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Período Gomecista (1908 – 1935)


  1. Ascenso al poder
  2. Reformas constitucionales como mecanismo de permanencia en el poder
  3. Resumen
  4. Concesiones petroleras como instrumento de dominación extranjera
  5. Burguesía comercial
  6. Oposición al gomecismo
  7. Protocolo Buchanan – Gómez

Ascenso al poder

El retorno de Juan Vicente Gómez (nombrado como el Pacificador de Venezuela por el propio Cipriano Castro) a Caracas, en medio de aclamaciones y arcos de triunfo, determinó el comienzo de la desconfianza entre Castro y Gómez y la división de los integrantes del gobierno de la restauración liberal en "castristas" y "gomecistas". Evidencia de esta ruptura entre ambos líderes, se encuentra en el episodio conocido como "La Aclamación", en el que las intrigas desatadas por las camarillas que rodeaban a Castro (ratificado como Presidente de la República para el período 1905-1911 por el Congreso Nacional) y Gómez (Vicepresidente de la República para el período 1905-1911), son cada vez más graves, hasta que el 9 de abril de 1906, Castro se dirige al país para anunciar su retiro temporal de la presidencia de la República, buscando con esta maniobra comprobar si eran ciertas las noticias acerca de la conspiración de Gómez y medir su popularidad.

El retiro voluntario de Castro finaliza cuando delegaciones de todo el país se dirigen a la ciudad de La Victoria, donde se había instalado el mismo, para pedirle que regresara a la presidencia, lo que en efecto hizo el 5 de julio de 1906. No obstante, al poco tiempo de su vuelta al poder, comienzan a circular a mediados de 1906, noticias acerca de los quebrantos de su salud, lo que desata ante su posible muerte, los temores entre la camarilla castrista de que Gómez se convirtiera en su sucesor. En este evento conocido como "La Conjura", los círculos cercanos a Castro amenazan la vida de Gómez, quien en múltiples ocasiones tuvo que cambiar de residencia.

Por tal motivo, durante los años 1906 y 1907 permanece la mayor parte del tiempo en Maracay, y alejado de toda actividad oficial, pasa a ser el primer vicepresidente de la República. El restablecimiento de la salud de Castro significa el final de la "La Conjura", al darse cuenta éste de que sus ministros habían ya escogido a su sucesor, Francisco Linares Alcántara; lo que trae como consecuencia, que Castro margine de su lado a los conspiradores y que Gómez recupere su completa confianza.

En diciembre de 1908, Gómez logra tomar el poder tras un golpe de estado contra su antiguo amigo Cipriano Castro.

Al poco tiempo de superado el episodio de "La Conjura", la salud de Castro volvió a resentirse, por lo que se vio obligado a viajar a Berlín para someterse a una operación quirúrgica. El 23 de noviembre de 1908, Castro se separa del poder y pasa Gómez a desempeñar la presidencia en su condición de primer vicepresidente.

Al día siguiente se embarca Castro en el buque Guadaloupe, rumbo a Europa. La ocasión del viaje de Castro al exterior fue vista como una ocasión propicia para organizar un nuevo movimiento revolucionario por parte de los jefes del liberalismo amarillo y del nacionalismo en el destierro, quienes contaban una vez más con el apoyo de las potencias extranjeras (Estados Unidos de América, Francia y Holanda), las cuales habían roto relaciones diplomáticas con Venezuela.

Bajo estas circunstancias, Gómez obtiene el poder suficiente para organizar un golpe de estado y sustituir de manera definitiva a Castro en el ejercicio del poder.

Reformas constitucionales como mecanismo de permanencia en el poder

Una vez derrocado Castro, Gómez inicia su gestión concediendo la libertad a los presos políticos e invitando a quienes permanecían en el exilio a regresar al país, además restaura la libertad de prensa, pero se niega a disolver el Congreso y a convocar a una Asamblea Nacional Constituyente, tal como lo reclamaba todo el país. El 5 de agosto de 1909, el Congreso Nacional aprueba una reforma constitucional que reduce el período presidencial a 4 años y se establece un período provisional hasta el 19 de abril de 1910, fecha en que debía entrar en vigencia la reforma. En definitiva, Gómez es elegido el 11 de agosto presidente provisional de la República y el 25 de abril de 1910, es elevado por el Congreso al rango de General en jefe de los ejércitos venezolanos.El 27 de abril, las cámaras legislativas lo eligen presidente constitucional de Venezuela para el período 1910-1914, pero en 1913 Gómez decide continuar en el ejercicio del poder, creando con esa determinación, la primera crisis en el seno de su gobierno. Finalmente, la conflictiva situación es resuelta una vez que Gómez declara suspendido el proceso electoral, alegando como pretexto una supuesta invasión por parte de Castro, por las costas del estado de Falcón. Ante tal situación, Gómez se declara en campaña y se instala en Maracay, mientras que José Gil Fortoul, presidente del nuevo Consejo de Gobierno, ocupa la presidencia de la República.

Luego de estos acontecimientos, el 14 de abril de 1914 un Congreso Nacional de Plenipotenciarios resuelve designar a Juan Vicente Gómez presidente provisional de la República y comandante en jefe del Ejército. Posteriormente, este mismo grupo de plenipotenciarios redactaron un Estatuto Constitucional provisional que regiría hasta que fuera promulgada una nueva Carta Magna (la cual fue aprobada en junio de 1914), designándose a Victorino Márquez Bustillos como presidente de la República y a Juan Vicente Gómez como comandante en jefe del Ejército. El 3 de mayo de 1915, el Congreso Nacional eligió al general Juan Vicente Gómez, presidente constitucional para el Septenio 1915-1921. No obstante, Gómez permaneció el mayor tiempo en Maracay, mientras que Victorino Márquez Bustillos, se encargó del poder en su rol de presidente provisional por espacio de 6 años.

En diciembre de 1921 una retención de orina lleva a Gómez al umbral de la muerte, pero gracias a la intervención del doctor Alberto Bueno, logra recuperarse. Una vez restablecido, Gómez promueve una reforma constitucional que aprueba el Congreso, mediante la cual se restablecieron los cargos de vicepresidentes de la República, eliminados por la Constitución de 1914, se mantuvo el período presidencial de 7 años, se eliminó la Comandancia en Jefe del Ejército para regresar su comando al presidente de la República y permitió su reelección para el período 1922-1929.

Resumen

Al igual que otros caudillos en el poder, Gómez hizo reformar varias veces la constitución para alargar el período de gobierno y permitir la reelección. Desde 1908 el Congreso lo nombró Presidente Provisional; y luego, sucesivamente, Presidente Constitucional para los períodos 1910-1915; 1915-1922; 1922-1929, y 1929-1936. Para este último período fingió no aceptar y recomendó al Dr. Juan Bautista Pérez a quien el Congreso nombró inmediatamente. Pero en 1931 Gómez lo hizo renunciar y se encargó de la Presidencia hasta su muerte. Durante su gobierno se separó varias veces de la Presidencia; pero manteniendo el cargo de Comandante en Jefe del Ejército. De agosto de 1913 a enero de 1914, encargó de la Presidencia al Dr. José Gil Fortoul; y en el período de 1915 a 1922, al Dr. Victoriano Márquez Bustillos.

BURGUESÍA COMERCIAL

Es la clase que monopoliza el comercio de importación y exportación.

Estaba relacionada y controlada por las Casas Comerciales extranjeras. Actuaba como grupo de presión a través del control financiero (créditos, préstamos a interés), que les permitía el control económico de los productos y de la producción.

Esta clase compartía el poder político, económico y social con los terratenientes. De este grupo salía la mayoría de los ministros y funcionarios civiles y militares

NUEVO MODELO ECONÓMICO BASADO EN LA INDUSTRIA PETROLERA

La creciente prosperidad económica que se había iniciado con el gobierno de Castro, se continuó durante todo el período gomecista y contribuyó decisivamente al afianzamiento del gobierno. Al comienzo, este auge económico se debió a la agricultura y la cría; pero luego, a partir de 1914, intervino un factor nuevo, de tremenda repercusión en las transformaciones ulteriores del país, que fue el petróleo.

Los precios del café y el cacao, y el valor de las exportaciones de estos frutos, alcanzaron sus niveles más altos. Tales circunstancias externas coincidieron con el largo período de paz interna del gobierno gomecista. A partir de 1920, el incremento de la producción petrolera y los crecientes ingresos que proporcionaba al gobierno, produjo la dislocación de la economía tradicional. Comenzaron a descender las exportaciones de productos tradicionales y algunos de ellos desaparecieron del renglón de los productos exportados. Venezuela dejó de ser un país agropecuario y se transformó en un país esencialmente minero.

El petróleo pasó a ser el factor determinante en aquella prosperidad económica del período gomecista. Desde los comienzos del siglo XX el petróleo empezó a surgir como energía vital para el desarrollo industrial del mundo. Al romper con Castro, en 1908, Gómez afianzó sus vínculos con las empresas extranjeras. Comenzó por devolverle las

Concesiones a la New York & Bermúdez Company, empresa norteamericana que había sido embargada por el gobierno de Castro, y autorizada para explorar en el oriente del país en busca de hidrocarburos. A raíz del éxito de esta empresa, empezaron a llegar y a establecerse en el país otras compañías petroleras. En 1913 se iniciaron las exploraciones en el Occidente, en 1914 se descubrió el célebre pozo "Mene Grande", y en 1922 se produjo el reventón del pozo "Barrozo 2", que reveló la existencia de una inmensa reserva petrolífera. Las exportaciones de petróleo se iniciaron en 1916, por valor de 100.000 bolívares; pero ya en 1926 habían subido a más de 250.000.000 de bolívares, pasando el petróleo a ocupar el primer puesto en las exportaciones venezolanas que ha mantenido hasta hoy, y a una gran distancia de los productos tradicionales. El incremento de las exportaciones del petróleo ha traído consigo un aumento sin paralelo en los ingresos del gobierno.

TERRATENIENTES ENRIQUECIDOS Y BUROCRATAS QUE USARON EL PODER COMO FACTOR DE ACUMULACIÓN

Gómez fue implacable y cruel frente a sus opositores políticos. Liquidó a los viejos caudillos y también los restos del liberalismo que bajo los diferentes grupos de "amarillos" y "azules" pretendían seguir orientando la política venezolana. Gómez pasó a ser el gran caudillo, cuyo poder no podía compartir con los viejos gamonales. Pero al mismo tiempo que liquidó a los caudillos como fuerza política, Gómez mantuvo el latifundio y se afirmó en un sólido apoyo de los terratenientes. El mismo pasó a ser el más grande terrateniente de nuestra historia; y junto con sus compadres y familiares se repartió casi toda la tierra laborable del país". La extensión de sus propiedades se medía en centenares de miles de hectáreas. "Su hato "La Rubiera" tenía más de 200.000 hectáreas. El de "La Candelaria" supera las 100.000. Entre el Cunaviche y el Capanaparo, se apropia de 400.000 hectáreas". Y la gran mayoría de esas tierras, acaparadas por el Dictador, se mantenían ociosas, como rasgo típido de aquella estructura latifundista.

"En doce Estados de la República era gran terrateniente el General Gómez, en cuyos dominios rurales se mantenían inútiles estupendas extensiones."

En general el monopolio de las tierras se acentuó durante el gobierno de Gómez, y su carácter latifundista se pone de manifiesto al considerar el impresionante porcentaje de tierras ociosas que mantenían los propietarios en todo el país.

Concesiones petroleras como instrumento de dominación extranjera

Otro elemento importante que contribuyó al mantenimiento de la dictadura de Gómez, fue el apoyo que recibió del capital extranjero, en especial de las compañías petroleras, a quienes el Dictador otorgó "concesiones y más concesiones petrolíferas en un interminable carnaval en el que la nación venezolana era despojada sistemáticamente por los saqueadores extranjeros". A partir de 1909 grandes compañías Inglesas fueron las beneficiarias de esta política: Caribbean Petroleum, British Controlled Oilfields, Colon Development Co., Venezuelan Oil Concessions y otras. Pero al comenzar la primera guerra mundial les surgió un poderoso competidor que iba a desplazarlas en el favor del régimen y en el manejo de la industria petrolera. Grandes empresas imperialistas norteamericanas se hicieron presente y pasaron a ocupar posiciones dominantes en la explotación de nuestro petróleo. La Standard Oil (Creole) y la Gulf Oil Corporation (Mene Grande) controlaban ya en 1945 el 70% de la producción.

Para atender debidamente los requerimientos legales de la nueva situación, el gobierno de Gómez reformó el Código de Minas que era el estatuto por el cual se regía la materia petrolera, y en 1918 se promulgó una nueva Ley de Minas. Sin embargo, esta Ley de Minas contenía todas las disposiciones relativas a minas metalíferas y también a los hidrocarburos, debido a lo cual el año 1920 se dictaron para sustituirla, dos leyes: una que siguió llamándose Ley de Minas, para las minas, minerales y piedras preciosas; y la otra que se denominó Ley de Hidrocarburos, para el petróleo. Toda esta legislación petrolera del período gomecista, con las frecuentes modificaciones que se produjeron hasta 1935, estaba dirigida a garantizar las mayores ventajas y facilidades a los trusts petroleros. Se ha dicho que la ley petrolera de Gómez fue preparada por los abogados y los gerentes de las propias compañías.

Las petroleras comenzaron a tener, desde la época de Gómez, una desmedida influencia en la vida nacional. Por medio de sobornos, donaciones, subsidios, comisiones, sueldos complementarios y otros medios de corrupción administrativa, pudieron disponer a sus anchas de una numerosa clientela formada por familiares y allegados del Dictador, ministros, presidentes de estados, administradores de aduanas, jefes civiles y demás funcionarios, a través de los cuales burlaban descaradamente el cumplimiento de sus obligaciones legales.

Gozaron de un régimen de exoneración de impuestos de aduana para la libre importación de todo lo que necesitaran para el desarrollo de la industria. Al amparo de esta disposición traían cuanto les interesaba, desde alimentos, hasta juguetes para niños. El monto de tales exoneraciones llegó a ser de tal magnitud, que el propio Ministro de Fomento de la dictadura, el Dr. Gumersindo Torres, en 1930, planteaba la cuestión en los siguientes términos:

"…en Venezuela se han concedidos los más amplios favores a las compañías; los plazos más largos; los derechos más fijos y más amplios; el menor número de impuestos y los impuestos más reducidos que en ninguna legislación similar. Venezuela ha favorecido de modo excepcionalísimo a la industria con la exoneración de derechos de importación de maquinarías y útiles de la industria por toda la vida de la concesión…el monto de las exoneraciones asciende en diez años a la cantidad de Bs. 233.952.126,10. De la comparación de estos guarismos resulta el cálculo desconsolador de que habría sido preferible no cobrar impuesto alguno de explotación en cambio del pago de los derechos de aduana exonerados".

La clase obrera, que comenzó a formarse con la industria petrolera, quedó a merced de las compañías, sin legislación del trabajo y desasistida de toda protección social. Y víctima, además, de discriminación racial por parte de los patronos imperialistas.

"La discriminación racial fue traída a Venezuela por los empresarios petroleros. Los nativos no podían acercar a sus campamentos proconsulares. Grandes alambradas, guardadas por solícitos "guachimanes" indicaban la frontera de Venezuela con ese nuevo y poderoso país del Oro Negro. Situación que llegó hasta el límite de que ni siquiera las mujeres venezolanas casadas con norteamericanos, podían vivir en las residencias de los esposos."

A cambio de esta política de complacencias con las petroleras, Gómez contó desde el comienzo de su gobierno con el apoyo y la colaboración de las potencias extranjeras. Los gobiernos de Estados Unidos, Inglaterra, Holanda, Francia, Alemania, para quienes el Presidente Cipriano Castro había constituido un verdadero dolor de cabeza por su actitud nacionalista, se apresuraron a prestarle a Gómez toda clase de ayuda para mantenerlo y fortalecerlo en el poder.

Burguesía comercial

Durante este periodo se desplazaron los viejos terratenientes. Las tierras eran ahora del Presidente Gómez, sus familiares y seguidores. Surgió también una pequeña burguesía formada por artesanos y pequeños comerciantes, empleados públicos, pequeños y grandes comerciantes, algunos industriales, y lo más importante, el nuevo proletariado urbano, formado por campesinos que habían emigrado del campo a la ciudad en busca de mejores condiciones de vida, explotados, sin derechos sociales y políticos y desprotegidos del gobierno.

La clase obrera estaba sometida a los abusos de las compañías petroleras.

Los terratenientes entre 1920 y 1935 vieron disminuidas su producción y sus ganancias como consecuencia de las migraciones de los peones a los espacios petroleros.

No existía en el país una política sanitaria y médico asistencial que controlara los flagelos que agotaban la población venezolana, como el paludismo, la fiebre amarilla y la tuberculosis. Fueron las compañías petroleras quienes comenzaron a desarrollar estas luchas en los campos petroleros con el fin de no ver menguados sus rendimientos.

CAMBIO SOCIO-CULTURAL EN LA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD VENEZOLANA. MIGRACIONES DEL CAMPO A LA CIUDAD

El cuadro social de la época de Gómez presenta una variación demográfica, el fin del caudillismo y la estratificación social con las fuerzas vivas plegadas al dictador, una burocracia de la que forman parte los familiares de éste y los obreros y campesinos asalariados y desprotegidos.

La cantidad de población asciende en forma normal de 1908 a 1911, desciende en el período hasta 1920 y desde aquí empieza a aumentar sin detenerse.

Las razones de la disminución demográfica en el caso de 1911-1920, son además de la mortalidad infantil y la desatención sanitaria, la epidemia de paludismo que se extendió por el país en 1916 y la gripe española de 1918, que causó desastres en toda la extensión del territorio.

La relación población urbana – población rural, empieza a cambiar también con la influencia del petróleo, se produce el éxodo campesino; el área occidental del país (donde empezó la exploración y explotación) y la misma ciudad de Maracay.

Desaparece el fenómeno social del caudillismo regional. El dictador es el gran caudillo. Un slogan lo señala como "Gómez Único", como el "Rehabilitador", "el pacificador".

Como estratos sociales están los terratenientes (con Gómez, sus familiares y sus amigos), los comerciantes banqueros, industriales tanto nacionales como extranjeros, los que forman la burocracia de altos empleados gubernamentales, los empleados y profesionales en general, los obreros, los campesinos y los peones de las haciendas y hatos.

La educación estuvo desasistida en el período gomecista. La Universidad Central permaneció cerrada desde 1912, hasta 1925. Hubo un índice de analfabetismo ente los adultos de un 70% y el 90% de la población no sabía leer ni escribir.

La inscripción escolar en primaria es considerablemente inferior a la de la época guzmancista. Por ejemplo, en 1883 había inscritos en primaria un total de 91.462 alumnos, correspondientes a un 4,45% de la población total.

En las manifestaciones culturales continúa el movimiento histórico sociológico del positivismo, que se había hecho presente desde Castro, con José Gil Fortoul, Laureano Vallenilla Lanz, César funesta, Pedro Manuel Arcaya, Lisandro Alvarado.

Oposición al gomecismo

Lectura Adicional

Con el nombre de «generación del 28» se identifica al grupo de universitarios que protagonizaron en el carnaval caraqueño de 1928 un movimiento de carácter académico y estudiantil que culminó, por diversos conductos, en un enfrentamiento con el régimen de Juan Vicente Gómez. Lo que fue inicialmente un proyecto restringido al ámbito de la Universidad, se transformó en una propuesta destinada a la modificación del régimen político y a un cambio en los fundamentos de la sociedad y la cultura venezolanas.

En un primer momento, los jóvenes ingresados en la Universidad Central entre 1923 y 1925 reconstituyen los organismos de representación inmediata, es decir, los centros adscritos a las facultades de Medicina, Derecho e Ingeniería. Luego promueven la reconstitución de la Federación de Estudiantes de Venezuela, organismo coordinador de los centros y su máxima representación, hasta entonces suspendido por una disposición que databa del gobierno de Cipriano Castro. Destacan como organizadores en esta nueva etapa: Jacinto Fombona Pachano, su primer presidente; Raúl Leoni, su segundo presidente; Elías Benarroch, Isaac Pardo, Miguel Otero Silva, Juan José Palacios, José Tomás Jiménez Arráiz y Rafael Enrique Chirinos. Movidos por la penuria de actividades culturales, efectúan ciclos de conferencias que apoya con interés el rector Diego Carbonell y fundan la revista La Universidad, vocero de corta trayectoria. Influenciados por la lectura de Residencia, órgano de los estudiantes de la Universidad de Madrid, proyectan la construcción de La Casa de Bello, como sede de estas actividades culturales y a la vez albergue para estudiantes de escasos recursos económicos.

Con el objeto de recaudar fondos para la realización de este plan, en el carnaval de 1928 se organiza La Semana del Estudiante, en cuyo programa destacan los siguientes actos: a) desfile desde la Universidad hasta el Panteón Nacional, en homenaje a los próceres; b) coronación de la reina de los estudiantes Beatriz I (Beatriz Peña), en el teatro Municipal; c) recital de la juventud, en un teatro capitalino; d) concentración juvenil en La Pastora; e) preparación de una becerrada que no se realizó por el sesgo que tomaron los acontecimientos.

Debido a la participación de Pío Tamayo, antiguo exiliado político, luchador popular en el exterior y uno de los introductores del marxismo en Venezuela, quien en la coronación de Beatriz I lee un poema juzgado como subversivo por las autoridades; a las primeras intervenciones de los estudiantes de derecho, Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Joaquín Gabaldón Márquez, también estimadas como inconvenientes por los cuerpos de seguridad, y al «acto irrespetuoso» de Guillermo Prince Lara, quien rompe una lápida conmemorativa de una obra del gomecismo; el Gobierno reprime los festejos, encarcela a Tamayo y a los jóvenes que peroraron en los actos públicos y son conducidos a La Rotunda. Ante la inesperada reacción oficial y como acto solidario frente a lo que consideran un injusto cautiverio, el resto de los estudiantes se entrega espontáneamente a la policía. El Gobierno los traslada al castillo de Puerto Cabello; 214 jóvenes permanecen detenidos en la fortaleza durante 12 días, hecho que hasta entonces nunca había ocurrido en el país. La Universidad de Los Andes reacciona frente a los sucesos y en las principales ciudades se levanta una ola de protestas que hace ceder al Gobierno. Cuando retornan los estudiantes a Caracas, el pueblo los vitorea, mientras repudia sin cortapisas la acción represiva que se había tomado. Acaso es en esta aproximación entre la masa y los universitarios excarcelados donde se encuentra el germen de un nuevo intento de oposición al gomecismo. Se localiza la primera etapa de tal intento en el vínculo que algunos estudiantes (Juan José Palacios, Francisco Rivas Lázaro, Fidel Rotondaro y Germán Tortosa, entre otros) efectúan con jóvenes oficiales del Ejército para planificar un golpe de Estado que debía realizarse el 7 de abril de 1928. La conspiración fracasa, pero marca una participación más activa de los estudiantes en la lucha política.

Con el objeto de obtener la libertad de sus compañeros detenidos a raíz del intento de sublevación del 7 de abril, un grupo de estudiantes redacta, en octubre de 1928, un enfático documento que pide al presidente Juan Vicente Gómez la reconsideración de sus severas medidas. Sólo obtienen como respuesta una inmediata orden de captura. Ante la indignación popular, traducida en ruidosas manifestaciones, cerca de 200 estudiantes son conducidos a las colonias de Araira, sitio en el cual se construye un tramo carretero, para que paguen con trabajos forzados su inmiscuencia en la política. Aquellos que son considerados más peligrosos (Pedro Juliac, Rafael Chirinos, Ricardo Razetti, Antonio Sánchez Pacheco, Antonio Anzola Carrillo, Clemente Parparcén, Eduardo Celis Sauné, Enrique García Maldonado, Guillermo López Gallegos, José Antonio Marturet, Juan Yáñez, Luis Felipe Vegas, Luis Villalba Villalba, Nelson Himiob e Inocente Palacios) son segregados del grupo y conducidos al inhóspito presidio de Palenque. El resto es trasladado al castillo de Puerto Cabello, donde permanecen hasta principios de 1929. Esta segunda estada en el castillo los vincula todavía más a la actividad política y les abre la posibilidad de un estudio diferente y crítico de la realidad nacional. En torno de Pío Tamayo y de Rafael Arévalo González, veterano luchador antigomecista, quienes se encuentran recluidos con ellos, forman 2 círculos de estudios, de orientación antagónica, a través de los cuales aprenden los rudimentos del materialismo histórico y se enteran de los movimientos recientes en el seno de las democracias occidentales. Posteriormente, desarrollan charlas sobre la historia y los problemas de Venezuela. A los pocos meses, la mayoría de los estudiantes que intervinieron en los acontecimientos de 1928 son expulsados del país.

Entre 1929 y 1936 viven un exilio que constituye el complemento ideal en el proceso de su formación. Los grupos más numerosos y compactos, residentes en el Caribe, España y Francia, generan los partidarismos contemporáneos, la renovación del conocimiento científico y social, así como un cambio sustancial de la oposición tradicional y participan en proyectos contra el gobierno de Gómez, que se traducen en sonados hechos tales como, en 1929, el asalto a Curazao (José Tomás Jiménez Arráiz, Miguel Otero Silva, Pablo González Méndez y Guillermo Prince Lara) y la Expedición del Falke (Julio MacGill, Rafael Vegas y Armando Zuloaga Blanco).

Los estudiantes del 28 regresan a Venezuela después de la muerte de Gómez y al principio (1936-1940), actúan como un grupo homogéneo. Por lo menos intentan desarrollar proyectos comunes. Sin embargo, lentamente comienzan a escindirse en banderías políticas distintas. Algunos se apartan de la vida pública, movidos por su particular vocación profesional y otros se incorporan al mundo de los negocios. En el seno de los subgrupos más combativos se aclimata la semilla de Acción Democrática y del Partido Comunista de Venezuela. Quienes se inclinan por la creación artística (Guillermo Meneses, Miguel Otero Silva, Nelson Himiob, Antonio Arráiz, Felipe Massiani, Gabriel Bracho Montiel, Carlos Eduardo Frías) y la investigación social (Carlos Irazábal, Rodolfo Quintero, Miguel Acosta Saignes, Isaac J. Pardo, Juan Bautista Fuenmayor, Juan Oropeza, Joaquín Gabaldón Márquez, Augusto Márquez Cañizales, Héctor Parra Márquez y Elías Toro), sientan las bases para un cambio de perspectiva en relación con las pautas predominantes en el país hasta el término del gomecismo. Venezuela contemporánea debe mucho a su contribución en este sentido.

Protocolo Buchanan – Gómez

Para 1908 se produce el golpe de estado que eleva a Juan Vicente Gómez a la presidencia. Para definir las causas de las buenas relaciones que éste establece con las grandes potencias, bastaría con señalar que el nuevo gobierno adoptará una actitud diferente frente a ellas.

Al tomar posesión del gobierno, Gómez pide a través del representante de Brasil, encargado de los asuntos de Estados Unidos – con cuyo gobierno había roto relaciones Cipriano Castro – la intervención de la escuadra norteamericana. Así se envían los buques "El Maine", el "Des Moines" y el "North Caroline".

Además, Gómez propone:

a.- Pagar la deuda externa,

b.- Respetar los bienes de los ciudadanos naturales de los países con los cuales Castro se había querellado y

c.- Entregar a los intereses del capital internacional grandes ventajas en inversión.

Así tenemos que el 13 de febrero de 1909, se firman en Caracas los protocolos Buchanan-Gómez. De acuerdo con éstos, el trust del asfalto se vio libre de cancelar la deuda a que lo había condenado el poder judicial venezolano por su intromisión en los asuntos internos, al apoyar el movimiento de Manuel Antonio Matos.

Es decir, desde el inicio de su gobierno Gómez, pudo comprender que el destino de los gobiernos de los países atrasados que giraban dentro de la órbita capitalista, dependía de la actitud que asumieran frente al capital internacional. Los conflictos de Castro con las empresas foráneas, su negativa a aceptar las condiciones impuestas por las potencias referentes al pago de la deuda externa, la caótica situación financiera de la nación, la inseguridad política aún existente que no ofrecía seguridades a la inversión extranjera, tuvieron como epílogo el acuerdo entre las potencias imperialistas y Gómez para derrocar a Castro.

Por eso el caudillo de "La Mulera", se apresura a tomar las primeras medidas y hacer serios ofrecimientos, para darle garantías al inversionista extranjero y asegurar su estabilidad.

Dentro de esa línea de comportamiento, sumiso frente al capital internacional, se moverá Gómez.

Entre 1908 y 1914, hay prosperidad económica en el país, como resultado de los buenos precios a que se cotizan nuestros productos en el mercado internacional. Al mismo tiempo Gómez comienza la política de concesiones abiertas y fáciles para la explotación del petróleo. Comienza también a crear la infraestructura necesaria e indispensable que facilite la operación de esos capitales y crea un ejército profesional identificado con los intereses del Estado. Estas son medidas dentro de la estrategia de penetración a fondo del capital foráneo.

 

 

Autor:

Elia M. Tortolero de Banda