente con otras unidades. Esto es lo principal que el hombre debe lograr en el sendero de la iniciación, y cuando ha trabajado sobre ello , encontrará el Camino, lo verá con claridad y entonces ingresará en las filas de los Conocedores.

Otro punto que debe recordarse es que el esfuerzo por lograr que la gente colabore inteligentemente con la Jerarquía y se entrene para ingresar en las filas de la Logia es, como ya se indicó, un esfuerzo especial (comenzado en los días atlantes y continuado hasta hoy) hecho por la Jerarquía del planeta y, en gran parte, de índole experimental. El método por el cual un hombre asume su lugar consciente en el cuerpo de un Hombre celestial, difiere en los diferentes esquemas planetarios; el Hombre celestial que utiliza nuestro esquema planetario, como Su cuerpo de manifestación, elige trabajar en modo particular, durante este período especial, para lograr Sus propios propósitos específicos. Constituye parte del proceso de vitalizar uno de Sus centros y vincular Su centro cardíaco con su correspondiente conexión en la cabeza. A medida que otro de Sus centros se vitaliza y entra en plena actividad, pueden emplearse otros métodos para estimular las células de Su cuerpo (las mónadas dévicas y humanas), pero por el momento, el Cetro cósmico de la Iniciación aplicado al Hombre celestial, en forma análoga a como se le aplican al hombre los cetros menores, es utilizado de tal manera, que produce ese estímulo específico demostrado por la actividad del hombre que se halla en los senderos de probación y de iniciación.

El hombre debe reconocer la naturaleza cíclica de la iniciación y el lugar del proceso en tiempo y espacio. Éste es un período especial de la actividad en el ciclo de un Hombre celestial, y se desarrolla en nuestro planeta como un vasto período de prueba o de confrontación iniciática, siendo también un período de vitalización y oportunidad.

Ahora debemos tratar de comprender que la iniciación puede considerarse que tiene lugar en los tres planos de los tres mundos, y debe tenerse presente la idea del valor relativo de la unidad o célula y su ubicación en el cuerpo de un Hombre celestial. Conviene hacer resaltar que las iniciaciones mayores o de manas, se reciben en el plano mental y en el cuerpo causal. Señalan su punto de evolución, donde la unidad reconoce prácticamente y no sólo en teoría, que es idéntica al divino Manasaputra, en Cuyo cuerpo ocupa su lugar. Pueden recibirse iniciaciones en el plano físico, en el astral y en el mental inferior, pero no se las considera mayores ni son estímulos conscientes, coordinados y unificados, que abarcan al entero hombre.

Un hombre, por consiguiente, puede recibir la iniciación en cada plano, pero sólo son consideradas iniciaciones, en el verdadero sentido de la palabra, las que señalan su trasferencia del cuaternario inferior a la Tríada, y únicamente son iniciaciones mayores aquellas en que el hombre transfiere su conciencia del cuaternario inferior a la Tríada. Tenemos así tres grados de iniciaciones:

Primero, las iniciaciones en que el hombre transfiere su conciencia desde los cuatro subplanos inferiores de los planos físico, astral y mental respectivamente, a los tres subplanos superiores. Cuando esto se efectúa en el plano mental, el hombre es conocido técnicamente como discípulo, iniciado y adepto. Utiliza entonces cada uno de los tres subplanos superiores del plano mental como punto de partida, para salir totalmente de los tres mundos de la manifestación humana y pasar, a la Tríada. Por lo tanto, es evidente que lo que podríamos considerar como iniciaciones menores pueden recibirse en los planos físico y astral, bajo el control consciente de sus tres subplanos superiores. Son verdaderas iniciaciones, pero no hacen al hombre lo que llamamos técnicamente un Maestro de Sabiduría, sino sencillamente un adepto de grado inferior.

Segundo, las iniciaciones en que el hombre transfiere su conciencia de un plano a otro, en lugar de un subplano a otro. Es un punto que debe reconocerse cuidadosamente. Un verdadero Maestro de Sabiduría no sólo ha recibido las iniciaciones menores mencionadas, sino que ha dado los cinco pasos que involucran control consciente de los cinco planos de la evolución humana. Le falta recibir las dos iniciaciones finales que lo convertirán en un Choan de sexto grado y en un Buda, antes de que ese control se extienda a los dos planos restantes del sistema solar. Por lo tanto, es correcto hablar de siete iniciaciones. Sin embargo, sería igualmente correcto enunciar cinco, diez o doce iniciaciones. El tema es un poco complicado para los estudiantes esoteristas a causa de ciertos factores misteriosos, acerca de los cuales ellos nada saben, y que por ahora son incomprensibles. Estos factores se basan en la individualidad del Hombre celestial Mismo e involucra misterios tales como Su karma particular, el objetivo que puede tener en vista en cualquier ciclo particular y la trasferencia de la atención puesta sobre el ego cósmico de un Hombre celestial a Su reflejo, el evolucionante Hombre celestial de un sistema solar.

También puede descubrirse otro factor en ciertos períodos de estímulo y de acrecentada vitalización, tales como el que produce una iniciación cósmica. Estos efectos externos traen lógicamente ciertos resultados en las unidades o células del cuerpo del Hombre celestial y provocan, con frecuencia, acontecimientos imprevistos y aparentemente inexplicables.

Tercero, iniciaciones en las que un Hombre celestial puede recibir una iniciación mayor o menor, implicando así toda Su naturaleza. Por ejemplo, cuando tuvo lugar la individualización durante la época lemuriana o la tercera raza raíz, y en este ciclo vino definitivamente a la manifestación la familia humana, significó una iniciación mayor para nuestro Hombre celestial. El actual estímulo del esfuerzo jerárquico, conduce a una iniciación menor. Cada cielo ve la iniciación mayor de un Hombre celestial, recibida en uno de los globos, y de allí provienen las complicaciones y los muchos temas para pensar.

A los tres puntos mencionados puede agregarse brevemente de la entrada y salida de cualquier rayo particular. Lo poco que puede decirse sobre este punto que ofrece la mayor dificultad, podría resumirse en las tres afirmaciones siguientes: Primero, las iniciaciones recibidas en los cuatro rayos menores no poseen la misma cualidad que las iniciaciones recibidas en los tres mayores. Esto se complica parcialmente por el hecho de que en el esquema planetario, durante la evolución cíclica, un rayo menor puede considerarse temporariamente como rayo mayor. Por ejemplo, en el actual momento de nuestro esquema planetario, el séptimo Rayo de Ley u Orden Ceremonial es considerado mayor, por ser un rayo de síntesis, en el cual el Mahachoan fusiona Su trabajo. Segundo, las tres primeras iniciaciones se reciben en el rayo del ego y vinculan al hombre con la Gran Logia Blanca; las dos últimas se reciben en el rayo de la mónada y producen un definido efecto en el sendero de servicio que luego escogerá el adepto. Esta afirmación debe relacionarse con la expuesta anteriormente, donde se dice que la quinta iniciación convertía al hombre en miembro de la Gran Logia o Hermandad de Sirio, siendo literalmente la primera de las iniciaciones de Sirio. La cuarta iniciación es la síntesis de las iniciaciones, en el Umbral de la Logia de Sirio. Por último, de acuerdo al rayo en que se recibe la iniciación, depende grandemente el siguiente sendero de servicio.

El Día de la Oportunidad.

Cabría preguntar aquí qué valor tiene esta información para el estudiante. Como ilustración es conveniente que reflexione sobre la significación de la entrada del actual Rayo de Ley Ceremonial o Magia, que se relaciona con las fuerzas constructivas de la naturaleza y se refiere a la inteligente utilización de la forma por el aspecto vida. Es mayormente el rayo del trabajo ejecutivo y tiene por objeto construir, coordinar y producir cohesión en los cuatro reinos inferiores de la naturaleza. Se caracteriza principalmente por la energía manifestada en el ritual, pero esta palabra no debe restringirse a su actual empleo en el ritual masónico o religioso. Su aplicación es mucho más amplia e incluye los métodos de organización manifestados en todas las comunidades civilizadas, como en el mundo del comercio y las finanzas y las grandes empresas comerciales, observados en todas partes. Ante todo, el interés reside en que el rayo ofrece oportunidad a las razas occidentales, y mediante esta fuerza vital de la organización ejecutiva, de gobierno por la regla y el orden, el ritmo y el ritual, llegará una época en que las razas occidentales (con su activa mente concreta y su amplia capacidad para los negocios) podrán recibir la iniciación iniciación que, como debe recordarse, se recibirá en un rayo que temporariamente se reconoce como rayo mayor. Gran número de iniciados que obtuvieron el grado de adepto en el último ciclo, fueron orientales y los que tuvieron oportunamente cuerpos hindúes. Este ciclo fue regido por el sexto rayo, que ahora va desapareciendo, y los dos precedentes. Manteniendo el equilibrio llegará el momento en que se observará un período de realizaciones de parte de los occidentales, en un rayo apropiado a su tipo mental. Es interesante observar que el tipo oriental logra su objetivo a través de la meditación con un mínimo de ritual y organización ejecutiva, y que el occidental lo logrará, en parte, mediante la organización que la mente inferior produce y por un tipo de meditación donde la intensa concentración comercial podría considerarse como ejemplo. La aplicación de la mente en forma unilateral de un hombre de negocios europeo o americano, puede ser considerada como un tipo de meditación. Cuando se purifique el móvil que subyace en esa concentración, llegará el día de la oportunidad para los occidentales.

Aprovechando el actual día de oportunidad y dando cumplimiento a las reglas para hollar el sendero, llegará para muchos occidentales la oportunidad de dar estos pasos. La encontrará el hombre que está preparado, en el lugar donde se halle y en las circunstancias familiares de su vida diaria. La descubrirá en el cumplimiento del deber, en saber sobreponerse a las pruebas y experiencias y en esa íntima adhesión a la voz del Dios interno, que distingue a todo aspirante a la iniciación. La iniciación implica las cosas que lleva a cabo diariamente quien se esfuerza conscientemente en entrenarse a sí mismo: el Maestro (ya sea el Dios interno o el Maestro del hombre, si es consciente de Él) le señala el siguiente punto a alcanzar y el trabajo que debe realizar y le explica la razón de ello. Entonces el Instructor se aparta y observa la realización del aspirante. A medida que observa, reconoce los puntos de crisis donde la aplicación de una prueba logrará una o dos cosas, enfocará y dispersará cualquier mal aún no vencido si se puede emplear este término y demostrará al discípulo sus flaquezas y sus fuerzas. En las grandes iniciaciones se emplea el mismo procedimiento, y la capacidad del discípulo para vencer estas Pruebas y etapas mayores, depende de su capacidad para enfrentar y vencer las pruebas menores diarias. "Aquel que es leal en lo poco, lo es también en lo mucho". Esta afirmación esotérica debe en realidad caracterizar la actividad diaria del verdadero aspirante; lo "mucho" es trascendido y se deja atrás, porque es considerado simplemente como una intensificación de lo normal, y ningún iniciado pasó la gran prueba de la iniciación si no se ha acostumbrado a pasar las pruebas menores todos los días de su vida. Entonces las considera normales y como la trama usual de su vida cuando tropieza con ellas. Cuando se alcanza y se mantiene esta actitud mental, no habrá sorpresas ni posibles fracasos.

CAPÍTULO XVIII

Los siete senderos

Como podrán ver, muy poco se ha publicado respecto a los siete senderos que se extienden ante el hombre que ha llegado a la quinta iniciación. Evidentemente es imposible y también innecesario impartir a nuestra mente cualquier impresión sobre la significación de estos senderos, o los atributos requeridos para hollarlos. A medida que pasa el tiempo y cuando la raza alcance una etapa más elevada de desarrollo, podremos comprender más, pero bajo la ley de economía, sería un esfuerzo estéril para los maestros de la raza, instruirnos sobre las características necesarias para hollar los siete senderos, antes de haber comprendido o desarrollado las que se requieren para recorrer el sendero de probación, sin mencionar el sendero de iniciación.

Sabemos, como hecho general, que antes de hollar los siete senderos, el hombre debe llegar a ser un Maestro de Sabiduría, un Hermano de Compasión, capaz de aplicar la Ley con inteligencia y amor. Lo que ahora nos corresponde es adaptarnos, a fin de hollar el sendero de iniciación, mediante la disciplina del sendero de probación, la cuidadosa orientación de la vida, la obediencia a la ley, según se la comprenda, y el servicio a la raza. Cuando alcancemos la liberación, entonces estos senderos se extenderán ante nosotros y veremos claramente cuál debemos seguir. Todo actúa en este sistema bajo la gran ley de atracción, y de nuestra vibración, color y tono, dependerá muy probablemente la elección. El mayor libre albedrío del sistema cósmico está limitado como lo está el libre albedrío del sistema del cual somos parte y el libre albedrío del hombre mismo. De la cualidad innata dependerá la dirección de nuestro futuro progreso.

Podrían darse ciertas deducciones basadas sobre la ley de analogía, siempre y cuando recordemos que las palabras más bien oscurecen que aclaran, y sólo es posible dar breves detalles y enumerar los siete Senderos de la manera siguiente:

1. El Sendero del Servicio en la Tierra.

Este sendero mantiene vinculado con la Jerarquía al hombre que se ha consagrado a servir en nuestro planeta y ayudar a sus evoluciones. Comprende a Quienes actúan bajo el Señor del Mundo, en los siete grupos en que se dividen los Maestros de Sabiduría. Pocos Maestros siguen este sendero y sólo se permite que lo haga un determinado número, para llevar a cabo satisfactoriamente la evolución planetaria. Este sendero es el más conocido y la información sobre el mismo aumentará a medida que los hombres se capaciten para entrar en contacto con la Hermandad. Su campo de acción y sus métodos de trabajo llegarán en su oportunidad a ser conocidos esotéricamente, y a medida que los siete grupos sean reconocidos y conocidos, traerá como consecuencia lógica el establecimiento de escuelas para el desarrollo de quienes ocuparán los cargos.

2. El Sendero del Trabajo Magnético.

Pertenecen a este Sendero aquellos que manejan fuerzas o magnetismo eléctrico, para uso de los Grandes Seres de todos los planos. Manejan energía elemental formativa, manipulando materia de cualquier densidad y vibración. Manipulan grandes oleadas de ideas y corrientes de la opinión pública en niveles astrales y también en los niveles superiores donde actúan los Grandes Seres. A esta línea de actividad pasan muchos individuos de quinto rayo que tienen al Rayo de Conocimiento Concreto como rayo monádico. La cualidad inherente al tipo de la mónada es la que generalmente establece la línea de actividad. El karma de quinto rayo es uno de los factores que produce esto. Dichas mónadas trabajan con Fohat y deben hacerlo hasta el fin del manvantara mayor. Tienen su eventual posición en el plano cósmico mental; pero como aún está muy poco desarrollada la capacidad para pensar en forma abstracta, nos resulta imposible comprender la significación de esta expresión.

3. El Sendero de Entrenamiento para los Logos planetarios.

Huellan este sendero quienes retomarán el trabajo de los siete Logos planetarios en el próximo sistema y el de los cuarenta y nueve Logos subplanetarios. Sus auxiliares, y de otras Entidades que actúan en ese determinado departamento. Habrá siete sistemas, aunque sólo interesan los tres mayores, de los que nuestro actual sistema es el segundo principal. Cada Chohan de rayo toma cierto número de iniciados de la sexta iniciación y los entrena especialmente para este trabajo; la aptitud especial para el sonido y el color predispone para la elección, y la capacidad para trabajar con la "psiquis" o con los espíritus en evolución, indica el hombre apropiado para este alto cargo. Puede decirse que los Logos planetarios son los divinos psicólogos; por lo tanto, en el entrenamiento para este cargo, la psicología es tema fundamental, aunque es una psicología inconcebible aún para nosotros. Cada Logos planetario tiene, en Su propio y especial planeta, escuelas para desarrollar a los Logos subalternos y en ellas Los prepara para este elevado cargo, dándoles oportunidades para adquirir amplia experiencia. También los Logos progresan y evolucionan y Sus lugares deben ser ocupados.

4. El Sendero hacia Sirio.

Poco puede decirse acerca de este sendero y sólo mencionarse la curiosa y estrecha relación entre éste y las Pléyades, siendo imposible toda otra conjetura. La masa humana que se ha liberado sigue este camino y la perspectiva ofrece gloriosas posibilidades. Las siete estrellas de las Pléyades son la meta para los siete tipos, según insinúa el Libro de Job en las palabras: "¿No puedes tú someterte a la dulce influencia de las Pléyades?" El misterio de esta influencia y el secreto del sol Sirio ocultan los hechos de nuestra evolución cósmica y, por lo tanto e incidentalmente, de nuestro sistema solar.

5. El Sendero de los Rayos.

Es difícil saber con qué otro nombre se puede designar a este sendero, porque muy poco se conoce de él. Al hollarlo, el hombre continúa en su propio rayo y allí actúa en los distintos reinos de todos los planos, cumpliendo los mandatos del Señor del Mundo, bajo cuya dirección trabaja. Lleva al hombre por todos los ámbitos del sistema solar, aunque lo vincula definitivamente con el rayo sintético. Es un sendero muy complejo, pues requiere el dominio de las matemáticas más intrincadas y cierta capacidad de geometrizar, en forma incomprensible para nuestros cerebros tridimensionales. Aquel que considera de profunda importancia la ley de vibración sigue este sendero. Actuará primero en la Cámara del Concilio del Señor del Mundo en Shamballa, aplicando la ley de vibración en su propio rayo. Más tarde habitará en el planeta correspondiente a su rayo y no en la Tierra, a no ser que pertenezca al rayo del Logos planetario que la rige. Más adelante, a medida que progrese en su evolución, pasará al sol, y una vez dominado todo cuanto se relaciona con la vibración en este sistema, pasará al sistema cósmico, saliendo de su propio rayo (que es sólo un rayo subsidiario de un rayo cósmico), para luego pasar al rayo cósmico correspondiente.

Como la evolución del hombre en este sistema es quíntuple, de ahí que hayamos enumerado los cinco senderos principales que debe elegir un Maestro. De los dos restantes aún se puede decir mucho menos, porque en ellos hay muy pocos hijos de los hombres que están evolucionando, debido al elevado grado de realización exigido para entrar, y quienes lo hacen abandonan totalmente nuestro sistema. No conducen a Sirio, como ocurre con otros senderos. Se observará que cuatro grupos permanecen en el sistema y, oportunamente, al cabo de inconcebibles y distantes eones, pasarán a planos cósmicos. Un grupo pasa directamente a Sirio y los dos grupos restantes, directamente a los planos cósmicos después de la iniciación, sin ningún período de trabajo intermedio en la Tierra, en el sistema o en Sirio. Estos dos senderos son:

6. El Sendero del Logos Mismo.

Será evidente para todos los estudiantes de esoterismo, que han estudiado cuidadosamente los procesos del mundo a la luz de la Ley de Analogía, que el Logos en los planos cósmicos está desarrollando la visión cósmica interna, del mismo modo que el hombre, en menor grado, trata de alcanzar esa misma visión en el sistema. Esto puede denominarse el desarrollo del tercer ojo cósmico. En la estructura del ojo del plano físico está oculto el secreto y por su estudio podrá obtenerse alguna revelación del misterio.

Cierta parte del ojo constituye el núcleo de la vista y el mecanismo de la visión misma; el resto del ojo actúa como cascarón protector y ambas partes son necesarias, pues no pueden existir una sin la otra. Así ocurre en el Logos, aunque la analogía existe en tan alto nivel que las palabras sólo confunden y velan la verdad. Algunos hijos de los hombres, un núcleo que alcanzó una muy elevada iniciación en el sistema solar anterior, formaron un grupo esotérico alrededor del Logos, cuando él decidió obtener un mayor progreso. En consecuencia, formó el actual sistema, impulsado por el deseo cósmico de encarnar. Este grupo esotérico permanece con el Logos en el plano atómico, o primer plano del sistema, en el aspecto interno subjetivo, que en sentido oculto corresponde a la pupila del ojo. El verdadero hogar de estas grandes Entidades está en el plano búdico cósmico.

Gradualmente y tras penosos esfuerzos, algunos Maestros se han capacitado o se están capacitando, para sustituir a los miembros originales del grupo, a fin de que puedan volver a un centro cósmico alrededor del cual gira nuestro sistema solar y el sistema mayor de Sirio. Uno que otro adepto reúne las condiciones necesarias, pues involucra el desarrollo de cierto tipo de respuesta a la vibración cósmica, lo cual supone la especialización de la visión interna y también el desarrollo de cierta medida de visión cósmica. A este Sendero pasa un mayor número de entidades de la evolución dévica que de la humana. Los seres humanos pasan vía la evolución dévica, en la que pueden ingresar, transfiriéndose al quinto Sendero, el Sendero de los Rayos. En este Sendero pueden fusionarse las dos evoluciones, y del quinto se puede entrar en el sexto.

7. El Sendero de la Filiación Absoluta.

Esta Filiación es una analogía, en el plano superior, de ese grado del discipulado que llamamos "Hijo del Maestro". Es la Filiación con un Ser más elevado que nuestro Logos, del Cual nada puede decirse. Es el gran Sendero kármico controlador. Los Señores Lipikas están en este Sendero y todos los capacitados para ese trabajo y que se hallan cerca del Logos, en sentido íntimo y personal, pasan al Sendero de Filiación Absoluta. Es el Sendero de quienes son especialmente íntimos del Logos y en Sus manos Él ha puesto el agotamiento del karma en el sistema solar. Conocen Sus deseos, Su voluntad y Sus fines, y a Ellos Les confía el cumplimiento de Sus mandatos. Este grupo, asociado con el Logos, forma un grupo especial vinculado con un Logos aún más elevado.

CAPÍTULO XIX

Reglas para aspirantes

Existen ciertos aforismos y mandatos que el solicitante a la iniciación debe estudiar y obedecer. Hay una gran diferencia entre los términos "aspirante al sendero" y "solicitante de la iniciación". El que aspira al discipulado y se esfuerza por llegar a él no está comprometido, de ninguna manera, a adoptar la misma actitud y disciplina específica que el solicitante de la iniciación y puede emplear el tiempo que quiera en hollar el sendero de probación. Quien busca la iniciación está en distinta posición, y, presentada la solicitud, debe disciplinar su vida bajo normas definidas y seguir un régimen estricto, optativo para el discípulo..

A continuación se dan catorce reglas extraídas de una serie de instrucciones recopiladas para quienes ansían recibir la primera iniciación.

Regla Uno.

Que el discípulo investigue dentro de la profunda caverna del corazón. Si allí arde intensamente el fuego, dando calor a su hermano, pero no a sí mismo, ha llegado el momento de solicitar autorización para presentarse ante el portal.

Cuando el amor a todos los seres, sin tener en cuenta quienes son, comienza a ser una realidad en el corazón del discípulo y, al mismo tiempo, el amor a sí mismo no existe, indica que se está acercando al Portal de la Iniciación y puede prestar los juramentos preliminares necesarios, antes de que su Maestro entregue su nombre como solicitante de la iniciación. Si no le importa el sufrimiento y el dolor del yo inferior, si le resulta indiferente ser feliz o no, si el único propósito de su vida es servir y salvar al mundo y si las necesidades del prójimo son para él de mayor importancia que las propias, recién entonces el fuego del amor irradia de su ser y el mundo podrá sentirse confortado ante sus pies. Este amor debe ser una manifestación probada y práctica y no sólo una teoría ni simplemente un ideal impracticable y un sentimiento grato, sino algo surgido de las experiencias y pruebas de la vida, de tal modo que el primer impulso de la vida sea el autosacrificio y la inmolación de la naturaleza inferior.

Regla Dos.

Cuando la solicitud ha sido presentada en triple forma, que el discípulo la retire y olvide que la ha presentado.

En esto reside una de las pruebas iniciales. El discípulo debe adoptar la actitud mental de no importarle recibir o no la iniciación.. No debe tener ningún móvil egoísta. Sólo las solicitudes que llegan al Maestro mediante la energía engendrada por móviles puros y altruistas son trasmitidas por É1 al ángel que lleva los registros de la Jerarquía; sólo recibirán respuesta a sus demandas los discípulos que ansían la iniciación porque confiere un mayor poder para ayudar y bendecir. Quienes carecen de interés por la iniciación no recibirán respaldo esotérico, y los que por egoísmo o curiosidad ansían participar en los misterios, no atravesarán el portal y permanecerán afuera llamando. Quienes están dispuestos a servir y se sienten abrumados por las necesidades del mundo y se les ha despertado el sentido de la responsabilidad personal, han cumplido con la ley, llaman y reciben respuesta, solicitan y son reconocidos; ellos demandan mayor poder para ayudar, y esta demanda es oída por Aquellos que silenciosamente esperan.

Regla Tres.

Triple debe ser el llamado, tomando mucho tiempo su enunciación. Que el discípulo emita su llamado a través del desierto, sobre los mares y a través de los fuegos que lo separan del Portal oculto y velado.

Bajo esta simbología el discípulo recibe el siguiente mandato: que el desierto de la vida del plano físico florezca como la rosa, para que puedan surgir sonidos y perfumes del jardín de la vida inferior y una vibración muy intensa cruce el espacio intermedio entre el jardín y el portal; que aquiete las turbulentas aguas de la vida emocional, para que en su límpida y tranquila superficie se refleje ese portal y la vida inferior refleje la vida espiritual de la divinidad interna; que a través de la ígnea hoguera purifique móviles, palabras y pensamientos, resortes principales de la actividad originada en el plano mental. Cuando sean controlados, coordinados y utilizados, aunque a veces inconscientemente, estos tres aspectos del ego en manifestación, el Dios interno, entonces se oirá la voz del discípulo demandando la apertura del portal. Cuando la vida inferior del plano físico se ha fertilizado, lo emocional estabilizado y lo mental trasmutado, nada impedirá que se abra el portal para que entre el discípulo. Sólo la vibración sincronizada con lo que está del otro lado de la puerta, determina su apertura, y cuando la clave de la vida del discípulo se sintoniza con la de la Jerarquía, se abrirán las puertas una tras otra y nada podrá impedirlo.

Regla Cuatro.

Que el discípulo se ocupe de cuidar el fuego, nutrir las vidas menores y mantener así girando la rueda.

Éste es un mandato para recordar al discípulo su responsabilidad hacia sus numerosas vidas inferiores, que en su totalidad constituyen su triple cuerpo de manifestación. Así es posible la evolución, y cada vida en los diferentes reinos de la naturaleza, cumplirá consciente o inconscientemente su función de energetizar correctamente aquello que es para ella lo que el Sol para el planeta. Así el desenvolvimiento del plan logoico proseguirá con mayor precisión. El reino de Dios es interno y el deber de ese oculto Regidor interno es dual; primero hacia esas vidas que forman los cuerpos físico, astral y mental y, segundo, hacia el macrocosmos del cual el microcosmos es sólo una parte infinitesimal.

Regla Cinco.

Que el aspirante procure que el Ángel solar atenúe la luz de los ángeles lunares, permaneciendo como única luminaria en el cielo microcósmico.

Para cumplir este mandato, todo aspirante debe hacer dos cosas: primero, estudiar su origen, comprender su propia sicología, esotéricamente entendidos, y llegar a ser científicamente consciente de la naturaleza real del ego o yo superior, actuando en el cuerpo causal. Después debe cerciorarse en el plano físico, de su innata divinidad por medio de los tres cuerpos inferiores, demostrando progresivamente su valor esencial. Segundo, estudiar la constitución del hombre, comprender el método de funcionamiento de la naturaleza inferior, darse cuenta de la interdependencia e interrelación de todos los seres vivientes y poner bajo control las vidas inferiores que componen los tres cuerpos de manifestación. Así, el Señor solar, Realidad interna, Hijo del Padre y Pensador en su propio plano, se convierte en intermediario de lo que es terrenal y lo que tiene su hogar dentro del Sol. Dos versículos de la Biblia cristiana ocultan en su fondo algo de esta idea, y a los estudiantes occidentales les será útil meditar sobre ellos: "Los reinos de este mundo se han convertido en el reino de nuestro Señor y de Su Cristo", "¡O Señor, Dios Nuestro, otros señores además de Ti han tenido dominio sobre nosotros; pero sólo por Ti nosotros mencionaremos Tu nombre!". El último versículo es particularmente interesante, porque demuestra la omisión del sonido inferior y la fuerza creadora de aquello que es de origen superior.

Regla Seis.

Los fuegos purificadores arden tenuemente cuando el tercero es sacrificado al cuarto. Por lo tanto, que el discípulo se abstenga de quitar la vida y que nutra lo más inferior con el producto del segundo.

Esta regla puede aplicarse a la conocida norma de que el discípulo debe ser estrictamente vegetariano. La naturaleza inferior se embota y densifica y la llama interna no puede brillar cuando se incluye la carne en la dieta. Esta regla es rígida e inviolable para los solicitantes. Los aspirantes pueden o no consumir carne, según prefieran, pero en cierto etapa del sendero es esencial la abstención de cualquier tipo de carne y es necesario vigilar con estricta atención la dieta. El discípulo debe limitarse a las verduras, cereales, frutas y legumbres, pues sólo así será capaz de construir el tipo de cuerpo físico que pueda resistir la entrada del hombre real que ha permanecido ante el Iniciador en sus vehículos sutiles. Si no hiciera esto y pudiera recibir la Iniciación sin haberse preparado de este modo, el cuerpo físico sería destruido por la energía que fluye a través de centros recientemente estimulados y surgirían graves peligros para el cerebro, la columna vertebral y el corazón.

No pueden dictarse reglas rígidas o ascéticas, excepto la regla inicial de prohibición absoluta para todos los que solicitan la iniciación de carnes, pescados, licores y el uso del tabaco. Para quienes pueden soportarla, es mejor eliminar de la dieta los huevos y el queso, aunque esto no es en modo alguno obligatorio; pero para quienes están desarrollando facultades síquicas de cualquier tipo, es aconsejable abstenerse de consumir huevos y moderarse en el queso. La leche y la manteca entran en diferente categoría, y la mayoría de los Iniciados y solicitantes consideran necesario incluirlas en la dieta. Pocos pueden subsistir y retener todas sus energías físicas con la dieta vegetariana, pero allí está encerrado el ideal, y como bien se sabe, éste rara vez se logra en el actual período de transición.

A este respecto conviene recalcar dos cosas: primero, la necesidad del sentido común en el solicitante, factor del cual se carece frecuentemente, y los estudiantes deberían recordar que los fanáticos desequilibrados no son miembros deseables para la Jerarquía. El equilibrio, el justo sentido de proporción, la debida consideración de las condiciones del medio ambiente y un sensato sentido común, es lo que caracteriza al auténtico esoterista. Cuando existe el verdadero sentido del buen humor, muchos peligros pueden evitarse. Segundo, el reconocimiento del factor tiempo y la capacidad de efectuar lentamente los cambios en la dieta y en los hábitos de toda la vida.

En la naturaleza todo progresa lentamente, y los solicitantes deben aprender la verdad oculta de la frase: "Apresúrate despacio". El proceso de eliminación gradual es generalmente el sendero de la sabiduría, y este período eliminatorio bajo condiciones ideales, que raras veces existen debe abarcar la etapa que llamamos del aspirante, para que cuando el hombre se convierta en un solicitante de la iniciación, haya realizado la necesaria preparatoria purificación de la dieta.

Regla Siete.

Que el discípulo dirija su atención a la enunciación de esos sonidos que repercuten en el aula donde deambula el Maestro. Que no emita las notas menores que inician la vibración dentro de las aulas de maya.

El discípulo que desea pasar los Portales de la Iniciación, no lo conseguirá hasta conocer el poder del lenguaje y del silencio. Esto tiene una significación más amplia y profunda de lo que parece, porque cuando se interpreta correctamente, entraña la clave de la manifestación, el indicio de los cielos mayores y la revelación del propósito que subyace en el pralaya. Cuando el hombre comprenda la significación de la palabra hablada y utilice el silencio de los altos lugares, para producir determinados efectos en algún plano, podrá ser admitido en los reinos donde cada sonido y cada palabra pronunciada generan potentes resultados en algún tipo de materia, siendo energetizada por dos factores predominantes: a) una voluntad poderosa, científicamente aplicada, b) un móvil correcto, purificado en los fuegos.

El adepto es un creador en materia mental, un promotor de impulsos en el plano mental, produciendo resultados en la manifestación astral o física. Estos resultados son poderosos y efectivos, de ahí la necesidad de que su originador tenga una mentalidad pura, exactitud al hablar y habilidad en la acción. Cuando el solicitante comprenda esto, se operarán inmediatamente importantes cambios en su vida diaria, los cuales podrían ser enumerados de acuerdo a su utilidad práctica:

  • 1. Investigará cuidadosamente los móviles y vigilará estrictamente los impulsos originantes. De ahí que durante el primer año, donde el aspirante se dedica a preparase para la iniciación, deberá anotar, tres veces al día, las investigaciones que persigue, lo concerniente a sus móviles y el resorte principal de su acción.

  • 2. Vigilará lo que dice y se esforzará en eliminar toda palabra hiriente, innecesaria e inútil. Estudiará los efectos de la palabra hablada e investigará el impulso que la origina, que en todos los casos inicia la acción en el plano físico.

  • 3. Cultivará el silencio y lo guardará estrictamente en lo que a él concierne, a su tarea y a sus conocimientos ocultos, a los asuntos con quienes está asociado y al trabajo esotérico en su grupo. Sólo en los círculos del grupo o en relación con sus superiores, se permitirá más libertad en el lenguaje. Hay un momento para hablar y ese momento llega cuando se puede servir al grupo con palabras inteligentes y una cuidadosa advertencia sobre las condiciones buenas o malas; cuando es necesario decirle algo a un hermano respecto a la vida interna, o al dirigente de algún grupo; cuando un miembro por equívoco obstaculiza al grupo; cuando ese miembro puede ayudar al grupo si se le asigna un trabajo distinto.

  • 4. Estudiará el efecto de la Palabra Sagrada y dispondrá cuidadosamente las condiciones para su empleo. Emitirá la Palabra y sus efectos girarán sobre determinado centro esotérico (en ningún caso un centro físico) y, por lo tanto, influirá y reglamentará la vida.

El solicitante de la iniciación debe abocarse al estudio de los sonidos y las palabras, sagradas o no, y sobre todo deberán hacerlo intensamente los grupos esotéricos a formarse.

Regla Ocho.

Cuando el discípulo se acerca al Portal, los siete mayores deben despertar y evocar, sobre el doble círculo, respuesta de los siete menores.

Esta regla es muy difícil y entraña un peligro para el hombre que trata de seguir prematuramente el sendero final. Textualmente, puede interpretarse así: que el iniciado en cierne debe desarrollar en cierto modo la vibración de los siete centros de la cabeza, y poner así en acrecentada actividad vibratoria los siete centros del cuerpo en el plano etérico, afectando, por medio de la recíproca vibración, los siete centros físicos, que inevitablemente quedarán estimulados cuando los centros etéricos lleguen a su máxima vibración. No es necesario extendernos sobre este punto, pues basta señalar que a medida que los siete centros de la cabeza responden al ego, los siete, centros siguientes,

  • 1. la cabeza, considerada como unidad,

  • 2. el corazón,

  • 3. la garganta,

  • 4. el plexo solar,

  • 5. la base de la columna vertebral,

  • 6. el bazo,

  • 7. los órganos genitales,

son también afectados, dentro de las líneas de purificación y control. Esto producirá resultados en los órganos estrictamente físicos, a través de los cuales funciona el hombre en el plano físico. Por ejemplo, el hombre puede transferir conscientemente el fuego creador y la energía desde los órganos genitales a la garganta, o mediante el control consciente del corazón, que produce la suspensión de la acción del cuerpo físico. Esto no se logra por las prácticas del Hatha Yoga o el enfoque de la atención en los órganos físicos, sino cuando se ha desarrollado el control, por el Dios interno, que actúa a través del centro coronario, dominando así todo lo que debe conocerse referente a la energía y sus puntos.

Por lo tanto, el solicitante aplicará todas sus energías al desarrollo de la vida espiritual, y éste será el resultado del recto pensamiento, la meditación y el servicio. Por el estudio profundo de todo lo que debe conocerse referente a la energía y sus puntos focales, coordinará su vida de modo que la vida del espíritu podrá fluir a través de ella. Este estudio solo puede emprenderse actualmente sin peligro en forma grupal y bajo la guía de un instructor. Los estudiantes se comprometerán a no permitir experimentar con sus vidas ni a jugar con los fuegos del cuerpo. Sólo se dedicarán a la comprensión teórica y a una vida de servicio.

Los centros se desarrollarán entonces normalmente, mientras el solicitante procura amar a sus semejantes en verdad y de hecho, a servir de todo corazón, a pensar inteligentemente y a vigilarse a sí mismo. También observará y anotará todo lo que en su vida interna le parezca relacionarse con la evolución de los centros. El instructor revisará estas notas, hará el comentario, buscará las deducciones, y los informes así obtenidos se archivarán para servir de referencias al grupo. De este modo se puede acumular mucho conocimiento útil.

El solicitante que abuse del conocimiento, que se dedique a "las prácticas de respiraciones para el desarrollo mediumnímico" o a concentrarse en los centros, fracasará inevitablemente en su empeño de llegar al portal, y pagará el precio con su cuerpo, con perturbaciones mentales, condiciones neurasténicas y diversas dolencias físicas.

Regla Nueve.

Que el discípulo se fusione dentro del círculo de los demás yoes. Que se fusione en un solo color y aparezca su unidad. Sólo cuando el grupo es presentido y conocido, la energía puede emanar sabiamente.

Todos los discípulos y aspirantes a la iniciación deben encontrar ese grupo particular de servidores al que pertenecen en el plano interno, reconocerlos en el plano físico y unirse a ellos en bien de la humanidad. Este reconocimiento se basará en:

a. Unidad de objetivo.

b. Unicidad de vibración.

c. Similitud en la afiliación grupal.

d. Lazos kármicos muy antiguos.

e. Capacidad para trabajar armoniosamente.

A primera vista esta regla parece ser una de las más sencillas, aunque no lo sea en la práctica. Errores se cometen fácilmente, y trabajar armoniosamente en el alineamiento de un grupo no es tan simple como parece. Aunque haya vibración y relación egoicas, no obstante, quizás las personalidades no armonicen. Por lo tanto, el trabajo del solicitante consiste en esforzar el aferramiento de su ego a su personalidad, para posibilitar la relación esotérica del grupo en el plano físico, lo cual se conseguirá por la disciplina de su propia personalidad, y no corrigiendo a sus hermanos.

Regla Diez.

La Hueste de la Voz, los devas, en sus graduadas filas, trabajan incesantemente. Que el discípulo se dedique a considerar sus métodos; que aprenda las reglas por las cuales la Hueste trabaja dentro de los velos de maya.

Esta regla se refiere al trabajo de investigación esotérica, lo cual deben realizar en un momento u otro, quienes buscan la iniciación. Aunque no es prudente para el que no está iniciado, inmiscuirse en la evolución paralela de los devas, sin embargo, es necesario y seguro investigar el procedimiento seguido por los constructores, y los métodos que emplean al reproducir, a través del cuerpo etérico, el arquetipo de lo que denominamos manifestación física; sus grupos deben ser conocidos teóricamente y también considerarse los sonidos que los ponen en actividad. Por lo tanto, se requiere que todos los solicitantes hagan un estudio organizado de:

  • 1. El propósito del sonido.

  • 2. El significado esotérico de las palabras, de la gramática y la sintaxis.

3. Las leyes de la vibración y de la electricidad, y muchos otros estudios subsidiarios concernientes a la manifestación de la divinidad y de la conciencia, por medio de la sustancia dévica y la actividad de los devas superiores. Se investigarán también las leyes del macrocosmos y se reconocerá la analogía entre las actividades del microcosmos y la activa manifestación del macrocosmos.

Regla Once.

Que el discípulo transfiera el fuego desde el triángulo inferior al superior y preserve aquello que es creado por el fuego en el punto medio.

Esto literalmente significa que el iniciado controle lo que se entiende generalmente por impulso sexual y la trasferencia del fuego que ahora vitaliza normalmente los órganos genitales, al centro laríngeo, llegando a la creación en el plano mental, por medio de la mente. Aquello que se ha de crear, debe ser nutrido y mantenido por la energía amor de la naturaleza, emanada del centro cardíaco.

El triángulo inferior mencionado es:

1. El plexo solar.

2. La base de la columna vertebral.

3. Los órganos genitales.

Mientras que el superior, como se ha señalado, es:

1. La cabeza.

2. La garganta.

3. El corazón.

Esto puede ser interpretado por el lector superficial como el mandato de ser célibe, y la promesa, por el solicitante, de que se abstendrá de toda manifestación física del impulso sexual. Pero no es así. Muchos iniciados han logrado su objetivo cuando, correcta e inteligentemente, participaron en la relación matrimonial. El iniciado cultiva una peculiar actitud mental, donde reconoce que todas las formas de manifestación son divinas, y que el plano físico es una forma de expresión divina como cualquiera de los planos superiores. Se da cuenta que la manifestación más íntima de la divinidad debe estar bajo el control consciente de la divinidad interna, y que todo acto debe ser regido por el esfuerzo de cumplir todos los deberes y obligaciones, supervisar toda acción y actuación y utilizar el vehículo físico, de modo que el grupo pueda ser beneficiado por ello y ayudado en su progreso espiritual, en la ley perfectamente cumplida.

No se puede negar que en ciertas etapas es aconsejable que el hombre logre perfecto control, en determinado sentido, por medio de una temporaria abstención, pero esto es un medio para un fin, que será seguido por etapas, cuando obtenido el control el hombre demuestre los atributos de la divinidad a través del cuerpo físico, y cada centro se use normal e inteligentemente para desarrollar los propósitos de la raza.

Los Iniciados y Maestros contraen matrimonio en muchos casos, y normalmente cumplen con sus deberes conyugales y domésticos como esposos y esposas, pero se controlan y regulan por el propósito y la intención, y ninguno se deja llevar por la pasión ni el deseo. En el hombre perfecto, en el plano físico, todos los centros están completamente controlados, siendo su energía utilizada legítimamente. La voluntad espiritual del divino Dios interno es el factor principal; así habrá manifiesta unidad de esfuerzo en cada plano, por medio de todos los centros, para el mayor bien de un mayor número.

He tratado estos temas porque muchos estudiantes se confunden y adoptan una actitud mental que atrofia completamente la naturaleza física normal, o bien se entregan al libertinaje bajo el pretexto de "estimular los centros" y acrecentar el desenvolvimiento astral. El verdadero iniciado debe ser conocido por su prudente y santificada normalidad, por su constante conformidad con lo que es para bien del grupo, según las leyes del respectivo país, por el control y abstención de todo tipo de excesos y por el ejemplo de vida espiritual y rectitud moral que da a sus asociados, juntamente con la disciplina de su vida.

Regla Doce.

Que el discípulo aprenda a utilizar su mano para servir; que busque en sus pies la marca del mensajero; que aprenda a ver con el ojo que observa, situado entre los dos ojos.

Esta regla parece fácil de interpretar a simple vista, como si se le ordenara al aspirante utilizar las manos para servir, los pies en los mandados jerárquicos y desarrollar la clarividencia. Pero el verdadero significado es mucho más esotérico. Comprendido ocultamente, el "empleo de las manos" es la utilización de los chakras o centros de las palmas de las manos para:

  • 1. Curar las dolencias corpóreas.

  • 2. Bendecir y curar las dolencias emocionales.

  • 3. Elevar las manos en oración, o emplear sus centros durante la meditación, cuando se manipula materia y corrientes.

Estos tres puntos requieren cuidadosa consideración, y los estudiantes occidentales pueden aprender mucho si estudian la vida de Cristo y consideran Sus métodos al emplear Sus manos. Nada más se puede agregar, pues el tema es demasiado vasto para que nos extendamos en este breve comentario.

La "señal del mensajero" en los pies, se refiere a ese bien conocido símbolo de las alas en los pies de Mercurio. Mucho se le revelará al estudiante sobre este tema en las escuelas esotéricas, que sintetiza todo cuanto se sabe acerca del Mensajero de los Dioses, y también se estudiará cuidadosamente la información que los estudiantes de astrología han adquirido sobre el planeta Mercurio y la que los estudiantes de esoterismo han reunido acerca de la ronda interna.

Superficialmente, la expresión "el ojo que observa, situado entre los dos, parece significar el tercer ojo que utilizan los clarividentes, pero su significado es mucho más profundo y se oculta en los siguientes hechos:

  • 1. Que la visión interna es aquello que todos los seres autoconscientes, desde un Logos a un hombre, están desarrollando.

  • 2. Que el ego o yo superior es, respecto a la mónada, lo que el tercer ojo es respecto al hombre, por lo tanto, se lo describe como si mirase entre la mónada o yo espiritual por un lado, y el yo personal por otro.

Por consiguiente, en su sentido más amplio, esta regla incita al aspirante a desarrollar la autoconciencia y a aprender a actuar, en cuerpo causal, en los niveles superiores del plano mental, controlando desde allí los vehículos inferiores y viendo claramente todo cuanto puede verse en el pasado y en el futuro en los tres mundos.

Regla Trece.

El discípulo debe aprender y comprender cuatro cosas antes de serle revelado el misterio más recóndito: primero, las leyes que rigen aquello que irradia; segundo, los cinco significados de la magnetización; tercero, la transmutación o el secreto perdido de la alquimia y, por último, la primera letra de la Palabra impartida o el oculto nombre egoico.

No podemos extendernos sobre esta regla. Se refiere a misterios y temas demasiado grandes para ser tratados aquí. La incluimos en estas reglas para que sirva de tema de meditación, estudio y reflexión grupal.

La regla final es muy breve y consiste en cinco palabras.

Regla Catorce.

Escuchen, toquen, vean, apliquen, conozcan.

Estas palabras conciernen a aquello que los cristianos llamarían la consagración de los tres sentidos principales y su empleo en la evolución de la vida interna espiritual. Luego se aplica lo aprendido y comprobado, seguido por la fructificación del conocimiento adquirido.

CATECISMO ESOTÉRICO

Las siguientes palabras corresponden al Archivo XIII de los Anales de los Maestros y contienen en si un mensaje para el luchador en el camino. Poseen las características de algún catecismo antiguo, y las recitaban quienes participaban en los misterios menores antes de pasar a los mayores.

¿Qué ves tú, oh Peregrino? Eleva tus ojos y di lo que contemplas.

Veo una escala que se eleva hacia la bóveda celeste, su base desaparece en las brumas y nieblas que circulan alrededor de nuestro planeta.

¿Dónde te encuentras tú, oh Peregrino? ¿Sobre qué descansan tus pies?

Me hallo en una parte de la escala, ya casi he ascendido la cuarta división; lo restante se extiende ante mí en las tinieblas de una noche tormentosa. Más allá de esa esfera de completa tiniebla, veo que se eleva nuevamente la escala, radiante y luminosa en su quinta división.

¿Qué caracteriza esas divisiones que describes como separadas de otras? ¿No forman todas ellas una única escala de proporciones claramente definidas?

Siempre aparece un vacío ante mí, que al acercarme se convierte en una Cruz, por la cual se asciende a la siguiente división.

¿Qué forma la Cruz? ¿Cómo ayuda a elevarte?

La Cruz está formada por aspiraciones inspiradas por el anhelo Deiforme que cercena los deseos del mundo inferior, implantados por la vida desarrollada desde abajo.

Explica con mayor claridad lo que quieres significar y cómo esa Cruz se trasforma en Camino.

Los brazos que forman la Cruz se convierten en esa gran línea divisoria ubicada entre lo inferior y lo superior. Sobre esos brazos están clavadas las manos, manos codiciosas, posesoras, que desempeñan bajos menesteres, por el entrenamiento adquirido en el transcurso de muchas épocas. Y he aquí, que cuando las manos están sujetas e imposibilitadas, ya no pueden aferrarse y mantenerse, la vida interna se escapa de su envoltura y asciende por el brazo vertical. Pasa del cuaternario inferior, y la Cruz tiende un puente sobre el vacío.

¿Pasan fácilmente los que ascienden por ese brazo y dejan atrás el cuaternario?

Pasan a través de lágrimas, nubes y brumas; sufren y perecen. Se despiden de todos sus amigos en la tierra, ascienden solos el Camino; atraviesan el vacío con acciones amorosas, practicadas en el dolor del vivir; extienden su mano al que está más arriba, y se inclinan tendiendo la otra al hermano que está más abajo. Las manos liberadas de los brazos transversales quedan libres, pero para ser ofrendadas. Sólo las manos vacías, heridas por los clavos, pueden mantener la cadena intacta.

¿Dónde termina la escala? ¿Qué punto de la oscuridad atraviesa y dónde proyecta su fin?

Corta la esfera que se cristaliza con todas sus miríadas de formas, penetra en el plano acuoso bañado por las mareas, pasa por el infierno, desciende a la ilusión más densa y termina en el fuego latente, el ardiente lago ígneo, rozando a los moradores del fuego, los Agnichaitanas del calor escarlata.

¿Hasta dónde asciende la escala? ¿Dónde termina?

Asciende a través de las esferas radiantes y atraviesa sus seis divisiones. Se eleva hasta el poderoso sitial dentro del quíntuple final y desde allí pasa a otro superior.

¿Quién está sentado en el poderoso Sitial, dentro del quinto final?

Aquel cuyo Nombre no se menciona, sino en completa adoración; el Joven de los Eternos Veranos, la Luz de la Vida Misma, el Uno Maravilloso, el Anciano de los Días, el Señor del Amor Venusino, el Gran Kumara de la Espada Flamígera, la Paz de toda la Tierra.

¿Este Ser maravilloso está solo en su trono de zafiros?

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
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