- Responsabilidad Social Empresarial, Una revisión conceptual
- La Responsabilidad Social Empresarial, en el mundo
- La Responsabilidad Social Empresarial, en América Latina y Chile
- Globalización, niveles de pobreza y desarrollo humano, en Chile
- Reflexión final: ¿Es la Responsabilidad Social Empresarial, un herramienta efectiva para el combate contra la pobreza en Chile?
- Bibliografía
El controvertido mundo empresarial, ha tenido grandes cambios en los últimos años, especialmente por el fenómeno de la Globalización que ha impulsado grandemente la apertura mundial a los mercados. Muchas compañías han obtenido grandiosas utilidades, mediante fusiones millonarias, lo que a su vez, ha afectado radicalmente a otras empresas, especialmente medianas y pequeñas, que han sucumbido, así como, a miles de trabajadores que en el mundo entero han quedado desempleados.
Asimismo, han ocurrido grandes desastres medioambientales, sociales, financieros y económicos, provocados por algunas compañías inescrupulosas, que cegadas por la ambición, han traspasado con creces la línea de los valores éticos, para alcanzar ganancias estratosféricas.
Estos hechos han suscitado tanto la admiración como el rechazo en el mundo entero, pero también grandes crisis económicas y monetarias, desastres medioambientales y sociales, que han profundizado los fenómenos de exclusión y desigualdad de los sectores más vulnerables de la población, aumentando aún más la brecha existente entre ricos y pobres, especialmente en los países del tercer mundo.
En este contexto, podemos visualizar que las empresas tienen grandes responsabilidades, no sólo frente a los procesos de desarrollo económico, sino que también y sobretodo, en términos sociales y medioambientales. En las últimas décadas, especialmente en el mundo desarrollado, cobra gran sentido el desarrollo teórico del concepto de Responsabilidad Social Empresarial (RSE), como un modo de poner coto a una actitud empresarial, que está fuera de todo valor ético, centrándose únicamente en la obtención de ganancias.
En el mundo desarrollado, la discusión pública acerca de las responsabilidades empresariales, está en debate plenamente. Incluso se ha implementado normativas legales -especialmente en torno a los temas medioambientales- e iniciativas voluntarias, como el Pacto Global, impulsado por las Naciones Unidas. En América Latina, en general y en Chile en particular, la discusión es aún incipiente. Sin embargo, ya se deja notar, puesto que se están desarrollando debates y encuentros, seminarios y mesas redondas en torno a la RSE, entre representantes gubernamentales, de los empresarios y la sociedad civil, en general. Todo este trabajo, está teniendo resultados positivos, pues algunas empresas chilenas y extranjeras en nuestro país, han comenzado a adoptar acciones de RSE.
Pero también la sociedad en su conjunto -aunque muy incipientemente todavía- está tomando conciencia de su gran importancia, especialmente por la relación que se establece entre la RSE y los problemas de exclusión, pobreza e inequidad social. Además y de acuerdo a estudios de opinión pública realizados, las personas están asumiendo actitudes de consumidores responsables, exigiendo a las empresas un aporte al desarrollo sostenible del país, lo que implica acciones voluntarias, que van más allá del cumplimiento de la legislación vigente.
El presente trabajo, primeramente presenta una revisión conceptual, acerca del significado de la Responsabilidad Social Empresarial y sus diferentes modalidades y acepciones. En segundo término, se presenta un panorama de la evolución y situación actual de la RSE en el mundo, especialmente en Europa y EE.UU, donde ha habido una mayor evolución, a través del concepto de Desarrollo Sostenible. Posteriormente, se analiza la situación de la RSE en América Latina en general y de Chile en particular, que como señaláramos anteriormente, está en una etapa evolutiva mucho menor, con relación al mundo desarrollado.
En los siguientes apartados, se establece una relación entre Globalización, niveles de pobreza y Desarrollo humano en Chile, para poder mostrar que la pobreza, es un tema complejo con muchas aristas y por tanto de difícil resolución, donde el trabajo conjunto entre gobierno, empresarios y sociedad civil, juega un importante papel en la superación de la pobreza.
Finalmente y a modo de conclusión, se entrega una reflexión final, en torno a la pregunta: ¿Es la Responsabilidad Social Empresarial, un herramienta efectiva para el combate contra la pobreza en Chile?, reflexión que apela a los valores éticos de las empresas, las cuales juegan un importante papel en esta lucha, mediante la asunción de acciones de buenas práctica en términos de RSE. Lo importante es que en este intento, ya hay empresas comprometidas y aunque aún queda un largo camino por recorrer, este ya ha comenzado.
Responsabilidad Social Empresarial, una revisión conceptual.
Una revisión general del concepto, permite constatar que no existe consenso, tanto en las instituciones nacionales como internacionales, para definir lo que denominamos Responsabilidad Social Empresarial (en adelante RSE) o Corporativa.
Algunos organismos utilizan sinónimos como ciudadanía corporativa o sustentabilidad, para este concepto. Sin embargo, para comprender mejor su magnitud, se entregarán las acepciones que presentan organismos internacionales públicos, tales como, Unión Europea, Naciones Unidas, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y privados como WBCSD (World Business Council for Sustainable Development) y CSR Europe.
En nuestro país, el término RSE, es bastante nuevo y son pocas las empresas que lo aplican, sin embargo, ha derivado de lo que antiguamente se entendía por filantropía o ayuda caritativa. La ONG Prohumana y la Organización Acción Empresarial (actual AcciónRSE), a través de publicaciones y de sus respectivos portales en Internet, son quienes más difunden esta tendencia, que se ha ido instalando en el discurso de diversos actores en nuestra sociedad, especialmente en los últimos años.
a) Comisión de las Comunidades Europeas (Unión Europea): El libro verde: "Fomentar un marco para la responsabilidad social de las empresas", fue presentado por esta comisión en Julio de 2001, "…cuyo objetivo más importante es favorecer un amplio debate en Europa sobre las relaciones empresa y sociedad (…) en el Libro Verde existen ejes de argumentación de una enorme significación. Sobre todo, con relación a la necesidad de una mayor coherencia de las actuaciones públicas y privadas con el modelo social europeo (…) describe lo que deberían ser las finalidades y responsabilidades de las empresas, que deben considerar las demandas y presiones de los consumidores, los trabajadores, inversores y de la opinión pública, a favor de una ampliación de las responsabilidades empresariales, más allá de las exigencias contempladas en las leyes y regulaciones". En este libro la RSE, se define como "La integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores" . También la definen como: "Un concepto con arreglo al cual las empresas deciden voluntariamente contribuir al logro de una sociedad mejor y un medio ambiente más limpio".
b) Organización de las Naciones Unidas: El "Global Compact". En Enero de 1999 y puesto en marcha en Julio de 2000, el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, propuso la idea de un Pacto Global, el cual se propone contribuir a que los mercados sean más sustentables y que incluyan a todos. Además el Pacto intenta promover una relación más fructífera entre empresa y sociedad, dando especial importancia a los más pobres . "El pacto desafía a los líderes empresariales a promover y aplicar, dentro del ámbito de sus empresas, nueve principios vinculados a los Derechos Humanos, a Estándares en el Trabajo y al Medio Ambiente. La finalidad es ayudar a fortalecer los pilares sociales de los cuales cualquier economía, incluida la economía global, debe estar empapada si quiere sobrevivir y crecer. Los principios se derivan de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de los Principios Fundamentales sobre los Derechos en el Trabajo de la Organización Internacional del Trabajo, y de los Principios de Río, sobre Medio Ambiente y desarrollo".
c) Global Reporting Initiative: Sustainability Reporting Guidelines: La iniciativa de divulgación Global (GRI), creada en 1997, llega a ser independiente en 2002. Es un centro de colaboración oficial del programa ambiental de Naciones Unidas (UNEP) y de trabajos en la cooperación con Global Compact de la ONU. Es una institución cuya misión es desarrollar y divulgar las dimensiones económicas, ambientales y sociales de sus actividades, productos y servicios. El GRI incorpora la participación activa de representantes de negocios, de la contabilidad, de la inversión, de derechos ambientales, humanos, de la investigación y de organizaciones de trabajo alrededor del mundo. Intenta que la información sobre cuestiones sociales y ambientales, tengan la misma relevancia que la económica, para lo cual establece directrices para la elaboración de memorias anuales de las empresas . Sin embargo, se le cuestiona, que su planteamiento es más bien operativo y no define conceptualmente el significado de RSE y su alcance respecto al desarrollo.
d) Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico: En 1976, se elaboraron las directrices de la OCDE, las cuales fueron revisadas en el 2000, especialmente para empresas multinacionales. Estas directrices contienen recomendaciones sobre aspectos sociales y ambientales, aceptadas por 30 gobiernos incluidos Argentina, Chile y Brasil. Promueve y define la responsabilidad corporativa, a través de una serie de Principios y normas voluntarias para una conducta empresarial responsable, compatible con las legislaciones aplicables, potenciando la contribución de las empresas multinacionales al desarrollo sostenible que garantice una coherencia entre objetivos económicos, sociales y ambientales, con el fin de restablecer y mantener la confianza del público en las sociedades y los mercados.
e) World Business Council for Sustainable Developtment: El Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible, es una red de 150 empresas internacionales de más de 30 países. Se funda durante el período previo a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, en Río en 1992. Ha impulsado una serie de diálogos sobre los stakeholders (partes interesadas que rodean a las empresas: empleados, accionistas, proveedores, consumidores y comunidad en general), que se centran en desarrollar el concepto de RSE, identificando sus elementos constitutivos. Define la RSE, como "el compromiso de la empresa para contribuir al desarrollo económico sostenible, trabajar con los empleados, sus familias, la sociedad y la comunidad local en general para mejorar su calidad de vida (…) La RSE constituye un concepto fundamental, como libertad o igualdad que continuamente se redefine para que sirva a necesidades y tiempos en continuo cambio (…) Una estrategia de RSE coherente, basada en la integridad, valores sólidos y una aproximación a largo plazo, ofrece claros beneficios empresariales a las empresas y una contribución positiva al bienestar de la sociedad" En este contexto, el WBCSD, considera que la RSE es un elemento clave para el futuro sostenible.
f) Corporate Social Responsability Europe: Es una red europea creada en 1995 por 48 empresas, bajo el nombre de "European Business Network for Social Cohesión". Esta organización no ofrece una definición única de RSE, sino que cada país desarrolla la propia. Así el socio español, la define como "El operar de una empresa de una forma que excede las expectativas generales que la sociedad tiene con relación a las empresas. La RSC es mas que una colección de prácticas específicas o iniciativas locales motivadas por razones de marketing, relaciones públicas u otros beneficios para la empresa. Debe ser vista como una serie completa de políticas y programas que están integrados en todas las operaciones y políticas de la empresa".
g) Canadian Business for Social Responsability: Asociación canadiense fundada en 1995, que reúne a más de 110 empresas, a las cuales apoya en la implementación a largo plazo de políticas y prácticas que fomenten el éxito sostenido y responsable frente a las exigencias de sus principales accionistas, inversionistas, empleados/as, clientes, socios corporativos, la comunidad y el medio ambiente. En este contexto, esta organización define "…la responsabilidad social empresarial como un proceso de tres etapas. En la primera, las empresas buscan evitar hacer daño a los tres pilares de la sustentabilidad (económico, social y ambiental), garantizando la seguridad de los/las trabajadores/as y de los productos, evitando la corrupción y mitigando los riesgos financieros. En la segunda etapa las empresas inician el proceso de consulta con sus accionistas y socios, incorporando sus intereses y valores al modelo empresarial. En la etapa final, las empresas están completamente comprometidas con sus socios, aumentando al máximo sus oportunidades económicas, sociales y ambientales". Además, se promueve una responsabilidad social proactiva, "…en la que la empresa revisa sus políticas corporativas centrales y determina cómo canalizarlas para lograr algún cambio positivo".
h) Fundación Prohumana: Organización sin fines de lucro, que nace en nuestro país, durante el año 1999, con el propósito de promover una cultura de responsabilidad social empresarial en Chile, vía liderazgo temático y creación de redes y encuentros. Junto al PNUD, han desarrollado el portal www.plazanueva.org, que tiene por finalidad promover la cooperación e intercambio de experiencias, el compromiso y desarrollo de buenas prácticas a través de numerosas publicaciones, una revista trimestral y estudios de casos. Esta organización, define RSE "…como el compromiso que asumen las empresas a través de sus planes estratégicos con las necesidades que emanan de sus políticas internas y externas más allá del beneficio inmediato y la generación de riqueza". En este contexto, la empresa pasa a tener un nuevo rol dentro de la sociedad, "…ya no como meramente limitada al ámbito de mercado, sino como sujeto de acción al interior de la sociedad y pieza clave para el desarrollo social y económico del país".
i) Acción Empresarial (en Junio 2004, ha cambiado su nombre a Acción RSE): Es una organización sin fines de lucro, que surge en el año 2000, en Chile con el fin de promover la RSE entre las empresas que están operando en nuestro país. Al igual que otros organismos, coincide en que no existe una definición única de RSE, sin embargo, incorpora valores, normas y diversos aspectos ya señalados por otros organismos. La define como "… una visión de los negocios que incorpora el respeto por los valores éticos, las personas, las comunidades y el medio ambiente (…)es vista como un amplio set de políticas, prácticas y programas que son integrados a través de la operación empresarial y que soporta el proceso de toma de decisiones y es premiado por la administración". Así también, esta organización ha elaborado indicadores de responsabilidad social empresarial, como una herramienta de gestión y evaluación para las empresas interesadas en desempeñarse de forma socialmente responsable.
La Responsabilidad Social Empresarial, en el mundo.
Como podemos ver, la RSE en el mundo está muchísimo más difundida que en nuestro país. Sin embargo, "…aunque el término se utiliza desde los años sesenta, especialmente en las sociedades de cultura anglosajonas, como Estados Unidos, Canadá o el Reino Unido, ha sido en la parte final del último decenio cuando las reflexiones sobre las relaciones empresa y sociedad han adquirido una nueva y extraordinaria actualidad, en un ambiente intelectual dominado por el debate y la crítica a las consecuencias sociales más negativas de la globalización".
En efecto, por una parte los escándalos financieros protagonizados por algunas compañías como Enron y Worldcom en Estados Unidos en particular y por otra, el grave daño que muchas empresas en el mundo entero han producido al medioambiente, a trabajadores y a diversas comunidades, especialmente en el tercer mundo por compañías multinacionales, han movilizado a muchos activistas de Organismos no gubernamentales, a denunciar estos daños. Estas crisis y protestas, que se produjeron especialmente en los años 90, han influido decisivamente en el proceso de toma conciencia de la responsabilidad social que le cabe a las empresas, así como, del rol social que deben asumir, tanto interna como externamente a ellas. Además, han ido creando fuertes corrientes de opinión pública, a favor de una mayor responsabilidad social empresarial, en relación con los intereses generales de la sociedad y sus objetivos de desarrollo económico.
En este contexto, el concepto de "desarrollo sostenible" cobra una gran relevancia, especialmente en los países miembros de la Unión Europea, quienes han elaborado propuestas sobre responsabilidad social, que identifican las exigencias y requisitos de la RSE, con los objetivos de desarrollo sostenible. En la propuesta presentada por el Consejo Europeo de Gotemburgo el año 2001, "…se afirma que el desarrollo sostenible ofrece a Europa la visión de ‘una sociedad más próspera y justa y que promete un medio ambiente más limpio, seguro y sano’, por lo que es necesaria una mayor relación entre los objetivos de crecimiento económico y de progreso social, con una actitud permanente de máximo respeto al medio ambiente(…)estas decisiones de la Unión Europea definen un nuevo marco general de responsabilidad de las empresas ante los retos del desarrollo sostenible".
El desarrollo sostenible, fue adoptado en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Junio de 1992. "La llamada cumbre de Río situó al ser humano en el centro de las preocupaciones del desarrollo, lo que junto con la protección del medio ambiente como parte integrante del crecimiento económico y la lucha para erradicar la pobreza como un objetivo de todas las personas, constituyeron los tres ejes de la definición de sostenibilidad". Sin embargo, en los años posteriores, el concepto de desarrollo sostenible, ha ido poniendo su acento en temas de carácter más social, tales como la reducción de la pobreza y el hambre en el mundo.
En este contexto, Jannik Lindbaek, personero noruego, señaló en un reciente seminario en Caracas, que: "el problema de más largo alcance, el mayor reto al cual se enfrenta la humanidad es el de reducir la pobreza. Personalmente creo que no tendremos éxito en reducir la pobreza si no tenemos crecimiento económico. Más aún, creo que no tendremos crecimiento económico sin un sector privado pujante. El crecimiento económico es de por sí importante, pero no suficiente. Para que el crecimiento económico sea sostenible en el tiempo es necesario que eche raíces en una sociedad que funcione bien. Por lo tanto, la relación entre la empresa y la sociedad tiene importancia vital".
Lindbaek establece una diferenciación entre resultados a corto y largo plazo de una compañía, en relación a la presión cada vez mayor desde la sociedad, para que participe en la reducción de la pobreza. Al respecto se pregunta: "¿hay acaso un imperativo ético además del interés comercial a largo plazo? Yo lo creo. La presión sobre el mundo de los negocios para que participe en la reducción de la pobreza por encima de sus propias inversiones rentables sigue creciendo todo el tiempo (…)Para defender sus intereses de largo plazo, una compañía multinacional tiene que tomar en cuenta su posición en cuanto a problemas globales tales como la reducción de la pobreza, los derechos humanos, problemas de salud, problemas ambientales y corrupción".
Ya a comienzos de la década 90 en Europa, específicamente en 1993, se crean redes europeas de empresas, incentivadas por la llamada del presidente Jacques Delors. "Más recientemente, en Marzo de 2000, el Consejo Europeo de Lisboa apeló en particular al sentido de responsabilidad social de las empresas en lo relativo a las prácticas correctas en materia de aprendizaje permanente, organización del trabajo, igualdad de oportunidades, inclusión social y desarrollo sostenible".
En este contexto, el Libro Verde, cuyo origen inmediato está en el Consejo Europeo de Gotemburgo de Junio de 2001, apela a la responsabilidad social de las empresas, en términos del logro de una mayor inclusión social, elevando los niveles de empleos, respeto a los derechos humanos y protección al medio ambiente; sin embargo, este documento se centra especialmente en el ámbito social. Este concepto de RSE, se aplica sobre todo en las grandes empresas, pero esto no excluye a las pequeñas y medianas, como también a las empresas públicas y privadas, así como a las cooperativas.
El Libro Verde establece una dimensión tanto externa como interna de la RSE. En la dimensión interna, contempla a los trabajadores, accionistas y la gestión de los recursos naturales en los aspectos productivos que afectan al medio ambiente. La dimensión externa, está referida a los proveedores, consumidores, clientes, público en general, así como, los organismos públicos de gobierno y organizaciones no gubernamentales. En este contexto, el documento pone de manifiesto que las empresas deben estar concientes que tanto proveedores como clientes y público en general, pueden afectarlas en toda la cadena del proceso productivo, asimismo, las medidas de RSE que las empresas adopten van a afectar también a sus socios económicos. En este contexto, surge el concepto de "buenas prácticas", referido al cumplimiento de una serie de códigos de conducta y normas de obligado cumplimiento. Sin embargo, se insiste en que estas normas no deben nunca sustituir a las legislaciones laborales, medioambientales y de derechos humanos existentes en cada país.
Cabe destacar que el enfoque global de RSE, adoptado por el Libro Verde, señala que la responsabilidad social sólo puede ser asumida por las empresas y "…las demás partes interesadas, en particular los trabajadores, los consumidores y los inversores pueden desempeñar un papel fundamental en su propio interés o en nombre de otros interesados en ámbitos tales como los de las condiciones laborales, el medioambiente o los derechos humanos, instando a las empresas a adoptar prácticas socialmente responsable.
Esto requiere una verdadera transparencia sobre el comportamiento social y ecológico de las empresas". Podemos ver en este planteamiento, el grado de compromiso que adquieren las empresas europeas que asumen una RSE, llevando adelante el cumplimiento serio y cabal de todas las normativas de responsabilidad señaladas, tanto interna como externa a ella. Estas empresas se constituyen en modelos a seguir por aquellas que aún no se integran a esta cadena, siendo además responsables de difundir estas prácticas y normativas.
En el contexto político, a nivel internacional, en las políticas comerciales y de cooperación para el desarrollo, "…la Unión Europea incide directamente en ámbitos relacionados con el comportamiento de los mercados. Por lo tanto, el enfoque europeo de la responsabilidad social de las empresas debe reflejar y estar integrado en el contexto más amplio en que se inscriben diversas iniciativas internacionales, tales como el pacto mundial de las Naciones Unidas(…)la declaración tripartita de la OIT sobre las empresas multinacionales y la política social(…)y las directrices de la OCDE para las empresas multinacionales". Estas no constituyen conductas legales obligatorias, sin embargo, la Comisión Europea y en particular los gobiernos europeos que la integran, se han comprometido a apoyar estas normativas, fomentando su cumplimiento, en el ámbito empresarial.
Un aspecto importante que considera el Libro Verde en su parte final, tiene que ver con las inversiones consideradas socialmente responsables. Estos fondos pueden ser vistos desde un punto de vista negativo (empresas que fabrican armas, tabaco o alcohol, o bien, aquellas que generan residuos no reciclables) o positivo (empresas que cumplen criterios sociales y ecológicos específicos).
Las inversiones socialmente responsables, son aquellas que se realizan en este último tipo de empresas. En este contexto, se intenta promover este tipo de inversión en los mercados financieros, a través de un "activismo accionarial". Estos fondos también llamados éticos, pretenden ser una alternativa válida para aquellas entidades sociales o inversores que desean garantizar que sus inversiones no van a empresas que chocan con sus principios éticos y sociales.
En este sentido, las empresas se ven enfrentadas a diversas herramientas e instrumentos de medición, así como, a un gran número de requerimientos de información, lo que podría llegar a provocar una creciente aversión de parte de las empresas, así como su negación a cooperar. "Para solucionar este problema, se están realizando los primeros intentos de armonizar la elaboración de los informes sociales, a los que se han sumado las agencias de selección más importantes. No obstante, debe haber mayor convergencia entre los indicadores elaborados por las empresas y los criterios utilizados por los analistas para evaluar los resultados sociales de las compañías y sus comportamientos ecológicos".
Tanto los fondos denominados "verdes" como "socialmente responsables", están referidos ambos, a aspectos medioambientales, de evaluación del impacto social y económico de las empresas. Resulta impensable un fondo denominado socialmente responsable o ético que perjudique el medioambiente. Asimismo resultaría contradictorio, un fondo que respete el medioambiente y no se preocupe por los aspectos sociales de su empresa o su entorno comunitario. "La inversión ética es(…)una filosofía de inversión que mezcla objetivos éticos, medioambientales y sociales con objetivos puramente financieros".
Estos fondos se han ido expandiendo paulatinamente por toda Europa, siendo el primero en crearse en Gran Bretaña, en 1984. Desde entonces, se han creado en Francia, Italia, Alemania, España y Los Países Bajos. Sin embargo, es en Estados Unidos donde han tenido mayor auge: "…más del 97% de los gestores que operan carteras o fondos con cribas sociales o medioambientales evitan invertir en empresas tabaqueras. Otras cribas incluyen: juego, 72%; comercio de armas, 69%; alcohol, 68%; aborto 50%; medioambiente, 37%; relaciones laborales, 25%; derechos humanos, 23%, protección de los animales, 7%".
Al respecto podemos señalar que en un corto período de dos años "…de 1995 a 1997, la cantidad invertida en Estados Unidos en fondos socialmente responsables se ha incrementado un 326% pasando de alrededor de 25 a más de 80 billones de pesetas". Gran Bretaña es el país que le sigue en volumen de inversión en fondos socialmente responsable, "…con un patrimonio superior a 525.000 millones de pesetas invertido".
Sin embargo, aún cuando en Estados Unidos podemos ver que el tema de la RSE está bastante arraigado y difundido, existen graves contradicciones, especialmente en temas medioambientales. Un ejemplo es el retiro del gobierno de los Estados Unidos del Protocolo de Kyoto, sobre Cambio Climático, celebrado en Marrakech, en Octubre 2001 (para que los países industrializados reduzcan sus emisiones de carbono en un 5% en un período de cinco años, entre 2008 y el 2012): "Por su parte los EEUU, país líder de la economía mundial y también de sus emisiones (20% del total mundial), lejos de aceptar y ratificar el Protocolo de Kyoto, se retiró el año pasado del mismo, alegando que el Protocolo supone una carga intolerable para la economía de los EEUU, y que las naciones en desarrollo deberían estar exentas de limitar sus emisiones de CO2, metano y otros gases de efecto invernadero".
En este contexto, el presidente Bush presentó posteriormente en 2002, una alternativa a dicho Protocolo, señalando que las industrias debieran voluntariamente ir reduciendo de forma gradual sus emisiones contaminantes, mediante estímulos fiscales. Cabe señalar que el calentamiento global de la tierra por efectos de los contaminantes atmosféricos, ha sido un tema ampliamente difundido y denunciado por organismos científicos y ONG’s medioambientales en todo el mundo, como un problema de suma gravedad para la subsistencia del planeta.
Existe una tendencia a medir tanto cualitativa como cuantitativamente a las empresas inversoras, en su gestión socialmente responsable. Estados Unidos, es el país que cuenta con un mayor número de instrumentos de medición al respecto y están por tanto más desarrollados: "…el DOMINI 400 SOCIAL INDEX, compuesto por 400 empresas de las cuales 250 están incluidas en S&P 500, y el CITIZENS 300, que contiene 200 de las empresas del S&P 500 y está formado por un total de 300 empresas. El primero ha obtenido una rentabilidad del período 1990-1998 del 442 % mejorando claramente la rentabilidad del S&P 500 que fue del 365,6%. El CITIZENS 300 INDEX, en el período 1994-1998, también ha demostrado la oportunidad financiera de invertir con responsabilidad social obteniendo una rentabilidad del 260,3% comparada con el 189,3% del S&P 500".
Podemos visualizar en esta rápida mirada, la evolución que ha experimentado la RSE en el mundo desarrollado. En la actualidad ha logrado un avance considerable, tanto desde las normativas elaboradas por los gobiernos, que aunque no son de carácter obligatoria, muchas empresas ya han adoptado, como desde el proceso de toma de conciencia en el empresariado y en los ciudadanos europeos. Este proceso ha permitido que las personas, vayan usando sus conocimientos y poder colectivo para presionar a las empresas a actuar de forma más responsable, no sólo en torno a los temas medioambientales, sino que también, en el respeto a los derechos humanos, la no discriminación en el ámbito laboral y la participación e inclusión social de la comunidad.
La Responsabilidad Social Empresarial, en América Latina y Chile.
Los países Latinoamericanos y Chile en particular, están en un proceso bastante más incipiente en términos de RSE, comparado con el nivel alcanzado en el mundo desarrollado. Sin embargo, tanto los gobiernos como diversas organizaciones de la sociedad civil y también algunas compañías, se han unido para llegar a acuerdos en torno a la adopción voluntaria de normativas de RSE, especialmente en temas medioambientales y de apoyo a la comunidad. Especialmente las multinacionales, cuyas acciones son las que realizan en sus empresas en el extranjero, aplicándolas en el medio latinoamericano. Pero también, por que los tratados de libre comercio internacionales, han comenzado a exigir el cumplimiento de estas normativas de responsabilidad social a las empresas, en congruencia con preceptos establecidos por organismos internacionales del trabajo, medioambientales, de derechos humanos, etc.
En este contexto, se está creando en América Latina una nutrida red de organizaciones no gubernamentales, dedicadas a la difusión y trabajo conjunto con las empresas, en el tema de la RSE, especialmente en inversiones hacia la comunidad y la acción social. Los países que están a la vanguardia en este trabajo, son Brasil y México, sin desestimar lo que están haciendo al respecto, Chile, Colombia, Venezuela, Uruguay, Argentina, Ecuador y Perú, así como la red Centro Americana, especialmente Guatemala y El Salvador.
Tenemos por ejemplo, los capítulos latinoamericanos del WBCSD (El Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible):
- CEADS, Consejo Empresario Argentino para el Desarrollo Sostenible: que cuenta con 35 empresas asociadas entre las que se encuentra DuPont, Gas Natural, Grupo Minetti, Repsol YPF y Aguas Argentinas.
Otras organizaciones latinoamericanas como:
- CECODES, Consejo Empresarial Colombiano para el Desarrollo Sostenible: una de las organizaciones más activas en el ámbito del desarrollo sostenible en América.
- DERES (Desarrollo de la Responsabilidad Social Empresarial): que corresponde a una asociación de empresas y empresarios uruguayos implicada en el desarrollo del enfoque de RSC, de las mejores prácticas de gestión en Uruguay.
- Perú 2021: Asociación empresarial peruana que pretende que la empresa peruana se convierta en un motor de desarrollo incorporando la responsabilidad social como herramienta de gestión. Los proyectos realizados hasta el momento, han sido dirigidos al ámbito de la inversión comunitaria.
- ALIARSE (Alianza por la Responsabilidad Social Empresarial): Corresponde a una alianza de organizaciones empresariales de México, formada con el propósito de difundir y promover la RSE. Cuenta con diversos países miembros, tales como: Argentina, Brasil, Canadá, El Salvador, EE.UU, Guatemala, Panamá y Perú. Nuestro país es miembro de esta organización a través de "Acción Empresarial".
- CentraRSE. Centro para la Acción de la Responsabilidad Social Empresarial en Guatemala: Organización liderada por empresarios formada en Enero 2003. Su objetivo es generar una actitud de cambio en los empresarios que operan en el país, cuyo objetivo es orientar sobre políticas y prácticas de responsabilidad social en las empresas como un pilar fundamental de la estrategia de negocios.
- Alianza Social (Venezuela): Instituto vinculado a la cámara venezolana VenAmCham, cuya misión es promover e incentivar la RSC de las empresas privadas con el fin de mejorar la calidad de vida del venezolano.
- FUNDEMAS (Fundación empresarial para la acción social de El Salvador): Tiene como objetivo contribuir al desarrollo económico y social de El Salvador mediante el fortalecimiento de la Responsabilidad Social de la empresa privada, la promoción de la filantropía y de los valores empresariales.
Sin duda que es en Brasil, donde la RSE, está más difundida, existen más empresas comprometidas y organizaciones trabajando en torno al tema. Algunas de estas organizaciones son:
- CEDIS (Panamá): Organización auspiciada en sus inicios por la Fundación W. K. Kellog. Nace en el año 2000 con el objeto de contribuir al desarrollo económico y social de Panamá a través del fortalecimiento, la movilización y la articulación de los actores relevantes de la RSE. Posee publicaciones, casos prácticos y proyectos de ONG’s panameñas.
- El Sistema FIRJAN (Federación de las Industrias del Estado de Río de Janeiro): Organización empresarial del Estado de Río de Janeiro, de la que forman parte cerca de 16.000 empresas. Está estructurada en Consejos Empresariales, que prestan servicios de asesoría especializada en Medioambiente y Responsabilidad Social.
- Instituto Ethos, Empresa y Responsabilidad Social (Brasil): Organización empresarial brasileña, cuya misión es ayudar a las empresas a incorporar la RSE a su gestión diaria. Dispone de un conjunto de herramientas y publicaciones, así como, organiza periódicamente conferencias anuales de RSE, de gran repercusión nacional. Entre las herramientas de gestión ha elaborado indicadores de RSE, para grandes, pequeñas y microempresas. Además, una guía de elaboración del Balance Social, manuales para la aplicación de la RSE en diversos ámbitos de la empresa, etc.
El Instituto Ethos, ha organizado un importante debate acerca del Proyecto Ley que Reglamenta la RSE en Brasil. Este proyecto ley que fue lanzado en 2003, dispone sobre la reglamentación de la responsabilidad social tanto en empresas nacionales como extranjeras. Pretende establecer la RSE con carácter obligatorio para empresas con más de 500 trabajadores. Su objetivo principal es hacer ética y transparentes las relaciones de las empresas con sus diferentes públicos: consumidores, proveedores, trabajadores, accionistas, comunidad y medio ambiente.
Así también en Brasil, existen programas que se destacan por si mismos. Pero más allá de eso, "…el fenómeno brasilero sobresale debido a la clara tendencia (y conciencia) de que ninguno de los actores fundamentales (estado, mercado y sociedad civil) pueden por sí solos abordar los grandes problemas de la pobreza, la marginación y la inequidad social".
En este sentido, se ha producido un auge de instituciones, en diversos estados brasileros, en términos de desarrollo urbano, cultural y educativo, el cual "…está siendo acompañado por la construcción de toda una infraestructura institucional que le da apoyo y la promueve: centros de desarrollo de la inversión social, asociaciones de donantes, empresas consultoras de asesoría y asistencia técnica, intercambios estructurados de aprendizaje, etc.". Aún cuando en otros países de América Latina, estas prácticas de RSE, no logran generalizarse, podemos encontrar algunas instancias de debates, seminarios, encuentros, etc., que se están realizando para tratar el tema de la responsabilidad social, tanto desde la ciudadanía, como en el ámbito empresarial.
En este sentido, la discusión en ámbitos académicos, ha estado centrada en reconocer que, "…si bien es cierto la Responsabilidad Social se ha consolidado en los últimos años -en ámbitos académicos y empresariales- como un elemento diferenciador desde el punto de vista del marketing, su rol va más allá y que sus actos comunican elementos que se encuentran inmersos en temas de competitividad e inversión económica". Las empresas en América Latina, no han asumido aún la RSE como una práctica social a ser incorporada en sus planes de negocios corporativos. Con excepción de algunas multinacionales que como ya señaláramos, replican acciones de RSE, que realizan en el extranjero.
El desafío entonces, está en "…modificar cierto paradigmas como el que la empresa sólo funciona a partir de sus cantidades económicas o la mayor cantidad de utilidades, dejando de lado cualquier otro tipo de preocupación(…)los empresarios no ven a la Responsabilidad Social como una práctica(…)que genere beneficios, sino que genera gastos y altos costos, lo que denomina ‘política de riesgo’, pero que tiene que ver con la condición de crisis y la lógica que impera en el sector empresarial". Al respecto, se hace un llamado a las organizaciones de la sociedad civil o tercer sector, para buscar relaciones con las empresas. Son las personas que trabajan en estas instituciones quienes tienen por misión aprender a hablar con las empresas. Se plantea entonces, la creación de "…empresas más sensibles a estos llamados de la comunidad, de tal manera que el dirigente popular pueda percibir que no esta hablando con los grandes capitalistas, sino que con personas con necesidades como cualquiera(…)contar con empresas u organizaciones que desde su constitución contemplan espacios o proyecciones a nivel comunal son más ‘amigables’".
En este contexto, se plantea la necesidad que opere un cambio en el empresariado, en términos de visualizar el "Voluntariado Corporativo", como una estrategia de RSE a ser incorporada en el quehacer empresarial y puesto en práctica por las personas que trabajan en la empresa, como un aporte hacia la comunidad. Sin embargo, no se desarrolla por la falta de una "clase empresarial" preocupada por la solidaridad del país. Se propone, "…construir un cambio en la orientación de las empresas, que implique un cambio en el paradigma del funcionamiento, orientarlo hacia una visión más social, si se quiere solidaria, donde la preocupación no está en las utilidades, sino en la satisfacción de la propia población que conforma el grupo humano de una empresa(…)hay muchas empresas (en Brasil, por ejemplo) cuyas bases constitutivas contemplan la Responsabilidad Social, como una función no para generar beneficios económicos, sino para cumplir una función social(…)La Responsabilidad Social se transforma así en una herramienta de cambio y de lucha, que de promoverse correctamente, puede alentar a la sociedad a asumirse como "agente de cambio" y a ejercer una democracia real y amplia". Planteado en esos términos, la Responsabilidad Social es, evidentemente, un paso que la sociedad debe dar en conjunto para recuperar el sentido de su vida cívica.
Sin embargo, en el ámbito empresarial latinoamericano, es fundamental, que la RSE comience por manifestarse primero internamente con los trabajadores.
Aún podemos ver que, en términos generales, las relaciones empresarios-trabajadores, no son de las mejores y esto incide en un medio que muchas veces tiraniza la necesidad de la labor social. "Si el empresario cree que sus empleados son recursos, tendrá una posición muy diferente a si considera que sus empleados son personas.
En este último caso sabrá que las personas tienen motivaciones propias muy potentes que van más allá de lo que él cree dominar. En este caso, las conductas de los empleados motivadas por la ayuda al prójimo, pueden no sólo producir efectos muy positivos fuera de la empresa sino mejorar notablemente el clima interno de la organización". Podemos ver que se trata de un problema de conciencia de parte de los empresarios primero, para luego poner en práctica acciones de RSE. Se trata de entender lo que le pasa al otro. No existen empresas solidarias como tampoco empresas egoístas. Existen sólo personas. En este sentido, es que los integrantes de una organización entenderán el ‘voluntariado corporativo’, no como un hecho aislado sino que como parte de la política general de la empresa, sintiéndolo como un hecho coherente.
Promover el cambio, hacia una mayor responsabilidad social, tanto en el contexto ciudadano, como en el ámbito empresarial, es por lo tanto una tarea de toda la sociedad en su conjunto. La voluntad de las personas para ser proclives a este cambio, resulta fundamental. "Por lo tanto, en América Latina la nueva generación de empresas no existirá si nadie les reclama que cambien. Al igual que en la política, será la sociedad desde sus base la que, mediante consumo responsable y conciencia social, hagan emerger empresas socialmente responsables(…)la conciencia social y la educación son generadores de Responsabilidad Social, sin embargo, es la voluntad de las personas lo que mueve a realizar las acciones que ayudan a otros".
Con relación al establecimiento de ciertas normativas y reglamentación, resulta difícil y complejo imponer por ley aspectos de responsabilidad social a las empresas, pues harían muy rígidas sus operaciones. Al respecto, Antonio Vives, especialista en RSE del Banco Interamericano de Desarrollo, señala que "…debe regularse por ley lo más básico, lo más fundamental, aquello que no es negociable, como la mano de obra infantil o cierto tipo de contaminación del medio ambiente(…)se debe dejar lo más voluntario posible para asegurarse de que se cumpla, pero usando todos los medios posibles de presión o de estímulo por parte de las partes interesadas". En este sentido, y como lo señaláramos anteriormente, es destacable que en Brasil se haya impulsado el año 2003, un proyecto de ley que reglamenta las relaciones de las empresas con sus diversos públicos: consumidores, proveedores, trabajadores, accionistas, comunidad y medio ambiente y que pretende volver ética y transparentes dichas relaciones. Esta instancia legal, puede constituir un ejemplo a seguir por otros países latinoamericanos, que verdaderamente están por asumir, voluntaria pero honestamente, políticas y normativas de RSE.
La Responsabilidad Social en Chile: Los antecedentes de este tema, en nuestro país, podemos encontrarlos en el desarrollo de la filantropía a partir de 1920, cuando comienzan a vislumbrarse las primeras acciones filantrópicas desde el ámbito empresarial, asociadas más bien a principios de caridad. Se trata de una clase empresarial vinculada a la minería, el transporte y la industria. Sin embargo, no es hasta la pasada década 90, que la RSE, cobra relevancia e interés, desde una perspectiva más proactiva, tanto en el ámbito empresarial, como estatal y también desde la Sociedad Civil a través de ONG’s ligadas a los temas medioambientales, de desarrollo humano y potenciación del capital social. En "…el año 2000, es publicado el informe "Responsabilidad Social Empresarial en Chile" realizado por PNUD y PROhumana, el cual recoge las experiencia de trabajo de mesas redondas de RSE en que participaron representantes del mundo de la empresa, sociedad civil y gobierno. Este documento es la primera investigación de envergadura que aborda en profundidad la temática de la Responsabilidad Social en Chile".
Además, desde el ámbito académico también se ha comenzado a incorporar en diversas carreras, ligadas a los temas económicos especialmente en Universidades privadas, tales como la Universidad Diego Portales. Sin embargo, ya se están efectuando conversaciones, para incorporar el desarrollo y enseñanza de la RSE, en Universidades estatales, como la Católica y de Chile. Sin embargo, nuestro país, al menos en el ámbito académico y de investigación, se ciñe por la imagen que tienen las Naciones Unidas y por tanto el PNUD de la RSE, en términos de representar una herramienta para el desarrollo humano, así como el fortalecimiento del capital social.
La Responsabilidad Social, como un espacio donde convergen empresarios, Estado y Sociedad Civil, no ha estado ajena a los efectos de la globalización. En este contexto, "…una de las nuevas tendencias mundiales, es que "lo público" ha ido dejando de ser parte exclusiva de "lo estatal". Se habla incluso de "bienes públicos globales" sobre cuya provisión y resguardo cabe una responsabilidad no sólo al Estado, sino también a la más diversa gama de actores sociales, entre ellos de manera destacada al empresariado. En tal sentido, la responsabilidad social del empresariado, que antaño se circunscribía a la creación de riqueza, de empleo y de ingresos fiscales, hoy se amplía para proyectarse a las más diversas áreas de preocupaciones de la sociedad, como el medio ambiente, la participación de la sociedad civil, los derechos humanos y la mujer".
Se está tomando conciencia en los distintos ámbitos, Estado, empresariado y Sociedad Civil, que la tarea de fortalecer y promocionar la RSE, debe ser compartida, de manera tal que exista real cooperación entre todos los actores involucrados, de forma sistemática y efectiva, "…sin embargo, este enfoque no se encuentra presente en la forma en que se ha tratado el tema dentro de la Agenda Pro-crecimiento, ya que esta ha quedado a cargo exclusivamente de la SOFOFA, restándole (…)dinamismo y proactividad a la cooperación público-privada en la materia" .
En este contexto, el tema de las confianzas resulta de suma importancia, para lograr un trabajo trisectorial, entre el Estado, los empresarios y la Sociedad Civil. Se señala que las desconfianzas son en todos los sentidos, tanto desde el empresariado hacia el Estado y viceversa, como desde éste hacia el empresariado, desconfianzas que involucran también a la organizaciones sin fines de lucro, que son finalmente, quienes están trabajando en la línea de desarrollar acciones de RSE. Por tanto, el logro de mayores niveles de confianzas, debiera llevar a una mayor comunicación entre los actores, que potenciaría mayores encuentros, acuerdos y puesta en práctica de acciones reales de RSE.
Este trabajo conjunto y trisectorial, debiera contribuir al desarrollo de una gestión integrada de RSE. "Para ello junto con las actividades de información, capacitación e intercambio de buenas prácticas las empresas deberán ir adoptando paulatinamente instrumentos de trabajo que lleven el concepto de responsabilidad social a su plena significación. En este ámbito, será de gran importancia que las empresas avancen en la práctica de publicar sus informes de responsabilidad social(…)Lo óptimo es que estas lleguen a incorporar iniciativas internacionales como la norma Responsabilidad Social 8000 y la Global Reporting Initiative, en materia de Desarrollo Sustentable".
También se plantea la importancia de adoptar el Triple Balance, que incorpora aspectos sociales, medioambientales y económicos, que permite a las empresas efectuar una evaluación en términos de cumplimiento en éstas áreas, para poder avanzar hacia un mayor desarrollo sostenible. Cabe considerar, que todas estas herramientas ya están siendo aplicadas en muchas empresas de países desarrollados, con resultados excelentes, tanto en el cumplimiento de normativas de RSE, como en el logro de resultados económicos. En este sentido los ciudadanos también contribuyen, como consumidores responsables, a presionar a las empresas para que cumplan con estas normativas, exigiendo productos que están en esta línea, es decir, que cumplen con preceptos medioambientales, sociales, de respeto a los derechos humanos, etc. En este contexto, es fundamental en nuestro país, efectuar mayor difusión y visibilidad a las acciones de RSE, que emprendan las empresas, así como la realización de campañas educativas, en términos de concientizar a la población a ser responsables como ciudadanos, concientes de que los productos que adquieran, han sido elaborados por empresas que respetan normas medioambientales y sociales.
Al respecto, resulta de relevancia plantear que en nuestro país, las características del mercado, aún están adscritas a una cultura empresarial paternalista y tradicional. Existen conductas diferentes en empresas extranjeras -que son las que mayoritariamente incorporan la RSE, en sus planes de negocios- y las empresas nacionales, que todavía tienen reticencias en temas laborales y ambientales, por ejemplo. En este sentido, nuestro país, es bastante débil en términos de manejo medioambiental y compromiso de la sociedad civil.
Esto fue detectado en los resultados del Índice Nacional de Responsabilidad Empresarial, lanzado por "Consorcio de Competitividad Responsable", liderado por "Accountability y The Copenhagen Centre", en el cual Chile aparece en el lugar 31, entre 51 países". Como señala Simón Zadek, chief executive de Accountability, a propósito de la competitividad responsable de las empresas, que no se trata de establecer más leyes ni normativas, sino que exista "…un rol para las empresas a través de autorregulaciones para promover la RSE y también exista un espacio para políticas públicas. La clave está en alcanzar un equilibrio(…)Nadie quiere mercados caóticos, y para tener mercados estables se necesita una regulación".
Como señaláramos en párrafos anteriores, podemos ver que se trata de un problema de conciencia de parte de los empresarios primero, para luego poner en práctica acciones de RSE. Al respecto, lo que aún no se ha asumido en nuestro medio empresarial, es que la implementación de acciones de RSE, a través de un voluntariado corporativo, llevaría a un impacto positivo en las relaciones económicas y sociales, creando las bases para entender de manera nueva el asunto de las competitividades. Sin embargo, para las empresas chilenas en general, "…el enfoque de RSE es demasiado avanzado para el contexto local(…)es preciso esperar algunos años para consolidar un modelo de este tipo.
Tampoco existe en los empresarios chilenos una reflexión acerca de su identidad y de los roles culturales que el tiene de cara a los desafíos de la primera década del siglo XXI. Es un sector social más bien reactivo, lo cual se expresa también en la manera como las empresas enfrentan asuntos complejos como la conservación de los recursos naturales y la agenda medioambiental en general".
Nuestros mercados, en términos generales, aún están en una etapa de excesiva competitividad, sin poner mayor acento en temas sociales y medioambientales, de manera que, tampoco propicia la integración social. Al respecto surge una pregunta que sigue pendiente en nuestro medio: "¿El mercado y el desarrollo de las relaciones de mercado son o no factores de integración social?(…)Lo que se observa es que un grupo reducido del sector privado crece y se desarrolla debido a que expulsan a otros de su mismo sector por ser más pequeños. En este sentido, los mercados no son integradores. Es en este contexto, donde el Estado actúa como poder compensador de una sociedad cuya estructura es desigual".
Sin embargo, es importante reconocer que el tema de la RSE, atañe al país y a la sociedad en su conjunto. En este sentido, "…el dilema que enfrentamos en Chile, en varios órdenes y en especial el que nos ocupa, es la superficialidad con que se debaten los temas y la incapacidad de abrirse a los tiempos nuevos y sus requerimientos de adoptar nuevos códigos y nuevos saberes sociales y morales(…)Se requiere una mirada de fondo: plantearse la pregunta por la identidad moral de las empresas y su rol en el orden social global". Al respecto resulta fundamental, la materialización formal de estos planteamientos en una Agenda Pro-crecimiento. Esta agenda de consensos, debiera llevar al trabajo conjunto de gobierno, empresarios y organizaciones de la sociedad civil, para lograr acuerdos y políticas que integren las visiones de los tres sectores, en una visión concertada que permita construir la sociedad que queremos como país.
Globalización, niveles de pobreza y desarrollo humano en Chile.
El proceso de globalización, conlleva no sólo transformaciones de tipo económico, por la enorme apertura a los mercados internacionales, sino que también tiene impactos en el plano social y cultural de las sociedades, acentuado por una verdadera revolución de las comunicaciones y la información. En este sentido, la globalización brinda grandes oportunidades a las sociedades para su desarrollo.
Sin embargo, "…al mismo tiempo este proceso plantea riesgos originados en nuevas fuentes de inestabilidad (tanto comercial como, especialmente, financiera), riesgos de exclusión para aquellos países que no están adecuadamente preparados para las fuertes demandas de competitividad propias del mundo contemporáneo, y riesgos de acentuación de la heterogeneidad estructural entre sectores sociales y regiones dentro de los países que se integran, de manera segmentada y marginal, a la economía mundial". En este contexto, nuestro país muestra niveles importantes de desigualdad social, especialmente en términos de pobreza y exclusión social, lo cual, se acentúa en unas regiones más que en otras, pero también muestra diferencias entre zonas rurales y urbanas.
Un aspecto que resulta de mucha crudeza en el análisis de la pobreza, es el trabajo infantil, el cual en nuestro país, esta bastante más cerca de lo que pensamos, ya que, "…en Chile 107.676 niños y adolescentes trabajan en ocupaciones que vulneran sus derechos esenciales, amenazan su acceso a la educación, al descanso y a la recreación y ponen en riesgo su normal desarrollo psicológico y social". En términos más amplios, estudios de CEPAL, acerca de los niveles de pobreza en nuestro país y su evolución en los últimos años, nos muestran que a fines del año 2000, "…la población en situación de pobreza en el país bordeaba los 3 millones 81 mil personas, correspondientes al 20,6% de la población total. En términos de hogares, esta cifra representa alrededor de 643 mil hogares pobres (16,6% del total)".
Asimismo, en términos de territorialidad de la pobreza, existe una mayor concentración en zonas urbanas, considerando que ha habido en el país en los últimos años, una acelerada tendencia a la urbanización. "El 83,6% de la población pobre residía en zonas urbanas (poco menos de 2,58 millones de personas) y el 16,4% restante en zonas rurales (505 mil personas). Sin embargo, las incidencias relativas de pobreza eran más altas en el sector rural (23,8%) que en el urbano (20,1%). Además, la población en extrema pobreza o indigencia en todo el país, se acercaba a un 5,7% del total (unas 850 mil personas), lo que constituye cerca de 178 mil hogares indigentes".
Por otra parte, los agudos contrastes regionales de la pobreza, se han mantenido desde décadas anteriores, siendo la Novena Región la que muestra mayores índices de pobreza: 32,7%. En cambio, las regiones Metropolitana, Décimo primera, Segunda y Décimo Segunda, señalan los índices de pobreza más bajos de todo el país: menos del 16%.
Cabe señalar que, en la primera mitad de la década noventa se observa una importante reducción de la pobreza, sin embargo, este ritmo decreció en los años siguientes.
Tanto los índices de pobreza como de indigencia, experimentaron un estancamiento, ya que, "…la brusca desaceleración del crecimiento económico a partir del tercer trimestre de 1998(…)atenuaron –pero no detuvieron- la tendencia observada en los años noventa en cuanto a la disminución de los porcentajes de pobreza; en cambio prácticamente llevó a un estancamiento de la situación en materia de reducción de la indigencia o de pobreza extrema en el período 1998-2000. A su vez, puso en evidencia que los grupos de población que presentan mayor vulnerabilidad al ritmo de expansión de la economía siguen coincidiendo –a grandes rasgos- con los hogares de menores ingresos, al paso que las regiones Séptima a Décima se mantienen como las de mayor incidencia de pobreza en el país". En este contexto, se establece una alta correlación entre el comportamiento de los niveles de pobreza e indigencia y la distribución del ingreso, tanto en términos regionales como de grupos de ingresos.
En ese sentido, es posible visualizar la alta concentración del ingreso en nuestro país, de acuerdo a los distintos estratos socioeconómicos: "…mientras la población perteneciente a los hogares del 10% más pobre captaba sólo un 1,71% de los ingresos totales, el 10% más rico se apropiaba del 40,29%. Acorde con la estructura distributiva de los años anteriores, esta concentración es algo mayor en las zonas urbanas que en las rurales(…)En términos absolutos, el ingreso medio mensual de los hogares del primer decil (el más pobre) era en Noviembre de 2000 de $ 91.036, en tanto que el del décimo decil superaba los 2,1 millones de pesos(…)el decil de los hogares más acomodados tiene un ingreso medio que supera en 23,6 veces al del decil más pobre y en casi 3 veces al del 40% de hogares de menores ingresos".
Estas cifras nos muestran de forma descarnada la pobreza, la indigencia y la concentración del ingreso, como causa principal de estos problemas sociales. Sin embargo, es fundamental señalar que resulta parcelado mirar la pobreza sólo a través de cifras relacionadas con los niveles de ingreso, ya que, se trata de un fenómeno muy complejo que tiene muchas aristas. En este sentido, el Índice de Desarrollo Humano, que desde 1996 publica el PNUD en nuestro país, incluye la pobreza como parte de la mirada del desarrollo humano, lo cual permite "…reconocer el carácter multidimensional de ésta y por lo mismo la necesidad de abordarla con una mirada conceptual y metodológica que vaya más allá de la visión unidimensional de la mera pobreza de ingresos. En el esfuerzo realizado en Chile se apunta a asumir más bien una perspectiva de "pobreza humana", donde el énfasis se pone en las "capacidades disponibles" más que en las "carencias" de las personas". De manera que, los informes de Desarrollo Humano pretenden entregar una mirada conceptual distinta, que permita un marco general al tema de la pobreza y a las alternativas para su superación.
Estos informes, que tratan los problemas de los chilenos de forma integral, plantean que la pobreza debe ser asumida por toda la sociedad y no sólo por aquellos que la padecen. En este contexto, apelan a la responsabilidad social de la ciudadanía y de las instituciones, así como a una mayor inclusión social: "…la pobreza y la inequidad constituyen limitantes para la ampliación del desarrollo humano del país, que requieren para su superación de acciones colectivas que incrementen la capacidad de las personas de ser "sujetos sociales" y no meros receptores de los beneficios del desarrollo".
Sin embargo, y de acuerdo a los informes del PNUD, el proceso modernizador por el que atraviesa nuestro país, tanto en el plano económico como social y cultural, está llevando a nuestra sociedad a un deterioro de la sociabilidad y a un aumento del individualismo, que se manifiesta en "…un alto grado de desconfianza, una asociatividad precaria, la descomposición de las identidades colectivas tradicionales e incluso cierto debilitamiento de la cohesión intergeneracional en la familia.
Lo anterior se expresa en lo que algunos han llamado patologías del vinculo social(…)como la violencia intrafamiliar, la violencia sexual, la toxicomanía, los actos de incivilidad y desborde anómico, el aumento de la delincuencia juvenil, entre otras" .
Es importante entonces, lograr una integración de las dos caras de la modernidad: por una parte las tendencias de la economía y por la otra la sociedad y la cultura. Al respecto cabe aludir a los resultados del Informe del PNUD/2000, que señala que en nuestra sociedad existiría una "diversidad disociada", lo cual, podría parecer preocupante si lo interpretamos, simplemente, como una disgregación y debilitamiento de las relaciones y redes sociales. Sin embargo, al efectuar una real valoración de nuestra diversidad, en un mundo globalizado, en que se privilegia especialmente la heterogeneidad por sobre la homogeneidad cultural y social, "…puede haber una multiplicidad de Nosotros, muchas veces contrarios entre sí, siempre que existan vías de comunicación y traducción entre los diferentes colectivos. El problema no radica en la variedad sino en la capacidad para poner a conversar y compartir a los diferentes Nosotros" . En esta valoración esta la apuesta para potenciar nuestro capital social, conformado por una gama diversa de formas de sentir, de pensamientos, de posturas y visiones de nuestra sociedad.
En este sentido, "…una condición básica para el diálogo social, es sin duda, la utilización del ámbito público. Sólo en este espacio a la vez abierto y compartido, las personas pueden elaborar el lenguaje y los códigos interpretativos capaces de dar cuenta de lo que les pasa". Habrá que volver a potenciar la "polis", como espacio de debate, encuentro y consensos; como el lugar de la sociedad donde se tomaban decisiones políticas y sociales. Al respecto, resulta fundamental establecer relaciones entre el Estado y las organizaciones tanto empresariales, como de la sociedad civil, potenciando y fortaleciendo los nexos entre ellos, para generar capital social, que permita abordar los temas de relevancia, en nuestro país, como la superación de la pobreza.
Entre los temas que el PNUD le ha planteado al Gobierno chileno, están:
- Adoptar un marco conceptual de pobreza humana;
- Desarrollar una estrategia nacional para eliminar la pobreza en forma explícita y multidimensional;
- Re-enfocar la descentralización y otros asuntos, que conciernen al Gobierno como a la sociedad en su conjunto, tales como Medio Ambiente, Perspectivas de Género y Responsabilidad Social Empresarial, desde un punto de vista de reducción de la pobreza y de la inequidad;
- Re-centrar el tema del trabajo en la agenda social;
- Considerar el proceso de globalización en las políticas sociales;
- Promover el papel de la sociedad civil, su participación y la asociatividad; y
- Complementar la política económica y la social.
El establecer una relación entre temas económicos, sociales, políticos y culturales, en un debate abierto y público, que involucre a todos los actores y sujetos sociales, debiera permitir el logro de un desarrollo humano, para superar la pobreza en nuestro país. Pero también, para alcanzar una conciencia ciudadana, suficientemente resistente a los embates de una globalización que, más bien, ha traído el desarraigo del sistema social. Aún así, "…la globalización no anula la urgencia de un proyecto de país en Chile, más bien lo vuelve doblemente urgente: por la propia convivencia y por la necesaria incorporación en la comunidad global…" , no sólo desde el punto de vista económico, sino que también cultural.
Reflexión final: ¿Es la Responsabilidad Social Empresarial, un herramienta efectiva para el combate contra la pobreza en Chile?
Esta pregunta es difícil y compleja de responder, pero constituye una interesante reflexión, por cuanto en su planteamiento, está involucrado el futuro, no sólo del desarrollo económico, base para el crecimiento en todos los ámbitos, sino que también del capital social y humano de nuestra sociedad. A propósito de la RSE, se habla también, de crecimiento económico responsable.
Sin embargo, la responsabilidad como concepto involucra también a la libertad como concepto, con matices tanto económicos como éticos y filosóficos. En este contexto, ser empresario o emprendedor, significa tener responsabilidades, pero también libertad para elegir actuar de una u otra forma, seguir por uno u otro camino, "…pero cuando las elecciones tienen un impacto social, tengo que responder ante la sociedad y por eso he de medir muy bien mis pasos.
En este sentido a nadie se le oculta que las organizaciones y las instituciones tienen una responsabilidad social innegable, no sólo porque sus opciones repercuten en la sociedad, sino también porque los fines que persiguen son sociales".
La RSE como una práctica cada vez más reconocida en el ámbito empresarial, involucra valores éticos que hasta hace unas décadas no se relacionaban con el actuar de los negocios, en general. Su rol estaba asociado sólo a la acumulación de riquezas, proporcionar empleo y cumplir con normativas y leyes, especialmente tributarias. Sin embargo, hoy se entiende la empresa como un sujeto o actor social, con un nuevo rol dentro de la sociedad. "La empresa hoy, requiere de un buen entendimiento de la sociedad no sólo en términos de producción y difusión de bienes y servicios, sino también requiere de una experiencia de vida social como lugar de aprendizaje comunitario, como expresión de acciones filantrópicas, como espacio de resolución de conflictos y de responsabilidad social (…) las organizaciones empresariales y sus líderes, comienzan a verse como ciudadanas responsables por su entorno, del cual dependen y se fortalecen".
Las empresas que asumen su responsabilidad social, entiende que "…ser empresa ciudadana significa poseer una cultura organizativa que otorgue coherencia al negocio propiamente tal, con un sistema de valores reconocidos públicamente por la organización empresarial(…)lo cual significa tener una ética compartida por todos sus miembros, que le otorga identidad y un sentido de trascendencia al proyecto empresarial en ejecución, el cual se inserta en un espacio mayor y que posibilita la sustentabilidad social y ambiental de la economía". En este sentido, se detecta en algunas empresa, especialmente de capitales extranjeros, que han asumido estrategias de responsabilidad social con una visión ético-valórica. Es decir, el actuar empresarial, emana de los valores que sustentan las personas que dirigen y toman decisiones en una compañía. A su vez, le otorgan sentido a la acción empresarial, instalándose en sus planes estratégicos, tanto en sus relaciones internas, con sus trabajadores, clientes, etc., como en sus relaciones externas, con sus "stakeholders" y la comunidad en general.
Algunas grandes compañías chilenas, han ido asumiendo acciones de RSE con recursos propios, mediante el apoyo a instancias de educación para niños, jóvenes o adultos, a través del trabajo voluntario de sus propios trabajadores, o a través de la creación de Fundaciones; o también, apoyando diversos proyectos sociales, mediante el establecimiento de alianzas con organizaciones no gubernamentales. Es el caso de CMPC, CCU y algunas empresas forestales, por ejemplo. Sin embargo, no han asumido una estrategia formal de RSE y mas bien, predomina una visión cortoplacista en las donaciones.
Pero "… se observan empresas que avanzan en esta línea y que tienen dentro de sus propósitos crear una estrategia formal de RSE". Lo cual muestra que existe ya, un gran avance en términos de toma de conciencia de parte del empresariado chileno, para la adopción de buenas practicas, en términos de RSE.
Sin embargo, es fundamental continuar avanzando, hacia la comprensión de la RSE como una estrategia empresarial, que permitiría superar los actuales niveles de pobreza en nuestro país, por lo tanto "…es necesario que los empresarios tomen conciencia de que la superación de la pobreza, mejora los resultados de los negocios". Es decir, que para hacer buenos negocios, es fundamental elevar la calidad de vida y los niveles de ingresos de la población más vulnerable, lo que permitiría un aumento de su poder adquisitivo, por esto es muy conveniente superar los actuales índices de pobreza en el país.
Sin embargo, muchos empresarios chilenos "…no comprenden esta realidad, incluso muchos de ellos no lo creen. Una de las razones que puede explicar lo anterior, es que más allá de cualquier postura ideológica, existe la tendencia a cree que la pobreza no puede ser superada, más allá de este fatalismo, es necesario reconocer que sí es posible eliminarla siempre y cuando en ese esfuerzo solidario participen todos". Es más, en "…un análisis pormenorizado de la mayoría de las iniciativas de donaciones privadas jamás han considerado que a través de ellas es posible lograr un cambio social más profundo en la realidad de aquellos sectores más vulnerables".
En la lucha contra la pobreza, el parámetro que más se utiliza, es la educación. Eliminar el analfabetismo, bajar los índices de deserción escolar, aumentar el acceso a capacitación técnica para adultos, que requieran especialización en diversos oficios, para aumentar su empleabilidad, etc., son algunos de los aspectos en los que el gobierno ha puesto mayor acento.
Pero es fundamental, que este sea un trabajo conjunto y comprometido entre el gobierno, el empresariado y la sociedad civil, especialmente en la elaboración de Políticas Sociales sectoriales, poniendo mayor énfasis en aquellas dirigidas a grupos prioritarios. Asimismo, paralelamente al tema de la educación, es importante, que las personas más vulnerables "sientan" que son incluidas socialmente, como seres humanos valiosos. Resulta relevante que se instale en la ciudadanía una conciencia reflexiva que permita fortalecer la intervención de las personas en la vida pública.
En este sentido, para desarrollar el potencial reflexivo y propositivo de cada ciudadano, el papel del Estado debiera centrarse en fortalecer y dinamizar a las organizaciones de la sociedad civil. Al respecto resulta fundamental la integración de los individuos en la vida pública, ya sea, a través de las distintas organizaciones sociales comunitarias o de los partidos políticos, que permitiera reivindicar el espacio público como espacio de todos.
Un aspecto importante que fue destacado en el apartado anterior, a propósito de la pobreza, es la distribución del ingreso y la concentración de éstos en los estratos socioeconómicos más altos. Cabe destacar que los grupos que presentan mayor vulnerabilidad al ritmo de crecimiento económico, son precisamente los hogares con menores ingresos. Asimismo, la pobreza se concentra en unas regiones más que en otras, siendo las regiones séptima a décima, especialmente la novena, las de mayores carencias. En este contexto, la descentralización de la Políticas Públicas, tanto en términos de distribución de los ingresos, como de decisiones sectoriales, resulta fundamental para focalizarlas en los sectores más vulnerables y hacia las regiones más pobres. Pero también el empresariado regional, juega un importante papel y en este sentido, son muy pocas las empresas ubicadas fuera de la Región Metropolitana, con excepción de algunas forestales, que han emprendido acciones de RSE. Cabe considerar que existen en el sur de nuestro país, grandes consorcios empresariales, como las salmoneras de capitales japoneses, que están obteniendo importantes beneficios económicos, ¿qué acciones de buenas prácticas, en términos de responsabilidad social hacia la comunidad, están efectivamente realizando?
Sin embargo, como también señaláramos en el apartado anterior, la pobreza no es sólo material y por tanto no se expresa solamente en términos de ingresos; también hay una pobreza humana, que tiene que ver con la calidad de vida de las personas, la cual, no sólo se mejora con mayores ingresos. Pero estos son fundamentales para llevar a cabo el trabajo conjunto, en la derrota contra la pobreza. En esta tarea la empresa chilena tiene un importante rol, que por cierto le incumbe directamente.
Tal vez, la implementación de la RSE, desde una óptica de los valores éticos, pueda interpretarse como una forma de "limpiar la imagen" de las empresas y los negocios, que históricamente han sido los dueños de los medios de producción y quienes explotan a los trabajadores, protegiendo los intereses de una clase dominante. Sin embargo, en el mundo globalizado de hoy, en que la información y el conocimiento son tan relevantes, se ha relativizado la propiedad de los medios de producción, como un aspecto determinante en las esferas de poder, siendo el saber, el que se ha instalado en su lugar. Lo relevante es que en términos de implementación formal de una estrategia de RSE, algunas empresas chilenas ya han comenzado a adoptarla, e incluso ya ha dado importantes frutos, y aún cuando todavía es incipiente, se está caminando hacia una mayor formalización. Queda un largo camino por recorrer, pero lo importante es que ya se ha iniciado.
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EDITH REBOLLEDO MOLLER
Socióloga.
UNIVERSIDAD DE CHILE
Facultad de Ciencias Sociales
Departamento de Sociología
Escuela de Postgrado