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La cara oculta de la luna (Condiciones de vida de las prostitutas en Asturias) (página 2)


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incomunicación. El acercamiento (tanto sexual como afectivo) suele adquirir el carácter de necesidad compulsiva, de identificación del deseo con la necesidad. Pierde así el carácter de gratuidad que exigen tanto el placer afectivo como el sexual. En los contenidos socializadores del varón tienen un carácter predominante el poder y el control sobre otras personas, así como el dominio de la afectividad incluso hasta su negación. La relación sexual y la relación afectiva están mediatizadas por la imposición de códigos estéticos restrictivos que, aunque más amplios en el caso de la selección del varón por parte de la mujer, dejan fuera de la posibilidad relacional a sectores amplios de la población (muy feos, enfermos, deformes, minusválidos). Puede objetarse que esa caracterización se refiere a un contexto tradicional ya superado y que en la actualidad nos hallamos en una sociedad más abierta y tolerante en este aspecto. Ante esa posible objeción es procedentes plantear varias cuestiones: (a) Si la supuesta modernización de costumbres pertenece más al ámbito de la cultura ideal. manifestada y propagada, o al de la cultura realf efectivamente operante, (b) En qué medida las transformaciones en el ámbito del discurso público se producen en el ámbito de la práctica privada, (c) Hasta qué punto la supuesta modernización alcanza por igual a todos los sectores de la población, y en cuál de estos sectores se hallan situados la mayor parte de los usuarios de prostitución, (d) Cuando los sociólogos/as españoles hablan de esos cambios ¿investigan más allá de31 Madrid o Barcelona? (e) Si muchos elementos de la moral religiosa o social desaparecen o, más bien, no son más que mutantes que reaparecen bajo nuevas formas y nuevas racionalizaciones, formalmente más acordes con las nuevos estilos discursivos, (f) La existencia de un movimiento cíclico de repliegue después de las propuestas, por otro lado minoritarias, de los años sesenta y setenta, (g) Si el intervencionismo público sobre la moral privada (de la que en los años ochenta han sido símbolos Ronald Reagan y Margaret Thatcher) no afectan a otros sistemas aparentemente menos conservadores. Pese a indudables modificaciones estos mecanismos sociales siguen operando y, en consecuencia, manteniendo la prostitución. Determinadas situaciones sociales facilitan el que algunas mujeres lleguen a la prostitución. Estas son las condiciones que suelen identificarse y confundirse como las causas o el origen de la prostitución. Esas condiciones no generan el V . " . . , , . ; fenómeno de la prostitución, sino que "lo que hace a la prostituta es la demanda de los clientes [ . ] la naturaleza .. de las relaciones sexuales tal como son percibidas, elaboradas y practicadas por los hombres".18 La sexualidad tiene como protagonista al varón tanto en la institucionalizacion normalizadora como en la complementaria. Marca la cultura ideal y real del proceder sexual en el que subordina y – Jaget añade " Esta misma sociedad ofrece el material necesario para responder a esta demanda mediante el paro, la miseria, los bajos salarios, las malas condiciones de trabajo, etc." (Jaget 1975: 179).32 objetiviza a la mujer en la relación acorde con la norma y también con la transgresión normativizada. Más allá del debate sobre si la prostitución es oficio o profesión o ninguna de ambas cosas lo que es obvio es que es trábalo, y por lo tanto analizable desde los mecanismos que rigen el mercado laboral.19 Se insiste en la concepción como oferta que responde a una demanda real, y en que precisamente lo que define la prostitución no es tan sólo el tipo de actividad sino la contraprestación en dinero o bienes materiales; es decir el pago. A parte de la deseabilidad o no de este tipo de trabajo 20 y otras consideraciones de orden ético, lo importante es que la existencia de dicho trabajo es un hecho, y por tanto susceptible de análisis también desde esa perspectiva. Se ha producido una prevalencia de las consideraciones acerca de su posibilidad de desaparición o permanencia. También se ha dado importancia a qué representa en la organización social de la sexualidad, la afectividad y las "Lo que a una persona le convierte en puta, es lo mismo que a mí me convierte en profesor o mecanógrafa, la subordinación de la renta al tiempo de trabajo" (Brukner y Finkielkraut, citado y comentado por Pons 1980: 182). Este debate según algunos/as debería extenderse a todo tipo de trabajo. En ese sentido Brukner y Finkieltkraut (1979) invitan a esta reflexión reproduciendo lo manifestado por algunas prostitutas: "Hacemos un trabajo como cualquier otro, porque todo trabajo es una forma de prostitución. Vendemos nuestro cuerpo como cualquier persona. Lo que nos vale la piedad de los más caritativos, lo que a los ojos de todos, progresistas y retrógrados, es el estigma de nuestra profesión, obedece rigurosamente a la lógica del Contrato de Trabajo. Si vender su cuerpo es pecado, es un pecado universal y no merecemos deberle nuestra postergación". Añaden dichos autores que la forma de hacer olvidar que todo trabajo es una forma de prostitución consiste en señalar la venta de una parte concreta del cuerpo como tal (citado por Pons 1980: 181). 33 Instituciones que las regulan. Se debate acerca de la conveniencia o no de su legalización. Se ha prestado atención a las biografías y circunstancias personales de las prostitutas. Todo ello, añadido a la resistencia de muchos estudiosos de otras disciplinas a tratar de estos temas considerados de escasa categoría, ha producido una ausencia de estudios económicos o desde la Sociología del Trabajo respecto de la prostitución que, sin embargo, ocupa a una porción importante del mercado de trabajo.21 Tampoco el análisis de entrada en este sector del mercado de trabajo puede ser realizado con los criterios comúnmente utilizados. Es difícil entender porqué no entran más mujeres en este sector, ya que las condiciones de trabajo (en algunos aspectos) son más ventajosas que en otros trabajos. Los niveles de ingresos suelen ser altos, mientras existen otras actividades también realmente desagradables (poceros, auxiliares de clínica, limpieza de cloacas, basurero, sepulturero ).22 El factor que hace que entren en este mercado de trabajo más mujeres con situación manifiesta de gran desventaja social (y mucho menos en otras) es que en situaciones de desamparo Se estima la prostitución en España entre 400.000 y 500.000 prostitutas. Lo que representa el 4,4 % del total de la población ocupada, y un 13% de la población ocupada femenina. Consideradas como del sector servicios, representan nada menos que el 9% de población ocupada en ese sector. Estas cifras sitúan la prostitución como segunda profesión femenina de España después del comercio y antes de la enseñanza. "No hay oficios tontos o feos, sólo hay salarios más o menos decentes" según una prostituta (Bruckner y Finkielkraut citados en Pons 1980: 182). Cervantes en El Quijote trata con naturalidad a las prostitutas ("mujeres de partido") diciendo de la Maritornes que "presumía muy de hidalga, y no tenía por afrenta estar en aquel ejercicio de servir en la venta" (Cervantes 1988: 157), económico se vean obligadas a superar el peso del estigma que conlleva esta actividad. El estigma está centrado en el sexo, dado el papel que éste tiene en el sistema moral, el comercio con los órganos genitales está especialmente condenado en el orden social.23 Las dos situaciones de desventaja social de las mujeres que les lleva a formar parte de la oferta de trabajo en el mercado de la prostitución son los problemas económicos graves, y el no haber tenido la posibilidad de capacitarse mínimamente para otro tipo de trabajo. La función social de la mujer es de esposa y madre para lo cual se supone que no precisan adquirir las habilidades del trabajo externo a la familia. También existe una discriminación manifiesta en las políticas de empleo. Esto se observa actualmente en las situaciones de paro, en las que sectores importantes de las mujeres ni siquiera se contabilizan en la población activa. De las que están contabilizadas, la proporción de paro femenino es superior al masculino. Incluso cuando se producen mejoras en la creación de empleo y en la disminución del paro, estos cambios de signo positivo se producen en los varones manteniéndose, o incluso aumentando, las tasas de paro referidas a las mujeres. "La trampa del mercado capitalista que divide el cuerpo en dos, delimita la zona inviolable —el aparato genital— y define como alienable todo lo que pertenece a este pequeño teatro [ . ] El trabajo se apropia la energía y los órganos .. liberados por esta concentración de la libido sobre un solo objeto. Dos pájaros de un tiro, el genitocentrismo construye simultáneamente unos cuerpos sociables en el terreno del deseo, y unos cuerpos útiles en la esfera de la producción" (Brukner y Finkielkraut en Pons 1980: 182). 35 Hay otra serie de factores que también se confunden con las causas de existencia de la prostitución. Son factores que coadyuvan a que algunas mujeres se dediquen a la prostitución/ lo que en términos epidemiológicos se conoce como "grupos de riesgo" (aunque es un término muy criticado, especialmente en su relación con la epidemia de sida que se inició en el mundo en 1981). El sociólogo Pere Negre destaca los siguientes factores: la pertenencia a ambientes rurales o urbanos marginales, las familias "abandónicas" o "promiscuas", el bajo nivel cultural de esas mujeres, las experiencias emocionales y sexuales traumáticas, y las grandes carencias afectivas (Negre 1988: 85). El estudio realizado por Solidaridad Democrática para el Instituto de la Mujer señala como motivos de entrada: desestructuración familiar de origen, madres solteras, desestructuración matrimonial, abandono del cónyuge, inducción y/o coacción del compañero, paro laboral del marido, obtención de mayores recursos económicos, y hábitos de consumo (Fundación Solidaridad Democrática 1988: 71-75). A todos ellos la sociòloga Raquel Osborne añade que la mujer haya sido expulsada del hogar tras un embarazo ilegítimo (Osborne 1978: 23). En la actualidad es importante el número de mujeres jóvenes que debido especialmente a su adicción a la heroína tiene grandes necesidades económicas, difícilmente conseguibles con trabajos "normales". Sin embargo, la necesidad como factor no se puede absolutizar. Cada vez hay más mujeres que partiendo de situaciones económicas aceptables, dados los altos niveles de ingresos obtenibles en la prostitución36 buscan en ella la mejora de las condiciones económicas personales. Esta consideración es importante para romper el mito del victimising que suele utilizarse como forma indirecta del rechazo. Desde ciertas posturas ideológicas (que no se atreven a emitir ni soportan oírse a sí mismas la condena moralista, pero que no aceptan la prostitución) se produce una necesidad compulsiva de que se les confirme el dramatismo de la situación. De esta forma pueden inculpar a las condiciones sociales como causantes de la necesidad para estas mujeres de prostituirse, situación de la que habría que rescatarlas. Esa es la posición que Carla Corso, prostituta italiana, fundadora y líder del Comité pro Derechos Civiles de las Prostitutas, narra en su libro Ritratto a tinte forti ( 9 1 . 19) Sus contactos con los movimientos feministas y organizaciones de izquierda producen incomprensión (cuando no irritación) cuando afirma la voluntariedad y la satisfacción con su trabajo de muchas prostitutas. Ella reclama no el rescate o la redención sino la colaboración por el respeto de sus derechos como ciudadanas y trabajadoras. Para Carla Corso la prostitución incluso puede ser un trabajo liberador.24 "Muchas mujeres se han librado de un pesado trabajo, de baja categoría, hacían de criadas o trabajaban en la fábrica, así se han emancipado, porque ahora ganan mucho y pueden' permitirse un standard de vida que nunca hubieran ni siquiera soñado" (Corso y Landi 1991: 113).Hace más de veinticinco años se encuentran referencias semejantes en la sociología como recuerda J.H. Gagnon en la Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales: "Para la mayor parte de las mujeres que llegan a la prostitución desde una base previa de promiscuidad prematrimonial, la transición no es traumática, y para algunas, incluso, puede constituir el comienzo de un tipo de vida mucho más cómodo y sujeto a menos presiones (Young 1964; McManus 1960, págs. 81-86). En realidad, incluso en el siglo XIX las condiciones de trabajo de las prostitutas inglesas aparecían ante algunos observadores como menos dañinas 37

Razones inconfesables:

Las características de la demanda que motiva la prostitución, se articulan mediante las funciones que dan respuesta de ajuste a las disfunciones del sistema contradictorio de organización social de la sexualidad y de la afectividad.25 Este sistema está ligado y subordinado a la estructura socio-económica de nuestra sociedad. Es un sistema social en el que la sexualidad y la afectividad están orientadas fundamentalmente en función del matrimonio y de la reproducción. A la mujer de la población "normal" se le niega o se le limita la sexualidad. Así, la prostitución pasa a ser la institución central de recogida de gran parte de la actividad sexual de los varones con aplicaciones diversas. Físicamente que el trabajo en las fábricas o el agotamiento producido por los continuos embarazos (Acton 1857, pág. 59)" (Gagnon: 1976, 583). La utilización del término "función", dado que puede tener diversos sentidos, requiere que se explicite con qué significado se utiliza. Se emplea en este texto no como valoración positiva. Tampoco se refiere al sentido cínico que lo emplean algunos sociólogos estructural-funcionalistas que, sin mencionar dicha valoración positiva, implícitamente la dan por supuesta como inevitables y necesarias para el funcionamiento de una sociedad que creen globalmente positiva y consensuada. Este sería el caso del concepto de "prerrequisito funcional" de Malinowsky. En este caso no'sería prerrequisito» sino "consecuencia" funcional para el intento de mantenimiento de un sistema social determinado. Como tal se analiza mas alia de los acuerdos o desacuerdos con él o concretamente con la prostitución. im°heÍ"StY' ^ sociol°go y antropólogo alemán considera que es: una de estas instituciones especiales dedicadas a servir ae escape al control moral y dirigido a proteger la monogamia ÏÏTBÎ"«* absoluta"- En J- Garanden (citado por Osborne38 La prostitución canaliza la sexualidad extramatrimonial de solteros y viudos.27 Ofrece también un espacio, institucionalizado no amenazante de la estabilidad monogámica, para la realización de la poliginia del varón. Permite ejercitar las prácticas sexuales que el varón no realiza con su esposa, porque excluye de ésta la sexualidad no reproductora, considerándolas indigna de una esposa y madre,28 o bien porque la esposa no se presta a dichas actividades. La prostitución cumple el papel de institución para los excluidos del intercambio sexual, incluso del intercambio correspondiente al programa normativo biográfico. Las razones pueden ser varias: de estética, enfermedad, minusvalía o edad. Existen definiciones sociales diversas de lo deseable en el aprendizaje y conformación de la atracción y el acercamiento.29 En muchas ocasiones el usuario no demanda relación sexual con la prostituta. En otras situaciones además de la relación sexual demanda otras cosas que tienen que ver con necesidades Algunos/as autores toman como indicador del número de prostitutas en una sociedad la cantidad de solteros y viudos. Sin embargo, esta medida no es válida ya que la mayoría de los clientes de la prostitución son varones casados. "Rose Marie Huraño en su ensayo sobre la 'Liberación de la mujer1 sostiene que la prostituta, en la sociedad tradicional, era tan necesaria como la esposa. Mientras esta última tenía que ser prácticamente asexuada a fin de adaptarse mejor a su misión, aquella tenía que ser una especialista en los pecados de la carne, también con la finalidad de poder cumplir su misión. Por lo tanto, en el mundo tradicional la prostituta era el soporte de la familia" (Osborne 1978: 19). Así lo atestigua una prostituta: "Hay para quienes somos la única posibilidad porque son muy feos o porque son tímidos o porque tienen una enfermedad. Para estos hombres somos todo" (Jaget 1975: 150).39 derivadas de carencias que tiene o siente en su entorno. Esta acción terapéutica pasa por la palabra del cliente y la simple escucha (esto es coincidente con el gran valor que otorgan los/as psicoanalistas lacanianos a la escucha) o incluso por la demanda expresa de consejo.30 Satisfacen también necesidades de afectividad. Algunos clientes demandan que se les verbalicen expresiones amorosas; a lo que normalmente encuentran respuesta negativa por parte de las prostitutas, pues esto es parte de lo que ellas no suelen vender. Se lo reservan para sí mismas, para sus relaciones afectivas personales, para su compañero e hijos/as.31 A menudo permiten la liberación de las fantasías y el tratamiento de comple j os.32 En ciertos niveles sociales se utiliza la prostitución como rito iniciático de la madurez de los varones. En algunos casos los jóvenes son conducidos a la prostituta por su propio padre. También se sigue manteniendo el consumo periódico de prostitutas, más allá de la supuesta búsqueda de placer, como "Se comercia con la necesidad de compañía sexual, afectiva y contrafóbica, lo que sea, o puramente compañía en las fantasías" (Margarit 1985: 16). Una prostituta cuenta, por ejemplo, sobre un "padre de familia que viene y me habla de los estudios de sus hijos y que me ha pedido consejo referente a uno de sus hijos" (Jaget 1975: 50). Así lo ve una prostituta: "Estoy segura que una mujer que se dedicara a interpretar el amor, la ternura, se haría rica [ . ] Hay quien pide que le digan que le quieren, y que se .. simule que una también disfruta" (Jaget 1975: 90). Una prostituta lo teoriza así: "El quiere afirmar su superioridad, una superioridad que siente que va a perder. Porque su sexo [ . ] al mismo tiempo que cree que es su .. fuerza, él sabe en el fondo de sí que es su debilidad, y esto le molesta, y tiene vergüenza, no quiere afrontarlo [ . ] él .. siente claramente que es el más débil, el más vulnerable y esto le pone rabioso" (Jaget 1975: 151).40 cumplimiento de los rituales-símbolo de la virilidad. Uno de los contenidos simbólicos socializados en el varón es el poder, en este sentido el uso de la prostitución puede significar la posibilidad de ejercicio del dicho poder.33 Una de las funciones más explicitadas como argumento fuerza de la institucionalización de la prostitución es la de proteger a las mujeres supuestamente "normales" o "decentes". Es en primer lugar una protección simbólica de la decencia. Como casi toda valoración positiva, se define y se refuerza por la existencia de la correspondencia con una referencia negativa. Para designar la dignidad o decencia de una mujer sirve el hecho de no ser como la prostituta. También opera como presumible garantía de la conservación de la decencia, en tanto todo acto de una mujer juzgado como de excesiva liberalidad sexual se puede designar socialmente como propio de la prostituta. Al mismo tiempo es aprendido e internalizado por mujeres que ante la proposición ajena y/o la tentación propia les puede aparecer el fantasma (más o menos consciente) de la autoconsideración como prostituta. También está el temor a ser vista y considerada desde fuera como tal. La palabra que las persigue {"puta") es un mecanismo consistente de autorrepresión para las mujeres. En segundo lugar, es una protección a nivel de lo real frente a posibles agresiones, abusos o violaciones. Se considera que si la presión del "instinto irrefrenable" del varón no puede ser aliviada mediante la prostitución, el varón "Se comercia con la necesidad de sentir poder de un ser sobre otro" (Margarit 1985: 16). 41 podría asaltar a mujeres decentes.34 La mediación del dinero como contraprestación permite también la realización del acto sexual sin necesidad de intercambiarlo con las coartadas ni los compromisos afectivos que se suponen exigibles en los ámbitos no prostitucionales. Y supone un control social más nítido. Según la reflexión de una prostituta: "Si de la noche al día se hiciera desaparecer la prostitución totalmente, sin que nada haya cambiado en esta sociedad, sería una catástrofe. ¿Qué haría la gente? Sería insostenible para todas las mujeres. Las agresiones, las violaciones, no se contarían por decenas sino por miles" (Jaget 1975: 166).42

CAPITULO 2:

Sociología de la prostitución

"Más allá de las dificultades con los vecinos me he sentido Carla con una serie de problemas como todo el mundo. ¿Quién es que no tiene problemas?" Carla Corso

El intento de atribuir una singularidad a las prostitutas, y el estudiarlas desde esa perspectiva única, suele realizarse a través de destacar elementos de sus opiniones, actitudes y comportamientos. Si se sitúan las características que se supone que fundamentan dicha singularidad en las situaciones sociales de pertenencia por origen o acceso, se observa que no existen diferencias consistentes. Al mismo tiempo las condiciones de vida y de trabajo de las prostitutas son tan diversas que no resulta procedente el forzar una caracterización común. Detrás de los intentos uniformadores suele aparecer la reducción del colectivo a una de sus partes, por otro lado minoritario de las que están en condiciones más desventajosas. Esta operación permite disfrazar el rechazo de la redención social en beneficio de la redención moral de los redentores. Es también parte de la acomodación de la sociedad a los principios estéticos de una ética determinada.44

Diferencias iguales:

Los tratados sociológicos, psicológicos y antropológicos, así como los textos periodísticos suelen esforzarse en utilizar las informaciones sobre las prostitutas para elaborar características y perfiles diferenciales. ' Respecto a las prostitutas existen estereotipos múltiples, muchos de los cuales están alejados de la realidad. Los más definitòries, que incluso podemos encontrar en los textos legales y morales así como en los diccionarios y enciclopedias, se refiere a una supuesta amoralidad. La creencia de que son personas extremadamente viciosas y/o ninfómanas.2 Una de las más importantes aportaciones de los estudios basados en historias de vida y/o entrevistas en profundidad, consiste en desvelar, al dar la palabra a las propias prostitutas, que más bien sucede lo contrario. A título de ejemplo véase esa interpretación explicativa de una psicòloga: "La sexualidad en su familia de origen ha sido un tema tabú, siendo castigadas duramente por hablar del tema. Esta prohibición de todo lo concerniente al sexo y el castigo que conlleva saltarse las reglas induce a acercarse con mayor precocidad a la sexualidad" (Solidaridad Democrática 1988: 205). No resulta fácil encontrar la diferencia con el tratamiento de la sexualidad en la mayoría de las familias y sin embargo se utiliza como elemento causal de la sexualidad de las prostitutas. Este tipo de intento de diferenciación es frecuente en la literatura científica referida a la prostitución. En las imágenes de nuestra cultura, la bondad absoluta sólo puede ser patrimonio de Dios. En cambio la maldad absoluta está al alcance de cualquier mortal que represente lo que debe ser condenado o rechazado. Esta maldad es capaz de reunir en un solo individuo todos los aspectos de su pensar y de su hacer, los éticos, la peligrosidad contaminante de la seducción, y las más aberrantes enfermedades del cuerpo y de la mente.45 Algunos estudios muestran perplejidad ante el contraste entre vida laboral y vida personal. Suelen atribuir la categoría de elementos carácterizadores de las prostitutas al conjunto de creencias, opiniones, actitudes y comportamientos de su vida personal extra-laboral. En la mayoría de los casos no las caracteriza ni las diferencia, sino todo lo contrario. Las creencias, actitudes y comportamientos morales (en general estrictos y conservadores en lo referente a la vida personal) son los propios del estrato social del que proceden la mayoría. Lo aparentemente paradójico, es la clara división entre lo que practican en el trabajo y su comportamiento en casa. Esta supuesta escisión del yo, desconcierta a algunos psicólogos/as y psiquiatras. Con frecuencia les lleva a diagnosticar al colectivo en su conjunto y en sus individualidades. Más allá de la práctica de esos supuestos expertos/as que diagnostican más rápido que su sombra, existen otras hipótesis y vías de reflexión. Las personas desarrollan diversos papeles sociales al mismo tiempo. Algunos de ellos son diferentes cuando no opuestos en su forma, estilo y contenido pero no por ello son designados psicopatológicamente. Hay que aceptar que el caso que aquí se trata es de los que pone en juego elementos más centrales de la estructura de la personalidad. La posibilidad y la capacidad de las prostitutas para establecer una división estricta entre el comportamiento en el trabajo y el comportamiento en sus espacios y tiempos personales, puede ser precisamente la garantía de los mínimos necesarios para mantener un nivel determinado de salud mental. En ocasiones se etiqueta o diagnóstica aquello que no se comprende o que se rechaza.3 En la fantasía operante en ocasiones expresada por la población se ve a la prostituta como una mujer esclava de su afición incontrolada por el placer sexual. Al mismo tiempo se le supone una persona sin ningún pudor y poco respetuosa de la moral sexual. Esta es la caracterización precisa de su contraimagen, ya que suele suceder lo contrario. La prostituta acostumbra a diferenciar en su comportamiento lo que es su sexualidad privada de lo que es la actividad sexual ejercida como trabajo. En su vida privada su moral sexual suele ser estricta e incluso con bastante nivel de pudor. También en su actividad laboral pone límites precisos.4 En algunos casos las formas interpretativas se basan en una incorrecta empatia a la que se añade un lógica mecánica. Se prescinde de los datos referidos a los sistemas de valores de la cultura a la que pertenecen las personas analizadas que no siempre son coincidentes con los parámetros culturales del técnico. Con una lógica coherente se supone que las relaciones heterosexuales indiscriminadas y continuas, así como las demandas perversas de los clientes producen hastío y repulsión que lleva a las prostitutas a la homosexualidad, afirmándose a continuación que el lesbianisme es muy frecuente entre ellas (Solidaridad Democrática 1988: 192). Esta generalización se realiza a partir de un caso clínico concreto. Sin embargo en la revisión de los textos de historias de vida se constata el rechazo y la baja frecuencia del lesbianismo entre las prostitutas. Si se realiza una generalización relativa de estas actitudes y comportamientos, es porque tras años de publicación de entrevistas e historias de vida el conjunto de estos estudios cualitativos observados desde la técnica del meta-análisis, adquiere casi el carácter de estudio cuantitativo acumulativo. A través del tiempo y en diferentes lugares presentan constantes de respuesta, hasta el punto que los últimos estudios de este tipo apenas añaden nada nuevo a los anteriores. Hay que manejar esta generalización con prudencia, pues un problema bastante común de esos estudios cualitativos y del estilo de mirada de los estudiosos/as, es en mayo del 1989 se celebró en Barcelona un seminario de formación para prostitutas respecto al sida (Ajuntament de Barcelona 1989). Los evaluadores comentan que tuvieron que dedicar cierto tiempo a vencer las dificultades iniciales de comunicación, debidas al pudor manifestado por las asistentes: ante la descripción de los órganos genitales, ante los términos "cliente" y "prostituta", y el rechazo por parte de algunas al sexo oral. Cuando son las prostitutas las que hablan, estas actitudes suelen referirlas con claridad. Acostumbran a defender la pareja monogámica, condenan taxativamente el adulterio5 y defienden el pudor en la vida privada.6 Aunque (por diversas razones que se explican en otro capítulo) se da entre ellas una tasa alta de abortos, muchas manifiestan estar en contra de la interrupción voluntaria del embarazo.7 Hay ciertas prácticas que con los clientes están vetadas. Algunas veces es por razones morales, otras por mantener claramente que ellas no entregan todo su cuerpo sino parte de él, y otras se las que destacan más lo diferente que lo común del pensar y quehacer cotidiano de las personas observadas. Pese a ello el hecho de que se de con frecuencia merece el análisis, independientemente de la extensión social del problema. "Yo no soportaría engañar a mi marido, si estuviera casada. Considero que una mujer que engaña a su marido es peor que yo, como tampoco admito que una mujer tenga un amante" (Jaget 1975: 59). "El pudor, el mío, continúa existiendo como antes, pero no ejerce con el cliente" (Jaget 1975: 145). "Yo no quiero desnudarme ante un hombre hacia el que siento afecto, creo que soy más puritana que una mujer normal" (Jaget 1975: 97). "Para el aborto, la mayoría, aunque lo utilicen, son contrarias, precisamente porque, entre ellas, los hijos es una cosa realmente sagrada" (una prostituta en Jaget 1975: 59). reservan para sí mismas o para entregarlas en su contexto privado. Así es bastante común la negativa a besar en la boca o a aceptar la sodomización. Algunas se niegan a realizar el sexo oral. También bastantes de ellas no responden a la demanda de decir "te quiero". La religión en muchas prostitutas, aunque en un sentido especial (¿cuál no lo es?) suele tener importancia. Se confiesan creyentes, y utilizan la iconografía. Incluso durante el trabajo algunas llevan medalla. Tienen especial interés en que sus hijos e hijas se eduquen en colegios religiosos. Las prostitutas, consideradas mujeres indecentes, muestran convencimiento y cuidado no sólo por parecer personas decentes, sino también por serlo.8 En ese sentido sus códigos morales suelen ser estrictos y tienen apego a la religión.

Tipologías:

Cuando se habla de prostitución se suele describir la prostitución callejera. Sin embargo, las formas de prostitución y sus condiciones son muy variadas. Las posibilidades de aplicación estricta de la definición de con que frecuencia en su discurso moral aparece una valoración negativa de la profesión y de ellas mismas. Esto ha sido calificado de incoherencia ideológica. Es posible que no exista tal incoherencia sino simplemente respuestas ajustadas al discurso moral social. No debe olvidarse que normalmente el entrevistador/a para ellas representa el mundo del discurso social. Algunas prostitutas de Asturias se referían a las entrevistadoras como "vosotras las chicas decentes". En todo proceso de entrevista la persona entrevistada tiende a representarse adecuadamente ante el entrevistador/a. "prostitución" como venta del cuerpo a cambio de dinero, permite dicha atribución a todo tipo de trabajo. Así aparece en las reflexiones del movimiento de las prostitutas francesas. Lo mismo en la consideración que Marx y Engels hacen respecto del matrimonio burgués como la forma por excelencia de prostitución legal. Si se analiza la forma tradicional y aún persistente de convenir algunos matrimonios se podría hablar de prostitución vitalicia frente a la prostituta a destajo. Piénsese en los llamados matrimonios de conveniencia, o en las opciones personales en función de la adquisición o conservación de un cierto nivel económico como motivo principal de la unión. Todo ello es lo que lleva al sociólogo Marro a afirmar en su trabajo sobre la pubertad que "entre las que se venden por medio de la prostitución y las que se venden por el matrimonio la única diferencia consiste en el precio y la duración del contrato" (Osborne 1978: 19). El presente libro se centra en el estudio de la prostitución tal como se designa convencionalmente, es decir, la ejercida como trabajo, pagada por acto y centrada en la venta del cuerpo prioritariamente como objeto sexual. Cada uno de los criterios de tipologización supone una jerarquía entre los tipos incluidos, que se concreta en condiciones económicas diferentes, diversas situaciones ambientales de trabajo, posibilidades de selección del número y la calidad de los clientes, condiciones de salud, y consideración social. En el interior de cada tipo aparecen categorías determinadas por la edad, la prestancia física, y el nivel de especialización. Actualmente, en algunos tipos, aparece una categorización amplia que diferencia las que son adictas a la heroína de las que no lo son. Supone no sólo diversidad en las condiciones mencionadas, sino incluso en la forma de concebir y realizar el trabajo y en los sistemas de valores. En muchos aspectos de la ética social resulta imposible el que se haga real la cultura ideal, porque ésta, las más de las veces, no es más que un discurso de coartada ideológica que intenta enmascarar lo que efectivamente es pretendido como fin social. Otras veces es consecuencia inevitable de un sistema que beneficia a ciertos sectores sociales. Ante esa situación se tiende a ocultar las manifestaciones de las contradicciones por diversos medios.9 Es parte de la argumentación de defensa de las propuestas de confinamiento en casas ad hoc, que aparece de forma cíclica en la historia y que actualmente vuelve a debatirse en Europa. Repasando la historia de los debates legales, se observan propuestas de ubicación de las prostitutas en calles o barrios concretos que no sean de tránsito común de los ciudadanos.10 Eso ya sucede en casi Existen múltiples ejemplos de ello tales como, la creación de instituciones segregadores normalmente apartadas de los núcleos poblacionales. Así existían establecimientos que reunían a todo lo que debía ser ocultado, vagabundos, enfermos mentales, pobres, etc., que luego fueron especializándose. También es el caso de la ubicación periférica de los barrios pobres, y los intentos de persecución de la mendicidad. En este sentido sería paradigmático el proyecto del alcalde de Marbella de crear un "putódromo" en la periferia de su municipio. todas las ciudades, bajo la denominación común de "barrios chinos" o similares.11 Aparecen nuevos tipos de prostitución relativamente ocultas o enmascaradas y bajo formas muy diversas: "masajes", "relax", "solarium", "sauna" "contactos" y las que acuden a domicilio, y a los hoteles.12 Parece que para algunos ese es el mejor sistema.13 También las podemos distinguir según el lugar de ejercicio. En primer lugar las que están a la intemperie, por un lado la prostitución callenera o que hacen "esquinas" que esperan a los clientes en cualquier lugar de la calle, parques, descampados, o en la entrada de los bares. Allí mismo se concretan los diversos aspectos del contrato: precio, posibilidad de regateo, tipo de servicio, actividades comprendidas o contratables, etc. El trabajo se realiza en una En ese sentido no deja de ser excepcional el fenómeno de la calle de la Magdalena de Oviedo que, aunque de pocas prostitutas, está en uno de los lugares de más tránsito peatonal de la ciudad. Aparece oculta en cuanto a la visualización de las prostitutas o sus locales, aunque paradójicamente aumenta la posibilidad de conocimiento común. Una de sus formas habituales de localización del cliente consiste en amplios apartados en los diarios y revistas, en la sección convencionalmente llamada de "contactos". Curiosamente esta forma de publicidad tan visible y pública es ilegal en nuestro pais y sin embargo esa sección no suele faltar en los diarios más serios. Asi lo expresa un militante de Alianza Popular: "En la prostitución oculta hay una virtud, que es la falta de escándalo. Será más cara, en consecuencia socialmente será para privilegiados que tengan más dinero y creo que eso es bueno, quiero decir que si tuviera que optar por una de las dos optaría siempre por la oculta, por la no pública. Porque creo que eso tiene un daño social añadido, que es el daño que se causa a las personas no preparadas personalmente, niños, gente joven y demás, por lo cual tiene un mal añadido hacia terceros absolutamente inocentes" (Solidaridad Democrática 1988: 117 y 118). pensión o casa de habitaciones o en su domicilio, pudiéndose también hacer en los coches, e incluso en algún solar o descampado. Las que se encuentran en la carretera se sitúan normalmente a la salida de los núcleos urbanos. Realizan su actividad en habitaciones o en el coche. Las que trabajan a la intemperie suelen ser las que cobran tarifas más bajas. En muchos casos representa la etapa final de la carrera profesional, cuando debido a la edad su cotización es baja y no pueden estar en lugares de "mayor categoría". Su situación económica y sus condiciones de trabajo y vida en general son las más desfavorables. También están a merced de los "caprichos" policiales incluso cuando la actividad no está penada. Están más expuestas a enfermedades. En ocasiones existe una cierta conciencia de defensa del espacio de reclutamiento del cliente, en cuyo caso se articulan convenios explícitos o implícitos y otros mecanismos de defensa de dicho espacio. En algunos lugares están a la vista del proxeneta que las controla y/o las "protege". En segundo lugar está la prostitución de bar que puede ser sin relación de dependencia con el propietario del bar. De condiciones semejantes a las anteriores su única diferencia es que esperan el cliente y contratan en el bar, y en la posible relación de dependencia con el propietario del bar. A su vez hay los bares dedicados exclusivamente a la actividad sexual. Su dependencia puede consistir en que el propietario actúe como amo o que el mismo bar posea reservados donde se realiza la actividad por la que se paga al propietario. Otra subcategoría la forma las camareras, coperas, o chicas de alterne, barra o descorchadoras. Su actividad se realiza en bares denominados whiskerias, clubs, barras americanas o también conocidos popularmente como bares de camareras, bares de alterne, y "puticlubs". La función de las camareras no es propiamente la de la actividad sexual, sino la de inducir al consumo de bebidas a los clientes y hacerse invitar por ellos. Cobran un porcentaje por cada copa consumida. A parte de este ingreso suelen cobrar un sueldo fijo, en algunos casos incluso con contrato y seguridad social. Suelen tener mayor prestancia que las callejeras. Si bien no están obligadas a prostituirse, es frecuente que, al acabar la jornada laboral en el bar, lo hagan con alguno de los clientes con quien haya convenido mientras consumía copas. Sus tarifas son relativamente altas. Los clubs de carreteraf locales situados en las carreteras, suelen ser fácilmente reconocibles por su vistosidad de luces y colorido. Sus clientes habituales son los camioneros, u otros viajeros. Suelen cubrir también el servicio para los habitantes de los pueblos más cercanos. Normalmente es un edificio relativamente aislado que dispone de bar y reservados o muchos de ellos, habitaciones. Actualmente existen otras variedades de bares o similares de posible contratación como algunos top-less, disco-bares, discotecas, etc. Las casas o burdeles, casas de citas, o prostíbulos. Las casas dedicadas a la prostitución es una de las formas más antiguas, que como un movimiento cíclico se han ido constituyendo, cerrando y vuelto a establecer. Las justificaciones que normalmente se han dado se centran en la ocultación y el control. EL control tiene una doble lectura:

favorece el proxenetismo y permite un control por parte de la administración. Se suele argüir como principal ventaja el control sanitario, pese a que la experiencia ha demostrado que dicho control no produce la disminución de las enfermedades de transmisión sexual (ETS). En la actualidad existe el ejercicio en pisos con relaciones laborales dignas y condiciones aceptables de higiene y confort. Las casas "cerradas" son para las prostitutas no sólo el lugar de trabajo sino también la vivienda. En general ha representado la situación más desfavorable, ya que normalmente supone una total reclusión o secuestro, la obligación de realizar muchas más horas de trabajo, la casi absoluta imposibilidad de rechazar a un cliente. También están los problemas derivados de la convivencia obligatoria con los demás trabajadores de la casa y con la patrona o gobernanta. En muchos casos se da la imposibilidad de salir de la casa ni para pasear. Son con frecuencia retenidas al ser desprovistas de su documentación. Aún siendo más propias del pasado siguen existiendo algunas. Apartamento o casa propia (de propiedad o alquiler). En ella la prostituta es dueña de su propio trabajo. En ocasiones tienen problemas con el vecindario. No hay que olvidar que la ley de arrendamientos urbanos permite la expulsión por actividades molestas o que atenten a la moral. La actual "Ley Boyer", que ha generalizado los alquileres por tiempo limitado, acabado dicho tiempo no precisa de justificación especial alguna para deshacerse del arrendatario/a. En pocas ocasiones las prostitutas utilizan para el trabajo la vivienda donde habitan. Según la dedicación profesional la prostitución puede ser ocasional, no realizada de forma permanente y utilizada para conseguir algún ingreso adicional normalmente en función de gastos concretos, de situaciones de endeudamiento o de agotamiento de los recursos económicos en un período concreto. En este tipo de prostitución se encuentran amas de casa y estudiantes. Puede ser prostitución de pluriempleo o semiprofesional que es la que se realiza de forma regular pero compaginando con otra fuente de ingresos habitual. En este ámbito están incluidas las coperas, mujeres del mundo del espectáculo, y otras profesiones más alejadas del mundo de la prostitución, cada vez más común entre algunas azafatas de congresos. Finalmente está la prostitución profesional que es la entendida como única fuente regular de ingresos. La edad es un factor determinante de las condiciones generales de trabajo de la prostituta. Normalmente la edad de pleno rendimiento se sitúa entre los 20 y los 40 años. El sociólogo Pere Negre distingue diversas etapas: la primera etapa (16 a 19 años) es la prostitución joven; la transición (19 a 25 años) es la prostitución como oficio; la segunda, etapa (25 a 40 años) es la del camino hacia la madurez; la tercera etapa (40 a 56) representa la decadencia; y la cuarta etapa (56 o más), el retiro (Negre 1988: 25-38). Estas clasificación puede ser válida para la prostitución callejera. Para el colectivo en su conjunto el retiro se inicia mayoritariamente a los 40 años.

Redimir a los redentores:

Ningún fenómeno existente desaparece sin que desaparezcan sus causas y condiciones de producción. Las causas de la prostitución dependen de la demanda modelada por una determinada forma de organización social de la afectividad y la sexualidad. Consecuentemente la posibilidad de supresión pasa por la posibilidad de desaparición de las características culturales que la producen. La tarea no es simple pues supone diversos cambios sociales, (a) El reconocimiento de un marco institucional más diversificado para las relaciones afectivas y sexuales, en que el ámbito matrimonial y la función reproductiva, son un ámbito y una función más entre otras, (b) La concepción del sexo como un lenguaje polisémico, en el que la afectividad es uno de sus significados posibles pero no el único; superando la confusión e identificación del sexo con la afectividad como única posibilidad, (c) La eliminación del ejercicio de la propiedad y el poder en la relación afectiva y en la relación sexual, es decir, la sexualidad y la afectividad como actividades y procesos compartidos, sin subordinación del uno al otro, (d) La recuperación de la dignificación de todo tipo de práctica sexual y la validación de su posible ejercicio en cualquier ámbito. Se rescatan asi del ámbito exclusivo de la prostitución y se desculpabiliza y despatologiza la promiscuidad y las diversas formas de actividad sexual, (e) La eliminación de los códigos estéticos restrictivos, (f) un cambio radical del estilo sexual del macho que supone la eliminación de la misoginia y del desprecio latente del sexo que aparentemente tanto aprecia, (g) La desmitificación de las coartadas fundamentadas en la supuesta naturaleza específica de la sexualidad del varón y en su inevitabilidad. (h) El reconocimiento de la sexualidad de la mujer, (i) Y la desmitificación de los modelos generales de relación sexual, tanto de los restrictivos como de la imposición de los variados, propiciando los marcos que permitan la pluralidad de opciones en la que cada persona encuentre lo más acorde con sus deseos y posibilidades. La relación se convierte así en el lugar de la convergencia de deseos coincidentes, es decir, de un lenguaje compartido. Incluso en la hipótesis de producción de los cambios propuestos, tampoco se tiene la seguridad de la desaparición de la prostitución.14 Parece posible suponer que las condiciones en que actualmente se da y especialmente las más desventajosas cambien. En todo caso lo que sí parece claro es que aún las previsiones más optimistas de desaparición de la prostitución no permiten augurar que se produzca a corto o medio plazo. Eso obliga a plantearse el "mientras tanto". Para Una cosa es el deseo y otra la posibilidad. En ese sentido no compartimos el optimismo de Pere Negre cuando manifiesta que "Debe considerarse en principio como erradicable en una sociedad democrática que pretenda la igualdad de oportunidades entre ambos sexos y se plantee la lucha contra toda discriminación sexista" (Negre 1981: 125). Con estas premisas, añadiendo la desdramatización de los tabúes respecto del sexo, también es posible imaginar la prostitución para los diversos sexos, la mejora de las condiciones generales de trabajo, su uso no compensatorio sino complementario de las fantasías, más guiado por el deseo gozoso que por la necesidad compulsiva, u otras muchas posibilidades democráticas y no sexistas. ello sería necesario partir de los deseos y demandas de las propias prostitutas.15 En ese "mientras tanto", más allá del discurso de la desaparición global del fenómeno, los problemas más importantes serían las posibilidades de reinserción de quienes lo desean, y la lucha contra la estigmatización social. Un primer paso imprescindible es el reconocimiento de hecho y de derecho de su trabajo, y la mejora de las condiciones de trabajo y de vida en general de las prostitutas. Respecto a la reinserción. debería plantearse para quien desee realmente reinsertarse.16 Aunque fueran pocas las prostitutas que quisieran, debería existir la alternativa, pero no sólo para ellas sino para toda persona que desee tener trabajo o cambiar el que tiene. En España las alternativas no son fáciles dado el nivel de paro existente y especialmente de paro femenino. A ello hay que añadir que la preparación de las prostitutas para otro Ulla, líder de las prostitutas francesas, se expresa así: "Lo que nosotras esperamos: la libertad en tanto que mujeres tal como somos, y no tal como vosotros quisierais que fuéramos, para vuestra buena conciencia" (en contraportada de Jaget 1975). Según una prostituta: "El problema de la reinserción/es un' falso problema. Porque no hay que reinsertar las prostitutas, es necesario que se llegue a no considerarlas como prostitutas. Es un poco como los locos, hay gente que si les dejas vivir en el exterior, no son del todo normales, pero no son locos. Pero si tú los encierras, desde el momento en que los metes en el psiquiátrico, entonces ellos se vuelven realmente locos. No porque lo sean más, sino porque son más rechazados. Ser prostituta, no es exactamente el oficio del sexo, es más bien una manera de ser mirada de forma diferente, de ser rechazada, e incluso de sentirse diferente. Lo que importa es más la palabra misma que la actividad" (Jaget 1975: 101). Tipo de trabajos es generalmente escasa. Mantienen cierta dificultad de adaptación a la disciplina laboral y los horarios de la mayoría de los trabajos. También aumenta la dificultad el hecho del estigma producido por la consideración social de su actividad que hace que a las prostitutas se les cierren muchas posibilidades de contratación. No hay que olvidar tampoco que tanto el nivel de ingresos como los hábitos de gasto adquirido son bastante altos, por lo que difícilmente se pueden hallar ofertas de trabajo que puedan competir a nivel económico con la prostitución. El nivel de gastos de las prostitutas es elevado, por diversas razones, desde las más normales, como ser muchas de ellas madres solteras. También el de ser personas solas en un sistema económico en el que está penado el vivir solo, o la entrada de un único ingreso, por el peso que tienen los gastos fijos. Las prostitutas suelen estar acostumbradas a vivir al día, y a con frecuencia a gastar en cuestiones accesorias. Más allá de los juicios que se hagan sobre este comportamiento, es sabido que resulta difícil retroceder en los niveles de gasto y consumo. Más complejo (correspondiente a otro tipo de estrategia) es el problema del creciente número de toxicómanas sobre todo de UDVP (usuarias de drogas por vía parental). £i bien la reinserción es difícil no es imposible. En algunos lugares se están aplicando estrategias con un éxito relativo, aunque afecta a pocas prostitutas.

LA CARA OCULTA DE LA LUNA (CONDICIONES DE VIDA DE LAS PROSTITUTAS EN ASTURIAS), POR IGNASI PONS I ANTÓN

Tesis doctoral presentada en el Departament de Sociologia i Metodologia de les Ciències Socials de la Universitat de Barcelona,1993

Autor: IGNASI PONS I ANTÓN

 

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Yunior AndrésCastillo S.

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