- Introducción
- Güe! La huella afro en Montevideo
- Actores
- Pasado y presente
- Intervenciones
- Un poco de historia
- Conclusiones
- Bibliografía
Introducción
Cuando hablamos de teatro podemos hablar de diferentes teatros, o diferentes enfoques de un mismo fenómeno; diferentes expresiones de un fenómeno que se amplía constantemente, las diferentes realidades que se presentan en la vida, las diversas experiencias y actividades que se realizan en una sociedad o comunidad, hacen que podamos enfocarnos desde el teatro y ver como la realidad es atravesada por esta experiencia; teatro como escenificación de la vida, diferentes formas de hacer teatro, performances, teatralidades; manifestaciones diversas que se realizan en nuestro medio; se enfoca a la realidad y a los diferentes espacios que nos proporciona el medio como un gran escenario en donde se presentan infinitas puestas en escenas, en todo momento y lugar; son como lo denomina Remedi "tradiciones dramáticas nacionales[1]
Debemos ser capaces de observar y tornarnos conscientes de cómo a través del lente de las artes escénicas podemos entender la realidad cotidiana; tanto a través de los diferentes actividades y espectáculos que se realizan, y enfocándonos en lo micro, entender la forma en que nos presentamos a los demás; las diferentes simbologías que surgen y se hacen presentes en lo que nos rodea en forma permanente.
Podemos hablar de un teatro frontera; el teatro fuera de los teatros, los espectáculos que se realizan tanto a nivel local, regional y mundial, un sentido universal, de artes escénicas, de teatro, que ha pasado por diferentes etapas y variantes debemos comprender las diferentes percepciones del teatro que existen, siempre relacionándose con el medio socio-cultural en los cuales se desarrollan, los signos de los cuales surgen y los que emanan de cada teatralidad, de cada performance.
En este sentido Óscar Cornago señala:
"Los estudios sobre la teatralidad se pueden dividir entre aquellos que abogan por una comprensión amplia de este fenómeno y quienes lo piensan como algo privativo del medio teatral"[2]
Antonio Prieto se expresa de la siguiente forma respecto de la teatralidad:
"La teatralidad se revela como paradigma centrífugo que parte de las nociones de representación, mimesis, actuación e histrionismo propio del teatro, para extenderlas al análisis de otras prácticas en los campos de lo cultural, social y lo político." [3]
Y es a partir de estas nociones que miramos la ciudad y a la realidad como medio de expresión, en donde suceden múltiples manifestaciones; "espectáculos" o "escenificaciones" con características de teatralidad que se encuentran en la frontera con otros géneros, con las cuales se produce un entrecruzamiento y retroalimentación de experiencias.
Respecto a la palabra espectáculo Emilio Irigoyen se expresa de la siguiente forma:
La condición de "espectacular", por su parte, supone una diferenciación entre oficiantes y espectadores que solo es válida para algunos ámbitos – y desde ciertos puntos de vista. En este trabajo preferimos destacar no el espectáculo sino la escenificación en sus dos aspectos de "representación" y de "diseño y construcción de una escena. Por eso nos referiremos a este complejo cuerpo de prácticas simbólicas sencillamente con el nombre de escenificaciones, es decir: toda aquella manifestación que transforma el espacio, el tiempo y el cuerpo de los individuos en material simbólico.[4]
Como no siempre podemos ver esa diferencia entre oficiantes y espectadores en las diferentes realidades que vemos diariamente, ya que como dijimos más arriba no se trata aquí de hablar del "teatro oficial", como se puede entender en general y en el sentido corriente, como es una puesta en escena, coordinada, las actividades que nos convocan en esta ocasión son esencialmente escenificaciones de la vida cotidiana, o determinadas performances a las que no podemos llamar teatro con las características antes mencionadas, como son los actos oficiales, los rituales, los discursos, fiestas populares; como es el caso de la representación de la Batalla del 5 de mayo en la localidad mexicana de Oaxaca.[5]
Decimos entonces que se trata de un proceso de concientización, la idea de que toda nuestra realidad sea una puesta en escena constante, no es que no lo sepamos, es más como que no lo asimilamos, se vuelve rutina y es cuando no lo podemos ver. Estamos rodeados por una puesta en escena permanente, hecho alimentado por la posmodernidad que trae consigo a los medios masivos de comunicación, que continúan ganando espacio en nuestra realidad y marginando como sucede desde hace décadas al teatro en todas sus manifestaciones.
Nos mostramos al otro en diferentes espacios, de diferentes maneras, buscamos producir impresiones en los demás, nos sentimos observados, o realmente nos observan, ya sea de una forma o de otra, las impresiones se producen, tratamos de observarnos a nosotros mismos y poder apreciar y sentir cual es la actuación o la performance que mejor se adapte a nuestro auditorio.
Al respecto se expresa Goffman:
El actor se presenta bajo la máscara de un personaje, ante los personajes proyectados por otros actores; el público constituye el tercer partícipe de la interacción, un partícipe fundamental, que sin embargo no estaría allí si la representación escénica fuese real. En la vida real estos tres participantes se condensan en dos; el papel que desempeña un individuo se ajusta a los papeles representados por los otros individuos presentes, y sin embargo estos también constituyen el público.[6]
Se llega así a cumplir diferentes roles, en un mismo escenario o los mismos roles en escenarios diferentes, con el mismo auditorio o con otro tipo de audiencia, siempre se adapta nuestra puesta en escena.
A veces la organización de esta puesta se presenta en forma jerárquica estando perfectamente diferenciados los roles de cada uno, pero lo que sucede a menudo es que lo roles y las funciones se mezclan y se hace difícil para el observador diferenciar e identificar a los protagonistas y actores de reparto de cada entramado social.
El teatro se institucionalizó, forma parte de todas las clases sociales, y las diferentes formas de hacer teatro en la actualidad abarcan a todas las clases sociales, tanto arriba como abajo del escenario, pero por décadas el "teatro oficial" fue institución de la clase media y lo continúa siendo hoy, debido a la movilidad social que se ha producido históricamente, las clases han cambiado su estructura pero ya sea la clase media de la década de los 60 o la de hoy en día, continua siendo ella la que más accede al teatro institucionalizado; esta movilidad de clases se debe a los diferentes proceso históricos por los que hemos atravesado como sociedad y no solamente hablamos de Uruguay sino de América Latina en su conjunto.
El teatro se constituyó en "símbolo o metáfora de la cultura nacional en general"[7], la clase media como clase hegemónica hizo que el teatro ocupara un lugar central en la cultura de nuestro país.
Lo sucedido durante las dictaduras, las posteriores crisis a nivel regional y nacional, han hecho que la clase media sea la que en determinados momentos dejara de acudir al teatro, ya que existían problemas urgentes que resolver y que luego de superados dichos procesos era la encargada de convocar y concurrir al teatro, pero dicha convocatoria se hizo con una voz más baja, ya no como un medio de mostrar o estudiar lo que sucedía en la sociedad, sino con argumentos algo triviales y livianos.
Expresa Remedi, el teatro es un fenómeno social, es una práctica social:
Sabemos que el estudio del teatro además de ser una actividad intelectual individual es una práctica social que tiene lugar en una sociedad y una cultura determinadas en el marco de un conjunto de instituciones y discursos culturales circulantes que lo enmarcan y atraviesan, que lo que estudiamos es sobre todo, un efecto de esa práctica social, de una cultura nacional, de determinadas instituciones y subculturas nacionales.[8]
El "teatro oficial" ha perdido su espíritu, se encuentra en crisis, no se reconoce al diferente y ya no se discute en escena problemáticas sociales, culturales, no se representa al que ha quedado excluido, lo que en la década de los 60 fue una de sus metas, lograr la comunicación, el intercambio, lograr el convivio (Dubatti).[9]
Es necesario el reconocimiento del otro, cuando ese otro marginado se expresa es necesario escucharlo, lo que no sucede frecuentemente ya que las formas que se adoptan para expresarse no son recibidas como legítimas por los precursores del "teatro oficial". El intercambio con el otro, el diálogo permanente es la única forma de que el teatro en particular y la cultura en general se expanda y desarrolle; es necesario para dar vida al submundo cultural poco explorado, desconocido y que está hablando ya hace bastante tiempo.
Es en ese diálogo con el otro, en la necesidad de expresarse de las clases sumergidas es en donde surgió un teatro que buscaba reivindicar derechos y mostrar que en los barrios y que en lugares no tan alejados del "centro oficial" también era posible desarrollar teatro; un ejemplo es el Teatro de Barrio. Este teatro impulsado en Montevideo a través de diferentes grupos improvisados y organizados muy precariamente en sus comienzos, que se crearon como una búsqueda, un encuentro con otros contextos socioculturales, como respuesta a la situación que se estaba viviendo en Uruguay. Podemos compararlo, con el Teatro que hace Juan Radrigán; es un teatro que se dirige a un público especifico, se trata de un teatro del oprimido, un teatro que busca mostrar cómo viven y como sienten las clases populares, como viven los sectores más sumergido de la sociedad, tanto social como económicamente; es la situación histórica , es la historia misma, el devenir que ha llevado a diferentes sectores a una situación, en que la búsqueda de una válvula de escape se hace necesaria, un reencuentro con sus raíces y con sus costumbres en la que no se sientan excluidos o diferentes con el que está sentado al lado, sino que busca una identificación, respetando las diferencias tanto con el que está arriba como abajo del escenario. Así se logra un diálogo entre el público y actores, director, escenógrafo, un diálogo que comenzó antes cuando se logro atraer a ese público.
En el teatro de barrio, un teatro que en el caso de Montevideo tuvo su auge en la dictadura uruguaya, existían cosas que debían decirse, era necesario expresarse, el sentimiento de opresión era general y se encontró una forma, a través del teatro, un teatro que nucleó a muchos; en diferentes barrios, con diferentes situaciones, con diferentes contextos. Se organizaron, se estructuraron, competían con el llamado teatro oficial, buscaban reconocimiento, conscientes de la función social que cumplían, de lo necesario de ese espacio; del significado de poder realizar algo por el otro y realizar algo entre todos que se transformó con el correr del tiempo en una organización real, que esperaba más, fue una terapia colectiva que esperaba hallar la cura para las enfermedades del momento y las que pudieran surgir.
Las teatralidades, las performances, las escenificaciones son contra-culturales están dirigidas a todos, pero se trata de voces que quieren ser escuchadas, son las voces de la clase subalterna en contraposición a la clase hegemónica, se trata de un teatro que busca la identificación con grupos minoritarios, se trata de las clases populares, y de ese otro teatro existente con otros códigos, un teatro que pueda ser representado en cualquier lugar, en cualquier espacio, donde el teatro no es común, dirigido a quienes el teatro les es bastante ajeno y es extraño ir a ver teatro. Clases populares, subalternas fueron las que alimentaron ese otro tipo de teatro, en donde se encontró un otro diferente al que habitualmente hacia teatro y al que iba al teatro, se trataba de otro con el que se podía compartir e intercambiar experiencias comunes. Ese es el teatro que está conquistando nuestra sociedad, nuestras ciudades; la realidad es la fuente de todos estos movimientos, la ciudad es el escenario para estas escenificaciones; teatro itinerante, circo itinerante, malabares, sténcils, grafitis, manifestaciones, representaciones, desfiles, música, un sinfín de actividades y performances que colorean la ciudad, la divierten y nos hacen ver que la ciudad está viva, en constante cambio y transformación.
Güe! La huella afro en Montevideo
La idea de estudiar este proyecto; Güe! La Huella Afro surgió por el afán de conocer más en profundidad diversas "performances"[10], teatralidades"[11]; "escenificaciones" que atraviesan nuestra forma de percibir la realidad y con las que surgen preguntas tales como ¿Desde qué lugar venimos como sociedad? ¿Hacía donde vamos? ¿Que estamos haciendo como sociedad? ¿De qué cosas nos estamos olvidando? ¿Cómo representamos las diferentes realidades que forman parte de nuestra vida diaria? ¿Qué temas o que premisas manejan las múltiples manifestaciones escénicas que como Güe! se suceden en nuestra realidad?
Se puede decir que Güe! Es un proyecto presentado como un modelo interpretativo, un modelo que busca describir una identidad propia, busca encontrar las raíces que nos define como sociedad; parte fundamental de nuestra realidad que hemos sabido dejar fuera, una cultura de la cual no somos conscientes o somos conscientes a medias; tenemos una deuda como sociedad respecto a estos orígenes que nos definen históricamente.
OBJETIVOS
Güe! se propone la investigación de centros que históricamente han estado ocultos y es necesario hacer luz sobre ellos, desenterrar de nuestro inconsciente individual y colectivo, marcar como señalan los organizadores del proyecto sitios de memoria, realizar una mapa identificando los lugares más importantes; por lo acontecido en ellos, por ser sitios históricos de memoria africana y afrodescendientes; lugares a donde arribaron los africanos que se convertirían en esclavos, en donde se alojaron las principales naciones esclavas, en donde se realizaban rituales propios de su cultura.
Este mapa cultural tiene su punto de partida el casco urbano de Montevideo, en espacios específicos que legitiman estas intervenciones; se propone recorrer y reconocer los sitios claves de todo el país. Y a partir del reconocimiento, de la identificación de estos lugares se busca generar nuevas narrativas de historia a través de las artes y la oralidad, y de esta forma resignificar y reelaborar sus raíces históricas en la identidad nacional.
GÜE!
Podemos definir a Güe! La huella como una performance, una teatralidad [12]que busca la transformación del espacio, de la forma de mirar nuestra realidad; pasado, presente y futuro. Performance en el sentido que nos señala Antonio Prieto, referida a "actos discursivos o gestuales que ejercen un cambio en el estado de las cosas, no necesariamente por medio del simulacro…" [13]
Para definir este tipo de intervenciones o manifestaciones culturales señala Prieto que Dubatti sugiere el término "espectacularidad social convivial" deslindando este tipo de actividades de lo que es el hecho teatral, ya que lo que aboga Dubatti es la restitución del teatro al teatro, pero no es su intención dejar fuera estas múltiples "expresiones hibridas y liminales de la escena actual" entonces propone "teatralidad poiética como matriz estructurante" de diversas formas como lo son la danza, la narración oral, el circo, la intervenciones urbanas, el carnaval, y otras expresiones performativas. [14]
El teatro está en constante cambio, sus fronteras son dinámicas, no podemos encasillarnos en definiciones, en este proceso el teatro se redefine constantemente, somos testigos de un devenir de múltiples experiencias.
Es así entonces que el proyecto propone diferentes formas de expresión para que estos sitios de memoria no pasen inadvertidos; diferentes escenificaciones y performances a las cuales es bienvenido todo aquel que desee plasmar su impresión de diferentes maneras; ya sea a través de la música ( candombe, ritmos afroamericanos, fusionados en homenaje al "África uruguaya"), la pintura ( muestras de diferentes artistas plásticos "resumiendo pasado y presente" de la herencia africana) , stencils, arte callejero (se marcan los espacios históricos); se quiere lograr el reencuentro con la herencia africana, la redefinición de lo africano, como lo expresan "contar es crear realidad" lo que se logra a través de las diferentes propuestas, cada una con su simbología propia.[15]
Cuenta con la participación de antropólogos, historiadores, referentes de la comunidad, se busca la respuesta a una serie de preguntas que nos debemos hacer todos, como las que propusimos más arriba. Nos debemos esas respuestas como sociedad y este proyecto busca responderlas.
En el Montevideo del 2012, late y pulsa una antigua energía africana. Espacios cuyo grafo urbano aún cuenta la historia de aquellos africanos y descendientes de africanos que llegaron a estas tierras para quedarse. ¿Cómo llegaban? ¿Cómo era su vida en la ciudad amurallada? ¿Cómo y cuando comenzaron las llamadas? ¿Cómo eran los conventillos? ¿Qué eran las salas de Nación?, ¿Cómo eran sus periódicos, su escritura y su pensamiento? Preguntas semienterradas, en las calles en los edificios y en las palabras montevideanas. Preguntas que Güe! Intentará responder.[16]
Actores
Se busca y se espera la identificación y el compromiso con el proyecto; cada persona involucrada con el mismo cumple un rol determinado, y es consciente de ello; no solo los organizadores sino personas que juegan su papel por ser colaboradores del proyecto, y que se saben parte importante del mismo ya que han intervenido e intervienen en los diferentes escenarios en los que se han realizado las intervenciones, y en el proceso que implica esta experiencia. Como lo explican los propios integrantes de Güe!: "… Güe! no es un proyecto llevado a cabo entre dos o tres personas, Güe! es una red de personas que construyen un nuevo relato a través de la acción en Ubuntu, como dirían los Xhosa de África, personas que son "porque nosotros somos".[17]
Los actores principales de este proyecto son en su mayoría afrodescendientes, orgullosos de sus raíces, conscientes de su tarea y buscando una incidencia mayor en nuestro medio socio-cultural.
Definamos afrodescendiente:
El término afroamericano o afro descendiente (African American o black American) es utilizado para referirse a personas nacidas en el continente americano que tienen antepasados africanos subsaharianos. La mayoría son descendientes de personas trasladadas desde el África subsahariana hasta América por los europeos para trabajar en sus colonias, fundamentalmente en las minas y plantaciones como esclavos, entre los siglos XVI y XIX. En la actualidad, constituyen alrededor del 16% de la población del continente, con las mayores concentraciones en Brasil, Republica Dominicana y Estados Unidos.[18]
Pasado y presente
La ciudad funciona como un lienzo y así nos lo recuerda Güe! y es necesario que estas voces que en otro tiempo no tuvieron más opción que estar calladas por las circunstancias históricas que les toco vivir, muestren el orgullo de ser descendientes de lo africano, su historia, su cultura y el porqué en el presente todavía se habla de ello. Orgullo de una nación que fue embestida por la modernidad, pero que no desapareció, orgullo que lo llevan consigo y así lo hacen saber en las diferentes intervenciones; en ocasiones se sienten un poco dolidas, orgullosas, quien no lo entiende, si hemos sido testigos de una cultura que hasta hoy en día sufre el racismo, sufre las consecuencias de su proceso histórico, de sus orígenes, del que todos hemos sido cómplices, ya que los propios habitantes de estas tierras, las elites neocoloniales; fueron exponentes importantes asimilándose con los invasores, orgullosos del cambio que estos trajeron.
Güe! La huella Afro nos describe el proyecto de la siguiente forma:
Güe! Se escribió pensando en una forma nueva de pensar la ciudad. De leer sus texturas y trazos. Una forma de compartir nuevas miradas sobre una realidad dinámica que reelabora continuamente los espacios urbanos en la búsqueda de nuevas oportunidades para construir sociedades donde convivan armoniosamente todas las historias y todos los orígenes. La historia de los africanos traídos a nuestro territorio forma parte de la historia viva de este país y de este continente.
Llegaron en tiempos de la colonia española, no de la mejor manera; diezmados en el abuso de no ser tratados como humanos, poblaron laboriosamente cada centímetro de esta tierra que luego fue Uruguay. Participaron de su nacimiento y fueron protagonistas de los grandes hitos que nos identifica como uruguayos.
Entonces, porque no contar la historia de aquellos hombres y mujeres, de sus hijos, de sus nietos y de toda su estirpe. Porque no contarnos como fue el Montevideo de otros tiempos, poblado por grandes naciones africanas, por las "canchitas" de Cubo Sur o por los diarios de fines del siglo XIX …
Escribimos Güe! en la búsqueda de un pasado que nos otorgue otro presente, en la búsqueda de un relato compartido que nos descubra en el otro nuestra propia historia. Es más fácil ser parte de una sociedad heterogénea, igualitaria, justa y equitativa, cuando en el encuentro con el otro pesa la historia compartida, el origen desde un mismo espacio y la identidad construida en el tiempo.
Güe! nació con la convicción de que somos lo que contamos, por eso es una intervención. Una intervención en una realidad para cambiarla, una intervención como medio de sentirnos activos participantes de un relato que va desenvolviendo su trama a medida que cada uno de nosotros va escribiendo su parte.
Es por eso que está pensada para realizarla contigo, no existe otra manera de desandar las huellas que no sea estando juntos. Con lo que tengas a mano, tu voz, tus manos, tu toque, tu canto, tus artes, tu palabra…todo está en juego a la hora de contar, todo está en juego mientras nuestra tinta este en el aire.[19]
Intervenciones
Güe! Ha realizado hasta hoy, 9 de noviembre tres intervenciones en la ciudad de Montevideo, la primera fue pensada para realizarse en la Plaza Matriz como sitio clave de memoria, centro de la ciudad amurallada, Plaza mayor de Montevideo, el lugar de esparcimiento de los primeros pobladores de la ciudad; también y como no podía ser de otra manera en el Montevideo colonial sede del poder político y administrativo y el destino de gran parte de los africanos traídos a la fuerza desde tierras africanas. Como se dijo se iba a realizar en la Plaza Matriz por todo las connotaciones históricas que legitiman ese espacio, pero la lluvia lo impidió, entonces la primera experiencia de esta intervención se realizó en el Centro Cultural de España (CCE), en donde se llevo a cabo todo lo previsto y a pesar de la lluvia participaron diferentes artistas, modificando la jornada y el espacio. Se logró cumplir con el objetivo, se logró iniciar el camino de esta búsqueda de respuestas, y como todo sucede por algo la lluvia recordó el sacrificio, y que para cambiar es necesario esfuerzo y las ganas de cambiar y de hacer.
La segunda intervención se realizó en Capurro; caserío de los Negros/ Plaza Senzala. En este lugar existía una asentamiento construido en 1787 con el fin de albergar a mil africanos esclavizados traído por la Compañía de Filipinas. Este lugar operó desde 1811 a 1814 como espacio de cuarentena, prevención tomada por parte del Cabildo de Montevideo ante cualquier enfermedad que los africanos esclavos pudieran haber contraído en el viaje hacia América. Las personas participaron, cantaron, bailaron, pintaron , un artista realizó un mural en una de los muros que dan a la plaza, varias veces borrado, varias veces pintado, cada uno cumple con el rol para el cual fue invitado, música típica candombe, fusiones típicas, se produce una escenificación que rompe con la cotidiano, que cambia el medio, participaron vecinos que hablaban de lo necesario de este tipo de experiencias, de lo importante de reconocer nuestro pasado y de lo olvidado que esta el sito por el "realidad oficial": "…si no fuera por este tipo de cosas, a este barrio no llega nada, esta plaza está olvidada".
Todos danzan al ritmo de una misma música y de un mismo cometido; reconocimiento. La vida es un círculo y es necesario cerrarlo para continuar caminando, para evolucionar; es la forma que tenemos como sociedad de seguir adelante, reconstruir, aceptar, perdonar y continuar.
La cultura aporta la inmensidad, la panorámica y la escena concreta de nuestra realidad, la cultura que siempre es el último eslabón de la cadena, dejada atrás por la economía, por el consumismo es la única que puede hacer lugar para que continuemos avanzando.
La tercera intervención se realizó en el Museo de la Migraciones (MUMI); se trata de un complejo cultural que contienen restos arqueológicos de la fortificación del Montevideo Colonial, se encuentra en el entorno de una plaza techada, "La muralla abierta" es un legado de la fortificación de Montevideo, es el tramo más importante encontrado hasta el momento de la muralla de Montevideo. Se marco nuevamente en el mapa de la ciudad, se dejó la huella en el MUMI, lugar histórico; en el que Güe! pudo nuevamente plasmar, generar conciencia, cumplir con la teatralidad planeada, y ensayada, en donde la improvisación se hizo presente, a través de la música, tambores que aparecieron y se integraron a la escena. Los actores actuaron festejaron, se emocionaron y el público se comunicó con el escenario se intercambiaron información y opiniones, imágenes e ideologías, se generó la retroalimentación propia y necesaria para este tipo de experiencias, se atravesó la cuarta pared y se fue mas allá, descubriendo las vivencias, costumbres y hazañas de las naciones de esclavos que llegaron, habitaron y realizaron diferentes rituales africanos en nuestra ciudad colonial; el itinerario que realizaron las numerosas naciones; principalmente en Montevideo, pero también fuera de la ciudad.
En las intervenciones es posible definir el rol de cada uno, diferenciados, estratificados; los roles no cambian pero si se confunden diversas actividades en los diferentes roles, en los diferentes papeles, dependiendo del escenario, y del drama a relatar, ya que cada actor realiza varias funciones a la vez; en ocasiones organizando, en otras actuando en las diferentes performances, música, bailes que se representan.
En las diferentes intervenciones, vimos pintura, música, bailes; se genera una sinestesia interesante, una atmósfera especial, evocativa y dramática, todo ello nos invita a un viaje a nuestras raíces, costumbres y nos muestra el mundo en el que vivimos, un mundo multicultural, colmado de simbologías, de guiños, de imágenes que nos muestran constantemente de que estamos hechos, lo que somos, y espera nuestra reacción y nuestra respuesta; Nos muestra en donde estamos inmersos; cómo nuestro proceso histórico nos involucra a todos, cuales son los caminos que hemos construido cuando los diferentes submundos culturales comenzaron a despertarse, y podemos analizar semióticamente que es lo que buscan las intervenciones y los recorridos por los diferentes sitios que nos propone el proyecto Güe! La Huella Afro.
Recordemos a Dusell:
Para la exterioridad negada y excluida por la expansión moderna de la Europa hegemónica hay culturas actuales que son anteriores , que se han desarrollado junto a la modernidad europea, que han sobrevivido hasta el presente y que tienen todavía potencial de humanidad suficiente para desarrollar sus propias potencias a fin de gestar una multiculturalidad, una pluralidad cultural futura, posterior al término de la modernidad y el capitalismo: esas culturas vivientes y fecundas, diferentes y creativas no son simplemente una cultura posmoderna , ya que ésta es solo una última etapa de la modernidad sino que son culturas desarrolladas en un horizontes transmoderno, como un más allá de toda posibilidad interna de la sola modernidad. Ese "más allá" indica el punto de arranque desde la exterioridad de la modernidad, desde lo que la modernidad excluyó, negó, ignoró como insignificante, sinsentido bárbaro, no cultura alteridad opaca por desconocida; evaluada como salvaje, incivilizada, subdesarrollada, inferior (…) etc."[20]
Las próximas intervenciones se realizaran los primeros días de Diciembre de 2012 en diferentes puntos del Barrio Sur y se planifican las intervenciones para el próximo año.
Un poco de historia
La cultura africana ha marcado la historia no solo uruguaya sino latinoamericana en su conjunto; somos conscientes también como latinoamericanos que no solo lo africano a marcado nuestra identidad; podemos hacer referencia también a nuestras raíces indígenas, cultura que en la actualidad al igual que la afro, ha luchado lucha y por ganarse un espacio de respeto entre la homogeneización creciente, la globalización y el afán del hombre por conquistar esas culturas; que en mayor o en menor medida han sabido conservar sus costumbres. Pueblos que han sufrido el embate del eurocentrismo (no hace tanto, un par de siglos no más); "el racismo, el mito de la superioridad europea, la explotación económica, la dominación política, la imposición de la cultura externa" (Dusell, 2005), torturas, muertes, por ser diferentes por pensar diferente, por ser otro que siempre ha estado fuera de la planificación de lo que Dusell llamó "sistema mundo", pero que ha sabido al igual que otras culturas; también oprimidas mantenerse en las sombras, para no sucumbir y así resurgir desde afuera de la cultura europea, tomando lo mejor de esta y siendo capaz de darle una nueva forma, con una mirada diferente; la mirada de los pueblos que han estado por siglos oprimidos, por ser diferentes y no ser dignos de atención.
La creatividad, la imaginación siempre activa, la fuerza que hicieron que estas culturas no desparecieran no surgen desde dentro de la modernidad en donde no tenían lugar; "sino desde su exterioridad, o aún mejor de su ser "fronterizo". La exterioridad, ( … ) es positividad de una tradición distinta a la moderna. Su afirmación es novedad, desafío, subsunción de lo mejor de la misma Modernidad"[21]
La discriminación, las torturas, las muertes sufridas, abarcaron a los negros esclavos, mestizos, indígenas, los llamados manchados de la tierra (españoles nacidos en América), que estaban en contra del eurocentrismo y de su plan invasor, en contra del sometimiento que hacia el hombre blanco respecto a todo el que fuera diferente. Espectáculos morbosos, los cuales eran escenificaciones para el pueblo; era necesario dar el ejemplo; siempre hay un espectáculo para todos, como la tortura, la muerte pública la humillación del diferente, del que no pertenece es un atractivo, lo que sucede desde el origen de los tiempos.
Se trata de un proceso largo; o quizás no tanto, no se trata de algo más de 500 años sino de algo más de 200 (Dusell, 2005) en lo que la cultura occidental; de Europa y de estados Unidos pretende borrar la memoria de muchos siglos de historia de la cultura que no ha sido borrada, pero si oprimida. Este proceso homogeneizador se da en dos etapas como lo explica Dusell: modernidad y modernidad madura, en las dos se ha dejado afuera a las culturas subsumidas, "Culturas menores". El periodo que va desde 1492 a 1789 y desde 1789 a fines de la década de los 90 y principios del presente siglo, división que hace Dusell para tener un panorama de lo que abarca la "temprana modernidad" y "la modernidad madura" respectivamente.
Dusell expresa:
"Aunque las posmodernidad critica la pretensión universalista y "fundacionalista" de la razón "moderna" (R. Rorty), en cuanto a moderna y no en cuanto a "europea" o "norteamericana", y enuncia en principio respeto a otras culturas en su inconmensurabilidad, diferencia y autonomía (en general pero no en concreto, en referencia precisa respecto a la cultura china, indostánica, musulmana, bantú africana, o la latinoamericana, como Maclntyre o Taylor; cada uno de manera diferenciada), no tiene conciencia suficiente de la positividad de esas culturas excluidas por el proceso colonial de la temprana modernidad (1492-1789) y por la globalización industrial "ilustrada" de la modernidad madura (1789- 1989) que Wallerstein situara bajo la hegemonía de la ideología político- económica liberal, opuesta a las ideologías conservadora y socialista."[22]
Con la posmodernidad continúa el eurocentrismo, ya que es un "proceso que surge dentro de la modernidad"[23], no se trataba de que emergieran las culturas que habían sido subsumidas por la modernidad sino que la posmodernidad absorbiera a esa cultura que históricamente había estado en un submundo cultural, y que ellas lleguen a no diferenciarse de las culturas del centro. Como dice Dusell "la posmodernidad (fue),… tan eurocéntrica como la modernidad".[24]
Con la multiculturalidad excluida nos habla Dusell de "transmodernidad": las diferentes culturas existentes sometidas por la modernidad y la posmodernidad (China; sudeste asiático, Latinoamérica, Aztecas, Incas, África, Países musulmanes) todos ellos generan una respuesta a la modernidad, "e irrumpen renovadas en un horizonte cultural "más allá" de la modernidad. A esa realidad de un momento multicultural fecundo la llamamos el fenómeno de la "transmodernidad" (ya que la "posmodernidad" es… un último momento de la modernidad occidental)".[25]
Tansmodernidad; es una nueva forma de ver nuestro mundo, en donde surgen otros escenarios posibles; estos escenarios surgen por la necesidad de que el submundo cultural oculto, sumergido por la modernidad primero y por la posmodernidad después salgan a la superficie. La transmodernidad extrae lo mejor de la modernidad europea y norteamericana, no se trata de un proceso de exclusión, sino al contrario de inclusión; de inclusión del otro, de lo diferente, y es por ello que podemos estudiar hoy estos múltiples y diversos procesos culturales que se viven en toda América Latina, es imposible pensar que estas culturas desaparecieron, y volvieron a resurgir, lo impide su larga historia en comparación a los dos siglos de modernidad.
Expresa Dusell que la "transmodernidad":
"afirmará fuera de ella (de la modernidad) componentes esenciales de sus propias culturas excluidas, para desarrollar una nueva civilización futura, la del siglo XXI. (…) el hecho de que otras culturas hasta ahora despreciadas, no valorizadas, estén emergiendo desde un más allá del horizonte de la modernidad europea no es un mero milagro que nace de la nada, sino el retorno de los actores de esa historia en otras épocas recientes"[26]
Hablar de "transmodernidad" como nos enseña Dusell, es hacer memoria de lo que la modernidad y el afán homogeneizador de la cultura occidental nos ha inculcado y lo que nos ha hecho olvidar; cuando se habla de homogeneización, univocidad, hablamos del eurocentrismo y del "norcentrismo" promovido por Estados Unidos.
Hemos sido testigos de las más diversas formas de expresión, de las diferentes escenificaciones que se han dado a lo largo de estos siglos de existencia, de procesos históricos irreversibles, de proceso que no se olvidan, de reclamos que se renuevan, y el teatro, la teatralidad, las performances han sido y son esenciales en este proceso; hablamos de procesos contraculturales, que se mueven en un espacio marginal, que hace uso de simbologías diversas; desde el teatro europeo del que queríamos hacer una copia, que nos salió mal porque fue imposible a través de ese teatro plasmar nuestras inquietudes, con actores europeos incapaces de poder representar lo que éramos, nuestra campaña, nuestros criollos; imposible que este teatro pudiera expresar lo que habíamos sido, las circunstancias que habíamos atravesado, como individuos y como sociedad; la única forma de ser fieles a nuestras raíces, era poder hacerlo recorriendo nuestro propio camino latinoamericano, como surgió nuestro teatro popular, con Juan Moreira, de los hermanos Podestá, el circo, una teatralidad fiel a nuestras raíces, a nuestra historia; el que se fue transformando, pasando por diferentes etapas, evolución de la que hemos sido testigos.
Mencionemos también el "teatro formal" de Florencio Sánchez, un teatro testigo de los cambios, de nuestra transformación como individuos y como sociedad, un teatro que toca nuestras fibras más íntimas; en su teatro vemos como la modernidad fue cambiando la forma de vida de los diferentes protagonistas, cada uno fiel representante de su clase y condición, en los que la modernidad fue dejando su huella, nos muestra como cada uno de aquellos fue dirigiendo su vida y como afrontaron ese periodo.
Observando cómo ha transcurrido la historia de la cultura latinoamericana, como se han manifestado las diferentes culturas, como se responde a cada proceso que se vive; entonces podemos ver y entender como las diferentes escenificaciones que se realizan en el presente surgen de un proceso histórico, se las representa como forma de revalorizarnos y de saldar deudas que tenemos como sociedad.
En el proyecto que nos ocupa, somos testigos de cómo buscamos resignificar diacrónicamente y sincrónicamente nuestra historia latinoamericana, podemos entender la causa de cómo este tipo de proyectos continúan surgiendo, y resulta sencillo comprender, y es que como individuos y como sociedad debemos recorrer un camino extenso, cumplir procesos internos, preguntarnos la causa y consecuencia de nuestros actos y de esa forma, probablemente entender porque hay manifestaciones culturales constantes como forma de reclamo de diferentes insatisfacciones.
Los diferentes performances que se dan en nuestro medio nos definen como continente; son ontológicamente latinoamericanos, "se distingue del euro-estadounidense (…) por su compromiso fundamental con un pensamiento político anticolonialista, anti-imperialista, anti-capitalista y a favor de los movimientos estudiantiles y populares".[27]
En este sentido Mignolo señala:
En el pensamiento fronterizo, como método, y la opción decolonial, como horizonte, se asume, precisamente, que no hay afuera sino que el pensamiento surge de la exterioridad (la creación del afuera por el adentro), esto es en la frontera. Pero una frontera en la que los dos lados no están en igualdad de condiciones. De ahí la diferencia epistémica y ontológica colonial a partir de la cual reclaman sus derechos epistémicos (y no su privilegio) quienes han sido dejados fuera del juego y de las decisiones.[28]
Si decimos que el Proyecto Güe! es apoyado por Centro Cultural de España; no nos sorprende, promueve diversas actividades de este tipo y busca retribuir de cierta forma a las diferentes sociedades el flagelo que su "mundo moderno occidental" nos provocó a largo de su conquista, de su gran hazaña teatral cuando nos "descubrieron", con todos los elementos a la orden y con un magnifico y gran escenario. "Descubrimiento" legitimado desde la escenificación, ya que "el poder se escenifica en la esfera pública para legitimarse"[29]
Conclusiones
Representaciones e investigaciones como Güe! en la que los organizadores se encuentran inmersos en la cultura afrodescendiente, en la cual cada día buscan el reconocimiento por los iguales y diferentes, es un mundo que florece pero en el cual existen fragmentaciones y fuerza que no actúan en la misma dirección, lo cual si hablamos en términos de positividad o negatividad, es muy negativo, ya que en la propia comunidad afrodescendiente no existe acuerdo, y por ello lo que se logra no es la mejor representación que se podría lograr; fracturas que no tienen sus origen en la actualidad, sino que vienen dada por su propia historia, por las diferentes comunidades, o naciones que se encontraban en nuestra tierra, las cuales tenían formas diferentes de enfrentarse al europeo o al neoeuropeo. Como ya dijimos no se trata de un proceso de muchos siglos, sino que forma parte de nuestra historia reciente.
Es necesario compartir una visión del mundo, desde la cual partir , ser conscientes de lo que buscamos, sabiendo que la realidad es rica y siempre nos apotrará materia prima con la cual trabajar; en una de las intervenciones de las que fuimos testigos, en el Museo de las Migraciones (MUMI), se hizo presente una persona con un documento histórico el cual evidenciaba la forma y condiciones en que vivieron algunas de los esclavos de nuestra ciudad y como fueron liberados, una carta escrita por esclavos, que aprendieron a leer y a escribir, pese a la prohibición, prohibición que no llegaba solo a estos sino a todo el que no fuera europeo. Fue un momento dramático, la lectura conmovió a muchos; las heridas están abiertas, es necesario reconocerlo para empezar a sanar; y es a través de estas intervenciones, de estos movimientos contra- culturales, contra-hegemónicos que podemos reescribir nuestra historia y generar conciencia, de vislumbrar un camino posible para no solo reencontrarnos con nuestro pasado, reconocernos en él; sino construir un camino común que nos involucre a todos.
Walter Mignolo expresa:
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