Música: Evolución y Destino… "Yo sé por qué, el pájaro, canta en su jaula…" (página 2)
Enviado por Felix Larocca
Existen serios obstáculos para lograr establecer el lugar apropiado de este fenómeno adaptivo, dentro del mundo de las ciencias conocidas. Ya que científicos prestigiosos, entre ellos, Steven Pinker, nos han afirmado repetidamente que la música es un "spandrel" o — como Pinker lo expresara — La música es una "tarta de queso para el oído" ("an auditory cheesecake") cuyos orígenes y lugar, dentro de las ramas del saber, carecen de valor o de significado especial.
En otras palabras: Que la música es competencia fuera de propósito. A menos que no sea entendida como una estructura sin obvia función, que, como spandrel, fuera, resultado colateral, de la evolución del lenguaje.
¿Qué es un spandrel?
Para la definición del spandrel nos orientaremos en la dirección de sus significados arquitectónicos y, últimamente, biológicos.
De acuerdo a mi artículo La Psicología de Comer y de Beber (I), primero es la definición arquitectónica:
"En la arquitectura se refiere a las áreas curvas encima de un arco que resultan como efecto no planeado y no deliberadamente diseñado para lograr el arco".
Luego es la definición biológica:
"Este término, derivado de la arquitectura, es usado en biología evolucionista, para describir una característica fenotípica cuya presencia constituye un efecto secundario a una adaptación genuina y no como resultado de la selección natural".
Spandrels
Para amplificar el significado adaptivo del spandrel, como concepto biológico, aquí añadimos otro término que nos proporcionará alguna ventaja heurística.
La Exaptación
"Exaptación, o cooptación, como concepto, está relacionado con los cambios en la función de un rasgo adaptivo. Por ejemplo, un atributo puede evolucionar, para servir una función particular, pero posteriormente puede que entre al servicio de otra. Exaptaciones son comunes en la anatomía y en el comportamiento. Las plumas de las aves voladoras, son un ejemplo clásico. Inicialmente éstas evolucionaron para regulación de la temperatura, pero más tarde fueron adaptadas para el vuelo".
Las contribuciones de la neurología a los entendimientos de nuestra función mental y al de la música en particular
La neurología es una disciplina que hizo su debut, y que continuaría su avance, explicando déficits de función orgánica. Muchos de los grandes descubrimientos y muchos de los logros obtenidos por esa especialidad médica se basaron en las inferencias intuitivas que muchos de sus pioneros nos legaran. Lo que hicieran, cuando examinaban pacientes con mermas de actividad funcional que se relacionaban a áreas anatómicas lesionadas correspondientes al origen de la acción perdida.
¿Exaptación o spandrel?
En el principio fue la amusia…
Antes de proseguir, y antes de que, con ecuanimidad, entendamos, en qué consiste la música, hemos ya disfrutado del uso del concepto adelantado de la amusia — introducido en la neurología — el cual, de inmediato definiremos:
Amusia es el término con el que se denomina a un número de desórdenes que inhabilitan, a quienes la sufren, para reconocer tonos o ritmos musicales o de reproducirlos, lo que a su vez termina causando problemas con la escritura o la dicción. La amusia puede ser congénita o adquirida. La última, debido a un daño en el cerebro. El término "amusia" se compone de a + musia que significa la carencia de la música.
Evolución del concepto
August Knoblauch describió en el año 1888 un modelo cognitivo detallado del procesamiento de la música en el cerebro humano, acuñando este término para caracterizar la falta, en algunas personas, de la capacidad de reconocer los tonos musicales. Fenómeno que en la actualidad, muchos científicos, equiparan con la dislexia.
Aquí nos preguntamos: ¿De dónde proviene esta "carencia de [la] música" en el cerebro humano? ¿Es qué se ha establecido que el reconocimiento de tonos o ritmos melodiosos son partes intrínsecas de las funciones de este órgano y del desarrollo normal de nuestro género? Y que, como consecuencia, la amusia es equivalente a la ceguera, en que ambas pueden representar limitaciones sensoriales congénitas o adquiridas.
Aunque no se haya establecido firmemente, hoy se entiende que el sentido musical es parte constituyente de la anatomía funcional del cerebro humano.
Método Suzuki
Lo que nos transporta al motivo para el desarrollo de esta tesis
En las páginas siguientes trataremos de condensar, en forma de ponencia, lo qué es ciencia — y de cómo ésta se interpreta — en el campo de la música y en el de la musicología.
Comenzaremos con la siguiente pregunta: ¿Qué vino primero, el huevo o la gallina? — ¿La música o el lenguaje?
¿El huevo o la gallina…?
Esta cuestión, de trivial apariencia, que con frecuencia formulan, los diletantes más conocidos, se remonta por milenios al estudio filosófico más formal. Por tanto, no tomemos su entrada con ligereza.
El acertijo mismo proviene de la vernácula: ¿qué vino primero: el huevo o la gallina? Ya que las gallinas ponen huevos y de ellos provienen las gallinas — que, a su vez, ponen los huevos. Créanlo, o no. Una inocente locución circular, llena de ambigüedades, como antes dijéramos, condujo a los filósofos antiguos a debatir el cómo se originaron la vida y el universo.
En el debate que nos atañe, la mayoría de los científicos vota por la primacía del lenguaje, seguido, o acompañado — pero —muy de cerca por la música.
Porque la música y el lenguaje articulado, en su aparición y desarrollo, son inextricables.
Prosigamos estableciendo un asunto de importancia
Como parte de esta sección, deseamos introducir el hecho sorprendente, de que las páginas abundantes que he revisado para obtener información actual y científica acerca de este sujeto comparten un detalle común. Este siendo, que todos los autores que escriben acerca del tema — de manera directa o indirecta — se esfuerzan en enfatizar que, como actividad personal — para ellos, al menos — la música es algo muy — pero muy — especial. Sea porque la interpretan, porque la incluyen como parte esencial de sus vidas, o porque — si no son músicos ellos mismos — porque son aficionados a ella. Aunque, como aficionados, no son aficionados comunes, sino que son aficionados-cognoscentes, en la materia.
Órgano de la música, de las artes, del hambre, de la sed, y del sexo…
Entonces, resultaría de ser esperado, cada vez que revisáramos un trabajo para esta empresa, que, precediendo la exposición científica, leyéramos las peripecias personales del autor, o autores, con la musa grecorromana Euterpe. Es como si todos quisieran establecer que, en lo que a la música respecta, todos somos personas sofisticadas.
Aún siendo así, Steven Pinker, y muchos otros, desdeñan la música. Aunque Pinker admite que le entretienen los aires pascuales, "a pesar de ser judío"…
Pero, para el mismo Steven Pinker, esta vez, Pinker, el autor. En el capítulo, aptamente, titulado, The Big Bang (pp. 340-381) en su libro The Language Instinct… la facultad del habla constituye, simplemente, la culminación de un proceso evolutivo, único a nuestro género, que no toma en consideración la existencia de la música — a la que no menciona en el índice, ni tan sólo para descartar su irrelevancia.
Los prejuicios, casi siempre, por omisión, se coligen. Si es, lo que, por comisión, no se hace…
El huevo y la gallina, de nuevo… la música hace sentir su presencia en los lugares más inesperados
¿Qué vino primero…? Nos preguntamos de nuevo
Los braceros haitianos que cortan la caña y hacen otras labores desagradables en la parte occidental de la isla Hispaniola, hablan el patois. Sin embargo, recuerdo los días remotos de mi niñez cuando escuchara a los labriegos (haitianos y dominicanos) desmontando los bosques cantando en coro: "por"aí María se va…". Canción a la que todos añadían sus líricas propias, pero, en español — lo que los haitianos hicieran sin dificultad alguna. Si bien más adelante les fuera difícil el diálogo más simple con dominicanos — por razones que sobran.
La neurociencia, la teoría de la evolución y la música: La danza de los genes
Aunque por muchos años se creyera que fuera conocimiento bien establecido. Hoy, la evidencia acumula que confirma la impresión de que la música, en nuestro género, está organizada en el cerebro, como están integrados, el concepto de Dios, las matemáticas, la poesía y algunos talentos artísticos. Lo que nos dota con una capacidad innata (y genética) para apreciar los sonidos melodiosos.
Sin palabras
Lo que nos resta por hacer, es determinar la razón adaptiva por la que la selección natural evolucionara este módulo particular.
Hallazgos recientes nos orientan en la conducta de catalogar sentimientos de excitación — despertados en nosotros por ciertas composiciones musicales — como si fueran equivalentes a estímulos de índole sexual. Como los que, asimismo evocan, la acción sensual de ciertos manjares o estimulaciones eróticas. Por esto, quizás, la metáfora culinaria con que Pinker caracterizara la música fuera tan ampliamente difundida. Porque todo lo sabroso nos apetece, nos gusta y, a veces nos hace daño.
En Montreal un grupo de neurocientíficos y psicólogos usando escáneres cerebrales en músicos, han establecido que las sacudidas de goce, y descargas de placer — que muchos de ellos experimentan, cuando interpretan pasajes apasionantes — provienen de las mismas regiones de este órgano que se activan con la estimulación producida por el sexo, las drogas y la comida.
La música: ¿Otra pulsión instintiva?
Para los investigadores, estos descubrimientos, les resuenan como aspectos característicos de nuestra evolución. Afirmando, por ello, el hecho contundente de que la música es fenómeno universal que está presente en toda cultura y que forma parte de nuestro espíritu por toda nuestra historia — y que, por tanto, puede concebirse como adaptación genética perteneciente al mundo de los instintos…
Mientras que, las excavaciones arqueológicas, nos iluminan…
Por largo tiempo, los arqueólogos, han descubierto instrumentos musicales que se remontan en edad entre 34 a cincuenta mil años antes de la Era Cristiana. Lo que certifica que el interpretar la música constituye una vetusta predisposición humana.
Flautas de hueso usadas por H. Neanderthalis
Lo que no entendemos con precisión, es la ventaja adaptiva, que ésta función nos sirve.
Los beneficios derivados de nuestra afinidad por la comida (nutrición = supervivencia) y por el sexo (procreación) se entienden sin necesidad de mucha disputa. Pero, explicar la música es un poco peliagudo.
La psicología evolucionista y sus dilemas
Se ha vuelto uno de los mayores enigmas en el campo de la psicología evolucionista, establecer las raíces de ciertos comportamientos humanos, desde la educación de los hijos hasta la religión.
Algunos psicólogos evolucionistas sugieren que la música tuvo su origen como medio de los varones impresionar a las hembras, para que los prefirieran sobre otros candidatos a cohabitar con ellas. Otros, más tiernamente, la conciben como arraigada en la relación estrecha que existe entre la madre y su bebé. Una tercera hipótesis la establece como un adhesivo de naturaleza social que ayudaba — y aún lo hace — a establecer una identidad común entre los habitantes de las tribus primitivas en que nuestros antepasados vivieran.
En su libro How the Mind Works, S. Pinker se muestra — como de costumbre — en desacuerdo total con todas las hipótesis que colocan la música en algún nivel evolutivo determinado. Lo que crea un reto para el resto de sus colegas que disputan su posición extrema, en éste y en otros asuntos de mucha importancia. Lo que sirve para recordarnos que hay mucho de fanatismo en las inexactitudes y en los prejuicios de la ciencia, y mucho de dogmatismo en las actitudes de algunos científicos que profesan ser "agnósticos".
Mientras que para Darwin…
El primer pensador evolucionista que hizo un esfuerzo a encontrarle un lugar especial a la música, fue, no menos, que el propio, Charles Robert Darwin — padre de la conocida teoría. En su libro The Descent of Man (publicado en el 1871) este científico expresa lo siguiente: "las notas y el ritmo musical fueron adquiridas por el macho o la hembra de la especie por el propósito de cautivar el sexo opuesto". Su modelo para esta idea fue basado en la canción de algunas aves, donde el macho — dependiendo, en la variedad — gorjea para atraer a la hembra. De acuerdo a esta hipótesis, las hembras tenderán a aparearse con el macho capaz de presentar el mayor repertorio musical con la mayor energía posible.
Soldados papúes
Geoffrey Miller en University of New Mexico postula que en comunidades prehistóricas el canto y la danza actuaban efectivamente como apremio para iniciar la caza y la guerra. En las danzas bélicas se aunarían la destreza con la resistencia, y la agilidad con los recursos mentales.
Miller contiende que aún persiste esta tendencia, cuando argumenta que 90% de toda la música conocida ha sido escrita por hombres, y que la mayoría de ellos tienden a llegar al ápex de sus carreras alrededor de los 30 años, que coincide con el cenit de su actividad sexual.
Para muchos lenguajes y culturas, la música y la danza son inseparables, careciendo de términos diferentes para diferenciar cada actividad. Lo que nos indica, que, a pesar de que algunas religiones modernas segregan las danzas entre varones y hembras, de que en principio — como aún sucede — el baile y la música lubricaban el aproximamiento entre los sexos.
Estas teorías tan fáciles de urdir poseen fallas elementales. Las divas, favoritas en los escenarios operáticos, no son hombres, lo que pronto contradice su idoneidad sexual o reproductiva, de acuerdo a la teoría. Lo que igualmente, puede ser dicho, de tantos tenores que, aunque figuran entre los más destacados de los cantantes de ópera, no son dechados de aptitud física.
Pero, en algunos géneros musicales puede que estas elaboraciones hipotéticas sean aplicables, con ciertas flexibilidades.
A favor de la primacía femenina en la evolución de la música, Sandra Trehub de la Universidad de Toronto, nos indica que las canciones de cuna existen en todas las culturas, que ella y su equipo han explorado, y que fueron las madres quienes las desarrollaron para pacificar a sus retoños.
Danza escocesa
Quizás es por ello que todos los autores consultados, que escriben acerca del tema de la música, desean que no se ignore el cariño, subconscientemente recordado, que de sus madres recibieran, cuando fueran bebés — declarándose expertos en la misma.
El pensamiento de Freud — siempre se saca a colación — tarde o temprano…
Un elemento inesperado de soporte para esta conjetura se ha descubierto en tribus de chimpancés donde los bebés controlan el comportamiento y la atención materna por medio del uso de sus chirridos insoportables — cuando los bebés arman su desbarajuste, y las madres los ignoran, otros simios castigan la madre, a los bebés o a ambos, por la falta de disciplina y por la desconsideración que muestra por otros. Algo que muchas madres humanas pudieran aprender.
Hoy, la explicación (por el momento) la más aceptada, es la que propone que la música emergió para lograr que grupos primitivos humanos crearan un sentido de comunidad entre sus miembros.
En la actualidad, adaptamos esas nociones a los cánticos de equipos de fútbol, a las piruetas rítmicas y eróticas de las animadoras (cheerleaders) que los acompañan, a la marcha de ejércitos a las cadencias de palabras bélicas, al himno nacional, y aún a las marchas fúnebres con sus evocaciones lastimeras.
Pero música también es el canto gregoriano, el cante jondo, los tambores monótonos del vudú antillano, el silbido con que los braceros acompañan sus faenas, y cualquier otro sonido que llegue a los centros cerebrales del placer, estimulando las descargas de las indispensables serotonina y dopamina, acompañadas por las endorfinas.
El sentido metafísico y el meta-fisiológico de la música
La música está asociada con la percepción del sonido, aunque, extrañamente, algunas personas sordas pueden apreciarla en la ausencia total de toda capacidad auditiva.
Para muchos, científicos y filósofos, esta facultad especial, en conjunto con el habla, nos separa de nuestros familiares genéticos más cercanos, ya que no hemos logrado "enseñar" a ningún simio — o a ningún otro animal proveniente de otra especie — a comunicarse entre ellos — o con nosotros — del modo en que, entre congéneres, lo hacemos.
Diva en la ópera de G. Donizetti Lucia di Lammermoor
Para realizar nuestros propósitos de esclarecer, en esta tesis, los misterios de la música, nuestros senderos se fragmentan y se expanden en direcciones insospechadas. Ya que poseemos la amusia, como asimismo tenemos los síndromes de los "idiotas sabios" (idiot savant), término éste, ya en desuso, que caracteriza a personas con defectos cognitivos profundos, que, aún así, demuestran habilidades asombrosas en sus capacidades (sino en sus talentos) musicales. Excluyendo los genios verdaderos que, como Mozart, compusieran sinfonías a los ocho años.
De igual manera, nos sorprenden las sinestesias, que, cuando afloran, producen fenómenos extraordinarios de confluencia sensorial durante los cuales se "ven" los sonidos, se "escuchan" las imágenes y se "paladean" sensaciones epidérmicas. A este fenómeno se referiría Pinker cuando concibiera la imagen de la gastronomía musical en el oído, para desestimar la importancia de esta función.
Usamos la onomatopeya y gozamos de la poesía, facultades subsidiarias al lenguaje musical, que hacen que los conocimientos verbales se aprendan con mayor facilidad, porque el esfuerzo resulta menor si la enseñanza es rítmica o melodiosa.
Estos procedimientos los hemos utilizado con resultados excepcionales en el tratamiento de los problemas fónicos de los autistas y de pacientes con el síndrome de Asperger.
La onomatopeya en la literatura y en la poesía
Es concebible que la onomatopeya precediera al lenguaje como proto-lenguaje, cuando la imitación de sonidos fuesen usados para representar un objeto dentro de una "conversación" entre personas que no compartieran el mismo "idioma".
Ejemplos de onomatopeya y de los poemas, con sus efluvios cuasi-sonoros, abundan. Los más clásicos se encuentran en las versiones griegas de la Ilíada y la Odisea y en el poema The Bells por Edgar Allan Poe. Algunas de sus líneas se reproducen en el párrafo que sigue:
El estruendo silencioso (¡Cataplum!)
To the throbbing of the bells, Of the bells, bells, bells – To the sobbing of the bells; Keeping time, time, time, As he knells, knells, knells, In a happy Runic rhyme, To the rolling of the bells, Of the bells, bells, bells – To the tolling of the bells, Of the bells, bells, bells, bells, Bells, bells, bells – To the moaning and the groaning of the bells.
Un ejemplo de la onomatopeya hispánica proviene de la pluma del bardo José de Espronceda (1808-1842):
El Tajo sus aguas con ronco bramido despeña, y el eco redobla el fragor; el bosque se mece con sordo rüido, de negras tormentas fatal precursor. Al fuego que el raudo relámpago enciende, que al monte y la selva parece abrasar, un hombre a caballo la margen desciende y al trote se sienten sus armas sonar.
Metafísica harmoniosa
Como ejemplo de la metafísica musical gozamos de la famosa aserción de George Berkely (1685-1753), Obispo de Cloney, — fundador y proponente de la doctrina del inmaterialismo — cuando nos pone a prueba con el siguiente dilema:
"Si un árbol cae en la foresta y nadie está donde pueda oírlo: ¿Hizo algún ruido?"
Si una composición se "escuchó", en su totalidad, en el cerebro, durante los sueños del músico quien la concibiera y decidiera no escribirla. Como sucediera a Berlioz. Lo que ocurrió cuando realizara que su esposa estaba muy enferma y sin posibilidad de recuperación — Fue entonces, cuando el compositor "extinguió la llama" de la creatividad voluntariamente. Lo que hiciera para no incurrir en gastos superfluos que lo alejarían de sus cuidados.
Nos preguntamos, ¿esa composición existió? (Véase Musicophilia… pp. 308-309).
Danzas polovetsianas por Aleksandr Borodin (1833-1887)
O, cuando el maestro está sordo, como sucediera a Beethoven. Quien continuaría "oyendo", sus obras, aun inéditas, en su "universo intracraneal" mientras que no permitiera que ni nada, ni nadie, lo apartarse de esgrimir la batuta para dirigir sus propias obras maestras.
No, no eran alucinaciones, aunque las alucinaciones musicales se documentan y existen.
Pero, para Steven Pinker y otros pensadores similares, nada en lo antedicho, los desvía de su determinada posición: De que explicaciones persuasivas, por muchos ofrecidas, a favor de las posibilidades genéticas y adaptivas de la música son totalmente inválidas e injustificables.
Es que — parece ser — que para quienes piensan como Pinker, la música no repiquetea mucho.
Para continuar debemos dar cupo a otras consideraciones de importancia, mientras aclaramos la razón para incurrir en omisiones intencionales durante la preparación del presente trabajo. La más importante de todas éstas fue nuestra determinación a dispensar con los mecanismos técnicos de la musicología como ciencia, ya que estas nociones se cubren en detalle y con mucha elegancia en varias de las publicaciones citadas en la bibliografía que ofrecemos al final.
Otra notable omisión consistió en no revolver ad nauseam, los mecanismos neurales que son responsables por la percepción musical, ya que éstos siendo constantes, se repiten en muchas de las fuentes citadas.
Y, finalmente, admito que me considero afortunado por disfrutar de la música en todos sus aspectos, sin tener que dedicar cientos de palabras, en una ponencia de naturaleza académica, para poner a la vista mis conocimientos, abusando de la paciencia de los lectores.
La música y algunos de los síndromes que, a veces, la acompañan, como — se dice que — la dislexia acompaña el lenguaje…
En otra lección publicada precedentemente, hablamos de Paul Wittgenstein el celebrado pianista con un sólo brazo, y de cómo este talentoso músico se las arreglara para lograr ser tan famoso a pesar de sus serias limitaciones. Lo que, entonces, no explicáramos, por no ser pertinente a ese artículo, fue que, para tocar el piano, Wittgenstein usaba "ambas manos" expertamente, por medio de la ilusión cinética que el fenómeno de una "mano fantasma" le facilitara.
Síndrome de Williams
En el estudio de varios síndromes neuropsiquiátricos se ha establecido, de manera tentativa, que puede que exista un nexo evolutivo entre la socialización y la música.
Daniel Levitin, destaca la diferencia entre dos trastornos que envuelven la habilidad social en sus manifestaciones diagnósticas. El síndrome de Williams y el del autismo. Los pacientes con síndrome de Williams, a pesar de ser retardados mentales, son muy gregarios, muy verbales y muy musicales. Los autistas, aunque asimismo posean limitaciones intelectuales, son menos sociables y poco musicales.
De lo que se intuye, aunque muchos no lo acepten, que la música puede ser un derivado epigenético del lenguaje, resultado de la actividad de transposones cromosómicos aun desconocidos.
En muchos de los artículos revisados, se encuentran referencias a tantas de las condiciones que interfieren o que, sorprendentemente, facilitan la expresión del "genio musical" — como sucede con todo dote artístico — indicando las correspondencias entre las mismas.
En la exploración del impacto neurológico de la música se mencionen casos del síndrome de Tourette, con sus movimientos rítmicos repetitivos, las jaquecas con auras musicales, algunas de las epilepsias que producen melodías sinfónicas mientras duran los espasmos convulsivos, el efecto de algunas medicaciones neurolépticas o neurotóxicas, las consecuencias de la música en la enfermedad de Parkinson y en otras. Y, por supuesto, el valor de la danza y la música, como terapia — con historia inmemorial — usada actualmente para asistir en el tratamiento del autismo, del síndrome de Asperger, de la depresión y de una miríada de otras dolencias humanas…
La danza por Ramaz Ramade
Es que la música, como sucede con el mismo lenguaje, resulta ser una función multifacética y polimorfa en todos sus aspectos y permutas.
Para ilustrar lo antedicho, aquí presentamos una composición extraordinaria en su belleza y vetusta en su edad.
Ut queant laxis
Ut queant laxis es el primer verso del Himno a San Juan Bautista, escrito por el historiador lombardo Pablo el Diácono, en el Siglo VIII.
De las primeras sílabas de los versos de este loor se toman el nombre de las notas musicales de la clave latina moderna, hecho realizado por Guido D'Arezzo en el Siglo XI. Posteriormente, en el siglo XVII, Giovanni Battista Doni sustituyó la nota Ut por Do, pues esta sílaba facilitaba el solfeo por terminar en vocal. Probablemente Do tenga su origen en Dominus.
Aquí sigue el texto y su traducción:
En resumen
Contribuir algo nuevo al entendimiento de la música requiere mucho esfuerzo, resolución positiva, y convicción de que lo ofrecido representará una adición novedosa y original a un campo plagado con repetición de lo obvio y con especulaciones acerca de los neurotransmisores, que, actuando en el cerebro, para muchos, logran explicarlo todo.
Una vez leí un artículo que, para mí se ha tornado en un clásico de la literatura — en ambas — las ciencias del comportamiento, y en las neurociencias. Lo he citado tanto que, no creo que será necesario repetir su fuente, pero sí su título: The Seductive allure of Neuroscience Explanations.
Mientras preparaba este trabajo, llegaría a mi atención otra contribución científica, en proceso de ser publicada, que promete sublevar nuestra confianza ciega en los tantos experimentos que, día tras día, se reportan basados en los resultados de entrevistas estructuradas de voluntarios acoplados a máquinas de escáneres cerebrales. Ensayos éstos, en los que los investigadores conducen pruebas de actividades magneto-resonantes en el encéfalo, para determinar valores morales, tendencias éticas y aun la idiosincrasias de estafadores notables — en este aspecto, repito, que me recuerdan a los días del apogeo del psicoanálisis, cuando todo mereciera una interpretación — aunque especiosa — proveniente de esa disciplina. Lo que, a veces, lindara en lo ridículo.
El trabajo, al que aquí hago alusión será publicado por sus autores bajo el título: Puzzlingly High Correlations in fMRI Studies of Emotion, Personality, and Social Cognition (***).
En este proyecto los investigadores examinaron los resultados obtenidos por los autores de 53 artículos científicos publicados cuyos hallazgos fueran documentados con el uso de la técnica del método fMRI. Los corolarios obtenidos en todos los escritos son consistentes con la impresión — que, los autores de este último estudio tuvieran — de que las medidas finales de los resultados alcanzados, en los títulos analizados, estaban infladas, siendo poco fiables. Lo que confirma nuestra impresión de que muchos de estos experimentos carecen de racional para ser conducidos, y de que, cuando se completan, los hallazgos pueden ser decepcionantes.
Soldados de unidades blindadas israelitas entonan himnos belicosos antes de asaltar posiciones de Hamas
Fundado en mis dudas a cometer todo lo que deseaba compartir en esta ponencia al juicio ciego de las neurociencias, como tampoco al método limitante del psicoanálisis, prefiero, para concluir, proceder con una recopilación sistemática de todos los hechos conocidos, provenientes de fuentes acreditadas y legítimas.
He aquí mis consideraciones finales
La música, como es el caso del Big Bang Universal carece de historia precisa, por lo tanto no puede detallarse su progreso actual en la evolución de nuestra especie
Por todo lo observable, la música existe por todas partes del mundo y en todas las culturas, siendo constituyente del patrimonio único de nuestro género — aunque formas rudimentarias de esta actividad se detectan en el comportamiento de otros animales
Como función, está ligada de manera íntima e inextricable con el habla. Con la que puede haberse originado en fases sucesivas o simultáneamente — no importa lo que vino primero — en este último caso, la solución del acertijo del huevo y la gallina, resulta ser asunto meramente académico
La música y la danza son dotes que, en nuestra especie solapan, mientras que, ambas poseen características evolutivas que alternan entre lo estético, lo hedonista, lo instintivo, lo artístico, y lo social
Los niños son introducidos a este atributo, por sus madres — a veces, antes de nacer — por ello damos tanta importancia, aunque a veces inconsciente, a nuestra familiaridad con la música
No todos tenemos las mismas facultades intelectuales ni capacidades musicales, lo que sirve para explicar por qué todos hablamos, y no todos cantamos, ni componemos música, ni podemos bailar — aceptablemente bien — como tampoco muchos ni se expresan verbalmente, ni escriben bien…
Como función, la música, se asemeja a ciertas expresiones del lenguaje, logrando postularse que posea raíces epigenéticas transpuestas del mismo
Desde el punto de vista neurológico la música se asocia con numerosas condiciones clínicas lo que presenta enigmas impresionantes
Como sucede, con otras funciones solapadas a los instintos, su aprendizaje formal es como aprender otro idioma — véase el mismo conflicto cuando se trata de perder de peso (Larocca, 1993).
Canción de cuna por Saul Raskin (1878-1966)
En esencia, en este espacio, esperamos haber avanzado una tesis comprensiva, sistemática y simplificada acerca de la música, sus orígenes y su importancia para las ciencias neurobiológicas. Para lograrlo nos basamos en un rastreo exhaustivo de la literatura, acompañado por un análisis detallado de su relevancia y funciones. Aunque admitimos que nuestros esfuerzos puede que no hayan cumplido su deseada misión — de manera que a todos complazca — esperamos, por lo menos, haber logrado nuestros objetivos para la satisfacción intelectual de algunos.
Fin de la lección.
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Pájaro enjaulado por Margaret Cookesley (1850-1927)
Notas
(*) Título del libro I know why the caged bird sings… por la destacada poetisa afroamericana Maya Angelou
De ser precisa la hipótesis de que los pájaros cantan para procurar pareja ¿Cómo es que cantan en una jaula donde viven solos y sin otro pájaro — de cualquier sexo — a la vista? Quizás lo hacen como remedio a su solitud.
(**) Parque Nacional Tassili n'Ajjer (En árabe: ???????? Meseta de los Ríos) Declarada Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en Argelia en 1982
Localización
La Meseta de Tassili es un área montañosa en el desierto del Sahara, en el sudeste argelino. Su punto más alto es Adrar Afao, con 2.158 msnm.
Arte rupestre
Con más de 15.000 muestras de pinturas y grabados del tiempo paleolítico, ésta es sin duda, una de las más importantes y más ricas de las colecciones artísticas procedente del Paleolítico Superior y del Neolítico.
Estas pinturas nos dan una dramática idea de la evolución de la fauna y de las costumbres humanas — incluyendo la danza y la música — desde hace más de 8.000 años AEC.
(***) Artículo, previamente conocido, como: "Voodoo Correlations in Social Neuroscience"
Reconocimientos
En este espacio deseo perpetuar la memoria de los nombres imperecederos de mis maestros en la música, quienes desde — que fuera niño — me enseñaran a valorarla: La Srta. Eduvigis Peralta, el profesor Federico Camejo ("El Mago" — porque era ventrílocuo) y don Max ("Machilo") Guzmán. Como también debo de señalar la remembranza del inolvidable don Conrado Weinberg porque fuera éste quien me enseñó a apreciarla.
Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca
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