Metafisarias: (localizadas en la metáfisis). Pueden afectar a las metáfisis superior o inferior del hueso.
Según la dirección de la línea de fractura y el aspecto de esta última. La línea de la fractura depende de la dirección de la sobrecarga que provoca la lesión y el tipo de hueso afectado. Los cinco tipos son los siguientes:
1. Transversa: perpendicular al eje.
2. Oblicua: se inclina en la dirección del hueso.
3. Espiral: sigue un trazado en espiral alrededor del hueso.
4. Conminuta: tiene tres o más fragmentos
5. Segmentaria: tiene un segmento del hueso fracturado y desprendido.
Según la desviación de los fragmentos
Anguladas: Los dos fragmentos en que ha quedado dividido el hueso a causa de la fractura forman un ángulo.
Con desplazamiento lateral: Las dos superficies correspondientes a la línea de fractura no quedan confrontadas entre si, por haberse desplazado lateralmente uno o los dos fragmentos.
Acabalgadas: Uno de los fragmentos queda situado sobre el otro, con lo cual se produce un acortamiento del hueso afectado.
Engranadas: Uno de los fragmentos ha quedado empotrado en el otro.
Según el mecanismo de producción
Traumatismo directo: La fractura se produce en el punto sobre el cual ha actuado el agente traumático. Por ejemplo: fractura de cúbito por un golpe fuerte en el brazo.
Traumatismo indirecto: La fractura se produce a distancia del lugar donde ha actuado el agente traumático. Por ejemplo: fractura del codo por una caída sobre las palmas de las manos.
Contracción muscular brusca: En deportistas y personas con un gran desarrollo muscular se pueden producir fracturas por arrancamiento óseo al contraerse brusca y fuertemente un músculo determinado.
Se deben considerar los siguientes términos que describen en estado de la fractura en relación con los extremos óseos.
Impactada: un extremo del hueso es empujado hacia el otro cuando se produce una gran fuerza.
Hundida: los extremos óseos son comprimidos hacia dentro y por tanto están hundidos
Longitudinal: la fractura es paralela al hueso (b es decir, discurre en sentido longitudinal en lugar de horizontal)
Compresiva: habitualmente describe un hueso que esta aplastada; suele referirse al colapso de una vértebra.
Fracturas por sobrecarga: se producen por la sobrecarga repetida en un hueso (ej. Al correr)
Fracturas patológicas: se deben a una sobrecarga mínima en un hueso debilitado por una causa patológica (ej.: la osteoporosis o el cáncer óseo)
Manifestaciones clínicas:
Dolor (es continuo y se intensifica hasta que se inmovilizan los fragmentos oseos)
Perdida de la función
Deformidad (que puede generar edema de tejidos blandos)
Acortamiento de la extremidad
Crepitación
Hinchazón local
Decoloración
No todos los síntomas y signos señalaos están siempre presentes en una fractura
Diagnostico:
Los procedimientos de diagnóstico pueden incluir, rayos x, tomografías computarizadas, imágenes por resonancia magnéticas y el examen físico junto con la anamnesis.
No es tan obvio como parece. Para que el diagnóstico sea completo, debe considerarse:
Anamnesis: debe ser consignado cómo, dónde y cuándo ocurrió el accidente, con absoluta precisión, usando los datos ofrecidos por el mismo enfermo o sus testigos. La magnitud de los daños locales y la posibilidad inmediata de la existencia de otras lesiones (polifracturado o politraumatizado) puede ser inferida con mucha aproximación de estos hechos anamnésticos.Datos como altura de la caída, consistencia y naturaleza del suelo, velocidad del vehículo que provocó el atropello, existencia de estado de ebriedad, tiempo exacto transcurrido, etc., son datos de enorme valor médico y médico-legal; suelen ser determinantes en el pronóstico y en el tratamiento.
Examen físico: debe ser completo y meticuloso, referido a:
Signos vitales: pulso, presión, respiración, temperatura axilar, estado de conciencia, coloración de piel y conjuntivas, temperatura de tegumentos, etc., considerando antes que nada la posibilidad que se trate de un enfermo polifracturado o de un politraumatizado.
Segmentario: cabeza, cuello, tórax, abdomen, columna y extremidades, buscando la existencia de otras lesiones óseas, viscerales, encefálicas o vasculares. Es frecuente la asociación con traumatismo encéfalo craneano.
Localizando el segmento fracturado: debe señalarse magnitud de lesión de partes blandas, existencia de colgajos de piel, grado de desvitalización de piel y colgajos, existencia de ruptura de vasos importantes, magnitud de la pérdida de sangre; posición del segmento fracturado, alteraciones de la irrigación e inervación.
Examen radiográfico: deben obtenerse radiografías de buena calidad, en dos proyecciones, que abarquen todo el hueso fracturado, incluyendo las articulaciones proximal y distal.
Si es necesario, se debe hacer estudio radiográfico de otros segmentos, en los cuales se sospeche también otras lesiones óseas: cráneo, columna, pelvis, etc.
Otros exámenes: si las circunstancias lo permiten o la infraestructura del establecimiento es adecuada, debe extenderse el estudio inmediato a recuento sanguíneo, hematocrito, tipificación de grupo sanguíneo, valoración de niveles de gases en la sangre, etc.
Complicaciones.
Las complicaciones en un sujeto fracturado pueden ser de muy diversa índole. Inicialmente debemos distinguir las complicaciones inmediatas, es decir, el daño que pueden haber sufrido los tejidos circundantes a la fractura, y las repercusiones que éstas puede tener para el paciente. Podemos encontrarnos una hemorragia importante que ponga en peligro la vida del individuo, en cuyo caso el tratamiento de la fractura pasará a un segundo término. Puede aparecer una infección, en el caso de fractura abierta, etc. Pueden existir complicaciones derivadas del reposo prolongado (neumonía,trombosis, etc.) o de la propia intervención quirúrgica.
Complicaciones inmediatas
Shock traumático: Determinado por el dolor y la hemorragia en el foco de fractura; debe considerarse que fracturas como de diáfisis femoral o pelvis, son capaces de generar una hemorragia en el foco de fractura, que puede llegar a 1, 2 ó más litros de sangre, generando una anemia aguda y shock hipovolémico.
Lesiones neurológicas: Por compromiso de troncos nerviosos, sea por la contusión que provocó la fractura o directamente por los extremos óseos desplazados que comprimen, contusionan, elongan o seccionan el nervio. Son clásicos los ejemplos:
Lesión del radial en fractura de la diáfisis humeral.
Lesión del ciático poplíteo externo en fractura del cuello del peroné.
Lesión de la médula espinal en fractura de columna.
Lesiones vasculares: Una arteria puede sufrir lesiones de diversa naturaleza. Cualquiera que sea, el compromiso vascular debe ser detectado precozmente y resuelto de inmediato. Ignorar la complicación o descuidar su evolución, genera el peligro inminente de necrosis músculo-aponeurótica (necrosis isquémica de Volkman) o gangrena del segmento distal al daño arterial.
Espasmo arterial traumático: Sea por la contusión que provocó la fractura, por los extremos óseos desplazados o por un tercer fragmento proyectado sobre la arteria.
Contusión arterial: Con trombosis por ruptura de la íntima, que genera además un espasmo que agrava aún más el problema circulatorio. Compresión, desgarro o sección de la pared de la arterial que determina déficit vascular distal con gangrena de la extremidad. Pseudo-aneurisma (hematoma pulsátil), fístula arteriovenosa. Son clásicos ejemplos de lesiones arteriales:
Lesión del tronco femoral por fractura de la metáfisis distal del fémur, desplazando hacia dorsal por acción de los gemelos.
Lesión de la arteria tibial posterior por fractura de la metáfisis superior de la tibia, desplazada hacia dorsal.
Lesión de la arteria humeral por fractura supra-condílea del húmero.
Fractura expuesta: Que lleva implícito el riesgo inminente de la infección del foco de fractura.
Alteraciones de la consolidación: Son dos los estados que pueden entorpecer la evolución del proceso reparativo de una fractura:
El retardo de la consolidación.
La pseudoartrosis.
Pero las complicaciones más frecuentes derivadas de la propia fractura, son las siguientes:
Retraso o defectos en la consolidación: Puede existir una consolidación lenta o una consolidación defectuosa, o incluso una consolidación en mala posición, o con acortamiento, con lo que el miembro fracturado no recuperará toda su función.
Rigidez articular: Es una complicación frecuente, debida a la inmovilización prolongada de las articulaciones colindantes con la fractura. Estas articulaciones anquilosadas suelen necesitar de ejercicio y rehabilitación para recuperar toda su movilidad. En ocasiones aparecen zonas de miositis osificante , que son zonas de músculo que se transforman en hueso alrededor del foco de fractura, impidiendo un correcto funcionamiento muscular. Se produce más frecuentemente en el codo, aunque también en el hombro, cadera y rodilla.
Osteítis y osteomielitis: Son infecciones del hueso, más frecuentes en las fracturas abiertas (aunque raro, también pueden aparecer en fracturas cerradas, por diseminación de los gérmenes a través de la sangre).
Formación de un callo óseo: (Proceso normal de consolidación de una fractura) excesivamente grande, que puede comprimir las estructuras vecinas, causando molestias más o menos importantes.
Lesiones de los vasos sanguíneos: Que pueden dar lugar a trombosis arteriales, espasmos vasculares y a la rotura del vaso, con la consiguiente hemorragia. Este tipo de lesiones puede provocar también gangrena seca, debida a la falta de irrigación del miembro afectado.
Estiramientos, compresiones y roturas nerviosas, que se pondrán de manifiesto con trastornos de la sensibilidad y alteraciones de la motilidad y la fuerza musculares.
Cuando la fractura ha sido articular, puede dejar como secuelas: artritis, artrosis y rigidez posterior de la articulación.
Las fracturas que afectan al cartílago de crecimiento en los niños pueden ocasionar la detención del crecimiento del hueso fracturado.
Infección de la zona fracturada, cuando en ella se ha producido herida.
Tratamiento
Tratamiento de urgencia de las fracturas.
Cuando se sospecha fractura, es importante inmovilizar la parte del cuerpo afectada inmediatamente después de la lesión y antes de que la persona se mueva. Si es necesario extraer al sujeto de un vehículo antes de que puedan aplicársele férulas, se apoya para prevenir su rotación y los movimientos angulares.
La aplicación de una férula adecuada que también abarca las articulaciones adyacentes a la fractura, es esencial. El movimiento de los fragmentos óseos causa dolor adicional, lesiones de tejidos blandos y hemorragias. La inmovilización del sitio afectado se logra mediante la aplicación de férulas temporales bien acoginadas, las cual se fijan de manera firme con vendajes sobre la ropa. Para inmovilizar los huesos largos de las extremidades inferiores se vendan las dos extremidades juntas, de este modo la sana funciona como férula de la lesionada. En lesiones de extremidades superiores puede inmovilizarse el brazo al vendarlo contra el tórax, o bien el antebrazo lesionado puede colocarse en un cabestrillo. Es necesario valora el estado neurovascular distal a la lesión para determinar si la perfusión del tejido periférico y el funcionamiento de los nervios son adecuados.
En la fractura abierta se cubre la herida con un apósito limpio (estéril) para prevenir la contaminación de tejidos mas profundos. No debe intentarse la reducción de la fractura, incluso si solo uno de los fragmentos óseos sobresale de la herida. Las férulas se aplican con fines de inmovilización.
En la sala de urgencias, se hace una valoración completa del paciente. Despues, se quitan las ropas con cuidado y suavidad primero en el lado no lesionado del cuerpo y después en el de la fractura, en ocasiones es necesario cortar la vestimenta. Las extremidades fracturadas deben mantenerse tan inmóviles como sean posibles para no causar más lesiones.
Tratamiento médico de fracturas
Los principios del tratamiento de fracturas son: reducción, inmovilización y recuperación de la función y resistencia normales mediante rehabilitación.
Reducción
La reducción de una fractura (fijación del hueso) es la restauración de los fragmentos oseos en alineación y rotación anatomica. Los métodos empleados para la reducción de fracturas son, reducción cerrada o reducción abierta. La selección de un método en particular depende de la naturaleza de la fractura misma; sin embargo, los principios subyacentes son los mismos. Por lo común, el medico reduce la fractura tan pronto como sea posible para evitar que los tejidos pierdan su elasticidad si quedan infiltrados por edema o hemorragia. En la mayor parte de los casos la reducción se dificulta cuando empieza a cicatrizar la lesión.
Antes de la reducción e inmovilización de la fractura se prepara al paciente para el procedimiento; se obtiene el permiso para hacerlo y se administran los analgésicos prescritos.
Reducción cerrada
La reducción cerrada se logra l colocar los fragmentos oseos en posición (bordes en contacto) por manipulación y tracción manual. Se mantiene la extremidad en posición deseada mientras se inmoviliza con yeso, férula u otro dispositivo adecuado. Puede utilizarse reducción bajo anestesia con fijación mediante clavos percutáneos. El dispositivo de inmovilización mantiene la reducción y estabiliza la extremidad para la consolidación ósea. Se obtienen radiografías para verificar que los fragmentos óseos estén bien alineados.
Se utiliza tracción (cutánea o esquelética) para reducir e inmovilizar la fractura. La tracción puede usarse hasta que el paciente se estabiliza desde el punto de vista fisiológico y sea capaz de soportar la fijación quirúrgica.
Reducción abierta
Algunas fracturas requieren reducción abierta, en que los fragmentos óseos se alinean a través de un procedimiento quirúrgico. Suelen emplearse dispositivos de fijación interna como clavos, alambres, tornillos, placas o varillas de metal, con el fin de mantener los fragmentos en la posición correcta hasta que su unión sea la adecuada. Estos dispositivos se introducen en los lados del hueso, a través de los fragmentos óseos o directamente en la cavidad medular. La fijación interna asegura la aproximación y fijación firmes de los fragmentos óseos.
Inmovilización
Una vez reducida la fractura, los fragmentos óseos deben inmovilizarse o mantenerse en posición y alineación correctas hasta que ocurra su unión. La inmovilización puede lograrse por fijación externa o interna. Los métodos de fijación externa incluyen vendajes, enyesados, férulas, tracción continua o fijadores externos. Los implantes metálicos utilizados para fijaciones internas sirven como férulas internas para inmovilizar la fractura.
Mantenimiento y restauración de la función
La reducción e inmovilización se mantienen según prescripciones para facilitar la cicatrización ósea y de tejidos blandos. La inflamación se controla con elevación de la extremidad lesionada y la aplicación de hielo. Se vigila el estado neurovascular y se notifica al ortopedista de inmediato si se identifica alguna alteración al respecto. La inquietud, ansiedad y molestia con varios métodos (por ejemplo consuelo, cambios de posición y estrategias para aliviar el dolor). Se alientan lo ejercicios isométricos y de fijación muscular para minimizar la atrofia por desuso y fomentar la circulación. Se anima a los pacientes a participar en actividades de la vida diaria para promover el funcionamiento independiente y la autoestima. La reanudación gradual de actividades se fomenta dentro de la prescripción terapéutica. Con la fijación interna, el cirujano determina la cantidad de movimiento y tensión que puede soportar la extremidad y prescribe el nivel de actividad y el apoyo de peso.
Colostomías
Una colostomía es una abertura producida quirúrgicamente en el colon a través del abdomen. La colostomía sirve para permitir que las heces fecales se desvíen de una parte enferma o dañada del colon.
Cuando una persona tiene una colostomía, las heces fecales dejan de evacuarse por el ano y éstas se eliminan a través de la colostomía. La colostomía carece de músculo esfínter, por lo que la persona no puede controlar la evacuación de forma voluntaria. El paciente lleva una bolsa para recoger las heces fecales. Las colostomías pueden ser temporales o permanentes, dependiendo de la razón médica de la cirugía
Tipos de ColostomíasLa colostomía se puede construir en casi cualquier punto del colon. La posición de su colostomía depende de la razón médica de la cirugía.
Colostomía Ascendente – construida en la parte ascendente del colon.· Salida: Heces fecales líquidas o pastosas.
Colostomía Descendente – construida en la parte descendente del colon.· Salida: Heces fecales casi completamente formadas.
Colostomía Transversal – construida en la parte transversal del colon.
Salida: Heces fecales pastosas o semiformadas.
Colostomía Sigmoide – construida en la parte sigmoide del colon· Salida: Heces fecales completamente formadas
La colostomía transversa está en el abdomen superior, ya sea en el medio o hacia el lado derecho del cuerpo. Algunos padecimientos del colon como la diverticulitis, enfermedad inflamatoria intestinales tales como la enfermedad de crohn y la colitis ulcerosa, cáncer, obstrucción, herida, o defectos congénitos pueden llevar hacia una colostomía transversa. Este tipo de colostomía permite que las heces salgan del colon antes de que lleguen al colon descendente.
Cuando se presentan padecimientos como los descritos arriba en el colon inferior, puede ser necesario darle un descanso a la porción afectada del colon. Se puede crear una colostomía transversa por un periodo de tiempo para prevenir que pasen las heces a través de la sección del colon que está inflamada, infectada, enferma, o recién operada, y así permitir la curación. Tal colostomía generalmente es temporal.
Dependiendo del proceso de cicatrización, la colostomía puede ser necesaria por algunas semanas, meses, o hasta años.
Se realiza una colostomía transversa permanente cuando la porción inferior del colon tiene que retirarse o descansarse permanentemente. Esto también puede ser el caso si existen otros problemas de salud que no permiten que el paciente tenga más cirugías. Tal tipo de colostomía provee una salida permanente para las heces y no será cerrada en el futuro. Existen dos tipos de colostomías transversas: "colostomía transversa en asa" y "colostomía transversa de doble barril.
Dilemas éticos
Los principios éticos que se observan en la práctica de enfermería son los principios de:
Beneficencia, es decir, el deber de hacer el bien y abstenerse del mal; o ausencia de maleficencia .
Justicia, es decir, imparcialidad hacia todo el mundo o la no discriminación.
Respeto por la Persona, en la ética del cuidado de la salud; es decir, respeto a la vida y a la dignidad del paciente.
LA BENEFICENCIA.
La exigencia de que los profesionales sanitarios deben aceptar la plena responsabilidad por los tratamientos que prescriben a unos pacientes no versados en las ciencias de la salud, así como a los sujetos de las investigaciones es un imperativo del principio de Beneficencia y de abstenerse de la maleficencia.
En relación con éste último estaría el principio de Reciprocidad, esto es, el reconocimiento del deber de cuidar de los demás como a uno le gustaría que le cuidaran a él. A menos que se instituya un principio de reciprocidad, no hay modo alguno de fundamentar la obligación de cuidar de los que están indefensos.
La beneficencia es un valor indispensable para el cuidado de la salud, como lo es para la ética en general. El deber de dar asistencia no implica solamente reconocer responsabilidades recíprocas entre unos y otros, sino que tiene que ver en particular, con el reconocimiento del deber de proteger a los indefensos, es decir, aceptar el papel de abogado de los derechos de quienes no pueden defenderse por sí mismos.
Asimismo, guarda relación con la obligación que tienen los profesionales de la salud de compartir sus conocimientos y su experiencia (pues "el conocimiento es poder"), o sea, dedicarlos a incrementar la autonomía, la formación y la capacidad de las personas, para que éstas asuman los deberes relativos a su vida y su salud, y poder ayudarlos a que ellos mismos se curen.
LA JUSTICIA.
La justicia, es decir, la exigencia de equidad universal, mantiene una tensa relación con el respeto a la persona, pues puede ocurrir que el ejercicio de los derechos individuales deba ser limitado o circunscrito en interés del bien común: por ejemplo, se debe conciliar la libertad de movimiento y el derecho a la intimidad con las medidas de salud pública que se adopten para combatir las epidemias.
El principio de justicia en el cuidado de la salud se refiere ante todo a la máxima igualdad en la distribución de los recursos asistenciales y las oportunidades de recibir cuidados y tratamiento, de los riesgos y los beneficios, con objeto de asegurar que las personas tanto individual como colectivamente reciban un trato equitativo.
Para los individuos, la justicia significa principalmente ausencia de discriminación por motivos de sexo, religión, posición social, ideas políticas, juventud, vejez, minusvalía y perturbación mental, y asimismo igualdad de oportunidades en cuanto al acceso de los recursos, incluyendo la medicina preventiva, los tratamientos y los frutos de las investigaciones médicas.
La justicia en cuanto a la igualdad de los resultados para los grupos atañe a las responsabilidades "políticas" de los profesionales de la salud en la inspección y la distribución de los recursos, así como las etapas de planificación, investigación y realización.
RESPETO POR LA PERSONA.
Significa en esencia, dar a los pacientes el trato de personas; esto es, individuos que poseen derechos y obligaciones. Significa respetar la autonomía de los sujetos y proteger a quienes puedan sufrir una pérdida de esta autonomía por causa de enfermedad, lesiones o trastornos mentales, y obrar para que la recuperen los que la hubieren perdido. Quiere decir, reconocer los derechos fundamentales de los pacientes en tanto que persona, a saber: el derecho a conocer, a la intimidad y a recibir tratamiento.
El principio de que los sujetos de las investigaciones biomédicas y paramédicas o las personas que reciben tratamiento médico deben ser informados y dar su consentimiento voluntario es un corolario del principio de Respeto a la Persona. La exigencia de decir la verdad o de la honradez procede del principio del honor o de respeto hacia el paciente, considerado como una persona amparada por el derecho de saber.
El respeto por la persona implica prestar cuidados de tal modo que se mantenga el nivel óptimo de autonomía del paciente, para lo cual el enfermero, además del tratamiento, debe compartir con el paciente sus conocimientos y su experiencia, con el fin de que no se creen ni se perpetúen relaciones de dependencia
Cuando hacemos referencia al paciente debemos tener en cuenta los siguientes principios o derechos:
DERECHO A LA INFORMACION.
Uno de los derechos fundamentales del paciente, es el derecho a ser informado acerca de su enfermedad o trastorno, diagnóstico y tratamiento. Este derecho a la información es extensible a la familia o personas próximas al enfermo, especialmente en aquellos casos en que las circunstancias desaconsejan que éste sea informado directamente (menor de edad, enfermedad incurable).
Por otra parte, este derecho se fundamenta en la necesidad que el enfermo y la familia tienen de conocer su situación, ya que sólo a partir de éste conocimiento es posible la sunción y la colaboración en las medidas y tratamiento que hayan de aplicarse para el remedio de la enfermedad, y es que el enfermo, aunque "paciente" es un sujeto activo que tiene el derecho a intervenir en su propio proceso curativo, so pena de convertirse en un simple "objeto" de experimentación.
PROTECCION DE LOS DERECHOS DE LOS INDIVIDUOS UTILIZADOS COMO SUJETOS DE INVESTIGACION.
Los principales factores implicados en tal protección son:
1. Consentimiento informado y voluntario por parte del individuo.
2. Confidencialidad de los datos recogidos.
3. Protección ante los peligros que pueda correr el individuo.
PRINCIPIOS QUE RIGEN EL CONSENTIMIENTO.
Los pacientes tienen el derecho de control sobre sus propios cuerpos. Por eso, se requiere el consentimiento del paciente antes de: tratamientos y procedimientos rutinarios y no rutinarios. En general se entiende que, si el paciente no dio su consentimiento informado, el profesional sanitario puede ser responsable de agresión, negligencia o de ambas cosas. Para la agresión, el paciente debe probar que el profesional de la salud intentó hacer algo para lo que no tenía su consentimiento. Y para establecer la negligencia, el paciente debe demostrar que dicho profesional tenía el deber de informarle y no lo hizo, causándole lesión o daño.
REQUISITOS PARA UN CONSENTIMIENTO VALIDO.
Para que un consentimiento sea válido se requiere:
1. CAPACIDAD: El paciente debe ser capaz de dar su consentimiento. Esta capacidad depende de:
La edad
Su competencia mental, para hacer elecciones y comprender sus consecuencias
+ Sólo los pacientes juzgados como incompetentes por un tribunal no pueden dar un informe de consentimiento.
+ Se debe suponer siempre la competencia de un paciente a menos que se dictamine lo contrario.
2. INFORMACION:
La información dada a un paciente tiene que ser necesaria y suficiente para que éste tome una decisión inteligente. Hay dos tipos estándares de información:
Estándar Profesional: Requiere que el paciente reciba la información que la mayoría de los profesionales sanitarios darían a los pacientes en las mismas circunstancias o similares.
Estándar de Situación: Viene dado por la necesidad del paciente de información específica, acorde con su situación particular (Ejemplo: ViolinistaManos).
3. VOLUNTARIEDAD:
Este consentimiento no debe ser forzado. Las personas actúan voluntariamente cuando ejercen la libertad de elección sin violencia, fraude, engaño, compulsión u otras formas de limitación o coacción. Así, un paciente ingresado durante largos períodos puede no ser capaz de actuar voluntariamente puesto que está acostumbrado a responder incondicionalmente a las demandas de las pautas hospitalarias y de los profesionales del cuidado de la salud.
Farmacología
Cefalotina
Antibiótico de amplio espectro
CEFALOTINA es una cefalosporina de primera generación, útil en infecciones serias causadas por microorganismos susceptibles, en especial las producidas por bacterias grampositivas, y ha demostrado ser efectiva en tratamientos contra infecciones de vías urinarias, ginecológicas, cardiacas, gastrointestinales y otras. Sin embargo, no es activa contra la mayoría de las bacterias gramnegativas.
CEFALOTINA está indicada en infecciones de huesos y articulaciones causadas por estafilococos; infecciones gastrointestinales, en especial las causadas por Salmonella y Shigella susceptibles; meningitis; infecciones del tracto respiratorio causadas por estreptococos, estafilococos, cepas de Klebsiella y Haemophilus susceptibles; infecciones de la piel y tejidos blandos por las bacterias mencionadas, así como por E. coli y Proteussensibles; se ha usado en profilaxis para intervenciones cardiovasculares, gastrointestinales, ginecológicas, ortopédicas, torácicas y vasculares; infecciones de vías urinarias.
Espectro antibacteriano: CEFALOTINA es más activa contra organismos grampositivos que las cefalosporinas de segunda y tercera generación. Ataca estafilococos (incluyendo cepas penicilino-resistentes), estreptococos (incluyendo S. pyogenes), S. viridans, S. pneumoniae. También es activa contra cepas de E. coli, Klebsiella y Proteus mirabilis, aunque en menor grado que las cefalosporinas de segunda y tercera generación.
No posee actividad contra enterococos, Pseudomonas, Proteus productores de indol y Enterobacter.
Es activa, in vitro, contra H. influenzae, Neisseria gonorrhoeae y N. meningitidis, y contra Salmonella y Shigella.
Las concentraciones en líquido cefalorraquídeo suelen ser bajas, por tanto, el medicamento no puede recomendarse para este uso.
Dosis y via de administración:
Adulto: La dosis recomendada de CEFALOTINA depende del tipo de infección que se va a combatir y de la susceptibilidad del microorganismo. La dosis diaria recomendada es de 500 mg cada 6 horas por vía I.V., diluida en 10 a 50 ml de solución, y administrada en 30 minutos.
Dosis de hasta 2 g cada 6 horas resultan adecuadas para infecciones más severas. No se recomienda la vía intramuscular por ser sumamente dolorosa. La dosis máxima es de 10 a 12 g/día.
Efectos adversos: Fiebre medicamentosa, rash cutáneo, prurito vulvar, eosinofilia, anafilaxia, neutropenia, leucopenia, anemia hemolítica, trombocitopenia, elevación de enzimas hepáticas y BUN, disminución de Clcr, náuseas, vómitos, anorexia, diarrea, aftas bucales, colitis pseudomembranosa, prurito genital y anal, monialisis genital, vaginitis.
Diclofenac
Indicaciones: Tratamiento de enfermedades reumáticas crónicas inflamatorias tales como artritis reumatoide, espondilolartritis anquilopoyética, artrosis, espondiloartritis. Reumatismo extraarticular. Tratamiento sintomático del ataque agudo de gota. Tratamiento sintomático de la dismenorrea primaria. Tratamiento de inflamaciones y tumefacciones postraumáticas.
Dosis en Adultos: en casos leves, así como en tratamientos prolongados se recomienda administrar 75 mg-100 mg al día. La dosis máxima diaria inicial en el tratamiento con diclofenac es de 100-150 mg. Resulta adecuada la administración en 2-3 tomas diarias En la dismenorrea primaria, la dosis diaria, que deberá ajustarse individualmente, es de 50-200 mg.
Vía de administración: VO / EV
Efectos adversos:
Tracto gastrointestinal. Ocasionales: dolor epigástrico, náuseas, vómitos, diarrea, calambres abdominales, dispepsia, flatulencia, anorexia. Raros: hemorragia gastrointestinal (hematemesis, melena, diarrea sanguinolenta), úlcera gástrica o intestinal con o sin hemorragia o perforación. Casos aislados: estomatitis aftosa, glositis, lesiones esofágicas, bridas intestinales en región diafragmática, trastornos del tracto intestinal bajo como colitis hemorrágica inespecífica y exacerbación de colitis ulcerativa o enfermedad de Crohn; estreñimiento, pancreatitis.
Sistema nervioso central. Ocasionales: cefaleas, mareos, vértigo. Raros: somnolencia. Casos aislados: trastornos sensoriales, incluyendo parestesias, trastornos de la memoria, desorientación, insomnio, irritabilidad, convulsiones, depresión, ansiedad, pesadillas, temblor, reacciones psicóticas, meningitis aséptica. Organos sensoriales especiales. Casos aislados: trastornos de la visión (visión borrosa, diplopía), alteración de la capacidad auditiva, tinnitus, alteraciones del gusto.
Piel. Ocasionales: erupciones cutáneas. Raros: urticaria. Casos aislados: erupciones vesiculares, eccemas, eritema multiforme, síndrome de Stevens-Johnson, síndrome de Lyell (epidermólisis tóxica aguda), eritrodermia (dermatitis exfoliativa), caída del cabello, reacción de fotosensibilidad, púrpura, inclusive púrpura alérgica.
Riñones. Raros: edema. Casos aislados: fallo renal agudo, trastornos urinarios, tales como hematuria, proteinuria, nefritis intersticial, síndrome nefrótico, necrosis papilar.
Hígado. Ocasionales: aumento de las transaminasas séricas. Raros: hepatitis con o sin ictericia. Casos aislados: hepatitis fulminante.
Sangre. Casos aislados: trombocitopenia, leucopenia, anemia hemolítica, anemia aplásica, agranulocitosis.
Hipersensibilidad. Raros: reacciones de hipersensibilidad, tales como asma, reacciones sistémicas anafilácticas/anafilactoides, incluyendo hipotensión. Casos aislados: vasculitis, neumonitis.
Sistema cardiovascular. Casos aislados: palpitaciones, dolor torácico, hipertensión, insuficiencia cardíaca congestiva.
Enoxaparina
Mecanismo de acción
HBPM. Inhibe la coagulación potenciando el efecto inhibitorio de la antitrombina III sobre los factores IIa y Xa. Posee elevada actividad anti-Xa y débil actividad anti-IIa
Dosis y via de administración: Profilaxis de la trombosis venosa en pacientes quirúrgicos sometidos a cirugía ortopédica o general y en pacientes no quirúrgicos inmovilizados de riesgo moderado o elevado, SC: riesgo moderado de tromboembolismo: 2.000 UI/24 h; riesgo alto: 4.000 UI/24 h.
Efectos adversos: Hemorragia; trombocitosis; trombocitopenia; reacciones alérgicas; aumento de enzimas hepáticas; urticaria, prurito, urticaria; hematoma, dolor, edema, inflamación en el punto de inyección
Morfina
Analgésico agonista de los receptores opiáceos &µ, y en menor grado los kappa, en el SNC.
– Sol. inyectable de morfina hidrocloruro al 1% o 2%: procesos dolorosos de intensidad severa; dolor postoperatorio inmediato; dolor crónico maligno; dolor asociado a IAM; dispnea asociada a insuf. ventricular izda. y edema pulmonar; ansiedad ligada a cirugía.- Formas orales: tto. prolongado del dolor crónico intenso; dolor postoperatorio
Dosis y Vía de administración: Individualizar dosis según severidad del dolor y respuesta. No masticar formas retardadas. En general:
Sol. inyectable de morfina hidrocloruro al 1% o 2%:
Vía SC o IM: ads.: 5-20 mg/4 h. Niños: 0,1-0,2 mg/kg/4 h, máx. 15 mg/24 h
Iny. IV lenta: ads.: 2,5-15 mg en 4-5 min; en IAM se pueden administrar dosis en aumento (1-3 mg) hasta cada 5 min. Niños 0,05-0,1 mg/kg, máx. 15 mg/24 h
Perfus. IV continua: ads.: inicial 0,8-10 mg/h; mantenimiento, 0,8-80 mg/h; hasta 440 mg/h en exacerbaciones. Niños: dolor crónico intenso, 0,04-0,07 mg/kg/h; mantenimiento en dolor crónico, 0,025-1,79 mg/kg/h; analgesia postoperatoria, 0,01-0,04 mg/kg/h; neonatos, máx. 0,015-0,02 mg/kg/h
Epidural lumbar: sólo ads.: 5 mg; si es preciso, dosis adicionales de 1-2 mg al cabo de 1h;máx.10mg/24h.- Intratecal lumbar: sólo ads.: 0,2-1 mg/24 h.
Efectos adversos: Náuseas, vómitos, estreñimiento, somnolencia, desorientación, sudoración, euforia; en ttos. prolongados, tolerancia. Sedación, depresión respiratoria, hipotensión ortostática. Retención urinaria y prurito generalizado (más frecuentes vía epidural o intratecal).
Omeprazol
Inhibe la secreción de ácido en el estómago. Se une a la bomba de protones en la célula parietal gástrica, inhibiendo el transporte final de H + al lumen gástrico.
Dosis y Vía de administración: Oral: tomar por las mañanas, sin masticar. Vía IV: en perfus. de 20-30 min.
Efectos adversos: Cefalea, diarrea, estreñimiento, dolor abdominal, náuseas/vómitos y flatulencia.
Heparina
Inhibe la coagulación potenciando el efecto inhibitorio de la antitrombina III sobre los factores IIa y Xa.
Dosis y Vía de administración:
IV o SC profunda. Individualizar, monitorizando con tests de coagulación Profilaxis de la enf. tromboembólica venosa (trombosis venosa profunda y tromboembolismo pulmonar), SC: 5.000 UI, 1-2 h antes de la operación y 5.000 UI/8-12 h después, durante 7 días o hasta deambulación. Pacientes con riesgo muy elevado: 3.500 UI/8 h
Efectos adversos: Hemorragias en cualquier órgano. Elevación de AST, ALT y gamma-GT. Hipersensibilidad. Osteoporosis y alopecia en tto. Prolongado
Piperaciclina Tazobactam
Piperacilina: bactericida; inhibe la síntesis de pared celular bacteriana.
Tazobactam: inhibidor de ß-lactamasas.
Indicaciones: Tto. Infección bacteriana en pacientes neutropénicos > 2 años, además en ads., adolescentes y ancianos: tto. Infección urinaria complicada (incluida pielonefritis) y no complicada, intra-abdominal, ginecológica, de piel y partes blandas, polimicrobianas causadas por microorganismos aerobios y anaerobios, septicemia bacteriana y neumonía nosocomial
Dosis y Vía de administración: Piperacilina/tazobactam. IV lenta (mín. 3-5 min) o perfus. IV lenta (20-30 min)
Efectos adversos: Diarrea, náuseas, vómitos, exantema (incluyendo el maculopapular)
Bibliografía
"Principios y Práctica de la Enfermería Quirúrgica". Harcourt Brace. Segunda Edición
Apuntes de la cátedra Enfermería Medico Quirúrgica, Facultad de Medicina, UBA, Escuela de Enfermería.
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http://www.vademecum.es/principios-activos-enoxaparina-b01ab05
Judith L. Myers, RN, MSN- Patricia Gauntlett Beare, RN, PhD.
Autor:
Gabriela Mayer
Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Médicas.
Fecha de entrega: 17/05/2011
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