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La concepción del Apóstol sobre el ideal de hombre y los retos de la educación cubana


  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Bibliografía

"Al revés de lo que pasa en el mundo palpable, en este mundo incorpóreo, oro es lo que no se compra ni se vende. Hay pocas gentes que tienen pura la nueva clase de moneda: a eso he venido: a descubrir el oro nuevo."

José Martí (O. C. T. 22, pág. 83)

Resumen

La educación cubana y la educación en general en los momentos actuales requiere de aquellos postulados que los filósofos más avanzados de su época declararon y entre ellos cobra vigencia cada día más los planteamientos que sobre el ideario de hombre declaró José Martí.

Introducción

En el siglo XIX aparecen en Cuba los fundamentos de la teoría educativa cubana en la obra y actividad pedagógica de José Agustín Caballero (1762-1835), Félix Varela Morales (1799-1853), José de la Luz y Caballero (1800-1862), y los hermanos Manuel González del Valle (1802-1854) y José Zacarías González del Valle (1820-1851), así como de José Martí (1853 – 1895). Con ellos surge una pedagogía filosófica, de carácter pre científico, pero que sienta las bases para el surgimiento de una con carácter científico.

La intervención norteamericana a fines del siglo XIX y en los primeros años del siglo XX favoreció una gran influencia de la cultura filosófica, pedagógica y psicológica norteamericana la cual se insertó en nuestro desarrollo en la figura de Alfredo M. Aguayo, quien fue el autor de más amplia y destacada creación científica y bibliográfica en materia de psicología educativa y pedagogía en la etapa de la República mediatizada por la injerencia norteamericana.

A partir del triunfo de la Revolución de enero de 1959 cambió la orientación ideológica de la educación cubana en la dirección de la independencia nacional y la justicia social y a partir de 1962, al proclamarse el carácter socialista de la Revolución, comienza a desarrollarse y destacarse una pedagogía materialista dialéctica fundada en la ideología marxista leninista, en la cual influyó poderosamente la pedagogía y psicología soviética, sobre todo la teoría histórico cultural de Lev Vigotski. La obra del psicólogo ruso y soviético Lev S. Vigotski (1896 – 1934), que fue elaborada en los últimos diez años de su vida, ha quedado para la posteridad y sigue actuando en el mundo porque descubrió algo esencial a la luz del materialismo dialéctico: el carácter socio histórico del psiquismo humano y su determinación externa y cultural en la vida social.

Con la desaparición de la URSS y el campo socialista a principios de la década del 90 del siglo XX se creó una nueva situación histórica para la pedagogía en Cuba. Se descubre con mayor fuerza una nueva perspectiva que siempre estuvo abierta, pero que no se desarrolló en años anteriores. La perspectiva de volver a los orígenes de nuestra pedagogía que radican en el pensamiento independentista cubano de Félix Varela, Luz y Caballero y José Martí.

José Martí fue un luchador incansable por la independencia de Cuba. Se esforzó por conducir a los hombres al cumplimiento con el deber y los valores morales. Ejerció en ocasiones el magisterio y nos dejó importantes ideas pedagógicas. Estos tres componentes indudables de su vida y obra fundamentan la afirmación de que Martí se ocupó de la orientación y formación del hombre. Numerosas afirmaciones suyas reafirman este criterio: luchar por el mejoramiento humano fue una tarea central en su vida. Tiene el gran mérito de integrar el pensamiento pedagógico progresista del mundo, a través de toda su obra recrea con toda una fuente incomparable de ideas  y  valoraciones que habrían que recordarlas cada vez si se quisiera decir algo trascendental.

José Martí, el Delegado del Partido Revolucionario Cubano, el Maestro, el Apóstol, nuestro Héroe Nacional, aportó un ideario pedagógico, cuyas principales tesis son claves para derivar hoy, en la construcción científica colectiva del quehacer de los pedagogos cubanos, en revolución permanente, los conceptos, las ideas rectoras, los principios, métodos y procedimientos, enriquecedores de las raíces de la Educación y la Pedagogía cubana,

Al estudiar la obra de Martí se puede apreciar a todo su largo la formulación de su ideal de hombre, y en este se refiere tanto al individuo como al pueblo. Del análisis de contenido de toda la obra del Apóstol se puede concluir que la característica más reiterada de su ideal de hombre es el amor, el altruismo, la orientación social, el sentido del deber social, la bondad, el desinterés, lo cual marcha acorde con su rechazo al egoísmo, al afán predominante de riquezas materiales que encontró en el hombre y en la sociedad norteamericana.

Los rasgos reiterados para el individuo es su fuerza de carácter, su combatividad, su bravura, su valentía, su condición de león, de águila; pero el más reiterado es su creatividad. Esto no ocurre respecto al pueblo, a la nación, pero no debe olvidarse que expresó: "Quien quiera pueblos, ha de habituar a los hombres a crear." (Martí, J. 1975, t.8, p. 15).

Tanto para el individuo como para el pueblo, reiteró el rasgo de la independencia, de la autodeterminación, de la libertad, de la democracia, el alto grado de instrucción, el saber, los conocimientos, las habilidades, las capacidades, la cultura.

Pudieran resumirse que las características más repetidas por el Apóstol en su ideal de ser humano son:

1.- Amor, altruismo;

2.- Creatividad;

3.- Independencia, autodeterminación;

4.- Conocimientos, inteligencia;

5.- Combatividad, valentía.

Como resultado del estudio de la obra martiana aparecen generalidades pedagógicas que actúan en una unidad y que hoy cobran mayor importancia como si fueran escritas para estos tiempos.

Ellas son:

1.- La educación moral y estética del ser humano sustentado en el ejemplo, el amor y la belleza;

2.- La formación intelectual del hombre sobre la unidad de lo sensible y lo racional;

3.- La formación del ser humano en la actividad práctica en unidad de la teoría.

4.- La formación del ser humano a través de la unidad entre la instrucción y la educación.

Desarrollo

La educación moral y estética del ser humano sustentado en el ejemplo, el amor y la belleza fue reconocida a lo largo de su obra, dando una gran importancia al sentimiento, al afecto, en la educación moral. Dijo: "Siendo tiernos, elaboramos la ternura que hemos de gozar nosotros: – y sin pan se vive: Sin amor – ¡NO!…".

"La enseñanza ¿Quién no lo sabe? Es  una obra de infinito amor" y "Sólo va al alma lo que nace del alma". (Martí, J. 1975, t. 21, 110)

Pero es necesario precisar qué sentimientos jerarquizó el Apóstol como los decisivos en la educación moral. Ellos son el sentimiento del amor y el sentimiento estético y de felicidad personal.

El sentimiento del amor y las metas que lo expresan, deben guiar centralmente nuestras vidas y constituyen la vía fundamental de educación, pues el amor a los demás engendra amor en ellos. "Se sale de la tierra tan contento cuando se ha hecho una obra grande". "El amor, como el árbol, ha de pasar de semilla a arbusto, a flor, y a fruto".

El sentimiento estético otorga la felicidad al ser humano y por ello constituye una vía privilegiada para lograr la felicidad del ser humano. "El amor al arte aquilata el alma y la enaltece: un bello cuadro, una límpida estatua, un juguete artístico, una modesta flor, un lindo vaso, pone sonrisa en los labios donde morían tal vez, …, las lágrimas".

Es la unidad armónica, la penetración y el reforzamiento recíprocos del ejemplo del maestro, el amor, la belleza y la felicidad personal, la vía fundamental para educar al ser humano y hacerlo bueno y feliz, así decía el maestro: "Ha de ser limpia la casa, y la conducta". Por el contrario, la separación, la contraposición y el debilitamiento recíproco de estos sentimientos constituyen ejemplos y vivencias nocivas para el desarrollo moral. "Ni pueblos ni hombres respetan a quien no se hace respetar", en otra ocasión reconocía que "la primera libertad, base de todas, es la de la mente: el profesor no ha de ser un molde donde los alumnos echan la inteligencia y el carácter, para salir con sus lobanillos y jorobas, sino un guía honrado, que enseña de buena fe lo que hay que ver, y explica su pro lo mismo que el de sus enemigos, para que se le fortalezca el carácter de hombre al alumno, que es la flor que no se ha de secar en el armario de las universidades". (José Martí. En los Estados Unidos, O.C.T. 12, página 348).

El amor otorga belleza al hombre, el amor es una forma de la belleza, conduce a la belleza y a la felicidad personal pues "ser bueno es el único modo de ser dichoso". Y la belleza, es una forma del amor y debe estar al servicio del amor y la virtud. Dijo el Maestro: "La belleza, por sí misma, es un placer. Hallamos algo bello, y hallamos algo de nosotros mismos". En otra ocasión señalaba: "Esparcir el amor por la belleza es mejorar hombres".

Si el educador entrega su vida al amor a la patria y a la humanidad y a la persona o personas que educa, está dando el ejemplo y además favoreciendo la imitación del modelo en el educando. El Apóstol destacó la importancia del ejemplo y dijo: "Los hombres son como los astros, que unos dan luz de sí y otros brillan con la que reciben", "Para ir adelante de los demás, se necesita ver más que ellos". "Formación de hombres, hecha en lo mental, por la contemplación de los objetos; en lo moral, por el ejemplo diario". (Martí, J. 1975, t. 7, p. 156) "para ser maestro de otros es necesario saber servir". (José Martí. "Mario Fortuna", O.C.T. 28, página127).

Resaltó cómo el amor conlleva el respeto al criterio ajeno por encima de la propia autoridad que engendra el papel de dirigir cualquier proceso "La única ley de la autoridad es el amor" y "Quien ha sabido preservar su decoro sabe lo que vale el ajeno, y lo respeta", ya que reconoció que un maestro debe merecer la confianza de sus alumnos y "Merecer la confianza no es más que el deber de continuar mereciéndola" y no confundir que con esta confianza se haya llegado a la gloria, pues "No hay más que una gloria cierta: y es la del alma que está contenta de sí" porque "Si se es honrado y se nace pobre, no hay tiempo para ser sabio y ser rico".

Sentir el amor e imitar el ejemplo a menudo supone el sacrificio personal, enfrentar los deberes duros de la vida, arrostrar peligros e insatisfacciones. Así expresó el Apóstol: "Debe prepararse a todo hombre a la batalla, a la privación, a la desgracia… La felicidad constante aniña y debilita". (Martí, J 1975, t.9, 445). "Sufrir bien, por algo que lo merezca, da juventud y hermosura". (Martí, J, 1975, t. 20, 212).

En 1895 en Cabo Haitiano, antes de partir a Cuba, escribió a su hermana María Mantilla (Carmita): "Te amo por tu sencillez  y  porque  aborreces como yo, lo falso y lo inútil. Eres natural que es ser buena y feliz".

El amor en sí da respeto y la experiencia e inteligencia con amor favorecen a los maestros, así declaraba Martí: "El genio es simplemente una anticipación: prevé en sus detalles lo que otros no ven aun en sus líneas mayores; y como los demás no ven lo que ve él, lo miran con asombro, se fatigan de su resplandor y persistencia, y lo dejan a que se alimente de sí propio y su fía".

El Héroe Nacional no fue partidario del castigo, ni de la amenaza como vías preferentes de la educación moral. "El hombre sincero tiene derecho al error".

Sin embargo, en la obra martiana el énfasis está puesto en los estímulos intrínsecos al deber que promueven la libertad del hombre".

Dijo: "Siempre lo impuesto es vano y lo libre es vivifico". (Martí, J. 1975. t. 11, 426) "No me parecen definitivas sino las conquistas de la mansedumbre". (Martí, J. 1975. t.9, 16)

Señaló: "Se ha de tener fe en lo mejor del hombre y desconfiar de lo peor de él. Hay que dar ocasión a lo mejor para que se revele y prevalezca sobre lo peor. Si no, lo peor prevalece". (Martí, J. t. 6, p. 22)

En la obra martiana existe un énfasis en la unidad de la doctrina educativa del amor y la belleza con la formación y el desarrollo intelectual del hombre. En la educación, en la formación moral, juega un rol fundamental el conocimiento del mundo, puesto que para Martí lo moral se expresa en los libros de ciencia y en la realidad del mundo, así decía: "Título dan los reyes; pero de ennoblecimiento de alma, ninguno mayor que el que se saca de los libros".

También decía: "Un libro es estopa y espuma si no arranca naturalmente del carácter" y "Un hombre instruido en la ciencia y en la conciencia, ya está en camino de ser Dios".

En el contexto de su obra puede comprenderse que cuando el Apóstol hablaba de amor, de altruismo, se refería en primer lugar al amor a la Patria, así expresó: "La única verdad de esta vida, y la única fuerza, es el amor. En él está la salvación, y en él está el mando. El patriotismo no es más que amor. La amistad no es más que amor". Reafirmaba que "Héroe se puede ser todos los días; pero el verdadero héroe es el que sacrifica su heroísmo al bien de su patria". Dejó legados imborrables a través de sus escritos sobre el amor a la patria, destacándose algunos como: "En la grandeza de la patria y de sus hijos, no es mentira decir que siente crecer el corazón", "La patria es ara y no pedestal", "Honrar a la patria es una manera de pelear por ella".

También habló del amor a sí mismo: "Es deber humano causar placer en vez de pena, y quien conoce la belleza la respeta y cuida en los demás y en sí" y "Hay algo que vale más que la estimación de los extraños: la estimación propia". El amor a los demás: "Se sale de la tierra tan contento cuando se ha hecho una obra grande", o cuando dijo: "No merece escribir para los hombres quien no sabe amarlos".

Hablaba Martí que este sentimiento de amor debía cultivarse desde la infancia: "El amor, como el árbol, ha de pasar de semilla a arbusto, a flor, y a fruto" y debía expresarse en los hombres en su conducta diaria al hacer el bien a todos, al ser bondadoso, del amor a los más necesitados y a los humildes: "Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar", el amor a los padres: "Amigos fraternales son los padres, no implacables censores. Fusta recogerá quien siembra fusta: besos recogerá quien siembra besos", "Las cualidades de los padres quedan en el espíritu de los hijos", también cuando dijo: "Las madres son amor, no razón; son sensibilidad exquisita y dolor inconsolable", "Toda madre debiera llamarse maravilla", "La madre, esté lejos o cerca de nosotros, es el sostén de nuestra vida".

Aludía al amor a los niños: "Los niños son los que saben querer, los niños son la esperanza del mundo", a los ancianos: "No hay cosa más bella que amar a los ancianos; el respeto es un dulcísimo placer. Los ancianos son los patriarcas". El amor a los amigos en quienes reconocía una de las mayores fuerzas del mundo, y del cual sobrarían los pensamientos de su obra: "Amigo es como ser de nuestro ser, como continuación de sí mismo", también "Solo hay una cosa comparable al placer de hallar un amigo; el dolor de perderlo". "El bien más enérgico de la vida lo son los buenos amigos".

Resaltaba Martí a todo lo largo de su vida la importancia y el papel de la mujer, así como el amor y respeto que se le debía: "Es la mano de la mujer, vara de mago", "La mujer, de instinto, divisa la verdad, y la precede", "delicia y manantial de orgullo, es una mujer valiente y abnegada".

Refiriéndose a los hijos fue profundo en sus planteamientos "un hijo, es el corazón", en dedicatoria a su hijo en el libro Ismaelillo le confesó: "Si alguien te dice que estas páginas se parecen a otras páginas, diles que te amo demasiado para profanarte así, tal como aquí te pinto, tal te han visto mis ojos, con esos arreos de gala te me has aparecido. Cuando he cesado de verte en una forma, he cesado de pintarte, esos riachuelos han pasado por mi corazón, lleguen al tuyo", "Hijo: Espantado de todo, me refugio en ti. Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud  y en ti".

Otros pensamientos martianos que hacen expresión del amor:

"La única ley de la autoridad es el amor".

"El hombre solo ama verdaderamente, o ama preferentemente, lo que crea".

"Ella por volverlo a ver corrió a verlo al mirador. El volvió… con su mujer. Ella se murió de amor."

"Los hombres necesitan quien les mueva a menudo la compasión en el pecho y las lágrimas en los ojos; y les haga el supremo bien de sentirse generosos."

"La lágrima es la fuente del sentimiento eterno".

"No hay más que una gloria cierta: y es la del alma que está contenta de sí".

"La enseñanza, ¿quién lo sabe?, es ante todo una obra de infinito amor".

"Amar no es más que el modo de crecer".

"Amor, es la mejor ley".

"El amor no es más que la necesidad de la creencia: hay una fuerza secreta que anhela siempre algo que respetar y que creer".

"Por el amor se ve. Con el amor se ve. El amor es quien ve. Espíritu sin amor no puede ver".

"Esparcir el amor por la belleza es mejorar hombres".

"Por el respeto entra el amor; a quien se desdeña, no se puede querer".

"El amor renueva. Yo lo siento, amando, el generoso olvido, la fortalecedora esperanza".

"Amor es delicadeza, esperanza fina, merecimiento y respeto".

"Sólo ve la luz de un rostro, la mujer de repente enamorada".

"La palabra es una coqueta abominable cuando no se pone al servicio del honor y el amor".

"Que se marque al que no ame, para que la pena lo convierta".

"Lo que mejor sienta a la juventud es la modestia, el pudor, el amor a la templanza, y la justicia. Tales son las virtudes que deben formar su carácter."

"Las piedras del odio, a poco de estar al sol, hieden y se desmoronan, como masas de fango".

Otra generalidad pedagógica del pensamiento martiano es la formación intelectual del hombre sobre la unidad de lo sensible y lo racional o el vínculo de la contemplación viva con el pensamiento abstracto, y para el Apóstol la formación intelectual basada en esta unidad y en la creatividad, conduce no sólo al desarrollo de la inteligencia y del conocimiento, sino también a la formación de convicciones personales y de valores. Señaló: "La imaginación es la vanguardia y como el profeta de la ciencia".

Para el Apóstol la unidad de lo sensible y lo racional es el fundamento, la fuente interna de la formación y del desarrollo intelectual. "Sólo lo directo es poderoso. Lo que otro nos lega es como manjar recalentado". Destacó la importancia de lo sensible, de los objetos percibidos por el niño y de su actividad con ellos como base de la enseñanza sobre la cual ha de actuar la palabra del maestro y del libro, decía: "El hombre es superior a la palabra", "Pensar es abrir surcos, levantar cimientos y dar el santo y seña de los corazones".

Explicaba la importancia de que la enseñanza fuera un diálogo entre profesor y alumno basado en la experiencia del estudiante, no un monólogo del profesor aislado de la experiencia y de la práctica. "No hay mejor sistema de educación que aquel que prepara al niño a aprender de sí". En la unidad de lo sensible y lo racional está la fuente de la creatividad intelectual, pero el Apóstol concibió esta unidad en el contexto de la práctica, de la actividad del hombre dirigida a la satisfacción de sus necesidades. "Es necesario que los niños no vean, no toquen, no piensen en nada que no sepan explicar", expresó en una de sus escritos de la Edad de Oro cuando conversaba con los pequeños que "la enseñanza por medio de impresiones en los sentidos es la más fácil, menos trabajosa y más agradable para los niños, a quienes debe hacérseles llegar los conocimientos por un sistema que a la vez considere la verdad, para que no se fatigue su atención, y la amenidad, para hacer que se aficionen a sus tareas".

Martí expresó que el niño "cambia y mejora con el conocimiento de los objetos de la vida y de sus relaciones". Enfatizó: "los hombres son productos, expresiones, reflejos".

Otros pensamientos martianos que hacen expresión de la unidad de lo sensible y racional

  • "Lo que hace crecer el mundo no es el descubrir cómo está hecho, sino el esfuerzo de cada uno para descubrirlo".

  • "Todo lo que vive se expresa".

  • "El hombre es superior a la palabra".

  • "Pensar es abrir surcos, levantar cimientos y dar el santo y seña de los corazones".

  • "La ciudad extravía el juicio, el campo lo ordena y acrisola".

  • "Las palabras están de más cuando no fundan, cuando no esclarecen, cuando no atraen, cuando no añaden".

En sus concepciones sobre la escuela y la enseñanza fundamentó en la unidad de la teoría y la práctica para el desarrollo intelectual. El estudiante debe aprender sólo aquello que le va a ser útil en la vida y no aquello que no es práctico, que no se relaciona con sus necesidades ni con su vida. Y añade la importancia fundamental de vincular el estudio con el trabajo: "La mente no debería concebir lo que no fuera capaz de realizar".

Explicaba la necesidad de enseñar al estudiante a trabajar, a enfrentar los requerimientos y dificultades del trabajo. "El hombre crece con el trabajo que sale de sus mano…el que debe su bienestar a su trabajo o ha ocupado su vida en crear y transformar fuerzas, y en emplear las propias, tiene el ojo alegre, la palabra pintoresca y profunda, la espaldas anchas, y la mano segura…esos que hacen al mundo…tienen cierto aire de gigantes dichosos, e inspiran ternura y respeto".

Mostraba lo imprescindible de convertir las escuelas en laboratorios: "Ya las exposiciones no son lugares de paseos. Son avisos: Son lecciones enormes y silenciosas: Son escuelas. Pueblo que nada ve en ellas que aprender, no lleva camina de pueblo".

"A las aves, alas; a los peces aletas; a los hombres que viven en la naturaleza el conocimiento de la naturaleza: Ésas son sus alas".

Martí enunció la necesidad de respetar lo espontáneo que trae el niño, de promover su creatividad en la actividad práctica. "La perfección de la forma se consigue casi siempre a cuesta de la perfección de la idea".

La fuente de la creatividad radica en estas vivencias emotivas y sensoriales surgidas en la práctica. En su concepción del aprendizaje va a destacar el rol activo y creador que debe desempeñar el alumno en el mismo. Se opone al aprendizaje basado sólo en la palabra del maestro y en la repetición memorística de los textos. "¿Qué es pensar sin obrar, decir sin hacer, desear sin querer?" "La batalla está en los talleres; la gloria, en la paz; el templo, en toda la tierra; el poema, en la naturaleza".

La unidad de la teoría con la práctica es un método para despertar la creatividad, la independencia intelectual y la inteligencia. "Todo hombre tiene el deber de cultivar su inteligencia con respeto a si propio y al mundo". "La inteligencia no es más que medio hombre, y no lo mejor de él".

Reconoció la importancia de que la escuela uniendo la teoría con la práctica logre los mayores niveles de desarrollo de la inteligencia en sus alumnos, ya que "La inteligencia da bondad, justicia y hermosura". "He aquí, pues, lo que han de llevar los maestros por los campos. No sólo explicaciones agrícolas e instrumentos mecánicos; sino la ternura, que hace tanta falta y tanto bien a los hombres". (José Martí. "Maestros ambulantes", O.C.T. 8, página 289.)

Criticó fuertemente a los jactanciosos que niegan el papel de la experiencia acumulada en la actividad práctica cuando dijo: "Hay gente de tan corta vista mental, que creen que toda la fruta se acaba en la cáscara", o cuando indicó: "Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea".

Aquí el Apóstol enfatiza que se ha de enseñar en los estudiantes los aspectos que aún ellos no saben, para que les sea útil y los haga felices, por lo que sugiere que el maestro ha de establecer un discurso verídico como única vía para acercarse a la ciencia, en su proceso de educación por ello expresó: "Siéntese el maestro mano a mano con el discípulo, y el hombre mano a mano con su semejante, y aprenda en los paseos por la campiña el alma de la botánica, que no difiere de lo universal, y en sus plantas y animales caseros y en los fenómenos celestes confirme la identidad de lo creado".

Otros pensamientos martianos que hacen expresión de la unidad de la teoría con la práctica

  • "Las palabras están de más cuando no fundan, cuando no esclarecen, cuando no atraen, cuando no añaden".

  • "La filosofía no es más que el secreto de la relación entre las varias formas de existencia".

  • "El hombre es superior a la palabra".

  • "Todo está dicho ya: pero las cosas, cada vez que son sinceras, son nuevas".

  • "La razón de todos en las cosas de todos, y no la razón universitaria de unos sobre la razón campestre de otros".

En la concepción educacional martiana un lugar importante lo tiene la necesaria relación que todo maestro debe demostrar a través de su interacción con sus alumnos, la formación del ser humano a través de la unidad entre la instrucción y la educación. Para Martí la educación, es un fenómeno humano, cultural y social y critica aquellas escuelas que educaban la inteligencia ausente de amor y que no educaban la espiritualidad humana, pues sólo formaban hombres prácticos, dedicados a la ciencia y el trabajo productivo. Por ello en sus criterios sobre la Educación Popular expresó: "Instrucción no es lo mismo que educación: aquella se refiere al pensamiento, y esta principalmente a los sentimientos. Sin embargo no hay buena educación sin instrucción. Las cualidades morales suben de precio cuando están realzadas por las cualidades inteligentes". En él la formación del hombre desde las edades tempranas, tenía que desarrollarse a través de la unidad dinámica que debe existir entre los conocimientos útiles, el desarrollo del pensamiento creador, la responsabilidad de actuar para transformar el medio natural y social que le rodea y la formación de valores morales positivos de todo hombre virtuoso. Este objetivo podía ser resuelto en la conjunción dialéctica entre el conocer, el pensar, el actuar y el formar valores.

Por ello expresó en 1888: "Hay que ennoblecer las mentes, y aquietar las almas. Instruir es funesto, si no se enseña a la vez la sencillez, la armonía y la espiritualidad del mundo".

En Martí la educación en valores y el desarrollo de la espiritualidad de los hombres, está muy asociada a la educación de los sentimientos, y la instrucción de su pensamiento con lo cual se puede formar un individuo con una conciencia que esté basada en la cultura de los sentimientos y la razón.

Un ejemplo de la importancia que le concedía el Apóstol a los valores en el proceso de adquisición de los conocimientos en los seres humanos, lo representa su revista La Edad de Oro, escrita en 1889, dedicada fundamentalmente a los niños de América, en la cual José Martí aspiraba a formar en ellos, hombres y ciudadanos de bien, inculcándoles a través de las obras que escribió, el culto y el respeto a la libertad, la justicia, el decoro de los hombres, la dignidad de los pueblos.

"El pueblo más feliz es el que tenga mejor educado a sus hijos, en la instrucción del pensamiento, y en la dirección de los sentimientos. Un pueblo instruido ama al trabajo y sabe sacar provecho de él. Un pueblo virtuoso vivirá más feliz y más rico que otro lleno de vicios y se defenderá mejor de otro ataque" (José Martí, Educación popular, O. C. T. 19, página 375).

En 1878 escribió: "La educación es como un árbol: se siembra una semilla y se abre en muchas ramas".

También decía: "Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo al nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al hombre para la vida" (José Martí. Escuela de electricidad, O. C. T. 8, página 282).

Pensamientos martianos que hacen expresión de la formación del ser humano a través de la unidad entre la instrucción y la educación.

  • "Por educación se ha venido atendiendo la mera instrucción, y por propagación de la cultura, la imperfecta y morosa enseñanza de modos de leer y escribir".

  • "Los hombres necesitan quien les mueva a menudo la compasión en el pecho y las lágrimas en los ojos; y les haga el supremo bien de sentirse generosos".

  • "No debe empañarse la inteligencia con el olvido de la virtud".

  • "Educar es preparar al hombre para la vida".

  • "Una semilla que se siembra no es solo la semilla de una planta, sino la semilla de la dignidad".

  • "La educación empieza con la vida y no acaba sino con la muerte".

  • "La enseñanza, ¿quién lo sabe?, es ante todo una obra de infinito amor".

  • "Una escuela es una fragua de espíritus".

  • "La inteligencia no es más que medio hombre, y no lo mejor de él".

  • "Lo que hace crecer el mundo no es el descubrir cómo está hecho, sino el esfuerzo de cada uno para descubrirlo".

Todo lo antes expuesto permite afirmar que cuando se cumplen 159 años del natalicio de José Martí, la educación cubana requiere el sustento de sus principios de trabajo en el ideal de hombre concebido por el Héroe Nacional para poder elevar a sus niños y jóvenes a la altura del momento. Esos son los retos de estos tiempos. Por eso sería oportuno finalizar este análisis con un planteamiento que excita a todos los cubanos a la reflexión: "Hay tanto que decir, que ha de decirse en el menor número de palabras posible: eso sí, que cada palabra lleve ala y color".

Bibliografía

http://librinsula.bnjm.cu/1-05/2007/febrero/161/documentos/documento482.htm

Lic. Rosa Cristina Báez Valdés "La Polilla Cubana"

http://cubacoraje.blogspot.com/http://auto-hermes.ning.com/profile/RosaCBaez  http://lapolillacubana.nireblog.comhttp://lapolillacubana.blogcip.cuhttp://lapolillacubana.typepad.comhttp://bloguerosrevolucion.ning.com/profile/RosaCBaez http://5heroes.multiply.comhttp://losqueremoslibres.blogspot.com/

Abadia Andrade, Adriana Patricia. La Ética y la Moral en la Pedagogía. Consultado en: www.articuloz.com

 

 

Autor:

DrC. Osmani Mena Rodríguez

Facultad de Cultura Física. Cienfuegos. Cuba