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Antología de José Martí (página 2)

Enviado por Andrea Armdiaz


Partes: 1, 2

Envuelto en gigantesca vestidura 

De lumbre astral, en mi jardín, el cielo, 

Un ramo haré magnífico de estrellas:

¡No temblará de asir la luz mi mano!;

Y buscaré, donde las nubes duermen, 

Amada, y en su seno la más viva 

Le prenderé, y esparciré las otras 

Por su áurea y vaporosa cabellera.

 

Sed de belleza

Solo, estoy solo: viene el verso amigo, 

Como el esposo diligente acude 

De la erizada tórtola al reclamo. 

Cual de los altos montes en deshielo 

Por breñas y por valles en copiosos 

Hilos las nieves desatadas bajan- 

Así por mis entrañas oprimidas 

Un balsámico amor y una avaricia 

Celeste de hermosura se derraman. 

Tal desde el vasto azul, sobre la tierra

Cual si de alma de virgen la sombría

 Humanidad sangrienta perfumasen, 

Su luz benigna las estrellas vierten 

Esposas del silencio! -y de las flores 

Tal el aroma vago se levanta.

Dadme lo sumo y lo perfecto: dadme 

Un dibujo de Angelo: una espada 

Con puño de Cellini, más hermosa 

Que las techumbres de marfil calado 

Que se place en labrar Naturaleza.

El cráneo augusto dadme donde ardieron 

El universo Hamlet y la furia 

Tempestuosa del moro: -la mancebaIndia que a orillas del ameno río 

Que del viejo Chichén los muros baña A la sombra de un plátano pomposo 

Y sus propios cabellos, el esbelto Cuerpo bruñido y nítido enjugaba. 

Dadme mi cielo azul… dadme la pura 

Alma de mármol que al soberbio

Louvre Dio, cual su espuma y flor, Milo famosa.

 

Odio el mar

Odio el mar, sòlo hermoso cuando gime 

Del barco domador bajo la hendente 

Quilla, y como fantástico demonio, 

De un manto negro colosal tapado, 

Encòrvase a los vientos de la noche 

Ante el sublime vencedor que pasa:- 

Y a la luz de los astros, encerrada 

En globos de cristales, sobre el puente 

Vuelve un hombre impasible la hoja a un libro.

Odio el mar: vasto y llano, igual y frío 

No cual la selva hojosa echa sus ramas 

Como sus brazos, a apretar al triste 

Que herido viene de los hombres duros 

Y del bien de la vida desconfía, 

No cual honrado luchador, en suelo

 Firme y seguro pecho, al hombre aguarda

 Sino en traidora arena y movediza, 

Cual serpiente letal.- También los mares, 

El sol también, también Naturaleza

Para mover el hombre a las virtudes, 

Franca ha de ser, y ha de vivir honrada. 

Sin palmeras, sin flores, me parece 

Siempre una tenebrosa alma desierta.

Que yo voy muerto, es claro: a nadie importa 

Y ni siquiera a mí: pero por bella Ígnea, varia, inmortal amo la vida.

Lo que me duele no es vivir: me duele Vivir sin hacer bien.

Mis penas amo, Mis penas, mis escudos de nobleza. 

No a la pròvida vida haré culpable 

De mi propio infortunio, ni el ajeno 

Goce envenenaré con mis dolores. 

Buena es la tierra, la existencia es santa. 

Y en el mismo dolor, razones nuevas 

Se hayan para vivir, y goce sumo, 

Claro como una aurora y penetrante. 

Mueran de un tiempo y de una vez los necios 

Que porque el llanto de sus ojos surge 

Lo imaginan más grande y más hermoso 

Que el cielo azul y los repletos mares!-

Odio el mar, muerto enorme, triste muerto

De torpes y glotonas criaturas 

Odiosas habitado: se parecen

A los ojos del pez que de harto expira

Los del gañán de amor que en brazos tiembla

De la horrible mujer libidinosa:-

Vilo, y lo dije: -algunos son cobardes,

Y lo que ven y lo que sienten callan:

Yo no: si hallo un infame al paso mío, 

Dígole en lengua clara: ahí va un infame, 

Y no, como hace el mar, escondo el pecho.

Ni mí sagrado verso nimio guardo

Para tejer rosarios a las damas

Y máscaras de honor a los ladrones:

Odio el mar, que sin cólera soporta 

Sobre su lomo complaciente, el buque 

Que entre música y flor trae a un tirano.

 

Árbol de mi alma

Como un ave que cruza el aire claro 

Ciento hacia mí venir tu pensamiento 

Y acá en mi corazón hacer su nido. 

Ábrase el alma en flor: tiemblan sus ramas 

Como los labios frescos de un mancebo 

En su primer abrazo a una hermosura:

Cuchichean las hojas: tal parecen 

Lenguaraces obreras y envidiosas, 

A la doncella de la casa rica 

En preparar el tálamo ocupadas:

Ancho es mi corazón, y es todo tuyo:

Todo lo triste cabe en él, y todo 

Cuanto en el mundo llora, y sufre, y muere! 

De hojas secas, y polvo, y derruidas 

Ramas lo limpio: bruño con cuidado 

Cada hoja, y los tallos: de las flores 

Los gusanos del pétalo comido 

Separo: oreo el césped en contorno 

Y a recibirte, oh pájaro sin mancha! 

Apresto el corazón enajenado!

 

Luz de luna

Esplendía su rostro: por los hombros

Rubias guedejas le colgaban: era

Una caricia su sonrisa: eraCiego de nacimiento:

parecíaQue veía: tras los párpados callados

Como un lago tranquilo el alma exenta

Del horror que en el mundo ven los ojos,

Sus apacibles aguas deslizaba:-

Tras los párpados blancos se veían

Aves de plata, estrellas voladoras,

En unas grutas pálidas los besos

Risueños disputándose la entrada

Y en el dorso de cisnes navegando

Del ciego fiel los pensamientos puros.

Como una rama en flor al sosegado 

Río silvestre que hacia el mar camina, 

Una afable mujer se asomó al ciego:

Tembló, encendióse, se cubrió de rosas

Y las pálidas manos del amante 

Besó cien veces, y llenó con ellas:- 

En la misma guirnalda entrelazados 

Pasan los dos la generosa vida:

Tan grandes son las flores, que a su sombra 

Suelen dormir la prolongada siesta.

Cual quien enfrena un potro que husmeando

Campo y batalla, en el portal sujeto

Mira, como quien muerde, al amo duro,-

Así, rebelde a veces, tras sus ojos

El pobre ciego el alma sujetaba:-

-«Oh, si vieras! -los necios le decíanQue no han visto en sus almas

-oh si vieras Cuando sobre los trigos requemados, 

Su ejército de rayos el sol lanza, 

Cómo chispean, cómo relucen, cómo, 

Asta al aire, el hinchado campamento 

Los cascos mueve y el plumón lustrosos. 

Si vieras cómo el mar, roto y negruzco 

Vuelca al barco infeliz, y encumbra al fuerte;

Si vieses, infeliz, cómo la tierra 

Cuando la luna llena la ilumina 

Desposada parece que en los aires 

Buscando va, con planta perezosa, 

La casa florecida de su amado.

-Ha de ser, ha de ser como quien toca 

La cabeza de un niño!-

-Calla, ciego:Es como asir en una flor la vida».

De súbito vio el ciego; esta que esplende, 

Dijéronle, es la luna; mira, mira

Qué mar de luz: abismos, ruinas, cuevas, 

Todo por ella casto y blando luce 

Como de noche el pecho de las tórtolas!

-Nada más? -dijo el ciego, y retornando 

A su amada celosa los ya abiertos 

Ojos, besóle la temblante mano 

Humildemente, y díjole:

-No es nueva, Para el que sabe amar, la luz de luna.

Conclusiones

Todos sabemos que el mundo esta lleno de personajes importantes en la poesía, pero José Martí uno para mi uno de los importantes en el mundo de la poesía ya que yo tengo años de conocerlo y los poemas que se vieron en este trabajo son los mas destacados y los que recuerdo algunas personas saben que el dedico uno especialmente a la estación del año "Canto de Otoño".

Fue un político republicano democrático, pensador, periodista, filósofo y poeta cubano de origen español, creador del Partido Revolucionario Cubano y organizador de la Guerra o Guerra Necesaria. Perteneció al movimiento literario del modernismo.

Referencias

http://www.los-poetas.com/a/marti1.htm#Musa traviesa

http://www.poemas-del-alma.com/jose-marti.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Mart%C3%AD

 

 

Autor:

Andrea Armdiaz

 

Partes: 1, 2
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