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Aproximación a la obra escrita en décimas del poeta cubano Gonzalez Sanchez


Partes: 1, 2, 3

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. La obra en décimas de Ronel Gonzalez Sanchez
  4. Estudio de la creación en décimas para niños de Ronel Gonzalez Sanchez
  5. Conclusiones
  6. Recomendaciones
  7. Bibliografía
  8. Anexos

Resumen

El Trabajo de diploma "Aproximación a la obra escrita en décimas del poeta cubano Ronel González Sánchez" es un estudio literario acerca de la obra en décimas de uno de los autores más significativos de la literatura escrita en la provincia de Holguín.

En esta investigación se realiza una síntesis de la historia de la décima escrita en Holguín en el período que comienza en 1986, año que señala el inicio de un verdadero movimiento poético, se realiza un estudio detallado de cada uno de los libros de décimas publicados por el poeta y se estudia su creación poética para niños en la que utiliza décimas, así como se profundiza en sus cuentos en verso.

La contradicción fundamental que moviliza la indagación científica radica en que pese al reconocimiento social y especializado de la obra de Ronel González Sánchez, no se conocen los rasgos de su obra en décima, tanto para adultos como niños, ni se han valorado los aportes de su obra al panorama decimístico cubano.

Para dar solución al problema científico planteado se propone un acercamiento a todos los libros de décimas publicados por el autor a partir del año 1991, haciendo énfasis en su primera antología aparecida en el año 2000, su libro Premio Iberoamericano Cucalambé 1996 y un volumen inédito; así como el estudio de su poesía para niños contenida en libros de 1992, 2001, 2010 y 2012.

SUMMARY

The Work "Approach to the work written in décima (classic strophe of the literature in Spanish) by the Cuban poet Ronel Gonzalez Sánchez" is a literary study about the work of one of the most significant authors in the literature written in the county of Holguín, Cuba.

In this investigation it has been done a synthesis of the history of the décima written in Holguín in the period that begins in 1986, year that points out the beginning of a true poetic movement. It is a detailed study of each one of the books of Ronel Gonzalez that contained décimas, and It is also an study of his poetic creation for children in which he uses décima, and his short stories in verse.

The fundamental contradiction that motivates this scientific inquiry consists in that although is significant the social and specialized recognition of the work of Ronel Gonzalez Sánchez, the features of its work in décima are not known, including his works for adults and children, neither the contributions of his work are known in the panorama of Cuban décima.

To solve the scientific problem profiled in this investigation intends an approach to all the books of décimas published by the author starting from the year 1991, making emphasis in his first anthology appeared in the year 2000, his book winning of Ibero-American Prize Cucalambé 1996 and an unpublished volume; as well as the study of his poetry for children contained in books of 1992, 2001, 2010 and 2012.

Introducción

Ronel González Sánchez (Cacocum, Holguín, 1971) es uno de los autores que más amplia variedad de temas, tonos, vertientes expresivas ha cultivado en la décima escrita en Cuba en los finales del siglo XX y principios del XXI. Desde la estrofa intensa y conmovedora de motivos líricos hasta la rigurosamente intelectiva, meditada, sobria envoltura de sus presupuestos teóricos; la ingeniosa y traviesa décima para niños y la que entraña el desenfado del humorismo; el poeta, además de impulsar el movimiento creativo de la décima en su provincia con su propia obra y su incansable quehacer promocional, ha dotado a Holguín de un cuerpo teórico que incluye el estudio de las voces poéticas del territorio, el trazado de una coherente periodización y; asimismo ha aportado una exploración del panorama decimístico nacional e iberoamericano del proceso de expansión estrófico.

Adolfo Martí Fuentes

Dentro de los estudios literarios cubanos no abundan las aproximaciones al devenir de la décima como estrofa nacional ni los acercamientos a obras y autores específicos de relevancia para el país.

La décima, al margen de clasificaciones como espinela, malara, naharra, etc. en su acepción más reciente es la estrofa de diez versos octosílabos, con rima consonante, pausa en el cuarto verso, distribución de rimas abbaaccddc, distingue una pluralidad de textos y autores que muestra la riqueza expresiva de una estrofa privilegiada por los poetas cubanos, fundamentalmente desde el siglo XIX hasta los años que corren de la centuria XXI.

Hasta la fecha en que se propone esta aproximación a la obra escrita en décimas del poeta cubano Ronel González Sánchez (Cacocum, Holguín, 1971), los estudios más significativos de la estrofa realizados en nuestro país son la antología La décima culta en Cuba, publicada en 1963 por el poeta y folklorista Samuel Feijóo; las investigaciones La décima escrita (1986) del poeta Adolfo Menéndez Alberdi; La décima; panorama breve de la décima cubana (1995), Décima e identidad; siglos XVIII y XIX (1997); La décima constante (1999) y Métrica, verso libre y poesía experimental de la lengua Española (2008) del Doctor en Ciencias Filológicas Virgilio López Lemus; diversas antologías publicadas por los poetas e investigadores Waldo González López y Mayra Hernández Menéndez y, en el caso de los estudios emprendidos desde Holguín, las investigaciones emprendidas por Ronel González, fundamentalmente: La noche octosilábica; historia de la décima escrita en Holguín (1862-2003 (2004); la multimedia La décima espinela (2005); Alegoría y transfiguración. La décima en Orígenes (2007) y Árbol de la esperanza. Antología de décimas hispanoamericanas (2008).

Acerca de la obra en décimas de Ronel González Sánchez, autor que al realizar la exégesis del movimiento decimístico holguinero entre 1862 y el año 2003 quedó fuera de esa importante valoración, el gran poeta cubano Jesús Orta Ruiz (Indio Naborí) señaló:

…figura entre los jóvenes poetas más descollantes de Cuba, no tanto por las irregularidades estróficas, modernistas ni por las pretendidas innovaciones extrínsecas de la Vanguardia, como por su entrada triunfal en ese mundo abstracto y mágico que es la poesía. Sus imágenes visionarias, que nos revelan una madurez precoz, no salen del cráneo frío sino del corazón caliente. Conmueven sus poemas, incluso sus décimas cuando el poder transformador de la emoción recordada sustituye e individualiza los significados, cumpliendo así la ley intrínseca de la expresión poética. (Orta Ruiz, Jesús; 2000)

Por su parte, Virgilio López Lemus destacó en el prólogo de La furiosa eternidad:

La virtud esencial de las décimas de Ronel consiste en mostrar que el artista de la palabra no se conforma con el sonsonete rítmico y de la rima, para buscar y hallar expresión, anchura de sentidos y diversidades temáticas. Sabe imprimirle al impersonal octosílabo el registro de su personalidad poética, lo que, en Cuba, tiene en el José Martí de los Versos sencillos al maestro más consumado. (López Lemus, Virgilio; 2000: 10.)

Hasta la fecha, refiriéndose a la creación de R.G. se localiza el ya mencionado prólogo de López Lemus escrito a sus volúmenes La furiosa eternidad (2000), las notas de los importantes poetas cubanos Jesús Orta Ruiz (Indio Naborí) y Adolfo Martí Fuentes, varios artículos de los poetas e investigadores Waldo González López y Pedro Péglez, el prólogo del poeta Roberto Manzano a su libro Atormentado de sentido; para una hermenéutica de la metadécima (2007), otro trabajo inédito del propio Manzano a su volumen Embalaje para enseres standard, en proceso de análisis en la Editorial Letras Cubanas, y el trabajo de diploma Ronel González; un poeta entre la ciudad y la nostalgia, de un colectivo de estudiantes de la Facultad de Español y Literatura del Instituto Superior Pedagógico de Holguín "José de la Luz y Caballero" que se enfocó en la reseña de sus libros con el objetivo de incorporar su obra a los planes de estudio del ISPH y que además sólo analizó su obra en décimas hasta 1998, primera etapa en la creación poética de González Sánchez. Es necesario destacar también que, acerca de la obra de R.G. se han realizado estudios que tienen en cuenta su creación dedicada a los niños y otras vertientes expresivas de su obra: en el 2001 su poética fue incluida en la tesis doctoral "Estrategia para el tratamiento pedagógico de la poesía de la localidad: experiencias en el nivel preuniversitario en Holguín" de la profesora María Elena Infante Miranda; en 2004 la licenciada Ángela Cimarro López defendió la tesis de Maestría en Historia y Cultura en Cuba "La lírica holguinera para niños de la etapa revolucionaria (1959-2000): Valorización y difusión.", en la que estudió su creación poética para niños hasta el año 2000, en el 2006, su obra también apareció incluida en un trabajo de diploma acerca de tres poetas holguineros, por una estudiante de la carrera de Estudios Socioculturales de la Universidad Oscar Lucero Moya de Holguín; en 2004 un colectivo de profesoras del ISPH José de la Luz y Caballero publicó el artículo "La literatura infantil holguinera de la Revolución: Una hermosa realidad" que menciona a R.G. como "uno de los más importantes escritores para niños en Holguín" (Colectivo; 2004: 68.) en 2007 la entonces Máster Ana María Osorio Salermo y la licenciada Nancy Guerrero Rodríguez presentaron en el evento Pedagogía 2007 la ponencia titulada: "Literatura infantil holguinera: una alternativa para que despierte el león noble y caigan pensamientos como copos de oro" que estudia brevemente sus libros publicados hasta la fecha; luego la propia Ana María publicó en INTERNET el artículo: "Medio siglo de literatura infantil holguinera: 1959-2009", que también se aproxima a su obra para niños, luego discutió su tesis doctoral acerca de la literatura para niños en el territorio holguinero y, en 2011, ya graduada como doctora, reseñó su libro En compañía de adultos en la revista Diéresis en el artículo "Sí, ¿pero de cuáles?". (Osorio Salermo, Ana María; 2011: 42-44.)

De modo que ya resulta obvia la importancia de la poética de este autor que aparece en el tomo III de la Historia de la literatura cubana, publicada por la Editorial Letras Cubanas en el 2008 y que recoge las investigaciones realizadas por un colectivo de especialistas del Instituto de Literatura y Lingüística, sin embargo no se ha definido o estudiado la significación real de su obra para el contexto de las letras holguineras y cubanas.

CAPÍTULO 1:

La obra en décimas de Ronel Gonzalez Sanchez

  • Inserción de la obra decimística de Ronel González en el panorama poético

holguinero en relación con el contexto nacional.

Ronel González Sánchez (Cacocum, 1971) comienza a ser reconocido en el panorama cubano de la décima a mediados de la década del 80 del siglo XX. Miembro del movimiento de los talleres literarios, inicia su trayectoria decimística en 1983 a la edad de doce años aunque escribía poesía desde los ocho.

En 1985 recibió Primera Mención en el XII Encuentro-debate Provincial de Talleres Literarios y sumados a otros premios que recibió durante ese período en festivales pioneriles primero y eventos de la Enseñanza Media (FEEM) obtuvo menciones en los encuentros-debates nacionales celebrados en Pinar del Rio (1987), Playa Girón, Matanzas (1988) y Primera Mención en 1989, año en que el evento se efectuó en la provincia de Camagüey y donde recibió, además, el Premio de poesía.

Por esos años el movimiento de los talleres literarios vivía uno de sus momentos más significativos y un gran número de escritores y poetas que entonces participaban como talleristas o jurados, poco tiempo después formaría parte de un gran grupo de creadores que participarían de los principales rumbos estéticos de la literatura cubana.

En relación con el movimiento nacional de la décima escrita (González Sánchez, Ronel; 2010.) la obra de Ronel González mostró tempranamente sus nexos con una avanzada de jóvenes que se planteó desde el principio revertir las maneras de asumir la estrofa por autores de generaciones anteriores como Jesús Orta Ruiz (El Indio Naborí) (1922- 2005), Samuel Feijóo (1914- 1992), Raúl Ferrer (1915- 1993), Ángel Augier (1910-2009) y Adolfo Martí Fuentes (1922-2002) e, incluso, pese a la cercanía expresiva con autores nacidos en las décadas del 30, 40 y el 50 como David Chericián (1940-2002), Waldo Leyva Portal (1943), Renael González Batista (1944), Osvaldo Navarro (1946-¿?), Waldo González López (1946), Alberto Serret (1947-2000); Rodolfo de la Fuente Escalona (1954), Ricardo Riverón Rojas (1949) y José Luis Rodríguez Alba (1932), la promoción a la que pertenece Ronel González (nacidos en las décadas del 60 y el 70) trajo las inquietudes lógicas de su generación y más en sintonía con tópicos del devenir cultural y provenientes de una comprensión mucho más abarcadora de la postmodernidad, debido a la sólida formación intelectual de la mayoría de los autores del momento. Universitarios casi en su totalidad y con un amplio espectro creativo, los autores de esta promoción en la que sobresalen Arístides Valdés Guillermo (1960); Carlos Téllez Espino (1960), Domingo Mesa Acosta (1961); Alberto Peraza Ceballos (1961), Antonio Borrego Aguilera (1962); Jorge Luis Mederos (1963), Daer Pozo Ramírez (1965); Jesús David Curbelo (1965), José Manuel Espino (1966), Alexis Díaz Pimienta (1966), Alberto Garrido Rodríguez (1966), Carlos Esquivel Guerra (1968), María de la Nieves Morales (1969), Odalis Leyva Rosabal (1969), Yamil Díaz Gómez (1971) y José Luis Serrano (1971).

Respecto al movimiento poético gestado en la provincia de Holguín se puede afirmar que éste ganó en organicidad a partir de la creación por el Sectorial Municipal de Cultura del Premio de la Ciudad en 1986, el trabajo de difusión de la obra de autores locales realizado por las revistas Ámbito y Diéresis, la fundación del Centro Provincial del Libro y la Literatura en 1990 y luego en el año 2000 de la Promotora Literaria Pedro Ortiz en honor al escritor holguinero y la cohesión, por esos años, del movimiento de talleres literarios.

Posterior a 1986 se hizo visible un núcleo de decimistas en el que fueron descollando los nombres de Gilberto Cruz Rodríguez (Velasco, 1937), autor de Sobre un viento de recuerdos (1990), del sonetario Vibraciones (1990) y de Transeúntes del tiempo (1992), un poeta que señaló el nacimiento de ese instante cristalizador con su cuaderno Motivos (1988); Francisco García Benítez (Holguín, 1913-1988), autor del volumen Minidiccionario en décimas, también publicado en 1988; Orlando Carballosa Román (1940-1988) quien no llegó a publicar libros pero recibió Primera Mención en el Concurso territorial Cucalambé en 1988; José Luis Moreno del Toro (1943), autor de Violeta ya no vive aquí (2003); Ramón Acosta Almaguer (Buena-ventura, 1944), quien ha publicado Con permiso de Dios (2003); Arsenio Valdés Bruceta (Gibara, 1946), autor de A la vuelta del tiempo (1988) y Una historia por contar (1991); Claudio Concepción Pérez (Banes, 1947), quien ha publicado El camino de Teseo (2001) y Los motivos de mi canto (2003); Reina Sánchez Corrales (San Germán, 1949), autora de Una mujer terrible (1992); Luis Caissés Sánchez (Holguín, 1951) quien ha incluido décimas en su obra para niños, como en el volumen titulado Cuentos como flores y cantos para raíces (1994); Ramón M. Rodríguez (Buenaventura, 1952), autor de En el lugar de los que aman (1990); Quintín Ochoa Romero (Holguín, 1952), autor del decimario inédito Desfamilia; Germán David Fournier Cuesta (Guantánamo, 1953), autor Acuarela de las nubes (2002); María Josefa Reyes Hidalgo (Velasco, 1954), autora de Vuelo de guitarras, Mención en el Premio de la Ciudad de 1993, que se publicó en la antología Fiesta de espinelas (1993); Miriam Peña Leyva (Santiago de Cuba, 1956) autora de Mar de sueños (2007); Agustín Serrano Santiesteban (Velasco, 1958), quien publicó, en 1995, su antología mínima: Instantes en la memoria y recibió el Premio Nacional Cucalambé 1996 por su libro Sitios de la voz (1997); Rolando Bellido Aguilera (Báguanos, 1958), autor del cuaderno de décimas Sencillas reincidencias (s.f); Alberto Lauro Pino (Holguín, 1959), autor de los libros para niños que incluyen décimas Los tesoros del duende (1987) y Acuarela (1990); Miguel Ángel Martínez Sarduy (Mayarí, 1961), quien publicó el poemario Los miedos en el aire (2002); Agustín Labrada Aguilera, (Holguín, 1964), autor del decimario Viajero del asombro (1991); Roberto Frutos Rojas (Holguín, 1964) poeta interesante que no ha publicado aún libros de décimas; el ya mencionado Daer Pozo (Buenaventura, 1965) autor de Memoria y paisaje (1990), Elogio del caminante (Premio de la Ciudad, 1990) y Testamento, cuaderno del que se publicó una selección en Fiesta de espinelas; Alberto Enrique Figueiras (Banes, 1967), poeta que ha aparecido en varias antologías pero tampoco ha publicado décimas; Freddy Camilo Morffe Fuentes (Holguín, 1969), autor de En la catedral del tiempo (1994), Arpa y hoguera (1999), Antología cósmica de Freddy Camilo Morffe (2000) y me lo contó un duendecillo (2008); César Ohílder García Ávila (Janata, 1969), autor de En el carrusel de los sueños (2003); José Luis Serrano Serrano (Uñas, 1971), autor de El mundo tiene la razón (1996) en coautoría con Ronel González, Bufón de Dios (1997); Aneurisma (1999); Examen de fe (2002), La resaca de todo lo sufrido (2003) también en coautoría con Ronel González, Los inquilinos de la Casa Usher (2005), El yo profundo. (2005) y Tráfico de influencias (2012).

Otros autores del movimiento decimístico holguinero de los últimos años son: Yunior Felipe Figueroa (Cacocum, 1977), autor de Con esta leve oscilación del péndulo (2000), El difícil color de la inocencia (2004) y Escritos demenciales (2005); Kiuder Yero Torres (Santiago de Cuba, 1977), autor de Toda la sombra (2005); son Karina Mora Sánchez (Nicaro, 1985) quien publicó en 2011 el folleto de décimas Palabra oscura (2011) y Elizabeth Reinosa Aliaga (Bayamo, 1988), autora de de En la punta del iceberg (2011).

En sentido general, los rasgos de la décima que actualmente se escribe en Cuba, según las investigaciones realizadas por el propio Ronel González, y aceptadas por algunos poetas y estudiosos de esta variante poética, pueden definirse del modo siguiente:

  • Ruptura respecto a la tradición del canto a la naturaleza cubana.

  • Intelectualización del discurso.

  • Profuso empleo de encabalgamientos.

  • Manifiesta voluntad de renovación en lo referido al par dialéctico contenido / forma.

  • Preocupación por eliminar virtuales fronteras entre el verso libre y el rimado.

  • Búsqueda de elevadas intensidades líricas.

  • Subrayado interés por reflejar las circunstancias sociohistóricas del país con una visión totalmente desprejuiciada. (González Sánchez, Ronel; 2004: 73-112.)

Por tales razones, la obra de Ronel González Sánchez no puede verse fuera de esos senderos estéticos porque además se trata de una de las voces más representativas.

Según Roberto Manzano, en el prólogo inédito a su último libro titulado Embalaje para enseres estándard:

Ronel González tiende a priorizar la palabra antes que la imagen: […] el gusto por la palabra alcanza un verdadero festejo. La esdrújula, el neologismo, el epíteto conceptual, el vocablo acarreado de zonas élites, la enfática enunciación se incrementan y realzan. El lenguaje oculta reminiscencias estilísticas de cierta estirpe cubana y latinoamericana, y cruzan por el fondo los espectros de Boti, Herrera y Reissig, Lugones, León de Greiff… Escapa al galope de la décima ortodoxa, torna aceleradamente a sus ocho decenas silábicas, calienta sus contornos con fuelles polimétricos, los sincopa con duras pinzas: el lector entrenado capta que lo compositivo palpita con sístoles y diástoles dinámicos. A pesar de las violencias, no hay brincos en la velocidad de consumo. Son naturales ya en sus piezas los rozamientos entre lo métrico y lo oracional que se inauguraron en los finales de los ochenta y principios de los noventa. (Manzano, Roberto; 2012)

Definiciones y comprensión puntual de su obra en décimas que involucran la creación del poeta con una ferviente invasión en el campo de la escritura rimada llevada a cabo por la hornada más reciente de decimistas y en general de poetas de la Isla.

1.2.- Estudio de la creación en décimas de Ronel González.

Después de haber comenzado a escribir poesía a la edad de ocho, cuando cursaba el tercer grado en la Escuela "Expedicionarios del Corinthia" del municipio de Cacocum se incorporó en 1984 al taller literario municipal "Miguel González Miranda" que funcionaba en la biblioteca de la localidad.

Sus primeras décimas aparecieron en boletines mimeografiados que lamentablemente no se conservan, de la casa de la cultura Gilberto González Rojas y la primera estrofa octosilábica suya que consta en publicaciones nacionales es la titulada "Guardafronteras", que apareció en la revista habanera Verde Olivo, correspondiente al 30 de octubre de 1986, aunque la que verdaderamente llamó la atención de poetas y estudiosos fue la titulada "Infidelidades", publicada en su libro Todos los signos del hombre y después en su antología La furiosa eternidad.

A partir de la publicación de "Guardafronteras" la obra en décimas del poeta comenzó a aparecer con frecuencia en numerosas publicaciones seriadas y en libros, como consta en su biobibliografía "Vivir en la literatura", preparada por la licenciada Ana Li Pérez (Pérez Pérez, Ana Li; 2012.); sin embargo un estudio coherente de esa vertiente principal de su creación no podemos realizarla hasta la publicación de Algunas instrucciones para salir del sueño (Premio de la Ciudad de Holguín 1991), Todos los signos del hombre (Premio de la Ciudad 1992), Dictado del corazón (Premio de la Ciudad 1993), Rehén del polvo (Premio de la Ciudad 1994), Incendio y otras historias (libro de poesía que también contiene décimas y que recibió el Premio de la Ciudad 1994) y El mundo tiene la razón (Premio Nacional Cucalambé 1995, coescrito con el poeta José Luis Serrano y publicado en 1996).

La furiosa eternidad (2000)

Selección de sus décimas escritas entre 1985 y 1995, con este volumen Ronel González fijó el texto correspondiente a su primera etapa creativa, que incluyó no sólo la publicación de cinco libros, sino la anterior escritura de cientos de estrofas en libretas colegiales eliminadas por el poeta al ir a vivir a la ciudad de Holguín el 10 de octubre de 1992, de manera que la mayor parte de las décimas que hizo en el período nacieron en Cacocum, su pueblo natal, y en la ciudad de Santiago de Cuba, donde estudió la licenciatura en Historia del Arte entre 1989 y 1994.

Poetas e investigadores como Adolfo Martí Fuentes, Virgilio López Lemus, Nieves Rodríguez Gómez, José Luis Rodríguez Alba, Gilberto Cruz Rodríguez, Eugenio Marrón Casanova, Renael González Batista, Gilberto Cruz Rodríguez, Carlos Jesús García, José Luis Moreno del Toro, Waldo González López y Jesús Fuentes Guerra, habían sido miembros de los jurados del género décima en el Premio de la Ciudad de Holguín que habían reconocido los cinco títulos de González Sánchez, y Waldo González López, nuevamente Virgilio López Lemus y Jesús Fuentes Guerra formaron parte del jurado que otorgó en 1995 el Premio Nacional Cucalambé a su sexto libro de décimas, nombres de prestigio en las letras nacionales que contribuyeron con el conocimiento y reconocimiento de la obra del poeta antes de la publicación de su volumen de aparición tardía en el año 2000.

Por esta época las características más sobresalientes de las décimas de R.G. están relacionadas con una voluntad de renovación que no abandonará su producción poética posterior, búsquedas de índole formal y conceptual, experimentaciones con los encabalgamientos, las separaciones estróficas, la diversidad métrica, la puntuación, los juegos lexicales, el empleo de los tropos y las figuras retóricas y, por supuesto, la creciente la inclusión de referencias culturales en consonancia con los estudios y las lecturas realizadas por el joven artista de la palabra.

Tempranamente influido por la gran poesía española y la literatura en general, el cine, el teatro, las artes plásticas universales, sus lecturas iniciales de libros filosóficos, las canciones de la trova tradicional y la nueva trova cubanas, el poeta que publica en el 2000 La furiosa eternidad, es un autor que ya está en pleno dominio de la estrofa y en sintonía con los resortes líricos de la Isla, con una sustancia poética que invoca la gran tradición insular de la elegía, donde los nombres de José María Heredia, Luisa Pérez de Zambrana, Julián del Casal, José Martí, Manuel Navarro Luna, Jesús Orta Ruiz, entre otros, le han permitido identificarse con un modo auténtico de decir, en una estrofa donde resulta difícil poseer lo que se llama en literatura el estilo poético.

Desde la décima seleccionada como pórtico de La furiosa… titulada "Muchacho, tú no eres yo", el autor deja entrever su identificación con las tendencias clásicas de la poesía lírica que denotan la interiorización del yo y el hecho de dar rienda suelta al caudal de los sentimientos y las reflexiones. A partir de esta estrofa se crean nexos directos con un sentimiento de índole nihilista, negador de la plenitud de la existencia, emoción que acompaña de una manera u otra la mayor parte de los textos escritos en esta etapa por R.G.

Muchacho, tú no eres yo.

A mí nadie me conoce.

Yo soy de la luz un roce

confundido que invadió

tu mirada pero no

pudo salvarte.

Yo era

tu sombra gritando fuera

de espacio y tiempo.

Yo vine

pero la vida es un cine

cerrado ¡y de qué manera!

Es notable la pesadumbre que acompaña al sujeto lírico a lo largo del libro. A partir de una visión polémica, inculpadora de los efectos que produce la realidad sobre el individuo, esta poesía es resultado de la incidencia incompleta y negativa de una personal cosmovisión que se desborda en el texto escrito para ofrecer al lector un caprichoso lienzo en el que las esperanzas del hombre son una idea totalmente excluida.

La infancia, el amor, la fe y la muerte son los tópicos sobresalientes de La furiosa eternidad, que a su vez se subdivide en cuatro secciones o capítulos para acoger las elecciones realizadas por el autor en función de su posicionamiento estético.

Aquí es evidente la relación autodestructiva del sujeto lírico con los objetos y situaciones que crean los estados anímicos y sentimientos, y en aras de amplificar esas conexiones, el hablante escoge un tono confesional próximo a las resonancias del libro Los heraldos negros, de un poeta inexcluíble en el diapasón de influencias del joven autor como es el peruano César Vallejo. Veamos el caso del texto titulado "El asesino" (p. 20)

Después de todo no aguardo

al niño que entró una vez

y vio a su madre en la tez

del crimen. Yo me acobardo

cuando me sorprende el tardo

presentimiento. Su cara

resplandece en la mampara

de nuevo, de nuevo.

Estoy

apuñalándola. Soy

espía, verdugo, rara

ensoñación que dejara

huellas en mí. La asesino.

Ella cae. Yo adivino

su perfil. Ella se aclara

en la memoria, dispara

dardos al sueño. Delira.

-Yo no la maté. Mentira.

  • ¿Madre, por favor qué hora

es? No lo digas ¡ traidora!.

Mi madre ha muerto y me mira.

Elementos de profundo valor simbólico e imágenes que acentúan el dramatismo del sujeto lírico dan crédito de la concisión expresiva del autor, propia de la concentración confidencial impulsada por lo eminentemente autobiográfico, rasgos acentuados en esta primera época del poeta debido a situaciones complejas y en algunos casos devastadoras, vividas por R.G., relacionadas con su formación como individuo y con inesperadas circunstancias de su trayectoria vital.

Al margen de esas características de la individual manera de decir del poeta y de sus vínculos con la realidad, en La furiosa eternidad sobresalen poemas en décimas como "Inventario de carencias", "Mi casa se halla entre el día y el sueño", "Infidelidades", "Treno", "La que soñó, la que fue soñada", los textos escritos en endecasílabos de la orgánica sección "la oscuridad es un jardín redondo" y los muy amargas décimas finales "Todo pensamiento lanza un golpe de dados", "Yo suponía un país" y "Letanía para un perseguido" que se contraponen a los criterios emitidos en el prólogo por Virgilio López Lemus acerca de la relación agónica del sujeto lirico con temas y motivos, puesto que en el cuerpo poemático donde el estudioso no ve desgarraduras es precisamente donde queda plasmada con mayor fuerza el desamparo del hablante. Veamos las palabras de López Lemus:

Hay décimas bellas; otras de motivos literarios; algunas son de experiencia; las más de la imaginación y del tejido artístico o de reflexión o divisa filosófica; otras alaban a la ciudad o son autodefiniciones del ser del poeta… No hay graves conflictos. No hay elegía, tristeza excesiva, desgarraduras. Ronel González no disimula su juventud: canta al amor, que a veces es pleno y otras sufriente, pero sin borrasca; no ha vivido la angustia, ¿por qué habría de cantarla…? (López Lemus, Virgilio; 2000: 12).

Inexplicable resulta la valoración del crítico cuando en realidad se trata de un conjunto de poemas en los que precisamente quedan resumidos los más grandes dilemas que vivía el autor: la inadaptación al medio, el peso demoledor de una infancia poco gratificante, su relación dificultosa con los seres queridos y el resto de las personas, su aproximación y enfrentamiento complejo al tema del amor, las infidelidades, los entresijos de la fe y la espiritualidad, el suicidio y la permanente autodestrucción.

¡Cuánto/ morir nos cura el espanto/ de estar vivos todavía!, se lee en la décima titulada "Cortos son los momentos de verdadera felicidad en este mundo y aún les damos el nombre de ilusión y mentira" (p.79), en franca alusión al Fausto de Goethe, y en estos versos quedan resumidas las inquietudes fundamentales de un autor que aspira a la realización expresiva y por otro es resultado de incapacidades para rebasar la conflictuación a la que se enfrenta, y contra la que solo puede blandir las herramientas de su oficio, sin embargo no se debe obviar que en este nuevo y verdadero "nacimiento" poético que es La furiosa eternidad, debido a las intenciones expresas del poeta de que este libro sea visto por los estudiosos como una especie de libro total de su primera etapa, quedan señalados los rumbos de la poesía y la décima futura de Ronel González Sánchez: una sedimentación expresiva de índole por momentos escéptica y nihilista ante los fenómenos y procesos de la realidad y la misma cultura, un hondo sentido introspectivo y una búsqueda a toda costa de la autorrenovación contenidista y formal.

En lo que si coincidimos con el prologuista del libro de R.G. es en el afán del poeta de superar elementos de la décima que ya estaban inscritos en la tradición de la escritura estrófica.

Rebasar sin traicionar es una noble misión. Ronel no lo hace por festinado estilo a la móde, sino por responsabilidad artística de exploración, de búsquedas de nuevos senderos, necesarios a toda labor de poeta legítimo. No quiere ser leído de la forma tradicional, sino que interpone obstáculos formales para que el lector entre al texto divisando primero diferencias estructurales con la décima tradicional vinculada al empleo popular cubano; en seguida el mismo lector encontrará que, en esencia, el poeta no fuerza una "originalidad" a ultranza. Y se descubre que nos enfrentamos a un "juego", porque al poeta le gusta jugar, como lo hace [en el texto incluido en Rehén del polvo] "Ciudad de la nostalgia", que pudo ser escrito por cierto surrealista, que pudo ser deleite de un autor de un autor de la línea de Apollinaire, que pudo inspirarse en los poemas estructurales de raíces mallarmeanas, pero que en fin plantea juegos combinatorios de las formas; por ejemplo, la estrofa VII requiere tres páginas para consumarse y rompe en su conjunto con la fórmula espineliana. (López Lemus, Virgilio; 2000: 12).

La furiosa eternidad responde a las interrogantes y posibilidades escriturales de un autor que en breve sería uno de los decimistas cubanos más notables y también uno de los más polifacéticos intelectuales de la Isla de la promoción de poetas nacida posterior a 1960.

Atormentado de sentido. Para una hermenéutica de la metadécima (2007)

No hay que temer a ello, ni evadir el riesgo. Digámoslo sin ambages: Atormentado de sentido. Para una hermenéutica de la metadécima es un poemario difícil, como corresponde a un asunto sumamente complejo, cuya abundancia de sinuosidades revela, precisamente, la contemporánea magnitud de sus alcances: los desafíos del actual momento de la poesía cubana escrita en estrofas de diez versos.

(Péglez González, Pedro; 2008: 10)

Este es, sin dudas, el libro de décimas de mayor complejidad desde el punto de vista conceptual, el de mayor aliento postmoderno y también el más extenso de los premios iberoamericanos Cucalambé de Cuba.

Dividido en cinco secciones, e integrado por 190 estrofas -excluyendo los poemas en verso libre que inauguran algunas secciones- el discurso múltiple del hablante lirico evoluciona desde un autoprólogo del autor para rebatir la ubicación de su obra como "neomodernista", al decir del también poeta y crítico Jesús David Curbelo en un extenso artículo utilizado como prólogo del decimario Toque de queda, del tunero Carlos Esquivel Guerra (Curbelo, Jesús David; 2006:12.), hacia una deliberada diversidad de tonos, temas y formas que hacen de este libro uno de los más interesantes, incluso entre los volúmenes de poesía publicados en las últimas décadas.

Atormentado de sentido; para una hermenéutica de la metadécima, parte de un verso de la transgresora canción "Al lado del camino" del cantautor argentino Fito Páez, como un ejemplo inaugural de intertextualidad con otros discursos de las artes y para proponer la idea del poeta como un ser en persistente búsqueda de sentidos, comprensiones, significados, etc. que ha llegado al zenit de sus razonamientos respecto al mundo y a la obra literaria como totalidad, y que, acosado por sus propias percepciones, necesita comunicar sus inquietudes, rozando la propuesta de un manifiesto poético.

Luego, en la enunciación titular del personal concepto metadécima, paráfrasis y también ironía respecto a la llamada metapoesía, o sea, un discurso octosilábico que es su propio referente, una especie de décima de la misma décima, un texto que intenta explicarse desde dentro, que formula una poética autoexplicativa, sobre todo por el añadido del término hermenéutica, que es el arte de interpretar textos para fijar su verdadero sentido, construye y propone un poemario que muestra cómo también en décimas se puede llegar a un grado sumo de experimentación, a una expresión coherente de conceptos y referencias culturales y, en esencia, a un conocimiento esencial de la literatura y de la teoría que la genera.

Valiéndose de los presupuestos de la ensayística y de sus estudios de la hermenéutica para su aplicación a la valoración de la décima, R.G. permite que su libro fluya desde temáticas inherentes al tránsito vital del hombre y a la madurez con que se perciben por el poeta. No por casualidad la propia dedicatoria del decimario a teóricos de la postmodernidad resulta sintomática (el filósofo francés Michel Foucault, quien puso en tela tela de juicio la influencia de Carlos Marx y del psicoanalista Sigmund Freud; el crítico y semiólogo francés, autor del Grado cero de la escritura, Roland Barthes, quien intentó construir una filosofía de la semiótica; el filósofo francés Jacques Derrida, acoplado fundamentalmente a la idea de la deconstrucción textual en estrecha relación con el estructuralismo; el crítico estadounidense Harold Bloom, autor del archicitado volumen La angustia de las influencias, quien planteó la idea de la obra como un tejido comunicante e intercomunicante con obras anteriores; y el escritor y profesor universitario italiano Umberto Eco, famoso por sus estudios semióticos de los signos y los significados) es un gesto conectivo de las ideas fundamentales a desarrollar por el poeta en el volumen y el tópico de los estudios literarios, críticos, filosóficos que algunas veces en los textos funcionará como simple referencia o especie de paráfrasis y, en otras oportunidades será una parodia, una ironía, una burla.

La cita del libro, escogida hábilmente y en función de la idea fundamental, pertenece a la revolucionaria novela Ulises, del irlandés James Joyce: "El arte tiene que revelarnos ideas, /esencias espirituales sin forma. /La cuestión suprema sobre una obra de arte/ es desde qué profundidad de vida emerge." Aseveración que da preeminencia a las ideas, a los contenidos, por encima de las formas y, sobre todo, al hecho de que éstos conceptos, estas esencias deben provenir de una relación intensa del creador con lo vital, de gnoseológicas inmersiones permanentes y bien meditadas a lo largo de su vida. O sea, R. G. desde el principio insiste en que la obra, en este caso literaria, y el cuerpo ideotemático que desarrolle, no nace de la casualidad sino de las búsquedas constantes y de la reflexión en aras de rebasar lo establecido, de dar un paso más hacia la transgresión como sentido de rebasamiento, de necesario avance, de quiebra de normas y códigos en una actitud típicamente postmoderna de asunción creativa para que la décima no siga reducida a la idea de una estrofa detenida en el exteriorismo del canto a la naturaleza y del campesino como individuo ancestralmente apegado a la tierra.

Partes: 1, 2, 3
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