Descargar

Introducción a San Pablo (página 2)


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

d.C. 1-10

Nacido en fecha incierta, en la primera década (Flm 9), en Tarso, Cilicia (Hch 22, 3)

33

Pablo persiguió a «la Iglesia de Dios» (Ga 1, 13) en Jerusalén (Hch 8, 3); intentó hacer lo mismo en Damasco, cerca de donde fue llamado y convertido (Hch 9, 3-19), después de lo cual fue a Arabia (Ga 1, 17b), luego volvió a Damasco (Ga 1,17c)

36

«Después de tres años» (Ga 1, 18) escapó de Damasco (2 Co 11,2-33; Hch 9, 23-25); luego hace su primera visita, después de la conversión, a Jerusalén por quince días (Ga 1, 18); después fue a las regiones de Siria y Cilicia (Ga 1, 21) o a Tarso (Hch 9, 30)

43?

Visión del Señor (2 Co 12,2-4): catorce años antes de escribir la 2ª Carta a los corintios

44 o 45

Bernabé llevó a Pablo de Tarso a Antioquía para trabajar allí un año (Hch 11,25-26)

46-49

La primera misión comenzó en Antioquía y terminó allí (Hch 13,4–14,28); Ga 1,21. 23; Ga 2,2 probablemente se refiere a esta obra misionera

49

Claudio expulsa a los judíos de Roma (Hch 18,2c; cf. §157; supra)

49

Pablo visitó de nuevo Jerusalén desde Roma, catorce años después de su conversión, para asistir al «concilio» (Ga 2,1-10; Hch 15, 3-12)

49

Decreto de Jerusalén sobre los alimentos (Hch 15, 22-29), de lo cual Santiago informó más tarde a Pablo (21-25)

49-51

La segunda misión comenzó en Antioquía y terminó allí (Hch 15,40-18,22)

49

Incidente en Antioquía: Pablo reprendió a Pedro (Ga 2,11-14)

50

Pablo llega a Corinto y se aloja en Corinto con Áquila y Priscila (Hch 18, 2)

50

1 Tesalonicenses escrita desde Corinto (1 Ts 3,1.6)

51 primavera

Pablo arrastrado ante el procónsul Galión (Hch 18,12)

51

Pablo volvió a Antioquía (Hch 18,18-22) después de saludar a la iglesia de Jerusalén

52-55

Tercera misión, con la larga estancia en Éfeso (Hch 18, 23b-21, 17)

54

Escribe a los gálatas (Ga 1,6)

54

Carta a los corintios, ahora perdida (cf. I Co 5,9)

55 antes de

Pentecostés

Escribe I Corintios (1 Cor 16,8)

Escribe 2 Corintios B, o "carta de las lágrimas".

55 (otoño)

Pablo dejó Éfeso y fue a Tróade (Hch 20,1; 2 Co 2,12); luego a Macedonia (2 Co 2,13), donde escribió parte de 2 Corintios (carta A), o carta de la reconciliación

55-56

Pablo pasa «tres meses» (=invierno) en Corinto (1 Cor 16,5-6; 2 Co 1,16; Hch 20,2-3) desde donde escribió la carta a los romanos

56 (febrero)

Dejó Grecia y viajando por tierra atravesó Macedonia y Filipos (Hch 20,3-6a)

56 (primavera)

Después de pasar la pascua en Filipos, Pablo se hace a la mar rumbo a Tróade; después de siete días viajó por tierra a Aso, desde donde se embarcó rumbo a Cesarea Marítima (Hch 20,6b.14; 21, 1-8)

56 Pentecostés

Pablo llegó a Jerusalén para Pentecostés (Hch 20,16; Hch 21,17), visitó a Santiago (Hch 21,18); hizo frente a una revuelta contra él en Jerusalén (Hch 21,27-30); Pablo detenido por el tribuno romano (Hch 21,31-36); enviado al gobernador Félix en Cesarea Marítima (Hch 22,23-33)

56-58

Pablo en prisión por dos años en Cesarea (Hch 24, 27)

58?

Félix reemplazado por Festo como gobernador (Hch 25,1)

58

Ante el tribunal de Festo Pablo apeló al César (Hch 25,11-12)

58 (otoño)

Pablo enviado a Roma (Hch 26, 32-27,1; viaje y naufragio en la isla de Malta (Hch 27,2; Hch 28, 10)

58-59

Pablo pasó tres meses (=invierno) en Malta (Hch 28, 11a); desde Malta se embarcó para Pozzuoli (Hch 28,11 b-13); viajó por tierra a Roma (Hch 28, 14-16)

59-61

Pablo bajo arresto domiciliario en Roma por dos años (Hch 28, 30)

C) Principales puntos debatidos

1.- Muerte de Pablo

Para la mayoría de los investigadores modernos, Pablo fue condenado a muerte y ejecutado en esta ocasión. Lucas parece inclinar al lector a esperar este resultado. De hecho todo el viaje de Pablo hacia Jerusalén está lleno de presentimientos sobre su muerte. No parece verosímil que Lucas haya subrayado tanto los presagios de muerte que señalábamos, si no supiese que efectivamente se trataba de la despedida final de Pablo a quien sus amigos de Éfeso y de Cesarea no habían de volver a ver nunca más. En esta hipótesis el proyectado viaje a España nunca llegó a realizarse.

Para otros, en cambio, el fallo del César fue absolutorio, y Pablo pudo continuar su ministerio todavía por algunos pocos años, en los que habría tenido la oportunidad de realizar su ansiado viaje a España, el confín del mundo conocido de entonces (Rm 15,24.28). Solo más tarde, durante la persecución de Nerón, Pablo habría sido detenido por segunda vez y habría consumado en Roma su martirio en el año 64. Generalmente los que admiten como auténticas las cartas deuteropaulinas aceptan la hipótesis de una prolongación del ministerio paulino durante la cual se habrían escrito dichas cartas, y habrían tenido lugar algunos de los episodios consignados en ellas, singularmente en 2 Tm.

El principal argumento aducido por los que defienden la liberación y un segundo cautiverio romano es un texto de la carta de Clemente en los años 90 del siglo I:

Por la envidia y la rivalidad mostró Pablo el galardón de la paciencia. Por seis veces fue cargado de cadenas, fue desterrado, apedreado; hecho heraldo de Cristo en oriente y occidente, alcanzó la noble fama de su fe; y después de haber enseñado a todo el mundo la justicia y de haber llegado hasta el límite del occidente y dado su testimonio ante los príncipes, salió así de este mundo y marchó al lugar santo, dejándonos el más alto dechado de paciencia[13]

La cita es muy próxima en el tiempo, y es posible que Clemente conociera a Pablo personalmente. Su llegada "al límite del occidente" supondría que Pablo de hecho llegó a viajar a España, lo cual implica que fue liberado de su cautiverio romano, y prolongó todavía algunos años su ministerio. Coincide con el testimonio posterior de Eusebio de Cesarea, según el cual:

Después de defenderse, el apóstol emprendió de nuevo su ministerio de predicar, y volviendo una segunda vez a la misma ciudad, sufrió el martirio en tiempos de Nerón[14]

En la hipótesis de la prolongación del ministerio tras el primer cautiverio, la muerte de Pablo podría coincidir ya con la persecución de Nerón que tuvo lugar en el año 64.

2.- Reemplazo de Félix por Festo

Si supiéramos la fecha en que Festo reemplazó a Félix como gobernador romano, podríamos precisar mejor los últimos acontecimientos de la vida de Pablo. Efectivamente al poco de empezar su mandato es cuando Félix parece haber enviado a Pablo a Roma para ser juzgado allí por el César (Hch 24,27). Según Josefo, el cambio fue decidido por el emperador Nerón (54-68 d.C.).

Ahora bien, cuando Porcio Festo fue enviado por Nerón como sucesor de Félix, los notables judíos de Cesarea fueron a Roma para acusar a Félix, que habría ciertamente recibido su castigo si Nerón no hubiese cedido a la solicitud de su hermano Pallas, a quien en aquel momento tenía en gran consideración[15]

Tradicionalmente se ha supuesto que Porcio Festo estuvo como gobernador de Judea desde el año 60 al 62 en que murió. Otros adelantan la fecha de la entrada de Festo en su cargo al año 55 o 56, alegando que Pallas perdió su puesto de ministro de Finanzas en el año 55, y que Félix debió haber sido depuesto algún tiempo antes cuando su Hermano todavía ocupaba un alto cargo en Roma. Eso nos llevaría a adelantar toda la cronología paulina varios años[16]Pero el argumento no es concluyente. El hecho de que Pallas cesase como ministro de Finanzas no quiere decir que no conservase la influencia con Nerón para poder defender a su hermano Félix tras su deposición. No hay por qué adelantar tanto la fecha de la entrada en el cargo de Festo, y por tanto del viaje de Pablo cautivo a Roma.

3.- Encuentro de Pablo con Galión

Según Hch 18,12-17 en Corinto Pablo fue presentado ante el gobernador de la provincia de Acaya, Junio Galión, hermano del filósofo español Séneca. Ahora bien, en Delfos se ha encontrado un texto en el que se menciona a Junio Galión como gobernador de Acaya[17]Esta inscripción está fechada el año 52 y está dirigida al inmediato sucesor de Galión. Como los gobernadores de las provincias senatoriales solo estaban un año en sus cargos, Galión había sido gobernador desde la primavera del 51 a la del 52. Probablemente Pablo fue presentado ante Galión en la primavera del 51, a poco de haber Galión comenzado su mandato. Con un pequeño margen de error podemos fechar los dieciocho meses de estancia de Pablo en Corinto entre los años 49 y 51.

En la secuencia de Hechos el encuentro con Galión está fechado en la primera visita de Pablo a Corinto cuando la fundación de la comunidad. Algunos, como Gnilka,[18] que adelantan las fechas de la cronología paulina, fechan este encuentro con Galión no en la primera, sino en la segunda visita del Pablo a Corinto, durante el tercer viaje.

De ese modo adelantan la primera visita de Pablo a las comunidades de Macedonia y Acaya a la época anterior a la reunión de los apóstoles en Jerusalén, durante los 14 años misioneros de Pablo que anteceden a su segunda subida a Jerusalén. Con esto habría que fechar la fundación de la comunidad corintia en los años cuarenta. Se distancian así de Hechos, que claramente fija este encuentro en la primera visita de Pablo a la ciudad (Hch 18,1-18).

4.- Viajes de Pablo a Jerusalén

En la carta a los Gálatas Pablo menciona solo dos visitas a Jerusalén: una, tres años después de su conversión (Ga 1,18), y otra catorce años después para exponer su doctrina a los apóstoles (Ga 2,1). En este período Lucas nos habla de cinco visitas distintas, sin contar la última visita a Jerusalén (Hch 20,16) llevando la colecta que obviamente no hubiera podido aparecer en la carta a los Gálatas que ya estaba escrita:

* 1ª visita después de su conversión (Hch 9,26 = Ga 1,18).

* 2ª visita para paliar el problema del hambre de Jerusalén (Hch 11,30).

* 3ª visita de servicio a Jerusalén (Hch 12,25). Probablemente no se trata de una nueva visita, sino de su regreso tras la visita anterior.

* 4ª visita para el "concilio" (Hch 15,4) = segunda visita de Gálatas (Ga 2,1).

* 5ª visita: subida a Jerusalén al final del segundo viaje (Hch 18,22).

Como vemos, hay una coincidencia en la primera visita (primera en ambos casos) y en la segunda de Gálatas que corresponde a la cuarta de Hechos. Las otras tres visitas de Hechos, que no aparecen en la relación de Gálatas pueden explicarse de diversos modos.

D) RESUMEN CRONOLÓGICO

Resumiendo, la secuencia de acontecimientos de la vida de Pablo podría ser la siguiente:

Año 30 d.C. Misterio pascual: muerte y resurrección del señor.

33: Saulo el fariseo en Jerusalén. Martirio de Esteban.

Huída de los cristianos helenistas a Antioquía.

Conversión de Pablo.

34-35: En Arabia.

36: Regreso a Damasco. Huye de la ciudad colgado en una espuerta.

Primera visita a Jerusalén tras su conversión. Ve a los apóstoles. Pasa 15 días.

Marcha a Tarso. (¿Revelación de que salga de Jerusalén?)

37-42 Ministerio en Cilicia en torno a su ciudad de origen.

42 Bernabé va a Tarso a buscar a Pablo y lo lleva consigo a Antioquía.

43-45 Estancia en Antioquía.

46 En Antioquía Pablo y Bernabé son elegidos como misioneros.

Se inicia el primer viaje misional a Chipre, Pisidia y Licaonia.

  • 49 Asamblea de Jerusalén. Incidente de Antioquía. Comienzo del segundo viaje

  • 50 Llegada de Pablo a Corinto y permanencia allí durante año y medio

  • 51 Regreso a Antioquía

  • Tercer viaje misionero y estancia de tres años en Éfeso

  • 55 Viaje a Macedonia y a Corinto (3 meses)

  • 56 Comienza el regreso a Jerusalén. Pasa la Pascua en Filipos.

Llega a Jerusalén poco antes de Pentecostés. Es apresado y llevado a Cesarea.

  • Pablo en prisión en Cesarea.

58 Festo sustituye a Félix y juzga a Pablo que apela al César.

58-59 Viaje de Pablo encadenado a Roma.

59-61 Prisión de Pablo en Roma.

Como puede comprobarse hemos preferido en esta cronología la opinión de que Pablo fue ejecutado en Roma tras sus dos años de arresto domiciliario. Los que adoptan la opinión de que salió libre y prolongó su ministerio alargan la vida de Pablo hasta el año 64, en cuyo caso habría muerto durante la persecución de Nerón.

Consignamos para ayuda del alumno una tabla cronológica del período de la vida de Pablo.

edu.red

Años de juventud y preparación

A) Los Años de Tarso

Al regreso de su tercer viaje misional, Pablo estuvo a punto de perecer a manos de los judíos en un tumulto organizado en el templo de Jerusalén. El tribuno romano, al notar el revuelo, envía a la cohorte, libera a Pablo de las manos de los judíos, y después de atarle con dos cadenas, comienza el interrogatorio:

"Pablo dijo al tribuno: '¿Me permites decirte una palabra?' Él le contestó: '¿Sabes griego? ¿No eres tú entonces el egipcio qué estos últimos días ha amotinado y llevado al desierto a los cuatro mil terroristas?' Pablo dijo: 'Yo soy un judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no oscura de Cilicia'" (Hch 21,37-39; 22,3)[19].

Pero a renglón seguido de esta conversación en griego, Pablo pidió al tribuno que le permitiera hablar al pueblo en lengua hebrea (quizás aramea). "Te ruego me permitas hablar al pueblo". Se lo permitió. Pablo de pie sobre las escaleras, pidió con la mano silencio al pueblo. Y haciéndose un gran silencio, les dirigió la palabra en lengua hebrea".

En esta breve declaración al tribuno, Pablo está reconociendo las raíces más profundas de su ser, de su cultura, de su personalidad. El es un judío, pero un judío que habla griego, un judío nacido en el mundo helenístico, y al mismo tiempo un ciudadano romano. En Pablo vemos una persona nacida de raíces hebreas en lo religioso, griegas en lo lingüístico y cultural, y romanas en lo político. Israel, Grecia y Roma se entrecruzan en su persona, y le capacitarán para ser el aclimatador del evangelio de Jesús, el hebreo, a la cultura griega en el ámbito del imperio romano.

En Pablo se juntan sus raíces hebreas en lo religioso, griegas en lo lingüístico y cultural, y romanas en lo político. Israel, Grecia y Roma se entrecruzan en su persona, y le capacitarán para ser el aclimatador del evangelio de Jesús el hebreo, a la cultura griega en el ámbito del imperio romano. Esta circunstancia jugará un papel clave en la misión que la Providencia divina iba a asignar a Pablo como misionero del Jesús judío entre los gentiles.

Al trasvasar una religión de matriz semita al ancho mundo helenístico Pablo consiguió que el cristianismo dejara de ser una secta judía para convertirse en una religión universal llamada a inculturarse no solo en la cultura griega, sino más adelante en cientos de culturas diversas. Vamos a estudiar cómo Pablo estuvo maravillosamente dotado por Dios para realizar esta tarea, definida por él como una "misión de la gracia que Dios me concedió en orden a ustedes los gentiles" (Ef 3,2), la gracia de "anunciar a los gentiles la inescrutable riqueza de Cristo" (Ef 3,8).

Para esta tarea no bastaban las circunstancias objetivas del contexto multicultural que a Pablo le tocó vivir, sino que fue decisiva también su maleabilidad a la gracia, su capacidad de hacerse todo a todos, su resistencia y perseverancia en los conflictos, su plena identificación con una tarea vista no tanto como una carga sino como un don de Dios "¡Ay de mí si no evangelizara!" (1 Cor 9,16).

1) Las raíces helenísticas

tarso:

Era una gran urbe situada en la llanura de Cilicia, entre la cordillera del Tauro y el mar Mediterráneo. Cilicia es una fértil llanura encerrada entre el mar y las montañas. Por el Norte el desfiladero que atraviesa el Tauro (Puertas de Cilicia) la une con el Asia Menor. Por el este, otro desfiladero (Puertas de Siria) a través del Amano, la une con Siria.

La ciudad, en otro tiempo muy importante, estaba atravesada por el Cidno, río navegable, con lo que se constituía en puerto de mar. Era en aquella época una ciudad comercial franca, que atraía a marinos y comerciantes de todo el Mediterráneo oriental. Hoy día la antigua Tarso yace enterrada a cinco metros de profundidad. En la superficie no hay sino una mísera aldea.

En el puerto de Tarso, el niño Saulo contemplará a los marineros y les escuchará contar sus aventuras en el mar y sus historias de lejanos países. El mar habrá de ocupar una parte tan importante en la vida y en los viajes del apóstol… Allí también ve llegar a los bárbaros del Norte, los gálatas, que traen sus maderas y sus pieles de cabra para vender en los mercados. Queda intrigado por aquellos hombres rudos y primitivos que vienen del norte, de más allá de los montes del Tauro. ¿Intuye, quizás, que un día de mayor cruzará ese desfiladero para ir a llevarles un mensaje?

ciudad universitaria:

Por aquella época Tarso era una ciudad universitaria que disputaba a Atenas y a Alejandría la palma de la cultura. De allí era natural Atenodoro, maestro de Augusto. Tarso era cantera de preceptores para los príncipes imperiales.

A lo largo de las sombreadas orillas del Cidno, oradores públicos y filósofos sentaban su escuela y disputaban sobre cultura. Pablo niño curiosearía entre los corrillos, aunque sus padres celosos hebreos se lo tuviesen prohibido.

Según Estrabón, en la tumba de Sardanápalo, fundador de la ciudad podía leerse: "Caminante: come, bebe, pásalo bien, que todo lo demás no vale la pena" (19,5). ¡Cuantas veces leería Pablo esta inscripción!

En sus cartas se conservan dos citas de filósofos griegos, y Lucas pone otras dos citas en boca de Pablo en su discurso ante el Areópago:

* 1 Co, 15,33: Las malas compañías corrompen las buenas costumbres" (Menandro).

* Ti 1,12: Los cretenses son siempre mentirosos, malas bestias, vientres perezosos" (Epiménides de Cnosos).

*Hch 17,28a: "En él vivimos, nos movemos y somos" (Arato de Cilicia).

*Hch 17,28b: "Somos también de su linaje" (Cleanto el estoico).

Con todo, no hay que pensar que Pablo fuera un filósofo sistemático como Filón, ni que tuviera el empeño de Filón por armonizar la religión judía con la sabiduría griega.

Por otra parte contemplaría también Pablo las religiones burdas y primitivas, fuertemente helenizadas; los cultos paganos a Sandán, divinidad de la vegetación. La fiesta de su muerte y resurrección, como símbolo de los ciclos de la naturaleza. Las hogueras y orgías que acompañaban estas fiestas. Desde su monoteísmo y su moral puritana, desde niño le habrían enseñado a despreciar esos ritos primitivos y grotescos de sus paisanos. Pero al mismo tiempo el carácter cosmopolita de su ciudad le dio una gran curiosidad intelectual, una apertura de conciencia bien distinta de la de los judíos de Palestina, mucho más cerrados Y provincianos. Este cosmopolitismo de Pablo le llevará a decir: "Examínenlo todo y retengan lo que es bueno" (1 Ts 5,21).

Quizás junto con estas religiones grotescas él había percibido y admirado en sus paisanos paganos muchas virtudes. Todo esto le ayudaría a superar la visión nacionalista estrecha de los cuanto de hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo esto ténganlo en cuenta"" (Flp 4,8). El también había admirado en sus paisanos paganos muchas virtudes, que le ayudarían a superar la visión estrecha judía que despreciaba todo cuanto no era judío (Rm 2,14).

La convivencia estrecha con los gentiles en su ciudad natal le ayudó a Pablo a hacerse todo a todos (1 Cor 9,20). En el mundo de su infancia la gracia de Dios había ido preparando a este hombre que serviría de puente entre dos culturas, y derribador de los muros que separaban a judíos y gentiles. "El que actuó en Pedro para hacer de él un apóstol de los circuncisos (judíos), actuó también en mí para hacerme un apóstol de los gentiles" (Ga 2,8). Dios iba preparando el corazón del niño Pablo para esta misión de gracia: "anunciar a los gentiles las inescrutables riquezas de Cristo" (Ef 3,8).

hombre urbano:

Mientras que Jesús y los otros galileos que fundaron la Iglesia pertenecían a un entorno campesino, Pablo será un hombre de ciudad, con la visión típica de todo hombre nacido en una gran ciudad. Rasgo muy importante teniendo en cuenta que el cristianismo, si bien comenzó en la Galilea campesina, habría por convertirse en un fenómeno eminentemente urbano, Y será sobre todo en las grandes ciudades donde tendrá su máximo desarrollo. De hecho, al final del imperio romano las únicas zonas no cristianizadas serán precisamente las campesinas, hasta el punto de que en latín pagano (campesino) pasó a equivaler a gentil. Los gentiles eran los campesinos.

Mientras que en el habla de Jesús aparecen continuas referencias a la vida del campo, los sembradores, los pastores', 'las viñas, la cizaña…, en el lenguaje de Pablo hay más referencias a la vida de la ciudad, el estadio, los púgiles, las carreras, las coronas de laurel, los atletas descalificados (1 Cor 9,24-27).

Aunque, como ya veremos, denuncia la corrupción de las costumbres y las orgías paganas (Rm 1), Pablo fue en cambio capaz de apreciar y captar las virtudes y la honestidad de alguno de sus vecinos paganos "que cumplen naturalmente las prescripciones de la Ley, aun sin tener Ley (escrita)…" (Rm 2,15), y muestran tener la realidad de esta Ley escrita en su corazón.

ciudadano romano:

Pablo se refiere a su condición de ciudadano romano no sin un cierto orgullo y hace valer sus derechos y privilegios[20]En Filipos, después de haber sido azotado y encarcelado, hizo valer su condición de ciudadano romano, hasta el punto de atemorizar a los pretores, que les habían castigado sin saber esta realidad (cf. Hch 16,35-39). Y posteriormente, en Jerusalén, cuando el tribuno manda azotarle, Pablo invoca su condición de ciudadano romano para librarse de los azotes. "Cuando le tenían estirado con las correas, dijo Pablo al centurión que estaba allí: '¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haberle juzgado?'

Al oír esto el centurión fue donde el tribuno y le dijo: '¿Qué vas a hacer? Este hombre es ciudadano romano.' Acudió el tribuno y le preguntó: 'Dime, ¿eres ciudadano romano? -'Sí", respondió.

-'Yo', dijo el tribuno, 'conseguí esta ciudadanía por una fuerte suma'.

-'Pues yo, contestó Pablo, la tengo por nacimiento'.

Al punto se retiraron los que iban a darle tormento" (Hch 22,25-29).

San Pablo conservará una visión favorable de Roma, bien distinta de la de otros autores del Nuevo Testamento, sobre todo el autor del Apocalipsis, feroz adversario de Roma. Pablo ve a Roma como signo de libertad, como imperio universal garante de la paz, de la estabilidad, de la oikouméne o universalitas, crisol de pueblos. Muestra simpatía por los tribunos y gobernadores romanos que le protegen frente a la saña de los fariseos. Manda orar por el emperador (1 Tm 2,2).

Tiene un fuerte sentido de los deberes ciudadanos y exhorta al pago de impuestos, a las virtudes y conciencia cívica, al respeto a los magistrados (Rm 13, 1-7). A estos últimos llega a llamarlos "funcionarios de Dios", a pesar de los defectos y de la rapacidad que les caracterizaba (Rm 13,4). Manda la sumisión a las leyes cívicas (Ti 3,1), aun sin perder de vista que nuestra verdadera ciudadanía no es la romana, sino "la del cielo" (Flp 3,20).

Sólo posteriormente, cuando comiencen las persecuciones, cambiará esta imagen favorable de Roma, por esa otra visión hostil que caracterizará los últimos escritos del Nuevo Testamento. Pablo mismo, el que mandó acatar las leyes romanas y orar por el emperador, acabará sus días decapitado por aquellos funcionarios romanos a quines una vez denominó funcionarios de Dios

tejedor de tiendas:

Otro rasgo urbano muy importante para comprender el perfil de Pablo es el de su oficio de tejedor. Era famoso en el mundo entero el arte de los tejedores de Cilicia, y el famoso pelo de cabra (cilicio) que se usaba para tejer tiendas o para hacer capotes. Hasta el día de hoy los pastores cilicios siguen llevando unos gruesos capotes de pelo de cabra (kepenikler), impermeables, como el que Pablo echaba de menos en la húmeda y fría prisión de Roma (2 Tm 4,13).

En Tarso Pablo sería de muchacho aprendiz en algún taller. En todo momento se muestra orgulloso de trabajar con sus manos, y al llegar a una ciudad establecerá contacto con los de su mismo oficio, como Simón el tejedor (Hch 9,43). En Corinto se hospedó en casa de Áquila, también tejedor de tiendas, y trabajaba con él. Uno de sus títulos de orgullo era decir que "nos fatigamos trabajando con nuestras manos" (1 Cor 4,12). Si bien reconocía el derecho de los misioneros a ser asistidos por la comunidad, él nunca quiso ser gravoso a nadie. "No comimos el pan de balde, sino que día y noche con trabajo y cansancio, trabajamos para no ser una carga a ninguno de vosotros" (2 Ts 3,8; 1 Ts 2,9).

Al llegar a una nueva ciudad establecerá contacto con los de su mismo oficio. Era una buena llave para acceder a la puerta de una ciudad desconocida. En Corinto se hospedó en casa de Áquila, también tejedor de tiendas, y trabajaba con él. ). Este trabajo manual le permitía también conversar mientras trabajaba, instruir a los discípulos. Pablo fue un gran conversador.

El oficio ejercido por Pablo no solo le permitió una mayor libertad e independencia económica, sino que también le permitió hacer contactos interesantes e insertarse mejor en el medio social de las ciudades que visitaba.

2) Las raíces semitas

las juderías

No obstante sus contactos con el mundo helenístico, Pablo nace y se cría en una comunidad judía de la diáspora. En realidad eran muchos más los judíos que vivían fuera de Palestina que los que vivían dentro de ella.

El fenómeno de la diáspora judía fue siempre un fenómeno urbano. Los judíos fuera de Palestina no se desperdigan por los campos, sino que se concentran en las grandes ciudades, habitando en barrios o juderías donde pueden conservar mejor su identidad, y al abrigo que les proporciona el pluralismo que caracteriza las grandes urbes.

Ya mucho antes de Cristo existen grandes juderías en Antioquía, Alejandría, Corinto, Roma, Tarso… Los judíos de la diáspora asumen los oficios de artesanos, comerciantes, lo que les confiere un gran peso social. El antisemitismo en esas ciudades es un hecho anterior al cristianismo.

En la judería de Tarso nace Pablo. Puede gloriarse de su raigambre judía de la más pura cepa y de la más pura ortodoxia. "Circuncidado el octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín; hebreo, hijo de hebreos (es decir, de origen palestinense, que conserva el idioma hebreo). En cuanto a la Ley, fariseo…en cuanto a la justicia de la Ley, intachable" (Flp 3,5). "Fariseo, hijo de fariseos". (Flp 3,5-6; 2 Co 11,22; Rm 11,1; Hch 23,6). En su circuncisión se le puso el nombre de Saúl o Saulo (el implorado de Dios).

la educación en tarso

Pronto comenzaría a estudiar. Los niños hebreos comenzaban su educación a los 5 años en casa, aprendiendo Dt 5 y 6 y el Hallel (Salmos 113-118). Un año después comenzaban a asistir al viñedo o jardín de la infancia, la escuela aneja a la sinagoga local, donde se estudiaba la historia sagrada del pueblo. A los 10 años comenzaba el estudio de la Ley.

Paulo tuvo una educación severa y puritana. Quizás por su propia experiencia aconsejará más tarde a los padres: "No seáis demasiado estrictos con vuestros hijos" (Ef 6,4). Continuamente resonaban en sus oídos las palabras "Esto no se hace, eso no se dice, esto es pecado" (Col 2,21). El sistema educativo reforzaba demasiado el superego culpabilizante de todo buen fariseo.

Si bien Saulo ajusta su conducta a estos imperativos morales, -en cuanto a la justicia de la Ley intachable; sobrepasaba en el judaísmo a muchos de mis contemporáneos-, quedó en él una angustia culpabilizante que sus estrictas observancias no conseguían neutralizar. La descripción dramática del hombre bajo la Ley que "no hace el bien que quiere, sino el mal que no quiere (Rm 7,19), tiene tintes autobiográficos del Saulo adolescente, lo mismo que el grito "¡Pobre de mí!" que tantas veces lanzaría el joven Saulo (Rm 7,24).

Quizás esta angustia reprimida puede explicar la agresividad que Saulo sintió en un principio contra los cristianos, al oír hablar de una salvación gratuita al margen de la Ley, y puede también explicar el intenso gozo que sintió al verse salvado en el momento de su conversión.

Su deseo de perfeccionismo puede haber nacido también de un deseo de superar un cierto complejo de inferioridad por su apariencia externa poco prestante. Parece que "la presencia de su cuerpo era pobre y su palabra despreciable" (2 Co 10,10). Quizás sea una enfermedad crónica aquel "ángel de Satanás que lo abofeteaba" y del que Pablo tanto quiso sanar sin conseguirlo (2 Co 11,7-8).

Pero en la experiencia del amor de Jesús, Saulo aprendió a superar sus complejos, a sentirse valorado y querido aun en medio de su debilidad, a no tener que esforzarse tanto por "dar la talla", sino llegar a complacerse en sus propias flaquezas, que no son impedimento a la obra de Dios, sino precisamente el vehículo a través del cual se comunica la fuerza de Cristo (2 Co 11,9-10).

Diremos solo unas breves palabras sobre el celibato de Pablo. Nos consta que cuando escribió 1 Cor 7,8 y 9,5, Pablo no estaba casado, y además consideraba su situación de soltería como una gran ayuda para la eficacia de su vida misionera. No nos consta en el NT si nunca se había casado o si había enviudado, o se había divorciado. Pero como no hay ninguna alusión a su viudez o a su divorcio, lo más probable es seguir la doctrina tradicional que nos dice que fue célibe.

Suponiendo que Pablo tuviese ya una edad casadera[21]en el momento de su conversión, cabría preguntarse cuáles fueron los primeros motivos que tuvo para escoger el celibato ya antes de conocer al Señor Jesús. No olvidemos que la opción por el celibato era bien extraña entre los judíos, si se exceptúa algunos grupos marginales como el de los esenios. Pero Pablo no era esenio sino fariseo.

B) Los años de Jerusalén

Hemos visto cómo se entrecruzan en el alma de Saulo de Tarso las raíces helenistas con las hebreas. Sin embargo, sus antecedentes helenistas que más tarde serían tan eficaces para la misión a los gentiles, quedaron de momento enterrados tras una formación hebrea cada vez más rigurosa y absorbente.

Pronto el joven Saulo marcha a Jerusalén[22]en donde debía tener parientes. Quizás se trate de aquellos mismos Andrónico y Junia "mis parientes que llegaron a Cristo antes que yo" (Rm l6,7), o de su sobrino joven (Hch 23,26). Allí Pablo fue educado "a los pies de Gamaliel en la exacta observancia de la Ley de nuestros padres" (Hch 22,3). En la escuela de Gamaliel aprendió el estilo rabínico de interpretación de las Escrituras.

Los rabinos de la época pertenecían a dos escuelas; la de Hillel, más liberal, y la de Shammay, más literal y conservadora en su explicación de la Ley. Gamaliel fue el rabbí más respetado dentro de la escuela de Hillel "con prestigio ante todo el pueblo" (Hch 5,34). Saulo pronto "sobresalió" entre sus condiscípulos (Ga 1,14). Las dos asignaturas de estudio eran la Halakha (casuística legal) y la Haggadah (historia sagrada como revelación). Allí aprendió Saulo a interpretar el triple sentido bíblico de los rabinos: literal, adaptado y alegórico, que tanto usará después para ilustrar el Evangelio con citas del Antiguo Testamento[23]Se cuentan en sus cartas más de cien citas del Antiguo Testamento.

No sabemos si Pablo llegó a conocer personalmente a Jesús de Nazaret. Un texto ambiguo de 2 Co 5,16 hace pensar a algunos que pudo haberlo conocido[24]Otros piensan que hubo dos estancias distintas de Pablo en Jerusalén, una antes del ministerio de Jesús y otra después.

En los años inmediatamente anteriores a la conversión de Pablo ya habían aparecido en la comunidad cristiana dos grupos de judíos culturalmente distintos, en torno a los cuales se irán polarizando dos teologías diferentes: los discípulos palestineses y los helenistas. Los primeros entroncan con los fariseos convertidos a Jesús (tipo Nícodemo), que admiran en él al cumplidor perfecto de la Ley. En cambio los helenistas son judíos procedentes de la diáspora, que leían la Biblia en griego (los LXX), y tenían un espíritu más abierto y universalista.

Los cristianos helenistas serán los primeros en comprender la radical novedad de Jesús, la superación de la alianza mosaica, y la llamada a romper los estrechos moldes nacionalistas judíos para crear una Iglesia universal. La comunidad palestinense se siente más identificada con los apóstoles, sobre todo con Santiago. En cambio los helenistas pronto tendrán sus propios líderes escogidos por los apóstoles para crear puentes de dialogo: son los diáconos, sobre todo Esteban y Felipe.

Los primeros conflictos entre ambos estratos de la comunidad de discípulos de Jerusalén pueden ya apreciarse en las discusiones que surgieron sobre el reparto de alimentos (Hch 6,1) y desembocarán en la elección de los diáconos.

Es precisamente contra los helenistas contra quienes se desatará la persecución en la que es martirizado Esteban y en la que Pablo estuvo fuertemente implicado. Aquella persecución respetó a los discípulos palestinenses qué vivían más a la sombra del Templo y conservaban una piedad más judía y menos escandalosa para los fariseos.

La persecución de los helenistas los llevará a otras ciudades de Samaría y de Siria (Damasco, Antioquía). Esta dispersión traerá como consecuencia un progresivo distanciamiento entre ambas comunidades, entre las que se interpone ahora además una distancia geográfica.

Después de la huida de los helenistas, los discípulos de Jerusalén con Santiago fueron experimentando cada vez un mayor influjo de los fariseos. En cambio los helenistas, llegados a Antioquía, lejos ya de Palestina, "se llevaron consigo el recuerdo de Esteban, sus audacias y sus esperanzas, todo el porvenir del cristianismo, con el fermento auténticamente cristiano del primer Pentecostés"[25].

En Antioquía comenzará la predicación a los gentiles, el bautismo de los incircuncisos. "Un crecido número recibió la fe y se convirtió al Señor" (Hch 11,21). La radical novedad de este grupo es la que hizo aparecer un nuevo nombre para identificarlos: "cristianos". "En Antioquía fue donde por primera vez los discípulos recibieron el nombre de cristianos" (Hch 11,26). Dejan de ser una secta judía para convertirse en una religión nueva.

Todos estos son los sucesos de la primera comunidad cristiana que Saulo va a encontrar durante la última etapa de su estancia en Jerusalén. Según Lucas, en la persecución contra los discípulos helenistas Saulo será testigo de la lapidación de Esteban[26]"Los testigos pusieron sus vestidos a los pies de un joven llamado Saulo" (Hch 7,56). Como el mismo Saulo recordará después en una oración: "Señor, cuando se derramó la sangre de tu testigo Esteban, yo también me hallaba presente y estaba de acuerdo con los que lo mataban y guardaba sus vestidos" (Hch 22,20).

De ahí se inicia una persecución encarnizada contra los helenistas, primero en Jerusalén donde "hacía estragos en la Iglesia; entraba por las casas, se llevaba por la fuerza a hombres y mujeres y los metía en la cárcel" (Hch 8,3).

No contento con esto, seguía "respirando amenazas y muertes contra los discípulos del Señor" (Hch 9,1), y al ver que los discípulos huían de Jerusalén, se decidió a perseguirlos hasta las ciudades en las que se refugiaban. "Se presentó al Sumo Sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que si encontraba algunos seguidores del camino, hombres o mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén" (Hch 9,2).

En las cartas él mismo confiesa muchas veces su actividad persecutoria. "Ya estáis enterados de mi conducta anterior en el Judaísmo, cuán encarnizadamente perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba" (Ga 1,13). "Yo soy indigno del nombre de apóstol por haber perseguido a la Iglesia de Dios" (1 Co, 15,9)". "Antes fui un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero encontré misericordia, porque obré con ignorancia en mi infidelidad" (1 Tm 1,13).

C) El contexto cultural de Pablo

El contexto mediterráneo paulino tiene grandes paralelismos con la época ya iniciada en nuestra sociedad del siglo XXI. Por eso las claves paulinas de interpretación del hombre y de la sociedad siguen siendo válidas en nuestro mundo globalizado en donde se impone la multiculturalidad.

Viendo la realidad desde la perspectiva latinoamericana, el paulinismo ofrece claves pastorales sobre todo para las grandes ciudades de América Latina, y no tanto para las áreas campesinas de cultura indígena tradicional en donde prima una religiosidad popular un tanto sincretista.

El cristianismo paulino posibilita una comunidad multicultural tal como nunca habría podido ofrecer el judaísmo vinculado a una raza y una cultura. En este sentido el contexto mediterráneo paulino tiene grandes paralelismos con la época ya iniciada en nuestra sociedad del siglo XXI. Por eso las claves paulinas de interpretación del hombre y de la sociedad siguen siendo válidas en nuestro mundo globalizado en donde se impone la multiculturalidad.

Para Senén Vidal en el mundo de Pablo la pax romana había dinamizado la economía internacional, multiplicando los intercambios económicos, y con ellos un amplio movimiento de personas y de ideas. Esta situación producía forzosamente diferencias extraordinarias en los niveles de renta y en la extensión del clientelismo como modo de relación social asimétrico.

Coexistían numerosas identidades minoritarias que en las grandes ciudades creaban un entorno cultural pluralista. La ciudad supuso un mejor campo de cultivo para el cristianismo. Por una parte, en la ciudad vivían minorías cultas e ilustradas, decepcionadas de la religión oficial del paganismo. Estas minorías habían encontrado un terreno propicio a su desarrollo moral en la filosofía estoica, su visión del hombre y sus valores éticos, pero que aún echaban de menos la dimensión estrictamente religiosa de un Dios personal con quien poderse comunicar. Es lo que encontrarán en la religión del Nazareno predicada por Pablo.

Por otra parte en las ciudades vivían también las grandes mayorías desarraigadas, constituidas por esclavos y libertos, inmigrantes, hambrientos de dignidad y de identidad. Estas mayorías encontrarán ambas cosas en el cristianismo urbano de Pablo, que dota a los desarraigados de identidad, de autoestima, de una comunidad de referencia con múltiples servicios de solidaridad intracomunitaria, esenciales en un mundo inseguro, sometido a graves amenazas sociales y económicas.

La centralidad de la salvación en la oferta teológica paulina vino a incidir positivamente en aquel mundo tan necesitado de salvación, sometido a terribles presiones, incapaz de garantizar la defensa de la integridad, de la dignidad humana, de una vida honesta. El cristianismo paulino posibilita una comunidad multicultural tal que nunca habría podido ofrecer el judaísmo vinculado a una raza y una cultura

Viendo la realidad desde la perspectiva latinoamericana, el paulinismo ofrece claves pastorales sobre todo para las grandes ciudades de América Latina, y no tanto para las áreas campesinas de cultura indígena tradicional en donde prima una religiosidad popular un tanto sincretista.

Millones de personas desarraigadas de su cultura campesina conviven hoy en las grandes ciudades de América latina en un mundo que les es profundamente extraño y donde su antigua identidad está siendo profundamente erosionada, sin que puedan encontrar una identidad alternativa. El avance de la globalización económica no ha conseguido eliminar una aguda desigualdad social. Los cristianos están comenzando hoy a ser, como entonces, una minoría carente de poder y de prestigio, aunque "contaban con el dato de la novedad, el riesgo y el entusiasmo de los bautizados, una eficaz ayuda mutua entre sus miembros y una ubicación social claramente humilde que ahora no poseemos y con la ventaja, par la misión, de una inquietud religiosa ambiental que hoy día ha sido sustituida por una mezcla de desinterés y escepticismo".

En las comunidades de Filipos y Galacia predominaban los cristianos de procedencia gentil, mientras que en comunidades como Corinto, Tesalónica y Roma, había una mayor presencia de cristianos de procedencia judía. Pero en todos los casos las comunidades paulinas mezclan cristianos procedentes de diversos orígenes, lo que les dará una mayor riqueza, pero al mismo tiempo una conflictividad mayor. Hoy también el pluralismo intereclesial es indicador de una mayor riqueza y de una mayor conflictividad.

Otra importante integración que se va a producir en el alma de Pablo como fruto de su simbiosis cultural es la interacción de valores que pudiéramos llamar religiosos y seculares. La disgregación de estos valores trae consecuencias muy destructivas. Por una parte hay una sociedad secular que cultiva los derechos humanos, la democracia, la cultura humanística, la tolerancia, la ética, la fraternidad universal, la filosofía, el derecho, pero cerrada a la trascendencia, ajena al culto a un Dios personal providente, indiferente al problema de la vida después de la muerte. Por otra parte una sociedad religiosa, centrada en el culto a Dios y en la tradición religiosa, pero insensible a los derechos humanos, a la democracia, a la tolerancia.

Ambas sociedades escindidas están representadas en la época de Pablo. Por una parte, el mundo religioso judío, que ha conservado la alianza, la fe en el Dios personal y en la vida eterna, pero una sociedad legalista, fanática, intransigente, nacionalista. Es el mundo religioso de los que tanto harán sufrir a Pablo, de los que buscarán su muerte a toda costa, de los que no respetan las leyes y tratan de lincharlo cuando lo prenden en el templo, de los que conspiran para asesinarle en Jerusalén mientras está bajo la custodia romana.

Por otra parte está Roma que simboliza el orden y el derecho, que respeta las leyes procesales y los derechos de los reos. Que ha ofrecido al mundo un imperio que garantiza la paz universal, las comunicaciones, la interculturalidad, el comercio. En muchos momentos se ve la admiración que siente Pablo por esta pax romana que literalmente en varias ocasiones lo arrancó de las manos de los fanáticos religiosos que ya lo querían linchar.

Pablo respeta profundamente a los personajes romanos que van apareciendo en su horizonte, el procónsul Sergio Paulo (Hch 13,6), los magistrados de Filipos, el centurión Julio (Hch 27,1-3), Lisias el tribuno (Hch 22,29-30; 23,24), Porcio Festo el prefecto de Judea (25,15-21), Publio, el hombre principal de la Isla de Malta (Hch 28,7).

Al condenar por igual el pecado de los paganos y los judíos establece por una parte una solidaridad en el mal a la que no escapan sus correligionarios judíos, a pesar de su perfeccionismo, y de su religiosidad extrema (Rm 2,17-24). Pero al mismo tiempo reconoce los valores que pueden existir también en los paganos, que tienen la ley de Dios escrita en su corazón y que en el día del juicio podrán recibir alabanza (Rm 2,12-16).

Mis ochos años vividos en Israel me han hecho ver que esta ruptura entre valores religiosos y seculares sigue siendo una herida abierta en nuestro siglo. El enfrentamiento entre judíos religiosos y seculares es tan áspero como el que puede darse entre judíos y árabes. El rey Herodes asfixiado por el clima ultrarreligioso que se vivía en Jerusalén se hizo construir una ciudad secular en Cesarea, construyendo un prodigioso puerto artificial para abrir Judea al Mediterráneo, a Roma, a la cultura helenística. Esta dicotomía entre Jerusalén y Cesarea se reproduce hoy entre Jerusalén y Tel Aviv, el mundo secular y el religioso irreconciliablemente escindidos, con sus respectivos valores polarizados en direcciones y opuestas y enfrentadas.

Esta dicotomía se da también hoy en el mundo occidental, en el que se enfrentan secularismo y cristianismo. De un lado el secularismo ostenta valores preciosos de derechos humanos, democracia, tolerancia, ética civil, multiculturalidad, cuidado del medio ambiente, protección de las minorías, amplísimas prestaciones sociales. Pero está minado por terribles hipotecas como el aborto, la disolución de la familia, el agnosticismo, la negación de la trascendencia.

De otro lado hay un mundo religioso que se opone abiertamente a estos males. Ofrece a este mundo secular esa dimensión de trascendencia de la que carece, pero es reo de intolerancia, fanatismo, nacionalismos, desprecio a los derechos humanos. Necesitamos hombres como Pablo que se muevan con la misma soltura en ambos mundos.

En el camino de Damasco

En lo referente al Pablo perseguidor, de nuevo tenemos un dato en el que no concuerdan perfectamente la información de las cartas y la de Los Hechos lucanos. Como hemos visto, en sus cartas Pablo reconoce varias veces que persiguió a la Iglesia de Cristo (Ga 1,13; 1 Co 15,9; 1 Tm 1,13), pero no afirma nunca que su conversión tuviera lugar precisamente cuando viajaba a Damasco para apresar a los cristianos de allá y llevarlos a Jerusalén. Este dato lo conocemos solo por Hechos (9,2).

Algunos ponen en duda este dato lucano. No es claro que las autoridades de Jerusalén tuvieran poder para enviar representantes a otras ciudades y apresar a los judíos que vivían en ellas. El castigo a los rebeldes o heterodoxos se aplicaba solo en las sinagogas locales. No conocemos un solo caso de judíos llevados a Jerusalén para ser juzgados o castigados allí. Pablo mismo afirma en una de sus cartas auténticas: "Las comunidades cristianas de Judea no me conocían personalmente" (Ga 1,22). Solo sabían de él que había perseguido a la Iglesia.

Por eso Bornkmann supone que Pablo no vivía en Jerusalén, sino en Damasco y que fue allí donde habría realizado su persecución contra los cristianos locales para castigarlos allí mismo en la sinagoga. Si vivía entonces en Damasco y no en Jerusalén, no es creíble la información de Lucas sobre la participación de Saulo en la persecución contra los cristianos en Jerusalén y en la lapidación de Esteban (cf. Hch 7,58; 8,1; 22,4ss). Según Bornkamm, Pablo sin duda persiguió a los cristianos antes de su conversión (Ga 1,13; 1 Co, 15,9; F1p 3,6; 1 Tm 1,13-14), pero solo en la comunidad helenística de Damasco, donde residía[27]

Contra Bornkmann, creemos que, según Ga 1,22, el que las comunidades de Judea no conocieran a Pablo personalmente en su época de perseguidor, no implica que Pablo viviera fuera de Jerusalén. Pudo haber sido conocido en Jerusalén, pero no en las otras localidades de Judea, con lo cual desaparece la contradicción entre el dato lucano y el de Gálatas. El desconocimiento puede aludir al Pablo ya convertido que ciertamente después de su conversión apenas se dejó ver por Jerusalén, y mucho menos por el resto de las comunidades de Judea.

Hay tres caminos para llegar de Jerusalén a Damasco. El viaje supone unos 250 kms. de recorrido, más de una semana de viaje. Se supone que Saulo, respirando amenazas, atravesaría por Samaria y Galilea, bordeando el lago. En su bolsillo una carta que podía segar muchas vidas. En su corazón su angustia y sus antiguos conflictos transformados en ira. Llega a la vista de Damasco. Quizás un lugar llamado Kokab, a 12 kms de la ciudad.

Un hecho repentino va a dividir la vida de Pablo en dos mitades. Saulo el fariseo perseguidor se convierte en Pablo el apóstol. El encuentro con Cristo resucitado será un recuerdo repetidas veces contemplado, saboreado, narrado por Pablo. En sus cartas hay abundantes referencias a este hecho singular, para el que se usan diversos vocablos:

Revelación: "Cuando aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles…" (Ga 1,15-16).

Visión celestial (1 Cor 9,1; Hch 26,19). Esta visión de Cristo resucitado es para él el argumento principal para reivindicar su apostolado en el mismo nivel que el de los otros apóstoles.

Aparición: "En último término se me apareció también a mí, como a un abortivo" (1 Co 15,8)[28].

Alcance: "Continúo mi carrera por si consigo alcanzarle, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús" (Flp 3,12).

Este acontecimiento suele ser llamado "conversión de san Pablo" y este nlmbre se usa en la fiesta litúrgica y así lo usmos también nosotros en estos apuntes. Pero habría que precisar el sentido de esta palabra "conversión". Evidentemente so se trata de cambiar de una religión a otra. Pablo nunca tiene conciencia de haber cambiado de religión. En los primeros tiempos el cristianismo no es una religión distinta del judaísmo. La ruptura se producirá más tarde a finale del siglo I.

Tampoco usamos la palabra "conversión" con el significado habitual de la conversión de los pecadores que llevan mala vida. Pablo nunca fue un "pecador" en este sentido normal de la palabra. Fue un hombre profundamente religioso y con un fuerte compromiso ético. Su encuentro con Jesús puede llamarse conversión en cuanto que fue un cambio radical en la orientación de su vida desde una religión de obras de la ley en las que el hombre se autojustifica, a una religión de fe en la gracia del Dios que nos justifica gratuitamente en Cristo.

A) El análisis de los tres relatos de Hechos

Tres veces se nos narra en los Hechos de los Apóstoles el desarrollo de la aparición de Jesús a San Pablo:

Relato A: Hch 9, 1-18.

Relato B: Hch 22, 3-15.

Relato C: Hch 26, 9-18.

El relato A es una narración de Lucas, mientras que los relatos B y C están puestos en labios del mismo Pablo dirigiéndose a los judíos y al rey Agripa; Los tres relatos coinciden en lo fundamental, aunque existen algunas pequeñas contradicciones que no resulta demasiado difícil armonizar.

Se trata de tres relatos de un mismo suceso y todos son obra de un mismo autor, Lucas. No existen fuentes diversas para cada uno de los relatos. Y sin embargo hay curiosas diferencias en los detalles concretos de unos y otros. Por eso, "si el mismo autor puede referir el mismo suceso de modos tan diferentes, aquí tenemos ocasión de aprender mucho sobre su actitud al usar material tradicional, y posiblemente más en general, sobre el proceso de tradición en el cristianismo primitivo"[29].

Para poder abarcar los tres relatos con una mirada de conjunto los reproduciremos en una sinopsis,

color negro (letra normal) partes comunes a los tres relatos,

color azul (itálica) primer relato: Hch 9, 1-18

color rojo (negrita) segundo relato: Hch 22, 3-15

color verde (versales) tercer relato: Hch 26, 9-18

color marrón (subrayado) elementos comunes al primero y segundo relato

color amarillo (sombra) elementos comunes al segundo y tercer relato.

Yendo de camino hacia Damasco, cuando ya estaba cerca, de repente hacia el mediodía, me rodeó (envolvió) una gran luz venida del cielo, más resplandeciente que el sol, a mí y a mis compañeros. Caí en tierra yo y mis compañeros, y oí una voz que me decía en lengua hebrea: 'Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues? Te es duro dar coces contra el aguijón'. Yo respondí: '¿Quién eres, Señor?' y el Señor a mí me dijo: 'Yo soy Jesús Nazoreo, a quien tú persigues. 'Yo dije: '¿Qué he de hacer, Señor? Y el Señor me respondió: Levántate y ponte en pie, entra en la ciudad (vete a Damasco) y allí se te dirá todo lo que has de hacer (está establecido que hagas). Los que me acompañaban se habían detenido mudos de espanto (cayeron), vieron la luz pero no veían a nadie, oían la voz, pero no oyeron la voz del que hablaba.

El relato C prolonga mucho las palabras de Jesús detallando la misión. Estos detalles están contenidos más brevemente en el relato A en palabras de Jesús a Ananías, y en el relato B en palabras de Ananías a Pablo. Las recensiones de este mensaje son muy diversas y es más difícil abarcarlas en una sinopsis.

Relato A: Jesús habla a Ananías.

Relato B: Ananías habla a Pablo.

Relato C: Jesús habla directamente a Pablo.

Me he aparecido a ti para constituirte servidor y testigo tanto de las cosas que de mí has visto, como de las que te manifestaré, testigo de lo que has visto y oído, para que veas al Justo y escuches la voz de sus labios, vaso de elección que lleve mi nombre a los gentiles, a los reyes y a los hijos de Israel, a todos los hombres, para que les abras los ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios; y para que reciban el perdón de sus pecados y una parte en la herencia de los santificados mediante la fe en mí.

El núcleo del mensaje misionero a Pablo coincide literalmente en los tres relatos: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? ¿Quién eres, Señor? Yo soy Jesús a quien tú persigues".

El relato C dice que cayeron al suelo Pablo y sus compañeros. El relato A solo menciona la caída de Pablo.

Los relatos B y C dicen que los acompañantes vieron la luz. En cambio el relato A dice que no vieron a nadie. Se podrían armonizar diciendo que sí vieron el resplandor, pero no distinguieron el rostro.

La ceguera de Pablo tan importante en A y C no se menciona para nada en B. Tampoco hay ninguna referencia a Ananías en C, mientras que su figura es tan prominente en A y B

El relato A dice que oyeron la voz, y el relato B que no oyeron la voz del que hablaba. Se puede armonizar diciendo que oyeron el sonido de las palabras, pero no entendieron el significado. (El verbo griego ??????????significa a la vez oír y comprender, y el término?????? significa a la vez palabra inteligible y sonido). Puede por tanto decirse que los acompañantes oyeron el sonido de una voz que hablaba, pero no distinguieron las palabras.

En cualquier caso, si bien la visión fue dirigida sólo a Pablo, el hecho no sucedió sólo en su propia subjetividad, sino que tuvo repercusiones exteriores que otros pudieron captar. Todos pudieron ver la luz y escuchar el sonido de unas palabras, aunque sólo para Pablo la luz se concretó en un rostro, y la voz en un mensaje.

Decíamos que el relato C explicita la misión de Pablo en palabras dirigidas directamente a él por Jesús. En los relatos A y B media la intervención profética de Ananías. Esta versión parece ser la más exacta. En su discurso al rey Agripa Pablo usa el recurso de eliminar la persona de Ananías para no extenderse demasiado. Por otra parte a pesar de que la experiencia de Jesús ocurre en la intimidad de Pablo, y el núcleo del mensaje le es revelado en su subjetividad, esto no le exime de acudir a la comunidad, exterior, objetiva, para allí confirmar y completar lo que ha recibido en su interior.

En los relatos A y B el discípulo Ananías representando a la comunidad impone las manos a Saulo para que recobre la vista y sea bautizado. La intervención directa de Jesús no excluye una posterior dimensión eclesial y una mediación de la comunidad al recibir la gracia de la salud y del bautismo. Esto es importante subrayarlo frente a toda tentación de relegar la experiencia de Dios al mundo de lo puramente subjetivo.

Pablo ciego es conducido a una casa de Damasco. Todavía se conserva hoy en esta ciudad la calle recta, donde se hospedó Saulo y donde tuvo lugar su encuentro con Ananías. Se llama hoy Shuq al Tawil (mercado largo).

Entre la aparición del camino y el encuentro con Ananías median tres largos días de oscuridad y ceguera; tres días sin comer ni beber; tres días de experimentar la propia debilidad e impotencia; tres días de muerte en el sepulcro, como Cristo; tres días en que mueren todos los proyectos de Pablo y sus intentos por conseguir la perfección con sus propios esfuerzos.

Y al término de estos tres días de purificación, la luz y las aguas del Bautismo. Saulo ha muerto. Ha nacido una nueva creatura del agua y del Espíritu. Ante la experiencia de esta radical novedad, Pablo dirá más tarde: "Pasó lo viejo, todo es nuevo" (2 Co 5, 17).

Es interesante comparar la aparición a Pablo con las apariciones a los otros apóstoles. Tradicionalmente se interpretó de una manera literal la ascensión de Jesús al cielo, y consiguientemente había una gran diferencia entre las apariciones de Jesús "desde la tierra" en los cuarenta días posteriores a la Pascua, y la aparición a Pablo que habría sido hecha "desde el cielo".

¿Cuánto tiempo duraron las apariciones a los apóstoles? De tomarlo en sentido literal, habría que responder con Lucas que solo cuarenta días, y emn ese caso la de Pablo sería una excepción posterior. Pero Pablo insiste que la aparición que recibió es de la misma categoría que las que recibieron los otros apóstoles. El hecho de que los otros apóstoles no negaran la validez y autoridad de la aparición a Pablo, quiere decir que era otra más de las apariciones, y que no vino años después de la "ascensión" de Jesús al cielo.

Probablemente las apariciones duraron más de cuarenta días. "Cabe pensar que una aparición a más de quinientos" ocurrió cuando el nuevo movimiento había empezado a ganar adeptos y simpatizantes. Y "todos los apóstoles" apunta seguramente a un tiempo en que el movimiento estaba tomando una orientación más misionera"[30].

En este caso el período de las apariciones "oficiales" de Jesús pudo haber durado hasta dos o tres años.

B) El núcleo del mensaje: "Mi vida es Cristo" (Flp 1,21)

A las puertas de Damasco encontramos ya, como en semilla, todos los elementos que se desarrollarán mas tarde en la teología de Pablo.

Primeramente y ante todo, la revelación luminosa de Cristo en todo su poder y su gloria. "Él ha hecho brillar la luz en nuestros corazones, para irradiar el conocimiento de la gloria de Dios que está en la faz de Cristo" (2 Co 4,6).

Pablo ha quedado deslumbrado por esta gloria que brilló para él en la faz del Cristo resucitado. Por encima de toda ideología, hay una relación personal entre Jesús y San Pablo. Este no ha sido seducido por una bella idea o por un programa, sino por una persona viva.

Pablo se ha sentido amado, quizás por primera vez. "Me amó y se entregó por mí" (Ga 2,20). El amor de Cristo le ha dado la vida, le ha liberado profundamente de sus angustias, de su culpabilidad, de su ira, de su lucha por justificarse a sí mismo a través de sus propios esfuerzos.

Mientras que antes la angustia por lograr su propia justificación le hacía gritar: "¡Pobre de mí!", ahora puede con gozo alzar sus brazos y gritar: "¡Gracias sean dadas Jesucristo nuestro Señor!" (Rm 7,24-25).

Su agresividad anterior era un mecanismo de defensa para encubrir su propia inseguridad y sus temores. Esta agresividad está descrita con gran patetismo: "Respiraba amenazas y muertes" (Hch 9,1); "perseguía encarnizadamente" (Hch 9,21); "obligado a combatir con todos los medios" (Hch 26,9); "rebosando furor" (Hch 26,11). Como los demás que lapidaron a Esteban, también él estaría "consumido de rabia y rechinando los dientes" (Hch 7,54).

Y probablemente al contemplar a los cristianos mártires, aumentaban a la vez su inseguridad y su rabia, viendo en ellos algo nuevo: "una suavidad, una dicha interior, la expresión de una vida más elevada, una unión con Jesús resucitado que por nada podía ser conmovida, un trato interior con él que les daba seguridad de que no iban a la muerte sino a la vida; brillaba ya ante él algo de un mundo que sobrepujaba en esplendor a todo lo demás y que no podía ofrecer la Ley"[31].

Repentinamente Cristo Jesús le proporciona lo que todos sus esfuerzos de fidelidad a la Ley no habían conseguido darle, la paz del corazón y el sentirse justificado gratuitamente por la generosidad del amor de Dios

Esto sí que ya es vivir. Vida nueva que le ha sido comunicada al sentirse amado por Cristo aun en sus propios pecados. "La prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo todavía nosotros pecadores, murió por nosotros" (Rm 5,8).

Por eso puede exclamar: "Mi vida es Cristo" (Flp 1,21). En comparación con la vida que de él he recibido, "todo lo que para mí era ganancia (las cosas de que antes me gloriaba, sobre las que apoyaba mi precaria seguridad: mi pertenencia a la raza hebrea, mi circuncisión, mi observancia de la Ley, las cosas que me justificaban a mis propios ojos), lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo, y más aún, Juzgo que todo es perdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas y las tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no con la justicia mía, la que viene de la Ley, sino la que viene por la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios, apoyada en la fe, y conocerle a el, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de los muertos." (Flp 3,7-11).

De ahí su desprecio por todas las filosofías y sabidurías del mundo que no han sido capaces de aportar salvación ni de comunicar vida. La vida le ha venido a Pablo de la cruz de Cristo. "Mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos, necedad para los gentiles, mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios" (1 Cor 1,22-23).

El amor apasionado por su Señor crucificado será en adelante el motor que dinamice a Pablo y le mueva a ponerse en camino para alcanzarlo en una larga carrera. "Olvido lo que dejé atrás y me lanzo hacia lo que está por delante, corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús" (Flp 3,13-14). No hay otra meta que el reencuentro con Cristo, volviéndolo a contemplar como en el camino de Damasco, pero ya para toda la eternidad. En la proximidad de su muerte, muchos años más tarde, podrá Pablo afirmar:"He llegado al final de mi carrera" (2 Tm 4,7).

Caminando hacia Damasco un día Cristo le alcanzó por el camino y le mostró su rostro, adelantándole y siguiendo adelante. Ya toda la vida de Pablo no será otra cosa que ir detrás para darle alcance, para poder contemplar otra vez aquel rostro que en un momento le irradió llenándole de felicidad. "Continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús" (Flp 3,12).

Para quien tiene este deseo de alcanzarlo, para quien la vida es Cristo, "el morir es una ganancia" (Flp 1,21). Es lo que Teresa de Jesús traducirá más tarde: "Tan alta vida espero, que muero porque no muero". Y Pablo continúa: "Deseo partir y estar con Cristo, lo cual ciertamente para mí es con mucho lo mejor" (Flp 1,23). Pues, "mientras habitamos en el cuerpo vivimos lejos del Señor, pues caminamos en la fe, no en la visión. Estamos llenos de buen ánimo y preferimos salir de este cuerpo para estar con el Señor" (2 Co 5,6-8). Siempre la añoranza de la visión de Damasco, de "ser arrebatado en nubes al encuentro del Señor en los aires, y así estar siempre con el Señor" (1 Ts 4,17).

C) Vivid en el amor como Cristo os amó (Ef 5,2)

La experiencia del amor de Cristo que salió al encuentro de un abortivo, de un pobre perdido, lleno de agresividad y de complejos, para darle la vida, es la que le lleva a San Pablo a vivir en el amor. Esa experiencia ha sacado amor de donde no lo había. "Encontré misericordia" (1 Tm 1,13).

Por eso exhorta a los efesios: "Vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma" (Ef 5,2); "arraigados y cimentados en el amor podréis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, y conocer el amor de Cristo que excede todo conocimiento" (Ef 3,17-19).

La visión de Damasco ha sido un conocimiento, pero en el sentido hebreo de la palabra conocer: una experiencia más afectiva que intelectual. Lo que hace que Pablo tenga por basura sus antiguos valores y sus ganancias, no es haber descubierto una nueva teoría más bella.

Ha sido el "conocerle a él"; el tener una experiencia íntima de Cristo. "Conocerle a él es "conocer el poder de su resurrección" (Flp 3,10), es decir su poder para resucitar, para dar vida; y al mismo tiempo es comunión en sus padecimientos. Este conocer es, pues, experiencia de poder y de comunión; poder que emana del Resucitado para dar vida a cuantos comulgan en sus padecimientos; la experiencia de la cruz es "fuerza de Dios para los que se salvan" (1 Cor 1,18).

El corazón de Pablo que, hasta entonces, sólo se motivaba por el sentido del deber que le obligaba tiránicamente desde fuera, y era causa de sus represiones y agresividades", se ve impulsado a partir de entonces por el amor. "El amor de Cristo nos urge" (2 Co 5,14). El amor es una fuente inagotable de energía, y de la energía más pura. Hay otras poderosas fuentes de energía, pero más contaminadas: el odio, el sentido del deber, la ambición el deseo de venganza.

"Bajo la mirada relumbrante del Resucitado, todo lo endurecido se ablanda, los reprimidos sentimientos y facultades del alma vienen a ser libres de un modo casi inaudito, el fanatismo se convierte en la ardiente fuerza del amor que se manifiesta más tarde en una ternura y blandura maternal, junto con una resolución dura como el diamante"[32]. "En este momento se produce un relajamiento de la excesiva tensión en la que su alma se encontraba, se afloja la actitud combativa y agresiva, y no se trata ya de buscar la supercompensación de los defectos propios, por medio de nuevos pretendidos plusvalores, ni se fuerza tampoco la conciencia. Una nueva dirección fundamental ha nacido en él, un estado de relaciones de filial confianza, que se designa por una alegría en la oración y una levantada disposición de ánimo, ya no turbadas por ninguna desconfianza, y en las cuales el alma exclama, llena de gozo, "¡Abba, Padre!"[33].

A partir de entonces, su corazón desborda de amor. El amor de Cristo le ha ensanchado el corazón y ahora es capaz de amar a sus hermanos. Repasemos unas cuantas citas de sus cartas en las que expresa su nueva capacidad de ternura para con sus hermanos:

A los filipenses: "Os llevo en mi corazón". "Testigo me es Dios de cuánto os quiero a todos vosotros en el corazón de Cristo Jesús" (Flp 1,7-8). "Hermanos míos, queridos y añorados, mi gozo y mi corona" (Flp 4,1).

A los tesalonicenses: "Nos mostramos amables con vosotros, como una madre cuida con cariño de sus hijos. De esta manera, amándoos a vosotros, queríamos daros no sólo el evangelio de Dios, sino incluso nuestro propio ser, porque habías llegado a sernos muy queridos" (1 Ts 2,7-8).

A los gálatas: "Hijos míos, por quienes sufro dolores de parto, hasta ver a Cristo formado en vosotros" (Ga 4,19).

A los corintios: "Hijos míos queridos; aunque hayáis tenido diez mil pedagogos en Cristo, no habéis tenido muchos padres. He sido yo quien por el evangelio, os engendré en Cristo Jesús" (1 Cor 4,14-15). "Os amo a todos en Cristo Jesús" (1 Cor 16,24). "Haced todo con amor" (1 Cor 16,13).

El himno al amor que Pablo compondrá en su primera carta a los corintios brota así de una experiencia vivida, de un amor que ha sido recibido y desborda en el corazón del cristiano hacia sus hermanos. "El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado" (Rm 5,5).

Este amor se convierte en celo. Es un amor que urge, que apremia. En la visión de Damasco hay una semilla del gran desarrollo teológico de la Iglesia como cuerpo de Cristo: la identidad de Cristo y los cristianos. Pablo perseguía a los cristianos, y Jesús le pregunta: ¿Por qué me persigues? Pablo aprende la lección; perseguir a los cristianos es perseguir a Cristo; amar a los cristianos es amar a Cristo. Uno mismo será el amor de San Pablo a Cristo y a su Iglesia, identificados ambos en un mismo misterio de amor.

No ha disminuido la impulsividad del fariseo. El torrente de odio se ha convertido ahora en un torrente de amor que mantiene la misma impetuosidad. El antiguo celo de destruir se ha convertido ahora en el celo de construir. "Celoso estoy de vosotros con celo de Dios" (2 Cor 11,2). Entre sus sufrimientos menciona "la responsabilidad diaria, la preocupación por todas las Iglesias. ¿Quién desfallece sin que desfallezca yo? ¿Quién sufre escándalo sin que yo me abrase?" (2 Cor 11,28-29).

La predicación del evangelio se ha convertido en una necesidad imperiosa. "Predicar el evangelio no es para mí ningún motivo de gloria, es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el evangelio! Si lo hiciera por propia iniciativa, ciertamente tendría derecho a recompensa. Mas si lo hago forzado, es una misión que se me ha confiado. Ahora bien, ¿cuál es mi recompensa? Predicar el evangelio gratuitamente, renunciando al derecho que me confiere el evangelio" (1 Cor 9,16-18).

Continuamente San Pablo se gloriará de no haber sido gravoso a sus fieles. Trabajó con sus manos para no ser una carga. Él ya se consideraba suficientemente pagado con el amor y la vida nueva que había recibido de Jesús. Del Señor recibía su paga, y así ya no esperaba ningún tipo de salario de sus hermanos, y podía entregarse a ellos con toda generosidad, con un amor de padre totalmente desinteresado. "No busco vuestras cosas, sino a vosotros. Efectivamente no corresponde a los hijos atesorar para los padres, sino a los padres atesorar para los hijos". Por mi parte muy gustosamente me gastaré y me desgastaré totalmente por vuestras almas" (2 Co 12,14-15).

Contemplativo en acción: la vida interior

A) Dimensión mística de la oración en Pablo

Desde la cima de la visión de Damasco, podemos asomarnos ahora a mirar panorámicamente todo lo que fue la vida contemplativa de Pablo. Su ardiente deseo de "caminar en visión y no en fe" y de "salir de este cuerpo para estar con el Señor" (2 Co 5,6-8) fue alimentado a lo largo de su vida por numerosos dones de oración.

"Vendré a las visiones y revelaciones del Señor. Sé de un hombre en Cristo, el cual hace catorce años, -sin el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé; el Seño lo sabe. Fue arrebatado hasta el tercer cielo y oyó palabras inefables que el hombre no puede pronunciar" (2 Co 12,2-4).

La predicación de Pablo va a fluir del manantial de su vida contemplativa, de su penetración en la "sabiduría de Dios misteriosa, escondida" (1 Cor 2,7). Su "misión de gracia a los gentiles" brota de una revelación especial, quizás la misma del camino de Damasco, u otra posterior. "Me fue comunicado por una revelación el conocimiento del misterio de Cristo" (Ef 3,4).

Este misterio de las profundidades del amor de Cristo sólo es accesible por gracia, "doblando la rodilla ante el Padre" (Ef 3,14). Es sólo el Padre quien puede conceder el espíritu de sabiduría y de revelación para conocerlo perfectamente, "iluminando los ojos de vuestro corazón" (Ef 2,17-18).

La sabiduría con que Pablo habla del misterio de Cristo no es una sabiduría aprendida en los libros de los filósofos, ni es fruto de su gran inteligencia; procede de una revelación. "A nosotros nos lo reveló Dios por medio del Espíritu y el Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios" (1 Cor 2,10). Por eso añade: "Hablamos de ellos no con palabras aprendidas de sabiduría humana, sino aprendidas del Espíritu" (1 Cor 2,13). Porque solo pueden conocer el misterio de Cristo quienes "tienen la mente de Cristo".

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente