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Sociedad y política de México. General Porfirio Díaz


    General Porfirio Díaz

    1. Antecedentes
    2. Porfiriato
    3. Conclusiones
    4. Bibliografía
    5. Apéndice. Cronología

    INTRODUCCIÓN

    En el siguiente trabajo hablaremos de varios aspectos del general Porfirio Díaz, como de su vida y de su mandato que comprendido de 1876 -1910, en los cuales se vivieron varios aspectos importantes para la vida de los mexicanos e incluso de la historia del mismo país.

    Esperando que sea de su agrado…….

    ANTECEDENTES

    Gobierno De Benito Juárez.

    El gobierno de Benito Juárez comenzó el 25 de diciembre de 1867, siendo en este periodo cuando se promulgaron los códigos Civil, Penal y de Procedimientos, elaborados por Antonio Martínez de Castro. Debido a los levantamientos que se sucedieron en algunos estados del país, Juárez declaró aquellos lugares en estado de sitio y suspendió las garantías individuales cuando éstas pusieran en peligro el estado de orden que se pretendía establecer.

    Juárez redujo el número de miembros del ejército. La gestión hacendaría de José María Iglesias disminuyó la deuda pública a 87 millones de pesos, la cual, entre la externa y la interna, había alcanzado casi los 460 millones. Se echó a andar el proyecto de modernización y así, en 1869, el telégrafo y los caminos aumentaron sus líneas. Por otro lado, el ferrocarril también incrementó sus vías gracias a una concesión otorgada por el presidente Juárez a una compañía inglesa.

    El presidente Juárez pretendió llevar a cabo importantes reformas sociales mediante el poblamiento del país y la formación de pequeñas propiedades, asignando a cada campesino un pedazo de tierra que él mismo trabajara. Dichas obras sociales no pudieron llevarse a cabo, pero en el terreno cultural, la educación experimentó importantes avances, como por ejemplo la creación de la Escuela Nacional Preparatoria y la de Ingenieros, la Biblioteca Nacional de México y la Escuela Nacional de Ciegos. Muchos de los cambios emprendidos en este gobierno fueron en gran parte inspirados por la filosofía liberal extranjera, que algunas veces no estaba muy de acuerdo con la realidad vivida por los mexicanos en aquellos momentos.

    Benito Juárez Se Reelige.

    Era 1871, el año de la sucesión presidencial, los partidarios de Benito Juárez se alistaban para preparar su reelección, mientras que otros personajes también lanzaban su candidatura. Esta vez Juárez se enfrentaría nuevamente a Porfirio Díaz, su contendiente en las elecciones de 1867, pero también a su consejero Sebastián Lerdo de Tejada, quien también aspiraba a la silla presidencial.

    Lerdo de Tejada llevó a algunos de sus amigos hasta el Congreso y a otros más les dio las gubernaturas de algunos estados o puestos públicos importantes. Así buscaba obtener el mayor apoyo en las elecciones que se avecinaban. Pero, a pesar de todo, Porfirio Díaz fue siempre más popular. Entonces, pretendiendo formar una oposición mas fortalecida frente a Juárez, los partidarios de ambos contendientes se unieron.

    Las elecciones de aquel junio de 1871 se desenvolvieron en un clima de violencia y desconfianza por la posibilidad de que los juaristas cometieran acciones fraudulentas. Así las cosas, aún sin conocer los resultados de las votaciones, en Tampico y Monterrey se sucedieron levantamientos por parte de los partidarios de Díaz en contra de la reelección de Juárez.

    Efectuado el conteo de votos, ninguno de los aspirantes a la presidencia obtuvo la mayoría, por lo que el Congreso, siendo en su mayoría juarista, designó a Benito Juárez como el primer magistrado de la nación hasta 1875, cuando debería concluir su mandato. Apenas al siguiente año, en 1872, mucho antes de terminar su periodo, Benito Juárez murió y Lerdo de Tejada, en su calidad de presidente de la Suprema Corte de Justicia, asumió la cabecera del Ejecutivo.

    Plan de la Noria "No Reelección".

    La elección presidencial de 1871 dejó inconformes a muchos, pero principalmente a los porfiristas, cuyos adeptos se levantaron en armas en varias partes del país en franca oposición a la reelección de Benito Juárez. Luego, en el estado de Oaxaca y bajo el lema "no reelección", Porfirio Díaz proclamó el Plan de la Noria, en el cual declaraba que nadie podía imponerse en el poder y, menos aún, permanecer en él de manera indefinida.

    El Plan de la Noria postulaba, entre otras cosas, que el Congreso no podría designar, bajo ninguna circunstancia, a los funcionarios públicos de alto nivel y que nunca podría elegirse como presidente a algún ciudadano que durante el año anterior hubiese desempeñado un cargo público cuyos efectos se extendieran en todo el país. el plan proclamado por Porfirio Díaz no tuvo seguidores, ni siquiera los lerdistas, que otrora habían unido sus esfuerzos al grupo porfirista en contra de Juárez. La insurrección ocasionada por los postulados de la Noria fue extinguida por las fuerzas del gobierno y, además, perdió todo sentido con la muerte de Benito Juárez, ocurrida el 18 de julio de 1872.

    Gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada.

    Al morir Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada, en ese momento presidente de la Suprema Corte de Justicia, ocupó la silla presidencial interinamente. Cuando se celebraron las elecciones, Lerdo venció ampliamente a Porfirio Díaz y fue designado presidente constitucional. José María Iglesias lo sucedió en la presidencia de la Suprema Corte y muy pronto surgieron entre ambos políticos diferencias irreconciliables que los llevarían a una ruptura total.

    Durante el gobierno lerdista, las Leyes de Reforma fueron incorporadas a la Constitución y fue establecida la Cámara de Senadores. Para pacificar al país, al inicio de su gobierno, Lerdo concedió la amnistía a quienes hubieran cometido delitos políticos, logrando así que muchos insurrectos se acogieran al decreto.

    La ruta de ferrocarril Veracruz-México fue inaugurada en enero de 1873 por el presidente Lerdo. Más adelante, el Presidente intentó atraer inversión extranjera, procedente de Europa, para, junto con la nacional, dar auge a las diversas vías de comunicación. También era importante para Lerdo la educación del pueblo como medio de progreso, por lo que dio un gran impulso a ésta y estableció la escuela mixta. Tales medidas fracasaron, al igual que los intentos por poblar el país con extranjeros.

    Una de las insurrecciones motivadas por la cuestión agraria que se sucedieron en este periodo fue la del nayarita Manuel Lozada, el libertador de los pueblos unidos de Nayarit. El Tigre de Alica, como se apodaba al caudillo, defendía a los indios que habían sido despojados de sus tierras por los efectos de las Leyes de Reforma. Las fuerzas del gobierno lo sometieron y lo fusilaron en julio de 1873.

    Lerdo, continuando con la línea anticlerical de los liberales, expulsó del país a los jesuitas y a la orden religiosa de las Hermanas de la Caridad. Tales medidas provocaron profundos descontentos en la sociedad mexicana, desencadenando en los estados de Jalisco, Michoacán y México los movimientos llamados cristeros.

    Estos grupos de cristeros propugnaban la destitución del presidente y el reconocimiento de la religión católica como oficial dentro del territorio mexicano, pero hay quienes aseguran que el aparente problema religioso tenía un trasfondo de carácter social. Fuera como fuera, dichos levantamientos fueron sofocados por el gobierno. Se aproximaba ya 1876, año de elecciones presidenciales.

    José María Iglesias, quien ocupó la presidencia de la Suprema Corte de Justicia durante el gobierno lerdista, buscaba, al igual que Porfirio Díaz, imponerse a Lerdo de Tejada en las elecciones de 1876 y colocarse como jefe del Ejecutivo. Sabiendo que Lerdo resultaría vencedor en dicha contienda política, Iglesias preparó en Toluca un plan mediante el cual desconocería al presidente.

    Al ser descubierto, Iglesias se refugió en Guanajuato y desde ahí, una vez que conoció los resultados de los comicios, sacó a la luz su plan que desconocía al reelecto presidente, declarando que había obtenido la victoria en condiciones muy poco honestas, ilegales. En virtud de lo anterior, según José María Iglesias, las elecciones no eran válidas, así que él se autonombró presidente interino de la República.

    El plan iglesista fue secundado por los gobernadores de algunos estados y por varios generales, pero Porfirio Díaz condicionó su aceptación a dicho plan a la adhesión de Iglesias al Plan de Tuxtepec. Bajo tales condiciones, Iglesias no llegó a ningún arreglo con Díaz. Al vencer los de Tuxtepec a las fuerzas del gobierno, los partidarios del plan iglesista lo abandonaron y brindaron su apoyo al programa porfirista.

    Plan de Tuxtepec

    1876 era año de elecciones presidenciales y Sebastián Lerdo de Tejada, que buscaba permanecer en el poder, se enfrentaría nuevamente al defensor de la "no reelección": Porfirio Díaz. A mediados de año se llevaron a cabo las elecciones y Lerdo resultó reelecto presidente, según se dice, valiéndose de medios fraudulentos. Sus opositores, antes de conocer los resultados, ya habían iniciado una revuelta en su contra que sentaba sus bases en el Plan de Tuxtepec.

    El Plan de Tuxtepec se promulgó en Oaxaca en enero de 1876 y acusaba al régimen lerdista de haber procedido antidemocráticamente en varias de las acciones gubernamentales. En dicho plan se estatuía como ley suprema la Constitución de 1857 y algunas de las leyes reformistas, así como la no reelección, tanto del presidente de la nación como de los gobernadores de los estados. También se desconocía a Lerdo de Tejada como presidente de la república mexicana.

    Los partidarios de la asonada de Tuxtepec designaron a Porfirio Díaz como general en jefe del ejército revolucionario. En la batalla de Tecoac, que tuvo lugar en noviembre de aquel 1876, los porfiristas lograron el triunfo sobre los lerdistas, pero fue hasta 1877 cuando Lerdo salió de México rumbo a Estados Unidos. Gracias a la revuelta de Tuxtepec, Díaz logró acceder a lo que por tanto tiempo había buscado: la presidencia de la república mexicana.

    PORFIRIATO

    En abril de 1877, Porfirio Díaz alcanzó la silla presidencial, la cual dejaría, más a fuerzas que con ganas, en 1910, cuando se vio obligado a renunciar. A esta etapa se le conoce con el nombre de Porfiriato, periodo en el cual México transitó de la insurrección constante a la paz obligada, y del atraso económico al inicio de la industrialización, en medio de grandes desigualdades sociales que se profundizaron con la abundancia acaparada por un pequeño grupo de extranjeros y mexicanos.

    Política– Pacificación.

    La tarea prioritaria del primer gobierno de Díaz fue, como él mismo se lo escribió a Ignacio Mariscal, encontrar un nuevo equilibrio nacional con el que se lograría apaciguar a las gentes . Se hacía imprescindible conciliar los intereses de las distintas facciones para lograr la estabilidad que le permitiera al Estado fortalecer la economía mexicana. Como primer paso, el presidente Díaz modificó el artículo 78 de la Constitución para asegurar la no reelección y ganarse, así, al público que se había sublevado contra la reelección de Sebastián Lerdo de Tejada. Años después, él mismo modificó este artículo cuando ya había afianzado su poder y controlaba la política nacional. En segundo lugar, lanzó la convocatoria para elegir a los miembros del Senado, órgano que quedó constituido el 19 de septiembre de 1977. Con mucha sagacidad, Díaz dejó actuar y desprestigiarse entre ellos a sus amigos influyentes y a políticos contrarios, acrecentando su figura. También logró incorporar hábilmente a políticos adversos a su régimen.

    Hacer producir al campo ha sido una de las preocupaciones fundamentales de todos los gobiernos mexicanos. Porfirio Díaz estaba convencido de que para desarrollar la agricultura era necesario tomar medidas drásticas. En 1883 promulgó una ley, conocida como Ley de Deslinde y Colonización de Terrenos Baldíos, mediante la cual se puso a disposición de compradores privados todos aquellos terrenos considerados como baldíos. Esta ley tenía el mismo espíritu que la Ley Lerdo, expedida en 1856, y trajo como consecuencia la formación de grandes latifundios y el despojo de tierras a las comunidades indígenas. El problema de aquella ley era interpretar el significado de "baldío", pues en virtud de ella se autorizó a los colonos, mexicanos o extranjeros, a denunciar tierras inactivas y formar compañías deslindadoras, lo cual, en muchas ocasiones, se prestó a serias arbitrariedades porque la mayoría de las comunidades indígenas o campesinos pobres no podían demostrar la propiedad sobre la tierra que habían heredado o no sabían siquiera cómo hacerlo. No obstante que la ley ponía como límite 2 mil 500 hectáreas, con el propósito de crear unidades modernas que pudieran trabajar pequeños y medianos agricultores, el resultado fue la formación de grandes propiedades que siguieron un patrón parecido al de las antiguas haciendas coloniales. Con base en este régimen se expropiaron 49 millones de hectáreas entre 1884 y 1907. Para el estado de Chiapas, por ejemplo, los tres millones de hectáreas expropiadas significaron el 40% de la superficie total del estado. Las zonas con mayores superficies afectadas fueron los estados norteños y los estados tropicales del sur de la república mexicana.

    Tuvo la astucia de conciliar los intereses de los caciques locales más importantes del país, permitiéndoles ejercer el poder para calmar sus ambiciones personales a cambio de lealtad al régimen. Usó la fuerza del ejército para calmar a los sediciosos, perseguir a los apaches, reprimir a los yaquis y castigar a los bandoleros. Todas estas acciones fueron logrando un equilibrio de fuerzas y una paz impuesta, indispensable para su proyecto económico y para lograr el reconocimiento de su régimen en los países extranjeros.

    El candidato más fuerte era Justo Benítez, pero demostró tales intrigas y ambición que su desprestigio sobrepasó a su popularidad. Una vez que resultó evidente, Porfirio Díaz se abrió de capa y dejó saber discretamente que apoyaba la candidatura de Manuel González. Esto hizo que las adhesiones cambiaran de bando, por lo que González obtuvo el triunfo en septiembre de 1880, victoria que mantuvo a Díaz detrás del la silla presidencial. El mismo Manuel González declaró que actuaría bajo la supervisión de Díaz, a quien nombró secretario de Fomento. Las críticas hacia esa "supervisión" obligaron a Díaz a aceptar la gubernatura de Oaxaca y a regresar a la escena política hasta las siguientes elecciones. Manuel González siguió la política de Díaz, consistente en controlar al Congreso y a los gobernadores. Logró conciliar intereses con el ejército y grupos de católicos que lo percibían más tolerante.

    Relaciones Diplomáticas.

    Las relaciones diplomáticas de México con Francia, España e Inglaterra se rompieron a la caída del imperio de Maximiliano de Habsburgo. De igual manera, cuando Sebastián Lerdo de Tejada dejó la presidencia de México, Estados Unidos suspendió las relaciones con este país, el cual sentía la amenaza de una invasión norteamericana o, como corría el rumor, de otra anexión de su territorio si no cumplía con las demandas del gobierno norteamericano.

    Porfirio Díaz no tenía salida. Necesitaba el reconocimiento del gobierno estadounidense para evitar el peligro de una guerra, pero las condiciones impuestas por los norteamericanos eran demasiado duras y significaban más un pretexto para un conflicto que una negociación aceptable. Porfirio, actuando con sigilo, pagó la deuda puntualmente, intensificó las medidas de pacificación en la frontera, con lo que hizo saber a los americanos que su régimen era producto de una elección democrática. finalmente, Estados Unidos reconoció al gobierno de Díaz en abril de 1878.

    Ese mismo año, el gobierno porfirista obtuvo los reconocimientos de Francia, España, Inglaterra, Alemania, Italia y Bélgica, que le eran indispensables para abrir de nuevo las puertas de México a Europa, sobre todo a Francia, para contrarrestar la influencia norteamericana en el país.

    Porfirio Díaz declaró a sus seguidores que jamás admitiría la reelección, porque eso iba contra los principios que hicieron triunfar la revuelta de Tuxtepec. El prestigio de Díaz se acrecentó con esta decisión, dejando, al parecer, el camino abierto para la competencia por la silla presidencial.

    Represión.

    Díaz reprimió cualquier intento de rebelión , incluso de oposición pacifica que nos e ajustara a las reglas del juego impuestas por el. La dictadura fue implacable contra toda forma de oposición, sobre todo cuando cuestionaban su poder y representaba un peligro serio. En ocasiones acudió al destierro o ala cárcel, llegando incluso a matanzas célebres, como las preparadas contra los yanquis o el pueblo de Tomóchi.

    El sistema represivo de Díaz contaba con el ejército, la policía rural, las policía urbanas, el tribunal de "La Acorda" y las cárceles, algunas de ellas eran terribles como las de San Juan De Ulua y Belén. Era terrible su represión contra los apaches del norte, no abandono su represión hasta que fueron totalmente derrotados y casi exterminados. Es muy conocida la guerra del yanqui , casi una campaña de exterminio desatada contra dicho grupo indígena de sonora, que se habían rebelado por el despojo de tierras de que habían sido victima a manos de capitalistas protegidos por Díaz. Muchos de los yanquis fueron tomados prisioneros o vendidos como esclavos o deportados a Yucatán.

    Reelecciones De Díaz..

    Al finalizar el régimen de Manuel González, no había en escena ningún político que pudiera opacar a Porfirio Díaz para las elecciones de 1884. Además, el presidente saliente estaba comprometido con Díaz para dejarle nuevamente el poder y la gente hablaba del general como la salvación a los serios problemas financieros del gobierno de González.

    Con este apoyo, Porfirio Díaz obtuvo 15 mil 776 votos, contra 289 emitidos en favor de otros candidatos. Al tomar el poder, tuvo buen cuidado de deslindarse de Manuel González y su grupo, al cual la opinión pública calificaba de ladrón y exigía juicio político en su contra, mismo del que González salió bien librado. Díaz sabía que necesitaba consolidar su poder y con gran habilidad incorporó a su gobierno a los representantes más importantes de los distintos grupos políticos, como a Manuel Romero Rubio, antiguo lerdista y su suegro en ese momento; a Manuel Dublan, a quien se le conocía como imperialista; a Mariano Escobedo, también lerdista; a Felipe Berriozábal, del grupo de José María Iglesias; y otros. Como parte de esta estrategia política, Díaz acercó a los jerarcas de la Iglesia y fue flexible en la interpretación de las Leyes de Reforma, aunque también toleró las críticas periodísticas anticlericales.

    Aunque en un principio se sujetó a las Leyes de Reforma y a la Constitución, conforme se acercaban las siguientes elecciones, Díaz gobernó al margen de ellas y orientó su política a reforzar en la opinión pública la necesidad de una única reelección continua. El federalismo se fue a pique y el proceso de consolidación de un centralismo férreo se aceleró.

    Al volver Porfirio Díaz al poder en su segundo periodo, tuvo que enfrentar serios problemas económicos heredados de la administración gonzalista. Por más que su administración tomó medidas drásticas, éstas no fueron suficientes. Díaz retomó, entonces, el proyecto de llegar a un acuerdo con Inglaterra para poder, después, negociar un crédito para México. En febrero de 1886, tuvo que reconocer la deuda inglesa e incorporarla como deuda nacional, a pesar del disgusto de algunos sectores de la población. Arreglada la negociación, México obtuvo un préstamo de la banca inglesa y los capitales ingleses empezaron a fluir al país en el área minera. Las críticas hechas por la prensa a esta negociación le valieron una severa represión por parte de Díaz, quien encarceló a varios periodistas.

    Durante los tres primeros años de este segundo periodo, la economía mexicana progresó a cuentagotas; sin embargo, para 1877, la situación cambió. La producción de cultivos de exportación, como el henequén, maderas finas y el café, aumentó las exportaciones (76 millones de pesos), las cuales sobrepasaron a las importaciones (67 millones de pesos). Se añadieron tres mil kilómetros más de vías férreas y se aumentó el número de kilómetros de telégrafo, entre otras cosas.

    Todos estos signos de progreso elevaron el prestigio del general Díaz y le abonaron el camino para su reelección, bajo el argumento de que la prosperidad apenas empezaba y que para consolidar la dirección del proceso era necesario que el General siguiera al frente del país, sólo una vez más, para lograrlo.

    La política de Porfirio Díaz, durante el cuatrienio 1884-1888, había dado fruto. En su último año de gobierno, con una economía en proceso de recuperación, una infraestructura en espera del capital extranjero y un panorama político sin contrincantes, Porfirio Díaz logró que la legislatura de Jalisco propusiera su reelección, apoyado por algunos periódicos y por los grupos conservadores. Fue por esos días cuando Francisco Bulnes dijo: "El buen dictador es un animal tan raro que la nación que posee uno debe prolongarle no sólo el poder, sino la vida".

    El Congreso federal, al igual que los congresos locales, aprobó la reforma sobre la reelección y Díaz se lanzó a la elecciones. De 16 mil 709 votos emitidos en los comicios del 19 de marzo de 1988, don Porfirio cosechó 16 mil 662, nada menos que el 98 % del total. Los votantes se habían convencido de los atributos del señor, quien con su política centralista había logrado la paz, aunque hiciera caso omiso de la democracia y el progreso estuviera cimentado en la deuda externa y la desigualdad.

    El lema que resume la política de Porfirio Díaz, a partir de su tercer periodo de gobierno, es "Poca política y mucha administración", como la estrategia adecuada para lograr sus objetivos de orden y progreso. A partir de este periodo presidencial y hasta 1911, Díaz sería dueño del poder (1). En este cuatrienio, la economía de México se vio amenazada por una crisis financiera, provocada por la pérdida de las cosechas debida a las agudas sequías de esos años, y por la depreciación de la plata en el mercado mundial, lo cual originó la devaluación del peso mexicano. Esta crisis propició sacudidas sociales y descontentos; por ejemplo, las tribus yaquis se sublevaron y la oposición tomó fuerza de nuevo.

    La mala situación económica había propiciado el fortalecimiento de la oposición y Porfirio Díaz necesitaba una nueva estrategia para reelegirse. Con este motivo, y tras bambalinas, propició la fundación, en 1891, de la Junta Central Porfirista, que más tarde cambiaría su nombre a Unión Liberal. El objetivo inmediato era postular a Porfirio Díaz para un cuarto periodo presidencial.

    Esta tarea fue organizada por Manuel Romero Rubio, suegro de Díaz, quien invitó a participar a un grupo de jóvenes intelectuales de diversas creencias políticas y que más tarde tendrían un destacado papel dentro de la administración porfirista. En este grupo estaban Manuel M. de Zamacona, Pablo Macedo, Francisco Bulnes, Benito Juárez Maza, José Ives Limantour, Mariano Escobedo, Rosendo Pineda, Joaquín Casasús y otros. Muchos de ellos eran liberales que, aunque habían luchado por la no reelección, consideraban que para garantizar la estabilidad y la paz, conseguidas después de largos periodos de lucha, se necesitaba que Porfirio Díaz siguiera en el poder y sentara, así, las bases materiales para el progreso económico. No obstante, este grupo planteaba la necesidad de una democracia restringida, sin caudillos militares, ideas que le sirvieron a Díaz como pantalla democrática para las elecciones, pero que después condenó como ilusiones inútiles. Dicha situación le generó oposición en algunos sectores de diversas tendencias, los cuales organizaron clubes y grupos políticos, como el Club de Obreros Antirreeleccionistas o los estudiantes antirreeleccionistas, en contra de la reelección del presidente. Sin embargo, Díaz contendió en las elecciones de 1892 y ganó sin mayor dificultad.

    Al iniciar su nuevo periodo, el otra vez presidente no modificó su gabinete, lo cual le originó severas críticas por parte de diversos periódicos, mismos que fueron clausurados y muchos de sus colaboradores encarcelados. La crisis económica iniciada en el periodo anterior no se había resuelto; el hambre amenazaba el campo y la devaluación del peso mexicano en ese tiempo trajo consecuencias difíciles para las actividades comerciales e industriales y, con ello, el retiro de algunas inversiones extranjeras.

    Después de la fallida política hacendaria de Matías Romero, hombre que sustituyó en el cargo a Manuel Dublán, llegó a la Secretaría de Hacienda uno de los jóvenes intelectuales de la Unión Liberal, José Ives Limantour. Este último logró, con sus medidas, nivelar el presupuesto y vencer la crisis, lo cual no sólo le proporcionó un gran prestigio a él, sino también al régimen de Porfirio, que había ganado de nuevo la batalla, y por supuesto al grupo de jóvenes intelectuales que giraban en torno a él: los Científicos.

    Economía.

    Fue durante su gobierno cuando llegó un grupo de inversionistas estadounidenses dispuestos a invertir en el sistema ferroviario y en las minas de Sonora y Chihuahua. Durante los cuatro años de su gobierno se aumentaron 4 mil 658 kilómetros de vías de ferrocarril, contando todos los tramos que, aunados a los 1 mil 073 existentes, sumaban 5 mil 731 kilómetros a lo largo del país.

    Si bien las nuevas inversiones señalaban la senda del esperado progreso, dos años después empezarían los problemas, cuando el costo de la vida subió. La población se opuso a medidas tomadas por González, como el uso de monedas de níquel en lugar de las tradicionales de plata, que no representaban su valor en el metal, y la aceptación de una negociación profundamente desventajosa para México, en la cual se reconocía una deuda con Inglaterra equivalente a 86 millones de pesos. Ambas medidas tuvieron que ser revocadas. Hubo una medida, sin embargo, que no pudo ser revocada, y que cristalizó más tarde en el Decreto sobre Deslinde y Colonización de los Terrenos Baldíos que afectaba seriamente las tierras de las comunidades indígenas y favorecía a los hacendados. En Hidalgo y San Luis Potosí hubo sublevaciones contra los malos tratos y el despojo de tierras, pero, en aras del progreso, fueron violentamente sofocadas.

    Inversión Extranjera.

    La inversión de capitales foráneos tuvo como uno de sus renglones la construcción de ferrocarriles. En 1880 México tenia 1 100 kilómetros de vías férreas; para 1910 existen ya 19 mil kilómetros. Las compañías norteamericanas aprovecharon las ventajosas concesiones que otorgaba el gobierno de Díaz. al trazar los ferrocarriles se impusieron sus intereses, aprovecharon sus fuerzas y su capital para tazar vías ferroviarias a la frontera norte, sin pretender comunicar las regiones del país que mas lo necesitaban, ni mucho menos conectar las costas mexicanas de ambos mares.

    Con la finalidad de acelerar la construcción de vías férreas el gobierno otorgo subsidios a las compañías, sentando las bases para una crisis de las finanzas publicas. Para cubrir el pago de los subsidios el gobierno recurrió al expedienté de entregarles tierras alas compañías ferrocarrileras; en esta forma el ferrocarril nacional recibo 327 600 hectáreas, en 1910; Pearson magnate ferrocarrilero, 1.5 millones de hectáreas en Chihuahua; los constructores del Istmo de Tehuantepec, 600 mil hectáreas. Lógicamente, esta política, contribuyo a crear grandes latifundios en manos de empresarios norteamericanos, que incluso poseían enormes propiedades en la frontera norte, violando, de paso la legislación mexicana.

    Los ferrocarriles jugaron un papel esencial en el Porfiriato. Contribuyeron a romper el aislamiento tradicional de los principales centros productores y los integraron en un mercado nacional, y para algunos productos, internacional; propiciaron la movilidad de la población, y contribuyeron a conservar el orden social mediante el rápido traslado de tropas para reprimir las sublevaciones populares. Como su impacto económico directo sobre el volumen y la estructura del crecimiento económico fue considerable, provocaron consecuencias políticas, sociales e institucionales proporcionales en magnitud. Ligaron el futuro de l país a los procesos contradictorios del moderno subdesarrollo capitalista dependiente, apesar de los impulsos democráticos de su gran revolución.

    La banca.

    José Ives Limantour, ministro de Hacienda, logró que se aprobara la Ley General de Instituciones del Crédito, con la cual se modificaba la forma en que venía funcionando el sistema crediticio en México. En ella se daban facilidades para la creación de instituciones bancarias de tres tipos: emisoras (que podían fabricar o emitir dinero), hipotecarias (préstamos sobre hipoteca de fincas rurales y urbanas) y refaccionarias (podían dar crédito para actividades industriales y comerciales). Con base en esta ley, durante el Porfiriato se crearon veintiocho instituciones bancarias emisoras de billetes, tres bancos hipotecarios y cinco bancos refaccionarios, siete de los cuales se establecieron en el Distrito Federal.

    A finales del siglo XIX, los estados norteños de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Zacatecas, San Luis Potosí y Durango tenían 8 de los 19 bancos que funcionaban en México. En 1899, a iniciativa del empresario Enrique C. Creel, se creó uno de los más importantes, el Banco Central Mexicano, para coordinar y respaldar a sus asociados provinciales y hacer contrapeso a los dos bancos más importantes del país que se asentaban en la capital: el Banco Nacional de México y el Banco de Londres y México, que eran los que tenían la libertad de acción en toda la república. Para 1907, el Banco Central se convirtió en el segundo más importante de México. Los bancos norteños, junto con las inversiones industriales, fueron los pivotes de desarrollo de los capitales regionales, que el autor Mario Cerruti ha llamado el eje empresarial Chihuahua-La Laguna-Monterrey.

    Las actividades comerciales e industriales tuvieron acceso a crédito, a dinero líquido, que les permitió un gran avance; no así el sector agrícola, cuya situación se agravó conforme pasaron los regímenes porfirianos. En 1905, por las alzas y bajas en el precio de la plata, el gobierno se vio en la necesidad de llevar a cabo una reforma monetaria que consistió en adoptar el patrón oro en lugar de que la plata fuera el metal que respaldara a la economía, como lo habían hecho otros países en el mundo. Esto trajo como consecuencia inmediata la devaluación del peso mexicano. Se dejó de acuñar plata en la Casa de Moneda y este metal fue desapareciendo del sistema monetario. Sin embargo, en 1907, con la crisis económica que estalló en Estados Unidos, México se vio envuelto en una nueva e irresoluble crisis financiera.

    Minería y Petroleo.

    Oreo de los campos de inversión extranjera fue la minería, a la que se destinaba la cuarta parte total. Hasta los años 1891-92 se explotaron básicamente los metales preciosos, oro , palta; pero a partir de esa fecha fue creciendo la exacción de minerales industriales como cobre, plomo, antimonio, zinc y mercurio. A pesar de que la producción de matales preciosos se multiplico por cuatro durante el Porfiriato, aumento mas rápido la del cobre , plomo y zinc, que representaba la tercera parte del valor de la producción total a finales del Porfiriato.

    Ya en los años de 1909-1910, las inversiones norteamericanas dominaban casi totalmente la industria extractiva. Para 1911, de los 286.3 millones de dolares invertidos en esta rama, 223 millones eran norteamericanos. Igualmente nos encontramos que estaba en manos de capital foráneo la mayor parte de las empresas metalúrgicas del país, de las cuales las mas importantes pertenecían a capitales estadounidenses, cuyas inversiones en esta rama llagaban de 1911 a 26 millones de dolares, mientras que las de los mexicanas apenas ascendían a poco mas de 7 millones de dolares.

    También el caso de la producción minera requiere una análisis mas alla de los puros datos. En efecto, apesar del auge, la minería era sumamente sensible a los efectos de las crisis externas y se veía afectada por los altibajos de la demanda mundial. Ello fue muy claro en el caso de la palta y en algunos momentos del cobre.

    La explotación petrolera en México se inicio en el mes de marzo de 1901. Comenzando esta explotación la Mexican Petroleum Company fundad por Edward Doheny, significativamente conocido como "el rey del petroleo", que empezó extrayendo el hidrocarburo en los campos del Ébano, región cercana a Tampico. En 1905, se creo una filial, de triste memoria por los abusos a que se sometió la población y al país, la Huasteca Petroleum Company. Doheny monopolizo la producción de dicho hidrocarburo, combustible fundamental, que por aquel entonces se empleaba en las locomotoras y los motores de combustión interna.

    Era impresionante la riqueza de los pozos petroleros mexicanos. En septiembre de 1910 broto el pozo Casiano 7 que produjo 75 millones de barriles; en diciembre , broto el Potrero del Llano 4, que durante 28 años rindió 117 millones de bariles; en febrero de 1914 comenzó a fluir el Zurita 3, que durante 14 años dio 21 millones de barriles a la Sinclair.

    Partiendo de apenas 10 mil bariles diarios en 1901, la producción mexicana de petroleo llego a 12 millones y medio en 1911 ya 93 millones en 1912. E l problema era que el país no se beneficiaba en nada de toda esta riqueza. Primero las compañías de Doheny y después de la Pearson, el magnate petrolero ingles, obtuvieron gigantescas dividendo extrayendo el oro negro de nuestro subsuelo. El acuerdo que habían encho con el dictador Díaz y el grupo de los "científicos", les permitían lucrar inmensamente a cambio prácticamente de nada,

    Sociedad

    La Ciudad de México era el centro del bullicio. Los teatros se llenaban con importantes personalidades de la sociedad, del mundo intelectual y de la política para ver y oír cantar ópera a Adelina Patti o al tenor Tamagno. En el teatro se consagraban Virginia Fábregas y Andrea Maggi y en las tandas del teatro Principal la gente aplaudía con fervor a María Conesa o a Mimí Derba, aquella tiples cómicas cuyos nombres siguen llenos de nostalgia por la opereta. Los bailes de don Porfirio eran famosos por aquella magnificencia y aquellos aires europeos con los que se llevaban a cabo.

    En el campo, la vida cotidiana no daba lugar a las diversiones. Las duras jornadas no permitían distracciones y las difíciles condiciones de vida sólo posibilitaban un frugal alimento, consistente en maíz, frijoles y chile, y la constante esperanza de mejorar.

    Las comunidades indígenas, al margen del progreso alcanzado por la sociedad urbana, gozaban de la libertad de festejar a sus santos patronos en fiestas que propiciaban la redistribución de los pocos recursos que se podían acumular. Con ellas se disipaba la ansiedad de perder la tierra o de ser condenados a la leva y a los trabajos forzados en las haciendas. La vida cotidiana durante el Porfiriato era el reflejo de una sociedad fincada en la desigualdad.

    Clases Sociales.

    En vísperas de la revolución de 1910 el sistema de producción social estaba representado por relaciones en las que la forma capitalista era dominate. Por esta razón, en la estructura de la sociedad mexicana ya se había destacado como clases fundamentales la burguesía, el proletariado y el campesino. claro esta, cada una de estas clases, a su vez, tenia una estructura compleja y especifica, así como complejos y multilaterales, eran los rasgos económico-sociales de la sociedad mexicana que genero a esas clases.

    La férrea estructura de clases, resultado obvio de las relaciones de producción mencionadas, tenia una conformación clara de un país dependiente, con estructuras aún semifeudales, mezcladas con las capitalistas:

    1. Burguesía extranjera, fundamentalmente norteamericana y europea.
    1. Incipiente burguesía nacional. Estaba repartida por actividades económico-políticas en:

    a) Burguesía aliada ala capital extranjero. En gran parte la casta dirigente política ("los científicos).

    b) Burguesía terrateniente, burguesía industrial y comerciante. Estas dos ultimas dos muy importantes, había en estos grupos, desde los criollos, hasta mestizos (como el mismo general Díaz).

    Sectores medios, pequeña burguesía. Profesionistas e intelectuales, empleados, pequeños comerciantes y propietarios, artesanos, miembros del ejercito y el clero.

    1. Proletariado rural urbano. Si sumamos a los trabajadores fabriles, los mineros, los ferrocarrileros, los portuarios y los petroleros, tenemos que para 1910 eran cas 860 mil obreros. Esta era una nueva clase que había nacido casi durante el porfirismo, si bien ya empezaba a manifestarse desde mediados del siglo pasado. En buena parte provenía de los campesinos despojados de sus tierras y de los artesanos arruinados por lla competencia con las fabricas.
    1. Indígenas campesinos, propietarios de tierra comunales, o pequeños propietarios
    1. Lumpenproletariado.

    Organizaciones Obreras.

    La Gran Familia Artística, la Fraternidad de Sastres y la Sociedad de Artesanos y Agricultores son algunos de los nombres de las primeras sociedades de obreros y artesanos organizadas en México en las últimas décadas del siglo XIX. Estas sociedades tenían un carácter mutualista (de ayuda mutua), que veía por sus asociados en casos de necesidades apremiantes.

    El movimiento cooperativista se unió al mutualismo y de ahí surgieron otras sociedades que se extendieron por toda la república mexicana. Paulatinamente, dentro de estas organizaciones, los intereses se orientaron a luchar por el derecho al trabajo y a mejores condiciones laborales. Esto se sintetizó en el Círculo de Obreros de México, fundado en 1876, que logro extenderse hasta captar 8 mil agremiados de muchas sociedades mutualistas y cooperativistas.

    Sin embargo, durante el Porfiriato hubo muchas dificultades para que prosperaran las organizaciones obreras, por lo que el Círculo de Obreros de México fue perdiendo fuerza. En la década de 1900 a 1910, las ideas de los clubes liberales, primero, y del Partido Liberal Mexicano, después, así como el pensamiento llegado de Europa –el sindicalismo, el anarquismo y el comunismo–, fueron reorientando la dirección de la lucha de las asociaciones obreras. Se sumaron, entonces, muchas asociaciones obreras a los planteamientos reivindicativos propuestos, e incluso sirvieron para las acciones de huelga de los mineros de Cananea y Río Blanco en 1906 y 1907, respectivamente. No obstante, las sociedades obreras, en general, nunca plantearon un cambio radical de sistema y en muchas ocasiones buscaron al Estado como apoyo y mediación, ubicando a su enemigo en los industriales nacionales y extranjeros.

    Educación.

    La necesidad de dar educación a todo México era un argumento que habían utilizado muchos gobiernos desde la declaración de independencia. En los años porfiristas, no fue menos usado. La educación se concebía a sí misma como una educación liberal. Sin embargo, en realidad fue orientada más a los sectores urbanos que rurales y más a la educación media y superior que a la elemental. La educación tenía la meta de formar ciudadanos, y era más fácil formarlos en las áreas urbanas y modernas, dando cuenta de una visión positivista de acuerdo a la época.

    En 1881, una de las políticas educativas fue la apertura de escuelas normales para instruir a los maestros y, a partir de ahí, expandir una educación primaria moderna, basada en una historia de México desde el punto de vista liberal que chocaba con la realidad política vivida. La educación preparatoria se fortaleció con la Escuela Nacional Preparatoria y 33 escuelas en los estados. Se crearon sociedades científicas y literarias que se encargaron de la nueva educación superior.

    En 1905 se creó la Secretaría de Instrucción Publica y Bellas Artes, encabezada por Justo Sierra, y en 1910 empezó a funcionar la Universidad Nacional de México (cuyo titular fue también Justo Sierra), reuniendo a algunas escuelas que operaban desde 1894. En el campo, las pocas escuelas que funcionaban estaban en los pueblos y las haciendas que trabajaban en condiciones muy primitivas; por desgracia no tuvieron mayor impacto en la población. La Iglesia, por su parte, no expandió su labor educativa, sólo contaba con el 4% de los planteles existentes para 1910.

    Esos años presenciaron la fundación de un gran número de sociedades científicas, impulsadas por la filosofía de la época que pensaba que la ciencia resolvería el problema de México. Algunas de ellas fueron la Sociedad Positivista, Sociedad de Medicina Interna, Sociedad Geológica y el Instituto Médico Nacional. Sin embargo, la aportación al avance de la ciencia no parece haber sido muy elocuente, salvo en el área de la medicina, en donde se aplicaron nuevas formas de diagnóstico. No obstante, materias como la economía, la sociología, la etnología y la historia tomaron un papel importante.

    Así como las ciencias exactas intentaban descubrir las leyes de la naturaleza, las ciencias sociales querían descubrir las del comportamiento social que llevaran al progreso. Este concepto era identificado, por algunos autores, con las raíces europeas, la modernidad y la sociedad urbana. El lado opuesto de estas características –lo indígena, lo rural y lo tradicional– era considerado como un lastre en la evolución del país. En el mundo de las letras, los múltiples diarios y revistas dieron pie a una gran actividad literaria. La tendencia a modificar las costumbres y renovar el lenguaje se hizo presente en las discusiones entre los escritores y propició la exploración de nuevas formas de expresión.

    En la pintura, las nuevas tendencias modernistas llegaron de Europa y encontraron fieles seguidores. Entre los más importantes estaban Saturnino Herrán, Félix Parra, Germán Gedovious, Joaquín Clausell, Ignacio Rosas, Mateo Herrera, Gonzalo Argüelles Bringas, Julio Ruelas y el pródigo y vibrante paisajista Gerardo Murillo, conocido como el Dr. Atl, precursor de la Escuela Mexicana de Pintura.

    En la arquitectura, fueron aquellos años la emulación de los palacios afrancesados: las miras estaban puestas de nuevo en Europa. Fueron también años de monumentos y centros ciudadanos. El paseo de la Reforma albergó el monumento a Cuauhtémoc y a Cristóbal Colón, además de la famosa columna de la Independencia, realizada por el arquitecto Antonio Rivas Mercado. Se construyó el hemiciclo a Benito Juárez, obra del arquitecto Heredia, y el monumento a Josefa Ortiz de Domínguez en la Plaza de Santo Domingo. Proliferaron también, por todo el país, los teatros y las salas de conciertos. En San Luis Potosí se erigió el teatro de la Paz y en Guanajuato el teatro Juárez. En México se construyó el teatro Nacional, proyectado por Adamo Boari. A toda esta obra se sumaron diversos edificios de gobierno, como el de Correos, el palacio Legislativo, el edificio de la Compañía de Luz, el palacio de Comunicaciones y otros.

    Movimientos.

    Apagado el descontento de lerdistas e iglesistas, la oposición al régimen de Díaz se dio esporádicamente en algunos periódicos y, aisladamente, en algunos estados, como Chihuahua, Coahuila y Guerrero. Estas revueltas, si bien tuvieron como trasfondo las condiciones de vida auspiciadas por la dictadura porfirista, fueron causadas por las luchas por el poder regional. Tales fueron los casos de Coahuila, con el derrocamiento del gobernador Garza Galán, y los conflictos locales agravados por las crisis económicas, como el caso de la matanza de los pobladores de Tomóchic en Chihuahua. Pero a partir de 1900, grupos opositores al régimen fueron modelando su propio rostro y brotando por aquí y por allá.

    En 1901, Camilo Arriaga, conocido potosino, convocó a un congreso en San Luis Potosí, para discutir y acordar una forma de protesta contra los abusos y arbitrariedades del gobierno de Porfirio Díaz. De ahí se formó la Confederación Liberal, con un manifiesto apegado a la doctrina liberal, que buscaba también el orden, el progreso y la libertad. Para septiembre de ese año se fundó el primer club liberal en San Luis Potosí. En 1902, este grupo volvió a reunirse planteando demandas más específicas: libertad de expresión, sufragio efectivo, municipio libre y reforma agraria. "Para filtrar el liberalismo en el espíritu de las masas" se acordó la fundación de clubes liberales por todo el país (1). Éstos proliferaron poco a poco, llegando a formarse 200, muchos de los cuales sirvieron también como expresión de grupos, clanes y caciques desplazados del poder, pero pocos de ellos llegaron a las masas.

    1. Francois Xavier Guerra: México del antiguo régimen a la Revolución, p. 25.

    Entre arresto y arresto, los dirigentes liberales siguieron con su labor. Camilo Arriaga, Antonio Díaz Soto y Gama, Juan Sarabia y los hermanos Flores Magón escribían artículos y pronunciaban discursos una y otra vez. En 1903 suscribieron otro manifiesto en donde declararon su lucha contra el clero y sus privilegios; contra la rapiña de los extranjeros, funcionarios y ricos; contra el militarismo y contra la miseria en la que estaban sumidos los peones, indios y obreros, e incluso las clases medias. La reacción de Porfirio Díaz fue violenta: ordenó el cierre de los diarios de oposición y arrestó a la mayoría de los dirigentes de los clubes. Meses más tarde, los hermanos Flores Magón y Arriaga se refugiaron en Estados Unidos, país en el que surgieron diferencias entre ellos.

    Huelga de Cananea y Río Blanco.

    Las condiciones de trabajo en las minas y fábricas, el descontento obrero, las ideas de los clubes liberales y el periódico Regeneración se conjuntaron, propiciando el estallido de tres conflictos, entre 1906 y 1907, que serían recordados como antecedentes al movimiento revolucionario: la huelga de los mineros de Cananea, la huelga de mecánicos del Ferrocarril Central en varios estados norteños y la huelga de los textileros en Río Blanco.

    El director de la Cananea Consolidated Copper Company había rechazado las peticiones de los mineros, consistentes en aumento salarial a 5 pesos, jornada de trabajo de 8 horas y trato igual a trabajadores mexicanos y norteamericanos. Los huelguistas avanzaron pacíficamente pero fueron reprimidos con lujo de violencia. El saldo fue de 30 muertos, 40 heridos y muchos encarcelados. Esta huelga impulsó a otros movimientos reivindicativos en el país. A principios de julio de 1906 estalló la huelga de ferrocarrileros en Chihuahua, quienes demandaban igualdad salarial a empleados mexicanos y extranjeros y participación en las decisiones de la empresa. La huelga duró un mes en términos pacíficos, pero se extendió a Nuevo León, Aguascalientes y San Luis Potosí. Porfirio Díaz tuvo que mediar en el conflicto, a petición de los gobernadores, ofreciendo una solución justa y legítima. Se logró un convenio con la compañía sobre salarios e igualdad de los trabajadores.

    Las condiciones laborales en el ramo textil en Veracruz, Puebla y Tlaxcala eran cada vez más deplorables. Los obreros se organizaron en el Gran Círculo de Obreros Libres, que publicó sus demandas en un periódico radical. Los industriales, a su vez, se organizaron también en el Círculo Industrial Mexicano y publicaron un reglamento conjunto para todos los obreros de la zona. Dicho reglamento planteaba una jornada laboral de 12 horas y media, cobro a los obreros por máquinas averiadas, multas por productos que no cumplieran con la calidad requerida e inspección a las casas que les alquilaba la compañía. Esto detonó el movimiento de huelga. Ante la negativa de los industriales de negociar, se solicitó la mediación del presidente Díaz, pero los industriales se rehusaron al arbitraje presidencial por considerar que no debería intervenir en las relaciones de trabajo. Entonces, decidieron cerrar las fábricas hasta que los huelguistas aceptaran el reglamento. Más de 30 mil obreros se quedaron sin trabajo; algunos emigraron al norte del país, a las propiedades de Francisco I. Madero, quien les ofreció empleo. El presidente Díaz dictaminó, según algunos autores, en contra de los huelguistas, y según otros, favoreciéndolos en casi todo, menos en la exigencia de una cartilla de trabajo. Esta determinación presidencial dio lugar a la decisión de continuar la huelga. El día 7 de enero, los huelguistas se aglutinaron afuera de la fábrica y se lanzaron contra la tienda de raya y a liberar presos. Entonces llegaron las tropas a reprimirlos, dejando un saldo de 17 muertos. Los saqueos a las tiendas de raya se generalizaron y ello desató la represión. En tres días, las tropas habían matado a más de 400 personas.

    Partido Liberal.

    En 1906, en un exilio activo, Juan Sarabia, Antonio Villarreal, Librado Rivera y los hermanos Flores Magón fundaron el Partido Liberal Mexicano (PLM) y desde San Luis Missouri dieron a conocer su programa político, mismo que más tarde influiría en los planteamientos de la Constitución de 1917. Este programa proclamaba la necesidad de una revolución armada para acabar con el orden existente. Poco a poco, los dirigentes habían pasado de concepciones liberales a concepciones radicales, influidas por las ideas anarquistas de la época. La definición del grupo dirigente por la insurrección armada separó a los arriaguistas del resto del grupo. Para estos últimos, el camino a seguir era la educación del pueblo, que permitiera su regeneración y, con ello, una acción política más decidida a largo plazo.

    El programa del PLM fue difundido por el proscrito periódico Regeneración, que tenía eficientes canales de distribución clandestina. Dicho programa, según sus dirigentes, sería el que tomaría el gobierno que sustituiría a Díaz. Ningún sector estaba excluido del programa, para bien o para mal. Profundamente anticlerical, precisaba la circunscripción de la Iglesia a los asuntos religiosos y la confiscación de sus riquezas y privilegios. A los hacendados se les permitiría conservar sus tierras productivas y sólo se confiscarían las baldías, las cuales serían repartidas entre los peones. Se planteaba la necesidad de aumentar los sueldos que permitieran un mejor nivel de vida y la adquisición de mercancías, buscando, así, ampliar el mercado interno y el fortalecimiento de la industria nacional; se proponía, también, la educación obligatoria por parte del Estado. Se hacía énfasis en la regulación de las relaciones laborales: prohibición del trabajo infantil, jornada de ocho horas, descanso dominical, mejores condiciones de salubridad, indemnización por accidentes y otras más. El asunto agrario estaba planteado con menos profundidad y hacía hincapié en las condiciones laborales de los jornaleros y peones, la abolición de las tiendas de raya, el aumento del salario, la repartición de las tierras no productivas y la creación de una banca agrícola. También incluía una reforma fiscal que favoreciera a las clases medias y tasara a las clases altas, y se pedía la restitución de las zonas libres en la franja fronteriza.

    En general, el programa del Partido Liberal confería un papel fundamental al Estado, y al pueblo el de vigilante de los actos del poder mediante el ejercicio del civismo: era necesario que el pueblo interviniera en los asuntos públicos. El programa determinaba la vía armada contra la tiranía de Porfirio Díaz. Entonces se trazó el plan de una insurrección para septiembre de 1906, pero fue descubierto; no obstante, hubo revueltas en aquel otoño. Las autoridades mexicanas y americanas encarcelaron a los principales dirigentes y colaboradores del partido. Al conocerse estos hechos, muchos de los que simpatizaban con el movimiento, como el propio Francisco I. Madero, cortó con el PLM por no estar de acuerdo con la vía armada y algunos de sus planteamientos.

    FIN

    CONCLUSIONES

    Como bien se sabe el Porfiriato fue una época en la cual muchos mexicanos y extranjeros sofrieron bajo la forma de gobierno del general Díaz, ya que no tenían la libertad de expresión o eran tratados como esclavos, pero no por eso se debe de calificar a Porfirio Díaz como un represor ya que también en su gobierno o dictadura hubo un gran cambio ya que favorecido a la modernización del país como lo fue el ferrocarril, ya que fueron las bases para lo que se conoce hoy en día.

    "… solo sé una cosa, y es que no se nada…."

    "Sócrates"

    BIBLIOGRAFÍA

    Ángel Gallo Miguel. Mexico En Su Historia 2

    edición. Quinto Sol México D.F.

    Viva Mexico A Través De Su Historia.

    INAH,. Multimedia Interactiva, Electronic Publishing S.A de C.V 1997.

    Luis González y González Álbum De México

    1ª edición. Bancomer.

    Enciclopedia Cumbre Ilustrada

    Editorial Hachette LatinoAmerica

    Edición 1998 Mexico D.F

    APÉNDICE

    Cronología

    1855 Juan Álvarez, Presidente

    1857 5 de febrero, constitución de 1857. Mexico vuelve a ser republica federal.

    Plan de tacubaya contra de la constitución de 1857.

    1858 Benito Juárez presidente constitucional.

    Féliz María Zuluaga, presidente de los conservadores.

    Se inicia la guerra de Reforma o de 3 años.

    1859 Leyes De Reforma

    Charles Darwin publica en Inglaterra "El origen de las especies".

    1860 Victoria de los liberales en Calpulapan

    1861 Benito Juárez entra triunfante a la ciudad de México.

    Suspensión del pago de la deuda externa.

    España, Inglaterra y Francia envían tropas a México.

    61-65 Guerra de Secesión de los E.U.

    1862 Convenios de la soledad: Inglaterra y España se retiran.

    Intervención Francesa en México.

    5 de mayo, batala en Puebla.

    1864 Maximiliano y Carlota, emperadores de México.

    Fundación de la Academia Nacional de Medicina.

    Joseph Lister descubre en Inglaterra la manera de desinfectar heridas.

    1866 Las tropas francesas se retiran de México.

    1867 Los republicanos toman Puebla y Querétaro.

    Fusilamiento de Maximiliano.

    Instalación del Observatorio Astronómico Nacional .

    1868 Gabino Barrera, director de la Escuela Nacional Preparatoria.

    1871 Plan de La Noria contra Juárez.

    1872 Muerte de Juárez

    Sebastián Lerdo, presidente.

    1873 Se ignagura el ferrocarril mexicano (Mexico-Veracruz).

    1876 Porfirio Díaz lanza el Plan de Tuxtepec.

    Porfirio Díaz, presidente provisional.

    El telefono, inventado en los E.U por Graham Bell.

    1877 Porfirio Díaz, presidente constitucional.

    Inauguración del Observación Meteorológico Nacional.

    El fonógrafo inventado en E.U por Thomas Alba Edison.

    1878 Los focos, inventado por Thomas Alba Edison..

    1880 Manuel González, presidente.

    Abolición de la esclavitud en México.

    1881 Ferrocarril, Mérida-Progreso.

    1884 Ferrocarril central, México-Ciudad Juárez.

    Porfirio Díaz nuevamente presidente.

    1885 Louis Pasteur desarrolla en Francia la vacuna contra la rabia.

    1888 Ferrocarril Nacional, México-Laredo.

    Reelección de Porfirio Díaz.

    1890 Censo del D.F: 362,549 habitnates.

    Se paga la deuda que hbia con E.U.

    1892 Reelección de Porfirio Díaz.

    Ferrocarril México-Oaxaca.

    1893 Tratado Mariscal-Spencer, frontera México-Belice.

    1894 Ferrocarril del Istmo: Coatzacoalcos-Salina Cruz.

    1895 La telegrafía sin hilos inventada por el Italiano Gugliemo Marconi.

    Los rayos X descubiertos en Alemania por Wilhelm Roentgen.

    1986 El cine llega a México.

    Reelección de Porfirio Díaz.

    1899 Ferrocarril: México-Cuernavaca.

    Rebelión de los yanquis.

    1900 Reelección de Porfirio Díaz.

    Inauguración del gran canal de la ciudad de México.

    1902 Proclamación de la República Cubana..

    1903 Primeros vuelos en aeroplano de motor.

    1904 Reelección de Porfirio Díaz.

    1905 Inauguración del hospitla Central de México.

    Teoría de la Relatividad.

    1906 Huelga de Cananea, Sonora.

    1907 Huelga de Río Blanco, Veracruz.

    1908 Entrevista Díaz-Creelman.

    1909 Organización del partido Antireeleccionista.

    1910 Mayo, Creación de la UNAM.

    Septiembre, Celebración del centenario de la Independencia..

    Octubre, Plan de San Luis por Francisco I. Madero.

    Noviembre, Madero inicia la Rev.

    Diciembre, Ultima reelección de Porfirio Díaz.

    1911 Mayo, batalla de ciudad Juárez.

    renuncia de Porfirio Díaz.

    Octubre, Francisco I. Madero presidente electo.

    Noviembre, Plan de Ayala, de Emiliano Zapata.

    1912 Marzo, Sublevación de Pascual Orozco, contra Madero.

    Abril, Titanic se hunde en su primer viaje.

    1913 Febrero, Decena Trágica.

    Victoriano Huerta presidente.

    Asesinato de Madero y Pino Suárez..

    Marzo, Plan de Guadalupe, de Venustiano Carranza.

    Noviembre, Francisco Villa toma ciudad Juárez.

    1914 Abril, Defensa de Veracruz contra tropas norteamericanas.

    Villa toma Torreón.

    Mayo, Triunfo de Villa en Paredón.

    Junio, Villa toma Zacatecas.

    Julio, victoriano Huerta abandona el país.

    Octubre, Convención en Aguascalientes

    Diciembre, Ejércitos de Zapata y Villa en la capital..

    1915 Julio, Álvaro Obregón derrota a Francisco villa en Celaya.

    Noviembre, Venustiano Carranza y Álvaro Obregón ocupan la capital.

    1917 Febrero, 5 Se promulga la constitución.

    Abril, Venustiano Carranza presidente constitucional.

    Realizado por:

    Elias Sanchez Calderón

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