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El Abismo


Partes: 1, 2, 3, 4

  1. Palabras del traductor
  2. Así está escrito
  3. Extraño camino
  4. Orcus
  5. La Tierra
  6. Gabriel
  7. Sobre la luz del sol espiritual
  8. En la cueva
  9. Más abajo
  10. El dragón
  11. Profundidad y superficie
  12. Oportunidad divina
  13. El Imperio de los Dragones
  14. Legión
  15. El monstruo
  16. Por las tinieblas más densas
  17. Atafon
  18. Los humanos
  19. La Ciudad del Mal
  20. El ave
  21. Otras criaturas
  22. Las lechuzas
  23. Los hombres ranas
  24. Anotaciones de Orcus
  25. Nuevas enseñanzas
  26. En la gelatina
  27. Meditación en las profundidades
  28. En la casa de Neptuno
  29. Los ovoides
  30. Indicaciones sobre el poder mental
  31. La montaña
  32. El regreso de Atafón
  33. Buscando la salida
  34. Las puertas liberadoras

ORIENTADO POR EL ESPÍRITU

ANDRÉ LUYZ

Editora Fraternidad R, A. RANIERI

Obra mediumnica

Esta Obra fue digitada por el grupo Source para proveer de manera gratuita el beneficio de su lectura para aquellos que no pueden comprarla, o para los que necesitan de medios electrónicos para leer. De esa manera la venta de este texto o el cambio por cualquier contraprestación es totalmente condenable en cualquier circunstancia.

La generosidad y la humildad es la marca de distribución, por lo tanto difunda este libro gratuitamente.

En este libro el autor nos conduce por un mundo diametralmente opuesto de todo aquello que conocemos.

El desespero, el dolor angustian asombran, con su narrativa dantesca. En la medida que va revelando como son los Abismos y sub. Abismos, nuevos e indescriptibles cuadros se deparan, en los que viven seres horripilantes y con aspectos deformes al perder la forma humana, degradados por la permanencia en el mal, no poseyendo forma humana en el cuerpo periespiritual.

Perdieron el control de la mente consciente y caminan en la desidia vertiginosa para los más profundos Abismos, donde van a cumplir las penas impuestas por la práctica del mal en sus anteriores reencarnaciones.

Por lo tanto, el libro es esclarecedor; pues el orientador de esta obra afirma que el Espíritu no retrocede, empero su forma espiritual si.

Es una advertencia para aquellos que aún no comprenden la razón de la necesidad de la práctica del amor al prójimo y la práctica de la caridad.

Palabras del traductor

Como siempre, interesados en los temas expuestos por la vía Internet de R. A. RANIERI Sentimos el entusiasmo de traducir al Español este libro, para contribuir a la difusión gratuita como es el deber de todo Espirita consciente.

Le pedimos excusas al autor del texto y sus organizadores por la variación que sufra en cuanto puntuación y cambios literarios necesarios y obligatorios para la traducción, pero siempre haremos el esfuerzo de no distorsionar ni demeritar esta maravillosa obra que mucha falta hacia como complemento para el aprendizaje de aquellos que militan en nuestra amada doctrina Espirita.

Permita Dios que muchos la encuentren, la acojan y la estudien juiciosamente para bien de muchos espíritas y no espíritas, si todos nos proponemos a la noble tarea de difundir

Advertimos a quienes se interesen por este texto, que no fue revisado en rigor, por lo tanto pedimos disculpas por los errores ortográficos y literarios que en el se puedan encontrar.

Libartm

Así está escrito

No harás para ti imagen de escultura, ni alguna semejanza de lo que hay arriba en los cielos, ni debajo de la Tierra, ni en las aguas por debajo de la Tierra.

Éxodo Capi. 20. v 4

Y nadie en el cielo, ni en la Tierra, ni debajo de la Tierra, podrá abrir el libro, ni mirar para él

Apocalipsis Capi. 5 y 3

Y oí a toda criatura que está en el cielo y en la Tierra, y debajo de la Tierra, y que está en el mar弯font>

Apocalipsis Capi. 5 y 13

Vi descender del cielo un Ángel, que tenia la llave del abismo, y una gran cadena en su mano. Y prendió al dragón, la antigua serpiente, que es el Diablo y Satanás, y lo amarró durante mil años.

Y lo lanzó en el Abismo, y allí lo encerró y puso sello sobre él para que no engañe más a las naciones, hasta que los mil años se cumplan.

Y después que importa que esté suelto por un poco de tiempo.

Apocalipsis Capi. 20 v 1, 2. 3

CAPI. I

Extraño camino

Mi pensamiento fue asaltado por vibraciones violentas venidas del seno de la Tierra. Sentí como si un poderoso aparato detonador me alcanzase las fibras más intimas y me precipitase en sintonía con la muerte. No era miedo lo que yo sentía mas era una sensación como de terror. Fuerzas desconocidas actuaban en mi subconsciente y me atraían para peligroso abismo. Al principio pensé que me desintegraría empero al seguir comprendí que la explosión se diera dentro de mí mismo. Las células de mi cuerpo astral entraban en vertiginoso movimiento como si una verdadera explosión atómica se realizara en mi interior. Tenía la impresión de que todo giraba dentro de mí. Las células se habían precipitado en una carrera loca de liberación. Centenas, millares, millones, de manera vertiginosa se movilizaban.

Mi mente como asombrada, todo observaba por el imperio de células que parecían desintegrarse. En adelante yo comprendía la insignificancia de lo que somos en el enmarañado de las leyes que nos gobiernan. Inmensa era mi ignorancia, grandiosa e infinita la sabiduría de Dios!

El cosmos interior de mi individualidad se mantenía como un firmamento lleno de estrellas y planetas. Los astros en medio del conglomerado de planetas marchaban en el vórtice acelerado. No perdí la consciencia, a pesar de todo sentí que giraba en mi mismo y que mi consciencia estaba aparentemente desgobernada. Mi ser crecía, crecía siempre como si yo me tornara de repente en enorme muñeco de caucho esponjoso que se dilatase indefinidamente.

En algunas ocasiones quise gritar, empero la voz se extinguía en mi garganta como si fuese sofocada por una mano férrea.. Me acobardé y me entregué a la voluntad de Dios. En lo alto brillaban las estrellas y ahí tuve la impresión de que iba al encuentro de ellas. Penetré en el Firmamento, subí, y subí siempre. Allá abajo comenzó a quedar la Tierra, perdida en el océano del Universo. No savia a que altura debía alcanzar, mas observaba al mundo huir de mi como la criatura que contempla la bolita de vidrio que cae perdiéndose en las aguas del mar.

CAP. II

Orcus

De repente sentí que no estaba solito.

A mi lado estaba Orcus que me contemplaba afectuosamente. Lo observé con atención y verifiqué que era un Espíritu formidable. Largos cabellos blancos, ligeramente encaracolados como si fuesen cuerdas descendían hacia los hombros. Rostro enorme, redondo tipo "acutí rostro" con un cuello taurino y pecho descomunal. La túnica abierta al pecho le daba la apariencia de uno de los antiguos profetas, talvez Isaías o Pedro el Apóstol

El cielo repleto de estrellas parecía poseernos solamente a los dos estabilizados en el espacio por una fuerza que equilibraba la ley de gravedad. Después el delirio vertiginoso de las células en desbandada mi ser comenzó a serenarse y yo me sentí como si fuese una criatura de dimensiones desproporcionadas, inmensa.

Yo estaba caído "dentro de mi mismo".

Orcus me contemplaba amoroso y de sus ojos comenzaran a emitir en mi dirección partículas de luz como centellas que me penetraban el ser. Primero las sentí en el corazón y me sentí tomado con una sensación de confort renovado por nuevas energías. El Espíritu enseguida me extendió la diestra cintilarte y ondas especiales viniendo a alcanzar mi casa mental

De pronto sobre este influjo, principie a disminuirme y retornar a lo que podríamos llamar como "normalidad"

Me restablecí interiormente sobre el dominio espiritual de Orcus que me transfundía poderosas fuerzas que provenían de su poderoso organismo. Me equilibré como un enfermo que se levanta del lecho para equilibrarme en el infinito. En la inmensurable distancia giraban los mundos en turbulencia.

Miré la Tierra: aún estaba allá abajo, perdida en lo inmensurable del Universo.

¿Adonde estamos, Orcus? Pregunte!

Entre las esferas de nuestro sistema solar, por lo tanto a una distancia de 325.000 km de la tierra –respondió Orcus.

—¿Estamos aquí en la realidad, o es apenas una impresión que tenemos de ese dislocación?

No, no es impresión, estamos aquí mismo. Fuimos dislocados al impulso de la fuerza mental, que nos arrastró el organismo en dirección al infinito. Usted mi hijo, sufrió un proceso de liberación parcial de las células periespirituales con el fin de alcanzar "sutileza" para el viaje.

Como yo ya estoy habituado a las "alturas", no tuve necesidad de pasar por esos sufrimientos.

Torné a contemplar el Infinito y mi mirar inhabituado al prodigioso panorama de millones y millones de astros en carrera alucinante parecía sometido ininterrumpidamente a detonaciones interiores que me irían a explotar el globo ocular. Tuve la idea de que las pupilas estaban siendo dilatadas al contacto de las nuevas imágenes del infinito portadoras de tenor vibratorio diferente a la de la vibración terrestre.

Y así por largo tiempo, me embebí en la contemplación del Universo.

CAPI. III

La Tierra

—De aquí, mi hijo, contemplará la Tierra—dice Orcus —en el espacio el planeta gira hace millones de años impulsado por las fuerzas vivas de la vida. Como él, millones y trillones giran en la marcha evolutiva de los mundos. Y en ellos se expande la vida en todas las formas y en múltiples manifestaciones

Contemple la tierra que se semejaba realmente a una naranja de formato irregular y extraño No era la forma redonda que nos enseñan, mas si un cuerpo repleto de altibajos tocado de luz y sombra en los montes y en las ensenados. Valles profundos y picos elevados, superficies brillantes a la luz del sol, indicando las grandes mazas de agua. De hecho en aquella distancia, todos los problemas terrestres perdían el interés. ¿De que valían las luchas y las guerras humanas? De nada! Vimos la tierra y comprendíamos que el hombre gasta inmensas energías por nada. Visto nuestro mundo de lejos, era modesto apartamento de educación en el torbellino del Cosmos.

Observe bien, Agregó Orcus, y podrá ver el diseño de los continentes y de los países recortados perfectamente. Busqué ansioso con la mirada el continente Americano y particularmente el Brasil

Allá estaba impreso en la Superficie Terrestre acompañando la marcha del mundo.

Ligero colorido marrón terroso sobre una neblina obscura cubría los continentes.

Verifiqué que mi mirar, ahora dilatado, atravesaba con relativa facilidad la gran extensión perteneciente, a la faja de la atmósfera terrestre.

No me pude detener mejor en el análisis de nuestra casa planetaria porque Orcus me informó:

—Prepárese para descender. Aquí, Mi amigo, iniciaremos nuestra jornada en búsqueda de las profundidades y de los abismos donde habitan los Genios de las sombras y del mal.

Sentí una especie de escalofrío.

Como buceadores, abrazados, empezamos a descender.

La mente de Orcus cual poderoso motor vibraba aceleradamente. Mi mente, por lo tanto no podía acompañarle el ritmo en el descenso vertiginoso y yo, agarrado a él, me precipité en aquella extraña aventura en peregrinaje por el Abismo. .

CAPITULO IV

LA SUBCORTEZA

Nuestra mente sentía el impacto de vibraciones cósmicas que nos alcanzaban en el vertiginoso descenso.

El Globo Terrestre se aproximaba en el inmenso mar del espacio etéreo. Orcus era un gran pájaro que se precipitaba en una velocidad indescriptible.

En poco tiempo percibimos la faja de la atmósfera terrestre, de color cenicienta, como un rió que cortase repentinamente las aguas del océano.

Por el frente surgían los continentes en cuanto la Casa terrestre rodaba por si misma.

El torbellino de la mente en altísima frecuencia vibratoria atravesaba las grandes mazas de radiaciones que como vasto cinturón circundaban la Esfera.

Percibí que centenas de toneladas de material de colores mixturados componían la capa terrestre, predominando por lo tanto el amarillo, el marrón y el rojo. Noté que de repente penetramos camada más densa.

¿Empero como? ¿La corteza de la Tierra?

Estamos atravesando la corteza terrestre堤ice Orcus

Sí. Usted no puede comprender bien el problema porque aún usted ve con el ojo de los Espíritus encarnados. Yo sin embargo veo con los ojos del Espíritu desencarnado.

¿Empero la Tierra no es compacta, dura e impenetrable?

No, no siempre es así. La Tierra es compacta y ofrece resistencia a los cuerpos de cierta densidad como los que existen en su superficie. El hombre por su densidad Física y por la densidad de los objetos que hacen parte de su mundo encuentra la Tierra dura, difícil de ser vencida o penetrada. Mas para la densidad de los Espíritus la corteza terrestre es como usted esta viendo, apenas un torbellino de polvadera en movimiento.

De hecho, nosotros ahora recorrimos extensa faja de polvadera en movimiento semejante a la polvadera que se levanta en la superficie del Globo cuando este es barrido por un fuerte viento.

En la realidad, no encontraríamos allí la Tierra que nosotros también conocimos y con la cual convivimos. Nos ofrecía resistencia a nuestro pasaje y solamente nos recordaba a una camada más espesa de la atmósfera.

Quedé asombrado, nunca supuse que se pudiese penetrar de aquella manera al seno de la Tierra.

¿Mas, y el calor? ¿No dice la ciencia que a cada 33 metros de descenso corresponde el aumento gradual de un grado de calor? ¿Y Que tiene eso? Es verdadera la afirmativa científica empero eso no nos impide de penetrar tierra a dentro ni nos afecta el calor.

Me calle nuevamente admirado. En cuanto meditaba, proseguí en el descenso vertiginoso sobre el poderoso control de Orcus

Vamos a parar堥xclamó el Espíritu, de repente.

Pude comprobar que nos aproximamos de inmensas cordilleras que exhibían penachos inaccesibles mirados desde abajo. Más allá de ellos, en las profundidades, Abismos obscuros se abrían a nuestros ojos acostumbrados ahora a la visión panorámica de las alturas.

Orcus me aseguró fuertemente y comprendí que disminuíamos la velocidad como dos torpedos que llegasen al objetivo.

Enseguida posamos en la punta de un peñasco.

Vencimos felizmente la "polvadera terrestre"

Explicó el mensajero. Aquí por un tiempo estamos seguros.

Permanecimos de pie. Vientos húmedos gemían en aquellas regiones sombrías. Leve claridad se filtraba a través de la polvadera que remolineaba por enzima de nuestras cabezas. Las crestas abruptas entrapadas de extraño líquido escurridizo que se lanzaba peligrosamente des de las alturas. Yo nunca viera en la Tierra cosa igual.

Al principio no se veía a nadie. Todo silencioso y soturno. Parecía el fin del mundo o el principio de la Creación. Del silencio y de las tinieblas una especie de terror caminaba para nosotros. Miré a Orcus: Seguía siendo una figura impresionante.

—¿No fue por aquí que pasó Dante? Pregunté!

No. El siguió otro camino—Explicó Orcus. Dante buscaba otras regiones. Sin embargo, si nos es permitido, pasaremos un día por donde el pasó.

Sentí un estremecimiento. ¿Estaríamos de camino al infierno?

CAP. V

Gabriel

Orcus pasó la mano extendida lentamente sobre mis ojos. Pensé que iba a sufrir un vértigo. Cintilaciones de gran intensidad me invadían las pupilas dilatadas. Me parecía que un sol de luz blanca me penetraba la mente y que yo ofuscado, iría a precipitarme de las alturas.

De súbito, en pleno abismo, divisé formas diáfanas puras, cristalinas que se movían sobre las rocas o los peñascos. Formas angélicas se movían en aquellas inmensidades Figuras de pureza lirial se transportaban a trabes del Espacio.

Yo todavía no podía percibirlas en toda su nitidez Mas sabia que eran formas semejantes a las humanas, empero transparentes y hechas de luz.

A nuestro frente en una distancia indescriptible para el pensamiento humano, contemplé a un Ser de grandeza excepcional y de una perfección asombrosa. Tan bello que producía en mi Alma verdadero vértigo.

Pensé enloquecer.

Posado en el peñasco más alto y puntiagudo, con largas alas descendiéndole sobre sus cintilantes espaldas, un Ángel de Sublime y Divina belleza dominaba el Abismo.

—Aquel es Gabriel, que asiste ante Dios宠Declaró Orcus con acento suave y profundo.

Sentí que mi instructor al decir esas palabras hablaba como quien expresa un sentimiento que yo desconocía Era respeto y amor, al mismo tiempo era una revelación que me hacia.

Levanté la mirada hacia el Ángel y verifique que de su corazón poderosas fuerzas vertían hacia el Abismo y poco a poco millares de cintilaciones como una lluvia de estrellas iluminaban flojamente las sombras. En el fondo formas extrañas tocadas por la luz principiaban a moverse. Entonces gemidos y sollozos se elevaban y contemplé horrorizado hordas formadas por millones de criaturas que agarradas al piso, u ocultas en las grietas se arrastraban como animales en aquella inmensidad.

Aparentaban como reptiles, o como lagartos que no se animaban a ver la luz.

—Aquello que usted ve, mi hijo, Exclamó Orcus, es una infinidad de seres que por la permanencia en el mal conquistaron el sufrimiento de vagar por las tinieblas del seno de la tierra. Ahora desesperados se agarran a la Madre Tierra como niños ciegos que deseasen succionar senos abultados y jugosos. En la realidad ahora se alimentan de magnetismo terrestre y vagan inconscientes, paralizadas en el interior de si mismo como moluscuelos humanos incapaces de gravitar para Dios.

Mis ojos se llenaran de lágrimas. No se decir porque, Extraños sollozos me vinieron a la garganta y una especie de extraña compasión me asaltó el Alma invadiéndome todo mi organismo espiritual. Gabriel sobre el Abismo parecía un amoroso pájaro de dimensiones indescriptibles alimentando el Abismo como Sol que de lo alto del firmamento alimenta la Tierra.

CAPI. VI

Sobre la luz del sol espiritual

Era lógico que nosotros no pudiéramos acercarnos del Ángel, pues la intensa luz que emitía ofuscaba nuestros ojos.

Estamos a una distancia incalculable de Gabriel! Exclamó Orcus —Y así Quisiésemos ir asta allá no podríamos ¿Recuerda la "parábola de Lázaro" en El Evangelio? Nuestra situación es casi la misma.

Quedé silencioso. Cómo somos de insignificantes ante la grandeza de la vida!… De la miseria de aquellas criaturas arrojadas al piso, de rastra hasta la perfección para llegar a ser Ángel. Que se llevaría millones de "años de evolución". Gabriel era la luz y aquellos infelices representaban las más intensas tinieblas. Por lo tanto nosotros no éramos ni luz ni sombras.

Evidentemente yo pensaba todo eso de mi mismo, porque Orcus también en fase de mi indigencia espiritual, era un Gigante iluminado, por cierto él Espíritu me acompañaba el pensamiento, porque cariñosamente me abrazó y me dijo:

Mi hijo, delante de la grandeza de Dios, todos somos infinitamente pequeños. Sin embargo, todos nosotros podemos marchar al encuentro de la Luz, lo que ya es una bendición Divina ¿no le párese?

Concordé con él.

Sin más palabras llevándome de la mano, Orcus inició el descenso por el declive de los despeñaderos.

El vuelo en esas zonas más bajas no se torna imposible, empero no podíamos perder las mejores oportunidades de aprendizaje, levantaríamos un clamor inútil, pues que esas criaturas que viven en las tinieblas acreditarían que somos enviados celestes para salvarlas, explicó Orcus ahora iremos a pie. Infelizmente poco podríamos hacer a favor de ellas, pues permanecen en la más rígida "inconsciencia"

Orcus se silenció, y fue descendiendo.

Los caminos eran difíciles y la tierra obscura, de un marrón intenso y resbalosa. Con mucho cuidado fuimos venciendo las inmensas distancias que nos separaban de las masas espirituales inferiores de "forma humana", que yacían en las tinieblas. En la medida que descendíamos noté que enormes paredones conformaban el Abismo. Se parecían a los cañones que observan algunos viajeros por México. Intenté mirar para encima y de nuevo me quiso dar vértigo. Los paredones a plomo se proyectaban como lanzas para lo alto. Parecíamos dos hormigas caminando por entre montañas.

De repente, Orcus se detuvo. A nuestro frente una especie de verdadero Gigante completamente desnudo nos obstruía el camino. De tamaño descomunal, espaldas desnudas, su cuerpo color de plata, cabellos encaracolados. Viejo, de una vejez prematura, por lo tanto no parecía tener edad. Daba la impresión de que aquella criatura era milenaria, y que sin embargo, "paró en el tiempo" Parecía un dios antiguo.

—¿Quienes Sois?-Nos preguntó él.

Somos humildes viajeros en búsqueda de consuelo a nuestros sufrimientos.

—¿No sabéis que estas en los infiernos y que aquí no hay consuelo ni esperanza?

Aquellos que entran no pueden salir más, porque si vinieron hasta aquí es por tener el Alma endurecida en el Mal

—Comprendido, dice Orcus, Mas para Dios nada es imposible y todo pecador arrepentido encontrará la oportunidad de salvarse.

No, no! no hay oportunidad para los malos!

Tan fuerte fue el berrido del Gigante que su voz hizo eco por todo el Abismo y una honda asfixiante de gritos de desespero se levantó por todas partes.

Desespero y dolor. Aquellas criaturas agarradas al "suelo" gemían y gritaban asombrosamente. Un verdadero torbellino se hizo en mí. Pensé que iba a perder los sentidos. Empero Orcus puso las manos sobre mis hombros y me restablecí

—Vuelvan, vuelvan! ¿No oyen mi voz?-gritó el Gigante de aquí nadie saldrá ni volverá! Para atrás, para atrás!

Sentí miedo y me sentí frágil frente a esos dos Gigantes; Orcus y Palaton. Este era el nombre del guarda del primer portal, por el primer declive por donde entramos. Cosa extraña, sin saber explicar cómo, percibí que una luz de lo alto alcanzó a Palaton Luz suave de plenilunio. Miré que un rayo zafirino descendía como un hilo por la punta del peñasco donde posaba Gabriel y alcanzara al Gigante. Este se encogió todo, se agarró a las rocas escondiendo el rostro diciendo, como una persona tímida.

—Pueden pasar. Pueden pasar protegidos por la luz.

Nosotros pasamos silenciosos. Yo temblaba. Orcus sin embargo, sereno rígido y enérgico. Paresia a una estatua. No osé mirarlo porque el mismo me asustaba en esa soledad. En breve llegamos a un estrecho del camino sobre la roca, que escasamente tenía espacio para una persona.

Las piedras eran casi negras, húmedas y resbalosas. Una sustancia pegajosa descendía de ellas. Sentimos en nuestras piernas y en nuestras túnicas la humedad viscosa. El camino estrecho terminaba en una serie infinita e incontable de pequeñas gradas

Desciendan, desciendan el Abismo!—Exclamó de atrás Palaton. Allá en el fondo están aquellos que no tienen más esperanza

Quede pasmado de horror, Orcus, sin embargo, caminaba siempre como quien sabia lo que buscaba.

CAPI. VII

En la cueva

Nos detuvimos. A nuestros pies enorme cueva se abría como si fuese una ensenada onda y larga, recubierta de lama y humedad.

Percibí que el terreno se tornaba más viscoso y escurridizo.

Estábamos parados al bordo del nuevo Abismo. Debía tener la boca unos ochenta metros de diámetro por unos quince de profundidad, Mas era una cueva extraña. Dentro de ella formas de mal aspecto se movilizaban.

Centenas de criaturas se arrastraban por el suelo como "babosas o molúsculos".

Quedé atónito. Orcus me aseguro de la mano. Andaban unidos aquellos seres de forma humana como si un instinto muy fuerte las ligase Verifiqué como que formaban una pasta animada que se movilizaba.

Orcus levanto la diestra e hizo una señal. De lo alto Gabriel nos envió un nuevo rayo de luz. Espiritual que clareó la cueva.

Era espantoso contemplar aquella maza que se agarraba desesperadamente a la tierra.

Son seres que perdieron la consciencia.—informó el Espíritu. Repare que parecen ciegos.

Acompañé la observación del Instructor y comprobé que de hecho no parecían observar cosa alguna. Parparos caídos, semi serrados o cerrados, pecho, estomago y rostro pegados al piso viscoso caminaban como serpientes

Algunas eran blancos, mas la mayoría era del color del terreno: marrón oscuro casi negro.

¿podríamos conversar con algunos de ellos?….pregunté.

—No! es imposible. No oyen, no hablan, no ven, los pensamientos de esos seres está casi paralizado. Tanto se imantaron a las cosas de la tierra que instalaron en si mismo los intereses terrestres como fuente de vida interior. Son aquellos que no creen en Dios. Ni en la existencia del Alma; así no hayan practicado grandes males entre los hombres. Mentalizaron la nada y así se tornaron inconscientes. El sentimiento de Dios y la creencia en la inmortalidad imprimen al pensamiento una velocidad mayor, y al "cuerpo Espiritual" mayor intensidad de frecuencia celular del organismo espiritual

—El hombre duro, se tornará piedra. Gravitamos para la súper consciencia o retornamos a la inconsciencia

El ser en el universo está para conquistar grados cada vez más adelantados de la consciencia.

Quedé pensativo y silencioso. Orcus por eso me sobó la frente con cariño y sentí que mis intensas vibraciones me despertaban para percepciones diferentes.

En la cueva, aquellos seres rodaban ignorantes de lo que les sucedía. No podrían, probablemente comprender lo que pasaba con ellos. Cómo era de triste la situación de los que considerándose conocedores de toda la sabiduría, se perdieran así mismo en la inconsciencia y en el mal!

¿Y ahora que sucederá con ellos? Interrogué aflicto.

—Permanecerán en este estado hasta que un día la fuerza de la ley, los arrastre de nuevo para la superficie弯font>

— ¿La superficie?

— Si la superficie. Para la corteza terrestre. Donde usted habita. Ellos vinieron de allá y tendrán que retornar para allá. La ley de ascenso describe un círculo perfecto y amparará nuevamente a los hijos de su amor.

Gabriel desviara los rayos del Abismo, y las sombras retornaran nuevamente ha cubrir de nuevo a los infelices

—Vamos, me convidó Orcus, aún tenemos mucho que descender.

Miré al frente, el camino y la sombra.

Continuamos descendiendo.

CAP. VIII

Más abajo

Mi pensamiento convulsionaba. No podía comprender la situación de aquellas criaturas inconscientes que permanecían en la cueva. Ciegas, presas al suelo en un ansia incontenible de abrazarse con la Tierra堄e pronto fuimos sorprendidos por enorme serpiente de color oscuro, que se cruzó en nuestro camino.

Quise gritar empero Orcus con la mano me tapó con delicadeza la boca. La serpiente pasó sin percibirnos. A pesar de todo y de repente, voltio para vernos a nosotros y entonces yo emití un horroroso grito de espanto y terror.

La serpiente tenía cara humana y nos miraba con los ojos llameantes. Dejaba entrever a un ser "humano" esclavizado a una terrible prisión.

El mirar del "ofídio" era de tristeza y dolor. Dos lágrimas le rodaron de los ojos tristes弯font>

—Piedad! Piedad! Nos suplicó con acento tristón.

No pude dejar de llorar. Extraña conmoción me domino.

—¿Cómo te llamas? Interrogué.

—¿Para que deseas saber mi nombre? Aquellos que cayeron tanto ya no tienen nombre.

Contemplé asombrado a esa criatura colmado de piedad. Como era de dolorosa esa situación!

—¿Por qué vives así esclavizado en el aspecto de serpiente?

Egoísta y malo reduje mi cuerpo espiritual en la forma rastreante que ahora ves. Jamás tuve un pensamiento de amor para nadie y nunca extendí la mano para nadie, menos para los pobres y sufrientes. Como castigo, perdí mis extremidades y ruedo en los Abismos.

Orcus me apretó el brazo y un flujo magnético me penetro espiritualmente dándome nuevo ánimo.

Solamente el tiempo podrá arrastrarte de las sombras para la luz. Por ahora infelizmente nada podemos hacer. –Dijo Orcus.

La serpiente escuchando eso, deslizó para región más obscura y se perdió en la vegetación fantástica que crecía en medio de las rocas. Miré a Orcus frente a frente y percibí que a Orcus también se le mareaban los ojos de lágrimas

—Mi hijo, comprendo su dolor pero nada más podemos hacer delante de la ley. Quien asume compromisos con la ley, queda obligado a pagar hasta el último centavo. Los seres que se cierran en el egoísmo y en la indiferencia, o se precipitan al mal, destruyen por si mismos los tejidos periespirituales e inician la disgregación del organismo psíquico Nadie comete el mal impunemente.

Dios en su infinita bondad, permite que aquellos que cayeran, retornen a la superficie después de sufrimientos acervos. Aquel ser con forma de serpiente apenas retorno a formas inferiores porque ya pasara en la escala evolutiva de los seres. Así, todos aquellos que se desvían de la Ley, se precipitan así mismo en la degradación de las formas inferiores.

—y después-interrogué ¿Estacionan o la caída no tiene fin?

Todos los seres pueden ascender o descender. Todavía como la misericordia de Dios es infinita, cada vez que un Espíritu "cae" la providencia Divina lo ampara con Sus Manos llenas de amor, y el ser estaciona en el tiempo y en el espacio. Nuestro amigo "serpiente" estacionó hace seis milenios, en el tiempo, y descendió a regiones inferiores en el espacio.

Algunos conquistan las alturas, otros estacionan en los Abismos. A pesar de todo no están en el desamparo En todas partes está la Casa de Dios y abundan manos misericordiosas.

La escafandra que ostenta nuestro amigo es la misericordia Divina en forma de vestuario protector. Por ahora perdió apenas los miembros, si continuara "cayendo" dentro de si mismo, perderá la consciencia

—¿Y después?…-Y ¿después?…

—¿Después? —Me contempló Orcus tristemente— de proseguir se disgregará completamente. Entonces vendrá la segunda muerte.

CAP. IX

MEDITACIÓN EN EL SUB-SUELO

Yo todavía estaba preocupado con el tema de la segunda muerte sin comprender que en la realidad lo que sucedía con los seres que se precipitaban en los "Abismos interiores", cuando fuimos sorprendidos por los gritos de fantásticas aves negras que, en bandada cortaban los espacios abismales.

Parecían enormes murciélagos de alas sin plumas, sin embargo revestidos de leve pelo o peluche..

Me agarre de Orcus, asustado.

Él, entonces, me dice de manera natural:

Observe que también exhiben extrañas fisonomías de seres humanos.

Realmente las aves eran otros tantos condenados al deterioro de las formas periespirituales. Rostros humanos que con alas obscuras sacudían las camadas de polvo abismal.

Sobre volaban picos oscuros y atravesaban zonas levemente dominadas por los rayos de luz irradiada por Gabriel.

Todavía nos parecía, que volaban a kilómetros de distancia del Ángel colocado sobre el Abismo.

Orcus continuó descendiendo y yo lo acompañé silencioso seguro de que descendíamos a regiones poco "frecuentadas" por los seres más conscientes del mundo.

Nos detuvimos al margen de enorme río de aguas plateadas que rodaban en torbellinos a nuestros pies.

Nueva sorpresa se estampaba en mis ojos.

Orcus Percibió por que me dijo:

Las aguas de este río que se llama platino recuerda la plata líquida En el fondo de la 䔩erra. Corren diversos ríos de esa naturaleza, grandes mazas liquidas forman el interior de nuestro planeta, como usted puede ver…

Orcus apuntó con el dedo en dirección a las aguas turbulentas y exclamó:

—Contemple! Contemple con atención esas aguas y vea lo que ellas llevan!

Abrí los ojos desmesuradamente al contemplar el río. Centenares de decenas de criaturas desgreñadas e inconscientes bajaban en medio de las aguas como arrastradas y golpeadas unas contra las otras en el torbellino turbulento

— Esos son los que se dejaron dominar por todas las pasiones y ahora duermen en la furia de las aguas desencadenadas por si mismas. .

Oí la voz de Orcus como quien escucha un grito lancinante de dolor por que mi visión ahora ampliada sentía que aquellos desgraciados luchaban por alcanzar el margen del río y no lo conseguían. Cuanto más luchaban con la impetuosidad de las aguas más éstas los arrastraban y abrazaban en furia incontenible. A veces, formas femeninas se agarraban de formas masculinas en el ansia desesperada y mala.

No pude contemplarlos por mucho tiempo porque yo también comencé a sentir en mí, el tumulto de pasiones desenfrenadas.

Orcus por lo tanto me protege con su serenidad superior y yo volví a la paz espiritual.

Seguimos por un estrecho camino que bordeaba el río hasta encontrarnos con enorme roca de piedras desnudas por donde el camino, proseguía estrecho.

Presagiosa, oscura, estrecha y nauseabunda era la vía abierta en el peñasco.

¿Un túnel hecho por manos Divinas o diabólicas? No sabemos.

Del otro lado una especie de campiña donde algunos árboles de mal gusto levantaba los gajos retorcidos y nos esperaban

Aquellos árboles también parecían formas vivas de seres que se "vegetalizaban"..Esbocé un pensamiento extraño. Orcus. Inmediatamente leyéndome las imágenes mentales, esclareció:

—Realmente, mi caro, existen los que se precipitaran en las formas vegetales y viven ahora prisioneros en lo que se podría llamar como inercia aparente…Son corazones aflictos e inteligencias que fueron cayendo y cayendo, y llegando a la inconsciencia comenzaron a recorrer hacia atrás la escala de la evolución割án hasta el mineral y descenderán un poco más. En esa ocasión podrán sufrir una especie de explosión atómica que disgregará al periespíritu. Decimos explosión atómica como quien usa expresión inteligible en la Tierra. En la realidad es una descomposición intercelular, mas no distante de una explosión atómica como la velocidad del sonido, como la velocidad de la luz. Paré asombrado.

Ya se lo que está pensando— corroboró Orcus — eso no sucede!

Yo no dijera nada, empero la percepción del Espíritu era muy viva.

—El centro de la consciencia que constituye el verdadero ser eterno no se disgrega empero vuelve a un estado tan grande de inconsciencia que es como si no existiese como ser dotado de posibilidades Divinas. Ciertamente un día retornará al viaje de la vuelta, como quien está cansado en la permanencia en la casi nada, reiniciando la conquista de Dios.

Hay en el Universo corrientes de vida que arrastran para abajo y para arriba, para dentro y para afuera. Para el ser y para el no ser. Evolucionar es conquistar cada vez grados más adelantados de consciencia. Y conquistar grados de consciencia es simplemente conocerse así mismo.

"Tenia razón el Viejo Sócrates.."

Percibí que Orcus me hacia grandiosas revelaciones y que un impulso nuevo me conducía por los caminos del conocimiento.

CAPI. X

El dragón

Percibí que en la medida que penetrábamos en el imperio Terrestre, una terrible angustia tentaba dominarnos el corazón. Al mismo tiempo sentía que fuerzas de lo alto, talvez irradiaciones de Gabriel, nos auxiliaba en la marcha.

Allí ahora no me sentía tan seguro como antes, Todo lo que nos rodeaba parecía tener vida y dentro de cada piedra o en el interior de cada accidente del camino, extrañas formas sepultadas ansiaban por comunicarse con nosotros.

Orcus estaba sereno. Y yo, sin embargo, sometido a aquellas impresiones desconcertantes, que me arrastraban un poco aturdido como si neblina repelente me invadiese mentalmente.

Orcus nuevamente me paso la mano sobre la frente y dice:

—Nada tema. Lo que siente cada más cerca son los ojos del Dragón.

—¿Dragón? ¿Quién es el Dragón? Balbuceé

—Mi hijo, en todos los tiempos de la humanidad, el Dragón ha venido simbolizando las fuerzas del mal o legiones de seres rebeldes que luchan contra Jesús ¿No se recuerda de Satanás? Es el mismo símbolo No obstante aquí nosotros encontramos figuras que representan el Dragón que se opone a Dios.

Hay siempre en el fondo de la Tierra un Dragón que domina el Imperio de los Dragones, empero esto no es solamente en la Tierra, en todos los mundos de vibraciones semejantes a este Planeta existen los hijos del Dragón, o sea aquellos que no quieren aceptar la ley de Dios y solo evolucionan bajo la fuerza compulsiva de la misma ley.

¿Empero entonces existe en esta región un ser que se dice ser el Dragón?

—Existe, enorme, grande, terrible. Es posible que usted lo conozca y también vea a sus hijos

Me callé. Un silencio sin límites me tomaba por su cuenta. Miré para arriba y aterrado, verifiqué que Gabriel era apenas un punto luminoso en la distancia. Como una estrella en pleno firmamento.

Aviamos descendido centenas o millares de kilómetros Tierra adentro, pues aviamos penetrado mucha profundidad después del Abismo. ¿A dónde más me llevaría aún Orcus?. El Amigo parecía comprenderme porque me secreteó宠Agradezca a Dios la oportunidad, porque Jesús también descendió a estas regiones antes de subir para nuestro Padre Celestial.

CAP. XI

Profundidad y superficie

No habíamos caminado mucho y nos encontramos con inmenso lago de aguas quietas, de un verde claro y transparente.

—Tóquelo con los dedos婮sinuó Orcus.

Me bajé y toqué las aguas. Asombro y estupor me invadió eclipsando mi fisonomía. No había posibilidad de hundir el dedo o la mano en aquella agua. Era una maza gelatinosa y desagradable. Me levanté asustado y me aparté un poco. En la masa gelatinosa yo viera un rostro que me miraba, de manera ansiosa y dolorosamente. Y cuanto más lo miraba, muchos otros me contemplaban angustiados, como si me implorasen algo que yo no sabría decir.

Me devoraban con los ojos.

Me acordé de Dante. ¿Seria yo un nuevo Dante y estaría en el infierno? Me volví hacia Orcus, Yo también estaba embargado de tristeza y pungente angustia que emanaba de aquellos seres. ¿Quiénes éramos nosotros? ¿Seria él Dante o seria yo?

¿Eres tu Virgilio y soy yo el Dante, o el es Dante y soy yo Virgilio?

Orcus sonrió un poco triste. Mi hijo el Abismo es el mismo, solamente eso. Saldremos de aquí como entramos, por el amor de Dios.

Las palabras y los pensamientos de Dante al mundo fueron deformadas, modificadas, alteradas para satisfacer a aquellos que venden su propia Alma si hubiere un precio Retornamos al Abismo con el fin de restablecer la verdad. ¿Tiene miedo?

Miré al instructor angustiado y volví a contemplar en la gelatina a aquellos que me miraban como quien mira a un viejo conocido. El mirar de aquellos seres era triste y doloroso y parecían brazas de fuego que me quemaban el Alma.

¿Por qué están ahí? Pregunte!

—Perdieran la forma humana. Degradados por la permanencia en el mal, descendieran asta el más profundo Abismo y no tienen periespíritu; por eso no podrán reencarnar tan temprano.

Por eso la bondad Divina permite que estacionen en esa maza difusa y vaga, que los contendrá por muchos siglos y milenios, en los brazos amorosos de la Tierra y en su seno de madre, lentamente, se recuperaran para reiniciar la marcha de regreso a la superficie. Por ahora en la profundidad ansían por regresar a la superficie. Para estos Espiritus la superficie de la Tierra donde el hombre vive, para ellos es como una especie de cielo o esfera superior.

Si el hombre allá encima supiera de las glorias del cielo, lucharían por subir a las esferas superiores.

CAPI. XII

Partes: 1, 2, 3, 4
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