La reforma económica de los años 90 y la recuperación de la economía Cubana
Enviado por Nolberto Johannes Álvarez Gouyonnet
- Resumen
- Introducción
- Reforma Económica
- Sobre crisis, brechas y reformas económicas
- Contradicciones de la económica heterogénea de transición al socialismo
- Bibliografía
Resumen
Con el derrumbe del campo socialista nos enfrentamos a una etapa llamada período especial en la cual nuestro país tenía su economía deformada pues dependía casi totalmente de la Unión Soviética, dada esta situación se tomaron una serie de medidas para mejorar las condiciones del país ya que la población necesitaba un mejor nivel de vida, estas fueron las reformas económicas que no es más que transformaciones en la estructura y funcionamiento de la economía ya que esto no supone necesariamente que cambie la naturaleza del sistema económico.
Se crearon medidas como Despenalización de la tenencia de divisas, Creación de las UBPC, Apertura del mercado agropecuario y del mercado industrial y artesanal entre otras, con estas medidas mantendríamos nuestros ideales de mantener la revolución vigente en nuestra sociedad.
Abstract
With the collapse of the socialist field we face a stage called special period in which our country had its deformed economy then it depended almost totally on the Soviet, given Union this situation they took a series of measures to improve the conditions of the country since the population he/she needed a better level of life, these the economic reformations that it is not were more than transformations in the structure and operation of the economy since this doesn't necessarily suppose that it changes the nature of the economic system.
Measures were created as Decriminalization of the holding of foreign currencies, Creation of the UBPC, Opening of the agricultural market and of the industrial and handmade market among other, with these measures we would maintain our ideals of maintaining the effective revolution in our society.
Introducción
El derrumbe del campo socialista en Europa del Este a fines de 1991 en la URSS; disparó la crisis económica más profunda de la historia de la Revolución Cubana. Esto trajo consigo una limitada disponibilidad de recursos con lo que quedo el país en especial petróleo, materia prima y piezas de repuesto, también existían muy escasos productos para el consumo corriente de la población. Los vínculos económicos forjados por más de treinta años y las relaciones preferenciales quedaron sepultadas de la noche a la mañana. Por supuesto que las proporciones internas de la economía se dislocaron; el aparato productivo se paralizó casi plenamente. Conservar las conquistas del socialismo fue la tarea clave del momento y distribuir lo más equitativamente la escasez, sosteniendo los ingresos de los trabajadores como una de las vías para conservar el espíritu de justicia social, la unidad nacional y el consenso popular. En ese preciso momento se recrudece el bloqueo económico con la aprobación de la ley Torricelli y más tarde la Helms-Burtton con la finalidad expresa de acabar con el proyecto social cubano y con la nación. El ajuste económico y la reforma estructural de la economía resultaba un proceso objetivamente inevitable, solo que tendría lugar ahora en condiciones internas como externas verdaderamente excepcionales. La reforma estructural suponía cambios sustantivos en el régimen de propiedad sobre los medios de producción y de posesión o explotación del capital o activos nacionales más acorde con los niveles diferenciados de las fuerzas productivas y de la reinserción de Cuba en la economía mundial.
Desarrollo
Reforma Económica
La reforma económica es un concepto que califica los procesos de cambios que modifican la estructura y funcionamiento de una economía del tipo que sea, sin que cambie necesariamente la naturaleza intrínseca del sistema económico y se pueden encontrar tanto en países capitalistas [1]como en aquellos que construyen el socialismo. En todos los casos obedecen siempre a decisiones de las fuerzas políticas que hegemonizan el poder y aparecen reflejadas en sus plataformas políticas y programas de gobierno.
REFORMA ESTRUCTURAL DE LA ECONOMÍA A PARTIR DE 1993
Las bases políticas y jurídicas que fundamentan la reforma económica tienen su historia. El Decreto 50 de 1982 dio apertura por primera vez a la inversión de capital extranjero[2]es, por tanto, el antecedente jurídico-político de los cambios en las relaciones de propiedad. Más tarde, la Resolución sobre Desarrollo Económico, aprobada por el IV Congreso del Partido en 1991, ratificó esta posición aperturista que fuera sancionada en la Reforma Constitucional de 1992. Esta última sentó las bases para los cambios en el régimen de propiedad estatal que en su texto quedaba constreñida a los "medios de producción fundamentales" y sujeta una gran parte de la misma a la enajenación a favor de individuos, colectivos y al capital extranjero como objeto de propiedad y (o) explotación,[3] según la conveniencia y posibilidades del país.
Los cambios prácticos en el régimen de propiedad y de organización socioeconómica de la gestión tienen su base jurídica en la reforma de los artículos 14, 15 y 17 de la Constitución de la República del 1992. Dichos artículos establecen claramente que los bienes de propiedad estatal socialista, de todo el pueblo, pueden trasmitirse excepcionalmente en propiedad a personas naturales o jurídicas, y que la transmisión de otros derechos sobre esos bienes a empresas y a otras entidades autorizadas se efectuará conforme a lo previsto por la ley. Por último, establecen que el Estado podrá crear y organizar empresas y entidades encargadas de administrar los bienes que integran la propiedad socialista de todo el pueblo. Estos principios constitucionales dan pie a una amplia y profunda transformación de la base económica anterior a la reforma.
La finalidad de los cambios estructurales de la base económica tenían y tienen la finalidad de lograr una mayor correspondencia entre las fuerzas productivas y las formas sociales de producción de modo que obraran a favor de la elevación de la eficiencia y la eficacia.
Los primeros ajustes al modelo comenzaron por el sector externo, consistentes en la desmonopolización del sistema de empresas dedicadas al comercio exterior de exportación e importación. Tales cambios en los contextos de un alto coeficiente de importación para generar un peso de PIB crearon objetivamente cuellos de botella que obligaban a extender los cambios correspondientes en la economía interna.
Los cambios en las relaciones de propiedad de los activos nacionales, dada la estructura socioeconómica interna en que la propiedad estatal monopolizaba prácticamente todos los activos nacionales fundamentales y no fundamentales, conducía inevitablemente a su redimensionamiento estructural a favor de otras formas sociales de propiedad y explotación de parte de los medios de producción y además aislar convenientemente la función de propiedad de la de gestión; esto es, se abría un espacio a la descentralización y enajenación de las funciones productiva, de administración y gestión de la propiedad pública a colectivos, cooperativas, al capital extranjero y a individuos. La nueva economía de transición emergente si bien reduce el papel del Estado como sujeto directo de la gestión económica, mantiene su hegemonía sobre la propiedad pública.
La transformación del régimen de propiedad y explotación estatal de los medios de producción incluyen la formación de empresas mixtas de capital extranjero y estatal o mediante otras formas de asociación económica. No está excluido la presencia pura de capital extranjero en casos especiales. Otros cambios consisten en la introducción de distintas variantes de autogestión y autofinanciamiento colectivo en el sistema empresarial de propiedad estatal, la formación de cooperativas en la agricultura estatal y, por último, la difusión de la economía familiar y privada individual agropecuaria y en la esfera de los servicios e industrias locales. Solo se excluye la forma capitalistas entre los nacionales. La configuración estructural de la economía cubana coincide estrictamente con los de una economía heterogénea o mixta de transición al socialismo. Todo hace indicar que las experiencias de China, Vietnam y Cuba concuerdan en este aspecto fundamental del modelo económico.
El reajuste estructural de las relaciones de propiedad y de producción tenía necesariamente que proyectarse en un ajuste del mecanismo de funcionamiento económico, la revalorización de los ejes principales de la acumulación para el desarrollo y el realineamiento de las relaciones económicas internacionales dominada por el capital transnacional y los grandes centros del poder capitalista mundial.
Los cambios estructurales y del mecanismo económico hay que concebirlos en calidad de procesos más o menos prolongados en el tiempo, cuya ejecución asume diversidad de tratamientos en cuanto al carácter, el tiempo y el ritmo de ejecución de las medidas que se ponen en práctica. Lo importante a saber es el objetivo supremo de estas reformas, los intereses que están en juego y cuáles son los beneficiarios de los cambios. ¿Entonces cómo valorar la naturaleza de la reforma económica en Cuba a partir de los años noventa?
Los cambios en la estructura de la base económica y en el funcionamiento de la economía cubana, se han llevado a cabo bajo el principio declarado de mantener la esencia y la continuidad de la transición al socialismo. Los cambios no postulan la involución al capitalismo, sino asegurar las premisas para conservar y desarrollar la trayectoria socialista; es una medida revolucionaria pues parte de una interpretación objetiva de la realidad económica cambiante tanto interna como internacional. La formación de un nuevo modelo de economía de la transición extraordinaria al socialismo, no explorado todavía en el caso de un pequeño país como Cuba, es el reto más importante que tiene ante sí el pueblo cubano a finales del siglo XX y principios del XXI.
Las premisas político-económicas fundamentales que sustentan en principio la continuidad del proyecto socialista de la Revolución bajo la reforma económica son: conservación de la independencia y la autodeterminación de la nación, el fortalecimiento de la independencia económica a un nivel compatible con las particularidades nacionales y la globalización mundial, la promoción del crecimiento económico sustentable con el máximo de equidad y justicia social a favor de las grandes mayorías, más el enriquecimiento continuo del ideal humanista y cultural del socialismo.
La dimensión histórica de la reforma puede constatarse si se toma en cuenta que se trata de un ajuste a fondo del modelo económico y social de la transición al socialismo en un pequeño país subdesarrollado y periférico, sin retaguardia desarrollada de apoyo frente a un mundo globalizado por el capital transnacional con sus grandes bloques de poder y la persistente política de guerra económica de la primera potencia mundial hegemónica.
La importancia de la reforma económica cubana supera, por tanto, aunque no se lo haya propuesto, los límites nacionales, pues combina el ideal nacional liberador y social con la eficiencia económica y social. La resultante de este movimiento puede erigirse en un paradigma para los países del mundo subdesarrollado que accedan a la vía socialista del desarrollo o que inicien procesos guiados por el ideal de liberación nacional.
Sobre crisis, brechas y reformas económicas
Las manifestaciones concretas de la actual crisis económicas tienen distintas expresiones, muchas de ellas presentes con anterioridad a ser declarado el PE, pero actuando ahora con muchísima mayor intensidad y gravedad ante la no existencias de las antiguas reservas provenientes del exterior.
Dentro de estas brechas se identifican:
1. La brecha financiera externa: Entre los volúmenes físicos y el valor de los ingresos en divisa por un lado, y los requerimientos de importaciones por el otro.
2. La brecha financiera externa: Entre la generación y obtención de ingresos monetarios por la población, los recursos disponibles para el consumo y la productividad del trabajo.
3. La brecha inversionista: Entre la capacidad interna de ahorro, las necesidades de inversión y la inversión efectiva.
4. La brecha técnico productivo: Entre las capacidades productivas instaladas y los niveles de aprovechamiento.
5. La brecha ocupacional: Entre la disponibilidad de fuerza de trabajo y la oferta de empleo.
6. La brecha presupuestaria: Entre los ingresos y los gastos del presupuesto estatal.
De estas seis brechas la primera es la más importante aunque en todas están presentes factores cuantitativos y cualitativos; estructurales y funcionales.
Desde Agosto de l990 en que se decreta el periodo especial hasta l993 en que se inician las reformas económicas, las condiciones de funcionamiento de la economía cubana estuvieron caracterizadas por el establecimiento de un fuerte sistema de racionamiento y la adopción de mecanismos de contingencia y de distribución de recursos cercanos al de una economía de guerra, con una utilización muy restringida de vínculos de mercado en la relaciones económicas internas.
Con el inicio del proceso de reformas económicas, cuyos primeros pasos jurídicos se dan en l992 con una modificación constitucional, se tomaron a partir de l993 las primeras medidas con una clara orientación de mercado y enfocadas a atacar las brechas o desbalances económicos fundamental.
A partir de esos años se despliega un proceso de coexistencia controlada de mecanismos de mercado que se iban implantando, (incluyendo la constitución de nuevas empresas estatales jurídicamente privada), con el sistema de racionamiento y distribución centralizada de los limitados recursos existentes manteniéndose igualmente empresas tradicionales, funcionando dentro del anterior sistema económico.
Se han ido creando así una economía "híbrida" en la cual los mecanismos de mercado han ido ganando peso en estos últimos años, si bien se conservan las bases originales y las medidas de racionamiento del momento en que se inició el PE.
Las medidas adoptadas en el marco de la reforma representan un saldo indiscutible y ampliamente positivo de lo cual da cuenta el inicio del proceso de recuperación económica que comienza en l994 y que confirman el sentido de las medidas anteriores.
La brecha presupuestaria quedó prácticamente eliminada a partir de las medidas adoptadas, el déficit presupuestario tiene una magnitud totalmente controlable y en una proporción del PIB que resulta muy aceptable internacionalmente.
Igualmente se ha producido una apreciación notable de la moneda nacional frente a la divisa, en condiciones de doble circulación monetaria, y se manifiesta un cierto mejoramiento en la situación laboral, derivado de la flexibilización de las posibilidades ocupaciones, así como una mejoría en la oferta para el consumo, por la vía de los mercados libres en divisas, si bien a precios altos en comparación con el nivel promedio de los ingresos de la población.
Las medidas tomadas en el ámbito de la circulación monetario-financiera y del presupuesto resultaban imprescindibles para lograr un ordenamiento y nivelación elemental en esta esfera, partiendo de una situación que llegó a ser prácticamente catastrófica en 1993. Sin estas decisiones hubiera sido imposible detener la "caída en picada" de la economía.
En igual sentido, el estímulo a la inversión extranjera constituye también un importante componente complementario, no sólo y no tanto por lo que representa en términos de volúmenes de inversión y de su impacto directo sobre la balanza de pagos del país(lo cual no resulta menospreciable), sino por el carácter inductor y el efecto multiplicador- tanto objetivo como subjetivo que ha detenido este componente en el proceso de recuperaci9ón industrial.
Ahora bien, no obstante todo esto, del cuadro anterior se desprenden algunas informaciones que pudieran resultar de interés.
En primer lugar se aprecia cómo las principales reformas económicas se concentran entre 1993 y 1994, con una tendencia a la profundización sólo en medidas de continuidad en el transcurso de los últimos tres años.
En segundo término se muestra también cómo las principales decisiones han estado relacionadas más con la esfera financiera y en cuestiones presupuestarias, en mucha menor extensión, en problemas vinculados con el ahorro y la inversión (con las excepciones de la Ley para la Inversión extranjera y el Decreto-Ley sobre las zonas francas también vinculado a la inversión foránea), así como en lo relacionado con la brecha técnico-productiva.
Estos dos temas, los caracterizados globalmente como inversionistas y técnico-productivo tienen que ser más directamente con los cambios en la estructura productiva a que se hizo referente antes.
Lo anterior no significa que en estos años más recientes no se hayan tomado importantes decisiones relacionadas con actividades económicas directas; el desarrollo dado al sector del turismo, por ejemplo, es una muestra de ello y quizás este constituya el cambio estructural más importante que se está produciendo en la economía cubana en los últimos veinte años.
El problema estriba en que una economía que se encuentra en las condiciones en que se halla la cubana, y que aspira a operar, esencialmente, sobre bases financieras, requiere desarrollar la máxima capacidad de ahorro interno que pueda convertirse en inversión o formación de activos, con el fin de garantizar su reproducción, lo cual está también muy estrechamente relacionado con el problema del nivel de aprovechamiento de las capacidades productivas instaladas y, en última instancia, de los crecimientos en la productividad del trabajo y en el rendimiento del capital fijo.
Estas cuestiones se convierten, a mediano y largo plazos, en restricciones que impiden resolver los demás desbalances económicos.
Es posible que estos dos ámbitos constituyan áreas de mayores dificultades, técnicas y políticas, en el proceso de continuidad de las reformas económicas, pues se requeriría de importantes decisiones funcionales vinculadas a la concesión y operación del sistema empresarial del país y de canalización de los ahorros internos.
Por otra parte, si las medidas tomadas en la esfera de la circulación monetario-financiera no presentan una trayectoria ascendente y se complementan con transformaciones directas de la actividad inversionista y productiva, las primeras terminan, en un plazo no muy extenso, por agotarse y se corre el riesgo de regresar a posiciones anteriores.
Quizás este sea un punto vital en que se encuentra la marcha de las reformas económicas en Cuba en estos momentos.
Contradicciones de la económica heterogénea de transición al socialismo
A la luz de los cambios estructurales que se vienen realizando vale la pena resumir los rasgos más generales que tipifican a la nueva economía en gestación
La estructura de la economía posreforma configura una económica heterogénea o mixta de transición extraordinaria al socialismo[4]en virtud de la diversidad de tipos y formas de propiedad y explotación de los activos nacionales donde predomina el sector socializado estatal y cooperativo, al lado de otras formas de economía como el capitalismo de estado (bajo la forma de asociaciones con el capital extranjero y el estatal), la pequeña producción mercantil rural y urbana y elementos de capitalismo privado en lo fundamental de procedencia extranjera. El modelo económico resultante se asemeja a la NEP leninista, salvando las enormes diferencias entre ambos países y de épocas históricas.
El mecanismo económico se modifica como consecuencia objetiva de la lógica de la nueva economía a lo que se agrega el efecto de las relaciones económicas externas. Este es un campo donde mucho está por hacer, renovar y crear. Las experiencias del antiguo sistema de dirección de la economía y de la planificación mediante los balances materiales no tienen mucho que aportar. Se carece de experiencia suficiente en el manejo y técnicas del mercado, entre otras porque prácticamente no existió en la práctica nacional precedente.
Esta economía de transición supone una relación dinámica y altamente contradictoria entre la planificación y el mercado. La regulación centralizada de las avenidas principales del desenvolvimiento económico es objetivamente indispensable a fin de no perder el rumbo del desarrollo, pero las fórmulas para alcanzar tales fines pasan por la consideración del papel del mercado. Pero la planificación deberá tender a la sustitución progresiva del sistema de balances materiales por otro con énfasis en los instrumentos y criterios financieros y los incentivos materiales sin olvidar los principios y normas de la estimulación moral.
La implementación de una economía planificada con mercado es una tarea compleja y de largo plazo, por lo pronto se han introducido cambios importantes en el mecanismo económico que incluyen entre otros la:
Desmonopolización del monopolio estatal sobre el mercado externo. Las empresas intervienen directamente en las relaciones económicas externas.
Apertura de mercados con acceso a la inmensa mayoría de los agentes económicos. El Mercado Libre Agropecuario, el Mercado de Artículos Industriales y Artesanales y las Tiendas Recaudadoras de Divisas son un claro ejemplo de la apertura; claro que aquí hay que adicionar al resto del sistema empresarial reformado que opera en el mercado interno.
Legalización de la circulación de divisas, autorización de las remesas familiares, creación de casas de cambio y cuentas bancarias en divisas y desarrollo de una red de entidades comerciales para su captación.
Reforma del régimen fiscal y bancario.
Reformulación de los sistemas de planificación, estadístico, contable y financiero.
Implantación de sistemas de estimulación en divisas y medidas de ajuste del sistema salarial y de regulación de los ingresos para lograr un mayor vínculo de estos con los resultados del trabajo.
Esquemas integrales de financiamiento y estimulación en divisas para los cultivos de exportación, y la creación de condiciones para que los cultivos de exportación financien de forma creciente los gastos en divisas del resto de la agricultura.
El mercado existe como un mecanismo espontáneo y a la vez regulado por lo cual interviene en la formación de las proporciones económicas, en los incentivos materiales a la expansión de las fuerzas productivas y en la elevación de la productividad del trabajo. La lógica del mercado entroniza objetivamente la tendencia a la diferenciación económica y social de los productores, de los individuos y de los territorios. Esto da la medida de la importancia que revisten las políticas económicas, sociales y territoriales que impidan desviaciones incompatibles con el proyecto social.
La heterogeneidad económica crea los fundamentos objetivos para la existencia de desigualdades económicas y sociales y la formación de intereses de clase y de grupos sociales. El nivel que alcancen las desigualdades es primero que todo un problema de dimensionamiento económico, pero en lo esencial es una cuestión política y de la política económica, en cuanto a la regulación económica global y el manejo de los equilibrios tácticos y estratégicos.
En suma, la reforma es un proceso de aproximación crítica a un nuevo modelo económico y social de la transición en Cuba, que tiende a la búsqueda de un punto de equilibrio y de armonía suficiente entre las fuerzas productivas existentes y las formas sociales de producción e intercambio más congruentes. La formación de una economía heterogénea de transición al socialismo es la resultante mayor de la reforma económica.
Las contradicciones intratipos e intertipos socioeconómicos son ahora más diversas, dilatadas y complejas. Más allá de las diferencias estructurales esenciales entre esta etapa y aquella inicial de la liberación nacional, hay una especie de reproducción. Ahora, las contradicciones internas en el tipo socialista son múltiples y diversas por su amplitud e intensidad dada la diversidad de formas internas de economía dentro del propio sector estatal por un lado y el cooperativismo campesino y proletario por el otro. Pueden darse la tendencia objetiva a la homogenización de las formas socialistas en lo que jugará un papel clave el perfeccionamiento empresarial. La solución de las contradicciones que genera la pequeña o pequeñísima empresa o unidad estatal tradicional y su forma social es un capítulo abierto.
La ampliación del sector privado individual en el medio rural y urbano abre un abanico de contradicciones económicas y sociales y también políticas. Las tendencias a la proletarización y a la capitalización están latentes y forman parte de la lógica del valor y de la plusvalía. El cooperativismo de nuevo tipo se insinúa como una vía de transición, que en determinadas circunstancias y condiciones, podría ser viable. En todo caso el control y la regulación social permanente son las armas más inmediatas y resolutivas para mantener los límites y distancias apropiadas sin que entren en conflicto con el proyecto social cubano.
El capitalismo de Estado y el tipo socialista son los contrarios intertipos de mayor vuelo e importancia aún siendo limitada todavía su extensión. La competencia entre la empresa socialista reformada y la mixta sobrepasa los límites de la economía y pasa al nivel de las percepciones y de la conciencia de la gente.
La contradicción de la transición extraordinaria con el resto del mundo seguirá figurando como la principal. La política internacional y la política económica deberán aprovechar todos los espacios e intersticios que emergen de las contradicciones entre los centros hegemónicos del poder económico mundial. La multipolarización económica no es en modo alguno un mundo sin conflictos, todo lo contrario se caracteriza por la lucha competitiva en pos de los mercados, los logros científicos y técnicos, los espacios financieros y poder regional y en otras esferas que no excluyen la militar. La unipolarización político militar y la dictadura militar mundial que quieren imponer los Estados Unidos de América no cierran el capítulo de los conflictos interregionales e interpotencias de primera línea. Más allá del multipolarismo económico y la unipolaridad está el SUR en proceso de recolonización que en su momento se unificará en su lucha por la liberación nacional frente al Norte.
La economía heterogénea de la transición extraordinaria al socialismo en Cuba posee rasgos que aseguran potencialmente que el movimiento económico contradictorio, incluso conflictivo, de la economía quede subordinado a la predominancia de las fuerzas socializatorias y del desarrollo humano como objetivos supremos. El Estado está en manos de los trabajadores y para los trabajadores, que no enajenan su función y atribuciones de propietario dominante ni su papel en la reproducción económica y en el desarrollo humano, aunque admitan la presencia de otras clases y capas sociales que les son ajenos, pero que son indispensables para reforzar su propio poder. La conservación del poder por los trabajadores es el límite máximo permisible a la heterogeneidad. Los rasgos que tipifican y peculiarizan a la transición extraordinaria al socialismo en Cuba, sin pretender agotarlos, podrían formularse resumidamente como sigue:
1.- El sector estatal mantiene su hegemonía en la economía como propietario o mediante su fusión con el capital extranjero y otras combinaciones participativas con productores nacionales –colectivos empresariales y cooperativos.
2.- La promoción de formas colectivas y cooperativistas de producción con productores independientes y asalariados es una fórmula socializatoria, esencialmente socialista y, por tanto, congruente con la construcción del socialismo.
3.- La promoción de una amplia capa de pequeños productores en el campo y la ciudad, articulados a la sociedad por el mercado y mediante la regulación estatal da lugar a la introducción de formas organizativas y sociales de cooperación congruentes con una alianza política que permite conservar y reproducir el compromiso de estas capas con el proyecto histórico de la Revolución. La cooperación es el eslabón clave de engarce entre el presente y el futuro socialista de los productores individuales.
4.- El Estado de los trabajadores y la sociedad en su conjunto mantienen el poder económico suficiente para impedir la pérdida del mando sobre el curso de la reproducción y del movimiento económico general.
5.- El excedente económico centralizado sirve y se orienta al desarrollo económico y social del país y en beneficio de las masas populares. Esta posibilidad debe ser capaz potencialmente de compensar, en el plano económico, político y social, las desigualdades objetivas que emerjan del proceso de reproducción de la economía heterogénea.
6.- La unidad política del pueblo, más la conservación de la solidez y liderazgo de la vanguardia política, es una premisa fundamental para mantener el curso nacional liberador y socialista de la revolución en medio de las contradicciones y conflictos derivados de la economía mixta.
La comprensión de la nueva economía de transición al socialismo en su trayectoria compleja y difícil en Cuba sería incompleta si no se asume que se trata de una economía competitiva y contradictoria por la diversidad de intereses que se ponen en juego; incluso existen intereses antagónicos. A esta economía se le plantea la interrogante leninista del "quién vence a quién" en el terreno económico, político y social. Este enfoque nos advierte a cada paso acerca de la necesidad de diseñar políticas de regulación que orienten y obliguen al movimiento económico-social a no torcer el rumbo de la construcción socialista.
Las transformaciones asociadas a la reforma y los ajustes económicos alteran la antigua composición social del país. Se profundiza, lógicamente, la estratificación social, emergen nuevas clases y grupos sociales en algunas de ellas se observan desgajamientos en capas y subgrupos, con sus impactos y reflejos en las representaciones ideológicas y políticas con múltiples matices y diferencias. Un argumento adicional es el peligro que encierra la ideologización tergiversada de la historia pasada y presente del país que vienen desplegando determinados círculos en los EEUU.
En las nuevas condiciones el consenso a favor del proyecto histórico de la Revolución se sostendrá en la medida que se logre un nivel y grado de equilibrio dinámico entre la equidad y justicia social, bien entendida como conquistas del socialismo, y las desigualdades que inevitablemente surgirán producto de la reforma económica y de otros ajustes macroeconómicos.
Proyecciones en turismo
El ministro cubano de Turismo, Manuel Marrero, estimó que un millón de turistas norteamericanos podría visitar la isla en el primer año si el embargo fuese levantado Cifras similares han sido reportadas por otros estudios con algunas variaciones en el marco de tiempo, situándolo entre uno a tres años, y en magnitud desde uno hasta cuatro millones de visitantes, respectivamente. En el horizonte mínimo se sitúan los resultados de la US-Cuba Trade Association y la American Society of Travel Agents (ASTA).
En el año 2004 Cuba recibió poco mas de 209.000 visitantes desde EEUU, lo que situaba a este país entonces como el sexto mercado emisor con una cuota de mercado que superaba el 10%. De los 2,2 millones de turistas que visitaron Cuba en el año 2006, se estima que los ciudadanos norteamericanos fueron el 8,8%, y en 2007 el 10,6%, aproximadamente la mitad de los que habían venido hasta el año 2000, debido al reforzamiento de las restricciones de licencias de viaje por la OFAC a partir de 2004.
Se asume también que el incremento en las capacidades de hospedaje y la mejora de los servicios hoteleros alcanzados en la década ha permitido acomodar la creciente demanda del turismo norteamericano a corto plazo, si bien esta sigue por debajo de su potencial mínimo de un millón de visitantes, pues lo recibido hasta ahora representa alrededor de un 20% de ese total. Por lo mismo, este mercado constituye un área de particular atención. Ello no significa que no sean necesarios ajustes perspectivos en cuanto a infraestructura y servicios debido a las peculiaridades del consumo y los estándares de calidad de ese segmento de mercado, sobre todo considerando la competencia de los vecinos regionales, pero en términos generales se acepta que la moderada tasa de ocupación promedio actual (alrededor de un 60%-70%), así como las diferencias estacionales con respecto a los emisores principales (Canadá y Europa), que se orientan con preferencia hacia el período invernal, permiten contar con un margen de maniobra confiable a corto plazo para acomodar la demanda actual.
De acuerdo con los estimados de la Comisión Internacional de Comercio de EEUU, si las restricciones de viajes fuesen eliminadas, a corto plazo se recibiría un flujo mínimo de 171.000 visitantes, que podría llegar a 554.000 o incluso 1,1 millones de turistas, con un potencial de incremento anual sobre esa cifra de 226.000-358.000 visitantes, lo que representa un efecto directo de incremento en los ingresos de entre un 13% a un 33% Un impacto adicional de este incremento en el arribo de turismo norteamericano estaría asociado al aumento de la demanda cubana de importaciones de productos y bienes agrícolas norteamericanos, que resultaría de disponer de una expansión de los ingresos por ese motivo.
No obstante estas proyecciones, las cifras de los visitantes cubano-americanos son inexactas porque una parte llega a Cuba por terceros países. A continuación se presentan las estimaciones para EEUU.
Cuba se enfrenta hoy a varios retos en la industria turística, algunos de carácter doméstico como la protección medioambiental, los impactos culturales, el desarrollo de la infraestructura de servicios, una mayor integración con la agricultura y las industrias domésticas, y la flexibilización de mecanismos financieros domésticos vinculados al transporte aéreo así como ajustes en los márgenes de convertibilidad. Todos estos son factores que, junto a la agresiva competencia de la región, han estado erosionando parcialmente algunas de las ventajas iniciales.
Sin embargo, por el lado cubano, la transformación más importante ha sido la del desplazamiento desde el turismo convencional hacia el turismo de salud, corrimiento que a su vez ha sido la base de una transformación estructural mas profunda en todo el comercio exterior, que se ha desplazado masivamente hacia la exportación de servicios de salud, al punto que aproximadamente un 70% de los ingresos actuales del país provienen de esa fuente. Este corrimiento ha relegado al turismo de primera a tercera fuente de ingresos en relativamente poco tiempo.
Teniendo en cuenta las potencialidades antes descritas, hay sin embargo que insistir en la importancia de evaluar con mesura los impactos probables que una explosión de turismo norteamericano implica, no sólo por el lado positivo en términos de ingresos, mejoras de infraestructura y el efecto de "onda" hacia otros sectores de la economía cubana, sino en una lógica mas amplia, en la que, sin abandonar el propósito de aprovechar las ventajas que representa, estas se articulen a la vez dentro de una estrategia que dé prioridad a las ventajas reales del país en otros sectores intensivos en capital humano como las industrias y servicios basados en el conocimiento (medicina, software, biotecnología, etc.), que poseen no sólo un impacto mayor en términos de valor agregado sino que tienen asociado un efecto multiplicador mas significativo en la generación de empleo y de encadenamientos productivos.
Es por estas razones que el turismo norteamericano no debe verse como un fin en sí mismo y se le debe vincular con una perspectiva integradora, es decir, su papel "dentro" y no "sobre" la plataforma de desarrollo del país a largo plazo. Esto es de particular importancia para Cuba, cuyo perfil de exportaciones es muy similar al de sus vecinos del Caribe en cuanto al contenido de productos primarios y los servicios. Por lo mismo, debe reforzar aquellos aspectos en los que su diferenciación le confiere una ventaja relativa, en especial en cuanto a la calificación laboral y el contenido tecnológico de avanzada.
En resumen, las proyecciones para el turismo norteamericano en una eventual despenalización representan ciertamente una oportunidad importante a corto plazo para expandir los servicios y multiplicar sus efectos hacia otras áreas de la economía cubana (transportes, comunicaciones, construcción, agricultura, industria del ocio, etc.), pero en una visión a mayor alcance no necesariamente tiene que ocupar un lugar prioritario.
5.3. Los envíos de remesas
Las remesas se han constituido en el tercer componente de peso en las relaciones económicas bilaterales entre Cuba y EEUU a partir de los años 90. Con anterioridad a la actual euforia que rodea este fenómeno de los crecientes flujos de envíos de dinero desde los países desarrollados hacia los países emisores de emigrantes, se había asumido con respecto a estos una actitud en la que prevalecían la infravaloración de sus efectos macroeconómicos y sociales. Esto se debía en parte a la simplificación a priori de sus efectos en el consumo por tratarse de circuitos simples y sumamente fragmentados, y también como consecuencia de la falta de métodos de registro confiables y uniformes. Estas limitantes han sido reconocidas, y en la actualidad puede constatarse que hay todo un resurgimiento de una literatura analítica que cuestiona muchos de los mitos precedentes, proponiendo nuevas interpretaciones sobre los impactos de las remesas, no sólo a nivel del consumo, sino sobre las políticas macro y de inserción en los circuitos financieros, fenómeno en el que mucho de activismo tienen también organismos como el BID, el FMI y el Banco Mundial que han producido sendos trabajos sobre el tema.
El aumento de atención hacia las remesas se produce porque su importancia ha crecido hasta desplazar en magnitud los flujos de ayuda para el desarrollo, e incluso de inversión extranjera privada en algunos casos, llegando a ser la segunda fuente de financiamiento para los países en desarrollo como se puede apreciar en el siguiente Gráfico tomado del estudio del Banco Mundial
Al tener una comunidad residente en EEUU que supera el millón de emigrados, Cuba no está fuera de esas corrientes, incluso aunque su entramado institucional y económico difiere sustancialmente del de sus vecinos caribeños y centroamericanos, la isla se ha incorporado a la tendencia general asumiendo muchas de las características comunes a los países receptores en cuanto a los volúmenes, la frecuencia de los envíos y sus usos generales, aunque como se verá, con una particular sensibilidad política y económica que le dan una sello distintivo.
Existen para el caso cubano relativamente pocos estudios (públicos) que han cubierto algunas facetas de este fenómeno, como la situación relativa del país en el contexto hemisférico, la evolución de las acciones políticas que los gobiernos de EEUU y Cuba han tomado para promover o restringir las remesas, las transformaciones en las relaciones sociales y transnacionales entre los emigrantes y la sociedad cubana, los impactos en la diferenciación social y los niveles de consumo de los hogares, sobre los efectos generales y de caracterización general.
Este tema aún requiere profundizar otras facetas, pero en esta ocasión nos referiremos sólo a una caracterización general y a sus efectos multiplicadores sobre la economía cubana en virtud de sus especificidades, como la segmentación de mercados, la dualidad monetaria y los mecanismos de reasignación de financiamientos para la actividad empresarial, ya que estos canales son decisivos en la configuración de los impactos asociados a las remesas en el caso cubano.
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