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EE.UU., CIA y Paramilitarismo – "El Imperio contra la Revolución Bolivariana" (página 3)

Enviado por William Izarra


Partes: 1, 2, 3

La otra dimensión, la global, es la que busca el VC 2020. Imposición del modelo político (democracia representativa), dominio mundial del sistema económico (globalización y neoliberalismo), garantía absoluta de su abastecimiento de materia prima (especialmente el petróleo), control de los territorios vitales para su subsistencia (zonas estratégicas), coacción ideológica generalizada (CIA), supremacía cultural y determinación de patrones de consumo (alienación). En síntesis, desarrollar la nueva fase del imperio.

En lo más específico el VC 2020 induce la consolidación del market fundamentalism cuya meta es la expansión del mercado, la acumulación infinita y el beneficio ilimitado. Además, de manera estratégica, el VC 2020 demanda el control de las fuentes energéticas del mundo. Como lo dijimos anteriormente, estudios del Departamento de Energía de EE.UU., indican el agotamiento de las reservas petroleras de EE.UU, en sus 2/3 partes para el año 2020. Por lo tanto, se hace indispensable suplir esas reservas energéticas a partir de hoy mismo. Las tres áreas del mundo consideradas como de reserva estratégica son: el Golfo Pérsico, el Asia central y Venezuela. De los países del Golfo Pérsico, Irán es el único que queda manteniendo una posición antiimperialista. El Asia Central está bajo control de las CTN occidentales y Venezuela se mantiene en la mira como objetivo político a corto plazo.

La invasión a Irak puede facilitar la consolidación de la nueva fase del imperialismo. Desde esta perspectiva no le será nada fácil, de ahora en adelante, la gestión autónoma a los gobiernos soberanos del mundo que sostienen una postura antiyanqui. En la América Latina, resalta en lo inmediato la imposición del Alca; así como, el nuevo Plan Colombia, que de antidrogas ha pasado a ser ahora un plan antiterrorista. Hecho que le concede al imperio asumir supuestos y, en consecuencia, actuar a su libre albedrío. Sin oposición militar y gozando de una supremacía universal, buscará someter a los gobiernos que no le son afectos a sus intereses vitales. Tienen que alcanzar para el año 2020 los preceptos doctrinarios del dominio del espectro global.

Pero, así como no pudieron en Vietnam, ni con los rebeldes musulmanes, tampoco lo harán con el pueblo iraquí, ni con los pueblos latinoamericanos. Las armas contra el VC 2020 está en el unidad del mundo sur. En la conciencia de los pueblos.

El gobierno de Bush

Toda la teoría doctrinaria y principista del imperio sustentada en los panes estratégicos, la debe poner en práctica el Presidente de EE.UU. Clinton siguió la ruta que abrió Bush padre. Y éste continuó la brecha abierta por Reagan. Ahora Bush hijo no puede hacer menos ni algo diferente a Clinton. Así ha sido la historia y así es la demanda del poder mundial.

George W. Bush llega a la presidencia de los EEUU con un absoluto respaldo de los sectores dominantes del planeta. El Presidente asumió la administración de la Casa Blanca cuando su país se posa en la cima de la autoridad mundial. En el momento de la etapa gloriosa del capitalismo global. Inicia su mandato dándole continuidad a las políticas de la omnipresencia norteamericana en todo el mundo. Políticas establecidas para ejercer el control universal que demandan los grupos y las organizaciones capitalistas más poderosas de la Tierra.

Las fuerzas de estos sectores tienen en George W. Bush la garantía de la manutención de sus intereses. Totalmente leal a los grupos económicos, Bush es el instrumento que gobierna con la élite del sistema. El método de su ejecutoria son los comités de asesores que encarnan la política reaccionaria del capital mundial. Su abuelo, senador por Connecticut, y su padre el ex presidente George Herbert Walker Bush, son el aval de la hegemonía de clase.

Su padre, como presidente y director de la CIA, recuerda una época de operaciones clandestinas e invasiones. Él dirigió la guerra sucia para derrocar al gobierno sandinista de Nicaragua. Fue una figura descollante en los preparativos para librar la guerra nuclear contra la Unión Soviética. Autorizó el envío de los rangers boinas verdes a Perú, para combatir la revolución maoísta. Dirigió el ataque contra Irak (Guerra del Golfo) para mantener el control del petróleo del golfo Pérsico. Su equipo de asesores desempeñó un papel central en las maniobras que llevaron a la disolución de Yugoslavia. Como exponente de los intereses dominantes del mundo, influyó en los planes del NOI: la globalización como expresión del neoimperialismo mundial. Sus asesores políticos son ahora los de extrema confianza de su hijo: Dick Cheney, Colin Powell, el almirante Scowcroft, George Schultz.

Dick Cheney, el nuevo vicepresidente, era congresista por Wyoming cuando Bush padre lo nombró secretario de Defensa. Fue una figura clave en la guerra del Golfo Pérsico y la invasión de Panamá en 1989. Cheney ha participado en tres administraciones republicanas: Richard Nixon, Gerald Ford y George Bush padre. Esta es la cuarta. Es reconocido por los sectores políticos como de firmes posturas ultraderechistas. Votó contra Head Start, un programa para ayudar a los niños pobres; contra el derecho de la mujer al aborto; contra la imposición de sanciones al gobierno del apartheid de Sudáfrica y contra una resolución para pedir la libertad de Nelson Mandela, que ya había pasado muchos años en la cárcel por su lucha contra la discriminación.

Por su parte Colin Powell, secretario de Estado, ha desarrollado los rasgos generales de la política exterior hegemónica. Mantener la política de apoyo militar al Plan Colombia; ir a la guerra contra Irak. No tolerar la incorporación de Taiwán a China, país considerado como su potencial competidor y rival regional. Vigilar, de manera especial, a Corea del Norte y a su líder Kim Jong-il, calificado como dictador. Con Rusia las relaciones han sido buenas, ya que el Presidente Vadimir Putin ha sabido asimilar las conductas de los países poderosos con rasgos imperialistas. Moscú lleva a cabo reformas domésticas para eliminar la corrupción, establecer un estado de derecho y parar la proliferación de tecnología misilística. Ha mantenido el desarrollo del sistema de defensa nacional contra misiles, a pesar de la oposición de China y Rusia.

George W. Bush asegura la continuidad de la supremacía sustentada en el binomio de la economía y las fuerzas militares. Desde la conclusión de la Ronda Uruguay en 1994, los EE.UU., han entrado en una nueva fase transmundial. Etapa madura de globalización logrando incrementar sus exportaciones a más de 200.000 millones de dólares anuales. EE.UU., se ubica en la cúpula de la autoridad mundial, en la etapa más explotadora del capitalismo global. El Presidente de los EE.UU., ejerce el control universal que demandan los grupos y las organizaciones capitalistas más poderosas del planeta (CTN).

Por otro lado, la cuestión más importante del Presidente Bush es asegurar la continuidad de la prosperidad de EE.UU., mediante el dominio de los mercados mundiales. Esto, a su vez, implica velar por que las fuerzas militares sean capaces de hacer frente a las cuestiones que en cualquier parte del mundo surjan como dificultades para sus intereses vitales. Y eso pasa por mantener la supremacía militar del mundo. Lo que le lleva a continuar desarrollando la ciencia y la técnica al servicio de los mandatos imperiales. El Sistema de Defensa Nacional contra Misiles, por ejemplo, cuyo costo estimado de su desarrollo está en el orden de los 140 mil millones de dólares, es una versión superior al de la Guerra de las Galaxias de Reagan. Sistema que tiene por misión neutralizar cualquier amenaza nuclear o misilística convencional que aparezca en su contra. Además, el sistema tiene que transformar tecnológicamente a las fuerzas armadas norteamericanas para enfrentar los retos del dominio mundial para las próximas décadas del siglo XXI. Avance que se acoplará a los nuevos paradigmas de la política de seguridad nacional. Por ejemplo, cómo disuadir las amenazas sin bases avanzadas (La isla Diego García en el Océano Índico, por ejemplo); cómo realizar operaciones en cualquier país sin ser detectado (Operaciones encubiertas, paramilitarismo); cómo manejar conflictos desde el espacio extraterrestre (satélites inteligentes); cómo generar nuevas tecnologías ultrasofisticadas que no puedan ser conocidas por nadie más (trajes de campaña para sus tropas que los convierten en elementos invisibles); cómo controlar los productos generados por la ciencia (pastillas a ser consumidas por los combatientes para que no se cansen ni les de sueño ni hambre). En fin, los EE.UU., y su gobierno prosiguen la ruta del destino manifiesto, para preservar su condición de única superpotencia económica y militar con intereses en todas partes del mundo.

Cifras del Nuevo Orden Internacional.

Ese rol que hoy cumple EE.UU., responde a las leyes del sistema capitalista. El Nuevo Orden Mundial (NOI) requiere del poder único para materializar su existencia. Lo fundamental del sistema: acumulación, beneficio y privatización tienes que satisfacerse de manera rigurosa. He ahí el papel que le toca desempeñar a EE.UU., para mantenerse en la cima de la autoridad mundial.

NOI, globalización y neoliberalismo van atados de la mano y son parte de un mismo cuerpo doctrinario. Así tenemos que la globalización es la esencia del capitalismo como sistema social de producción. Su método, el libre mercado (neoliberalismo: libertad de mercado elevado exponencialmente) no tiene por meta generar riqueza para satisfacer los necesidades del pueblo. Su objeto es la acumulación constante de los beneficios, para proseguir con la expansión infinita del capital. No hay signos de amor hacia el prójimo, ni lucha por alcanzar el bien común. Vale solo lo pragmático de valor del dinero. Hecho que categoriza el "status social" de quien posee el usufructo del bien material.

Por lo tanto, no es la cultura de la indolencia, ni los desastres naturales, ni los malos gobiernos del tercer mundo las causas estructurales del empobrecimiento de los países subdesarrollados. Estas variables influyen. Pero la razón fundamental es que el Nuevo Orden Mundial (NOI), diseñado bajo la ideología del neoliberalismo, se hizo para beneficiar a los ricos y poderosos. El capitalismo global se basa en la búsqueda de utilidades por parte de los sectores privilegiados de las oligarquías financieras corporativas, las empresas transnacionales y el complejo industrial militar.

Todos los esfuerzos consagrados por la ONU para establecer nuevas relaciones económicas internacionales equitativas fracasaron. Los EE.UU., se impusieron en el mundo (siguiendo los mandatos del poder económico) como superpotencia única con su proyecto de dominación a escala planetaria. Ahora, sometido Irak y usurpado el derecho internacional, el imperio perpetúa su hegemonía para afianzar la globalización mundial. Hace 50 años se dijo que un día no habría abismo entre países desarrollados y subdesarrollados. Se aseguró que el mercado sin regulación, la privatización máxima y la retirada del Estado de la actividad económica, eran los principios para alcanzar el desarrollo económico y social.

Sin embargo, a pesar de la receta, existiendo potencialidades científicas tan avanzadas, así como la capacidad de generación de riqueza tan extraordinaria, nunca antes el mundo fue tan desigual como ahora. El NOI funciona para el 20% de la población, pero excluye al 80% restante. Durante los últimos años ha aumento la polarización social a nivel mundial. Por ejemplo, la riqueza de los 475 billonarios del mundo equivale al ingreso del 60% de la población mundial, cifra que alcanza los 3 mil millones de personas. Sólo los billonarios de EE.UU., aumentaron de 13 en 1982, a 149 en 1996. La riqueza de los 400 estadounidenses más ricos, según la revista Forbes, aumentó un promedio de US$ 940 millones cada año entre 1997 y 2000. Una sola persona, Bill Gates, acumula tanto dinero como 120 millones de norteamericanos. El valor neto de las 400 compañías nombradas por Forbes como las más ricas fue de US$ 1 trillón en el año 2000. Esto representa un aumento de US$738 billones en un año. Las 3 personas más ricas del mundo poseen bienes superiores al PIB de los 48 países menos desarrollados. La riqueza de los 84 individuos más ricos excede el PIB de la China, cuya población es de 1.200 millones.

Por su parte, en el tercer mundo, de sus 4.400 millones de habitantes el 60% carece de higiene pública, el 33% no goza de agua potable y un 25% no tiene vivienda adecuada. Más de 100 países tienen un ingreso por habitante inferior al de hace quince años. 1.300 millones subsisten con 1 dólar al día. 1.600 millones viven peor que en los años 80. Más de 820 millones están desnutridos. Se estima que 507 millones no sobrevivirán los 40 años de edad. Dos de cada cinco niños padecen de retraso. Uno de cada tres sufre de bajo peso. 30 mil mueren cada día. 2 millones de niñas son forzadas a ejercer la prostitución. 130 millones no tienen acceso a la educación. 250 millones menores de 15 años están obligados a trabajar para sobrevivir.

Esta es la expresión de la globalización capitalista mundial. Esta es la razón fundamental de la pobreza y las calamidades que sufren los pueblos del mundo sur. Esta es la causa que engendra la marginalidad. Estas son las cifras de la injusticia social. Esto es lo que defiendo EE.UU.

8. Conclusión: La orden del Presidente

A pesar de la existencia del poder hegemónico de EE.UU., aunque los paramilitares están en Venezuela y la CIA mantiene sus vínculos con la oposición reaccionaria y conspiradora, el Proceso Revolucionario es un hecho concreto. El Proceso es irreversible (sin marcha atrás) y por lo tanto prosigue la construcción de la Revolución y, en lo inmediato, asumir la orden emitida por el Presidente (defensa integral de la Nación); en el mediano plazo, profundizar el Proceso (claridad ideológica); y, en el largo plazo consolidar la meta del cambio estructural a nivel de las relaciones sociales, de producción y de poder.

Profundizar el Proceso, tal como lo manifestó el Presidente, es romper con el clientelismo y el pragmatismo de la democracia representativa. Si se quiere asumir una nueva etapa en la evolución del Proceso hay que desechar las conductas reformistas que aún siguen vivas en los gestores de mando del Estado y de las organizaciones políticas del Proceso. Subir un nuevo escalón de la larga escalera que conduce a consolidar la Revolución, exige claridad ideológica y un desinteresado compromiso con el Proceso.

 

La nueva coyuntura, determinada por la intervención indirecta del Imperio –paramilitares, guarimba y CIA-nos coloca en la encrucijada del camino a seguir. Nos ubica, inexorablemente, en el punto crítico (cúpulas poderosas vs. emancipación colectiva) engendrado después del 11-A y que se ha prolongado por las acciones desestabilizadoras del sector reaccionario de la oposición. Este punto crítico, el cual no ha podido desarrollarse de manera estable sino que ha permanecido en estado de latencia, nos señala ahora con este nuevo estremecimiento político del paramilitarismo, que sólo hay dos caminos: reforma o revolución.

 

Caminos orientados por las flechas del destino. La flecha hacia la derecha indica la vía para continuar ejerciendo la cultura política que impuso la IV República. Por lo tanto, es mantenerse apegados al sistema de la democracia representativa, aceptar la reforma y olvidarse de la construcción revolucionaria. Es hacerle ofertas al pueblo, para ganar indulgencias y no cumplirlas. Es hablar en nombre de la revolución, pero actuar como reformista. Es la imposición de los valores materiales de las cosas por encima de los valores espirituales de la buena voluntad. Es mantener el vicio de los ilícitos, el cobro de comisiones y el enriquecimiento individual a costa de los recursos del pueblo. Es, además, emplear el poder para usufructuarlo (práctica de la democracia representativa) y no para alcanzar el bien común (meta de la Revolución Bolivariana).

 

La otra flecha, que orienta hacia la izquierda, es la senda para asumir la lucha por consolidar el Proceso. Lo que implica: (i) claridad y compromiso ideológicos para actuar con base en el amor al prójimo; (ii) aprehender para sí la conciencia revolucionaria y convertirse en un auténtico promotor del bien común; (iii) estimular la formación política propia y de la militancia para contrarrestar los efectos demoledores de la fascinación del poder (ilícitos, materialismo, egocentrismo, clientelismo); (iv) canalizar los actos revolucionarios –transformar el gobierno en instrumento del pueblo– como la vía constitucional para la toma del poder regional y local; (v) fundamentar los actos constituyentes –derechos del pueblo– para sustituir el Estado reformista de la IV República; (vi) inducir el fomento de los principios éticos y morales a fin de interactuar con base en la probidad, humildad y confraternidad.

 

No hay otro camino en estos momentos. El revolucionario auténtico no puede vacilar. El que se dice revolucionario pero duda ante el cruce de caminos ese no lo es. La identificación con los preceptos revolucionarios es el punto crítico para los espurios, falsos y fraudulentos. El camino que escojan los indecisos no tiene vuelta atrás. El pueblo, ese que produjo el 13 de abril, madre de todos los actos constituyentes por venir ya no es el mismo. Aquella masa sumisa y conforme con un saco de cemento, láminas de zinc, ladrillos y una bolsa de comida, sabe ahora lo que significa el poder popular. Por eso, cobra relevancia en estos instantes, el ansia por aprender, de ser ilustrados, de capacitarse ideológica y políticamente.

 

La orden para los revolucionarios auténticos, convencidos y comprometidos con alma y corazón –aunque estén fuera de la gestión de mando– es asumir la conciencia colectiva. Acoger la vía de la emancipación. Las cohortes generacionales que protagonizan la escena política actual y dirigen la sociedad, no pueden seguir en el limbo de la ambigüedad. El Presidente lo acaba de destacar. Su llamado a profundizar el Proceso y a organizar la defensa integral de la Patria, nos ubica a todos en la coyuntura de la encrucijada. Las dos flechas están allí. Subyacen en la práctica de los actos políticos. La escogencia del camino verdadero, para quienes no lo han hecho todavía, no tiene prórrogas. La orden de operaciones dictada por el Presidente y su necesaria consecución de objetivos estratégicos, es una oportunidad de depuración casi tan igual a la del 11-A. Las próximas cohortes generacionales se están preparando para tomar el poder y reemplazar a los que sigan desviados por el camino de la derecha. La orden del Presidente es determinante para probar la lealtad de la cohorte del mando, de las estructuras de soporte y de los auténticos revolucionarios

ANEXO

Los Comandos Populares Bolivarianos "CPB"

Propuesta de una estructura básica para la defensa integral comunitaria, con base en el llamado del Presidente de la República.

Los CPB son estructuras organizadas de la comunidad para asumir la defensa integral de una área específica del entorno comunitario. Se organiza con base en dos elementos: El Centro de Operaciones (COP) y las Unidades Básicas de Acción (UBA).

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El COP es el elemento de dirección, planificación y control de las actividades que ejecuta la organización. Lo forman cinco (5) miembros que se organizan en secciones. Éstos son:

  • 1. La dirección cuya función es la de coordinar todas las actividades que se cumplen en la organización. Es además el ente que supervisa y evalúa la ejecución de las tareas el equipo del COP.

  • 2. La sección de Organización, cuya misión es la de formar las Unidades Básicas de Acción (UBA) en el área de la comunidad que le compete

  • 3. La sección de Operaciones, cuya misión es la elaborar y poner en ejecución el Plan de Operaciones. Éste es el instrumento que define el concepto de las operaciones que se van a ejecutar. Contempla de manera específica la asignación de responsabilidades y tareas que cumplirán todos los integrantes de la organización. Determina también los blancos seleccionados que sean necesarios incluir en las operaciones a desarrollar. Entendiendo por blanco, aquellos objetivos específicos que deben ser protegidos, controlados, aislados, posesionados o eliminados.

  • 4. La Sala Situacional es el espacio físico clasificado como secreto, el cual acumula toda la información de inteligencia, operaciones, política y complementaria que se procesa en la organización. Esta sala alimenta al Plan de operaciones.

  • 5. La Escuela de Formación, centro de enseñanza para la capacitación, difusión e investigación de todas las áreas necesarias para cumplir satisfactoriamente la misión de la organización.

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Las Unidades Básicas de Acción (UBA) son los componentes orgánicos que ejecutan las tareas operativas fundamentales para materializar exitosamente la defensa integral de la comunidad. Las UBA se organizan con base en un (1) Coordinador y seis (6) áreas funcionales:

  • 1. El Coordinar tiene por responsabilidad distribuir, ejecutar y supervisar las tareas asignadas a cada miembro de la UBA en el Plan de Operaciones. De igual manera, el Coordinar debe darle direccionalidad a las tareas específicas que cumple cada área funcional.

  • 2. Las áreas funcionales, las cuales deben ser asignadas por especialidad a los seis (6) miembros de la UBA, (una para cada uno), son las siguientes:

  • a) Abastecimientos. Se encarga de velar por la ubicación, almacenamiento y distribución de todos los bienes alimenticios y complementarios que requiere el ser humano para subsistir. Tales como: alimentos perecederos y no perecederos; agua; bebidas; medicinas; ropa; calzado.

  • b) Comunicaciones. Se encarga de elaborar el inventario de todos los medios de comunicaciones (teléfonos, radios, televisores, otros afines) existentes en el área de la comunidad. Además, debe proveer los mecanismos (equipos e instructivos) para establecer las comunicaciones directas, indirectas y de emergencia, entre todos los miembros del Comando; así como el enlace con otros CPB locales y parroquiales, y con las estructuras gubernamentales.

  • c) Inteligencia. Se encarga de recabar, procesar y distribuir la información procesada a los fines de incidir eficazmente en la toma de decisiones para la defensa integral.

  • d) Defensa. Se encarga de el levantamiento del censo, cartas topográficas y planos comunitarios, del área de la comunidad de su competencia; así como de los puntos vulnerables, tácticos y estratégicos para ser considerados en el Plan de Operaciones. Defensa es responsable también de evaluar las condiciones operacionales de la población del área, para determinar su inclusión en el Plan de Operaciones.

  • e) Retaguardia. Se encarga de establecer las vías, rutas, medios, sitios de resguardo y ambientes para el repliegue táctico en caso de que la adversidad o los elementos oponentes pongan en riesgo la vida de todos los miembros de la comunidad.

  • f) Ofensiva. Se encarga de establecer las formas de acción, los componentes operativos y las estrategias, para pasar a la ofensiva cuando así lo determine la situación política o militar que prevalezca en el área de la comunidad.

edu.red

 

 

 

Autor:

William E. Izarra

Caracas, 2009

Partes: 1, 2, 3
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