Influencia de la cultura Haitiana en la conformación de la identidad cultural del poblado de Colombia (página 2)
Enviado por Everardo Ramoz Alvarez
Valorar los aportes de la cultura haitiana en la conformación de la identidad cultural del poblado.
Objetivos Específicos.
1. Caracterizar los elementos de la cultura haitiana como proceso identitario del municipio.
2. Demostrar que los valores intrínsicos en esta cultura se mantienen presente en nuestra identidad.
El estudio integrador de los valores históricos, económicos y socioculturales de la cultura haitiana permitirá perpetuar y salvaguardar la memoria y acervo cultural como alegado generacional a los núcleos poblacionales existentes.
El proceso de investigación reconstructiva del pasado dio la posibilidad de recontectualizar el presente, tomando los elementos apartados como sedimentos para la conformación patrimonio intangible local.
CAPITULO I:
Reflexiones teóricas
Epígrafe: 1.1: Cultura
Las colonias del sur del actual municipio fueron la sede de los braceros; barracones insalubres abrieron sus puertas, sus costumbres traídas de Haití comenzaron a crecer.
La forma de velar a sus muertos, fiestas, bembe, comidas, constituyen aporte al desarrollo cultural del territorio.
Un ejemplo actual se ve en el grupo portador Petti Cosiat que mantiene viva su música, cantos y danzas.
Reflexionar sobre aspectos que inciden negativamente en la influencia que ejerce la cultura haitiana sobre la identidad cultural del territorio.
1. Insuficiente trabajo de investigación científica.
2. No se estimulan las tradiciones lo que impide justificar su valor real sin profanación de ritos y costumbres.
3. En el plan de desarrollo cultural no siempre se incluyen eventos que estimulen los procesos de continuidad generacional.
Investigar los rasgos identitarios de la cultura haitiana que porta el grupo Petit Cosait, constituye un estudio significativo en la determinación de diferentes elementos de gran importancia para el municipio de Colombia; para ello, es indispensable el abordaje teórico de un conjunto de ideas, argumentos y definiciones que han aportado varios estudiosos por disímiles décadas y que son de suma importancia para el desarrollo de esta investigación.
La cultura, la identidad, la memoria y la danza, son elementos que no pueden faltar a la hora de estudiar al grupo Petit Cosiat, pues son la razón mediante la cual se han mantenido portando una serie de costumbres y tradiciones que lo han marcado de forma significativa en Las Tunas, en Cuba y también en el extranjero.
Los orígenes del término cultura, así como los estudios relacionados con su contenido, son sumamente antiguos. Los antropólogos culturales que han intentado rastrear la historia del concepto de "cultura" (entre ellos Kluckhohn y Lowie) no lo encontraron más allá de la segunda mitad del siglo XVIII.
El análisis del fenómeno cultural avanza y se divulga en el siglo XVIII, en cuya primera mitad, comienzan a aparecer los primeros indicios, representados en la obra de Juan Bautista Vicó, quien consideraba que la cultura se identificaba con la naturaleza común de las naciones, resultando simultáneamente una historia de las ideas, de las costumbres y las acciones del género humano.
La figura de Vicó, marcó una etapa en la toma de conciencia del problema. Sus escritos sirvieron como punto de partida y como estímulo para que algunos estudiosos del tema incursionaran con profundidad en este tema. Así surgieron innumerables conceptos y definiciones, que giran en torno a la vida espiritual del hombre, fundamentalmente, las creencias, costumbres, ideas colectivas, conocimientos, en fin a su existencia subjetiva.
Más tarde, se comienza a reconocer el carácter objetivo de la cultura, lo que logra un mayor auge, con los aportes dados por el Marxismo-Leninismo, a la gran gama de teorías y conceptos culturales.
Al analizar algunas de las literaturas correspondientes, pudimos apreciar que los clásicos de esta teoría no establecieron un concepto de cultura como tal, sin embargo, a partir del uso que hicieron del término, se define implícitamente el siguiente concepto: "Conjunto de valores, modo de actividad y productos generales del grupo humano; logrados y establecidos a través de la historia, en la realización de los objetivos y la labor común general". (Colectivo de autores, 1985: 12)
Se abarcan tanto los procesos de producción y los bienes producidos, como los valores en la más amplia comprensión axiológica. Se destaca la forma en que lo natural (el hombre y el medio) y lo social, están integrados como órdenes complementarios e inseparables, en el proceso cultural.
Otra de las definiciones analizadas en el trabajo fue la de Graciela Pogolotti en conferencias sobre la promoción cultural, expresó: "Cultura es la huella que ha dejado el hombre sobre la faz de la tierra", a partir del postulado…"que es el resultado del hombre por dominar la naturaleza y por establecer las más adecuadas relaciones sociales". (Vázquez, 2000:12).
La idea en esta definición gira en torna a el hombre como fuente generadora de valores culturales, tanto materiales como espirituales, en la misma medida en que éste es portador de los valores que ha adquirido a través de la historia. Es esto precisamente lo que considero su principal aporte.
Aurelio Alonso, define cultura como: "La cultura es el objetivo mismo del desarrollo, asumida como la realización humana en toda su extensión, por tanto, esta trasciende lo económico tratado desde una concepción cultural". (Alonso, 1998: 83). Aquí se evidencia tal repercusión de la cultura como proceso, en su amplia dimensión y espectro de acción.
Según la doctora Migdalia Vázquez Pons (Vázquez, 2000:14).
"La cultura es un sistema de la producción espiritual que revela el proceso de creación, distribución y consumo de los valores espirituales; todo lo cual el hombre hace en pos del mejoramiento de la calidad de vida, en fin la herencia espiritual de un conglomerado de personas". Así lo considera Migdalia Vázquez Pons (Vázquez, 2000:14).
En este caso se opera desde la acepción, se puede decir, subjetiva (espiritual) del término de cultura, quedando al margen el esquema objetivo (material), con el que se debe enfocar además este concepto.
Néstor García, por su parte, considera que cultura es el "Conjunto de realizaciones humanas que ha trascendido a nuestros tiempos y permite al hombre contemporáneo, conservar, reproducir y crear nuevos valores para la transformación de su medio social y natural. (Notas de clase).
Aquí se evidencia un tratamiento más objetivo del concepto de cultura; Similares valoraciones hallaremos en el concepto de cultura, ofrecido por la UNESCO:
"Es la interpretación global o de la naturaleza, un sistema total para comprender y cambiar el mundo. La cultura abarca todas las expresiones productivas del ser humano tecnologías, económicas artísticas y domésticas, implica una relación sistemática entre cada aspecto de la vida tal como este s vivido.
Es el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y afectivos que caracterizan a una sociedad o grupo social, engloba no sólo las artes y las letras, sino también los modos de vida, derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias." (Notas de clases".
En este aspecto es notable la presencia de un elemento de gran significación, siempre que incursionemos en el campo de la cultura; nos referimos al modo en que la cultura distingue los grupos, comunidades, pueblos, etc., partiendo de sus características más esenciales.
En sentido general, y partiendo de un análisis global de todos los conceptos relacionados (aunque en el análisis particular de cada uno de ellos, no detallamos ciertos elementos), consideramos de suma importancia, dada la complejidad de la temática, detenernos en algunos aspectos:
El concepto de cultura puede ser y ha sido generado de diversas maneras. No obstante en términos generales, siempre se mantiene lo esencial, donde sobresale el rasgo colectivo y social de la cultura, el de responder a un sistema complejo de relaciones productivas y humanas en general, así como ser el resultado del proceso histórico social integral, por lo cual implica toda la tradición y la herencia cultural.
Además no se hace referencia a las determinantes climatológicas en el desarrollo étnico de los grupos, comunidades, etc.; la primacía le es conferida a los factores sociales y espirituales esencialmente. Esto constituye una de las limitaciones más notables en el tratamiento conceptual del proceso cultural, si se tiene en cuenta que un clima húmedo, por ejemplo, estimularía los correspondientes hábitos, costumbres, modos y estilos de vida, producción de bienes y consumo, etc., todo lo cual se expresa en el vestir, las comidas, formas constructivas.
Se opera con distintos tipos de conceptos de cultura, en función de la ideología, el tipo de actividad a explorar, métodos de trabajo, en fin, según los intereses de investigación y las concepciones sociopolíticas de los investigadores.
Ahora bien, la cultura no significa todo lo que el hombre hace, sino lo que hace reflexivamente y con arreglo a las normas, fines, hábitos y aprendizaje en correspondencia con el medio natural y social en que se desarrolla
De modo que toda asimilación humana de la naturaleza, es imposible, sin que medie un proceso cultural. La cultura, se opone dialécticamente a la naturaleza; es un proceso dialéctico de negación y síntesis, pues mantiene los conocimientos, productos y logros del pasado, adecuados al presente.
Queda demostrado así, la complejidad de la cultura, plena de elementos en relación, de aristas y formas; una multiplicidad imbricada en un orden general íntegro, lleno de contradicciones y todo tipo de tensiones, plena de facetas disímiles e innumerables en una resultante nada homogénea, pero si conformada por un amplio engranaje de interrelaciones que comienzan en un complejo integral.
La cultura es ampliamente analizada y debatida, y sus conceptos son frecuentemente remodelados. En el presente estudio, partiendo de los conceptos y valoraciones referidas, siempre que se utilice el término "cultura", nos estamos refiriendo a:
"Sistema de valores, usos y significados, que determinado grupo social, le asigna a sus bienes materiales y espirituales, condicionados por los factores históricos sociales y físico naturales, del medio en que se desenvuelven, que a su vez le permite mantener y desarrollar su identidad".
Epígrafe: 1.2: Identidad
El término identidad posee diferentes significados y se utiliza en una variedad de contextos que necesitan ser distinguidos para evitar confusiones. Un primer significado de identidad es el principio ontológico de identidad o de "no contradicción" que afirma que todo ser es idéntico consigo mismo y, por lo tanto, una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y desde un mismo punto de vista. Este principio establece que dos proposiciones contradictorias no pueden ser falsas o verdaderas al mismo tiempo y que una idea contradictoria no tiene sentido.
Sin embargo, para muchos filósofos modernos la reflexividad era crucial para la identidad humana y marcaba una diferencia importante con la identidad de las cosas inanimadas y los animales. Por eso insistían en que la auto-conciencia y el auto-reconocimiento eran elementos necesarios de la identidad humana. Por lo tanto, el problema para ellos era establecer qué era lo que garantizaba el auto-reconocimiento en el tiempo.
Cada sujeto social, individual y colectivo, posee una identidad como conciencia de sí mismo, construida en su interacción con los otros, en un sistema de relaciones sociales de las que es expresión en constante cambio y contradicción.
La identidad es necesidad sentida de arraigo y pertenencia, participación y autorrealización, que se expresa en las formas de actuación humanas a las cuales da sentido y continuidad, ello no implica quietud, sino por el contrario evolución, cambio dialéctico y desarrollo, como expresión de las contradicciones que se superan
Con acertado ajuste a la contemporaneidad aparecen las reflexiones de Rosalía Díaz sobre identidad cultural:
identificada en este sentido con la percepción, conciencia, modo de actuar y pensar de los miembros de una comunidad, pueblo o nación, acerca del medio natural y social en que se desenvuelven, a la forma en que las personas se conocen como algo singular respecto a otros, mostrado a través de sus sentimientos, actitudes ante la vida, acciones creadoras y expresiones culturales. Un proceso consciente de reconocimiento, asimilación y creación. (2001:26)
En esta relación individuo-comunidad es fundamental para lograr la afirmación de una identidad, en la cual constituyen factores primordiales los elementos geográficos, históricos étnicos, lingüísticos e ideológicos. Y es que la identidad cultural no puede verse como un concepto abstracto, sin una correspondencia clara con la realidad social, sino que se deben buscar sus expresiones en la vida cotidiana, en las imágenes y representaciones sociales de un proyecto que se aspira a alcanzar o crear a partir de la sociedad existente; en las tradiciones que se heredan y que se transmiten a las nuevas generaciones.
Puede afirmarse que la identidad constituye, en esencia, un proceso sociopsicoantropológico de comunicación que es interculturalidad; por tanto, no es suficiente referirse solo a lo distintivo de una entidad cultural, en un momento de su devenir, sino el tipo de relación que ha tenido, tiene o establece con otras entidades culturales, sobre la base de su dialéctica fenoménica, no congelable.
Las relaciones de los individuos son esenciales a la hora de analizar su identidad cultural, al verse desde el enfoque comunicativo se puede concluir que el hombre se interrelaciona con su entorno social, donde vive y participa.
CAPITULO II:
Influencia de la cultura Haitiana en la conformación de la identidad cultural del poblado
El proceso de avance tecnológico produce una fuerte ola de inversiones norteamericanas en la producción de azúcar y con ello la llegada de braceros antillanos de diferentes regiones del caribe; fundamentalmente Haití.
Los haitianos echaron sobre sus hombros su jolongo lleno de costumbres y tradiciones y se hicieron al caribe rumbo a Cuba, para entregarse a los más duros trabajos del campo en los diferentes bateyes de los centrales azucareros.
Elia, nacía con una población importada de otras provincias y reforzada de emigrantes, que eran capaces de trabajar por unos céntimos, de sol a sol.
Esta inmigración antillana en Cuba comienza su historia en las tres primeras décadas del siglo XX siendo considerable la entrada de haitianos en relación con la de jamaicanos en calidad de braceros empleados como fuerza de trabajo en el sector azucarero y cafetalero de la zona oriental del país principalmente. Surgen así las llamadas "haitianadas" como se les denominó peyorativamente, las que partían desde la costa sur de Haití hacia la costa sudoriental de Cuba. Este tráfico de braceros entre Haití y Cuba estuvo controlado por contratistas haitianos que eran utilizados por las compañías norteamericana, quienes veían en estos hombres y mujeres mano de obra barata y disponible a sus intereses, como se ha mencionado con anterioridad.
Estas oleadas migratorias que se incrementaron con el decursar de los años, como evidencia el decenio 1921- 1930 en el cual de 153 351 inmigrantes antillanos, 114 495 eran haitianos, dieron lugar al asentamiento poblacional de comunidades haitianas principalmente en áreas que comprenden las actuales provincias Camagüey, Las Tunas, Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo.
Las dificultades con las que tropieza el haitiano una vez llegado a nuestro país, les impone un problema hasta el momento no pensado: la adaptación sociocultural en el país rector. En este sentido, este inmigrante se somete a un nuevo sistema social y tradiciones culturales hasta cierto punto diferentes a las de su pueblo de origen, considerando de vital importancia la protección y conservación de su identidad cultural.
Los vaivenes en el precio del azúcar en el mercado, la crisis económica mundial y el factor de oposición interna de los trabajadores cubanos hacia la inmigración laboral extranjera, incitarían el panorama de rechazo, los decretos-leyes y demás instrumentos gubernamentales que provocaron la interrupción de la llegada masiva de estos inmigrantes luego del año 1931, así como la repatriación forzosa y salida de miles de antillanos, en especial de haitianos y jamaicanos.
Transcurrido los años seguirían, en menor medida, otros tránsitos y arribos de haitianos a Cuba -incluidos los perseguidos políticos y de otra naturaleza escapados del régimen de terror que implantó Francoise Duvalier en Haití-, con lo cual se iría conformando una masa de residentes haitianos y sus descendientes en las más precarias condiciones de vida y de presión social, condicionante de la percepción y del trato otorgado a los antillanos y a sus "pichones".
En esta etapa, escenas intensas de la captura de los emigrantes haitianos en los campos cubanos, hace que se llenen de temores y esto provocó un aislamiento cada vez mayor, conduciéndolos a estrategias de asentamientos en zonas cada vez más distantes e intrincadas. Esto trae consigo la aparición de las minorías étnicas, legal, económica y socialmente segregadas en casi todos los países, desarrollando la conservación y persistencia de la cultura haitiana.
La misma, como una de las más altas expresiones del acervo continental, y en particular de la región caribeña , puede definirse como manifestación de una auténtica cultura de resistencia, cuyos valores de su heredad socio histórica es depositaria de una acentuada representación de su etno, lo cual se muestra desde su lengua criolla , sus artes plásticas, su música, arte culinario , hasta lo esotérico y sobrecogedor del vodú; resultado este último de las más intrincados asuntos sincréticos del catolicismo popular.
En tanto la cultura haitiana es símbolo del verdadero sentido de las tradiciones y costumbres populares y de su capacidad de dar auténticas respuestas a la espiritualidad de sus protagonistas, favorecidos por la valiosa conciliación definitiva de la reforma de Europa y África en la formación de su identidad cultural de sus profundas raíces africanas.
La década del 20 del siglo pasado cientos de haitianos fueron a parar a los principales bateyes de la región: San Rafael, Ingenito, La Vega, Montefresco, San José, El Sao, Corojito, Covadonga, La Julia, Laguna, La Zorra, entre otros .En estos lugares de asiento, el haitiano se empezó a identificar con el entoro natural y social. Sus fiestas de santos, la ceremonia cultural más importante conocida por Bembé, están dedicadas al cumpleaños de algunas deidades como Leguá, Changó, Babalú Ayë, Ogún Guerrero, entre otros.
El grupo Peti Cosiat está conformado por descendientes haitianos los cuales mantienen vivos los bailes El Gagá, Minué, Congó. Mantienen su estructura original y son merecedores del premio Memoria viva.
Existen elementos probatorios que esta cultura incursionó en diferentes formas de la literatura como la cuarteta y el cuento.
En los bateyes de esta región se practicaba el Boda haitiano con ritos especiales "Fernando Ortiz en su libro de estudios sociológicos señala "en África existe la ofiolatría, cosa indudable allí como todos los países y épocas donde el hombre no vive apartado de la naturaleza, donde los ofidios de gran tamaño abundan en la región " . Continúa "la ofiliolatría existió hasta en los indios tainos de Haití y Cuba ".
"El Vodú se llamó en Haití a todo lo religioso. Dioses, ídolos, fetiches, creencias, majá, bailes, instrumentos y cantos" Fin de la cita
Las raíces mágico religiosas (especialmente la práctica del Vodú); la unidad y estabilidad familiar, asegurando de esta forma la continuidad de sus expresiones socioculturales; la lengua de origen (el creole), son portados por esta agrupación y los mismos trascienden en la actualidad
En estos bateyes del central Elia, hoy Colombia, se conocieron como brujeros, aunque no se llegaron a destacarse en su curantedería, hubo un representante en El Tres de San Rafael y en Lagunas.
Otros aportes de la cultura haitiana en la región se encuentra en la preparación de sus alimentos con comidas ricas en proteías y calorías (dulce de coco, boniatillo, dulce de maní, gandul, domplín, etc)
Otro aporte es la forma de velar a sus muertos: con fiestas, toque de tambor, baños comidas, etc
Por su parte la danza y la música serán expresiones del colorido, el ritmo vibrante y manifestaciones del sentido de rebeldía e independencia de un pueblo que conserva sus tradiciones como arma fundamental para la no aceptación de la penetración foránea, y el encause pragmático de sus aspiraciones populares.
El proyecto humanista y de base social de la Revolución Cubana adopta estrategias de integración que benefician a los sectores y clases más desposeídos, tales como programas de educación y salud, medidas para la preparación laboral, una nueva política comunitaria, entre otros.
El haitiano ya no es visto como un objeto económico, sino como un sujeto partícipe de nuestra sociedad cubana. Es por ello que no ha de extrañar que su adaptación al contexto social cubano más que una ruptura haya constituido un reforzamiento a su espiritualidad ancestral
Elementos del ritual voduista.
El Vodú es la expresión religiosa traída por braceros haitianos cuyo aporte tiene particular importancia en la conformación de la cultura cubana y caribeña. Es una creencia que está presente con mucha fuerza en la vida del ciudadano haitiano, trasciende los marcos puramente religiosos y se impregna en su espiritualidad y cultura en general. Es por ello, que entre los rasgos culturales seleccionados de manera consciente o no por los grupos de haitianos llegados a Cuba para identificarse entre ellos y diferenciarse a su vez del resto de los grupos antillanos presentes en el nuevo medio a convivir, está la religión como un factor importante. Téngase en cuenta que el vodú no sólo constituyó un movimiento religioso dentro de la cultura haitiana, sino también, fue un movimiento político, ideológico y emancipador presente en las luchas independentistas de Haití.
Vodú es un término genérico con que se conoce la creencia en los espíritus y loas, – sacro númenes, orichas o santos -. Esta fórmula religiosa haitiana ha sido creada por la síncresis de varias ceremonias africanas, principalmente de los pueblos arará y fon del Dahomey, de los Congos y de los de Angola, conjuntamente con un catolicismo introducido por el conquistador europeo. Utiliza como medio comunicativo el creole[1]
El vodú haitiano en Cuba al entrar en contacto con las manifestaciones socioculturales cubanas, sobre todo con su comunidad y religiosidad rural en las zonas orientales, se ha ido nutriendo de nuevos aportes, reafirmando o revalorizando significados simbólicos en un nuevo contexto representacional.
En la década del 90, en diferentes comunidades haitiano- cubanas – La Caridad, Las Mercedes, la de Antilla, la de Vertientes- entre otras, la práctica del vodú haitiano entre nativos y sus descendientes se ha ido nutriendo de rasgos diferenciables según la particularidad de la zona oriental donde se establecieron estas comunidades; así como las características de estos nuevos grupos portadores. No obstante, se destacan también algunas características generales de esta práctica voduista en Cuba.
Las fiestas del Vodú difieren de algunas características en las provincias donde se practican de acuerdo fundamentalmente al lugar donde viven y lo heredado por cada una de las comunidades haitiano – cubanas existentes en nuestro país.
La fuerza del Vodú para los practicantes es una fuerza que se manifiesta en diferentes dominios de la naturaleza y el cuerpo del individuo. El culto vodú es un sistema simbólico profundamente religioso en el cual el individuo a través de su interacción continua y constante con los loas puede orientarse y realizar su destino.
Las divinidades de la práctica voduista en Cuba son indiferentemente designadas bajo diferentes términos como: loas, santos, espíritus, seres invisibles. Entre los más conocidos se encuentran Legbá, Loco-Atissou, Damballah Wedo y Ayida Wedo, Marassa, Sobo, Ogún Guerrero, Ogún Batalá, Ogún del Río, Gramboá, Criminel, Ibó, Barón Samedi o Guedé, Simbí, Yodón, Ercilí ó Erzulú, esta última conforma el loa blanche, el cual lo integran una pareja de santos, deidades o divinidades.
Cada uno de estos loas, así como sus ceremonias, suelen tener un significado simbólico y diferentes modos de inferencia en la interpretación que de estos realice el creyente. Tal es el caso de los colores que designan a determinada divinidad bien sea en la vestimenta que debe llevar el loa o en el color de las aves a ofrendar. Por ejemplo, Erzilí viste de blanco y se le ofrece una pareja de palomas blancas; Criminel viste de rojo y es símbolo de violencia, bebedor, fumador y gusta del derramamiento de sangre; Ogún Batalá, esposo de Erzilí, viste de blanco y se le ofrece un pollo blanco; Ayida Wedo, esposa de Damballah Wedo, es símbolo del arcoiris y su vestimenta se representa con estos colores, entre otros.
Los practicantes del Vodú dentro de las comunidades de haitianos y sus descendientes realizan diferentes ceremonias, muchas de las cuales corresponden con momentos importantes de su ciclo vital como el nacimiento y la muerte, así como otras al estilo de ofrendas y agradecimientos a los loas o santos por alguna petición realizada. En tal sentido, pueden mencionarse las ceremonias de iniciación de las hounsis, las dedicadas a los loas como la ceremonia manger loa (comida al santo), las del servicio al loa blanche dedicada sólo a los miembros de esta familia de santos, las ceremonias a los muertos y antepasados y las ceremonias adivinatorias en la cual se incluyen las consultas individuales que alcanzan notable reconocimiento entre la población creyente a consultarse, aún cuando no sean practicantes del Vodú ni descendientes de haitianos.
El houngan y la mambó conforman la principal jerarquía religiosa. El primero conocido como sacerdote vodú es respetado dentro de la comunidad religiosa y aun fuera de esta. Es el portador del conocimiento y secretos de la práctica voduista; conoce el comportamiento en la mitología de los loas y puede penetrar en su lenguaje simbólico para que estos ofrezcan sus favores al individuo. La mambó por su parte, es la sacerdotista vodú que colabora con el houngan, preside la ceremonia e invoca a los dioses o loas.
En la conformación del templo vodú o el hounfour, como también se le conoce, se encuentran, además, las hounsis – miembros femeninos que tienen diversos niveles de iniciación-, los maestros de ceremonias, los tamboreros, entre otros.
Al interior del templo vodú se encuentran diferentes objetos rituales que integran los pequeños altares de los loas, así como figuras simbólicas que representan a estas deidades. Por ejemplo, la serpiente de Damballah, el pez como emblema solar, la luna de Erzilí, los vevers dibujos simbólicos o signos sacros trazados en el suelo con harina, tiza o ceniza, que caracteriza a cada loa, entre los principales encontrados.
El espacio simbólico donde se efectúa la mayoría de las ceremonias es el conocido peristilo. Es el salón o cobertizo techado, sin paredes. En el centro de este lugar se coloca el poteau-mitan o poste central como le nombran los haitianos mediante este se puede reconocer la ruta que toman los loas para llegar al mundo humano. Alrededor del mismo se realizan, por las hounsis, danzas, sacrificios, se saluda a los loas, se depositan objetos consagrados a una determinada deidad y tiene lugar la posesión del creyente.
El templo vodú constituye un patrimonio familiar y los poderes y conocimientos del sacerdote son transmitidos oralmente de generación a generación. El houngan es el facultado para elegir un sucesor dentro del núcleo familiar. De ahí la perpetuidad de las creencias y prácticas voduistas en Cuba.
Como las creencias en el Vodú se fundamentan en los poderes de las fuerzas existentes en la naturaleza, son en ellas donde vamos a encontrar los elementos religiosos que la conforman. De ahí el poder sobrenatural, por ejemplo, que adquiere la serpiente dentro del culto. Cuestión esta que en Cuba encuentra su símil con los practicantes de la Regla Conga o Paleros. Así como también que las ofrendas, sacrificios, danzas e invocaciones religiosas se realicen en un lugar donde se esté en contacto directo con la naturaleza, realizándose los conjuros de mayor importancia en el monte.
Otro ejemplo en cuanto a aproximaciones entre voduistas cubanos y paleros se aprecia en el valor que se le da al muerto o espíritu dentro de la ceremonia ritual, el que necesita ser llamado por un nombre individual para que, según sus creencias, se reconozca y acuda "personalmente" a trabajar bajo las órdenes de su dueño o poseso.
Dentro de la práctica voduista en Cuba se pueden citar múltiples ejemplos de similitudes entre esta expresión religiosa y otras de origen africano que se practica en el país. La equivalencia o cercanía se ha establecido sobre la base de aspectos externos. No existe una identificación plena entre las deidades de esta expresión religiosa y otras de origen africano que se practican en Cuba.
En este sentido se encuentran:
Erzilí o Erzulú: Representa el amor, se acerca a la representación simbólica de la Virgen María en el culto católico y con Yemayá y Oshún en la Santería Cubana. Espíritu marino.
Legbá: Figura muy parecida a San Lázaro, cojea y lleva muletas. Pertenece al grupo de los loas de los caminos y las encrucijadas, se le identifica en algunos lugares con Eshu, doble espiritual de Eleguá.
Ibo: Más cercano a la figura de Santa Bárbara o al oricha Changó.
Marassás: Se acerca a los Ibeyis, jimaguas de la Regla Ocha.
Criminel: Personalidad más cercana a Ogún. En algunos lugares se identifica con Changó.
Guedé: Forma el grupo de divinidades de la muerte y los orichas del cementerio o enterradores. Más cercano a Ikú.
Como se observa, sin llegar a ser idénticas las divinidades en el panteón Vodú de las comunidades haitiano – cubanas cumplen funciones religiosas lo mismo que en el panteón yoruba y en el congo. Aspectos que mantienen unidas las diferentes comunidades haitiano – cubanas de la zona oriental del país.
Actualmente, se refuerza el rescate sociocultural de este sector poblacional con el respaldo estatal. Por su parte, la comunidad de descendientes haitianos está realizando un trabajo serio al poner al servicio de la sociedad su cultura, elemento que durante más de seis décadas han guardado como un tesoro entre los inmigrantes que se quedaron unos por necesidad, otros por amor, pero todos cautivados por el encanto de esta su segunda patria caribeña.
En el Vodú el individuo queda vinculado a la familia compuesto por seres visibles e invisibles y así el vivo recibe la herencia del muerto lo que da significación y sentido a su vida. (Macías: 2003, 25p)
La canción que se utiliza en esta ceremonia es:
Difé delacló
Difó delacló (la candela está en mi altar)
Difé na saboyinuó
Difé na saboyinuó.
Las principales ceremonias voduistas son:
Adopciones
Matrimonios
Bautizos
Funerales
Consagraciones
El grupo musical consta de instrumentos que se utilizan solamente con fines rituales:
– Tambores rada:
Seconsd o Tambor medio.
Baula o Pequeño tambor.
Tambor grande, manman, assatar.
Entre las ceremonias del panteón voduista dedicadas a las deidades o loas de la comunidad haitiano – cubano en Las Tunas realizadas por el Grupo Petit Cosiat están:
Ogún (San Paz)
Erzilí Fredá (Santa Cecilia)
Agüé (Virgen de Regla)
Levá (Elegguá)
De Black (Las Mercedes)
Congo (Reina Africana)
Ogún San Paz.
Esta ceremonia voduista dedicada a Ogún San Paz es única en Cuba y sobre todo al loas al que esta dirigida, se celebra el 24 de diciembre de cada año en horas de la noche en la casa de Catalina.
De Black. (Las Mercedes)
Para efectuar la ceremonia de este loas (las mercedes) su vestido, pañuelo y zapatos son blancos, de ahí su nombre que representa la paz y la pureza.
Sentada en un extremo donde se coloca una mesa frente a ella y con un mantel blanco encima se coloca una botella con el vino (Liqué), un vaso con agua y azúcar blanca, vino blanco, en el borde se le coloca un pedacito de pan, se le pone la polvera con talco, perfume que le ayudará a invitarse una asistente que se mantiene al lado de ella, dos banderitas blancas en la mano derecha, luego del rezo que se le ofrece a ella, esta se siente poseída con su espiritualidad no habla, solo observa a su alrededor y las parejas invitadas ejecutan una pequeña coreografía con el baile del merengue haitiano para cerrar la ceremonia.
También utilizan en sus festejos: Machetes para hacer movimientos pugilísticos, a su vez el bailarín desarrolla con esto su habilidad y destreza ejecutando movimientos que simulan cortarse la lengua, la barriga y el cuello.
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En todas las ceremonias se conservan las tradiciones haitianas heredadas de sus antepasados que van desde sus cantos y bailes hasta sus comidas que en a mayoría de los casos han pasado a formar parte de la cocina cubana como son: el ajiaco, el fufú, el potaje, el turrón de maní y de coco.
Conclusiones
El presente estudio se efectuó a través del sistema teórico conceptual que tuvo como eje temático de la cultura haitiana. Esta categoría fue valorada desde diferentes artistas autorales a partir de la óptica crítica de la historiografía marxista contemporáneo. Los métodos y técnicas constituyen un ejercicio indispensable para la obtención de información necesaria acerca de la cultura haitiana. Sus mitos, sus refranes, comidas, tracciones entre otras.
Los bailes haitianos que sirvieron como antecedente a los bailes surgidos posteriormente en esta zona, que a pesar de que han sido estudiados en profundidad por otros autores no se menciona su presencia en esta zona del país, como son: el vodú , el congó, ibó,minué y gagá.
Las manifestaciones músico — danzarias de carácter popular tradicional surgidas en Colombia, que fueron originadas mediante el contacto de las diferentes étnias y la fusión de sus elementos culturales. Como son los bailes de La Calabaza, Don Manuel y el Koteogualé, como componentes del universo danzario popular tradicional del municipio.
A pesar de que se ha comprobado que estas manifestaciones músico-danzarias en otra época gozaron de gran popularidad entre los habitantes de diferentes asentamientos, en la actualidad no están vigentes, sino que han sido revitalizadas para que no se pierdan y sigan siendo parte de la memoria histórica y el universo cultural de la localidad
Recomendaciones
A partir del estudio realizado se recomienda socializar la investigación y de esta manera contribuir a que se conozca el patrimonio cultural del territorio, sobre todo por parte de las nuevas generaciones y el pueblo en general.
Utilizar como material de consulta, para los estudiantes de la Sede Universitaria del municipio de la carrera Estudios socioculturales.
Se recomienda como material de apoyo para próximas investigaciones que permitan el rescate y conservación de la cultura popular tradicional.
Autor:
Lic. Silfredo Ángel Calvo Céspedes
Coautoras:
MSc: Juana Margarita García Pérez
MSc Yelenis María Fernández García
Especialista en Psiquiatría: Amelia del Rosario Puerta González
Enviado por:
Everardo Ramoz Alvarez
Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas
Centro Universitario Municipal "Cándido González Horta "
Institución: Sede Universitaria "Cándido González Horta".
Municipio Colombia, Las Tunas Cuba.
Avenida Libertad N0 82 entre 9 y 11 Reparto El Triángulo. Colombia, Las Tunas. Cuba
UNIVERSIDAD VLADIMIR ILICH LENIN
LAS TUNAS
[1] Creole: Lengua nacida de la simbiosis fono lingüística producida entre el francés y las lenguas y dialectos africanos principalmente el fon y que hoy constituyen el idioma nacional haitiano y el segundo idioma extranjero, incorporado como lengua materna, más hablado en Cuba.
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