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Hegemonía e imperio. Conceptos clave para fortalecer el concepto de democracia


  1. El problema del universalismo liberal
  2. Hegemonía: El concepto de Chantal Mouffe y Ernesto Laclau, para incentivar el reconocimiento
  3. La concepción de Imperio de Antonio Negri y Michael Hardt; una nueva herramienta para concebir la democracia
  4. "El liberalismo pop". ¿Qué papel jugaría aquí la hegemonía y el imperio?
  5. Bibliografía

En el marco actual de neoliberalismo como sistema imperante de la totalidad de los escenarios políticos, sociales y económicos ¿existe una propuesta alternativa que diluya los vacios y diversas problemáticas que trae consigo este modelo?

El presente texto pretende exaltar propuestas diversas y alternativas de lo que se puede considerar como los pisos teóricos de una democracia radical en la cual se insertan nuevos elementos que traten de dar solución a todos los puntos flacos que el neoliberalismo a través de la democracia participativa no ha sabido abordar.

Por estas razones se orienta el objeto de estudio a examinar las propuestas conceptuales de Chantal Mouffe desde lo que ella considera como hegemonía, además de las ideas de Antonio Negri y Michael Hardt que se compilan en su libro imperio. De esta manera se desarrollara un poco más a fondo las propuestas de estos autores para presentar al lector el esfuerzo académico que está haciendo la izquierda académica contemporánea para pensarse una realidad alternativa a la actual. La estructura del presente texto iniciara haciendo un preámbulo hacia lo que es el neoliberalismo como sistema hegemónico presentando el peso fundamental del universalismo sobre la base del racionalismo que le da este sistema a la democracia, posteriormente se desarrollarla concepción de hegemonía e imperio haciendo énfasis sobre y utilizando la segunda como complemento, para finalmente concluir en cómo se encajarían estas ideas a una realidad que el autor Slavoj Zizek denomina como el "liberalismo pop".

El problema del universalismo liberal:

El liberalismo como sistema imperante ha sabido vencer a sus contrincantes de manera contundente cuando se disputan ideas en las cuales se proponen estrategias de organización social. El libre mercado en lo económico, la democracia representativa en lo político y el individualismo como determinante de las relaciones sociales se han convertido en herramientas propias de la cotidianidad de prácticamente la mayoría del mundo, pues el liberalismo ha sabido inmiscuirse en todos estos escenarios.

"El éxito del liberalismo sobre sus adversarios consiste en que su incompletud lo hace más flexible que otras doctrinas que, al abordar los problemas a los que el liberalismo rehúye, terminan por colapsar"[1]

Lo que se puede encasillar como uno de los principales problemas del liberalismo es que en su afán de promover la libertad y el individualismo, se queda corto en que estás se lleven a cabo, pues la multiplicidad de desigualdades económicas y sociales que el mismo sistema se encarga de generar, estropean las posibilidades de que cada individuo pueda llevar a cabalidad su proyecto de vida, es en esta situación en donde el liberalismo entra en contradicción pues propone y defiende un postulado en lo teórico que es el desarrollo pleno de la autonomía individual, pero el libre mercado que es uno de sus pilares se encarga de deslegitimar la posibilidad de que esto sea realizable[2]Lo que verdaderamente se percibe desde la realidad es que los individuos coaptan sus capacidades pues el contexto ofrecido por el sistema no les ofrece las oportunidades suficientes para que se les permita un desarrollo pleno.

"El Estado liberal se esfuerza por proteger las libertades individuales, pero estas se ponen en riesgo porque, al velar que exista un espacio libre de interferencia para la realización de un proyecto de vida individual, sea este el que sea, no se generan condiciones en las cuales la gente sea verdaderamente capaz de asumir su libertad. Para Mouffe, el problema de efectivo ejercicio de la libertad está relacionado con el problema de la desigualdad social y el irrespeto a la diferencia."[3]

Como valor agregado a lo planteado se presenta la idea de universalismo basado en el soporte epistemológico del racionalismo del cual se vale el liberalismo, pues cuando se evidencian materializaciones reales como por ejemplo los DD.HH en los cuales se postulan el deber ser de cualquier tipo de individuo, se borran las fronteras del reconocimiento y la diferencia entre los seres humanos, pues se limita su conducta a acciones racionales homogéneas para todos dejando de lado la pluralidad de pensamientos o personalidades además de construcciones sociales de carácter cultural. "El problema del universalismo es que ha sido un gran inconveniente en lo que respecta a las luchas por el reconocimiento político"[4]

Es en este orden de ideas, dentro del contexto liberal en donde se racionalizan todos los elementos determinantes del corte social, entre ellos lógicamente la democracia. Es por esto que aparecen autores de mucho peso, pues son tomados de manera reiterada por la academia, ejemplo de este hecho es Habermas, pues este a través de la democracia deliberativa postula una toma de decisiones pública en donde la comunicación, la argumentación y el dialogo se convierte en las principales herramientas para tomar la mejor de las opciones puestas en debate. Este autor considera como un logro de la modernidad el hecho de que la democracia se puede universalizar y sobre todo racionalizar a través de la ley y el impero de las instituciones[5]

"El debate sobre la continuidad del proyecto de la modernidad o su culminación ha sido abordado por Habermas y los filósofos posmodernos. Según Mouffe, la discusión que subyace a este debate gira en torno a la fundamentación de un modelo de democracia basado en la racionalidad, dicha fundamentación busca establecer las bases definitivas para la convivencia en la comunidad política y la aceptación de las instituciones democráticas por parte de los ciudadanos. "Mouffe afirma que Habermas ve la Modernidad como un proyecto que sigue en construcción en el que se vincula la democracia con el racionalismo y el universalismo. Así, Habermas propondría un modelo de democracia constitucional basado en las leyes universales del derecho y la moral, las cuales son consideradas por este autor como producto de la racionalidad humana". El que el hombre haya podido crear formas universales de moral y derecho, es para Habermas un avance que se ha dado gracias al proyecto moderno y, en este sentido, para él sería un error desvincular la democracia de los adelantos logrados por la modernidad"[6].

Es esta pretensión la de universalizar sostenida sobre el soporte del racionalismo, el principal elemento encargado de desgastar el reconocimiento de lo diverso, pues se postulan ideas sobre las cuales se quiere encasillar a cada uno de los hombres sobre un imaginario ya entablado del "deber ser de cada uno"; es en este contexto en donde nacen propuestas alternativas que se encargan de abordar las diversas problemáticas del modelo actual nominadas en el transcurso del escrito, postulando nuevas herramientas propias de intensiones de revitalización de la izquierda.

Hegemonía: El concepto de Chantal Mouffe y Ernesto Laclau, para incentivar el reconocimiento.

Por hegemonía puede entenderse a la capacidad que tiene una fuerza social de llenar, envolver y minimizar la totalidad de fuerzas sociales bajo un mismo discurso. El concepto de hegemonía parte de unos inicios que se cimientan en la teoría marxista clásica, en la cual, la burguesía es situada como una fuerza social que asume la totalidad de los contextos sociales y logra instalarse como imperante sobre la segunda, última y única clase que es el proletariado.

Gramsci más tarde retoma el concepto pero lo expande, tratando de menoscabar el sesgo planteado por el marxismo. "Gramsci define la hegemonía como "dirección política, intelectual y moral". Cabe distinguir en esta definición dos aspectos: 1- el político, que consiste en la capacidad que tiene una clase social de articular con sus intereses los de otros grupos, convirtiéndose así en rector de una voluntad colectiva y 2- el aspecto de dirección moral e intelectual, que indica las condiciones ideológicas que deben ser cumplidas para que sea posible la constitución de dicha voluntad colectiva".[7] Con estos nuevos aportes, Gramsci lo que genera es la ampliación del concepto, situándolo como determínate de otras relaciones sociales distintas a la burgués – proletario[8]Además, también plantea el hecho, de que las "Visiones de mundo" y la "consciencia de sí" de los hombres se da con base en los contextos por los cuales atraviesan, es decir que la transformación de la sociedad se da, con base en las transformaciones de estas conciencias.

Laclau y Mouffe, se basan en la concepción gramsciana de hegemonía para sostener una argumentación en la cual se tiene como principal pretensión explicar la minimización de la izquierda en el impero del liberalismo. En términos muy laxos, Los autores proponen al liberalismo como un sistema que se supo adueñar de todos los escenarios económicos, sociales y políticos, dejando por fuera de estos últimos a la izquierda. De hecho, Mouffe dice en la paradoja democrática que Los dogmas liberales – democráticos como el derecho a la propiedad y el libre mercado, se han insertado tanto en la cotidianidad, que se ven como si fueran del sentido común, esta hegemonía ha impactado a la izquierda de tal manera, que se están desplazando hacia la derecha, pasando a ser partidos de "centro – izquierda"[9]. En este orden de ideas, Mouffe instala los conceptos de antagonismo (que también trabaja con Laclau) y agonismo, definiendo al primero como una relación entre enemigos, es decir dos personas que no tienen un espacio simbólico común. Y el segundo como una relación ya no de enemigos, sino entre "adversarios", es decir que poseen un espacio simbólico común, pero quieren organizarlo de manera distinta, como sucede con las disputas políticas entre la izquierda y la derecha. Es por estar razones que la política se puede definir como el escenario en donde está en disputa la hegemonía.

Por lo tanto, el concepto de hegemonía propone como elemento innovador en términos teóricos, el redescubrimiento de las evidentes relaciones de opresión que existen en los escenarios sociales, económicos y políticos, por parte del neoliberalismo como fuerza totalizadora sobre la pluralidad de fuerzas sociales existentes en la actualidad[10]Mouffe y Laclau amplían el concepto, llevándolo a escenarios en donde no solo se relacionan clases sociales como en el marxismo clásico, sino que además se relacionan diversas fuerzas sociales que se desenvuelven en un contexto distinto en el presente. De acuerdo con esto, la pretensión de textos como hegemonía y estrategia socialista y la paradoja democrática es además de poner en evidencia la hegemonía neoliberal, proponer un proyecto que hegemonice a la izquierda a través de un procedimiento distinto al que liberalismo maneja desde la democracia representativa, lo que los autores pretenden es que se instale la radicalización de .la democracia, en donde se situé a la igualdad como pilar fundamental de las relaciones sociales.

El concepto de hegemonía articula a la izquierda y a la democracia en un mismo campo de batalla a través de la propuesta de la democracia radical, pues esta instala la visión de una política vista desde el conflicto, que asume la superación de la subordinación y la desigualdad a través del reconocimiento de las diversas identidades de aquellos sectores marginados de presencia y participación real en los campos sociales y políticos. Es decir lo que el socialismo debería hacer es, articular las pretensiones de las diversas fuerzas sociales (feministas, ambientalistas, estudiantes, trabajadores, entre otros) de manera democrática, para así borrar universalismos y esencialismos implantados por el neoliberalismo, y situar a las sociedades actuales como diversas culturalmente hablando y menos dispares en contextos sociales y políticos. Bajo este objetivo, cada grupo y/o sujeto debe luchar por sus propias reivindicaciones, pero debe ser solidario y apoyar las razones y causas de los demás. La izquierda, debe recoger las demandas de todos los grupos que ha marginado el neoliberalismo, para poder así convertir la hegemonía en un elemento mucho más incluyente, en donde las identidades de los individuos se relativicen y se dé un pleno reconocimiento a la complejidad de la diversidad humana, además de que se lleve a cabo la desaparición de las nociones de jerarquía y desigualdad.

"La política democrática radical es una forma de organizar la comunidad política, teniendo en cuenta la participación directa de los ciudadanos en los asuntos públicos de la ciudad y la demanda de sus derechos. Su finalidad es dar cabida a las luchas democráticas de negros, mujeres, homosexuales, indígenas y otros grupos que buscan el reconocimiento y la trasformación de las relaciones sociales y políticas en donde han sido oprimidos. Para alcanzar este objetivo Mouffe propone: primero, la extensión de los principios democráticos —libertad e igualdad— a las diferentes esferas de la sociedad. Esto significa que en las prácticas y en los discursos políticos y sociales que se dan en la comunidad política se buscará reconocer a los ciudadanos como libres e iguales. Segundo, plantea la confrontación política al interior de la comunidad democrática, con el fin de que los ciudadanos construyan identidades políticas que les permitan participar y luchar por sus derechos"[11].

Con base en estos postulados se evidencia en Mouffe la combinación de dos elementos que ella en un primer momento considera como discrepantes, pues en la paradoja democrática explica la incongruencia entre el liberalismo y la democracia. Aun así para la construcción de ciudadanos en la democracia radical se necesita el desarrollo a plenitud de la igualdad y la libertad, la primera en el sentido básico de que el poder debe ser ejercido por el pueblo a través de la participación en la comunidad política, haciendo primordial énfasis a la igualdad democrática, y la segunda promoviendo el reconocimiento al pluralismo en donde cada ciudadano cuente con libertades individuales.

Mouffe pretende primordialmente deslegitimar la idea de universalismo y racionalización en la democracia para reemplazarla por una construida a través de la práctica, en donde todos los ciudadanos estén cargados de la misma libertad e igualdad para decidir.

"Para Mouffe la profundización de la democracia y la adhesión de los ciudadanos a los valores democráticos, no dependen de una fundamentación racional, sino de la multiplicación de prácticas que han sido institucionalizadas en las relaciones sociales. Entre las prácticas democráticas que plantea la política democrática radical podríamos mencionar la participación de los ciudadanos —ya sea a través del voto o de la conformación de partidos o movimientos políticos—, una educación fundamentada en los valores democráticos, la creación de redes sociales y foros por Internet. Para profundizar en las prácticas democráticas que los ciudadanos llevan a cabo en la comunidad política"[12].

La concepción de Imperio de Antonio Negri y Michael Hardt; una nueva herramienta para concebir la democracia.

Negri y Hardt arrancan el inicio del desarrollo de su texto, partiendo de la frase de que el imperio se está materializando ante nuestros ojos a partir del derrocamiento de los regímenes coloniales y tras el colapso de las barreras soviéticas al mercado capitalista. La propuesta de estos autores puede resumirse en la gestación actual de un sistema que supera cualquier barrera geográfica, social o política. Pues supera cualquier frontera entablada de manera evidente en la actualidad, Ya que se instala en todos los escenarios existentes, convirtiéndose así en un sistema con presencia en todo el mundo.

"Imperio no es un libro contra el imperialismo ni contra los estados imperiales, de antes o de ahora. Se trata de una compleja y densa elaboración de cómo ciertos fenómenos globales y su expansión, como la red, las empresas multinacionales, la informatización, los flujos económicos más importantes, están creando el entorno coercitivo de una nueva forma de imperio no convencional, lejos de los determinismos propios de conceptos como el de soberanía, frontera o injerencia en que se apoyaban los viejos imperios. Es más, como bien lo señalan los autores, "el dominio del imperio ya no tiene límites"[13].

Es en este orden de ideas en donde la economía se vuelve determinante de todos los demás escenarios y la materialización del poder se expresa con mucho más furor en lo que los autores denominan instituciones supra estatales en las cuales se le resta mucho peso a la apreciación de las actuales relaciones políticas, subordinándose así al impero hegemónico de la economía. Es por esta razón que la relevancia que tenía anteriormente el concepto de Estadonación pierde importancia pues existen instituciones por encima de los Estados que regulan la forma en cómo estos deben actuar, además de que el peso económico de ciertas multinacionales influye de tal manera en que la soberanía pierde significado.

"El imperio es el sujeto político que regula los cambios globales, es el poder soberano que gobierna el mundo. Muchos sostienen que la globalización de la producción capitalista y el intercambio significan que las relaciones económicas se han vuelto más autónomas de los controles políticos, y que, consecuentemente han declinado la soberanía política. Algunos celebran esta nueva era como la liberación de la economía capitalista de las restricciones y distorsiones que las fuerzas políticas le habían impuesto, otros se lamentan por el cierre de canales institucionales a través de los cuales los trabajadores y los ciudadanos podían influir o responder a la fría lógica de la ganancia capitalista. En ultimas la soberanía ha tomando una forma, compuesta por una serie de organismos nacionales y supranacionales unidos bajo una lógica de mando. Esta nueva forma global de soberanía es lo que se denomina imperio"[14].

Se rescata entonces, lo innovadora que puede ser esta propuesta al dar una noción de realidad que está lejos de ser percibida por las apreciaciones teóricas de Habermas o Ralws, o en general por la alta gama de autores liberales. Si se trata de hacer un ejercicio académico en donde se articule las nociones de hegemonía e imperio, es fácil percibir que tanto Mouffe y Laclau junto con Negri y Hardt tienen como objetivo en sus escritos evidenciar la supremacía que ha sabido ganarse el liberalismo minimizando a cualquier propuesta alternativa. Tanto el imperio como la hegemonía se convierten en conceptos que destacan las características de un sistema que le da un peso fundamental a la economía, además de que es un fuerte generador de desigualdades y el promotor a ultranza de una democracia representativa que minimiza por completo el reconocimiento de la diferencia en el marco de una globalización que cada vez más se olvida de las brechas determinadas por la cultura, homogenizando a la humanidad.

En este orden de ideas, las propuestas de imperio y hegemonía se convierten en fuertes herramientas teóricas que pueden servir como insumos para revitalizar una izquierda debilitada que cada vez se vuelve más liberal, o se corre hacia la derecha a través de la socialdemocracia como diría Mouffe. En la actualidad nos topamos con un "liberalismo solapado" en el cual nos confundimos con las diversas estrategias que este utiliza para mantenerse, pues aunque se vean intereses por la promoción de lo social y el reconocimiento siempre se va a apremiar la prioridad al mercado y al fomento del crecimiento del capital.

"El liberalismo pop". ¿Qué papel jugaría aquí la hegemonía y el imperio?

El filosofo Slavoj Zizek es el creador del concepto de "liberalismo pop". Este retoma la época en la historia del arte que se denominó el "pop art" y que se caracterizó por elevar a la categoría de arte a la publicidad de productos, actores, cantantes y personajes de fuerte reconocimiento mediático, este periodo tuvo como principales insumos la superficialidad y teatralidad del arte exaltando en cada una de las pinturas elementos con gran contenido de banalidad[15]El liberalismo actúa bajo esta misma lógica, pues se sostiene de diversas herramientas para camuflar los intereses de capital. Es por esto que en la actualidad redundan en los debates políticos temáticas recalcitrantes como el reconocimiento cultural, los derechos a los gays, la seguridad, la inmigración y el medio ambiente dejando de lado a la economía, rebajándola a un aspecto técnico – objetivo.

Estrategias como la filantropía por ejemplo pretender apaciguar las consecuencias de la explotación capitalista a través de la caridad, detrás de las mascaras humanitarias de los diversos magnates que concentran gran cantidad de riqueza se esconden las intenciones de seguir ensanchando sus ingresos a través de la explotación económica, entrando en un juego de doble moral. Ejemplo de esto es:

"Warren Buffet dona la mayor parte de su riqueza a la fundación del también magnate Bill Gates. George Soros, conocido financista, escribe sesudos análisis contra la depredación del capitalismo global, mientras especula en las bolsas de valores de todo el mundo. Richard Branson, propietario de la aerolínea Virgin, ha anunciado que destinará buena parte de su fortuna a la lucha contra el calentamiento global, sin importarle cuantas emisiones de gases lanzan los aviones que fabrica"[16].

Esta es la tendencia actual que está abordando el liberalismo, pues se relega por completo el papel de la economía de las preocupaciones políticas, siendo este factor determinante del corte social reemplazado por discusiones de origen étnico o medio ambiental. Es bajo esta línea en donde el liberalismo se camufla de un caparazón que vuelve a la política un tema "light", de discusiones que si bien son relevantes no son temas determinantes y no ameritan el grueso del esfuerzo político.

Es por estas razones que orientaciones como estas desvían la atención de las mayorías de los asuntos verdaderamente importantes como la economía y el reconocimiento efectivo de la pluralidad, dejando de lado propuestas como el multiculturalismo que son en últimas estrategias ineficaces para generar un reconocimiento efectivo de la pluralidad[17]

Es en el marco de este "liberalismo pop" en donde las concepciones de hegemonía e imperio deben calar de tal manera que las mayorías sean capaces de identificar todas las problemáticas que trae consigo el modelo liberal, saliendo del juego de la normalización, universalización y racionalización, además de la relegación de los temas de interés. Propuestas como el reforzamiento de la igualdad y la libertad de Mouffe, acompañado de la atención primordial que merece la economía con propuestas de autores como Negri, Hardt y Zizek son de un gran peso teórico para aterrizar a la izquierda y enriquecer la discusión desde planteamientos mucho más aterrizados. Lo que verdaderamente seria de gran reconocimiento es la idea de que las academias difundan más la lectura de estas propuestas alternativas, bajando del pedestal teórico en el que se tiene a Habermas y Ralws, pues es interesante explorar la base sobre la que se soportan los autores estudiados y es la de concebir a la política como conflicto y no como consenso.

Sería menester entonces difundir ideas un poco más aterrizadas a cerca de las apreciaciones del contexto actual de algunos intelectuales, para que se así se logre nutrir el discurso de la izquierda política en general, pues así como hay liberalismo pop, la izquierda cada vez más cae en el juego de los discursos cargados de banalidades.

BIBLIOGRAFIA:

TOVAR TOBAR, Carlos Andrés. La ciudadanía desde la perspectiva de la democracia radical: La salida propuesta por Chantal Mouffe. Revista perspectivas internacionales. Volumen 6 N°1. 2010.

HERNANDEZ MAHECHA, Stephany. La política democrática radical como un proyecto político. Revista Légein N°9. Universidad del valle. 2009.

GIACAGLIA, Mirta. Hegemonía, concepto clave para pensar la política. Revista TOPICOS, N° 10. Santa Fe (Argentina). 2002. Pág. 153.

MOUFFE, Chantal. La paradoja democrática. Gedisa. Barcelona. 2003.

LACLAU Ernesto & MOUFFE Chantal. Hegemonía y estrategia socialista. Buenos Aires. FCE. 2004.

BONNET, Alberto. Reseña Imperio. Universidad de Quilmes. Argentina. 2006.

NEGRI, Antonio & HARDT, Michael. Imperio. Paidos editorial. Buenos Aires. 2002.

MANTILLA QUIJANO, Alejandro. La revolución en los tiempos de la tolerancia. Apuntes en torno a la filosofía política de Slavoj Zizek. En Normatividad y excepcionalidad en la política (Schmitt, Agamben, Zizek y Virno). Universidad Nacional de Colombia. UNIJUS 2008. P 181.

 

 

Autor:

Javier Alexander Molina Correa

ENSAYO PRESENTADO A: JAVIER CADAVID

CURSO: TEORIA DE LA DEMOCRACIA II

UNIVERSIDAD DEL VALLE

INSTITUTO DE EDUCACION Y PEDAGOGIA

PROGRAMA DE ESTUDIOS POLITICOS Y RESOLUCION DE CONFLICTOS

SANTIAGO DE CALI, 26 DE DICIEMBRE DEL 2012

[1] TOVAR TOBAR, Carlos Andrés. La ciudadanía desde la perspectiva de la democracia radical: La salida propuesta por Chantal Mouffe. Revista perspectivas internacionales. Volumen 6 N°1. 2010. P 180.

[2] Es menester aclarar de que herramientas se valen los sistemas liberales para funcionar. Dentro de lo que se considera como desarrollo el liberalismo enfila su propuesta al modelo de crecimiento económico, es decir a incentivar la ampliación de la producción con el objetivo de generar mayor prosperidad social, pero lo que verdaderamente sucede con este modelo, es que se amplían las brechas de desigualdad social, exclusión y pobreza, pues las políticas públicas se enfocan en frenar este problema a través de estrategias subsidiarias; lo cual no contribuye a que sea posible una verdadera solución de la desigualdad, es por estas razones que desde el ámbito académico han surgido nuevas propuestas como el desarrollo sostenible y el desarrollo humano. Para conocer más a fondo cada uno de estos modelos ver: RIVERO MESINO, Ledis. Las políticas fiscales y su impacto en el bienestar social de la población venezolana. Un análisis desde el paradigma crítico. Periodo: 1988-2006. Universidad del Zulia, tesis doctoral en ciencias económicas. Maracaibo – Venezuela. Pág. 80 – 81.

[3] TOVAR TOBAR, Carlos Andrés. La ciudadanía desde la perspectiva de la democracia radical: La salida propuesta por Chantal Mouffe. Revista perspectivas internacionales. Volumen 6 N°1. 2010. P 181.

[4] Ibíd. P 183.

[5] La modernidad tiene como pilar principal la idea de un hombre construido a través de la razón, esta propuesta más que una época como muchos tienden a confundirla, es más una forma de pensamiento.

[6] HERNANDEZ MAHECHA, Stephany. La política democrática radical como un proyecto político. Revista Légein N°9. Universidad del valle. 2009. P 65.

[7] GIACAGLIA, Mirta. Hegemonía, concepto clave para pensar la política. Revista TOPICOS, N° 10. Santa Fe (Argentina). 2002. Pág. 153.

[8] Gramsci propone la noción de sujeto político no como la de clase social sino como “voluntades colectivas”, es decir, decisiones individuales que se toman por la influencia hegemónica de un determinado grupo o fuerza social. Ibíd. Pág. 154.

[9] Este desplazamiento de la izquierda ha generado lo que se denomina la “tercera vía” (socialdemocracia), que no es más que pequeños ajustes que se hacen a los “defectos” y vacios que pueden quedar de la hegemonía liberal por parte de la izquierda. Mouffe instala a la socialdemocracia como una corriente que pretende borrar las fronteras existentes entre izquierda y derecha, esta ambición de la tercera es un grave peligro para el futuro de la democracia. Véase en: MOUFFE, Chantal. La paradoja democrática. Gedisa. Barcelona. 2003.

[10] Mouffe además inserta las definiciones de las relaciones de subordinación como aquellas en las que “un agente está sometido a las decisiones de otro —un empleado respecto a un empleador, por ejemplo, en ciertas formas de organización familiar, la mujer respecto al hombre, etc.—”. Por su parte, las relaciones de opresión son definidas como “relaciones de subordinación que se han transformado en sedes de antagonismos”. Véase en: LACLAU Ernesto & MOUFFE Chantal. Hegemonía y estrategia socialista. Buenos Aires. FCE. 2004.

[11] HERNANDEZ MAHECHA, Stephany. La política democrática radical como un proyecto político. Revista Légein N°9. Universidad del valle. 2009. P 64.

[12] Ibíd. 73.

[13] BONNET, Alberto. Reseña Imperio. Universidad de Quilmes. Argentina. 2006.

[14] NEGRI, Antonio & HARDT, Michael. Imperio. Paidos editorial. Buenos Aires. 2002.

[15] Warhol se hizo famoso por pintar latas de sopa Campbell, los zapatos de polvo de diamante os rostros de reconocidas figuras del entretenimiento.

[16] MANTILLA QUIJANO, Alejandro. La revolución en los tiempos de la tolerancia. Apuntes en torno a la filosofía política de Slavoj Zizek. En Normatividad y excepcionalidad en la política (Schmitt, Agamben, Zizek y Virno). Universidad Nacional de Colombia. UNIJUS 2008. P 181.

[17] Desde la visión de Zizek es multiculturalismo liberal es visto como una forma de racismo reprimido, ya que el respeto y la tolerancia con el otro es una posición que se asume desde la superioridad. Zizek desarrolla 5 apartados respecto a esta postura. La primera es la del multiculturalismo como racismo reprimido, pues la diferencia frente al otro es considerada como perniciosa, es decir es una diferencia que se debe negar o suprimir. Un segundo aspecto es la distancia que debo tener frente al otro pues puede robar mi goce, que se materializa a través de las restricciones y órdenes. Un tercer punto es la negación efectiva de la identidad de los sujetos, ocultando la diferencia. Un cuarto punto se concibe como el racismo desplazado y por último el multiculturalismo termino siendo una estrategia más para cerrar los ojos frente al telón del capitalismo.