Principales técnicas y estrategias educativas para estimular la inteligencia emocional y cognitiva
Enviado por Yunior Andrés Castillo S.
- Introducción
- Contexto de estudio
- Inteligencia emocional y cognitiva
- Metodologia
- Análisis e interpretación de los datos
- Conclusiones
- Recomendaciones
- Bibliografia
Introducción
El género humano está dotado de diferentes características que lo hacen ser único ante los demás seres vivos, posee una singular capacidad de emitir emociones, reconocer sentimientos en si mismo y en otros, siendo hábil para dirigirlos al trabajar con otros. No se limita a desarrollar sus habilidades cognitivas, las cuales muchas veces son heredadas a través de la genética, va más allá tratando de adaptarse al ambiente que lo rodea y a los cambios que se presentan en el mismo. El éxito en la vida, de acuerdo a los últimos estudios realizados sobre la inteligencia del ser humano, indican que se consigue siempre y cuando se tenga un alto nivel de inteligencia emocional, no porque se tenga un título universitario se garantiza que se prosperará, las aptitudes emocionales son las que garantizan en gran medida el desarrollo profesional del individuo.
En las escuelas se hace cada vez más importante estimular la inteligencia emocional, ya que si no se educan a los/as niños/as en emociones, no serán personas fiables, en quienes confiar, porque cuando las emociones son bajas el autoestima también, haciendo que las personas sean ermitaños, antisociales, apáticos, fríos, calculadores. Si en las escuelas se le da mayor estimulación a los/as niños/as para que desarrollen su inteligencia emocional se obtendrán de estos/as cualidades que les permitirán ser en un futuro un adulto íntegro, con una personalidad admirable, responsable, sociable, con una alta autoestima y capaz de resolver cualquier problema que se le presente en este mundo tan cambiante y globalizado. El trabajo presentado a continuación, constará de cinco capítulos principales, los cuales de forma general tratarán:
El trabajo presentado a continuación, constará de cinco capítulos principales, los cuales de forma general tratarán:
Capítulo I, Antecedentes del nivel inicial en República Dominicana.
Capítulo II, Conceptualización de las variables e indicadores de los objetivos específicos.
Capítulo III, La metodología, el universo y la muestra que se utilizará.
Capítulo IV, Tratará sobre la interpretación de los datos obtenidos.
Capítulo V, Se analizarán los datos obtenidos y de esa forma ver el logro y alcance de los objetivos.
Además contará con sus conclusiones, recomendaciones y bibliografía.
CAPÍTULO I:
Contexto de estudio
EL NIVEL INICIAL EN REPÚBLICA DOMINICANA: El nivel inicial es el primer escalón del sistema educativo dominicano en el cual se fomentan la formación integral de los/as niños/as para desarrollar todas sus potencialidades. Dicho nivel se vale de diversos mecanismos para transmitir en la infancia saberse que lo formarán como personas, entre ellos están los juegos, las canciones, adivinanzas, cuentos y actividades de la vida diaria; los cuales motivan el desarrollo de la inteligencia emocional y cognitiva de los niños/as. Este periodo educativo que va de 0 hasta 6 años y tiene por finalidad contribuir al desarrollo físico motor, intelectual afectivo, social y moral de los niños y las niñas.
ANTECEDENTES DEL NIVEL INICIAL: Los antecedentes del nivel inicial están ligados a instituciones caritativas, los cuales no se preocupaban por brindarle una educación integral, más bien era responsabilidad de las familias, la educación de sus hijos e hijas. La educación inicial en la República Dominicana se inicio en el sector cuando en 1886 el colegio san Luis Gonzaga lo comenzó a impartir y 15 años más tarde el instituto de señoritas salomé Ureña, también lo ofreció. En ese mismo orden la educadora ana Josefa Puello dirigió una escuela infantil, con un maternal, un kinder y un pre-primario, del1898 a1902. También pueden considerarse como pioneras, mercedes Amiama y Julia Henriquez. A nivel oficial se tomó en cuenta en la ley orgánica de la educación 2909 del 1951, pero en realidad fue el gobierno de Juan Bosch, el que le dio mayor importancia en 1962 creando una sección dentro de la dirección general de primaria. El nivel prosiguió su desarrollo y es en el año de 1966 cuando realmente se dieron los primeros pasos para reglamentar la educación pre-escolar, mediante la Resolución no.62-66 y la orden Departamental no. 10-66 que sirvieron como lineamiento, para organizar la sección de educación pre-escolar, señalando los grados en que bebía dividirse: Maternal, kinder y pre-primario.
En este orden cabe destacar que se elevó a la categoría de Departamento la Unidad de Educación pre-Escolar de la dirección general de educación primaria. (DGEP) y se decidió elaborar el proyecto de educación que sirve como eje central de la nueva visión sobre este nivel de enseñanza. A partir de las transformaciones del sistema educativo con el plan decenal de educación se ha establecido en el sistema educativo dominicano la instalación del nivel inicial teniendo carácter obligatorio el tercer ciclo y ampliado en el sector privado con una oferta desde los dos (2) años. Según el artículo 33 la ley general de educación sostiene que el nivel inicial es el primer nivel educativo y será impartido antes de la educación básica, coordinada con la familia y la comunidad. Está dirigida a la población infantil comprendida hasta los seis años. El último año será obligatorio y se inicia a los cinco años de edad. En las instituciones del Estado, este se ofrecerá gratuitamente.
CARACTERISTICAS DEL NIVEL INICIAL: Orienta la formación integral del niño/a dominicano de 0 a 6 años, al propiciar el desarrollo de sus potencialidades. Posibilita el despliegue de sus capacidades cognoscitivas de lenguaje, físico- motrices y socio-emocionales previniendo de esta forma dificultades que pudieran manifestarse en posteriores etapas educativas, en particular los tradicionales problemas de repitencia, sobreedad, deserción y dificultades de aprendizaje en la educación básica. Los primeros años de vida del niño o de la niña son decisivos para su desarrollo pleno como persona y para su capacidad de integración crítica al contexto en que se desenvuelve. Estas afirmaciones avaladas por amplios y documentados estudios psicológicos y socio pedagógicas confieren al nivel inicial una importancia que va en aumento conforme la vida familiar se vuelve más compleja. El nivel inicial, por las experiencias educativas que en éste se generan, propicia aprendizajes significativos en los alumnos/as, los cuales posibilitan la construcción de conceptos, modos de hacer o procedimientos, valores y actitudes.
PROPOSITOS DEL NIVEL INICIAL: Los propósitos generales son los que presentan las intenciones educativas de manera global. De igual modo, los propósitos por cierto son los que estableen el alcance de cada uno de los tres ciclos en los cuales se ha organizado la estructura educativa del nivel inicial. La naturaleza de estos propósitos así como el orden que siguen es congruente con las cuatro dimensiones del desarrollo humano consideradas en las caracterización de los niños/as de este nivel, la cognoscitiva, la de lenguaje, la físico – motriz y la socio – emocional, congruencia que se ha mantenido supuesta y no se ha hecho evidente agrupando los propósitos por dimensiones, con la intención de acercar la experiencia educativa a la totalidad humana integral y compleja en su más tierna edad.
FUNCIONES DEL NIVEL INICIAL: El nivel inicial cumple funciones pedagógicas que son funciones de carácter eminentemente sociocultural a largo plazo. Las funciones se refiere a la promoción de las potencialidades y capacidades de los alumnos/as, mediante la participación en una experiencia rica en estimulo y plena de procesos que intervienen en el conocimiento, como son la percepción, y comunicación, el entendimiento. La emoción y los sentimientos son también capacidades humanas que se promueven, las cuales, de hechos, funcionan como catalizadores o motores de los procesos de conocimientos y como causa de las relaciones interpersonales. La prevención educativa y la selección de necesidades especiales en los/as niños/as son otras funciones del nivel inicial. La orientación a la familia constituye una función importante del nivel inicial. Orientación que tiene el propósito de apuntar información y líneas de acción para el trabajo educativo que realizan los padres y las madres. Las funciones del nivel inicial aquí señaladas expresión concreta en las características generales del perfil con el que se aspira que egresen los niños/as, así como en la contribución que hace para la promoción de las comunidades, tendiente a lograr el tipo de sociedad a que se aspira tener.
CONTENIDOS DEL NIVEL INICIAL: Los contenidos del nivel inicial son los saberes elaborados que aportan las diferentes disciplinas científicas, de las experiencias sociales en sentido amplio y de los saberes populares emanados de las culturas que conforman los pueblos. Dichos saberes se trabajan con la intención de promover el despliegue de las potencialidades humanas y posibilitar el desarrollo de capacidades siempre hacia niveles superiores de equilibrio y armonía personal y con el entorno natural y social. Para ser coherentes con la forma de ser de los niños/as del nivel, es decir, como entienden el mundo (natural y social), como lo sienten, cómo se mueven y cómo se relacionan con él, los contenidos se deben trabajar con un sentido de integridad y con un carácter de globalidad.
LAS ACTIVIDADES EN EL NIVEL INICIAL: Las actividades son acciones que concretizan las estrategias de enseñanza – aprendizaje. La selección y desarrollo de las actividades depende de las características propias del grupo de alumnos/as que se tenga, de las intenciones, saberes y personalidad del educador o la educadora que esté presente, de las demandas concretas de la comunidad al centro educativo en cuestión y de los saberes elaborados que nutren los contenidos educativos del nivel. Las actividades han de propiciar la participación activa de todos los sujetos que intervienen en el proceso educativo. Esta participación integra a los niños/as, educadores/as, familia y miembros de la comunidad. Además el desarrollo de las actividades del nivel hay que observar características como son: el disfrute pleno del niño/as, su libertad de acción articulada a la orientación de educadores/as, la posibilidad de innovación por parte de aquellos/as que intervienen en el desarrollo de las actividades, la confianza que propicia la expresión plena de ideas e intereses y el afecto como elemento básico en las relaciones. También las actividades se diferencian a partir de diversos aspectos; recursos utilizados, posibilidad de movimiento, de interrelación, pueden ser actividades tranquilas, actividades dinámicas, actividades de moderada intensidad.
LA EVALUACION EN EL NIVEL INICIAL: La evaluación en el nivel inicial se concibe procesual, globalizadora y participativa, acorde con las características de las experiencia educativa que se promueve. Procesual, porque la evaluación da seguimiento a los procesos que se desarrollan en cada niño o niña tendientes a potenciar sus capacidades por medio de aprendizajes significativos. La evaluación en el nivel es globalizadora porque toma en cuenta necesidades, intereses, experiencias, motivaciones, así como procedimientos, materiales, informaciones, que aparecen muy ligados en la experiencia educativa de este nivel, debido a las características totalizadoras o sincréticas del pensamiento infantil.
PERFIL DEL EDUCADOR DEL NIVEL INICIAL: El perfil del educador o de la educadora se concibe como el conjunto de características, capacidades, rasgos, valores y actitudes, integradas no sólo por aquellas deseables, sino también por las que se van construyendo desde la práctica educativa cotidiana. Este perfil expresa esa nueva manera de asumir y desempeñar su rol, para la educadora y el educador de este nivel educativo. La preparación académica de la educadora o el educador es muy importante, puesto que las etapas de la vida que quedan comprendidas en el nivel inicial son las determinantes en la formación del pensamiento lógico y de la personalidad de los niños/as que atiende el nivel. Las características que componen el perfil del educador y de la educadora del nivel inicial se han agrupado en los siguientes aspectos: Conocimientos, identidad personal, social, creatividad, solidaridad, expresividad, participación, criticidad, investigación, organización.
1.1.9 PERFIL DEL EGRESADO/A DEL NIVEL INICIAL: El perfil del egresado y la egresada del nivel inicial se hacen compatible las necesidades y posibilidades de los niños/as con las demandas sociales formuladas a través del trabajo pedagógico, de los educadores y las educadoras, en un momento histórico determinado y en unas comunidades específicas. Para una mejor comprensión de este diseño curricular, se opta por presentar el perfil organizándolo de acuerdo con las mismas dimensiones que se consideraron al presentar las características evolutivas de los niños/as de este nivel, es decir, cognoscitiva, lingüística – expresiva – físico – motriz y socio emocional. El perfil cognoscitivo de los egresados y las egresadas del nivel inicial que desarrollen su percepción a través de la utilización de todos los sentidos para el reconocimiento de objetos y de sus características, así como la identificación de situaciones y la imitación diferida (en ausencia de modelos) de acciones, de todo tipo que establezcan relaciones de entendimiento con los objetos, animales, plantas y personas de su contexto inmediato. Que se muestre un manejo de las nociones de espacio, tiempo y causalidad, por lo menos a un nivel práctico. CAPÍTULO II:
Inteligencia emocional y cognitiva
2.1 APARICIÓN DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL: Aunque el auge del tema de la inteligencia emocional se produce en la segunda mitad de los años noventa, los principales autores del tema describen datos de décadas anteriores. Goleman señala las investigaciones realizadas por su difunto amigo y educador de la Universidad de Harvard, David McClelland cuyas indagaciones en los años 50-60 llevaron a la enunciación de su teoría de la motivación sobre "las tres necesidades: poder, logro y filiación" Dice Goleman, que McClelland efectuó descubrimientos importantes en sus investigaciones, que anunció a principio de los años setenta, que cambiaron substancialmente los puntos de vistas que existían sobre los test de inteligencia para predecir el éxito laboral, además de que cuestionó fuertemente la "…falsa pero extendida creencia de que el éxito depende exclusivamente de la capacidad intelectual." Entre los criterios que planteó McClelland en aquellos años estaba que "… las aptitudes académicas tradicionales (Calificaciones y títulos), no nos permiten predecir adecuadamente el grado de desempeño laboral o el éxito en la vida…". (Goleman, D.; (1996). Obra citada, p. 35) McClelland proponía que los rasgos que diferencian a los trabajadores más sobresalientes de aquellos otros que simplemente hacen bien las cosas había que buscarlos en competencias tales como la empatía, la autodisciplina y la disciplina, por ejemplo. En 1973 un artículo de McClelland publicado favoreció la aparición de un sistema completamente nuevo para medir la excelencia, un sistema que se ocupara de evaluar las competencias que presenta una determinada persona en el trabajo concreto que está llevando a cabo. Desde esa nueva perspectiva, una "competencia" es un rasgo personal o un conjunto de hábitos que llevan a un desempeño laboral superior o más eficaz, por decirlo de otro modo, una habilidad que aumenta el valor económico del esfuerzo que una persona realiza en el mundo laboral. El término "inteligencia emocional" lo acuñaron en 1990 dos psicólogos de las universidades de New Hampshire, John Mayer; y de Yale, Peter Salovey, que identificaron como los cuatro componentes y habilidades básicas de la inteligencia emocional las siguientes:
1. La capacidad de percibir, valorar y expresar emociones con precisión.
2. La capacidad de poder experimentar, o de generarlos a voluntad, determinados sentimientos, en la medida que faciliten el entendimiento de uno mismo o de otra persona.
3. La capacidad de comprender las emociones y el conocimiento que de ellas se deriva.
4. La capacidad de regular las emociones para fomentar un crecimiento emocional e intelectual.
Sin embargo, no fue hasta el año 1995 que encontró una validación en el centro de trabajo el concepto de inteligencia emocional, gracias a las investigaciones realizadas y al popular libro de Daniel Goleman La Inteligencia Emocional. Independientemente, de los antecedentes y experiencias personales, científicas o profesionales, que relatan diferentes autores, parece evidente que dos factores han influido significativamente en el desarrollo que ha tenido el tratamiento de la inteligencia emocional en los últimos años, que son:
Los resultados de numerosas investigaciones sobre las prácticas y comportamientos que han proporcionado a muchas personas resultados más exitosos en diferentes esferas de la vida.
Los hallazgos de investigaciones en la esfera de las neurociencias que han permitido identificar procesos fisiológicos que se generan por las emociones, cómo estos procesos inducen determinados comportamientos y cómo puede ser posible controlarlos y utilizarlos, si tomamos conciencia de los estados que se generan y aplicamos determinados enfoques, técnicas y formas de comportamiento. La inteligencia emocional es una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental, etc. Ellas configuran rasgos de carácter como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, que resultan indispensables para una buena y creativa adaptación social. El término Inteligencia Emocional se refiere a la capacidad humana de sentir, entender, controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y en los demás. Inteligencia emocional no es ahogar las emociones, sino dirigirlas y equilibrarlas.
El concepto de Inteligencia Emocional, aunque esté de actualidad, tiene a nuestro parecer un claro precursor en el concepto de Inteligencia Social del psicólogo Edward Thorndike (1920) quien la definió como "la habilidad para comprender y dirigir a los hombres y mujeres, muchachos y muchachas, y actuar sabiamente en las relaciones humanas". La inteligencia social, existen también otros dos tipos de inteligencias: la abstracta –habilidad para manejar ideas- y la mecánica– habilidad para entender y manejar objetos-. Inteligencia Lingüística: Es la inteligencia relacionada con nuestra capacidad verbal, con el lenguaje y con las palabras. Inteligencia Lógica: Tiene que ver con el desarrollo de pensamiento abstracto, con la precisión y la organización a través de pautas o secuencias. Inteligencia Musical: Se relaciona directamente con las habilidades musicales y ritmos. Inteligencia Visual – Espacial: La capacidad para integrar elementos, percibirlos y ordenarlos en el espacio, y poder establecer relaciones de tipo metafórico entre ellos. Inteligencia Kinestésica: Abarca todo lo relacionado con el movimiento tanto corporal como el de los objetos, y los reflejos. Inteligencia Interpersonal: Implica la capacidad de establecer relaciones con otras personas. Inteligencia Intrapersonal: Se refiere al conocimiento de uno mismo y todos los procesos relacionados, como auto confianza y auto motivación. Esta teoría introdujo dos tipos de inteligencias muy relacionadas con la competencia social, y hasta cierto punto emocional: la Inteligencia Interpersonal y la Inteligencia Intrapersonal. Gardner definió a ambas como sigue:
"La Inteligencia Interpersonal se construye a partir de una capacidad nuclear para sentir distinciones entre los demás: en particular, contrastes en sus estados de ánimo, temperamentos, motivaciones e intenciones. En formas más avanzadas, esta inteligencia permite a un adulto hábil leer las intenciones y deseos de los demás, aunque se hayan ocultado… " Y a la Inteligencia Intrapersonal como "el conocimiento de los aspectos internos de una persona: el acceso a la propia vida emocional, a la propia gama de sentimientos, la capacidad de efectuar discriminaciones entre las emociones y finalmente ponerles un nombre y recurrir a ellas como un medio de interpretar y orientar la propia conducta…" Las personas con habilidades emocionales bien desarrolladas también tienen más probabilidades de sentirse satisfechas y ser eficaces en su vida.
2.1.1 LA INTELIGENCIA EMOCIONAL: La inteligencia emocional, de acuerdo al periodista y escritor Daniel Goleman (1995) no es más que la capacidad de sentir, entender, controlar, modificar. Es decir que, distintos factores inciden en el ser humano para desarrollar la capacidad de sentir a través de todos sus sentidos, entender situaciones y circunstancias, controlar y modificar sus actitudes como entes pensantes. Además estos factores inciden para desprender habilidades y prácticas producto de la inteligencia emocional, pudiéndose ésta clasificar en: inteligencia interpersonal (externas, de relación) e interna de autoconocimiento. La inteligencia emocional es de vital importancia para los educandos, ya que la misma interviene en los estudios y el aprendizaje tal y como lo muestra las investigaciones científicas más recientes. "Un 50% de nuestros rasgos emocionales proviene de las experiencias más temprana de la infancia y otro 50% de los rasgos biológicos". (D.NEWMAN.P.GRFFIN, Zona de Construcción del Pensamiento, P. 22). Significando así la importancia no sólo del potencial biológico, también del contexto socio-ambiental, en el cual se desarrolla el sujeto en sus primeros años. El sistema educativo, una de las instituciones sociales por excelencia, se encuentra inmerso en un proceso de cambios enmarcados en el conjunto de transformaciones sociales propiciadas por la innovación tecnológica y, sobre todo, por el desarrollo de las tecnologías de la información y de la comunicación, por los grandes cambios que se producen en las relaciones sociales, y por una nueva concepción de las relaciones tecnología-sociedad que determinan las relaciones tecnología-educación. Cada época ha tenido sus propias instituciones educativas, adaptando los procesos educativos a las circunstancias. En la actualidad, esta adaptación supone cambios en los modelos educativos, cambios en los usuarios de la formación y cambios en los escenarios donde ocurre el aprendizaje. Aunque el énfasis de los cambios educativos, lógicamente, está puesto en el impacto que la tecnología está produciendo en nuestras vidas, una corriente paralela y complementaria de la anterior rescata la importancia y la urgencia de la educación de las emociones y los sentimientos. La experiencia muestra que para facilitar el aprendizaje y la creatividad, es fundamental el desarrollo de la tanto de la vida intelectual como de la emocional, porque no es suficiente contar con las máquinas más modernas y las mejores instalaciones (aun teniendo cierta capacidad intelectual), si falta la motivación, el compromiso, y el espíritu de cooperación. Cuando la educación no incluye los sentimientos, no pasa de ser una simple instrucción. La ciencia actual refuerza aún más esta convicción de tantos alumnos, padres y maestros. En los laboratorios de psicología experimental se ha comprobado, desde hace tiempo, el efecto positivo de las emociones, incluso en aspectos de rendimiento académico, como en la consolidación de la memoria, por ejemplo. Cuando leemos dos textos con una trama compleja, recordamos mejor aquél que tiene un alto contenido emocional. De las invasiones inglesas narradas por nuestras maestras lo que mejor hemos retenido es el episodio del aceite hirviendo volcado sobre los atacantes desde las azoteas de las casas porteñas. Por algo, en francés, se dice aprender "par coeur", de corazón, cuando se memoriza algo. Las emociones y los sentimientos son esenciales en todo aprendizaje. Lo sabíamos desde siempre, pero ahora hemos comenzado a conocer mejor sus bases biológicas. La Inteligencia Emocional parte de la convicción de que la escuela debería promover situaciones que posibilitaran el desarrollo de la sensibilidad y el carácter de los alumnos, sobre la base de que en el quehacer educativo se involucra tanto el ser físico como el mental, el afectivo y el social, en un todo. En la actualidad, los especialistas coinciden en plantear que la inteligencia emocional no se establece al nacer, sino que se puede desarrollar, entrenar y fortalecer a través de las experiencias de la infancia. Las capacidades intelectuales y emocionales se relacionan con la cantidad y forma en que se producen conexiones neuronales en el cerebro. El número y calidad de estas conexiones no dependen de manera exclusiva del componente genético de una persona sino fundamentalmente de la interacción que ésta tenga con el medio. Por eso es tan importante que los niños sean estimulados desde pequeños, ya que se sostiene que a partir de los diez años de edad el cerebro elimina las conexiones más débiles, conservando aquellas que han sido fortalecidas a través de la experiencia. Si bien, hay niños con más habilidades para unas cosas que otras, lo importante es no pensar en un determinismo genético, sino realizar todos los esfuerzos para incorporar a la educación elementos que favorezcan las aptitudes emocionales como son la creatividad, el optimismo, la perseverancia y el autodominio, entre otras. Los padres que manifiestan la ternura y el amor, generan en sus hijos efectos muy positivos. En lo cognitivo, estos serán alumnos más eficaces, con mayor concentración y con menores interferencias afectivas. En el plano social, causarán una mejor impresión, serán más hábiles para relacionarse y, por lo general, más populares. Según los especialistas, biológicamente -incluso- pueden presentar niveles más bajos de hormonas de estrés. El experto norteamericano en terapias infantiles Lawrence E. Shapiro, recomienda a los padres darse el tiempo para jugar con sus hijos pequeños dejando de lado las típicas instrucciones, para que compartan momentos libres de juicios y presiones. En base al éxito de la teoría La inteligencia emocional de los niños, destaca la necesidad de reforzar determinadas capacidades emocionales en los pequeños. Según el experto en terapias infantiles, los niños no siempre desarrollan en forma espontánea las cualidades emocionales y capacidades sociales que los convertirán en el futuro en adultos responsables, apreciados y felices. Por lo tanto, así como se les enseña el alfabeto, las matemáticas o las ciencias, también requieren que los padres desde pequeños los ayuden a formar su carácter y a desarrollar las cualidades básicas que se relacionan con la inteligencia emocional. El autoconocimiento es una de estas habilidades, e implica enseñar a los niños a conectarse con sus estados internos, a hablar de sus ideas, emociones y capacidades. Recomienda para ello fomentar la reflexión, olvidar las descalificaciones hacia lo que piensan los pequeños y estar atentos a sus intereses y gustos.Evaluación psicológica, medida de algunos aspectos del comportamiento humano por medio de pruebas objetivas (test) que exigen contenidos cuidadosamente seleccionados y métodos de actuación e interpretación rigurosos. Los contenidos de estas pruebas pueden hacer referencia a cualquier aspecto del funcionamiento psíquico, incluyendo los rasgos de personalidad, las actitudes, la inteligencia y otros aspectos de índole emocional.
En general, el test es aplicado por un psicólogo clínico, industrial o educativo, de acuerdo a principios éticos y profesionales. La interpretación se basa en la comparación de las respuestas del individuo con los niveles previamente establecidos mediante las respuestas habituales. Su utilidad dependerá de su capacidad para predecir el comportamiento (validez externa, predictiva). Al ofrecer información sobre la conducta de una persona y sus respuestas o resultados ante determinadas situaciones, son una gran ayuda a la hora de tomar decisiones.
El desarrollo de las principales pruebas de evaluación partió de la necesidad de dar respuesta a ciertas demandas sociales. El primer test de inteligencia fue elaborado en 1905 por los psicólogos franceses Alfred Binet y Théodore Simon, quienes desarrollaron una serie de pruebas para identificar qué niños de las escuelas de París necesitarían una educación especial por su menor cociente intelectual. En 1916, el psicólogo estadounidense Lewis Terman elaboró la primera revisión de la escala Binet-Simon para una población a partir de los tres años. Este test sería revisado posteriormente en 1937 y en 1960, siendo aún hoy una de las escalas más utilizadas para medir la inteligencia. Poco después, la necesidad de clasificar a los soldados en la I Guerra Mundial motivaría el desarrollo de dos grupos de tests de inteligencia, el Alfa y el Beta. Además, para ayudar a detectar a los soldados que pudieran sufrir crisis nerviosas durante el combate, el psicólogo estadounidense Robert Woodworth elaboró el Personal Data Sheet (Hoja personal de datos), antecedente de los modernos tests de personalidad. Durante la década de 1930, los debates sobre la naturaleza de la inteligencia condujeron al desarrollo de la escala de inteligencia Wechsler-Bellevue (WAIS) que, además de proporcionar una medida general de la capacidad mental, daba información sobre las áreas de mayor fuerza o debilidad intelectual. La escala de Wechsler abarca desde la etapa preescolar a la adulta y hoy tiene la misma importancia que la escala de Binet.
A medida que el interés por el psicoanálisis aumentaba en esos años, se introdujeron dos técnicas de proyección para el estudio sistemático de la motivación inconsciente: el test de las manchas de tinta del psiquiatra suizo Hermann Rorschach y el TAT (Test de Apercepción Temática), test narrativo de los psicólogos estadounidenses Henry A. Murray y C. D. Morgan. Ambos son frecuentes en el estudio de la personalidad, sobre todo en el ámbito clínico. Las primeras escalas de inteligencia evaluaban la "edad mental", nivel intelectual del niño según el promedio de su grupo de edad; de esta forma se podía conocer si un niño estaba situado por encima, por debajo o al mismo nivel que los demás. Dividiendo la edad mental entre la cronológica, se obtenía una cifra (el cociente intelectual) que, multiplicada por cien, daba la medida de la inteligencia, método que aún hoy se emplea. La media o promedio es 100 y casi la mitad de la población puntúa entre 90 y 110. El posible grado de error también se controla dentro de un proceso completo de evaluación, contrastando el conjunto de puntuaciones obtenidas en distintos tests.
2.1.2 LA INTELIGENCIA Y LA ESCUELA: Tradicionalmente, se ha considerado la inteligencia como una habilidad general que se halla en diversos grados, en todos los individuos, y que resulta ser especialmente importante para obtener buenos resultados en la escuela. Algunos enfoques como: Ferman (1980-1986) presentan la inteligencia dentro del contexto de los ámbitos actuales y disciplinares de la escuela como una relación mixta, es decir que la escuela ha de propiciar un acto de pensamiento colaborado, contextualizado y específico de una situación concreta para ser más productiva. Ha de brindar un entorno en el cual el/la estudiante pueda adaptarse y dominar su medio. Desde esta perspectiva, potencia desde la escuela la inteligencia conlleva varios factores como son: habilidades particulares, exigencia de cada disciplina escolar, así como lo medios pedagógicos y otros. Considerando además que las escuelas pueden tener más éxito a la hora de llevar a cabo su labor dando participación activa a los niños/a de su proceso de aprendizaje y es ella que anima a los niños/as a que desarrollen su competencia en diversas especialidades. La Inteligencia Emocional es un concepto relativamente nuevo que introdujeron Peter Salovey y J. Mayer en 1990. Estos psicólogos de Harvard forman parte de la corriente crítica contra el concepto tradicional que considera la inteligencia sólo desde el punto de vista lógico o lingüístico. Salovey organiza la inteligencia en cinco competencias principales:
1. Conocimiento de las propias emociones (autoconocimiento)
2. Capacidad de manejarlas (control emocional)
3. Capacidad de automotivarse
4. Capacidad de reconocimiento de las emociones de los demás (empatía)
5. Habilidad en las relaciones (habilidades sociales y liderazgo).
De todos modos, es el periodista y divulgador científico Daniel Goleman el responsable de popularizar este concepto en el best-seller "La Inteligencia emocional" (1995). En el libro "Predicciones", que reúne a 31 grandes pensadores de nuestro tiempo, en el que imaginan cómo será el siglo XXI, Daniel Goleman escribe: Pronóstico que las sociedades desarrolladas ampliarán las competencias de los colegios para que incorporen la educación emocional. Nuestras habilidades emocionales y sociales siempre se han transmitido de forma vital: a través de los padres, familiares, vecinos y amigos… Pero los niños de hoy pasan mucho tiempo solo. Es obvio que esta transmisión de habilidades básicas no se está produciendo tan bien como antes. Sin embargo, las escuelas proporcionan a la sociedad un vehículo que garantiza que cada generación aprende las artes vitales fundamentales: cómo controlar los impulsos y manejar la cólera, la ansiedad, la motivación, la empatía y la colaboración, y también cómo solucionar los desacuerdos de forma positiva. Ya hay escuelas cuyo programa de estudios va más allá de lo básico para incorporar lecciones sobre estas habilidades esenciales. Los resultados son bastante alentadores: los niños no sólo mejoran en su autocontrol y en el manejo de sus relaciones, sino que también tienen menos peleas e incidentes violentos, a la vez que aumentan su puntuación en las pruebas académicas. Dicho en pocas palabras, puede ser que habrá un día en el que todos los niños y niñas aprenderán en la escuela, junto con los tradicionales rudimentos académicos, estas artes pragmáticas necesarias para vivir mejor. En los programas escolares la empatía se valorará tanto como el álgebra". Es evidente que la enseñanza colectiva y simultánea, orientada exclusivamente al conocimiento, y que tradicionalmente ha venido aplicándose desde el siglo XIX ha resuelto con cierto éxito la necesidad humana de desarrollo intelectual, pero no ha encontrado muchas soluciones a los problemas personales que el desarrollo intelectual conlleva, y ésta es la carencia en la que se enfoca la Inteligencia Emocional, que a la vez puede aportar otros principios (desde el mundo de las emociones y los sentimientos) para mejorar el aprendizaje.
2.2 UTILIDAD DE DESARROLLAR LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y COGNITIVA: Para que así exploten sus conocimientos y se desarrollen todo lo que concierne al aprendizaje de la inteligencia cognitiva y emocional, pues las emociones son importantes para el desarrollo humano, si un niño/a se cría sin oportunidades de experimentar suficientes emociones tendrá dificultades de adaptación, su percepción del mundo y el disfrute de sus experiencias serán relativamente pobres. La carencia de la inteligencia emocional en los primeros años del desarrollo tiene tal significación que puede provocar un daño irreversible en el desarrollo físico e intelectual de los niños/as. El último factor se relaciona en lo académico, lo emocional, lo ambiental, entre otros. Principalmente en los niños/as del nivel inicial, ya que, es en este nivel que se inicia el desarrollo de la inteligencia cognoscitiva y emocional. A partir de una continua asistencia, y las actividades que se concretizan en el aula y fuera de ella los alumnos/as van adquiriendo conocimientos que inciden al buen desarrollo cognoscitivo y emocional. En tanto lo referencial, mantiene la armonía en las relaciones familia- escuela, pues la familia es la principal fuente de estímulo en los niños/as, en lo emocional, mantiene el equilibrio ya que los primeros años de vida son reconocidos universalmente como decisivos en el desarrollo humano. En lo ambiental garantiza un clima favorable hogar – escuela, interactuando en el contexto sociocultural y físico para aprender y transformarlo. Es decir, sin matriz afectiva (emociones) el cerebro no puede alcanzar sus más actas cimas en la aventura del conocimiento. Es importante considerar, la realidad de niños/as con limitaciones intelectuales y de aprendizaje, carentes de atención adecuad, que de respuesta en el plano emocional a estos niños/as. En fin un estudiante productivo académicamente, social y afectiva, es aquel, cuyo desempeño y realidad afectiva le ha beneficiado con una práctica o acción de relación emoción-razón. Conocer los hitos del desarrollo emocional es fundamental para desarrollar en los niños las habilidades cuando corresponde, no antes ni después. Neva Milicic sostiene que en la edad preescolar conviene estimular habilidades a través de enseñanza directa, por ejemplo, contando cuentos, enseñando a decir "buenas tardes", "por favor", y señalando explícitamente qué cosas producen daño a otro y, por lo tanto, no deben hacerse. En la etapa escolar el menor tiene más perspectiva de su entorno, y por ello conviene trabajar con aprendizaje por descubrimiento y juego de simulación de roles, de manera de entrenar sus emociones. Lo primero es jugar a que los niños resuelvan situaciones difíciles como a ellos les parezca que es mejor, argumentando los por qué. Otra alternativa es elegir un rol, como por ejemplo, el atento, el peleador u otro, y jugar en secreto esos roles, para que luego los participantes adivinen qué rol desempeñaba cada uno. Si bien este tipo de actividades es recomendado, en todas las edades, el aprendizaje más importante es por "modelaje", ya que así se adquiere el 80% de la conducta. Los niños aprenden las palabras con las palabras que le hablan sus padres y la forma en que los tratan. La clave está en predicar con el ejemplo y trabajar en la educación de las emociones de los hijos, así serán niños más seguros de sí mismos, más sociables, felices, considerados y armoniosos. Los expertos plantean que la personalidad se desarrolla a raíz del proceso de socialización, en la que el niño asimila las actitudes, valores y costumbres de la sociedad. Y son los padres los principales encargados de contribuir en esta labor, a través de su amor y cuidados, de la figura de identificación que representan para los hijos, ya que son agentes activos de socialización. Es decir, la vida familiar será la primera escuela de aprendizaje emocional. Así también influye el mayor número de experiencias del niño en el desarrollo de su personalidad. De esta forma, al controlar la mayor parte de las experiencias de los menores, los papás contribuyen al desarrollo de la cognición social. Por lo tanto, como son el principal modelo de imitación de los hijos, lo ideal sería que, como padres, ejerciten su propia inteligencia emocional para que los niños puedan adquirir esos hábitos. Bajo la premisa trate a sus hijos como le gustaría que les tratasen los demás, se obtienen 5 principios básicos para que los padres apliquen en su vida diaria:
Ser consciente de los propios sentimientos y de los sentimientos de los demás.
Mostrar empatía y comprender los puntos de vista de los otros.
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