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REPRESENTACIÓN POLÍTICA EN LOS ORIGENES DE LA NACIÓN ARGENTINA

Enviado por jvitale


    1. Significado y concepto de Representación Política
    2. Antecedentes históricos y supuestos sociopolíticos
    3. Revolución de Mayo
    4. Análisis de la representación
    5. Conclusiones
    6. Bibliografía
    1. En este trabajo me propongo analizar, tomando como categoría analítica a la representación política, con el objetivo de revisar cual era la representación en el intervalo 1807-1812 considerado como el período de gestación de nuestra Nación. Con ello podré clarificar quienes representaban al pueblo y quienes participaban de los negocios públicos en el nacimiento de la Nación Argentina.

      En cada uno de los acontecimientos contemporáneos hay una raíz histórica que los explicas, y resultará difícil comprenderlos en su totalidad si no se explora esa raíz. Los hechos particulares responden en gran parte a ideas y criterios, que crean nuestra historia y se expresan en un proceso continuo hacia la integración y afirmación de la personalidad nacional, y que mejor que analizar el nacimiento de la Patria para comprender ciertos sucesos de la historia Argentina.

      Contare con un soporte teórico en donde definiremos la representación política y analizaremos su relación con la participación.

    2. Introducción
    3. Significado y concepto de Representación Política

    Etimológicamente hablando, representar significa presentar de nuevo o hacer presente algo o alguien que no está presente.

    Para Melo, en los sistemas políticos de las democracias constitucionales, el pueblo es el titular de la soberanía y en él reside, en virtud del consenso, la fuente de legitimidad del poder que confiere autoridad, pero de hecho no puede ejercer ese poder en forma directa e inmediata.

    Para superar esta situación la innovación política ha gestado una institución tan fundamental como es la representación política. Mediante ella se opera una sustitución legítima que trasmuta la personalidad del pueblo a sus representantes por medio de un acto de voluntad de carácter público y actual, por el cual se crea un vínculo entre el pueblo representado y sus representantes, confiriéndoles autoridad, y dando lugar al desplazamiento de la imputación, de manera que los actos del representante se consideran como si fueran realizados por el representado.

    Es decir, que Melo define a la representación política, como la forma de participación indirecta del pueblo en el proceso de poder, mediante sustitución pública y actual realizada con la elección en la persona de sus representantes, cuyo actos le son imputados como propios.

    Según Sartori, en la teoría de la representación se asocian:

    • la idea de mandato, o delegación.
    • la idea de representatividad
    • la idea de responsabilidad.

    A partir de allí, la teoría de la representación se desarrolla en tres direcciones opuestas:

    • La representación jurídica: conlleva la idea de mandato o instrucción. Ligado al derecho privado, el representante es delegado mandatario, se asocia con la idea de mandato o de delegación.
    • La representación sociológica o existencial: se vincula con la idea de representatividad, es decir, semejanza o afinidad. Es un concepto sociológico, según el cual la representación es esencialmente un hecho existencial de semejanza.
    • La representación política: incluye la idea de responsabilidad u obligación de rendir cuentas no sólo ante el representado sino también cumplir con una función eficiente y con una conducta honesta.
    1. El concepto de representación política se plantea desde el momento en que resulta imposible la participación de todos los ciudadanos en la adopción de las decisiones públicas, es decir desde el ocaso de la polis griega.

      La justificación política de la representación supone que la diversidad de intereses dentro de una comunidad pueden alcanzar mediante la deliberación y la crítica un grado de coordinación que los haga compatibles con el interés del pueblo.

      Las justificaciones por razones de necesidad material, son expuestas por Rousseau, cuando expresa que "el régimen representativo no tiene más fundamento y justificación que una necesidad de orden material y sólo es admisible sujeto a mandato imperativo y ratificación popular".

      Por su parte Sieyés funda su tesis en la falta de tiempo necesario del común de la gente de ocuparse de los asuntos públicos.

      Montesquieu en su libro XI del Espíritu de las Leyes, fundamenta la representación política en una razón práctica: "como en un Estado libre todo hombre debe estar gobernado por sí mismo, sería necesario que el pueblo en masa tuviera el poder legislativo, pero siendo esto imposible en los grandes estados y teniendo muchos inconvenientes en los pequeños, es menester que el pueblo haga por sus representantes lo que no puede hacer por sí mismo".

      La aparición de la representación política moderna a partir de su fase medieval fue un proceso gradual que se observa en Inglaterra de mediados del siglo XVIII. Sin embargo, la Revolución Francesa marcó la división tajante entre la representación política medieval y la representación política moderna.

      A lo largo de la historia, la representación ha revestido formas muy diversas. Esta diversidad se funda en los distintos sujetos que intervienen en la relación representativa o en la naturaleza del vínculo que fundamenta esta sustitución. Es entonces que, en esta variedad de doctrinas, encontramos al mandato imperativo y al mandato representativo.

      Mandato imperativo: este tipo de mandatos supone una relación contractual concreta de mandato, con representación. Entre el representante y los electores concretos, que le designaron. La vigencia de este mandato se explica a través de:

      – la no existencia de comprensión de un interés nacional.

      – las Asambleas eran la imagen de los intereses particulares, sin solidaridad respecto de la idea común.

      – los representantes no estaban asociados a la responsabilidad del poder, ni las Asambleas eran órganos del poder en el Estado.

      – continuaba la obligación de rendir cuentas y la responsabilidad pecuniaria por parte del mandatario y por parte del mandante, la obligación de resarcir al mandatario de los perjuicios y remunerar su labor.

      Mandato representativo: significa que los representantes formalmente, se encuentran libres de toda influencia, siendo plenamente independientes de los electores o del cuerpo electoral, que los ha designado. No pueden delegar sus facultades, no pueden hacerse representar, no están ligados a mandatos ni a instrucciones expresas. En suma, excluye toda subordinación jurídica entre representado y representante; los representantes no son mandatarios.

      Establece una nueva concepción entre el pueblo como totalidad política abstracta, titular de la soberanía y sus representantes. Es decir, el mandato representativo, en consonancia con el postulado propio de la representación política de que el mandatario no representa fragmentariamente a grupos o distritos aislados, sino a la Nación entera.

      La representación política está vinculada a la idea de participación política. Más técnicamente podemos debe remontarnos al momento del pasaje de una representación por mandato a una representación libre. Durante el Estado pre-revolucionario, hablar de participación política no tiene aún un significado real, puesto que, la correspondencia entre posición social y posición política es prácticamente perfecta. Los grupos sociales, los cuerpos, son representados ante el Estado, sus miembros no participan de él, lo hacen únicamente los pares del reino y es una participación automática, o sea, en función directa de la posición en la sociedad civil. Cuando dicha correspondencia automática cesa, la participación política se convierte en un fenómeno significativo y comienza a ser problema. Ello acontece debido a dos procesos opuestos: por un lado, a raíz de una reivindicación desde abajo, popular, de ampliación de derechos políticos, por otro, en virtud de que los grupos que están en el poder dentro del Estado tratan del fortalecerse sellando alianzas con las nuevas fuerzas populares y revistiéndose de nuevos fundamentos de legitimidad.

      La ampliación de la participación aparece como contradictoria porque contiene una potencialidad igualitaria, y al mismo tiempo una reafirmación de privilegios privados: la lucha de clases constituye una de las alternativas suscitadas, igualdad, potencial pero cuestionada, implícita en la ampliación de la participación. En efecto, frente a la igualdad formal constitutiva del estado de soberanía popular y a la desigualdad de hecho por la penetración de las estructuras civiles en las estructuras políticas, ante quien no tenía acceso al poder se presentan dos líneas de acción: o jugar dentro de las reglas políticas para extraer las consecuencias de su potencialidad igualitaria (por ejemplo, la lucha política parlamentaria), o actuar dentro de la estructura desigualitaria para derribarla y quebrarla: esta es la alternativa de la lucha de clases.

      La participación se vincula a un modo de fundamentar la legitimidad, y por consiguiente a una verificación del consenso del nuevo estado nacional de soberanía popular, como también a un modo de luchar, con medios que hoy podemos llamar políticos, contra las condiciones propias de desigualdad de la sociedad civil. Por lo tanto, la participación política es un problema de consenso y al mismo tiempo un problema de igualdad.

      La participación política es a su vez un fenómeno antiguo y un fenómeno reciente. Es un fenómeno antiguo en cuanto desde que se puede hablar de política, como actividad en comunidades organizadas existe la participación política. Es un fenómeno reciente porque está estrechamente relacionado en su sentido fuerte a significativos cambios socioeconómicos y de la naturaleza de las comunidades políticas. Nadie puede poner en duda en cuanto a la antigüedad del fenómeno que se puede hablar de participación política también en los casos de las ciudades-estado griegas. En efecto, prescindiendo del limitado número de los que eran admitidos en el proceso de toma de decisiones, las características centrales de la participación política, es decir el estar dirigida a influir tanto sobre la elección de los decisores como sobre las mismas decisiones, están claramente presentes en la polis griega. Sin embargo, resulta interesante advertir que muchas formas de organización del poder político (como el absolutismo o el despotismo), durante largo tiempo no dejaron ningún espacio a la participación política. Sólo con las formas modernas de Estado en el mundo occidental, y sobre todo con los primeros impulsos hacia la democratización interna, es cuando se puede volver a hablar legítimamente de participación política.

      Según Sartori, diríamos que la experiencia histórica ha producido dos tipos de democracia: la directa (es decir, la democracia con participación) y la indirecta (o sea, democracia representativa). Entre los dos modelos, advierte el autor, no hay posibilidad de opción, ya que el primero expresa una tipología atinente al pasado, y el segundo responde a situaciones del presente.

    2. Antecedentes históricos y supuestos sociopolíticos
    3. Revolución de Mayo

    En esta apartado realizare una muy somera revisión histórica, sin profundizar en la descripción de los hecho, sino más bien intentando analizar los hechos que llevaron a la revolución de Mayo.

    Como escribió Bartolomé Mitré "la revolución fue el producto de gérmenes fecundos por largo tiempo elaborados". La Revolución de 1810 fue un proceso organizado y dirigido por la una clase estamental determinada, llevada a cabo por una clase compuesta por militares, religiosos, terratenientes, entre otros. La cual no gozaba de algunos derechos, que si los tenían los españoles, y por lo tanto no podían ocupar o encargarse de los negocios públicos en determinados casos. Es de sumo valor tener en cuenta la noción de pueblo que no es la misma concepción de hoy, en aquella época se consideraba pueblo a la parte principal y más sana de la población.

    El factor profundo que llevó a la revolución tiene su base en la economía virreinal, la política de España obstaculizaba y contrariaba totalmente el desenvolvimiento económico de las colonial al no permitirles traficar con ninguna otra nación y reservarse como metrópolis, acaparándolo exclusivamente, el derecho de todo comercio y empresa en sus dominios. El impulso natural de las fuerzas productoras de la colonia pugnaba por romper este lazo comercial, "el monopolio". La naciente economía de la embrionaria nación necesitaba imperiosamente, para conseguir su desarrollo, desvincularse de la rígida autoridad y emanciparse de la medieval mentalidad del rey de España. Apenas esta nación fuera libre, guiada por el mismo impulso natural que las había conducido a la revolución, busco el trafico con el capital y la industria de Occidente los elementos y las relaciones que el incremento de su economía requería. El hecho económico fue la causa eficiente que hacía inevitable la separación de las colonias y la metrópoli.

    Así, en el cuadro del monopolio del comercio de Indias, en que funciona la Colonia, está ya el germen de la Revolución de Mayo. Mariano Moreno, Castelli y Belgrano representan las ideas e intereses que, inexorablemente, debían romper aquel esquema, para dar lugar al sistema de libre comercio que Inglaterra imponía en el mundo por la fuerza de sus barcos, su armada y su diplomacia.

    Esto será la clave de la decadencia de España, la debilidad orgánica de su burguesía industrial, el único y verdadero elemento centralizador de los Estados Modernos. La unión de la monarquía, la Iglesia y la nobleza fueron fatales para el crecimiento económico de España.

    La ruptura del monopolio español trajo, a su vez, el monopolio criollo del puerto de Buenos Aires, sede del comercio ultramarino. Dando comienzo a la lucha entre el libre cambio de los exportadores e importadores y el proteccionismo que reclaman los artesanos y pequeños industriales del interior. Las luchas entre unitarios y federales.

    La crisis de España también se debió a que el águila napoleónica dominaba el cielo de Europa. En su lucha gigantesca contra Inglaterra, Napoleón se vio obligado a invadir España. Inglaterra le salió al paso y el Emperador, esclavo de su estrategia anti-inglesa y del mesianismo derivado del poder único, envió sus tropas a España. Esto produjo que todo el edificio dinástico se derrumbara. La corte se rindió a la voluntad de Bonaparte. Fernando, el heredero del trono, se arrodilló ante el invasor, que impuso a si hermano José como nuevo rey de España.

    A esta crisis respondió todo el pueblo de España el 2 de Mayo de 1810, iniciando el levantamiento nacional, que arrancara con la existencia histórica de los americanos del Sur. Todo el pueblo de España se puso instantáneamente de pie. Se organizaron de inmediato Juntas populares que asumieron la representación del poder vacante, el rey Carlos IV y el príncipe heredero Fernando, que ya era VII, permanecían cautivos de Napoleón. Las Juntas populares se unificaron en una Junta Central y se nombraron diputados para las Cortes españolas, que se reunieron en Cádiz. La revolución nacional española llamó a las posesiones americanas a enviar diputados y declaró la igualdad de derechos entre españoles y americanos, reconoció el territorio de América como "parte esencial e integrante de la monarquía española", esto se puede observar en el Decreto de las Cortes del 14 de Octubre de 1810 que sancionaba el inconcluso concepto de que los dominios españoles en ambos hemisferios forman una misma y sola monarquía, una misma y sola Nación y una sola familia, y que por los mismo los naturales que sean originarios de dichos dominios europeos o ultramarinos, son iguales en derechos a los de esta Península".

    El levantamiento revolucionario en toda América no fue sino la prolongación en el Nuevo Mundo de la conmoción nacional de la vieja España que pugnaba por remozarse. La primera manifestación de la guerra nacional en el Río de la Plata fue la reacción popular contra las invasiones inglesas en 1807, en esa lucha debe buscarse el origen de nuestro ejercito, que nació combatiendo a las tropas británicas.

    Distintos son los hechos de 1816 que producirán la consolidación de los sucesos de 1810, teniendo como objetivo la organización institucional de la Argentina, producto de que en 1814 Fernando VII recupera el trono, después de haber esta en cautivo de Napoleón, el destino de América se define y la independencia aparece como algo inevitable.

    V. Análisis de la representación

    Aquí tratare de analizar a los personajes que tendrán a su cargo la representación del pueblo en todo el período de gestación de la Nación Argentina.

    Es importante destacar el ideal de San Martín y Bolívar, sobre la Nación que era el conjunto de América Hispana, y en cierto sentido también España, se disgrega en una polvareda difusa de pequeños estados. Simón Bolívar en su carta a Jamaica de 1815, declaraba su propósito de formar de todo el mundo nuevo una grandiosa sola nación, con un solo vinculo que ligue sus partes entre sí y con el todo… ¡Qué bello sería que el Istmo de Panamá fuese entre nosotros lo que el Corinto para los griegos! Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto congreso de los representantes de la Repúblicas.

    Moreno es otro que tiene a su cargo la representación popular, para algunos historiadores es considerado el motor de la Revolución de Mayo, sus ideas están asociadas al pensamiento de Jean Jacques Rousseau (1712-1778). Todas abordadas en la Gazeta de Buenos Aires, en su propósito de utilizar la prensa como medio a la vez de propaganda revolucionaria y de difusión doctrinaria con vistas a la organización política de los pueblos rioplatenses. La soberanía la define como indivisible e inalienable, remitida a la "Voluntad general de un pueblo". La Soberanía y la Representación no las refiere nunca a la Nación, sino siempre a los pueblos. Moreno adopta un postura distinta a la Rousseau, en relación al contractualismo, expone la existencia de dos pacto, el de sujeción (rechazado explícitamente por Rousseau) y el de sociedad como anterior a él y condicionante del mismo.

    El problema central en el pensamiento de Moreno es el de las modalidades que debería asumir la organización constitucional de un nuevo Estado. Concibe que la autoridad del Monarca retrovertió a los pueblos por el cautiverio del Rey, pueden pues aquellos modificarla o sujetarla a la forma que más le agrade.

    Moreno se propone discutir que conviene más en ese momento para la organización política de los pueblos americanos, si un congreso de todos ellos o solo de los más relacionados entre sí. Expresa un critica del gobierno federaticio, dado que los define como la reunión de muchos pueblos o provincias independientes unas de otras; pero sujetas al mismo tiempo a un dieta o consejo general de todas ellas, que decide soberanamente sobre la materias de estado, que tocan al cuerpo de nación. Comenta además es quizá el mejor sistema, pero que es difícil de aplicar en la América, por las dificultades que las distancias supone para reunir esa gran dieta y comunicar y aplicar sus decisiones. Al respecto dice "sería…una quimera pretender que toda la América española formen un solo estado", pues sería imposible entenderse y conciliar intereses con las Filipinas o México. La realidad que tiene frente a si Moreno es la de la existencia de múltiples entidades soberanas.

    Su sistema económico reposaba esencialmente en la actividad de los comerciantes monopolistas españoles, en los criollos e ingleses ligados al contrabando y en los ganaderos que deseaban vender a Europa sus excedentes, para este entonces el puerto de Buenos Aires se había convertido en la cabeza del movimiento comercial del Virreinato. Moreno proyectaba compensar la debilidad de las fuerzas económicas nacionales con el fortalecimiento del Estado.

    La caída de Moreno por obra de la tendencia saavedrista, cuya ideología liberal conservadora se adaptara perfectamente a las necesidades de la burguesía comercial porteña cierra el capítulo auténticamente revolucionario de Mayo. Comienza la crisis monetaria, el gobierno de Buenos Aires, presionado por los ingleses y los comerciantes, autoriza en 1811 la libre exportación de oro y de plata. De este modo se sancionaba la preeminencia del capital comercial inglés sobre Buenos Aires y del poder económico del Puerto sobre el Interior. Destruida la política nacional de Moreno, que contemplaba los intereses generales y entronizada en el gobierno de Buenos Aires la tendencia rivadaviana. La oligarquía porteña usufructuó el puerto y la Aduana y se negó a repartir las rentas y el control político nacional con el resto de las provincias argentinas. Así nació la idea porteña de que la ciudad-puerto y la provincia bonaerense eran inseparables y que el producto de la Aduana pertenecía exclusivamente a Buenos Aires. Nació el federalismo como resultado del despojo de la riqueza argentina por una sola provincia. El monopolio del rey fue suplantado por el monopolio de la oligarquía porteña.

    Por otro lado estaban los comerciantes monopolistas españoles, encabezados por Alzaga, que veían tanto en el intercambio libre con los ingleses como en el triunfo del partido morenista, la extinción de sus privilegios políticos y comerciales.

    Otro grupo estaba constituido por los comerciantes e importadores (apoyados por los ganaderos) interesados en el trafico con Inglaterra y con el comercio exterior en general. Su representante más notable sería Rivadavia.

    Desde otro punto de vista resultan fascinantes las discusión que se llevaron a cabo el día 22 de mayo en el Cabildo Abierto, entre ellas abordare los consejos del obispo Benito Lue y Riega, quien en un largo discurso procuró persuadir a los asistentes a mantener el orden y la paz, y a no producir novedad en la autoridad del virrey.

    Este argumento fue rebatido por Juan José Castelli, el cual expuso dos ideas fundamentales la caducidad del gobierno legítimo y la reversión de los derechos de la soberanía al pueblo de Buenos Aires y sin libre ejercicio en la instalación de un nuevo gobierno.

    La argumentación de Castelli hacia recaer los derechos de la soberanía exclusivamente en el pueblo de Buenos Aires y ello provocó la replica del Fiscal Manuel Genero Villota, aceptaba la tesis en lo relativo a la retroversión de la soberanía, pero alegó que Buenos Aires no tenía solo ese derecho, y era preciso oír a los demás pueblos del virreinato antes de adoptar una determinación, pues de otra manera se rompería la unidad de la Nación.

    Juan José Paso, señalo que si bien era acertada la observación del fiscal, en el actual estado de peligro a que por su situación local se ve envuelta esta Capital, ni es prudente ni conviene el retardo que el plan que propone Villota. Agrega además que Buenos Aires debía establecer un gobierno provisional a nombre de Fernando VII, el cual invitaría a los demás pueblos para que enviasen sus representantes a la formación del gobierno permanente.

    Todas estas discusiones y las que se desarrollaron el propio 25 de Mayo entre los distintos grupos, se debe a que ellos persiguen intereses o ideales totalmente distintos.

    VI. Conclusiones

    Considero que los hecho de la revolución de Mayo, tuvo su germen o su base en una problemática economía como lo era el monopolio, obviamente el debilitamiento de España ocurrido por la invasión napoleónica produce toda una crisis institucional que se traslada a las colonias de América. Los distintos sectores presentes en la sociedad de 1810, trataron de defender sus intereses, utilizando distintos discursos para llevar a cabo dicho fin. Es así que dentro de toda la revolución a parecieron tendencia con el objeto de continuar bajo la dominación del imperio español. Por otro lado un grupo más radical o revolucionario que perseguía la formación de una junta provisional.

    Los hechos histórico no pueden ser cambiados, pero si analizados desde distintas perspectivas, esta es la mía.

    JAVIER ALEJANDRO VITALE GUTIERREZ

    VII. Bibliografía

    MELO, Artemio. Compendio de la Ciencia Política, Buenos Aires, Palma, 1983.

    SARTORI, Giovanni. Elementos de la Teoría Política, Madrid, Alianza 1992.

    MARIÁTEGUI, José Carlos. Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, Perú, Biblioteca Amauta, 1959.

    LOPEZ, Vicente Fidel. Historia de la República Argentina, su origen, su revolución y su desarrollo político, Buenos Aires, Ed. G. Kraft, 1913.

    BOLIVAR, Simon. Ideas políticas y militares, recop. por Vicente Lecuna, Buenos Aires, Ed. Jackson, 1982.

    RAMOS, Jorge Abelardo. Revolución y contrarrevolución en la Argentina, Buenos Aires, Ed. Octubre, 1959.

    TAU ANZOATEGUI, V. y MARTIRE, E. Manual de Historia de las Instituciones Argentinas, Buenos Aires, Ed. Macchi, 1996.

    MERCHENCKY, MARCOS. Las corrientes ideológicas en la Historia Argentina, Ed. Concordia, 1961.

     

     

     

     

    Autor:

    Javier Alejandro Vitale Gutierrez