La reflexividad moderna se expresa como la imposibilidad por "aprehender" y definir un concepto "último" de lo que sería considerado como "moderno". A diferencia de las sociedades pre-modernas, en donde la tradición implicaba una reformulación "presente y activa" de un pasado dotado de sentido de valor y místico, la reflexión de la vida social moderna se expresa en el hecho de que las prácticas sociales son examinadas constantemente y reformuladas a la luz de la nueva información sobre esas mismas prácticas. Esto no quiere decir en modo alguno que las tradiciones no existan en la vida moderna, sin embargo ya no ocupan el rol fundamental para la cohesión e integración social que manifestaban en las sociedades tradicionales.
Todas estas modificaciones alteran el equilibrio anterior y sacuden las bases en las cuales la verdad (parcial e institucionalizada) se sustentaba por medio de la fuerza y el miedo.
La era de profundos cambios abarcó un período que se extiende por casi dos siglos, a partir de fines del siglo XVII, donde los cambios vinieron de la mano de multiples Revoluciones, entre ellas tenemos: la revolución inglesa de 1689, la revolución norteamericana (independentista) de 1776, y la más significativa en Europa fue la Revolución Francesa de 1789, la cual produjo un cambio significativo en dentro de la estructura social y del orden mundo.
La DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y EL CIUDADANO modifica la posición del individuo ante sus pares, ante el Gobierno y ante si mismo:
"Los representantes del pueblo francés, constituidos en Asamblea nacional, considerando que la ignorancia, el olvido o el menosprecio de los derechos del hombre son las únicas causas de las calamidades públicas y de la corrupción de los gobiernos, han resuelto exponer, en una declaración solemne, los derechos naturales, inalienables y sagrados del hombre, a fin de que esta declaración, constantemente presente para todos los miembros del cuerpo social, les recuerde sin cesar sus derechos y sus deberes; a fin de que los actos del poder legislativo y del poder ejecutivo, al poder cotejarse a cada instante con la finalidad de toda institución política, sean más respetados y para que las reclamaciones de los ciudadanos, en adelante fundadas en principios simples e indiscutibles, redunden siempre en beneficio del mantenimiento de la Constitución y de la felicidad de todos.
En consecuencia, la Asamblea nacional reconoce y declara, en presencia del Ser Supremo y bajo sus auspicios, los siguientes derechos del hombre y del ciudadano:
Artículo primero.- Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común."[18]
Y con la pérdida del miedo, la palabra, el libro y la razón, el Ho. ya no será el siervo.
Antes, el individuo no tenía entidad propia sin que pertenecía a la tierra y al Rey de la misma (ejemplo. no habían apellidos: Irineo de Lyon, Joanne d䁲c, etc.),
después, los individuos adquieren entidad de ciudadano, antes el derecho tenía raíz en la pertenecía y el acceso a la justicia se repartía por castas o corporaciones, después, los hombres se erigen con igualdad de derechos por el hecho de haber nacido, antes, los reinos eran la unidad de división de la tierra, dispersos y autocráticos luego de la Caída del imperio Romano de Occidente,después, se constituyeron los Estados Modernos, antes, las artes estaban guiadas por una estricta vocación teológica,después, las artes se secularizaron y se inicia un paulatino abandono de los cánones académicos, antes, el gusto y la personalidad estaban determinadas por proporciones y patrones de protocolo, después, se liberan los espíritus y nace el autor como origen de la obra, y así, mientras hay historia, hay un antes y un después弯font>
Todo este proceso de liberación relatado, más allá de realizar una acción social (cosa que a posteiori se dará indefectiblemente) afecta los fueros más íntimos del espíritu humano弯font>
"嬡 aureola divide la vida en lo sagrado y lo profano: crea un aura de temor y resplandor sagrados en torno de la matriz de la condición humana, inexorablemente separada de las necesidades y presiones que animan a los hombres y mujeres que la rodean堦quot;todo lo sagrado es profanado"; nada es sagrado, nadie es intocable, la vida se vuelve completamente desacralizada嬯s hombre y mujeres modernos, sin ningún miedo que los contuviera, no se detuvieran ante nada; libres de temores y temblores, también serán libres para pisotear a todo el que encuentren a su paso妱uot;[19]
Todas estas emancipaciones en los diferentes campos del pensamiento, desembocaron en un nuevo espíritu para un nuevo hombre, dado que operar sobre el intelecto es actuar sobre el espíritu de la época. Esto es operar sobre las esferas de la sociedad. Y cuando uno actúa sobre el plano de las ideas y las formas de estar en el mundo, afecta las visiones de las instituciones sociales.
Según Zygmunt Bauman, la Modernidad tuvo exigencias muy concretas en su proceder:
"堬o primero que debía diluirse eran las lealtades, derechos y obligaciones tradicionales, así como la tradición pasaba a ser el sedimento y residuo del pasado en el presente妱uot;, [20]
se debía terminar con el lastre que detenía el avance.
Otra de las características de la transición desde lo pre-moderno a lo moderno es se trastocan sustancialmente las formas en que se manifiestan las relaciones humanas en general, entendidas éstas en lo que respecta a su desenvolvimiento en "tiempo" y en el "espacio" de las acciones.
Lo que tradicionalmente podía expresarse como una relación social "comunitaria", de carácter mas bien local, de raigambre y de lugar, es llevado en la modernidad a niveles mundialmente extendidos de la división del trabajo internacional, las relaciones productivas, diplomáticas, económicas, y culturales que se han integrado mundialmente.
Comienza a configurarse un esquema global económico y político sobre nuevas bases ontológicas en lo que respecta al espacio y al tiempo, se reestructura la condición de lugar por cierto más indefinido.
Así, ese nuevo Ho., el hombre moderno ya hecho individuo, ya libre de la dominación patriarcal, se halla desnudo de las "abigarradas ataduras del feudalismo" se halla solo en las calles de la ciudad. Comparte la desnudez del Rey Lear, el desamparo y la visión de la "otra vida que existe tras los muros". Lo que estaba oculto se hace visible, lo impúdico del mundo se ve.
El Ho. libre del feudo cae inmediatamente en manos del nuevo sistema de producción racional-liberal de la burguesía ascendente que le ofrece su mano mas despojada, desgarradora y de explotación abierta.
"娼/em>la Modernidad) la burguesía ha despojado de su aureola a todas las profesiones嬠 respetables y dignas de respeto reverente, al médico, al jurisconsulto,al sacerdote, al poeta, al sabio, los ha convertido en sus servidores asalariados妱uot; [21]
Cuando Berman habla de la pérdida de "la aureola" nos refiere a que la Modernidad termino con los esquemas de prelación de su mundo anterior. Sus escalas de valores y sus objetos reverenciales han caído al "barro de la historia" (José Pablo Feinman) y son reemplazado por los de la burguesía. Los nuevos cultos de la Modernidad se erigen弯font> "娼/em>la Modernidad) la burguesía ha hecho de la dignidad un simple valor de cambio妱uot;[22] La etapa moderna es un proceso nihílico, de descreimiento, donde la pérdida de aureolas y las antiguas dignidades son puestas en duda. En realidad弯font> "嬡s antiguas forma de honor y dignidad no mueren; se la incorpora al mercado, se les añade una etiqueta de precio, adquieren una nueva vida, como mercancías. Así, cualquier forma imaginable de conducta humanase hace moralmente permisible en el momento en que se hace económicamente posible y adquiere "valor; todo vale si es rentable. En esto consiste el nihilismo moderno. Dostoievski, Nietzsche y sus sucesores del siglo XX atribuirán esta situación a la ciencia, al racionalismo y a la muerte de Dios妱uot;[23] La modernidad cree en un sujeto plenamente conciente cuya certeza es precisamente el cogito que a la par confirma al yo. El hombre queda convertido en un objeto aprehensible enunciado en una definición que como tal requiere universalidad. "La unidad del sujeto era asegurada por la continuidad entre el deseo y el conocer, el instinto y el saber, el cuerpo y la verdad. Todo esto aseguraba la existencia del sujeto"[24]. El Ho. moderno común es colocado en una posición de anonimato que implica en cierta forma una relación en la cual de no ser por un principio de "fiabilidad" primaría la desconfianza y la incertidumbre generalizadas. El desanclaje producido por la separación ontológica y práctica del tiempo y el espacio modernos es re-anclado por medio de la fiabilidad, mediante la cual se establece cierta complicidad de la vida en sociedad. La desatención cortés pasa a ser la forma en que un sujeto "deja en paz" a otro, pasando por su lado mirándolo apenas y sin tocarlo. Dicha "desatención" no hubiera sido posible en la era pre-moderna en donde la localidad de las relaciones sociales implicaba una complicidad directa con las demás personas, en la modernidad en cambio, "representa el tipo más básico de los compromisos de presencia que se dan en los encuentros con extraños". Ahora tomemos las palabras del historiador español Julio Aróstegui, que plantea una tesis integral de para evaluar un hecho histórico: "弥m>la historia es sociedad más tiempo, o menos metafóricamente, "sociedad con tiempo". Por ello toda conciencia que el hombre adquiere de lo histórico es, de alguna manera, una conciencia de la temporalidad妱uot;[25], dimensiones necesarias para su localización en la dualidad tiempo-espacio. Debemos ser conscientes de que existen muchos modos de ser moderno; no hay una modernidad canónica sino múltiples modernidades: la occidental europea -y dentro de ésta, la democrático-liberal, la bolchevique, la nacionalsocialista-, la norte-americana, la japonesa, la fundamentalista actual, etcétera. La civilización de la modernidad comporta en cierta medida una modernidad de las civilizaciones por cuanto que todas tienen unos determinados patrones de racionalización y unos portadores de acción colectiva que pugnan por definir la modernidad en sus propios términos, por diferente que esto pueda ser expresado. Según la tesis de Aróstegui, es posible que asistamos a infinidad de modernidades, y de todas esas modernidades, deberemos saber cuál es el estado histórico desde dónde vamos a observar? el punto de observación que adoptaremos observar? y desde dónde nos llega objeto de observación?. Ese saber del aquí/ahora, producto de la reificación del individuo, va a permitir definir al individuo, a la mirada que va a realizar su crítica. Y ese individuo nunca tendrá una mirada aséptica, desprejuiciada e inocente. Toda crítica siempre se realiza desde una cierta doctrina, desde una cierta temporalidad y desde una determinada circunstancia. Al igual que el individuo crítico que vierte su mirada desde su circunstancia en particular. La adopción del punto de vista para ejercer la crítica también es una forma de mantener una弯font> "岥lación con esa categoría opaca y referencial que es el tiempo nos dará las claves de la conformación actual de una conciencia colectiva concreta de la temporalidad妱uot;[26] y esa visión concreta a la vez nos hablará de los momentos que se vive. Visión y temporalidad, son elementos que componen la huella o la carga de significación que tienen los conceptos.
"弥m>Conocer es representar; pero esto significa que hay posiciones tomadas en tanto la posibilidad de elaborar la imagen del mundo tiene como supuestos un sujeto capaz de formar y elaborar tal representación y un algo que representar."[27]
Nadie niega hoy, la situación de crisis de la razón, lo que se ha constituido en un estado rotundo de la cultura contemporánea: crisis de la representación y crisis del sujeto. El saber abarcativo, que responde por una totalidad, demuestra su impotencia para dar cuenta del mundo contemporáneo.
Qué es el espacio moderno?
Volvamos al sintagma de origen, EL ESPACIO MODERNO, del cual ya hemos diseccionado la noción de espacio y la noción de Modernidad.
Ahora, a por los dos juntos. A ver qué es lo que resulta de la combinación: EL ESPACIO MODERNO.
Resaltemos, antes de iniciar este último tramo, que la Modernidad, como concepción más teórica que sensible, demandó un gran esfuerzo intelectual cosa que se reveló como antitético con sus postulados de generalidad e igualdad. Esta exigencia profundizó por otra vía, la segmentación social para finalmente retroceder ante el acervo y la resurgente tradición posmoderna.
Originalmente el espacio moderno confrontó co una concepción de espacio entendido como un ente infinito estructurado según las leyes absolutas de las matemáticas.
Con la racionalización de los procesos de definición del espacio físico cambió la función simbólica de los elementos arquitectónicos. Esta se apoyaría, sobre todo, en razones morfológicas más que teológicas. Fueron los cuerpos geométricos de mayor regularidad los que simbolizaron los ideales del humanismo.
"嬡 creación arquitectónica es el concebir un sistema de relaciones espaciales."[28]
El espacio ya no es direccional, jerarquizado ni orientado (en el sentido mítico del término). Se presenta homogéneo e infinito.
Con el purismo de Amedée Ozenfant y Charles Edouard Jeanneret, conocido posteriormente como Le Corbusier surge hacia la idea de que el arte debería desarrollarse en paralelo a la ciencia, en cuanto las dos tienden a generalizar las propiedades de la naturaleza, sus fundadores buscarían romper esa brecha en la que la ciencia había avanzado hacia el futuro y el arte se había quedado atrás.
http://www.plataformaarquitectura.cl/2010/12/09/the-fogo-long-studio-saunders-architecture/
El racionalismo en arquitectura coincide siempre con el funcionalismo, es decir, con la premisa de que la forma es un resultado de la función.
El racionalismo arquitectónico, que se fundamenta en el mito de una sociedad científica y racionalmente ordenada, como proceso de pensamiento se ha convertido en forma. En todos estos casos la arquitectura está interpretada como contenedor de actividades, como sumatorio de instalaciones, maquina que absorbe la energía del entorno, como problema de medidas, como definición de estándares. La arquitectura racionalista parte de la entronización del método. Toda precipitación, intuición, improvisación ha de ser sustituida por la sistematicidad, los cálculos precisos y los materiales producidos en serie.
Racionalismo y funcionalismo fueron interpretados por Theodor W. Adorno, como mecanismos empobrecedores de las complejidades y cualidades de la realidad.
Para esto pretenden crear un nuevo arte basado en la geometría pura, la colaboración tecnológica, la coherencia con el desarrollo técnico, estandarización y economía de medios, cuya manifestación más radical la hará la analogía mecánica de la casa como una máquina para vivir.
Con el Neoplasticismo como movimiento, Piet Mondrian y Theo Van Doesburg, avanzan en el sentido de emplear las concepciones espaciales cubistas donde encuentran en la oposición de los fundamentos básicos del arte: forma y color, superficie y línea, las herramientas para la creación de un lenguaje puro, comprensible a sí mismo. Tienden a un proceso de abstracción paulatino hasta reducir a la mínima expresión.
Basándose en la abstracción y exploración del cubismo y otras influencias relacionadas con condicionantes tecnológicas y sobre todo con la reflexión de la sociedad de la Era de la Máquina, generaron una serie de conceptos de simplificación y superposición que después se materializarían en la concepción arquitectónica.
La nueva arquitectura pasa de ser una arquitectura del eje lineal a ser una arquitectura de la superposición. Superposición de la línea como en el caso de estudio estructural constructivista, superposición del plano y la línea como en las propuestas de De Stijl reflejadas en la Casa Schr椥r-Rietveld y la superposición de volúmenes como en la serie de villas de Le Corbusier y en concreto la Ville Savoye.
En la arquitectura de la Bauhaus, la concepción que el arte debe responder a las necesidades sociales corresponde a la artesanía utilitaria. Se entroniza un método que abandona las normas de la composición clásica y que experimenta nuevos métodos, ya sean racionales o irracionales, a la vez que destierra el ornamento. Se establecería un sistema de clasificación y organización de la producción arquitectónica en base a parámetros formales afines a todas las propuestas: el espacio acotado, la regularidad modular en vez de la composición de eje axial.
La concepción que desarrollan estas vanguardias se basa en un espacio libre, fluido, ligero, continuo, abierto, infinito, secularizado, transparente, abstracto, indiferenciado, en total contraposición al espacio tradicional que es diferenciado volumétricamente, de forma identificable, discontinuo, delimitado, especifico, newtiano, cartesiano y estático. A esta nueva modalidad de espacio unos lo denominaron espacio-tiempo y otros la calificaron como antiespacio por generarse como contraposición y disolución del tradicional espacio cerrado, delimitado por muros.
Todo ello culminara en un paso trascendental en la evolución de la arquitectura donde la concepción del espacio quedará conformado sobre un plano horizontal libre con fachada transparente. Todo espacio moderno gira en torno a un protagonista estructural y formal a la vez: el pilar.
La sensibilidad por el lugar es irrelevante. Todo objeto arquitectónico surge sobre una indiscutible autonomía.
Los conceptos de espacio y de lugar, se pueden diferenciar. Espacio tiene una condición ideal, teórica, genérica e indefinida y lugar posee un carácter concreto, empírico, existencial, articulado, definido hasta los detalles.
La idea de lugar se diferencia de la del espacio por la presencia de la experiencia. Lugar está relacionado con el proceso fenomenológico de la percepción y la experiencia del mundo por parte del cuerpo humano.
"弥m>La oposición a la monumentalidad tradicional se manifiesta en otro de los objetivos de la arquitectura de la era de la maquina: todo se subordina a la búsqueda de prototipos. El pensamiento moderno, con su insistencia en la reproductibilidad, había convertido a la arquitectura en diseño de prototipos. Otro obstáculo, en la medida que el movimiento moderno radica en una pretendida ahistoricidad; parte de la conciencia de ser él mismo un hecho histórico trascendental, y por tanto, puede prescindir de la necesidad de una historia anterior. En la edad de la maquina se considera que es posible encontrar un camino propio para caracterizar la arquitectura. Partiendo de la negación de la tradición, las vanguardias proponen unas formas puras y abstractas, de cubiertas radicalmente planas, conformadas por nuevos materiales y tecnologías妱uot;[29]
En la teoría arquitectónica reproductiva ha sido necesaria la utilización de nociones que conciliasen la inmensa diversidad de las instancias individualizadoras con los esquemas generalizadores e interpretativos. Esta necesidad ha culminado en la cultura contemporánea con el pensamiento estructuralista o la teoría de los tipos de visiones del mundo. Recurrieron a categorías interpretativas próximas a la noción de este tipo, para vulgarizarse finalmente en la dicotomía tipo/modelo:
tipo, es la idea genérica, platónica, arquetípica, es la forma básica común en la arquitectura, modelo es aquello que puede irse repitiendo tal cual, como un sello que posee una serie de caracteres recurrentes.
El espacio moderno, fluido libre, integrado de planta libre, de expresión no privativa, con su adiós a la intimidad堩limitado como los cuadros de Rothko, tan público (visto, expuesto, impúdico) como la casa Curuchet, en aquella escena de la película "El hombre de al lado", donde Leonardo no tiene donde esconderse dentro de su casa de la mirada de Victor, donde la lucha se plantea por una simple ventana que afecta su intimidad, mientras es observado, fotografiado, filmado desde todos los ángulos hasta por los ladrones.
Es usual en el espacio público de la actual modernidad,
"寢servar la realidad de segregación, ghettos y espacios enclávicos, y hablar en forma nostálgica del decaimiento e incluso de la desaparición del espacio público堣ontrastan a la ciudad actual con un pasado mítico, ubicado en algún momento de la era moderna, en el cual las características propias del espacio público –multiplicidad de usos y encuentro social– no sólo se desarrollaban, sino además estaban en constante expansión妱uot; [30]
La atomización de la ciudad, de la cual los enclaves fragmentarios como los malls, las comunidades enrejadas o las burbujas turísticas son una expresión, "han puesto fin en la práctica a un componente esencial del espacio público: es la superposición de funciones en un mismo territorio lo que crea complejidad en la experiencia vivida en ese espacio", enclaves pseudo-públicos donde las interacciones se tratan de contener y controlar.
"嬡s restricciones, la sospecha y el miedo estarían, cada vez más, marcando las interacciones sociales… en el nuevo paisaje urbano "hay un miedo constante a la exposición, pues todas las diferencias son potencialmente tan explosivas妱uot;[31]
Ha desaparecido del espacio público la autenticidad sobre lo cual Baudrillard (1983) señala que la realidad ha perdido su primacía "hoy las simulaciones" y el espacio público moderno que significaba exposición, debate crítico, interacción entre clases y autenticidad, hoy adolece de representación.
Espacios pseudo-públicos aparecen no sólo como un inocente cambio en el paisaje urbano, sino además como un factor importante en la transformación de nuestras interacciones sociales y la tradición liberal moderna sobre cómo interpretar dicha interacción. Si la democracia liberal requiere el reconocimiento del otro como sujeto, entonces la exclusión y la sobrerregulación se convierten además en una amenaza política.
Tanto por amenaza como por estética en Londres y Nueva York la gente considerada inaceptable por la sociedad en su conjunto era mantenida fuera de los sectores de la ciudad donde se congregaban las clases pudientes, y también, la exclusión de la gente de color de espacios comerciales y el mercado habitacional era un hecho de la vida, y ni siquiera ilegal, hasta mediados de siglo. En efecto, si renunciamos a adoptar una perspectiva extremadamente negativa de la presente situación del espacio público, basada en el prejuicio político o un programa ideológico, el pasado aparece en toda su contradicción y no como una utopía incuestionada.
La utopía burguesa (Fishman, 1987), construida mayoritariamente en los suburbios, era extremadamente excluyente hacia los sectores más pobres de la sociedad.
En la sociedad renacentista la idea de una esfera pública estaba incompleta. La burguesía estaba aún integrada a la estructura tradicional de poder y acomodaba sus demandas a las condiciones políticas de la sociedad. La aparición de la esfera pública requería el cuestionamiento burgués a la forma de gobierno. Una vez que este desafío se presenta, aparecen nuevas instituciones (y también espacios), que se convierten en centros de poder democrático y ciudadanía: conferencias, espectáculos públicos, salones y prensa escrita.
La promesa de Habermas de encuentros libres y diálogo racional entre diversos grupos sociales ha sido llevada al plano de la discusión espacial por muchos autores, y transformada en el pilar de la conceptualización urbanística post-moderna del espacio público. Sin embargo, para estos autores, y contrariamente a la visión de Habermas, el encuentro social y la yuxtaposición de usos en el espacio público no es una promesa no cumplida, sino la característica básica de la vida urbana moderna:
"La experiencia de la vida moderna incluye la primacía de la apertura de las calles, libre circulación, el encuentro impersonal y anónimo entre peatones, el espontáneo disfrute y congregación en las plazas, y la presencia de gente de diferentes orígenes sociales mirándose, observando las vitrinas, comprando, sentándose en cafés, uniéndose a manifestaciones políticas, apropiándose de las calles para sus festivales y demostraciones, y usando los espacios especialmente diseñados para la entretención de las masas". [32]
El espacio público aparece materialmente entonces como un espacio propio de la era moderna, el cual se abre a diferentes motivaciones públicas y cuyo uso es discutido por visiones y propósitos igualmente legítimos. Pero al mismo tiempo es un espacio experimentado como tal por la ciudadanía, y por ende el comportamiento y acciones de los ciudadanos en dicho espacio tienden a reflejar apertura y libertad.
Foucault defiende la idea de que el ejercicio del poder es, en última instancia, la motivación de la acción humana, y por ende su ejercicio no está confinado al Estado, sino que permea a todas las demás instituciones sociales: escuela, familia, etc. "En cualquier sociedad hay relaciones manifiestas de poder que permean, caracterizan y constituyen el cuerpo social, y esas relaciones de poder no pueden ser establecidas, consolidadas ni implementadas sin la producción, acumulación y funcionamiento de un discurso". Lo que se transformó con la llegada de la modernidad no es la naturaleza humana y su vocación de poder, sino las características del discurso de este poder.
Previamente a la Modernidad, el arte de construir correspondía a hacer manifiesto el poder temporal o divino. Los espacios públicos estaban destinados a expresar el poder del soberano, en el mundo moderno se orientan hacia prácticas disciplinarias, a obtener una completa docilidad del cuerpo.
Cerdá en la reforma de su propia ciudad señala: "Las calles no son sólo vías de circulación, son medios estratégicos, las cuales deben siempre ser tan largas y derechas como sea posible".
Podría decir que una mirada específica de la arquitectura tomada exclusivamente desde el mundo material propio, reedita la dicotomía planteada ente modernidad/pos-modernidad, donde el duelo objetividad/subjetividad rigen todo esquema de pensamiento. Así la visión moderna nos determinaría el carácter objetivo y específico de ciencia aplicada frente a los olvidos que evidencia la pos-modernidad al mostrarnos que la supuesta realidad absoluta y objetiva, se halla cruzada por componentes de otras procedencias, materiales, históricos y sobre todo psicológicos.
Lo moderno busca su discurso desde ningún lugar en particular pues toma el todo; lo posmoderno busca desde un determinado sitio, un aquí y ahora que reconoce una parte; lo global busca la virtualidad tomar la totalidad.
Desaparecida la referencia a un sujeto pensante y volitivo, se desarticula la figura "sujeto" como referencia. Una profunda escisión conmueve a la cultura de la modernidad. Más allá de las promesas de libertad, de la utopía dieciochesca, hoy no queda más que puro presente discontinuo, crítico y desarticulado. La atomización de la sociedad va resultando en la soledad generalizada de los individuos en el marco de la lógica dispersiva, atomística y cínica de esta etapa del capitalismo.
Giddens postula que la coordinación del tiempo es la base del control del espacio, la modernidad diferencia de esta forma al "espacio" del "lugar", ya que este último se refiere exclusivamente al carácter local de los asentamientos físicos y geográficos específicos, mientras que la noción de "espacio" puede relacionársela con su condición de indeterminación, tránsito o en palabras de Marc Augé, "NO LUGARES".
El mundo posmoderno rompe fronteras que cree necesario romper para imaginar fuera de todo paradigma normativo la descripción de la realidad.
"僵ando se estaba consolidando a la arquitectura como arte del lugar, aflora una realidad totalmente nueva con respecto al espacio. Esta situación está generando una nueva sensibilidad, nuevas capacidades de percepción y nuevas teorizaciones. La idea de atopia que defiende Peter Eisenman detractor de cualquier posible relación con el lugar como en los proyectos de Rem Koolhaas.
Los lugares ya no se interpretan como recipientes existenciales permanentes, sino que son entendidos como focos de acontecimientos. Dentro de estas nuevas realidades espaciales podremos distinguir tres grupos de fenómenos: – En primer lugar lo que podemos denominar espacios mediáticos, donde el espacio físico ya no es predominante, sino que la arquitectura se ha transformado en un contenedor neutro con sistemas de objetos, maquinas, imágenes y equipamientos que configuran unos interiores modificables y dinámicos, un ejemplo emblemáticos son los museos, en los cuales la forma del espacio y la presencia de la luz natural ya no son definitorios – En segundo lugar encontramos a los no lugares, espacios de la sobremodernidad y el anonimato, definidos por la sobreabundancia y el exceso, son espacios relacionados con el transporte rápido, el consumo y el ocio que se contraponen al concepto de lugar de las culturas basadas en una tradición etnológica localizada en el tiempo y en el espacio. – En tercer lugar tenemos el espacio virtual o ciberespacio, el que utilizan arquitectos, ingenieros, diseñadores, músicos, etc.; para proyectar y crear en el ordenador. El que puede conectar distintos espacios de edificios mediante sistemas computarizados, sin necesidad de recurrir a los espacios tradicionales en los que cada actividad tiene su sala y cada compartimiento esta conectado por elementos peatonales y físicos.
Los conceptos y experiencias del espacio y el lugar están en continua transformación e incluso disolución. El lugar y el no lugar son polaridades límite. El espacio casi nunca es delimitante perfecto de la misma manera que el antiespacio casi nunca es infinitamente puro".[33]
No hay absoluto alguno. Nadie siente en este mundo presente que se encuentre en un lugar de privilegio desde el que otorgue sentido y significados. La ilusión de plenitud está caduca. Un mundo atómico que ha entablado una guerra contra la totalidad, en el que más bien, la idea de totalidad semeja un tabú.
Ningún destino, ningún proyecto, ningún principio esencial que conduzca, todo es espectáculo y pura imagen, todo leve y pasajero; ningún punto al que arribar; no se cree en absoluto alguno.
La evidencia cotidiana desalienta toda posibilidad de generar discursos globalizadores como aquellos que, desandando el tiempo, construyó el imaginario moderno-
MUCHAS GRACIAS POR HABERSE PRESTADO A ESTA SERIE DE ESPECULACIONES.
Autor:
Arq. Darío Yancan
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA
FACULTAD DE ARQUITECTURA
TEORÍA – CÁTEDRA I
TITULARES: Arq. Pablo Szelagowski, Arq. Pablo Remes Lenicov y Arq. María Elisa Sagüés.
Ciclo Lectivo 2011
Clase de oposición
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