Diagnostico de la no incidencia de violencia en la familia (página 3)
Enviado por Ing.Licdo. Yunior Andrés Castillo Silverio
Lo natural en la comunidad del hogar es acoger con alegría y confianza los quehaceres, actividades y compromisos familiares. Sin embargo, bajo el concepto sistémico, la familia es amenazada por la discordia, el espíritu de dominio, la no-participación e incluso la violencia. Es un desorden que no se origina en la naturaleza del hombre y de la mujer, ni en la naturaleza de sus relaciones, sino en la conceptualización, o falta de ella, de la familia. Se introducen rupturas, distorsiones y relaciones de dominio, pero el orden natural subsiste, aunque gravemente perturbado.
Ayuda en los quehaceres del hogar
Entre los bienes del matrimonio /pareja ocupa el primer puesto la prole; además, considerando que es misión de la familia transmitir a las generaciones los valores sociales y humanos que le proporcionan unidad y cohesión, se explica que los padres sean definidos como jefes y servidores de la familia.
Así, la familia surge como el lugar adecuado, en donde se realiza todo un proceso de formación integral de los esposos /pareja a los hijos, en donde se construye una pedagogía cuyo centro es la enseñanza a partir del testimonio, donde la rutina no devora lo hermoso y gratificante de la ayuda mutua y la "carga" de las actividades no recorta la intensidad legítima de la plenitud, de la alegría.
Si son los padres de familia quienes con su palabra y ejemplo favorecen un espacio para el aprendizaje de los hijos, se entiende cómo es que en el 59.5 % de los hogares los hombres miembros de la familia suelen ayudar al aseo, a cocinar, a mantener agradable el hogar, aún cuando el 44.8 % y 13.4 % vive en hogar que no padece y sí padecen violencia, respectivamente.
Tabla 20: Ayudan los hombres a las actividades del hogar según condición de violencia[25]
Actividades en familia
Las actividades familiares en común fortalecen notablemente los vínculos del hogar y sirve de cemento a la comprensión de los esposos /pareja que miran juntos a su proyecto común, se traducen en confianza, como actitud humana fundamental y los hace salir de ellos mismos para encontrarse en su futuro.
Este aspecto, que se enuncia y que merece ser profundizado, se manifiesta en aquellos hogares en los que el 73.6 % de las mujeres confirman que en familia planean actividades a futuro, salen a divertirse ú organizan fiestas ó reuniones, de las que el 55.5 y 16.4 % no padecen y sí padecen violencia, respectivamente.
Tabla 21: Realizan actividades en familia según condición de violencia[26]
Comunicación familiar
La comunicación y el diálogo en el seno de la familia constituyen los fundamentos del entendimiento, la cooperación y la armonía en el hogar. El compromiso de transparencia y sinceridad en el diálogo pone en tal perspectiva la dinámica familiar, que es factible superar la tendencia instintiva a transferir las insatisfacciones propias a los demás miembros de la familia.
Es así, que si bien la práctica y el fomento de la comunicación entre los esposos /pareja y entre los padres e hijos, es explicada cuando el 95.2 % de las mujeres afirman que en su hogar escuchan a quién está hablando, que respetan el punto de de vista individual aunque no todos estén de acuerdo, también es indicio de la calidad de la comunicación que el 70.0 % afirme que no padece violencia y el 23.2 % afirma que sí la padece.
Tabla 22: Comunicación y diálogo familiar según condición de violencia[27]
Solidaridad familiar
Además de ser una unidad jurídica y económica, la familia es una comunidad de solidaridad, insustituible para la enseñanza y transmisión de valores culturales, éticos, sociales, espirituales y religiosos, esenciales para el desenvolvimiento y bienestar de sus propios miembros y de la sociedad.
En esta realidad que viene a subrayar el aspecto medular de la mediación de la familia en la transmisión de estos valores que resultan decisivos para la calidad de la vida social, se tiene que el 68.6 % de las mujeres afirman que en su hogar se observan conductas como ayudar en la atención de los enfermos de la familia, sentimiento de orgullo ante los éxitos ó paciencia ante los errores de algún miembro de la familia, contrastando el hecho de que 50.9 % y 15.9 % no padezcan y sí padezcan violencia, respectivamente.
Tabla 23: Acciones solidarias en la familia según condición de violencia[28]
Relación del matrimonio /pareja
La familia, comunidad de vida, tiene su elemento indispensable, que "hace el matrimonio" en el intercambio de consentimientos.
El consentimiento, consiste en un acto humano por el cual los esposos /la pareja se dan y se reciben mutuamente. Ese otorgarse recíprocamente se hace por medio de la palabra y de gestos que subrayan esa voluntad de mutua entrega. El don que se ofrece, la misma persona, asume la categoría de don cuando es acogido. Este consentimiento que une a los esposos /la pareja entre si, encuentra su plenitud en el hecho de que los dos vienen a formar una sola unidad.
Afinidades del matrimonio /pareja
Las exigencias naturales vinculadas a la relación interpersonal hombre-mujer transitan por el reconocimiento consciente de los esposos /pareja de elementos externos que favorecen, u obstaculizan, la vida conyugal.
Asumiendo que la presencia de afinidades en el matrimonio /pareja contribuyen con firmeza a la integración y cohesión de la familia, diluyendo la eventualidad de hechos violentos, se comprende cuando el 90.9 % de las entrevistadas afirman que con su esposo /pareja mantienen afinidades de pertenencia social, de creencias religiosas y de principios morales. Sin embargo, existe una notoria diferencia entre las que padecen y no padecen violencia en la relación: 21.8 y 67.3 %, respectivamente.
Tabla 24: Afinidades del matrimonio /pareja según condición de violencia[29]
Vida íntima
En el marco de una definida antropología, se descubre cómo está anclada en el corazón del ser humano la llamada a compartir y a la complementariedad con la pareja, de manera que el don personal que se establece en la unión conyugal, lleva el sello y la calidad de la donación de uno al otro.
La donación conyugal es un otorgarse personal, no se ofrecen cosas, no entra en juego la dialéctica de la posesión ó del dominio, ya que conduce a la destrucción de la persona, sino realización de la misma en la dialéctica del amor, que no ve en el "otro" una cosa, un instrumento que se posee, se usa, sino el misterio de la persona en cuyo rostro se delinean los perfiles de la dignidad humana.
Bajo esta perspectiva se comprende cómo es que el 72.5 % de las mujeres confiesen que su relación conyugal es ocasión de exaltación y felicidad y que el 54.8 % afirme que no padece violencia, aún cuando el 15.7 % sí la padezca.
Tabla 25: Vida íntima en el matrimonio /pareja según condición de violencia
Fidelidad conyugal
El don de los esposos /la pareja, puntual y permanente, que supone y expresa una libertad madura, expresa visiblemente que el matrimonio es una realidad social, un compromiso público, un lazo irrevocable que exige fidelidad entre los esposos, en virtud de la garantía de estabilidad que le proporciona a la unión y a la sociedad y de que libera del temor de traicionar y ser traicionado, suministrando a la fuente de la vida, la garantía y la transparencia a la que tienen derecho los hijos. De lo contrario, pesa sobre los esposos /pareja el riesgo de ser traicionado, la palabra del compromiso se vuelva inexpresiva y el gesto vacío, sin dimensión de grandeza.
Esta realidad es constatada por las mujeres que en 90.9 % afirman que su esposo /pareja es fiel, de las que el 68.2 % y 20.7 % no padecen y sí padecen incidentes de violencia, respectivamente.
Tabla 26: Fidelidad del esposo /pareja según condición de violencia
Manejo del dinero en común
En la familia, el hecho de compartir con los otros los propios bienes, debe suscitar respeto, dado que significa la disponibilidad a compartir todo, la prontitud a darse a sí mismo, la actitud de apertura "hacia el otro".
Esta apertura a los otros, en el matrimonio se expresa también al compartir el manejo del dinero que como fruto del trabajo ingresa al hogar para resolver las necesidades de salud, sustento, educación, etc., cultivando la sensibilidad interior hacia las necesidades de la esposa /pareja y de los hijos para saber a que se le puede ayudar y cómo comportarse para que lo que se da, lo que se aporta a su vida, sea un don auténtico.
Al caso, el 90.7 % de las mujeres entrevistadas afirma que en su hogar entre ambos esposos /pareja administran el dinero que ingresa, de las que el 67.7 % y 20.9 % no padece y sí padece incidentes de violencia, respectivamente.
Tabla 27: Manejo de dinero del matrimonio /pareja en común según condición de violencia
Conocimiento del trabajo del esposo /pareja
La relación que se da entre la familia y el trabajo es particularmente significativa. El dinamismo del esposo /pareja al desempeñar su labor se desarrolla a partir de la motivación e impulso recibido de la esposa /pareja y los hijos; por tanto, la familia es considerada como protagonista esencial de la vida laboral según la lógica del compartir y de la solidaridad entre los miembros de la misma. Además, la conexión que existe entre la persona y su derecho a poseer el fruto de su trabajo atañe no sólo a la persona como individuo, sino también como miembro de una familia, entendida como sociedad doméstica.
Por su parte, la aportación que la familia puede ofrecer a la realidad del trabajo es preciosa, y por muchas razones, insustituible. Se trata de una contribución que se expresa a través de los vastos recursos de solidaridad que la familia posee. Estos últimos son percibidos en el caso del 77.5 % de mujeres que afirman estar enteradas de los problemas y acontecimientos del esposo /pareja en el trabajo, de las cuales el 58.2 % y 17.5 % no padecen y sí padecen violencia, respectivamente.
Tabla 28: La esposa/pareja conoce del trabajo del esposo /pareja según condición de violencia
Comunicación en el matrimonio /pareja
La comunicación interpersonal-conyugal teje un entramado que permite a los esposos /pareja trazar un itinerario de vida conyugal que pasa por la profundización de la fe en el cónyuge, el descubrimiento de los valores personales, la experiencia de una relación que se desarrolla continuamente, la identificación y resolución de los problemas conyugales y de la paternidad /maternidad, etc.
Teniendo presente que al comunicarse en el matrimonio /pareja los esposos se expresan y transmiten libremente sus pensamientos, inquietudes, problemas, dudas, se puede explicar que el 78.9 % de mujeres afirmen que mantienen un diálogo con sus esposos /pareja, de las que el 57.7 y 19.3 % no padece y sí padece violencia, respectivamente.
Tabla 29: Comunicación en el matrimonio /pareja según condición de violencia[30]
Además, el lenguaje corporal se encuentra presente en la comunicación del matrimonio /pareja cuando el 99.1 % de las mujeres afirma que se comunican con sus esposos /parejas por medio de "apapachos", caricias, etc., no obstante que 24.8 % y 72.3 % sí padecen y no padecen violencia, respectivamente.
Tabla 30: Comunicación no verbal en el matrimonio /pareja según condición de violencia
Confianza en el esposo /pareja
El camino del matrimonio /pareja es mas promisorio si, con estima y cultivo de la libertad individual, ayudándose y acompañándose, saben descubrir y experimentar el valor de la confianza mutua.
Así como hay factores que debilitan la vida matrimonial, hay otros que refuerzan su unidad. La característica distintiva del contrato matrimonial, la confianza mutua entre los cónyuges, proporciona estabilidad a los vínculos familiares y da permanencia todo lo que es interior en el hogar, ya que acoge y protege la alegría, la solidaridad, los recuerdos, el apoyo mutuo, las enfermedades, etc.
El estudio arroja que el 87.7 % de las mujeres afirman que le tienen confianza a su esposo, de las cuáles el 66.1 % y 19.5 % no padece y sí padece violencia, respectivamente.
Tabla 31: Confianza en el esposo /pareja según condición de violencia
Relación con los hijos
Emprender, participar y liderar, son algunos de los valores que, además de iniciarlos en el apoyo al desarrollo de la comunidad, el aprecio a los valores culturales, históricos y sociales, contribuyen en la formación integral de los hijos y aumentan el sentimiento de identidad y pertenencia por su familia.
Diálogo con los hijos
La falta ó la debilitación del diálogo de los padres con los hijos constituye, hoy, el mayor problema que las familias modernas enfrentan y es un cáncer del hogar, porque lo destruye por dentro.
Los problemas de salud, habitacionales ó económicos, pueden ser muy angustiosos, pero son externos. Amenazan la unidad y armonía en la familia, ciertamente, pero desde afuera, en cambio, la falta de diálogo hiere la raíz, la esencia, porque el debilitamiento del diálogo trae consigo el debilitamiento de la unión, del encuentro, de la comprensión.
En el caso de las mujeres entrevistadas, el 66.8 % afirma que sí existe diálogo con los hijos, de las cuáles el 50.0 % afirma que no padece violencia y 15.0 % afirma que sí la padece.
Tabla 32: Diálogo de los padres con los hijos según condición de violencia[31]
32. Se refiere a matrimonios /parejas que no tienen hijos y/o los hijos no viven con el matrimonio /pareja
Enseñanzas a los hijos
La crianza y educación de los hijos es una de las tareas más importantes que cualquier persona pueda realizar. La mayoría de los hijos aprenden cómo ser padres con la experiencia y mirándose en el espejo de sus padres.
Los padres tienen que comenzar en sus propias familias manteniendo lazos fuertes, siendo cariñosos con los niños, enseñando reglas de comportamiento, fijando y haciendo cumplir las reglas para el comportamiento, sabiendo sobre los efectos del alcohol y otras drogas, escuchándolos.
El 64.5 % de las mujeres afirman que en sus hogares les enseñan a los hijos a buscar soluciones a los problemas, a respetar las normas de conducta establecidas, a asumir las responsabilidad sobre su conducta, etc., de las cuáles el 48.4 % y 14.3 % no padecen y sí padece violencia, respectivamente.
Tabla 33: Enseñanza de los padres a los hijos según condición de violencia[32]
Acuerdo de los padres en la formación de los hijos
Cada familia tiene expectativas sobre el comportamiento de los hijos, que determinan los principios y los estándares. Los hijos que deciden la conducta a asumir en una situación particular toman a menudo esta decisión porque tienen convicciones fuertes, convicciones que se basan en un proceso de formación con base en la familia y los valores religiosos y/o éticos que reciben de sus padres, que les ayudan a apegarse a sus decisiones.
Para ello se requieren que los padres "sincronicen", acuerden, las pautas de conducta que transmitirán a los hijos. El 73.9 % de las mujeres afirman que, efectivamente, convienen con su esposo /pareja las enseñanzas a los hijos, de las cuáles 55.5 % y 16.5 % no padece y sí padece violencia, respectivamente.
Tabla 34: Acuerdo de los padres en la formación de los hijos según condición de violencia
Vivencia de valores humanos
Una de las actividades paterno /maternas de mayor trascendencia e impacto en la sociedad es, sin lugar a dudas, la labor educativa con los hijos. Por esto, es importante considerar que toda persona con las funciones de padre /madre, tiene una responsabilidad que va más allá de la mera transmisión de conocimientos, la provisión de sustento ó la entrega de satisfactores corporales.
El padre / la madre que influye positivamente en los hijos bajo su tutela, seguramente debe el éxito de su trabajo, a la calidad humana que vive y hace vivir dentro y fuera del hogar. Objetivamente hablando, los padres se encuentran en un escaparate donde la prole está atenta al más mínimo detalle de su personalidad, por lo cual, tienen una inmejorable posición para lograr un cambio favorable en la vida de los ellos.
Transmisión de valores de los padres a los hijos
No cabe duda que los profundos cambios de la sociedad interpelan a los padres, no sólo como ciudadanos, sino también como educadores. Hoy, las familias viven marcadas por grandes cambios que afectan profundamente sus vidas y que tienen un alcance social.
En este contexto, donde parece que se entra en una espiral de la que las familias no pueden salir, se constata que los padres de familia se preocupan por reflexionar cuál es el sentido de la educación que proporcionan a los hijos, hacia dónde se dirigen, cuál es su meta; preguntas a las que ni la ciencia, ni la política, ni la economía, responden cabalmente.
En general, se percibe que en las familias los padres /madres de familia se preocupan e interesan en fomentar en los hijos valores que pertenecen a la naturaleza como personas y que, en cierto sentido, hacen más humana a la familia, porque mejoran su condición de personas, como son la urbanidad, el respeto, la libertad de expresión, la ayuda mutua, la laboriosidad.
Tabla 35: Acciones de urbanidad en el hogar según condición de violencia[33]
Tabla 36: Acciones de libertad de expresión en el hogar según condición de violencia
Tabla 37: Acciones de ayuda mutua en el hogar según condición de violencia[34]
Factores de violencia
Detrás de la violencia intrafamiliar, se esconden diversos factores asociados. Desentrañar cuales son los más importantes en términos explicativos no resulta sencillo, sobre todo porque resulta muy difícil aislarlos para medir sus impactos directos, separándolos de otros impactos provocados por otros factores. Pero al mismo tiempo, dicha tarea se torna prioritaria, si lo que se pretende es contar con esquemas interpretativos potentes, que sirvan de base para realizar diagnósticos rigurosos y por esta vía estar en las mejores condiciones al momento de diseñar respuestas alternativas.
La Organización Mundial de la Salud afirma que "no existe un factor que explique por sí solo por qué una persona se comporta de manera violenta y otra no lo hace (…). La violencia es un fenómeno sumamente complejo que hunde sus raíces en la interacción de muchos factores biológicos, sociales, culturales, económicos y políticos" [35]
A fin de no entrar a simplificaciones explicativas, este capitulo desglosa algunas variables presentes en la hogares que padecen violencia.
Adicciones
Cuando se habla de adicciones, lo común es pensar en las drogas. Pero resulta cada vez más claro que las toxicomanías son solo una modalidad de dependencia. Hay personas preocupadas de modo compulsivo por el alcohol, el sexo, el aspecto físico, el trabajo, el juego, etc. con droga o sin ella, el fenómeno tiene la misma raíz, que está en la persona.
Discusiones con el esposo /pareja
Por lo general, se piensa en adicciones como una situación en que la persona cae y no se puede recuperar. Así es el caso del alcohólico, quien reconoce que su conducta es adictiva una vez que ha comprometido su estado físico y sólo piensa en tomar, afectando su capacidad laboral y comprometiendo su vida personal y familiar.
En el caso de consumo de alcohol, 35.0 % de las mujeres acepta que lo consume -sin especificar frecuencia ni cantidad-, de las cuáles el 3.4 % afirma que suele discutir con su esposo /pareja cuando lo consume.
Tabla 40: Discusión con el esposo /pareja cuando ella consume alcohol según condición de violencia
En el caso de consumo masculino de alcohol, se tiene que 74.5 % de las mujeres afirma que su esposo /pareja consume alcohol -sin especificar frecuencia ni cantidad-, de las cuáles 28.0 % afirman que suelen entablarse discusiones entre el matrimonio /pareja, 15.9 % no padecen violencia y 11.6 % sí padecen violencia en el momento en que el esposo /pareja consume alcohol.
Tabla 41: Discusión con la esposa /pareja cuando él consume alcohol según condición de violencia
Solo el 0.7 % de las mujeres reconoce que consume algún tipo de drogas –anfetaminas, tranquilizantes, opiáceos, marihuana, crack, alucinógenos, inhalables, opio, metanfetaminas-, de las cuáles 0.5 % afirma que suele discutir con su esposo /pareja al momento de consumirlas.
Respecto al consumo masculino de drogas, el 3.2 % de las mujeres confiesa que su esposo /pareja las consume, de las cuáles 1.8 % afirma que suele discutir con su esposo /pareja al momento en que él las consume.
La convivencia del matrimonio /pareja no parece una tarea sencilla y su cuidado es materia de preocupación para los esposos. El que así sea es una maravilla, ya que permite actuar en forma más consciente y con mayor prudencia a la hora de resolver las naturales diferencias o conflictos que se presentan durante la vida matrimonial.
Las diferencias valóricas y de formación entre los miembros de la pareja, se empiezan a notar luego de un tiempo, y a veces son como gotas de desagrados que se van acumulando hasta el día en que aparentemente por algo de menor importancia, producen una explosión de sentimientos encontrados.
Es frecuente que algunos cónyuges dedicaran poco tiempo al conocimiento de sus parejas antes del matrimonio, tal parece que el estado de enamoramiento encandila y hace menospreciar aspectos que pueden ser importantes para la convivencia futura. A pesar de ello, no es menos cierto que todo ser humano tiene una capacidad plena de resolver cualquier conflicto, cuando se lo propone.
Por lo tanto, el clásico argumento de "es que yo no te conocía ese aspecto de tu personalidad", no es razón ni justificación para acciones irracionales, violentas o que causen alguna forma de daño a la pareja. La persona es un ser en permanente estado de cambio (al menos es lo esperado), y es natural que en ocasiones alguno de estos cambios pueda ser causa de conflictos reales o infundados, ya que siempre los propios cambios son apreciados, pero no ocurre lo mismo frente a los cambios que afectan a otras personas.
Actitudes ante los conflictos
En los casos de violencia en la relación, las actitudes de retirar el habla y gritos adoptadas por ella y él son similares, mientras que en los casos de no violencia se observa que él es menos hostil.
Además, en los casos de violencia, las acciones de lanzar objetos y propinar golpes son más frecuentes en el varón que en la mujer; en los casos de no violencia, éstas actitudes se presentan similarmente tanto en varones como en mujeres.
Tabla 46: Actitudes ante los conflictos cuando se enojan según condición de violencia
Inestabilidad
No hay que confundir la violencia familiar con los conflictos familiares. Las discusiones, peleas y diferencias de opinión, son normales en las relaciones interpersonales, siempre y cuando no se resuelvan violentamente. Además, algunos conflictos en la vida son inevitables en cuanto que el matrimonio es la convivencia de dos personas muy diferentes entre sí por su educación, historia y sensibilidad. El secreto de un buen matrimonio está en saber resolver bien los conflictos que surgen, sean éstos graves o no.
Tercero en discordia en el matrimonio
Algunos matrimonios están marcados por el temor que proviene a la vez de la inestabilidad de la relación; dan la impresión de que ya no pueden mirar serenamente a su futuro, se sienten turbados por los eventos dramáticos que se les presentan.
Al indagar sobre situaciones de la pareja que contribuyen a su inestabilidad, se tiene que 11.4 % de las mujeres afirman que se presentan problemas en su matrimonio a causa de que su esposo /pareja ha tenido otra mujer mientras han estado casados /unidos, de las cuáles 3.9 % y 7.5 % no han padecido y sí han padecido violencia, respectivamente.
Tabla 47: Problemas en el matrimonio /pareja porque él ha tenido otra mujer según condición de violencia[36]
Desde otra perspectiva, también la infidelidad femenina contribuye a los conflictos en el matrimonio. El 2.2 % de las mujeres afirma que sí se presentan problemas en el matrimonio porque ella ha tenido otra pareja mientras ha estado casada /unida con su actual esposo /pareja, de las cuáles 1.6 y 0.7 % sí padece y no padece violencia, respectivamente.
Tabla 48: Problemas en el matrimonio /pareja porque ella ha encontrado otra pareja según condición de violencia
No alcanza el gasto
Con frecuencia, los ingresos familiares son insuficientes para atender convenientemente las necesidades domésticas, dando origen a desavenencias en le matrimonio.
De las mujeres entrevistadas, el 50.0 % afirma que se presentan discusiones y problemas en el matrimonio porque el ingreso no alcanza a cubrir los gastos familiares, de las cuáles el 32.5 % y 16.8 % no padecen y sí padecen violencia, respectivamente.
Tabla 49: Problemas en el matrimonio /pareja porque no se alcanza ha cubrir el gasto del hogar según condición de violencia
Ayuda en los quehaceres domésticos
En la familia, la ausencia de colaboración del padre /esposo en los quehaceres domésticos, con origen en la pereza o desinterés, genera un déficit de convivencia que puede causar tensiones dentro del matrimonio /pareja, ya que se priva de la ocasión para fomentar la comunión interpersonal y al mismo tiempo limita la comprensión de hechos que regulan la vida familiar.
El 33.6 % de las mujeres afirma que cuando el esposo /pareja no participa en los quehaceres domésticos por flojera, pereza, se presentan discusiones y problemas en la relación, de estas mujeres el 20.9 % y 11.6 % no padece y sí padece violencia en la relación, respectivamente.
Tabla 50: Problemas en el matrimonio /pareja porque el esposo /pareja no ayuda en los quehaceres domésticos según condición de violencia
Cariño entre los esposos /pareja
El fracaso en el matrimonio /pareja no se presenta de improviso, sino que suele ser la consecuencia de la falta de valoración y respeto de los esposos /pareja; de ahí la conveniencia de construir un verdadero y específico estilo de vida familiar, que se desarrolle en la vida cotidiana, sea único por el espíritu que lo anima, se base en el ejercicio de las virtudes humanas.
Esta idea de familias interiormente fuertes, que suponen un ejemplo para las que las rodean en la vida cotidiana, se nutre del hecho de que sus miembros se encuentren ligados por el vínculo del amor y enriquecidos con el cariño.
EL 30.5 % de las mujeres afirman que con el esposo /pareja "se quieren menos" que cuando se casaron /unieron, de las cuáles 16.4 y 12.3 % no padecen y sí padecen violencia en la relación, respectivamente.
Tabla 51: Problemas en el matrimonio /pareja porque "se quieren menos" según condición de violencia
Dominio masculino
Para dominar a las personas en algún aspecto de la vida y dirigir su conducta, el manipulador no duda en emplear estrategias cuyo principal vehículo es la imagen y el lenguaje.
Conviene señalar que manipula quien quiere "vencer sin convencer", es decir, el que intenta seducir para que se acepte lo que ofrece sin dar razones. El manipulador no habla a la inteligencia, no respeta la libertad; actúa astutamente sobre los centros de decisión de la otra persona a fin de arrastrarla a tomar las decisiones, ó asuma hechos, que favorezcan sus propósitos.
Permisos a los hijos
La exclusiva sujeción en los permisos a los hijos a la autoridad paterna supone tensiones dentro del matrimonio puesto que es marginada la presencia de la esposa /pareja. A fin de generar un ambiente de respeto y afecto de los hijos a los padres, es conveniente que sean ambos -padre y madre- quienes vigilen la disciplina y el orden de la prole.
Ciertamente, el 50.9 % de las mujeres afirma que en su hogar, respecto a los permisos a los hijos, "las cosas se hacen como él ordena", sin embargo 34.5 % y 14.5 % no padece y sí padece violencia en su relación conyugal, respectivamente.
Tabla 52: Los permisos a los hijos son de acuerdo a las órdenes del esposo /pareja según condición de violencia
Permisos a la esposa /pareja
La entrega a la esposa /madre y el amor a los hijos son para el varón el camino natural para la comprensión y la realización de su paternidad. La experiencia enseña que los abusos del padre así como la presencia opresiva del esposo /pareja /padre, especialmente donde todavía rige el fenómeno del «machismo», o sea, la superioridad abusiva de las prerrogativas masculinas que humillan a la mujer e inhiben el desarrollo de sanas relaciones familiares, provocan desequilibrios psicológicos y morales, además de dificultades notables en las relaciones familiares.
En los casos de mujeres que "piden" permiso para realizar actividades personales, se tiene que en promedio el 50.0 % lo solicita al esposo /pareja para visitar su familia, atender asuntos propios ó adquirir bienes para el hogar, de las cuáles en promedio el 30.0 % y 12.0 % no padece y sí padece violencia, respectivamente.
Presiones económicas
Es vital que los ingresos económicos familiares sean suficientes para atender ó aproximarse razonablemente a las necesidades de la comunidad familiar, de modo de evitar que impulsados por la estrechez económica, los restantes miembros deban salir a buscar recursos supletorios cuando aún no están en condiciones de hacerlo, como en el caso de los menores de edad.
Considerando que cuando los egresos son cubiertos por la totalidad de ingresos familiares no existen presiones económicas, se tiene que el 23.2 % de los hogares viven con presiones económicas, 41.6 % sin presiones y 25.9 tiene una "economía de subsistencia". De los primeros el 16.6 % y 5.9% no padecen y sí padecen violencia, de los segundos 29.8 % y 10.9 % no padecen y sí padecen violencia, de los terceros 18.4 % y 7.3 % no padecen y sí padecen violencia, respectivamente.
Tabla 56: Presiones económicas según condición de violencia[37]
Antecedentes familiares de violencia
Situaciones inimaginables suceden todos los días en un hogar, problemas que tienen solución y que no son atendidos adecuadamente. Entre ellos y posiblemente uno de los más importantes y de mayor trascendencia en la vida de las personas es la violencia familiar.
Los sujetos que aplican violencia a la familia suelen provenir de hogares violentos, en los que han visto maltratar, y en los que les han maltratado, generalmente. Estas personas suelen padecer trastornos psicológicos y, muchos de ellos, utilizar sustancias, como el alcohol, que ayudan a potenciar su agresividad. Tienen un perfil determinado de inmadurez, dependencia afectiva, inseguridad, son emocionalmente inestables, impacientes e impulsivos, trasladan habitualmente la agresividad que han acumulado en otros ámbitos hacia sus familias.
En el caso de las mujeres entrevistadas se tiene que 63.0 afirma que en su familia de origen no proferían ofensas ni humillaciones, ni se empleaban golpes, de las cuales el 13.4 y 48.0 sí padecen y no padecen violencia en su matrimonio /pareja, respectivamente.
Tabla 57: Ofensas ó golpes en la familia de origen de ella según condición de violencia
Del 33.4 % que dice haber padecido violencia en su familia de origen, el 18.6 % sufría vejaciones de vez en cuando, 5.5 % con frecuencia y 9.1 % con mucha frecuencia.
Tabla 58: Frecuencia de ofensas ó golpes en la familia de origen de ella según condición de violencia en su matrimonio /pareja actual
38 Incluye las mujeres que no padecieron y no especificaron si padecieron violencia en su familia de origen
En cuanto al esposo /pareja, el 48.6 % no sufría vejaciones en su hogar de origen, de los cuáles 38.0 y 8.9 % no aplica y sí aplica violencia en su relación conyugal.
Tabla 59: Ofensas ó golpes en la casa paterna de él según condición de violencia
Del 23.9 % de los esposos /pareja que padecía violencia en su hogar paterno, 10.7 % la padecía de vez en cuando, 5.5 % con frecuencia y 6.8 % con mucha frecuencia.
Tabla 60: Frecuencia de ofensas ó golpes en el hogar de origen de él según condición de violencia
38 Incluye los que no padecieron y de los que la informante no supo especificar si padecieron violencia en el hogar de origen de él.
Ha llegado el momento de aludir al objetivo del estudio: Caracterizar el contexto pacífico en el que viven las familias sin violencia doméstica, a fin de establecer un modelo de prevención, atención, sanción y erradicación de la violencia de género.
La idea de estudiar las características de la relación y los eventos de las familias que resuelven las asimetrías de sus vínculos en un ambiente de armonía y colaboración es novedosa, porque el tema no se ha tratado o lo ha sido muy poco y porque pretende encontrar una nueva forma de abordar el problema de la violencia intrafamiliar.
Aunque las motivaciones ó explicaciones para ser violento son muchas, los resultados del estudio apuntan a que es, principalmente, el vacío de valores en la familia lo que la hace padecer violencia. La violencia es un síntoma de un problema, como la fiebre.
Ciertamente, los rasgos de matrimonios /parejas y padres con deficiente comunicación entre sí y con los hijos, de pobre vivencia de valores sociales y humanos en la familia, de ausencia de elementos de cohesión e integración en el matrimonio /pareja, de insatisfacción con el estilo de vida en el hogar, de baja participación en la realización de quehaceres domésticos, de escasas ó nulas actividades en familia y de debilitamiento del vínculo conyugal, se observan tanto en hogares que padecen como en los que no padecen violencia, sin embargo estos rasgos son notoriamente mayor en los hogares que la padecen, de manera que categóricamente se puede afirmar que la violencia doméstica es, en realidad, la dolorosa excepción: una degeneración de la atmósfera de acogida cordial propia de la inmensa mayoría de los hogares.
No hay duda, pues, de que la presencia de estos rasgos habla de desórdenes, de vivencia de valores contrarios a la vida, de permisividad y desestructuración personal, familiar y social y de elementos que proceden del deterioro cultural.
Según el estudio, aparecen como paisajes de fondo común, todo tipo de conductas rígidas, elementos autoritarios, la primacía de un miembro de la familia sobre los demás, la falta de control de los padres sobre los hijos, las consideraciones de tipo sexista, los procesos educativos discriminatorios, la falta de sentido en la propia vida,. . . elementos que se repiten una y otra vez en los casos en los que la violencia está presente en el propio hábitat doméstico.
No obstante algunas lagunas en el conocimiento, de la experiencia se pueden extraer algunas lecciones importantes.
1ª. Rescate de la esencia del matrimonio. En los hogares que prevalece la concordia se aprende a distinguir lo bello de lo feo, lo justo de lo injusto, lo constructivo de lo destructivo. . . , se sigue un camino ascendente en cuanto a claridad de ideas, firmeza de conducta y seguridad en los ideales.
Considerando que la corrupción de los conceptos provoca la corrupción de la mente, y una mente corrompida envilece rápidamente a la persona, que la confusión empobrece las ideas, y unas ideas empobrecidas acaban generando, a no tardar, una vida miserable, y que cuando se considera que la vida matrimonial es una forma de convivencia estable, regulada por la ley pero alterable no bien surja alguna dificultad seria, el nexo entre unión matrimonial y compromiso de por vida se le concibe como una exigencia contraria a la naturaleza humana -esencialmente cambiante- y opuesta al derecho que tienen las personas de elegir en cada momento lo que responda a sus necesidades y deseos.
Por ello, en el camino hacia la plenitud, los esposos /pareja que viven en armonía clarifican bien la idea del matrimonio /unión, devolviéndole toda su riqueza, al margen de las presiones de la moda ó de ideologías que pretenden imponer criterios carentes de fundamentos; viven como personas, se desarrollan y perfeccionan como tales creando diversas formas de encuentro. Consiguientemente, toda su vida está orientada a la creación de formas auténticas de encuentro y al cumplimiento de las exigencias que el encuentro plantea: generosidad, veracidad, fidelidad, cordialidad, comunicación sincera, participación solidaria en tareas domésticas. . . . , viven la vida matrimonial con una inteligencia madura, dotada de largo alcance, amplitud y profundidad, teniendo la garantía de vivir una relación de encuentro, entendido en sentido riguroso, no como mera vecindad o trato superficial.
2ª. Aliento a la fidelidad conyugal. Es válido aseverar que en los matrimonios con armonía superar las dificultades de fuera y las crisis de dentro les suponen tiempo, esfuerzo y paciencia.
Dado que el matrimonio se hace en un momento y la vida conyugal se construye en cada momento, los esposos /pareja se convierten en cónyuges en el momento del sí, al darse y aceptarse como esposa ó esposo y permanecen cónyuge para siempre, aprendiendo a vivir las nuevas circunstancias desde esa perspectiva, desde esa dimensión nueva libremente asumida. Así se explica que en estos armónicos matrimonios, la fidelidad -vivir según el compromiso adquirido- es testimonio de los valores que llevaron a tal compromiso. Aprenden a ser libres no sólo -aunque no sea poco- aprenden a comprometerse: aprenden a ser fieles en toda situación.
3ª. Aprender-enseñar a comunicarse. En la vida del matrimonio, se dan circunstancias en que la raíz del malestar y del conflicto estriba justo en que marido y mujer no saben comunicarse. Se otorgan mutuos sentimientos pero les resulta difícil hacer al cónyuge consciente de ello: no son capaces de darlos a conocer. Por motivos diversos les cuesta hablar: abrir la propia intimidad, hacer al otro partícipe de sus ilusiones, afanes, dudas, preocupaciones. Aunque se brindan sentimientos no gozan de la habilidad para alimentar su afecto mediante la palabra y pueden llegar a dudar de esos sentimientos y sentir que se enfrían.
En tales circunstancias, se requiere descubrirse y descubrirle para conocerse cabalmente, desnudarse de falsas apariencias y emigrar a un nivel más alto de entendimiento, de modo que despierten nuevos afectos y reaviven emociones amortiguadas.
Tras estas consideraciones, no es difícil comprender que en los matrimonios /parejas que viven en armonía la vivencia que preside el trato de los cónyuges /pareja es la de la comunicación franca y profunda, como fuente de gozo, de paz y de superación de la soledad.
En éstos matrimonios el diálogo ha constituido el medio por el cual los esposos /pareja han entretejido sus dos vidas en una sola; han sintonizando su inquietudes e intereses sin sombras ni secretos, viendo el futuro con esperanza sobre la base de un pasado y un presente compartidos; han hecho verdad el principio de autoridad conjunta respecto a los hijos y la familia y han ganado lo que merece la pena: felicidad familiar hecha de participación, ratos compartidos, comunicación permanente, encuentro de corazones.
Estos matrimonios /parejas han hecho del diálogo un instrumento soberano para facilitar la donación mutua, para hacer partícipe al cónyuge de los propios sentimientos, de las propias necesidades, alegrías, expectativas y esperanzas; han comprendido que comunicarse es bajar la guardia por completo y colocarse hondamente en contacto uno con el otro para dejarse conocer y conocerlo hasta el fondo; en fin, han trasvasado el contenido más íntimo y pleno de lo que les constituye como persona a la otra persona.
4ª. Estilo de educación. Partiendo de la idea de que en todo niño /a hay energías de bien que, si se cultivan de modo pertinente, pueden llevar a optar por vivencia de virtudes humanas y sociales, se puede afirmar que en los hogares que viven en armonía la entrega de los padres a los hijos ha generado un ambiente familiar y comunitario como vehículo y propuesta de valores.
En estas familias, los hijos son el centro de la vida del hogar, de sus opciones y sus decisiones, en ellas se les brindan los elementos creadores según la edad y el grado de madurez para que sus aprendizajes sean significativos; en ellas asumen un rol protagónico donde se comprometen responsablemente con la familia y desarrollan los rasgos de:
Participación activa en las actividades de la familia.
Responsabilidad
Actitudes de solidaridad, lealtad, respeto, sinceridad y apertura hacia todos los demás miembros.
Apertura a los bienes de la urbanidad y civilidad.
Laboriosidad.
Respeto a los padres y personas mayores.
Manifiestan actitudes de compromiso con los valores sociales.
Aceptan amorosamente a la familia.
Se saben seres únicos e irrepetibles.
Aprenden a razonar como una forma de liberarse de "lo que me quieren imponer".
Responden a las exigencias familiares en coherencia con los valores humanos y sociales.
1ª. Favorecer la integridad de la familia. Entre las numerosas sendas de la persona, la familia es el primero y el más importante. Es un camino común, aunque particular, único e irrepetible, como irrepetible es todo hombre y mujer; un camino del cual no puede alejarse el ser humano. En efecto, él /ella viene al mundo en el seno de una familia, por lo cual puede decirse que debe a ella el hecho mismo de existir como persona. Cuando falta la familia, se crea en la persona una carencia preocupante y dolorosa que pesará posteriormente durante toda la vida. Por el contrario, cuando la persona vive en familia, normalmente sale de la familia para realizar, a su vez, la propia vocación de vida en un nuevo núcleo familiar. Incluso cuando decide permanecer sola, la familia continúa siendo, por así decirlo, su horizonte existencial como comunidad fundamental sobre la que se apoya toda la gama de sus relaciones sociales, desde las más inmediatas y cercanas hasta las más lejanas.
Es alentador el testimonio de las familias que, en la armonía e integración doméstica, realizan su vocación de vida humana. Se puede pensar razonablemente que estas familias constituyen la norma, aun teniendo en cuenta las no pocas situaciones irregulares. La experiencia demuestra cuán importante es que la familia sea coherente con las normas morales para que la persona, que nace y se forma en ella, emprenda sin incertidumbres el camino del bien, el camino del respeto, de la armonía, de la paz. En los días presentes, existen fuerzas que parecen orientarse por desgracia a la disgregación de las familias. A veces parece incluso que se intenta presentar como regulares y atractivas —con apariencias exteriores seductoras— situaciones que en realidad son irregulares.
2ª. Sumar esfuerzos. La superposición de factores de riesgo de diversos tipos de violencia pone de manifiesto la necesidad de que aúnen esfuerzos los grupos dedicados tanto a la prevención como a la rehabilitación: los funcionarios gubernamentales, trabajadores sociales, organizaciones no gubernamentales, profesionales de la salud e investigadores, misma suma que ofrece varias ventajas:
mejorar la eficacia de las intervenciones;
evitar la duplicación de esfuerzos;
aumentar los recursos disponibles, mancomunando fondos y personal en acciones conjuntas;
Con preocupación se observa que con frecuencia las actividades de prevención y rehabilitación de los diversos tipos de violencia se han desarrollado a menudo aisladas unas de otras. Al superarse esta fragmentación, habrá campo en el futuro para intervenciones más integrales y eficaces.
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