Las pautas o patrones de recuperación de mujeres y varones adultos que pertenecen al programa de Narcóticos Anónimos del área de San José (página 3)
Enviado por Javier Eduardo Vindas Acosta
2.3.3. Perspectiva psicoanalítica de las adicciones
En la obra de Freud no se consigna ningún tratado específico sobre las adicciones. Aunque realizó varios estudios poco fructíferos alrededor de los efectos de la cocaína.
En 1897 en las cartas a Fliess, citado por Vera Ocampo (1988), relaciona la adicción y la masturbación, anotando que el alcohol, la morfina y el tabaco reemplazan la necesidad primitiva de la masturbación (como pulsión autoerótica). Es necesario entonces referirse a la primeras etapas del desarrollo psicosexual, ya que Freud sitúa la problemática del toxicómano en el tiempo del autoerotismo, cuya expresión es la masturbación. La etapa de la oralidad narcisista, anterior a la identidad sexual y a la constitución de la identidad subjetiva, donde la experiencia de la falta de objeto de la pulsión sexual, se convierte en precursor de la problemática edípica y el complejo de castración (que define la negación del adicto como un repliegue ante la angustia de castración), se dinamiza de la forma siguiente:
"La situación analítica(…) reactiva(…) ese momento originario y fundador que es el rechazo materno del que procede directamente el advenimiento del sujeto como tal. Su resorte esencial es la decepción debida a la persistente ausencia de la satisfacción esperada. Ante la exigencia imperiosa de necesidades interiores, el niño recurría en primera instancia a intentos de satisfacción por vía alucinatoria, pero esa alucinación(…) se revelaba incapaz de mantener la necesidad. Su insatisfacción se traducía entonces en una descarga motriz, gritos, gesticulaciones que tenían un valor de llamado para la madre(…) al que ella respondía procurando al niño el objeto indispensable. Al responder así a la primera demanda, garantizaba la alucinación. En este nivel(…) su negativa a responder a la exigencia de una demanda y cuya consecuencia será coaccionar al niño a renunciar al intento de satisfacción por vía alucinatoria. Al adoptar esta posición, la madre hace fracasar el deseo original y esto porque ella se impone como sujeto deseante. Así el deseo materno se presenta como tope, como forma primera de la realidad, obligando al aparato psíquico primitivo a pasar de un funcionamiento obediente al principio del placer, a un modo de actividad regida por el principio de realidad. Este cambio(…) corresponde a un momento genético determinante, que está en el principio mismo del nacimiento del pensar, del juicio, del lenguaje, de la separación entre el mundo exterior y el interior, etc. Advenimiento del sujeto que va al encuentro del deseo materno de un deseo que revela la experiencia de la falta de objeto(…) que representa la experiencia originaria de la insatisfacción(…)" (Dorey, 1983, citado por Vera Ocampo, 1988, p.123).
La pérdida de objeto es doble pérdida, incluyendo la de su identidad primaria, la que se fundamenta en la identificación primaria con la madre.
Superarla es condición para el establecimiento de una identidad psíquica y más tarde sexual. Pero ese trabajo de elaboración del duelo requiere que el niño pueda operar de modo satisfactorio ese acto creador que es el mantenimiento del objeto que falta en el interior de sí. A falta de lo cual el sujeto se verá librado a la tendencia, presente en todo individuo, de volver a la no diferenciación mediante mecanismos de identificación.
La masturbación, en sentido psicoanalítico, se contextualiza dentro del tiempo inicial de la sexualidad. Este momento es el del autoerotismo, momento de repliegue sobre sí mismo, de reflejo. Aquí el objeto ha sido sustituido por un fantasma (objeto que se refleja en el sujeto). Así la masturbación infantil, no es una mera manipulación del órgano, sino la constitución del objeto en tanto perdido.
El autoerotismo se define por la ausencia de objeto. La primera etapa psicosexual, la etapa oral, es la del apuntalamiento de la sexualidad. La pulsión tiene su objeto, su fin, fuera del propio cuerpo, en el seno de la madre. En el momento en que el niño es capaz de representarse la persona en conjunto (madre total), a la que pertenece el objeto fin de pulsión (seno) que le suministraba satisfacción, ese objeto (seno) se constituye como perdido. Ante esto como norma general, la pulsión se vuelve autoerótica.
Lacan (1975), citado por Carmona (1994), hace alusión directa al tema de las adicciones, en la clausura de las jornadas de estudio de los carteles de su escuela, aduciendo que la droga se define mejor, si se entiende como aquello que permite romper el casamiento con el pipí. Lo anterior puede interpretarse en el sentido de la propuesta de Freud como sustituto de la masturbación o como aquello que permite separarse de ella.
Lacan (1957) desarrolla más el concepto de carencia de objeto. La madre aparece como real y con el poder de convertirse en un sujeto deseante para el niño. Ella mediará el acceso del niño a los objetos que Lacan (1957), citado por Vera Ocampo (1988), llama "de don" y que antes eran objetos de satisfacción. La negación del adicto es negación de esta aparición de la madre como sujeto deseante, que significa el paso al proceso de separación-individuación. Este conflicto estará presente en la vida del toxicómano, en términos de repetición sucedánea. Freud (1905), citado por Vera Ocampo (1988), en tres ensayos sobre la sexualidad explica que una vez superado el periodo de latencia se restablece la relación original. Por algo es que el niño que succiona el pecho de la madre, se ha convertido en el prototipo de la relación amorosa. Encontrar el objeto sexual es, hablando con rigor, reencontrarlo.
Lo que el toxicómano pretende es mantener la ilusión de haber hallado el objeto de satisfacción. El carácter de necesidad de la droga, implica en el sujeto la negación de la pérdida de esta y remite a la negación primitiva de la carencia del objeto como fin de la pulsión sexual. El adicto reemplaza al objeto de pulsión sexual por el objeto de necesidad mismo, actualizando una negación de la carencia de objeto. En sintesis "Lo que Freud llama producto de reemplazo de una actividad autoerótica se nos aparece como el producto de un reemplazo del objeto, en tanto perdido y remitido por efecto de la negación a lo que es su puntal, esto es, el objeto de necesidad" (Vera Ocampo, 1988, p.106).
Se niega la pérdida de objeto, fijándose en el objeto de necesidad, con lo que no se accede a un requisito para constituirse en sujeto deseante. Es en esta ilusión (negación de pérdida de objeto) en la que el adicto se pierde. Vive una contradicción vital, la imposibilidad de la satisfacción y el duelo imposible por la pérdida del objeto. La adicción, según esta perspectiva, se convierte en un encuentro fallido.
Vera (1988) afirma que al negar la pérdida del objeto, la sexualidad misma se ve impugnada, es la descentración del orgasmo genital y el intento de reemplazarlo por el flash químico.
La dimensión de la toxicomanía como acto se propone así, "A diferencia del masoquismo perverso, para el cual se ha operado una transformación de la finalidad activa en finalidad pasiva, lo que implica la búsqueda de otra persona como "objeto" (objeto de la pulsión pero sujeto de la acción) el toxicómano se encontraría como fijado en esa posición intermedia del masoquismo reflejo, autoagresivo, debido a su negación de la pérdida de objeto" (Vera Ocampo, 1988, p.108).
En esta dimensión del acto autoagresivo, la negación funciona como si la droga no fuera autodestructora. La tendencia a la compulsión, a la repetición, explica que la satisfacción no se basa ni en el objeto ni en su evocación, sino en el acto mismo. De aquí que el adicto tenga un bajo instinto de conservación y sea fóbico a todo vínculo afectivo. El drogado quiere vivir pero nada le aporta placer y, ante esto, lo sostiene el objeto que necesita consumir.
El intento de volver al momento primitivo anterior a la separación, es lo que fundamenta el vínculo del toxicómano con la droga.
Por otro lado, Francoise Dolto (1988), citada por Vera Ocampo (1988) enfatiza los aspectos formativos socioculturales; "una crianza y una educación que no suscitan ni la autonomía ni el sentido crítico, ni la inserción social temprana del niño en su grupo de edad. Niño hasta los dieciséis o dieciocho años, objeto de cuidados, objeto de consumo para el comercio, objeto de satisfacción para padres y maestros… ¿cuándo entonces sujeto de su deseo, inducido a hablar en su nombre, a asumir sus experiencias, a construir sobre sus fracasos, en lugar de sentirse humillado y culpable por ellos, obligado, sino a ocultárselo a sí mismo, sobre todo ocultárselo a los demás?" ( Vera Ocampo, 1988, p.18).
Otro aspecto importante es el del vínculo que se genera entre el adicto y la droga, este reviste dos características:
1. La necesidad: la droga es un producto necesario que no puede faltarle.
2. La Exclusividad: la droga imposibilita que otros objetos sean fines de placer pulsional.
Esta exclusividad hace que se rechace todo compañero de placer, aspirando a un ideal narcisista de autonomía en el goce.
Según Vera Ocampo (1988), la explicación de la dependencia hacia la droga parte de la pasión primitiva de independencia respecto del otro, como expresión de su ideal de dominio por el fantasma de la falta de objeto. La dualidad dependencia-independencia, reaparece en la adolescencia y en el adicto queda bloqueada. Se trata de un regreso al periodo de constitución del sujeto y del establecimiento de la sexualidad, periodo oral del autoerotismo (el destino de pulsión es sobre la propia persona). El adicto retorna a la búsqueda de satisfacción autoerótica, bajo el signo de un ideal de autonomía en el goce, fuera del tiempo, en un espacio privilegiado, el territorio de la droga.
El adicto se refugia en un mundo propio, bajo la ilusión de la independencia, dependiendo de un objeto de necesidad (goce inmediato) para lograrlo; drogarse implica la ilusión de ser remitido al estado anterior a la separación, donde no se introduzca la realidad o el deseo del otro.
También el narcisismo propio del autoerotismo sustituye la diferencia entre los sexos y enfatiza el carácter sexual del placer drogado, desde aquí el objetivo de drogarse es "salvar la integridad narcisista amenazada por la angustia de castración, son el fantasma de la bisexualidad y la desexualización a través de la transformación de la líbido de objeto en líbido narcisista" (Vera Ocampo 1988 p.105).
Francoise Dolto (1988),citada por Vera Ocampo (1988), apunta: "Los toxicómanos son gente que está de duelo, traicionados por el abandono sin despedida de otro… ¿un hermano?.. ¿la madre?… con quien el drogado no se sabía fusionado y que se fue, llevándose su actividad potencial y no dejándole en cuanto a deseo sino pulsiones pasivas" ( Vera Ocampo, 1988, p.14).
Vera Ocampo (1988) resume la posición psicoanalítica, en cuanto a la drogodependencia, aduciendo que es el resultado de un encuentro, el encuentro con una problemática, la negación de la falta de objeto con la contingencia de ese real químico que es la droga.
Esa falta es un significante que es medio y finalidad de la experiencia toxicomaniaca.
La cura es producto de una orientación inconsciente, asistida pero no dirigida, en búsqueda del auténtico ser neonatal. En el proceso se libera de la necesidad farmacoquímica y deja de tener el deseo y la nostalgia de ella. (ver anexo 1, glosario de términos psicoanalíticos).
Por otro lado, para comprender los comportamientos que mantienen la recuperación (objetivo general de esta investigación) se hace necesario revisar las propuestas de prevención de recaídas. En el próximo apartado se presentan los principales modelos de prevención de recaídas.
2.4. Recuperación – prevención de recaídas
La visión contemporánea de la salud pública entiende el constructo salud como la potenciación del bienestar integral de los ciudadanos, dentro de un proceso de salud- enfermedad, condicionado por las dimensiones socio-políticas de la sociedad. La naturaleza multidimensional de la problemática de la adicción se integra en este proceso de salud- enfermedad, como un continuo recuperación-recaída, lo que implica reconocer la recaída como un elemento esencial en cualquier definición de las adicciones, hecho que ha sido tradicionalmente invisibilizado desde los modelos de interpretación de la adicción como enfermedad (grupos de Doce Pasos). Sandí y otros (1995) ya incluyen este aspecto al afirmar que los síntomas principales de la dependencia o adicción a drogas son la pérdida de control, el consumo compulsivo, la preocupación constante por la droga y un patrón de recaídas. A lo anterior habría que agregar que la pérdida de control supone la presencia del síndrome de abstinencia, cuyas características detonan el deseo incontrolable, conocido también como "el ataque" o "craving". Además, la preocupación constante por la droga es lo que en la interpretación de los grupos de Doce Pasos se categoriza como obsesión (idea fija).
Desde el modelo de interpretación cognitivo-conductual (Marlatt, Prochaska y Diclemente, Beck) la recaída se mira como un estadio común y repetitivo por el que la persona adicta pasa antes de lograr una recuperación mantenida en el tiempo.
Quizás la tarea más difícil para el exconsumidor sea la de mantenerse en abstinencia, a través del cambio y el crecimiento personal constante. Esta problemática es tan compleja que no basta una terapia específica para tratarla, sino que demanda una movilización integral de los recursos de la persona, de modo que pueda perseverar en la adopción de un estilo de vida y una manera de afrontar la realidad cada vez más sano, para sí mismo y su relación con el mundo y los otros. Cambiar el estilo de vida significa transformar los patrones de conducta adictivos, por otros que le permitan vivir con autonomía. Para mantenerse en abstinencia la persona desarrolla nuevas estrategias relacionales, comportamentales, cognitivas, espirituales, las cuáles debe monitorear constantemente, a fin que se instauren en sus repertorios personales como patrones de conducta estables y permanentes. Los trabajos de prevención de recaídas se concentran en analizar los elementos y condiciones personales y ambientales que obstaculizan el mantenimiento de la abstinencia en las personas exconsumidoras de drogas.
El fin de este trabajo es identificar las pautas comunes que impulsan y mantienen la recuperación, no los factores que la obstaculizan (objetivo de modelos de prevención de recaídas). Pero se considera fundamental complementar el mantenimiento con la prevención, ya que el primero parte de la segunda.
A continuación se presenta un resumen de las principales propuestas de prevención de recaídas, focalizando la atención en los factores de riesgo que impiden el mantenimiento en la recuperación. Estos factores son detonantes internos (factores emocionales y físicos) y externos (lugares, personas y cosas relacionadas con la droga) que estimulan el deseo de uso de la persona.
2.4.1. Modelo de tratamiento de prevención de recaídas de Allan Marlatt
Es un tratamiento cognoscitivo-comportamental que combina el entrenamiento en habilidades comportamentales con las técnicas de intervención cognoscitiva. "El modelo de prevención de recaídas es fundamentalmente un programa de autocontrol en el que se instruye a los pacientes sobre cómo anticipar y afrontar con eficacia los problemas que vayan surgiendo durante el periodo posterior al tratamiento o de seguimiento"(Marlatt y Barret, 1985, p.293). Marlatt y Barrett (1985), definen la recaída como cualquier violación discreta de una regla autoimpuesta o de un grupo de reglas que gobiernan la tasa o patrón de cierto comportamiento.
En cuanto a las situaciones de alto riesgo, primero se debe hacer la aclaración de que a mayor tiempo de abstinencia, la persona experimenta una mayor sensación de control sobre sí mismo y su problema. En esta coyuntura la situación de alto riesgo se define como cualquier situación que supone una amenaza para la sensación de control del sujeto e incrementa el riesgo de una recaída potencial. Las tres situaciones de riesgo principales son:
1- Estados emocionales negativos (35% de las recaídas): Frustración, ira, ansiedad, depresión, aburrimiento, previos o concurrentes con la primera recaída.
2- Conflicto interpersonal (16% de las recaídas): Situaciones de conflicto continuo o reciente, asociado con cualquier relación interpersonal (matrimonio, amistad, familia, relaciones jefe-subalterno).
3- Presión social (20% de las recaídas) : Situaciones en las que el individuo responde a la influencia de otra persona o grupo de personas que ejercen presión para involucrarle en el comportamiento proscrito. Puede ser directa (persuación verbal) o indirecta (estar en presencia de otros que tienen el comportamiento proscrito).
Otras situaciones de riesgo son:
Los síntomas de abstinencia (estados físicos negativos).
Poner a prueba el control personal y la capacidad de respuesta a los estímulos.
Baja autoeficacia (expectativa individual en relación con la capacidad de afrontar una situación o tarea próxima).
Afrontar el estrés con el comportamiento prohibido.
Mantener expectativas positivas sobre el efecto de la sustancia.
Antecedentes encubiertos de la recaída. Es cuando la persona ha planeado encubiertamente su recaída. Aquí participan directamente la negación y la racionalización, como mecanismos de distorsión cognoscitiva.
2.4.2. Modelo cognitivo de recaídas de Aarón Beck
Beck (1999) hace énfasis en que los pensamientos o creencias del individuo adicto desempeñan un papel central en la recaída. Las creencias básicas asociadas a las drogas activan los estímulos de alto riesgo (situaciones de riesgo de Marlatt). Estas creencias son:
-Las drogas son un problema para muchas personas, pero no lo serán para mí.
-Las drogas enriquecen mi vida haciéndola más divertida.
-Las personas que están en contra de las drogas, realmente no me comprenden.
-En la medida en que sea cuidadoso, las drogas no me harán daño.
-Sin las drogas la vida sería aburrida.
-Cuando tengo problemas, las drogas alivian mi dolor.
A partir de esas creencias básicas, se activa otro tipo de pensamientos. Los pensamientos automáticos (que están asociados con los "craving" o deseo), estos pensamientos al ser estimulados funcionan así:
-¡Necesito una dosis¡
-¡Tiempo de fiesta¡
-¡Tengo que drogarme¡
Asimismo, los pensamientos automáticos a través del deseo incontrolable producen creencias facilitadoras (subtipo de creencias que dan permiso para usar):
-Puedo tomar sólo una vez más.
-Nadie lo descubrirá.
-No pasa nada si consumo de nuevo, lo tendré controlado.
De modo tal que el proceso de recaída por diferentes tipos de pensamientos o creencias desadaptadas van en este orden de ocurrencia:
1- Activación de las creencias básicas relacionadas con la droga.
2- Estímulos de alto riesgo.
3- Pensamientos automáticos.
4- Deseo o Craving.
5- Creencias facilitadoras.
6- Búsqueda de droga.
7- Consumo.
Este tipo de creencias servirán de referencia para entender el concepto de "reserva" que en la teoría de Narcóticos Anónimos son aquellos pensamientos erróneos que crean espacios, para la recaída.
2.4.3. Modelo logoterapéutico de prevención de recaídas de Efrén Martínez
Según Martínez (1999) en este proceso se dan tres etapas:
–Etapa de inicio, que incluye cambios retrógrados según los acontecimientos; negación de alteraciones emocionales, producidas por acontecimientos que experimenta y labilidad emocional, que es una variabilidad en el estado de ánimo, acompañada de pérdida de sentido.
–Etapa de desarrollo, en que se consolida la crisis a través de la "regresión" a conductas del pasado y se presentan ruptura de parámetros o reglas que sirvieron para mantener la abstinencia. La fusión genera los fenómenos de bola de nieve (visión de túnel en la que pierde noción de su responsabilidad en las consecuencias de sus actos) y vaso de agua (ahogado en respuestas no asertivas).
–Etapa de desenlace, caracterizada por autoengaños defensivos y la reincidencia. Martínez (1999). Indica características y actitudes de riesgo de recaída.
Características del aspirante a recaer:
Antepone actividades a la recuperación: pone excusas para ausentarse de actividades recuperativas.
Baja comunicación: evade y no comunica todo lo que vive como obstáculo.
Es deshonesto: sigue con actitudes deshonestas en los ambientes que frecuenta. (trabajo, familia, programa).
Revive esquemas del pasado: Asume actitudes adictivas: formas de vestir, dialectos, semblante, porte corporal.
Rompe parámetros de recaída: Visita lugares y personas de riesgo o generadores de ansiedad.
No es obediente: Falsa confianza, comprobar por sí mismo los procesos de recaída.
Disminuye la disciplina: Desatiende niveles de disciplina, horarios, compromisos o asistencia a grupos.
Actitudes de riesgo:
Autoendiosamiento: Autosuficiencia, baja tolerancia a la frustración.
Revolcarse en el pasado: Renovar recuerdos de adicción activa.
Relacionarse con sitios o personas del pasado.
Jugar al salvador. Ayuda excesiva a otros quedando con poco para sí con la consecuente frustración.
Sobreconfianza. Puede llevar a darse permisos o asumir riesgos.
Hiperreflexión: Autocrítica sin sentido constructivo, lleva a pérdida de sentido de recuperación.
Exceso de inseguridad: Excesivo temor en recuperación.
Aislamiento: El ensimismamiento es cultivo de trastornos.
Autoconmiseración: Victimizarse frente a la vida provoca evasión.
Compulsividad: Desbordamiento de impulsos es asociado con el uso de drogas.
Regresiones: Readquirir hábitos afines al consumo.
Permisividad: Darse permiso frente a los riesgos o parámetros de recaída.
Autoengaños: No revisión de pensamientos automáticos.
Falso orgullo: Guardar reservas o resentimientos que se antepongan a la recuperación.
Poca espiritualidad: No creencia en un poder superior y falta de fe.
Baja tolerancia a frustración: No sabe enfrentar dificultades.
2.4.4. Modelo del Instituto Hazelden
Este prestigioso centro de investigación y tratamiento surge hace varias décadas bajo el auspicio de miembros de los grupos de Alcohólicos Anónimos. Trabaja programas de recuperación integrando la práctica profesional con los principios de los programas de los doce pasos.
Desde aquí se define la recaída como "un regreso a pensamientos, actitudes, sentimientos que conducen de nuevo a la adicción activa" (Schultz,1992, p.5). De lo anterior resalta el hecho de que las personas antes de recaer en el uso han insistido en volver a patrones antiguos de conducta y a viejas formas de pensar, sin tomar consciencia de los riesgos que eso significa. La aplicación consciente y responsable de los principios de los doce pasos se asume como un factor de protección de recaída.
Los factores que influyen en el riesgo de recaída son varios:
El factor más común y determinante es el no aceptar la propia condición de la adicción.
No asistir a suficientes reuniones de Doce Pasos (o a ninguna).
No hablar en las reuniones o no ser abierto (hablar de los problemas).
No apadrinarse.
No ser honesto al utilizar excusas, engañarse y engañar o enmascarar verdaderos sentimientos.
Sentirse omnipotente por tener el ego "inflado". Necesitar tener siempre la razón; miedo a equivocarse. Sentirse poderoso, ilimitado o capaz de manejar cualquier problema. Ser arrogante.
No enfrentar el enojo, el resentimiento o la culpa: negar sentimientos.
Ser complaciente: experimentar un sentido falso de seguridad.
Autocompasión: sentir lástima de sí mismo, enfocarse en lo negativo y olvidarse de ser agradecido.
Ser perfeccionista y no permitirse errores, agotarse.
Ser impaciente por lo que busca resultados inmediatos y siempre quiere que las cosas se hagan a su manera.
Ser crítico y enjuiciador de sí mismo y de los demás.
Comunicación deficiente de los sentimientos.
Aislarse y sentirse solo.
No disfrutar de la sobriedad.
No tomar responsabilidades y culpar a los demás.
2.4.5. Investigación de Ana Lía Kornblit y otros (1989)
Anotan que existen otros factores de riesgo de recaída.
Relaciones familiares: El funcionamiento familiar no posibilita la expresión de emociones, de continencia y aceptación para sus miembros y de capacidad de ayuda mutua.
Apoyo Social: En cuanto a qué tipo de ayuda recibe de familia y amigos.
En la situación psicológica personal: Estados emocionales negativos, situaciones estresantes percibidas como incontrolables y actitudes existenciales básicas:
Imagen crítica de la sociedad. Sensación de falta de sentido de la existencia. Tendencia a satisfacción inmediata. Confianza depositada en relaciones interpersonales.
2.4.6. Modelo de recaída de Narcóticos Anónimos
Aunque este modelo tiene un enfoque de la adicción como enfermedad, su criterio de la recaída es progresista, "muchas personas (…) consideran la recaída un signo de fracaso total y los largos periodos de abstinencia un éxito completo(…) hemos descubierto que esta noción es demasiada simplista(…) una recaída puede ser la experiencia desagradable que origine un rigor mayor en la aplicación del programa" (Narcóticos Anónimos, 1991, p.89).
Lo anterior implica reconocer que la abstinencia física completa y continuada y la colaboración e intercambio con otros miembros de grupo ofrece la mejor base para un crecimiento personal constante (recuperación). La recaída en el consumo tiene comúnmente como antecedente las recaídas emocionales o espirituales, estas se producen cuando no se practica lo que se ha aprendido (los Doce Pasos).
La recuperación se logra desde este modelo, gracias a la conciencia y dependencia a un poder superior a sí mismo y a la posibilidad de ayuda mutua en la identificación con los otros. En el libro citado se resumen actitudes personales que son factores de riesgo de recaída.
Cansancio de repetir nuevas ideas y actitudes.
Mente cerrada, resistencia al cambio, expresado en apatía y postergación.
Perder contacto con otros adictos, aislarse.
No trabajar diariamente el programa de recuperación de los doce pasos.
No reconocer una recaída emocional y espiritual. Como preliminar a la recaída física.
Tener "reservas" con el programa. Estas son aspectos no revelados que obstaculizan el trabajo de los Doce Pasos. Como por ejemplo pensar, que va a poder consumir con moderación o consumir un tipo de droga exclusivo. Volver a la ilusión de que las drogas hacen la vida más fácil.
Evitar nuevas responsabilidades (faltar a reuniones, descuidar práctica de pasos, mantenerse al margen del programa, no hablar con el Padrino, no leer literatura.
Pérdida de capacidad de receptividad, apertura a la guía de otros y compartir de experiencias.
Renovación de comportamiento obsesivo, ideación fija, no conformarse con lo que se tiene.
Egocentrismo incontrolado, terquedad y toma de decisiones basadas en la manipulación, ego, lujuria, falso orgullo, soberbia, etc.
Creer que se puede recuperar solo y expresando mensajes de experiencia.
Autocompasión: sentir autodestructivamente que no se merece el éxito.
No rendirse al programa ni aceptar la condición adictiva que se padece.
Pérdida de buena voluntad, que es disponerse a la voluntad de un poder superior y no querer cumplir siempre la voluntad personal.
No pedir ayuda cuando se está en crisis.
No compartir en reuniones, esto sirve para desenajenarse.
Complacencia. Los miembros con mucho tiempo de abstinencia pueden caer en confianza excesiva, arriesgándose a volver a la negación, la obsesión y la compulsión.
No tener comunicación honesta consigo mismo ni con los otros.
Falta de gratitud, la que se practica llevando el mensaje de experiencia, fortaleza y esperanza al adicto que todavía sufre. (Paso Doce).
Aislarse del ambiente familiar. Es importante interactuar con los miembros de la familia y compartir con ellos al máximo la recuperación alcanzada.
En el próximo apartado se aborda el eje central de este trabajo, el programa de recuperación de Narcóticos Anónimos.
2.5. El programa de autoayuda de narcóticos anónimos
Los grupos de autoayuda tienen su origen oficial el 10 de junio de 1935, primer día de sobriedad permanente del cofundador de la confraternidad mundial de Alcohólicos Anónimos, el Dr. Bob Smith. Los alcohólicos anónimos fueron los primeros en entender que para salir de la dependencia no bastaba una terapia específica, sino que era necesaria una movilización total de los recursos de la persona, "para esto hace falta tanta energía que una persona sola es incapaz de conseguirlo. De aquí nació la idea de constituirse en grupo" (Soave, 1994, p.9). El grupo se define como "una pluralidad de seres o cosas que forman un conjunto" (diccionario Vox, 1984. p.600), además es la unidad básica en el estudio de las organizaciones. Autoayuda significa dar y recibir ayuda, es decir, ayudar a alguien a que se ayude así mismo y no resolverle sus problemas y en esa interacción permitir que los otros le ayuden a uno, ya que la condición esencial para formar parte del grupo es que la persona acepte y reconozca su estado de necesidad.
Lucio F. Soave (1994), define autoayuda como el grupo en el que a base de compartir, de empatía, de identificación, de confrontarse y mirarse en el espejo de los otros, la persona tiene la posibilidad de aprender a conocerse y de esta forma ser capaz de decidir cambios posibles y mejorar en su estado actual.
Graña (1998) indica que este tipo de modalidad terapéutica grupal es una de las más eficaces para el tratamiento de las adicciones. Tiene ciertas ventajas sobre la terapia individual aunque se complementa con esta, ya que contribuye a los procesos individuales mediante la identificación mutua, la aceptación del papel de los modelos, la confrontación, la presión positiva de los miembros, el apoyo social, el establecimiento de límites y normas, el aprendizaje didáctico y vivencial y la adquisición de habilidades de solución de problemas.
Se hace necesario destacar las características que cumplen los grupos terapéuticos según Lieberman (1987), citado por Graña (1998).
A. La capacidad del grupo para desarrollar cohesión: Se ha asociado la influencia de la cohesión en los resultados de la terapia Lynn y Franman (1988) especifican características cohesivas: los miembros se atraen unos a otros, experimentan afiliación con el grupo y un sentido de identidad personal, están involucrados en el grupo e interesados en sus actividades, experimentan sentimientos de solidaridad y unión, aspiran a formar parte de las tareas de cambio, apoyan a sus miembros mediante la seguridad, las sugerencias y el insight.
B. La capacidad del grupo para controlar (recompensar o castigar la conducta): Elaboran sus propias pautas y dependen de reglas y criterios establecidos por ellos o por un sistema de intervención.
C. La capacidad para definir la realidad del individuo: Una consecuencia importante es la influencia que ejerce en la auto imagen que cada individuo desarrolla a través de su participación en la dinámica del grupo. Se aportan significados grupales ante las realidades individuales.
D. La capacidad para inducir y eliminar sentimientos intensos. (contagio emocional): El grupo tiene la capacidad de estimular emociones, en el adicto provoca una implicación emocional en las relaciones interpersonales y familiares. Ante la recaída se pueden generar sentimientos de culpabilidad y desamparo. El grupo ayuda a no considerarlo como un signo de incapacidad personal.
E. La capacidad para proporcionar comparación social: El grupo posibilita que los miembros comparen su evolución terapéutica entre ellos, en relación consigo mismo, con su familia y amigos. Aquí es importante el papel de los modelos, ya que la información aportada por otros, sobre su proceso de abstinencia y de cambio de estilo de vida, brinda a la persona estrategias para enfrentar situaciones que sus compañeros enfrentaron con éxito; la identificación con modelos facilita la adquisición de estrategias.
En la actualidad estos dispositivos grupales de autoayuda funcionan fundamentalmente de dos formas conocidas:
A. Modelo de comunidades terapéuticas y modelo de Minessotta.
B. Los grupos de Doce Pasos, de carácter ambulatorio.
En el primer caso las terapias grupales están dirigidas por profesionales tradicionales (psicólogos, trabajadores sociales, entre otros) y profesionales no tradicionales (consejeros en adicciones, operadores de comunidad, exconsumidores capacitados entre otros). La dinámica grupal en las comunidades terapéutica se puede resumir "La temática dentro de este esquema de funcionamiento terapéutico, consiste en guiar al interesado para que, en su vida, vaya creando hechos reales, a nivel de comportamiento concreto, con los cuales se demuestre a sí mismo la posibilidad de actitudes diferentes a las inducidas por la droga, y a través de todo ello, modificar gradualmente, el esquema de las experiencias diarias; las fuentes de gratificación, el sentido de autorreconocimiento, el valor de una vida en paz consigo mismo y con los demás". ( López, 1993, p.30). Existe otro tipo de modalidad terapéutica que sigue el modelo llamado "Minessotta" con una duración promedio de 28 días, el cual trabaja integrando los Doce Pasos.
En el caso de los grupos de Doce Pasos, estos mantienen una estructura diferente pues las actividades y mecanismos terapéuticos son producidos, organizados e implementados por los miembros del grupo, basados en los principios del programa de recuperación, sin participación de profesionales especializados. Estos programas basados en Doce Pasos han trascendido el campo de sus iniciadores Alcohólicos Anónimos y hoy día se aplican a otros comportamientos compulsivos y susceptibles de desarrollar dependencias dañinas, como por ejemplo, juegos compulsivos, neurosis (manejo emocional), obesidad, sexualidad, codependencia y los adictos a drogas, que forman la Confraternidad de Narcóticos Anónimos.
Narcóticos Anónimos nace en julio de 1953 y se autodefine como "una confraternidad o asociación sin ánimo de lucro compuesta por hombres y mujeres para quienes las drogas se habían convertido en un problema muy grave. Somos adictos en recuperación y nos reunimos con regularidad para ayudarnos a permanecer limpios. Este es un programa de abstinencia completa de todo tipo de drogas" (Narcóticos Anónimos, 1991, p.10). El programa total consta de treinta y seis principios espirituales: Doce Pasos de recuperación, Doce Tradiciones y Doce Conceptos de Servicio. "Los Doce Pasos detallan nuestro programa de recuperación; las Doce Tradiciones explican la experiencia que puede ayudar a los grupos de Narcóticos Anónimos a mantener su unidad; y los Doce Conceptos son los principios que guían a nuestra estructura de servicio" (Los Doce Conceptos de Servicio en NA, 2002, p.5). Estas guías se dividen en principios funcionales de recuperación (Doce Pasos, ver anexo 2) y principios estructurales y organizativos (Doce Tradiciones, ver anexo 3, Doce Conceptos de Servicio, ver anexo 4).
Los Doce Pasos son las directrices para la recuperación personal (aprender a vivir consigo mismo), que se basan en la ayuda mutua, la aceptación de la propia adicción como enfermedad y la necesidad de salir de ella, el autoconocimiento, la transformación espiritual, la disposición a la guía de un poder superior (buena voluntad) y el trabajo con otros adictos (servicio). La libertad para el individuo proviene de la práctica de estos pasos.
Las Doce Tradiciones, como principios organizativos posibilitan la unidad, la autonomía y libertad colectiva (el vivir en sociedad). Estas estipulan que cualquiera con el deseo de dejar de consumir puede formar parte de los grupos (único requisito de ingreso). La dirección del grupo la marca la "conciencia de grupo" (opinión general democrática). No se paga membresía, pero para cubrir gastos de mantenimiento y actividades, se solicita contribución voluntaria (Séptima Tradición). No existe jerarquización de funciones, ni cargos directivos que puedan concentrar poder o prestigio en unos en detrimento de otros. La permanencia y participación en el grupo es voluntaria y no se adquiere ningún compromiso contractual con él. Como grupo no expresan opinión sobre cuestiones ajenas a sus actividades. La política de relaciones públicas se basa más bien en la atracción que en la promoción. El anonimato es la base espiritual de las tradiciones y permite una resignificación del estigma social.
Los Doce Conceptos de Servicio brindan lineamientos específicos para el funcionamiento de los grupos en asuntos tales como, responsabilidades, la autoridad, la delegación, el liderazgo, la rendición de cuentas, la orientación espiritual, la participación la comunicación, la receptividad, la imparcialidad y las finanzas. Se practica dos modalidades generales de reuniones: abiertas y cerradas. En las reuniones abiertas, pueden participar personas no consumidoras de drogas, mientras las reuniones cerradas son exclusivas para adictos. La duración de las reuniones grupales, oscila entre una o dos horas, salvo excepciones. Los grupos adoptan diversos formatos para mejorar la atmósfera de recuperación en las reuniones (guía del grupo, 1993). Estas pueden ser de varios tipos: De participación (tema abierto), sobre un tema (centradas en un tópico específico), de estudio (sobre cualquiera de las tres divisiones de los treinta y seis principios espirituales, o sobre un texto específico), de orador (una o varias personas comparten experiencia o testimonio), para recién llegados (centradas en orientar a los nuevos miembros), de preguntas y respuestas (alrededor de la recuperación y estrategias).
Esta sinopsis no sería completa, si no se insistiera lo suficiente en el carácter espiritual del programa. La espiritualidad, delimitada como la dimensión que permite al hombre trascenderse a sí mismo, es la que resulta unificadora de las otras realidades física y psíquica, a través de la práctica de valores. Ante esto:
"Se puede tener una espiritualidad sin pertenecer a un grupo, denominación o iglesia organizada, cuya finalidad es rendir culto a Dios mediante una serie de acciones llamadas liturgia. Estas iglesias constituyen un cuerpo orgánico bien definido, con una jerarquía y un magisterio oficial; por lo general se acepta que es designado, iluminado y dirigido por Dios, a quien hay que obedecer y escuchar para aprender de él las verdades reveladas por Dios(…) en el programa de los Doce Pasos no existe ninguna autoridad humana que mande y a quien haya que obedecer, ni ningún magisterio que enseña las verdades divinas(…) ayuda a cada uno de sus miembros a establecer un contacto personal, íntimo y sincero con Dios, como cada uno lo conciba, pidiéndole que le manifieste cuál es su voluntad y le dé fortaleza para aceptarla, como reza el Décimo Primer Paso" (Chacón, 1990, p.6)
En los grupos de Narcóticos Anónimos, el trabajo grupal consiste en que cada uno aporta sus propios recursos para ayudar al otro. Escuchar, comparar, compartir y aprender proporciona un apoyo social de autoayuda y contención, a través de principios orientadores sistematizados (treinta y seis principios espirituales).
Estos grupos terapéuticos mantienen varias características peculiares, que contribuyen a la recuperación (proceso de liberación) de sus miembros:
a. El grupo como dispositivo superior e integrador: Pardo (1986) aporta este criterio sobre Alcohólicos Anónimos que es aplicable a Narcóticos Anónimos. El grupo se constituye en una nueva configuración cultural a partir de un simbolismo que surge de las características particulares. El grupo, con una fuerza mágica, resultado de la intensa y total interacción, no se reduce a las horas de reunión semanal, ni a una terapia individual o grupal. El grupo se constituye en una fuerza superior, ya que la interacción abarca todos los planos de la vida social.
b. Cohesión social: la interacción recíproca y la mutua ayuda favorecen que la persona pueda encontrar apoyo, contención y confrontación. Pero sobre todo encuentra identificación sociocultural como adicto en recuperación, practicante de nuevos valores y comportamientos, involucrándose en las actividades y metas de la confraternidad. Esto permite desarrollar un sentido de pertenencia con la asociación.
c. Resignificación del estigma: El adicto reestructura su personalidad y construye una nueva identidad social. La pertenencia a la confraternidad posibilita una reorientación del estigma social, a través de un proceso de desetiquetamiento y reorganización del estilo de vida. En ese sentido la práctica de las doce tradiciones permite la libertad colectiva.
d. Se gesta un estilo de orientación con locus de control externo: Los Doce Pasos son guías axiológicas que funcionan voluntariamente para la persona como un tipo de moral heterónoma. En el transcurso de los años, el adicto en recuperación va evolucionando desde esta moral hacia una moral autónoma, más independiente y adulta.
e. Transferencia grupal: Compartir experiencias similares y percepciones comunes, genera un clima emocional de confianza y aceptación, que permite encontrar alivio en la verbalización de emociones y acontecimientos internos y externos (catarsis). También esto favorece la redefinición de las relaciones de amistad. El establecimiento de vínculos emocionales, estimula relaciones horizontales, de equidad de pares, en las que el que habla también necesita del que escucha. Los modelos de recuperación de otros compañeros con más tiempo, son un factor importante aquí, en cuanto al valor terapéutico de un adicto que ayuda a otro.
f. Conceptos de rendición y acción: La recuperación se basa en lo que se entiende como rendición (aceptar que no se puede solo y tener la buena voluntad de disponerse a seguir recomendaciones de los otros miembros, los pasos y la literatura, como puente de voluntad divina) y en la existencia de un esfuerzo personal (responsabilidad individual) por poner en práctica acciones que impliquen factores de protección, cambios y crecimiento personal, esto se conoce como "accionar".
g. Participación voluntaria: Favorece las habilidades de toma de decisiones y la asunción de la actitud de responsabilizarse por el uso de drogas. La responsabilidad de aplicar el programa o no hacerlo y mantener la abstinencia física y la recuperación integral es puramente individual.
h. El único requisito es querer dejar de usar (Tercera Tradición): Esta universalidad, en la que no importa el tiempo de abstinencia, que a su vez es una actitud institucional de apertura sin condiciones rígidas, permite que los miembros que recaen en el uso puedan reingresar al programa. En ese sentido, el programa funciona como "un puente" para acercarlos a los sistemas de salud, moviéndose desde una visión humanista de creer que el ser humano puede mejorar.
i. El símbolo de Narcóticos Anónimos (anexo 5), sintetiza los conceptos que prevalecen en el espíritu de la confraternidad. El círculo exterior representa un programa universal y completo en el que hay espacio para toda persona. La base cuadrada representa la buena voluntad, fundamento de la confraternidad. Los cuatro lados de la pirámide, que forman una figura tridimensional, representan la persona, la sociedad, el servicio y Dios. Estos elementos convergen en el vértice de la libertad. Todas estas partes están estrechamente relacionadas con las necesidades y las metas del adicto en busca de recuperación y con el propósito de la confraternidad, que consiste en poner la recuperación al alcance de todos.
El programa de Narcóticos Anónimos plantea que las estrategias para mantener la recuperación están esbozadas en los Doce Pasos, de modo que los patrones de conducta recuperativa, que previenen la reincidencia o recaída, están fundamentados en el cambio del estilo de vida basado en este programa.
2.5.1. Sistematización de los Doce Pasos de Narcóticos Anónimos, método de recuperación y mantenimiento del crecimiento personal.
Los Doce Pasos son un conjunto de principios, de connotación moral y espiritual, que orientan a la persona para confrontar su situación y ejercer cambios en su estilo de vida. Narcóticos Anónimos (1994) considera la adicción como una enfermedad progresiva, incurable y mortal, que afecta a la persona en tres dimensiones: (a) Mentalmente se padece una obsesión, un flujo incesante de pensamientos relacionados con el consumo de drogas, con la imposibilidad de quitarlos o detenerlos. (b) Físicamente se desarrolla una compulsión, un impulso de seguir consumiendo drogas sin que importen las consecuencias. (c) Espiritualmente, se desarrolla el egocentrismo o autoobsesión, excesiva concentración en sí mismo y egoísmo orgulloso.
Existen cuatro principios sine qua non que insuflan todo el proceso de recuperación: la honestidad, la receptividad, la buena voluntad y el servicio. El programa propone un método práctico, basado en la abstinencia física completa (incluyendo la toma de conciencia de que el alcohol es una droga) y en un profundo cambio conductual, mental, emocional y espiritual, como esperanza de recuperación. La aplicación de los pasos no es un proceso lineal, que pase del primero al duodécimo sin retroceder. El proceso es dinámico, continuo y progresivo (en forma de espiral); es decir, es una práctica de toda la vida, en que la persona, según las necesidades y circunstancias existenciales que atraviese, se devuelve a enfatizar alguno o varios pasos. La recuperación es un proceso maduracional, de constante crecimiento mental, emocional, social y fundamentalmente espiritual, ya que el cambio en las otras dimensiones está condicionado por la práctica de valores o principios espirituales, tales como: fe, esperanza, entrega, aceptación, honestidad, receptividad, buena voluntad, tolerancia, humildad, paciencia, amor incondicional, el compartir y el interés en los demás, entre otros.
En términos generales cada paso tiene una significación específica: El primero indica la necesidad de aceptar la pérdida de control de la propia vida, a expensas de la adicción. El segundo, lleva al reconocimiento de la confusión mental autoengañosa provocada por la adicción, que distorsiona la realidad personal e interpersonal y a la certeza de que se necesita de otros y de un poder superior, como guía, para salir avante. El tercer paso implica la confianza en Dios y los miembros de la confraternidad para aceptar ser ayudado. En el cuarto paso, se hace un repaso exhaustivo de los síntomas emocionales y comportamentales (resentimientos, temores, etc.) que conforman su enfermedad. Esto se hace desde una óptica moral. El quinto paso permite generar un espacio psicológico de catarsis (liberación de conflictos) y sanación a través de la expresión a otro y a Dios, de secretos íntimos. El sexto paso trata de una disposición o apertura espiritual hacia Dios, como fuerza mayor liberadora de las taras personales. El séptimo paso enfatiza la actitud de sometimiento a Dios( fe y esperanza) del paso anterior. El octavo permite iniciar el arreglo de las relaciones humanas. En el noveno se enmiendan los daños causados, arreglando con actos, las relaciones interpersonales. El décimo paso es el de mantenimiento y, por ende, prevención de recaída, pues propone un automonitoreo diario y la admisión de los errores en el proceso recuperativo. El undécimo paso enfatiza el contacto consciente con Dios y su voluntad. El duodécimo paso indica la responsabilidad del servicio a los otros adictos, como consecuencia de la práctica de todos los pasos, la que genera una experiencia espiritual.
A continuación, se anotarán los requisitos y recomendaciones que el programa ofrece, para la práctica de cada paso, en vistas de mantener una recuperación exitosa, de acuerdo con Narcóticos Anónimos (1991, 1997 ).
Primer paso
"Admitimos que éramos impotentes ante nuestra adicción, que nuestra vida se había vuelto ingobernable".
Aceptar la propia adicción y la vida tal cual es, rompiendo el egocentrismo. Saber que la fuerza de voluntad (recuperarse por sus propios medios) no basta y cambiarla por buena voluntad (disposición espiritual a la guía de los pasos)
Derrotarse: Aceptación de que controlar el uso o abuso de drogas es imposible. Abandonar esa ilusión.
Reconocer que no se es responsable de la enfermedad pero sí de la recuperación.
Convencerse a sí mismo de que se es adicto rompiendo con los mecanismos de negación, por medio de la honestidad (admitir las verdades de la propia vida).
Practicar el primer paso constantemente en otras áreas de la vida.
Reconocer y desprenderse de las reservas, estas son creencias erróneas: creer que aún se puede consumir alguna droga porque no se tuvo problemas con ella. Creer que todavía se puede reunir con personas relacionadas con la adicción. Creer que se podrá volver a consumir con control después de cierto tiempo limpio (abstinente). Decidir trabajar solo ciertos pasos. Mantener las reservas es guardar un lugar para la recaída.
Segundo paso
"Llegamos a creer que un poder superior a nosotros mismos podía devolvernos el sano juicio".
Reconocer que no se ha tenido un sano juicio, sino un juicio autodestructivo. A esto se le llama locura "repetir los mismos errores esperando resultados diferentes". Esta locura se manifiesta en la obsesión por consumir drogas.
Reconocer la necesidad de tener fe y salud mental (sano juicio).
Sentir la necesidad de creer en algo mayor a sí mismo, que pueda ayudar en la impotencia y el desamparo.
Abrir la mente a la posibilidad de un poder superior que lo quiera, cuide y sea más fuerte.
Saber reconocer las evidencias del poder superior en la recuperación de los otros, en los resultados, en aquellas áreas en que les funcionó..
Desarrollo de fe (creencia en algo intangible) y esperanza (confianza de que lo deseado se realice).
El aumento de confianza en el poder superior permite superar el miedo a vivir.
Tercer paso
"Decidimos poner nuestra voluntad y nuestra vida al cuidado de Dios, tal como lo concebimos".
Tomar la decisión de creer y "soltar las riendas y dejárselas a Dios".
Dejar de lado la terquedad (mente cerrada, egocentrismo, abierto desafío).
Practicar la buena voluntad, abrirse a Dios, como se le conciba personalmente, con una creencia honesta.
Comprender que rendirse a la voluntad de Dios es rendirse a principios espirituales tales como: honestidad, receptividad, confianza y fe.
No liberarse de la responsabilidad de actuar, sino de la preocupación excesiva por los resultados.
Se libera de la necesidad de controlar todo y a todos.
Practicar la oración como una forma de hablarle al poder superior.
Se empieza a pasar de una vida egoísta, a una basada en principios espirituales. Se reemplaza gradualmente la autocompasión, la negación y el resentimiento por la honestidad, la fe y la responsabilidad.
Se aprende que no se tiene que ser perfecto para vivir una vida espiritual.
Cuarto paso
"Sin miedo hicimos un detallado inventario moral de nosotros mismos".
Se hace una honesta autoevaluación pues es el paso del autoconocimiento.
Se hace un intento de liberarse de los viejos esquemas de vida, incluido el miedo.
Disponerse a entrar en contacto consigo mismo. Se escribe una lista sobre los lastres (culpa, resentimientos, vergüenzas, ira, fracaso, entre otros) y sobre los valores positivos (honestidad, aceptación, valor, solidaridad, etc.), en relación con personas e instituciones sociales. Además, se reconocen los propios patrones de conducta (que permitan ver la naturaleza y dimensión de las faltas), eligiendo qué se quiere eliminar y qué se quiere conservar.
Identificar la responsabilidad sobre las acciones y descubrir las circunstancias en que tiende a poner la culpa en otro lado.
Aprender a identificar los sentimientos, ponerles nombre y tratarlos.
Se experimenta la liberación (sanación) del pasado acumulado en el interior, a través de perdonar a otros, el auto-perdón y la reconciliación. Se cambian las ideas distorsionadas que se han tenido de sí mismo y los demás.
Quinto paso
"Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano la naturaleza exacta de nuestras faltas".
Disposición a afrontar el contenido del cuarto paso. Mirar las propias faltas, examinar patrones de conducta y verse tal como se es.
Decir la verdad sobre sí mismo, admitirse y romper el patrón de negación y autoengaño. Quitarse la máscara frente a otra persona.
No hacer una simple lectura del cuarto paso, sino una admisión íntima.
Desarrollar valor. La valentía no se demuestra por la falta de miedo, sino por que se actúa a pesar del miedo.
Afrontar y admitir la parte vergonzosa del pasado, para poder eliminarla de la vida presente.
Los sentimientos de enajenación desaparecen en la medida en que se entra en contacto con otro ser humano.
Reconocer que la naturaleza exacta de las faltas son los defectos de carácter (deshonestidad, miedo, egoísmo, manipulación, autocompasión etc.).
Sexto paso
"Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios eliminase todos estos defectos de carácter".
Procurar buena voluntad, principio que ayuda a tomar dirección espiritual.
Confiar en lo que se cree es esencial (Dios, cambio, yo sano, confraternidad).
Hacer el mejor esfuerzo para soltar el dolor conocido, dejar de aferrarse a temores, dudas, odios y otros defectos, aceptarlos para desprenderse de ellos.
Superar el miedo al cambio de no depender del comportamiento destructivo del pasado.
Aceptar la responsabilidad por el comportamiento bueno, malo o indiferente.
La fe, la humildad y la aceptación van reemplazado con el tiempo el orgullo y la rebeldía.
Saber que se está madurando, al cometer otros errores y no los viejos.
Clarificar que no se es perfecto y que esto lo hace humilde. La humildad es el estado ideal para el adicto.
Séptimo paso
"Humildemente le pedimos que nos quitase nuestros defectos".
Reconocer el objetivo principal de este paso: salir de sí mismo y tratar de cumplir la voluntad del poder superior.
Decidir que Dios alivie y libere los aspectos inútiles y destructivos de la personalidad (defectos de carácter).
Apartarse, conceder permiso al poder superior para que obre en su vida y creer que él lo cuida.
Entrar en otro nivel de rendición, aceptar no sólo la adicción, sino los defectos relacionados con esta. Volver a admitir que no se puede solo y ser humilde, es decir, aceptarse y tratar honestamente de ser uno mismo.
Además, tener la certeza de que se está cambiando.
Reconocer que no se es perfecto, de que su manera de pensar no es la única, que para crecer debe escuchar las sugerencias de otros adictos y personas.
Compartir con otros adictos, para no tomarse enfermizamente en serio.
Reconocer que este paso es una decisión espiritual más allá de reacciones emocionales o actos conscientes de la voluntad.
Practicar la oración como forma de comunicarse con Dios.
Octavo paso
"Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos hecho daño y estuvimos dispuestos a enmendarlo".
Admitir que se hizo daño a otras personas y no justificarse en la victimización.
Hacer enmiendas directas y mediante cambios de comportamientos.
Aceptar el daño causado, arrepentirse y hacer lo posible por cambiar.
Desprenderse de los resentimientos y centrarse en la responsabilidad individual en los conflictos de la vida.
Se sigue el proceso del perdón, se perdona a los demás, posiblemente se es perdonado y se autoperdona. Proponerse la liberación del sentimiento de culpa que se arrastra.
Noveno paso
"Enmendamos directamente el daño causado a aquellas personas siempre que nos fuera posible, excepto cuando el hacerlo perjudicaría a ellos o a otros".
Abordar a las personas y pedirles humildemente que comprendan los errores pasados.
Evitar que vergüenza, miedo o postergación impidan localizar personas. Recordar que se hace por sí mismo.
En el caso de personas que también le han hecho daño, no se puede obligar a que lo admitan.
Saber que cambiar la forma de vivir es la enmienda más importante.
Estar dispuesto a asumir disciplina, sacrifico personal y compromiso y llevar las enmiendas a su fin, para ir adquiriendo autorrespeto.
Vuelve el sano juicio, mejores relaciones con los demás, con menor tendencia a verlos como amenaza para la seguridad.
Aprender a ser considerado con los otros y que sus actos influyen en otros. Al pensar menos en sí mismo aprende a quererse más.
Contribuir en algo con la sociedad. Ayudarse a sí mismo y a otros adictos a recuperarse.
Sentir liberación, en vez de culpa y remordimiento (superarlos).
Décimo paso
"Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos rápidamente".
Reconocer el papel que se desempeña en los problemas (responsabilidad individual). No justificar las faltas sino admitirlas.
Adquirir la costumbre de examinar con regularidad su conducta, actitudes y relaciones con los demás (autoevaluación).
Monitorear los viejos esquemas de ira, resentimiento, miedo, deshonestidad, etc.
Centrarse en vivir el hoy y en mantenerse en crecimiento.
No permitir que la autocomplacencia se instale, acumulando resentimientos y negándose a reconocer sus errores, ya que es riesgo de recaída.
En épocas difíciles, practicar lo que funcionó en buenos momentos.
Ir adquiriendo libertad, al admitir sus errores y mejorar el amor propio, saliendo de la inestabilidad de considerarse peor o mejor que los demás.
Undécimo paso
"Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios, tal como lo concebimos, pidiéndole solamente conocer su voluntad para con nosotros y la fortaleza para cumplirla".
Reconocer que la condición espiritual es la base de una recuperación exitosa y del crecimiento personal.
Vivenciar la rendición: Creer de corazón en su falibilidad como ser humano y decidir, igualmente de corazón, apoyarse en un poder más grande.
Saber que la espiritualidad es un proceso que se inició en la rendición inicial y que el contacto con Dios es fuente de fortaleza en la nueva vida.
Ver que la voluntad de Dios para con él, funciona a través de la capacidad de vivir con dignidad, de amarse a sí mismo y a los demás, de reír y encontrar gozo y belleza en lo que lo rodea.
Renunciar al control, estar seguro de que esta manera de pensar funciona y da resultados.
Aprender a orar (hablarle a Dios) y meditar (escuchar a Dios) diariamente, no sólo cuando se sufre. Por estos medios eliminar motivos egoístas y liberarse del miedo y la desconfianza.
Se comprende que el amor de Dios siempre ha estado presente, esperando a que lo aceptara.
El despertar espiritual produce la satisfacción espiritual, el amor incondicional y la libertad personal.
Duodécimo paso
"Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a los adictos y de practicar estos principios en todos los aspectos de nuestra vida".
Vivir el punto común del despertar espiritual: Fin de la soledad y un sentido de orientación en la vida, acompañado de paz mental (vivir el aquí y el ahora) y una preocupación por los demás.
Llevar el mensaje, vivirlo en su vida y acciones. Entender que la única forma de conservar lo que se le ha dado, es compartir el don de la vida nueva con el adicto que todavía sufre.
Estar a disposición de cualquiera que pida ayuda, y entender esto como un beneficio del programa que lo utiliza como instrumento de recuperación.
Dar servicio. Asistir a reuniones y tratar de estar dispuesto y accesible a servir a la confraternidad. Compartir experiencia, fortaleza y esperanza.
CAPÍTULO III
3.1. Tipo de investigación
Este trabajo de investigación es de tipo exploratorio y descriptivo. La revisión de la literatura científica indica que existen pocos estudios sobre el programa de recuperación de las adicciones de Narcóticos Anónimos. Este trabajo aportará parámetros y referencias necesarias pues, "los estudios exploratorios se efectúan, normalmente, cuando el objetivo es examinar un tema o problema de investigación poco estudiado o que no ha sido abordado antes". (Hernández, 2002, p.59).
El énfasis descriptivo de este trabajo apunta a medir los conceptos o variables a los que se refiere; en este caso, los principios de recuperación de los Doce Pasos de Narcóticos Anónimos. De modo que se describan las dimensiones reales de estos, en la práctica recuperativa de la población meta. A este respecto, el autor citado detalla: "La descripción puede ser más o menos profunda, pero en cualquier caso se basa en la medición de uno o más atributos del fenómeno descrito" ( Hernández, 2002, p. 67). El fenómeno descrito es el comportamiento de recuperación (pautas) y se miden los atributos propuestos por el programa de Narcóticos Anónimos (Doce Pasos).
3.2. Población
La unidad de análisis (quiénes van a ser medidos) corresponde a personas adictas a drogas, mayores de dieciocho años, que tienen más de dos años de aplicar el programa de recuperación de Narcóticos Anónimos y que viven en el área de San José, Costa Rica. Se escogió población con dos años de recuperación siguiendo dos criterios básicos, uno fisiológico, "El síndrome de abstinencia retardado, normalmente se siente durante un periodo de 1 a 2 años en los adictos" (Alvarez del Real, 1991, p.142).
El otro criterio utilizado lo propone Shehan (1998), según el cuál el adicto en recuperación necesita un periodo mínimo de 2 años para estabilizar su autoestima y elevar sus niveles de confianza y autoeficacia.
La población es de 190 personas, pertenecientes a quince grupos distribuidos en la ciudad de San José.
3.3. Muestra
La muestra del presente estudio asciende a 64 personas que fueron elegidas al azar, con un margen de error de 10% y un 95% de confianza. Estas personas cumplen con los criterios de selección establecidos:
(a) mayor de dieciocho años.
(b) Pertenecer al programa de Narcóticos Anónimos.
(c) Tener más de dos años de recuperación.
La fórmula utilizada para obtener la muestra se tomó de Cochram (1974):
Donde:
p= probabilidad de éxito (50%)
q= probabilidad de error (50%)
z= valor estadístico para el nivel de confianza (95%) (se toma de una tabla estadística,
donde el valor para el 95% de confianza es 1.96).
d= error permisible (10% máximo para dar mayor confianza al estudio)
n0= tamaño de muestra para población infinita.
N= tamaño de la población.
n= tamaño de la muestra para población finita.
Si N = 190 error 10%
Las 64 personas de la muestra se eligieron probabilísticamente a conveniencia, debido a la disponibilidad variable de los sujetos de la investigación. La distribución de la muestra se realizó de la siguiente manera:
Nombre Lugar Muestra
Grupo Paz Guadalupe 11
Grupo Gratitud Pavas 3
Grupo Nueva Vida Curridabat 3
Grupo Evolution San Pedro 2
Grupo Libertad y Serenidad Guadalupe 2
ACERPA Curridabat 8
Grupo Buenaventura Plaza Víquez 2
Grupo Salvando al adicto Coronado 3
Grupo Acción Guadalupe 10
Grupo Despertar Espiritual Tibás 3
Oficina de Servicios Generales Barrio Luján 10
Grupo Amigos Moravia 2
Grupo Salida Barrio Pinto 5
3.4. Variables
A. Variable dependiente
"Patrones de recuperación de varones y mujeres adultas".
3.4.1. Definición conceptual
El concepto de patrón se define como "la pauta o norma para gobernarse en una cosa" (Diccionario Vox, 1984, p.1176). El concepto de recuperación se define como "acción y efecto de recuperar, recobrar, volver en sí" (Diccionario Vox, 1984, p.1346). Conceptualmente, se trata de normas de autogobierno para volver en sí, que usan varones y mujeres al recuperarse.
3.4.2. Definición operacional
Para efectos de esta investigación, se entenderá como patrones de recuperación de mujeres y varones adultos, las actitudes proactivas de abstinencia, autocuidado, autocontrol y autoayuda, de mayor valor individual, que definen el crecimiento personal del exconsumidor de drogas.
3.4.3. Definición instrumental
Para determinar las pautas de recuperación más comunes, se empleó el instrumento número uno. En dicho instrumento, se utilizan preguntas cerradas y abiertas, según los objetivos previstos.
El ítem seis permite identificar pautas de consumo (por droga de preferencia), y relacionarlo con la recuperación.
Los ítemes cinco y ocho permiten relacionar el tiempo de adicción activa y las recaídas en consumo, en relación con la recuperación.
En los ítemes once y doce se exploran las reservas más fuertes para identificar cuáles son las que tienen mayor prevalencia. Asimismo, medir el manejo de esas reservas como pauta importante de recuperación.
El ítem trece mide las reacciones prácticas hacia los principios generales del programa, que se resumen en los primeros tres pasos de recuperación
.Los ítemes catorce, quince y dieciséis miden el compromiso personal en cuanto al involucramiento en el paso más "psicológico" del programa, el cuarto paso. Estos mismos ítemes sumados al diecisiete exploran el impacto de los pasos cuatro, cinco y seis en el individuo, y cómo se evidencia la toma de conciencia de lo que el programa define como defectos de carácter (conductas autoobsesivas y egocéntricas que impiden una vida sana y sobria).
El ítem dieciocho mide la intensidad de las actitudes, en cuanto a la práctica de los pasos siete, ocho, nueve, diez, once y doce. Según los criterios expuestos en el marco teórico.
B. Variable independiente
"Programa de recuperación de Narcóticos Anónimos".
3.4.4. Definición conceptual
El concepto programa se define como "sistema que fija o establece una serie de actividades conducentes a un fin determinado" (Diccionario Vox, 1984, p.1284).
El concepto recuperación se define como "acción y efecto de recuperar, recobrar, volver en sí" (Diccionario Vox, 1984, p.1346). Sintetizando, el programa se conforma de una serie de actividades orientadas al fin de guiar a la persona a recobrar su dignidad humana (volver en sí), la cual se perdió en la experiencia enajenante de la adicción.
3.4.5. Definición operacional
Para efectos de esta investigación, se entenderá como Programa de recuperación de Narcóticos Anónimos aquel que consiste en la práctica de Doce Pasos o principios sistemáticos de vida, que funcionan como guías de autocontrol o autoayuda, orientando a la persona a confrontar su condición adictiva y ejercer cambios en su estilo de afrontamiento de la realidad.
3.4.6. Definición instrumental
Para determinar el programa de recuperación se utiliza el instrumento número uno. Del ítem once al número diecinueve, todos los criterios expuestos para responder por los sujetos, son conceptos, recomendaciones, directrices y guías de recuperación recopilados del programa investigado.
En el ítem diez se mide la posible complementareidad del programa de Narcóticos Anónimos, con otros tipos de terapia.
En el ítem nueve, se explora la prevalencia de otros trastornos asociados a la adicción.
Instrumento
El instrumento utilizado en esta investigación tiene una estructura que presenta primero una introducción, en la que se explica el propósito del estudio y se ofrecen indicaciones básicas para llenarlo correctamente. Además tiene diez ítemes cerrados y cinco abiertos. Los ítemes del uno al cuatro indagan sobre aspectos sociodemográficos (sexo, edad, escolaridad y ocupación).
Los ítemes del cinco al diez exploran indicadores relacionados con la recuperación y abstinencia de los sujetos investigados: Tiempo de consumo, droga de preferencia en consumo, tiempo de recuperación, prevalencia de recaídas, trastorno dual y utilización de otras terapias.
Los ítemes doce, dieciseis y dieciocho son abiertos, para explorar mejor el manejo de reservas (ítem doce), el reconocimiento de patrones adictivos (ítem dieciseis) y el reconocimiento de defectos de carácter (ítem dieciocho).
En los ítemes once, trece, quince y diecinueve, la utilización de escalas tipo Likert permite medir las reacciones actitudinales ante las frases propuestas, las cuales indican parámetros definidos por el programa de recuperación de las adicciones de Narcóticos Anónimos. Se trata de medir niveles subjetivos de valoración práctica sobre principios recuperativos.
Se termina el instrumento agradeciendo la colaboración a las personas participantes.
Por otro lado, se calculó la confiabilidad y validez del instrumento de investigación, mediante una prueba piloto con diez sujetos que cumplían con los criterios de selección. El tiempo promedio de aplicación de la prueba fue de 30 minutos efectivos, se revisó que el total de los ítemes estuvieran contestados y en los casos en que algún ítem quedaba en blanco se le solicitaba al individuo llenarlo.
Las correcciones realizadas al instrumento inicial fueron las siguientes: En la estructura general se incluyeron paréntesis al lado izquierdo de las categorías sustituyendo círculos por considerarlo más claro para los encuestados.
El ítem nueve se reestructuró ya que estaba planteado como para responder sí o no, dejándolo más exacto en la forma revisada.
El instrumento final es el que se encuentra en el anexo 7.
Recolección de la información
El instrumento fue autoadministrado y se aplicó en los centros de reunión de la población meta (grupo Paz, grupo Acción, grupo Buenaventura y grupo Coronado, entre otros), entre los días 15 y 23 de abril. Se aprovecharon los horarios nocturnos de reuniones de grupos para aplicar el instrumento después de estas. La aplicación en ACERPA (Asociación Centro de Rehabilitación para el Adicto) se realizó en horario diurno, por la disponibilidad de los participantes.
Se aplicó el instrumento en grupos con variación numérica con un tiempo efectivo de aplicación de 30 minutos.
El procedimiento seguía el siguiente orden: En primer lugar, se saludaba al sujeto y se le solicitaba que llenara el cuestionario. Cuando la persona terminaba el cuestionario, se revisaba que todas las preguntas estuvieran completas y se le agradecía su colaboración.
Procesamiento de la información
Los datos obtenidos por medio de los cuestionarios se tabularon de forma manual, para tener un mayor control y claridad sobre la especificidad de la información. Las preguntas se categorizaron y cuantificaron para crear cuadros y gráficos, que sirvieron de base al análisis de resultados. Se utilizó el programa de cómputo Word 6.0 para la confección de los cuadros y gráficos.
Procedimiento general
Se eligió la población meta de Adictos (as) adultos (as) en recuperación con más de dos años de abstinencia y se crearon los criterios de selección de la muestra. Después de elegir con base en el muestreo con fijación proporcional, 64 personas representativas de la población, se creó un instrumento que consta de diecinueve ítemes y se aplicó en forma autoadministrada en grupos con variación numérica.
Luego se revisaron los cuestionarios y se tabuló la información en forma manual y cuantitativa, ordenándola por medio de cuadros y gráficos que se realizaron en el programa Word 6.0 para Windows 3.1.
CAPÍTULO IV
Análisis e interpretación de los resultados
En el siguiente apartado se presentan y analizan los datos recopilados en el trabajo de investigación sobre las conductas o actitudes proactivas de abstinencia, autocuidado, autocontrol y autoayuda, de mayor valor individual, que definen el crecimiento personal del exconsumidor de drogas, bajo parámetros que ofrece el programa de recuperación de Narcóticos Anónimos.
El proceso de análisis se basó en los resultados estadísticos y los razonamientos teóricos y referenciales expuestos en el marco teórico, como instrumento para analizar los datos.
Los datos se presentan en cuadros y gráficos que representan la vivencia y valoraciones individuales de cada participante con respecto a las diferentes preguntas.
4.2. Características generales de la población
Se anotarán características sociodemográficas y ocupacionales de las mujeres y varones adultos que pertenecen al programa de Narcóticos Anónimos (NA) del área de San José.
La población en estudio comprende 190 personas. La muestra representativa es de 64 personas, de los cuales 13 son mujeres y 51 son hombres.
La población está compuesta de ocho categorías laborales distribuidas en comercio (17,18%), trabajador industrial (15,62%), área de servicios (14,06%), consejería (12,5%), área administrativa (12,5%), profesionales (10,93%), estudiantes (9,37%) y artes (7,81%).
En cuanto a la variable edad, la población se divide en nueve grupos; el mayor porcentaje de sujetos se encuentra en el grupo de los 38 a los 42 años, con un 25%, seguido por el grupo de los 43 a los 47 años, con un 17,18% y por el grupo de los 18 a los 22 años con un 15,62%. El grupo de los 23 a los 27 años presenta un 14,06%. El grupo de los 28 a los 32 años tiene un 12,5%. Entre los grupos donde hubo menor índice estuvieron el de 33 a 37 años, con 6,25%; el de los 48 a los 52 años, con un 4,68% y el grupo de más de 58 años, con un 3,12%. El grupo de menor índice es el de 53 a los 57 años con un 1,56%.
En cuanto al sexo, se denota un predominio de la cantidad de hombres (79,68%) sobre las mujeres (20,31%).
En razón del nivel educativo o escolaridad, el 35% de la población tiene secundaria completa, siendo este el índice más alto. La categoría de primaria completa tiene un 14,06%; la categoría universitaria completa tiene un 10,95%.
Las categorías con porcentajes menores son primaria incompleta con 9,37%, educación técnica con 4,68% y, por último, la educación universitaria incompleta con un 3,12%.
Cuadro Nº 1.- DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN DE MUJERES Y VARONES ADULTOS QUE PERTENECEN AL PROGRAMA DE NARCÓTICOS ANONIMOS, SEGUN TIEMPO DE CONSUMO
SAN JOSE, ABRIL 2003
Tiempo de consumo | Frecuencia | % |
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