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Madre Bruja Padre Ogro


Partes: 1, 2, 3

  1. Capitulo 1 El cuento infantil
  2. Capitulo 2 Brujas y hadas madrinas
  3. Capitulo 3 Ogros y gigantes
  4. Capitulo 4 El abc para salir del encantamiento
  5. Capitulo 5 Romper cadenas
  6. Biografia

Presentación

Como investigador y educador de adultos en el área de la afectividad, encontré que toda persona debía enfrentar un conflicto muy importante con sus padres, a veces con la madre, otras con el padre o con ambos. Esto también lo encontraba en la literatura y en la historia escrita por doquier.

Personalmente, una espina me clavaba el pecho y no me dejaba fluir. Había perdido a mi padre antes de cumplir ocho años, un fulminante ataque cardíaco terminó con su vida a los 47 años.

Era necesario avanzar por una senda no delineada. ¿Dónde habitaba Felicidad? Hacia 1967 se podría decir que ya tenía el mapa del tesoro, solo faltaba el coraje para emprender la búsqueda.

Las personas deseaban comprender la gama de sentimientos, a veces contradictorios, que generaba la relación con sus padres. Al cumplir 33 años y después de mucho acercarme a mi conflicto interior, logré sacarme la espina y perdonar a papá por ese definitivo abandono de su función paterna.

El camino que cada cual debe realizar para resolver ese conflicto, podría encontrarse en estas páginas, se requiere imaginación para recrear los pasajes de los relatos que nos acercan al gran tema y sus misterios: ¿qué es el amor?

Francisco Cordero Arellano

Se vuelven los ojos al sentimiento,

así como se mira hacia la salud,

cuando aparece el dolor.

MCQ

Capitulo 1 El cuento infantil

Cuando ya somos grandes, tenemos la oportunidad de relatar cuentos a nuestros hermanos menores, a nuestros sobrinos, nuestros hijos u otros pequeñuelos. Con verdadero placer, damos vida a feísimas brujas, que acompañadas de gatos, hornean pócimas para encantar a inocentes doncellas y a gentiles príncipes.

Narramos, y nuestra prolífica imaginación da vida a siniestros ogros, que habitan en grandes y oscuros castillos y están a la espera de algún visitante distraído que tenga el valor o la inconciencia de entrar en sus dominios. En ellos, la insensibilidad, los berrinches, las injusticias están muy bien permitidas.

De estos personajes de cuento, nos queda la certeza que son desagradables y que haremos lo posible por evitar encontrarlos en el diario vivir. Lo que no sabemos y aquí nos será revelado, es que brujas y ogros pueblan nuestras casas, laboran en nuestras oficinas y muchas veces han sido también nuestros maestros y maestras.

Esto es así, estos personajes míticos se apoderaron de los cuerpos de cualquiera de nosotros. Ya no usan sombreros puntiagudos con los que serían fácilmente reconocibles, sino que se visten adecuadamente y realizan rutinas aceptables. Su misión está determinada así: embrujar a los príncipes y princesas, para impedir que tengan armonía y comprensión de sus vidas. Por consiguiente, no podrán ser afectuosos y alcanzar bellas relaciones con las otras personas.

¿COMO SABER SI ESTAMOS EMBRUJADOS?

Para saber si somos víctimas de brujas y ogros, es necesario que miremos nuestra vida como si fuera un relato e ir descubriendo las ocasiones en que actuamos como si fuésemos nuestro peor enemigo, es decir, hacemos lo que no nos conviene, decidimos por la alternativa que más nos mortifica o somos incapaces de vencer un obstáculo.

María, recuerda que a los nueve años de edad, tuvo que hacerse cargo de sus hermanos menores. Ella no tuvo niñez, ni cuidados. Su madre estaba dedicada a su negocio y su padre iba y venía luego de riñas y reconciliaciones. A los 42 años de edad, fue diagnosticada de cáncer.

Jorge, fue el mayor de 5 hermanos; su padre surgió de la pobreza y el abandono, logró establecer varios negocios en los que formó a sus hijos y les inculcó los valores del deber y la obediencia. A los 36 años de edad, Jorge era un prestigioso empresario, se había casado con una joven que le pedía muy poca dedicación y tenía dos hijos. Con mucho esfuerzo terminó su carrera universitaria. Murió trágicamente en la carretera, al volver de una reunión de negocios, donde había bebido, como siempre, más de lo debido.

Claudia, desde muy joven, pretendió hacerse querer por su padre; pero éste solo tenía interés en su hermano menor. Estaba atemorizada en su casa y se dio cuenta que yendo a estudiar a la escuela media, podía empezar a liberarse de la indiferencia paterna y de la inutilidad de su madre. El primer día en el bus, constató que tenía terror de enfrentarse al mundo. Decidió luchar contra ese miedo en cada ocasión de su vida; se convirtió en una prestigiosa profesional y formó una familia con dos hijos. Coincidiendo con la muerte de su padre, fue diagnosticada de cáncer y le sobrevivió solo unos meses, antes de cumplir 47 años.

Pedro, había realizado una vida ejemplar; logró una carrera profesional, prestigio social y una familia con tres hijos, luego de un primer fracaso matrimonial. Todo marchaba aparentemente con tranquilidad, cuando recibió una oferta de trabajo en la cual se le pedía transgredir sus premisas éticas; con un desenfado poco común en él, justificó su aceptación a tal oferta, aludiendo a la recompensa económica. Antes de un año, mientras cumplía con su programa profesional, tuvo un infarto fulminante que le arrebató la vida a los 46 años.

Joaquín, es hijo único; su madre, mujer de mucho carácter ha contraído terceras nupcias. El no sabe que su padre murió de sida tempranamente y ha recibido los cuidados de una madre obsesiva que le agobia con su sobreprotección y alto nivel de exigencias. A los 17 años ya presenta adicción a las drogas.

Elizabeth, va a su tercer matrimonio y su esposo se parece demasiado a los dos anteriores; todos son menores que ella, están en mala situación económica, aunque tienen un gran proyecto para surgir. Ella les ayuda a hacer realidad sus aspiraciones, con su esfuerzo, tesón y todos sus ahorros.

Daniela, una bella mujer de 48 años, tiene cuatro hijos y un matrimonio aparentemente feliz. Ella se ha adaptado a la infidelidad de su esposo. Tuvo una niñez muy solitaria y no desea que sus hijos sufran igual indiferencia y abandono. Es diagnosticada de cáncer y muere tras un rápido deterioro.

Estos casos no están sacados del archivo de un médico o un psicólogo, son las historias de nuestros amigos, vecinos y familiares. Ellos estaban embrujados y no lo sabían. De haberlo sabido ¿hubieran estado dispuestos a construir otros sentimientos, a expresar positivamente sus afectos y darle una oportunidad a su vida?

Estamos tal vez hoy sufriendo enfermedades y dolores; en relaciones conflictivas con parejas celosas e inseguras; evitando dedicarnos a la actividad que se siente como la personal vocación; volcándonos hacia el trabajo, los negocios, el éxito económico en detrimento de una vida en armonía. ¿Somos la víctima de un embrujo?

La historia familiar es la historia de las buenas intenciones de las gentes y cómo ellas hicieron tanto daño sin preverlo. En ese laboratorio de sentimientos y afectos, se preparan los divorcios, los niños abandonados, las adicciones al tabaco, alcohol, fármacos y todas las enfermedades y dolencias que ocupan gran parte de nuestra participación e intereses, a través de la vida.

Es muy duro enfrentarnos a esas realidades y reconocer que fuimos mal formados por nuestros padres y traspasamos los errores a nuestros hijos. Para facilitar el proceso de darnos cuenta y liberarnos de la herencia negativa, cargaremos a nuestros personajes de cuento con todas las fatídicas negaciones, para a través de ellos, reconocer en el futuro, cuando vamos a actuar como lo haría típicamente la Bruja o el Ogro y de esa forma rechazar esta visión de las cosas, adoptando una visión liberadora.

¿COMO SE TRASPASO LA BRUJERIA?

La abuela de la abuela pudo ser la primera hija embrujada cuando:

  • Su madre no le entregó las 8 virtudes maternas

  • Su padre no le entregó las 8 virtudes paternas

  • Su madre no le dio la dedicación y las caricias para posibilitar la formación de los sentimientos fundamentales en el desarrollo de su afectividad

  • Su padre no le brindó la dedicación suficiente para permitirle elaborar los afectos en el contacto con el medio social

Así, la abuela de la abuela traspasó una estructura afectiva fragmentada, sabremos sus consecuencias relatando las historias de sus descendientes. Aún nos parece engorroso y complicado analizar a cada bisabuelo, abuelo, padres e hijos, para ver lo que han entregado como formación afectiva. Para simplificar el desarrollo del tema, crearemos los personajes que nos darán guía y nos mostrarán sin reparos todas las facetas de la vida afectiva. Esta recreación nos permitirá recorrer haberes y carencias afectivas, tener la adulta e informada posibilidad de darle más o menos dedicación al tema tabú por excelencia: el dedicado a las inconsecuencias del Homo Sapiens.

Nos dicen que somos seres con inteligencia superior y después de esa potente declaración, dejamos todo el resto de nuestra vida al arbitrio de los vientos que llegan a nuestro lado. Sin embargo, corre subterráneo el río de la curiosidad, que reconoce en el hombre, no un ser de inteligencia -después de todo para qué le ha servido tanta sapiencia- sino un ser de afecto y armonía, capaz de comprender que todo hombre es una construcción. Las formas culturales son por lo tanto, una proyección de cada comunidad, con sus particulares soluciones al tema de la filosofía de vida, su expresión del arte y su religiosidad.

¿PODRIA LA SOCIEDAD ESTAR TAMBIEN EMBRUJADA?

A veces somos los perplejos espectadores de situaciones que viven las sociedades de nuestro tiempo. Administraciones que roban o malgastan los recursos de sus pueblos, mujeres y niños desprotegidos por falta de educación y valor por la vida, sistemas de educación que son un negocio impersonal y deshumanizante, medios de comunicación que logran cada día el éxito de hacer nuevos niños adictos al alcohol, guerras milenarias, guerras incomprensibles para la razón, guerras morbosas, guerras para justificar una existencia corrupta por la ignorancia y el abandono de la reflexión.

Quien le pone el cascabel al gato, es la pregunta para las generaciones futuras. Lo que nuestra generación debe enfrentar es la pregunta ¿cómo podemos ser más razonables? Cada día en nuestro metro cuadrado de responsabilidad, podemos con humor y respeto, realizar el ejercicio de asumir nuevos puntos de vista para analizar antiguas situaciones. En ese proceso tenemos que empezar por dar cabida a la experiencia de los abuelos, devolver a la sociedad el valor por lo maternal, en detrimento del éxito económico-social y trabajar en establecer un sistema de educación para los niños, pensando en los niños y no meramente en el adulto productivo. Es posible, que en el futuro, se necesiten más adultos integrados en el Orden de lo Natural.

La sociedad embrujada se empecina en mantener sistemas que la llevan al sufrimiento y la destrucción de sus miembros. Así como una persona adicta encuentra placer en el dolor físico que le provoca el consumo de la droga, la sociedad en su conjunto se muestra adicta a sufrir. Eterniza aquellos elementos que la destruyen. En nuestros días, se acepta que el desarrollo económico, vaya aparejado de: enfermedades, familias que no llegan a ser tales, adicciones promovidas por empresas, medios de comunicación social vendidos al mejor postor, organizaciones políticas y religiosas que patrocinan el subdesarrollo, la ignorancia y la violencia. ¿Dónde buscar respuestas independientes? ¿Dónde remontar el conocimiento sin avergonzarse de ello? Dudar es un derecho y un día el hombre perdió el miedo de caer al abismo y se puso a caminar solitario hacia la salida del sol; llegó a la luna y a las estrellas; también, hasta aquellas que pueblan los espacios de su conciencia. En ese lugar, al que la humanidad ha accedido tras largas y duras luchas, el hombre es uno y no existe el temor, solamente la certeza de una oportunidad: vivir como un ser humano.

La sociedad moderna pondera el tener, más que el ser, por esta razón la muchedumbre no escucha la voz de la conciencia, porque no tiene oídos para ello; el aparato de audición simbólico que se estructura a partir de las caricias maternas está ausente y la música interior ha sido reemplazada por un gran ruido social. El sonido de las sociedades, suele interferir en el pensamiento personalizado, para crear un receptor pasivo, orientado a ciertos consumos.

LA INCAPACIDAD DE DAR Y RECIBIR AFECTO

GENERA TODOS LOS MALES

En el seno familiar aprendimos la forma de expresar los afectos. Recibimos cuidados y caricias y otorgamos sonrisas y gorjeos. Luego, recibimos obsequios que agradecimos brindando también nuestras pertenencias, dibujos y cartas. Lo más difícil fue compartir nuestras posesiones con otros niños, lo mío era la mayor certeza y el más grande refuerzo a nuestra pequeña persona que aun no lograba total equilibrio corporal. Papá, mamá, hermano, amigo de la familia y abuela solían ser los personajes más destacados y presentes para una estructurada visión del mundo. Los afectos por cada persona, tenían particulares características.

Para referirnos a esas diferentes clases de afectos, identificaremos cuatro categorías:

AFECTO STORGE, se refiere al que se establece en la relación de Padres e Hijos y hermanos carnales.

AFECTO AGAPE, el afecto por los amigos, la sociedad, el desconocido.

AFECTO EROS, el afecto por nuestros desafíos, el apego a la vida, la capacidad de expresar pasión.

AFECTO PHILIA, el afecto por el mundo de las ideas, genera la expresión filosófica- artística- religiosa de cada individuo.

Las relaciones interpersonales se realizan en el marco de estos cuatro tipos de afectos. Estos están presentes en todas las personas, pero se presentan con distinto desarrollo e intensidad.

Por ejemplo, Ludvic Van Beethoven fue una persona que desarrolló con preponderancia su afecto Philia. Vivía solo, no formó una familia (Storge), tenía pocos amigos (Agape) y mostraba una gran pasión (Eros), por su trabajo creativo e interpretativo. La música representaba para él la forma de expresar su filosofía, su arte y su religión (Philia).

Otro músico destacado, Johan Sebastian Bach, posee una prolífera familia (Storge), es una persona de gran interacción social (Agape), realiza un enorme trabajo de composición (Eros) y recrea su espíritu en una expresión musical de gran misticismo (Philia).

Cuando elegimos a nuestros amigos y a nuestra pareja, se combinan los diferentes tipos de afectos: a veces predomina el afecto Agape; la amistad, solidaridad y el pasar el tiempo, reúne a muchas personas. La búsqueda del saber, la elucubración intelectual y las manifestaciones culturales de Arte y Religión, reúnen también a muchos y les mantienen unidos a través de la vida. El afecto Eros reúne a grandes multitudes en torno a la competencia deportiva. Storge predomina en quienes estructuran su mundo en torno a la familia y el trabajo.

La incapacidad de intercambiar afectos, es una importante condición, a la que se llega producto de un proceso que se inicia desde el momento de la concepción. En los primeros años de la vida se aprendió de los padres como se expresa el afecto; en el transcurso del tiempo, se pasa de ser un receptor inactivo a un sujeto que brinda el afecto mediante las caricias. La persona, posee más o menos desarrollo en cada una de las formas afectivas.

Cada vez que encontramos un pobre desarrollo de las formas afectivas, el elemento más recurrente es el compromiso de la salud, ya sea con la presencia de una enfermedad, el estar atado a una adicción o tener la creencia en la enfermedad.

TODA NUESTRA VIDA PUEDE SER EXPLICADA COMO UNA MANIFESTACIÓN DEL AFECTO

De tal forma, podemos adentrarnos en la persona que da y recibe afecto en cualquier lugar del planeta o en cualquier época de la historia. Quizás para alguien resulte interesante analizar la expresión afectiva de Atila, el Rey de los Unos. Otros estarán interesados en Cirano de Bergerac, Mahatma Gandhi, Marilyn Monroe, La Madre Teresa o La Quintrala. En todos los casos, utilizamos la expresión de sus cuatro formas afectivas como proyección de su mundo interno. Nada sabemos de los sentimientos que albergan las personas hasta que lo expresan a través de su conducta.

Los niños aprenden de la conducta de sus padres y están sedientos de toda clase de caricias. Llamaremos Caricia a todas las manifestaciones del afecto. Encontraremos así:

Caricias físicas, son aquellas que otorga la mano. Expresa un mensaje genuino, en un lenguaje inequívoco y universal.

Caricias verbales, son aquellas que mediante una estructura simbólica adquirida en la relación materna, expresan el mundo interno en un lenguaje interpretativo y subjetivo ya que pertenecen a la categoría del símbolo.

Caricias del entorno, son aquellas que representan la concepción estética de cada cual, elemento que pertenece a lo cultural. Se captan del medio, se internalizan positiva o negativamente y se convierten en una expresión simbólica.

Caricias simbólicas, son aquellas que corresponden al símbolo propiamente tal. El lenguaje como se expresan es emblemático, alegórico y verbal.

Estas últimas comienzan cuando de niños nos damos cuenta, que papá a elevado la ceja y nos ha dirigido la mirada; cuando se nos presenta con el traje de domingo; cuando se respira un ambiente cargado de emociones "viene la abuela". Estos son detalles o eventos que nos hablan de otro mayor.

Capacitarnos para dar y recibir afecto fue un proceso del que no tenían mayor información nuestros jóvenes y ocupados padres. Cuando hubo dificultades, carencias, incomprensiones, mamá era quien lloraba y preguntaba qué iba a ser de ella. La enfermedad, solía ser la catarsis para las situaciones difíciles. Día a día, se establecieron las bases de toda nuestra vida, en aquellos primeros años.

A lo largo de este libro analizaremos el rol de los padres en la vida afectiva de sus hijos, lo que permitirá aproximarse a comprender la cuota de dolor que acompaña la vida de las gentes. El destino puede ser entendido, como la consecuencia lógica del proceso que vive cada cual, a partir de la primera caricia que recibió una curiosa neurona. Cada capítulo nos aportará elementos para recorrer nuestra propia historia afectiva, con el propósito de realizar nuevas construcciones; generar afectos creativos, positivos y deseables, con los cuales participar eficientemente en la Historia Afectiva de la Humanidad, que con nuestros zapatos va caminando.

Daremos vida a cuatro personajes que representan las posiciones que podemos tomar cuando damos y recibimos afecto:

LA BRUJA, EL OGRO,

EL HADA MADRINA Y EL GIGANTE BONDADOSO.

Cada vez que intercambiamos mensajes en la cotidiana actividad, como amigos, cónyuges, como jefes o hermanos, como hijos o padres, podemos clasificar nuestra posición en uno de estos cuatro tipos. De este modo, si nos damos cuenta que vamos a embrujar una situación, podemos tener la alternativa de tornarla en algo positivo y bello, con el esfuerzo de asumir el punto de vista adecuado.

También nos embrujamos a nosotros mismos, repitiendo mensajes aprendidos y no reflexionados. Mamá dijo: "Eres estúpido", nos decimos a nosotros mismos "Soy estúpido", pero hay formas de cambiar ese criterio, por otro de mayor potencia inspiradora y que será sustentado en una experiencia personal que lo ratifique.

Permítase aplicar el ABC de la solución.

EL ABC PARA SALIR DEL ENCANTAMIENTO

Como en todo cuento infantil, debemos encontrar la fórmula de remontar nefastos presidios y tétricas mazmorras. Salir a la luz, renovados e iniciados en las artes de lo portentoso. Utilizaremos la fórmula del ABC.

  • A. Construcción de SENTIMIENTOS.

  • B. Adquirir las 8×2 VIRTUDES

  • C. Fluir por las 4 FORMAS AFECTIVAS

Capitulo 2 Brujas y hadas madrinas

Somos la proyección de nuestro mundo interno

Creemos que conocemos a la gente, nos echamos al bolsillo a nuestros padres, a nuestro cónyuge o a nuestros hijos, sin tomar en cuenta que lo que percibimos de las personas y de las situaciones en que participamos, es una proyección de nosotros mismos.

Aunque por fuera nos vemos parecidos, en el interior todos somos diferentes. Por ejemplo, para alguien su mundo pudiera estar en la edad de la Piedra, así le sería consistente ver a su esposa como la mujer del Primitivo, ella requiere un trato rudo y poco comunicativo. Otro se reconoce a sí mismo en la época de la Reina Victoria y se siente en la obligación de ser guardián de los preceptos morales, todo el mundo le parece un impío a quién mandar a cortar la cabeza. Qué positivo sería para cada uno de nosotros crear un arquetipo de la visión del mundo que nos rodea, para utilizarla como medida de la parte que percibimos de las cosas, lo que dejamos de percibir y cómo lo percibimos.

Podemos observar, que la construcción del mundo interno, sus leyes y personajes, se sustenta fuertemente en los mensajes enviados por nuestros padres.

En una familia de varios hermanos, cada uno de ellos fue educado por padres diferentes, aun cuando hayan sido las mismas personas. Los padres del primogénito eran cautelosos o absolutamente inexpertos. Los padres del segundo, el tercero, el enésimo, habían pasado ya muchas experiencias que les hacían ser otras personas. Por otra parte, similares mensajes caían en diferentes terrenos. Cuando mamá le dijo a Elena "No tienes cabeza" nunca pensó que para Elena sería la definición definitiva de su persona. Esta fue por la vida cual pavo degollado, viéndose a sí misma desprovista de cabeza. Nos interesará conocer las decisiones que tomó Elena con esta perspectiva, cuando eligió su profesión, encontró a su pareja, educó a sus hijos, seleccionó su forma particular de recrearse.

En su interior, hombres altos suelen ser niños pequeños y hombres pequeños, gigantes poderosos.

Ese mundo interior, que no se ve directamente sino a través de nuestras actitudes y acciones, se compone entre otros de sentimientos, emociones, resentimientos, prejuicios, certezas, dogmas, intuiciones, frustraciones, realizaciones. A lo largo de la vida se va conformando ese universo secreto, sin embargo, las primeras grabaciones sientan una base muy importante en el resultado total. Son nuestros padres quienes, proyectan su propio mundo interno y a través de sus caricias y mensajes explícitos, nos llevan a ganar la partida o salir segundos.

Como amantes del deporte quisiéramos que muchas madres y padres se proyectaran como progenitores de un campeón. Le dieran la mejor recepción, lo colmaran de cariño y protección; le educaran en el precepto de alcanzar y salvar cada desafío, se mantuvieran a su lado hasta que el campeón, ya bien provisto de todo lo necesario, se independice de ellos para realizar su destino y su vocación. Diríamos que el enorme sueño de la Copa Mundial se gana en la cuna.

Un ejercicio para conocernos

a través de las proyecciones

Se hará una lista de las características que más detestamos encontrar en las personas y una lista de las características que más nos agradan en ellas.

Como ejemplo, analizaremos la respuesta personal de Susana.

Lo que detesta Lo que le agrada

1) Impaciente a) Entretenido

2) Egoísta b) Educado

3) Mandona c) Cordial

4) Presumido d) Paciente

Análisis

Las características de la izquierda representa aquellas posturas que a Susana le hacen sentir incómoda con ella misma; en muchas ocasiones ha escuchado decir a las personas más cercanas que ella es: impaciente, egoísta, mandona, presumida. Sin embargo para ella esas declaraciones no son verdaderamente importantes, sino el hecho de haberlas reconocido como sus propias características.

Pero Susana no sabe que ella lo ha reconocido interiormente, por esta razón al hacer el test, ella elige esas características y no otras, porque le conciernen personalmente.

Las características del lado derecho, son a su vez la representación de las propias características que Susana reconoce como sus mejores atributos; aunque ella no lo tiene presente al hacer el test.

Estas respuestas, reflejan la visión de sí misma de Susana.

De este ejercicio podemos obtener que nuestras manifestaciones, cualquiera sea el tipo: en el trabajo, como creativos, como consejeros de nuestros amigos, como padres u otras, siempre estaremos describiendo las situaciones y actuando según los patrones de nuestro mundo interno y jamás el de otra persona.

Sin embargo, si una persona realiza un proceso de desarrollo personal afectivo que le permita hacer objetiva su subjetividad, podrá discernir entre sus límites personales, subjetivos y el mundo externo, objetivo. Por lo tanto, si la persona puede conocer sus límites y debilidades podría reconocer, cuando en una oportunidad no se encuentra capacitado para realizar ciertos requerimientos; podría pedir ayuda para resolver un problema, podría confiar en sus seres queridos, en sus colegas, como complemento de sus propias fuerzas.

De la lista entregada por Susana, podemos observar también, que las características negativas son complementarias de las positivas, así: 1 y d; 2 y a; 3 y b; 4 y c. Representan los límites entre los cuales Susana encuentra su equilibrio. Al enterarse Susana que la lista arriba señalada, pertenece a sus propias características, sin duda recibe un fuerte impacto emocional. Si su respuesta es positiva obtendrá una importante información, que le permitirá realizar una introspección realista.

Este test nos permite hacer notar que los análisis que hacemos de las situaciones personales o ajenas, está cargado de nuestra subjetividad. Por ejemplo, una mujer le pregunta a otra: ¿qué debería hacer respecto a un conflicto con su esposo? La amiga ha tenido malas experiencias en sus relaciones de pareja ¿cómo piensa el lector que será el estilo de su consejo?

En los roles materno y paterno, somos también proyectivos. Trasladamos nuestras inseguridades y temores sin reflexionar si éstas son válidas para nuestro hijo. Se podría decir, que a veces nuestras acciones están ubicadas en el lado oscuro de nuestra personalidad.

LA BRUJA

Este es un personaje muy singular, su característica más representativa es su infelicidad; esa suerte de argumentos, en los que sustenta su incapacidad de dar valor a las cosas sencillas de la vida. Jamás podrá acercarse a la realidad porque hace tiempo decidió vivir en un mundo de gatos negros, pócimas y escobas. Es una maga del mal; por fuera puede ser bella, joven, parecer frágil, asemejarse a una pobre víctima, sin embargo debajo de su apariencia, está la fea, de enorme nariz y patibulario sombrero puntiagudo. Los pensamientos divagan en su imaginación retorcida, en búsqueda de la resolución a una situación de conflicto, en donde desea actuar y salir victoriosa. A los varones los convertirá en renacuajos, que para nada sirven; a los niños les robará sus alas, impidiéndoles que maduren, crezcan, se independicen y vuelen libres. A las niñas les pintará de negro las ventanas, no les dejará conocer lo hermoso de la vida; la infelicidad de ellas será su victoria.

La Bruja tiene sus amigas con quienes sale a volar en sendas escobas; muchas veces se divierte, pero no consigna estas experiencias, porque vuelve a estar triste, apesadumbrada, sumida en el rencor. La Bruja detesta el presente, el pasado la alimenta y da sostén a sus argumentos y motivos. El futuro es la representación de su triunfo, el maleficio que tan eficientemente ha desplegado, dará el resultado que espera. Todas sus víctimas resultarán sometidas a su nefasto poder.

LA BRUJA EN LA MADRE

No tiene fe en la capacidad de su hijo. Razona así: "Es demasiado joven"; "Debe continuar sus estudios"; "Esta casa es suficientemente grande"; "No está en edad de adquirir tales responsabilidades"; "Hoy las mujeres son muy agresivas"; "Hoy los hombres son unos irresponsables"; "La situación del país está muy inestable". Necesita una lista de buenas razones para evitar el corte del cordón afectivo que ata a su hijo o hija. Le impide fluir, de forma tal, que realice las vivencias necesarias que le permitan madurar y hacerse cargo de su vida. Ella está débil en la primera virtud materna; la virtud de la Fe. No puede implantar esta virtud en su hijo, lo que tiene como consecuencia que éste sea una persona que no cree en nadie. Se mantiene razonablemente lejos de la gente, para no tener que probar a cada paso que no se puede tener fe en los demás.

No tiene esperanza en que la inmadurez de su hijo es una etapa hacia otra de mayor madurez. No comprende que los errores de hoy son necesarios para conocer sus límites.

No tiene caridad ante los defectos de su hijo, o lo que quiere ver como defectos. Constantemente lo compara con personas con características que ella considera mejores. Esa declaración o intención genera rencores y un carácter hosco e inseguro.

No tiene serenidad para enfrentar las diversas situaciones; su actitud constantemente irascible, genera un carácter atolondrado, sin brillo.

No tiene tolerancia. Las personas que la rodean son diferentes de ella, en sus gustos, sus ritmos, sus expectativas en la vida y eso le es intolerable. Ella necesita que todos y también su hijo, adivinen sus deseos y se adelanten a sus requerimientos. El hijo tendrá tendencias autodestructivas, trabajará demasiado, cuidará poco de sí mismo.

No tiene paciencia. Esta virtud que caracteriza a las abuelas, raramente está presente en las mujeres jóvenes, por eso suelen dar gritos a sus hijos pequeños, recurren a los tratos agresivos como pegarles, zamarrearlos, empujarlos. Con los hijos mayores la impaciencia de la madre se convierte en un abismo difícil de salvar, en donde queda perdida la comunicación.

No tiene la virtud de la continencia, esto le impide aceptar a las personas como una parte suya. Tendrá la tendencia a competir con su pareja y con sus hijos.

No tiene la virtud de la magnanimidad, la que permite a la madre volcarse hacia el bienestar de sus hijos olvidando límites. Su hijo no tendrá en su vida la primera prioridad.

Así procede la bruja y refuerza sus conductas con otros mensajes:

"Eres igual a tu progenitor"

"No podrás hacerlo"

"No somos como ellos"

"Nosotros somos pobres"

"Somos Indios"

"Somos negros"

"Somos campesinos"

"No eres como tu hermano"

"Eres un perdedor como tu padre"

Estos mensajes que a menudo no se dicen sino para descargar una frustración, surten el efecto de un mandato para el niño, quien aun no discrimina entre mensajes libres y embrujados. Intuitivamente confía en el criterio de su madre.

"Tu padre es un inútil"

"Todos los hombres son malos"

Relato

La joven madre observa su pequeño hijo y la expresión de su rostro y la postura de su cuerpo informan de los sentimientos de rencor y rechazo que le inundan. Ese pequeño ser indefenso y absolutamente dependiente la ha dejado atada a un destino incierto. Hasta hace poco, ella venía soñando con experiencias interesantes que significaban gozar cada vez de mayor libertad. De pronto, una pareja, un hijo, y volverse una esclava en un episodio que nunca terminaría.

Cuando el niño llora le alarga un biberón, atiende a su aseo y luego lo deja reposar en un cochecito o en una cuna. Pronto volverá a trabajar y tendrá la ayuda de una guardería para su cuidado. Piensa que quizá su vida vuelva a ser más normal y esos sentimientos de abatimiento y contradicción se tornen mejores.

Mientras trascurre ese período en que madre e hijo transitan hacia establecer un tipo de relación, todos los mecanismo afectivos del niño ya han sido informados de una profunda carencia. Esta no será expresada en conducta hasta que llegue a la adolescencia o más tarde en la edad adulta. La madre embruja y el hijo es embrujado. Se establece una relación simbiótica que se caracterizará por una constante incomodidad, inconformidad e infelicidad de la partes. Argumentarán que no pueden dejar a la otra persona, porque ésta es incapaz de vivir sola.

El padre, en este caso, podría haber sido utilizado como parte para la concepción de un hijo, por lo cual no hay posibilidad de que se establezca una relación de pareja y que el infante tenga padre. Situación que agrava las posibilidades de educación afectiva para el niño.

En el caso que el padre asuma la paternidad, suele suceder que quiera suplir la carencia del niño de las caricias de la madre y pretenda suplantarla. El efecto de esta transposición de funciones afectivas, provocará también confusión y desequilibrio en la manifestación de los afectos en el niño.

LA BRUJA INTERNA

Relato

La imagen es muy familiar. Contra la oscuridad de la pieza se recorta la sombra de una olla alumbrada por un fogón, cuyas lenguas de fuego, hieren las pupilas del aterrorizado público familiar. Las llamas dan más fuerza a la cascada voz de la abuela, que con sus manos, rellena los silencios de su relato. A pesar de escuchar el relato todos los días de largas lluvias, los niños piden a la abuela el cuento de la Bruja en el Castillo Encantado. En sus inquietas mentes han recompuesto el cuento y desean ver en qué lo corregirán nuevamente, en su propia versión. Además, la Abuela, seguramente con la intención de captar la mayor atención, siempre agrega un episodio nuevo, lo que hace mas atrayente la historia que se escucha en esta oportunidad.

La abuela, ceremoniosamente, toma asiento en su silla mecedora, en sus manos un mate de vieja historia, y recorre la vista por sus nietos y sobrinos nietos. Todos guardan riguroso silencio, están colgando de la respiración de la abuela. De ese silencio, la abuela extrae la vitalidad para una vez más, contar su propia historia. Los nietos algún día contarán estos cuentos a sus nietos y así la Bruja del Castillo Encantado seguirá viviendo en él.

La Abuela comienza diciendo… Era una noche como ésta, fría, oscura, lluviosa. El viento golpeaba las ventanas y se hacía difícil escuchar la voz de la vieja que continuaba diciendo que era una noche terrible. En el castillo vivía un Gigante, que estaba muy solo, y vagaba por las galerías y pasillos del Castillo prendiendo lámparas de aceite, por aquí y por allá. Así, al mirar la inmensidad de su casa no se sentía tan solo. Sabía que en el pueblo cercano nadie lo quería porque su Castillo siempre estaba oscuro. Había tomado la costumbre de iluminarlo a fin de captar la atención de la gente del Pueblo. El Gigante vivía solo. Sus padres le habían legado el Castillo. Su madre no había podido encontrarle una novia adecuada y en un invierno más frío, que los inviernos fríos, se perdió con su Padre en el bosque helado y a los pocos días fueron encontrados congelados. El Gigante había aprendido a cocinar y atenderse solo, porque su madre le había dicho que sería muy difícil encontrar una novia para él. Las mujeres, decía, eran muy malas, vividoras, aprovechadoras y ella no había podido encontrar la adecuada. Con una gran pena abandonó el mundo en una caja de hielo.

El Gigante dejó el Castillo, decidido a buscar una compañera. Antes de ir de aventuras, arregló lo mejor posible su casa. Ordenó, limpió, dejó todo en su lugar. Afuera, plantó árboles frutales y decorativos. Buscó las más bellas plantas y decoró la entrada. Se puso sus mejores galas y emprendió camino, en busca de aquella princesa con la que tanto había soñado.

En el pueblo no había nadie que le indicara donde encontrar una Princesa casadera. No se desanimó por ello, recordó la frase que su madre a menudo le decía: "No te será fácil encontrar una novia, Je, Je, Je" (esa maldita risa no la había podido olvidar y era como risa de patíbulo) Recordó la frase, pero la risa la esquivó; desde pequeño, esa risa de su madre le torturaba, pero estaba tan acostumbrado a no escucharla, que le fue fácil una vez más no prestarle atención.

El Gigante decidió caminar sin rumbo fijo, confiando en que sus pasos le llevarían a buen puerto. Oyó la voz de su madre, que le decía "Debes planificar para no perder el tiempo Je, Je, Je…" En un acto de rebeldía, conscientemente, dijo en voz alta ¡NO MAMA, no voy a planificar! Durmió donde le sorprendió la noche. Así pasaron muchas leguas por sus pies e incontables noches.

En un amanecer, advirtió que en un lago cercano había una casa como de caza, una estación para peregrinos, un lugar de reposo. Caminó con fuerza y vigor. Había una chimenea encendida, cuyo humo le había servido de guía para llegar al lugar. Al entrar se acercó de inmediato a la chimenea para calentar sus miembros, que advirtió, estaban a punto de congelación. Paseó la vista por el lugar y le pareció extrañamente familiar. No era la primera vez que estaba ahí, pero no recordaba cuando lo había visitado, mas tarde sabría que sucedía. Por lo pronto, fue a buscar a alguien para ver que se podía desayunar.

Un fuerte aroma a café recién preparado le informó que cerca debía haber una cocina, y para él, eso bastaba. Al cruzar la puerta –ancha y pesada- que daba a la estancia de la cocina, encontró a una joven inclinada sobre una gran olla, trabajando, seguramente preparando una gran merienda. Esperó unos segundos, sin hacer ruido, no respiraba, para no distraer a esa joven de tan bello talle (La voz le susurró al oído "Recuerda. No te dejes engañar por un bello talle y una linda cara Je, Je") Al levantar su rostro la muchacha, estaba roja como la grana, por el vapor de la olla. El Gigante estaba tan sorprendido como ella; cuando sus miradas se encontraron, ninguno de los dos supo que decir.

(La voz susurró nuevamente "Cuidado, puede ser ella…Je, Je, Je)

Pasó un tiempo, no se puede medir cuanto. Ella miró a ese Enorme Gigante que parecía venir de mil batallas; pero ella sabía que por esas tierras hacia mucho no había batallas, de donde dedujo que su casa estaba muy lejos. No tenía mal aspecto, bien bañado, con ropas limpias, afeitado, perfumado, podría pasar por un Gigante Bondadoso. Ella esperó que él hablara. Así sabría más acerca de él.

(La voz dijo: "Preséntate como una buena persona… Je, Je, Je")

El Gigante se presentó. Dijo que venía de su Castillo que estaba a muchas leguas, que andaba conociendo el mundo y que como su casa (de ella) estaba en el mundo se había atrevido a entrar.

La joven sonrió, le llamó para si misma Gigante Tímido. Con una voz, que al Gigante le pareció celestial, le dijo: Hola, yo soy Rocío, mi madre es Luna y mi padre Amanecer. Vivimos a la vuelta del cerro Esperanza. Esta es nuestra cabaña, Primavera. Yo preparo la merienda para los trabajadores del campo.

El Gigante enmudeció, al mirarla a la luz se dio cuenta que Rocío era bella, tan bella, que no se podía describir.

El Gigante tragó saliva, duramente, y tratando de ocultar su emoción dijo con la voz más clara que pudo emitir. -Yo… vengo desde muchas leguas, dejé mi Castillo para caminar por el mundo. Cuando mis queridos padres estaban conmigo, ellos resolvían todo. Claro que me enseñaron muy bien a hacer todo en la casa y ser muy obediente.

(La voz: "Cuidadito con hablar mal de tu querida madre, cuidadito…Je, Je, Je. De tu padre puedes hablar lo que quieras pues eres igual a él, je, je, je)

Rocío advirtió que su primera impresión era la correcta, el Gigante era Tímido y al recordar a su madre, la voz le tembló de miedo. Además, le había advertido que era obediente. El Castillo, por pequeño que fuera, era una casa grande, es decir, el desgreñado gigante tenía dote. Su madre siempre le había dicho que entre enamorarse de un hombre pobre o rico el esfuerzo es el mismo, por tanto que optara por el rico. Y como este Gigante es obediente y tiene casa, pensó Rocío, a mi madre le gustará y yo tendré quien me ayude en las labores en Primavera. Mi padre, obediente como el Gigante, no dará opiniones.

Partes: 1, 2, 3
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