Habiendo mostrado en su libro ?La preocupación ética?,esta cuestión ,Jorge Luís Acanda, termina afirmando que ,en Aristóteles ya encontramos la raíz de una idea genial que expresa que:?la esencia del objeto ,lo universal, esta en el singular, pero no como una cosa especifica ,como un determinado rasgo o conjunto de rasgos ,sino en una forma mas complicada ,no percibible para el conocimiento superficial ,sensorial, sino solo captable mediante un proceso de construcción del conocimiento teórico?,ilustra esto el autor con la explicación de cómo se llega al concepto de mamífero, que es un formidable ejemplo del ejercicio del pensar y termina afirmando que, de la misma manera:?para poder construir conceptos éticos racionales, que puedan funcionar legítimamente como criterios de valoración y modelos de estructuración de la vida social e individual, será premisa necesaria lograr un conocimiento esencial sobre la sociedad, traspasar el nivel del conocimiento de la apariencia para poder captar la ley de funcionamiento de la sociedad?12 otro investigador, suele referirse a esto en términos de la existencia de un conocimiento elemental ,al estilo de Watson (sentido común),que se queda con la inmediatez ,con la certeza sensible ,que siempre es limitada ,que sirve, pero que debe ser fecundada por el conocimiento mas profundo, que reorganiza y fecunda con la fuerza y el filo del concepto.13
4-A modo de conclusión.
La problemática epistemológica reviste un alto grado de complejidad, sin embargo, de su adecuada comprensión resulta el posterior desempeño de nuestras reflexiones, es sin dudas radical, entendiéndolo en términos de raíz, como punto de partida y tambien de llegada. En este sentido, seria conveniente incorporar las diversas ideas que en torno a la misma se están dando en la actualidad.
Una de las posturas más radicales que aparecen en este debate, están en la llamada línea del relativismo fuerte, que pueden ubicarse en toda la historia del pensamiento. Quisiera terminar con una de estas ideas:?La objetividad ontológica del mundo :Un tal punto de vista(se trata del desarrollado por el autor),tiene que cuestionar la objetividad ontologica del mundo .Imponemos al mundo un orden, jamás podemos decir que tenga un orden .Es susceptible de ser ordenado ,pero eso es todo lo que podemos decir sobre lo que se nos presenta como el mundo ,si abstraemos de esta actividad de ordenarlo .
El echo de que ordenamos el mundo tiene sus antecedentes en toda la evolución: se construye ,para poder proceder ,esta objetividad del mundo que suponemos, aunque jamás la podemos comprobar .No podemos comprobar ,siquiera ,que el mundo no sea un sueño. Lo que llamamos leyes son constructos y las aceptamos como verdad ,si basados en ellas podemos actuar en un sentido medio-fin .Eso es todo .Que el mundo sea independientemente de nuestra actividad un mundo estructurado, es simplemente ontología y metafísica.
Es susceptible de ser ordenado en función de nuestros fines ,eso es todo .Por eso las leyes de la naturaleza no son errores .Pero son muletas para caminar, como son todas las leyes ,inclusive el código civil .Si partimos de la vida, hay que cuestionar esta objetivación. Por eso los mitos del Cercano Oriente sobre la creación-como el Génesis bíblico-la conciben como ordenamiento de un tobubawohu, que no es ni caos ni desorden .Es lo no ordenado .Caos solamente puede haber si hay orden, desorden solamente si hay orden. Son lo contrario del orden .Sin embargo, donde no hay orden, tampoco hay lo contrario del orden .No concibe una creación de la nada, que es un concepto desde el logos. Partiendo desde la vida, no se puede partir de ninguna creación de la nada.?
14Me he permitido citar extensamente a este autor, pues resulta bien polémico e ilustrativo su punto de vista .Con frecuencia a los que plantean la relatividad del conocimiento de un modo tan fuerte ,el constructivismo en un alto grado ,se le plantea lo relativo de lo relativo y se le conmina incluso a desafiar las leyes de la naturaleza ,para encontrar los limites de esta construcción, o no(ideas muy interesantes referidas a la polémica en torno a el relativismo ,el constructivismo y otros ,podemos encontrarlo en una entrevista realizada a el autor del libro ?Imposturas de los intelectuales?, Alan Sokal. 15Sin embargo resulta interesante el punto de vista de Hinkelammert, que comparto, en tanto parte de una postura profundamente humanista ,que sitúa en el centro la plenitud de la vida
.Reflexiones de este autor que aparecen en su vasta obra ,ubican como cuestión fundamental ,entre otras, el análisis de la condición fundamental del conocimiento humano, como en ultima instancia conocimiento medio-fin, que nos permite avanzar en muchos sentidos ,pero también tener un limite ,que desde luego va transformándose históricamente en la misma medida en que avanza el propio conocimiento o saber .Terminamos entonces con la misma idea con la que comenzamos :conoce el ser humano y no conoce ,en eso radica su debilidad y también su fortaleza
.Agregaremos que del reconocimiento de que si bien existen una pluralidad de visiones del mundo, no debemos perder el sentido de que existe la posibilidad de conocer y realizar escala de valores que puedan ser comunes o llegar a ser comunes a toda la humanidad, Se trata del desafió de articular la diversidad para superar la fragmentación
En resumen, el hecho de que el conocimiento sea una construcción social también significa que es socialmente posible tener un conocimiento más válido. El reconocimiento de las bases sociales del conocimiento no está en absoluto en contradicción con el concepto de objetividad. Por el contrario, sostenemos que la reestructuración de las ciencias sociales de que hemos venido hablando puede ampliar esa posibilidad al tomar en cuenta las criticas que se han formulado a la practica pasada y al construir estructuras que sean verdaderamente pluralistas y universales.16
La implicación ética ,metodologica ,política, tambien en el terreno de la educación y en el de las ciencias sociales en general me parecen de suma importancia
.Algunas de estas cuestiones aparecen en el trabajo de investigadores que han captado la especificidad de esto, podemos verlo en los trabajos de Pablo González Casanovas, cuando se refiere a la experiencia en relación al quehacer político de los zapatistas por ejemplo y sus manera de rehacer el consenso continuamente ,el poder como servicio ,la participación real y efectiva de las personas en los procesos ,que nos lleva a la cuestión de la autonomía y la necesidad de capacitación para el ejercicio responsable ,el problema de, al decir de algunos autores y de algunas practicas, el multilogo, mas que el dialogo, multilogo que lleva el desafío de ser armónico ,para que pueda ser entendido, creo que expresión de esto es entre otras la experiencia de la multiversidad franciscana, impulsada por ese gran educador popular, José Luís Rebellato ,que supone la realización en el terreno de la educación de una experiencia integradora y profundamente humanista.17 Tras constatar el hecho de la fragilidad del conocimiento humano, yo considero que al menos se puede llegar a tres conclusiones:
la duda cartesiana sigue en pie, dudar de todo ,dudar hasta de uno mismo, en tanto a veces es imposible tener claro nuestro propio punto de vista ,que, es la vista desde un punto ,al decir de Frei Betto y ese lugar ,no siempre esta claro, la historia de la ciencia esta llena de ejemplos y la vida en general tambien(en su libro ?La obra del artista ,una visión holística del universo?,Frei Betto nos trae el ejemplo de Albert Einstein ,que al no creer en los resultados de su teoría ,que apuntaban hacia un universo en expansión ,introdujo la variable cosmologica a la misma ,que le resto hasta elegancia ,pero ajusto los resultados de acuerdo a sus concepciones ,posteriormente las mediciones realizadas demostraron, con el llamado ?corrimiento hacia el rojo?, que su teoría estaba en lo cierto).
De esto se infiere la humildad como característica esencial tambien de la condición humana, en hebreo la palabra adamah significa tierra y esa palabra da origen a Adam, nombre mítico del padre de la humanidad (aquel que nació del barro, de la tierra).Pero es desde el latín que nos llega un paralelismo más amplio de estas relaciones semánticas. El término humus significa tierra fértil y da origen a la palabra homo, humanidad y tambien de esa misma raíz deriva humildad (al nivel de la tierra) que es la característica de aquel que esta próximo a la tierra.?Somos la tierra que camina y piensa? dicen las culturas originarias en América.18
A partir de aquí ,nace la esperanza, que como dice la fundadora del grupo cubano de enfermos de esclerosis múltiple, en un documental recientemente expuesto en nuestra televisión ?es lo primero que nace ,cuando se pierde todo?.La esperanza como condición de vida ,la que a pesar de que podamos ser escépticos y desconfiados, nos compele a confiar, a poner nuestras vidas en manos de los demás ,la terquedad de la esperanza que nos permite seguir luchando en la construcción de una espiritualidad que afirma:?yo soy si tu eres.19
Apuntamos que la emergencia de la subjetividad, supone el acento en la capacidad de creación del ser humano y esto implica una gran responsabilidad en la transformación de si mismo y de las estructuras sociales .Frei Betto recientemente planteaba que el cristianismo históricamente ha trabajado siempre en lo fundamental en la transformación del ser humano ,buscando con esto la transformación de la sociedad y que el socialismo pensaba que cambiando la sociedad se lograría automáticamente el cambio del ser humano ,esto lo expresaba graciosamente a partir de una metáfora de la gallina y los huevos, decía que el cristianismo trabajaba con los huevos y el socialismo creía que teniendo una gallina gorda resolvería el problema. 20
Desde una epistemología integradora, como la que hemos tratado de perfilar a lo largo del trabajo, comprendemos que tendrá que producirse un cambio en el ser humano y en las estructuras una y otra vez, pero tendrá que ser a partir de una acción sumamente conciente, en la formacion de una ética de la responsabilidad, la belleza y de la vida ,que incorporando la incertidumbre como condición humana, no identifique esta ?con ausencia de sistemas y de paradigmas ,donde las ciencias sociales jueguen un papel central.21
Siempre quedara de cualquier manera y a partir del hecho mismo de que la incertidumbre es condición humana y la vida se convierte entonces en un acto de fe, la pregunta de que hacer, frente a cada encrucijada:?cada paso plantea un numero infinito de ramificaciones, combinaciones insondables, no previsibles
.Cada paso nos lleva a una situación que nunca podemos juzgar favorable o adversa porque jamás podemos saber que hubiera sucedido si no y ahí tendremos que apelar continuamente al conocimiento científico o a la sabiduría, teniendo en cuenta que ambos son modelos idealizados que solo se realizan en la excelencia del conocimiento que constituye a su vez un ideal a alcanzar.22
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Los límites del conocimiento científico.
?La educación del futuro tendrá el predominio de la humanidad y tocará las distintas disciplinas simplificadoras en lo individual solo para enriquecer la visión de conjunto y armonizar sus contribuciones para que la gran orquesta de la vida sea disfrutada en un planeta donde los nuevos conocimientos se justifiquen en la medida que se hagan más humanos y solidarios con nuestro destino común?.
Rubén Reinaga.23
Introducción:
La reflexión entorno al conocimiento científico continúa teniendo una notable importancia hoy debido a la forma en que este incide en nuestras culturas y de forma particular en la vida humana. La evaluación del impacto económico y social de la ciencia y del proceso de producción de la misma constituye un aspecto medular para las ciencias sociales de este siglo.
El análisis entorno a los ?límites? se convierten ante la avalancha de las teorías de la complejidad y el enfoque de las ciencias de los sistemas, en una cuestión a debatir en el complejo proceso de producción de conocimiento humano y científico. El concepto de límite remite a aquello que configura el saber a una forma que se constituye por limitación, es decir, por todos los elementos que necesita excluir y dejar fuera de ella para poder ser esa forma y no otra, para poder quedar delimitada en lo que es. Los límites del pensamiento científico no residen en una deficiencia estructural de la capacidad de conocer en condiciones socioculturales, históricamente constituidas. Los límites de la ciencia tampoco remiten solo a una insuficiencia del saber sino, en un sentido positivo, a sus condiciones de posibilidad, a sus condiciones históricas de existencia. Los límites de la ciencia son los supuestos históricos y socioculturales que la hacen posible. Toda idea está adscrita irremediablemente a la situación o circunstancia frente a la cual representa su activo papel y ejerce su función. Toda teoría devela su sentido histórico, lo que esta es como fenómeno histórico.
Las condiciones históricas del conocimiento son también condiciones de imposibilidad. ?Para definir una época no basta con saber lo que en ella se ha hecho, es necesario también comprender lo que en ella es imposible?24 No se trata solo de poner a la ciencia en los límites que le marca su contexto. Se trata también de ver ese contexto desde los límites que le impone el papel dominante y excluyente de la ciencia.
?El papel que la ciencia desempeña en la vida y en la educación entraña un intelectualismo cada vez mayor. Somos sensibles a las cualidades objetivas, no a la experiencia interior, la inmediaticidad del conocimiento de sí mismo se debilita porque se nos enseña a mirarnos a través de los ojos de la ciencia. A medida que las categorías antropológicas, psicológicas o sociológicas se transmiten en condiciones triviales, llegamos a considerarnos como objetos distantes y a observar nuestros movimientos interiores como manifestaciones de leyes objetivas, y contamos con toda una suerte de expertos y de servicios para solventar nuestros problemas: es decir para liberarnos de la obligación de resolverlos por nosotros mismos.?25
La ciencia ha tenido un gran impacto en nuestra concepción acerca del mundo, ha modelado nuestros valores y nuestras creencias e impactado de manera particular en el contexto social, histórico y cultural en el que nos desenvolvemos. He considerado como un principio teórico de indudable valor metodológico para este análisis al paradigma positivista lógico de la teoría de la ciencia;26 debido a que ?el positivismo lógico es algo más que una ideología entre otras, en algo más que una mentalidad dominante, el positivismo lógico es la expresión misma de una civilización, de una forma de mundo que necesita para cumplirse, el imperio de un único saber: la razón científico tecnológica. De este modo todo saber, aún el más despegado del sentido instrumental, aún el más ajeno a los valores de la utilidad y de la eficacia, se ha ?cientifizado?: las realizaciones filosóficas, religiosas, literarias y artísticas en general, aún cuando su finalidad y procedimientos sean extraños a la ciencia, están sujetas – según el modelo de esta – a las leyes de producción del mercado?27. En este contexto donde el saber se limita siendo el mismo contexto la condición histórica de posibilidad del saber, este último aparece marginado y excluido de la experiencia vivida, de los valores que estructuran las creencias, de su función crítica – reflexiva.
Hoy nos encontramos ante el reto de desaprender enfoques y metodologías que fragmentan nuestra concepción del mundo, nuestra visión de lo que somos, y de manera particular nuestra forma de apropiación, producción y distribución del
conocimiento científico, teniendo en cuenta el impacto que este tiene en la información, el conocimiento y la educación. Contra la maniobra ideológica del positivismo este trabajo intenta re-contextualizar el saber científico, ubicándolo en el lugar de sus raíces. Propongo considerar los factores históricos y socioculturales como condiciones de posibilidad que configuran el saber al colocarlo en sus límites. El saber estaría así, no tanto constituido por esas condiciones, como conformado desde ellas.
Desarrollo:
El paradigma de conocimiento que asumió la modernidad requirió del aislamiento disciplinario que supone contextos separados y depurados sin admitir la conexión entre ciencia y política, la tecnología y las humanidades, la filosofía y la ciencia. Este es un paradigma que exige certeza, veracidad, capacidad de predicción y todo ello guiado por una metodología que en tanto parte de la elaboración del conocimiento, es juez que decide cuales enunciados y teorías cumplen los requerimientos para ser llamados ciencia.
La epistemología positivista lógica es producto del paradigma moderno de conocimiento. Ellos contribuyeron a la absolutización de la ciencia como forma superior de conocimiento garantizadora de la verdad al reducir la racionalidad a la ciencia identificando a esta con aquella. Así la ciencia se erige como modelo de todo tipo de saber, como criterio que permitiría conocer y decidir el valor cognoscitivo de cualquier conjunto de proposición o enunciados
?Esta absolutización de la ciencia – que puede llamarse con razón ?cientificismo? – es posible desde el supuesto fundamental que rige el análisis positivista: para establecer el valor cognoscitivo de la ciencia, basta con atender el problema de la justificación de las hipótesis, dejando de lado – como no pertinente – la cuestión de las condiciones para que ellas sean formuladas?.28
De esta manera ellos hacen énfasis en el análisis lógico del conocimiento científico, relacionando este solo con las cuestiones de validez y justificación. Los miembros de esta escuela van a considerar que solo los enunciados sometidos a la lógica y la verificación empírica pueden ser calificados como científicos. Los demás deben ser considerados de antemano como absurdos y sin sentido, de manera que la cientificidad de un enunciado va a estar relacionado con la teoría de la relación lógica – matemática y la fase o verificación empírica. R. Carnap uno de los representantes más significativos del Circulo de Viena29 La ciencia desde la perspectiva positivista lógica es autónoma y neutral en tanto podría entenderse plenamente desde sí misma, libre de compromisos humanos, sociales e históricos, independizado de todo tipo de subjetividad humana. El único compromiso de la ciencia sería el que establece esta con la verdad, entendida como un valor sustraído de la historia. De esta manera solo las cuestiones de justificación o validez conciernen al análisis del pensamiento científico, reducido así a un análisis estrictamente lógico. El enfoque positivista solo atiende a la estructura lógica de las teorías concluidas, dejando de lado el hacerse de esas teorías en la investigación científica concreta.
Los problemas epistemológicos que suscita la visión positivista lógica han puesto en crisis su forma de acceso a la ciencia. Los nuevos desarrollos de la epistemología contemporánea han defendido el contexto histórico de la ciencia. Al ponerse el énfasis en la historia de la ciencia surgen por lo menos dos problemas dejados de lado en el enfoque positivista: ?la cuestión del descubrimiento científico– como es que ocurre la audacia de sus conjeturas – y la del cambio histórico de conceptos y teorías – el fenómeno de las revoluciones científicas. La investigación de estas cuestiones lleva a descubrir los límites del conocimiento científico en el contexto del problema más amplio de los límites del saber en general. Y, con ello, se vuelve imposible evadir como lugar de análisis ese espacio donde todo ser humano tiene su raíz y condición de posibilidad: si es necesario hablar de ?experiencia?, hay que hacerlo en el amplio sentido de experiencia histórica, social y cultural?30
La epistemología contemporánea ha avanzado indiscutiblemente en una dirección antipositivista, sin embargo el positivismo se continúa erigiendo en un ?obstáculo a superar?31 ya que si bien en la esfera de la investigación epistemológica este ha sido superado, permanece ejerciendo influencias en la conciencia social contemporánea. El análisis del positivismo como ideología es muy importante, ya que es precisamente su dimensión ideológica lo que hace que más allá de su debilitamiento como filosofía de la ciencia, no haya perdido fuerza para dominar como aptitud o mentalidad.
Al ellos admitir como posibilidad la descontextualización de la ciencia, como ya había enunciado, desvinculan el saber científico de sus condiciones históricas y socioculturales; garantizando así la permanencia de un determinado proyecto de mundo: un tipo de relación con la naturaleza y con los hombres – la relación técnico instrumental – que sirve a la expansión de un tipo de sociedad: el mundo tecnológico de la sociedad industrial.
Ante la necesidad de la recontextualización de la ciencia, pienso que es necesario acudir al movimiento pospositivista de la filosofía de la ciencia, quienes sin abandonar el contexto de justificación (análisis lógico y formal) de la ciencia advierten la importancia del contexto de descubrimiento (análisis de las condiciones que permiten la elaboración de teorías y los cambios que en estas se operan) abriendo así una polémica hacia el interior de teoría de la ciencia.
La distinción entre el contexto de descubrimiento y justificación de la teoría de la ciencia es principalmente, en su formulación sistemática, a Hans Reichenbach(1891-1953), autor neopositivista, quien acentuó sobre todo la importancia del contexto de justificación. Los partidarios de la distinción afirman que es importante separar la forma en que el conocimiento es influido por los condicionamientos externos por una parte y la estructura interna de la ciencia, por otra.
En honor a la verdad debemos decir que el contexto justificacionista es de gran importancia para el desarrollo de las teorías científicas; sin embargo creerlo como una condición suficiente de estas es un error.
Antonio Beltrán en la introducción del libro ?¿Qué son las revoluciones científicas? Y otros ensayos, expresa, haciendo alusión al año 1962, como se iniciaba una turbulenta década de diálogo y transformación en la filosofía de la ciencia. Es precisamente en ese escenario donde toma cuerpo la propuesta epistemológica de pensadores como T. Khun y P. Feyerabend, ambos miembros del movimiento pospositivista o antiempirista, de la filosofía de la ciencia, como también se les conoció.
Khun propuso un cambio en la línea de investigación, y esto podría entenderse como la propuesta de trabajar en el contexto de descubrimiento. En ese contexto tendrían lugar las influencias externas que operan sobre el trabajo científico, es decir las condiciones sociales, económicas, políticas o culturales. En este contexto se acepta que la ciencia sea analizada como una actividad que tiene un decursar histórico. También en este contexto sería lícito emprender averiguaciones sobre las características de la personalidad de los científicos, sobre sus condiciones intelectuales y motivacionales.
Lo más discutible en aquellos momentos en la filosofía de la ciencia fue precisar si el contexto de descubrimiento debía recurrir al contexto de justificación para construir sus propios modelos. Tanto Khun como Feyerabend recurrieron a la lógica de la justificación para completar los modelos de desarrollo de la ciencia que ambos proponían. Esto supuso la necesidad de relacionar ambos contextos. Sus propuestas les permitieron reorientar la labor en el contexto de justificación, esta ya no excluiría los componentes sociales e históricos ni se identificaría únicamente con el programa lógico.
Tomemos a Feyerabend para hacer más explícito lo anteriormente planteado. Los análisis históricos por él elaborados hacen referencia tanto al contexto de justificación como al proceso de descubrimiento. Feyerabend sostiene que si la ciencia ha progresado ha sido porque los métodos concernientes al contexto de justificación fueron dejados de lado con frecuencia. ?( ) en la historia de la ciencia los procesos de justificación prohíben a menudo pasos que son prohibidos por condiciones psicológicas, sociopolíticas y otras condiciones ?externas?, y la ciencia prevalece solo porque se permite que prevalezcan estos pasos. ( ) los dos dominios, la investigación histórica y la investigación de los procesos de contrastación no se mantienen separados.? 32
Según Feyerabend ambas vertientes son igualmente importantes para la ciencia. Nos enfrentamos con un solo dominio uniforme de procedimientos todos los cuales son igualmente importantes para el desarrollo de la ciencia. El contexto histórico desempeña un papel fundamental para el desarrollo de la ciencia, debemos asumir que la historia es el fundamento de nuestro conocimiento y que debido a ello la producción teórica ha de ser tan compleja como el propio componente histórico, y no podrán ser entendidas sin la comprensión de esta.
? el material que un científico tiene realmente a su disposición, sus leyes sus resultados experimentales, sus técnicas matemáticas, sus prejuicios epistemológicos, su aptitud hacia las consecuencias observadas de las teorías que el acepta, este material es indeterminado y ambiguo de muchas maneras, y nunca está completamente separado de la base histórica? 33
Pienso que la singularidad de esta propuesta que tanta polémica trajo consigo en la filosofía de la ciencia radica en el reconocimiento, en primer término, de que no puede existir una reflexión entorno a la ciencia que no comprenda la historia real de la misma.
Hoy en los umbrales del siglo XXI se hace necesario promover un conocimiento científico que sea capaz de abordar problemas globales. La supremacía de un conocimiento fragmentado impide a menudo operar vínculos entre las partes y las totalidades y dar paso a un modo de conocimiento capaz de aprender los objetos en sus contextos, sus complejidades y sus conjuntos.
Es preciso observar las dinámicas reconfigurantes del contexto con sus emergencias, eventos, acontecimientos y su retroacción sobre la observación con la finalidad de hacer frente a la dificultad de aprendizaje y comprensión que se manifiestan hoy. La información, el conocimiento y la educación, son soportes imprescindibles para la resolución estratégica de los problemas que hoy enfrenta nuestro planeta, y podemos observar que se encuentran ellos también en una inercia fragmentada, hiperespecializada y descontextualizada. Uno de los problemas mas graves que enfrenta el conocimiento hoy es la inadecuación entre nuestros saberes desunidos, divididos, compartimentados por una parte y por la otra, realidades o problemas cada vez mas poli – disciplinarios, transversales, multidimensionales, transnacionales, globales, planetarios. ?La evolución cognitiva no se dirige hacia la elaboración de conocimientos cada vez más abstractos, sino por el contrario, hacia su contextualización?34
Me gustaría agregar la valoración del conocido pensador contemporáneo Edgar Morín, cuando plantea que. ?La era planetaria necesita situar todo en el contexto y en la complejidad planetaria. El conocimiento del mundo en tanto que mundo se vuelve una necesidad intelectual y vital al propio tiempo. Es el problema universal para todo ciudadano del nuevo milenio: ¿cómo lograr el acceso a la información sobre el mundo y cómo lograr la posibilidad de articularla y organizarla? ¿Cómo percibir y concebir el contexto, lo global (la relación todo/partes) lo multidimensional, lo complejo? Para articular y organizar los conocimientos y así reconocer y conocer los problemas del mundo, es necesario una reforma de pensamiento. Ahora bien esta reforma es paradigmática y no programática?.35
El paradigma juega un rol subterráneo y soberano en cualquier teoría, doctrina o ideología. El paradigma es inconsciente pero irriga el pensamiento consciente, lo controla y, en ese sentido, es también subconsciente. El paradigma instaura las relaciones primordiales que constituyen los axiomas, determina los conceptos, impone los discursos y las teorías, los organiza y los genera.
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Edgar Morin. ?Los siete saberes necesarios para la educación del futuro?, UNESCO, Octubre, 1999.
P. Feyerabend ?Tratado contra el método? Pg153
Filosofía y Ciencia: Retomando los pasos perdidos de la reflexión.
La necesidad de retomar los pasos perdidos de la reflexión en la histórica relación entre filosofía y ciencia surgen de algo que ya Habermas nos anunció: ¨ Si queremos seguir el proceso de disolución de la teoría del conocimiento, cuyo lugar ha sido ocupado por la teoría de la ciencia, tenemos que remontarnos a través de las fases abandonadas de la reflexión ¨36.
El presente análisis se propone no abordar todo el proceso de disolución de la teoría del conocimiento, sino un momento del mismo. Tiene como objetivo retomar un instante de dichas fases el cual nos permitirá comprender, en un primer acercamiento a esta problemática, el cuándo, cómo, y por qué ocurre cierta transformación o desprendimiento en la relación tradicional e histórica entre filosofía y ciencia. En otras palabras, indagar en un momento del cuándo, cómo y por qué la filosofía se convierte en filosofía de la ciencia.
Lo anterior nos conducirá a comprender un momento de cómo se manifiesta esa transformación a las luz de las actuales problemáticas que subsisten en torno a la histórica relación entre filosofía y ciencia, que se mueven alrededor de lo que hoy se denomina epistemología de segundo orden o racionalidad no clásica.
El momento, antes mencionado, de las sendas olvidadas de la reflexión que constituye objeto del presente trabajo es a partir de Kant y su análisis del conocimiento como posibilidad y la ciencia como una categoría de conocimiento posible.
A partir de aquí entenderemos cómo ¨ la posición de la filosofía en relación con la ciencia fue socavada por el propio movimiento del pensamiento filosófico ¨ y cómo ¨ la sustitución de la teoría del conocimiento por una teoría de la ciencia se pone de manifiesto cuando el sujeto cognoscente deja de funcionar como sistema referencial ¨.37
Ahora bien, es necesario dejar por sentado, al menos algunos elementos importantes de cómo entender, en términos kantianos, a la ciencia como una categoría de conocimiento posible. Para ello partimos de que comprender al conocimiento como posibilidad no implica, para Kant, la imposibilidad de conocer el mundo sino que remite, en primera instancia, a delimitación y fijación de límites, de su esencia y estructura.
De este modo el concepto de límite remite a aquello que configura un tipo de saber_ en este caso el conocimiento científico_ a ¨ una forma que se constituye por limitación, por todos los elementos que necesita excluir y dejar fuera de ella para poder ser esa forma y no otra, para quedar delimitada en lo que es. Los límites del conocimiento científico_ como de todo tipo de conocimiento _ no reside, por lo tanto, en una deficiencia estructural de la capacidad de conocer, sino en condiciones socioculturales históricamente constituidas y por lo tanto variables, que hacen posible a la ciencia en la estructura peculiar de su discurso, en el estilo de la relación con sus objetos ¨38. Es por ello que los límites de la ciencia no apuntan a una insuficiencia del saber sino a sus condiciones de posibilidad.
Este punto de partida acerca del análisis del conocimiento y de la ciencia que se sintetiza en el pensamiento Kantiano, constituye la problemática central que se inicia a partir de la modernidad y a su vez, el momento que luego abandona la filosofía al convertirse en filosofía de la ciencia con la radicalización del positivismo en el siglo XX.
Desde Descartes la cuestión central de la filosofía moderna ha sido como es posible un conocimiento fiable. Aún cuando las Matemáticas y la física eran consideras a menudo como casos paradigmáticos, los racionalistas y los empiristas no llegaron, por lo general, a identificar conocimiento y ciencia. Incluso Kant plantea Habermas a través de cuya problemática lógico trascendental la teoría del conocimiento se hace por primera vez cuestión de sí misma y alcanza con ello su propia dimensión específica, atribuye a la filosofía una posición dominante en relación con la ciencia.
La ciencia tenía que ser comprendida epistemológicamente como una categoría de conocimiento posible y la crítica del conocimiento se concebía aún en referencia con un sistema de facultades cognoscitivas. Por lo tanto la racionalidad comprensiva de la razón no se había convertido todavía en un conjunto de principios metodológicos.
Esto sucede en el siglo XX con el auge del Positivismo, a partir del cual el conocimiento fue identificado con la ciencia y la teoría del conocimiento se convirtió en filosofía de la ciencia, en una explicación del método científico. Al respecto Habermas plantea: ¨ Al excluir toda epistemología que trascienda el marco de la metodología, el cientificismo positivista ha conducido a la eliminación de una dimensión del problema del conocimiento que ocupaba el primer plano en la filosofía de Kant, a saber, la reflexión acerca del sujeto cognoscente¨¨.39
Sin embargo es necesario tener en cuenta que es un determinado tipo de reflexión el que el Positivismo del Círculo de Viena rechaza, al decir de Habermas ¨¨ Cierto que el Positivismo sigue siendo todavía expresión de una actitud filosófica respecto a la ciencia, pues la autocomprensión cientificista de las ciencias que el Positivismo elabora, no coincide con la ciencia. Pero el Positivismo al dogmatizar la fe de las ciencias en si mismas, se atribuye la función prohibitiva de hacer de pantalla frente a una investigación dirigida hacia una autorreflexión epistemológica. La instancia filosófica que hay en él es únicamente la necesaria para inmunizar a las ciencias contra la filosofía¨¨40.
Este Positivismo reduce la racionalidad de la ciencia identificando a esta con aquella. De este modo la ciencia sería el modelo de todo tipo de saber, el criterio que permitiría reconocer y decidir para cualquier conjunto de proposiciones o enunciados, si constituyen o no conocimiento, si poseen o no valor cognoscitivo.
Bajo este supuesto la objetividad estaría constituida por la inseparabilidad de dos valores fundamentales: la autonomía de la ciencia y su neutralidad. El único compromiso de la ciencia sería el que ésta establecería con la verdad.
Así se identifica a la ciencia con una lógica del conocimiento que tendría como base fundamental la comprobación y validación de las proposiciones lógicas partiendo del hecho empírico, además de la diferenciación rigurosa entre lo que se considera científico y aquello que no forma parte de la ciencia.
Estos elementos que funcionarían como la base del carácter determinista del modo de hacer y pensar la ciencia, permitió la reducción de la ciencia a su aspecto metodológico y redujo la filosofía a una explicación del lenguaje de la ciencia. Es esta explicación la que va a constituir la función de la filosofía como positivismo en el contexto del los primeros años del sigloXX, ya que el Positivismo, como bien plantea Habermas, es una actitud filosófica frente a la ciencia.
Con el Círculo de Viena el discurso científico se convierte en la totalidad de la racionalidad del saber. Solo tiene valor cognoscitivo lo susceptible de ser verificado por la experiencia sensorial. Como ha sido señalado por Horkheimer, en este ámbito, la razón reducida a instrumento, solo piensa sobre la eficacia de los medios para lograr fines, sin tematizar ni cuestionar el sentido y valor de esos fines.
La observación aparece, bajo estas condiciones, como neutral y a su vez el significado de una proposición sólo es cierta cuando sea verificable en principio. Las palabras tendrían significado solo cuando satisfacen ciertas condiciones empíricas. El sentido del conocimiento no sería objeto de reflexión y el hecho se identificaría con la existencia de lo inmediatamente dado por la experiencia sensible, considerándolo como esencial.
Sin embargo, si bien en la esfera restringida de la investigación epistemológica el Positivismo ha sido ¨superado¨, es decir teóricamente, todavía en la práctica científica se mantiene dicha actitud. En primera instancia porque se le realiza una crítica al mismo, muchas veces, sin tener en cuenta el por qué se abandona esa relación tradicional entre filosofía y ciencia, el por qué se pierde la pregunta acerca del sujeto cognoscente del quehacer científico, elemento que constituye el punto de partida para reflexionar sobre el carácter social de la ciencia no sólo por y a través de su impacto en la sociedad, sino a partir del fundamento de su quehacer. A esto se le suma la no diferenciación, tan necesaria, de los momentos del Positivismo, de los cambios que ocurren al interior del mismo.
También es necesario tener en cuenta que uno de los más importantes aportes del Positivismo más radicalizado es la ininterrumpida reflexión sobre la lógica y metodología de las ciencias empíricas, elemento inherente a este modo específico de concebir y hacer ciencia.
Teniendo en cuenta estos aspectos veremos ahora, cómo se produce la reacción frente a este modo determinista acerca de hacer y pensar sobre la ciencia.
Popper representa la figura de transición entre este movimiento empirista y aquel que comienza en los años 60 del siglo XX, ya que señala aspectos, que aunque no se desprenden totalmente de la concepción del Círculo de Viena, sí demuestran los gérmenes de lo que después se consolidará en este período.
En contraste con el empirismo tradicional Popper no considera la base empírica de la ciencia como algo compuesto de contenidos sensoriales pasivamente recibidos por el sujeto cognoscente, considerando que los enunciados básicos de observación no son neutrales: ¨ En la ciencia es la observación y no la percepción la que juega el papel decisivo. Pero la observación es un proceso en el que desempeñamos un papel enérgicamente activo. Una observación es una percepción, pero una percepción planeada y preparada. No tenemos una observación (como podemos tener una experiencia sensible) sino que hacemos una observación una observación va siempre precedida por un interés particular, por una cuestión, por un problema, en suma por algo teórico 41¨ .
Así el sujeto cognoscente llega a la experiencia con un horizonte de expectativas, condicionado biológica y culturalmente, el cual desempeña ,al decir de Popper , el papel de un marco de referencia: la posición que ocupan en este marco es lo que presta sentido o relevancia a nuestras experiencias, acciones y observaciones. De ahí que Popper afirmara más adelante que ¨ la ciencia nunca parte de la nada, nunca puede ser descrita como libre de supuestos, pues en cada instante presupone un horizonte de expectativas, el horizonte de expectativas de ayer, por así decirlo. La ciencia de hoy está constituida sobre la ciencia de ayer y las más viejas teorías científicas están constituidas sobre mitos precientíficos¨42.
La experiencia sensible, ya desde la reflexión que realiza Popper acerca de la ciencia, no es esa experiencia primaria de una inmediatez patente que proponía el empirismo lógico, sino que viene preformada por la Psicología, la fisiología, por la tradición, etc, que constituyen elementos inherentes al quehacer científico tanto en su modo interno de constituirse como en el pensar acerca de la ciencia.
Estas ideas de Popper constituyen la anticipación de lo que sucedió en los 60 del siglo: lo que denominó José Díaz Calzadilla como ¨ La revuelta historicista en la Filosofía de la Ciencia ¨.Este nuevo período protagonizado por los conocidos filósofos e la ciencia: Kuhn, Feyerabend, Lakatos, Toulmin, entre otros, significó una reacción frente al fundamento del Positivismo del ¨ Círculo de Viena¨.
Los miembros de este movimiento antiempirista comprendieron la ciencia, claro está en su heterogeneidad, como un proceso dinámico real que posee aspectos históricos, sociológicos, etc., donde el sujeto es la comunidad científica de investigadores y no la lógica de fundamentación y justificación del pensamiento científico.
Rechazan la idea de que pueden existir observaciones neutrales. Centraron su atención en el problema de la posibilidad y límites del análisis formal de la ciencia. Pero lo más importante es que la ciencia se considera una empresa interpretativa, de modo que los problemas de significado, comunicación, psicológicos, incluso estéticos, van a empezar a formar una parte importante del quehacer científico como conocimiento.
Lo anterior, a su vez, no significa que el conocimiento científico deje o abandone su metodología interna sino que, a partir de este movimiento antiempirista, no sólo se explica el entramado científico a partir de su estructura interna sino que también se tienen en cuenta las mediaciones que hacen de la ciencia una empresa interpretativa y al conocimiento científico no se le considere fuera de supuestos, ya que 43 ¨ las teoría científicas son formas de mirar el mundo y su adopción afecta a nuestras creencias y expectativas generales y en consecuencia también a nuestras experiencias y a nuestra concepción de la realidad. Podría decir incluso, que lo que se considera naturaleza en un época determinada es un producto nuestro, en el sentido de que todos los rasgos que se adscriben han sido primero inventados por nosotros y después usados para otorgarle orden a lo que nos rodea¨.
Después reforzando esta misma idea en ¨ Ambigüedad y Armonía¨ nos plantea que: ¨ Dada la ciencia, la razón no puede ser universal y no puede excluirse la sin razón .Existen los mitos, los dogmas de la teología, la metafísica y otras muchas formas de construir una concepción del mundo. La ciencia constituye, por tanto, una de las formas de conocimiento desarrolladas por el hombre pero no necesariamente la mejor ¨.
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