El humanismo Marxista. Historia, actualidad y aplicación en la práctica médica
Enviado por Arelys Rodas Clavijo
"Si el hombre trabaja solo para sí, puede quizás ser un científico famoso, un gran sabio, un excelente poeta, pero jamás podrá ser un hombre perfecto y verdaderamente grande".
Carlos Marx
Resumen
El Humanismo Marxista parte de la comprensión del hombre concreto, lo considera como un ser transformador y portador de un sistema de relaciones sociales y bienes materiales.
El presente trabajo tiene como objetivo diseñar una guía de acciones encaminadas a perfeccionar el humanismo, como valor fundamental, dentro la práctica médica. La palabra humanismo apareció desde la antigüedad, digamos en Cicerón. En su inicio, se refería al estudio y cultivo de las artes vinculadas a la cultura antigua, las humanidades y la cultura greco-romana. Más tarde el humanismo se presentará como la tendencia a efectuar el análisis del hombre como un ente natural para desgajarlo del carácter sobrenaturalista promovido por el cristianismo. En este estilo de pensamiento, el humanismo pondrá la atención en el valor del hombre como personalidad y su derecho a la felicidad, la libertad y el libre juego de sus capacidades. Nos proponemos mostrar algunas reflexiones en torno a los principios y normas morales que, en nuestra opinión, deben contemplarse en la actividad profesional de la salud a la luz de esta corriente filosófica. Cuando hablamos de principios nos referimos a las exigencias morales más generales, a nivel de la conciencia social, que sirven de criterios en la elaboración de normas más particulares.
El principio humanista de la moral profesional, se toman como instrumento de regulación conductual de los especialistas. Que se recogerán en un plan de acción, destinado a implementar en la estrategia del centro, las variantes pertinentes para lograr los objetivos propuestos en esta investigación.
Palabras claves: Filosofía, Humanismo, práctica médica.
Introducción
El término "humanismo" ha sido utilizado con diferentes significados durante la Modernidad. En el Renacimiento se aplicó este término a la tendencia de convertir al hombre en el centro del universo y meta de todo pensamiento; en el Romanticismo del S. XIX se identificó con las corrientes intimistas e irracionalistas que pretendían rescatar al hombre de su disolución en la civilización tecnológica; en el periodo contemporáneo se identificó con diversas reflexiones acerca del destino del hombre, muy relacionadas con el fracaso de la era tecnológica del S XX para resolver los grandes problemas de la humanidad y traer la felicidad universal prometida por la ciencia. Se define un humanismo "marxista", que nace de la propia reflexión de Marx acerca del hombre como hacedor de su propia historia; un humanismo teológico relacionado con el pensamiento cristiano contemporáneo que intenta reforzar una ética personal a partir de las doctrinas religiosas; y por último el llamado humanismo "existencialista", resultado de una progresión de la Fenomenología a la luz de los acontecimientos de la primera mitad del S XX. El presente trabajo pretende abordar toda la historia de esta corriente filosófica a la luz del marxismo y mostrar su importancia y aplicación vigente hoy en la práctica médica.
Reflexionar acerca del hombre, de su lugar en el enigmático universo para hacer tangible su propia esencia, captarla en el movimiento histórico como condición necesaria para comprender el escenario obligado en el cual se desarrolla es atribución sostenida en su historia, del pensamiento filosófico.
La mirada racional hacia la naturaleza adquiere valor significativo sólo en función del hombre, que trata de descifrar sus secretos subjetivándola para objetivarse en la misma como producto supremo de la propia naturaleza. La filosofía en tanto que la indagación y búsqueda de la verdad como condición que justifique su propia legitimidad – cualesquiera que sean sus problemáticas específicas, lleva en su propia estructura teórica el problema del hombre, las relaciones entre los individuos que tienen diversas motivaciones en cada etapa de su desarrollo.
Muchas son las interrogantes acerca del hombre. Cómo surge, cuál es su esencia, cuál es la relación entre el individuo y la sociedad, bajo cuáles condiciones y causas se enfrenta la naturaleza, cuál es su sentido de la vida, cómo y por qué se mueve de forma pendular entre virtudes morales y comportamientos negativos como son la ambición personal y el egoísmo. También se reflexiona acerca del valor humano de la muerte como fatalidad ineludible.
Todo ello da cuenta de la magna tarea que tiene el pensamiento para hacer diáfana la propia existencia humana.
Ahora bien, las respuestas no son unívocas. Las ideas y concepciones acerca de los propios hombres, acerca de sociedad humana, cuestión de por si filosófica, se enfoca desde ángulos diferentes, desde proyecciones excluyentes clasistas excluyentes y desde épocas y nivel de desarrollo de la ciencia y la cultura disímiles entre sí. Las ideas existencialista, utópicas y marxistas por mencionar algunas, se debaten entre si para reclamar sus derechos de concepción del mundo efectiva y real. Por otra parte, el tratamiento del hombre como objetivo específico de reflexión filosófica ha incluido varias terminologías filosóficas que van desde el antropologismo hasta el humanismo.
El Humanismo Marxista parte de la comprensión del hombre concreto, lo considera como un ser transformador y portador de un sistema de relaciones, la esencia real humana es el conjunto de sus relaciones sociales, y la producción de bienes materiales, su núcleo. , donde la transformación de las relaciones sociales constituye la base para la lucha en su posible emancipación. Convirtió al humanismo en una concepción científica y posibilitó el paso del hombre abstracto al real.
En el presente trabajo nos proponemos mostrar algunas reflexiones en torno a los principios y normas morales que, en nuestra opinión, deben contemplarse en la actividad profesional de la salud a la luz de esta corriente filosófica. Cuando hablamos de principios nos referimos a las exigencias morales más generales, a nivel de la conciencia social, que sirven de criterios en la elaboración de normas más particulares. Estas últimas, prescriben lo que el hombre debe realizar ante similares situaciones, siendo su fuerza reguladora el ejemplo masivo y la opinión social.
El principio humanista de la moral profesional, se toman como instrumento de regulación conductual de los especialistas, de su autoexpresión creadora y son garantía de la efectividad y el prestigio de la profesión. Que se recogerán en un plan de acción, destinado a implementar en la estrategia del centro las variantes pertinentes para lograr los objetivos propuestos en esta investigación.
OBJETIVO GENERAL:
Diseñar una quía de acciones encaminadas a perfeccionar el humanismo, como valor fundamental, dentro la práctica médica.
Desarrollo
La historia del pasado es la única clave para comprender el presente y para imaginar futuros probables. Para este propósito, la historia debe ser el conocimiento de una cadena de sentidos, intenciones que se realizan en el tiempo y que generan consecuencias que nos afectan en el presente y nos marcan los caminos del futuro. La historia no es un hecho y su fecha; es el sentido que tal hecho tiene para el presente y su valor para imaginar un futuro. Quien observa como se desarrollan las cosas desde su origen las comprende mejor.
El término más utilizado ha sido el de humanismo, pero ha requerido de muchas especificaciones en dependencia de la situación del filósofo y de la complejidad del propio objeto.
Bajo el rótulo de humanismo se encuentra la posición del cristianismo cuando vincula el hombre a Dios (ateo cuando desaparece toda relación con lo divino) también la antropología de Feuerbach, o el ataque al socialismo bajo la idealización de las relaciones burguesas se adhieren a estas terminología. Las corrientes filosóficas se definen de varias formas. Así se habla de humanismo existencialista o humanismo marxista por citar las de mayor relevancia en nuestros días. Por ello es necesario detenerse, de forma breve, en el contenido esencial del concepto humanismo.
En efecto, bajo la denominación se concentra el interés en el hombre, como valor supremo, el desarrollo de sus cualidades y valores, como sus fuerzas creadoras capaces de transformar todo cuanto le rodea a través de su actividad práctica y racional.
La palabra humanismo apareció desde la antigüedad, digamos en Cicerón. En su inicio, se refería al estudio y cultivo de las artes vinculadas a la cultura antigua, las humanidades y la cultura greco-romana. Más tarde el humanismo se presentará como la tendencia a efectuar el análisis del hombre como un ente natural para desgajarlo del carácter sobrenaturalista promovido por el cristianismo. En este estilo de pensamiento, el humanismo pondrá la atención en el valor del hombre como personalidad y su derecho a la felicidad, la libertad y el libre juego de sus capacidades.
Pero esta concepción y la proyección con respecto al hombre real ha dependido, como se decía, de la época, de las luchas de clases en cada situación histórica determinada. Antes del Marxismo, la burguesía en su lucha contra la estructura feudal del medioevo desarrolló un movimiento progresista. Este movimiento, que incluía la exaltación de la razón humana frente a la fe religiosa, recibió el nombre de humanismo.
Desde el siglo XIV se inició, en efecto, el movimiento progresista más avanzado que llegó a contar con pensadores del período de las luchas en Italia, los iluministas franceses y toda la ilustración. Fue, por su forma, un movimiento cultural que reclamaba la vuelta al virtuosismo de los clásicos de la antigüedad, sin embargo, en lo más profundo, constituyó una protesta contra el feudalismo, una critica severa contra el oscurantismo y la opresión de la personalidad sujeta a las trabas del fraccionamiento Era la nueva época dirigida por una burguesía en franco proceso revolucionario.
En ese periodo, con los cambios producidos en el comercio, la actividad productiva de Flandes, de los centros bancarios Lombardía, la fermentación de las ferias, la vida comercial de las ciudades junto a las cruzadas, fueron realidades sociales que crearon los cimientos para el surgimiento y desarrollo de un tipo de pensamiento que contrastaba con la ideología basada en la fe que caracterizaba el modo de vida típico de la sociedad feudal.
Frente a los privilegios estamentales y de castas, absolutismo y el catolicismo sufrió un humanismo basado en las consignas de libertad, igualdad y fraternidad. Era un humanismo revolucionario en aquellas condiciones, que resaltaba el valor del hombre como ser supremo.
Sin embargo, el humanismo burgués tenía como raigambre al individuo como propietario privado, como libertad de propiedad y no como persona universalmente libre. Esto constituyó su gran limitación histórica. En el terreno práctico, el individuo más que desarrollar su individualidad vio surgir una personalidad caracterizada por el individualismo, un hombre fragmentado, atomizado bajo las condiciones contradictorias del trabajo y el capital.
Lo más positivo de las ideas revolucionarias de la ilustración tuvo como eco en las condiciones cubanas, en las que florecía el sentimiento de independencia y soberanía en los sectores decididos y revolucionarios de la época.
Las raíces históricas del humanismo en Cuba están ligadas a la contradicción metrópoli y colonia y las ansias de independencia, en función de la formación de la nación cubana. (1, 2)
En el proceso de formación de la nación cubana se unía el interés del régimen colonial de ampliar el sistema esclavista, el temor de una parte de los terratenientes criollos a la independencia (porque ello tendría como resultado final la abolición de la esclavitud) y el propósito de los E.U. de apoderarse de Cuba cuando estuviesen maduras las condiciones. La solución tuvo que ser un movimiento histórico de varias etapas hasta llegar a nuestros días.
El humanismo en la histórica de Cuba está en los ideales de independencia que proclamaron los más ilustres pensadores del país. El ilustrísimo Padre Félix Varela, sobresaliente exponente del ideario separatista tuvo inquietudes filosóficas bajo la influencia de Descartes, Bacon, Newton ligadas a de colonia y las la formación 1 en la historia de Cuba está en los ideales de que proclamaron los más ilustres pensadores del ilustrísimo Padre Félix Varela, sobresaliente del ideario separatista tuvo inquietudes bajo la influencia de Descartes, Bacon, Newton, es decir del pensamiento histórico más moderno de la época. Ellas llevaban a la exigencia de una conciencia antiescolástica e independentista y expresan también, la sabia humanista cubana, la posición y el pensamiento de José y Caballero y de otras figuras cuya expresión más alta fue la personalidad descollante y universal de José Martí.
Con sus ideas revolucionarias avanzadas, con su sensibilidad literaria y artística, José Martí forjó en el seno del pueblo cubano una moral política y genuino sentimiento humano.
Martí asimiló con su extraordinaria visión la realidad de su época, logró salir lo más progresista y avanzado del humanismo y el ideario democrático revolucionario que constituye el antecedente más genuino pensamiento humanista socialista en Cuba. Sin el pensamiento humanista de José Martí, sin su posición antiimperialista y su sentido de la unidad revolucionaria, no se hubiesen arraigado en nuestro país, con esa fuerza y rapidez, las ideas del humanismo socialista.
El humanismo martiano estuvo presente en la gesta de independencia del siglo pasado y en la guerra iniciada el 26 de Julio de 1953. El respeto por el hombre lo expresa Martí al decir "Yo quiero que la ley primera de la República sea el culto cubano a la dignidad plena del hombre", lo cual sitúa su pensamiento en dimensión universal que sintetiza en la expresión "Patria es humanidad". (3)
Sobre la base de estas premisas se desarrolló todo el pensamiento humanista posterior al siglo XIX como lo atestigua la proyección política de Julio Antonio Mella, las ideas revolucionarias de nuestros ilustrados de la década del 30, de las luchas estudiantiles y la vinculación de síntesis y continuidad que desarrollara Fidel con la generación del centenario. En Cuba, las ideas marxistas son la continuación del pensamiento humanista martiano en otras condiciones históricas. (4)
Para comprender como se produce este entronque entre la concepción humanista progresista condicionada por la problemática de un período histórico determinado con la más avanzado del pensamiento revolucionario en relación con el hombre es necesario conocer los aspectos esenciales de esta nueva concepción de la teoría marxista acerca de la esencia humana y su realidad histórica.
Desde el punto de vista teórico, los conceptos anteriores a Marx, en relación con el hombre, tenían un marcado carácter especulativo, en el sentido de ser un humanismo abstracto, una antropología, que consideraba la esencia humana como algo dado una vez y para siempre la que se presentaba en cada uno de los individuos. Esta esencia genérica conducía a una individualidad abstracta y por tanto fuera de la historia. Aún cuando en los manuscritos económicos filosóficos de 1844, Carlos Marx se sitúa en una posición más avanzada que sus antecesores, la concepción acerca del hombre real se mantiene prisionera de las influencias especulativas, cuyas rejas caerán a partir de 1845-184ó con el saldo de cuentas de su conciencia filosófica anterior, es decir, la obra "La ideología alemana", y profundizada en trabajos como Los fundamentos de la Economía Política y El Capital. (5)
Al romper con su conciencia filosófica anterior, al girar hacia la economía Marx sustituye al hombre abstracto por el real al plantear que la esencia humana es el conjunto de sus relaciones sociales y por tanto la historia de los hombres es la historia de su propia actividad en la interacción con el mundo natural – social. Por eso el filósofo nicaragüense Alejandro Serrano Caldera, sostiene que "La teoría de Marx es pues, precisamente por eso, más que un materialismo clásico, que una antropología naturalista y que un economicismo determinista, una ciencia de la historia y una filosofía de la praxis en donde el hombre desde su posición de clases, está siempre presente como destinatario y actor de la historia". (6).
La concepción expuesta por Marx, en la sexta tesis sobre Feuerbach – contra una esencia humana determinada por la naturaleza biofísica del hombre (según el antropologismo tradicional o fuerzas sobrenaturales)- destruye toda valoración que tome como punto de partida a un ser genérico, al hombre en general, la tesis señala que la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo sino es el conjunto de sus relaciones sociales que se establecen en el proceso de su actividad, en primer lugar en el proceso de producción de bienes materiales.
A partir de esta concepción se realiza un examen de la sociedad desde el punto de vista materialista, pues al decir de Marx, en el Prólogo a la Contribución a la critica de la economía política, en la producción social de su existencia, los hombres contraen relaciones determinadas, necesarias, independientes de su voluntad; relaciones de producción que corresponden a un grado determinado de desarrollo de sus fuerzas productivas, materiales, por tanto la sustancia más profunda de las relaciones sociales es la actividad productiva de los hombres lo cual constituye un aspecto fundamental de su proceso de vida individual.
En efecto los hombres hacen su historia, pero bajo determinadas relaciones sociales y nivel alcanzado por la técnica, la industria, la ciencia y las formas sociales de comunicación y actividad racional. Estas relaciones sociales, relaciones entre individuos son contradictorias y cambiantes. Es su movimiento que permite explicar al hombre concreto, la existencia del ciudadano romano, del antecesor medieval, del campesino siervo, del obrero, del capitalista sobre la base de la división social del trabajo y las relaciones clasistas que son relaciones sociales, que se asientan en la producción y reproducción de la vida material.
Estas relaciones materiales no son sino las formas necesarias en que se realiza su actividad material o individual. Por lo tanto, el estudio de las relaciones sociales es la clave para la comprensión de la relación individuo y sociedad, y para una teoría científica de la personalidad.
A partir de las relaciones sociales como sustrato, como esencia humana, podemos explicarnos por qué los individuos son procesos históricos, resultados del desarrollo de las fuerzas productivas. Desde luego el hecho de que el hombre se individualiza a través de un proceso histórico, no significa en modo alguno que el individuo se reduzca a las relaciones sociales. Ello quiere decir que, a partir de la objetividad y dinámica contradictoria de esta y sus mutaciones, se tiene la médula esencial para comprender a los individuos, el punto de partida.
En conclusión, el hombre es un ser activo que transforma sus condiciones de existencia bajo la determinación y el condicionamiento de las relaciones sociales.
Para una mejor comprensión acerca del individuo y la personalidad en su relación dialéctica con la sociedad que nos permita conocer la importancia que da la concepción dialéctico materialista del desarrollo de los individuos y sus posibilidades creativas, es necesario delimitar el alcance de los conceptos, individuo y personalidad.
El individuo es por tanto, el hombre concreto, específico que siente, actúa y piensa, que tiene características propias y que es portador de determinadas relaciones sociales.
El concepto personalidad se refiere al hombre individual en el sentido que esta recae en un individuo cualquiera. Pero a diferencia del concepto individuo en el cual se valoran características biológicas-funcionales, fisiológicas y sistémicas, en el estudio de la personalidad el acento recae en el aspecto social, en qué medida el hombre asimila sus condiciones sociales, la ciencia y la cultura desarrollada por la sociedad. Los individuos no nacen con una personalidad, esta se forma y es resultante de la actividad de los individuos, de la interacción de los hombres con el medio en tanto sujeto de la acción social. Por tanto se puede aseverar que la personalidad es una característica social del hombre en la cual más que los componentes naturales la atención la fija el aspecto social. En la medida en que el individuo asimile las conquistas culturales de la humanidad y lo destaquen como unidad irrepetible, por tanto está sujeta como producto del desarrollo social, es la socialización del individuo que forma parte de un grupo social, una clase, pueblo o nación y que hace suyos los intereses, objetivos y aspiraciones de estos colectivos y momentos históricos.
Las personalidades más destacadas serán entonces aquellas que reflejan con mayor profundidad su entorno social, la necesidad histórica, aquellos aspectos sociales que expresen con mayor nitidez la naturaleza social de sus semejantes.
Como expresó Ernesto Guevara en "El Socialismo y el hombre en Cuba", la nueva sociedad en formación tiene que competir muy duramente con el pasado. Esto se hace sentir no sólo en la conciencia individual, en la que pesan los residuos de una orientada al aislamiento del individuo, sino en el mismo de este período de transición por la persistencia de las relaciones mercantiles. (7)
Para crear al hombre nuevo con una personalidad plena el trabajo tener un nuevo carácter y por ende, debe existir una nueva actitud ante él, para que adquiera, en toda su dimensión, el carácter de la primera necesidad vital, revelando todo su potencial constructivo y creador, como fuerza de la riqueza social y factor decisivo en la formación de la personalidad. Es decir, la conversión de esta actividad vital en un trabajo individual y socialmente útil.
La formación de la personalidad socialista incluye como un alto valor moral el sentimiento humanista de los miembros de la sociedad, en función de la dignidad, respeto y amistad hacia otras naciones y pueblos, y contra las expresiones de nacionalismo. El principio del humanismo implica el amor hacia los seres humanos, y la preocupación por el desarrollo pleno de todos sobre la base de la justicia. (8)
Sus modos de actuación se expresan en:
a. Sentir los problemas de los demás como propios brindando afecto, comprensión, mostrando interés, preocupación, colaboración y entrega generosa hacia las personas.
b. Respetar a las personas sobre la base del valor intrínseco del ser humano.
c. Propiciar un clima de confianza, respeto y amistad entre las personas, la familia, comunidad, el colectivo estudiantil o laboral.
d. Escuchar a otras personas con empatía y comprensión, que puedan expresar sus opiniones, preferencias y sentimientos.
e. Auto controlar las manifestaciones de agresividad que pueden darse hacia otras personas, afectando su integridad física y moral.
f. Ser altruistas y desprendidos con absoluto desinterés.
El socialismo inicia el proceso del reencuentro del hombre mismo, consigo mismo, porque sobre la base de relaciones de producción socialistas, crea condiciones para un hombre con una actitud nueva ante el trabajo, y el colectivo, además de favorecer condiciones que, bien canalizadas, deben abrir todo el campo de la creatividad individual y social, lo cual no es posible lograr en otras sociedades debido a que en ellas hombre es enfrentado a su propia esencia.
La comprensión del humanismo, de la individualidad y de personalidad debe tener como fundamento el conjunto de relaciones sociales en su dinámica como la verdadera esencia humana en las cuales el individuo sea capaz de realizarse.
La ética del profesional de la salud, en sentido amplio, constituye uno de los tipos o ramas de la ética profesional que se refiere a los principios y normas que rigen y evalúan la conducta de técnicos, estudiantes, y otros profesionales y trabajadores vinculados con este tipo de actividad profesional.
Como se ha planteado anteriormente, la moral profesional no es ajena a la moral imperante, sino la concreción de esta última de acuerdo con las especificidades de los diversos tipos de actividad profesional. Por otra parte, el propio carácter de la moral comunista, presupone la necesidad de considerar las exigencias morales en las diversas profesiones, en particular las que poseen mayor relación con el hombre.
Al reflexionar en este sentido, resulta ineludible partir del carácter eminentemente humanista de la actividad profesional del profesional de la salud y de las exigencias que ello implica.
El humanismo constituye un principio fundamental de la moral comunista, que postula una nueva relación entre los hombres, una nueva actitud hacia ellos, considerándolos como el valor supremo, en tantos creadores de toda riqueza material y espiritual a lo largo de toda la historia. Afirma la dignidad, el derecho al libre desarrollo de los individuos y subraya el sentido humano de las relaciones entre las personas.
La autenticidad de la labor del trabajador de la salud por el logro del bienestar del desarrollo de los demás, por contribuir a la creación de las condiciones sociales necesarias en este sentido, es muestra de su humanismo.
En nuestra sociedad, desaparece la naturaleza mercantilista y competitiva del quehacer, y el especialista consagra diariamente sus conocimientos al financiamiento de la salud del pueblo y al interés social.
Atiende y comparte cotidianamente los diversos problemas del hombre en nuestra realidad completa, con independencia de su raza, posición social, profesión, nacionalidad, características personales o enfermedad que presente.
La indiferencia hacia la persona es ajena al trabajador de la salud, ya sea su propia vida, en su interacción con otras personas o en su trabajo profesional. De él, la sociedad espera una actitud solícita, afectuosa y compresiva.
El trabajador de la salud parte, ante todo, del respeto a los derechos del hombre, a su personalidad, estableciendo relaciones de equidad con las personas en que entra en contacto por su trabajo. Ya sea en el plano asistencial, docente, o investigativo, debe reinar el respeto entre él y los demás individuos, las relaciones de cooperación y fraternidad.( 9 )
Sólo el amor a los hombres, a la necesidad de hacer humana la comunicación entre ellos, el deseo de ayudarlos partiendo de reconocer en todos la igualdad de derechos hacia una vida digna y feliz, garantiza, en gran medida, la eficacia ulterior de la actividad profesional del trabajador de la salud.
Conclusiones
El humanismo sitúa al hombre como el centro del problema en su relación con el mundo y con los de más hombres.
El desarrollo de la sociedad y del propio hombre depende en cierta medida del desarrollo del humanismo en cuestión
Determinamos al hombre como ejecutor de su propia historia a partir de sus particularidades, dentro de su contesto histórico.
El humanismo parte de la idea capital de que todo ser humano tiene la capacidad potencial de "encontrarse" y encontrar la solución a sus problemas, por sí mismo y sin acatar la decisión de otros, por muy benevolentes que puedan ser.
De esta forma asume la libertad de elección como una característica fundacional del ser humano, que se revela como existencia, como ser en su devenir.
Recomendaciones
Reforzar el término humanismo y su vinculación con la práctica médica en los programas de estudio.
Puntualizar dentro de los turnos de reflexión y debate la importancia de la y aplicación de humanismo dentro de la práctica médica.
Profundizar a través de cursos de superación la importancia y aplicación del humanismo en los trabajadores de la salud.
Bibliografía
Colec. de Autores.: "Lecciones de filosofía marxista ", Edit. Pueblo y Educación, La Habana, 1984. p. 11.
Guevara, Ernesto. Cartas a José Mederos. 26 de Febrero de 1954. Obras.
Ilizastegué Dupuy, Dr. Fidel. Salud, Medicina y Educación Médica. Edit. Ciencias Médicas. La Habana 1985. p.251.
Colec. de Autores. Filosofía y Medicina. Edit. C. Sociales, La Habana. 1987. p. 124.
Smirnov I . "La salud del hombre, problema filosófico" Rev. Ciencias Sociales de la URSS No.1, 1987 (p.175).
Carlos Marx. Manuscritos Económicos 1948.
Ernesto Che Guevara. El Socialismo y el hombre en Cuba.
Colectivo de Autores. Lecciones de Filosofía Marxista-Leninista Tomo II.
Colectivo de Autores Lecturas de Filosofía, Salud y Sociedad.
Autor:
MSc. Arelys Rodas Clavijo.
Lic. Enfermería, Profesor Instructor
Dirección particular:
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Yanel Paradela Marrero
Lic. Medicina Transfusional
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Policlínico Universitario Manuel González Díaz
Facultad de Ciencias Médicas de Artemisa.
2012
"Año 54 de la Revolución."