- Introducción
- Biografía
- Dignidad del hombre
- El Santiagueñazo
- Una actualidad no muy diferente
- El deseo de Sueldo
- Entrevistas
- Homilías
- Conclusión
Introducción
"¿Habrá algo que transformar en Santiago del Estero?"(Homilía 13/12/97), es una pregunta que muchos de nosotros en algún momento se nos cruzo por la cabeza, aunque la persona que logro decirla en voz alta fue alguien que amo luchar por muchos Santiagueños, fue la persona que intento hacer un cambio importante en nuestra sociedad, con estas palabras llevo a que por fin tomemos cartas en el asunto y peleemos por nuestro bienestar, nuestros derechos y por nuestra dignidad todos podemos crear un cambio si estamos dispuestos a hacerlo.
En este trabajo abordare todo lo referido al tan respetado y querido Monseñor Gerardo Sueldo. En el cual se plasmara la influencia transformadora que ha tenido la Iglesia Santiagueña en nuestra provincia durante un lapso de tiempo especifico.
El Gobierno de facto había generado una historia trágica no solo para aquellos idealistas que lucharon por sus convicciones, con una discutible metodología, sino también para las instituciones democráticas y republicanas del Estado.
Analizare algunas de sus homilías y daré mi opinión sobre las mismas, además de incluir entrevistas a personas que tuvieron la dicha de conocer al monseñor; tanto en su forma de ser como su trabajo.
La intención de esta monografía es que jóvenes que no llegaron a conocer al Monseñor conozcan su mensaje humanista y creen una opinión crítica para debate.
Biografía
Nació en Rosario, Santa Fe el 21 de Agosto de 1936. Curso sus estudios primarios en Belén, Catamarca; luego ingreso en el seminario Menor de Catamarca y estudió Filosofía y Teología en el Seminario Mayor Regional del Noroeste, de la misma ciudad. El 9 de Julio de 1961 fue ordenado sacerdote por Monseñor Adolfo Tortolo en San Fernando del Valle de Catamarca. Se desempeñó como administrador parroquial en La Merced (Paclin) y como vicario parroquial en Andalgalá, entre 1961 y 1962. Entre 1963 y 1964 fue vicerrector del Seminario Mayor de Catamarca.
En 1965 viajo a Europa a perfeccionar sus estudios, enviado por el obispo de Catamarca, Monseñor Pedro Alfonso Torres. Curso Teología en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino, en Roma, y egresó con el Título de Licenciado en Teología. Continúo con los estudios de Sagradas Liturgia en el Instituto Litúrgico de la Universidad de Treeris (Alemania), donde obtuvo el título de Perito en Liturgia. En la Universidad de Bonn realizó cursos de post grado en Catequesis y Pastoral, y en la Universidad de Lovaina (Bélgica) estudió Sociología Religiosa.
Al volver a la Argentina desempeño diversas funciones en la Diócesis de Catamarca: Secretario Canciller (1969-1982), director de la Junta Catequística Diocesana de la Comisión Diocesana de Liturgia, maestro de ceremonia de la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Sra. del Valle y Vicario Episcopal de Pastoral y Parroquias. Fuera de la diócesis, fue Director de la Junta de Catequística Regional de las diez jurisdicciones eclesiásticas del NOA, miembro de la Junta Catequística Central en representación de la región por varios periodos, Profesor de Liturgia en el Seminario Mayor de Córdoba y en el Centro de Estudios Superiores Eclesiásticos para Religiosos dirigido por los padres claretianos en Córdoba.
El 30 de Abril de 1982 fue designado Obispo de San Ramón de la Nueva Orán en Salta, y recibió la ordenación episcopal el 3 de Julio de ese año en la Catedral catamarqueña. El 1 de agosto asumió sus responsabilidades episcopales en esa diócesis. El 15 de mayo de 1993 fue trasladado a Santiago del Estero como Obispo Coadjutor y tomó posesión de su oficio en esta sede el 31 de octubre de 1993.
Monseñor Sueldo desempeñó también cargos internacionales, entre los que se destacan el de delegado por la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) para los Congresos Eucarísticos Internacionales y Presidente de la Delegación Argentina en el 45° Congreso Eucarístico Internacional de Sevilla, en junio de 1993. Presidió la delegación que participó del 46° Congreso Eucarístico Internacional en Wroclaw (Polonia) en 1997.
Fue miembro del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), Presidente del Departamento Episcopal de Liturgia (DEL-CELAM) y del Secretariado para Pastoral de Santuarios (SEPAS-CELAM) entre 1991 y 1995. Representó al Episcopado Argentino en la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Santo Domingo, República Dominicana (1992). Fue además responsable del área de preparación y publicación de Libros Litúrgicos para el Cono Sur.
Desempeñó importantes tareas en el Episcopado Argentino como Presidente da la Comisión Episcopal de Pastoral Aborigen (1983-1984), de la Comisión Episcopal de Catequesis (1984-1987 y 1987-1990), de la Comisión Episcopal de Liturgia (1990-1993 y 1993-1996) Secretario General del Comité Organizador del IX Congreso Eucarístico Nacional en Santiago del Estero (31 de agosto al 4 de septiembre de 1994), Presidente de la Comisión Permanente del Episcopado Argentino, integrante de la Comisión Episcopal de Liturgia (1996-1999).
El 4 de septiembre de 1998, Santiago del Estero se despertaba con una noticia terrible, que corrió como un reguero de pólvora y que, lamentablemente, no pudo ser desmentida: Monseñor Gerardo Sueldo había fallecido en un accidente de tránsito. De inmediato, las versiones sobre las causas de su muerte se fueron multiplicando. Para la mayoría, lo habían matado. La justicia, tantas veces discutida y discutible, se encargó de poner fin a los rumores, asegurando que todo había sido producto de un caballo suelto en medio de la ruta. Debido a la velocidad que traía el vehículo, Sueldo se habría visto impedido de frenar a tiempo, intentando esquivar el animal, pero el auto salió del pavimento dando varios tumbos. El cuerpo del Obispo fue a parar a varios metros del lugar. Aún con ese cierre de la causa, la investigación policial nunca pudo comprobar la existencia del caballo. De lo que si se supo con certeza es que había recibido llamadas telefónicas amenazantes.
¿Pero quién era ese hombre que supo despertar sentimientos tan encontrados? ¿Quién era ese pastor que unos lo amaban tanto y otros lo odiaban con el mismo encono?
Dignidad del hombre
Gerardo Sueldo, tenía una visión clara y definida de nuestra realidad provincial, puso en evidencia que la dignidad de las personas no era aceptada ni respetada. Su mensaje esperanzador animaba y alentaba a la no resignación invitando a la resistencia no violenta sustentada en una actitud reflexiva, de compromiso y acción.
Cuestionaba las causas que inexorablemente conducían a la cultura de la dependencia, miedo y sometimiento. En esa línea argumental criticaba tres actitudes:
1. Indiferencia
2. Incompetencia
3. Intolerancia (Homilía 13/12/97)
Creo que éste es uno de los problemas más comunes hoy en día en nuestra provincia, no somos capaces de poner la cara y luchar para erradicar estos tres defectos. Somos incapaces de esforzarnos y dedicar tiempo a problemas tan arraigados en los seres humanos. Estas palabras son muy ciertas, todos los santiagueños tenemos estos defectos y estoy de acuerdo con esta homilía.
El monseñor criticaba a los que vendían su dignidad, para obtener alguna contratación con el Estado, por agradar al caudillo o gobernante de turno o simplemente por temor de verse afectado en su cómoda posición social. Por eso él supo decir "Lo primero que nos pide Jesús al enviarnos, es no atarnos a los poderes, ni al poder del dinero, ni al poder económico ni a los poderes políticos" (homilía 12/07/97).
Con este mensaje logró crear una reflexión a nuestra conciencia, de ver si lo que hoy estamos aceptando como algo normal en nuestra sociedad es lo correcto ya que hace años que vivimos bajo este tipo de régimen.
Su espíritu progresista impulsaba a mirar hacia delante para afianzar y promover la dignidad humana.
La metodología en la lucha por la reivindicación de la dignidad pérdida fue un factor preponderante. Todo reclamo en busca de soluciones debía ir acompañado de la participación ciudadana, junto con organismos de la Iglesia pero en la gran mayoría por medio de agrupaciones u organizaciones que se formaban por cierta afinidad. Así, comienza a crear conciencia cívica en la ciudadanía con la firme intención de erradicar la manipulación de personas.
Coincidiendo con su llegada a esta diócesis, estalla la crisis institucional, política y social más grande que tuvo la historia de Santiago del Estero, aquella que se ha dado en llamar el "Santiagueñazo". En este suceso no han estado ausentes los efectos de la política nacional. Se denominó así a la reacción violenta del pueblo santiagueño ocurrida los días 16 y 17 de Diciembre de 1993, en su mayoría empleados estatales que, cansados de tanta corrupción, se alzaron contra los poderes instituidos.
Como consecuencia de ello el Poder Ejecutivo Nacional dispuso la intervención Federal en Santiago del Estero.
Este hecho histórico de trascendencia universal fue significativo para muchos santiagueños aunque otros, trataron de minimizarlo por cuanto los hechos los habían rozado.
Esto generó un quiebre histórico en nuestra provincia, un antes y un después del "Santiagueñazo".
No es casual que el lema pastoral haya sido dirigido a la protección de los que tienen "la vida y la fe amenazadas".
El Obispo recibía críticas muy duras, él no se hacia el distraído con los problemas de la gente como lo hicieron sus antecesores y algunos sucesores. La dirigencia política le cuestionaba que se entrometiera en las cuestiones terrenales o mundanas señalándole que debía dedicarse a lo espiritual. En una de sus homilías supo decir " Quiero decirles a Uds. amigos y amigas de esta secretaria Diocesana para los derechos humanos del Obispado de Santiago del Estero, que el área pastoral en la cual se encuentran no es fácil, al contrario será de riesgo, tendrán que acostumbrarse no solo a la crítica, sino mucho más, a la difamación, a la calumnia, a ser controlados y perseguidos y porque no decirlo, tal vez, a la cárcel"(homilía 13/12/97).
Con esto llevo a muchos a declinar en la lucha pero a muchos más llevo a afianzar sus creencias de defender sus derechos.
El lema pastoral de estar al servicio de los que tienen la vida y la fe amenazadas viene dejando sinsabores a sus ejecutores aunque en el fondo los dignifica a ellos y también a los destinatarios.
Ante la crítica aclaraba que ante todo el servicio espiritual de la iglesia es como el servicio de Cristo, entregar el espíritu de transformación, comunión y libertad.
Nos desafiaba constantemente desde su fe. En alguna oportunidad, a su manera, llegó a insultarnos marcándonos nuestras debilidades a los santiagueños diciéndonos "indiferentes", "intolerantes" e "ignorantes". Diciéndonos "Reclamen en Paz, pero cada día y en cada oportunidad, de lo contrario siempre serán víctimas de los poderes de turno" (homilía 29/05/98).
Creo que con esto él llevaba a la gente a creer que era posible lograr el cambio, luchar todos los días sin descansar y mostrar que somos capaces de hacernos escuchar y poder así mejorar nuestro presente y futuro. Nos enseñaba a no bajar los brazos nunca porque todos somos iguales y nadie tiene el derecho de manejarnos a su antojo.
Sueldo decía que lo espiritual no es algo ideal que se materialice pura y exclusivamente con la fe. Significa además entrega, transformación, comunión y libertad. Por ello, termina diciendo, "lo único que quisiera decirles como obispo, es que al recordar esto, estoy cumpliendo con mi deber pastoral de promover lo espiritual, nada más".
Sabemos que no podemos dañar nuestra provincia ocultando la verdad, fueron palabras de algunos Legisladores en esos tiempos, por eso quisimos sincerarnos con nosotros mismos y con nuestros hermanos santiagueños e hicimos un duro diagnóstico de cosas que pasan y que sabemos que pasan porque las vimos o nosotros mismos las pusimos en práctica.
Porque somos conscientes qué todo esto y mucho más es una realidad en nuestra provincia, es que las palabras del Monseñor Gerardo Sueldo nos hacen ver al profeta que por amor a Dios y al pueblo que El encomendó, no vacila en decir a los cuatro vientos las verdades que duelen.
Sabemos que el Obispo no es la iglesia. Pero también sabemos que sin Obispo no existe la iglesia. En la voz de Monseñor Gerardo Sueldo escuchamos al profeta cuyas verdades se estrellan en la cara de los poderosos de Israel, hasta llegar a la figura magnifica de Juna el Bautista que no trepidó en llamar al tirano "adultero" por su nombre. Le costó la incomprensión de muchos, la soledad y la propia vida.
Muchos conocieron de cerca el sufrimiento de Monseñor Gerardo Sueldo por su pueblo y también vimos reiteradas veces como éste pueblo sufriente, que no es culpable de lo que padece porque fue impuesto desde afuera por sus dirigentes, ama a su pastor.
Los reclamos que recibía el Obispo de su comunidad tenían un denominador común, en su mayoría cuestionaban actos de la autoridad pública, aunque eran pocos los que se animaban a poner en descubierto, por miedo a las consecuencias que podría acarrearles el reclamo por sus derechos.
Por este motivo la Iglesia instaló una oficina para proteger los derechos de los ciudadanos. A modo de justificar el por qué las personas recurrían a la Iglesia y no a las instituciones republicanas a denunciar dichos atropellos, el Monseñor respondió: no es por oportunismo y por instrumentalización por lo que la Iglesia, experta en la humanidad, se levanta en defensa de los derechos humanos. Es por un compromiso evangélico auténtico, al que permanece fiel, manteniéndose libres frente a los sistemas opuestos y optando solo por el hombre considerado en su ser integral.
Porque contradictoriamente pareciera que no hay nada que moleste más a ciertos sectores de hombres que invitarlos a ser más hombres en su esencia, es decir más dignos, más libres, más responsables. Y con esto señalar fundamentalmente que esta área pastoral de los derechos humanos, no es una expresión ideológica para nosotros sino una expresión y afirmación de nuestra fe, tantas veces deformada y acomodada, si no se la confronta con la persona, las palabras, los gestos y obras de Cristo en su evangelio.
De esta justificación se desprende una voluntad inquebrantable del Obispo para enfrentar las causas generadoras de la cultura del miedo, sometimiento y dependencia.
El Santiagueñazo
A pocos meses de haber sido designado Obispo en Santiago del Estero, El monseñor Sueldo iba a presenciar el famoso "Santiagueñazo" que tubo como consecuencia la intervención federal a la provincia, orden que llegó de la decisión del ex presidente Carlos Menem un día después de que los santiagueños incendiaran los edificios de los tres poderes provinciales y las casas de los principales dirigentes justicialistas, como respuesta desesperada a una crisis económica extrema.
El "Santiagueñazo" se desató el 16 de diciembre de 1993 y sin demora, al día siguiente, el presidente Menem firmaba el decreto que ponía en funciones como interventor federal al por entonces cavallista Juan Schearetti.
El interventor responsabilizó del estallido social a las "administraciones anteriores sumidas en una crisis moral y ética" y prometió investigar la corrupción.
Sus principales anuncios fueron el pago de 500 y 300 pesos a empleados estatales y jubilados, respectivamente, a cuenta de las abultadas deudas salariales que tenía la provincia y que en parte fue el desencadenante del estallido social.
El 19 de diciembre, asumieron los nuevos miembros del Superior Tribunal de Justicia y comenzó el pago de los adelantos con largas colas vigiladas por tropas de gendarmería.
La intervención federal estuvo integrada por funcionarios del equipo del por entonces ministro de Economía, Domingo Felipe Cavallo, quienes con dinero fresco del estado Nacional comenzaron a normalizar las cuentas de la provincia.
La gestión de Schearetti se prolongó 18 meses y a su término, el caudillo peronista Carlos Juárez ganó las elecciones por amplia mayoría pese al antecedente de haber sido un gobierno justicialista el que provocó una crisis social, económica y política sin igual en la historia de la provincia.
A comienzos del mes de diciembre de 1993, el fin del gobierno de Carlos Mujica en la provincia de Santiago del Estero era inminente. La protesta del pueblo santiagueño ante el cúmulo de problemas irresueltos crecía en tono y ánimo. La inmediata consecuencia de toda esa crisis fue solicitar desde el Gobierno Nacional la renuncia de Mujica, para que asumiera en su lugar el vicegobernador Fernando Lobo.
El desprestigio del gobierno santiagueño había cobrado una dimensión nacional imposible de revertir. En la provincia, Mujica enfrentaba pedidos de juicio político. La situación económica se complicaba cada vez más. Los giros coparticipables se desviaban para pagar los intereses de los créditos contraídos. Los fondos del entonces Banco de la Provincia se habían agotado en un verdadero festival de préstamos incobrables y en maniobras fraudulentas de arrastre, y los ingresos en concepto de adelantos enviados por la Nación eran incautados, no bien llegaban, para atender los compromisos con las entidades financieras privadas. El Ministerio de Economía de la Nación ya no quería enviar nuevas remesas de dinero.
Luego de un encuentro con el ministro del Interior Carlos Ruckauf, Mujica regresó a Santiago y se reunió con el vicegobernador Fernando Lobo a quien le entregó la renuncia en sus manos para que se de a conocer públicamente. En silencio, sin decir una palabra, se retiró del lugar del encuentro. Su función al frente del Poder Ejecutivo había terminado.
La asunción de Fernando Martín Lobo, un mes antes del estallido social, abrió expectativas alentadoras, pero éstas no tardaron en desvanecerse. Sus días como gobernador estaban contados, básicamente por no producir cambios sustanciales y por designar frente a la conducción en el área económica, precisamente, al ex ministro de Mujica, Aizar Antonio Assefh, lo que fue visto como un retorno al pasado inmediato, que no se quería volver a revivir.
Por otra parte, el Gobierno Nacional exigió la aplicación de la Ley Ómnibus, pensando que así se podrían corregir desajustes. En su artículo duodécimo, la ley establecía: "Declarase en disponibilidad a todo el personal del Estado Provincial" y "el cese inmediato de todo el personal que no haya alcanzado a la fecha de la presente, un año de antigüedad desde el momento de su designación".
El pueblo reaccionó con mayor virulencia a la demostrada en manifestaciones anteriores, convencido de que se trataba de una salida traumática que perjudicaría enormemente a los empleados públicos, entendiendo que estaban sentenciados al despido masivo por culpa de las malas administraciones corrompidas.
Por otra parte, existían claros indicios que hacían presumir que Lobo había sido abandonado a su suerte desde las altas esferas del Gobierno Nacional. Lobo, cercado por la embestida de las manifestaciones públicas, e incapaz de encontrar una salida a la grave situación, ordenó no reprimir a los manifestantes y optó por abandonar la sede del gobierno junto a sus ministros, en un camión de los Bomberos Voluntarios.
Una actualidad no muy diferente
Desde mi punto de vista, de aquella realidad que vivía la provincia de Santiago del Estero que derivó en una intervención federal, a nuestra realidad, no se produjeron los cambios suficientes.
Aún en la actualidad nos toca convivir con corrupciones políticas (tal vez un poco mejor camufladas), las cuales empiezan antes de ser elegidos como representantes políticos, tratando de comprar votos con los "bolsones" que se entregan a la gente sabiendo que parte de la sociedad no tiene ni para satisfacer sus necesidades básicas y de ésta manera, prometiendoles un futuro mejor y realizando este acto de "falsa bondad" (el cual dudo mucho que se vuelva a repetir si son electos) se aseguran un voto. Luego el candidato que asume en el poder, tal vez contagiado por la mayoría de sus colegas, empieza a ejercer acciones fraudulentas cada vez que se le presenta la oportunidad.
También podría destacar la falta de "libertad de expresión" en nuestra provincia, donde los medios de comunicación son manipulados o sobornados por algunos políticos, para que oculten muchas verdades que dejarían al descubierto el accionar poco claro del gobierno de turno.
Estas acciones, solo ponen en descubierto la realidad con la cual convivimos día tras día y que no beneficia a toda la sociedad, sino solamente a una parte de la misma. Sólo bastaría unos minutos para darnos cuenta que Santiago no es la provincia "modelo" de nuestro país (y muy lejos se encuentra de serlo). Pienso que la pobreza es lo que identifica a esta provincia, donde un buen porcentaje de la gente no posee el dinero necesario para cubrir sus necesidades básicas, y a esto habría que sumarle la inseguridad a la cual diariamente se enfrenta no solo nuestra provincia, sino el país entero.
Estoy convencido que ésta situación tiene dos responsables. El gobierno, que trata de solucionar el problema superficialmente, es decir, lo que se puede llegar a ver y no toma el problema de raíz. Y el segundo responsable, somos nosotros mismos, que convivimos con ésta triste realidad y no hacemos nada para cambiar. Como dijo Sueldo "nos convertimos en cómplices si vemos hacia el otro lado", y es exactamente lo que hacemos. Noto una falta de entrega y de actitud en el ser humano, que no es solidario con respecto a la situación que viven algunos "hermanos provincianos". Mientras uno esté bien y no le falte nada, no se preocupara por el resto. Al parecer, los valores humanos se van deteriorando con el tiempo y ese valor de justicia que todos tenemos dentro, se apaga y se amolda a esta realidad, donde la gente vale más que otros por su apellido, por su posición económica, etc. Donde los derechos dejaron de ser igualitarios, ya que dos personas de diferentes sectores sociales que cometan el mismo delito son juzgados de maneras diferentes, o en el momento de cubrir un cargo laboral, se tiene en cuenta con que aval político cuenta , y no la capacidad para desenvolverse en el cargo al cual aspira, donde debe pagarse a los jovenes par que estudien, privándoles así parte de la "voluntad" y la "satisfacción" que uno siente al realizar un acto solo por creer que esta bien y que está enriqueciendo su dignidad humana , la cual, en el futuro podría llegar a cambiar esta realidad.
El deseo de Sueldo
Sueldo llegó a Santiago del Estero y se encontró con la situación deplorable por la cual pasaba nuestra provincia, ante éste panorama, el Monseñor decía: "Admiro en todos ustedes, La fuerza y valentía para llevar adelante las continuas frustraciones de esta provincia. Admiro y venero desde la fe, la pobreza y sencillez de sus vidas y la alegría con que saben caminar hacia delante. Sé de los golpes y presiones que deben sufrir para sobrevivir en éste pueblo… Sé del desenfreno en el ansia de poder y deseo de avasallar" (homilía 25/12/95). Pienso que brotaron en él sentimientos de tristeza, dolor, rencor hacia el gobierno de turno, ya que de inmediato comenzó a tratar de cambiar esa historia, claramente deseaba despertar en los santiagueños el sentimiento de justicia que demandaba aquella situación. "No se dejen domesticar por los poderes" (homilía 29/05/98) expresó, brindando así un mensaje alentador para aquellos santiagueños que querían reclamar por un gobierno más justo, libre de corrupción, represión, etc.
Sueldo no dejaba de expresar su desacuerdo en como se manejaban los responsables políticos de la provincia, "Ningún hombre que hiere la dignidad del hombre debe ser obedecido ni seguido" (homilía 25/07/96) manifestando así su descontento en el accionar del poder político para con el pueblo santiagueño, Sin duda alguna, su mensaje le daba a la gente ese ímpetu que necesitaban para poder manifestar su disgusto con el gobierno de aquel entonces.
"Tienen una realidad que los desafía, acepten el desafío" (homilía 23/01/98) eran las palabras del Monseñor, que seguía inculcando en el pueblo fuerza para cambiar de una vez por todas ese momento oscuro que vivía la provincia. Su eterno deseo era que se respetaran los derechos humanos del santiagueño, y para que ello se concretara era el mismo ciudadano quien debía luchar por sí mismo para tratar de recoger todo aquello que el gobierno le fue despojando poco a poco. Sin embargo, no era nada fácil para la gente, ya que el gobierno amenazaba a quienes tenían intenciones de revelarse. La manera con la que mantenían a mucha gente callada era poniendo en peligro "su trabajo", porque gran parte del pueblo que no era respetada por el gobierno se encontraba en el sector "medio" de la sociedad, y en dicho sector su fuente de ingreso provenía de trabajos ligados con el gobierno, de esta manera, la gente debía trabajar para personas con las cuales no compartían ideas, y así callar para conservar su trabajo.
Sin embargo, ante esta adversidad, Gerardo Sueldo no dejaba de luchar para que el pueblo sea favorecido con lo que toda persona merece, respeto, vivir dignamente, igualdad social, ser liderados por personas honestas, un gobierno libre de malos actos, etc.
Monseñor Sueldo supo generar en la sociedad santiagueña muchos sentimientos, por supuesto que no todos iguales, es por eso que realice una serie de entrevistas a personas que vivieron y siguieron su accionar en Santiago del Estero, y de esta manera analizar distintos puntos de vista, que junto a lo que logre investigar y leer, me ayudaran a formar mi propia conclusión sobre el Monseñor.
Entrevistas
Fanny Corbalán de Ibáñez, "Parroquia Inmaculada Concepción y Gran Comunidad Santo Cristo de Sumampa" (Frías)
¿Conoce las obras del Monseñor Sueldo?
Se que fue un buen sacerdote, que tenía un carisma muy especial, muy bueno con las personas, luchaba por los derechos humanos para que no sean avasallados, su misión estaba relacionada sobre todo con los jóvenes.
¿Está de acuerdo con lo que hizo?
Estoy de acuerdo con sus obras, el se daba mucho con la gente; saludaba, dialogaba, cosa que mucho no se da actualmente; visitaba mucho las comunidades, se preocupaba por sus problemas. Me parece que hubo un cambio con el, hubo un antes y un después en nuestra provincia, se entregaba mucho con la gente.
Una opinión acerca de sus Homilías
Las homilías del Monseñor Gerardo Sueldo llegaban mucho a la gente; era muy claro, realista, pregonaba la defensa de los derechos humanos, por los que menos tienen, los desamparados, y un poco daba a entender que estaba en contra del gobierno, como que no coincidía con las ideas políticas para con la sociedad.
Una reflexión acerca de él y sus obras
Se reunía con el apostolado de la oración, el tenía una paz interior que se notaba y la transmitía a los demás., tenía una mirada angelical, se comprometía con la sociedad, actuaba como mediador de su rebaño y de los conflictos sociales que se sucedieron en nuestra provincia; un claro reflejo de su compromiso social es que su mandato episcopal coincidió con el famoso Santiagueñazo, en el mes de Diciembre; y que luego de eso nuestra provincia fue intervenida por el poder federal. Todo eso quedo plasmado en su rostro ensangrentado, que se conoció esa imagen fuera de la Diócesis de Santiago del Estero, donde se podía observar el compromiso del monseñor con la sociedad tratando de evitar un conflicto entre el pueblo y la clase política.
Se perdió una persona muy humana, muy dada, y esta en duda su muerte, hasta se dijo que había sido un atentado pero todo quedó en que tuvo un accidente de transito en la ruta y que el falleció, mientras que las dos personas que iban de acompañantes se salvaron, fue en Septiembre de 1998 si mal no recuerdo. La gente sintió mucho su partida.
Profesora Stella Patire, "Parroquia de Sumampa" (Frías)
¿Conoce las obras del Monseñor Sueldo?
Lo que puedo decir es que ha tenido una lucha denodada por los pobres, la justicia, yo estaba de acuerdo con lo que el hizo, se preocupaba mucho por los pobres, trabajo bastante sobre ese tema, sobre eso porque era lo que Cristo quería, se entregaba a la comunidad, el fue el mentor de los "Derechos Humanos", luchaba por los presos, los que no tenían casa, los pobres, desprotegidos, en fin, por toda la sociedad, siempre daba un mensaje esperanzador en busca de la verdad y justicia.
¿Esta de acuerdo con lo que hizo?
Si, muy de acuerdo, acá en nuestra ciudad nos visito varias veces, le gustaba conversar con la gente, era sencillo, humilde, carismático, visitaba las comunidades, los grupos parroquiales, varias veces llego a Frías, se llevaba bien con todos, grandes, chicos, adultos y jóvenes, siempre predicando la verdad y la justicia social. El tenía sus frases célebres:
"Sean audaces desde la fe, sin temor a vivir y predicar el evangelio"
El nos invitaba a no quedarnos de brazos cruzados ante la injusticia, pero lamentablemente hoy todo esta entregado a la dádiva, a un plan social, la gente se conforma con un plan, una pensión mal dada, no le gusta trabajar, prefieren quedarse sentados esperando las migajas que les pueden dar los políticos, en estas épocas de elecciones, la famosa asignación universal por hijo, por embarazo, todo es fomentar la vagancia, no se crean responsabilidades es más fácil ir a cobrar sin sacrificio, como que se ha perdido la dignidad de la persona.
El comprendía y trabajaba por la necesidad del pueblo santiagueño, caminaba hacia la lucha de los más pobres, fue un luchador incansable por la justicia social.
Una opinión acerca de sus Homilías
Sus homilías eran profundas, sencillas, llegaban a todos, al común de la gente, siempre iluminada por el evangelio.
Una reflexión acerca de el y sus obras
En lo que pudo predicar en la Diócesis de Santiago, dejo huellas imborrables, quería sacar la venda de los ojos a la gente, pero lamentablemente lo hicieron callar, siempre se dijo que fue un accidente, pero la vaca con la que su auto chocó jamás apareció y todo quedó con que falleció en la ruta, estaba enfrentado al poder político, el quería hacer despertar a nuestro pueblo, quería esclarecer los crímenes y delitos, la tortura policial, y todo eso turbio que sucedía en nuestra provincia.
El fue quien dio el punta pié inicial para la catequesis familiar, como sosteniendo que la familia es el seno donde se forman desde la fe y la evangelización, a través de la fe, el amor, la oración y la entrega solidaria, se puede preparar al ser humano para servir a los demás y no ser pisoteados en su dignidad y poder enfrentarse en este tiempo actual que nos toca vivir, pero es como dije anteriormente, todo esta en función y gira alrededor de un poder político y cada vez se nota más, pero esto viene desde la época de Perón y Eva Perón nada más que no se conocía tanto, pero tiraban bolsa de mercadería desde los aviones para que la gente como si fueran perros, recogieran esos alimentos y peleaban entre ellos para acaparar un poco de comida, además también se debía andar con una credencial que eras afiliado al partido peronista sino ibas preso, eso era en tiempo de mi padres, ellos padecieron todo esto que estoy comentando, y se fue acentuando cada vez más hasta llegar a conseguir todo por acomodo, político, coima y arreglos bajo el poncho como se dice vulgarmente, un verdadero atropello a la dignidad humana con todas las letras.
Ojalá que algún día la gente despierte y luche por su trabajo digno, para él y su familia, ejemplo de imitar lo del Monseñor Sueldo, que volviendo de una reunión de los "Derechos Humanos" fue donde tuvo el dudoso accidente y muere.
Profesora Ortiz de Sequeira, "Parroquia Inmaculada Concepción" (Frías)
Monseñor Gerardo Sueldo: siempre se preocupo por los más pobres y necesitados, se destacó por su suavidad, dulzura y mansedumbre. Trabajó en la década del 70 y 80 en INCUPO: una organización nacional que a través de la difusión radial se encargaba de la alfabetización de personas de los lugares más distantes del territorio.
Trabajó en el obispado de Catamarca, de Salta y de Santiago del Estero, donde murió.
En sus vacaciones siempre volvió a Belén donde vivían sus padres, su segunda madre y sus hermanos. AL igual q para los bautismos, comuniones y los acontecimientos de sus familiares.
También fue sencillo, humilde, de una finura y educación esmerada.
Nunca descuido de nadie, ni del enfermo, ni del amigo, aún a costa de alejarse de su familia.
Era calmado, pero firme en sus dichos y actos, comprometido con el que estaba en peligro o riesgo, denunció injusticias, criticó a el clientelismo político.
Siendo obispo de Santiago del Estero, recorrió la Diócesis para interiorizarse de lo que en cada lugar sucedía, así fue como meses antes de su fatal accidente estuvo en Frías por espacio de varios días.
Sr. Raúl Pereyra, "Comisión de Derechos Humanos, Parroquia Inmaculada Concepción" (Frías)
Quizá no conozca mucho de la extensa tarea que como hombre de Dios, desempeño Monseñor Sueldo, si puedo decir que por gracia de Dios, llegó a nuestra Diócesis como Obispo Coadjutor en Octubre de 1993.en un momento muy especial de crisis social, política y económica de la provincia, donde toda la Administración Pública había dejado de percibir sus haberes y se vivió un clima de persecución que muy pronto desencadenaría en el Santiagueñazo ( Diciembre/93) y posterior intervención del gobierno provincial.
A nivel diocesano ya los sacerdotes venían tratando en lineamientos pastorales que nos hacia tener una mirada distinta sobre la realidad, que nos animaba a reunirnos en comunidades eclesiales de base, donde compartíamos la palabra de Dios y nos organizábamos en cada sector de vida para comentarnos y expresar reclamos que como pueblo de Dios teníamos, teniendo siempre una clara opción por los pobres.
En enero de 1995, las dos parroquias de FRIAS, organizaron una nueva misión a los parajes del interior del departamento Choya, en esa oportunidad fui invitado a participar de la misma, para colaborar en la parte de la cocina, para atender a los jóvenes misioneros que todos los días salían muy temprano a visitar las familias del lugar, estuve en Sobremonte.
Además de compartir las experiencias vividas y contadas por los chicos, tuve la gracia de compartir reuniones con la gente del lugar, de la que puedo decir, sin temor a equivocarme que fuimos a misionar, pero también volvimos misionados por las distintas personas que conocimos.
Un día durante la misión fuimos visitados por Monseñor Sueldo, allí tuve la inmensa alegría de conversar con él y también de disfrutar del extenso diálogo y cercanía que Monseñor, sentado en una silla petiza con asiento de cuero trenzado, vivió con la gente sencilla, donde pudo palpar y escuchar sus sufrimientos por la falta de trabajo, de agua, de caminos, mientras tomaba mate con tortillas, sintiéndose uno más,
Al concluir los días de misión y para celebrar éste acontecimiento, nos reunimos con todas las familias misionadas de los distintos parajes en el patio de la escuela, y cuando todos disfrutábamos de la comida compartida y del baile, se hicieron presentes unos policías pretendiendo suspender el festejo, aduciendo que no tenían conocimiento de tal evento y Monseñor se puso al frente de ese abuso de autoridad y siguió la fiesta.
Pienso que las familias que vivieron y compartieron con Monseñor Sueldo, no lo olvidarán nunca y que el recuerdo y su mensaje de Pastor los sigue acompañando.
Fruto de esa misión fue el mejoramiento de los caminos y un enfermero para la salita del lugar, también compartí con el Monseñor en las jornadas que se realizó cada año en toda la Diócesis que son la Semana Pastoral.
Otra oportunidad compartida fue en el año 1996 en Choya y Loreto cuando acompañaba a la gente de esos lugares ante reclamos por conflictos municipales y también como apoyo a los sacerdotes Sergio Lamberti y Julio Sabagh que realizaban huelga de hambre en los lugares antes mencionados.
REFLEXION: Como dije, no conozco mucho de su vida, si puedo decir, por lo que viví y compartí en varias oportunidades con Monseñor Sueldo me bastó para seguir caminando en todo lo que desde siempre sentí y viví:"el compromiso con los más débiles".
Pienso que Monseñor Sueldo ha sido un motor más en mi vida que me llevó a prestar distintos servicios, fuera y dentro de la Parroquia, y desde hace mas de 10 años trabajo en la COMISION DE LOS DERECHOS HUMANOS (DD.HH) cuya secretaría diocesana fue creada por el Monseñor en abril de 1997, para poder acompañar a los que reclaman por una vida digna, más igualitaria, más justa.
Monseñor Sueldo nos enseñó a vivir intensamente," luchando, contemplando las distintas problemáticas de los que tienen la vida y los derechos amenazados".
Homilías
En cuanto a las homilías, lo que privilegio es haber escuchado su voz! que en todo momento nos animaba a seguir.
Mientras que desde la política del Juarismo, se decía que Monseñor Sueldo era "PROFETA DEL ODIO", "FORANEO", "QUE SE METIA EN POLITICA", "QUE HABIA VENIDO A ROMPER LA UNIDAD DE LOS SANTIAGUEÑOS" Y tantas otras expresiones, él seguía evangelizando.
Estos son algunos párrafos de algunas homilías:
-Perder el miedo y señalar a los corruptos.
-El señor destruirá la muerte para siempre y enjugará las lágrimas de todos los rostros.
-La iglesia está llamada a ser testigo, aunque le cueste sufrimientos y persecución.
-Dios no sólo lo habla al hombre, sino que lo busca.
-Dios nos reveló los derechos y responsabilidades,
-Dios nos ha dado la dignidad, y nos pide defenderla dentro de la pobreza que tenemos.
–Un pueblo con vocación servil, permitirá y justificará la impunidad sin reclamar, aplaudirá y votará la dádiva y la dependencia, aceptará medios de comunicación sumisos y entregados al poder político.
El mensaje de la Navidad de 1997, quedó como legado para SANTIAGO DEL ESTERO:
…Nos podemos preguntar qué significa que el cristiano viva una "espiritualidad".
…Ante todo, el servicio espiritual de la Iglesia es como el servicio de Cristo: entregar el espíritu de transformación, comunión y libertad. Por eso el trabajo pastoral de la Iglesia, nunca podrá ser una huida de las realidades del mundo.
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