Sin embargo lo que miden, siguiendo la orientación de esta obra, son características como actitudes o capacidades de los seres humanos y es por ello su importancia. Un test psicológico consiste en medir diferencias entre los individuos o entre las reacciones del mismo individuo en distintas ocasiones, constituye esencialmente una medida objetiva y tipificada de una muestra de conducta.
Las pruebas o test psicológicos son como las pruebas en cualquier otra ciencia, en cuanto que las observaciones se realizan sobre una muestra pequeña, pero cuidadosamente escogida, de la conducta de un individuo. Su empleo exige que el evaluador o examinador siga ciertas instrucciones previas y durante la aplicación del test.
Los orígenes de los test se pierden en la antigua China (Hace unos tres mil años) donde imperó un sistema de exámenes para la administración pública. Entre los antiguos griegos, los exámenes eran un complemento integrado en el sistema educativo, donde las pruebas se utilizaban para estima el dominio tanto de las habilidades físicas como de las intelectuales. En la Edad Media, las universidades idearon un conjunto de exámenes regulares para conceder gados y honores. Sin embargo, es recién en el siglo XIX donde se sientan las bases que modelaron los test actuales.
Por esa época apareció un inusitado interés por el tratamiento humano de los retrasados mentales y alienados. La preocupación por formular un adecuado trato de estas personas condujo a la comprobación que se requería ciertos criterios uniformes y objetivos para la identificación y clasificación de los casos.
En la actualidad uno de los más importantes campos de aplicación de los test es el área educativa, en tareas – entre otras- como las siguientes:
Clasificación de los niños respecto a su aptitud para aprovechar distintos tipos de instrucción escolar.
Identificación de los intelectualmente retrasados y de los superdotados.
Diagnóstico de los fracasos académicos.
Orientación vocacional
Otro empleo de los test están relacionados con el examen de los emocionalmente inadaptados, los delincuentes y oto tipo de desviaciones de la normalidad. La selección y clasificación del personal para un puesto de trabajo constituye otra aplicación muy común de los tests.
En la actualidad, los psicológicos se encuentran en un momento de rápido cambio y expansión. Existe una afluencia de test nuevos, de formas revisadas de antiguos test y de datos adicionales que pueden precisar o alterar la interpretación de las puntuaciones de los actuales.
Disposiciones para la aplicación de un test.
Una de las primeras consideraciones que debemos tener presente, es la ausencia de distracciones. Si el examinado debe concentrarse en su tarea, es importante también cuidar el ambiente en donde se va ha aplicar el test este debe estar libre de ruidos, incidentes, espectáculos y personas que distraigan al examinado, pero si no esta el más ligero sonido le servirá de excusa para distraerse. Otro aspecto es que el espacio sea adecuado a temperatura normal y constante con lo muebles e instrumentos necesarios (mesas, sillas, cronómetro, ocasionalmente un espejo, etc).
Por lo mencionado con respecto a los test no seria oportuno evaluar sin conocer las instrucciones, en su pasillo o de improviso, por el contrario debe de ser bien planificada una sesión de evaluación con un test.
Así mismo en cuanto a la aplicación de los test, es importante que sigan las instrucciones que vienen suscritas en cada uno ya que con ellas han sido estandarizadas, es decir, validadas. Si se alteraran podrían facilitar o dificulta la prueba y lógicamente alterar los resultados. Es por ello la importancia de tener un cierto nivel de experiencia y para ello es recomendable varias aplicaciones a manera de práctica y con una asesoría oportuna.
Si el examinador se halla capacitado para comprender exactamente lo que ha querido expresar el constructor del test, y su puede asimismo expresar con sus propias palabras esta misma idea, no hay ninguna razón para que modifiquen las instrucciones de una manera adecuada, variándolas de vez en cuando.
La experiencia ha demostrado que, aunque las instrucciones puedan parecer tan claras paa el examinado como lo eran en la versión original, no ocurre así en lo que respecta al examinado. La razón es que las instrucciones proporcionadas en un test bien construido, han sido ensayadas numerosas veces con sujetos a los que estaba dirigido dicho test; antes de ser publicadas estas instrucciones fueron sujetas a crítica por los examinadores y los examinados, con lo que se modificaron lo suficiente como para ser comprendidas de una manera unívoca.
En cambio, las instrucciones ideadas por un examinado, de una manera casual, y sujetas a una experiencia también accidental, se hallan expuestas al peligro de no ser comprendidas de una manera tan clara y uniforme como las impresas. Sólo un examinado dotado de gran experiencia y habilidad, que conoce tanto a los sujetos como al test, se puede permitir el privilegio de modificar o improvisar las instrucciones.
Advertencia sobre el uso de los tests.
A fin de precaverse contra el uso inadecuado de los test psicológicos, se ha hecho necesario adoptar algunas garantías sobre los test mismos y sobre las puntuaciones logradas en ellos, todo ello a fin de, en primer lugar, impedir una familiaridad general con el contenido del test, que podría invalidado, y, en segundo lugar, asegurar de que el test es empleado por un examinado calificado para ello.
Es obvio que si el individuo recordara las respuestas correctas en un test, éste ya no constituiría una manera válida. Por lo tanto, quedaría completamente invalidado.
En otros casos, la mala información del docente, no tanto por mala fe, puede invalidar un test. Por ejemplo, es el caso del profesor que hacer practicar a sus alumnos con problemas muy parecidos a los de un test de inteligencia con el propósito de "que estén preparados y salgan bien al someterse a un test". Esta actitud es simplemente, una traslación del procedimiento corriente de preparación para un examen escolar. Sin embargo, cuando se aplica a un test de inteligencia es probable que este adiestramiento específico repercuta en una elevación de las puntuaciones en el test, sin afectar apreciablemente a la conducta que esta trata de probar. En tales condiciones, la validez del test como instrumento predictivo queda reducida.
Los test sólo deben ser aplicados por personas calificadas para su aplicación, como el psicólogo. Por este motivo prevalecen medidas como el de restringir su venta y distribución exclusivamente a dichas personas. Igual criterio se adopta respecto a su enseñanza y la interpretación de las puntuaciones que arroja.
Otro criterio importante a considerar es que las puntuaciones solamente deben entregarse a personas calificadas para interpretarlas.
Cuando se informa a alguien sobre su propia puntuación, no solo deberá ser interpretada por una persona autorizada para ello, sino que se dispondrá de los medios adecuados para aconsejar a quien pudiese sufrir algún trastorno emocional al conocer su puntuación (por ejemplo un niño muy inteligente puede volverse ocioso o rebelde al sabe que su inteligencia es superior a los demás; o un estudiante puede desalentarse seriamente al saber que no reúne las aptitudes suficientes para una ocupación que él anhelaba desempeñar).
Observaciones de la conducta de los sujetos.
Existe la posibilidad de que a pesar de haber evaluado de manea correcta y seguido todas las pautas que se indican, los resultados se encuentren alterado los resultados ya sea por una baja motivación o por alguna molestia física o quizás alguna actitud negativa hacia el examinador o hacia la prueba.
Es por ello que una observación cuidadosa sobe las actitudes y la conducta a los examinados ha constituido siempre una exigencia y para ello Baungartem publicó una lista de tipos de conducta que debían ser considerados por los test de orientación, y Bingham tradujo y convirtió esta lista en su inventario del examinador. Se incluye aquí un gran valor paa sugerir tipos de conducta que pueden ser de interés.
En la práctica, el examinador que ha aprendido a observar la conducta durante una prueba, se limita a anotar lo que considera importante incluyéndolo en el informe. Los principiantes, deben, sin embargo, de ves en cuando este inventario, para conocer qué es lo que se debe observa y aprender a anotarlo.
Lo que a continuación presentamos son, por ejemplo, algunos de los puntos a considerar al momento de la evaluación. Su importancia radica en el hecho que ayuda a descartar distorsiones en los resultados por parte del sujeto evaluado.
EVALUACIÓN DE LA CONDUCTA
Para la evaluación de la conducta podemos utilizar la siguiente prueba:
LISTA DE WALKER PARA LA IDENTIFICACIÓN DE PROBLEMAS DE COMPORTAMIENTO
Este no es un test propiamente dicho, pues no hay respuestas correctas o incorrectas a las preguntas.
Está dirigido a niños que cursan los 04 últimos grados correspondientes a Educación Primaria; es decir 3 °, 4 °, 5 ° y 6°.
Esta prueba mide 05 categorías conductuales:
Escala A : Conducta sin inhibiciones.
Escala B : Retraimiento
Escala C : Distractibilidad
Escala D : Disturbios en relaciones con coetáneos.
Escala E : Inmadurez.
Así también mide de un modo general, la presencia o ausencia, mayor o menor, de una conducta en particular que interfiere en un adecuado rendimiento académico.
Esta constituida por 50 frases que describen el comportamiento del niño y se encuentran precedidas por una clave conformada por un número, una letra y un número.
El primer número representa el orden en que la frase se ubica dentro de la lista.
La letra mayúscula indica la escala a la que pertenece dicha frase.
El segundo número señala el puntaje que se asignará a dicho ítem, si la conducta a que hace referencia la frase ha sido observada como parte del repertorio conductual del niño. Ejemplo:
5) D.1 Comenta que nadie lo comprende.
Se interpreta como que corresponde al ítem N° 05 de la lista, pertenece a la lista, pertenece a la Escala D (Disturbio en relaciones con coetáneos) y si el niño presenta dicha conducta, se asignará como puntaje uno (01), en caso contrario, le corresponde un puntaje cero (0).
ADMINISTRACIÓN:
Se considera al profesor como la persona más calificada para llenar esta lista sobre la base del conocimiento que tiene de su alumno, y para ello requiere de por lo menor 02 meses de observación del mismo.
Se aplica el instrumento de acuerdo a las instrucciones que se encuentran precediendo al cuestionario de preguntas.
El registro se hace en la hoja de respuestas, para lo cual se debe leer cuidadosamente cada ítem y;
De haber observado dicho comportamiento en los patrones de conducta del niño, ubicará el número asignado al ítem en la hoja de Respuestas y marcará un aspa (X) dentro del correspondiente paréntesis.
Si el comportamiento descrito en la frase no ha sido observado, entonces no se hace ninguna marca dentro del paréntesis.
CALIFICACIÓN
a. Se ubican todos los paréntesis marcados con un aspa y se procede a encerrar con un círculo el puntaje correspondiente. Ejemplo:
28.D.3 Se refiere a sí mismo como tonto, estúpido o incapaz.
Hoja de Respuesta: 28.D.3. ( X ) En este caso se debe encerrar con un círculo el número 3.
b. Luego se procede a sumar los puntajes que corresponden a cada una de las escalas.
c. Obtenidos los puntajes para cada escala, se transforman a puntajes T cada uno de ellos, usando los baremos correspondientes.
d. El puntaje total es la suma de los puntajes obtenidos para cada escala.
INTERPRETACIÓN
En el caso de los niños, un puntaje total de 22 (T =60) o mayor, lo clasificaría como alterado.
En el caso de las niñas, un puntaje total de 12 (T =50) o mayor, la clasificaría como alterada.
CAPITULO IV
Consecuencias del traumatismo encéfalo craneal en el aprendizaje
4.1 EL APRENDIZAJE
La definición más simple y precisa del aprendizaje, es la de un cambio de la conducta que resulta de la práctica. La característica principal de esta definición es que se refiere más a cambio que a mejoría del comportamiento, aunque el cambio que resulta de la práctica o de la repetición a menudo implica que ciertas respuestas se debilitan mientras que otras se hacen más fuertes. La definición no es aún tan precisa como lo sería si todos los cambios llamados aprendizajes persistiesen siempre hasta un cierto grado, aunque fuese en forma débil. En consecuencia, hay que definir el aprendizaje como los cambios permanentes de la conducta que son consecuencia de la práctica o de la experiencia, sin que por ello se entienda que todo lo que se aprende se recuerda perfectamente.
Otro modo de acercarse a la precisión consiste en la consideración del aprendizaje en términos fisiológicos. Es de vital importancia el comprender los procesos fisiológicos que acompañan al aprendizaje y es necesario que el profesional tome en consideración, cuanto pueda, la fisiología del aprendizaje. Una consideración completa de los procesos fisiológicos no constituye, empero, una explicación completa del aprendizaje, puesto que éste ha de ser tratado también, en cuanto es proceso psicológico. La fisiología no ha llegado aún, a una comprensión completa de los procesos que se desarrollan en las partes del organismo que funcionan en el aprendizaje.
4.2 ¿Qué es un Trauma Encéfalo Craneal?
Un traumatismo de cráneo o encéfalo craneano (TEC) es el daño cerebral que ocurre en forma súbita a causa de un golpe en la cabeza o por un elemento que la atraviese. El daño puede ser causado al golpear la cabeza fuertemente contra un objeto como el panel de un auto (TEC cerrado) sin ruptura del cráneo o por algo que lo atraviesa perforándolo, como una herida por arma de fuego (TEC penetrante o abierto). Los TEC constituyen la causa más frecuente de injuria cerebral en personas jóvenes, sanas previamente, especialmente como consecuencia de accidentes automovilísticos y en motocicleta, de hechos delictivos (armas) y en forma menos frecuente en la práctica de deportes de alto riesgo. En las personas de edad avanzada se suelen presentar como consecuencia de caídas.
La recuperación inicial por lo general requiere un período de tratamiento en unidad de terapia intensiva, con un lapso más o menos prolongado de coma, un período de rehabilitación interdisciplinaria en internación y otro en hospital de día, continuando luego la recuperación en forma ambulatoria, con una frecuencia menor que permita el reintegro paulatino a la vida previa.
Frecuentemente se plantea como problema luego de tan arduo trabajo de rehabilitación, que la mayoría de los pacientes presentan en mayor o menor grado secuelas neuropsiquiátricas y cognitivas que se constituyen a lo largo del tiempo en uno de los problemas fundamentales que deterioran la calidad de vida del paciente y su familia.
4.3 ¿Cuál es el tratamiento adecuado?
El abordaje terapéutico desde la neuropsiquiatría comprende:
Psicoeducación del paciente y su familia que les permita comprender el porqué de las conductas y problemas observados.
Psicoterapia cognitivo-conductual para el paciente con el objetivo de que adquiera habilidades de control y manejo de emociones y conductas.
Uso de psicofármacos indicados con un criterio racional por un profesional especializado en injuria cerebral.
Soporte para pacientes y familiares en forma grupal o individual ofreciéndole diversos recursos y estrategias para mejorar la calidad de vida.
Se requiere de una intervención neuropsicológica cuando existen dificultades en el proceso de aprendizaje, historia de fracaso escolar, ante la presencia de trastornos del desarrollo, en casos de alteraciones neurológicas como la epilepsia, secuelas de lesión cerebral, déficit de atención con hiperactividad, parálisis cerebral, trauma encéfalo craneal, trastornos cerebro vasculares, enfermedades degenerativas, la presencia de problemas psiquiátricos, entre otros; o también, cuando se quiere conocer el perfil cognitivo (debilidades y potencialidades) , aunque no se tenga compromiso alguno.
Evaluación Neuropsicológica: Se realiza de manera individual y está encaminada a determinar el funcionamiento cognitivo (inteligencia, memoria, atención, función ejecutiva, lenguaje, habilidades perceptuales, espaciales y construccional, además de las dificultades especificas de aprendizaje) y adaptativo de niños, adolescentes y adultos, para definir los planes de tratamiento según el caso particular.
Rehabilitación Neuropsicológica: Está pensada como complemento fundamental del proceso de evaluación neuropsicológica y consiste en la aplicación de un conjunto de procedimientos y técnicas que tienen por objetivo alcanzar los máximos rendimientos intelectuales y cognitivos en aquellas personas que presentan alguna alteración a nivel cognitivo y / o cerebral para favorecer la adaptación personal, laboral y / o escolar, familiar y social.
4.4 Problemas que presenta la epilepsia en la escolarización y el aprendizaje.
El niño epiléptico que está bien controlado o que solo tiene un escaso número de crisis al año puede y debe acudir a un colegio normal. Sin embargo, cuando las crisis son frecuentes, existe retraso mental, trastornos de la conducta u otras alteraciones que dificulten el aprendizaje, debe plantearse, de acuerdo con el neurólogo y los educadores, el tipo de escolarización y el lugar donde realizarla (centro de Educación Especial, Aulas de Integración Progresiva).
En general, la epilepsia no es un proceso que produzca de por sí una disminución de las facultades intelectuales:
Aproximadamente el 75% de los niños con epilepsia sufren formas benignas de la enfermedad y tienen una inteligencia normal. En los casos en que existan problemas de aprendizaje puede ser de gran utilidad la orientación psicopedagógica especializada.
En un 15% de los niños puede haber diversos grados de retraso mental. La presencia de retraso mental depende fundamentalmente del tipo de epilepsia, de que exista una lesión cerebral, de la edad de comienzo (cuanto más precoz, peor pronóstico) o de la duración y frecuencia de las crisis. Hay algunos tipos de epilepsia que se asocian a menudo con retraso mental (síndrome de West, síndrome de Lennox, encefalopatías epilépticas, etc.).
En ocasiones, los fármacos antiepilépticos también pueden ser causa de retraso en el aprendizaje, dependiendo del tipo de medicamento usado, de la dosis y de si se emplean asociaciones de medicamentos (politerapia). El efecto negativo de algunos medicamentos antiepilépticos sobre el rendimiento escolar se debe a que pueden producir una reducción en la capacidad para mantener la concentración y atención, cansancio, lentitud de pensamiento, etc. Hoy en día, se tiende a emplear fármacos que no interfieran sobre las funciones mentales, a la vez que se realiza un estricto control de las dosis empleadas. Además, no debe olvidarse que la posible aparición de estos efectos negativos de los fármacos antiepilépticos suele ser rara y queda ampliamente compensada por los efectos beneficiosos derivados de un buen control de las crisis.
Como la edad de aparición de la epilepsia suele coincidir con la época de escolarización, pueden presentarse problemas en la adaptación escolar y en el rendimiento académico. En la mayoría de los casos, estos problemas no se deben a la epilepsia en sí o a los medicamentos utilizados, sino más bien a factores ambientales, como el exceso de protección familiar o el "rechazo" social por ser epiléptico. La actitud de los padres, educadores o del médico del colegio es de la mayor importancia para que el niño epiléptico no pierda la confianza en sí mismo y la autoestima.
Algunos tipos de crisis como las "ausencias", sobre todo si son frecuentes, van a dificultar el aprendizaje, ya que durante las mismas el niño se queda en blanco, con la mirada fija al frente, como ausente. Al "desconectar" en las clases durante segundos de forma repetida, no entenderá las explicaciones, se le considerará como distraído, sin interés, etc.
4.5 La Evaluación en las Dificultades de Aprendizaje
El perfil más generalizado del adulto con dificultades de aprendizaje se caracteriza por tener una inteligencia de tipo medio, déficit neuropsicológicos selectivos y un rendimiento académico inferior al esperable en función de su CI. Varios estudios ponen de relieve un rendimiento verbal inferior al manipulativo (Portellano, 1993).
La evaluación deberá ir dirigida a explorar cuatro aspectos principalmente:
Aspectos intelectuales
Aspectos madurativos, neuropsicológicos
Aspectos instrumentales
Aspectos emocionales
Evaluar cuidadosamente dichas áreas nos puede ayudar a realizar un diagnóstico diferencial inicial, pero también nos da mucha información de cómo enfocar el tratamiento, en qué aspectos tendremos que incidir, qué objetivos iniciales nos plantearemos, a qué debemos dar prioridad.
Muchas veces ocurre a los terapeutas que trabajan con niños con dificultades de aprendizaje, que pierden la referencia de la normalidad, por eso la valoración utilizando baremos nos ayuda a tomar conciencia de la dificultad real del niño. Esto no anula el mérito de la observación directa del terapeuta. Los datos objetivos (provenientes de los tests) y los subjetivos (provenientes del terapeuta) son complementarios.
Los marcadores neuropsicológicos en los niños con DA indican que estos niños presentan inmadurez en su sistema nervioso y aumento significativo en la cantidad e intensidad de los signos neurológicos menores, algunos de ellos:
Trastornos de la orientación espacial
Nociones temporales confusas
Predominio cerebral inadecuado
Defectos del lenguaje
Trastornos de la motricidad
Deficiente reconocimiento del esquema corporal
Confusión figura-fondo
En el área instrumental, hay dificultades en el manejo de;
La lectura
La escritura
La ortografía
El cálculo
Con relación a los trastornos emocionales, estos no son la causa de las DA pero es frecuente la concomitancia entre dichas dificultades y la presencia de alteraciones emocionales. Esto se debe en parte a la experiencia escolar frustrante en la mayoría de los niños con DA, a la incomprensión a la que se ven expuestos por parte de los adultos que muchas veces les tachan de "vagos", a la situación de indefensión ante la que se encuentran, etc.
Huntington y cols., 1993, demuestran que los adolescentes con DA presentan un aumento severo del riesgo de depresión y suicidio, así como un negativo desarrollo emocional. Otros trabajos (Ritter, 1989) indican que los adolescentes con problemas de aprendizaje presentan alto nivel de ansiedad con tendencia a la somatización.
En cualquier caso, lo que sí se tiene que tener en cuenta es que el tratamiento debe estar estructurado teniendo en cuenta las características particulares de la persona que tiene dificultades de aprendizaje. Por supuesto, el trabajo debe estar dirigido y supervisado por un especialista en este tipo de dificultades. No solo será importante el tipo de ejercicio elegido sino también la valoración de la actitud de la persona con dificultades en su forma de abordar la tarea que se le propone. En este sentido el papel del re-educador es fundamental dado que es el que observa, dirige y modela dicha actitud. Por todo ello se crea una relación y un vínculo entre el alumno y el re-educador que, como en cualquier tipo de terapia, juega un papel determinante en el proceso de recuperación del alumno.
TRASTORNO DE INICIO EN LA INFANCIA, LA NIÑEZ O LA ADOLESCENCIA
Bibliografía
ACOSTA, V. y MORENS, S. (2001). Dificultades del lenguaje en Ambientes Educativos. Ed. Masson. Barcelona – España
AGUIRRE TICONA. (1999). Problemas de Aprendizaje y dificultades escolares. Edic. ABEDUL. E.I.R.L. Primera Edición Lima
BAUSELA, E. (2004). Evaluación neuropsicológica; trastornos por déficit de atención y dificultades específicas de aprendizaje. Educación y futuro digital
BÉNOS, J (1979). Educación psicomotriz en la infancia inadaptada". Buenos Aires – Argentina.
BOLIO ARCINIEGA. (1998). Relaciones entre Padres e Hijos. Edit. Trillas. México.
BRAVO, L. (1985). Dislexias y Retraso Lector. Ed. Santillana. Madrid–España.
BRUNER, J (1980). "El Proceso Mental en el Aprendizaje" Narce, Madrid.
CHADWICK, M. (1980). "Prevención de los trastornos de aprendizaje". UNICEF y PUCCH.
CORREDERA, T. (1973). Defectos en la dicción infantil – Procedimientos para su corrección". Argentina.
DOBATO, J., Hernández-Laín, A. y Caminero, A. (2007). Acalculia. Bases neurológicas, evaluación y trastornos. Unidad de Neurología del Hospital Nuestra Señora de Sonsoles – Avila. España.
JOHNSON, M. (1989). "La Educación del Niño Deficiente Mental", Manual para padres y educadores, España.
MAIRESSE, A (1981). "El niño y la succión del dedo". Edit. Herder. Barcelona.
MYERS, P. y HAMMILL, D. (1989). "Métodos para educar niños con problemas de aprendizaje". Edit. Limusa S.A. México.
NARVARTE, M. (2003). "Trastornos escolares. Detección, diagnóstico y tratamiento. Colombia.
NEIL R. Carloson. (1996). Fundamentos de la psicología fisiología. Prentice-Hall Hispanoamericana: México D.F
NUÑEZ SANCHEZ. Como organiza las escuelas de familias y madres
OLORTEGUI, F. (2000). Psicología del aprendizaje. San Marcos: Lima
PICHON E. – BOREL – MAISONNY, S. (1979). "La tartamudez, naturaleza y tratamiento". 3° Edición. Barcelona – España.
PINILLOS, J (1969). "La Mente Humana". Edit. Alianza S.A. Madrid.
RIVEROS, M (1999). "Técnicas de intervención psicológica". Lima – Perú.
TORTOTA, G. y Anagnostakos, N. (1998). Principios de anatomía y fisiología. Harla: México D.F.
ZAVALA, A. – SALAZAR, V. (1986). "Dificultades en el Aprendizaje del Lenguaje y Matemática en Primer y Segundo grado". Talleres Gráficos de la Editorial Educativa INIDE. Lima, Perú.
Autor:
Marlon Chavez Ruiz
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |