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El Abismo (página 2)


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Oportunidad divina

Yo no me rehiciera bien del espanto, cuando Orcus me condujo a una turba sombría, verdadera multitud de criaturas desarrapadas y tristes, cubiertas por mantos o paños color terroso, ubicadas en el lado opuesto del lago, y nos contemplaban de lejos con los ojos fijados en el piso. Tal vez temían contemplarnos.

Compacta multitud de seres irreconocibles a los humanos de la Tierra. Fisonomías patibulares y angustiadas. Silenciosas, profundamente silenciosas, los pies sumergidos en los charcos que se formaban en esa especie de playa,

—Aquellos más que estos, Dice el Instructor—Ansían por reencarnar. No están aún en el Templo de la inconsciencia y por eso comprenden que retornar al mundo en un cuerpo de carne, es como respirar un poco de oxigeno puro. La reencarnación, mi hijo, es bendición de Dios y oportunidad Divina.

La conquista de un cuerpo en la Tierra es concepción poco comprendida por el hombre. La permanencia en el seno de estas uestes que usted ve, fue lo que acreditó a mucha gente creer en el Infierno Eterno. Dante fue claro Mas el hombre representado por los teólogos con manos de Dragón, le desfiguraron la Obra.

Nos corresponde la tarea de contribuir para el establecimiento de la verdad.

—Yo quiero! Yo quiero!—gritó una voz al otro lado del lago, interrumpiéndonos la meditación.

—¿Qué quieres?-preguntó Orcus.

—Quiero volver! Ayúdeme

—Yo quiero! Yo quiero!-Gritan millones de voces hinchiendo el Abismo como si fuesen hondas del océano que quisiesen quebrar en playas distantes弯font>

Más adelante gritos horribles y tristones berridos de angustia sin fin.

Gemidos lancinantes, silbidos, carcajadas y lloros de verdaderos locos.

—Déjanos volver a la superficie! Déjanos Ángel del Abismo!

Nuevamente se me poblaron los ojos de lágrimas.

Orcus se detuvo otra vez con sus fases pálidas, expresión de tristeza como si quisiese hacer alguna cosa y no pudiesen.

Le sentí el corazón cortado por mil dolores y el Alma llena de compasión.

De repente, un vocerío diferente sucedió al tumulto anterior. Estallidos extraños, como si capataces azotasen a los esclavos en la senzala. Rayos cortaron el espacio y la honda "sub humana" retrocedió espavorida弯font>

¿Que es eso? Pregunte aterrorizado.

—Son los Dragones— explicó Orcus. Los terribles dragones, perversas entidades que gobiernan estos lugares con intensa crueldad, incapaces de cumplir las leyes de Dios, se organizan para el mal.

Esclavizan y hacen sufrir.

Me quede con el corazón batiendo descompensado.

El vocerío al son de los látigos, desapareció en las tinieblas más profundas. Volví a contemplar el lago Allá estaban las caras que me miraban extrañamente弯font>

CAPI. XIII

El Imperio de los Dragones

Comenzamos a sentir las primeras señales del Imperio de los Dragones-dice Orcus.

Más allá de estas zonas mandan ellos, por misericordia Divina.

No entendí bien, porque Orcus me contempló como un padre a un hijo, y enseñó:

Todo lo que ocurre en el Universo, ocurre por misericordia Divina.

–¿Inclusive el mal?

SI. Dios no violenta consciencias ni contraría a nadie. Organizó sus leyes que gobiernan los fenómenos naturales de todo el Universo y dentro de ellas se mueven los seres. El mal es la ausencia del bien. Sin embargo el mal es apenas el resultado de la inconsciencia de las criaturas. Los Dragones viven porque las leyes Divinas permiten que ellos vivan y hagan sufrir. Un día la misma fuerza de la Ley, los arrastrará de nuevo para la superficie a sufrir por sus actos de crueldad.

—¿Cómo serían los Dragones?

En cuanto Orcus me enseñaba, mi pensamiento recorría otros caminos.

El percibió porque luego esclareció.

—Son seres malos, perversos, terribles. Endurecidos por muchos milenios de maldad. Esto aquí es un verdadero infierno, mas no es infierno eterno. Solamente el Bien puede ser eterno; empero el mal no. El mal es ausencia del bien, así como la sombra es ausencia de la luz.

Quedé registrando en lo íntimo de mí ser aquellas sabias palabras. El silencio henchía las naves del Abismo. Parecía que todo enmudeciera.

Volvíamos a ser Espíritus solitarios e insignificantes en fase de aquellas peñas y de aquellas profundidades. Allá encima, Gabriel gobernaba silencioso y fiel.. Lo miré. Una especie de vértigo alcanzó mi ser. Tenía la impresión de que el Abismo era enzima y no donde estábamos. La distancia nos maltrataba. El Ángel cintilaba aún como estrella solitaria. Como inmensa ave con las alas extendidas como un sol de Dios.

De pronto oímos un rugido ensordecedor. Estremeció el Abismo y todo sonido, toda palabra,, silenciara al estertor de aquel Grito inhumano. Sentí maltratado el corazón por un terror indecible, tuve que haber empalidecido porque Orcus me abrazó y dijo.

No se aterrorice, es el Dragón.

No pude responder ni preguntar. Me parecía que otra muerte, más terrible y más pungente me destruyera la vida. Aquel grito estaba lleno de vibraciones aterrorizantes y me penetraban las fibras más intimas de mí ser.

A pesar de todo, caminábamos a su encuentro.

Al principio una sombra más espesa cubrió el Abismo, pero luego una claridad mayor nos alcanzó.

Gabriel enviaba mayor suma de claridad sobre nosotros. Seres extraños exhibían las fases cadavéricas y patibulares reunidos como cocodrilos inofensivos y atolondrados.

Los miré aterrado. Hombres monstruos y hombres fieras como que magnetizados por la "luz" se arrastraban hacia los recovecos del camino solitario.

La voz del Dragón tal vez les hubiese paralizado la acción porque algunos se mostraban aterrorizados y tristes como si hubiesen recibido de lleno puñaladas de infinito dolor.

Si quisiésemos podríamos apaciguarlos con la mano como se hace con los animales domésticos inofensivos. Mas observé que apenas los dejábamos atrás, una honda de gritos, silbidos, y expresiones de rebeldía, surgía en medio de ellos. Volviéndome hacia ellos, los contemplé en lucha unos contra otros como si fuesen canes.

Era un bando de fieras momentáneamente paralizados por la luz, o inmovilizados por la voz del Dragón.

CAP. XIV

Legión

Íbamos a proseguir cuando escuchamos el sonido de una especie de batallón que marchaba.

Cincuenta metros más a bajo de nosotros, en una plaza abierta, en formación militar, individuos que recordaban a los antiguos soldados Egipcios, marchaban rumbo a la plaza. Les noté la fisonomía de color amarilla terrosa y la mirada fija como sonámbulos que cumpliesen fielmente un deber.

Bien formados, obedecían a un jefe y debían estar constituidos más o menos por unos quinientos "hombres"

Al frente, dos de ellos soportaban pequeño cofre cuyas cintilaciones metálicas se parecían al oro, un poco enrojecido.

¿Que es lo que llevan en esa caja? —pregunte.

—Los pergaminos de su ley-informó Orcus. Imitan a los Judíos del Templo de Jerusalén. Aquello simboliza el Arca De la misma manera que en el antiguo Egipto que también era así. Y por la ley se rigen. Mas, quien elabora esa ley es el Dragón. Al que la iglesia denomina como Lucifer. En el momento está prisionero, amarrado en el centro de la plaza Miré allá y observé que en el mismo centro de esa plaza donde se observaba una especie de "fuente luminosa" se encuentra alguien amarrado.

Procuré contemplar para observar mejor, y me quedé asombrado.

Sobre pesadas ligas, un Ser como jamás fue visto en la tierra, allí se encontraba prisionero. Aunque la fisonomía pareciera a la de un ser humano, estaba tan distanciado de la figura de nuestra especie, como la de un dinosaurio a la de un hombre. Descomunal, piernas que recordaban a las de un edificio que median muchos metros de altura, brazos peludos, piel amarillenta y a la vez rojiza, rostro enorme y a los quince metros de altura sus ojos llameantes.

En algunos momentos aullaba y gemía.

¿Por qué no arranca las amarras? Pregunté.

El Señor no se lo permite. A pesar de todo, Dios le concedió cierto tiempo de libertad y dentro de poco reinará libre de las amarras con permiso Divino.

Quede paralizado. ¿Aquel monstruo liberarse? ¿Cómo? ¿Seria posible?

SI. Dios en su misericordia le dará oportunidad para redimirse. Según estamos informados tendrá la concesión de subir en breve tiempo a la superficie de la Tierra y establecerá una lucha contra el Bien durante mil días. Después, será vencido. EL hombre quedará en esa época entregado a su libre albedrío, y entregado exclusivamente a el.. Apenas los buenos Espíritus lo ampararan a distancia. Eso se dará porque en esa ocasión el hombre decidirá el destino del mundo. Los que fueren verdaderamente buenos subirán a regiones más altas según su consciencia. Y los que aparentaron ser buenos rodaran en los Abismos de la inconsciencia.

¿Empero eso no es una temeridad, un mal?

—Dios permite eso que llamamos el mal para que muchos mejoren. La presencia del dragón pondrá en riesgo apenas los que aún no consolidaron el bien en si mismo.

— ¿Y el Dragón que lucra con eso?

—A pesar de sus actos culposos tendrá la oportunidad de aprovechar la experiencia humana, así como recibirá de la Tierra vibraciones transformadoras que hace milenios el hombre lanza en la superficie. Los Dragones también hacen parte de la creación Divina. La parte más embrutecida de la Tierra. Nos recuerdan al mamut, los brontosauros y los saurios. Son la naturaleza primitiva que retiene los elementos primarios y embrionarios de nuestro sistema.

CAPI. XV

El monstruo

Observé que el batallón paró y que algunos de aquellos seres se postraron a los pies del monstruo.

Parecía rendirle humildemente culto como si el fuese un Dios.

Orcus me pasó la diestra frente a mis ojos y sentí que mis percepciones se agudizaron enormemente como si yo, de súbito, colocara poderoso binóculo. Pasé a verlos de cerca, como si estuviesen al alcance de mis manos. Retrocedí aterrorizado. Aquellos Espíritus poseían un solo ojo en la frente, fisonomía cansada nos recordaba animales antediluvianos. La piel terrosa se semejaba como endurecido y áspero El ojo era grande y la pupila fija exhibía rayos de sangre en todas las direcciones

El dragón parecía sonreír satisfecho y calmo. Tuve la impresión de que hablaban una lengua extraña, tal vez por gestos porque todos se curvaban. Luego, prorrumpió un alarido ensordecedor.

Entonces de todas partes, como si saliesen de las propias rocas, saltaban entidades desagradables, con diferentes formas y aspectos; se fueron a arrodillar arrepentidas en la plaza.

Vi seres que se arrastraban dolorosamente con ansias de aproximarse lo más cerca posible. Cobras y lagartos, macacoides y aves negras que se dirigían para el Dragón con el fin de rendirle homenaje

Acredité que toda la creación inferior del mundo allí se reunía sobre la fuerza del poderoso magnetismo. El ambiente se hinchó de un terrorífico misterio y neblinas aturdidoras. Se levantaban del piso como si allí se hubiese abierto un pantanal.

De repente, y por más extraño que parezca, el monstruo alzó la voz y yo pude entenderlo simplemente por el lenguaje del pensamiento.

Hijos de los Dragones!— berreo él—nuestra hora se aproxima. Hace siglos que espero, amarrado aquí, prisionero y esclavo de ese que se dice señor de la vida a espera de la liberación. Mas un día habremos de vencer. En breve, liberto, comandaré personalmente nuestras huestes e invadiremos la Tierra.

Un alarido estruendoso sucedió a sus palabras. Aquellos seres antipáticos y automatizados gruñían en las profundidades de los Abismos y elevaban voces inhumanas en frenéticos clamores de alegría.

Venceremos! Venceremos!-aclamaban ellos.

—Saldré para la luz del sol-continuó el Dragón. Y apresaremos las Almas que nos pertenecen, pues los hijos del crimen por derecho Divino son de propiedad de los Dragones!

Nuevo clamor de alegría se levantó de la multitud. Los Espíritus militarizados golpeaban con los pies en el suelo haciendo coro con la multitud oculta entre los peñascos.

Aguarden! Aguarden, hijos de las tinieblas. Combatiremos la luz, y tendremos que vencerla!

No acababa de decir eso, cuando una marejada de luz descendió de lo alto asoleando el Abismo.

Una gritería ensordecedora respondió a aquella demostración del mundo superior, y espavoridos aquellos millares de Espíritus poseedores de las más extrañas formas, en carrera loca se estrellaban unos sobre otros, para esconderse en la oscuridad.

Escuchando la arenga del Dragón talvez Gabriel, nos envió su luz y su poder.

Y aquellos seres infelices e inferiores se sentían quemar y enceguecer al contacto de la luminosidad sublime de Gabriel.

Desesperados se chocaban en las tinieblas y se sumergían en las cuevas y grietas como animales desorientados que hubiesen perdido la noción de dignidad y de amor propio.

En la plaza, en poco tiempo solamente permanecía el Dragón, vencido y despechado, agachado para el piso, sufriendo la cruel amargura de la derrota.

De pronto murmuro:

Es fuerte y poderoso Ángel del Abismo, mas no te temo! Libre subiré para luchar! Con puños cerrados, hace un gesto hacia lo alto en desafío.

Orcus se concentró, sin embargo lleno de humildad en el silencio de la oración.

CAP. XVI

Por las tinieblas más densas

La oscuridad volvió a dominar el Abismo.

Mimetizados en las tinieblas, proseguimos nuestra jornada en el seno de la Tierra.

El silencio sucediera al tumulto.

De pronto, un ser extraño y terrible se atravesó en nuestro camino. Poseía alas largas y cuerpo de lagarto. Enorme y repelente.

Lo miré asombrado. Era un verdadero Dragón con la forma tradicional que la mente humana presenta en la Tierra.

Una lengua fina y vibrátil le salía de la boca. y sus dos ojos llameantes que producían chispas.

¿Seria un ser verdaderamente inteligente o era de hecho un simple animal sin consciencia?

Yo estaba engañado. Nos encaró de frente y obstruyéndonos el paso exclamó.

Su lenguaje mental era semejante al espíritu que se encontraba amarrado

¿Que es lo que quieres en nuestro dominio?

¿No teméis criaturas infelices?

Orcus lo miró y le dice:

Apártate, hermano, nosotros somos hijos del Cordero y buscamos las profundidades para aprender y progresar!

El monstruo se apartó aterrorizado y después, lanzando un grito bestial se lanzó a las profundidades.

Un escalofrío me recorrió el Alma. Contemplé los peñascos y me sentí inmensamente solo.

Orcus comprendió mi inseguridad y la lucha intima porque me habló:

—Es realmente, un Espíritu terrible que exhibe la forma tradicional del Dragón conocido por el hombre. Aquí, encontramos a cada paso exhibiendo formas animales que viven en el Abismo. Aquellos que huyen a la luz del sol aún así encuentran en Dios misericordia y amparo. Descienden a los Abismos de las sombras metamorfoseándose en la decadencia o en la degeneración de la forma. Sin embargo, el Espíritu no retrocede; la forma es la que se degrada cuando la mente estaciona en el mal o en el pecado.

¿Puede el Espíritu hasta desintegrarse, y la mente, también podría alcanzar los límites de la desintegración?

A nuestros pies comencé a percibir ojos extraños que parecían estar fincados en la tierra y "facciones patibulares" se reflejaban en el suelo. De repente, sentí que por todos lados una legión de seres diabólicos acompañaba nuestros pasos y mi corazón empezó a henchirse de temor.

¿Valdría la pena descender más?

Orcus, paternalmente, me besó la frente y me acaricio paternalmente.

Nada tema. El Señor está con nosotros. Las tinieblas no prevalecerán más contra la luz y el mal!

Jamás vencerán al bien. Esos seres que habitan el Abismo de hecho son criaturas que descendieran de si mismo hasta el fondo de los Abismos más insondables. Perdieron el control de la mente consciente y caminan en el descenso vertiginoso. Pasaran una especie de retropecto por la hilera de la animalidad, a trabes de la cual un día ascenderán a estados superiores de la consciencia. Caerán, a pesar de todo, probablemente no se perderán. En los más retirados infiernos penetra la bondad de Dios nuestro Padre, para salvar a los que están perdidos

Comprendí cuanto estaba engañada la Iglesia Católica y la de la reforma que interpretando al verdadero infierno, erraran considerando las penas y sufrimientos eternos por los que deberían pasar los infractores de la ley.

Jesús también descendiera a los Abismos después de su muerte en la cruz, empero fue en una gloriosa demostración de suprema humildad. Me abrasé de Orcus. Allá encima en una distancia que se me figuraba sin limites, quedaba la superficie. Como era de bella la vida enzima, y como era de suave la vida humana! Estaría allá en la superficie mi cuerpo físico o también yo era una sombra Espiritual! ¿En los caminos tenebrosos de las caídas humanas o espirituales?

De pronto, nos enfrentamos con una muralla sobre la cual una especie de era gigantesca se desdoblaba recordando vegetaciones milenarias existentes en la superficie de la Tierra. Hojas gruesas y enormes parecidas a orejas de elefantes,

Silencio sepulcral se sentía sobre ella. ¿Qué habría del lado de allá? Notamos que estrecha puerta daba paso a la muralla. Un camping muy verde se extendía a nuestros pies. Penetramos por la puerta adentro y árboles esparcidos ponían en el ambiente una extraña nostalgia. Grama y árboles semejantes a los de la Tierra. De tos modos árboles desagradables de color rojizo se mecían unos sobre los otros como si fuesen criaturas en supremo delirio. Habitación mística de piedra volcánica en la que vegetación protuberante se agarraba, y se erguía en sus paredes simples. Golpeamos y se abrió una puerta. Y un Ángel de porte majestuoso y fisonomía impresionantemente, bella nos extendió la mano. Era un joven de augusta belleza. Túnica simple y diáfana y piel lirial. Su rostro tampoco demostraba sexo. Parecía un joven de edad eterna y parecía a la vez un ser de sexo femenino.

—Yo soy Atafon—nos habló él con voz profundamente dulce. Y controlo los caminos del Abismo más profundo

Entramos. Allá adentro un verdadero hogar nos esperaba. Quedé encantado .Jamás podría suponer que, donde Dios en su Misericordia colocara los Espíritus del mal, a su vez Ángeles del paraíso para su amparo.

CAPI. XVII

Atafon

Contemplé las líneas perfectas de Atafon.

Era como si yo viese una figura irreal que tomara el ambiente ya tan fantástico, mas aún irreal. Perfección absoluta para mis ojos de Espíritu encarnado.

Me miró cariñosamente y preguntó a Orcus:

—¿Nuestro amigo, por lo que veo, aún disfruta de las alegrías de la reencarnación en la tierra, ¿no es cierto?

—Si, respondió Orcus. Permitió el Señor que descendiese conmigo al fondo de los Abismos. Tiene compromisos milenarios con la esfera física y con esas regiones.

Atafon pareció comprender porque miró satisfecho y agregó:

Tendré el placer en facultar el descenso bajo la protección nuestra. Asta cierto punto yo los acompañaré. A pesar de todo, los guardas los vigilaran a distancia.

Creo que el último encarnado que estuvo en nuestros dominios habiendo entrado por la región del este fue Dante. Nadie más ha venido.

Sentí terrible choque al escuchar esas palabras. Me parecía inmensa la responsabilidad que caía sobre mis hombros. .

De hecho agregó Orcus, Empero el mensaje de Dante fue distorsionado por los teólogos y aquellos que deseaban adaptar los Abismos a sus intereses más inmediatos. Pretendemos reavivar de manera gradual los conocimientos terrestres sobre las zonas infernales.

Un viento frío comenzó a soplar allá afuera y una honda inmensa de quejámenes se asociaba al vendaval. Así las paredes del hogar de Atafon ahogasen los sonidos, aún así se sentía.

Son los lamentos de las Almas desesperadas, dice él, que a través de la acústica que forma los peñascos repercuten hacia nosotros. Ese viento frío es el Teon que sopla a las mismas horas todos los días y de esa manera pueden los infelices que habitan estas zonas tener una idea del tiempo, como si fuese un reloj.

Retornando siempre después al mismo espacio de tiempo se estableció cierta medida para los Espíritus que aquí habitan, de manera a que se consuelen. La incapacidad para medir el tiempo es una de las pruebas más dolorosas de estos lugares. "La sensación de eternidad en el dolor" produce en cada ser una profunda angustia que despierta en ellos rebeldía contra Dios.

"La fuerza de la ley" hace que retornen poco a poco a la superficie. No hay injusticia Divina ni la pérdida de "comprensión del tiempo" es un castigo. Los Seres que no accionaran la mente en el sentido de la meditación y el trabajo verdaderamente cristiano o espiritual, tienden a estacionar en el tiempo y a descender en el espacio.

Si prosiguen en ese camino de la inconsciencia, un día alcanzara la desintegración de su periespíritu弯font>

Yo ya había recibido nociones sobre segunda muerte, por eso no me sorprendí, pues quedé temeroso.

Atafon me batió el hombro con familiaridad y preguntó:

¿Donde está Orcindo?

Al escuchar esa pregunta, me sorprendí extraordinariamente. No me había vuelto a recordar de Orcindo. ¿Venia con nosotros o no? cosa extraña ¿A dónde lo dejamos? Un escalofrío me recorrió el organismo ¿Ya estaría yo bajo la influencia del Abismo y estaría perdiendo también la noción del tiempo?

No sabría decir cuando dejara la superficie, me parecían siglos aquellas horas pasadas en el Abismo. ¿Serian horas?

Orcus percibió mi lucha íntima porque dice:

—No procure medir el tiempo aquí. Para el Espíritu un minuto puede representar aquí una eternidad.

Me abrasé a él, agradecido y dos gruesas lágrimas corrieran de mis ojos como si yo reposase en los brazos de mi padre.

Atafon nos contempló cariñosamente y nos animó:

Nada teman, descenderé con ustedes hasta las regiones próximas del centro.

Gabriel nos protege de lo más alto. Sin embargo procuren orar siempre porque estamos en plenos dominios del Dragón.

CAP. XVIII

Los humanos

Con Atafon la situación era diferente y la descendida se tornó más fácil, a pesar del adelantamiento innegable de Orcus.

Las sombras se iluminaban al paso del Ángel y la luz que se irradiaba de su organismo era un verdadero arco iris con su maravilloso prisma. En la medida que avanzábamos se sucedía un silencio profundo. De súbito, empecé a sentir en mi mismo la voz del silencio. Me parecía que el silencio era hecho de sonidos. Aquello fue lo que más me sorprendió. Atafon sonrió

— ¿está escuchando el silencio mi apreciado? Si el hombre comprendiese las sorpresas del silencio no se reirían tan bochinchosos.

— ¿que es eso que escucho? Le pregunté.

Nada mi hijo. En la quietud de estas profundidades, cesando el ruido exterior, usted pasa a oírse así mismo Lo que usted esta escuchando es la vibración de su propio organismo peri espiritual. Es usted que en si mismo vibra intensamente, son los sonidos de su Alma.

Quedé pensativo. Aquello era verdaderamente extraño empero era una realidad. Dentro de mi, un sonido agudo vibraba intensamente.

Orcus se silenció A pesar de lo fácil del descenso, aún así ofrecía peligros. Había caminos gelatinosos y escurridizos. De repente divisamos a distancia figuras enormes semejantes a navíos encallados en el fondo del mar.

Me asusté.

Atafon nos calmo con cariño.

—No se asusten –¿o que piensan que es eso?

Le respondí:

—Monstruos estacionados en el tiempo y en el espacio.

Atafon sonrió y Orcus se rió alegremente de tal modo que se sintió en todo el Abismo.

Cuando vine aquí por primera vez, pensé de igual manera.

No, no son monstruos mi amigo. Aquello es una ciudad subterránea.

¿Una ciudad?

La voz se me ahogó en la garganta.

¿quiere decir que son predios?

Si, son predios. Enormes construcciones de origen espiritual inferior. Envueltas por las húmedas neblinas de las profundidades, las torres de los predios obscuras, puntiagudas se elevaban en medio de la neblina. Sin embargo en un silencio de muerte.

¿ y allá habitan seres?

Si, semejantes a los humanos, empero en pésimas condiciones espirituales. Prepárese para ver lo peor.

Un escalofrió recorrió mi organismo. ¿Tendría yo fuerzas para esas vivencias en el Abismo?

—Atafon me comprendió la lucha interior. De su organismo a la altura del corazón, una luz azul de maravillosa pureza afloró como una rosa y en breves instantes comencé a recibirle los rayos en pleno corazón y en el cerebro. Noté que Orcus a la vez recibía los efectos de la luz. Una divina calma me penetró el Alma, y la mente se pacificó como por encanto.

Ahora percibimos mejor las construcciones en parte de estilo medieval. El resto se asemejaba a los palacios de los Doges. A pesar de todo había agrupamientos de habitaciones parecidas con nuestros tugurios más sucios. En fin, una mezcla de estilos y combinaciones de arquitectura. Se diría que la locura de algún diabólico arquitecto resolviera establecer allí la confusión de todo el arte del mundo.

Atafon explicó:

Allí residen Espíritus de todas las cualidades y tipos. Artistas, poetas, escritores, pintores, ingenieros, personas comunes si se puede comparar según sus conocimientos y actividades análogas a la vida en la Tierra, por lo tanto hay en ellos una señal de identidad que les es común y que los reúne en el mismo lugar, como es la indiferencia en la Ley de Dios. Y la permanencia en el mal. Eso es lo que los agrupa.

¿Y están ahí? rezongué!

Si están! Usted los verá.

Sentí de nuevo aquel escalofrió que me acompañaba desde la superficie.–¿Cómo serian? Pensé.

Orcus me apretó la mano con cariño. El flujo de luz me reajusto. Ahora estábamos atravesando los pórticos de la ciudad, Había un portón enorme en arco y juzgué por un momento ver la descripción que antes describiera con tanta perfección.

"Dejad aquí toda esperanza para vos que entráis"

Empero no era.

Lo que estaba escrito era cosa diferente. Apenas decía

"No amamos a Dios. Nuestro maestro es el Dragón"

Atafon sonrió con indulgencia.

Esos seres quieren demostrar su desprecio a Dios, con esa inscripción

Dios todavía, ha de amarlos siempre hasta que un día retornen al dominio de la ley. Lo que los humanos y los espíritus piensan de Dios nada representa para Él que es padre y amigo justo y los aguardará de brazos abiertos hasta el final de los siglos. Ahí habitan los Espíritus malos que aún piensan que son humanos.

Aquella expresión de Atafon me impacto profundamente.

¿Por qué ya no son Espíritus de "humanos"? ¿Es que alguien puede dejar de serlo?

Atafon me contempló con profundo amor en su mirar.

—El embrutecimiento de la criatura espiritual puede llevarla a perder las características de los humanos, que es una conquista del Espíritu superior que asciende. La animalidad es característica del Espíritu que desciende, que estaciona o que está en evolución.

La enseñanza me callaba de manera irrefutable en la mente trayéndome profunda meditación.

Agarré con más fuerza la mano de Orcus que caminaba junto a mí, amparándome.

Nos encontrábamos en la ciudad y la calzada de las calles me recordaba a las de las viejas ciudades coloniales del Imperio Portugués

CAPI. XIX

La Ciudad del Mal

. Las piedras eran oscuras, las paredes de las casas húmedas, de una humedad indefinible. El agua escurría sin cesar y sin que se supiese de donde venia. Puertas carcomidas, un hálito de muerte y terror penetraba el ambiente.

Golpeamos en la primera casa. La puerta entre abierta dejo entrever una criatura horripilante que nos miraba desesperada. Cabellos desgreñados y ojos desorbitados. Las fases descarnadas nos daba la impresión de alguien dominado por la lepra. Era una mujer. Desfigurada, solamente distantemente nos recordaría a un ser humano. Comenzamos a percibir porque Atafon nos dijera que eran Espíritus malos que aún piensan que son encarnados弯font>

La mujer no nos dijo nada.

Sin embargo sabíamos, que había en ella un desespero abominable.

La luz de Atafon probablemente la dejara a la distancia y nos garantizaba la visita.

Nos retiramos silenciosos.

¿vio?- ¿no le dije que se preparara para lo peor?

Yo debía estar terriblemente pálido porque me sentía temblar intensamente.

Orcus me abrazó con afecto y una corriente electromagnética de él, se desprendió invadiéndome todo el Espíritu.

Proseguimos los tres en la callejuela fría y fétida.

Si la humanidad supiese lo que existe aquí abajo!-exclamé con un profundo suspiro.

La humanidad ya fue informada de lo que existe-esclareció Orcus –, lo que ella acredita es que eso constituye a un infierno eterno. No hay eternidad en el mal. La ley de Dios, no hace el infierno eterno. Lo que existe son zonas infernales donde las consciencias culpadas se reúnen atraídas por imposición inexorable de la ley de afinidad. El Espíritu sobre la ley de evolución, se perfecciona, adquiere sutileza y sube. De la misma manera se estaciona en el mal, se embrútese, se torna pesado y desciende. Esa es ley aún desconocida por el hombre, empero que funciona rigurosamente en los planos Espirituales y tanto alcanza al Espíritu encarnado cuanto al desencarnado. Es lo que podríamos llamar ley de peso específico. El responsable, sin embargo, es el mismo Espíritu. Cuando la mente abriga pensamientos de baja vibración, determina con esto los sentimientos de baja vibración y de naturaleza materialista que actúa directamente sobre los hilos que constituyen la red vibratoria del periespíritu produciendo corrientes más lentas, lo que lo tornará más pesado y más grosero. Contrariamente, cuando la mente abriga pensamientos de orden superior o de alta vibración, nacen los pensamientos de proyección superior que producen corrientes vibratorias más veloces trayendo como consecuencia directa, mayor liviandad en el periespíritu. Como un globo el periespíritu busca las alturas espirituales, o desciende a las profundidades del Abismo. .

Orcus silenció. Una interrogación me surgía. –¿y después? – Después, continuó Orcus—La ley de maternidad terrestre determina que el Espíritu que descendió a las profundidades de las tinieblas estacione, en cuanto que la Tierra en sus seno amoroso y amigo, como un enorme útero, le de nuevamente el impulso de la vida que no cesa. Y el Espíritu "caído" recomienza la marcha de ascenso para un día alcanzar la luz de la superficie.

Las palabras de Orcus me repercutían en mi psiquis como extraña sinfonía de profundas enseñanzas.

Mi mente luchaba desesperada para comprender todo aquello que me parecía un sueño fantástico y malo.

En la sombra percibíamos que a medida que avanzábamos seres desagradables se escondían en los rincones más oscuros del sector. Una entrada en la roca nos dio el pasaje para extenso corredor más húmedo aún. –¿A dónde iríamos nosotros?

Orcus se mantuvo silencioso y Atafon ganando un poco de distancia permitió que de súbito, suave luz lunar se irradiase de su ser. La luminosidad suave y pura se irradiaba como luz fluorescente. El camino en realidad se iluminaba a manera de permitirnos la marcha en perfecta seguridad. .

Orcus me cuchicheó paternalmente:

—Atafon está utilizando un poco más de su vibración con el objetivo único de facilitar nuestra caminata. Los seres inferiores que todavía habitan las tinieblas ya saben que estamos por aquí. Si Atafon utilizase más luz causaría enorme perturbación en estos dominios porque esas criaturas se sienten quemar por la incidencia de la luz. De tal modo ya usted vio eso弯font>

Comprendí lo que Orcus me decía. Realmente, aquel era un hecho impresionante. Los Espíritus que viven en las tinieblas y las tinieblas en si mismo, no soportan la luz. Se ofuscan y al mismo tiempo sufren quemaduras dolorosas. Por eso las entidades elevadas mantienen extremo cuidado de no sorprenderlos con su poder. Así como Dios, oculto en el infinito no exhibe escandalosamente su fuerza y su poder, también los Espíritus superiores se envuelven en la humildad, con sus conocimientos y sus conquistas. Nadie puede o tiene el derecho de establecer el desorden en "la casa del Padre". Jesús nos enseñó la humildad de tal manera que el hombre aún no descubrió que en los más distantes rincones del Universo la humildad es ley.

Ley de vida y evolución, progreso y ascenso espiritual. Sin ella nada se conquista en las esferas de la vida inmortal. Continuamos penetrando la roca con Atafon al frente.

De repente, enorme salón, todo de roca enrojecida como inmensa hoguera se nos develó a nuestros ojos. Una figura extraña de enano con un solo ojo en la frente, asegurando con las manos enorme manojo de llaves de dos cuartas de largas, vino hacia nosotros. Me asusté y sentí un aterrador impulso de huir, mas Atafon me contuvo con un gesto.

La criatura se le aproximó humildemente.

¿Qué queréis Ángel del Abismo? Aquí estoy para servir a vos.

El enano bestia ropa de tejido semejante al cuero. La cabeza grande de macrocéfalo, le balanceaba en los hombros, como un globo oscilante y los brazos excesivamente largos le contrastaban con su pequeño cuerpo, sin embargo poseía piernas gruesas que le soportaban la desagradable fisiología..

Vengo en visita de inspección –dice Atafon – y traigo amigos.

No pude contener un grito de terror. Por los rincones de la gruta húmeda, frágilmente iluminada, por una linterna enverdecente, seres patibulares yacían amarrados. El enano poseía las llaves de aquellas cadenas. Orcus me ahogó los sollozos abrazándome con paternal amor. Las incontenibles lágrimas me vertían. Era insoportable aquella visión. Mis sentimientos aún no sometidos a una disciplina capaz de soportar sin el desequilibrio me traían la condición inferior.

El enano me contempló por un minuto como si estuviese en duda empero la presencia de Orcus y Atafon me salvaran

Si por ventura usted pudiese haber llegado aquí solito, sus lágrimas que en la superficie son pruebas de sublimidad y amor, aquí serian motivo para que usted también fuese amarrado allí junto con esas Almas.

Acompañé con los ojos el gesto de Orcus expreso en sus manos extendidas, y recibí en todo mi organismo un escalofrió de miedo y de pavor. Comprendí que en aquellas regiones solamente dos condiciones acreditaban al Espíritu: la gran elevación espiritual o el prodigioso atraso de la inconsciencia. Los Espíritus de sublime posición eran respetados y los Espíritus malos que gobernaban las tinieblas se podían mover. El resto era inpiadosamente esclavizado Una lagrima en los ojos era una señal de peligro. Podríamos ser arrastrados a sufrimientos inauditos. La serena superioridad de los que sabían amar sin perderse mantenían a los verdugos a la distancia La flaqueza de los simplemente bien intencionados no nos amedrentaba. Cuan difícil me era aproximarme de aquellas criaturas encadenadas! Un olor nauseabundo le esfumaba del organismo. Los miembros parecían putrefactos y los ojos inyectados perdidos en las fases se semejaban a dos pálidas y pequeñas lunas. .

Llamé la atención de Orcus para el hecho de poseer dos ojos. Orcus explicó:

Estos son Espíritus que descendieron recientemente a las profundidades de este Abismo.

Por gusto observen que traen los ojos vidriosos u opacos. No poseen visión. Gastaran los ojos en la "Tierra" en aquello que los humanos podrían denominar "HIPNOTISMO SENSUAL"

El deseo por la sensualidad ejercida con la vista en el ansia del deseo de la mujer del prójimo o la aplicación del magnetismo visual para la conquista y amor de bajo padrón desgasta las fibras del periespíritu y ciega a la persona por muchos milenios. Son ciegos por sensualidad y pación.

Me quedé pensativo y silencioso. Allá en la superficie nunca había supuesto que los ojos que arden en la pasión desenfrenada de los sentidos estaban condenados a la destrucción.

La afición llena de maldad destruye el propio vehículo por la cual se transmite.

Orcus con una mirada demostró comprender mis profundas reflexiones y adujo a mi pensamiento.

Lo que usted está pensado, mi hijo, corresponde a la más exacta realidad, todavía es bueno esclarecer que la mirada cariñosa y amiga, verdaderamente sincera, aplicada en el amor verdadero que obedece al cumplimiento de la ley, construye pupilas luminosas para la inmortalidad. Es la misma ley que establece las probabilidades de subida y descendida que estudiamos anteriormente. La afición al mal y a las cosas de la materia, materializa. Y el amor al bien y a las cosas del Espíritu, espiritualiza. todo y en toda parte se toca de luz y de sombra. La misma energía apenas depende de la dirección que se le de. Es por eso que el Evangelio es brújula弯font>

La juiciosa observación de Orcus me calló profundamente.

Atafon se dirigió más profundamente y noté que se aproximaba a aquellas criaturas "desencarnadas". Verificamos que sus periespíritus en cuanto organismo de naturaleza electromagnética e infinitamente distanciado de aquello que llamamos carne, se presentaban dilacerados mostrando miembros donde faltaban enormes pedazos. La mayoría exhibía órbitas bacías, y decimos que la mayoría porque allí se alineaban en verdadera multitud de algunos millares. El salón como inmenso plato que semejaba inmensa laja sobre la cual criaturas inconscientes o semi conscientes permanecían abandonadas en un estado que si no era la muerte, tampoco era la vida. Una mujer cuyos miembros dilacerados y enflaquecidos recordaban árboles secos, desgajados, golpeados por la furia de la tempestad, Nos habló inteligiblemente. Nos detuvimos intentando escucharla. –¿Saben quien es esa?-interrogó Orcus

Miré la mujer como quien contempla una ruina inimaginable y no me pude recordar de aquella facción monstruosa. —-¿Quien seria?

—La mujer de Cesar弯font>

Mi mirar ansioso buscó a Orcus Quise saber más. Él comprendió más no me dijo nada. El comprendió sin decirme nada más A pesar de todo una extraña fuerza, desde aquel momento me atrajo para esa mujer, –¿habría sido yo aquel Cesar? –¿Cuál de ellos? Me llené de compasión, por lo tanto Orcus me alertó.

Por más que hayamos amado a alguien, algunas beses la criatura se lanza en precipicios tan profundos que nada podemos hacer en su favor. Solo la ley de Dios, inexorable, dura, empero misericordiosa, salvan los que están aparentemente perdidos. Cada uno se salva Por si mismo al influjo de la misericordia del Padre. Descender y subir son fuerzas de la vida. .

Caminé mirando para atrás. Orcus me arrastró de la mano. Entre los sufrimientos y el horror de aquella forma caída en el mal; yo sentía un corazón que no me amara más a quien yo siempre amé.

___ Usted no fue césar___ y agregó Orcus___ empero alguien que la amó. Ella que siempre soñó con el esplendor de las cortes y de los reinados, renunciando al verdadero amor fue cayendo, y de caída en caída, hasta el punto que usted ve. En aquellos ojos vidriosos y en su inconciencia aún sueña con las multitudes y con los palacios de los Césares. Está cubierta de oro y púrpura. Para nosotros, sin embargo, solo exhibe podredumbre y lama. A pesar de todo, un día, retornará al paraíso, el Reino de Dios, mi hijo, el amor es hecho de simplicidad. Los tesoros de este reino apenas son la afección verdadera y el amor inmortal.

Orcus cesó de hablar. Atafon que se distanciara hace una señal con la mano. Nos apresuramos

Un grupo de espíritus amontonados, unos sobre los otros como una pila de camping nos aguardaban para estudio. Parecían esqueletos de formas patibulares así no exhibiesen revestimiento en su osamenta, gemían como si poseyesen garganta y lengua. Extraños gemidos salían del montón ¡

Contemplamos el inaudito espectáculo en medio de la osamenta habían voces que murmuraban palabras de pasión y dolor.

___¿ que criaturas son esas? ____ pregunté profundamente sorprendido.

___ son los espíritus de aquellos que acreditaban firmemente que después de la muerte nada restarían de ellos y apenas se reían de los esqueletos abandonados. Tan grande fue la mentalización en ese sentido que adquirió la forma que usted ve.

En cierta manera la respuesta de Orcus me dejó aterrorizado, jamás imaginaría que fuera tan grande la fuerza del pensamiento.

___ Realmente ellos se sienten como si fuesen esqueletos. El Espíritu moldeó la nueva forma y probablemente si anidasen por el mundo serían vistos por algunos como cosas asombrosas. Muchos han sido así en la superficie 宮 Un corrientazo me recorrió la columna pasaba de frente a nuevos hechos para mí. Nunca Dante me surgió tan respetable en la conciencia. Comprendí el verdadero sentido de su historia y quedé imaginando cuan enorme fue su sufrimiento por no ser comprendido en la superficie de la tierra. Acreditaran en el mundo que el hubiese sido solamente un artista. Es cierto que nadie supone que el asunto de sus poemas fuese verdadero, real, probablemente, yo encontraría resistencia mayor o semejante en la Tierra ¿valdría la pena?

____ Quien sirve por amor al servicio y tiene a Dios por Padre y a Jesús por hermano no puede detenerse para informarse de lo que piensan los hombres a su respecto.

Orcus me habló suavemente como quien responde a mis angustiosas interrogaciones mentales.

Palabras sabias que yo no intentaría siquiera discutir.

Atafon prosiguió recorriendo el inmenso territorio rocoso donde los espíritus infelices hicieran por desgracia sus nidos de sufrimientos. Seres extraños se entremezclaban entre aquellas formas. Algunos parecían serpientes, lagartos y dragones menores. Otros exhibirán tan horrorosa fisonomía que los enfermos de la superficie al lado de ellos serían criaturas de sublime belleza.

Encontramos ahora una infinidad de espíritus que exhibían formas dilaceradas.

Me espantó el hecho. No siempre poseía las piernas y los brazos. Estaban los que apenas presentaban la cabeza y el tronco.

De manera extraña ellos se reunían en una especie de panela abierta al basto lugar en forma de plato. Se animaban los unos a los otros como niños, dominados por un sueño inquieto. Se mezclaban y se arrullaban unos con otros como buscando calor. La mayoría ostentaba un cráneo limpio brillante sin cabellos, otros, apenas recubiertos por un pelaje ralo. La mayoría recordaba a niños con la fisonomía de viejos milenarios cuya boca adquiría las facciones de niños que están chupando biberón. Con los ojos hondos absolutamente cerrados.

En realidad, eran seres vueltos para dentro de si mismo en un desagradable movimiento mental interior. Lo exterior no lo tenían en cuenta y para ellos dejara de existir. Semejaban a fetos amontonados en el útero materno. No era la primera vez que yo contemplaba criaturas a las cuales les faltaban miembros, en pero siempre eran los seres de la tierra. El hecho de existir espíritus mutilados me impresionaba profundamente.

Orcus no dejó de percibirme las dificultades internas y la lucha del pensamiento para la adaptación de aquella nueva realidad. .

___ De hecho, mi apreciado, es siempre chocante la observación detallada sobre la degradación de la forma en cualquier reino de la criatura en el universo. El espíritu no retrocede, mas aún la forma tiene posibilidad de desgastarse, dilacerarse y degradarse hasta disolverse. ¿Usted no se recuerda de la enseñanza relativa a la segunda muerte? Este principio no es nuevo, como vemos, fue expuesto personalmente por nuestro excelso Maestro.

Sentí terriblemente el impacto mental al recordéris de Orcus. No había por donde huir.

___ ¿ y es eso la segunda muerte? Indagué visiblemente asustado.

___ No, aun esta no es la segunda muerte mas podría ser encarada como la agonía弯font>

Comprendí la profundidad de la observación.

__¿Quiere decir que esos son enfermos en camino a la disolución periespiritual?

___ si no reaccionan a tiempo, irán decayendo en si mismos cada vez más hasta alcanzar los límites marcados por la ley para la garantía de la unión celular. La desintegración del periespíritu puede ocurrir como sucede en el mundo con la desintegración del cuerpo físico. La ley que rige la unión celular periespiritual es la misma, apenas funciona de manera diferente. En cuanto que el cuerpo físico vive sometido al equilibrio de la alimentación constituida por alimentos comunes y oxígeno y su manutención depende solamente de un proceso de vida, el periespíritu que es el intermediario en la aglutinación celular del cuerpo físico que lo garantiza, a su vez se mantiene únicamente por el poder de la mente. El desvarío mental inicia la destrucción del periespíritu así como la elevación de la mente da inicio a la jornada de construcción no solamente del propio periespíritu en pero también de vehículos más elevados. La criatura construye o se destruye a si misma堼/font>

Orcus me observó amoroso y mi pensamiento sobre el influjo del poder de la palabra sabia galopó en el terreno de la meditación pura.

Las formas estaban allí a nuestros pies dilaceradas, mutiladas horribles幠habían sido "humanos" tan bellos y venturosos, allá en la superficie!

En realidad en nuestro mundo, los hombres soñaban con el cielo, empero aquellos allí serían inmensamente felices si pudiesen simplemente alcanzar la superficie de la Tierra. Sin embargo, estos aún estaban descendiendo. ¿En cuanto en el mundo, distraídos e insensatos estaban iniciando el descenso para la destrucción parcial o total?

Descender o subir son problemas de dirección: dice Orcus. De hecho yo comprendía ahora la sabiduría del concepto.

Solo descendiendo a la forma más espesa es que podemos entender la luz. Atafon, por lo tanto, proseguía, y por eso no nos pudimos detener.

CAPITULO XX

El ave

En cuanto caminábamos en la plataforma de piedra, observamos que una sombra de mal aspecto parecía acompañarnos. Atafon nos hace un gesto discreto indicándonos la necesidad de mantener silencio y proseguir con coraje. Confieso que no me sentía muy seguro y que mis piernas temblaban. Rodeamos extenso lago de aguas plateadas. El peñasco alto, se proyectaba sobre el lago asustadoramente. Probablemente, en la distancia deberíamos parecer infinitamente pequeños.

Éramos tres seres insignificantes con relación al peñasco, a pesar de la enorme estatura de Atafon y de Orcus. Los seres los respetaban en pero la naturaleza allí, sombría y fantástica, creaba todo de manera descomunal. Precipicios sin fin, vacíos peligrosos, humedad capas de arrastrar a los despeñaderos. Solo la luminosidad de Atafon y Orcus esclarecían las sombras. El enano nos seguía conduciendo con una especie de linterna semejante a aquella que usan los palafreneros en las estaciones de ferrocarril. Marchaba arrastrado, sin embargo respetuoso. Se entendía que estaba sometido y esclavizado al magnetismo de Atafon que ejercía sobre él enorme poder. Era una criatura aterradora. Fases que recordaban al gorila antropoide, ancestral del hombre mirada vítrea, color terroso.

La luz de su linterna escasamente le aclaraban los pasos. No en tanto parecía, observar perfectamente las sombras.

___ Esas criaturas nos hablo Atafon ___ se acostumbran a las tinieblas y observan con facilidad en los abismos. Viven en las sombras, y aman las sombras. Por eso, no nos inquieta aquello que para los mortales sería el pavor y la muerte.

La figura, del otro lado del lago, nos acompañaba silenciosamente. De súbito, oímos un grito aterrador que redobló multiplicado muchas veces por el eco en la inmensidad de los peñascos. Paré asustado. Era la voz de un ave de animal antediluviano. Sofocado por el terror no pude dar un paso. Un intenso frío me recorrió todo el organismo. Orcus me amparó cariñoso y Atafon extendió la mano abierta en dirección al lago. Vibraciones magnéticas le partían de los dedos distendidos como agujas eléctricas de un prodigioso generador. Las sombras sobre el lago se iluminaran y nosotros vimos en aquella luz verde azulada un enorme monstruo que a través de dos ojos de fuego nos contemplaba. Debía tener más de cien metros de altura según mi asombrada visión, yo no sabía si su tamaño era natural o si mis pupilas dilatadas me causaban angustiosa alucinación. Negro, más negro que todas las noches. Era un ave gigantesca. Alas enormes y negras una pechuga descomunal, pico como dos aspas de molino, ojos cual dos hogueras. Una piel corrugada semejante a la piel que recubre el pico de los pavos; a éste le recubría el pico y le descendía por el pescuezo semi pelado. Nos recordaba a un enorme cuervo. No en tanto en su fisonomía tan aterradora, se percibían los trazos de un ser humano. Los pies de grandes dimensiones a su vez recordaban distantemente a las manos humanas. Mi angustia crecía sin límites

Sin embargo la distancia entre nosotros y el fenómeno era grande. El lago nos garantizaba igualmente como si allí no estuviese Atafon.

Las centellas precipitadas y proyectadas por las manos del grande espíritu atravesaban la extensión del lago y alcanzaban a la criatura en pleno pecho y en la región del corazón y le penetraban por los malos ojos. Habiéndolas recibido se inquietó silencioso a nuestro mirar.

Ese que ustedes ven, en la tierra fue un monstruo sin entrañas que destruyó millones de criaturas en la conquista del poder. ___ explicó Atafón. Las civilizaciones antiguas guardaron su nombre como el de una fiera indomable. Nació y renació en cuanto la misericordia Divina le permitió las maravillosas oportunidades de reingreso en la carne bendecida. Después comenzó a caer, por fuerza de la ley hasta que la propia forma le tomó el aspecto del pensamiento tenebroso. Mantuvo la fuerza de los conquistadores y de las fieras y el porte del ave que sueña volar y gobernar desde encima. Es terriblemente temido en ésta región. Todavía si la forma que la que la ley le permitió, ahora no lo despiertan para el ascenso, continuará cayendo más de forma en forma degradada hasta el fin弯font>

Las palabras del ángel vibraban con extraños acentos en mi alma. Contemplé al monstruo con un ansia sin límites de saber quien fuera el en la Tierra. A pesar de todo Orcus me secreteó: ___ No tenemos permiso de la Ley para identificar a esas criaturas, tan grande es la trasformación que presentan. La revelación simple y pura de las personalidades que animaran en la superficie causaría tal impacto mental al hombre que en vano sería nuestro servicio. La prudencia en esas regiones es la mejor garantía para el caído. Si los hombres supiesen su nombre, se sintonizarían con él, en el campo de la vibración, emitiendo y recibiendo, y en breve el monstruo también vibraría en dirección hacia la superficie, de tal manera que no demoraría el Mundo a sentirle las inmensas perturbaciones en forma de terremotos, guerras y desórdenes sin nombre.

¿No se aterrorizo usted apenas de su grito?

La interrogación de Orcus me caló hondo en el espíritu ya tan abatido. ¿Sería yo capas de proseguir en marcha?

Orcus me identificó las observaciones, y agregó: ___ no se olvide, mi hijo, que estamos solamente en el límite de los abismos堼/font>

No pretendemos de una sola vez sobre cargar en la mente no diestra, a las imágenes poco comunes.

CAPITULO XXI

Otras criaturas

La gran ave habría y serraba el pico enorme como si deglutase alguna cosa. Teníamos la impresión de que el cansancio le agobiaba el organismo; sin embargo, Orcus esclareció:

___en estas profundidades, los seres que aquí residen casi siempre se sienten ansiosos debido a la atmósfera asfixiante y de baja vibración. De todos modos feroces, malos y desvariados, no consiguen sobreponerse a las fuerzas de la naturaleza.

___No obstante ___ adujo Atafon que aún mantenía la mano extendida con dirección al pájaro. ___ esos grandes seres del mal expiden instrucciones para la superficie a través de otros intermediarios que allá encima les cumplen las órdenes acreditando rigurosamente que son instrumentos de la gran justicia.

Interfieren en la vida humana y de cierta forma justifican la teoría de que el diablo se disputa las almas de los hombres. De resto, en casi todas las religiones antiguas encontramos referencias sobre la lucha del Bien y el Mal, desde la Babilonia hasta la India. En las anotaciones relacionadas con las historias de Krisna y con los estudios que hablan de Vichnú y de Ormuz, encontramos siempre la lucha entre el Bien y el Mal en una constante perfecta. Espíritus de menor porte que aún viven en la superficie de la Tierra le reciben las advertencias y les cumplen las órdenes. Es lógico que dentro del esquema Divino por efecto de las leyes de Dios todo se encuadra en la justicia Divina por eso sucede, que lo que podría ser hecho con amor se realiza simplemente con excesiva justicia.

Atafon se silenció y nosotros, asombrados notamos que de súbito el vicho abrió el pico de manera diferente y una voz cavernosa pareció salirle del pecho.

___ ¿Que deseas en nuestros dominios?, ángel del abismo.

¿No sabéis que en estas tinieblas gobernamos nosotros, los hijos del Dragón?

¿Porque nos perturban el trabajo pacífico en pro de la justicia del Mundo?

Me sentí resfriar. Orcus me sujetó más firme por el brazo como quien comprende mi situación interior Atafon demoró un poco de tiempo para responder, después exclamó con voz Argentina por encima del lago.

___ Como hijos del cordero y guardianes de los abismos hacemos un viaje de estudio y aprendizaje. Nos compete informar a las esferas más altas de qué manera está haciendo aplicada la justicia en estos rincones. Nuestro deber nos impone el trabajo. Si voz aplicáis la justicia, me cabe a mí y a otros guardianes fiscalizarla. Representamos, también, de alguna manera la voluntad de Dios en estas profundidades.

El pájaro nos dio la idea de que estaba satisfecho con la respuesta. Sin embargo vociferó extrañamente y nos pareció que pequeñas llamas le saltaban de la boca ¡ ¿Sería luz?

Después, volvió a decir.

___ comprendo y acato las órdenes de arriba de las esferas que gobiernan el orbe y los abismos, las respeto como guardia de estos lugares, ¿empero y esa criatura que los acompaña? ¿Que derecho tiene de penetrar en nuestros dominios? ¿ ya vencieron ellos el Bien y el Mal, ¿ya alcanzaron posibilidades superiores?

Se sintió un gran silencio.

___ ¿entonces porque vienen a perturbarnos irrespetando nuestras leyes?. Continuó ahora más feroz en una pausa seguida sin respuesta.

Atafon volvió sin embargo, sereno y humilde.

___ recibieron órdenes superiores para visitar los abismos en viaje de estudio. Les fue permitido recorrer estas regiones y anotar relacionando el trabajo de la justicia que se ejerce a través de los Dragones para conocimiento del hombre.

La palabra de Atafon pareció tocarlo en la vanidad y el orgullo, porque tuvimos la impresión extraña de que atrás del pico prodigioso y en plenos ojos había una sonrisa de gusto y de alegría.

___ Bueno, si están acreditados para contarle al mundo la notable obra que los Dragones realizan en el fondo de la Tierra para la armonía de la creación.___ Nada tenemos que decir y ni siquiera haremos un gesto para impedir. Podéis recorrer los dominios que están sobre mi responsabilidad ya que es el dominio de los seres que ya conquistaran poder para dominar y alas que nos liberan del suelo.

Me asombré con la interpretación Sibilina que aquella criatura procuraba dar de su esclavitud en la forma.

Ellos no admiten __ me secreteó Orcus ___ de manera alguna que se estén degradando en la forma por la permanencia en la imantación del mal. Quieren hacer creer que el pico, los ojos de juego, las alas negras, los pies semihumanos y todo lo demás son conquistas gloriosas. No ven la propia forma distorsionada como una cárcel terrible. Sueñan que son seres que adquirieron mayores posibilidades y con ese pensamiento se adaptan a las nuevas condiciones de vida en esas zonas inferiores.

Era espantoso todo aquello! Por lo tanto, pasamos a comprender que Dios en su misericordia Divina permite que los seres adapten a la propia conciencia al ambiente donde viven con el fin de que aún no se desesperen en el camino de la disolución.

Orcus me aplaudió y raciocinó. Yo no cabía en mi mismo de espanto y admiración ante el ave que habla.

___¿hay muchos seres alados como ese por aquí? ____ yo pregunté a Orcus __ ansiosamente.

Atafon, por lo tanto, me respondió:

Una infinidad. Todo en la obra de Dios es grandioso. Existen por millares y el mundo de las sombras esta subdividido por un número muy grande de departamentos. Dante identificó 9 círculos principales en la zona del este. Aseguró que hubiera visitado todo el Abismo! En realidad no visitó ni un tercio de estas zonas. Deberá volver Sin embargo fue tan grande la algazara que causo en ese tiempo, que las autoridades superiores consideraran que el hombre terrestre aún no poseía condiciones espirituales para saber más. Y sus viajes fueron definitivamente clausurados. El que fuera escritor y mediunm al mismo tiempo, retorno simplemente a su actividad de escritor que ejerció hasta la muerte, pasando a escribir solamente cosas del Mundo material.

Indicaba la dualidad de la naturaleza del poeta florentino. En verdad, me pareció sensato .que pudiese El, ejercer con idoneidad os dos ministerios.

Continuamos penetrando en la región de los abismos. Un olor nauseabundo afectaba nuestro olfato. Exhalaciones fétidas subían de las cavidades y del estrecho camino recorrido que ahora se semejaba a un corredor dentro del cual nos manteníamos prisioneros. Dejamos la jocosidad extensa y Tierra adentro habíamos tomado una dirección que más aún nos conducía a las profundidades. Probablemente, poca gente en la "Tierra" acreditaría en semejantes escenarios subterráneos. El calor allí se hacia sentir de manera sensible. Por la primera vez sentí que a medida que descendíamos, el calor nos sofocaba. Era tanto más extraño debido a que hasta aquel momento habíamos gozado de una temperatura que si no era tépida por lo menos era soportable.

No habíamos sufrido aún variación en la temperatura.

Orcus me orientó:

Mi hijo, aquella teoría terrestre de que el calor subterráneo aumenta un grado cada 33 metros, a medida que se desciende, comienza a funcionar en esta zona.

¿Y porque no habíamos sentido ese calor antes? –interrogué aflicto.

Había una relación de equilibrio entre la vibración de nuestro periespíritu y el calor existente en las regiones por donde pasamos. Por eso aquí la vibración ambiente es más lenta y pesada que la vibración de nuestro periespíritu, Más allá de eso, ocurre un fenómeno importante, desconocido de los hombres del mundo y e los científicos más arraigados. .Después de una cierta penetración para abajo el aumento de calor no se hace solamente en la relación de 33 metros por grado. La relación es diferente y menor. Esto es, cada 15 metros aumenta un grado y en la medida que se va reduciendo en metros por la mitad lo que trae en consecuencia un aumento lógico en el aumento de los grados. Quiere decir que si después de cierta distancia aumenta un grado cada 15 metros, y en seguida cada 7.50, etc, esto apenas significa que el número de grados simplemente va doblando en la medida que se descienda en la dirección del centro.

La enseñanza era nueva y revolucionaria. Evidentemente, era una observación que vendría a interesar a la ciencia humana en el futuro弯font>

De hecho, el calor aumentaba a la proporción del avance.

Estábamos en la punta de la jocosidad y alcanzaríamos una zona de intensa lama de carácter volcánico. Sentí que mis pies ahora pisaban en maza blanda, oscura de color ceniciento humo. ¿Seria el comienzo del lago plateado? Realmente, yo acertara. Atafon apuntó con la mano la extensa superficie del lago y se dirigió a Orcus:

Mi apreciado Orcus-el lago que es de líquido desconocido en la superficie compuesto de metales en disolución en alto grado de temperatura, presenta en estas "playas" una contextura algo blanda. Si observaran mejor notaran que dentro de esa masa también hay Espíritus sufrientes caídos en la lama oscura.

Nuevo pavor me dominó el corazón. Figuras extrañas saltaban a mis ojos atónitos y asombrados. Me parecía oír lamento y llanto, sufrimiento y dolor.

Fisonomías horrendas y deformadas me surgían en la dilatada retina.

¿Que son esos Espíritus que nadan en la lama?-le pregunté a Orcus.

Suicidas milenarios -respondió el Ángel

Espíritus que sistemáticamente abandonaran en la tierra el vehículo de carne a través de la autodestrucción. Cayeran al principio en si mismos y después iniciaran el descenso, por falta de vibración superior que los mantuviese en las fajas de encima, en dirección al centro de la tierra. Se cuentan por millares las oportunidades que perdieron destruyéndose ininterrumpidamente. .

— ¿Y puede el espíritu destruirse definitivamente? Pregunte un poco impresionado.

De cierta manera si, esclareció el gran Espíritu. Hay Espíritus que fijan el pensamiento en la desilusión y en el desespero. Así alcanzan la apatía o el desvarió sin la menor posibilidad de control, así renazca cada ves en las peores condiciones o sea ocupando cuerpos deformados, inválidos o organismo cuyo cerebro aguanta la carga de la locura, no paran ahí su descontrol, y abusando de la bondad Divina que les concede repetidamente la gracia de reencarnar, prosiguen destruyendo por el suicidio la propia forma carnal que les asila el Espíritu inferior Mi hijo, si hay mil maneras de Dios ayudar a los hombres, también existen mil maneras para el hombre irrespetar a Dios.

Atafon se calló. El silencio nos invadió el Alma hasta que gritos horribles salían de la lama sobre nuestros pies y repercutían espantosamente en nosotros mismos. Me asuste aún más y una gran angustia me contrajo el pecho y la garganta. Sentí que mis pies se sumergían cada vez más en la lama y de súbito, percibí que yo mismo estaba enterrado un poco más arriba de las rodillas. La obscura sustancia envuelta en mis piernas me daba una sensación extraña de terror. Un hecho impresionante ocurrió conmigo. Percibía que era yo mismo, sin embargo investido en personalidad diferente. Tuve la impresión de verme a mi mismo detonando un revolver en la cabeza y después de eso de manera instintiva llevé la mano al lugar donde debía haber penetrado la bala. Sentía un dolor agudo y la cabeza me parecía blanda como si fuese de caucho, empero yo continuaba vivo y de pie, sin embargo, comenzaba a sumergir en el mar de lama.

Inmenso alarido se hace a mi vuelta y seres deformes, mutilados, terribles subían en mi dirección con manos extendidas como garras que deseasen llevarme para el fondo.

La angustia aumentaba en mi alma. Me sentí un suicida que también destruyera el propio organismo.

La humedad y el barro ceniciento penetrados en mis piernas era miedoso suplicio. Me recordé de las arenas movedizas existentes en diferentes regiones del Mundo y pensé que era mi fin. Por una súbita asociación de ideas, inexplicable igualmente en aquella situación y en aquel local, recordé al Apóstol Pedro hundiéndose en las aguas cuando llamado por el Maestro para ir a su encuentro sobre el lago. Entonces mi pensamiento se volvió para Dios y fue cuando oré sentidamente.

Una fuerza súper humana me tomó en sus brazos y me elevó de nuevo a la superficie del lago. Repentinamente, verifiqué que Orcus y Atafon me amparaban de manera cariñosa y afable.

Yo sudaba frío. En estas regiones mi hijo-habló Orcus –somos obligados a mantener la fe viva en Dios, y sin esto, caeríamos en grandes Abismos.

Al final, ¿Qué es lo que me está sucediendo? Interrogué cansado.

Usted está pasando por regiones donde usted también estuvo prisionero de si mismo en otras épocas, aún no fortalecido en la sabiduría Divina,.volvió a los tiempos en que estuvo destruyendo el vehículo periespiritual. No todos podrán recorrer impunemente los caminos anteriormente recorridos en el mal. Dentro de esa lama yacen aun muchos compañeros suyos que compartieron con usted el dolor y el sufrimiento, el exilio y el desvarío del reiterado suicidio.

Una gran sombra me invadió el Alma. Atafon, por lo tanto, me golpeó amigablemente en las espaldas y dijo:

Vamos! –¿Quién de nosotros no pasó por momentos terribles en el Mundo?

No hay nadie que aya sufrido en la Tierra la desilusión y el dolor. Las marcas que hicimos en el camino están impresas en todo lugar, como testimonio de nuestras pasadas flaquezas, como también en el presente de nuestra gloriosa regeneración.

Recibí el estímulo del Ángel agradecido de corazón y dos gruesas lágrimas calientes descendieron por mis pálidas fases.

Grandes pájaros negros y feos volaban en prodigiosa altura sobre nuestras cabezas.

Aviamos rodeando el lago y alcanzado un sector en el que árboles obscuros, de troncos nudosos, desposeídos de hojas, se erguían sobriamente. Aquellos árboles me parecían seres vegetalizados. . ¿Serian?

Orcus me hizo una señal de silencio y Atafon acercándose a robusto árbol le aliso el tronco con la mano divina en un gesto de infinita dulzura. Rayos luminosos saltaron de su diestra y tuve la impresión de que le penetraban tallo adentro.

En breve tiempo, ante mis ojos extasiados, los gajos del enorme árbol comenzaron a mecerse como barcaza en pleno océano, impulsos lentos y mansos se dieron al frente.

Del tronco milenario una voz distante y angustiosa nos llegó a los oídos y nos hizo vibrar de manera compasiva el corazón.

—Atafon!.. Atafon!.. Atafon!…

Tuve la idea de que el inmenso árbol se iba a arrodillar. Los gajos se agacharan y envolvieran al Ángel como en un abrazo de amor.

Ardientes lágrimas nos rodaron de los ojos emocionados. Por primera vez el Ángel dejó escapar del pecho un suspiro de profunda piedad. Lo abrazó cariñoso y dice:

–Elia! Elia! Estoy con tigo y no te abandonaré! Confía en mi! Dios no nos abandonará! Persevera y retornará a su antigua forma!

Después de aquellas palabras, los gajos repentinamente retrocedieron en un brusco gesto de rebeldía y todo el árbol se sacudió.

—No! No! No quiero! Prefiero perderme en el no existir! Quiero desaparecer en el nirvana! En la nada!

Empero eso no es el nirvana ni la nada!-exclamó Atafon provisionalmente liberado del abrazo de amor .Apenas estas luchando contra Dios!

Yo no reconozco ni acepto a Dios!-reviró el vegetal humano. El que me encarceló en la maldición de esa forma no puede esperar mi respeto ni mi amor! Yo lo odio! Lo odio!,

Y en un terrible grito de angustia desesperada el árbol se sacudió y se contrajo enrollándose como una serpiente.

Atafon, silencioso, le alisó una vez más el tronco con las manos luminosas.

Ella pareció calmarse.

Volveré en otra ocasión-dice el-cuando estés más amigable. Diciendo eso, hizo un gesto para que lo acompañásemos. Miré y contemplé aquella afinidad de árboles extraños como quien contempla seres angustiados que se perdieron en los abismos de la forma. Gases y pestilencias salían del lodo donde fases patibulares nos miraban sorprendidos.

CAP. XXII

Las lechuzas

Un vocerío sin fin, aún nos acompañaba en la retirada

Partes: 1, 2, 3, 4
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