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Abraham y Job: misioneros de la fe, obediencia y esperamza (página 3)


Partes: 1, 2, 3

Me parece sumamente bello el adverbio repetido cuando se habla de Dios, porque esta palabra -sólo, únicamente- representa uno de los momentos decisivos en los que el hombre bíblico capta al Dios vivo. Encontramos este adverbio, quizás, en los Salmos, cuando se quiere proclamar la trascendencia y al mismo tiempo su comunicación: "Él sólo hizo grandes maravillas.", él sólo ha creado los cielos; "Me acuesto en paz, y enseguida me duermo, / pues tú sólo, Yahveh, me asientas en seguro.". (173)   En la Biblia a la profunda intuición sobre la unicidad de Dios le acompaña siempre la afirmación de que en él únicamente está nuestro descanso, nuestra salvación, nuestra paz. Podemos ver ahora, en el capítulo 28, un importante paso adelante: el hombre no se conoce, no debe pretender conocerse, sino que a Dios, y sólo a él, confía su justicia, el conocimiento de sí mismo, la certeza de su verdad, su propio ser. De una forma discreta se responde a la ansiedad de Job que quiere poseerse a sí mismo, quiere conocerse, quiere la seguridad, en el cielo y en la tierra, de ser justo, de ser un hombre cabal.

La respuesta de Dios.

Ahora podemos pasar a nuestro relato sobre Dios que, después de haber sido invocado al principio del libro, llamado a juicio, tratado mal e insultado, siempre ha escuchado tranquilamente, sin descomponerse; se puede pensar incluso que haya escuchado con amor, con benevolencia, con bondad, los disparates de Job y sus amigos. Consideraremos brevemente los capítulos 38 y 39, (174) dejando para vosotros la tarea de leerlos y meditarlos por entero.  

"Y Yahveh respondió a Job desde el seno de la tempestad.". (175)

La teofanía recuerda el episodio de Elías, cuando el profeta alcanzó una parte del inaccesible misterio. Y respondió haciendo llover sobre Job una lluvia torrencial de preguntas. Job continúa preguntando a Dios y Dios contesta a su vez interrogándole a él.

La serie de preguntas continúa durante todo el capítulo y en los primeros dos versículos del capítulo 39. Dios pasa a describir la realidad que el hombre ve en torno a sí, en el mundo animal, pero de la que no sabe dar la última razón.

  • Preparación a la meditación.

Son muchas las pistas de reflexión para nuestra meditación: un filón, por ejemplo, podría considerar la posibilidad o no de la naturaleza de revelar el misterio de Dios, es decir, la posibilidad de hablar de Dios a partir de la naturaleza. Hoy día la teología se ocupa cada vez con mayor frecuencia de este tema, sobre todo en relación a los grandes temas de la ecología: ¿cómo debemos concebir la presencia de Dios en la creación?   Sin embargo no seguiré esta línea, sino que me detendré en algunas reflexiones sobre el tema de la no aceptación, por parte de Job, de los límites de su conocimiento: me parece un aspecto bastante importante de cuanto nos enseña este Libro.

Primera reflexión: debo aceptar el hecho de no saber cambiar el universo, de no saber cambiar los planes de Dios y de la Iglesia, incluso ni siquiera el giro completo de mis responsabilidades. Puede ser duro, porque nuestra época precisamente se muestra orgullosa de sus progresos científicos y las ciencias humanas aspiran, al menos inconscientemente, a poseer la totalidad del misterio. Sin embargo me parece sabiduría auténtica el reconocer que no sabemos y no podemos saberlo todo, que toda ciencia, por su naturaleza, es sectorial y conoce un solo aspecto de la realidad.  

Este límite de nuestro conocimiento nos quema, nos humilla desde el momento que estamos tentados continuamente a poseer el conjunto de la realidad para poder prever incluso el futuro. En el fondo, tal tentación se relaciona con la originaria: Quiero comer el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, quiero tener la llave de la totalidad del ser, de la totalidad del misterioso plan de Dios, del misterio de la Iglesia, del futuro de nuestra sociedad. Y sin embargo la sabiduría auténtica nace de la aceptación de este límite humano.

Segunda reflexión: debo aceptar, consecuentemente, la imposibilidad de conocerme por completo. Como dice San Pablo, incluso si no soy consciente de haber hecho mal a alguien, no por eso estoy justificado; quien me justifica es el Señor. (176) El depositario de la ciencia total, también sobre mi vida, es únicamente Dios. Este es el paso ulterior de la sabiduría, tan difícil de comprender para Job y para el hombre en general, pero necesario si queremos alcanzar una cierta paz interior.

Tercera reflexión: debo confiar en Dios por cuanto respecta al conocimiento global de mí mismo, del ser, del horizonte trascendental del todo. A partir de esta confianza podré alcanzar segmentos útiles de conocimiento, investigador y deductivo, sobre mí mismo y sobre los otros.   Siempre, sin embargo, con la reserva de que el conocimiento de la totalidad del misterio no se nos ha sido concedido.

  • Aplicaciones prácticas.

Incluso en el ámbito de la meditación, sugiero tres aplicaciones prácticas para nuestra vida.

  • El futuro de la Iglesia está en las manos de Dios, como también los planes pastorales dependen, en sus resultados, de mil acontecimientos imprevistos que se nos escapan y cuya totalidad es conocida únicamente por Dios.   Se nos ha pedido aplicarnos con humildad a estos segmentos de conocimiento que nos resultan posibles, a expresar las acciones y ejecuciones que nos parecen razonables, aceptando también que los acontecimientos nos superan, nos desmienten, nos obligan a ver las cosas de nuevo.  

El intento mayor de forzar el conocimiento de la totalidad de los hechos y de prever el curso histórico es el de las ideologías totalitarias, que se derrumban dramáticamente desmentidas por las circunstancias. En nuestro camino de Iglesia, incluso dejándonos influir justamente por las cuestiones de mayor racionalidad, es necesario darnos cuenta que tal racionalidad siempre es relativa y parcial, que requiere de nosotros honestidad, lealtad, capacidad de responder a situaciones tal como las conocemos, recordando siempre la salvedad del Salmo: "Pues tú sólo, Yahveh, me asientas en seguro.". (177)

  • Muchas veces invocamos en la pastoral el auxilio de las ciencias sociales y, en general, de los datos científicos del momento, del ambiente, de la situación, de los modos conforme a los que se mueve la humanidad. Un filósofo contemporáneo ha escrito recientemente que las ciencias sociales son la reflexión "sobre las consecuencias inintencionales de los proyectos intencionales.". Porque el juego de la realidad no intencional, de las consecuencias no previstas racionalmente, es vastísimo. Y aquel filósofo oponía una mentalidad proyectual -que puede convertirse en pretensión de programar la totalidad- a una mentalidad peregrinante, más abierta, que intenta darse cuenta de las cosas tal como son, valorar lo que se debe hacer y después vivir con aquella confianza que no presume poder conocer todas las cosas, ni siquiera sobre nosotros mismos, nuestra justicia, nuestro bien hacer.   Cuánto más sea nuestra tarea de responsabilidad, tanto menos debemos esperar encontrar en torno a nosotros parámetros geométricos que nos aseguren la bondad de nuestras acciones. Sólo Dios en la eternidad nos lo podrá decir. Lo importante es andar hacia adelante con la libertad de quien se sabe juzgado únicamente por Dios y que se esfuerza por corregir los errores que conoce, aunque no alcance a darse cuenta completamente de la medida en que sean verdaderos errores.  

Esta es la mentalidad que le cuesta asumir a Job. Él quiere llegar a la claridad con respecto a sí mismo, a los otros, a Dios, una claridad que no deje paso a las sombras. Y Dios le argumenta: "¿Dónde estabas tú cuando fundaba yo la tierra?", ¿qué sabes tú de todo esto?. En su justicia personal, en su rectitud, Job -y esa es la enseñanza para nosotros- es conducido a la medida justa, que después aparecerá en las declaraciones finales.

  • Me atrevo a dar una aplicación de la actitud que podríamos llamar de reverencia amorosa hacia el misterio, actitud fundamentalmente bíblica, por la que confiamos en el aliado: Has puesto tu mano sobre mi espalda y, aunque andase por un valle oscuro, no temeré ningún mal porque tú estás conmigo.  

Este comportamiento nos puede ayudar ante discusiones angustiosas que hoy se plantean en el ámbito de las ciencias y de los juicios morales. Porque vivimos en una situación ciertamente muy compleja, y en la búsqueda de las grandes decisiones morales (respecto a la paz, al desarrollo, a la economía, etc.) no resulta siempre fácil distinguir lo justo de lo injusto. No hablo evidentemente de casos particulares, inmediatos, sino de problemas de mayor alcance. Hoy no es posible exponer, por ejemplo, una teoría del desarrollo que verdaderamente satisfaga a todos en todos los elementos del problema mundial, y no deje atrás ningún bloque de miseria o sufrimiento. Y esto es motivo de ansiedad, de sufrimiento, de búsqueda, pero no de desesperación, porque el misterio de Dios guía nuestro universo confuso y lleno de absurdos, permitiéndonos encontrar poco a poco nuestra pequeña tarea, con la esperanza de que, si cometemos algún error, él nos lo perdonará conduciéndonos a una mayor unión entre nosotros y haciendo crecer nuestro amor. Sólo así será posible afrontar las grandes decisiones morales sobre situaciones ante las que no acertamos a comprender completamente su importancia.   A este propósito vemos que Job libera de las preocupaciones de encontrar una respuesta totalmente racional a nivel teológico y pone en crisis el intento de encontrar respuestas que delimiten los problemas de la humanidad en una racionalidad perceptible a una síntesis mundana. Esta es para mí una gran liberación, porque estaba habituado, debido a la teodicea comúnmente enseñada, a esforzarme por encontrar soluciones convincentes para mí mismo y para los otros. Donde, por el contrario, soy libre y tengo el deber de buscar soluciones racionales, es en el estudio de las causas históricas. Si no buscamos únicamente la solución racional abstracta, conseguiremos comprometernos con la realidad histórica y seremos capaces de ver lo que podemos hacer aquí y ahora.

Mientras intentamos responder a los interrogantes que nos plantea nuestro siglo, Job nos ayuda a distinguir un doble recorrido de pensamientos: quienes buscando la solución perfecta, general, al fin se ahogan en una serie de preguntas dentro de un círculo cerrado, que producen frigidez, vacío y aridez, y quienes, simplemente, intentan actuar con mayor amor.   A este pasaje le corresponde una visión teológica que se introduce totalmente en el misterio trinitario, abandonando los lugares de reposo que contemplan y consideran al Dios uno, al Dios de la filosofía, préstamo de la tradición griega. Se trata más bien de la entrega al Dios de la alianza que nos compromete aquí y ahora por amor a la gente, y ésta es la única solución racional de quien tiene la tarea de vivir en este mundo actual.  

Quisiera añadir que yo personalmente leo así el enigma del hombre de hoy; me interesa menos, a este nivel, el hecho de ser sacerdote u obispo, que el ser hombre; es decir, de la obligación de dar cuentas de mis años de humanidad en una situación tan dramática y absurda. Precisamente nos dejamos sobrecoger por un suceso u otro que tomamos como símbolo (con toda seguridad Auschwitz, por ejemplo, sería un símbolo) de tantos males; pero si pensamos en lo que ha sucedido en Cambodgia, en Armenia, en cuanto está sucediendo en el Líbano, la India o América Latina, nos daremos cuenta de que no se trata tanto de resolver una situación determinada, sino de estar dentro con una moralidad más seria, con la capacidad de expresar nuestras energías con valentía y no lamentándonos con filosofías y teologías. La teología de la liberación ha entendido bien este problema.  

Job llega a comprenderlo a través de la prueba; y por la gracia de Dios cada uno de nosotros logrará comprender la importancia de crecer sobre todo en el abandono del misterio, con humildad y con espíritu de escucha, en el amor recíproco, paciente y perseverante; entonces encontraremos algunas soluciones, que quizás no sean completamente justas y acertadas, pero al menos serán menos injustas y mejores que las actuales.    

Roguemos humildemente en la oración, que se nos conceda también a nosotros esta actitud, no de sumisión, que nos permita pasar a través de los acontecimientos de la vida a las situaciones y a las cosas con señorío y alegría.

  • La obediencia de la fe.

Escribe San Pablo: "Por quien "-Jesucristo nuestro Señor resucitado de entre los muertos-" recibimos la gracia y el apostolado, para predicar la obediencia de la fe a gloria de su nombre entre todos los gentiles.". (178)  

La obediencia a la fe es, pues, la finalidad del apostolado de Pablo, la finalidad de la muerte de Jesús y del envío del Espíritu a los apóstoles, precisamente para capacitarlos en su obtención. Es la finalidad de la Iglesia, de la misión cristiana: obtener la obediencia de la fe de toda criatura racional al misterio de Dios, al kerygma[39]al anuncio de la Salvación. El tema es central en todo el Nuevo Testamento. No es casual que la Carta a los Romanos, en la doxología final, vuelva a repetir: "A Aquel que puede consolidaros conforme al Evangelio mío y la predicación de Jesucristo: revelación de un Misterio mantenido en secreto durante siglos eternos, pero manifestado al presente, por las Escrituras que lo predicen, por disposición del Dios eterno, dado a conocer a todos los gentiles para obediencia de la fe, a Dios, el único sabio, por Jesucristo, ¡a él la gloria por los siglos de los siglos Amén!". (179)

El concepto se ha expresado también en la Carta a los Hebreos, donde se dice que el Hijo de Dios "llegado a la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen.". (180) Jesús es para nosotros el salvador mediante el acto fundamental que llamamos obediencia de la fe.   Pero también los antiguos padres se salvaron a través de la obediencia y de la escucha: "Por la fe, Abraham, al ser llamado por Dios, obedeció y salió para el lugar que había de recibir en herencia, y salió sin saber adónde iba.". (181) Podemos imaginar a Abraham caminando hacia la primera etapa de su peregrinación, ignorando la meta. ¿Qué cúmulo de preguntas se desencadenarían en su mente? Ciertamente no le resultaría fácil responder a cuestiones de este tipo: ¿Quién me obliga?, ¿Acaso es justo?, ¿Por qué no me quedé donde estaba?.

La "obediencia" a la "fe" no se agota en un acto único, indivisible; más bien es el inicio de una lucha contra todas las tentaciones mundanas de desobediencia, de autosuficiencia, de presunción, pensamientos propios del hombre carnal, psíquico que, según las palabras de Pablo, tiene siempre mil razones para oponer a la "fe".

La "obediencia" a la fe supone la victoria sobre todo lo que constituye el desorden de la mente: fantasmas enemigos, que molestan, que se oponen en el camino de la fe, que desvían y desorientan, que la cuestionan y desearían cambiar. Son -como dicen los espíritus inmundos en el episodio de los endemoniados de Gerasa- (184) una legión, una zarabanda. Bien se da cuenta quien de verdad desea iniciar el camino de la fe. Cada hombre está sujeto a esta multitud de ideas molestas y transversales que, como si fueran parásitos, langostas o mosquitos, zumban alrededor, impidiendo la dedicación al deber fundamental. Quienes no han seguido una vida espiritual no se dan cuentan y viven de impresiones, de lecturas, de diarios, de escuchar a hombres, ruidos y televisiones, pasando de una cosa a otra en un continuo vértigo de imaginación, de fantasía, de deseos, y apagando una visión con la visión sucesiva, como quien mira programa tras programa ante el televisor y queda siempre bajo el influjo de una excitación.  

Job nos ha enseñado también el peligro de la no aceptación, de no saber quiénes somos y si somos justos o no, el peligro del absoluto interés por autodefinirnos, por comprender nuestras raíces. Hay una forma de investigación psicológica o psicoanalítica que pretende precisamente esto: quiero poseerme en absoluto y por eso intento una búsqueda infinita de sueños, de fantasías, de tics nerviosos, de gestos inconscientes, para conseguir descubrir mí último secreto, tan difícil de poseer.

De estos pensamientos se pasa, por supuesto, a los de la más directa desobediencia: la no aceptación de Dios. Y, en el fondo, la gran tentación que aparece en todo el Libro de Job. Él lo acepta, y es su gran acto de fe, sin embargo su mente siempre está tentada al rechazo, incluso a la tentación de desesperación y, en sentido negativo, de resignación: Ya no creo en nada, no acepto nada, ya no tengo ganas de nada.

He aquí el giro del pensamiento: se presentan en general como inocuos, ocupan las primeras horas de la mañana, al despertarnos, nos asaltan en los momentos en que estamos más ocupados y de repente invaden nuestra mente, de modo que, cuando volvemos a tomar nuestra ocupación, nos sentimos tristes, cansados y débiles sin saber el motivo. En realidad, no les hemos disciplinado atentamente, no les hemos parado a tiempo; y así formas de exaltación o de resentimientos, de engreimiento, de depresión o de rabia contra nosotros mismos o contra los otros, han entrado inconscientemente en nosotros y sin darnos cuenta las hemos desarrollado.

Podría mencionar también las fantasías de la sensualidad, los deseos, todas aquellas imágenes fantásticas que, quizás subrepticiamente, se insinúan en nosotros dejándonos, en un cierto momento, vacíos, poco deseosos de rezar, poco integrados en la Misa, en la lectura del breviario: no comprendemos el motivo; es simplemente que nos hemos dejado entretener un poco, sin darnos cuenta, por una serie de pensamientos indisciplinados, que han acabado por desalentarnos.   El descubrimiento de este mundo interior difícil es parte del camino espiritual y nos conduce a emprender una lucha continua y agotadora.

  • Significación teológica.

Se consideraba a Israel como "la simiente de Abraham", y la acción de Yahvéh de hacer descender muchos pueblos de un solo hombre se consideraba como un significativo cumplimiento de su palabra. (185) "El Dios de Abraham" designa a Yahvéh en toda la Escritura, y es el nombre con el que Dios mismo se reveló a Moisés. (186) El monoteísmo que Abraham en medio de la idolatría, la manera en que Dios se le apareció, lo eligió, lo redimió y lo bendijo, como también su fe, fueron tema constante de exhortación y consideración; considerándolo así como el "Padre de la Fe".

Como gran profeta y receptor del pacto divino, Abraham representa un papel único en la tradición judía (187) y la musulmana.

Abraham y Job: misioneros de la fe, de la obediencia y de la esperanza

Hay un tema muy fundamental que nos concierne a todos nosotros los cristianos, y ese tema es la "fe", la "obediencia" y la "esperanza". Y a diferencia de la fe que vimos en el relato anterior, la fe cristiana no es una fe ciega, sino que está respaldada por Dios, y puesta en objetivos sensatos, que son colocados en nuestros corazones por Él mismo. Sabemos que la Palabra de Dios nos muestra a través de todos sus libros que la fe cristiana, no es una fe ciega, ya que está depositada en Nuestro Señor Todopoderoso, el cual también es omnisciente, quiere lo mejor para sus hijos, y siempre cumple sus promesas. Algo que debemos tener muy claro es que la fe no proviene de nosotros, sino que es un don del Espíritu Santo, por lo tanto, sólo es otorgado a los elegidos, nosotros los hijos de Dios; como a Abraham y a Job.

  • 2. La fe de Abraham.

Uno de los más claros ejemplos de fe que encontramos en las Sagradas Escrituras, es la de Abraham. Así que analicemos la fe de este hombre.

a) Dios ordena a Abraham que se aleje de su tierra. En Génesis 12:1-3 (187), vemos como Dios ordena a Abraham que parta de su tierra y se aleje de su parentela; orden que verdaderamente es muy difícil para cualquiera, alejarse de su tierra natal y de las personas con que creció rodeado. Pero también podemos observar los grandes beneficios que traería consigo acatar tal orden. Dios promete a Abraham una gran nación y grandes bendiciones. Una gran recompensa, que prácticamente ningún hombre despreciaría.

b) La obediencia de Abraham. Ahora busquemos cual fue la respuesta inmediata de Abraham ante el mandato de Dios, en Génesis 12:4-9 (188). Aquí en este pasaje observamos como Abraham ante este llamado salió inmediatamente de su tierra, sin pensarlo dos veces, ni dudando de la Palabra de Dios, tomando consigo a su esposa Sarai, a su sobrino Lot y a todas sus pertenencias. Imagínese, que usted tenga que salir repentinamente de su casa y de su ciudad llevando su familia y sus pertenencias, y que aún no sepa exactamente qué es lo que le espera, una situación muy complicada, ¿cierto?. Pero Abraham, por su fe sin duda alguna en su corazón, obedeció al instante.

c) La fortaleza ante las dificultades. Para Abraham obedecer tal llamado no fue nada fácil. Abraham pasó por grandes dificultades, y diversas situaciones de peligro. Sin embargo, por la grandeza de la fe que había sido depositada en él por Dios, todos estos obstáculos no representaron par él en ningún momento un cambió en su caminar. Además, Dios siempre estuvo fortaleciendo la fe de Abraham a través de todas las bendiciones que éste vio hechas realidad a lo largo de su vida; un gran ejemplo, es el nacimiento de Isaac, siendo Sara estéril y Abraham de avanzada edad. (189)

d) La fe de Abraham es probada. También otro acto que demuestra la fe de Abraham está plasmado en Génesis 22:10-14 (190). Jehová por medio de una prueba desea mostrarle a Abraham cuan fuerte es su fe, mandándole que le ofrezca a su hijo Isaac en holocausto. Y éste presto a la orden de Dios procede a obedecer. En el momento en que toma el cuchillo y va a alistarse para degollar a su hijo, el ángel de Jehová lo detiene, ya que este acto era suficiente para probar su fe.

  • 3. Fe es Obedecer no Entender.

Hablar de "fe" y relacionarlo con "Obediencia" tiende a hacer difícil relacionarlo para nuestra mente, pero todos estos días he estado meditando en ello.

Normalmente nosotros obedecemos en base a lo que entendemos, pero en el ámbito espiritual es totalmente contrario, nosotros debemos obedecer aun cuando no comprendamos lo que Dios nos está diciendo que hagamos.

Y es que todo lo espiritual es muy diferente a lo terrenal, en lo terrenal nosotros podemos llevar a cabo un mandato siempre y cuando se nos haya explicado claramente lo que tenemos que hacer y que nosotros lo hayamos comprendido muy bien.

Pero en lo espiritual es totalmente lo contrario, yo obedezco a Dios aun cuando muchas veces no comprenda a cabalidad lo que me está impulsando a hacer, y es que a Dios no hay que entenderlo para obedecerle, sino obedecerle aun cuando no lo comprendamos, porque eso es la "fe".

La Biblia habla de "fe" como la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. (191) Tomando en cuenta esto, podemos decir que cuando Dios nos da un mandato, debemos tener la certeza que todo saldrá bien y la convicción de que a pesar que las cosas no pintan muy bien, al final todo ayudara para bien.

Algunos ejemplos de personas que obedecieron a Dios sin comprender su mando son:

Abraham, es el ejemplo por perfecto de "fe", como lo decíamos en parte del texto era catalogado como el "padre de la fe", ese hombre que fue nombra por Dios como su amigo, ¡Que privilegio mas grande!, ¿Quién no quisiera que Dios lo nombra personalmente su amigo?, pero ¿Qué tenía Abraham como para poder ser llamado por Dios mismo como su amigo?, simplemente él tenía "fe", esa fe que distingue a los grandes hombres y mujeres de Dios.

La Biblia es clara en mencionar que sin "fe" es imposible agradar a Dios. Abraham era un hombre que obedecía al pie de la letra los mandatos de Dios, lo podemos comprobar claramente con el mandato de ir y sacrificar a su único hijo. (192) Humanamente hablando es difícil que un padre que ame realmente a su hijo sea capaz de tal cosa, ¡Que pasaje tan amargo tuvo que pasar el pequeño Isaac al ver que tu padre que tanto lo amaba lo iba a sacrificar!, pero a pesar que Abraham amaba a su hijo como a nadie más, él tenía que obedecer lo que Dios le estaba mandando a hacer, estoy seguro que Abraham no sabía lo que Dios le tenía preparado, creo que él ni siquiera comprendía el porqué de ese mandato, pero eso no era impedimento para obedecer a Dios, y es que por eso digo, "fe" es "obedecer", "no entender", estoy seguro que su "fe" le daba la certeza y la convicción de que al final todo estaría bien.

Al Final su "fe" fue honrada y su prueba superada, Abraham se graduó de la escuela de la "obediencia en fe" y Dios está cada día más orgulloso de haberlo nombrado su amigo.

Por su parte Job, era un hombre íntegro casi perfecto delante de Dios, que no hizo nada como para merecer tal situación como la que experimento al perder a sus seres queridos y las cantidades grandes de bienes que poseía. Sé que tuvo que haber sido un tiempo terrible para la vida de Job, pero ese hombre pese a todo lo que estaba experimentando tenía la "fe" suficiente como para confesar: "Yo se que mi Redentor vive" (193), palabras que denotan su "fe" y su "obediencia" a la voluntad de Dios.

Posiblemente Job no comprendía el porqué de todo lo que estaba experimentando, pero era un hombre de esos que no dejaban de confiar en Dios pese a todo el mal que vino sobre él.

"Fe" es "obedecer" a Dios, no comprenderlo

No quieras comprender las cosas antes de hacerlas, hazlas porque Dios quiere "fe" y "obediencia" de nosotrossi Dios es quien ha puesto ese sentir en tu corazón o te ha dado un mandado, ¿Qué estas esperando para cumplirlo o llevarlo a cabo?

No le des tantas vueltas al asunto, si Dios lo dijo, entonces obedece, porque gran recompensa te espera.

"Fe" y "Obediencia" son sinónimos de bendición.

Aceptar los designios divinos, por dolorosos que éstos sean, constituye la prueba moral más alta en la relación del hombre con el Creador. La obediencia es un tema central de la religiosidad judeocristiana. Sólo los personajes fundamentales de ambas religiones se han visto sometidos a esta prueba de valor y de amor incondicional a Dios: Abraham, en el caso judío y Jesús, en el cristiano.

El sacrificio de Isaac a manos de su propio padre es uno de los mitos hebreos más relevantes en la religión judía. Su radical importancia reside en la fe ciega con que Abraham acata hasta el último instante la orden recibida por Yahveh y que tiene además un paralelismo directo con la Pasión de Jesús, si bien en este último caso la naturaleza de los actores involucrados en el drama es distinta, lo mismo que es otro el desenlace.

El elemento esencial de esta prueba radica en que se trata de un sacrificio que se plantea para ser aceptado, de ninguna manera impuesto. El hombre, representado por Abraham o Jesús, es quien lo acepta, quien pone por delante su voluntad para llevar a cabo el sacrificio que Dios ha pedido. Esto sólo es posible con fe, o sea confianza. La confianza se funda en el amor, no en el temor. De ahí el fuerte carácter moral de estos dos mitos.

Según la tradición judía, se dice que Abraham recibe a tres ángeles enviados por Dios. Así que la enseñanza canónica del mito, su moraleja a los creyentes de la fe judía es: obediencia ciega a Dios, pues Dios provee. Obediencia como la de Abraham, quien no dudó nunca de Yahveh, ni siquiera cuando le pidió como prueba que sacrificara a su propio hijo. Y la obediencia de Abraham sólo se sostiene si creyó hasta el último instante en la sabiduría de Dios a pesar de que lo que le pidió acatar era inadmisible.

Según el "midrashim"[40] –libro de interpretaciones sobre el texto bíblico– "Sefer ha-Yashar"[41], hace referencia que Abraham es tentado por Samael[42]el ángel caído, en su ascenso al monte. Disfrazado como un anciano humilde, le dice: "¿cómo puede provenir de un Dios de misericordia y justicia la orden de matar al hijo de tu ancianidad? ¡Te han engañado!"[43], Abraham lo ahuyenta". Esta adición al texto bíblico sólo expone más gráficamente su fe en la justicia y la bondad de Dios. Pero la obediencia y la fe no fueron méritos únicos del recién estrenado patriarca, pues Isaac ya era un niño capaz de razonar y de elegir, un ser consciente que se encuentra en la misma situación que su padre frente a Dios.

Se abrió la puerta lentamente, entró mi padre: yo tenía nueve años. Y se mantuvo erguido, tan alto sobre mí, brillando sus ojos azules y era muy fría su voz. Dijo "he tenido una visión y sabes que soy fuerte y devoto, debo hacer como se me ha pedido". Así que escalamos la montaña; yo corría, él caminaba, y su hacha era de oro. Los árboles se hicieron más pequeños, como espejo de una doncella el lago, cuando nos detuvimos a beber algo de vino. Entonces arrojó la botella, la escuché romperse un minuto después, y puso su mano en la mía. Me pareció ver un águila aunque pudo ser un buitre, nunca lo supe con certeza. Entonces mi padre construyó un altar, miró una vez por encima de su hombro, sabía que yo no me iba a esconder.[44]

 Ya sea por fe en el amor de Dios o bien por temor a un castigo divino aún peor que el ya de por sí difícil de matar uno mismo a su hijo –suponemos la condenación–, en este holocausto se encuentra presente una característica que no encontramos en Job: voluntad y obediencia. A diferencia de Job, Abraham es el ejecutor de su propia desdicha. Su situación moral es distinta por esto, y también porque en el caso de Job el infortunio había ocurrido. Abraham pudo confiar en que algo lo salvaría antes de que tuviera lugar el terrible acontecimiento.

 Niko Kazantzakis, creyente, encuentra sentido a este drama en la humanidad de Jesús. "Todo cuanto Cristo tenía de profundamente humano, nos ayuda a comprenderlo, a amarlo y a seguir su Pasión como si se tratara de nuestra propia pasión (…) lo vemos luchar como nosotros y cobramos valor. Vemos que no estamos solos en el mundo y que él lucha a nuestro lado."[45]

Es por ello que en su extraordinaria novela La última tentación, Kazantzakis narra con todo detalle qué habría pasado si Jesús no hubiese aceptado el sacrificio: casarse con la prostituta María Magdalena, criar hijos con ella, trabajar la tierra y llegar a una plácida vejez: deseo legítimo de felicidad que Jesús, en su condición humana, pudo experimentar mientras languidecía en la cruz, pero al que fue capaz de renunciar gracias a su divinidad. Por ello, para Kazantzakis, Jesús es un extraordinario ejemplo de renuncia al cuerpo en aras del espíritu.

En sentido opuesto y al igual que en Dylan, la interpretación más aceptada del mito no termina por convencer las muchas dudas de José Saramago, expuestas en "El Evangelio según Jesucristo" (1991). En esta novela, el personaje de Jesús se horroriza ante los medios de su padre, al serle revelado su papel de mártir "lo mejor que hay para difundir una creencia y enfervorizar una fe".[46]

El Dios de Saramago es un dios pequeño pero con grandes ambiciones. Desea pasar de dios de un pueblo en ese entonces insignificante, comparado con las civilizaciones que le eran contemporáneas, para convertirse en el dios de todos los hombres. Y su estrategia es el sacrificio de su Hijo encarnado. El Jesús de Saramago, dolido y angustiado por el sufrimiento que requerirá a los hombres la fundación de la nueva fe (comenzando por los niños masacrados por Herodes a raíz de su venida al mundo, para continuar con las guerras religiosas y las torturas a futuros y futuras mártires y santos) se resiste: "Padre, aparta de mi ese cáliz, El que tú lo bebas es condición de mi poder y de tu gloria, No quiero esa gloria, Pero yo quiero ese poder.".[47]

Jesús acata pero con la condición de que le sean revelados los nombres y la forma de morir de todos aquellos que se sacrificarán por su causa. Luego, en el instante final de su vida, clavado en la cruz y cuando el cielo se abre sobre su cabeza, se sabe engañado:

 Entonces comprendió Jesús que vino traído al engaño como se lleva al cordero al sacrificio, que su vida fue trazada desde el principio de los principios para morir así, y, trayéndole la memoria el río de sangre y de sufrimiento que de su lado nacerá e inundará toda la tierra, clamó al cielo abierto donde Dios sonreía, Hombre, perdonadle, porque él no sabe lo que hizo.[48]

 Los mitos son relatos imposibles de verificar históricamente. Pero esto no les resta ninguna importancia, pues su función en la cultura humana ha sido exponer un dilema, hacernos pensar cómo se relaciona con nuestra propia vida y así, proporcionar una guía, un ejemplo a seguir. La fuerza de estos dos mitos hebreos (uno judío y otro cristiano) radica en la forma en que abordan un aspecto fundamental de la vida humana: nuestra relación con Dios de cara al mal y al sufrimiento.

A pesar de los cuestionamientos y las dudas que respecto a ambos relatos puedan tenerse, ambos comparten algo esencial: tal obediencia no es posible sin fe. Como Jesús mismo dijo a Pedro al momento de entregarse: "La copa que me ha dado el Padre ¿no la voy a beber?". (194)

  • 4. Conclusión.

Así, que los invito, a que sigamos el gran ejemplo que nos muestra nuestro Padre Celestial a través de estos hombres llamados Abraham y Job. Como cristianos debemos estar día a día, creciendo en nuestra "fe". De tal modo, aumentará nuestra comunión con el Dios que adoramos. Además, debemos entender y conocer que vamos avanzando en el camino de la santidad, cada vez que dependemos más de Él. Y esta dependencia se ve reflejada en gran manera en donde tengamos puesta nuestra mirada y nuestro corazón. Ya que entre más alejada está nuestra de la promesa de nuestro Salvador de la vida que nos espera después de la muerte, menos fe tenemos de la seguridad de su promesa, o sea, de la veracidad de su Palabra. Entonces, en este momento, cierren sus ojos, háganse las siguientes preguntas, y reflexionen en sus respuestas: ¿Dónde tengo puesto mi corazón?. ¿En lo terrenal o en la vida eterna que me espera después de la muerte junto a Dios?.

Citas bíblicas

(1) Jos. 1:8, 9; (2) Ro. 6:23; (3) Jud. 1:3; (4) 1Ti. 4:6; (5) Fil. 1:25; (6) Ga. 1:23; (7) 2 Ti. 3:15; (8) Ef. 2:8, 9; (9)  Ro. 10:13, 14; (10) Ro. 10:13; (11) Lc. 24:46, 47; (12) Mc. 1:15; (13) 1Co. 1:18; (14) Ga. 5:22, 23; Ef. 2:8, 9; (15) Lc. 7:48-50; Lc. 18:42; (16) Ro. 3:21-28; Fi. 3:8-9; (17) Ro. 1:11, 12; 1 Ts. 3:7); (18) 2 Co. 5:7; (19) Ga. 2:20; (20); 1Ts. 5:8; (21) 2Ts. 1:11, 12; Stg. 2:17: (22) 1Pe. 5:8, 9; (23) He. 11:1, 6; (24) 1Jn. 5:4; (25) 1Pe. 1:3-9; (26) He. 11:1-6; (27) Ro. 8:24; (28) He. 3:6; (29) 1 Pe. 1:22; (30) Mt. 13:15; (31) 1 Stg. 15:19; (32) Mt. 7:24; (33) 1 Stg. 15:22; (34) 1 Stg. 15:23; (35) Dt. 30:15-16; (36) Dt. 10:12, 13; (37) Ro. 5:20; (38) Éx. 15:26; (39) Jos. 1:8; (40) Mt. 5:19; (41) Jn. 14:15, 23; (42) He. 5:32; (43) He. 5:8, 9; (44) Ro. 13:1, 2; (45) He. 5:29; (46) Ef. 6:1-3; (47) Jn. 5:14; 8:11; (48) 1 S. 15:22; (49) Ro. 10:17; (50) Sal. 119:11; (51) Ro. 16:26; (52) Sal. 119:18; (53) Jn. 14:26; (54) Jn. 6:38; (55) Jn. 5:30; (56) Ro. 5:19; (57) Fi. 2:8; (58) Ap. 2:10; (59) 1 Co. 10:13; (60) Hch. 6:7; (61) 1 Pe. 1:13, 14; (62) Stg. 2:17; (63) Mt. 6:10; (64) Ef. 6:6; (65) 1 Pe. 1:22; (66) 2 Ts. 1:7, 8; (67) Mt. 7:21; (68) He. 5:9; (69) He. 10:36; (70) 1 Jn 2:17; (71) He. 5:29; (72) Dt. 12:28; (73) 1 S. 15:22, 23; (74) Stg. 3:17; (75) Mt. 5:4; (76) Mt. 11:28; (77) Jn. 14:27; (78) S. 42:5, 11; 43:5; (79) Ex. 14:13; (80) Ex. 14:14; (81) Sal. 23:4; (82) Sal. 23:6; (83) Sal. 30:5; (84) Sal. 34:19; (85) Sal. 46:1; (86) Sal. 103:13; (87) Sal. 147:3; (88) Is. 26:3; (89) Nah. 1:7; (90) Mt. 7:7; (91) Mt. 19:26; (92) Jn. 16:33; (93) Ro. 8:25; (94) Ro. 8:35; (95) Ro. 15:4; (96) 2 Co. 1:3; (97) 2 Co. 4:9; (98) Fil. 4:13; (99) Col. 1:28; (100) Ro. 12:2; (101) He. 11:1; (102) Ro. 10:1; (103) Jn. 5:39; (104) Gn. 11:26; (105) 1 Co. 1:27; Neh. 9:7; (106) Gn. 17:5; (107) Gn. 11:26-32; (108) Gn. 15:17-21; (109) Gn. 22.1-14; (110) Gn. 25:1-10; (111) Gn. 25:124; 17:1; 18:25; (112) Gn.18:33; 24:40; 48:15; (113) Gn. 22:11-15; (114) Hch. 7.2-4; (115) He. 11:19; (116) Gn. 12:11-13; 20:2-11; 20:12; 11:29; (117) Is. 51:2; He. 11:11; 1 P: 3-6; (118) He. 11.17-19; (119) Is. 14:24; (120) Is. 48:11; (121) He. 11; (122) Stg. 2:17-23; (123) Job 1:17; (124) Ez. 14:14; Stg. 5:11; (125) Job 42; (126) Job 1:8; (127) Ez. 14:14; (128) Job 1:6; (129) Job 1:13-17; (130) Job 2:1-8; (131) Job 2: 7, 8; (132) Lc. 14:26; (133) Job 29:11; (134) Job 19:9; (135) Job 19:25; (136) Job 1:6-7; 1 Jn. 5:19; Ap. 12:9; (137) Job 1:8; (138) Job 1:9-22; (139) Job 2:1-7; (140) Mt. 22:37, 38; (141) Job 2:8; (142) Job 7:21; (143) Job 17:1; (144) Job 30:20; (145) Job 7:20; (146) Job 13:15; (147) Job 19:25; (148) Job 22:5; (149) Sal. 1; Ga. 6:7; (150) Job 42:7-8; (151) Job 13:18; (152) Job 38:2; (153) Job 40:2; (154) Job 38:3; 40:7; (155) Job 38:22; 39:19; (156) Job 40:4; (157) Ro. 8:28; (158) Job 42:2; (159) Job 40:8; (160) Job 42:6; (161) Job 42:3; (162) Jn. 1:7; (163) Gn. 22:1-12; (164) 2 Co. 12:7-10; He. 12:4-12; Stg. 1:2-4; 1 Pe. 4:12-19; (165) Job 42:10; (166) Job 9; (167) Job 28; (168) 38; 39; (169) Job 8:20-22; (170) Job 9:1, 2; (171) Job 9:4; (172) Job 28; (173) Sal. 135:4; 4:9; (174) Job 38; 39; (175) Job 38:1; (176) 1 Co. 4:3, 4; (177) Sal. 4:9; (178) Ro. 1:5; (179) Ro.16:25-27; (180) He. 5:9; (181) He. 11:8; (182) Hech. 2:22-25; (183) Hech. 2:36; (184) Mr. 5:1; (185) Is. 51:2; Ez. 33:24; (186) Ex. 3:15; (187) Ec. 44:19-21; (188) Ec. 44:19-21; (189) Gn. 21:1, 2; (190) Gn. 22:10-14; (191) He. 11:1; (192) Gn. 22:1-4; (193) Job 19:25; (194) Jn. 18:11.

Bibliografía

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  • 24) Video de Youtube: "Abraham e Isaac". Disponible en URL: http://youtu.be/ehZCcl60D-I.

  • 25) Video de Youtube: "Abraham el Padre de fe". Disponible en URL: http://youtu.be/2OnEbp7hLJQ.

  • 26) Video de Youtube: "Abraham, el sacrificio de Isaac". Disponible en URL: http://youtu.be/nrG805MC08g.

  • 27) Video de Youtube: "El sacrificio de la fe, Abraham e Isaac". Disponible en URL: http://youtu.be/fiI239v8zpc.

  • 28) Video de Youtube: "Luz que ilumina: La fe". Disponible en URL: http://youtu.be/W5mTIsvWEJ0.

  • 29) Video de Youtube: "La vida de Job". Disponible en URL: http://youtu.be/Skova7CBYIs.

  • 30) Video de Youtube: "Job película cristiana completa". Disponible en URL: http://youtu.be/tX5PFuEHtac?list=PLvRZOPRp3EA5mUMRFGwHahlq0wqYAW2kd.

  • 31) Video de Youtube: "El sermón del Diablo y la apuesta cruel de Job". Disponible en URL: http://youtu.be/u_zJeejknAM.

  • 32) Video de Youtube: "Una versión actualizada de la vida de Job". Disponible en URL: http://youtu.be/aQgOT8cd288.

  • 33) Video de Youtube: "Fue Satanás quien afligió a Job?". Disponible en URL: http://youtu.be/ralB7lBzDac.

__________________________________

* Dr. Luis Alberto Navarrete Obando; Abogado; Docente Universitario Investigador; Ensayista, Escritor y Poeta; Magister en Educación Universitaria, con especialidad en Investigación Universitaria; especialista y con estudios de post grado en Filosofía y Humanidades. Colaborador de la Revistas Virtuales de las Universidades de La Habana – Cuba, http://[email protected];Universidad Nacional Autónoma de México – UNAM – D.F. México, http://www.unam.mx; Universidad de Madrid – España, http://www.monografias.com; consultor permanente de la UNESCO, en Temas de Educación, Cultura y Desarrollo Social para América Latina y El Caribe, http://www.es.unesco.org?.

Nota.- El autor del presente trabajo es Columnista periodístico: "Derecho y Sociedad", de los Diarios "La República", http://www.larepublica.com.pe; "El Comercio", http://www.elcomercio.com.pe; Diario Oficial "El Peruano", http://www.elperuano.com.pe; Diario Oficial de Cajamarca, "Panorama Cajamarquino", de circulación Regional (Cajamarca), http://[email protected].

® Derechos reservados de Autor, registrado en INDECOPI; "Derecho y Sociedad", Código de marca registrada LANO-CPP-1420-P.de marca registrada LANO-CPP-1420-P.

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"A mi esposa Mary Fca. Araujo de Navarrete y a mi hijo Luis Ernesto Navarrete Araujo, con la mayor expresión de amor para ellos; que Dios los bendiga siempre y sigamos siendo la familia más feliz, con el amor y bendición de Dios"

 

 

Autor:

Dr. Luis Alberto Navarrete Obando*

ABOGADO -DOCENTE UNIVERSITARIO – ESCRITOR

edu.red

Cajamarca, 18 de Agosto del 2014.

[1] DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. 2013. Madrid, España.  Larousse Editorial, S.L.: Fe: “Conjunto de creencias de una religión”. En la religión católica, primera de las tres virtudes teologales, asentimiento a la revelación de Dios, propuesta por la Iglesia.

[2] Ob. Cit.: Fanatismo: “Actitud propia de la persona fanática: el fanatismo conduce a extremos peligrosos”.

[3] Ob. Cit.: Anatema: “Exclusión de un fiel de la Iglesia católica, dictada por la autoridad eclesiástica, por la queda apartado de la comunidad y del derecho a recibir los sacramentos: en las cruzadas había amenaza de -que Anatema para quienes desertaran en la lucha contra los infieles. Excomunión”.

[4] Ob. Cit.: Indocto: “Falta de Instrucción”.

[5] Ob. Cit.: Obediencia: “Acción de obedecer. Cumplimiento de la voluntad de la persona que manda, de lo que establece una norma o de lo que ordena la ley”.

[6] Ob. Cit.: Esperanza: “Confianza en que ocurra o en lograr algo que se desea”.

[7] Ob. Cit.: Doctos: “ Se aplica a la persona que posee muchos conocimientos adquiridos a fuerza de estudio”

[8] NAVARRETE OBANDO, Luis Alberto: “La Tertulia de Jesús, Pedro y Judas”. 2014. Cajamarca – Perú. pp. 5, 6, 9.

[9] DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. 2013. Madrid, España.  Ob. Cit.

[10] Disponible en: Convicción — Valor Personal | Plenitud Psicológica, www.kathegiraldo.com/conviccion/.

[11] PLANTINGA, Alvin: “Warranted Christian Belief”, (traducido al español: “Creencia justificada en el Cristiano”). 2000. Oxford, EE.UU. pp. 169–199.

[12] BOA, Kenneth: “Faith Has Its Reasons: Integrative Approaches to Defending the Christian Faith”, (traducido al español: “La Fe tiene sus razones: Enfoques integrales a la defensa de la Fe Cristiana.”). 2006. Cambridge, EE.UU. pp. 251–255

[13] MIZRACHI, Yosef. “Who God Is”, (traducido al español: “Quién es Dios”). 2013. Massachusetts, EE.UU. Pág. 110.

[14] Gautama Buda, Sakiamuni, o simplemente el “Buda”, fue un sabio en cuyas enseñanzas se fundó el Budismo. Nació en la ya desaparecida república Sakia en las estribaciones del Himalaya, enseñó principalmente en el noroeste de la India. Debido a ciertas interpretaciones erróneas muy comunes, debe enfatizarse que el Buda Gautama no es un dios. Esto no sólo fue asegurado por el mismo Sidarta Gautama, sino que también la cosmología budista hace esta distinción al afirmar que únicamente los humanos -pero no se limita a esta humanidad en particular- pueden lograr el estado de buda, pues en estos reside el mayor potencial para la iluminación. Sidarta Gautama enseñó el camino medio entre la complacencia sensual y el ascetismo estricto -practicado en el movimiento Sramana- común a esta región de la India. Más adelante enseñaría a lo largo de las regiones del este de esta nación, tales como Magadja y Kosala. El Sakiamuni es la figura central del budismo y sus relatos, discursos y reglas monásticas son creencias budistas que, luego de su muerte, fueron resumidas y memorizadas por sus seguidores. Existen diversas colecciones de dichas enseñanzas que le fueron atribuidas y transmitidas por tradición oral, hasta ser escritas aproximadamente 400 años después de su fallecimiento. Por Soma Thera: "Kalama Sutta, the Buddha's Charter of Free Inquiry", (traducido al español: "Kalama Sutta, carta de Buda de consulta gratuita”) 2009. Londres Inglaterra. pp. 109-207.

[15] Theravada es una de las 19 escuelas nikaya que formaron el budismo original. Se desarrollaron en la India durante los siglos subsecuentes a la muerte de Buda (420-368 a. C.). El nombre theravada significa ‘la palabra (doctrina) de los antiguos’. Es la escuela más antigua del budismo, es relativamente conservadora y la más cercana al budismo temprano, por lo cual se podría considerar dentro de la ortodoxia. Basan su tradición en el llamado Canon Pali, compendio donde se transcribieron los discursos que el Buda dio a lo largo de su vida después de la iluminación. Disponible en: Wikipedia, la enciclopedia libre – Theravada: http://www-es.wikipedia.org/wiki/Theravada.

[16] Mahayana (Sánscrito: significa “Gran vehículo”) es una de las tres principales ramas del budismo. Algunas de las áreas en las que se practica son China, Tíbet, Japón, Corea, Vietnam, y Taiwán. Del Mahayana se desarrolló el Vajrayana esotérico que afirma combinar todas las escuelas previas. Los estudiosos creen que el mahayana, como un movimiento separado, comenzó alrededor del siglo I d.C. en el sur de la India El desarrollo del Mahayana fue un proceso lento y gradual. El Mahayana no era una escuela rival, y por lo tanto no fue la consecuencia de un cisma (sanghabheda). Monjes Mahayana podían vivir sin discordia en el mismo monasterio con monjes de otras escuelas, siempre que sostuvieran el mismo código, a pesar de que se cree que monjes no Mahayana pudieron haberse tomado con algo de burla las creencias y prácticas privadas de sus hermanos Mahayana. La idea de un cisma o ruptura radical, con cambios religiosos dramáticos, simplemente no concuerda con lo que sabemos ahora del desarrollo religioso budista, no en textos sino en la práctica real. Disponible en: Wikipedia, la enciclopedia libre – Mahayana: http://www.es.wikipedia.org/wiki/Mahayana.

[17] Significa, la fe, la confianza. Un budista se dice que tiene fe, si "cree en el perfecto, una Ilustración del Buda", o en el Tres Joyas mediante la adopción de su refugio en ellas. Su fe, sin embargo, debe ser "razonada y enraizada en la comprensión", y se le pide que investigar y probar el objeto de su fe. La fe de un budista no está en conflicto con el espíritu de investigación, y "la duda acerca de las cosas dubitable", es admitido y la investigación en ellos se anima. La “facultad de la fe” debe ser equilibrada con la de la sabiduría. Se dice: "Un monje que tiene entendimiento, establece su fe de acuerdo con esa comprensión". A través de la sabiduría y de inteligencia, la fe se convierte en una certeza interna y firme convicción sobre la base de la propia experiencia. Disponible en: Palikanon – Saddha: http://www.www.palikanon.com/english/wtb/s_t/saddhaa.htm.

[18] El Kalama Sutra (Sánscrito: Kalama Sutra) es un Sutra budista en el Anguttara Nikaya del conjunto de textos del Tripitaka. Se cita en las corrientes budistas Mahayana yTheravada y es muy conocido por tener una actitud antiautoritaria que recomienda el cuestionamiento de la autoridad y dogmas religiosos, confiando en el juicio personal. En este Sutra, Gautama Buda pasa por el pueblo de Kesaputta y sus habitantes, los kalamas le piden consejo: ¡Muchos gurús pasan por el pueblo exponiendo sus enseñanzas y criticando las de los demás! ¿Cuál de ellas deberíamos seguir? En respuesta, obtienen este Sutra que sirve de introducción a las creencias budistas para aquellos a quienes no convenzan las experiencias de los demás. Buda recomienda a los kalamas no creer en enseñanzas religiosas porque varias fuentes digan que son verdad o porque se apoyen en varios métodos, prácticas o pruebas. Él les recomienda que encuentren la sabiduría a partir de la experiencia propia y personal. Les dice que sus propias enseñanzas no las deberían aceptar a ojos cerrados, sino que deberían ser tomadas en cuenta, únicamente tras decidir sobre el peso del valor de la enseñanza. Se trata de No creer lo que ha sido adquirido por haber sido escuchado por sucesivas repeticiones, ni por el simple hecho de que la tradición lo diga, ni por rumores, ni porque lo digan las escrituras, ni creer en los axiomas, ni por un razonamiento sospechoso, ni porque la persona que enseña tenga una habilidad especial para contarlo, ni porque "el monje es nuestro maestro", ni siquiera por prejuicios o favorecimientos hacia algo sobre lo que se ha venido reflexionando durante tiempo. Disponible en: Wikipedia, la enciclopedia libre – Kalama Sutra: http://www.es.wikipedia.org/wiki/Kalama_Sutra.

[19] Torá o Toráh (aceptado por la Real Academia Española como Tora), es una palabra hebrea que significa "acometer", "dar un tiro" y que en el Toráh significa "dirigir el tiro", de ahí que el significado de Torá es la guía para dar en el blanco y de ahí, se ha entendido como enseñanza, instrucción, o como ley en el mundo occidental. A decir verdad, se dice Torá por un mandamiento, o en su sentido más amplio, para designar a la totalidad de la revelación y enseñanza divina al pueblo de Israel. Sin embargo en un sentido intermedio, se refiere únicamente al texto de los cinco primeros libros de la Biblia o Biblia Hebrea (que para los cristianos se llama Pentateuco). En la bibliografía cristiana también se suele denominar ley mosaica, ley de Moisés o ley escrita de Moisés. (Los judíos lo llaman simplemente la ley.) Estos libros son: Génesis (Bereshit: lit. "En el comienzo"), Éxodo (Shemot: lit. "Nombres"), Levítico (Vayikrá: lit. "Y llamó"), Números (Bemidbar: lit. "En el Desierto") Deuteronomio (Devarim: lit. "Palabras", "Cosas", "Leyes"…). El conjunto de estos cinco libros se conoce como Pentateuco (del griego pe?ta, penta: ‘cinco’, ‘funda para libros’, haciendo referencia a las fundas en las que se conservaban los rollos de pergamino) o, en hebreo, Jamisháh Jumshéy Toráh, ‘los cinco quintos de la Torá’ o simplemente Jumash, ‘quinto’ como abreviatura. Los judíos también utilizan la palabra Toráh para referirse a la Ley Oral, desarrollada a lo largo de los siglos y compilada en el siglo II. Disponible en: Wikipedia, Enciclopedia Libre – Torá: http://www.es.wikipedia.org/wiki/Torá.

[20] Disponible en: Wikipedia, la enciclopedia libre – Richard Dawkins: http://www.es.wikipedia.org/wiki/Richard_Dawkins.

[21] BOGHOSSIAN, Peter: “A Manual for Creating Atheists”, (traducido al español: “Un Manual para la creación de los ateos”). 2013. Portland, EE.UU. Pág. 207.

[22] DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. 2013. Madrid, España.  Ob. Cit.

[23] Disponible en: “El príncipe de Homburg”, por Heinrich von Kleist – Alternativa Teatral, www.alternativateatral.com/obra14812-el-principe-de-homburg.

[24] Disponible en: Max Weber, http://www.alcoberro.info/V1/weber.htm.

[25] Disponible en: Compendio del  Catecismo de la Iglesia Católica, www.vatican.va/archive/…ccc/…/archive_2005_compendium-ccc_sp.html.

[26] Disponible en: Wikipedia, la enciclopedia libre – Obediencia: http://www.es.wikipedia.org/wiki/Obediencia_Concilio Vaticano II.

[27] Según el DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. 2013. Madrid, España., Ob. Cit.: terafín, significa: “Terafín (en hebreo: teraph, plural: teraphim) es una palabra hebrea de la Biblia, que sólo se encuentra en plural y es de etimología incierta. A pesar de ser plural, terafín tiene, en ocasiones, el significado de un singular, usando el hebreo plural de excelencia. La palabra terafín es explicada en la literatura rabínica clásica con un sentido de “cosas vergonzosas” o “alusiones despectivas” (aunque rechazada por los etimólogos actuales). En muchas traducciones de la Biblia en italiano se traduce como “ídolos”, o “dioses domésticos”, aunque se desconoce con precisión su significado exacto. En el Antiguo Testamento se hace referencia al panteón de los dioses semíticos que datan del nomadismo de los hebreos, como así lo atestiguan las versiones griegas y su utilización en las Sagradas Escrituras.

[28] Ob. Cit., definición de “Esperanza”.

[29] NAVARRETE OBANDO, Luis Alberto: “Las Virtudes”. 2014. Cajamarca, Perú. pp. 4-6.

[30] DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. 2013. Madrid, España.  Ob. Cit.

[31] Disponible en: Convicción — Valor Personal | Plenitud Psicológica, www.kathegiraldo.com/conviccion/.

[32] Ob. Cit. www.kathegiraldo.com/conviccion/.

[33] Disponible en: Temas de  Psicología. El  fanatismo. Los  fanáticos, www.proyectopv.org/2-verdad/fanatismospsic.htm.

[34] JAVOLOY MAZÓN, F.: “Psicología del fanatismo”. Disponible en ub.edu. 1983. Massachusetts, EE.UU. Tesis Doctoral.

[35] Disponible en: La  ética  de la tolerancia: entre el  fanatismo  y la indiferencia, www.pensamientocritico.info/…/la-etica-de-la-tolerancia-entre-el-fanatismo.

[36] Disponible en: Fanatismo religioso, html://www.rincondelconocimiento.com/fanatismo-religioso.html.

[37] Según el DRAE, “tratados paritarios” significa: “Que está basado en un criterio de paridad o igualdad. Se aplica a la organización o asamblea que está constituida por varias partes que tienen el mismo número de -representantes.”.

[38] Entre las civilizaciones desaparecidas, la más desconocida hasta ahora era la de los hititas, que ha dejado pocos vestigios de su existencia, a pesar de haber llegado a ser en el segundo milenio de nuestra Era, como hace poco se ha demostrado, la tercera gran potencia en el Oriente Medio, al lado de Egipto y de los Imperios de Babilonia y Asiria. Hoy los heteos constituyen un capitulo nuevo dentro de la Historia antigua, ya que la seguridad de su existencia es una conquista de la ciencia de nuestros días. Hace ciento cincuenta años se sospechaba apenas que hubiera existido, y sólo hace unos noventa han surgido definitivamente de la nada, al empezarse a descifrar su historia en sus propios anales y al tenerse, por sus esculturas rupestres, idea de las creencias que sustentaron, como lo son los matrimonios hurritas entre hermano y hermana. Disponible en: hurritas | Historias Legendarias, http://www.dinastias.wordpress.com/tag/hurritas.

[39] Según el DRAE “Kerygma”, significa: “El término kerygma proviene del griego kerigma ('anuncio', 'proclamación') y significa 'proclamar como un emisario'. Se trata de un género literario bíblico de sesgo oratorio que actualmente podría estar representado en cierta manera por la propaganda. Esta palabra se aplica a la proclamación de los cristianos que se inicia poco después de la muerte de Jesús de Nazaret, hacia el año 30. Según el libro de Hechos de los Apóstoles, cita: ‘Israelitas, oíd estas palabras: A Jesús el Nazareno, hombre acreditado por Dios ante vosotros por los milagros, signos y prodigios que realizó Dios a través de Él entre vosotros (como bien sabéis), lo matasteis clavándolo por manos impías, entregado conforme al designio previsto y aprobado por Dios. Pero Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la muerte…’. (182) Por lo tanto, todo Israel esté en lo cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías. (183) Estas manifestaciones con el aspecto de acusación están insertas, sin embargo, en el estilo y la tradición del profetismo judío que podemos ver a lo largo del Antiguo Testamento. Los que se han dedicado a la búsqueda del Jesús histórico consideran kerigma toda la doctrina que aparece después de la muerte de Jesús de Nazaret. Inicialmente se intentó eliminar todo lo correspondiente al kerigma para acceder a la figura del Jesús histórico. Tras comprobar que no es posible, se inició un acercamiento al Jesús de la historia precisamente a partir de ese kerygma.

[40] “Midrashim” plural de “Midrash”, que significa: "explicación", es un término hebreo que designa un método de exégesis de un texto bíblico, dirigido al estudio o investigación que facilite la comprensión de la Torá. El término midrashim también puede referirse a una compilación de enseñanzas midráshicas en forma de comentarios legales, exegéticos u homiléticos del Tanaj (Biblia hebrea). Toma elementos actuales para ejemplificar de modo comprensible textos antes del verbo hebreo “darâs”, que significa “buscar, investigar, estudiar”. Como segunda acepción, desaconsejada por algunos autores, en los últimos años se viene hablando de estilo midráshico para denominar al utilizado en algunos pasajes del Nuevo Testamento, por el cual se hace referencia a textos del Antiguo Testamento, que mezclados con hechos actuales para el autor, intentan hacer comprensibles los relatos neotestamentarios. Disponible en: Wikipedia, la enciclopedia libre – Midrashim, http://www.es.wikipedia.org/wiki/Midrash.

[41] El “Sefer haYashar” (primera edición 1552), es un hebreo midrash, también conocido como “el Toledot Adam” y “Dibre ha-Yamim ser-'Aruk”. El título hebreo puede traducirse Sefer haYashar - "Libro del Hombre de Pie" – pero se sabe en la traducción Inglés sobre todo como “El Libro de Jaser”, siguiendo la tradición Inglés. El Libro toma su nombre del libro de Jaser, mencionado en los Libros de Josué y 2 Samuel. Disponible en: Wikipedia, the free encyclopedia – Sefer haYashar (midrash), http://www.en.wikipedia.org/wiki/Sefer_haYashar_(midrash).

[42] En la tradición judía, Samael es el Ángel de la Fuerza, el jefe del Quinto Cielo (Machon) y uno de los siete regentes del mundo, servido por millones de ángeles. Reside en el Séptimo Cielo (Araboth, Geburah). Disponible en: Wikipedia, la enciclopedia libre – Samael, http://www.es.wikipedia.org/wiki/Samael.

[43] GRAVES Robert y PATAI, Raphael: “Los mitos hebreos”. 2000. Madrid, España. Ed. Alianza. Pág. 204.

[44] Ob. Cit. pp. 214-216.

[45] KAZANTZAKIS, Niko: “Prefacio, en La última tentación”. 1999. Bs. As., Argentina. Pág. 9.

[46] SARAMAGO, José: “El evangelio según Jesucristo”. 1998. D.F., México. Pág. 424.

[47] Ob. Cit. Pág. 449.

[48] Ob. Cit. Pág. 513.

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