Una lengua es un sistema, cada elemento esta distribuido y organizado para accionar en forma unificada. Saussure postula pensar el sistema de la lengua como parte de la ciencia general que estudia los signos, y que él llamó "semiologia". Afirmó al respecto: "La lengua es un sistema de signos que expresan ideas, y por tanto comparable a la escritura, al alfabeto de los sordos mudos, los ritos simbólicos, a la forma de urbanidad, a las señas militares, etc. Solo que es el más importante de esos sistemas. Puede por tanto concebirse una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la sociedad; formaría una parte de la psicología social, y, por consiguiente, de la psicología general; la denominaremos semiología (del griego semeion, signos) …".
La obra de Saussure estudia principalmente el signo lingüístico y establece una clasificación que permite distinguir entre diversos aspectos del lenguaje. Saussure está considerado el fundador de la lingüística estructural y del estructuralismo. Sus análisis semióticos tienden a desarrollarse en términos de pares opuestos: en primer lugar, los estudios lingüísticos pueden ser diacrónicos (históricos) o sincrónicos (sobre un momento concreto. En segundo lugar, el lenguaje puede considerarse como lengua o como habla, es decir, como el conjunto global de reglas sintácticas y semánticas de una lengua determinada o atendiendo a sus manifestaciones individuales. En tercer lugar, el signo consta de un significante y un significado; la relación que existe entre ambos es arbitraria y los dos dependen de una amplia red de diferencias. Estas teorías del significado influyeron no sólo en la lingüística, sino también en la teoría literaria, en la antropología y en el psicoanálisis.
La Sincronomía y la Diacronía:
Tiene que ver con la que se establece en relación con el tiempo, él llamo el estudio diacrónico y sincrónico de la lengua.
El análisis diacrónico describe la evolución histórica de un idioma a lo largo del tiempo, mientras que el estudio sincrónico se detiene en analizar el estudio particular de ese idioma en una determinada época o período temporal. Tomar en cuenta y distinguir estos dos ejes lingüísticos resulta esencial para estudiar la lengua ya que el valor de los signos hay que considerarlo en función del tiempo, es decir, se deben apreciar simultáneamente su organización y uso en el sistema actual, o sea lo que constituyen los hablantes en un momento dado, y también la evolución de su estructura a lo largo de los años y de las épocas históricas.
El carácter histórico y social de la lengua, su inmutabilidad y su mutabilidad, se comprenden aún mejor desde el punto de vista de la ley de la sincronía y diacronía. Preferimos hablar de lingüística sincrónica y de lingüística diacrónica. Es sincrónico todo lo que se refiere al aspecto estático de nuestra ciencia, y diacrónico todo lo que tiene que ver con las evoluciones.
Para Saussure la sincronía y la diacronía son categorías que permiten abarcar el estudio de la lengua, primero en su aspecto mas concreto como hecho social dinámico en el que los sujetos hablantes son los protagonistas (sincronía), y luego en las perspectivas diacrónicas, es decir como un sistema en el cual se hayan los esquemas estructurados formales, teóricos y estables que dicha lengua fue sumiendo a lo largo del tiempo.
La Lengua y el Habla:
Partiendo de la constatación de que el lenguaje es "una institución humana", pero sin ninguna relación natural con su objeto concluye que su estudio solo es posible mediante la observación directa de la lengua que hablan las personas, esto es el habla. El habla es el lenguaje en acción, es la ejecución individual de cada hablante.
Otra cosa distinta es la lengua, es decir, la estructura, el mecanismo, los códigos referenciales que usan los individuos para hablar, sin los cuales no sería posible el habla. Dice Saussure:
"Al separar la lengua del habla se separa al mismo tiempo: 1- Lo que es social de lo que es individual; 2- Lo que es esencial de lo que es accesorio y más o menos accidental"
"1- La lengua es un objeto bien definido en el conjunto heterogéneo de los hechos del lenguaje. …
Es la parte social del lenguaje, exterior al individuo, que por si solo no puede ni crearla ni modificarla; solo existe en virtud de una especie de contrato establecido entre los miembros de la comunidad. …
2- La lengua, distinta del habla, es un objeto que se puede estudiar separadamente. Ya no hablamos las lenguas muertas, pero podemos asimilarnos perfectamente su organismo lingüístico.
La lengua es, no menos que el habla, un objeto de la naturaleza concreta, y ella constituye una gran ventaja para su estudio".
Al introducir la noción de lengua y habla, Saussure pretende eliminar también la ambigüedad que provoca el uso de la palabra lengua, cada vez que esta deba concretizarse en los actos del habla.
Todos los que hablan cierto idioma (español, ingles, ruso o árabe) tienen en común una "lengua", (un sistema), pero ella se manifiesta de diferentes modos en los actos del "habla". La relación entre la lengua y las palabras son muy complejas, todos los enunciados producidos al hablar un idioma dejando de lado las variaciones individuales, pueden ser descritos según un conjunto de reglas y de relaciones con características estructurales comunes. En síntesis, la lengua es la estructura y armazón del sistema de un idioma, mientras que la práctica delos hablantes es efectivamente el habla.
El signo es un compuesto de Significante y Significado.
¿Qué es un Signo? El signo es una "díada", es decir, un compuesto de dos elementos íntimamente conexos entre sí: la representación sensorial de algo (el significante) y su concepto (el significado), ambas cosas asociadas en nuestra mente: "un signo lingüístico… une un concepto con la imagen acústica (…), es por tanto una entidad psíquica de dos caras"
Saussure cita el ejemplo de la palabra "árbol" para enseñar que "llamamos signo a la combinación del concepto y de la imagen acústica", o sea la unión de la idea de árbol con el término árbol.
A-R-B-O-L
significante
———————-
significado
En síntesis, el signo lingüístico toma como consistencia al vincular entre sí dos aspectos de un mismo fenómeno, el elemento fónico-acústico y el concepto asociado con él.
La figura de Saussure resalta, en primer lugar, porque se las suele reconocer como "el padre" de lo que hoy llamamos "semiología", aquella disciplina que él describió como "la ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la sociedad". De él arrancan, pues, los estudios e investigaciones del siglo XX sobre los signos y la semiótica en general. La presencia de su pensamiento se dejo sentir en el campo de la semiológica bajo diversos aspectos.
Estos son, a nuestro juicio, los principalmente aporte de su investigación:
1.Su análisis del signo.
Si hubiere que señalar la diferencia fundamental que existe entre Saussure y Peirce, habría que decir que el semiólogo suizo pone atención en simplificar los principios de la producción del signo, mientras que Peirce siempre multiplica sus categorías.
La teoría del signo elaborada por Saussure no es tan sólida y completa como la de Peirce, que trabajó con mayor profundidad.
Saussure se preocupó mas en aclarar los vaivenes y las vicisitudes que sufren los significantes lingüísticos y que determinan la naturaleza de los signos. Fueron valiosas sus reflexiones acerca de "los valores de los signos". Afirmó que esos valores se constituyen a partir de contenidos que los colocan en relación de oposición a las demás unidades sígnicas.
2.La lengua y el habla, como entidades sociales:
Saussure afirmó la necesidad de un enfoque sociológico de la lengua y el habla. Al concebirla como un fruto social, como una norma surgida de la comunidad y como una práctica colectiva, el lingüista ginebrino abrió su basto espacio conceptual par los estudios lingüísticos. Ciertamente él no llega a indagar con detenimiento la organización del habla, y analiza con una visión histórica los discursos sociales, pero dio pie para mirar esos fenómenos desde el punto de vista de la conciencia colectiva, o sea, como sistemas dependientes de factores históricos y de las contingencias del tiempo: "…las lenguas evolucionan".
En efecto, Saussure enseño que la antropología de la lengua esta intrínsecamente relacionad con los grupos sociales; él llamó "etnismo" a ese lazo social, a esa unidad esencial de comunidades lingüísticas que se forjan en seno de las etnias y de la vida comunitaria. Así describió el etnismo: "entendemos por eso una unidad que se apoya en la relación múltiple de religión, de civilización, de defensa común, etc. que pueden establecerse incluso entre pueblos de raza deferentes y en ausencia de todo lazo político". Es una clara alusión a lo que suele entenderse en la actualidad por contexto cultural. A demás introdujo, entonces, las categorías de la "sincronía y diacronía" y asumió un punto de vista capaz de englobar mayor cantidad de fenómenos. Él sugirió que el lenguaje debe ser estudiado como un sistema que, teniendo un determinado sentido en el estado actual o en una época precisa (sincronía), también cambia y evoluciona a medida que transcurren los años, de manera que los sistemas de sentidos de las lenguas adquieren nuevas configuraciones a lo largo del tiempo(diacronía). Esta perspectiva permitiría, por consiguiente, obtener una visión mas completa y coherente de los sistemas de las lenguas, es decir, conocer mejor su estructura.
Filósofo y físico estadounidense, nacido en Cambridge (Massachussets). Cursó estudios en la Universidad de Harvard. Entre 1864 y 1884 dio clases de manera intermitente de lógica y filosofía en las universidades Johns Hopkins y Harvard, y en 1877 fue el primer delegado estadounidense en el Congreso Internacional Geodésico.
En 1861 Peirce emprendió una serie de experimentos con péndulos que contribuyeron en gran medida a la determinación de la densidad y forma de la Tierra, y también a desarrollar investigaciones sobre la dimensión de las ondas de luz. En 1867 se interesó por el sistema de lógica creado por el matemático británico George Boole, y trabajó hasta 1885 sobre la ampliación y transformación del álgebra de Boole.
Sin embargo, Peirce es más conocido por su sistema filosófico, llamado posteriormente pragmatismo. Según su filosofía, ningún objeto o concepto posee validez inherente o tiene importancia. Su trascendencia se encuentra tan sólo en los efectos prácticos resultantes de su uso o aplicación. La verdad de una idea u objeto, por lo tanto, puede ser medida mediante la investigación científica sobre su utilidad. El concepto fue ampliado por los filósofos estadounidenses William James y John Dewey, e influyó de manera importante en el moderno pensamiento filosófico y sociológico. Entre las obras de Peirce figuran Investigaciones fotométricas (1878) y Estudios de lógica (1883). Sus ensayos aparecieron en 1923 en Azar, amor y lógica, obra publicada después de su muerte.
La semiótica de Peirce hay que ubicarla en el conjunto de su teoría de la realidad, digamos de su sistema metafísico y de los principales puntos referenciales que sostienen todos sus pensamientos, tanto filosóficos, como cosmológicos. Peirce buscaba aquella universalidad de pensamiento que le permitiera comprender la totalidad del mundo, y para ello vio la necesidad de elaborar un sistema con categorías lo mas ampliamente abarcativas de las realidades conocidas y cognoscibles. Su perspectiva semiótica tiende, pues, a ser una filosofía del conocimiento. "La teoría peirciana… se presenta como una semiótica cognoscitiva, como una disciplina filosófica que pretende la explicación e interpretación del conocimiento humano."
La realidad como tríada
Según Peirce, toda la realidad puede ser comprendida a partir de tres categorías que permiten unificar aquello que es complejo y múltiple, a saber:
El primer correlato (o primeridad = "Fiertness"), es todo cuanto tiene posibilidad de ser, real o imaginario. Esta pura posibilidad, aunque indeterminada todavía, es la que permite después la concreción de todos los seres. La primeridad es lo abstracto, como sucede con las cualidades, por ejemplo, con la cualidad de un color (lo rojo o lo violeta antes de estar presente en un objeto concreto).
El segundo correlato (o secundidad = "Secondness"), son los fenómenos existentes, es lo posible realizado, y por tanto es aquello que ocurre y se ha concretizado en relación con la primeridad: "modo de ser a lo que es en relación a un segundo…". La actividad semiótica es algo real y en consecuencia es un fenómeno de secundidad. Lo segundo, pues es siempre el fin, el elemento ocurrido, lo causado.
El tercer correlato (o terciedad = "Thirdness"), esta formada por las leyes que rigen el funcionamiento de los fenómenos, es una categoría general que da validez lógica y ordena lo real. Dice Peirce que la terceridad es el "modo de ser de lo que es tal como es el poner en relación recíproca un segundo y un tercero". Se trata, entonces, de la "inter-relación" establecida con el tercer término, o sea, la interconexión de dos fenómenos en dirección a una síntesis, a alguna ley que la rige, o a la que puede ocurrir si se establecen ciertas condiciones. La tercialidad realiza por tanto, el enlace lógico entre primeridad y secundidad, o sea, establece las condiciones hipotéticas para que algo ocurra
El signo según Peirce
Uno de los puntos mas destacados de la semiótica de Peirce es su peculiar concepción del signo. Las reflexiones que hace al respecto son bastantes complejas. Peirce aplica el signo a la tríada lógica que ya había utilizado para indagar el resto de la realidad.
Los tres componentes del signo
La función del signo consiste en ser"algo que está en lugar de otra cosa bajo algún aspecto o capacidad". El signo es una representación por la cual alguien puede mentalmente remitirse a un objeto. En este proceso se hacen presentes tres elementos formales de la tríada a modo de soportes y relacionados entre sí.
El representamen: Es la representación de algo, o sea, es el signo como elemento inicial de toda semiosis. El representamen es simplemente el signo en sí mismo, tomado formalmente en un proceso concreto de semiosis, pero no debemos considerarlo un objeto, sino una realidad teórica y mental.
El interpretante: Es lo que produce el representamen en la mente de la persona. En el fondo es la idea del representamen, o sea, del signo mismo. Peirce dice que "un signo es un representamen que tiene un interpretante mental". La noción de interpretante, según Peirce, encuadra perfectamente con la actividad mental del ser humano, donde todo pensamiento no es sino la representación de otro: "el significado de una representación no puede ser sino otra representación"
El objeto: Es aquello a lo que alude el representamen y –dice Peirce- "Este signo esta en lugar de algo: su objeto". Debemos entonces, entender por objeto la denotación formal del signo en relación con los otros componentes del mismo.
La tríada del signo se puede graficar con un triangulo:
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Representamen Interpretante
Pongamos un ejemplo y pongamos el signo de un caballo: el representamen corresponde a ese primer signo percibido por alguien; el objeto es el animal aludido; el interpretante es la relación mental que establece el sujeto entre el representamen y su objeto, o sea, otra idea del signo.
"Un representamen es el sujeto de una relación triádica con un segundo llamado su objeto, para un tercero llamado su interpretante. Esta relación triádica es tal que el representamen determina a su interpretante a establecer la misma relación triádica con el mismo objeto para algún interpretante"
Podemos darnos cuenta, entonces, que el signo –según Peirce- es ante todo una categoría mental, es decir, es una idea mediante la cual evocamos un objeto con la finalidad de aprender el mundo o para comunicarnos. En este juego se produce la "semiosis" que es un proceso de inferencia propia de cualquier persona. La semiótica es la teoría de la práctica semiótica, de allí que el "signo" constituya el núcleo de ese estudio teórico.
La semiótica
"La lógica, en su sentido general es solo otro nombre de la semiótica (semiotiké), la doctrina cuasi-necesaria o formal de los signos".
La palabra signo será usada para detonar un objeto perceptible, o solamente imaginable, o aún inimaginable en un cierto sentido. (…) un signo puede tener mas de un objeto.
El signo puede solamente representar al objeto y aludir a él. No puede dar conocimiento o reconocimiento del objeto. Esto es lo que se intenta definir en este trabajo por objeto de un signo: vale decir, Objeto es aquello acerca de lo cual el signo presupone un conocimiento para que sea posible proveer alguna información adicional sobre el mismo.
En la tríada del signo es posible ver también el reflejo de la división triádica fundamental: el representamen, siendo el punto de arranque de la semiosis remite a la primeridad: el objeto a la secundidad y el interpretante la terceridad. Desde aquí y enlazando esta categoría con cada elemento del signo es posible obtener su división segun la siguiente expresión triádica:
Primeridad | Secundidad | Terceridad | |
Representamen | Cualisigno | Sinsigno | Legisigno |
Objeto | Icono | Índice | Símbolo |
Interpretante | Rema | Dicisigno | Argumento |
Se trata de una división del signo que toma en cuenta su triple relación: consigo mismo, con el objeto al cual alude y con el interpretante.
Cualisigno = Es el signo en su aspecto de cualidad (por ejemplo el color de caballo, el tono de voz de un discurso o poesía). Es lo general del signo, pero que le permite subsistir en cuanto a tal, sin ser todavía la totalidad del signo.
Sinsigno = Es la presencia concreta del signo (por ejemplo la presencia del color del caballo en este signo L concreto). Es lo particular del signo
Legisigno = Es la norma o modelo sobre el cual se construye un sinsigno (por ejemplo lo que establece el diccionario par la definición semántica de la palabra caballo)
Peirce estableció diversas calificaciones de signo, entre las cuales esta la basada en el tipo de vínculo que une al signo con su referente. Y así distingue:
- Índices (indicios): Son signos que tienen conexión física real con el referente, es decir, con el objeto al que remiten; la conexión puede consistir en la proximidad, la relación causa efecto o en cualquier tipo o conexión. Son índices los signos que señalan un objeto presente o la dirección en que se encuentran (una flecha indicativa, un dedo señalando algo…); Los signos que rotulan a los objetos designado en otro código (el título escrito debajo de un cuadro, un pie de foto…); Los signos naturales producidos por objetos o seres vivos también son índices (la huella de unas pisadas, el humo como indicativo de fuego, el cerco de un vaso, la palidez de una persona…
- Iconos. Son signos que tienen semejanza de algún tipo con el referente. La semejanza puede consistir en un parecido en la forma o afectar a cualquier cualidad o propiedad del objeto. Son signos icónicos: Los cuadros, las esculturas figurativas, las fotografías, los dibujos animados, las caricaturas, las onomatopeyas o imitaciones del sonido, mapas, planos, gráficos que visualizan proporciones. Evidentemente la iconicidad es cuestión de grado: una fotografía en color de un gato es más icónica que una silueta esquemática del mismo.
- Símbolos. Son signos arbitrarios, cuya relación con el objeto se basa exclusivamente en una convención. El símbolo no tiene por no parecerse ni guardar relación con lo que designa. Los alfabetos, la anotación clínica, los signos matemáticos, las banderas nacionales. A esta categoría pertenece el signo lingüístico.
Peirce señala que la clasificación no es excluyente. Considerado desde diversos puntos de vista, un signo puede pertenecer a la vez a más de una de estas categorías.
Ej.: Las huellas dactilares son índices (guardan relación real con la yema del dedo que las produjo) y a la vez son iconos (reproducen exactamente sus estrías), si una agencia de detectives la escoge o la utiliza como emblema comercial, será además el símbolo de la agencia.
Al margen de la clasificación de Peirce, un signo puede ser: motivado (su elección tienen alguna razón de ser, es decir, hay una relación objetiva entre signo y referente), la cruz como símbolo del cristianismo es motivado o puede ser también inmotivado (cuando no hay ninguna relación objetiva entre signo y referente), el signo de la suma(+) como símbolo de la suma es inmotivado.
Se presenta con características propias, las cuales requieren un más detallado desarrollo. En él se da la no-analogía del símbolo y además puede descomponerse y analizarse en unidades situadas a diferentes niveles.
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De todas las clases de signos el lingüístico es el más importante. Existen dos formas de representar convencionalmente el signo que, sin ser contradictorias, corresponden a enfoques diferentes.
Hoy nadie tiene duda del gran aporte de Peirce al desarrollo de la semiótica. A nuestro entender, son dos los aspectos que merecen destacarse: el primero dice relación con la coherencia y robustez interna de sus ideas teóricas, y el segundo tiene que ver con los efectos de su pensamiento sobre los investigadores de la comunicación.
En primer lugar cabe destacar la organicidad de la semiótica de Peirce en relación con el conjunto de su pensamiento filosófico. Se trata, en efecto, de una construcción teórica perfectamente coherente con las ideas y el contexto global de la filosofía que la sustenta.
A partir de la segunda mitad del siglo XX las ideas de Peirce y de Saussure dieron origen a dos corrientes: la primera ha sido la corriente de la Semiologia surgida de las ideas lingüísticas de Saussure, y cuyos seguidores fueron especialmente latinos (franceses, italianos …). La base teórica de esta corriente es la Díada del Signo.
La otra corriente es la semiótica que se inspiró n las ideas de Peirce, y afectó especialmente a los pensadores anglosajones. El punto de partida de esta corriente, como ya conocemos, es el esquema triádico y fundamenta sus conceptos teóricos en la filosofía Peirciana, desarrollándolos.
Crítico literario, sociólogo y filósofo francés. Nacido en Cherburgo, La familia vivió en Bayona hasta 1924. Barthes entre 1934 y 1947 contrajo una tuberculosis que le obligó a pasar mucho tiempo en diversos sanatorios, donde completó sus estudios leyendo a Marx y a Michelet. A partir de 1948 fue lector en las universidades de Bucarest y Alejandría, y posteriormente trabajó como investigador en lexicología y sociología en el Centro Nacional de Investigación Científica de París. En 1962 fue nombrado director de estudios de la Escuela Práctica de Estudios Superiores, donde dio clases de semiótica (sociología de los signos, de los símbolos y de su representación), y fue nombrado profesor de Semiología Literaria del Collège de France en 1976. También recibió el título de Chevalier des Palmes Académiques. Además de crítica literaria escribió sobre música, arte, cine y fotografía. Barthes abordaba cada uno de estos campos con nuevas herramientas críticas que respondían a su siempre cambiante trayectoria intelectual: neomarxista. Su obra ha sido considerada por algunos filósofos alemanes como un intento de construir una filosofía de la semiótica, cuya identidad reside en el reconocimiento de su singularidad. Crítico literario, sociólogo y filósofo francés.
Saussure se pregunta ¿Qué es el habla? Entenderá, que el habla es toda unidad significativa individual que sea verbal, sea visual y añade: "Esto no significa que debamos tratar el habla mítica como si fuera la lengua, en realidad, el mito pertenece a una ciencia general que incluye a la lingüística: la semiologia."
Al hablar de Barthes, nos recuerda que "Saussure trabajó con un sistema ejemplar, el de la lengua; pero el mito es un habla, en este reencontramos el sistema tridimensional (…) el significante, el significado, y el signo. Pero el mito es un sistema particular por cuanto se edifica (es decir que existe previamente): es un sistema semiológico segundo".
La relación entre significado y significante, se apoya en objetos equivalentes pero no iguales; es decir, el significante no expresa al significado. Debemos reconocer que el significante, significado y signo son en cualquier sistema semiológico: diferentes.
De 1957 a 1963 nuestro autor trabajó al mismo tiempo en el análisis de la moda y en el intento de concebir "cierta enseñanza de la semiologia", dentro de un proyecto fundacional de la nueva disciplina científica que dio por resultado los "elementos de la semiología".
Barthes lo llamó "el momento de la sistematización", aunque diez años después desmitificara esa actividad de constitución de la semiologia como ciencia, mantendrá intacta su aspiración de encontrar el sistema que se esconde detrás de los conjuntos significantes, de las formas o los conjuntos de formas.
"Semiología: Propondremos la palabra con confianza pero también con ciertas reservas. En el sentido actual y al menos para nosotros –data Saussure- `puede concebirse una ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social… la llamaremos semiología. Tienen como objeto todo sistema de signos cualquiera fuere su sustancia: las imágenes, los gestos, los sonidos melódicos, los objetos y los complejos de sustancias que se encuentran en los ritos, los protocolos o los espectáculos que constituyen sino verdaderos ´lenguajes´ por lo menos sistemas de significación"
Barthes, en el mismo texto, denuncia inmediatamente una "cierta incomodidad" causada por la idea saussureana de que la lingüística formaría parte de una ciencia más general: la semiologia como ciencia de los signos en el seno de la vida social.
No está dispuesto Barthes a postergar la ciencia lingüística a un lugar menor; fundamentalmente por que el lenguaje verbal (el que estudian los lingüistas) es, de los lenguajes humanos, el más amplio y completo, y porque atraviesa todos los sistemas de significación dotados de profundidad sociológica; y con ello "todo otro sistema semiológico ( imágenes, gestos, objetos) se mezclan con el lenguaje verbal; de donde la semiologia ser una trans-lingüística que atraviesa hasta el lenguaje interior"
Se hará necesario invertir el presupuesto saussureano y Roland Barthes lo hace de modo contundente:
"La lingüística no es una parte, ni siquiera privilegiada de la ciencia general de los signos, la semiologia es una parte de la lingüística: precisamente esa parte que se haría cargo de las grandes unidades significantes del discurso"
L semiologia no se ocupará solo de textos, sino de todo otro objeto, relato, imagen, etc. que se proponga como discurso.
¿Pero de que manera se hará cargo? Barthes lo ejemplifica con un objeto de estudio: la moda. Dirá con insistencia "me di cuenta inmediatamente que el sistema de la ropa era muy pobre" La ropa es un sistema de signos, pero rudimentarios, por que en si mismos aporta pocos significados; sin embargo, cuando el lenguaje verbal toma la moda a su cargo hace con ella lenguajes poéticos, imaginarios, ideológicos. Se refiere Barthes al que el sistema deja de ser pobre cuando se analiza el discurso sobre la moda. La moda verbalizada (escrita) en las revistas de moda constituidas de esas sustancias mezcladas de lenguaje (sistemas semiológicos pocos puros), sustancias trans-lingüísticas se constituyen en el objeto de estudio de la semiologia.
La moda, explica Barthes, "solo existe a través del discurso que se pronuncia sobre la moda, sin lo cual se puede reducir a una sintaxis muy rudimentaria que no tiene mas riquezas que l del código vial: minifaldas se veían muy pocas; en el plano de la realidad no era más que un entusiasmo particular; casi excéntrico, pero ese rasgo se ha convertido rápido en objeto de un discurso general, público, y solo entonces adquirió una verdadera consistencia social y semiológica: lo que se dice revierte sobre lo que se lleva y lo que se ve. Creo que esta restricción metodológica de mi propio proyecto corresponde en grueso a la revolución de la semiologia: los conjuntos un poco complejos de objetos no significan fuera del lenguaje".
La semiologia deberá examinar las representaciones colectivas no la realidad a la que esta se refiere; de la realidad se encarga ya la sociología.
La semiologia indagará la faceta significante de las cosas. ¿Cómo lo hará? Primero deberá reconocer que la moda no equivale a ningún objeto real que pueda describirse y del que se pueda hablar en forma independiente. Segundo la moda esta en los objetos o en la forma de describirlos. Se dirá sobre las cosas que unos zapatos son "ideales para andar", otros "para una ocasión especial". Así constará que el significado de esta escritura es la prenda y que la relación entre significante y significado constituye el signo de vestido.
El significante moda incluye: objetos (por ejemplo, camisa); soportes (por ejemplo, cuello de la camisa); variación (por ejemplo, cuello abierto). El significado moda es el contexto externo (por ejemplo, camisa de lana = invierno). El signo de la moda no es la relación entre los dos anteriores sino la escritura sobre la moda que es donde se encuentra la connotación.
En el modelo lingüístico saussureano el usuario toma del "tesoro de la lengua" una palabra, y a su vez tal palabra solo forma parte del sistema en tanto se ha poblado en el habla. En cambio, en sistemas como el mobiliario, el vestido, el automóvil, el origen del sistema esta en la misma masa de usuarios (de hablantes de Saussure) que instituyen el sistema. No solo habrá diferencias en el origen del sistema, sino también en el volumen de la relación lengua / habla.
Por otra parte, con referencia a las relaciones sintagmáticas y asociativas del lingüista ginebrino, Barthes considera que pueden explotarse a la semiologia y resultar allí productivas. Denominara a las primeras sintagmas en el habla, y a las segundas sistema en el paradigma.
En semiologia cuando la materia no es originalmente significante como ocurre con los objetos, los íconos, y otros sistemas no-lingüísticos, la operación de identificación de unidades significativas es más difícil.
En el cuadro que sigue, Barthes ejemplifica las distinciones que proporcionan un método al semiólogo para el análisis del vestido, la alimentación, el mobiliario, la arquitectura en las dos dimensiones: sistemas (paradigmas) y sintagma (habla).
El semiólogo tiene a su cargo la segmentación, la identificación de unidades paradigmáticas, pero a demás deberá determinar las reglas que la gobiernan. Uno podría suponer, explica Barthes, que en los platos de un menú, las combinaciones son en cierto sentido libre, sin embargo, habrá que investigar en que consiste esa libertad, que en cierta forma controlada.
- Sobre el Signo
La naturaleza del signo semiológico frete al lingüístico, Barthes considera que el signo semiológico tiene también dos caras (el significante y el significado) como el saussureano, pero se distingue de él en el plano de la sustancia de la expresión.
Barthes observa la existencia de sistemas semiológicos que tienen una sustancia de la expresión, que, por su naturaleza, no esta destinada a significar. Se trata de objetos de uso que la sociedad desvía hacia fines comunicativos. Los denominara funciones-signo. Es la función de esos objetos la que se carga de sentido. En nuestra sociedad tales objetos se encuentran estandarizados, y deben considerarse hablas de una lengua.
Hay a demás signos cuyos soportes es una única materia de la expresión, y en este caso, nuestro autor propone la denominación de signo típico. El signo verbal es un signo típico, y el signo icónico (las imágenes) también lo es, independientemente de los modos de producción, manual como en el dibujo, o mecánico como el la fotografía. También el signo gestual es un signo típico al apoyarse en un único soporte o materia de la expresión.
Es un error –explica Barthes- considerar a los signos como puramente arbitrarios, ya que estos están cargados de connotaciones. Pero esos mismos signos pueden ser utilizados de manera diferente. Es aun posible preguntarse si existen signos desprovistos de ambigüedad: en el sistema gestual un puño cerrado es un signo inequívoco de enojo, pero el mismo signo fue utilizado como saludo que significaba compañerismo y solidaridad por los activistas de izquierda en la década de 1930.
- El significante
Se pueden distinguir tres niveles: El nivel de la comunicación, el del significado, que permanece en un plano simbólico, en el de los signos, y el de la significancia. En el plano de los signos (el simbólico) hay dos facetas: la intencional (lo que ha querido decir el emisor) es un sentido claro que no necesita interpretación: el sentido obvio; el otro sentido, sobreañadido, es como un suplemento que el intelecto no llega a asimilar, es huidizo, resbaladizo, es el sentido obtuso. El significante ocupa el primer plano, el sentido obtuso se obtiene cuando comprendemos que hay algo que no esta en la lengua, ni en los símbolos y que si lo retiramos, "la comunicación y la significación aun persisten, circulan, pasan sin él, y, sigue siendo posible decir y leer pero tampoco esta en el habla".
El hombre elaboró una importante teoría acerca de las estructuras narrativas nació en Tula, Lituania, en el año 1917. Greimas estudió derecho. En Straburgo obtuvo su lisense en lettres en el año 1939, y comenzó a estudiar el dialecto provenzal. Además, inició los estudios de doctorado que concluyeron en 1948, en la universidad de Grenbole con su tesis sobre la "moda". Desde 1930 y hasta 1962 realizó una impresionante actividad académica en los más importantes centros universitarios. Enseñó en Poitiers, París, Turquía, en las ciudades Ankara y Estambul y en Alejandría de Egipto, donde se encontró en 1949 con otro gran semiólogo (Roland Barthes) Con el que mantuvo una estrecha y larga amistad.
En el año 1956 Algirdas publicó un articulo muy elocuente acerca de la obra de la obra de Saussure utilizando las investigaciones de dos pensadores. Greimas coincide con Saussure en cuanto a la importancia del concepto de sistema: "un signo aislado no tiene significado". Sin embargo coloca el énfasis en el lenguaje como un "ensamblaje de estructuras de significación". Desde 1965 fue el director del Departamento de Semántica general de L´Ecole Practique des Hautes Etudes de París, donde se ocupó de semiótica, semántica, y semiologia de la expresión. Al año siguiente fundo la revista "Langages" con Barthes y otros. Y junto con otros semióticos fue miembro del grupo de investigaciones semióticas de Lévi-Strauss en el Collége de France.
Durante los años 1985-86 terminó su enseñanza sobre los sistemas y los procesos de la significación con el seminario de semántica general que dictó en la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales en Paris. Un Jueves 27 de Febrero de 1992 murió a los 75 años en el hospital Lariboisiére de París.
¿Qué estudia la Semiótica?
La semiótica es la disciplina que intenta explicar como se produce y como se capta el sentido. Todos sabemos que se produce y se recepciona sentido a partir del contacto con múltiples materias significantes. Llamamos materia significante a cualquier cosa que en contacto con ella significa algo para nosotros, es decir, tiene significado. Decimos que es materia porque la producción y recepción del sentido necesita de un soporte material que pueda ser percibido por los sentidos. Decimos que es significante por que esa materia, para significar debe tener una forma y un contenido que represente algo para alguien. Desde una prenda de vestir hasta un film, desde un plato de comida hasta una novela, en la medida que significan algo, son materias significantes.
La corriente semiótica desarrollado por Greimas se ocupó de un determinado tipo de materia significante: los discursos narrativos. Un discurso es una forma textual en la que se relacionan distintos componentes que se articulan con una determinada coherencia. En es articulación todos y cada uno de los componentes del discurso van desplegando valores que, en virtud de operaciones específicas, están en continua transformación. De esta forma se llama semiótica narrativa a la semiótica que investiga la lógica del sentido de ese tipo particular de discursos que adquieren la forma del relato.
A esta semiótica lo que le interesa es dar cuenta de la narratividad. La semiótica narrativa busca poder explicar las leyes y recursos que permiten que el contar algo se constituya en una de las formas más importantes de constituir sentido.
¿Qué es el sentido?
Como hemos dicho, a la semiótica narrativa le interesa poder describir y explicar como se produce y recepciona sentido, a partir de un tipo específico de discurso que toma la forma del relato. Lo que sucede, afirma Greimas es que el sentido esta antes de cualquier producción discursiva. Es como si dijéramos que vivimos naturalmente inmersos en un universo de sentidos. Y esto presenta un problema: el sentido esta antes que nosotros nos ocupemos de él y en consecuencia se constituye en el fundamento de cualquier actividad humana; entonces es anterior a la producción semiótica. Por lo tanto, la semiótica, lo que hace es tomar ese sentido ya dado, estudiar su lógica y producir un nuevo discurso sobre el sentido. En pocas palabras –explica Greimas- La semiótica no produce sentido sino que reformula el sentido ya dado, procurando dotarlo de significación, o sea, la semiótica trata de hacer comprensible, la estructura misma del sentido de cualquier objeto cultural.
¿De qué está compuesto el Sentido?
Antes de explicar el pensamiento de Greimas al respecto, recordamos que un objeto semiótico es cualquier cosa, cualquier producción cultural en su condición significante. En el nivel profundo del análisis se procura proveer al analista de las unidades mínimas que hacen posible el sentido (semántica fundamental) y la forma como se articulan esas unidades para producir sentido (sintaxis fundamental).
La semántica fundamental se ocupa del análisis del plano del contenido y se caracteriza por su alto nivel de abstracción.
L representación visual de la estructura elemental de la significación se hace a través de los semiólogos denominan cuadro semiótico. Básicamente, el cuadro semiótico es un esquema lógico de cuatro posiciones representando según dos ejes de términos contradictorios y dos de implicaciones.
La diferencia que hay entre la contradicción y la contrariedad es que el primer caso, los elementos relacionados no pueden coexistir (blanco- no blanco), y en el segundo, si (blanco –negro). El esquema permite visualizar tanto las oposiciones semánticas como las oposiciones lógico-gramaticales. Así la oposición blanco-negro es una oposición semántica, mientras que la oposición blanco-no blanco es una oposición que expresa una contradicción lógica. Al mismo tiempo este cuadro también representa:
*Las implicaciones que se dan entre los componentes semánticos mediante el uso de dos operaciones fundamentales, la aserción y la negación. Así podemos decir que la aserción X es blanco, que implica esta otra: X no es negro;
*Las contrariedades X es blanco y negro (con sus correspondientes implicaciones subordinadas: X no es blanco y no negro).
El cuadro semiótico de Greimas representa, en resumen un sistema de relaciones binarias, y este rasgo de binariedad no significa que las cosas del mundo posean este atributo, sino que se trata mas bien de una regla de construcción de las unidades de sentido: lo que está en relación binaria son los rasgos elementales del sentido, que son construidos por medio de este mecanismo.
El cuadro semiótico de Greimas sirve para expresar visualmente la lógica que se da entre los componentes semánticos de un relato. La relaciones de oposición que se suceden en un relato son múltiples y constantes.
Greimas observa que en cualquier relato pondrá en relación componentes vinculados dentro de un mismo eje semántico: vida-muerte, esclavitud-libertad, luminosidad-oscuridad, etc. Dicho de otra forma el sentido se construye lógicamente a partir de relaciones de oposición. Por ejemplo, pensamos que en el eje semántico de los visible los conceptos de oscuridad y luminosidad se entienden por oposición de uno a otro. No se podría entender que significa luz, si no hubiera oscuridad.
Blanco Contrarios Negro
Implicación Contradictorios Implicación
No negro Subcontrarios No blanco
Escritor y profesor universitario italiano mundialmente conocido por su novela El nombre de la rosa. Eco nació en Turín el 5 de enero de 1932. Después de estudiar en la universidad de esa ciudad, trabajó para la RAI (Radio Audizione Italiana) desde 1954 hasta 1959, y fue profesor de estética en Turín entre 1956 y 1964. Más tarde, dio clases en la Universidad de Milán durante dos años, antes de convertirse en profesor de comunicación visual en Florencia en 1966.
Durante esos años publicó sus importantes estudios Obra Abierta (1962) y La estructura ausente (1968. Entre los años 1969 y 1971 dio clases en la Universidad Politécnica de Milán, y en 1971 pasó a ser profesor de semiótica en Bolonia. Al mismo tiempo que sus trabajos teóricos sobre el análisis de los signos y los significados han influido y creado escuela en círculos académicos, Eco se ha hecho popular a través de dos novelas, El nombre de la rosa (1981) una historia detectivesca que se desarrolla en un monasterio en el año 1327, y El péndulo de Foucault (1988), una fantasía acerca de una conspiración secreta de sabios. Ambas novelas se basan en los amplios conocimientos que Eco ha ido adquiriendo sobre filosofía y literatura. El nombre de la Rosa fue adaptada para el cine (1986) por el director francés Jean-Jacques Annaud. En 1995 publicó La isla del día de antes.
–La semiótica consta de dos teorías, una de los códigos y otra de la producción de signos, de lo que se puede inferir que parte del proyecto de la semiótica consiste en la elaboración de una teoría general unificada.
La semiótica general es una disciplina filosófica porque no se distrae con un sistema particular de signos sino que postula categorías generales que hacen posible la comparación entre sistemas.
"Para una semiótica general, el discurso filosófico no es ni aconsejable ni urgente sino, sencillamente, constitutivo".
La semiótica como técnica
La semiótica "no ha de considerarse solamente como teoría de los signos sino también como una metodología de la práctica de los signos". Siendo la semiótica una disciplina en crecimiento con muchas aplicaciones a espacios actuales donde se produce y percibe sentido, es un instrumento o técnica elegido para de análisis de infinidad de textos (perceptivos y representados)
La semiótica es una disciplina totalizadora, abarcadora "es una disciplina de ambiciones imperialistas insoportables, que tiende a ocuparse de todo aquello de lo que, en épocas diferentes y con métodos distintos, se han ocupado las ciencias naturales o las llamadas ciencias humanas". Entran dentro de su objeto de estudio las entidades, objetos y los fenómenos culturales, comportamientos sociales entre otros.
La semiótica general es para Eco "la forma más madura de una filosofía del lenguaje tal como lo fue en Cassirer, en Husserl o en Wittgenstein". El filósofo contemporáneo del lenguaje —si logra superar cierta barrera de algunos términos técnicos de la semiótica que, en ocasiones, no se introducen con suficiente explicación: "catacresización", "actancial", "funtivo", etc.— descubre a lo largo de las páginas de Eco tanto la anchura como la profundidad histórica de su disciplina, atrofiada quizá por la filosofía analítica de origen británico.
Al respecto, Umberto Eco afirma:
"(…) muchas zonas de investigación pueden considerarse hoy dentro del dominio semiótico, ya sea porque se refieran a los procesos más aparentemente ‘naturales’ o porque llegan a estudiar procesos comúnmente adscritos a la zona de los fenómenos culturales complejos".
En síntesis, el término semiótica se emplea en general para nombrar la joven ciencia interdisciplinaria que está en proceso de constitución y que contiene, por una parte un inventario y una descripción de los sistemas de signos y, por otra parte el proyecto de una teoría general de los signos (su naturaleza, sus funciones, su objeto de estudio).
La Investigación Semiótica recienteEl recorrido que hemos realizado por la investigación semiótica reciente se ajusta con precisión a la descripción que sobre el dominio de la semiótica ha hecho Umberto Eco en una de sus obras más actuales:
"… si en los años sesenta se podía pensar en vincular los miembros desperdigados de muchas investigaciones semióticas para intentar una summa, hoy en día su área se ha extendido tanto que (mezclándose con la de diversas ciencias cognitivas) cualquier sistematización nueva resultaría precipitada. Estamos ante una galaxia en expansión, y no ante un sistema planetario cuyas ecuaciones fundamentales se puedan dar. Lo cual me parece una señal de éxito y de salud: la interrogación sobre la semiosis se ha vuelto central en muchísimas disciplinas, incluso por parte de los que no pensaban, o no sabían, o incluso no querían hacer semiótica"
¿La semiótica es una ciencia o una filosofía?
Al producir un objeto teórico bien definido y claramente delimitado podremos hablar si no de ciencia, al menos, de actitud científica e introducir las aclaraciones necesarias.
Umberto Eco identifica semiótica general y filosofía del lenguaje, dudando de que puedan tratarse fenómenos de significación y/o representación como se trata a los objetos de la física o de la electrónica.
Sin embargo la cuestión está constantemente tergiversada al tomar en consideración a priori de "sistemas de signos" cuya constitución daría cuenta de la evidencia. La semiótica se vuelve entonces una especie de tipología de los sistemas significantes realizada a partir de la formalización más o menos acabada de estructuras formales extraídas empíricamente de cada sistema. Queda claro que la vaguedad que domina en la noción de sistema y la imprecisión que reina, no bien salimos de los sistemas explícitamente construídos para un uso determinado (código de la ruta por ejemplo), no permiten la construcción de una teoría hipotético-deductiva, por falta de términos primitivos formalizables y con mayor razón y con mayor motivo de reglas de la deducción que le conciernen.
De esta manera puede explicarse que, bajo pretexto de reintroducir el tema excluído por el estructuralismo, se haya recurrido al psicoanálisis (lo que produjo la "semanálisis" de J. Kristeva por ejemplo). En efecto, recurriendo al inconciente que, por construcción, es y será siempre una virtualidad (si no una comodidad) como un lugar oculto en el que se elabora el sentido, se disuelve todo objeto posible en una "psicología de las profundidades" menos accesible aún a la crítica científica ya que pretende situarse más allá, en la particularidad de la experiencia de un sujeto individual. No es éste el ámbito para argumentar y debatir acerca de esas cuestiones que necesitarían importantes desarrollos. Sin embargo, independientemente de la validez de los juicios que preceden, pensamos que al exhibir un objeto para la semiótica, definido como se define todo objeto en las ciencias empíricas, podrá ofrecerse una alternativa al vértigo de los sistemas informes y de los procesos misteriosos que evolucionarían a nuestro pesar en las profundidades de nuestros inconcientes. Asumimos nuestras responsabilidades en la pregunta 3; en verdad, para nosotros se trata de producir a tiempo un corte epistemológico de la semiótica entre la ciencia y la filosofía.
¿Que es una semiótica general?
Si puede mostrarse que más allá de la diversidad y de las diferencias aparentemente irreductibles (sobre las cuales se funda la noción de sistemas de signos) hay una perspectiva teórica unificante que da a cada signo, cualquiera que sea el campo de las prácticas humanas al cual se vincula, el mismo estatus teórico, entonces podemos hablar de semiótica general.
Es necesario superar las diferencias observables en el campo de los fenómenos de representación y de significación, que los compartimentan en clases que no tienen aparentemente ningún punto en común, para estar en condiciones de fundar una semiótica general. Desprenderse de la clase de los fenómenos lingüísticos no será la menor dificultad. En efecto, su importancia en las relaciones humanas es tal que han dado lugar a modelizaciones profundas. Su conocimiento ha progresado mucho, creando un importante "defasaje espistemológico" con los fenómenos no lingüísticos. Esta atención prioritaria dada por la comunidad científica a los signos lingüísticos explica el ocultamiento provisorio de la cuestión de una semiótica general a causa de una especia de imperialismo de la semiolingüística. El debate es tanto más difícil ya que la modelización general producida por una semiótica general, cuando se la aplica en el campo lingüístico, aparece necesariamente como en retroceso desde el punto de vista del poder explicativo y plantea problemas de retraducción muy complejos. El enfoque peirceano muestra que es posible definir el signo independientemente de toda especificidad y abre el camino hacia una semiótica general.
¿Cuáles son las condiciones de una semiótica general?
Primeramente es necesario objetivar los fenómenos de significación y construir a continuación un modelo capaz de "informarlos", es decir, de darles formas.
Como ya hemos observado, hay significación desde que alguna cosa vale no para ella misma, sino para otra. Dicho con más precisión, su fenomenología, es decir el efecto que su percepción produce aquí y ahora en una mente, introduce en esa misma mente la fenomenología de otro objeto (la que, en cierto modo, está necesariamente latente en esa mente). El criterio de delimitación del campo de los fenómenos estudiados por una semiótica general no puede ser más que éste: ¿hay una o dos fenomenologías de objeto en la experiencia vivida por un sujeto?. Entonces, una semiótica general aparecerá en principio como el estudio de una relación entre dos fenomenologías. De esto se desprende que necesitará recurrir a una descripción de los fenómenos "ordinarios" (es decir, en los que los objetos percibidos sólo valen para ellos mismos). Esta descripción deberá permitir explicitar el "acoplamiento" de esas dos fenomenologías que se encuentran en todo fenómeno semiótico. Queda por precisar el contenido del término "mente" lleno de connotaciones diversas. Deberemos considerarlo sólo en su probada capacidad para establecer, en condiciones históricamente datadas, correspondencias entre fenomenologías de objetos. Deberá ser a la vez particular, puesto que deberemos describir correspondencias efectivamente establecidas por un sujeto dado en un instante dado, y universal, puesto que las significaciones son "mundanas", es decir producidas "en el mundo". La mente, o al menos su contribución al fenómeno de significación, deberá modelizarse. Finalmente, si enumeramos los campos del saber que deberán cooperar en una semiótica general, encontraremos: una teoría de la percepción, una fenomenología de los fenómenos "ordinarios" y una modelización del intérprete en función de su relación con el mundo.
Andres N.
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