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Ideas para articular el pensamiento martiano y marxista-leninista: Una visión en el Siglo XXI

Enviado por Maikel Pons Giralt


  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Conclusiones
  5. Bibliografía

Resumen

La Revolución Cubana tiene como fundamento ideológico el pensamiento martiano y el marxismo-leninismo. Para nosotros, revolucionarios cubanos convencidos, esto puede parecer una "verdad de Perogrullo" sin embargo la experiencia docente y el contacto social con otros estratos –ya no solo alumnos y docentes– nos da la medida que en ocasiones son insuficientes los argumentos para articular de manera razonada y convincente esta relación dialéctica entre el pensamiento martiano y el marxismo-leninismo.

Este tema ha sido abordado ampliamente –desde diferentes ópticas- por prestigiosos investigadores cubanos y extranjeros, en lo fundamental luego del Triunfo revolucionario el 1ro de enero de 1959, pero soy del criterio que en la medida que se refuerza el orden económico internacional caracterizado por la globalización y la barbarie capitalista, se hace necesario –digo más, imprescindible- la revitalización del debate teórico y práctico de las teorías políticas más avanzadas de su tiempo en Europa y Latinoamérica.

No basta con decir que en nuestro proceso revolucionario se funden el pensamiento martiano y el marxismo-leninismo, es preciso dotar a los hombres y mujeres sujetos de ese proceso de herramientas que les permitan demostrar esta interrelación dialéctica. Esta necesidad se intensifica en el contexto de la Batalla de Ideas donde nuestros adversarios ideológicos, entre otras estratagemas, utilizan la contraposición de Martí y Marx, de Martí y el socialismo, ya con la tergiversación de las fuentes o con el análisis simplista y malintencionado fuera de las circunstancias históricas.

De tal manera en este artículo el autor pretende un análisis contemporáneo de la problemática a partir de referencias bibliográficas de autores especializados, que conduzcan a alcanzar esa fundamentación ideológica de nuestro proceso revolucionario.

En ese sentido se plantean a través del artículo una serie de interrogantes que van conduciendo al lector a tener una idea sobre la conformación ideológica martiana y luego sus imbricaciones manifestadas y presumidas conceptualmente y en principios con el ideal socialista. Nuestro ánimo no es sugestionar a quien aborde el trabajo para que crea de facto en esta articulación ideológica, por el contrario, damos razones para persuadir.

PALABRAS CLAVES:

Martí, Marx, ideología, revolucionario, socialismo, martiano, marxista, obreros, política.

Introducción

El tema de la relación entre el pensamiento martiano y el marxismo-leninismo ha sido abordado ampliamente –desde diferentes ópticas- por prestigiosos investigadores cubanos y extranjeros, en lo fundamental luego del Triunfo revolucionario el 1ro de enero de 1959, pero soy del criterio que en la medida que se refuerza el orden económico internacional caracterizado por la globalización y la barbarie capitalista, se hace necesario –digo más, imprescindible- la revitalización del debate teórico y práctico de las teorías políticas más avanzadas de su tiempo en Europa y Latinoamérica.

La Revolución Cubana tiene como fundamento ideológico el pensamiento martiano y el marxismo-leninismo. Para nosotros, revolucionarios cubanos convencidos, esto puede parecer una "verdad de Perogrullo" sin embargo la experiencia docente y el contacto social con otros estratos –ya no solo alumnos y docentes- nos da la medida que en ocasiones son insuficientes los argumentos para articular de manera razonada y convincente esta relación dialéctica entre el pensamiento martiano y el marxismo-leninismo.

De tal manera en este artículo el autor pretende un análisis contemporáneo de la problemática a partir de referencias bibliográficas de autores especializados, que conduzcan a alcanzar esa fundamentación ideológica de nuestro proceso revolucionario.

No basta con decir que en nuestro proceso revolucionario se funden el pensamiento martiano y el marxismo-leninismo, es preciso dotar a los hombres y mujeres sujetos de ese proceso de herramientas que les permitan demostrar esta interrelación dialéctica. Esta necesidad se intensifica en el contexto de la Batalla de Ideas donde nuestros adversarios ideológicos, entre otras estratagemas, utilizan la contraposición de Martí y Marx, de Martí y el socialismo, ya con la tergiversación de las fuentes o con el análisis simplista y malintencionado fuera de las circunstancias históricas.

Por eso deseamos aportar un grano de arena al intenso debate que ha generado siempre la definición del pensamiento político e ideológico de Martí con sus naturales interpretaciones a conveniencia. Ofrecer una panorámica, desde mi perspectiva personal, de cómo se funden en la actualidad latinoamericana los pensamientos marxista-leninista y el martiano con el resurgir de la izquierda y la concepción del Socialismo en el siglo XXI.

Los revolucionarios de hoy sabemos que se debe buscar una alternativa al orden actual, pero tenemos el deber de pensar y repensar esta alternativa y ofrecerles a nuestros hijos y nietos un camino que conduzca al verdadero bienestar humano.

En esa búsqueda creo que el pensamiento martiano ofrece un paralelismo oportuno y enriquecedor al pensamiento socialista y viceversa, pueden ser como dos mitades que se juntan; sin caer en estrecheces, dogmatismos o esquemas de ideas, simplemente, tomando de cada cual lo necesario.

Quedarán lagunas que sólo podrán ser llenadas por el caudal de las reflexiones de cada uno de nosotros, nuestra intención no es ser concluyente, nuestra meta es invitar al estudio, generar el indispensable debate que motiva Martí y la construcción de un mejor socialismo, más justo y humano, que emancipe en la Tierra a los pobres del mundo.

Desarrollo

Aún cuando no podemos definir a Martí como un filósofo, su ideario filosófico es vasto y nutrido con el devenir científico más exquisito de la época que le tocó vivir. Hombre estudioso y acucioso por el saber, supo interpretar lo más avanzado en teoría y práctica filosófica creando una armazón de ideas, que no por inacabada, le faltó solidez.

¿Cómo podemos periodizar o estructurar la conformación ideológica del pensamiento martiano?

-Según la periodización asumida por la Doctora Olivia Miranda en su libro "Historia, cultura y política en el pensamiento revolucionario martiano" podemos señalar dos grandes etapas en la vida y obra de José Martí, delimitadas por un lapso comprendido entre 1886 y 1887 momento en que culmina el devenir formativo y se produce un tránsito hacia la madurez ideológica al alejarse en lo fundamental del liberalismo y asumir el democratismo profundamente revolucionario.

El arribo en 1880 a Estados Unidos marca dos períodos en la primera de estas dos etapas.

El que se inicia con la adolescencia presenta momentos de especial importancia, como el que transcurre desde su encuentro con Rafael María Mendive y su marcha como desterrado político a España luego de su estancia en presidio. Desde su condición de estudiante pobre, gracias a la relación con su maestro, Martí entró en contacto con la vida política no sólo en los medios académicos, sino sobre todo en las tertulias con su mentor, en las que se reunían intelectuales de diverso credo político, incluidos los reformistas.

La experiencia vivida en el presidio le muestra en toda su abyección los horrores de la dominación colonial que se graban para siempre en su fina sensibilidad.

España le proporciona una considerable ampliación del horizonte cultural e ideológico. Se trata del segundo momento de este período inicial de su etapa formativa, que transcurre desde 1871 hasta su salida de la península luego de la derrota de la débil y vacilante República. Es en este momento que escribe "El presidio político en Cuba" y la "República Española ante la Revolución Cubana".

Un tercer momento de este período inicial formador del pensamiento martiano es el que se enmarca entre 1874, cuando llega a México procedente de España –exactamente de Francia– y 1878, en que regresa a Cuba por breve tiempo, México y Guatemala primero, y luego Venezuela y Costa Rica, ponen a Martí en contacto directo con la realidad de las repúblicas latinoamericanas tanto en lo que concierne a la situación político-social, como en lo referido al movimiento intelectual y artístico.

Entre 1871 y 1879, Martí se familiariza con corrientes de pensamiento de cierta relevancia en el ámbito iberoamericano, como el krausismo, por medio del cual tal vez entra en contacto con la filosofía clásica alemana, conoce las obras de Balmes, considerado como el punto de tránsito entre la Ilustración y el espiritualismo cousiniano en España; con el positivismo y el liberalismo político y económico ibérico, además las tendencias actuales en el movimiento obrero español, latinoamericano y cubano.

Una vez radicado en Estados Unidos (1880) y hasta 1886, transcurre el segundo período de esta primera etapa formativa de su pensamiento.

El rasgo más significativo de la evolución de sus ideas por estos años es el abandono progresivo de la primigenia imagen idealizada de la sociedad norteamericana como país libre y democrático por excelencia, que acompañó su admiración por el impetuoso desarrollo científico-técnico que allí tenía por entonces. Las "Escenas norteamericanas" de estos años son muestra fehaciente de ello. Ya las "Escenas norteamericanas" entre 1886 y 1887, entre ellas ¨Nueva York en junio¨, ¨El cisma de los católicos en Nueva York¨, ¨La excomunión del padre McGlynn¨ y ¨Un drama terrible¨, muestran claramente el abandono por Martí de esta inicial idealización de la realidad norteamericana.

Por entonces llega Martí a la conclusión de la inevitabilidad del choque violento entre el trabajo y el capital, diciendo lo siguiente y cito: "Estamos en plena lucha de capitalistas y obreros. Para los primeros son el crédito en los bancos, las esperas de los acreedores, los plazos de los vendedores, las cuentas de fin de año. Para el obrero es la cuenta diaria, la necesidad urgente e inaplazable, la mujer y el hijo que comen por la tarde lo que el pobre trabajó para ellos por la mañana. Y el capitalista holgado constriñe al pobre obrero a trabajar a precio ruin" –y agrega- "El trabajador que es aquí el Atlas, se está cansando de llevar a cuestas el mundo, y parece decidido a sacudírselo de los hombros, y buscar modo de andar sin tantos sudores por la vida".

Como se nota, ya Martí siente la necesidad que existe de cambios profundos que subvirtieran el sistema y los nexos entre la explotación obrera y la política expansionista hacia Nuestra América.

La cotidiana labor periodística contribuye a ponerlo en contacto con el movimiento cultural norteamericano, latinoamericano y europeo y ampliar sus conocimientos sobre las corrientes científicas en boga por entonces en Estados Unidos: el darwinismo, el populismo y las versiones estadounidenses del socialismo utópico, el anarquismo, el reformismo, al tiempo que recibe las primeras noticias de las concepciones marxistas en las que –al parecer- no llegó a profundizar.

Todo ello influye decisivamente en la ruptura con el liberalismo y en la conformación de su ideario demócrata, antiimperialista, profundo y radicalmente revolucionario.

En 1889 y 1891, durante la celebración de las conferencias Internacional Americana y Monetaria Internacional, el pensamiento antiimperialista de Martí se muestra en su plena madurez. Las crónicas sobre estos eventos así lo demuestran, en "Nuestra América" desarrolla todo un programa encaminado a impedir la consumación del dominio económico –político al que aspiran los Estados Unidos sobre los pueblos al sur del Río Bravo.

Creado en 1892 el Partido revolucionario Cubano, luego de la fundación del periódico ¨Patria¨, Martí se dedica de lleno a organizar la guerra y a divulgar y esclarecer sus objetivos y fines, una vez que ha logrado la unidad entre el país y la emigración entre los nuevos y los viejos combatientes.

-Luego de esta propuesta de conformación ideológica de Martí, es menester preguntarnos:

¿Hasta qué punto conoció Martí la teoría marxista y los enunciados del socialismo en sentido general?

El 14 de marzo de 1883 fallece Carlos Marx. En la ciudad de Nueva York –donde radicaba Martí- se produjeron actos en su honor, donde trabajadores de todos los partidos y tendencias se juntaron en un acto multitudinario que fue reseñado por Martí en crónica fechada el 29 de ese mismo mes y publicada en dos partes, en el periódico La Nación de Buenos Aires, el 13 y el 16 de mayo de ese año 1883. El relato constituye un homenaje al luchador caído y un testimonio excelente de su posición ante la lucha social. Llamo la atención en este fragmento: "Ved esta gran sala, Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los débiles, merece honor. Pero no hace bien el que señala el daño, y arde en ansias generosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio blando al daño. Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres".

En este fragmento como en el resto de la crónica se nota la admiración pero también el enjuiciamiento. Este es un primer elemento para comenzar a dudar de algunos autores que manifiestan categóricamente que Martí no profundizó en la teoría marxista. Pero vale la pena preguntarse: ¿Alguien como Martí, con su avezado olfato periodístico y poder de análisis, sería capaz de enjuiciar a una personalidad mundialmente conocida como Marx sin conocer, al menos medianamente, sus ideas?

Mi respuesta es negativa. Martí debió estudiar en alguna medida la teoría marxista para poder realizar de manera madura sus interpretaciones sobre los métodos del marxismo.

Arroja luces a nuestro criterio un elemento que manifiesta Roberto Fernández Retamar en su artículo: "Martí, Lenin y la Revolución Anticolonial". Refiere Retamar que entre las razones que pueda haber para que el periodista Carlos Anderson Dana sea recordado, hay una singular. El haber sido editor en los Estados Unidos, sucesivamente de sus contemporáneos Carlos Marx y José Martí, con quienes además mantuvo relaciones de amistad.

Durante diez años (1851-1861) en su calidad de editor-jefe del periódico New York Daily Tribune, publicó decenas de artículos de Marx y Engels.

En 1880, aún en vida de Marx, Martí empieza a publicar en el New York Sun, el nuevo diario del cual Dana es director, y seguirá colaborando con él hasta sus últimos días.

Aunque Martí no mencione en sus crónicas textos concretos de Marx –señala Retamar- parece improbable que Martí, voraz lector, en especial de periódicos, no hubiera leído, al menos, los trabajos que su propio editor y amigo Dana, había publicado sólo unos años antes, en su periódico. Incluso algunos de estos trabajos de Marx abordaban problemas de la colonia, incluso problemas latinoamericanos, de los que el cubano llegó a tener una caudalosa información y que constituyeron su preocupación histórica cardinal.

Pero se impone una cuestión:

¿Por qué Martí no comparte los métodos de lucha de Marx al punto de enjuiciarlos?

-Parece seguro que Martí no distinguió la especificidad del pensamiento de Marx, aquello que lo diferenció radicalmente de otros socialistas con los que Martí dejó mezclado su nombre: Saint Simon, Fourier, Karl Marlo y Bakunin.

Como reconoce Retamar en el artículo citado anteriormente, la problemática de Martí no era la de un país capitalista avanzado, con un proletariado desarrollado; su problemática –y su práctica y teoría correspondientes- eran las de un país colonial, que contaba con un escaso proletariado que incluso conoció oficialmente la esclavitud hasta 1886, y que tenía por delante la tarea inmediata de su liberación política, para lo cual le era menester no avivar aún la lucha de clases en el interior de su país.

Influye también en Martí su profundo sentido humanista –en ocasiones casi utópico- y el concepto de crear un frente de lucha común "Con todos y para el bien de todos".

Según el análisis que realiza el historiador cubano José Cantón Navarro en su libro: "Algunas ideas de José Martí en relación con la clase obrera y el socialismo". El socialismo que Martí conoció en los Estados Unidos era una teoría confusa, preñada de interpretaciones erróneas de las ideas marxistas – Engels criticó esto en varias ocasiones- y marcada además por elementos de anarquismo, hacia los cuales Martí sentía un profundo desprecio, pues elementos anarquistas dentro de Cuba hacían una intensa labor de zapa y oposición a la Guerra Necesaria que incluso llegó hasta la emigración, y tuvo en Martí un firme denunciante.

Pero: ¿Negar la forma, es negar el contenido, no compartir métodos es diferir en esencia?

Será casual su entusiasmo por las ideas del economista Henry George, que entre otras cosas planteaba la necesidad de nacionalizar la tierra. Para Martí hay que resolver el problema de la tierra. En 1877 ve la solución del mismo en la distribución de la tierra en pequeñas parcelas, y plantea que cada campesino debe poseer un pedazo de tierra. Diez años más tarde (1887) analizando el fenómeno de la apropiación de la tierra americana por propietarios extranjeros, se vuelve contra eso y plantea: "que los bienes de uso común (derechos, vías, tierras, propiedades) no deben ser propiedad privada.

Será casual que como demuestra el estudioso mexicano Paul Estrade en su trabajo "Un socialista mexicano, José Martí" fuera designado delegado al primer Congreso Obrero en México en 1876 representando a una sociedad llamada Esperanza de Empleados. Que colaboró activamente como redactor del periódico El Socialista y también en la Revista Universal en la que se había expresado en términos que se aproximan mucho a una concepción materialista del problema social. Al describir la agitación de los trabajadores, con motivo de una huelga de meseros, dice lo siguiente: "Así nuestros obreros se levantan de masa guiada a clase consciente. Saben ahora lo que son, y de ellos mismos les viene la influencia salvadora". Esto es, ni más ni menos, el concepto de clase en sí y para sí del materialismo formulado en otras palabras.

En la propia Revista Universal ha dicho Martí: "El artesano que comienza a tener conciencia de su propio valer, se rebela contra el capitalista dominante". Lo que demuestra su clara visión acerca de la lucha de clases, y su solidaridad con los trabajadores.

Desde esta perspectiva veamos brevemente su análisis del texto de Herbert Spencer, y lo que sobre el autor, nos dice el Maestro. Después de poner en manos del lector varias opiniones de Spencer respecto a los peligros que acarrearía para Inglaterra aquel tipo de socialismo, y comentar algunas de ellas, Martí lo emplaza al final del artículo de esta manera, cuya parte esencial señalo: 

  Y en todo este estudio apunta Herbert Spencer las consecuencias posibles de la acumulación de funciones en el Estado, que vendrían a dar en esa dolorosa y menguada esclavitud; pero no señala con igual energía, al echar en cara a los páuperos su abandono e ignominia, los modos naturales de equilibrar la riqueza pública dividida con tal inhumanidad en Inglaterra, que ha de mantener naturalmente en ira, desconsuelo y desesperación a seres humanos que se roen los puños de hambre en las mismas calles por donde pasean hoscos y erguidos otros seres humanos que con las rentas de un año de sus propiedades pueden cubrir a toda Inglaterra de guineas. 

Y termina lapidario Martí:  

Nosotros diríamos a la política: ¡Yerra, pero consuela! Que el que consuela, nunca yerra. 

Es decir, para él, que había echado su suerte "con los pobres de la tierra", era aún preferible aquel socialismo con imperfecciones, que el estado de cosas que prevalecían en aquella sociedad en ese momento. 

En una carta respuesta a su amigo Fermín Valdés Domínguez, quien había asumido, este le señalaba: "Por lo noble se ha de juzgar una aspiración y no por esta o aquella verruga que le ponga la pasión humana". Y  continúa: "Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras: el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas; y el de la soberbia y rabia disimulada de ambiciosos que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse, para tener hombros en alzarse, frenéticos defensores de los desamparados…pero en nuestro pueblo no es tanto el riesgo, como en las sociedades mas iracundas y de menos claridad natural: explicar será nuestro trabajo, y liso y hondo, como tu lo sabrás hacer: el caso es no comprometer la excelsa justicia por los modos equivocados o excesivos de pedirla. Y siempre con la justicia, tu y yo, porque los errores de su forma no autorizan a las almas de buena cuna a desertar de su defensa. Muy bueno, pues lo del 1ro de Mayo". (T.3, p. 168)

No sería casual tampoco su relación revolucionaria y de amistad con Carlos Baliño y Diego Vicente Tejera; el primero fundador junto a él del Partido Revolucionario Cubano y 33 años después junto a Mella del Partido Comunista de Cuba y el segundo creador en 1899 del Partido Socialista Obrero, primer ente político de orientación marxista organizado en Cuba –aunque de vida efímera-.

No por gusto -o por error- las ideas de Martí fueron ampliamente opacadas o tergiversadas por los apóstatas de la República Neocolonial que veían en el pensamiento martiano una amenaza a sus ansias de ver a Cuba bajo las botas yanquis.

Y tampoco por error lo tomaron como guía espiritual y de acción Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, Antonio Guiteras y luego la Generación del Centenario dirigida por Fidel. Como referencia pueden servir: "Glosas al pensamiento de José Martí" escrito por Mella y la Historia me Absolverá, el alegato de defensa de Fidel por los sucesos del Moncada. Las ideas centrales de la República Moral Martiana coinciden en unicidad y coherencia con los principios éticos, teóricos y prácticos de la Revolución Cubana.

¿Cómo se complementan el pensamiento martiano y las ideas del socialismo a la luz del siglo XXI?

Hay que partir del hecho que las ideas –el ideal- socialista fue durante muchos años vapuleado, esquematizado y estigmatizado al punto de involucionar significativamente, herido de muerte quedó con el derrumbe del ¨modelo¨ casi divino impuesto en Europa. Afortunadamente ya hace varios años que el fantasma de Marx vuelve a recorrer el mundo pero para bien de la Humanidad el ideal socialista resurge revitalizado, los dogmas al estilo staliniano o maoísta han quedado detrás.

El socialismo en el siglo XXI se apega decididamente a la filosofía de la praxis del genial Gramsci; al marxismo autóctono, indígena del peruano José Carlos Mariátegui; se funde con el bolivarismo y pone al hombre como el centro de los procesos y principal protagonista de su destino, que no niega la existencia de un ser divino, que respeta creencias y acepta diferencias de criterios, pero que al decir de Martí: "Hay un Dios: el hombre, hay una fuerza divina: todo. El hombre es un pedazo de cuerpo infinito, que la creación ha enviado a la Tierra vendado y atado en busca de su padre, cuerpo propio".

En la escala de valores martiana, el hombre es el mismo Hombre Nuevo que mencionaba el Che y es ése el que construirá el socialismo en el siglo XXI, según las características, condiciones e idiosincrasia de cada país y su pueblo.

Dicho esto definamos una cuestión:

¿Pudo ser marxista Martí?

Definitivamente no. En las colonias de su época no había –ni podía haber- un solo marxista real, porque no había todavía la problemática y la práctica a que se refería Marx, porque no había todavía una acción de la que aquel "marxismo" pudiera ser guía.

¿Qué relación concreta tienen entonces Martí y el socialismo?

Siguiendo la línea de pensamiento del profesor Jorge Ibarra en su estudio: "José Martí: dirigente político e ideólogo". La relación del pensamiento martiano con el pensamiento marxista debe analizarse de manera prudente y rigurosa. La crítica martiana de la realidad social partía, de posiciones teóricas distintas a las del marxismo. De acuerdo con los conceptos que usa el filósofo húngaro Andras Gedo para definir la relación de algunos sistemas teóricos modernos con el pensamiento de Marx, el sistema ideológico martiano se encontraría dentro de una tendencia a la aproximación al marxismo, que aún no es el tránsito al marxismo.

El pensamiento martiano pudo plantearse correctamente la solución de una serie de contradicciones sociales. A pesar de los límites de su época pudo describir y explicar los mecanismos psicológicos que movían a los portadores de las relaciones sociales capitalistas, la tendencia a la dominación continental del imperialismo. Sin llegar a integrar una síntesis filosófica o una teoría social coherente, Martí pudo prever el desarrollo histórico del capitalismo estadounidense y su enfrentamiento inevitable con los países de Nuestra América.

Su crítica social a los móviles mercantiles de la clase burguesa y al poder de los monopolios, desde las posiciones de vanguardia del movimiento de liberación nacional cubano y de su sistema de valores éticos, fue una de las más avanzadas y profundas de la época, por no decir la de mayor calado histórico en América.

Las coincidencias y confluencias, los avances y retrasos de Martí en relación con el pensamiento marxista en nuestro continente, constituye una demostración dialéctica que se puede acceder a la interpretación de la realidad desde posiciones teóricas distintas, siempre que éstas converjan, en términos generales, en la negación y superación de los obstáculos que se oponen al desarrollo histórico.

Conclusiones

La temática referida a la articulación del pensamiento martiano y marxista, medular para analizar la ideología de la Revolución Cubana, se debe ser profundo y convincente para no generar distorsiones o imponer criterios. En ocasiones hemos escuchado manejar criterios absolutistas calificando a Martí de materialista o idealista, de liberal o socialista indistintamente. Las condiciones histórico-concretas que vivimos nos obligan a desarrollar una educación con una perspectiva científica, con posturas razonadas en análisis desde el conocimiento.

Una correcta comprensión de la esencia de la praxis y la teoría martiana y su relación con el socialismo permitirá a nuestros docentes, educandos y pueblo en general, articular ambos elementos. No hacerlo o hacerlo indebidamente crea un vacío informativo, más bien-gnoseológico- que permite asumir posturas tergiversadas de nuestra ideología.

Por tanto, recomendamos ser más específicos en el abordaje de estos temas; sin pretender ser academicistas, posibilitar suficientes elementos para el necesario debate ideo-político que se plantea la sociedad moderna en la cual nos desarrollamos y la construcción del sistema socio-económico al cual aspiramos.

Somos del criterio que el presente estudio (que continuará desarrollándose con el apoyo de la experiencia y la investigación de colegas y educandos) pudiera extenderse como material de apoyo en el proceso de enseñanzaaprendizaje en nuestras escuelas y para cubanos y extranjeros interesados en tener argumentos sobre la fundamentación ideológica de la Revolución Cubana.

Bibliografía

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Revista Cuba Socialista No 28.

Valoración múltiple: José Martí, Tomo 1. Fondo Editorial Casa de las Américas, 2007.

 

 

Autor:

Lic. Maikel Pons Giralt.

Profesor Instructor de Filosofía Marxista-Leninista en la Universidad de Ciencias Pedagógicas "José Martí" de la provincia Camaguey.

Calle 1ra # 9 entre Ay B. Reparto Alturas del Cerro Municipio Camaguey.

Provincia Camaguey.

Cuba. CP 70700.