Descargar

Antología de José Martí

Enviado por Andrea Armdiaz


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Carrera Política
  3. El Partido Revolucionario Cubano
  4. El Plan de la Fernandina
  5. Camino a la Guerra
  6. Muerte
  7. Visión política
  8. Enfermedades
  9. Pensamiento Religioso
  10. Descendencia
  11. Poemas de José Martí
  12. Conclusiones
  13. Referencias

edu.red

Introducción

Este personaje de la poesía no solamente se dedica a la poesía también es pensador, periodista, filosofo, poeta cubano de origen español.

Yo este personaje lo conocí por un poema que titulo "Cultivo una Rosa Blanca" ese poema yo lo dedique el día de las madres a tan solo a la edad de 7 años.

Es un poema muy hermoso, corto y lindo ya que es fácil de aprender aquellos que aman la poesía y les gusta leer libros de poemas u obras.

En esta Antología podrán saber todo acerca del pensador, periodista, filósofo y poeta de origen español, José Julián Martí Pérez, como sus carreras en la política, sus obras, etc.

Conozcamos a José Martí uno de los grandes personajes de la poesía de origen español.

Cultivo una Rosa Blanca

Cultivo una rosa blanca

En Junio como en Enero,

Para el amigo sincero,

Que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca

El corazón con que vivo,

Cardo ni ortiga cultivo

cultivo una rosa blanca

edu.red

Carrera Política

Estudios y primera deportación

José Julián Martí Pérez nació en la calle Paula No. 41, La Habana, el 28 de enero de 1853, hijo de Mariano Martí de Valencia y Leonor Pérez Cabrera, de Tenerife, en Canarias.

En 1866 se matrícula en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana. Ingresa también en la clase de Dibujo Elemental en la Escuela Profesional de Pintura y Escultura de La Habana, más conocida como San Alejandro.

El 4 de octubre de 1869, al pasar una escuadra del Primer Batallón de Voluntarios por la calle Industrias No. 122, donde residían los Valdés Domínguez, de la vivienda se oyen risas y los voluntarios toman esto como una provocación. Regresan en la noche y someten la casa a un minucioso registro. Entre la correspondencia encuentran una carta dirigida a Carlos de Castro y Castro, compañero del colegio que, por haberse alistado como voluntario en el ejército español para combatir a los independentistas, calificaban de apóstata.

Por tal razón, el 21 de octubre de 1869 Martí ingresa en la Cárcel Nacional acusado de traición por escribir esa carta, junto a su amigo Fermín Valdés Domínguez. El 4 de marzo de 1870, Martí fue condenado a seis años de prisión, pena posteriormente conmutada por el destierro a Isla de Pinos(actual Isla de la Juventud), al suroeste de la principal isla cubana. Llega allí el 13 de octubre. El 18 de diciembre sale hacia La Habana y el 15 de enero de 1871, por gestiones realizadas por sus padres, logró ser deportado a España. Allá comienza a cursar estudios en las universidades de Madrid y Zaragoza, donde se gradúa de Licenciado en Derecho Civil y en Filosofía y Letras.

Del 2 de enero al 24 de febrero de 1877 estuvo de incógnito en La Habana como Julián Pérez. Al llegar a Guatemala trabaja en la Escuela Normal Central como catedrático de Literatura y de Historia de la Filosofía. Retorna a México, para contraer matrimonio con Carmen el 20 de diciembre de 1877. Regresa a Guatemala a inicios de 1878.

Segunda deportación

Concluida la guerra llamada «De los 10 años» en 1878 vuelve a Cuba, el 31 de agosto, para radicarse en La Habana, y el 22 de noviembre nace José Francisco, su único hijo. Comenzó sus labores conspirativas figurando entre los fundadores del Club Central Revolucionario Cubano, del cual fue elegido vicepresidente el 18 de marzo de 1879. Posteriormente el Comité Revolucionario Cubano, radicado en Nueva York bajo la presidencia del Mayor General Calixto García, lo nombró subdelegado en la isla.

En el bufete de su amigo Don Nicolás Azcárate conoce a Juan Gualberto Gómez. Entre el 24 y el 26 de agosto de 1879 se produce un nuevo levantamiento en las cercanías de Santiago de Cuba. El 17 de septiembre Martí es detenido y deportado nuevamente a España, el 25 de septiembre de 1879, por sus vínculos con la conocida como Guerra Chiquita, liderada por el citado general García. Al llegar a Nueva York, se establece en la casa de huéspedes de Manuel Mantilla y su esposa, Carmen Miyares.

El Partido Revolucionario Cubano

Martí logró llevarse consigo a su esposa e hijo el 3 de marzo de 1880. Permanecen juntos hasta el 21 de octubre, en que Carmen y José Francisco regresan a Cuba. Una semana después resultó electo vocal del Comité Revolucionario Cubano, del cual asumió la presidencia al sustituir a García, quien había partido hacia Cuba para incorporarse a la fallida Guerra Chiquita.

Entre 1880 y 1890 Martí alcanzaría renombre en la América a través de artículos y crónicas que enviaba desde Nueva York a importantes periódicos: La Opinión Nacional, de Caracas; La Nación, de Buenos Aires y El Partido Liberal, de México. Posteriormente decide buscar mejor acomodo en Venezuela, a donde llega el 20 de enero de 1881. Fundó la Revista Venezolana, de la que pudo editar sólo dos números. En esa época trabajó para la casa editorial Appleton como editor y traductor.

El 30 de noviembre de 1887 fundó una Comisión Ejecutiva, de la cual fue elegido presidente, encargada de dirigir las actividades organizativas de los revolucionarios. En enero de 1892 redactó las Bases y los Estatutos del Partido Revolucionario Cubano. El 8 de abril de 1892 resultó electo Delegado de esa organización, cuya constitución fue proclamada dos días después, el 10 de abril de 1892. El 14 de ese mes fundó el periódico Patria, órgano oficial del Partido. Entre 1887 y 1892, Martí se desempeñó como cónsul de Uruguay en Nueva York.

El Plan de la Fernandina

En los años 1893 y 1894 recorrió varios países de América y ciudades de Estados Unidos, uniendo a los principales jefes de la Guerra del 68 entre sí y con los más jóvenes, y acopiando recursos para la nueva contienda. Desde mediados de 1894 aceleró los preparativos del Plan Fernandina, con el cual pretendía promover una guerra corta, sin grandes desgastes para los cubanos. El 8 de diciembre de 1894 redactó y firmó, conjuntamente con los coroneles Mayía Rodríguez (en representación de Máximo Gómez) y Enrique Collazo (en representación de los patriotas de la Isla), el plan de alzamiento en Cuba. El Plan Fernandina fue descubierto e incautadas las naves con las cuales se iba a ejecutar. A pesar del gran revés que ello significó, Martí decidió seguir adelante con los planes de pronunciamientos armados en la Isla, en lo que fue apoyado por todos los principales jefes de las guerras anteriores.

Camino a la Guerra

El 29 de enero de 1895, junto con Mayía y Collazo, firmó la orden de alzamiento y la envió a Juan Gualberto Gómez para su ejecución. Partió de inmediato de Nueva York a Montecristi, en República Dominicana, donde lo esperaba Gómez, con quien firmó el 25 de marzo de 1895 un documento conocido como Manifiesto de Montecristi, programa de la nueva guerra. Ambos líderes llegan a Cuba el 11 de abril de 1895, por Playitas de Cajobabo, Baracoa, al noroeste de la antigua provincia de Oriente.

Tres días después del desembarco, hicieron contacto con las fuerzas del Comandante Félix Ruenes. El 15 de abril de 1895 los jefes allí reunidos bajo la dirección de Gómez, acordaron conferir a Martí el grado de Mayor General por sus méritos y servicios prestados.

El 28 de abril de 1895, en el campamento de Vuelta Corta, en Guantánamo (extremo este de la provincia de Oriente), junto con Gómez firmó la circular «Política de guerra». Envió mensajes a los jefes indicándoles que debían enviar un representante a una asamblea de delegados para elegir un gobierno en breve tiempo. El 5 de mayo de 1895 tuvo lugar la reunión de La Mejorana con Gómez y Maceo, donde se discutió la estrategia a seguir. El 14 de mayo de 1895 firmó la «Circular a los jefes y oficiales del Ejército Libertador», último de los documentos organizativos de la guerra, la que elaboró también con Máximo Gómez

Muerte

El 19 de mayo de 1895 una columna española se desplegó en la zona de Dos Ríos, cerca de Palma Soriano, donde acampaban los cubanos. Martí marchaba entre Gómez y el Mayor General Bartolomé Masó. Al llegar al lugar de la acción, Gómez le indicó detenerse y permanecer en el lugar acordado. No obstante, en el transcurso del combate, se separó del grueso de las fuerzas cubanas, acompañado solamente por su ayudante Ángel de la Guardia. Martí cabalgó, sin saberlo, hacia un grupo de españoles ocultos en la maleza y fue alcanzado por tres disparos que le provocaron heridas mortales. Su cadáver no pudo ser rescatado por los mambises (soldados cubanos). Tras varios entierros, fue finalmente sepultado el día 27, en el nicho número 134 de la galería sur del Cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba.

Visión política

Su visión política era liberal y demócrata. Además, su obra política y de propaganda muestra estas tres prioridades: la unidad de todos los cubanos como nación en el proyectovico republicano de postguerra; la terminación del dominio colonial español; y evitar una expansión estadounidense. Es casi unánime la información sobre su gran capacidad de trabajo y frugalidad, lo que, siendo evidente, junto a su palabra persuasiva, le valió reconocimiento por la mayoría de sus compatriotas.

Enfermedades

La salud de José Martí no era buena. Estudios recientes realizados han mostrado que padecía sarcoidosis, diagnosticada en España a los 18 años. Probablemente a partir de esta enfermedad padeció afectaciones oculares, del sistema nervioso, problemas cardíacos y fiebre. También se ha investigado que padecía un sarcocele (tumor de testículo, de tipo quístico), con abundancia de líquido alrededor del tumor. Para aliviar sus dolores los médicos puncionaban el tumor con periodicidad. Finalmente fue operado por el Dr. Francisco Montes de Oca, que le realizó una exéresis total del testículo, extirpando el tumor.

Fue precursor del modernismo, junto a Manuel González Prada (Perú), Rubén Darío (Nicaragua), Francisco Gavidia (El Salvador), Julián del Casal(Cuba), Manuel Gutiérrez Nájera (México), Manuel de Jesús Galván (República Dominicana), Enrique Gómez Carrillo (Guatemala), José Santos Chocano (Perú) y José Asunción Silva (Colombia), entre otros. Es todavía tema de debate entre los especialistas su importancia relativa en el modernismo.

Pensamiento Religioso

José Martí no asume una posición antirreligiosa, sino que hace críticas a las religiones establecidas, por sus desviaciones, por el abandono en un momento de su desarrollo histórico de los principios que la originaron y de los fundamentos de la religiosidad.

"Un pueblo irreligioso morirá, porque nada en él alimenta la virtud. Las injusticias humanas disgustan de ella; es necesario que la justicia celeste la garantice."

Habiendo recibido Martí una educación religiosa fue capaz de darse cuenta y profundizar en las diferencias estimadas por las distintas religiones, logró demostrar a través de su propia experiencia lo necesario de la conciencia, la razón y la voluntad, elementos que relaciona con claridad en la actuación del hombre en la vida, la que siempre concebía relacionada a la honradez, la justicia y los sentimientos humanos. Las convicciones religiosas las veía con agrado cuando estaban en defensa de los aspectos expresados anteriormente, todo lo que fomentara su limitación y desarrollo constituían un elemento de freno al pensamiento sano y creador del hombre.

Influencia de Martí

Su influencia en los cubanos es grande. En general es considerado por sus compatriotas como el principal modelador de la nacionalidad cubana tal como la conocemos hoy. Su prestigio se refleja en los títulos que popularmente se le conceden. «El apóstol de la independencia» y «el maestro» son los más usados.

Descendencia

Martí tuvo un solo hijo: José Francisco Martí Zayas-Bazan, apodado "Ismaelillo" (1878-1945). José Francisco se alistó en el Ejército Cubano durante la guerra de 1895, a los 17 años tan pronto como averiguó que su padre había muerto. En ese momento estudiaba en Rensselaer Institute of Tecchnology, en Troy, New York. Se unió a las fuerzas del general Calixto García y con gran modestia declinó usar a Baconao, el caballo blanco de su padre, el cual le había sido enviado por Salvador Cisneros Betancourt. Calixto García lo promovió a capitán por su valor en la batalla de Las Tunas. Fue asistente de William Taft antes de que éste fuera presidente de Estados Unidos. Durante la república, alcanzó el rango de general y fue Secretario de Defensa y de la Marina, bajo el mando de su amigo íntimo Mario García Menocal, en 1921. En 1916 se casó con María Teresa Vancés, la pareja no tuvo hijos.

Poemas de José Martí

Penachos Vívidos 

Como taza en que hierve

Ora en carreras locas,

De transparente vino

O en sonoros relinchos,

En doradas burbujas

O sacudiendo el aire

El generoso espíritu;

El crinaje magnífico;-

Como inquieto mar joven

Así mis pensamientos

Del cauce nuevo henchido

Rebosan en mí vividos,

Rebosa, y por las playas

Y en crespa espuma de oro

Bulle y muere tranquilo;

Besan tus pies sumisos,

O en fúlgidos penachos

Como manada alegre

De varios tintes ricos,

De bellos potros vivos

Se mecen y se inclinan

Que en la mañana clara

Cuando tú pasas -hijo!

Muestran su regocijo,

 

Valle Lozano 

Dígame mi labriego

Otros, con dagas grandes

¿Cómo es que ha andado

Mi pecho araron:

En esta noche lóbrega

Pues, ¿qué hierro es el tuyo

Este hondo campo?

Que no hace daño?

Dígame de qué flores

Y esto dije -y el niño

Untó el arado Riendo me trajo

Que la tierra olorosa

En sus dos manos blancas

Trasciende a nardos?

Un beso casto.

Dígame de qué ríos

Regó ese prado,

Que era un valle muy negro

Y ora es lozano?

 

Homomagno

Homomagno sin ventura

La hirsuta y retostada cabellera

Con sus pálidas manos se mesaba.

"Máscara soy, mentira soy, decía;

Estas carnes y formas, estas barbas

Y rostro, estas memorias de la bestia,

Que como silla a lomo de caballo

Sobre el alma oprimida echan y ajustan,

Por el rayo de luz que el alma mía

En la sombra entrevé, – no son Homomagno! 

Mis ojos sólo; los mis caros ojos,

Que me revelan mi disfraz, son míos:

Queman, me queman, nuca duermen, oran,

Y en mi rostro los siento y en el cielo,

Y le cuentan de mí, y a mí de él cuentan.

Por qué, por qué, para cargar en ellos

Un grano ruin de alpiste mal trojado

Talló el Creador mis colosales hombros?

Ando, pregunto, ruinas y cimientos

Vuelco y sacudo, a delirantes sorbos

En la Creación, la madre de mil pechos,

Las fuentes todas de la visa aspiro:

Muerdo, atormento, beso las calladas

Manos de piedra que golpeo.

Con demencia amorosa su invisible

Cabeza con las secas manos mías

Acaricio y destrenzo: por la tierra

Me tiendo compungido y los confusos

Pies, con mi llanto baño y con mis besos.

Y en medio de la noche, palpitante,

Con mis voraces ojos en el cráneo

Y en sus órbitas anchas encendidos,

Trémulo, en mí plegado, hambriento espero,

Por si al próximo sol respuestas vienen;

Y a cada nueva luz -de igual enjuto

Modo, y ruin, la vida me aparece,

Como gota de leche que en cansado

Pezón, al terco ordeño, titubea,-

Como carga de hormiga,- como taza

De agua añeja en la jaula de un jilguero."

 Remordidas y rotas, ramos de uvas

Estrujadas y negras, las ardientes

Manos del triste

Homomagno parecían! 

Y la tierra en silencio, y una hermosa

Voz de mi corazón, me contestaron.

 

Amor de Ciudad Grande

De gorja son y rapidez los tiempos.

Corre cual luz la voz; en lata aguja,

Cual nave despeñada en sirte horrenda,

Húndese el rayo, y en ligera barca

El hombre, como alado, el aire hiende.

¿Así el amor, sin pompa ni misterio

Muere, apenas nacido., de saciado!

Jaula es la villa de palomas muertas

Y ávidos cazadores!

Si los pechos

Se rompen de los hombres, y las carnes

Rotas por tierra ruedan, no han de verse

Dentro más que frutillas estrujadas!

Se ama de pie, en las calles, entre el polvo

De los salones y las plazas; muere

La flor que nace.

Aquella virgen

Trémula que antes a la muerte daba

La mano pura que a ignorado mozo;

El goce de temer: aquel salirse

Del pecho el corazón; el inefable

Placer de merecer; el grato susto

De caminar deprisa en derechura

Del hogar de la amada, y a sus puertas

Como un niño feliz romper en llanto;-

Y aquel mirar, de nuestro amor al fuego,

Irse tiñiendo de color las rosas,-

Esa, que son patrañas!

Pues ¿quién tieneTiempo de ser hidalgo?

Bien que sienta

Cual áureo vaso o lienzo suntuoso,

Dama gentil en casa de magnate!

O si se tiene sed, se alarga el brazo

Y a la copa que pasa se la apura!

Luego, la copa turbia al polvo rueda,

Y el hábil catador, – manchado el pecho

De una sangre invisible,- sigue alegre,

Coronado de mirtos, su camino!

No son los cuerpos ya sino desechos, 

Y fosas, y jirones! Y las almas

No son como en el árbol fruta rica

En cuya blanda piel la almíbar dulce

En su sazón de madurez rebosa,-

Sino fruta de plaza que a brutales

Golpes el rudo labrado madura!

¡La edad es ésta de los labios secos!

!De las noches sin sueño!

¡De la vidaEstrujada en agraz!

¿Qué es lo que faltaQue la ventura falta?

Como liebreAzorada, el espíritu se esconde,

Trémulo huyendo al cazador que ríe,

Cual en soto selvoso, en nuestro pecho;

Y el deseo, de brazo de la fiebre,

Cual rico cazador recorre el soto.

¡Me espanta la ciudad! ¡Toda está llena

De copas por vaciar, o huecas copas!

¡Tengo miedo ¡ay de mí!

De que este vino

Tósigo sea, y en mis venas luego

Cual duende vengador los dientes clave!

¡Tengo sed,- más de un vino que en la tierra

No se sabe beber! ¡No he padecido

Bastante aún, para romper el muro

Que me aparta ¡oh dolor! De mi viñedo!

¡Tomad vosotros, catadores ruines

De vinillos humanos, esos vasos

Donde el jugo de lirio a grandes sorbos

Sin compasión y sin temor se bebe!

!Tomad! ¡Yo soy honrado: y tengo miedo!

 

Musa Traviesa

 Mi musa? Es un diablillo

Contándolo, me inundaCon ala de ángel.

Un gozo grave:-!Ah, musilla traviesa,

Y cual si el monte alegre,Qué vuelo trae!

Queriendo holgarse

Al alba enamorando

Yo suelo, caballero

Con voces ágiles, 

En sueños graves,

Sus hilillos sonoros 

Cabalgar horas luengas

Desanudase, Sobre los aires.

Y salpicando riscos,

Me entro en nubes rosadas,

Labrando esmaltes, 

Bajo a hondos mares,

Refrescando sedientas

Y en los senos eternos

Cálidas cauces,

Hago viajes. Echáralos risueños 

Allí asisto a la inmensa

Por falda y valle, - 

Boda inefable,

Así, al alba del alma

Y en los talleres huelgo

Regocijándose,

De la luz madre: Mi espíritu encendido

Y con ella es la oscura

Me echa a raudales

Vida, radiante,

Por las mejillas secas

Y a mis ojos los antros

Lágrimas suaves.

Son nidos de ángeles!

Me siento, cual si en magno 

Al viajero del cielo

Templo oficiase:¿Qué el mundo frágil?

Cual si mi alma por mirra

Pues, ¿no saben los hombres

Virtiese al aire;Qué encargo traen?

Cual si en mi hombro surgieran!

Rasgarse el bravo pecho,

Fuerzas de Atlante;

Vaciar su sangre,

Cual si el sol en mi seno 

Y andar, andar heridos

La luz fraguase: - Muy largo valle!,

Y estallo, hiervo, vibro, 

Roto el cuerpo en harapos,

Alas me nacen!Los pies en carne,

Hasta dar sonriendo

Suavemente la puerta-!No en tierra!- exánimes!

Del cuarto se abre,

Y entonces sus talleres

Y éntranse a él gozosos

La luz les abre, Luz, risas, aire.

Y ven lo que yo veo: Al par da el sol en mi alma

¿Qué el mundo frágil?

Y en los cristales:Seres hay de montaña!,

Por la puerta se ha entrado

seres de valle,

Mi diablo ángel! 

Y seres de pantanos

¿Qué fue de aquellos sueños,

Y lodazales?. De mi viaje,Del papel amarillo,

De mis sueños desciendo,

¿Del llanto suave? 

Volando vanse,

Cual si de mariposas 

Y en papel amarillo

Tras gran combate 

Cuento el viaje.

Volaran alas de oro

 Por tierra y aire,

Mis libros lance, 

Así vuelan las hojas

Y siéntese magnífico

Do cuento el trance.

Sobre el desastre,

Hala acá el travesuelo

Y muéstreme riendo,

Mi paño árabe; Roto el encaje-

Allá monta en el lomo -!Qué encaje no se rompe

De un incunable; En el combate!-

Un carcax con mis plumas

Su cuello, en que la risa

Fabrica y átase;

Gruesa onda hace!

Un sílex persiguiendo

Venga, y por cauce nuevo

Vuelca un estante,

Mi vida lance,

Y !allá ruedan por tierra

Y a mis manos la vieja

Versillos frágiles, Péñola arranque,

Brumosos pensadores,

Y del vaso manchado

Lópeos galanes! La tinta vacie!

De águilas diminutas !

Vaso puro de nácar:Puéblase el aire: Dame a que harte!

Son las ideas, que ascienden,

Esta sed de pureza:Rotas sus cárceles!

Los labios cánsame!

¿Son éstas que lo envuelven

Del muro arranca, y cíñese,

Carnes, o nácares?

Indio plumaje: La risa, como en taza

Aquella que me dieron

De ónice árabe,

De oro brillante,

En su incólume seno

Pluma, a marcar nacida

Bulle triunfante:Frentes infames!,

Hete aquí, hueso pálido,

De su caja de seda Vivo y durable!

Saca, y la blande: Hijo soy de mi hijo!

Del sol a los requiebros

El me rehace!Brilla el plumaje,

Que baña en aúreas tintas

Pudiera yo, hijo mío,

Su audaz semblante.

Quebrando el arte

De ambos lados el rubio Universal, muriendo

Cabello al aire,

Mis años dándote,

A mí súbito viénese

Envejecerte súbito,

A que lo abrace.

La vida ahorrarte!-

De beso en beso escala

Mas no: que no verías

Mi mesa frágil;

En horas graves!Oh, Jacob, mariposa,

Entrar el sol al alma

Ismaëlillo, árabe!

Y a los cristales!

¿Qué ha de haber que me guste

Hierva en tu seno puro

Como mirarle

Risa asonante:De entre polvo de libros

Rueden pliegues abajo

Surgir radiante,

Libros exangës:Y, en vez de acero, verle

Sube, Jacob alegre,

De pluma armarse,

La escala suave:

Y buscar en mis brazos

Ven, y de beso en beso

Tregua al combate?

Mi mesa asaltes:-

Venga, venga Ismaelillo

!Pues ésa es mi musilla,

La mesa asalte,

Mi diablo ángel!

Y por los anchos pliegues !

Ah, musilla traviesa,

Del paño árabe

Qué vuelo trae!

En rota vergonzosa

 

Canto de Otoño

Bien; ya lo sé!: -la muerte está sentada

A mis umbrales: cautelosa viene,

Porque sus llantos y su amor no apronten

En mi defensa, cuando lejos viven

Padres e hijo.-al retornar ceñudo

De mi estéril labor, triste y oscura,

Con que a mi casa del invierno abrigo,

De pie sobre las hojas amarillas,

En la mano fatal la flor del sueño,

La negra toca en alas rematada,

Ávido el rostro, – trémulo la miro

Cada tarde aguardándome a mi puerta

En mi hijo pienso, y de la dama oscura

Huyo sin fuerzas devorado el pecho

De un frenético amor!

Mujer más bellaNo hay que la muerte!:

por un beso suyo

Bosques espesos de laureles varios, 

Y las adelfas del amor, y el gozo

De remembrarme mis niñeces diera!…

Pienso en aquél a quien el amor culpabletrajo a vivir,

– y, sollozando, esquivo de mi amada los brazos:

– mas ya gozode la aurora perenne el bien seguro.

Oh, vida, adios: – quien va a morir, va muerto.

Oh, duelos con la sombra: oh, pobladores

Ocultos del espacio: oh formidables

Gigantes que a los vivos azorados

Mueren, dirigen, postran, precipitan!

Oh, cónclave de jueces, blandos sólo

A la virtud, que nube tenebrosa, 

En grueso manto de oro recogidos,

Y duros como peña, aguardan torvos

A que al volver de la batalla rindan

-como el frutal sus frutos-

de sus obras de paz los hombres cuenta,

de sus divinas alas!…

de los nuevosárboles que sembraron,

de las tristeslágrimas que enjugaron,

de las fosasque a los tigres y vívoras abrieron,

y de las fortalezas eminentesque al amor de los hombres levantaron!

¡esta es la dama, el Rey, la patria, el premioapetecido,

la arrogante moraque a su brusco señor cautiva espera

llorando en la desierta espera barbacana!:

este el santo Salem, este el Sepulcro 

de los hombres modernos:

-no se viertamás sangre que la propia!

No se batasino al que odia el amor!

Únjase prestosoldados del amor los hombres todos!:

la tierra entera marcha a la conquista

De este Rey y señor, que guarda el cielo!

Viles: el que es traidor a sus deberes.

Muere como traidor, del golpe propio

De su arma ociosa el pecho atravesado!

¡Ved que no acaba el drama de la vida

En esta parte oscura! ¡Ved que luego

Tras la losa de mármol o la blanda

Cortina de humo y césped se reanuda

El drama portentoso! ¡y ved, oh viles,

Que los buenos, los tristes, los burlados,

Serán een la otra parte burladores!

Otros de lirio y sangre se alimenten:

¡Yo no! ¡yo no!

Los lóbregos espaciosrasgué desde mi infancia con los tristes 

Penetradores ojos: el misterio

En una hora feliz de sueño acaso

De los jueces así, y amé la vida

Porque del doloroso mal me salva

De volverla a vivi. Alegremente

El peso eché del infortunio al hombro:

Porque el que en huelga y regocijo vive

Y huye el dolor, y esquiva las sabrosas

Penas de la virtud, irá confuso

Del frío y torvo juez a la sentencia,

Cual soldado cobarde que en herrumbre

Dejó las nobles armas; ¡y los jueces

No en su dosel lo ampararán, no en brazos

Lo encumbrarán, mas lo echarán altivos

A odiar, a amar y a batallar de nuevo

En la fogosa y sofocante arena!

¡Oh! ¿qué mortal que se asomó a la vidavivir de nuevo quiere? …

Puede ansiosaLa Muerte, pues, de pie en las hojas secas,

Esperarme a mi umbral con cada turbia

Tarde de Otoño, y silenciosa puedeIrme tejiendo con helados copos

Mi manto funeral.No di al olvido

Las armas del amor: no de otra púrpura

Vestí que de mi sangre.

Abre los brazos, listo estoy, madre

Muerte:Al juez me lleva!

Hijo!…Qué imagen miro? qué llorosa 

Visión rompe la sombra, y blandamente

Como con luz de estrella la ilumina?

Hijo!… qué me demandan tus abiertosBrazos?

A qué descubres tu afligido Pecho?

Por qué me muestran tus desnudos

Pies, aún no heridos, y las blancas manos

Vuelves a mí?Cesa! calla! reposa!

Vive: el padre

No ha de morir hasta que la ardua lucha

Rico de todas armas lance al hijo!-

Ven, oh mi hijuelo, y que tus alas blancas

De los abrazos de la muerte oscura

Y de su manto funeral me libren!

 

Bosque de rosas

Allí despacio te diré mis cuitas;

Allí en tu boca escribiré mis versos!-

 Ven, que la soledad será tu escudo! 

Pero, si acaso lloras, en tus manos 

Esconderé mi rostro, y con mis lágrimas 

Borraré los extraños versos míos.

Sufrir ¡tú a quien yo amo, y ser yo el casco 

Brutal, y tú, mi amada, el lirio roto?

Oh, la sangre del alma, tú la has visto? 

Tiene manos y voz, y al que la vierte 

Eternamente entre la sombra acusa.

 ¡Hay crímenes ocultos, y hay cadáveres 

De almas, y hay villanos matadores! 

Al bosque ven: del roble más erguido 

Un pilòn labremos, y en el pilòn 

Cuantos engañen a mujer pongamos!

Esta es la lidia humana:

la tremendaBatalla de los cascos y los lirios!

Pues los hombres soberbios ¿no son fieras?

Bestias y fieras! Mira, aquí te traigo

Mi bestia muerta, y mi furor domado

-Ven, a callar; a murmurar; al ruido

De las hojas de Abril y los nidales.

Deja, oh mi amada, las paredes mudas

De esta casa ahoyada y ven conmigo

No al mar que bate y ruge sino al bosque

De rosas que hay al fondo de la selva.

Allí es buena la vida, porque es libre-

Y la virtud, por libre, será cierta,

Por libre, mi respeto meritorio.

Ni el amor, si no es libre, da ventura.

¡Oh, gentes ruines, las que en calma gozan

De robados amores! Si es ajeno

El cariño, el placer de respetarlo

Mayor mil veces es que el de su goce;

Del buen obrar ¡qué orgullo al pecho queda

Y còmo en dulces lágrimas rebosa,

Y en extrañas palabras, que parecen

Aleteos, no voces! Y ¡qué culpaLa de fingir amor!

Pues hay tormento

Como aquél, sin amar, de hablar de amores!

Ven, que allí triste iré, pues yo me veo! 

Ven, que la soledad será tu escudo!

 

Flores del cielo

Leí estos versos de Ronsard:"Je vous envoie un bouquet que ma main 

Vient de trier de ces fleurs épanouies", y escribí esto: Flores?

No quiero flores! Las del cielo Quisiera yo segar!

Cruja, cual falda 

De monte roto, esta cansada veste 

Que me encinta y engrilla con sus miembros 

Como con sierpes,- y en mi alma sacian 

Su hambre, y asoman a la cueva lòbrega 

Donde mora mi espíritu, su negra 

Cabeza, y boca roja y sonriente!- 

Caiga, como un encanto, este tejido

 Enmarañado, de raíces!

-Surjan Donde mis brazos alas,-

y parezca Que, al ascender por la solemne atmósfera, 

De mis ojos, del mundo a que van llenos, 

Ríos de luz sobre los hombres rueden!

Y huelguen por los húmedos jardines 

Bardos tibios segando florecillas:- 

Yo, pálido de amor, de pie en las sombras, 

Partes: 1, 2
Página siguiente