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Dirección del aprendizaje de los adolescentes (página 4)

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LA COMPRENSION DE LOS PROCESOS DEL APRENDIZAJE: APUNTES PARA UN MARCO CONCEPTUAL: .

MSc. DORIS CASTELLANOS SIMONS

Centro de Estudios Educacionales, ISPEJV.

Introducción.

Las formas tradicionales de concebir el proceso de enseñanza-aprendizaje van quedando superadas cada vez más, en gran parte debido al propio peso de las demandas de una realidad histórica que se impone a nivel global. Los nuevos paradigmas educativos se centran en el alumno, sujeto activo que construye de manera muy creadora y personal el conocimiento.

Superar las concepciones de la enseñanza bancaria, centrada en el maestro como eje básico y omnipotente de un proceso eminentemente instructivo, guardián-trasmisor de un conocimiento supuestamente acabado, incuestionable e imperecedero, requiere de una reconceptualización previa del proceso de aprendizaje. La manera en que este se comprende determina sin dudas cómo se concibe el sentido de la enseñanza y de la intervención educativa, y refleja, a su vez, una concepción del ser humano, de su personalidad y del proceso de su desarrollo, que son las claves (explícitas o implícitas) de cualquier proyecto educativo.

  • Consideraciones generales sobre el aprendizaje.

A continuación se exponen algunos puntos de partida respecto a los procesos de desarrollo y aprendizaje, que constituyen el referente conceptual y metodológico general de nuestro trabajo (Castellanos y Grueiro, 1996).

La formación y la emergencia del hombre como ser social y cultural es un resultado del proceso de apropiación (asimilación) de la experiencia histórico-social, que es trasmitida de una a otra generación (Vigotsky, 1987). Esta puede ser considerada como la forma exclusivamente humana de aprendizaje y constituye siempre un proceso interactivo. Se encuentra mediado por la existencia de una cultura que el sujeto va haciendo suya (a partir del dominio de los objetos, de los modos de actuar, de pensar y de sentir, y del dominio de las capacidades que en aquellos encarnan), y por la existencia de "los otros" (que hace de la comunicación, la cooperación y la actividad conjunta, lo característico de esta forma genérica del aprendizaje). Resulta interesante señalar que, como plantea Pozo (1996), el aprendizaje de la cultura conlleva a su vez a una cultura del aprendizaje. Cada sociedad, cada cultura, crea sus formas específicas de aprendizaje, que pasan a ser sistematizadas y legalizadas en los enfoques y prácticas educativas vigentes.

En esta concepción, el medio o entorno social no es una simple condición que favorece u obstaculiza el aprendizaje: es una parte intrínseca del propio proceso y define su esencia. Partiendo de la teoría de la Escuela Histórico-Cultural sobre el desarrollo psquíco como marco conceptual para la aproximación a los procesos de aprendizaje (Vigotsky, 1987), categorías como "zona de desarrollo próximo", "andamiaje o sostén" (Coll, 1992; Day et al., 1985) explicitan la naturaleza de la instrucción o enseñanza y el singular papel de los agentes educativos en esta gestión. Por otra parte, ellas enfatizan el rol vital de desempeña la educación en el proceso de crecimiento y desarrollo intelectual y personal. Lo que el niño puede hacer hoy en cooperación, mañana podrá hacerlo solo. Por lo tanto, el único tipo de instrucción adecuado es el que marcha delante del desarrollo y lo conduce; debe ser dirigida más a las funciones de maduración que a lo ya maduro.(…) La educación debe estar orientada hacia el futuro, no hacia el pasado (Vigotsky, 1982, p.104). La educación –como se hace explícito en el paradigma histórico-cultural- se concibe como motor del desarrollo. Educación desarrolladora es aquella que conduce al desarrollo, que va delante del mismo (a decir de Vigotsky y sus seguidores)- guiando, orientando, estimulando- que tiene en cuenta el desarrollo actual para ampliar contínuamente los límites de la zona de desarrollo próximo o potencial, y por lo tanto, los progresivos niveles de desarrollo del sujeto. La educación desarrolladora promueve y potencia, los aprendizajes desarrolladores.

El aprendizaje ha sido conceptualizado desde muy diversos paradigmas y concepciones. Muchas de ellas han ofrecido, a nuestro entender, una visión unilateral, parcializada, de este proceso. Así, el aprendizaje ha sido comprendido a veces sólo como el cambio en las conductas observables de las personas, o como las modificaciones en las estructuras internas cognoscitivas del sujeto. Para algunos se trata de un proceso acumulativo, donde, a partir de asociaciones constantes, se forman cadenas de comportamientos cada vez más complejas. Para otros, se trata exclusivamente de un proceso cuya naturaleza es cualitativa, resultado de una reestructuración de los conocimientos y esquemas personales como producto de una búsqueda activa de significado, y a partir de la interacción entre el sujeto y su medio.

Por otra parte, en trabajos anteriores (Castellanos y Grueiro, 1997) han quedado resumidas algunas las limitaciones en la concepción del aprendizaje que más se han manifestado en el quehacer pedagógico. Se ha visto el aprendizaje como un proceso que: a) se encuentra restringido al espacio de la institución escolar (aprendizaje formal), a determinadas etapas exclusivas de la vida (a las que preparan para la vida profesional, adulta); b) que maximiza lo cognitivo, lo intelectual, lo informativo, los saberes, sobre lo afectivo-emocional, lo ético y lo vivencial, y el saber hacer; c) que se realiza individualmente, aunque, paradójicamente, no se tenga en cuenta o se subvalore al individuo; d) como una vía exclusiva de socialización, más que de individualización, de personalización, de construcción y descubrimiento de la subjetividad; e) como adquisición de conocimientos, hábitos, destrezas y actitudes para adaptarse al medio, más que para aprender a desarrollarse, a aprender y a crecer.

El aprendizaje resulta ser, en realidad, un proceso complejo, diversificado, altamente condicionado por factores tales como: las características evolutivas del sujeto que aprende, las situaciones y contextos en que aprende, los tipos de contenidos o aspectos de la realidad de los cuales debe apropiarse y los recursos con que cuenta para ello, el nivel de intencionalidad o consciencia con que tienen lugar estos procesos, etc. A tono con lo anterior, se plantean algunas pautas importantes para una consecuente comprensión del aprendizaje.

  1. Aprender es un proceso que ocurre a lo largo de toda la vida, y que se extiende en múltiples espacios, tiempos y formas. El aprender está estrechamente ligado con el crecer de manera permanente. Sin embargo, no es algo abstracto: está vinculado a las necesidades y experiencias vitales de los individuos, a su contexto histórico-cultural concreto.
  2. El proceso de aprendizaje es tanto una experiencia intelectual como emocional. Engloba la personalidad como un todo. Se construyen en él los conocimientos, destrezas, capacidades, se desarrolla la inteligencia, pero de manera inseparable, es una fuente de enriquecimiento afectivo, donde se forman sentimientos, valores, convicciones, ideales, donde emerge la propia persona y sus orientaciones ante la vida.
  3. Aunque el punto central y el principal instrumento del aprender es el propio sujeto que aprende, aprender es un proceso de participación, de colaboración y de interacción. En el grupo, en la comunicación con los otros, las personas desarrollan el compromiso y la responsabilidad, individual y social, elevan su capacidad para reflexionar divergente y creadoramente, para la evaluación crítica y autocrítica, para solucionar problemas y tomar decisiones. El papel protagónico y activo de la persona no niega, en resumen, la mediación social.
  4. En el aprendizaje cristaliza contínuamente la dialéctica entre lo histórico-social y lo individual-personal; es siempre un proceso activo de re-construcción de conocimientos y de descubrimiento del sentido personal y de la significación vital que tienen los mismos para los sujetos.
  5. Aprender supone el tránsito de lo externo a lo interno –en palabras de Vigotsky, de lo interpsicológico a lo intrapsicológico– de la dependencia del sujeto a la independencia, de la regulación externa a la autorregulación. Supone, en última instancia, su desarrollo cultural, es decir, recorrer un camino de progresivo dominio e interiorización de los productos de la cultura (cristalizados en los conocimientos, en los modos de pensar, sentir y actuar, y, también, de los modos de aprender) y de los instrumentos psicológicos que garantizan al individuo una creciente capacidad de control y transformación sobre su medio, y sobre sí mismo.

Situándonos en los marcos del aprendizaje escolar, esta perspectiva nos permite trascender la noción del estudiante como un mero receptor, un depósito o un consumidor de información, sustituyéndola por la de un aprendiz activo (e interactivo), capaz de realizar aprendizajes permanentes en contextos socioculturales complejos, de decidir qué necesita aprender, en los mismos, cómo aprender, qué recursos tiene que obtener para hacerlo y qué procesos debe implementar para obtener productos individual y socialmente valiosos (Betts, 1991). Esta perspectiva conduce igualmente a plantear la noción de un aprendizaje desarrollador (derivada del anterior enfoque).

Un aprendizaje desarrollador es aquel que garantiza en el individuo la apropiación activa y creadora de la cultura, propiciando el desarrollo de su auto-perfeccionamiento constante, de su autonomía y autodeterminación, en íntima conexión con los necesarios procesos de socialización, compromiso y responsabilidad social. Para ser desarrollador, el aprendizaje tendría que cumplir con tres criterios básicos:

  1. Promover el desarrollo integral de la personalidad del educando, es decir, activar la apropiación de conocimientos, destrezas y capacidades intelectuales en estrecha coordinación con la formación de sentimientos, cualidades, valores, convicciones e ideales. En resumen, garantizar la unidad de lo cognitivo y lo afectivo-valorativo en el desarrollo y crecimiento personal de los aprendices.
  2. Garantizar el tránsito progresivo de la dependencia a la independencia y a la autorregulación, así como el desarrollo en el sujeto de la capacidad de conocer, controlar y transformar creadoramente su propia persona y su medio.
  3. Desarrollar la capacidad para realizar aprendizajes a lo largo de la vida, a partir del dominio de las habilidades y estrategias para aprender a aprender, y de la necesidad de una auto-educación constante.

Necesariamente, también la concepción de qué significa enseñar tendrá que ser re-valorizada en correspondencia con estos cambios. De este aspectos nos ocuparemos en otro momento.

  • Un marco para el análisis del proceso de aprendizaje.

En un sentido amplio, el aprendizaje puede ser entendido como un proceso dialéctico en el que, como resultado de la práctica, se producen cambios relativamente duraderos y generalizables, y a través del cual el individuo se apropia de los contenidos y las formas de pensar, sentir y actuar construidas en la experiencia sociohistórica con el fin de adaptarse a la realidad y/o transformarla. Se trata, pues, como plantea también Grueiro (1999), de un proceso de transformación que, a través de apropiación y reconstrucción de la experiencia, conduce al crecimiento y desarrollo personal.

La comprensión del proceso de aprendizaje puede ser explicitada a partir de la descripción de sus características fundamentales.

A continuación se describen un conjunto de características generales que expresan la naturaleza genérica de los procesos de aprendizaje. A ellas se suman otras características particulares que definen, en nuestra opinión, un aprendizaje eficiente y desarrollador, y que se refieren, más precisamente, al aprendizaje escolar. Es este último el que nos interesa de manera particular, y al que hacemos referencias en estas categorías específicas. Con fines didácticos y metodológicos, podríamos resumir todas estas características bajo el rubro de ciertas áreas de análisis, o dimensiones de estudio. Ellas responden a cuatro preguntas que, a nuestro entender, son esenciales para ayudar a comprender este proceso, a saber:

  • ¿Qué es el aprendizaje?
  • ¿Qué se aprende?
  • ¿Cómo se aprende?
  • ¿En qué condiciones se aprende?

La respuesta a las mismas permite avanzar en el análisis de su naturaleza, sus contenidos, sus procesos y sus condiciones. El siguiente esquema ilustra lo planteado.

 

  • Caracterización del proceso de aprendizaje.
  1. ¿Qué es el aprendizaje?

Teniendo en cuenta su naturaleza, podemos afirmar que el aprendizaje es un proceso:

  • Multidimensional:

Las formas (tipos) y resultados del aprendizaje son variadas, tanto como los contenidos a aprender. La plasticidad e inmadurez de la especie humana con respecto a las restantes especies del reino animal definen la particular importancia de estos procesos en la transformación de los individuos en seres maduros capaces de interactuar eficiente y creadoramente con su entorno y su cultura. Se aprende a partir de mecanismos y procesos muy disímiles que en determinados momentos se complementan e integran, como el aprendizaje asociativo y el reestructurativo o constructivo, o el aprendizaje implícito y el explícito. El aprendizaje de reacciones y formas sencillas de conducta, de los hábitos y habilidades menos complejos exigen procesos y condiciones diferentes para su apropiación que el de las estructuras conceptuales complejas (grandes cuerpos sistematizados de conocimiento), el de las reglas, procedimientos y estrategias de nivel superior, o de las formas de conducta y de interacción que generan sentimientos, normas, actitudes y valores espirituales.

La multiformidad de los aprendizajes se expresa entonces a nivel de tres dimensiones particulares: su contenido (el qué), los procesos a través de los cuales las personas se apropian de estos contenidos (el cómo), y las condiciones que es necesario estructurar y organizar para que los educandos puedan activar esos procesos al apropiarse de aquellos contenidos (el cuándo, dónde, en qué situaciones, con quién, etc., que conforman el contexto y la situación de aprendizaje). La combinación de estos tres componentes definen una variedad inmensa de contextos, situaciones, tipos y prácticas de aprendizaje, y consecuentemente, de habilidades, capacidades y actitudes necesarias para desplegarlos.

  • Social:

Expresa propiamente su naturaleza (se trata de un proceso de apropiación de la experiencia histórico-social, de la cultura ), pero también los fines y condiciones en que tiene lugar el mismo. El aprendizaje está determinado por la existencia de una cultura, que condiciona tanto los contenidos de los cuales los educandos deben apropiarse, como los propios métodos, instrumentos, recursos (materiales y subjetivos) para la apropiación de dicho contenido, así como los "espacios" y las situaciones específicas en que se lleva a cabo el mismo.

  • Individual:

Si bien por su naturaleza el proceso de aprendizaje es social, por sus mecanismos es sumamente personal. Constituye un reflejo de la individualidad de cada persona. El perfil singular de las potencialides y deficiencias (fuerzas y debilidades) del estudiante, sus capacidades, su ritmo, sus preferencias, sus estrategias y estilos de aprendizaje, unidos a su historia personal, sus conocimientos previos y su experiencia anterior (que va conformando un conjunto de concepciones, actitudes, valoraciones y sentimientos con respecto al mismo), condicionan el carácter único e individual de los procesos que pone en juego cada persona para aprender.

  • A lo largo de toda la vida:

El aprendizaje no es privativo de la escuela, como tampoco de determinadas etapas de la vida de un sujeto (como por ejemplo, la infancia, adolescencia y juventud). Así como el desarrollo, el aprendizaje tiene tiene lugar a todo lo largo de la vida, y en diferentes contextos; de manera incidental o dirigida, implícita o explícita. Es por ello que una meta fundamental de la educación debiera ser fomentar en las personas la capacidad para realizar aprendizajes independientes y autorregulados, de manera permanente en su vida. Al mismo tiempo, el aprendizaje descansa sobre premisas evolutivas que condicionan, en cada momento o etapa del desarrollo y de la vida (ver la perspectiva del ciclo de vida, Padilla, 1997), ciertas posibilidades, condiciones y caracterísitcas del mismo.

  1. ¿Qué se aprende?

Teniendo en cuenta la multicidad y complejidad de los contenidos del aprendizaje, lo cual se expresa en resultados determinados, podemos afirmar que el aprendizaje es:

  • Heterogéneo, diverso:

Los contenidos y resultados del aprendizaje responden a la riqueza y diversidad de la cultura. Se aprenden hechos y conductas, conceptos, procedimientos, actitudes, normas y valores. Como objeto de aprendizaje se encuentra toda la actividad cognoscitiva, valorativa y práctica del ser humano (Modelo Proyectivo de la Secundaria Básica, 1998).

En la actualidad ha tomado fuerza la idea la idea de que, para su adecuada inserción y protagonismo en la vida moderna, todo individuo tiene que apropiarse de un conjunto determinado de saberes que reflejan las exigencias de las actuales condiciones sociales. Se trata de un aprendizaje que promueva el desarrollo integral del sujeto, que posibilite su participación responsable y creadora en la vida social, y su crecimiento permanente como persona comprometida con su propio bienestar y el de los demás. Aprender a conocer, a hacer, a convivir y a ser (Informe Delors, 1997) constituyen aquellos núcleos o pilares básicos del aprendizaje que nuestros educandos están llamados a realizar, y que la educación debe potenciar.

El aprender a conocer implica ir más allá del conocimiento. Enfatiza en la adquisición de procesos y estrategias cognitivas, de destrezas metacognitivas, en la capacidad para resolver problemas, y en resumen, en el aprender a aprender y a utilizar las posibilidades de aprendizaje que permanentemente ofrece la vida. El aprender a hacer destaca la adquisición de habilidades y competencias que preparen al individuo para aplicar nuevas situaciones disímiles en el marco de las experiencias sociales de un contexto cultural y social determinado. El aprender a convivir supone el desarrollo de las habilidades de comunicación e interacción social, del trabajo en equipos–la interdependencia-, y el desarrollo de la comprensión, la tolerancia, la solidaridad y del respeto a los otros. Por último, aprender a ser destaca el desarrollo de las actitudes de responsabilidad personal, de la autonomía, de los valores éticos y de la búsqueda de la integralidad de la personalidad.

  1. ¿Cómo se aprende?

Los mecanismos y procesos implicados en el aprender permiten caracterizar éste como un proceso:

  • Activo:

En un sentido amplio, enfatiza el hecho de que todo aprendizaje es un resultado de una práctica que puede adquirir diferentes características en función de los objetivos, procesos, contenidos y condiciones en que se aprende. Expresa su carácter consciente y la participación activa del sujeto en el proceso de apropiación de los contenidos de la enseñanza, su disposición al esfuerzo intelectual, a la reflexión, la problematización y a la búsqueda creadora del conocimiento. En su nivel superior, el aprendizaje activo se expresa como autorregulado, y descansa en el desarrollo de la responsabilidad creciente del sujeto ante sus propios procesos de aprendizaje, lo cual se expresa en el paso progresivo de una regulación externa a la regulación interna o autorregulación, en el dominio paulatino de las habilidades y estrategias para aprender a aprender.

  • Constructivo:

El aprendizaje no es una copia pasiva de la realidad. Todo aprendizaje implica una apropiación y una re-construcción activa, a nivel individual, de los conocimientos y experiencia histórico-cultural. Poner en relación los nuevos contenidos aprendidos con lo que ya se posee, reorganizar la información y hacer surgir nuevos conocimientos a partir de esta reestructuración, la búsqueda activa del significado que para el sujeto cobra el conocimiento de acuerdo a su experiencia anterior, la interpretación personal de la realidad, son aspectos que caracterizan el proceso de construcción del conocimiento.

Si bien algunas formas sencillas de aprendizaje son puramente asociativas (y es necesario entrenar al educando en distinguir cuándo puede y debe apelar a las mismas para realizar aprendizajes eficientes y óptimos), y otras toman un carácter inconsciente o implícito, el aprendizaje como proceso que se extiende a lo largo de la vida (y que tiene por ende una dimensión histórica) es siempre el resultado de esta interacción activa entre el sujeto y la realidad, en la cual ésta le plantea retos, problemas, resistencias, y aquel realiza esfuerzos por comprenderla, interpretarla de acuerdo a los recursos que posee, asimilarla. En esta interacción (conflicto?, contradicción?) tiene lugar, precisamente, la modificación, la transformación, el perfeccionamiento (el desarrollo, enfin) de los recursos (procesos, procedimientos, conocimientos, capacidades, etc.) intelectuales y personales de la persona.

  • Significativo:

Para que sea duradero, el aprendizaje ha de ser significativo. El proceso constructivo al cual hacemos referencia tiene otras particularidades. En sentido general y amplio, un aprendizaje significativo es aquel que, partiendo de los conocimientos, actitudes, motivaciones, intereses, y experiencia previa del estudiante hace que el nuevo contenido cobre para él un determinado sentido. El aprendizaje significativo es aquel que potencia el establecimiento de relaciones: relaciones entre aprendizajes, relaciones entre los nuevos contenidos y el mundo afectivo y motivacional de los estudiantes, relaciones entre los conceptos ya adquiridos y los nuevos que se forman,relaciones, entre el conocimiento y la vida, entre la teoría y la práctica. A partir de esta relación significativa, el contenido de los nuevos aprendizajes cobra un verdadero valor para la persona, y aumentan las posibilidades de que dicho aprendizaje sea duradero, recuperable, generalizable, transferible a nuevas situaciones (características esenciales de un aprendizaje eficiente), así como de pasar a formar parte del sistema de convicciones del sujeto.

  • Motivado, orientado a metas:

La eficacia y calidad del aprendizaje están condicionados por su vínculo con las necesidades, motivos e intereses del alumno, en los cuales se apoya. Las motivaciones de la actividad de estudio (intrínsecas o extrínsecas) pueden ser diversas, y determinan el "enfoque" (superficial, profundo; reproductivo, significativo) del aprendizaje y, por ende, los resultados del mismo.

Por otra parte, una autoestima positiva, la percepción de sí como una persona eficaz y competente (en un área cualquiera), las expectativas de logro, la atribución de los éxitos y fracasos a factores tales como el esfuerzo propio (y no a factores incontrolables como la suerte, o la capacidad), el sentirse capaz de de ejercer un dominio sobre lo que acontece (como por ejemplo, sobre los resultados académicos), entre muchos otros elementos de esta misma naturaleza, enraizados en el sistema autovalorativo del sujeto, promueven la motivación intrínseca por el proceso de aprendizaje y la seguridad necesaria para enfrentar obstáculos y esforzarse perseverantemente , componente indispensables de este proceso.

3. ¿En qué condiciones se aprende?

Si se alude a aquellas condiciones que potencian el aprendizaje (cuándo se realiza, dónde, con quién, con qué recursos y exigencias), este se nos presenta como un proceso eminentemente:

  • Cooperativo:

Aprender significa siempre, de un modo u otro, interactuar y comunicarse con otros, apoyarse en ellos para construir y perfeccionar los propios conocimientos, y para transitar progresivamente hacia formas de actuación autorreguladas, pero que siguen siendo, en esencia, colaborativas. Como plantea Gómez (1996), la vida del aula debe desarrollarse "de modo que puedan vivenciarse prácticas sociales e intercambios académicos que induzcan a la solidaridad, la colaboración, la experimentación compartida, así como a otro tipo de relaciones con el conocimiento y la cultura que estimulen la búsqueda, el contraste, la crítica, la iniciativa y la creación" en el colectivo.

  • Mediado:

Resulta entonces claro que el aprendizaje, y muy en particular, el aprendizaje escolar, está mediado por la existencia de"los otros" (el profesor, el grupo escolar,la cultura, expresada en el currículo) y de la actividad de comunicación que constituye una característica esencial de este proceso. Pero es el maestro el principal mediador quien, partiendo de una intención educativa, estructura situaciones de aprendizaje. Organiza flexiblemente el proceso de dominio progresivo por parte de los estudiantes de las estrategias y modos de actuar, actuando como un experto, que plantea retos, brinda modelos, sugerencias, alternativas, retroaalimentación y ayuda individualizada, y estimula y guía paulatinamente la ampliación del las zonas de desarrollo potencial y el tránsito del control externo al interno, individual. El aprendizaje es en consecuencia el resultado de una práctica mediada, que el educador adecua oportunamente (será una práctica repetitiva, reflexiva, guiada, autónoma, etc.) de acuerdo a los objetivos y contenidos a aprender, y a las condiciones existentes.

  • Contextualizado:

No hay que olvidar que el individuo que aprende es siempre "un ser en situación". Sus procesos de aprendizaje son parte integrante de su vida concreta, que transcurre en sus distintos contextos de actuación. El estudiante es, sin dudas, el centro de múltiples influencias y condicionamientos, y su aprendizaje será también el reflejo de sus correspondientes vínculos con el medio social al cual pertenece y en el cual despliega su actividad vital. Comprender profundamente los aprendizajes que los alumnos llevan a cabo exige un intento por penetrar en esta compleja red de vínculos y determinaciones. En este sentido, tiene razón Pérez (1992) al plantear la necesidad de una aproximación integral, holística, apegada a lo real, para poder representarse la complejidad de los fenómenos de aprendizaje que transcurren en un aula, y en las condiciones de la vida cotidiana. Así, plantea este autor, el ambiente natural del aprendizaje no está conformado por un individuo aislado, sino por un grupo de ellos, en una específica institución social, con una forma particular de relacionarse y una dinámica colectiva peculiar, que median y condicionan los procesos de aprendizaje individual. Penetrar en el verdadero espacio de los procesos de aprendizaje implica pues tener en cuenta, junto con los componentes personales imvolucrados en el mismo (cognitivos, socio-afectivos, motivacionales) estas variables contextuales, la realidad en que vive inmerso el sujeto.

  • Conclusiones.

La concepción (explícita o implícita) que se tiene sobre el aprendizaje determinará cómo se concibe a su vez el proceso de enseñar. Desde esta óptica, una teoría o concepción general sobre el aprendizaje constituye una herramienta heurística indispensable para el trabajo diario del maestro. Ella le brinda una comprensión de los complejos y diversos fenómenos que tienen lugar en el aula, y por lo tanto, un fundamento teórico, metodológico y práctico para planificar, organizar, dirigir, desarrollar y evaluar su práctica profesional, perfeccionándola contínuamente Todo ello constituye un requisito básico para que el educador pueda potenciar, de manera científica e intencional –y no empírica o intuitivamente- los tipos de aprendizajes que buscamos, es decir, aquellos que propician en sus estudiantes el crecimiento y enriquecimiento integral de sus recursos como seres humanos, en otras palabras, los aprendizajes desarrolladores.

Esperamos que el presente material estimule la necesaria reflexión sobre el tema, y que pueda convertirse en una de esas herramientas que ayude al profesor a comprender -para transformar- su quehacer cotidiano en las aulas en pos de la excelencia educativa.

Bibliografía.

  1. Betts, G.T. (1991). The Autonomous Learner Model for the Gifted and Talented. En N. Colangelo y G. Davis (Eds.), Handbook of Gifted Education. Massachusetts: Allyn & Bacon.
  2. Castellanos, D.; Grueiro, I. (1996). ¿Puede ser el maestro un facilitador? Una reflexión sobre la inteligencia y su desarrollo. La Habana: Ediciones IPLAC-CeSofte.
  3. Coll, C. (1992). Acción, interacción y construcción del conocimiento en situaciones educativas. En Antología de Lecturas: Proyecto Argos, pp.90-100.
  4. Day, J.D.; French, L.A.; Hall, L.K.. (1985). Social Influences on cognitive development. En D.L. Forrest-Pressley, G.E. McKinnon y T.G. Waller (Eds.), Metacognition, Cognition and Human Performance (Vol.1) (pp.33-56). New York: Academic Press.
  5. De Lisle, J. (1998). El Informe Delors dentro del contexto americano. Boletín Proyecto Principal de Educación en América Latina y el Caribe (45), 33-[50. Santiago, Chile.
  6. Modelo Proyectivo de la Secundaria Básica Cubana, MINED, Febrero 1998.
  7. Padilla, M.L. (1997). Psicología Educativa. Proyecto Docente. Universidad de Sevilla.
  8. Pérez, A. L. (1992). Enseñanza para la comprensión. En J.Gimeno Sacristán y A. L. Pérez (Eds.), Comprender para transformar la enseñanza. Madrid: Ediciones Morata.
  9. Pozo, J.I. (1996). Aprendices y Maestros. La nueva cultura del aprendizaje. Madrid: Alianza Editorial.
  10. Vigotsky, L. S. (1982). Pensamiento y Lenguaje. La Haban: Editora Revolucionaria.
  11. Vigotsky, L.S. (1987). Historia del desarrollo de las funciones psíquicas superiores. La Habana: Editorial Científico-Técnica.

EDUCACIÓN, APRENDIZAJE Y DESARROLLO

MS C. DORIS CASTELLANOS SIMONS

DR C. BEATRIZ CASTELLANOS SIMONS

DR C. MIGUEL JORGE LLIVINA LAVIGNE

Centro de Estudios Educacionales, ISPEJV.

INTRODUCCIÓN

En la noche de los tiempos, no había en el universo más que dioses. Pero llegó el momento, marcado por el destino, de crear a las razas mortales. Así, Prometeo y Epimeteo recibieron el encargo divino de distribuir entre las distintas especies, las cualidades necesarias para la vida.

Epimeteo, preocupado por la supervivencia de los animales, repartió entre estos todas las destrezas y habilidades. Mas, olvidándose de la especie humana, la dejó abandonada a sí misma,

Hizo falta entonces la inteligencia y el valor de su hermano Prometeo, para que el hombre pudiese adquirir cualidades indispensables para vivir: gracias al fuego, que robó a los dioses, los seres humanos crearon la civilización. Y desde entonces, cada hombre recibe, en lugar de los instintos que no le fueron dados originalmente, los frutos de todo aquello que han ido inventando otros hombres antes que él.

El mito de Prometeo es, sin lugar a dudas, una de las más hermosas alegorías a la indefensión original del ser humano y al papel que desempeña la cultura en el proceso de humanización de la especie, tanto como nuestra socialización e individuación. Así, en la medida en que nos vamos convirtiendo en miembros de la especie humana, también nos configuramos como miembros de una sociedad histórico-concreta y como personalidades individuales, únicas e irrepetibles.

En efecto, los niños y las niñas son, en el momento de su nacimiento, las criaturas más indeterminadas e inconclusas que es posible imaginar. No vienen al mundo, como sucede en las demás especies, con un repertorio de comportamientos prefijados hereditariamente en un código genético cerrado: lo que son y lo que serán en un futuro, se construye día a día, ya que dependen, para sobrevivir y desarrollarse, de lo que aprenden, más que de lo que heredan.

"Cada hombre aprende a serlo. Para vivir en sociedad, no le es suficiente con lo que la naturaleza le da al nacer. El debe dominar, además, lo que ha sido logrado en el desarrollo histórico de la sociedad humana."

De este modo, la existencia misma del ser humano como ser social, y dotado de una psiquis humana, tiene un origen y una mediatización social e histórica: es a través de la educación, entendida en su más amplia acepción como la transmisión de la cultura de una a otra generación, que el individuo entra en contacto con la experiencia humana y se la apropia. Precisamente, el proceso de apropiación constituye la forma exclusivamente humana de aprendizaje.

Cada persona va haciendo suya la cultura a partir de procesos de aprendizaje que le permiten el dominio progresivo de los objetos y sus usos, así como de los modos de actuar, de pensar y de sentir, e inclusive, de las formas de aprender vigentes en cada contexto histórico. De este modo, los aprendizajes que realiza constituyen el basamento indispensable para que se produzcan procesos de desarrollo, y simultáneamente, los niveles de desarrollo alcanzados abren caminos seguros a los nuevos aprendizajes.

En esta concepción, el entorno social no es una simple condición que favorece u obstaculiza el aprendizaje y el desarrollo individual: es una parte intrínseca del propio proceso y define su esencia misma, a partir de la ley general de la formación y desarrollo de la psiquis humana, formulada por Lev S. Vigotsky:

"En el desarrollo cultural del niño toda función aparece dos veces: primero, entre personas (de manera interpsicológica), y después, en el interior del propio niño (de manera intrapsicológica)…Todas las funciones psicológicas superiores se originan como relaciones entre los seres humanos".

Según esta ley de la doble formación, que constituye el fundamento básico de la escuela histórico-cultural, el desarrollo humano sigue una pauta que va de lo externo, social e intersubjetivo, hacia lo interno, individual e intrasubjetivo.

Consecuentemente, el desarrollo es fruto de la interacción social con otras personas, que representan los agentes mediadores entre el individuo y la cultura. Tales interacciones, que tienen un carácter educativo implícito o explícito, se producen en diferentes contextos específicos no formales, incidentales y formales, como son por ejemplo, la familia, los grupos sociales en general, los grupos de pares en particular y la escuela, entre otros.

Atendiendo a los aspectos que se han examinado, es importante establecer algunas conclusiones esenciales acerca de la relación dialéctica existente entre la educación, el aprendizaje y el desarrollo en el ser humano:

Educación, aprendizaje y desarrollo son procesos que poseen una relativa independencia y singularidad propia, pero que se integran al mismo tiempo en la vida humana, conformando una unidad dialéctica.

La educación constituye un proceso social complejo e histórico concreto en el que tiene lugar la transmisión y apropiación de la herencia cultural acumulada por el ser humano. En este contexto, el aprendizaje representa el mecanismo a través del cual el sujeto se apropia de los contenidos y las formas de la cultura que son transmitidas en la interacción con otras personas.

El papel de la educación ha de ser el de crear desarrollo, a partir de la adquisición de aprendizajes específicos por parte de los/las educandos. Pero la educación se convierte en promotra del desarrollo solamente cuando es capaz de conducir a las personas más allá de los niveles alcanzados en un momento determinado de su vida y propicia la realización de aprendizajes que superen las metas ya logradas.

Se entiende entonces que una educación desarrolladora "es aquella que conduce al desarrollo, que va delante del mismo – guiando, orientando, estimulando -, que tiene en cuenta el desarrollo actual para ampliar continuamente los límites de la zona de desarrollo próximo o potencial, y por lo tanto, los progresivos niveles de desarrollo del sujeto. La educación desarrolladora promueve y potencia los aprendizajes desarrolladores."

Si tomamos en consideración la trascendencia actual de la categoría educación desarrolladora, y la conceptualizamos en términos del aprendizaje desarrollador, resulta esencial profundizar en estas problemáticas, a partir de una plataforma general acerca del aprendizaje humano.

PARA COMPRENDER EL APRENDIZAJE…

Una concepción general sobre el aprendizaje representa una herramienta heurística indispensable para el trabajo diario de los maestros y maestras; les brinda una comprensión de los complejos y diversos fenómenos que tienen lugar en el aula, y por lo tanto, un fundamento teórico, metodológico y práctico para planificar, organizar, dirigir, desarrollar y evaluar su práctica profesional, perfeccionándola continuamente. Todo ello constituye un requisito básico para que el educador pueda potenciar, de manera científica e intencional – y no empírica o intuitivamente – los tipos de aprendizajes necesarios, es decir, aquellos que propician en sus estudiantes el crecimiento y enriquecimiento integral de sus recursos como seres humanos, en otras palabras, los aprendizajes desarrolladores.

El aprendizaje resulta ser, en realidad, un proceso complejo, diversificado, altamente condicionado por factores tales como las características evolutivas del sujeto que aprende, las situaciones y contextos socio-culturales en que aprende, los tipos de contenidos o aspectos de la realidad de los cuales debe apropiarse y los recursos con que cuenta para ello, el nivel de intencionalidad, consciencia y organización con que tienen lugar estos procesos, entre otros.

A tono con lo anterior, planteamos algunos presupuestos iniciales que consideramos importantes para abordar una comprensión del aprendizaje.

  • Aprender es un proceso que ocurre a lo largo de toda la vida, y que se extiende en múltiples espacios, tiempos y formas. El aprender está estrechamente ligado con el crecer de manera permanente. Sin embargo, no es algo abstracto: está vinculado a las experiencias vitales y las necesidades de los individuos, a su contexto histórico-cultural concreto.
  • En el aprendizaje cristaliza contínuamente la dialéctica entre lo histórico-social y lo individual-personal; es siempre un proceso activo de reconstrucción de la cultura, y de descubrimiento del sentido personal y la significación vital que tiene el conocimiento para los sujetos.
  • Aprender supone el tránsito de lo externo a lo interno – en palabras de Vigotsky, de lo interpsicológico a lo intrapsicológico -, de la dependencia del sujeto a la independencia, de la regulación externa a la autorregulación. Supone, en última instancia, su desarrollo cultural, es decir, recorrer un camino de progresivo dominio e interiorización de los productos de la cultura (cristalizados en los conocimientos, en los modos de pensar, sentir y actuar, y, también, de los modos de aprender) y de los instrumentos psicológicos que garantizan al individuo una creciente capacidad de control y transformación sobre su medio, y sobre sí mismo.
  • El proceso de aprendizaje posee tanto un carácter intelectual como emocional. Implica a la personalidad como un todo. En él se construyen los conocimientos, destrezas, capacidades, se desarrolla la inteligencia, pero de manera inseparable, este proceso es la fuente del enriquecimiento afectivo, donde se forman los sentimientos, valores, convicciones, ideales, donde emerge la propia persona y sus orientaciones ante la vida.
  • Aunque el centro y principal instrumento del aprender es el propio sujeto que aprende, aprender es un proceso de participación, de colaboración y de interacción. En el grupo, en la comunicación con los otros, las personas desarrollan el auto-conocimiento, compromiso y la responsabilidad, individual y social, elevan su capacidad para reflexionar divergente y creadoramente, para la evaluación crítica y autocrítica, para solucionar problemas y tomar decisiones. El papel protagónico y activo de la persona no niega, en resumen, la mediación social.

Situándonos en los marcos del aprendizaje escolar, esta perspectiva nos permite trascender la noción del estudiante como un mero receptor, un depósito o un consumidor de información, sustituyéndola por la de un aprendiz activo (e interactivo), capaz de realizar aprendizajes permanentes en contextos socioculturales complejos, de decidir qué necesita aprender en los mismos, cómo aprender, qué recursos tiene que obtener para hacerlo y qué procesos debe implementar para obtener productos individual y socialmente valiosos (Betts, 1991). De esta perspectiva deriva igualmente la noción de un aprendizaje eficiente y desarrollador, que se discuten más adelante. Necesariamente, también la concepción de qué significa enseñar tendrá que ser revalorizada en correspondencia con estas ideas.

Consecuentemente, se propone conceptualizar el aprendizaje humano como: el proceso dialéctico de apropiación de los contenidos y las formas de conocer, hacer, convivir y ser construidos en la experiencia sociohistórica, en el cual se producen, como resultado de la actividad del individuo y de la interacción con otras personas, cambios relativamente duraderos y generalizables, que le permiten adaptarse a la realidad, transformarla y crecer como personalidad.

CARACTERIZACIÓN DEL APRENDIZAJE HUMANO

La naturaleza del aprendizaje

  • El aprendizaje es un proceso de carácter dialéctico

La comprensión del aprendizaje desde esta perspectiva implica rescatar su naturaleza integral y contradictoria, nunca lineal, abordándolo como un proceso psicológico de cambio y transformación en la psiquis y la conducta del individuo, que transcurre gradual y progresivamente, a través de diferentes etapas y momentos vinculados entre sí de forma dinámica, y donde los diversos componentes funcionan en un sistema indisoluble, de modo que las partes son interdependientes y dependen al mismo tiempo de la totalidad.

Sin lugar a dudas, el proceso será más o menos complejo en función de los contenidos a aprender y de los mecanismos internos que los/las aprendices que han de movilizar para alcanzar los resultados esperados. Así, aprender a montar bicicleta puede requerir de unas pocas sesiones de práctica, al igual que la memorización de una poesía, de fechas históricas o de un listado de los presidentes del país en el período neocolonial.

En tanto, el aprendizaje de un concepto científico exige desencadenar mecanismos cualitativamente diferentes que van más allá de la asociación psicomotora o verbal. Implica, de hecho un proceso de comprensión gradual donde el sujeto debe establecer explícita e intencionalmente relaciones entre sus conocimientos previos y la nueva información ofrecida por el profesor, reestructurarlos y aplicarlos a diferentes situaciones, con vistas a lograr su plena generalización.

  • El aprendizaje es un proceso de apropiación individual de la experiencia social

Ciertamente, el aprendizaje es siempre un proceso social; esta característica expresa propiamente su naturaleza (se trata de un proceso de apropiación de la experiencia histórico-social, de la cultura), pero también los fines y condiciones en que tiene lugar el mismo.

El aprendizaje está determinado por la existencia de una cultura, que condiciona tanto los contenidos de los cuales los educandos deben apropiarse, como los propios métodos, instrumentos, recursos (materiales y subjetivos) para la apropiación de dicho contenido, así como los espacios y las situaciones específicas en que se lleva a cabo el mismo.

Pero el aprendizaje tiene, al mismo tiempo, una naturaleza individual: sus mecanismos son sumamente personales y constituyen un reflejo de la individualidad de cada personalidad. El perfil singular de las potencialides y deficiencias (fuerzas y debilidades) del aprendiz, sus capacidades, ritmos, preferencias, estrategias y estilos de aprendizaje, unidos a la historia personal, los conocimientos previos y la experiencia anterior (que va conformando un conjunto de concepciones, actitudes, valoraciones y sentimientos con respecto al mismo), condicionan el carácter único e individual de los procesos que pone en juego cada persona para aprender.

  • El aprendizaje es multidimensional por sus contenidos, procesos y condiciones

La plasticidad e inmadurez del ser humano con respecto a las otras especies del reino animal determinan la importancia trascendental que tiene el aprendizaje para el desarrollo de individuos maduros, capaces de interactuar creadoramente con su entorno natural y su cultura; se aprende a través de procesos muy disímiles, que en determinados momentos se complementan e integran, como el aprendizaje asociativo y el reestructurativo. Así, el aprendizaje de reacciones y formas sencillas de conducta y de hábitos y habilidades menos complejos, exige procesos y condiciones diferentes para su apropiación que el de los grandes cuerpos de conocimientos, las reglas, procedimientos y estrategias de nivel superior o de las formas de conducta y de interacción que generan sentimientos, actitudes y valores espirituales. Por tanto, la infinita riqueza y diversidad del aprendizaje humano se expresa básicamente en tres esferas particulares:

  • Los contenidos o resultados del aprendizaje
  • Los procesos o mecanismos a través de los cuales las personas se apropian de estos contenidos diversos
  • Las condiciones del aprendizaje, o sea, los diferentes tipos de situaciones de actividad e interacción en las cuales se movilizan determinados procesos en función de la apropiación de la experiencia sociohistórica

Precisamente, estas tres esferas constituyen los componentes del sistema del aprendizaje humano que examinaremos con posterioridad, y su combinación define una variedad inmensa de contextos, situaciones, tipos y prácticas de aprendizaje, y consecuentemente, de habilidades, capacidades y actitudes necesarias para desplegarlos.

  • El aprendizaje se extiende a lo largo de toda la vida

El aprendizaje, como condición imprescindible para la supervivencia humana y para el crecimiento de cada individuo como personalidad, no se limita a determinadas etapas del ciclo evolutivo, como por ejemplo, la infancia, la adolescencia o la juventud. Somos aprendices permanentes que nos apropiamos desde el momento mismo del nacimiento y durante toda nuestra existencia, de la cultura construida generación tras generación.

No aprendemos solamente en los años de escolarización, sino a todo lo largo de la vida, y en diferentes contextos; de manera incidental o dirigida, implícita o explícita. Es por ello que una meta fundamental de la educación es fomentar en las personas la capacidad para realizar aprendizajes independientes y autorregulados, de manera permanente en su vida.

Al mismo tiempo, el aprendizaje descansa sobre premisas evolutivas que influyen, en cada momento o etapa del desarrollo y de la vida, en las posibilidades, condiciones y caracterísitcas del mismo.

Componentes del aprendizaje

Según se señaló previamente, en el aprendizaje humano se integran tres aspectos esenciales, que constituyen sus componentes sistémicos:

  • Los contenidos o resultados del aprendizaje (¿qué se aprende?)
  • Los procesos o mecanismos del aprendizaje (¿cómo se aprenden esos contenidos?)
  • Las condiciones del aprendizaje (¿en qué condiciones se desencadenan los procesos necesarios para aprender los contenidos esperados?)

En cada tipo de aprendizaje específico, tal como se examinará a lo largo de estas páginas, existe una relación directa e indisoluble entre los tres componentes, de modo que los procesos y las condiciones han de ser adecuadas y pertinentes para cada tipo de resultado o cambio que se espera alcanzar. Sin embargo, con no poca frecuencia, los maestros y maestras, al organizar el proceso de enseñanza-aprendizaje en la escuela, se centran únicamente en los resultados, si examinar los mecanismos internos y las condiciones de la práctica que facilitarían la apropiación por los/las aprendices de los contenidos correspondientes.

(1) ¿Qué se aprende?: contenidos del aprendizaje

  • Los contenidos del aprendizaje llevan el signo de la diversidad

La multicidad y complejidad de los contenidos del aprendizaje responden a la riqueza y diversidad de la cultura. Se aprenden hechos y conductas, conceptos, procedimientos, actitudes, normas y valores. Como objeto de aprendizaje se encuentra toda la actividad cognoscitiva, valorativa y práctica del ser humano, según se enfatiza en el Modelo Proyectivo de la Secundaria Básica (ICCP, 1998).

En la actualidad ha tomado fuerza la idea de que, para su adecuada inserción y protagonismo en la vida moderna, todo individuo tiene que apropiarse de un conjunto determinado de saberes que reflejan las exigencias de las actuales condiciones sociales. Se trata de un aprendizaje que promueva el desarrollo integral del sujeto, que posibilite su participación responsable y creadora en la vida social, y su crecimiento permanente como persona comprometida con su propio bienestar y el de los demás. Aprender a conocer, a hacer, a convivir y a ser(Informe Delors, 1997) constituyen aquellos núcleos o pilares básicos del aprendizaje que nuestros educandos están llamados a realizar, y que la educación debe potenciar:

  • El aprender a conocer implica ir más allá del conocimiento. Enfatiza en la adquisición de procesos y estrategias cognitivas, de destrezas metacognitivas, en la capacidad para resolver problemas, y en resumen, en el aprender a aprender y a utilizar las posibilidades de aprendizaje que permanentemente ofrece la vida.
  • El aprender a hacerdestaca la adquisición de habilidades y competencias que preparen al individuo para aplicar nuevas situaciones disímiles en el marco de las experiencias sociales de un contexto cultural y social determinado.
  • El aprender a convivirsupone el desarrollo de las habilidades de comunicación e interacción social, del trabajo en equipos–la interdependencia-, y el desarrollo de la comprensión, la tolerancia, la solidaridad y del respeto a los otros.
  • Por último, el aprender a ser destaca el desarrollo de las actitudes de responsabilidad personal, de la autonomía, de los valores éticos y de la búsqueda de la integralidad de la personalidad.

(2) ¿Cómo se aprende?: procesos del aprendizaje

  • Se aprende en la actividad y como resultado de ésta

En un sentido amplio, esta característica enfatiza el hecho de que todo aprendizaje constituye un reflejo de la realidad por parte del sujeto, y como tal se produce en la actividad que desarrolla cada persona en su contacto con el mundo objetal y con los demás seres humanos. Expresa su carácter consciente y la participación activa del sujeto en el proceso de apropiación de los contenidos de la cultura, su disposición al esfuerzo intelectual, a la reflexión, la problematización y a la búsqueda creadora del conocimiento.

Aprender implica entonces, cambios como resultado de la actividad cognoscitiva y afectivo-valorativa individual, aunque dicha actividad puede adquirir diferentes particularidades en función de los objetivos, procesos, contenidos y condiciones en que se aprende

  • El aprendizaje humano siempre es regulado

Como toda actividad humana, el aprendizaje representa un proceso sujeto a una regulación psíquica. En su nivel superior, el aprendizaje activo adquiere un carácter autorregulado, y descansa en el desarrollo de la responsabilidad creciente del sujeto ante sus propios procesos de aprendizaje, lo cual se expresa en el paso progresivo de una regulación externa a la regulación interna, en el dominio paulatino de las habilidades y estrategias para aprender a aprender.

  • El aprendizaje es un proceso constructivo, donde se complementan la reestructuración y la asociación

Aprender es siempre una construcción individual, por cuanto no constituye jamás una copia pasiva de la realidad; no es un proceso lineal donde los contenidos de la cultura se reflejan como en un espejo. Por el contrario, dado el carácter activo del reflejo psíquico humano, el paso de lo externo a lo interno siempre implica la transformación del objeto, que al interiorizarse por el individuo adquiere forma ideal y subjetiva.

Sin embargo, la construcción, según refiere Pozo en su obra "Aprendices y maestros", puede ser estática o dinámica, ya que se realiza, en cada caso específico, atendiendo a diferentes procesos que se complementan: la asociación y la reestructuración.

En el caso de los procesos asociativos, posibilitan reproducir con la mayor exactitud las características del contenido a aprender, por ejemplo, un número de teléfono, un nombre, una fecha. Se trata entonces de una construcción estática, que permite adquirir conductas elementales.

Los mecanismos de reestructuración implican por su parte, poner en relación los nuevos contenidos aprendidos con lo que ya se poseen, reorganizar la información y hacer surgir nuevos conocimientos a partir de esta reestructuración. Son indispensables aquí la búsqueda activa del significado que para el sujeto cobra el conocimiento de acuerdo a su experiencia anterior, así como la comprensión e interpretación personal de la realidad.

Si bien los maestros y maestras no pueden desestimar algunas formas de aprendizaje asociativas, es necesario preparar a los/las aprendices para que distingan cuándo pueden y deben apelar a las mismas para realizar aprendizajes eficientes y óptimos. Pero en todo momento, se deben privilegiar en el proceso pedagógico los mecanismos constructivos dinámicos a través de los cuales los aprendices, en interacción activa con la realidad, realizan esfuerzos por comprenderla, interpretarla de acuerdo a los recursos que poseen, asimilarla. En esta interacción (conflicto, contradicción) tiene lugar, precisamente, la transformación y desarrollo de los recursos intelectuales y personales del individuo (procesos, procedimientos, conocimientos, capacidades, etc.).

  • Se aprende estableciendo relaciones significativas

Para que sea duradero, el aprendizaje ha de ser significativo. En sentido general y amplio, un aprendizaje significativo es aquel que, partiendo de los conocimientos, actitudes, motivaciones, intereses, y experencia previa del estudiante hace que el nuevo contenido cobre para él un determinado sentido. El aprendizaje significativo potencia el establecimiento de relaciones: relaciones entre aprendizajes, relaciones entre los nuevos contenidos y el mundo afectivo y motivacional de los estudiantes, relaciones entre los conceptos ya adquiridos y los nuevos conceptos que se forman, relaciones entre el conocimiento y la vida, entre la teoría y la práctica. A partir de esta relación significativa, el contenido de los nuevos aprendizajes cobra un verdadero valor para la persona, y aumentan las posibilidades de que dicho aprendizaje sea duradero, recuperable, generalizable y transferible a nuevas situaciones (características esenciales de un aprendizaje eficiente), así como de pasar a formar parte del sistema de convicciones del sujeto.

  • Los procesos motivacionales imprimen su dinámica al aprendizaje

La eficacia y calidad del aprendizaje están condicionados por su vínculo con las necesidades, motivos e intereses del alumno, en los cuales se apoya. Las motivaciones de la actividad de estudio pueden ser diversas (intrínsecas o extrínsecas), y determinan el enfoque (superficial, reproductivo; profundo, significativo) del aprendizaje y, por ende, los resultados del mismo.

Por otra parte, una autoestima positiva, la percepción de sí como una persona eficaz y competente (en un área cualquiera), las expectativas de logro, la atribución de los éxitos y fracasos a factores controlables tales como el esfuerzo propio (y no a factores incontrolables como la suerte), el sentirse capaz de de ejercer un dominio sobre lo que acontece (como por ejemplo, sobre los resultados académicos), entre muchos otros elementos de esta misma naturaleza, se encuentran firmemente enraizados en el sistema autovalorativo del sujeto. Ellos ejercen una influencia sustancial en la motivación intrínseca por el proceso de aprendizaje y promueven la seguridad necesaria para enfrentar obstáculos y esforzarse perseverantemente, componentes indispensables de este proceso.

(3) ¿En qué condiciones se aprende?

Si se alude a aquellas condiciones que potencian el aprendizaje (cuándo se realiza, dónde, con quién, con qué recursos y exigencias), este se nos presenta como un proceso eminentemente:

  • El aprendizaje es un proceso mediado

El aprendizaje, y muy en particular, el aprendizaje escolar, está mediado por la existencia de "los otros" (el profesor, el grupo escolar, la cultura expresada en el currículo) y de la actividad de comunicación que constituye una característica esencial de este proceso. Pero es el maestro el mediador fundamental, ya que partiendo de una intención educativa, es quien estructura las situaciones de aprendizaje. Organiza flexiblemente el proceso de dominio progresivo por parte de los estudiantes de las estrategias y modos de actuar, actuando como un experto, que plantea retos, brinda modelos, sugerencias, alternativas, retroaalimentación y ayuda individualizada, y estimula y guía paulatinamente la ampliación del las zonas de desarrollo potencial y el tránsito del control externo al interno, individual. El aprendizaje es en consecuencia el resultado de una actividad mediada, donde juega un papel fundamental la comunicación. El educador adecua oportunamente dicha actividad (podrá ser una práctica repetitiva, reflexiva, guiada, autónoma, etc.) de acuerdo a los objetivos y contenidos a aprender, y a las condiciones existentes.

  • El proceso de aprendizaje es cooperativo

Aprender significa siempre, de un modo u otro, interactuar y comunicarse con otros, apoyarse en ellos para construir y perfeccionar los propios conocimientos, y para transitar progresivamente hacia formas de actuación autorreguladas, pero que siguen siendo, en esencia, colaborativas. Como plantea Gómez (1996), la vida del aula debe desarrollarse "de modo que puedan vivenciarse prácticas sociales e intercambios académicos que induzcan a la solidaridad, la colaboración, la experimentación compartida, así como a otro tipo de relaciones con el conocimiento y la cultura que estimulen la búsqueda, el contraste, la crítica, la iniciativa y la creación" en el colectivo.

  • El aprendizaje es siempre contextualizado

No hay que olvidar que el individuo que aprende es "un ser en situación". Sus procesos de aprendizaje son parte integrante de su vida concreta, que transcurre en sus distintos contextos de actuación. El estudiante es, sin dudas, el centro de múltiples influencias y condicionamientos, y su aprendizaje será también el reflejo de sus correspondientes vínculos con el medio social al cual pertenece y en el cual despliega su actividad vital. Comprender profundamente los aprendizajes que los/las alumnos y alumnas llevan a cabo exige un intento por penetrar en esta compleja red de vínculos y determinaciones. En este sentido, tiene razón Pérez (1992) al plantear la necesidad de una aproximación integral, holística, apegada a lo real, para poder representarse la complejidad de los fenómenos de aprendizaje que transcurren en un aula, y en las condiciones de la vida cotidiana. Así, plantea este autor, el ambiente natural del aprendizaje no está conformado por un individuo aislado, sino por un grupo de ellos, en una específica institución social, con una forma particular de relacionarse y una dinámica colectiva peculiar, que median y condicionan los procesos de aprendizaje individual. Penetrar en el verdadero espacio de los procesos de aprendizaje implica pues tener en cuenta, junto con los componentes personales involucrados en el mismo (cognitivos, socio-psicológicos, afectivos-motivacionales), estas variables contextuales, que emanan de la realidad en que vive inmerso el sujeto.

EL APRENDIZAJE DESARROLLADOR

Un aprendizaje desarrollador es aquel que garantiza en el individuo la apropiación activa y creadora de la cultura, propiciando el desarrollo de su auto-perfeccionamiento constante, de su autonomía y autodeterminación, en íntima conexión con los necesarios procesos de socialización, compromiso y responsabilidad social. Por tanto, para ser desarrollador, el aprendizaje tendría que cumplir con tres criterios básicos:

  1. Promover el desarrollo integral de la personalidad del educando, es decir, activar la apropiación de conocimientos, destrezas y capacidades intelectuales en estrecha armonía con la formación de motivaciones, sentimientos, cualidades, valores, convicciones e ideales. En otras palabras, garantizar la unidad de lo cognitivo y lo afectivo-valorativo en el desarrollo y crecimiento personal de los aprendices.
  2. Potenciar el tránsito progresivo de la dependencia a la independencia y a la autorregulación, así como el desarrollo en el sujeto de la capacidad de conocer, controlar y transformar creadoramente su propia persona y su medio.
  3. Desarrollar la capacidad para realizar aprendizajes a lo largo de la vida, a partir del dominio de las habilidades y estrategias para aprender a aprender, y de la necesidad de una auto-educación constante.

Dimensiones y subdimensiones del aprendizaje desarrollador

Los procesos del aprendizaje desarrollador han sido concebidos aquí como el resultado de la interacción dialéctica entre tres dimensiones básicas: la activación-regulación, la significatividad de los procesos, y la motivación para aprender.

(1) Activación-regulación

A la primera de las dimensiones del aprendizaje desarrollador se denomina activación-regulación, con el objetivo de designar la naturaleza de los procesos y mecanismos intelectuales en los que se sustenta y de los resultados que produce. Las subdimensiones esenciales que la integran son: la actividad intelectual productivo-creadora, que constituye el componente cognitivo del aprendizaje activo, y la metacognición o componente metacognitivo.

Actividad intelectual productivo-creadora (componente cognitivo)

De forma general, este componente se define a partir del sistema de conocimientos, hábitos, habilidades, procedimientos y estrategias de carácter general y específico que deben desarrollarse en cada nivel, en dependencia de la naturaleza específica de la materia, y de la calidad que ellos deben tener para calificar un aprendizaje desarrollador. En la base de este sistema se encuentran, por supuesto, los procesos, funciones y operaciones del sistema cognitivo humano, especialmente, el desarrollo alcanzado por los procesos del pensamiento.

En consonancia con la propuesta de Castellanos y Córdova (1995) sobre las dimensiones del funcionamiento inteligente, el que se concibe aquí en estrecha relación con las particularidades que debe desarrollar la actividad intelectual productivo-creadora, podríamos distinguir en esta subdimensión:

Un aspecto procesal, que se refiere a los procesos cognitivos y propiedades intelectuales, y la calidad de los mismos, y

Un aspecto operacional, que concierne al desarrollo y las particularidades de las bases de conocimientos y del sistema de acciones con que los estudiantes deben funcionar y desarrollar.

Indicadores importantes de calidad procesal – o del desarrollo del aspecto cognitivo y procesal- son la independencia, la profundidad, la logicidad, la flexibilidad, la originalidad, la fluidez y la economía del pensamiento y los recursos intelectuales que emplea el sujeto. En cuanto al aspecto operacional, la calidad de las bases de conocimientos se puede expresar en indicadores como su amplitud o volumen, su grado de especialización, su organización y su potencialidad para generar nuevos conocimientos. Al mismo tiempo, el desarrollo alcanzado por el sistema de acciones del estudiante (que comprende acciones generales y acciones de dominio específico para campos particulares), puede caracterizarse a partir del dominio de las mismas, de su carácter consciente, su solidez, nivel de generalización y transferibilidad, entre otros.

La distinción entre el aspecto procesal y operacional de la actividad intelectual productivo creadora se encuentra a tono con la diferenciación también establecida por otros autores como Rubinstein (1981), Venguer (1976), Teplov (1981), entre componentes procesales y operacionales, y también con la bien conocida distinción que establece la Psicología Cognitiva entre conocimiento declarativo y procedimental, o componentes figurativos y procedimientales en el proceso de enseñanza- aprendizaje (Pozo, 1996).

La distinción entre componentes operacionales y procesales tiene también un valor práctico, a los efectos del diagnóstico y de las posibilidades de dirigir el proceso educativo consecuente, ya que permite señalar con precisión aspectos concretos que deben convertirse en objetivo de estudio y/o influencia. Pensamos que, efectivamente, la inteligencia como capacidad intelectual general, contempla en su estructura un componente esencial de carácter procesal. y en éste quedan involucrados los procesos cognoscitivos (percepción, imaginación, memoria, entre otros) de carácter más y menos complejo, responsables de modalidades muy diferentes de procesamiento de la información. Se destaca particularmente la función del pensamiento. El segundo componente, operacional, se relaciona, por una parte, con la "salida" al comportamiento del nivel y particularidades del desarrollo procesual, expresándose en acciones mentales y prácticas (que pueden llegar a convertirse en habilidades) y por otra parte, con todo el arsenal de información, de experiencia que el sujeto posee, y que utiliza, de hecho, en la regulación de su actividad para en la solución de las tareas que enfrenta (Castellanos y Córdova, 1993).

El sistema de conocimientos que se genere debe ser eficiente. Este se caracteriza por la profundidad (carácter esencial) y durabilidad (carácter recuperable) de lo adquirido, y por su generalización (transferencia) a nuevas situaciones y contextos de aprendizaje, así como por su capacidad para generar nuevos conocimientos y relaciones (potencial creador).

Metacognición

El segundo componente, de vital importancia, de la dimensión activación-regulación es la metacognición, o lo que es igual, su componente metacognitivo. Se designa bajo este término aquel complejo grupo de procesos que intervienen en la toma de conciencia y el control de la actividad intelectual y de los procesos de aprendizaje, y que garantizarán su expresión como actividad consciente y regulada en mayor o en menor medida, de acuerdo a su desarrollo. Comprende las siguientes sub-dimensiones:

Reflexión metacognitiva

Incluye el desarrollo de la capacidad para reflexionar y tomar conciencia sobre los propios procesos y desarrollar metaconocimientos. Los metaconocimientos y la "conciencia metacognitiva" incluyen como objeto tres grandes campos relacionados con la eficiencia del sistema cognitivo y el aprendizaje: los conocimientos sobre la propia persona y su sistema cognitivo, sobre las tareas del aprendizaje y sobre las posibles estrategias a desplegar para mejorar el rendimiento en función de determinados fines (Flavell, 1976).

Regulación metacognitiva

Implica el desarrollo de las habilidades y estrategias para regular el proceso de aprendizaje y de solución de tareas. Asumimos el criterio de Burón (1990), compartido por muchos otros autores (Brown et al., 1983), de que la madurez metacognitiva comprende el saber qué se desea conseguir, el saber cómo se consigue y el saber cuándo y en qué condiciones concretas se aplican los recursos que se poseen para lograrlo. En resumen, ello conlleva la planificación, el control (supervisión o monitoreo) y la evaluación y corrección pertinente de las actividades que se realizan y del propio proceso de aprendizaje.

Los procesos de regulación metacognitiva se apoyan en el desarrollo de la reflexión metacognitiva. Pero no basta con que un estudiante posea los metaconocimientos necesarios para que se produzca en él o ella la disposición a desplegar un aprendizaje activo y autorregulado y las consecuentes acciones de regulación metacognitiva. Desde el punto de vista motivacional-volitivo, el aprendizaje activo, cuyo nivel superior de desarrollo conduce al aprendizaje autorregulado, supone que en el aprendiz exista una verdadera disposición a aprender de forma activa y estratégica, es decir, la disposición para enfrentar y mantener la concentración y los esfuerzos a lo largo de las tareas para lograr la consecución de sus objetivos de aprendizaje, así como el interés por profundizar en los contenidos utilizando un estilo "estratégico", es decir, orientado a metas y al análisis de cómo lograrlas, consciente.

Esto no es posible si el sujeto no comprende o no toma conciencia previamente de la necesidad de realizar un esfuerzo volitivo para el desarrollo de tareas de aprendizaje de esta naturaleza. En este sentido, ya aquí se hace evidente la necesaria interacción entre las diferentes dimensiones del aprendizaje desarrollador.

El desarrollo de este componente metacognitivo conlleva lo que por consenso se denomina "aprender a aprender". La activación-regulación en el aprendizaje requiere de la conjunción de estas subdimensiones, o sea, del componente cognitivo y del metacognitivo, funcionando sin duda estrechamente unidos al motivacional-volitivo. Sin embargo, el desarrollo del componente metacognitivo es el que construye la estructura básica central para el despliegue de un aprendizaje autorregulado (McCombs, 1984), nivel superior del aprendizaje activo.

(2) Significatividad

A la segunda de las dimensiones del aprendizaje desarrollador se le ha llamado significatividad. Ella pretende englobar la influencia de una necesaria integración de los aspectos cognitivos y los aspectos emocionales y valorativos en cualquier aprendizaje desarrollador y el impacto que este siempre tiene en la personalidad íntegra de los educandos.

Establecimiento de relaciones significativas en el aprendizaje

Aprender significativamente implica, en sentido general, aprender con una expresa intención de dar un sentido personal (Leontiev, 1976), o significado (Ausubel, 1979) a aquello que se aprende, (re)construyendo el conocimiento de manera personal, individual . Comprende la interacción del estudiante con los contenidos de manera que se logre:

  1. la relación de los nuevos conocimientos con los conocimientos anteriores (significatividad conceptual) ;
  2. la relación de lo nuevo con la experiencia cotidiana, del conocimiento y la vida, de la teoría con la práctica (significatividad experiencial);
  3. la relación entre los nuevos contenidos y el mundo afectivo-motivacional del sujeto (significatividad afectiva)

Así, la significatividad posee tanto un matiz intelectual como un matiz emocional, o más precisamente, se expresa como un resultado de la interacción entre lo cognitivo y lo afectivo-valorativo. Fuera de estos marcos didáctico-explicativos resultaría imposible separar sus diferentes formas de expresión.

Implicación en la formación de sentimientos, actitudes y valores

De lo anterior se deduce que la significatividad de los aprendizajes se manifiesta tambien en la capacidad de éstos para generar sentimientos, actitudes y valores en los estudiantes. Ello sólo se logra con una implicación personal y activa, afectiva, del sujeto con el proceso de aprendizaje, y cuando se ha desarrollado la capacidad de establecer juicios y valoraciones sobre sus contenidos y procesos.

(3) Motivación para aprender

A la tercera dimensión del aprendizaje desarrollador se le ha denominado motivación para aprender con el objetivo de englobar en ella las particularidades de los procesos motivacionales que estimulan, sostienen y dan una dirección al aprendizaje que llevan a cabo los estudiantes, y que condicionarán su expresión como actividad permanente de auto-perfeccionamiento y auto-educación. Comprede las sub-dimensiones siguientes:

Motivaciones predominantemente intrínsecas hacia el aprendizaje

Generalmente quedan comprendidos en esta categoría o sub-dimensión los procesos que estimulan, sostienen y orientan o dan una dirección a la actividad de aprendizaje. La naturaleza de los móviles de los aprendices o el tipo de motivos para aprender, en particular a su carácter extrínsecos o intrínseco, que determina en medida importante lo que algunos autores denominan el "enfoque" del aprendizaje (Pozo, 1996), y en última instancia, la efectividad del mismo. Es importante señalar que los procesos de aprendizaje están comúnmente sustentados en ambos tipos de estímulos o incitaciones.

Sin embargo, un aprendizaje eficiente y, más aún, desarrollador, necesita de un sistema poderoso de motivaciones intrínsecas para su despliegue. La motivación intrínseca es aquella que se sustenta en la implicación e interés personal por el propio contenido de la actividad que se realiza,y en la satisfacción y "sentimiento de realización personal" (Hennesy y Amabile, 1988, citado por van Haren, 1994) que el sujeto experimenta al realizar la misma y al vivenciar el sentimiento de dominio y competencia en nuevos aspectos o áreas de su vida (contrariamente a la extrínseca, en la cual, la tarea es concebida por el individuo sólo como un medio para obtener otras gratificaciones externas a la propia actividad o proceso). El desarrollo de motivaciones intrínsecas hacia el aprendizaje constituye la fuente de la que surgen de manera constante los nuevos motivos para aprender, y la necesidad de realizar aprendizajes permanentes a lo largo de la vida.

Sistema de autovaloraciones y expectativas positivas con respecto al aprendizaje escolar

Otro aspecto que conforma la motivación por aprender son las expectativas de logro o fracaso que cada sujeto concibe con respecto a actividad de aprendizaje, que están firmemente arraigadas en la imagen y valoración que tiene la persona de sí misma como aprendiz en un área particular (autovaloración académica específica), o en sentido general (autovaloración o autoestima académica general).

La percepción de sí mismo como un aprendiz competente y eficaz, y en general, una autoestima positiva en esta área, condicionan consecuentemente expectativas positivas (la confianza en la obtención de logros y éxitos en este proceso) y por ende, la seguridad necesaria para esforzarse y perseverar a pesar de los obstáculos que puedan surgir en las tareas de aprendizaje.

El grado en que las personas atribuyen los resultados de su actuación a factores internos o externos, estables o inestables, controlables o no, constituye también una expresión del desarrollo y particularidades de su sistema autovalorativo, y condicionan sus expectativas y su disposición a esforzarse y a ser activo y estratégico en su aprendizaje (Castellanos, 1999; Castellanos y Grueiro, 1999; Pozo, 1996).

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Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
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