En la época altomedieval se van configurando unas mentalidades romanas que se ven superpuestas por unas germánicas. Éstas acaban reduciendo el espacio en las mentes colectivas de los romanos, y sustituyéndolas por algo nuevo, germánico. Es una visión del concepto de identidad y de la función militar adscrita a la nueva nobleza. Cortázar dijo que ""se produce una toma de conciencia del territorio y del poder. "" No es suficiente, ya que falta aquí el factor lingüístico. Conforme avance la vulgarización del latín, hasta llegar a las lenguas romances acaban siendo el factor principal de diferenciación y de identidad separada. Pero, en el período germánico de la Alta Edad, Media, lo que se muestra es que, el latín.se convirtió en la lengua hablada. Era un latín vulgar, en contraposición con el latín culto de las élites, sobre todo, las eclesiásticas.
Lo que si se produce, y con fuerza, es esa conciencia de ser dirigentes de un espacio político diferente Se ejerce un poder diferente, sobre una población diferente a la de otros poderes vecinos.
Se introduce la función militar como atribución de los señores. En época romana, los señores residían en sus villas y ejercían un poder exclusivamente civil, ya que el poder político y militar dependía de la administración romana. Se da esta transición, con esta atribución militar de impronta germánica
Respecto a la cultura, se refiere al ámbito de lo intelectual, lo escrito, lo racional. También incluye lo oral, lo emotivo, lo imaginario, lo inconsciente. El sujeto de la cultura son las élites, sobre todo, en el caso altomedieval. Sí que hay un cambio entre los suevos y los visigodos. Digamos que el intelectualidad por antonomasia de los suevos es Martín de Dumio, un clérigo que viene de Panonia, pero que viene a combatir la superstición con un nivel cultural bajo. En los visigodos, está San Isidoro de Sevilla, símbolo de una cultura de super – élite dentro de una cultura creativa, religiosa. Va más allá de Roma. Habla de la situación de la P.I., pero también con un discurso universal. La aportación en el resto es pobre. Destaca la orfebrería visigoda o la aportación a la vulgarización de latín, así como a la onomástica.
TEMA 3.
Invasión islámica y Al-Ándalus
En el año 711, las tropas árabes y bereberes que cruzan el estrecho de Gibraltar logran la conquista de la España visigoda. Una conquista fácil. Para el califato omeya era éste el punto débil para entrar en Europa. El resto del sur de Europa estaba en manos de Bizancio, y por lo tanto, se trata de un aprovechamiento del mundo árabe-musulmán para quedarse con una parte del pastel. Todo dentro de una lógica geopolítica y de expansión religiosa-política.
Entre los años 711-56 se establece como Al-Ándalus, nombre que aparece ya en los primeros años. Es la provincia más occidental del califato de Damasco, cuyo centro estaba en Siria. Se trataba de la provincia periférica de un emirato gobernada por un emir (especie virrey).
La conquista es muy rápida. Dura un total de cuatro años. El ejército es dirigido, primero por Tariq, enviado por Muza, y luego por Muza, gobernador en Túnez, la provincia califal del norte de África. Ambos son generales de Damasco. Vencen al ejército del rey Rodrigo en el río Guadalete, muy cerca de Arcos de la Frontera, en la provincia de Cádiz. Poseen un ejército relativamente numeroso, pero inferior a los de las invasiones germánicas. Contaba, aproximadamente, con unos 18.000 soldados, de una minoría árabe y una gran mayoría bereber de origen magrebí.
Es una doble composición. Una casta árabe que ocupa todos los puestos políticos militares y económicos, y una masa bereber, que sigue a los árabes y que forman parte del califato. Los primeros como dirigentes, y los segundos como musulmanes subordinados. Va a ser una fuente de contradicciones, tanto en el Magreb como en la España islámica.
La superioridad es clara por parte del ejército musulmán. Cuentan con grandes arqueros y buena caballería ligera. Todo muy motivado desde el punto religioso – político. Tariq y Muza (15 meses en la Península), dejan controlada la situación en la Península. Vencen desde el sur llegando hasta Lugo y ocupando Zaragoza en el nordeste. El sistema es una ocupación de saqueo, con obtención de botín con punición y represión de los hispano-godos derrotados, característica de todos los ejércitos en ese momento. Crucifican a la manera romana a los más rebeldes y hacen esclavos, sobre todo, a los varones, pero también a mujeres y niños. Sin embargo, hacen pactos de sumisión y eliminan una serie de duras medidas. Seguían la máxima, ya vista, de escarmentar al enemigo y, después, pactar para poder conseguir el apoyo de la población.
Cortázar calcula que, entre el primer ejército e Tariq y el de Muza, junto a otras fuerzas que se instalan en los primeros años de la conquista, unos 60.000 hombres, entre árabes y bereberes. Esto se da sobre una demografía de la España goda, en ese momento, de 4 millones de habitantes. Es un número reducido, incluso menor que los visigodos, pero mayor que las primeras oleadas de suevos, vándalos y alanos
Dentro de la lógica expansionista, estaba la de atravesar los Pirineos y tratar de conquistar la Galia, ocupada en ese período por los francos. Después de intentos sucesivos, Carlos Martel derrota al ejército musulmán en el 732, frenando así su avance. Fracasa el intento de unir la Galia franca a Al- Ándalus.
Ocupan de alguna manera el norte, pero con cierto desinterés, de hecho, se dejan tres grandes focos de resistencia; Asturias, vascones y Pirineos catalanes. Esos brotes darán lugar al reino de Asturias, reino de Navarra y Condados Catalanes. Ellos necesitaban, desde el punto de vista económico, de sociedad y de modo de producción, tierra llanas para su sistema y un clima más cálido que favoreciera a su modo agrícola (más que ganadero), al que ellos estaban acostumbrados, y en el que estaban muy avanzados por su sistema de riego. Por esos se concentran en el Sur, centro y Levante de la P.I., dejando la puerta abierta a los focos cristianos
Muy pronto toman conciencia del territorio que ocuparon. Aparece ya en una moneda, en el año 716. En los fenómenos identitarios medievales, primero aparece el nombre y, después, aparece el fondo, con su economía, su sociedad El nombre será el que reciba también cuando árabes y musulmanes pierdan la, Península Ibérica. Dentro de Al-Ándalus, desde el VIII, está también la Septimania; una franja mediterránea próxima a Toulouse.
Entre 756-929 tenemos una segunda fase. Se le llama el emirato independiente de Córdoba. Seguía en un estatus de emirato. El emirato de Córdoba se inicia con Abderramán I, el gran y primer gran califa de los Omeya. Triunfo de los reyes omeya y auge de Al-Ándalus. En este caso, tenemos una unidad política independiente, pero de bajo nivel. Tiene su capital en Córdoba, pero todavía depende de Damasco, por lo menos, simbólicamente. El jefe militar y político, Abderramán, no se atreve a proclamarse califa y siguen dependiendo religiosamente de Damasco. El emir de Córdoba en esta fase sigue dependiendo. La diferencia radica en que el emir, es un jefe político-militar, y el califa los es político-militar-religiosamente. Lo religioso es lo que le da la independencia absoluta.
En la fase del emirato independiente de Córdoba, se dan fenómenos de islamización de la sociedad civil de Al-Ándalus. En tiempo bastante breve, dará la fortaleza a la identidad de AlÁndalus. Pasan de ser un fenómeno de unas élites que vienen ya del Islam, a una sociedad hispano goda (teóricamente) católica que inicia el proceso de islamización. Se completará en el siglo IX, ya con un califato de Córdoba totalmente independiente en el plano religioso.
La gran mayoría de hispano-godos se convierten al Islam rápidamente, sin presión militar y de una manera voluntaria. Se llaman a estos cristianos convertidos al Islam muladíes. A los que mantienen su fe cristiana y son tolerados se les llama mozárabes. Los primeros son la mayoría de la población hispano-goda.
Lo de convertirse rápidamente al Islam es, porque existía un descontento con respecto a las grandes élites hispano-godas. El Estado visigodo católico no tuvo tiempo para cristianizar a la mayoría de la sociedad de una manera profunda. Por eso se da una rápida islamización de la sociedad hispano-goda. En el Norte de la Península la cristianización se completa en la Plena Edad Media, como ha estudiado y concluido Manuel Cecilio Díaz y Díaz.
Además, hay autores que reconocen dos factores que animan a unirse al Islam. Son la promesa de igualdad que supone el Islam, y la facilitación de movilidad social. Lo primero afecta más a las clases populares, mientras que lo segundo a las élites hispano-godas. Tanto en lo político, como en lo social y económico, era un aspecto importante convertirse de cara a mantener su status social y político
En el emirato, a pesar de los conflictos internos dados por minorías marginadas, se empieza a notar un progreso económico y social. Llega a su esplendor con el califato de Córdoba en el siglo X. Nada facilita más ese tránsito religioso que una situación de bienestar social, logrando atraer, sobre todo, al mundo campesino. La conversión al Islam no fue por la fuerza.
Para convertirse, había que renunciar al cristianismo. Las minorías mozárabes, fuertes en
Toledo y Córdoba, juegan aún así, un papel social y político bastante notable. Muchas veces estarán en rebeldía, pero también aprovechándose de la prosperidad de Al Ándalus, de hecho, mozárabes y judíos, eran los beneficiarios del comercio internacional que propugnaba el califato de Córdoba. Hay un proceso también de migración de mozárabes hacia el norte, tras persecuciones, pero se dará, sobre todo en la Plena Edad Media, con la presencia de los almorávides y almohades
Nos encontramos con una cultura superior, en comparación con la fase germánica de la Alta Edad Media hispánica y europea. Destacamos la lectura y escritura (importancia del Corán), el arte mudéjar, la arquitectura grandiosa, donde se refleja el peso del Estado. Cuando hay una superioridad cultural, también la hay historiográfica. Su representante más emblemático, IbnJaldún, del siglo XIV de origen andalusí. Su obra enciclopédica, "Muqaddima", introduce los factores económicos sociales y elementos identitarios, además de los políticos. Supone una revolución historiográfica, sobre todo, en comparación con las crónicas que en Europa pagaban los reyes. Éstas, eran pura historia narrativa de grandes personajes. Ib-Jaldún hace una historia colectiva, de los pueblos, aunque también con personajes relevantes. Siempre busca la explicación a la evolución histórica de los árabes a través de la economía y sociedad. En Europa habrá que esperar al marxismo y a la Escuela de los Annales en el XX.
Por la conversión musulmana iba también el aprendizaje del árabe, que termina en un dialecto andalusí. En el propio siglo X pasa a ser una lengua literaria. Pasarán unos siglos antes de que en Europa se haga lírica, en provenzal o gallego-portugués (siglo XIII). La árabe-andalusí se da antes.
El califato omeya reafirma la independencia de Al-Ándalus con Abderramán III. Estamos en un nuevo periodo 929-1031.Es la época de esplendor de Al- Ándalus donde se adquiere la máxima identidad.
En los años setenta un geógrafo-historiador-sociólogo francés marxista escribe sobre un libro de Ibn-Jaldún, explicando la economía y la forma de estado a partir del concepto marxista de producción asiática, o tributaria mercantil. Marx reflexionó sobre el modo de producción. Estaría, ya, en el Neolítico y después en Egipto o Mesopotamia y China. Unos Modos de producción lejanos a Grecia y Roma – aquí se puede asociar al Estado – y, después, a la Edad Media.
En el modo de producción de Al-Ándalus vemos una preponderancia económica, política y militar. Todo sobre unas bases religiosas. En la historiografía española, este concepto de modo de producción asiático es difundido por Reyna Pastor a partir de su libro "Del Islam al Cristianismo."
El éxito más evidente, como modo de producción oriental, es la multiplicación por dos del número de habitantes en la PI para el siglo X. En el VIII, hablábamos de cuatro millones de habitantes, y ahora se calculan siete millones de habitantes en el estado islámico andalusí. En la época califal permite, al estado andalusí, asumir las contradicciones internas que se habían hecho notar cuando, el estado, se parecía a los estados débiles altomedievales e incluso plenomedievales. En el ámbito islámico, sin poder religioso no se puede constituir un poder fuerte, sobre todo, con las revueltas bereberes (minusvalorados). Los emires, que dependían de Damasco, tienen problemas con las revuelta bereberes del siglo VIII-IX. También hubo revueltas muladíes, pero no por temas religiosos, sino, más bien, por temas sociales, ya que siendo mayoría en la base de sociedad, se sentían marginados por los musulmanes venidos de África. Incluso, a veces, se aliaban bereberes y muladíes. Los mozárabes también por su fidelidad al cristianismo se sienten marginados en lo social y económico
Un factor, que ya había dado problemas incluso al imperio romano, es el particularismo/regionalismo hispano. Cuando se trata de crear una unión, aparece lo que hoy llamaríamos nacionalismos periféricos o regionalismos excesivos, condicionados por factores, incluso, geográficos. Es el éxito económico, social y político del califato de Córdoba, el que mantiene, en un segundo plano, estas contradicciones internas. Tenemos una economía y una sociedad superiores a lo que fue el Estado visigodo y la Europa prefeudal. Hay un ejército fuerte, porque hay unas bases económicas y sociales que lo permiten. Hay una cultura fuerte, porque hay un Estado que, generando un excedente económico, genera una intelectualidad dedicada en exclusividad a la cultura, enseñanza, filosofía…
En el modo de producción de Al-Ándalus radicaba en un Estado fortísimo, favorecido en campo y ciudad, pero que cobraba muchos impuestos. Incluso cobraba impuestos a los cristianos del norte para comprar la paz. Los califas imponen tributos a los reinos cristianos del norte, que pagaron a lo largo de los siglos VIII-IX-X. El Estado aprovechaba su predominio político, social y militar en un momento de no hostilidad. Estos ingresos extraordinarios hacen un ejército "nacional," que en el califato se profesionaliza con mercenarios. El califa dependerá menos de sus jefes militares.
El Estado omeya, en el siglo X, recupera para el estado la competencia militar al margen de los poderes locales. Eso se favorece por una administración centralizada. Se concentra en los alrededores de Córdoba, con guarniciones en las fronteras con los reinos cristianos. En España habrá un ejército así con los Reyes Católicos, cuando se den los primeros pasos hacia el Estado Moderno.
El modo de producción andalusí está basado en las ciudades -no en el campo -, en el comercio y en la industria. Se recuperan algunas ciudades de la anterior época o se construyen grandes ciudades, como nunca se ha visto, en el siglo X. Es dos siglos antes del Renacimiento urbano europeo. Aquellas ciudades que, la Iglesia mantuvo como sedes episcopales (recuerdo romano) en la época suevo – visigoda y sobrevivieron a las invasiones germánicas, fueron utilizadas por los califas una economía urbana muy potente. Las más importantes; Córdoba, en el siglo X, tenía unos 250.000 habitantes. También Granada, Sevilla, Toledo o Valencia.
La economía andalusí se instala en esas ciudades, con llanuras que permitían unas economías agrícolas muy productivas, en base al regadío. En las ciudades se forma una burguesía importante de comerciantes, de sectores profesionales. Son semejantes a las ciudades europeas de después, pero, con la diferencia de lo que es el concejo medieval no tendrá correspondencia con lo que es el poder político de las ciudades islámicas. Dependían del monarca y del califa. No juegan un papel político, pero tenían su futuro asegurado en base al comercio y el poder urbano, aunque siempre como funcionarios del poder central.
Hay un mundo artesanal muy desarrollado. Hablamos de industria andalusí porque eran unas industrias que funcionaban con artesanos asalariados y que absorbía fenómeno que se da en el proceso de construcción de Al-Ándalus, la migración de campo – ciudad. Hizo invertir el proceso histórico que generaba el abandono de ciudades, con la ruralización, y que creaba la estructura de poder de la monarquía germánica. En Al-Ándalus hay una mejora del nivel de vida de los que llegaban a la ciudad y que serán plebe urbana.
No son gremios corporativos cerrados. Un artesano que trabajaba asalariado en Córdoba o Sevilla, bien sea para empresas estatales, o de tipo más local o privada, sí que tenían movilidad social y movilidad nacional e internacional, ya que podían prestar de manera asalariada un servicio en Al-Ándalus o fuera de ella. Eran modos de organización de la actividad artesanal muy superiores a lo que será, en el futuro, el mundo gremial en las ciudades medievales europeas. El Estado, aparte de quedarse un quinto de las tierras expropiadas a los hispano – godos, también, tenía manufacturas públicas. Promovía el comercio.
Se trata de ciudades con industria muy potente, ya que la base económica de Al-Ándalus se enmarca en el extremo más occidental de un mundo arabo-islámico, que constituía un mercado global, desde el Mediterráneo hasta la China. Las regiones se especializaban, como en el caso del aceite de oliva o el cuero de Al-Ándalus, pero con un control estatal, que promueve el comercio o la industria. Europa tendrá que esperar al siglo XVI para una economía mundo que vinculaba a los estados europeos con las colonias en América. Se dice que es la primera economía mundo, con el auge de ciudades y la industria. Se combinaba con lo que sería la economía monetaria de Al-Ándalus del oro del Magreb, ya que poseía influencia en ese lugar, que suponía parte del califato del norte de África. Copiando a los califatos que le precedieron, disponía de una buena marina mercante.
Al-Ándalus, en su esplendor, subordina el campo a la ciudad. Las grandes propiedades de aristócratas hispano-godas son fuentes para el Estado por la vía tributaria. La élite árabe lo que hace, en la primera fase, es substituir en el campo a los grandes propietarios hispano godos. Viven en las ciudades, combinando propiedades agrarias con otro tipo de actividades (más lucrativas). Se trata de unos nuevos señores, con mucho territorio que viven en las ciudades y ponen para la gestión a los antiguos propietarios convertidos al Islam, bien a siervos, bien a colonos con experiencia en las labores agrícolas. Se da un fenómeno clave con un brote de la esclavitud. Aparece el término eslavo; que son esclavos eslavos. Esta tiene como origen la conquista, también en la Alta edad media desde el punto de vista cristiano. Aparece una nobleza burocrática que va a depender del califa. En las grandes explotaciones trabajan esclavos, siervos, campesinos libres, sujetos a grandes impuestos, pero que se benefician de los avances que suponen la inclusión en el espacio económico y social arabo-islámico.
Se apoyan en una economía rural hidráulica. Convierte las grandes llanuras en unas economías agrarias muy productivas. El campo para el califato es necesario para sostener las ciudades, de enorme población. El control directo por parte de las élites califales desde las ciudades se concentra en los territorios que rodean a ésta, que serán una fuente importante de ingresos de un Estado que los necesita, tanto para el permanente ejército, como para todo ese papel del Estado en la economía en la sociedad.
Los califas son monarcas absolutos antes de que en la Península, y en Europa, se instale el Estado moderno (fines de la Edad Media), y más siglos antes de que se instale el Estado absoluto, en el siglo XVIII. Es una verdadera anticipación que seguirá Europa más tarde y de otra manera, sin una relación tan vital con la religión como la que tiene el califa. En el siglo X, con los califas, se da el mayor grado de concentración del poder, pero al mismo tiempo un mayor grado de tolerancia con las minorías religiosas con respecto al Estado moderno y al absoluto.
El fin del califato es en el 1031, aunque hay una prolongación desde el 1008. Ya desde el siglo XI es otra nueva etapa. Se denomina, al período, los Reinos de Taifas. Son los poderes autónomos de base islámica, que suceden al poder centralizado de los califas. Coinciden con Plena y Baja Edad Media europea. El califato se fragmenta en diversos poderes locales, que solo afloran cuando cae el poder central en Córdoba. Con esto, se reactiva la Reconquista Hay unos reinos cristianos mucho más fortalecidos, y con mucha más fuerza económica y social, base del feudalismo. En el año 1085, empieza a coger velocidad la Reconquista con la conquista Toledo. Se considera un punto de inflexión. Los reinos hispánicos dejan de estar aislados tanto por el lado castellano, como portugués y catalán-aragonés. Se aprovecha la debilidad y fragmentación de Al-Ándalus. En el siglo XIII se dará el mayor avance de la Reconquista, con el esplendor de los reinos feudales y de su modo de producción occidental. Se toma el Sur y el Levante desde tres frentes (Portugal, Castilla y Aragón). En la Baja Edad Media (XIV-XV,) son los reinos cristianos occidentales y el reino nazarí de Granada lo que quede. Empiezan a cobrar, a los reinos de Taifas que sobreviven, impuestos, en los períodos de calma. Son denominados parias, invirtiendo así la situación que se daba en los siglos VIII, IX y X. A partir de aquí se mantienen a la defensiva con respecto a los cristianos.
¿Por qué cae el califato? Causas diversas. Lo más importante; la crisis de la economía mundo islámica, como consecuencia de los invasores asiáticos, que desde el extremo más oriental rompe la unidad califal. Internamente, a partir del XI, empieza a notarse, con la crisis de la economía y de los ingresos del estado, la incapacidad de mantener un estado y un ejército fuerte. Con todas estas contradicciones, los bereberes, mozárabes y muladís, vuelven a la carga. La fragmentación en poderes locales terminará por hundir más al califato.
Los bereberes, son los primeros que se aprovechan de la debilidad del califato árabe para recuperar un papel en Al-Ándalus y en el Magreb, que le robaron los extranjeros sirios y árabes. Habrá, en el siglo XI, una nueva invasión islámica de origen magrebí y bereber que son los almorávides. Una segunda invasión, en el XII, de origen bereber, que son los almohades. El pretexto, aparte del instinto de expansión, es sustituir a las élites omeyas. Las criticaban por su relajación en el cumplimiento del Corán y de los preceptos islámicos, al estilo de la sucesión de las órdenes monásticas europeas. La sustitución de los árabes como casta dirigente, supone la pérdida de identidad política de Al-Ándalus, ya que la transforman en una provincia del Magreb, como lógica a su expansión. Las almorávides serán también relevados por almohades, los más rigurosos.
En la época almorávide se persiguen a las minorías religiosas (retroceso con respecto al califato), pero, en ningún caso, con esa intolerancia y rigorismo de lo que hoy entendemos por fundamentalismo islámico. Ese período, que va del XI al XV, ni almorávides, ni almohades se consolidaron. Los poderes locales siempre acababan volviendo. Derrotados los almohades en Navas de Tolosa (1212), avanza más la Reconquista, ya que los reinos de taifas son poderes descoordinados entre sí, y muchas veces pagan tributos a los reinos cristianos.
El reino nazarí de Granada nace como refugio para muladíes y que además en sus comienzos desde el XIII unen Cádiz, Jaén y Murcia. El ejército "nacional" de los Reyes Católicos termina ocupando Granada en 1492. España inicia su papel como nuevo imperio tras el descubrimiento de América. También en el 1492 se expulsa a los judíos, para la unidad religiosa. Se preparan las condiciones para expulsar a los moriscos. Se busca una manera impositiva de unificación religiosa con una metodología diferente a la del Islam.
La historiografía española tradicional ha adoptado, siempre, una posición crítica, o de ocultación, sobre lo que fue el periodo islámico. Se venía a decir que no eran españoles. Actualmente, se entiende que en la primera fase de ocupación, sí que serían extranjeros, pero en la séptima u octava generación serían españoles, en referencia a ser oriundos de lo que la historiografía llamó la España musulmana/islámica. El sentimiento excluyente se ve cuando se fuerza la salida de judíos y moriscos o con la creación de la Inquisición. Se negaba la aportación de estos sectores a la construcción de "España" tras la Edad Media. Estas historias fueron muy ocultadas hasta que nacen las nuevas historias de inspiración marxista, con la Escuela de los Annales, en el XX. Es un reconocimiento de este período.
TEMA 4.
El término Reconquista no se emplea en la Edad Media, sino que comienza a aparecer en las crónicas del siglo XVI, con el Imperio de los Austrias. Se recurre a la Historia medieval con este término, un término cristiano-occidental. Entendemos por Reconquista la recuperación del territorio de la España visigoda en manos del Islam. En 711, los musulmanes habían conquistado el territorio del antiguo Estado visigodo, instalando la formación política, social y económica de Al-Ándalus. Un siglo después, las élites, sobre todo de mozárabes migrantes, elaboran una serie de crónicas a la vera de la corte de Alfonso III. Este discurso, se corresponde con el que se llevará al posterior término de Reconquista. Sirve de base para la "Crónica General de España" de Alfonso X. Esto es así hasta el siglo XV, donde en la época de Juan II lo que se llama Reconquista, ya no solo está en un terreno político o religioso, sino en un término jurídico. Esto es, la monarquía de Juan II, que reclama las Islas Canarias en disputa con
Portugal, usan el argumento de que el reino, en ese momento de Castilla, eran herederos del reino visigodo. Queda el término godo en Canarias. Se utiliza este término también en la nobleza del Antiguo Régimen, para sus genealogías
Este planteamiento es generaliza, en el XIX, en la historiografía española hasta el día de hoy. Este pasado godo comienza a ser reivindicado en el Reino de Asturias, para justificar su deseo de conquistar los territorios perdidos a manos de los musulmanes. No es el caso con el pasado indígena de las tribus anteriores al Imperio romano, sin un proyecto político, o con la posterior caída romana, ya que los visigodos utilizaron la fusión, primero por arriba y después por abajo, social.
Los musulmanes no buscan la fusión de las clases dirigente, sino que apartan del poder a la nobleza hispano-goda. Tampoco contarían con la Iglesia institucional. Otra cosa es que permitiese a una minoría mozárabe seguir con su religión. Es el propio radicalismo musulmán el que elimina la posibilidad de cierta continuidad entre el Estado visigodo y el Estado musulmán. A raíz de esto, el enfoque de la nobleza perdedora hispano-goda será por el factor religioso. De hecho, éstos acuden a la guerra santa como reacción a la guerra santa del Islam; primero del Islam oriental, y después contra almorávides, almohades, benimerines Siempre estará esa justificación y legitimación hasta el final de la Edad Media, incluso en Reino de Granada, aunque no tuviesen la iniciativa ofensiva. Es una guerra santa simétrica. Un precedente de lo que serán las Cruzadas europeas
Esta guerra santa cristiana genera un fenómeno que dará lugar al Camino de Santiago, hilo conductor que une a los reinos cristianos. Es en el año 813 cuando se produce un hecho de extraordinaria relevancia. Se descubre un sepulcro tardo-romano, que se identificó con el de Santiago el Mayor. Aparecería, según la tradición, en 844 ayudando a los cristianos en la batalla de Clavijo (Rioja). La historiografía tiende a pensar que es en la batalla de Albelda, también del siglo IX, que sería posteriormente mitificada. Esto explica el apoyo de Carlomagno al descubrimiento del sepulcro y al Camino, además de la "participación" de Santiago en la Reconquista
El segundo factor, aparte del religioso, que explica la Reconquista es socioeconómico. La nobleza desposeída de sus tierras por los musulmanes deseaba recuperar sus tierras y jurisdicciones. Es una motivación de clases. El Estado visigodo, en el VII, supone la culminación del poder de la nobleza altomedieval peninsular. El pasado visigodo se considera un paraíso para la nobleza altomedieval. Esto es desprendido de los discursos de la corte de Alfonso III; la Reconquista para la religión y goticismo para lo político
El goticismo será la reivindicación del pasado godo como discurso legitimador de los nuevos reinos del norte peninsular en su batalla contra Al-Ándalus. Se consideran legítimamente herederos de esa nobleza goda y su Estado unificado. Un siglo después, con los mozárabes refugiados en Asturias durante el reinado de Alfonso III, será cuando se adopte esta postura. Se inspirarán, por ejemplo, en la "Historia de godos vándalos y suevos" de san Isidoro de Sevilla. Lo que se está construyendo es una idea medieval de "España," que aparece perdida por culpa de la invasión islámica. Por ejemplo, en el 1430 en la "Genealogía de los godos" se enfoca como la destrucción de España. Esta idea también se encuentra al este; en el Reino de Navarra, Aragón y el Condado, y después Principado, Cataluña. Donde más se utilizaría esa idea será en el futuro reino de Castilla.
Es difícil saber si, ese goticismo, era compartido por las clases populares, ya que las fuentes que quedan son emitidas por las élites intelectuales vinculadas a la clase dirigente; prelados y nobles. Es una idea pre-feudal, pero con probable arraigo social, sobre todo, en aquellos lugares -Castilla y Aragón -, donde participaran hombres libres en la repoblación (con favor de la nobleza en cuanto a algún privilegio: impuestos) de los espacios conquistados o de los soldados que formaban los ejércitos cristianos
Hay un aspecto general en los tres grandes focos de la zona cristiana. Son esas poblaciones indígenas las que vuelven a iniciar la rebeldía contra el nuevo poder; Al-Ándalus. El origen de los reinos es popular e indígena, pero, tras las primeras luchas, ya entran en escenas los restos de la nobleza hispano-goda. Se pasan de la montaña al llano aprovechando las ciudades romanas, que en la época germánica fueron usadas como sedes de los obispados Los tres grandes polos son el astur-cántabro (dos polos unidos), el vascón y el catalán. Se van conformando el Reino de Asturias, con indígenas que pactan con la nobleza con base en Oviedo, el Reino de Pamplona y los Condados pirenaicos, gracias a los francos en esta primera fase. Se aprovecha, en esta fase, que los territorios de la cuenca del Ebro y del Duero estaban relativamente desiertos y abandonados por el propio Al-Ándalus. Esto se debe a que, para su modo de producción, el interés en zona de montaña era escaso y más si había rebeldes.
Reino de Asturias: Nos serviremos de la obra de Claudio Sánchez-Albornoz, "El Reino de Asturias ". El prototipo de Reconquista está en la progresión de Reino de Asturias al Reino de León y Reino de Castilla. Empiezan antes, y con una manera más coherente en el discurso inicial de la Reconquista. En pocos años, después de 711, es conquistada la casi totalidad de la Península Ibérica. Tariq en nombre de Muza – él vendrá – se encarga de la conquista. Tariq coloca un lugarteniente en León, Manuza, para controlar a los pueblos del norte.
De Pelayo sabemos que era de origen noble, y miembro de una familia disidente con Witiza. Fue capitán en la guardia real de Toledo. Se refugia en Asturias, huyendo de los musulmanes o de Witiza según la "Crónica Albeldense". Hay también un episodio personal; Pelayo se niega a que su hermana se casara con Manuza, según la "Crónica Rotense". Huye al monte y empieza su periplo individual. Es un rebelde hispano-godo y bastante joven
Pelayo aprovecha una asamblea tribal para encabezar la lucha alrededor del año 718, en un modo de acción-reacción contra el invasor. El proyecto político se lo "da" Pelayo. La nobleza goda refugiada en la zona no se une a Pelayo hasta 721. Córdoba, en esos tres años, muestra una pasividad total, no dándole importancia a esta fusión entre la nobleza joven hispanovisigoda y las élites astures.
En el 722, Manuza recupera Asturias y se instala en Gijón, desde León, con efectivos militares como muestra de la importancia de ese pequeño reino. Pelayo, según las crónicas, se encuentra en el monte Auseba. Tiene lugar la batalla de Covadonga, en la que se imponen los cristianos. Es un valle pedregoso. Se dice que unos 300 resistentes, en una cueva, vencen a unos musulmanes que les superaban en número. También de 300 hablan las crónicas musulmanas. Estas fuentes confirman a Pelayo, pero niegan la derrota. En cambio, las cristianas la elevan de forma exponencial. En muchos hechos fundadores históricos, en este caso del Reino de Asturias, es lógico que se exageren
Tras la batalla, Pelayo, se traslada a Cangas de Onís, cerca de las montañas. Sánchez Albornoz participa en la idea de Reconquista. Poco dado a esto, dice que, Pelayo, era "un caudillo popular rebelde." No sería aristocrático. Para el caso de Asturias, es el más claro de los focos de resistencia y de pacto entre indígenas y nobleza hispano-goda. Aunque lo normal es pactar el pago de tributos a Al -Ándalus, y no tanto el de enfrentarse. Pelayo muere en el 737 y lo sucede su hijo. Es obvio que, siguiendo la tradición más genuina visigoda, el primer rey es elegido democráticamente, en la asamblea del 718, hasta que se instale la herencia por parte del rey hacia su primogénito. Tras Pelayo, se hace la unión de cántabros y astures. Los segundos, desde Asturias, incorporan a su lucha contra el Islam a los primeros.
Ese año, 737, Alfonso I ocupa Lugo y Tui con guerreros cántabros y astures. Es la primera avanzada en forma de razias, al estilo musulmán. En el 741, tiene lugar la revuelta bereber contra los árabes y una de sus victorias es expulsar a los árabes de Galicia, abandonando posteriormente el Noroeste. En el 791, Alfonso II fija, en Oviedo, la capital del Reino, tras estar la capital en Gijón
Foco vascón: sus orígenes se sitúan a finales del siglo VIII. Lucharan contra Al-Ándalus, y paralelamente contra el Reino de Asturias y los francos, que buscaban su influencia. Todo esto se da en el tránsito del VIII al IX, en el norte peninsular.
En el 718, los musulmanes habían ocupado mediante pacto la ciudad de Pamplona, enclave urbano de origen romano y sede episcopal hispano-goda, rodeado de vascones. Como vecinos, se encontraban los Banu Qasi, la familia del conde Casio, que se había convertido al Islam
(muladí), en el momento de la invasión y que, consigue bajo el poder de los emires de Córdoba, un pequeño reino en el sur de Pamplona. Controlaban de alguna manera la jurisdicción de Pamplona para los musulmanes.
En el 799, los cristianos nobles refugiados en Pamplona llegan a un pacto con la aristocracia vascona, y expulsan al gobernador muladí, perteneciente a esa familia de los Banu Qasi. Se instala un gobierno afecto a los carolingios, teniendo estos unas posiciones estables en los Pirineos. En el año 802, los francos conquistan Barcelona y terminan la construcción de la denominada Marca Hispánica, una línea defensiva, fronteriza, que se extendía entre Pamplona y Barcelona. Tanto Pamplona como Aragón y Cataluña se librarán casi un siglo después del poder musulmán, gracias al apoyo de los francos.
En el siglo IX, encontramos al primer monarca pamplonés, Íñigo de Arista. Se supone del pacto entre los vascones y la aristocracia hispano-goda. Los datos sobre los primeros monarcas pamploneses los conocemos de una fuente del siglo X. La expansión inicial en el IX es bastante escasa. La dinastía Arista será sustituida por la Jimena, en el IX, en la persona de Sancho Garcés I, aliados con el reino de Asturias y León. En el siglo XI, el reino de Pamplona se beneficia de la quiebra del califato a partir del año 1008, lo que supone una oportunidad para expandirse hacia el sur. Sancho III el Mayor se lanzará a la conquista de territorios del sur, pero, a la larga, el Reino quedará encajonado entre los reinos expansionistas de Castilla y Aragón.
Condados pirenaicos: son Sobrarve (Aragón), Ribagorza y Pallars (Cataluña la Vieja, conformándose en torno a Barcelona). Están instalados en los valles pirenaicos. Durante los siglos IX, X, XI y XII los condados catalanes forman parte del Imperio carolingio. No solo se produce la influencia cultural o política, sino que eran aquéllos que nombraban los gobernadores de los condados.
La influencia franca será eliminada en la batalla de Muret (1213). El condado de Barcelona alcanza su hegemonía sobre el resto, a comienzos del siglo X. En el momento en que adquieren cierta fuerza alrededor de Barcelona, la Reconquista está parada por el poder militar, político, económico y social de Córdoba. De hecho, en el 985, Barcelona será saqueada por Almanzor. En la zona en la que se configuraría Aragón, en el valle del Ebro, apenas había sido ocupada por los musulmanes. La familia noble que encabeza el condado de Aragón, y que debió pactar con los montañeses, se llama Gargalindo. Serán absorbidos por el reino de Navarra.
En 1070 encontramos a un primer rey aragonés en la persona de Pedro I, tres siglos después que Pelayo. Hace sombra a la expansión castellana. En el año 1137, Aragón absorbe el principado de Cataluña. Este quedará bajo dependencia aragonesa hasta el final de la Edad Media.
En la Plena Edad Media, para la Reconquista, será el período de avance definitivo, a causa consecuencia de la desaparición del Estado centralizado califal. Los cristianos se enfrentaran a reinos de taifas y sus ejércitos, pero divididos y enfrentados entre sí. Esto es ayudado por el modo de producción feudal, que alrededor del año 1000 llevará a la llamada revolución feudal. En el siglo XI y XII, la mitad de la Península está ya en manos de los cristianos. La excepción es el Levante, donde hay cierto retraso. La Corona de Asturias, Galicia y León conquista en 1064 Coímbra. En 1085 Toledo. Con Toledo, antigua capital del Estado visigodo, se controlan los antiguos campos góticos del centro de la Meseta. Este es un punto de inflexión. Toledo servía como referencia a la ideología oficial de los reinos peninsulares, sobre todo a la de origen astur-leonés. Así se entendían los avances de la Reconquista.
En la franja inferior del Reino de Galicia se observa un hecho histórico importante. En el 1143 se produce la escisión de Portugal como reino independiente de Reino de Galicia, que mantenía tal categoría. El primer rey portugués será Alfonso Enríquez y, cuatro años después, en 1147, conquista Lisboa. Quedaría el Algarve, zona de mayor influencia islámica y que juega un papel similar al de Andalucía en la franja central.
Por el lado de Aragón, en el 1118, Alfonso I de Aragón conquista Zaragoza. En el Levante, el avance es bastante más lento, debido al poder almorávide y almohade de los siglos XI y XII respectivamente
En 1212 se consigue derrotar al poder almohade en la batalla de las Navas de Tolosa. Aquí, castellanos, aragoneses y navarros, de forma coaligada, aplastan a los musulmanes. La caballería pesada cristiana vence a la ligera árabe-musulmana. Imponen su ley militar, pero también su orden político y económica-social, ya que no tenían que enfrentarse a un Estado cordobés centralizado, sino a unos reinos de taifas fragmentados. El avance no fue más rápido porque se produjeron intentos de unificación, con los imperios almorávides y almohades
En el siglo XIII, el avance cristiano es ya imparable. Portugal va dominando el Algarve, aunque el protagonismo recae, fundamentalmente, en Castilla y Aragón. Ambos reinos avanzan hacia el sur compitiendo por el control de Levante. En los años 1179 y 1244 existen pactos entre Aragón y Castilla. Esta última ya controlaba la mayor parte del territorio peninsular. El objetivo político final era reproducir el poder del Estado visigodo, teniendo como problema y competidor a Aragón, que avanzaba hacia el sur. Llegan a un acuerdo, sobre todo por el control de Murcia, ya que este lugar estaba fuera de la órbita idiomática de Cataluña, siendo el eslabón endeble por el que Castilla tuviese salida al Mediterráneo. Los acuerdos que se tomaron entre Aragón y Castilla se respetaron en cierta medida.
Castilla inmediatamente avanza tras las Navas de Tolosa. Es una sucesión de toma de ciudades. En el 1228 toma Badajoz, en 1236, Córdoba, en 1248, toma Sevilla y en 1263, Cádiz, quedando el Reino de Granada hasta finales del XV en manos musulmanas. Por parte de Aragón ocupan Valencia en el 1238. En el 1266, toma Murcia, aunque antes, en 1243, es tomada simbólicamente por la Corona de Castilla, estableciendo un protectorado. Al final acabará volviendo a manos castellanas. Con Murcia acaba la Reconquista para el Reino de Aragón, mientras que Castilla no ceja hasta el final de la Edad Media.
El tercer de los imperios musulmanes son los benimerines, bereberes o Banu Mari. En 1269 se hacen con el control del Norte de África, con capital en Fez, y en 1275 auxilian a los granadinos, con 17.000 soldados, en su lucha contra los cristianos. En alianza con el reino granadí, los benimerines aguantan en el poder como prolongación de su poder en África. Controlan algunas regiones de Andalucía, Algeciras, Ceuta y Gibraltar. Aún la controlan durante 80 años, hasta que, en el 1340 son derrotados en el Salado, por una coalición castellano-portuguesa.
Se observan las diferencias con los pactos de 1212, y la coalición castellana, aragonesa y navarra. Navarra quedará encajonada en la expansión, mientras que, Aragón, alcanzará su tope en Murcia. De este modo, el aliado natural en la expansión para la batalla de El Salado, será Portugal. Con esto, se acabó con el imperio benimerín, que fue una caricatura con respecto al XI, con los almohades, y al XII, con los almorávides. En el 1492 se termina la presencia musulmana con los Reyes Católicos y su primer ejército "nacional."
TEMA 5.
Los reinos cristianos mantuvieron el lazo, desde el imperio romano, con la Europa occidental y que, desde la invasión islámica rompieron con el lazo africano-oriental. Esto, supone la continuidad con la Hispania goda, ya que es lo que se reivindica la llamada ideología goticista. Esta continuidad tiene que ver con la mentalidad de poder y de ciertos aspectos de la Alta Edad Media germánica.
Por el lado de la discontinuidad, la sociedad cristiana occidental y norteña es una sociedad en guerra permanente, a diferencia por lo tanto de la Hispania goda. Es superviviente de la sociedad del Islam, ya que, desde la montaña, no estuvieron bajo control islámico, o bien por se liberan a partir del siglo VIII. Hay aspectos de los reyes hispano-visigodos que se reafirman e intensifican durante la Alta Edad Media. Se observa cómo, esta formación de los reinos cristianos del norte peninsular, se ve en íntima relación con el avance de la Reconquista. Hasta el siglo XI son relativos o prudentes. Estos reinos cristianos se mantienen, hasta ese momento, a la defensiva, y resisten al empuje islámico en época del emirato y califal (siglo X)
Los hombres juegan un papel muy protagonista en la formación, defensa y relativos avances a través del fenómeno de repoblación del sur del norte peninsular. Normalmente son espacios vacíos, abandonados o que no interesaron a Al-Ándalus para establecerse ahí. Para los siglos VIII-X, interesa la repoblación de territorios vacíos, entre reinos cristianos y Al-Ándalus.
El más notorio es el desierto, que Sánchez Albornoz descubre en el valle del Duero, y que separaba a los reinos cristianos de la hostilidad del Islam. Se establece en lo que es el Sur de Galicia, el norte de Portugal, León, Castilla, aunque también se habla de una despoblación en el valle del Ebro. Para el caso occidental, Sánchez Albornoz dice que esta franja desértica es producto de las razias que Alfonso I (739-757) lleva a cabo contra el Islam. Entra en el territorio, lo ocupa (Lugo y Tui) y después se repliega. No se trata de una instalación definitiva, pero genera ese espacio despoblada. Las llanuras despobladas eran consecuencia del desinterés de Al-Ándalus por un control del norte peninsular, y que se incrementa en el siglo VIII, tras la revuelta bereber del año 741. Se trata de una tierra de nadie, tras la marcha bereber, no como la Marca Hispánica, militarizada. Se debate de si, responden a una estrategia consciente de Alfonso I, o es consecuencia de la circunstancia de que Al-Ándalus no tenía interés y los reinos hispánicos no tenían la capacidad. Dicha zona desértica permite la migración continua a partir del VIII, sobre todo del IX, de población de los reinos cristianos del norte al sur. Es lento, pero con una dimensión de cambio social. Se da paralelamente a la Reconquista, para poder "repoblar" el avance con su propia gente.
El motivo económico de fondo de la emigración -sur Galicia, León, Castilla – es el excedente demográfico en las montañas, desde Galicia a los Pirineos. Los reinos, en lo político, se pasan de la montaña al llano cuando establecen la capital en Porto, Oviedo, Pamplona o Barcelona. Es un fenómeno político y, a la vez, socioeconómico. Salvo Pamplona, rodeada de vascones, no se podía implantar una capital política sin que estuviese rodeada de su propia gente. Hay una colonización política, pero también de tipo demográfico, ya que aprovecharon la predisposición de los pobladores de la montaña a emigrar cara al sur. Aunque empieza ya a finales del siglo VIII, es en el siglo IX cuando hay una repoblación del Duero, de manera espontánea. En el siglo X hay una nueva fase de colonización en el valle del Duero, semejante a los reinos orientales. Es más señorial y eclesiástica, además de la propia del rey, que se superpone a esa emigración del IX, derivada de esos excedentes demográficos. Se ve a través de la toponimia, ya que hay lugares de las llanuras con nombres gallegos, astures, cántabros, vascones y mozárabes.
Con esto, la repoblación del sur del reino de Galicia se hizo con aportes de gallegos del norte (lucense) y de astures. En el caso de León, el espacio entre esta ciudad y Oviedo está "repoblado" por los mismos, además de un aporte de mozárabes con la presencia muy temprana en el reino de Asturias. Para Castilla está protagonizado por cántabros y vascones que a su vez serán destinados para Navarra y Aragón.
En el caso de Cataluña se da un fenómeno específico. Los hispanie huyen de la Marca Hispánica a la Septimania, y más allá del reino franco. En el momento en que se inicia la repoblación por los montañeses de los condados catalanes, esta población se acaba uniendo, apoyados por Carlomagno, a la colonización de Cataluña sur e incluso a la del condado de Aragón y reino de Navarra. Seguimos, para aquí, los trabajos de José María Lacarra para Navarra y, para Cataluña, a Ramón Abadal, que continuó Pierre Bonnassie.
Posteriormente se relativizó el desierto que había encontrado Sánchez Albornoz. Había cierta continuidad. Hoy, en general, para todos los reinos no se entiende la repoblación como simple llegada de nuevos pobladores, sino como proceso de transformación social. De alguna manera, hay un cambio con respecto a lo que en el VII fue la Hispania goda. Traen un modo de producción proto-feudal, que contradice el modo de producción estatal del mundo andalusí. Este choque de formaciones sociales, situados detrás de la Reconquista y de la guerra doblemente santa, es la de una transición muy rápida desde el Estado, desde el modo hispangodo y la manera de entender todo el conjunto el mundo árabe-musulmán. Es una transición inversa al control del Estado, por parte de los musulmanes.
Algo que se subestima, en la investigación, es el grave problema de los Reinos Hispánicos septentrionales para hacer avanzar su sociedad, por culpa de la religión. La religión ralentiza la instalación el modo de producción cristiano occidental. A diferencia de lo que pasa en el Islam, cuando los reinos hispanos recuperan el territorio que estuvo en manos del Islam apenas hay conversiones al cristianismo. Recristianizar es un proceso muy lento y secular. En ese sentido encontramos a muchos mudéjares, musulmanes que viven libremente en los reinos cristianos. No podían dejar de depender de esos artesanos o campesinos y, en lugares, como la corona de Aragón son mayoría, frente a los conversos. Había poblaciones muy numerosas de mudéjares en León (Castilla), moros en Aragón y sarracenos en Valencia. Son denominaciones distintas. En algunos lugares, los cristianos viejos eran una minoría. Los conversos son los moriscos, aquellos que permanecen convertidos al cristianismo en territorio de estos reinos son una minoría. Hasta el año 1502, con los Reyes Católicos, no hay una orden real para obligar a los mudéjares a convertirse al cristianismo, pero con un resultado relativo. El problema no se resolvió hasta el 1609, con la expulsión de los moriscos a manos de Felipe III. Incluso, acabando la Baja Edad Media, no hay una conversión forzosa, se sigue, más hacia el centro y al sur, con una población mudéjar. Era menos conflictiva que la población judía, perolos mudéjares con un status social bajo.
Siguiendo una vieja tradición de conflictividad, tenemos revueltas mudéjares en el siglo XIII importantes en el sur y en Levante. En el 1244 en Sevilla y Murcia, recién conquistadas. Entre el 1276 y el 1304 hay una revuelta duradera en Aragón (Valencia). Aún hay en 1490 una revuelta en Almería
Hubo una gran resistencia a la (re) asimilación por parte de los reinos cristianos, que generaciones anteriores se habían convertido al islamismo. Fue una islamización muy rápida en el VIII y una recristianización muy lenta, a partir de la toma de Toledo.
En el siglo XIII, donde tuvo lugar el mayor avance de la conquista desde Toledo hasta Sevilla, se produce algo que en el norte no se conocía: grandes movimientos de población. Los reinos cristianos en el sur tenían dos actitudes simétricas de las que tuvieron los musulmanes a la hora de invadir. Una actitud diferente para con los que se resistían, que eran reprimidos y expulsados. Por otro lado, los que capitulaban se quedaban pacíficamente en el territorio, manteniendo su economía. El caso de Toledo es significativo para entender lo que fue la recristianización o castellanización. Recuperarla y cristianizarla de nuevo supone una lucha contra la hegemonía de los restantes reinos hispánicos. También en el sur de Aragón, donde la mayoría era mozárabe. Los procesos de repoblación son, por su dinámica socioeconómica, muy lentos para las necesidades de la monarquía, donde los jefes militares debían de instalar personas para consolidar sus sistema social.
En el 1125, Alfonso I el Batallador de Aragón se trae 10.000 mozárabes para colonizar el valle del Ebro. Se agrava en el XIII con el avance rápido. El problema no es sólo no tener cristianos viejos, sino, además, superar el problema de la mayoría mudéjar. En Sevilla y las Baleares hubo resistencia cuando se tomaron. Hubo represión y expulsión de una parte de musulmanes. Tras las revueltas, también se incrementan las expulsiones. Estos se dirigían, para vivir, al Reino de Granada o atravesaban Gibraltar para instalarse en el Magreb, zona de destino de mudéjares que no se convirtieron en el 1502.
García de Cortázar dice que en el siglo XIII, juntando a la corona de Castilla y Aragón, nos da una cifra de 4 millones de habitantes en los reinos cristianos. Es el mismo número de habitantes que el autor da para el siglo VII, para el reino visigodo de Toledo, a pesar del avance del modo de producción o del entramado urbano. Se habla de esto porque, García de Cortázar piensa que medio millón huyeron para refugiarse en el reino de Granada. Entre los siglos VIII y XI y la toma de Toledo vemos un proceso complejo del feudalismo, a partir de la experiencia y con cierta continuidad con la Alta Edad Media germánica.En el sur tenemos un fenómeno distinto, que dará lugar a un modo de producción feudal distinta, entre el XI y el XIII hasta la toma de Sevilla.
El avance que se da a partir del XI obliga a tomar importantes decisiones, que condicionará la España del sur hasta el día de hoy. Son los repartimientos, debido a la enormidad de los terrenos. De ninguna manera se podían rellenar con inmigrantes venidos del norte y del centro, porque en parte estaba ya agotada. La monarquía cumplió una función coordinadora para repartir, entre los grandes nobles y la Iglesia, las grandes cantidades de terrenos o latifundios. Se forman grandes dominios, no solo jurisdiccionales, sino de dominio pleno. También se dio una pequeña y media propiedad, ya que se dio prioridad a los conquistadores a los soldados. La mayor parte de estos recaían en jefes militares o grandes familias, que participaron en esta fase decisiva de la Reconquista.
Hay una transición inversa clara, de un Estado centralizado a unos de reinos de taifas, proceso que se a partir del XI. Es lo que permite triunfar sobre unos reinos taifas, que se encontraban a su misma altura en cuanto poder político. También, cuando se reunían varios ejércitos para la batalla, dichos ejércitos pertenecían a un Estado, con sus intereses. Los tributos, que antes se pagaban a Al-Ándalus, en la transición se pagan a los respectivos señores de cada territorio. También, la decadencia de las ciudades, que eran la base social y económica de Al-Ándalus fue acompañada de un proceso de re-ruralización para el Levante y el Sur de la P.I. Afectó menos al norte, donde las ciudades que se iban reconquistando se transformaron en centro de poder político y eclesiástico. En el Sur, durante el momento de la transición, los reinos cristianos se encuentran en un momento de Renacimiento urbano, del XII. La industria, la artesanía y el comercio, que eran el motor económico de Al-Ándalus, quedaron como factores subordinados en los reinos cristianos. También, el tránsito inverso de la nobleza de servicio andalusí, a la nobleza cuasi- soberana y militarizada de los reyes cristianos. Fue más fácil en el norte, donde estaba más cristianizado y con un proceso lento, VIII, IX, X, para llegar al pleno feudalismo. En el Sur fue más difícil. Se acudió a una vía expeditiva, más rápida, pero también más violenta, y monopolizada por las oligarquías y el nuevo Estado feudal. En el norte participaron todas las clases sociales, mientras que en el sur fue más jerárquica, más por arriba.
Para nosotros, está claro que existe una continuidad entre la Hispania goda y el reino de Asturias. Hay más temas en común con la anterior a la Edad Media germánica que con lo que será la Plena Edad media feudal. La revolución feudal del año mil cambia las cosas en el aspecto socioeconómico. Los propios actores políticos y sociales (clases dirigentes) tienen la voluntad de mantener esa continuidad con la Hispania goda, perturbada por la incursión de las tropas árabes-musulmanas.
Los reinos cristianos aportan al modo de producción altomedieval, sobre todo, la pérdida de importancia de los siervos, factor fundamental de las relaciones de producción en época visigoda. Sobre todo, en los siglos IX y X se da un proceso de emancipación, promovido por la Iglesia. Con todo, siguió habiendo siervos, con designaciones distintas según los reinos; casati en León, mamentes en Cataluña o mezquinos en Aragón. Si, acaso, estaba reforzada, esa parte de servidumbre en la sociedad cristiana medieval occidental, por los esclavos, que llegaban a los distintos reinos por el botín de guerra de Al-Ándalus. En el plano de los siervos domésticos, estos se confunden de una manera clara con los esclavos. Sobre todo, en el caso de los siervos rurales, siguen un proceso de emancipación promovido por la propia Iglesia, debido a que surgían otras fuerzas de excedente económico y riqueza para los dominios. Se empiezan a formar en el X, dependiendo menos de la servidumbre
El fenómeno que destaca más para los siglos VIII, IX, X es el auge de los pequeños campesinos libre, mientras que, en el resto de Europa, el factor principal del feudalismo era la servidumbre. Sigue siendo así en el caso de Cataluña o Galicia, donde Albornoz destaca mayor presencia de siervos. Sobre todo, en el tiempo donde en Castilla y Aragón, se produce esa eclosión de la pequeña propiedad del campesinado libre. Esto venía acompañado de las comunidades de Aldea (también podían vivir siervos), que compartían tareas agrícolas, el uso del bosque , que llegan a hoy día, con comuneros en los que se refiere a propiedad colectiva de bosques, de compartir pastos etc. Se trata de una tradición comunitaria indígena, pero que se reactiva en la Alta Edad Media y que estará presente, por lo menos, en la parte norteña de estos reinos hasta el fin de la Edad Media. Estos campesinos libres aparecen en la documentación con términos como ingenui, vilanni
El auge viene por los siervos manumitidos a causa de la voluntad de sus dueños, primero eclesiásticos, pero después, también, nobles. Quedan como deudores y encomendados a sus dueños, pero tienen amplia libertad de movimientos. Hay dos factores muy abundantes para explicar esa proliferación y son:
La repoblación, sobre todo en Castilla y Aragón. Gracias a su avance, se lleva a cabo con hombres libres y siervos recién liberados. Con las Cartas Puebla del rey o por la vía de la presura, que ni siquiera tienen una autorización real, ya que son tierras yermas que ocupan individual o colectivamente. También están los antiguos colonos, que existían en la época visigoda. En la documentación son foreros, iuniores
El segundo factor importante es el auge renovado de las estructuras indígenas. Los germanos entran en la PI y, destruido el poder romano, resurgen las estructuras anteriores a Roma. Vuelve a pasar con la destrucción del Estado visigodo, tras la entrada de los musulmanes. Los astures, cántabros, vascones etc viven una nueva primavera, como elemento fundamental para constituir los reinos del norte peninsular. Son los que inician la lucha contra el Islam para su propia independencia (la Reconquista no). Pactaron con los nobles hispano-godos que resistían, y con los mozárabes que se refugiaron en los reinos del norte. Estas comunidades indígenas no son inmunes a los procesos de diferenciación social, ya desde el Bajo Imperio, con los germanos y con esa nobleza resistente. Ellos trasladan a los reinos cristianos, desde lo económico social, esas costumbres comunitarias, que pasarán en los VII, VIII, IX al modo de producción feudal hasta el fin de la Edad Media como las comunidades de Aldea. Ellos protagonizan buena parte de la repoblación de las llanuras, adaptándose a sus modos de vida, de manera colectiva. Los indígenas se benefician de la Reconquista, compartiendo, o no, la idea goticista. La toponimia y la antroponimia dejan claras esas evidencias en los lugares de repoblación. En el llano reproducían las comunidades de aldea. Se genera una pequeña propiedad que, aunque parece contradictorio, ya que con el feudalismo es la preeminencia de esos grandes dominios señoriales. Aun así, es condición sine qua non para la constitución de un modo de producción feudal, de esos dominios de tipo jurisdiccional característicos del feudalismo. Será la existencia de pequeños propietarios que acabarán siendo vasallos de los señores por obligación jurídica (por vivir en su territorio jurisdiccional)
También, continúa el proceso de encomendación de la época visigoda, pero de persona a persona. En época de una gran inseguridad se seguirá con la encomendación[3]que aumentará la dependencia de los campesinos con respecto a los señores. Se encomiendan, por ejemplo, por deudas, cediendo las tierras que tiene a condición de que paguen sus deudas, quedando así encomendado al señor y futuro vasallo. En los documentados de los siervos manumitidos está la cláusula, por la cual seguirán encomendados al señor.
El fenómeno no está generalizado, y por eso no presentan un nombre común; en León son los hombres de benefactoría, en Cataluña homini propi. En el IX se caracterizó por una repoblación de hombres libres. En el siglo X es una repoblación más señorial, donde los monasterios o los señores laicos que instalan su dominio no solo atraen campesinos dependientes, sino que obligan a colocarse en esa dependencia a los primeros repobladores, que vinieron como hombres libres. Es una vía de encomendación lenta al feudalismo.
El hábitat de esos campesinos libres son las villas rústicas. En época visigoda desaparecen las villae, las villas de grandes propietarios, edificios de cierto nivel de propietarios hispanoromanos, con tierras trabajadas por esclavos o colonos e incluso producción artesanal. Los visigodos sustituyen esas villae de potentados por villas campesinas/rústicas, que en la documentación del VIII, IX, X aparecen como vilas (en latín). En unos casos son simplemente una explotación familiar (repobladores individuales), o bien vilas como aldeas; un conjunto de casas campesinas vinculadas a unas tierras que trabajaban, libremente o en situación de dependencia que a partir del X.
En el X, ya casi en todos los reinos cristianos peninsulares, la palabra vila aparece en la documentación de compra-venta, testamentos o contratos agrarios, como grupos de viviendas/aldeas. Es una forma de hábitat predominante, conforme se vaya avanzando hacia el feudalismo, siendo dependientes del señor feudal de turno.
Por la vía de las vilas y por la de la repoblación podemos decir que, la pequeña propiedad era hegemonía en la Alta Edad Media. No lo eran todavía los grandes dominios señoriales, aunque empieza a cambiar en el siglo X con la conformación de esos dominios, ya fuesen en monasterios, catedrales o nobles laicos, bien en tierras de repoblación bien en tierras viejas. Los grandes dominios surgirán de la absorción de la pequeña propiedad y del proceso de entrada en dependencia de esos pequeños campesinos, individual o colectivamente. Nos movemos entre el X y el XI, que se llamará la revolución feudal del año 1000
Otro factor importante de la aportación de los reinos cristianos occidentales al específico modo de producción alto medieval es esa nueva nobleza, que surge con la Reconquista. Hablamos de cómo se genera una nobleza, tras la fusión entre los terratenientes romanos y la aristocracia germánica (sueva o visigoda). Avanzando los siglos, para lo que tratamos (VIII, IX, X), a pesar de la continuidad con la Hispania goda, se generan nuevas realidades que maduraran en la Plena Edad Media. En el caso de P.I., está vinculado a la guerra secular contra el Islam, que genera una nobleza donde la función militar y la señorial o social se funden, dando pie a lo que será en un futuro el señor feudal.
Se trata de una noble (también de 2ª o 3ª generación) refugiado o resistente que al principio no tienen nada solo su destreza militar. En base a ese papel militar van construyendo un patrimonio nobiliario. Acaban siendo una nobleza con patrimonio territorial, después jurisdiccional, pero a lo mismo tiempo guerrera. Se puede decir que retoman la tradición germánica de guerrear como oficio a su status social y como consecuencia de la Reconquista. Se construyen su patrimonio en base a las victorias militares y por su cercanía a la monarquía, ya que el rey poseía teóricamente la soberanía y dependía en última instancia de la concesión o aprobación de dominios
Empieza a ser un constante en las casas nobiliarias remontarse su origen, inventándolo o no, a la época goda. Conseguían un pasado prestigioso.
En el caso de la Iglesia, para época visigoda, hablamos de una Iglesia entronizada, pero con escaso poder económico. La gran parte de las iglesias eran de propiedad privada, le servían como parte de su patrimonio. Era una contradicción entre el poder político y el económico en época germánica. En la fase del VIII, IX, X, primera etapa de la Reconquista, esta Iglesia de cruzada consigue el poder económico y social. No tanto en el norte, pero si en el centro y el sur se enriquece con mezquitas (convertidas) y con propiedades árabes – musulmanes, sobre todo las destinadas a un fin religioso. Todo por concesión real. En estos tres siglos se entra en una Iglesia económicamente potente, dejando atrás los pequeños monasterios y las iglesias propias. Irá en evolución, conjuntamente con la clase dirigente, donde se forman, en el X, grandes dominios laicos pero también eclesiásticos, sobre todo benedictinos (Cluny)
Se empieza un proceso de recuperación de las iglesias parroquiales, aunque en Galicia durante la época de Gelmírez, este tiene que recuperar algún pequeño monasterio en manos laicas. Con esto, se empieza a recuperar las redes parroquiales y a cobrar, el impuesto, tributo o la renta eclesiástica que, por su naturaleza, son los diezmos.
En el caso de la re-ruralización, tendrá una importancia tremenda en el centro, sur y Levante. Sin embargo, en el caso del norte, como no se llegaron a crear grandes ciudades con el Islam (la más al norte; Toledo), nos encontramos con una ruralización que continúa. Las ciudades, al igual que hicieron los visigodos, se utilizan como capitales eclesiásticas o políticas, caso de Lugo. En esa Alta Edad Media, hacia el siglo X e incluso en el IX, se generan nuevos brugos como el caso de Santiago de Compostela. En el XI y XII se constituyen verdaderas ciudades, trasladando, a veces, la población del viejo burgo a la nueva ciudad.
Hay continuidad en el ámbito de la ruralización, lo cual favorece la formación temprana del feudalismo en los reinos cristianos occidentales. También continuidad en la utilización de las ciudades romanas como capitales de diócesis (Lugo) o política (Pamplona). Pero, aparecen esos nuevos burgos, caso de Santiago y, con posterioridad, los que surjan en el camino de peregrinación. Es el anuncio de un Renacimiento urbano, que irá paralelo al desarrollo de un feudalismo pleno en toda la vertiente occidental europea.
La monarquía altomedieval estará constituida por Estados monárquicos débiles. En este sentido, no hay continuidad con los visigodos y menos con Al- Ándalus. Aunque los visigodos constituyan un Estado que ocupa el territorio peninsular, este no era fuerte si se compara con el Al-Ándalus califal. Por lo tanto, seguimos en la norma de pequeños Estados monárquicos caracterizados por la fragmentación, que es propia del modo de producción feudal que se está incubando. Ese Estado monárquico dependía de la nobleza y prelados. Hasta los Reyes Católicos, nunca conseguirá una autonomía plena a causa de las clases dirigentes. El papel militar de la monarquía, en la Reconquista, es el de encabezar los ejércitos, además de coordinar los ejércitos de las distintas casas nobiliarias. Facilitan, en lo económico, la repoblación, además de grandes patrimonios a la jerarquía eclesiástica y casas nobles más importantes.
En el ámbito cultural, hay dos novedades en estos tres siglos altomedievales.
En el siglo IX las "Crónicas asturianas."Es algo que no tenemos en los reinos centrales y orientales del norte peninsular. El Reino de Asturias, se anticipa varios siglos a esa idea de; un reino como toma de conciencia histórica por sí mismo. Una autoconciencia histórica de sus clases dirigentes, neogótica y providencialista. Las más tempranas crónicas del reino de Navarra, Aragón y Condados catalanes son del siglo XI o XII.
El salto del latín vulgar al romance hablado. Muy importante para el proceso de identidades nacionales, que corresponde con ciertos territorios; la Tarraconense, Gallaecia, y la franja norte peninsular. Será el catalán hablado, el gallego hablado y el castellano hablado. Para su cultura escrita habrá que esperar, por lo menos, hasta el XIII.
En el caso de las mentalidades aparecen:
La mentalidad de cruzada por parte de la nobleza. Es característica de una sociedadmilitarizada, a causa de su lucha contra el Islam. Afectará, sobre todo, a esa nobleza altomedieval de nuevo tipo. Esa nobleza de cruzada, que adelanta un término que no se generaliza en Europa hasta el XIII. Esta surgirá de la experiencia de la Reconquista, sobre todo en una idea germánica, de expansión sin límites. Acaba formando parte de su ADN, en esa fusión de la función social y militar, que dará lugar al estamento de los defensores, ya en la Plena Edad Media.
La aparición, con una potencia histórica extraordinaria, de la creencia religiosa. Tiene unacapacidad de convocatoria, política y social, inexistente en época germánica. Aparece por la Guerra Santa, que era la manera en que las clases populares participaban, a través de la religión y del ideal goticista de la Reconquista, según se entendía en las cortes y en la nobleza. También, está como fuerza histórica, la creencia cristiana en un formato pacífico del Camino de Santiago.
TEMA 6.
El feudalismo pleno peninsular: siglos XI- XIII
6.1 El concepto de feudalismo
Hemos visto como, poco a poco, se iba configurando lo que sería el feudalismo, que alcanza su apogeo en los siglos XI-XIII. A la hora de hablar de feudalismo, hay que tener en cuenta las distintas nociones que se tienen sobre él y que, de una manera, se fueron sucediendo cronológicamente:
-Concepto jurídico-institucional: es consecuencia del enfoque positivista, de origen jurídica, hasta la transformación del paradigma de la Historia como ciencia, a finales del XIX. Este concepto cree que, el feudalismo, se entiende dentro de las relaciones entre señores a través del feudo, el beneficio. Bien el rey, bien un gran señor, cedía el feudo (tierra con vasallos) a otro señor de menor rango o a una casa señorial determinada por el rey. El feudo es la transmisión de la propiedad de uso, del usufructo, en determinadas condiciones, por parte del grande al pequeño. Dicho concepto es restringido. Fue difundido en la Historiografía (también española) por el historiador belga Ganshof, con su libro "El feudalismo."
-Concepto económico-social: es impulsado por la revolución historiográfica del XX, protagonizado por el marxismo y la Escuela de los Annales. Su esencia era cambiar la Historia institucional, política etcétera, por una económica social, donde no estarían en el centro las grandes figuras, sino que estaría la mayoría de la sociedad. Colocaría a la economía y al hombre en el centro de la nueva Historia. El feudalismo se define como una nueva sociedad de señores y vasallos, extendiendo el concepto de feudo de las clases dirigentes al conjunto de la sociedad. En ambos casos, hay pactos de vasallaje, con ciertas obligaciones hacia el señor y viceversa. Fue asumido por el marxismo, pero también por el marxismo más dogmático, sobre todo el soviético, que generalizó la idea de los 5 estadios de producción, simplificando al máximo las ideas de los fundadores marxistas.
-Concepto histórico-global: tienen importancia todos los aspectos; económico, social, político, judicial y de las mentalidades colectivas que introduce la subjetividad humana en la Historia. Es una síntesis y una mejor aproximación histórica. De manera que habría una cierta variedad de feudalismos con elementos comunes.
Hay que tender a una relación bilateral, aprovechando los descubrimientos de Marx y Engels. En los "Grundisse" o " Elementos fundamentales par a la crítica de la economía política" (1858), Marx insiste en que, en todos los modos de producción precapitalistas, la superestructura decide la relación social. En el capitalismo, el obrero tiene que aceptar esa relación asalariada con el empresario, sino se muere de hambre y, por lo tanto, no se necesita de ninguna estructura coactiva. En los precapitalistas, por ejemplo, un campesino medieval, sino no paga rentas a su señor vive mejor, al ser el mismo el productor y controlar los medios. Obliga a estudiar la economía y la sociedad teniendo en cuenta los factores de poder y de mentalidad. El aspecto negativo es que parece que en la sociedad medieval solo hay coacción, y no es así.
Sobre esa base jurídico positivista, se ha construido una tipología de los distintos feudalismos que se dieron en Europa, admitiendo que existieron varios tipos de feudalismos. Esa diversidad fue aceptada críticamente por el marxismo y por Annales, aunque hubo una cierta "pereza teórica". Se siguió el esquema de los debates romanismo-germanismo, que el derecho y el positivismo alemán habían difundido, de cara a entender el resultado de las invasiones germánicas en la Alta Edad Media, base de la creación de una sociedad feudal. Se ve en un libro de síntesis de Perry Anderson "Transiciones de la Antigüedad al feudalismo." Se habla de tres tipos para la Europa Occidental:
-Francés: es el ideal, el clásico. Se da una síntesis equilibrada de los principios romanos y germánicos, siempre con un enfoque jurídico. El texto que más lo ha propagado es "Señorío y feudalismo," de Bourtruche. Se explica cómo es el feudalismo clásico franco, que resulta de la disolución del sistema carolingio.
-Meridional: afectaría a España e Italia, y sería, sobre todo, un feudalismo de influencia romana y escasa influencia germánica.
-Norte: con una influencia predominantemente germánica. En estos países – Alemania, Inglaterra, países nórdicos -, la influencia romana es escasa o inexistente. Obvio que la realidad fue más compleja, y que los factores de tipo jurídico son secundarios a la hora de entender una formación social nueva.
Los diversos factores, del más variado tipo, se enlazan entre sí, de una forma más compleja qué esta división tripartita. Hoy se acepta que, hay un nombre común para esa sociedad que surge en la etapa intermedia de la Edad Media, aunque con muchas variantes. No es que exista un feudalismo más puro (aplicación de un criterio historiográfico más riguroso y menos sujeto a la norma), sino que las diversas condiciones de partida marcan la evolución del sistema.
En 1978, en el congreso de Roma, organizado por P. Goubert (especialista en Italia) y P. Bonnassie, (especialista en España), se desmiente esa idea de que el feudalismo mediterráneo,, era un feudalismo de segundo nivel, y de que no era tan puro ni precoz como el francés. Realmente no hay una jerarquía de feudalismo. Todos tienen unas mismas características, si aplicamos un enfoque social, económico o cultural. Queda clara la uniformidad del feudalismo en el marco del Occidente medieval.
En el caso del Mediterráneo, se debatió sobre el feudalismo hispano. Se decía – el primero fue Bourtruche – que, la formación del feudalismo se vio interrumpida en 711 por la invasión islámica. Es un error. Los reinos cristianos del norte peninsular, aseguran una cierta continuidad con la España goda. Se considera que la invasión islámica aceleró, por reacción, los factores que llevaron al feudalismo, en la 2ª fase de la Alta Edad Media. Esta aceleración acrecentará los rasgos germánicos, en contraposición a una mayor influencia inicial romana. Esa mayor continuidad romana, sí se ve perturbada. Si pensamos que, la continuidad reside en la Iglesia, nos equivocamos, ya que esta tiene poco que ver con la Iglesia del Bajo Imperio. La Iglesia tuvo una capacidad inmensa para absorber influencias (incluso germánicas), y para adaptarse a la situación histórica correspondiente, además de ser el puente entre la Antigüedad y la Edad Media. Lo que cambiaba invasión islámica, son dos factores que reequilibran las influencias romanas y germanas en la formación del feudalismo peninsular. Es en favor del germanismo:
-Importancia del comunalismo indígena. Renace en la península cantábrica en el siglo VIII, como consecuencia de la invasión islámica. Es la idea comunal prerromana, aunque también con su propia evolución. Es cuando se habla de un feudalismo preponderantemente de influencia germánica, gracias a ese espíritu comunal. Nacen como tribus, jefes militares y campesinos armados.
-Espíritu expansionista de la nobleza cristiana en los siglos VIII-X. Estos nobles se consideran herederos de los godos. Ese instinto expansionista es bastante sorprendente en la Europa Alto-Medieval (caso carolingio u otónida). Es una nobleza reconquistadora, de inspiración visigoda, cuyos integrantes ocuparon, siglos antes, la Península Ibérica.
Por lo tanto, tenemos un feudalismo tan equilibrado y precoz como el feudalismo franco, ya que se equilibran las influencias romanas y germanas. Sánchez-Albornoz, con orígenes juridicistas y positivistas, fue criticado, y con razón. Se basaba en la idea de los campesinos libres, en la idea de repoblación, sobre todo para la Corona de Castilla, para decir que en España, mejor dicho, Castilla, no había habido un verdadero feudalismo por razones de tipo jurídico. Sin embargo, esos campesinos libres fueron la condición sine qua non para crear el feudalismo, en el momento, en que entran en masiva dependencia con los nuevos señores feudales. En todo caso, sería un feudalismo de tipo tardío e incompleto.
6.2 La mutación feudal
Hoy es aceptado que, entre el siglo X y el XI, hay un período de tránsito, que se llama Revolución feudal. El año 1000 puede simbolizar, como fecha, ese cambio que alcanza su apogeo en el XIII, el "siglo de oro" del feudalismo, iniciándose la decadencia, en el XIV, con su posterior crisis.
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