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Franceses en la Argentina (página 2)


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Franceses hubo en las colonias Esperanza, San Carlos, San Jose, Urquiza, y tantas mas. Franceses hubo en Esquel, en Posadas, en Pedro Luro, en la colonia Hinojo, en Tornquist. Tambien en General Lamadrid, Tapalque, Bolivar, Rauch, Las Flores, Ayacucho, Tandi], Juarez, Laprida y en Azul. Uno de los primeros franceses del Beam que lIegaron a Azul, fue Marcelino Riviere,fundador de su primer molino harinero y propulsor -filantropo- de la inmigracion. EI ayudó a venir a sus coprovincianos, dandoles trabajo y seguridad. Asi lIego Luciano Fortabat, que fue luego importante ganadero.

Pioneros de Esquel, viñateros en Cuyo, ganaderos en La Pampa y en Azul, fundadores de ingenios en Tucumán, molineros en Córdoba y Santiago del Estero, productores de yerba mate en Misiones. Agricultores en Entre Ríos, en Santa Fe y en Pigüe. Criaron ganado vacuno y ovejas, plantaron cereales, trigo, maíz, legumbres, árboles frutales y vid. Cultivaron el suelo, sirvieron a la Patria y agrandaron nuestro patrimonio espiritual" (1).

Así se los recuerda en testimonios, memorias, biografías, obras literarias y películas.

Notas

  1. S/F: Para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino. Buenos Aires, Clarín.

En testimonios

El ingeniero Felix Revol y Perier, arribó "a nuestro país en 1843/44 en misión oficial, como otro de los primitivos pintores que llegaron a nuestra tierra tal como Monvoisin, Paliere y Pellegrini, radicándose en la ciudad de Córdoba. (…) el trazado de la ciudad de Rio IV (Códoba) fue obra de él, como así tambien el cauce del Río I que atraviesa dicha ciudad. Siendo Ingeniero de Profesión, fue pintor por vocación, entre las que podemos destacar obras como la del "Coronel Martín Santa Coloma", hoy en el Museo Histórico de Buenos Aires y el "General Echagüe" en el Museo Histórico de la ciudad de Santa Fe, ambas obras ecuestres. En el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires, se encuentran los retratos del matrimonio Aldao, "Don Tiburcio Aldao" y "Doña Tránsito Zavalla de Aldao", familia ilustre de Santa Fe.

En la catedral de la misma ciudad de Santa Fe, en el altar mayor, hay un friso de "La Ultima Cena" pintado por Revol, (…). También estuvo instalado en la ciudad de Tucumán, donde compró un pequeño ingenio y como cuenta el Historiador Carlos Paez de la Torre (h) fue quien pintó el techo de la Catedral de aquella ciudad y que las caritas de los ángeles eran los rostros de sus hijos, trabajo hoy desaparecido, reemplazado por una obra de Soldi. Felix Revol y Perier fallece en la ciudad de Córdoba el 29 de diciembre de 1867. Estuvo casado con doña Gumersinda Núñez Bazán, de familia cordobesa y riojana".

En 1857, el bayonés Carlos Sourigues escribe en la Colonia San José, en Entre Ríos, una carta al General Urquiza, en la que le informa: "Los colonos llegaron ayer a este punto: todo están en tierra y se ocupan en hacer sus ranchitos para esperar los primeros días; mientras concluyo de distribuir el terreno les he hablado. Venían algo desanimados por lo que habían visto en el Ibicuy pero cuando vieron las tierras que iban a poseer se llenaron de alegría; están muy conformes; los he hallado pacientes.

La mayor parte de las familias son buenas; hay algunas medio regulares pero en general los hombres son buenos y robustos.

Es entre las mujeres que se encuentran algunas viejas que poco podrán trabajar si no es en el hogar doméstico. Según me han informado deben estar en camino y tal vez han llegado a Buenos Aires otro número igual de familias y creo que si deben hacer parte de la colonia se debería evitar que fuesen al Ibicuy; a más, los colonos que están aquí me han dicho que creen que el señor Don Martín Schafter que es el que los ha conducido desde Europa hasta el Ibicuy va a venir aquí como Director de la colonia; me han hecho presente que dicho Señor los había tratado muy mal y que no podían conformarse con estar nuevmente bajo sus órdenes. Esto es una queja general que he tratado de aquietar. (…) Estoy en medio de una Babilonia, pero hasta ahora todo va muy bien, personas y pacientes; creo en el buen éxito de la colonia por la cual haré todo empeño y para que marche todo bien creo preciso que el Sr. Marty se ponga a la cabeza; es inteligente en la materia y querido de los colonos; él está aquí; pero me ha dicho que no sabe como no tiene instrucciones ninguna ni yo tampoco a ese respecto, desearía que Ud. me dijese lo que crea conveniente" (1).

El francés Alejo Peyret, Director de la Colonia San José, sostiene que para fundarla "Se ha aceptado apresuradamente todo cuanto se ha presentado, con la única condición de ser católico. Se han hecho adelantos de ingentes cantidades a familias desprovistas de todo, y que presentan muy pocas garantías de reembolso. Por decirlo, se ha gastado mucho dinero sin necesidad. Digámoslo de pasada. Es imposible que una familia a quien se han adelantado todo los gastos de viaje, en término medio 500 pesos, la cual por consiguiente tiene que recibir aquí los demás adelantos en terreno, animales, nutrición, etc., es decir 500 pesos más, es imposible que esta familia abone estas cantidades en las condiciones y al interés del 18% y en el término de cinco años, que ha estipulado el agente de S.E. (…)

Suponiendo igual capacidad para el trabajo un colono protestante debe ser preferido al católico. El católico (yo mismo he nacido católico, pro en el Siglo XIX ya no merecen consideración alguna las distintas religiones) necesita llevar consigo todo un culto, un sacerdote, una iglesia. Si es sincero, si es ferviente y no tiene todo aquello consigo o muy cerca, necesariamente su conciencia debe sufrir mucho. Pero en una colonia naciente, que no tendrá a principio sino algunas pobres familias, ¿cómo mantener un culto tan costoso? ¿Cómo pagar un sacerdote? ¿Cómo comprar los objetos sagrados? ¿Cómo edificar una iglesia cuando uno no tiene qué comer? Al contrario, el protestante lleva su libro, la Biblia, y basta con eso. Póngasele en un desierto, en medio de una selva, él leerá cada noche un trozo a su familia, y ya está hecha la instrucción religiosa. Cualquier jefe de familia es sacerdote y cualquier casa es un templo. Es menester confesar que bajo este aspecto, la religión protestante es más cómoda y menos costosa" (2).

Pablo Lantelme, piamontés afincado en la misma colonia, sostenía: "Los feligreses de la Iglesia de la Colonia, como los de Colón, son: o franceses, o italianos, o suizos, o alemanes con algunos españoles. Todos entienden el castellano y lo hablan tan bien que mal; sin embargo, en la Capellanía (San José), siempre se predica en lengua francesa y en Colón siempre se ha predicado en lengua del país. Desde ya, predicar en lengua francesa no deja de ser una anomalía, como lo voy a demostrar y probar. (…) Para el bien general, creo y afirmo que es necesario que la predicación de la Divina Palabra se haga en lengua castellana, o por lo menos, que se predique dos domingos seguidos en castellano y uno en francés, para no cortar de un solo golpe el sistema abusivo. Los Capellanes (de San José) siendo franceses y poco acostumbrados a hablar en lengua castellana, no faltarán de alegar mil pretextos contrarios a lo que acabo de probar" (3).

"El 19 de marzo de 1858. Un sacerdote, Diego Barbé, un seminarista, Juan Magendie y un hermano, Joannés Arostegui, religiosos de una joven congregación francesa fundada por San Miguel Garicoïts, abren en el barrio de Balvanera el histórico Colegio San José. Los porteños los llamarán: Padres Bayoneses. La ciudad es capital del Estado de Buenos Aires, separado de la Confederación Argentina. Es solamente una aldea alumbrada a kerosén, sin servicios sanitarios y con escasez de centros educativos. El Colegio San José aplica ya la tradición francesa de formación integral con catequesis y culto, estudio intensivo y deportes.

El General Mitre visita repetidas veces el colegio para conversar con el P. Barbé y en 1863, sobre la experiencia acumulada por el Colegio San José, creará los primeros colegios nacionales del país. En 1880 el Colegio San José fue el primer instituto privado incorporado a la enseñanza oficial. A lo largo de los años el Colegio ha ido adaptando a la realidad cambiante del país y del mundo las instalaciones, los métodos y los planes de estudio, en un proceso de actualización permanente. Muchos exalumnos se han destacado en los distintos campos del quehacer nacional. Entre ellos: los políticos Hipólito Yrigoyen, Benito Villanueva, y Ricardo Balbín. Los prelados Juan Nepomuceno Terrero y Santiago Luis Copello, primer cardenal argentino y latinoamericano. Los generales Mosconi y Riccieri. El perito Francisco P. Moreno. El jurista internacional Luis María Drago. Los historiadores Ernesto Quesada, Diego Luis Molinari, José María Rosa y Félix Luna. El novelista Ricardo Payró. Los destacados Pedro Luro, Patricio Peralta Ramos, Pedro Lagleize, el artista plástico Angel Della Valle (4).

Paul Groussac nació en Toulouse en 1848; falleció en Buenos Aires en 1929. Fue escritor, ensayista e historiador. "Llegó al país en 1866, instalándose primero en San Antonio de Areco (Bs. As.) y, luego, en la ciudad de Buenos Aires, donde trabó relación con los representantes de la Generación del 80. La amistad con José Manuel Estrada y Pedro Goyena lo acercó a la Revista Argentina, donde publicó su primer artículo, un trabajo sobre el poeta español José de Espronceda. Convocado por Nicolás Avellaneda, entonces ministro de Instrucción Pública de Domingo F. Sarmiento, viajó a Tucumán, donde se desempeñó como profesor del Colegio Nacional y terminó por ser director de enseñanza de la provincia. Allí escribió el Ensayo histórico sobre el Tucumán y la novela De la cruz a la fecha, que lo consagraron como hombre de la cultura. Tras un viaje a su país natal, Eduardo Wilde, ministro de Justicia e Instrucción de Julio A. Roca, lo nombró inspector de colegios nacionales y escuelas normales. En 1885, fue nombrado director de la Biblioteca Nacional. Entre sus numerosas obras, escritas en francés y castellano, sobresalen Viaje intelectual, Los que pasaban, Crítica literaria y El Congreso de Tucumán" (5).

A criterio de Jorge Luis Borges: "El destino personal de Groussac fue, como el de todos los hombres, asaz extraño. Hubiera querido ser famoso en su patria y en su idioma natal; lo fue en una lengua que dominaba, pero que nunca lo satisfizo del todo y en regiones lejanas que siempre fueron para él un destierro. Su verdadera tarea fue la enseñanza del rigor y de la ironía francesa a un continente en cierne. ‘Ser famoso en la América del Sur no es dejar de ser un desconocido’, escribió no sin amargura" (6).

"Hijo de un normando que había hecho fortuna con el café en Brasil, Geoffroy Francois Daireaux (París, 1849 – Buenos Aires, 1916) se establece en la Argentina en 1868, dedicándose a la actividad agropecuaria. Hacia 1883 posee ya tres estancias en Rauch, Olavarría y Bolivar. Compra terrenos e instala almacenes sobre la línea del ferrocarril al Pacífico y participa de la fundación de la ciudad de Rufino en la provincia de Santa Fe y Laboulaye y General Viamonte en la provincia de Córdoba. Por problemas de salud abandona su labor colonizadora y se dedica a la escritura y la docencia. De 1901 a 1903 es Inspector General de Enseñanza Secundaria y Normal. Enseña Francés en el Colegio Nacional. Trabaja en La Nación, colabora en Caras y Caretas, La Prensa, La Ilustración Sudamericana, La Capital de Rosario, y dirige el diario francés L’independant. En su hogar se reúnen artistas como Fader, Quirós, Sivon e Yrurtia. Escribe relatos de costumbres –comedias argentinas, cada mate un cuento, etc.- y tratados como La cría del ganado (1887), Almanaque para el campo y Trabajo agrícola. En París publicó "Dans la Pampa" (1912). Una escuela de artes y oficios en Rufino, calles en varias ciudades y un partido bonaerense recuerdan su nombre" (7).

Uno de sus descendientes, Emilio Daireaux, me escribe: "Ud. menciona a un antepasado mío, tío bisabuelo, Godofredo (Geoffroy) Daireaux, autor de más de 50 libros mayormente de cuentos criollos (y trabajos técnicos agropecuarios), a mi juicio de gran frescura y agudeza, que pintan la colonización rural a fines del siglo XIX. Un hermano suyo, ascendiente directo mío fué Emilio Daireaux (1845-1914), abogado francés, llegado al país con Godofredo hacia 1870. Emilio también escribió varias interesantes obras sobre nuestro país (la más conocida "Vida y costumbres del Plata", también con versión francesa), dirigió el periódico L'Union Francaise, y fue un difusor de la posibilidades argentinas para la inversión de capitales e inmigración francesa en conferencias en Francia, en la "Revue des deux mondes", etc. Murió en París. (…) Nuestra familia procede de dos franceses.

Emilio y Godofredo que llegaron a Buenos Aires muy jóvenes a la época de la guerra franco-alemana (1870). Ambos eran hijos de un francés, oriundo de Normandía, Francois Daireaux, que se estableció por unos 30 años en Río de Janeiro y habiéndo hecho una cierta fortuna con la explotación de café, volvió a Francia hacia 1850. Mi bisabuelo nació en Río hijo de padre y madre francesa en 1845. Godofredo en París en 1849. Francamente no tengo del todo claro porqué eligieron venir a nuestro país. Creo que Emilio, que era un joven abogado, vino por razones comerciales y su hermano menor lo siguió. Digamos que Emilio que era un tanto más estructurado que su hermano menor, se casó con la Sra. Amalia Molina, de tradicional familia porteña y se arraigó en la sociedad de aquellos años, abriendo su bufete de abogado en Buenos Aires y relacionándose con los personajes de la época, como Mitre, Roca, etc. Produjo varias obras de importancia sobre el país, la principal "Vida y costumbres del Plata" (Hachette, 1888), fundó el periódico de la L'Union Francaise", que dirigió junto con Alfred Ebelot y colaboró con varias publicaciones como "La Revue de Deux Mondes", "La Revue Britannique", etc. Sus últimos años los pasó en París donde murió en 1914. Su familia se estableció, una parte (la más numerosa) en la Argentina y otra parte en Francia, donde prácticamente hoy se ha extinguido. Acá en cambio se ha ampliado considerablemente.

A su vez, Godofredo fue un hombre sumamente activo y emprendedor ,que participó en la fundación de diversas ciudades como Laboulaye, General Viamonte y Rufino y fue un gran conocedor del campo argentino que inspiró su relativamente extensa obra literaria, muy popular en sus años. (…) Ambos hermanos Daireaux murieron en 1914. Hay un Partido y una ciudad de la Provincia de Buenos Aires, que llevan el nombre de Daireaux. Está situada a unos 450 kms. al Oeste de la Capital y nuestra familia todavía conserva campo allí. (…) Respecto de los Daireaux (descendientes de Emilio), mi abuelo, Carlos Geoffroy estudió la carrera naval en Brest y Toulon (Francia) y se asimiló a la Marina argentina en 1898, como Capitán de Fragata (presidencia de Roca), llegando al grado de Vicealmirante y Ministro de Marina. Su hermano Jacques Daireaux Molina, fue abogado en la Argentina y otro de sus hermanos, Max, ingeniero, vivió en Francia y alcanzando cierto éxito como escritor literario hacia los años 1930-1950. En Francia fue galardonado entre otros con el Premio Municipal de Literatura de París. Fué amigo de Marcel Proust y hace un tiempo se publicó un interesante artículo en " La Nación " del profesor Herbert Craig (Universidad de Nebraska) refiriéndo aspectos de esa amistad".

"A finales de la primera mitad del siglo XIX se empezó a dar un fenómeno que persiste hasta hoy en día la Caricatura Política de Indole Satírico. (…) en 1863 se funda El afamado Semanario El Mosquito.(…) A diferencia de las anteriores caricaturas políticas en este caso eran la atracción principal de la revista, es decir no adornaban noticias o notas y era de carácter profesional (en cuanto al tema de la caricatura) e independiente (no seguía ningún tipo de línea política, su ideología era molestar a los políticos con humor). Su tirada inicial era de 1500 ejemplares de 4 páginas y se distribuía por suscripción. Su primer caricaturista y uno de sus fundadores fue el francés Henri Meyer (1844 – 1899) También franceses serian la mayoría de los caricaturistas que pasen por sus paginas: Adam; Julio Monniot, Ulises Advinent. Otros autores Henri (Enrique) Stein, Carlos Clérice (el único de los ilustradores nacido en la Argentina, pero de padres franceses),(…),Faría, Demócrito (seudónimo del español Eduardo Sojo, que se haría caricaturista célebre desde las páginas de Don Quijote, una talentosa y combativa publicación satírica) y E. Damblans (otro francés que compartió la portada con el director propietario y lo reemplazó cuando éste hizo un largo viaje por Europa)" (8).

"Una mirada sobre la prensa francesa en la Argentina no puede dejar de mencionar la trayectoria de "El Mosquito" que salió entre mayo de 1863 y julio del 93. Fue fundado por el alsaciano Henri Meyer pero alcanzó mayor notoriedad como su principal figura, el también francés Henri Stein . Era una publicación independiente, satírica y burlesca, que no dejó pasar ningún suceso del país o de la ciudad sin que la pluma o el lápiz de sus colaboradores lo reflejasen con humor y veracidad. Supo encontrar para todos los personajes destacados la caricatura que exaltaba el detalle físico o el aspecto de su personalidad que mejor lo representaba: la galera y el poncho de Urquiza, la naríz de Adofo Alsina, el cigarro de Mitre, la corta estatura de Avellaneda, el mentón de Sarmiento" (9).

Alberto Novión, autor teatral, nació en Bayona en 1881; falleció en Buenos Aires en 1937. "Maestro del género del sainete, entre sus obras sobresalen Facha tosta, El tango de la muerte y En un burro tres baturros. En 1919, la compañía teatral de Arata-Simari-Franco estrenó en el Teatro Nacional su obra El cabaret de Montmatre, cuyo rotundo éxito se tradujo en 328 representaciones. En 1956 el director Luis Mottura llevó al cine su obra Bendita seas. Escribió las letras de algunos temas que se cantaban en sus piezas teatrales, como Pavadas, que fue registrado dos veces por el dúo Gardel-Razzano: 1919 y 1931" (10).

"La producción teatral de Alberto Novión (1881-1937) es extensa y variada. Es autor de La chusma, La caravana, La familia de don Giacumín y Don Chicho, textos que corresponden al pasaje del sainete al grotesco criollo. Escribió también comedias y zarzuelas. A pesar de su importancia para el teatro argentino, últimamente fue poco representado. Novión nació en la ciudad de Bayona, en Francia. Se trasladó con su familia a Montevideo, luego se instaló en Buenos Aires y se nacionalizó argentino. Su primera obra se llamó Doña Rosario, en homenaje a su madre y en 1905 (en el Teatro Nacional) fue protagonizada por Orfilia Rico. Al año siguiente estrenó con José Podestá Jacinta. Ni siquiera intuiría entonces que iba a escribir casi cien obras de teatro" (11).

Un aviso publicado en la revista teatral La Escena N° 99 anuncia que en la temporada 1920, en el teatro Politeama, se presenta la compañía de Roberto Casaux todos los días con extraordinario éxito. Los actores interpretan El vasco de Olavaria (12), de Alberto Novión (1881-1937), obra que la publicación reproduce.

En el prólogo, don Joaquín de Vedia escribe sobre la personalidad de Novión, de quien dice que "es uno de los fuertes trabajadores del teatro argentino, porque es bueno, porque es alegre, porque ni la envidia lo devora ni la vanidad lo irrita". Acerca de la circunstancia en que el prologuista conoció al dramaturgo, leemos: "Lo conozco desde los primeros días de su carrera de autor: fue mi pobre y grande amigo Florencio Sánchez quien me llamó la atención hacia él, cuando el estreno de La cantina, un modelo de sainetes populares. Desde entonces, otras obras, de diversos géneros y de diferentes proporciones han popularizado el nombre y han afianzado los prestigios de Novión entre los que siguen la marcha, más o menos difícil, más o menos ocasionada a tropiezos y barquinazos, de este pensamiento de hacer un teatro nacional" (13).

El pintor Fernando Fader nace "en Burdeos, Francia, en la casa de su abuelo materno, Pedro Adolfo Bonneval, en la calle Nauville 10, el once de abril de 1882". Ignacio Gutiérrez Zaldívar escribe: "Fernando Fader en un reportaje que le realizara el recordado José León Pagano en la década del 20, manifiesta que es "mendocino", pese a que había nacido en Francia y en todos sus documentos y partida de casamiento, figura como nacido en Buenos Aires. Conoce Mendoza cuando contaba cuatro años y pese a vivir tan sólo doce años en Mendoza, su amor y cariño hacia la provincia le hacen manifestar que él es mendocino" (14).

En una entrevista realizada por Ana Da Costa en 2000, Juan Filloy evoca a sus padres. Acerca de su madre, Dominique Granje, relata: "Mi madre fue una francesa que vino en una de las promociones de inmigración del siglo pasado, en una inmigración de labriegos franceses que se afincaron en Pigüé, en la provincia de Buenos Aires.

Pero ella se independizó ocupándose del servicio doméstico en la Capital Federal, especialmente en el barrio de San Telmo, el barrio Sur de Buenos Aires. Mi madre era francesa, natural de Toulouse, de un pueblo que se llama Gourdan, que está cerca de la línea férrea que liga Toulouse con Lourdes. De modo que ella estaba ahí, en ese pueblo, junto a una localidad que se llama Montesquieu, un lugar famoso en la antigüedad por unas aguas termales, a las cuales asistían muchas figuras próceres de la literatura mundial. Mi madre se casó aquí, en la Argentina, con un español nativo de Galicia y formaron un hogar en el cual fuimos cuatro hermanos. Pero mi madre había tenido primero relaciones matrimoniales con un belga que la abandonó con tres hijos, los cuales fueron acogidos por mi padre. Los siete crecimos y fuimos educados aquí, en la ciudad de Córdoba. Papá y mamá se conocieron en Tandil, cerca de la Piedra Movediza, que es una figura que se hizo sumamente popular en casa, porque mi padre tuvo dos hijos en las proximidades de la Piedra Movediza. Mi madre fue una persona muy vivaz, de genio muy alegre, pero absolutamente analfabeta.

Leí un artículo sobre Delich, que apareció en La Nación, en el cual confiesa que su madre fue analfabeta; bueno, yo digo lo mismo: mi mamá fue analfabeta. Nació en Francia el mismo día en que nació el Delfín, vale decir, el hijo de Napoleón III y la Reina de Francia. Por esa razón mi madre tenía derecho a una educación gratuita, tanto para la escuela primaria, como la secundaria y la superior. Pero mamá tuvo que venir al país, de modo que no aprendió jamás a leer. Era una mujer muy inteligente, con toda la inteligencia de los instintos. En el negocio de mi padre atendía una sección de la tienda en la cual ella se manejaba con total exactitud en los cálculos de los efectos que vendía. Por ejemplo, pongamos por caso que un cliente compra siete metros de satén, o de guipure, cuyo precio era $1,75; mamá no necesitaba un lápiz de ninguna especie, ella, mentalmente, en el acto, decía cuánto era. Tenía una capacidad matemática que es muy particular de muchas personas en Francia" (15).

A su abuelo recordó en un reportaje Abelardo Arias. El escritor nació en Córdoba, aunque él hubiera preferido ver la luz en San Rafael, Mendoza, "en la finca de mi abuela materna, donde pasé casi todos los veranos de mi niñez y adolescencia, en todo caso los más memorables (…) Una criolla casona cerca del Río Diamante y del viejo fortín con foso y puente levadizo que construyó mi abuelo francés, el ingeniero astrónomo Julio Balloffet, el único injerto gringo en cientos de años de criolledad".

Mauro Apicella señala que "Tras la muerte de Gardel se conocieron el testamento –hasta entonces guardado en una caja de seguridad del Banco de Boston-, su nombre verdadero, Charles Romuald Gardes, la fecha y el lugar de su nacimiento. Con la investigación que de allí se desprende se descubre en Toulouse su certificado de bautismo y en el Hospital de la Greve su partida de nacimiento" (16).

En una entrevista (17) que le realicé, la investigadora Jorgelina Corbatta se refirió al mito Gardel:

– ¿Qué podríamos decir de Gardel como fenómeno en Buenos Aires y Gardel en Medellín, tema de un trabajo tuyo?

– Gardel en Buenos Aires consiste en un fenómeno propio (a pesar de las reiteradas y míticas dudas acerca de su origen francés o uruguayo), legítimo, modelo de conducta y motivo de orgullo para todos los argentinos. Gardel, en MedeIlín, es el objeto de un fenómeno de apropiación -de transculturación, define Angel Rama-. Se lo adopta deliberadamente, no sólo por el hecho fortuito de que Gardel murió en Medellín, sino sobre todo porque Gardel, y el tango que él canta, encarnan lo porteño (lo argentino), que constituye la meca de Latinoamérica en esos años, así como Paris ha constituído por tan largo tiempo la de los argentinos. Gardel es, entonces, un mito en Argentina, y un mito doble en Colombia, en la medida en que proviene de ámbitos fabulosos "per se".

– ¿Cuál es la relación existente entre imaginario colectivo y trasposición literaria, vinculada a este asunto?

– Imaginario colectivo es esa suma de fantasías, deseos, miedos, tabúes, que se tejen en una comunidad y van tramando las conductas colectivas e individuales. Transposicion literaria es la formulación de ese imaginario en una obra escrita; por ejempIo, volviendo a Medellín, la existencia de un libro titulado Aire de tango, de Manuel Mejia Vallejo, donde se nos narra acerca de Guayaquil -el barrio tanguero por excelencia-, donde el protagonista se cree el doble Gardel.

– ¿Qué simboliza Gardel?

– Jairo-Gardel es la encarnación literaria de una ilusión deI habitante de Medellín de esa época, o al menos de un pequeño grupo que aspira a tener una cultura tanguera y urbana heredada de los argentinos. Encarna también el desdén por la propia vida, el culto del coraje y cierta camaradería masculina, que son rasgos eminentemente argentinos traspuestos a un ambiente diferente.

Sergio Pujol se refiere a las inmigrantes engañadas que observa en el tango: "muchas de las mujeres del imaginario tanguero enfermaban al errar el camino y dejarse tentar por las luces del centro. Un imaginario de la muerte como castigo ejemplar dejaba entrever, a su vez, una gama de posiciones. Estaban las mujeres engañadas por el sistema (como las francesitas que llegaban a Buenos Aires mal informadas o las provincianas que rodaban ‘una noche en el Maipú’), pero también estaban las pecadoras por voluntad propia" (18).

"El ‘Tortoni’ –señala Carlos Szwarcer- lleva el nombre del famoso café parisino homónimo y fue inaugurado en 1858 por el francés Jean Touan. Hacia 1879 se lo vendió a su familiar y compatriota, Monsieur Celestino Curutchet Este singular hombre, favorecedor de eventos culturales, era quien lo regenteaba hacia 1920, cuando ingresó a trabajar "el turco" Alboger, aunque en virtud de la avanzada edad del empresario (noventa y dos años), la dirección del local fue recayendo en sus hijos mayores: Mauricio y Pedro Alejo. En 1925 falleció Celestino y un año después se produjo la inesperada muerte de Mauricio, detrás del mostrador, hechos que influyeron para que la familia tomara la decisión de vender el café a la firma Rey Hnos. y Pego (19).

Félix Luna explica en un reportaje el origen de la intolerancia: "Se había soñado con una inmigración ideal: anglosajona, o franceses de clase más o menos alta, casos que fueron excepcionales. En cambio, los que vinieron fueron en su inmensa mayoría inmigrantes pobres, personas provenientes de zonas más atrasadas de Europa, de España e Italia, fundamentalmente, que huían de la miseria. Por eso, el tipo de inmigración provocó alguna resistencia y, diría, determinados rezongos en gente como Sarmiento, que en algún momento se manifestó con criterios antisemitas" (20).

La cocina francesa "fue simplificada en el cruce transatlántico, y fórmulas de simple estima se incorporaron al menú argentino, como los huevos poche o la versión de una omelette de espárragos. La famosa masa de hojaldre conservó su carácter complejo y se utiliza aún hoy como masa básica de las medilunas y en la confección de platos dulces o salados. Otro tanto pasó con la soupe a l’onion que se reserva para los fríos días de invierno" (21)

A la Argentina –escribe Graciela Montes-, "fueron llegando los inmigrantes. Solteros y muy jòvenes, algunos casi niños, venìan a ‘hacer la Amèrica’. Provenìan de España, de Italia, de Turquìa, de Rusia, de Francia, de Polonia, de Yugoslavia, en general eran muy pobres y estaban dispuestos a trabajar duro… Algunos regresaron a sus pagos, pero la mayorìa, màs de un millòn, se quedò. Para esos inmigrantes, los hijos eran valiosos. El triunfo de esos hijos en la vida era la certificaciòn de su propio èxito" (22).

"Cada primero de agosto –escribe Alejandro Stilman, a partir de un informe de Pablo Bizón y Diana Pazos-, en Colonia Esperanza, conmemoran el aniversario de la Federación Helvética, la fiesta patria suiza y, dos semanas más tarde, el nacimiento de la Asociación Suiza Guillermo Tell. (…) Esta ‘pequeña Europa’, integrada además por alemanes, franceses y belgas, a los que se sumaron italianos, españoles, polacos, rusos, checos, judíos y árabes, se fundó en 1856. La llaman ‘la primera colonia agrícola organizada del país’ " (23).

En la colonia Pigüe, fundada por cuarenta familias francesas, se festeja "el 14 de julio, la fecha patria, que es comienzo de la gran Semana de Francia" (24).

"Mientras las estrofas del Himno Nacional conmovían el corazón de los judíos de Rajil, otro grupo de inmigrantes arraigados a 130 km al norte de Bahía Blanca ensayaba una versión a su manera: ‘Entendez mortels le cri sacré/ Liberté, liberté, liberté…’ Sólo que allí se cantaba todos los 14 de Julio en conmemoración de la toma de la Bastilla y era seguido por las notas de la Marsellesa. Con desfiles, cañonazos, discursos y premios artísticos, los franceses celebraban solemnemente su fecha patria en Pigüé, un pueblito barroso de la pampa donde todavía se agitaba el fantasma de las chuza indias" (25).

Amaban la música quienes se establecieron en la Colonia San José, en Entre Ríos. Eran franceses, suizos, alemanes y piamonteses. "No todos tenían gran preparación intelectual –dice Celia Vernaz. Si bien vinieron médicos, bachilleres y gente que tenía escuela y que pudo dedicarse a enseñar, otros solamente sabían trabajar, aunque algo que llama la atención es que la mayoría conocía música y formaban parte de la Banda" (26).

Fue franco-canadiense la esposa de Atahualpa Yupanqui: "En 1948 marchó a Francia, confiando en encontrar más facilidades para su arte. Tuvo la oportunidad de conocer la intelectualidad francesa, y a raíz de aquello, la música de Atahualpa Yupanqui comenzó a escucharse en Europa, y también en el estado español, aunque sufrió la censura de Franco que no le dejó actuar en el territorio. Vivió casi veinte años en París, pero de vez en cuando encontraba un hueco para volver a Argentina, sobre todo cuando la situación política le era favorable. Se casó con la franco-canadiense Paule Antoinette "Nenette" Pepin Fitzpatrick, y la pareja fue un nudo importante de creación artística: Cerca de cuarenta obras del repertorio del Maestro son de la autoría de Pablo del Cerro, pseudónimo que utilizaba la esposa" (27).

La decisión de María (28) es el libro que escribieron María Carmen Merbilhaa del Frate y Amalia María Calandra Merbilhaa. "Las autoras, al encontrar las cartas de su abuela, hija de inmigrantes bearneses que se establecieron en el campo a mediados del siglo XIX, descubren interesantes testimonios de vida en el pueblo de General Belgrano y en la ciudad de La Plata a principios del siglo XX. Ellas agregan comentarios y anécdotas propias o transferidas por sus familiares. Pretenden homenajear a su querida abuela y contar a sus descendientes, con un toque de humor, vivencias de la infancia que compartieron" (29).

A los 101 años, María Trepicchio de Danna recuerda: "Ah, la Primera Guerra se sufrió mucho porque todos los inmigrantes tenían a sus familiares en Europa". La ayuda a los damnificados no se hizo esperar: "Con el Círculo de Damas Francesas tejí para los soldados partidarios de De Gaulle". Cuando la guerra llega a su fin, también en la Argentina festejan: "la paz se celebró con locura, en casa entonamos La Marsellesa aquel día, con la bandera desplegada en el living" (30).

Margarita Marc de Soto es hija de franceses afincados en Alberdi. Acerca de ella escribe Carolina Muzi: "La cocina fue una constante en su vida y las perdices en escabeche, una de las especialidades más celebradas por familiares y amigos. Pero Margarita no sólo las cocinaba: también las cazaba" (31).

En Villa General Belgrano, Còrdoba, vive Pierre Cottereau. En una carta fechada en 1997, manifestó: "si bien soy extranjero, no soy un inmigrante. Lleguè a este paìs en calidad de turista para conocer a unos familiares emigrados en 1889, entre ellos mi abuelo materno que retornò a Francia en 1900 y que no he conocido. Me quedè por pura casualidad, el haber encontrado un trabajo provisorio que me lanzò hasta independizarme; llegaba con el bagaje de òptico tècnico industrial" (32).

"Todo empezó el 3 de octubre de 1964 –escribe Mónica Beltrán-. El presidente argentino Arturo Illia y su par de la República Francesa, general Charles De Gaulle, firmaron en Buenos Aires un acuerdo de cooperación cultural, científico y técnico. Dos días después, el jefe de Estado francés, en visita oficial al país, colocó en un terreno de más de una hectárea la piedra fundamental de lo que hoy es el Liceo Franco Argentino Jean Mermoz, en el barrio de Belgrano. (…) La última semana los casi 1.600 alumnos del Liceo organizaron diversas actividades para festejar los 30 años: los chicos de jardín y preescolar soltaron en el patio cientos de globos con los colores de la bandera francesa; los de primaria bailaron el pericón y los más grandes exhibieron sus investigaciones sobre la vida del piloto Jean Mermoz, que prestó su nombre a la escuela".

Daniel Fédou, rector general de la institución, expresó: "Fue una buena iniciativa porque los chicos no conocen demasiado a Mermoz, un hombre muy importante para la relación entre los europeos y los americanos. Abrió numerosas rutas aéreas en América del Sur, que llegaron, incluso, hasta Río Gallegos" (33).

En una entrevista, Tini de Bocourt afirmó: "me crié en una familia para la que lo externo no contaba para nada. Los valores eran otros. Ojo, no es que fueran intelectuales. Pero mi mamá era húngara y mi papá francés, y ponían el foco en todo aquello que no fuera lo exterior. Y ésa fue mi salvación y mi ancla" (34).

Claudia Lapacó desciende de franceses. Ella afirmó: "Todas las noches rezo el Padrenuesto en francés sólo para agradecer lo que tengo" (35). Su origen se evidencia en su arte: "La canción no es una novedad para esta actriz que se fogueó en temas franceses. ‘En 1985 hice tangos en francés con Virgilio Expósito y, en 1987, junto con Elena Mignaquy. Fue mi última actuación en la canción’ " (36).

Notas

  1. Sourigues, Carlos: "Los colonos", en Vernaz, Celia E.: La Colonia San José. Santa Fe, Ediciones Colmegna, 1991.
  2. Peyret, Alejo: "Memoria de la colonia", en Vernaz.
  1. Lantelme, Pablo: "El idioma en la enseñanza", en Vernaz.
  2. S/F: "Nuestra historia", en .
  3. Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.
  4. Borges, Jorge Luis: Biblioteca personal (prólogos). Buenos Aires, Alianza, 1988.
  5. S/F: "Biografía de autores", en .
  6. Psicofxp: "ENCICLOPEDIA DE LA HISTORIETA EN ARGENTINA, Prehistoria de la historieta Argentina (hasta 1910)", en www.psicofxp.com.
  7. S/F: "La prensa francesa en el Río de la Plata", en www.embafrancia-argentina.com.ar.
  8. Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.
  9. Rago, María Ana: "Autor poco representado", en Clarín, Buenos Aires, 10 de octubre de 2003.
  10. Novión, Alberto: El vasco de Olavarría. En La Escena Revista Teatral N° 99. Buenos Aires, 1920.
  11. Vedia, Joaquín de: "Prólogo" a Novión, Alberto: El vasco de Olavarría.
  12. Gutiérrez Zaldívar, Ignacio: Fader en casa. Buenos Aires, Zurbarán Ediciones, 2003.
  13. Da Costa, Ana: "Entrevista a Juan Filloy", en www.bibnal.edu.ar, 2 de marzo de 2000.
  14. Apicella, Mauro: "La ‘verdad histórica’ del Zorzal Criollo", en La Nación, Buenos Aires, 28 de septiembre de 2003.
  15. González Rouco, María: "Jorgelina Corbatta, estudiosa de mitos argentinos", en El Tiempo, Azul, 1989.
  16. Pujol Sergio: "Peligros de la vida disipada. La tragedia de las Esthercitas", en Clarín, Buenos Aires, 31 de agosto de 2002.
  17. Swarcer, Carlos: "El café Izmir", en Todo es historia.
  18. Gilbert, Abel: Buenos Aires no es sólo Puerto Madero", en La Nación, Buenos Aires, 14 de febrero de 1999.
  19. Alvarez, Marcelo y Pinotti, Luisa: A la mesa. Buenos Aires, Grijalbo.
  20. Montes, Graciela: "La infancia y los responsables", en Machado, Ana María y Montes, Graciela: Literatura infantil. Creación, censura y resistencia. Buenos Aires, Sudamericana, 2003.
  21. Stilman, Alejandro (texto), Pablo Bizón y Diana Pazos (informe): "Suizos Colonia Esperanza / Santa Fe La vida en una pequeña Europa", en "COLONIAS Y PUEBLOS DE LA ARGENTINA La ruta de los inmigrantes", en Clarín, Buenos Aires, 7 de setiembre de 2003.
  22. Stilman, Alejandro (texto), Pablo Bizón y Diana Pazos (informe): "Franceses Pigüé / Pcia. de Buenos Aires La colonia de la omelette gigante", en "COLONIAS Y PUEBLOS DE LA ARGENTINA La ruta de los inmigrantes", en Clarín, Buenos Aires, 7 de setiembre de 2003.
  23. Wolf, Ema (texto) y Patriarca, Cristina (investigación): La gran inmigración. Ilustraciones: Daniel Rabanal. Buenos Aires, Sudamericana, 1997. 6° ed. (Sudamericana Joven Ensayo).
  24. Vernaz, Celia: La Colonia San José. Santa Fe, Colmegna, 1991.
  25. "Atahualpa Yupanqui: el canto del viento", recopilado y ampliado por UNO, en Boletín Literario "Basta ya", Córdoba, Octubre 30, 2005.
  26. Marbilhaa Del Frate, María Carmen y Calandra Merbilhaa, Amalia María: La decisión de María. Buenos Aires, Dunken, 2003.
  27. S/F: en Marbilhaa Del Frate, María Carmen y Calandra Merbilhaa, Amalia María: La decisión de María. Buenos Aires, Dunken, 2003.
  28. Muzi, Carolina: "El siglo que yo vi", en Clarín Viva, 26 de septiembre de 1999.
  29. ibídem
  30. Cottereau, Pierre: Carta enviada a MGR en 1997.
  31. Beltrán, Mónica: "Un colegio con acento francés", enClarín, Buenos Aires, 26 de septiembre de 1999.
  32. Sánchez, Fernanda (texto); Didari, Maximiliano (foto): "Tini de Bocourt ‘Mi romance con el espejo me costó caro’ ", en Para Ti, Nº 4247, 12 de diciembre de 2003.
  33. Gorodischer, Julián: "CLAUDIA LAPACO, EN "DOBLE VIDA" Y EN "LA PROFESION DE LA SEÑORA WARREN" ‘Me cansé de las buenas madres’ ", en www.pagina12.com.ar, 20 de mayo de 2005.
  34. Freire, Susana: "Nuevo musical con Claudia Lapacó", en La Nación, reproducido en www.ayudatareas.com.ar.

En memorias

Amadeo Jacques nació en París en 1813 y falleció en Buenos Aires en 1865. "En Francia, estudió en el Liceo de Borbón y en la Escuela Normal de París; dictó clases en Amiens y Versalles y, a los 24 años, obtuvo el doctorado en Letras en La Sorbona. Poco después se graduó como Licenciado en Ciencias Naturales en la Universidad de París. Luego de ejercer la docencia en otras instituciones francesas, en 1852 se trasladó a Montevideo, Uruguay, y más tarde se estableció en Entre Ríos, donde se dedicó a la daguerrotipia y a la agrimensura.

En 1858 fue nombrado director del Colegio de San Miguel de Tucumán, donde desarrolló una obra renovadora de los sistemas pedagógicos. En 1860 se dedicó al periodismo, publicando proyectos de reglamentos sobre instrucción pública en diarios de la provincia de Tucumán. Por ofrecimiento del vicepresidente de la República, Marcos Paz, fue director y, años más tarde, rector del Colegio Nacional de Buenos Aires. En esa función transformó la enseñanza, introduciendo las nuevas ideas cientificistas que provenían de Europa y planeó la educación primaria, secundaria y universitaria. Fue un renovador de la enseñanza en la Argentina" (1).

Miguel Canè nos ha dejado en Juvenilia (2) testimonio de su admiración por Jacques. A las figuras del grotesco enfermero italiano y los temibles quinteros vascos, contrapone la grandiosidad del profesor, sìmbolo de la inmigraciòn anhelada por los hombres del 80. Destaca su loable acciòn académica: "El estado de los estudios en el Colegio era deplorable, hasta que tomó su dirección el hombre más sabio gue hasta el dia haya pisado tierra argentina. Sin documentos a la vista para rehacer su biografia de una manera exacta, me veo forzado a acudir simplemente a mis recuerdos, que, por otra parte, bastan a mi objeto. Amedèe Jacques pertenecìa a la generaciòn que al llegar a la juventud encontrò a la Francia en plena reacciòn filosòfica, cientìfica y literaria. La filosofía se había renovado bajo el espíritu liberal del siglo, que, dando acogida imparcial a todos los sistemas, al lado del cartesianismo estudiaba a Bacon, a Espinosa; a Hobbes, Gassendi y Condillac, como a Leibnitz y a Hegel, a Kant y a Fichte, como a Reid y Dugal-Stewart".

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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